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El actuario como parte integrante del Poder Judicial de la

Federación

1 Concepto de Actuario.

Juan Palomar de Miguel, en su Diccionario para Juristas, define al


actuario como “el funcionario auxiliar de los juzgados que notifica los
acuerdos judiciales y ejecuta diligencias tales como el embargo y el
desahucio.” [1]

Por su parte, Eduardo Pallares, en su Diccionario de Derecho Procesal


Civil, lo define como “el funcionario judicial que tiene a su cargo hacer
notificaciones, practicar embargos, efectuar lanzamientos y hacer
requerimientos, entre otros actos”. [2]

Dentro del Poder Judicial de la Federación, los actuarios son los


funcionarios judiciales investidos de fe pública, que se encargan de
comunicar a las partes en un juicio, las resoluciones que han tomado
los jueces de Distrito o magistrados de Circuito en los juicios o
procedimientos legales que se tramitan ante ellos. Asimismo, se
encargan de dar cumplimiento a las órdenes de los jueces o
magistrados que tienen que llevarse a cabo fuera de las instalaciones
de los juzgados o tribunales.

Se dice que los actuarios están investidos de fe pública, en virtud de


que los hechos y datos que asientan en las actas y razones que
levantan con motivo de las diligencias que practican, generan la
presunción juris tantum de que son veraces. En efecto, tales actas y
razones constituyen documentos públicos y lo asentado en éstas debe
estimarse cierto, salvo prueba en contrario. Al respecto, se ha
sustentado el criterio siguiente:

"NOTIFICACIONES. LEGALIDAD DE LAS. EL ACTUARIO TIENE FE


PÚBLICA POR ACTUAR COMO AUTORIDAD EN EJERCICIO DE
SUS FUNCIONES.- Este funcionario al llevar a cabo las diligencias de
notificación, tiene, por disposición de ley, la calidad de una autoridad
en ejercicio de sus funciones, razón por la que está envestido de fe
pública; de manera que si asienta que entendió una diligencia de
notificación con la persona a quien va dirigida, debe estimarse cierto
ese hecho, si no hay prueba que acredite lo contrario." [3]

Sobre el particular, conviene precisar que la fe pública de la que están


investidos los actuarios judiciales, sólo hace prueba respecto de los
hechos o datos asentados por éstos en un acta o razón, en virtud de
haberlos percibido mediante sus sentidos en determinado tiempo y
lugar. Sin embargo, si en tales actas o razones se asientan
declaraciones de verdad o manifestaciones de hechos particulares por
parte de las personas con quienes se entiende la diligencia, dicha fe
pública no acredita, ni siquiera a título de indicio, que lo declarado o
manifestado corresponda a la realidad. Así por ejemplo, si en una
razón el actuario judicial hace constar que el cuatro de enero de dos
mil quince, a las trece horas, fue atendido por una persona que dijo
llamarse Pedro López Rodríguez, quien se identificó con una
credencial expedida por el Instituto Nacional Electoral, en la que obra
una fotografía que concuerda con los rasgos fisonómicos del
interesado, y quien manifestó ser el propietario del inmueble en el que
se practicó la diligencia, lo único que esa razón demuestra, salvo
prueba en contrario, es que el actuario judicial, en la fecha y hora
mencionadas, entendió la diligencia con una persona que dijo llamarse
Pedro López Rodríguez, quien exhibió una identificación oficial y
manifestó que el inmueble donde se llevó a cabo la diligencia era de
su propiedad. Empero, dicha razón no acredita, ni siquiera
presuntivamente, que la manifestación de esa persona en el sentido
de ser el propietario del inmueble en el que se practicó la diligencia,
sea verdadera.

En relación con las consideraciones expuestas en el párrafo anterior,


resulta ilustrativo el criterio siguiente:

“TESTIGOS, DECLARACIONES DE LOS, RENDIDAS ANTE


NOTARIO. VALOR PROBATORIO.- El documento en el que consten
las declaraciones de testigos rendidas ante un notario público, sólo
hacen prueba plena en cuanto a la certeza de que determinadas
personas declararon ante ese funcionario, pero no en cuanto a la
veracidad e idoneidad de esos testimonios para justificar las
pretensiones del oferente de esa probanza, toda vez que la fe pública
que tienen los notarios no es apta para demostrar lo que está fuera de
sus funciones ni menos para invadir las reservadas a la autoridad
judicial, como evidentemente es la recepción de declaraciones, ya que
esta prueba debe prepararse en tiempo y recibirse por el juzgador con
citación de la contraria para que ésta se halle en condiciones de
repreguntar o tachar a los testigos.” [4]

Por otro lado, no sobra apuntar que los actuarios judiciales, al levantar
las actas y razones correspondientes, deben limitarse a describir lo
que perciben mediante sus sentidos, absteniéndose de hacer
inferencias a partir de sus percepciones, pues tal proceder está fuera
de sus atribuciones. Así, por ejemplo, un actuario judicial puede
asentar en un acta que en determinada fecha y hora tuvo a la vista un
polvo color blanco con características físicas similares a las de la
cocaína (pues esto lo percibe mediante el sentido de la vista), mas no
debe afirmar que el referido polvo era cocaína (inferencia a partir de lo
que percibió), pues tal conclusión está fuera de sus facultades, en
virtud de que tal cuestión sólo podría determinarse mediante un
dictamen químico emitido por un especialista en estupefacientes.

En relación con lo anterior, resultan aplicables los criterios que se citan


a continuación:

“INSPECCIÓN JUDICIAL. NO ES PRUEBA IDÓNEA PARA


DEMOSTRAR ACTOS DE CONFISCACIÓN.- Si el promovente de
amparo ofrece la prueba de inspección judicial para que se dé fe de la
confiscación de bienes que se encuentran en el establecimiento, es
obvio que ello no es susceptible de ser apreciado a través de los
sentidos, porque la confiscación entraña la privación de los bienes del
gobernado por parte del Estado, por lo que, la inspección no es prueba
idónea para demostrar actos de privación; ya que la inspección judicial
tiene por objeto que el actuario judicial dé fe de lo que perciba con los
sentidos, y no para establecer mediante la inspección que se van a
confiscar bienes.” [5]

“ACTUACIONES JUDICIALES; CARECEN DE EFICACIA


PROBATORIA, CUANDO REBASAN LOS PRINCIPIOS DE LA
LÓGICA.- De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1294 del
Código de Comercio, las actuaciones judiciales harán prueba plena,
porque los actuarios y ejecutores, están investidos de fe pública y lo
asentado por ellos, en las diligencias que practican, tendrán similar
eficacia, salvo prueba en contrario. Sin embargo, cuando de la
actuación judicial resalten situaciones que atentan contra la lógica, no
deben soslayarse, pues sería antijurídico permitir que una función
judicial, regulada por la ley, rebase ese principio y tenga alcances
inverosímiles.”[6]

[1] PALOMAR DE MIGUEL, Juan. Diccionario para Juristas, Ed.


Porrúa, México, 2000, vol. I, pág. 39.

[2] PALLARES, Eduardo. Diccionario de Derecho Procesal Civil, Ed.


Porrúa, México, 1994, 21ª edición, pág. 70.

[3] Jurisprudencia IV.2º. J/4, sustentada por el Segundo Tribunal


Colegiado del Cuarto Circuito, visible en el Tomo I, Mayo 1995, pág.
265, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 205152.
[4] Jurisprudencia número VI.2º.J/42, sustentada por el Segundo
Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, visible en el Tomo III, pág. 836,
Marzo 1996, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 203157.

[5] Tesis II.2º.P.A.31 A, sostenida por el Segundo Tribunal Colegiado


en Materias Penal y Administrativa del Cuarto Circuito, visible en el
Tomo III, pág. 855, Junio 1996, Novena Época del Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 202113.

[6] Tesis núm. II.1º. C.T. 40 C, sostenida por el Primer Tribunal


Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito, visible
en el Tomo III, pág. 582, Mayo 1996, Novena Época del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 202346.

2 El actuario como categoría dentro de la carrera judicial del Poder


Judicial de la Federación y requisitos para ocupar el cargo.

La carrera judicial es la serie de grados, del menor al mayor, por los


que van ascendiendo los funcionarios judiciales.

Guillermo Cabanellas considera que por carrera judicial debe


entenderse un régimen en el que el ingreso y progresión a la
judicatura (y a la magistratura, agregamos nosotros) están sometidos a
una disciplina de méritos y antigüedad, y a un conjunto de normas que
regulan la actuación personal del funcionario. [7]

En el ordenamiento legal mexicano, el ingreso y la promoción de los


servidores públicos de carácter judicial federal, se rige por el sistema
de carrera judicial. En efecto, dicho sistema está previsto en el séptimo
párrafo, del artículo 100 constitucional y en el artículo 105 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación. De ambos preceptos se
desprende que la carrera judicial se regirá por los principios de
excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad, independencia
y antigüedad.

De acuerdo con el artículo 110 de la citada ley orgánica, la carrera


judicial está conformada por diversas categorías de funcionarios
judiciales, siendo la del actuario la que se cita en último lugar. Esto se
debe a que se trata de la categoría con la que se inicia la carrera
judicial. El citado precepto establece:

“Artículo 110. La Carrera Judicial está integrada por las siguientes


categorías: I. Magistrados de circuito; II. Juez de distrito; III. Secretario
General de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia o de la Sala
Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; IV.
Subsecretario General de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia o
de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación; V. Secretario de Estudio y Cuenta de Ministro o
Secretarios de Estudio y Cuenta e Instructores de la Sala Superior del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; VI. Secretario
de Acuerdos de Sala; VII. Subsecretario de Acuerdos de Sala; VIII.
Secretario de Tribunal de Circuito o Secretario de Estudio y Cuenta de
las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación; IX. Secretario de Juzgado de Distrito; y X. Actuario del
Poder Judicial de la Federación”.

Para ocupar el cargo de actuario judicial, lógicamente es necesario


que el aspirante reúna determinados requisitos, mismos que de
conformidad con el segundo párrafo de los artículos 107 y 109 de la
mencionada ley orgánica son:

1.- Ser ciudadano mexicano;

2.- Estar en pleno ejercicio de sus derechos;

3.- Tener título de licenciado en Derecho, expedido legalmente;

4.- Gozar de buena reputación; y,

5.- No haber sido condenado por la comisión de un delito intencional


con sanción privativa de la libertad mayor de un año.

Además de los anteriores requisitos, para acceder al cargo de actuario


judicial, debe aprobarse un examen de aptitud que es elaborado y
aplicado por el Instituto de la Judicatura Federal, en los términos
precisados en la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y
en los Acuerdos Generales que el Consejo de la Judicatura Federal
expide con fundamento en el artículo 100, párrafo octavo de la
Constitución General.

[7] CABANELLAS DE LA TORRE, Guillermo. Diccionario


Enciclopédico de Derecho Usual. Ed. Heliasta, Argentina, 1981, 27ª
edición, vol. II, pág. 67.

Medios de comunicación procesal y otros conceptos jurídicos


relevantes para el ejercicio del cargo de actuario.
1 Notificación

Es el acto mediante el cual, de acuerdo con las formalidades legales


preestablecidas, se hace saber una resolución judicial o administrativa
a la persona a la que se reconoce como interesado en su
conocimiento o se le requiere para que cumpla un acto procesal. [8]

[8] FLORES GARCÍA, Fernando. Diccionario Jurídico Mexicano,


Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Ed. Porrúa, México,
1998, 11ª edición, vol. I-O, pág. 2103

2 Emplazamiento

Es el llamado judicial que se hace para que dentro del plazo señalado,
la parte demandada comparezca a juicio para ejercitar en él sus
defensas, excepciones o reconvenciones.

3 Citación
Es el acto de poner en conocimiento de alguna persona un mandato
del juez o tribunal, para que concurra a la práctica de una diligencia
judicial, precisando día y hora para su desahogo.
4 Requerimiento

Actuación judicial por la que se intima a una persona para que haga o
deje de hacer algo.

En relación con los anteriores conceptos, resulta ilustrativa la tesis


siguiente:

"EMPLAZAMIENTO, NOTIFICACIÓN, CITACIÓN Y


REQUERIMIENTO. CONSTITUYEN MEDIOS DE COMUNICACIÓN
PROCESAL QUE TIENEN SIGNIFICADO DISTINTO.- Entre los
medios de comunicación que los jueces y los tribunales utilizan en el
proceso para hacer saber a las partes las resoluciones que dictan, se
encuentran el emplazamiento, la notificación, la citación y el
requerimiento, los cuales poseen significado diverso, a saber: el
emplazamiento es el llamado judicial que se hace para que dentro del
plazo señalado la parte demandada comparezca a juicio; la
notificación es el acto por el cual se hace saber a alguna persona, con
efectos jurídicos, una resolución judicial o cualquier otra cuestión
ordenada por el juzgador; la citación es el acto de poner en
conocimiento de alguna persona un mandato del juez o tribunal para
que concurra a la práctica de alguna diligencia procesal; y el
requerimiento es el acto de intimar a una persona en virtud de una
resolución judicial, para que haga o se abstenga de hacer la conducta
ordenada por el juzgador." [9]

[9] Tesis 1ª. LIII/2003, sustentada por la Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, visible en el Tomo XVIII, pág. 123,
Noviembre 2003, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 182843.

5 Cédula e instructivo
Documentos mediante los cuales el actuario judicial notifica a las
partes interesadas, en el domicilio de éstas, una resolución judicial.
Tales documentos siempre son entregados a personas distintas de las
partes, pues el supuesto para que proceda una notificación por estos
medios, se actualiza cuando los interesados no son encontrados en el
referido domicilio. En la práctica, algunos códigos emplean el vocablo
cédula y otros el de instructivo. Así por ejemplo, el Código Federal de
Procedimientos Penales emplea el término cédula, en tanto que el
Código Federal de Procedimientos Civiles utiliza la voz instructivo.

6 Citatorio

Es el documento que el actuario entrega a los parientes, empleados o


domésticos del interesado, o a cualquier otra persona que viva o
labore en el domicilio que aquél haya señalado para oír notificaciones,
en virtud de no haber encontrado al propio interesado en el momento
de constituirse en dicho domicilio y mediante el cual se cita a este
último en hora fija para que espere en el mencionado inmueble a fin de
que le sea notificada una resolución judicial.

7 Rotulón

Instrumento para notificar que consiste en un documento que debe


contener el número de expediente, nombre y apellidos de las partes,
denominación y sello oficial del órgano jurisdiccional que lo emite y
síntesis de la resolución que se notifica. Dicho medio de comunicación
debe fijarse en el órgano jurisdiccional correspondiente, en un lugar
visible y de fácil acceso al público en general.

8 Lista

Documento que se fija en los órganos jurisdiccionales, en un lugar


visible y de fácil acceso al público en general, en el que se hace una
relación de diversos asuntos en los que se dictó la resolución que se
ordena notificar por este medio. Los datos que debe contener son el
número de juicio, incidente o recurso en el que se emitió la resolución
respectiva, fecha en que se publica, denominación del órgano
jurisdiccional correspondiente y nombre y firma del actuario
responsable de su publicación.

La lista se diferencia del rotulón, en virtud de que este último se


emplea para notificar la resolución emitida en un solo asunto, en tanto
que la lista es utilizada para notificar diversas resoluciones dictadas en
asuntos diferentes.

9 Estrados

Lugar de un juzgado o tribunal donde, para conocimiento general, se


colocan los avisos, edictos, listas o notificaciones.
10 Edictos

“...son medios de comunicación procesal (citatio edictalis) ordenados


por el juez o tribunal, que deben realizarse mediante publicaciones,
para hacer saber a las partes o a terceros, resoluciones que afectan o
pueden afectar a sus intereses en un proceso determinado. Esta clase
de actos de comunicación, que puede comprender emplazamientos,
notificaciones, citaciones, requerimientos, etc., se realiza en los casos
taxativamente señalados por la ley cuando no es posible llevarlos al
cabo mediante notificaciones personales a los destinatarios y sus
efectos se equiparan a los de estas últimas.” [10]

A la citada definición debe agregarse que las publicaciones de dicho


medio de comunicación procesal, generalmente se hacen en el Diario
Oficial de la Federación y en uno de los periódicos de mayor
circulación nacional.

[10] MEDINA LIMA, Ignacio, Diccionario Jurídico Mexicano, vol. D-H,


pág. 1222.

11 Requisitoria

“El oficio que un juez dirige a otro, mandándole (cuando es de inferior


categoría el requerido) o exhortándolo (si es de igual categoría), para
que ejecute alguna resolución del tribunal que requiere.” [11] En el
primer caso se habla de despacho y en el segundo de exhorto.

2.11.1 Despacho.
El oficio que un juez o tribunal libra a otro de inferior categoría a la
suya, requiriéndolo para que practique alguna notificación, embargo, o
en general cualquier especie de diligencia judicial que deba tener lugar
dentro de la jurisdicción del juez requerido.

2.11.2. Exhorto.

El oficio que un juez o tribunal libra a otro de igual categoría a la suya,


mediante el cual le pide que practique alguna notificación, embargo, o
en general cualquier especie de diligencia judicial que deba tener lugar
dentro de la jurisdicción del juez exhortado.

[11] PALLARES, Eduardo. Op. cit., pág. 712.


12 Acta

“Es un instrumento o pieza escrita, en la cual el redactor de la misma


refiere circunstanciadamente un hecho o acto jurídico, relatando la
forma de su acontecimiento, el estado de las cosas o las
manifestaciones de voluntad de las personas que participaron en él.”
[12]

[12] J. COUTURE, Eduardo. Vocabulario Jurídico, Ed. Depalma,


Buenos Aires, 1997, Primera Edición, Quinta Reimpresión, pág. 70.

13 Inspección Judicial

Diligencia procesal practicada por un funcionario judicial, con la


finalidad de obtener el conocimiento directo y sensible de alguna cosa
o persona, a través de su examen y observación, esto es, a través de
los sentidos. Tal cosa o persona debe tener relación con el asunto de
que se trate. En el proceso penal –que aún está en vigor- dicha
diligencia procesal debe desahogarse en presencia del titular del
órgano jurisdiccional, pues de lo contrario carece de valor probatorio.

Ahora bien, con la entrada en vigor del Código Nacional de


Procedimientos Penales sólo será prueba aquella que se desahogue
en presencia del Juez (se distingue entre dato de prueba, medio de
prueba y prueba). En ese sentido, ya no existirán funcionarios que den
fe pública ni en la etapa de investigación ni en el proceso penal.

14 Objeto, Instrumento o Producto del delito

Por objeto del delito debe entenderse la cosa sobre la cual recae
directamente la acción criminal, es decir, es la materia misma de la
conducta descrita en la norma penal. Así, por ejemplo, son objetos del
delito las armas de fuego, tratándose del ilícito de portación de arma
de fuego sin licencia, previsto y sancionado en la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos.

Son instrumentos del delito los elementos materiales de los que el


autor de un ilícito se vale intencionalmente para prepararlo,
completarlo, consumarlo y encubrirlo. Verbigracia, el documento
apócrifo que es utilizado para cometer el delito de fraude.

Producto del delito es aquel que se origina directamente por la


comisión del delito, es decir, es el efecto proveniente del ilícito.
Ejemplo de lo anterior, es el dinero que se obtiene en el caso de un
delito contra la salud en la modalidad de comercialización.

15 Embargo o Secuestro

Institución procesal de naturaleza preventiva o ejecutiva, que consiste


en la traba o retención de bienes del demandado por mandamiento
judicial o de autoridad competente, para garantizar (preventivo) o
llevar a término (ejecutivo) los efectos de la sentencia definitiva.
16 Depositario Judicial

“La persona que recibe por orden judicial y mediante procedimientos


judiciales, una cosa para su guarda y conservación, y también a una
persona para su debida custodia.- El depositario judicial desempeña
una función pública que consiste en conservar y cuidar de la cosa
dada en depósito, a fin de proteger los derechos del propietario del
bien depositado, y del acreedor embargante. La aceptación del
depósito da lugar a un contrato de derecho público, porque las
obligaciones y responsabilidades que contrae el depositario no sólo
afectan a intereses privados, sino a la función que a aquél
desempeña.” [13]
[13] PALLARES, Eduardo. Op. cit., pág. 235.

17 Intervención

“Medida cautelar consistente en la designación por el Juez, en los


casos autorizados por la ley, de una persona a quien se asigna el
cometido de vigilar o administrar un patrimonio, con el objeto de
proteger el derecho eventual que en el mismo pueda tener un litigante
que justifica ser condómino, socio o acreedor.” [14]
[14] J. COUTURE, Eduardo. Ob. Cit., pág. 346.
18 Aseguramiento

Consiste en la orden de un juez o tribunal para que determinados


bienes litigiosos u objetos, instrumentos y productos del delito se
resguarden, con la finalidad de impedir algún daño o fraude sobre los
mismos y preservar así la efectividad del fallo que eventualmente se
emita. Por ejemplo, en materia penal, tales medidas de aseguramiento
se adoptan para impedir el deterioro, alteración o desaparición de un
vehículo considerado instrumento del delito contra la salud en la
modalidad de transportación.

Como se observa, la diferencia entre aseguramiento y embargo radica


en la clase de bienes sobre los que recaen y en su finalidad. En
efecto, el embargo recae sobre bienes propiedad de la demandada y
no sobre bienes litigiosos u objetos del delito como acontece en el
aseguramiento. Asimismo, la finalidad del embargo es garantizar el
pago de la suma por la que eventualmente se llegue a condenar al
demandado o para hacer efectiva la condena. En cambio, lo que se
persigue con el aseguramiento no es garantizar la efectividad de un
adeudo, sino evitar un daño o fraude en el objeto asegurado (materia
del litigio) para que en la sentencia definitiva se determine su destino
final, el cual dependerá del procedimiento de que se trate. Por
ejemplo, podría determinarse su decomiso o destrucción (tratándose
de un juicio penal), o su partición (tratándose de bienes de la sociedad
conyugal en caso de divorcio), entre otros.

19 Representación

Facultad que tiene una persona de actuar, obligar y decidir en nombre


y por cuenta de otra. La representación se clasifica en directa o
indirecta. La primera de ellas consiste en la actuación de una persona
en nombre y por cuenta de otra, produciendo una relación directa e
inmediata entre representado y tercero. Un ejemplo de esta
representación es el poder que una persona le entrega a otra,
facultándola para llevar a cabo determinados actos.

Por otra parte, la representación es indirecta, cuando una persona


actúa en nombre propio pero por cuenta de un tercero, adquiriendo
para sí los derechos y obligaciones del representado frente al tercero.
Un ejemplo de esta representación es el gestor de negocios. [15]
[15] PÉREZ FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, Bernardo. Representación,
Poder y Mandato, Prestación de Servicios Profesionales y su Ética.
Ed. Porrúa, México, 2001, 11ª edición, pág. 13 y sig.
20 Litisconsorcio

Es una modalidad en el proceso que consiste en la pluralidad de


actores o demandados. Así, hay litisconsorcio cuando varias personas
ejercitan una acción en contra de un solo demandado (en este caso se
habla de litisconsorcio activo); cuando una persona demanda a varias
(en este caso se habla de litisconsorcio pasivo), y cuando dos o más
personas demandan a dos o más sujetos.

El litisconsorcio puede ser voluntario o necesario. Es voluntario si se


lleva a cabo en uso de la facultad que otorga la ley para promoverlo.
Es necesario, cuando el proceso no puede iniciarse válidamente sino
en la forma de litisconsorcio porque las cuestiones jurídicas que en él
se ventilan afectan a más de dos personas. Como ejemplo de este
último, puede citarse el caso en que se demanda la nulidad de un
contrato de sociedad, pues en tal supuesto la acción se debe ejercer
en contra de todos los socios que suscribieron el correspondiente
contrato. [16]

[16] PALLARES, Eduardo. Op. cit., pág. 546.

21 Fe Pública

Autoridad legítima atribuida a notarios, escribanos, agentes de cambio


y bolsa, cónsules y secretarios de juzgados, tribunales y otros
institutos oficiales para que los documentos que autorizan en debida
forma sean considerados como auténticos y lo contenido en ellos sea
tenido por verdadero mientras no se haga prueba en contrario. [17]

[17] PALOMAR DE MIGUEL, Juan. Op. cit., pág. 681.

Notificaciones en el Juicio de Amparo

3.1. Aspectos generales.

Las notificaciones en los juicios de amparo están reguladas en el


Título Primero (Reglas Generales), Capítulo IV (Notificaciones) de la
Ley de Amparo, que comprende de los artículos 24 al 32 de dicho
ordenamiento legal. Del análisis de tales preceptos se advierte que en
la actualidad las disposiciones resultan comunes a los juicios de
amparo directo e indirecto. A continuación se procede al análisis de los
aspectos más relevantes.

3.1.1. Plazo para notificar las resoluciones judiciales.


El artículo 24, párrafo primero, de la Ley de Amparo, estatuye:
“Artículo 24. Las resoluciones que se dicten en los juicios de amparo
deben notificarse a más tardar dentro del tercer día hábil siguiente,
salvo en materia penal, dentro o fuera de procedimiento, en que se
notificarán inmediatamente en que sean pronunciadas. La razón que
corresponda se asentará inmediatamente después de dicha
resolución”.
De la disposición transcrita se desprende que en términos generales
las resoluciones que se dictan en los juicios de amparo deben
notificarse a más tardar dentro del tercer día hábil siguiente al en que
sean pronunciadas, con una salvedad, la materia penal, en donde
deben notificarse inmediatamente.
Se establece, de igual forma, la obligación de asentar de manera
inmediata después de la resolución, la razón que corresponda.
3.1.2. Personas a quienes deben notificarse las resoluciones.

3.1.2.1. Partes en el juicio.

Las resoluciones que se dictan en los juicios de amparo deben


notificarse al quejoso o quejosos; al tercero o tercero interesados; a la
autoridad o autoridades responsables y al Ministerio Público de la
Federación. Todos ellos, conforme al artículo 5 de la Ley de Amparo,
tienen el carácter de parte y, en consecuencia, son los directamente
afectados por las determinaciones judiciales que se dicten en los
citados juicios. El artículo 26 de la Ley de Amparo establece en forma
destacada cómo deben notificarse las resoluciones que se dictan en
los juicios de garantías, en atención a su propia naturaleza, a la parte
de que se trata y a las circunstancias específicas que ahí se
mencionan. Dicho precepto, dispone:
“Artículo 26. Las notificaciones en los juicios de amparo se harán: I. En
forma personal: a) Al quejoso privado de su libertad, en el local del
órgano jurisdiccional que conozca del juicio, o en el de su reclusión o a
su defensor, representante legal o persona designada para oír
notificaciones; b) La primera notificación al tercero interesado y al
particular señalado como autoridad responsable; c) Los requerimientos
y prevenciones; d) El acuerdo por el que se le requiera para que
exprese si ratifica su escrito de desistimiento; e) Las sentencias
dictadas fuera de la audiencia constitucional; f) El sobreseimiento
dictado fuera de la audiencia constitucional; g) Las resoluciones que
decidan sobre la suspensión definitiva cuando sean dictadas fuera de
la audiencia incidental; h) La aclaración de sentencias ejecutorias; i)
La aclaración de las resoluciones que modifiquen o revoquen la
suspensión definitiva; j) Las resoluciones que desechen la demanda o
la tengan por no interpuesta, y k) Las resoluciones que a juicio del
órgano jurisdiccional lo ameriten; l) Las resoluciones interlocutorias
que se dicten en los incidentes de reposición de autos; II. Por oficio: a)
A la autoridad responsable, salvo que se trate de la primera
notificación a un particular señalado como tal, en cuyo caso se
observará lo establecido en el inciso b) de la fracción I del presente
artículo; b) A la autoridad que tenga el carácter de tercero interesado;
y c) Al Ministerio Público de la Federación en el caso de amparo
contra normas generales. III. Por lista, en los casos no previstos en las
fracciones anteriores; y IV. Por vía electrónica, a las partes que
expresamente así lo soliciten, y que previamente hayan obtenido la
Firma Electrónica”.

Ahora bien, la Ley de Amparo prevé otros supuestos en los que es


procedente notificar las resoluciones judiciales a personas y
autoridades que designan las propias partes, así como a personas
ajenas al juicio.
Tales personas o autoridades son las siguientes: a) autorizados,
apoderados y, en su caso, representantes y defensores de los
quejosos y terceros interesados que no tengan el carácter de
autoridad; b) representantes de las autoridades quejosas y tercero
interesadas; c) representantes del titular del Poder Ejecutivo Federal;
y, d) personas extrañas al juicio.

A continuación se expondrán los casos en que procede notificar a


dichas personas y autoridades.

3.1.2.2. Autorizados, apoderados y representantes de los quejosos y


terceros interesados que no tengan el carácter de autoridad.

3.1.2.2.1. Personas físicas.

Los dos últimos párrafos del artículo 24 de la Ley de Amparo,


estatuyen:

“El quejoso y el tercero interesado podrán autorizar a cualquier


persona con capacidad legal exclusivamente para oír notificaciones
aún las de carácter personal e imponerse de los autos, quien no
gozará de las demás facultades previstas en el artículo 12 de esta Ley.
- Cuando el quejoso y el tercero interesado cuenten con Firma
Electrónica y pretendan que los autorizados en términos del párrafo
anterior, utilicen o hagan uso de ésta en su representación, deberán
comunicarlo al órgano jurisdiccional correspondiente, señalando las
limitaciones o revocación de facultades en el uso de la misma”.

De la disposición legal transcrita se desprende que tanto los quejosos


como los terceros interesados pueden designar autorizados. Éstos
pueden gozar de facultades procesales amplias o restringidas, según
la forma en que se les autorice. En el primer caso, los autorizados
están facultados para oír notificaciones, imponerse de autos,
interponer los recursos que procedan, ofrecer y rendir pruebas, alegar
en las audiencias, solicitar la suspensión o diferimiento y, en general,
realizar cualquier acto que resulte necesario para la defensa de los
derechos del autorizante (artículo 12 de la Ley de Amparo). En el
segundo, solamente podrán oír notificaciones e imponerse de autos
(artículo 24, párrafo segundo de la Ley de Amparo).

Un aspecto importante que debe tenerse en cuenta, deriva del uso de


la Firma Electrónica, la cual si en principio corresponde al quejoso o al
tercero interesado y éstos pretenden que los autorizados la utilicen o
hagan uso de ella en su representación, deben hacerlo saber al
órgano jurisdiccional que corresponda, especificando las limitaciones
y, cuando así lo decidan, la revocación de facultades.

Cabe precisar que, de conformidad con el artículo 12, párrafo segundo


de la Ley de Amparo, en las materias civil, mercantil, laboral –
tratándose del patrón- y administrativa, los citados autorizados con
facultades procesales amplias, deberán encontrarse legalmente
autorizados para ejercer la profesión de abogado (lo que deberá
acreditarse ante la autoridad que conozca del juicio, en el momento en
que se otorgue dicha autorización). En las demás materias y en los
casos en los que el autorizado únicamente cuente con facultades
procesales restringidas, sólo deberá tener capacidad legal.

Sentado lo anterior, una vez que el titular del juzgado de Distrito o


tribunal de Circuito que conozca del juicio de amparo, dicte el acuerdo
en el que tenga por autorizada (en términos amplios o restringidos) a
la persona designada por el quejoso o tercero interesado, las
resoluciones que deban hacerse del conocimiento de éstos, se
notificarán a la persona autorizada. En este supuesto, ya no es
necesario entender la notificación de que se trate con el quejoso o
tercero interesado, pues basta que la diligencia se practique
directamente con el autorizado. No obstante lo anterior, aun en el caso
de que ya se haya dictado el proveído en el que se tenga por
autorizada a la persona designada por el quejoso o tercero interesado,
si la autoridad que conoce del juicio de amparo estima conveniente
que la resolución correspondiente se notifique directamente a uno u
otro o ambos, el actuario deberá entender la notificación
personalmente con el quejoso o tercero interesado o con los dos,
según sea el caso.

Es importante apuntar aquí que los autorizados son personas a


quienes los quejosos y terceros interesados les delegan determinadas
facultades procesales, mas no constituyen apoderados ni
representantes de éstos. [1] Luego, dichos autorizados, en ningún
caso pueden suscribir la demanda de amparo ni el escrito por el que el
tercero interesado comparece al juicio, pues aquéllos siempre
intervendrán en los juicios de amparo una vez que han sido
designados por tales partes y la autoridad que conozca del juicio
acuerde de conformidad tal designación.

No obstante, lo que sí está permitido, es que el quejoso y el tercero


interesado puedan comparecer al juicio de amparo por propio derecho,
por medio de su defensor (únicamente si el acto reclamado emana de
una causa criminal), por conducto de un apoderado o por medio de su
representante. En los últimos tres supuestos, además, la demanda de
garantías (o el escrito por el que comparece al juicio el tercero
interesado), sí puede ser suscrita por sus respectivos apoderados,
representantes o defensores. Este aserto se corrobora con el
contenido de los artículos 6 y 10 de la Ley de Amparo que establecen:

“Artículo 6o. El juicio de amparo puede promoverse por la persona


física o moral a quien afecte la norma general o el acto reclamado en
términos de la fracción I del artículo 5o. de esta Ley. El quejoso podrá
hacerlo por sí, por su representante legal o por su apoderado, o por
cualquier persona en los casos previstos en esta Ley. - Cuando el acto
reclamado derive de un procedimiento penal, podrá promoverlo,
además, por conducto de su defensor o de cualquier persona en los
casos en que esta Ley lo permita”.

“Artículo 10. La representación del quejoso y del tercero interesado se


acreditará en juicio en los términos previstos en esta Ley. - En los
casos no previstos, la personalidad en el juicio se justificará en la
misma forma que determine la ley que rija la materia de la que emane
el acto reclamado y cuando ésta no lo prevenga, se estará a lo
dispuesto por el Código Federal de Procedimientos Civiles. - Cuando
se trate del Ministerio Público o cualquier otra autoridad, se aplicarán
las reglas del artículo anterior”.

En los casos en que el quejoso o tercero interesado tengan


apoderado, representante o defensor, las notificaciones de las
resoluciones que deban hacerse de su conocimiento se entenderán
directamente con éstos. No sobra precisar que los quejosos y terceros
interesados pueden designar autorizados y apoderados durante el
trámite del juicio de garantías, pues la Ley de Amparo no los obliga a
que hagan tal designación en alguna etapa procesal determinada.
Asimismo, pueden revocar la designación de autorizados o
mandatarios cuando así lo decidan. Lo anterior obliga a los actuarios
judiciales a hacer revisiones periódicas de los autos, pues de lo
contrario pueden incurrir en un error, al entender una notificación
personal con una persona que, por no tener ya el carácter de
autorizado, no puede válidamente oír las notificaciones personales que
deban hacerse al quejoso o tercero interesado.

[1] Sobre el particular, el Ministro Genáro David Góngora Pimentel


estima que “la Ley de amparo no establece aquí (en el artículo 27) un
mandato, ni una representación legal, sino que concede al autorizado
todas las facultades necesarias pensando que el autorizante elige por
circunstancias especiales a una persona.” GÓNGORA PIMENTEL,
Genaro David. Introducción al estudio del juicio de amparo. Editorial
Porrúa, México 1992, 4ª edición, pág.162.
3.1.2.2.2. Personas morales.

El artículo 6 de la Ley de Amparo, estatuye:

“Artículo 6o. El juicio de amparo puede promoverse por la persona


física o moral a quien afecte la norma general o el acto reclamado en
términos de la fracción I del artículo 5o. de esta Ley. El quejoso podrá
hacerlo por sí, por su representante legal o por su apoderado, o por
cualquier persona en los casos previstos en esta Ley. - Cuando el acto
reclamado derive de un procedimiento penal, podrá promoverlo,
además, por conducto de su defensor o de cualquier persona en los
casos en que esta Ley lo permita”.

Del artículo transcrito se advierte que cuando el quejoso o el tercero


interesado sea una persona moral privada, las resoluciones que se
dicten en los juicios de amparo se notificarán a sus legítimos
representantes, salvo el caso que éstos hubieren autorizado a persona
para oír notificaciones en los términos del artículo 12 de la Ley de
Amparo, supuesto en el que las notificaciones se entenderán con
estos últimos.

3.1.2.3. Representantes de las personas morales oficiales quejosas y


tercero interesadas.

El artículo 7 de la Ley de Amparo, en su primer párrafo, señala:

“Artículo 7º. La Federación, los estados, el Distrito Federal, los


municipios o cualquier persona moral pública podrán solicitar amparo
por conducto de los servidores públicos o representantes que señalen
las disposiciones aplicables, cuando la norma general, un acto u
omisión los afecten en su patrimonio respecto de relaciones jurídicas
en las que se encuentren en un plano de igualdad con los
particulares.”
Como se ve, las personas morales oficiales pueden tener el carácter
de quejosas, únicamente cuando la norma, el acto u omisión los
afecten en su patrimonio respecto de relaciones jurídicas en las que se
encuentren en un plano de igualdad con los particulares. En este caso,
dichas personas morales se asimilan a los particulares, pues no
actúan con ius imperii dentro del juicio de garantías. Asimismo, cuando
la ley se refiere a una afectación patrimonial, debe entenderse con
relación a “aquellos bienes propios que les pertenecen en dominio,
respecto de los cuales tienen un derecho real semejante al que
pueden tener los particulares sobre los suyos. Por consiguiente, no
serán intereses patrimoniales para los efectos del artículo 9 de la Ley
de Amparo [hoy 7], aquellos que las personas morales de derecho
público (Nación, Estado, Municipio, etc), puedan tener sobre bienes
respecto de los cuales no se comporten como un verdadero
propietario…”.[2]

Ahora bien, dichos órganos de gobierno deberán acudir al juicio de


amparo por conducto de servidores públicos o representantes que
señalen las disposiciones aplicables, esto es, la representación de las
personas morales oficiales quejosas debe derivar del ordenamiento
legal o del reglamento que las rija. En estos casos, las notificaciones
se entenderán con el representante de la persona moral oficial
quejosa. Cabe precisar que a las personas morales oficiales quejosas
sí procede notificarles personalmente las resoluciones que conforme a
las disposiciones de la Ley de Amparo así deban notificarse.

Por otro lado, del citado artículo 6, relacionado con el diverso 10 de la


Ley de Amparo, se desprende que las autoridades en su carácter de
tercero interesadas podrán ser representadas en el juicio en los
mismos términos en que son representadas las personas morales
oficiales que tienen el carácter de quejosas. Lo anterior se considera
así, puesto que el último de los citados preceptos legales establece
que tanto los agraviados como los terceros interesados pueden
designar representantes en los juicios de amparo. Dicho precepto, al
referirse a los terceros interesados, no distingue entre personas físicas
o morales privadas u oficiales. Luego, si se parte del aforismo latino
ubi lex non distínguit, nec nos distínguere debemus (donde la ley no
distingue, tampoco debemos distinguir nosotros), se llega a la
conclusión de que las autoridades tercero interesadas pueden ser
representadas en los juicios de amparo por los funcionarios a los que
la ley o el reglamento correspondiente les confiera la facultad de
representación. En este sentido, las resoluciones judiciales que deban
hacerse del conocimiento de dicha autoridad se notificarán a su
representante. Desde luego que esto último acontecerá una vez que
aquélla lo haya designado, pues la primera notificación debe
practicarse a la propia autoridad tercero interesada.

3.1.2.4. De las autoridades responsables.

El primer párrafo del artículo 9 de la Ley de Amparo, estatuye:

“Artículo 9º. Las autoridades responsables podrán ser representadas o


sustituidas para todos los trámites en el juicio de amparo en los
términos de las disposiciones legales y reglamentarias aplicables. En
todo caso podrán por medio de oficio acreditar delegados que
concurran a las audiencias para el efecto de que en ellas rindan
pruebas, aleguen, hagan promociones e interpongan recursos.”

Del citado precepto se desprende que las autoridades responsables


pueden ser legalmente representadas en los juicios de amparo. La
sustitución y la designación de delegados se analizan en apartados
posteriores.

3.1.2.4.1. Del representante del titular del Poder Ejecutivo Federal.

Los artículos 9, párrafos segundo, tercero y cuarto, y 25 de la Ley de


Amparo, señalan:
“Artículo 9. […] - El Presidente de la República será representado en
los términos que se señalen en el acuerdo general que expida y se
publique en el Diario Oficial de la Federación. Dicha representación
podrá recaer en el propio Consejero Jurídico, en el Procurador
General de la República o en los secretarios de estado a quienes en
cada caso corresponda el asunto, en términos de las leyes orgánicas y
reglamentos aplicables. Los reglamentos interiores correspondientes
señalarán las unidades administrativas en las que recaerá la citada
representación. En el citado acuerdo general se señalará el
mecanismo necesario para determinar la representación en los casos
no previstos por los mismos. - Los órganos legislativos federales, de
los Estados y del Distrito Federal, así como los gobernadores y jefe de
gobierno de éstos, procuradores General de la República y de las
entidades federativas, titulares de las dependencias de la
administración pública federal, estatales o municipales, podrán ser
sustituidos por los servidores públicos a quienes las leyes y los
reglamentos que las rigen otorguen esa atribución, o bien por
conducto de los titulares de sus respectivas oficinas de asuntos
jurídicos. - Cuando el responsable sea una o varias personas
particulares, en los términos establecidos en la presente Ley, podrán
comparecer por sí mismos, por conducto de un representante legal o
por conducto de un apoderado”.

“Artículo 25. Las notificaciones al titular del Poder Ejecutivo Federal se


entenderán con el titular de la Secretaría de Estado, de la Consejería
Jurídica del Ejecutivo Federal o de la Procuraduría General de la
República, que deba representarlo en el juicio de amparo, de acuerdo
con lo dispuesto en el acuerdo general al que hace referencia el
artículo 9o de esta Ley. - Las notificaciones a las entidades a que se
hace referencia en el párrafo anterior deberán ser hechas por medio
de oficio impreso dirigido al domicilio oficial que corresponda o en
forma digital a través del uso de la Firma Electrónica.”
Como se observa, la representación del Presidente de la República
está sujeta a los términos que señale el acuerdo general que se
expida y publique en el Diario Oficial de la Federación, pero se
establece que podrá recaer en el Consejero Jurídico, en el Procurador
General de la República o en los Secretarios de Estado a quienes en
cada caso corresponda el asunto. De igual forma se señala que serán
los reglamentos internos en donde se determine en qué unidades
administrativas recaerá dicha representación.

Una mención especial es la relativa a los órganos legislativos


federales, de los Estados y del Distrito Federal, así como los
gobernadores y jefe de gobierno de éstos, procuradores General de la
República y de las entidades federativas, titulares de las dependencias
de la administración pública federal, estatales o municipales, cuya
representación también debe verificarse en las leyes y los reglamentos
que las rigen, aunque se señala que puede recaer en los titulares de
sus respectivas oficinas de asuntos jurídicos.

No debemos olvidar que en la actualidad los particulares también


pueden tener el carácter de autoridades responsables, y para el caso
de que sean una o varias personas particulares, se dispone que
podrán comparecer por sí, por conducto de su representante legal, o
bien, por su apoderado.

Sentado lo anterior, debemos tener presente que, en términos del


artículo 25 de la Ley de Amparo, las notificaciones al Presidente de la
República se entenderán con el titular de la Secretaría de Estado, de
la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal o de la Procuraduría
General de la República, que deba representarlo en el juicio, pero en
los términos del acuerdo general que debe expedirse y publicarse en
el Diario Oficial de la Federación.
Finalmente, cuando exista designación expresa por parte del
Presidente de la República sobre qué autoridad lo representará en el
juicio, las notificaciones subsecuentes se entenderán con ella.

3.1.2.4.2. Autoridades responsables suplentes.

Del citado artículo 9 de la Ley de Amparo, también se desprende que


las autoridades responsables pueden ser sustituidas para todos los
trámites en el juicio de amparo por los funcionarios a quienes otorguen
esa atribución los reglamentos internos de cada dependencia. Tales
reglamentos serán expedidos por el Presidente de la República. Al
respecto, resultan aplicables los artículos 14 y 18 de la Ley Orgánica
de la Administración Pública Federal, que señalan:

“Artículo 14.- Al frente de cada Secretaría habrá un Secretario de


Estado, quien para el despacho de los asuntos de su competencia, se
auxiliará por los Subsecretarios, Oficial Mayor, Directores,
Subdirectores, Jefes y Subjefes de Departamento, oficina, sección y
mesa, y por los demás funcionarios que establezca el reglamento
interior respectivo y otras disposiciones legales. - En los juicios de
amparo, el Presidente de la República podrá ser representado por el
titular de la dependencia a que corresponde el asunto, según la
distribución de competencias. Los recursos administrativos promovidos
contra actos de los Secretarios de Estado serán resueltos dentro del
ámbito de su Secretaría en los términos de los ordenamientos legales
aplicables”.

“Artículo 18.- En el reglamento interior de cada una de las Secretarías


de Estado que será expedido por el Presidente de la República, se
determinarán las atribuciones de sus unidades administrativas, así
como la forma en que los titulares podrán ser suplidos en sus
ausencias”.
Como se ve, la suplencia a que alude el artículo 9 de la Ley de
Amparo, se actualiza en los casos de ausencia del titular de la
dependencia correspondiente, pues en este supuesto pueden ser
suplidos por el funcionario al que el reglamento interior de la
dependencia le confiera la facultad de representación. En este sentido
se estima aún vigente el criterio que la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación estableció respecto de lo que debe
entenderse por “ausencia”. Dicha sala sostuvo:

“AUSENCIA DE AUTORIDADES RESPONSABLES. NO SE


DESVIRTÚA AUNQUE SE ACREDITE QUE EL SECRETARIO DEL
RAMO SUPLIDO HAYA FIRMADO UN ACUERDO PUBLICADO EN
EL DIARIO OFICIAL EL MISMO DÍA EN QUE SE DIO LA
SUPLENCIA.- En términos de los artículos 19 de la Ley de Amparo, 18
de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y 105 del
Reglamento Interior de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se
observa que tratándose de juicios de amparo en los que el titular de la
secretaría antes mencionada deba intervenir en representación del
presidente, puede ser suplido en sus ausencias por los funcionarios y
en el orden establecido en el reglamento citado, en la inteligencia de
que basta la afirmación del subordinado autorizado para ejercer esa
facultad, en el sentido de que el titular estaba ausente para tener por
cierta esa circunstancia, salvo prueba en contrario. Lo anterior
obedece a que esta Segunda Sala ha sustentado criterio
jurisprudencial en el sentido de que el concepto de "ausencia", para
efectos de la sustitución, se aplica tanto en los casos en que el titular
se encuentra fuera de su sede jurídica, como en aquellos en que, por
cualquier motivo, no asista a su oficina, dado que el resultado práctico
es el mismo, o sea, que de no poder ser sustituido el ausente, no se
podrían atender determinados asuntos cuya resolución resulta
indispensable para la buena marcha de la propia dependencia, por lo
que no existe base lógica ni jurídica para distinguir, en cuanto a sus
resultados prácticos y tratamiento legal, las situaciones de ausencia
del titular de su despacho o de la sede jurídica. Así, no es suficiente,
para desvirtuar la legalidad de la suplencia del procurador Fiscal, el
que se demuestre que en el Diario Oficial aparezca publicado un
acuerdo del secretario de Estado suplido, pues solo acredita, en su
caso, que en la fecha de la sustitución aquél se encontraba en la
ciudad sede de su despacho, mas no es suficiente para desvirtuar la
afirmación de que al momento en que se firmó el escrito de revisión,
dicho secretario se encontraba ausente de sus oficinas y que esa
circunstancia motivara la intervención del procurador Fiscal de la
Federación. Por las razones apuntadas, esta Segunda Sala no
comparte el criterio sostenido por la entonces Sala Auxiliar de este
Alto Tribunal en la tesis de la Séptima Época, del Semanario Judicial
de la Federación, Volúmenes 163-168, Séptima Parte, página 26, de
rubro: "AUTORIDADES RESPONSABLES, AUSENCIA DE LAS." [3]

De acuerdo a lo anterior, la autoridad suplente podrá actuar en los


juicios de amparo únicamente en los casos en los que el titular de la
dependencia no asista a su oficina y, en consecuencia, no pueda
ponerle la debida atención al juicio de garantías.

[3] Tesis número 2a. XXXIX/98, visible en la pág. 240, del Tomo VII,
Abril de 1998, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 196546.

3.1.2.5. Personas extrañas al juicio.

Hay juicios de amparo en los que intervienen las denominadas


personas extrañas al juicio. Se trata de personas que, sin ser parte,
comparecen al juicio o son llamadas a él, en virtud de que se
considera que pueden afectarse sus intereses jurídicos con motivo de
las resoluciones que se llegaren a dictar en el propio juicio. A dichas
personas se les deben notificar los proveídos o resoluciones que la
autoridad que conozca del juicio de amparo estime necesario hacer de
su conocimiento. Al respecto, el artículo 26 de la Ley de Amparo, en el
inciso K), establece una regla genérica que permite al órgano
jurisdiccional que conoce del amparo, notificar de manera personal
aquellas resoluciones que así lo ameriten.

3.1.3. Tipos de notificación.


Los tipos de notificación en los juicios de amparo son los siguientes:

a) Notificación personal: Es aquella diligencia que el actuario o


secretario judicial practica directamente con el interesado o con su
autorizado, apoderado o, en su caso, representante legal o defensor
(en materia penal), en el domicilio señalado para recibir notificaciones,
a fin de hacer de su conocimiento una resolución judicial. Tal tipo de
notificación también puede practicarse en el local del órgano
jurisdiccional, cuando la parte interesada acude a éste y se hace
sabedora de la resolución respectiva.

b) Notificación por lista: Es la que se lleva a cabo mediante un


documento que se fija en los órganos jurisdiccionales, en un lugar
visible y de fácil acceso al público en general, en el que se hace una
relación de los diversos asuntos en los que se dictaron las
resoluciones que se ordenaron notificar por este medio (véase punto
2.8).

c) Notificación por oficio: Como su nombre lo indica, es aquella que


se practica por medio de un oficio en el que se transcribe la resolución
que debe hacerse del conocimiento de las autoridades, ya sea en su
carácter de responsables o tercero interesadas. Cuando el domicilio
de la oficina de dichas autoridades esté en el lugar del juicio, el oficio
se entregará personalmente por el actuario judicial o por el empleado
a quien se encomiende la diligencia. En caso contrario, esto es,
cuando la oficina de dichas autoridades se encuentre fuera del lugar
del órgano jurisdiccional ante el que se tramite el juicio, el oficio
correspondiente se remitirá por correo, en pieza certificada con acuse
de recibo.
d) Notificación por vía electrónica: Se trata de una novedad de la
Ley de Amparo, implica la utilización de una Firma Electrónica que, en
términos del quinto párrafo del artículo 3 de la citada ley, constituye el
medio de ingreso al sistema electrónico del Poder Judicial de la
Federación y produce los mismos efectos de la firma autógrafa. Se
maneja como opción para enviar y recibir promociones, documentos,
comunicaciones y notificaciones oficiales, así como consultar
acuerdos, resoluciones y sentencias relacionadas con los asuntos
competencia de los órganos jurisdiccionales.

Comunicación oficial que tiene lugar, generalmente, en casos urgentes


o cuando fuere necesario para la mejor eficacia de la notificación, a fin
de informar la resolución respectiva a las autoridades responsables.

e) Notificación por exhorto: Aquella mediante la cual se comunica


una resolución judicial a alguna de las partes (con excepción de las
autoridades) que tenga su domicilio fuera del lugar donde se tramita el
juicio de amparo. En el exhorto respectivo debe precisarse la
resolución que se va a notificar, así como el nombre y domicilio del
interesado. Además, deben adjuntarse todas las constancias que sean
necesarias para que pueda practicarse la notificación correspondiente
(ver punto 2.11.2).

f) Notificación por edictos: Es la que se practica mediante


publicaciones en el Diario Oficial de la Federación y en uno de los
periódicos de mayor circulación nacional. En materia de amparo debe
observarse lo dispuesto en el artículo 315 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a los juicios de
garantías (véase punto 2.10).

En los temas subsecuentes se expondrán los supuestos de


procedencia de cada uno de los tipos de notificación que se practican
en el juicio de amparo, las reglas a las que los actuarios judiciales
deben ajustarse al practicarlas y la forma en que deben proceder ante
las diversas situaciones que se presentan.

3.1.3.1. Notificaciones personales.

3.1.3.1.1. De su procedencia.

De conformidad con el artículo 26, fracción I, de la Ley de Amparo las


notificaciones se harán en forma personal en los casos siguientes:

a) Al quejoso privado de su libertad, en el local del órgano


jurisdiccional que conozca del juicio, o en el de su reclusión o a su
defensor, representante legal o persona designada para oír
notificaciones;
b) La primera notificación al tercero interesado y al particular señalado
como autoridad responsable;
c) Los requerimientos y prevenciones;
d) El acuerdo por el que se le requiera para que exprese si ratifica su
escrito de desistimiento;

e) Las sentencias dictadas fuera de la audiencia constitucional;


f) El sobreseimiento dictado fuera de la audiencia constitucional;
g) Las resoluciones que decidan sobre la suspensión definitiva cuando
sean dictadas fuera de la audiencia incidental;
h) La aclaración de sentencias ejecutorias;
i) La aclaración de las resoluciones que modifiquen o revoquen la
suspensión definitiva;
j) Las resoluciones que desechen la demanda o la tengan por no
interpuesta;
k) Las resoluciones que a juicio del órgano jurisdiccional lo ameriten; y
l) Las resoluciones interlocutorias que se dicten en los incidentes de
reposición de autos;
Como se puede apreciar, la necesidad de que en los casos anteriores
las notificaciones se realicen de manera personal, radica en la
importancia de las resoluciones que se notifican y en la necesidad de
preservar el derecho de defensa de las partes que intervienen en el
juicio.

A continuación se comentan algunos de los supuestos referidos.


En relación con el supuesto precisado en el inciso a), debe
tenerse en cuenta que si el peticionario de amparo está recluido en un
centro penitenciario ubicado dentro de la jurisdicción del órgano
judicial en el que esté radicado el juicio, el actuario practicará la
notificación personal en dicho centro de reclusión. Por otro lado, debe
destacarse que si el peticionario de garantías está privado de su
libertad en un reclusorio que esté fuera del lugar del juicio, la
notificación se llevará a cabo mediante exhorto o despacho, según
corresponda. Ello, con el objeto de que sea el actuario del órgano
jurisdiccional exhortado o requerido el que practique la notificación
personal, con las formalidades previstas en la Ley de Amparo.

En este orden de ideas, siempre que se trate de quejosos


privados de su libertad que no hayan autorizado a una persona para
oír notificaciones y que no tuvieren apoderado, representante legal ni
defensor, cualquier resolución que se dicte en el juicio de amparo
indirecto, se les deberá notificar personalmente.

Por otro lado, en el inciso b) se estableció que la primera notificación


al tercero interesado (que no sea autoridad) y al particular señalado
como responsable, se practicarán personalmente. Esta forma de
proceder se justifica en virtud de que el hecho de que el actuario
judicial practique la primera notificación en forma personal, garantiza
que tales personas conozcan, con toda certeza, que ante determinado
órgano jurisdiccional federal está radicado un juicio de amparo en el
que son parte y en el que, en consecuencia, pueden comparecer a
efecto de defender sus intereses.
En el caso del inciso c), las resoluciones que contengan un
requerimiento o prevención deben notificarse personalmente a la parte
a la que vaya dirigido. Tal forma de proceder se explica pues la
notificación personal genera la certeza de que el interesado con quien
se entendió la diligencia, tiene conocimiento directo del requerimiento
o prevención que se le formuló, lo que evita que quede en estado de
indefensión al no dar cumplimiento a un requerimiento o prevención
que, por no habérsele notificado en forma personal, no conoció
oportunamente.

Cabe precisar que la obligación de notificar personalmente los


proveídos en los que se formule un requerimiento o prevención, está
sujeta a la condición de que el interesado al que aquéllos vayan
dirigidos hubiere señalado domicilio para oír y recibir notificaciones. Se
afirma lo anterior, pues en el caso de que se desconozca el domicilio
de la persona a la que se le formula el requerimiento o la prevención,
se le notificará por lista la resolución que la contenga.

En la hipótesis apuntada en el inciso d), se afirmó que el acuerdo en el


que se previene al interesado para que comparezca al órgano
jurisdiccional a efecto de ratificar su escrito de desistimiento, debe
notificarse personalmente. Lo anterior se justifica si se considera que,
dada la trascendencia que tiene el desistimiento, la autoridad que
conozca del juicio de amparo debe tener la certeza de que realmente
es voluntad del interesado desistirse ya sea de la demanda o de un
recurso. Por tanto, para tener la plena seguridad de que el escrito fue
suscrito por el interesado y que no obedece a una causa ajena a su
voluntad, lo que procede es notificarle personalmente el auto en el que
se le requiere a efecto de que comparezca al órgano jurisdiccional a
ratificarlo.

Cabe precisar que si se desconoce el domicilio en el que pueda


notificarse al interesado el proveído mencionado en último término, lo
procedente es que el titular del órgano jurisdiccional reserve el
acuerdo del ocurso en el que el interesado se desistió, hasta que el
propio interesado comparezca al juzgado o presente un escrito en el
que señale domicilio para oír notificaciones.

En el inciso k), se estableció que las autoridades que conozcan de los


juicios de amparo, tienen la facultad de ordenar que una resolución,
aun cuando no actualice alguno de los supuestos en los que por
disposición de la ley deben notificarse personalmente, se notifique en
esta forma. En efecto, cuando la autoridad que conozca de un juicio de
amparo estime conveniente que una resolución se notifique
personalmente a una o algunas de las partes en el juicio, podrá
válidamente ordenarlo.

Es muy importante precisar que la facultad contenida en el artículo 26,


fracción I, inciso k) de la Ley de Amparo (consistente en que cuando
se estime conveniente notificar una resolución personalmente, así
podrá ordenarse), está conferida única y exclusivamente a la autoridad
que conoce del juicio de amparo. En este sentido, es el juez o
magistrado el que debe determinar si una resolución debe notificarse
personalmente a alguna de las partes en el juicio o a alguna persona
extraña al mismo. Siendo así, es indudable que el actuario judicial, en
ningún caso podrá, motu proprio, determinar que una resolución que
no se ubique en alguno de los supuestos en los que por mandato legal
deba notificarse personalmente, se notifique en forma personal.

Ahora bien, además de los supuestos antes explicados, los actuarios


judiciales deben estar atentos a la jurisprudencia y a los Acuerdos
Generales que expidan la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el
Consejo de la Judicatura Federal en el ámbito de su competencia.
Esto es así, pues puede suceder que una resolución no se ubique en
ninguno de los supuestos en los que conforme a la Ley de Amparo
debe notificarse personalmente y, no obstante ello, en términos de la
jurisprudencia o algún Acuerdo General del Consejo, deba notificarse
de esta forma.
3.1.3.1.2. Procedimiento para practicar las notificaciones personales.

Para la práctica de las notificaciones personales en los juicios de


garantías, el actuario judicial debe ajustarse a las reglas contenidas en
el artículo 27 de la Ley de Amparo. Este precepto señala:

“Artículo 27. Las notificaciones personales se harán de acuerdo con


las siguientes reglas: - I. Cuando obre en autos el domicilio de la
persona, o se encuentre señalado uno para recibir notificaciones
ubicado en el lugar en que resida el órgano jurisdiccional que conozca
del juicio: - a) El actuario buscará a la persona que deba ser notificada,
se cerciorará de su identidad, le hará saber el órgano jurisdiccional
que ordena la notificación y el número de expediente y le entregará
copia autorizada de la resolución que se notifica y, en su caso, de los
documentos a que se refiera dicha resolución. Si la persona se niega a
recibir o a firmar la notificación, la negativa se asentará en autos y
aquélla se tendrá por hecha; - b) Si no se encuentra a la persona que
deba ser notificada, el actuario se cerciorará de que es el domicilio y le
dejará citatorio para que, dentro de los dos días hábiles siguientes,
acuda al órgano jurisdiccional a notificarse, especificándose el mismo
y el número del expediente. El citatorio se dejará con la persona que
se encuentre en el domicilio; si la persona por notificar no acude a la
cita, la notificación se hará por lista; y por lista en una página
electrónica; y - c) Si el actuario encuentra el domicilio cerrado y
ninguna persona acude a su llamado, se cerciorará de que es el
domicilio correcto, lo hará constar y fijará aviso en la puerta a fin de
que, dentro de los dos días hábiles siguientes, acuda al órgano
jurisdiccional a notificarse. Si no se presenta se notificará por lista y
por lista en una página electrónica pudiendo, el referido órgano, tomar
las medidas necesarias para lograr la notificación personal si lo estima
pertinente. - En todos los casos a que se refieren los incisos
anteriores, el actuario asentará razón circunstanciada en el
expediente; - II. Cuando el domicilio señalado de la persona a notificar
no se encuentre en el mismo lugar en que resida el órgano
jurisdiccional, la primera notificación se hará por exhorto o despacho
en términos del Código Federal de Procedimientos Civiles, los que
podrán ser enviados y recibidos haciendo uso de la Firma Electrónica.
En el exhorto o despacho se requerirá que se señale domicilio en el
lugar del juicio, con apercibimiento que de no hacerlo, las siguientes
notificaciones, aún las personales, se practicarán por lista, sin perjuicio
de que pueda hacer la solicitud a que se refiere la fracción IV del
artículo 26 de esta Ley. - Cuando el domicilio se encuentre fuera de la
circunscripción territorial del órgano jurisdiccional que conoce del
juicio, pero en zona conurbada, podrá comisionar al notificador para
que la realice en los términos de la fracción I de este artículo; - III.
Cuando no conste en autos domicilio para oír notificaciones, o el
señalado resulte inexacto: - a) Las notificaciones personales al
quejoso se efectuarán por lista. - b) Tratándose de la primera
notificación al tercero interesado y al particular señalado como
autoridad responsable, el órgano jurisdiccional dictará las medidas que
estime pertinentes con el propósito de que se investigue su domicilio y
podrá requerir a la autoridad responsable para que proporcione el que
ante ella se hubiera señalado. Siempre que el acto reclamado emane
de un procedimiento judicial la notificación se hará en el último
domicilio señalado para oír notificaciones en el juicio de origen. - Si a
pesar de lo anterior no pudiere efectuarse la notificación, se hará por
edictos a costa del quejoso en términos del Código Federal de
Procedimientos Civiles. En caso de que el quejoso no acredite haber
entregado para su publicación los edictos dentro del plazo de veinte
días siguientes al en que se pongan a su disposición, se sobreseerá el
amparo. - c) Cuando se trate de personas de escasos recursos a juicio
del órgano jurisdiccional, se ordenará la publicación correspondiente
en el Diario Oficial de la Federación sin costo para el quejoso. -
Cuando deba notificarse al interesado la providencia que mande
ratificar el escrito de desistimiento de la demanda o de cualquier
recurso, si no consta en autos el domicilio para oír notificaciones, ni se
expresan estos datos en el escrito, continuará el juicio”.
Como se ve, la disposición transcrita establece las reglas a las que
deben ajustarse los actuarios judiciales al practicar las notificaciones
personales a los quejosos (personas físicas y morales privadas u
oficiales) y terceros interesados (estos últimos que no sean autoridad),
así como al particular señalado como autoridad responsable que
hayan referido domicilio para oír notificaciones en el lugar de
residencia del juzgado o tribunal en el que esté radicado el juicio de
amparo.

En la práctica, al hacer las notificaciones personales se pueden


presentar una diversidad de situaciones que los actuarios judiciales
deben conocer, pues cada una de ellas requiere de una actuación
específica por parte de éstos. Las situaciones que pueden presentarse
son, entre otras, las siguientes a) que el interesado se encuentre en su
domicilio en la primera búsqueda; b) que el interesado no se encuentre
en la primera búsqueda, pero el actuario sea atendido por alguna otra
persona que se encuentre en el domicilio c) que el funcionario judicial
de que se trata se constituya por primera vez en el domicilio del
interesado y nadie atienda su llamado; d) que habiendo encontrado en
la primera búsqueda al interesado se niegue a firmar y recibir la
documentación que le exhibe el actuario.

A continuación se expondrá la forma en que debe proceder el actuario


judicial ante cada una de tales situaciones.

3.1.3.1.2.1. De las notificaciones personales cuando el interesado es


encontrado en su domicilio en la primera búsqueda.

Para practicar una notificación personal al quejoso (persona física o


moral privada u oficial), tercero interesado o particular señalado como
autoridad responsable, el actuario judicial debe constituirse en el
domicilio que aquéllos hayan señalado para recibir notificaciones. En
tales condiciones, lo primero que debe hacer un actuario judicial, al
practicar una notificación personal, es una minuciosa revisión de las
constancias de autos, a efecto de determinar cuál es el domicilio en el
que debe constituirse. Esto es así, pues el quejoso, tercero interesado
o particular señalado como autoridad responsable pueden válidamente
modificar el domicilio en el que consideren conveniente que se les
hagan las notificaciones personales. Atento lo anterior, el actuario
judicial deberá identificar el último proveído que se haya dictado en el
juicio en el que se haya tenido al interesado señalando un nuevo
domicilio. Es importante precisar que por lo general, los datos para
ubicar el domicilio no se asientan en el proveído correspondiente
(pues en éste únicamente se tiene al interesado señalando un nuevo
domicilio). De aquí, que el actuario judicial deba leer la promoción del
interesado, a efecto de obtener tales datos.

Una vez que el actuario judicial se ha cerciorado de tener los datos


que le permitan ubicar el domicilio del interesado, deberá constituirse
en aquél a efecto de practicar la notificación personal. En el supuesto
que se expone, se parte de la hipótesis de que el actuario judicial
encuentra al interesado en la primera búsqueda. En este orden de
ideas, una vez que la persona buscada atiende el llamado del referido
funcionario judicial, éste deberá identificarse e informar al interesado el
motivo de la diligencia, cerciorarse de la identidad del interesado, y
entregar copia autorizada de la resolución que se le notifica.

Ahora bien, el último párrafo de la fracción I del artículo 27 de la Ley


de Amparo estatuye:

“Artículo 27. Las notificaciones personales se harán de acuerdo con


las siguientes reglas: … En todos los casos a que se refieren los
incisos anteriores, el actuario asentará razón circunstanciada en el
expediente…”.

Como se ve, la prueba de que una notificación fue practicada


solamente puede ser la razón asentada en autos o, en su caso, el
acuse de recibo correspondiente. Por tanto, el actuario que practique
una notificación personal debe levantar la razón respectiva y agregarla
a los autos del juicio de amparo correspondiente. Tal razón debe
contener, como requisitos mínimos, los siguientes (ver anexo 3):

1.- El número de juicio de amparo o recurso. En el primer caso, deberá


precisarse si la resolución se pronunció en el cuaderno principal o en
el incidental.

2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio


del interesado.

3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está


adscrito dicho funcionario judicial.

4.- La forma en que dicho funcionario se cercioró de que el domicilio


en el que se constituyó efectivamente corresponde al que el
interesado señaló para oír notificaciones.

5.- Nombre y apellidos del interesado así como el documento con el


que se identifica.

6.- Fecha de la resolución que se notificó y la circunstancia de que se


entregó al interesado copia íntegra y autorizada de ésta.

7.- En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la


práctica de la diligencia.

8.- Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no


supiere o no quisiere firmar, se hará constar tal circunstancia.

En relación con el requerimiento consistente en la firma del actuario


judicial, es muy importante tener en cuenta que aquélla se compone
del nombre y apellido de la persona, seguido de su rúbrica. [4] Luego,
para que una razón levantada por un actuario judicial haga prueba,
éste debe poner su nombre y apellido, así como su rúbrica.

Ahora bien, ¿qué sucede si el domicilio que el quejoso, tercero


interesado o el particular señalado como responsable señalaron para
oír notificaciones se encuentra fuera del lugar de la residencia del
juzgado o tribunal que conoce del juicio de amparo? La respuesta es
simple: El titular del juzgado o tribunal en el que esté radicado el juicio
librará un exhorto o despacho, según proceda, a efecto de que sea el
actuario adscrito al órgano jurisdiccional exhortado o requerido el que
practique la notificación personal correspondiente. El actuario judicial
adscrito al órgano jurisdiccional exhortado o requerido, deberá
proceder en los términos antes expuestos, con excepción de la
revisión minuciosa de las constancias de autos para cerciorarse del
domicilio en el que debe constituirse, pues éste se especifica en el
exhorto o despacho correspondiente. Cabe precisar que el encargado
de elaborar el exhorto correspondiente es el secretario y no el
actuario, pues es aquél quien autoriza dicha comunicación oficial y
certifica las constancias que son necesarias para que el actuario del
órgano exhortado practique la diligencia que se le encomienda.

[4] Juan Palomar de Miguel, en su Diccionario para Juristas, da la


siguiente definición de firma: “es el nombre y apellido, o título, de una
persona, que ésta pone con rúbrica al pie de un documento, y por la
que le da autenticidad o se obliga a lo que en él se dice”. El mismo
autor define rúbrica como “el rasgo o conjunto de rasgos que cada
cual pone después de su firma.” Op. cit. págs. 693 y 1402.

3.1.3.1.2.2. De las notificaciones personales cuando el interesado no


es encontrado en su domicilio en la primera búsqueda, pero el actuario
judicial es atendido por una persona que se encuentra en dicho
domicilio.
Puede suceder que el actuario judicial al que se le haya encomendado
la práctica de la notificación personal, al constituirse por vez primera
en el domicilio del interesado, no encuentre a éste pero sí a algún
pariente, trabajador o doméstico de aquél, o a cualquier persona que
viva o labore en el referido domicilio. En este supuesto, el mencionado
funcionario judicial podrá entender la diligencia con cualquiera de
ellos.

Así, una vez que alguna de dichas personas atiende el llamado del
actuario judicial, éste procederá en los siguientes términos: a) deberá
identificarse e informar a la persona que lo atienda el motivo de la
diligencia; b) solicitará la presencia del interesado, su autorizado,
apoderado o, en su caso, representante legal (en el supuesto que se
expone éstos no se encuentran en el domicilio); c) identificará a la
persona con la que entienda la diligencia; y, d) le hará entrega de un
citatorio dirigido al interesado para que dentro de los dos días hábiles
siguientes, acuda al órgano jurisdiccional que conoce del amparo a
notificarse, especificándose el mismo y el número del expediente.

Según se dijo, en términos del artículo 27 de la Ley de Amparo,


la prueba de que una diligencia fue practicada sólo puede ser la razón
asentada en autos. Por tanto, el actuario judicial, además de entregar
el citatorio a la persona con quien entendió dicha diligencia, deberá
levantar una razón de la misma.

El citatorio de referencia debe contener los siguientes datos (ver anexo


4):
1.- La mención de que se trata de un citatorio.

2.- Nombre y apellidos del interesado y su domicilio.

3.- Órgano jurisdiccional que conoce del amparo.


4.- Fecha de la resolución que se pretende notificar y el número de
juicio o recurso en el que se haya dictado. Si es juicio, se precisará si
la resolución se pronunció en el cuaderno principal o en el incidental y,
además, se asentará la autoridad responsable contra la que se haya
promovido.
5.- Mención de que tendrá que acudir al órgano jurisdiccional a
notificarse dentro de los dos días hábiles siguientes.
6.- Nombre y, en su caso, firma de la persona que recibe el citatorio.
7.- El apercibimiento consistente en que si el interesado no acude al
órgano jurisdiccional, la notificación se hará por lista y por lista en la
página electrónica, en términos del artículo 27, fracción I, inciso b) de
la Ley de Amparo.
8.- Una síntesis de la resolución que pretende notificarse.
9.- Nombre y cargo del funcionario que entrega el citatorio.
10.- Lugar y fecha en que se practicó la diligencia.
11.- Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razón que el actuario judicial levante con motivo de la
diligencia en la que haya entregado un citatorio, debe contener, por lo
menos, los siguientes datos (ver anexo 5):
1.- La mención de que se trata de una razón de citatorio.
2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre y cargo del funcionario judicial.
4.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó y el nombre y
apellidos del interesado.
5.- Fecha de la resolución que se pretende notificar y el número de
juicio o recurso en el que se haya dictado. Si es juicio, se precisará si
la resolución se pronunció en el cuaderno principal o en el incidental.
6.- Nombre y apellidos de la persona con quien entendió la diligencia,
la forma en que la identificó y el hecho de que el actuario judicial le
informó el motivo de aquélla.
7.- Lo expuesto por la persona con quien se entendió la diligencia, en
el sentido de que sí es el domicilio del interesado pero que en ese
momento no se encuentra.
8.- La mención de que le entrega un citatorio para que el interesado
acuda al órgano jurisdiccional a notificarse dentro de los dos días
hábiles siguientes.
9.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia
recibió de conformidad el citatorio y su firma. Si no quisiere o no
supiere firmar se asentará tal circunstancia.
10.- Firma del funcionario judicial.
Es muy importante apuntar aquí que si es la primera vez que el
actuario judicial se constituye en el inmueble que el interesado señaló
para oír notificaciones, previamente a entregar el citatorio, debe
cerciorarse de que el inmueble en el que se constituyó corresponde al
que el interesado señaló. En efecto, el actuario judicial, en la razón
que levante con motivo de la diligencia, deberá asentar la forma en
que llegó a la convicción de que el inmueble en el que se constituyó es
el correcto, esto es, deberá dejar constancia de todos los datos que
generen tal convicción, pues su sola expresión en el sentido de que
dicho domicilio correspondía al de la persona buscada resulta
insuficiente.
3.1.3.1.2.3. De las notificaciones personales en las que el actuario
judicial se constituye por primera vez en el domicilio del interesado y
nadie atiende su llamado.
En los temas anteriores se ha expuesto la forma en que deben
practicarse las notificaciones personales en los casos en que el
actuario judicial, en la primera búsqueda, es atendido por el propio
interesado (o su autorizado, apoderado o representante) o por alguna
persona que se encuentre en el domicilio. Sin embargo, ¿qué sucede
si en la primera búsqueda que efectúa el actuario, nadie atiende su
llamado?, ¿cómo debe proceder dicho funcionario ante tal
circunstancia?
En este supuesto, el actuario, una vez cerciorado de que el domicilio
es el correcto, debe asentar la razón correspondiente y fijar aviso en la
puerta, informando al interesado que debe comparecer al órgano
jurisdiccional a notificarse dentro de los dos días hábiles siguientes,
apercibido que si no lo hace, se le notificará por lista y por lista en la
página electrónica.
Ahora bien, la razón aludida deberá contener los siguientes datos:
1.- El número de juicio de amparo o recurso. En el primer caso, deberá
precisarse si la resolución se pronunció en el cuaderno principal o en
el incidental.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio
del interesado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está
adscrito dicho funcionario judicial.

4.- La forma en que dicho funcionario se cercioró de que el domicilio


en el que se constituyó efectivamente corresponde al que el
interesado señaló para oír notificaciones.
5.- La circunstancia de que cerciorado de haberse constituido en el
domicilio señalado en autos, nadie atendió su llamado.
6.- Fecha de la resolución que se pretendió notificar.
7.- Firma del funcionario judicial.
Lo relativo a la forma en que deben proceder los actuarios judiciales
en los supuestos en los que en la primera búsqueda no encuentren a
nadie en el domicilio que el interesado señaló para recibir
notificaciones, también es aplicable para los casos en que la
notificación la practique el actuario judicial de un órgano jurisdiccional
exhortado o requerido, en los casos en que el domicilio señalado por
el interesado no esté en el lugar del juzgado o tribunal en el que se
tramite el juicio.
3.1.3.1.2.4. De las notificaciones personales en las que habiendo
encontrado al interesado, se niega a recibir y a firmar cualquier
documentación que le presente el actuario judicial.
En la práctica, los actuarios judiciales suelen enfrentarse a una
situación distinta de las precisadas con anterioridad. En efecto, hay
ocasiones en que dichos funcionarios se constituyen en el domicilio
del quejoso, tercero interesado o particular señalado como autoridad
responsable, con la finalidad de notificarles personalmente una
resolución, y resulta que aun cuando el domicilio es el correcto (pues
se encuentra al interesado o a alguna persona que así lo confirma), el
interesado se niega a firmar y recibir documentos.

En este supuesto lo que procede es que el actuario judicial levante la


razón en la que haga constar la situación correspondiente y, ante
dicha negativa, se tenga por hecha la notificación, tal como lo dispone
la última parte del inciso a), fracción I, del artículo 27 de la Ley de
Amparo.
3.1.3.2. Notificaciones por oficio.
3.1.3.2.1. De su procedencia.

El artículo 26, fracción II, de la Ley de Amparo, estatuye:

“Artículo 26. Las notificaciones en los juicios de amparo se harán: - II.


Por oficio: -a) A la autoridad responsable, salvo que se trate de la
primera notificación a un particular señalado como tal, en cuyo caso se
observará lo establecido en el inciso b) de la fracción I del presente
artículo; - b) A la autoridad que tenga el carácter de tercero interesado;
y - c) Al Ministerio Público de la Federación en el caso de amparo
contra normas generales”.

De la disposición transcrita se desprende que la notificación por oficio


procede respecto de las autoridades que tengan el carácter de
responsables y tercero interesadas (ver anexos 1 y 2), incluso del
Ministerio Público Federal, en el caso de amparo contra normas
generales.
3.1.3.2.2. Procedimiento para practicar las notificaciones por oficio.
El artículo 28 de la Ley de Amparo establece, esencialmente, dos
procedimientos para practicar las notificaciones por oficio, según se
trate de autoridades que tengan su domicilio en el lugar del juicio o
fuera de éste. A continuación se expondrá la forma en que deben
proceder los actuarios judiciales en cada una de las referidas
hipótesis.
3.1.3.2.2.1. De las notificaciones por oficio a las autoridades que
tienen su domicilio en el lugar de la residencia del órgano jurisdiccional
que conoce del juicio de amparo.
En los casos en los que la autoridad tenga su domicilio en el lugar
donde se tramita el juicio, el oficio respectivo será entregado por el
actuario judicial o por el empleado a quien se encomiende la diligencia
de notificación, en la oficina principal de la autoridad de que se trate,
debiendo recabar el recibo correspondiente ya sea en el libro talonario
o en cualquier otro medio. En la práctica, una de las formas en que se
recaba el recibo mencionado consiste en que el funcionario judicial de
que se trata, lleva por duplicado el oficio que debe notificarse o el
original y una copia simple del mismo, a fin de que uno de éstos se
entregue a la autoridad responsable (en el caso de que lleve el original
y copia simple del oficio, deberá entregar el original), en tanto que el
otro le sirva para recabar el acuse de recibo correspondiente. Por
tanto, es en este último en el que el encargado de la oficina de
correspondencia estampa el sello de la autoridad que lo recibe, en el
que generalmente consta la fecha y hora, así como la denominación
de aquélla. Este duplicado o copia simple debe agregarse a los autos
del juicio de amparo respectivo.
Ya se vio que conforme al artículo 28, fracción I de la Ley de Amparo,
las autoridades responsables están obligadas a recibir los oficios que
se les dirijan. No obstante, si la autoridad responsable a la que se le
pretende notificar se niega a recibir el oficio, el actuario judicial deberá,
en un primer momento, hacer del conocimiento del encargado de la
oficina, que no obstante esa circunstancia, se tendrá por hecha la
notificación y, si pese a ello subsiste la negativa, entonces deberá
levantar una razón en la que asentará la fecha y hora en que practicó
la diligencia, el nombre y cargo del funcionario o empleado con quien
la haya entendido, su media filiación y la circunstancia de que se negó
a recibir el oficio. La razón de que se trata deberá agregarse a los
autos del juicio de amparo en el que se haya pronunciado la resolución
que se pretendió notificar a la autoridad.
Cabe precisar que del artículo 28, fracción I, de la Ley de Amparo se
advierte que puede ser “un empleado” del órgano jurisdiccional el que
entregue el oficio. En estos casos, si la autoridad responsable se niega
a recibir el oficio, dicho empleado no deberá levantar razón alguna,
pues al no estar investido de fe pública, aquélla carecerá de valor
probatorio. Por tanto, lo que procede es que el empleado le exponga al
actuario judicial lo sucedido, a efecto de que éste intente entregar
nuevamente el oficio de notificación. Si la autoridad vuelve a negarse,
el actuario judicial levantará la razón correspondiente, en los términos
precisados.
3.1.3.1.2.2.2. De las notificaciones por oficio a las autoridades que
tienen su domicilio fuera del lugar de la residencia del órgano
jurisdiccional que conoce del juicio de amparo.
Si la auoridad (en su carácter de responsable o tercero interesada)
tiene su domicilio fuera del lugar donde está ubicado el órgano
jurisdiccional en el que se tramita el juicio, el oficio de notificación
deberá enviarse por correo, en pieza certificada con acuse de recibo,
el cual se agregará a los autos. El sobre que contenga el oficio de
notificación correspondiente, deberá depositarse en la Administración
de Correos respectiva.

En la práctica, suele elaborarse por duplicado un documento en el que


se hace una relación de los sobres que contienen los oficios de
notificación y la autoridad a la que cada uno de dichos sobres está
dirigido. Al final del documento se asienta el número total de sobres
que se depositarán en la Administración de Correos. Uno de los
mencionados documentos se entrega al funcionario de la
Administración de Correos junto con los sobres correspondientes. Este
funcionario, después de revisar que el número total de sobres que
recibe corresponde al que se asentó en el mencionado documento,
firma y sella de recibido el duplicado del documento de que se trata,
mismo que le sirve al actuario para control interno, pues le permite
tener conocimiento de la fecha en que depositó en la Administración
de Correos los sobres con los oficios de notificación correspondientes.
Ahora bien, ¿qué sucede si la autoridad a la que se le remitió por
correo el oficio respectivo, se negara a recibirlo? La respuesta es que
la notificación se tendrá por hecha a partir de la referida negativa. En
efecto, cuando una autoridad responsable se niegue a recibir un oficio
que le fue enviado por correo, aquél es devuelto al remitente con un
sello que estampa la Administración de Correos y que, además de la
fecha, contiene una leyenda que dice “Rehusado por el destinatario”.
El oficio de que se trata deberá agregarse a los autos del juicio de
amparo correspondiente. Cabe precisar que para que quede
constancia de que la notificación quedó hecha, no obstante que la
autoridad responsable se negó a recibir el oficio, el actuario judicial,
con vista en el sello estampado por la Administración de Correos,
levantará una razón en la que asentará tal circunstancia. Esta razón
deberá agregarla a los autos y al devolverlos informará al secretario de
acuerdos tal circunstancia, a fin de que éste dé cuenta con la misma al
titular del órgano jurisdiccional, para que determine lo que conforme a
derecho proceda.
Es importante destacar que el actuario judicial, previamente a levantar
la referida razón, deberá cerciorarse de que los datos asentados tanto
en el sobre como en el oficio de notificación, sean correctos, pues el
hecho de que la autoridad responsable se haya negado a recibir el
oficio, puede deberse a que tales datos sean incorrectos. Así, por
ejemplo, puede suceder que la autoridad a la que se envió el oficio de
notificación no haya sido señalada como responsable en el juicio de
amparo y, en consecuencia, no tenga relación alguna con él.
Finalmente, existen dos supuestos que deben tenerse muy presentes,
pues constituyen excepciones a las notificaciones que en principio
deberían realizarse por oficio: a) En casos urgentes cuando el
domicilio de la autoridad se encuentre fuera de la circunscripción
territorial del órgano jurisdiccional que conozca del juicio, pero en zona
conurbada, en cuyo caso podrá ordenarse que la notificación se
realice por medio del actuario; y, b) En casos urgentes, cuando lo
requiera el orden público o fuere necesario para la eficacia de la
notificación, supuesto en el cual podrá ordenarse por cualquier medio
oficial, sin perjuicio de practicase también por oficio, por correo en
pieza certificada o por medio de actuario.
En todos los casos lo que se busca es lograr la eficacia en la
notificación a las autoridades.
3.1.3.3. Notificaciones por lista.
3.1.3.3.1. De su procedencia.
El artículo 26, fracción III de la Ley de Amparo dispone:
“Artículo 26. Las notificaciones en los juicios de amparo se harán: …
III. Por lista, en los casos no previstos en las fracciones anteriores;
y…”
Del precepto transcrito se advierte que se notificarán por lista en todos
aquellos casos en que no tengan que realizarse en forma personal o
por oficio. Se trata de una regla en donde los supuestos se obtienen
por exclusión.
No obstante, de la lectura integral del artículo 27 de la Ley de Amparo,
se desprenden supuestos específicos:
a) Cuando no se encontró a la persona interesada pero se dejó
citatorio con una persona distinta. Si no acude a notificarse al órgano
jurisdiccional dentro de los dos días hábiles siguientes, se notifica por
lista.
b) Cuando se dejó aviso porque el domicilio se encontró cerrado y
ninguna persona acudió al llamado. Si no se presenta a notificarse al
órgano jurisdiccional dentro de los dos días hábiles siguientes, se
notifica por lista.
c) Cuando el interesado tenga su domicilio fuera del lugar en que
resida el órgano jurisdiccional y, habiendo sido notificado la primera
vez por exhorto o despacho, no señale domicilio en el lugar del juicio,
las siguientes notificaciones, aún las personales, se practicarán por
lista.
d) Cuando no conste en autos domicilio para oír notificaciones, o el
señalado resulte inexacto, las notificaciones personales al quejoso se
efectuarán por lista.
3.1.3.3.2. Del procedimiento para practicar las notificaciones por lista.
El referido artículo 29 de la Ley de Amparo, establece:
Artículo29. Las notificaciones por lista se harán en una que se fijará y
publicará en el local del órgano jurisdiccional, en lugar visible y de fácil
acceso, así como en el portal de internet del Poder Judicial de la
Federación. La fijación y publicación de esta lista se realizará a
primera hora hábil del día siguiente al de la fecha de la resolución que
la ordena y contendrá: - I. El número del juicio o del incidente de
suspensión de que se trate; - II. El nombre del quejoso; - III. La
autoridad responsable; y - IV. La síntesis de la resolución que se
notifica. - El actuario asentará en el expediente la razón respectiva”.
Del citado artículo se desprende que la práctica de la notificación por
lista, consiste en la publicación de un documento que se fija en los
órganos jurisdiccionales, en un lugar visible y de fácil acceso al público
en general. Tal documento debe publicarse en la primera hora hábil de
labores del día siguiente al en que se haya dictado la resolución
correspondiente. Como se dijo en el punto anteriormente, dicha
publicación consiste en un documento en el que se hace una relación
de diversos asuntos en los que se dictó la resolución que se ordena
notificar por este medio. En la lista, conforme al artículo 29 de la Ley
de Amparo, deberán asentarse los siguientes datos: a) El número de
juicio o incidente de suspensión de que se trate; b) nombre del
quejoso; c) autoridad o autoridades responsables; y, d) síntesis de la
resolución que se notifique. Cabe precisar que la finalidad de que la
lista de notificación contenga tales datos, es que los interesados
puedan identificar fácilmente el juicio de amparo o recurso en el que
son parte y la resolución que se les notifica. Ello, a efecto de evitar
cualquier confusión que pudiese dejar a los interesados en estado de
indefensión.

Ahora bien, se estima que a los requisitos que, conforme al


ordenamiento legal invocado, debe contener la lista, pueden
válidamente agregarse los que más adelante se precisarán. Ello, con
el objeto de que generen mayor certeza y pongan de manifiesto que el
actuario judicial cumplió con todas y cada una de las formalidades que
establece dicho ordenamiento legal, para la práctica de este tipo de
notificación (como el hecho de que la lista se hubiere fijado
precisamente a primera hora del despacho del día siguiente al de la
fecha de la resolución y la información consistente en quién fue el
responsable de su publicación). Así las cosas, es conveniente que la
lista de notificación contenga los siguientes datos (ver anexo 8):

1.- Denominación del órgano jurisdiccional.


2.- Fecha y hora de la publicación de la lista.
3.- El número de juicio o recurso. En el primer caso, se precisará si la
resolución se dictó en el cuaderno principal o incidental.
4.- El nombre del quejoso y la denominación de la autoridad o
autoridades responsables.
5.- Fecha del acuerdo que se notifica.
6.- Síntesis de la resolución que se notifica.

7.- Firma del funcionario judicial responsable de la publicación.


Es muy importante destacar, que la lista de que se trata debe fijarse
puntualmente, pues ello le permite a los justiciables tener la certeza de
que a esa hora podrán conocer el contenido de la resolución dictada
en los asuntos en los que intervienen, evitando así que aquéllos
pudieren quedar en estado de indefensión por no conocer con la
debida oportunidad las resoluciones emitidas en los juicios de amparo.
Ahora bien, además de la publicación de la lista de notificación que,
como se dijo, contiene una relación de los juicios o recursos en los que
se pronunció la resolución que se notifica, el actuario judicial debe
asentar, en cada uno de dichos asuntos, la razón de que la resolución
correspondiente se notificó por lista. Este proceder se desprende del
último párrafo del artículo 29 de la Ley de Amparo. Dicha razón deberá
asentarse inmediatamente después de la resolución que se notifica.
Por tanto, en la misma foja en la que esté contenida dicha resolución
o, en su caso, en el anverso de la misma foja, se asentará la
mencionada razón.
En relación con la forma en que se lleva a cabo la razón de que se
trata, debe decirse que normalmente se utilizan sellos en los que se
hace constar que la resolución correspondiente se publicó en la lista
de notificación a la hora indicada. En la práctica, algunos titulares de
los órganos jurisdiccionales ordenan a los actuarios judiciales que
inmediatamente después de los referidos sellos, estampen otro en el
que hagan constar la fecha en que surtió sus efectos la notificación por
lista, esto es, al día siguiente de aquel en que se tuvo por hecha. Ello,
con el objeto de facilitarle al Secretario de Acuerdos el cómputo de los
plazos. Los mencionados sellos pueden verse en el anexo 9.
No está por demás precisar que dichos sellos se utilizan porque
facilitan el trabajo de los actuarios judiciales. Sin embargo, el uso de
aquéllos no es obligatorio, dado que los actuarios pueden válidamente
asentar con su puño y letra las razones correspondientes.
Finalmente, una vez que han sido precisadas las diversas
formalidades procesales que conforman la práctica de la notificación
por lista, debe decirse que en caso de incumplirse con alguna de éstas
dará lugar a que en términos del artículo 32 de la Ley Reglamentaria
de los artículos 103 y 107 constitucionales, no se tenga por hecha en
la forma prevista en la ley, lo que trae como consecuencia su nulidad.
Resulta importante que el actuario judicial conozca todo lo antes
expuesto, en virtud de que al ser el encargado, entre otras cosas, de
practicar las notificaciones en el juicio será el responsable en caso de
que se declare la nulidad de una notificación por lista que no se haya
practicado conforme a las formalidades previstas en la Ley de Amparo.
3.1.3.4. Notificaciones por edictos.
3.1.3.4.1. De su procedencia.
El artículo 27, fracción III, de la Ley de Amparo, establece:
“Artículo 27. Las notificaciones personales se harán de acuerdo con
las siguientes reglas: - III. Cuando no conste en autos domicilio para
oír notificaciones, o el señalado resulte inexacto: - b) Tratándose de la
primera notificación al tercero interesado y al particular señalado como
autoridad responsable, el órgano jurisdiccional dictará las medidas que
estime pertinentes con el propósito de que se investigue su domicilio y
podrá requerir a la autoridad responsable para que proporcione el que
ante ella se hubiera señalado. Siempre que el acto reclamado emane
de un procedimiento judicial la notificación se hará en el último
domicilio señalado para oír notificaciones en el juicio de origen. - Si a
pesar de lo anterior no pudiere efectuarse la notificación, se hará por
edictos a costa del quejoso en términos del Código Federal de
Procedimientos Civiles. En caso de que el quejoso no acredite haber
entregado para su publicación los edictos dentro del plazo de veinte
días siguientes al en que se pongan a su disposición, se sobreseerá el
amparo”.
De lo anterior se advierte que la notificación por edictos procede
cuando se trata de la primera notificación a terceros interesados o al
particular que se señale como autoridad responsable, siempre que se
actualicen los dos supuestos siguientes:
a) Que no conste en autos el domicilio del interesado o el señalado
resulte inexacto. En estos casos es necesario que el actuario judicial o
funcionario a quien se encomiende la notificación, levante una razón
en la que haga constar tal situación, pues con la misma se dará cuenta
al titular del órgano jurisdiccional que conozca del juicio de amparo,
para que dicte las medidas pertinentes con el objeto de que se
investigue el domicilio; y,
b) Que agotada la investigación a que alude el citado precepto legal,
no se encontrare el domicilio del interesado.
En consecuencia, previamente a la práctica de esta clase de
notificación, es menester que se cumplan con los actos procesales
siguientes: a) levantar una razón en la que se haga constar que en
autos no existen datos relativos al domicilio del interesado o que el
señalado resulte inexacto, y que con esta razón se dé cuenta al titular
del órgano jurisdiccional de que se trate; b) llevar a cabo una
investigación para obtener el citado domicilio; y, c) que se determine
que no obstante la investigación del domicilio, éste no fue encontrado.
De los citados actos, sólo el primero es responsabilidad directa del
actuario. La razón correspondiente deberá contener una explicación
sucinta de cómo se llegó a la convicción de que en autos no había
información alguna respecto del domicilio del interesado o, en su caso,
de que tales datos son imprecisos o incompletos, lo que impide
localizar el domicilio.
3.1.3.4.2. Del procedimiento para practicar las notificaciones por
edictos.
El procedimiento para practicar las notificaciones por edictos, está
previsto en el artículo 315 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, al que remite la fracción II del artículo 30 de la Ley de Amparo.
La primera de las disposiciones legales mencionadas, dice:
“Artículo 315.- Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore donde se
encuentra, la notificación se hará por edictos, que contendrán una
relación sucinta de la demanda, y se publicarán por tres veces, de
siete en siete días, en el Diario Oficial y en uno de los periódicos
diarios de mayor circulación en la República, haciéndosele saber que
debe presentarse dentro del término de treinta días, contados del
siguiente al de la última publicación. Se fijará, además, en la puerta del
tribunal, una copia íntegra de la resolución, por todo el tiempo del
emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece por sí, por
apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el juicio
en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.
Del citado artículo se desprende que los requisitos que deben
contener los edictos son: a) una relación sucinta de la demanda; y, b)
el requerimiento al interesado para que se presente en el órgano
jurisdiccional dentro del término de treinta días contados a partir del
siguiente al de la última publicación.
Por otro lado, se advierte que la práctica de este tipo de notificación,
consiste en la publicación de los edictos por tres veces, con siete días
entre cada una de las publicaciones. Éstas se harán en el Diario
Oficial de la Federación y en uno de los diarios de mayor circulación
en la República. El costo de las publicaciones correrá a cargo del
quejoso. Además, en la puerta del órgano jurisdiccional se fijará copia
íntegra de la resolución que se pretende notificar, por todo el tiempo
del emplazamiento, esto es, por el tiempo que dure la publicación de
los edictos. Para una mejor comprensión resulta conveniente ver los
anexos 10 y 11.
Es importante apuntar aquí, que no es responsabilidad de los
actuarios la elaboración y publicación de los edictos. En efecto, de la
elaboración debe encargarse el secretario, en tanto que de la
publicación el propio quejoso, quien debe acudir al órgano
jurisdiccional a recoger los edictos, pagar su publicación y exhibir ésta
ante la autoridad jurisdiccional.
De lo anterior se desprende que en la práctica de la notificación por
edictos, sólo corresponde al actuario fijar en la puerta principal del
órgano judicial, durante todo el tiempo de la publicación, la resolución
que se ordene notificar por ese medio.
Por otro lado, del citado artículo 315 del código adjetivo civil invocado,
se desprende que pasado el mencionado término de treinta días, si la
parte interesada no comparece al órgano jurisdiccional
correspondiente, el juicio se seguirá en rebeldía, haciéndose las
ulteriores notificaciones por rotulón. Sobre este punto cabe mencionar
que si bien dicha disposición habla de rotulón; sin embargo, en materia
de amparo las notificaciones posteriores se harán por lista.
No sobra apuntar, que si al practicar la investigación correspondiente,
se encuentra el domicilio del interesado, la notificación se practicará
en forma personal.
Finalmente, es preciso señalar que el citado numeral 27 de la Ley de
Amparo, señala que si los edictos se realizarán a costa del quejoso, y
que si éste no acredita haberlos entregado para su publicación dentro
del plazo de veinte días siguientes al en que se pongan a su
disposición, se sobreseerá el amparo.
No obstante, se determina una excepción a lo anterior, y es cuando se
trate de personas de escasos recursos, en donde si a juicio del órgano
jurisdiccional tal circunstancia está acreditada, se ordenará la
publicación correspondiente en el Diario Oficial de la Federación sin
costo para el quejoso.
3.1.3.5. Notificaciones vía electrónica.
3.1.3.5.1. De su procedencia.
El artículo 3º de la Ley de Amparo dispone:
“Artículo 3o. En el juicio de amparo las promociones deberán hacerse
por escrito. - Podrán ser orales las que se hagan en las audiencias,
notificaciones y comparecencias autorizadas por la ley, dejándose
constancia de lo esencial. Es optativo para el promovente presentar su
escrito en forma impresa o electrónicamente. - Las copias certificadas
que se expidan para la substanciación del juicio de amparo no
causarán contribución alguna. - Los escritos en forma electrónica se
presentarán mediante el empleo de las tecnologías de la información,
utilizando la Firma Electrónica conforme la regulación que para tal
efecto emita el Consejo de la Judicatura Federal. - La Firma
Electrónica es el medio de ingreso al sistema electrónico del Poder
Judicial de la Federación y producirá los mismos efectos jurídicos que
la firma autógrafa, como opción para enviar y recibir promociones,
documentos, comunicaciones y notificaciones oficiales, así como
consultar acuerdos, resoluciones y sentencias relacionadas con los
asuntos competencia de los órganos jurisdiccionales. - En cualquier
caso, sea que las partes promuevan en forma impresa o electrónica,
los órganos jurisdiccionales están obligados a que el expediente
electrónico e impreso coincidan íntegramente para la consulta de las
partes. - El Consejo de la Judicatura Federal, mediante reglas y
acuerdos generales, determinará la forma en que se deberá integrar,
en su caso, el expediente impreso. - Los titulares de los órganos
jurisdiccionales serán los responsables de vigilar la digitalización de
todas las promociones y documentos que presenten las partes, así
como los acuerdos, resoluciones o sentencias y toda información
relacionada con los expedientes en el sistema, o en el caso de que
éstas se presenten en forma electrónica, se procederá a su impresión
para ser incorporada al expediente impreso. Los secretarios de
acuerdos de los órganos jurisdiccionales darán fe de que tanto en el
expediente electrónico como en el impreso, sea incorporada cada
promoción, documento, auto y resolución, a fin de que coincidan en su
totalidad. El Consejo de la Judicatura Federal, en ejercicio de las
facultades que le confiere la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, emitirá los acuerdos generales que considere necesarios
a efecto de establecer las bases y el correcto funcionamiento de la
Firma Electrónica. - No se requerirá Firma Electrónica cuando el
amparo se promueva en los términos del artículo 15 de esta Ley”.
Una novedad en el trámite del juicio de amparo lo constituye la
Firma Electrónica. El citado dispositivo la define como el medio de
ingreso al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación que
produce los mismos efectos jurídicos que la firma autógrafa. Con el
auxilio de ella se permite enviar y recibir promociones, documentos,
comunicaciones y, en lo que al tema interesa, también notificaciones
oficiales, así como consultar acuerdos, resoluciones y sentencias
relacionadas con los asuntos competencia de los órganos
jurisdiccionales.
3.1.3.5.2. Del procedimiento para practicar las notificaciones por vía
electrónica.
Al respecto, el artículo 30 de la Ley de Amparo, señala:
“Artículo 30. Las notificaciones por vía electrónica se sujetarán a las
reglas siguientes: I. A los representantes de las autoridades
responsables y a las autoridades que tengan el carácter de terceros
interesados, así como cualesquier otra que tuviere intervención en el
juicio, la primera notificación deberá hacerse por oficio impreso, en los
términos precisados en el artículo 28 de esta Ley y excepcionalmente
a través de oficio digitalizado mediante la utilización de la Firma
Electrónica. - A efecto de dar cumplimiento a lo dispuesto por el
párrafo anterior, cuando el domicilio se encuentre fuera del lugar del
juicio, la primera notificación se hará por correo, en pieza certificada
con acuse de recibo por medio de oficio digitalizado, con la utilización
de la Firma Electrónica. - En todos los casos la notificación o
constancia respectiva se agregará a los autos. - Las autoridades
responsables que cuenten con Firma Electrónica están obligadas a
ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación
todos los días y obtener la constancia a que se refiere la fracción III del
artículo 31 de esta Ley, en un plazo máximo de dos días a partir de
que el órgano jurisdiccional la hubiere enviado, con excepción de las
determinaciones dictadas en el incidente de suspensión en cuyo caso
el plazo será de veinticuatro horas. - De no generarse la constancia de
consulta antes mencionada, el órgano jurisdiccional que corresponda
tendrá por hecha la notificación y se dará por no cumplida por la
autoridad responsable la resolución que contenga. Cuando el órgano
jurisdiccional lo estime conveniente por la naturaleza del acto podrá
ordenar que las notificaciones se hagan por conducto del actuario,
quien además, asentará en el expediente cualquiera de las situaciones
anteriores. - En aquellos asuntos que por su especial naturaleza, las
autoridades responsables consideren que pudiera alterarse su normal
funcionamiento, éstas podrán solicitar al órgano jurisdiccional la
ampliación del término de la consulta de los archivos contenidos en el
sistema de información electrónica. - El auto que resuelva sobre la
ampliación podrá ser recurrido a través del recurso de queja en los
plazos y términos establecidos para las resoluciones a las que se
refiere el artículo 97, fracción I, inciso b) de esta Ley; - II. Los quejosos
o terceros interesados que cuenten con Firma Electrónica están
obligados a ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la
Federación todos los días y obtener la constancia a que se refiere la
fracción III del artículo 31 de esta Ley, en un plazo máximo de dos
días a partir de que el órgano jurisdiccional la hubiere enviado, con
excepción de las determinaciones dictadas en el incidente de
suspensión, en cuyo caso, el plazo será de veinticuatro horas. - De no
ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación
dentro de los plazos señalados, el órgano jurisdiccional que
corresponda tendrá por hecha la notificación. Cuando el órgano
jurisdiccional lo estime conveniente por la naturaleza del acto podrá
ordenar que las notificaciones se hagan por conducto del actuario,
quien además, hará constar en el expediente cualquiera de las
situaciones anteriores, y - III. Cuando por caso fortuito, fuerza mayor o
por fallas técnicas se interrumpa el sistema, haciendo imposible el
envío y la recepción de promociones dentro de los plazos establecidos
en la ley, las partes deberán dar aviso de inmediato, por cualquier otra
vía, al órgano jurisdiccional que corresponda, el que comunicará tal
situación a la unidad administrativa encargada de operar el sistema.
En tanto dure ese acontecimiento, se suspenderán, únicamente por
ese lapso, los plazos correspondientes. - Una vez que se haya
restablecido el sistema, la unidad administrativa encargada de operar
el sistema enviará un reporte al o los órganos jurisdiccionales
correspondientes en el que deberá señalar la causa y el tiempo de la
interrupción del sistema, para efectos del cómputo correspondiente. -
El órgano jurisdiccional que corresponda deberá notificar a las partes
sobre la interrupción del sistema, haciéndoles saber el tiempo de
interrupción, desde su inicio hasta su restablecimiento, así como el
momento en que reinicie el cómputo de los plazos correspondientes”.

Del citado artículo 31 de la Ley de Amparo, se advierte que el


presupuesto es que las partes a las que se les realice las
notificaciones por este medio, deben contar con su Firma Electrónica.

Ahora bien, como regla general se establece que es obligación de las


partes ingresar diariamente al sistema electrónico del Poder Judicial
de la Federación y obtener la constancia de consulta. El plazo máximo
para obtener la consulta es de dos días a partir de que el órgano
jurisdiccional la hubiere enviado. La autoridad, en casos especiales,
puede solicitar la ampliación del plazo para realizar la consulta.
Sin embargo, tratándose de determinaciones dictadas en el incidente
de suspensión, el plazo siempre será de veinticuatro horas.
Es importante señalar que si la constancia no se genera en el tiempo
establecido, la notificación se tendrá por hecha.
Con independencia de lo anterior, si el órgano jurisdiccional lo estima
conveniente, por la naturaleza del acto, puede ordenar que las
notificaciones se hagan, además, por conducto del actuario.
3.1.4. Cuándo surten sus efectos las notificaciones.
El artículo 22 de la Ley de Amparo estatuye:
"Artículo22. Los plazos se contarán por días hábiles, comenzarán a
correr a partir del día siguiente al en que surta sus efectos la
notificación y se incluirá en ellos el del vencimiento, inclusive para las
realizadas en forma electrónica a través del uso de la Firma
Electrónica, salvo en materia penal, en donde se computarán de
momento a momento."

De la disposición legal transcrita se desprende que en los juicios de


amparo, los términos comienzan a correr a partir del día siguiente del
en que surten sus efectos las notificaciones. De aquí se sigue que
para saber cuándo comienzan a correr los términos en los juicios de
amparo, necesariamente debe conocerse cuándo surten sus efectos
las notificaciones. Se afirma lo anterior, pues es el momento en que
surten sus efectos las notificaciones lo que determina el inicio de los
términos.
Al respecto, el artículo 31 del mencionado ordenamiento legal,
dispone:
“Artículo 31. Las notificaciones surtirán sus efectos conforme a las
siguientes reglas: - I. Las que correspondan a las autoridades
responsables y a las autoridades que tengan el carácter de terceros
interesados, desde el momento en que hayan quedado legalmente
hechas; - Cuando el oficio que contenga el auto o resolución que se
debe notificar se envíe por correo y no se trate de la suspensión, en la
fecha que conste en el acuse de recibo, siempre y cuando sea un día
hábil. En caso contrario, a la primera hora del día hábil siguiente; - II.
Las demás, desde el día siguiente al de la notificación personal o al de
la fijación y publicación de la lista que se realice en los términos de la
presente Ley. Tratándose de aquellos usuarios que cuenten con Firma
Electrónica, la notificación por lista surtirá sus efectos cuando llegado
el término al que se refiere la fracción II del artículo 30, no hubieren
generado la constancia electrónica que acredite la consulta de los
archivos respectivos, debiendo asentar el actuario la razón
correspondiente; y III. Las realizadas por vía electrónica cuando se
genere la constancia de la consulta realizada, la cual, por una parte, el
órgano jurisdiccional digitalizará para el expediente electrónico y, por
otra, hará una impresión que agregará al expediente impreso
correspondiente como constancia de notificación. - Se entiende
generada la constancia cuando el sistema electrónico del Poder
Judicial de la Federación produzca el aviso de la hora en que se
recupere la determinación judicial correspondiente, contenida en el
archivo electrónico”.
Del propio artículo se advierte que el hecho de que una notificación
surta sus efectos legales, implica, necesariamente, que aquélla haya
sido practicada. Lo anterior conduce a establecer que tratándose de la
práctica de notificaciones, se deben distinguir los siguientes
momentos: a) el momento en que la diligencia de notificación se
practicó; y, b) el momento en que aquélla surtió sus efectos.
Es verdad que en algunos tipos de notificaciones el momento en que
la diligencia se practica y el momento en que aquélla suerte sus
efectos, son coetáneos (como sucede, por ejemplo, en las
notificaciones que se hacen a las autoridades responsables); sin
embargo, tal situación no es óbice para hacer la citada distinción en
cada uno de los casos que se analizarán en este apartado, pues
tratándose de las notificaciones que se practican en forma personal o
por medio de lista, los referidos momentos son distintos, según se verá
más adelante.
Conviene apuntar aquí que para los actuarios judiciales resulta de
especial importancia conocer el momento en que surten sus efectos
los distintos tipos de notificaciones que se practican en los juicios de
garantías. Esto es así, pues algunos titulares de los órganos
jurisdiccionales suelen encomendar a los propios actuarios que,
previamente a devolver los expedientes a la Secretaría de Acuerdos,
asienten en los autos la fecha en que surtió efectos la notificación que
practicaron (aunque en rigor, es el Secretario de Acuerdos el que debe
hacer tal anotación, pues es a él al que corresponde hacer los
cómputos de los plazos).
3.1.4.1 De las notificaciones por oficio dirigidas a las autoridades
responsables.
Como se dijo en el punto 3.1.3., a las autoridades responsables se les
notifica mediante oficio, ya sea que éste se entregue por el actuario
judicial o por el empleado correspondiente en el domicilio de aquéllas,
o que se remita por correo, en pieza certificada con acuse de recibo.
Al respecto, los artículos 28, fracciones I y II, y 31, fracción I de la Ley
de Amparo estatuyen:
“Artículo 28. Las notificaciones por oficio se harán conforme a las
reglas siguientes: - I. Si el domicilio de la oficina principal de la
autoridad se encuentra en el lugar del juicio, un empleado hará la
entrega, recabando la constancia de recibo correspondiente. - Si la
autoridad se niega a recibir el oficio, el actuario hará del conocimiento
del encargado de la oficina correspondiente que no obstante esta
circunstancia, se tendrá por hecha la notificación. Si a pesar de esto
subsiste la negativa, asentará la razón en autos y se tendrá por hecha;
- II. Si el domicilio de la autoridad se encuentra fuera del lugar del
juicio, se enviará el oficio por correo en pieza certificada con acuse de
recibo, el que se agregará en autos. - En casos urgentes, cuando el
domicilio se encuentre fuera de la circunscripción territorial del órgano
jurisdiccional que conozca del juicio, pero en zona conurbada, podrá
ordenarse que la notificación se haga por medio del actuario; y…”.
“Artículo 31. Las notificaciones surtirán sus efectos conforme a las
siguientes reglas: - I. Las que correspondan a las autoridades
responsables y a las autoridades que tengan el carácter de terceros
interesados, desde el momento en que hayan quedado legalmente
hechas; - Cuando el oficio que contenga el auto o resolución que se
debe notificar se envíe por correo y no se trate de la suspensión, en la
fecha que conste en el acuse de recibo, siempre y cuando sea un día
hábil. En caso contrario, a la primera hora del día hábil siguiente…”.
De la disposición legal transcrita se desprende que las autoridades
responsables están obligadas a recibir los oficios que se les dirijan.
Así, las notificaciones que se les hacen se tendrán por legalmente
practicadas desde que se entregue a la autoridad el oficio
correspondiente, esto es, en la fecha y hora que consten en el acuse
de recibo respectivo (ya sea que se haya entregado físicamente o por
correo). Por otra parte, en el supuesto de que dichas autoridades o, en
su caso, los encargados de recibir la correspondencia en la oficina
principal de aquéllas, se nieguen a recibir el oficio respectivo, el
actuario deberá levantar una razón en la que asentará tal situación y la
notificación se tendrá por legalmente hecha a partir de la fecha y hora
en que el actuario judicial hayan levantado tal razón.
Ahora bien, ¿cuándo se tendrá por hecha la notificación a la autoridad
responsable que se negó a recibir el oficio que le fue enviado
mediante correo? Pues bien, en los casos en los que la autoridad
responsable se niega a recibir un oficio que le fue remitido mediante
correo, la Administración de Correos normalmente lo devuelve al
remitente con un sello que dice “Rehusado por el destinatario”, y que
lleva la fecha en que el oficio fue rechazado. En tales condiciones, se
estima que en la hipótesis de que se trata, el actuario judicial, con vista
en el sello estampado por la Administración de Correos, deberá
levantar una razón en la que haga constar tal circunstancia. Esta razón
la agregará a los autos respectivos y al devolverlos al secretario de
acuerdos deberá informarle tal circunstancia a fin de que dé cuenta
con la razón de referencia. Ello, con el objeto de que el titular del
órgano jurisdiccional determine lo que proceda conforme a derecho.
Como se ve, tratándose de autoridades en su carácter de
responsables, las notificaciones quedan legalmente hechas y surten
sus efectos jurídicos en un mismo momento.
En otras palabras, las notificaciones a las autoridades responsables
surten sus efectos: a) desde que se entrega el oficio respectivo, esto
es, en la fecha y hora que conste en el acuse de recibo
correspondiente; b) en su caso, a partir de la fecha y hora en que
conforme a la razón del actuario la autoridad responsable se negó a
recibir el oficio; o, c) en su caso, a partir de la fecha en la que la
autoridad se negó a recibir el oficio, según el sello estampado por la
Administración de Correos que dice: “Rehusado por el destinatario”.
Es importante destacar que la fracción II, del artículo 28 de la Ley de
Amparo establece el supuesto de que en casos urgentes, cuando el
domicilio de la autoridad se encuentre fuera de la circunscripción
territorial del órgano jurisdiccional que conozca del juicio, pero en zona
conurbada, puede ordenarse la notificación por medio de actuario, por
lo que en este caso las notificaciones se tendrán por realizadas el
mismo día en que se practiquen. Lo anterior sustituye el envío del
oficio respectivo.

3.1.4.2. De las notificaciones por oficio dirigidas a las autoridades en


su carácter de tercero interesadas y a los agentes del Ministerio
Público adscritos a los tribunales colegiados de Circuito.
Como se dijo en el apartado 3.1.3, inciso c), a las autoridades que
tienen el carácter de tercero interesadas también se les notifica por
oficio. Tales notificaciones, al igual que las que se practican a las
autoridades responsables, se tienen por legalmente hechas desde que
reciben el oficio correspondiente, esto es, en la fecha y hora que
consten en el acuse de recibo correspondiente y surten sus efectos
desde ese mismo momento.
Por otro lado, tratándose de los agentes del Ministerio Público
adscritos a los órganos jurisdiccionales, la notificación que se les
practique por oficio se tendrá por hecha en la hora y fecha que
consten en el acuse de recibo correspondiente, y surtirá sus efectos al
día siguiente.
3.1.4.3. De las notificaciones por lista.
Los artículos 26, fracción III, 29 y 31, fracción II de la Ley de Amparo,
estatuyen:
“Artículo 26. Las notificaciones en los juicios de amparo se harán... -
III. Por lista, en los casos no previstos en las fracciones anteriores;
y…”
“Artículo 29. Las notificaciones por lista se harán en una que se fijará y
publicará en el local del órgano jurisdiccional, en lugar visible y de fácil
acceso, así como en el portal de internet del Poder Judicial de la
Federación. La fijación y publicación de esta lista se realizará a
primera hora hábil del día siguiente al de la fecha de la resolución que
la ordena y contendrá: - I. El número del juicio o del incidente de
suspensión de que se trate; - II. El nombre del quejoso; - III. La
autoridad responsable; y - IV. La síntesis de la resolución que se
notifica. - El actuario asentará en el expediente la razón respectiva”.

“Artículo 31. Las notificaciones surtirán sus efectos conforme a las


siguientes reglas:… - II. Las demás, desde el día siguiente al de la
notificación personal o al de la fijación y publicación de la lista que se
realice en los términos de la presente ley. Tratándose de aquellos
usuarios que cuenten con Firma Electrónica, la notificación por lista
surtirá sus efectos cuando llegado el término al que se refiere la
fracción II del artículo 30 no hubieren generado la constancia
electrónica que acredite la consulta de los archivos respectivos,
debiendo asentar el actuario la razón correspondiente; y…”

De los preceptos transcritos se desprende que la lista de notificación


debe fijarse a primera hora hábil del día siguiente al de la fecha de la
resolución que se notifica; quedan legalmente hechas ese mismo día y
surten sus efectos legales al día siguiente.
3.1.4.4. De las notificaciones personales.
Las notificaciones personales quedan hechas desde la fecha y hora
que el actuario judicial precisa en la razón en la que hace constar que
el interesado, su autorizado, procurador o, en su caso, representante o
defensor, recibió copia certificada de la resolución que motivó dicha
notificación. Las notificaciones personales, en términos del citado
artículo 31, fracción II de la Ley de Amparo, surten sus efectos
jurídicos al día siguiente de aquel en que fueron practicadas.

3.1.4.5. Notificaciones por edictos.


El artículo 27, fracción III, inciso b) de la Ley de Amparo dispone que
para realizar la primera notificación al tercero interesado y al particular
señalado como autoridad responsable, el órgano jurisdiccional debe
dictar las medidas pertinentes para investigar el domicilio cuando no
conste en autos, incluso que podrá requerir a la responsable para que
proporcione el que ante ella se hubiere señalado. Se prevé la
posibilidad de notificar en el último domicilio que se haya señalado
para oír notificaciones en el juicio de origen cuando el acto reclamado
emane de un procedimiento judicial.
Para el caso de que no se pudiese realizar lo anterior, se contempla la
notificación por edictos en los términos del Código Federal de
Procedimientos Civiles.
El artículo 315 de este último ordenamiento legal, estatuye:
“Artículo 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dónde se
encuentra, la notificación se hará por edictos, que contendrán una
relación sucinta de la demanda, y se publicarán por tres veces, de
siete en siete días, en el Diario Oficial y en uno de los periódicos
diarios de mayor circulación en la República, haciéndosele saber que
debe presentarse dentro del término de treinta días, contados del
siguiente al de la última publicación. Se fijará, además, en la puerta del
tribunal, una copia íntegra de la resolución, por todo el tiempo del
emplazamiento. Si pasado este término, no comparece por sí, por
apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el juicio
en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
Como se ve, la notificación por edictos tiene la particularidad de que
su práctica se prolonga en el tiempo, pues conforme a la disposición
transcrita, la resolución a notificar debe publicarse tres veces con un
lapso intermedio de siete días entre cada una de las publicaciones.
Luego, para estimar que una notificación por edictos quedó legalmente
practicada, necesariamente deben hacerse, con las formalidades de
ley, todas las publicaciones correspondientes. Atento lo anterior, se
considera que las notificaciones por edictos se tienen por hechas el
día de la última publicación. Ahora bien, se estima que esta
notificación surte sus efectos el mismo día en que se tiene por hecha.
Lo anterior es así, pues el término de treinta días que establece el
citado precepto legal, para que el interesado se presente en el órgano
jurisdiccional correspondiente, corre a partir del día siguiente al de la
última publicación. Luego, si los términos comienzan a correr al día
siguiente de aquel en que surte sus efectos la notificación, es
inconcuso que la notificación por edictos surte sus efectos el día de la
última publicación.
3.1.4.6. Notificaciones por vía electrónica.
Los artículos 30 y 31, fracción III de la Ley de Amparo, disponen:
“Artículo 30. Las notificaciones por vía electrónica se sujetarán a las
reglas siguientes: - I. A los representantes de las autoridades
responsables y a las autoridades que tengan el carácter de terceros
interesados, así como cualesquier otra que tuviere intervención en el
juicio, la primera notificación deberá hacerse por oficio impreso, en los
términos precisados en el artículo 28 de esta Ley y excepcionalmente
a través de oficio digitalizado mediante la utilización de la Firma
Electrónica. - A efecto de dar cumplimiento a lo dispuesto por el
párrafo anterior, cuando el domicilio se encuentre fuera del lugar del
juicio, la primera notificación se hará por correo, en pieza certificada
con acuse de recibo por medio de oficio digitalizado, con la utilización
de la Firma Electrónica. - En todos los casos la notificación o
constancia respectiva se agregará a los autos. - Las autoridades
responsables que cuenten con Firma Electrónica están obligadas a
ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación
todos los días y obtener la constancia a que se refiere la fracción III del
artículo 31 de esta Ley, en un plazo máximo de dos días a partir de
que el órgano jurisdiccional la hubiere enviado, con excepción de las
determinaciones dictadas en el incidente de suspensión en cuyo caso
el plazo será de veinticuatro horas. - De no generarse la constancia de
consulta antes mencionada, el órgano jurisdiccional que corresponda
tendrá por hecha la notificación y se dará por no cumplida por la
autoridad responsable la resolución que contenga. Cuando el órgano
jurisdiccional lo estime conveniente por la naturaleza del acto podrá
ordenar que las notificaciones se hagan por conducto del actuario,
quien además, asentará en el expediente cualquiera de las situaciones
anteriores. - En aquellos asuntos que por su especial naturaleza, las
autoridades responsables consideren que pudiera alterarse su normal
funcionamiento, éstas podrán solicitar al órgano jurisdiccional la
ampliación del término de la consulta de los archivos contenidos en el
sistema de información electrónica. - El auto que resuelva sobre la
ampliación podrá ser recurrido a través del recurso de queja en los
plazos y términos establecidos para las resoluciones a las que se
refiere el artículo 97, fracción I, inciso b) de esta Ley; - II. Los quejosos
o terceros interesados que cuenten con Firma Electrónica están
obligados a ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la
Federación todos los días y obtener la constancia a que se refiere la
fracción III del artículo 31 de esta Ley, en un plazo máximo de dos
días a partir de que el órgano jurisdiccional la hubiere enviado, con
excepción de las determinaciones dictadas en el incidente de
suspensión, en cuyo caso, el plazo será de veinticuatro horas. - De no
ingresar al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación
dentro de los plazos señalados, el órgano jurisdiccional que
corresponda tendrá por hecha la notificación. Cuando el órgano
jurisdiccional lo estime conveniente por la naturaleza del acto podrá
ordenar que las notificaciones se hagan por conducto del actuario,
quien además, hará constar en el expediente cualquiera de las
situaciones anteriores, y - III. Cuando por caso fortuito, fuerza mayor o
por fallas técnicas se interrumpa el sistema, haciendo imposible el
envío y la recepción de promociones dentro de los plazos establecidos
en la ley, las partes deberán dar aviso de inmediato, por cualquier otra
vía, al órgano jurisdiccional que corresponda, el que comunicará tal
situación a la unidad administrativa encargada de operar el sistema.
En tanto dure ese acontecimiento, se suspenderán, únicamente por
ese lapso, los plazos correspondientes. - Una vez que se haya
restablecido el sistema, la unidad administrativa encargada de operar
el sistema enviará un reporte al o los órganos jurisdiccionales
correspondientes en el que deberá señalar la causa y el tiempo de la
interrupción del sistema, para efectos del cómputo correspondiente. -
El órgano jurisdiccional que corresponda deberá notificar a las partes
sobre la interrupción del sistema, haciéndoles saber el tiempo de
interrupción, desde su inicio hasta su restablecimiento, así como el
momento en que reinicie el cómputo de los plazos correspondientes”.
“Artículo 31. Las notificaciones surtirán sus efectos conforme a las
siguientes reglas: - III. Las realizadas por vía electrónica cuando se
genere la constancia de la consulta realizada, la cual, por una parte, el
órgano jurisdiccional digitalizará para el expediente electrónico y, por
otra, hará una impresión que agregará al expediente impreso
correspondiente como constancia de notificación.”

Con esta nueva modalidad, los representantes de las autoridades


responsables, de las autoridades que tengan el carácter de terceros
interesados, los quejosos y los terceros interesados personas físicas,
que cuenten con la Firma Electrónica, están obligados a ingresar
diariamente al sistema electrónico del Poder Judicial de la Federación,
en donde obtendrán la constancia de la consulta realizada respectiva,
lo que tienen que hacer en un plazo máximo de dos días a partir de
que el órgano jurisdiccional la hubiere enviado, con la salvedad de que
tratándose de las determinaciones dictadas en el incidente de
suspensión, el plazo es de veinticuatro horas. Este tipo de
notificaciones surte efectos cuando se genera aquélla constancia de
consulta realizada, o bien, cuando trascurrido el plazo no se hubiese
ingresado al sistema.
Lo expuesto en este apartado permite concluir lo siguiente:

a) Las notificaciones a las autoridades responsables se tienen por


hechas y surten sus efectos jurídicos: 1.- desde que se entrega el
oficio respectivo, esto es, en la fecha y hora que conste en el acuse de
recibo correspondiente; 2.- en su caso, a partir de la fecha y hora en
que conforme a la razón del actuario la autoridad responsable se negó
a recibir el oficio; o, 3.- en su caso, a partir de la fecha en la que la
autoridad se negó a recibir el oficio, según el sello estampado por la
Administración de Correos que dice: “Rehusado por el destinatario”.

b) Las notificaciones a las autoridades que tienen el carácter de


tercero interesadas, se tienen por hechas en el momento en el que se
practicó la diligencia y surten sus efectos jurídicos también el mismo
día. De igual forma, se estima que, por analogía, en caso de que una
autoridad que tenga el carácter de tercero interesada se niegue a
recibir el oficio de notificación, ésta se tendrá por hecha en la fecha y
hora en que, conforme a la razón del actuario, dicha negativa haya
acaecido.

c) Las notificaciones personales se tienen por hechas desde la


fecha y hora en que conforme a la razón del actuario judicial se
entregó al interesado, o a su autorizado, apoderado, representante o
defensor, copia certificada de la resolución correspondiente, y surten
sus efectos legales al día siguiente.

d) Las notificaciones por lista se consideran legalmente hechas el


día en que fueron fijadas las listas, y surten sus efectos jurídicos al día
siguiente.
e) Las notificaciones por edictos se tienen por legalmente hechas y
surten sus efectos el día de la última publicación.

f) Las notificaciones realizadas vía electrónica se tienen por


legalmente hechas cuando se genera la constancia de la consulta
realizada o cuando no se realiza en el plazo que señala la ley, y surten
sus efectos en ese mismo momento.
3.1.5. Nulidad de notificación y sus consecuencias.

La nulidad de notificaciones está prevista en el artículo 32 de la Ley de


Amparo. Dicho precepto establece:

“Artículo 32.- Serán nulas las notificaciones que no se hicieren en la


forma que establecen las disposiciones precedentes”.

Asimismo, en los artículos 66 a 69, de la misma ley, se prevé el trámite


en forma incidental y, específicamente, las reglas que deben
atenderse en la nulidad de notificaciones.
“Artículo 66. En los juicios de amparo se substanciarán en la vía
incidental, a petición de parte o de oficio, las cuestiones a que se
refiere expresamente esta Ley y las que por su propia naturaleza
ameriten ese tratamiento y surjan durante el procedimiento. El órgano
jurisdiccional determinará, atendiendo a las circunstancias de cada
caso, si se resuelve de plano, amerita un especial pronunciamiento o
si se reserva para resolverlo en la sentencia”.

“Artículo 67. En el escrito con el cual se inicia el incidente deberán


ofrecerse las pruebas en que se funde. Se dará vista a las partes por
el plazo de tres días, para que manifiesten lo que a su interés
convenga y ofrezcan las pruebas que estimen pertinentes. Atendiendo
a la naturaleza del caso, el órgano jurisdiccional determinará si se
requiere un plazo probatorio más amplio y si suspende o no el
procedimiento. - Transcurrido el plazo anterior, dentro de los tres días
siguientes se celebrará la audiencia en la que se recibirán y
desahogarán las pruebas, se oirán los alegatos de las partes y, en su
caso, se dictará la resolución correspondiente”.
“Artículo 68. Antes de la sentencia definitiva las partes podrán pedir la
nulidad de notificaciones en el expediente que la hubiere motivado, en
la siguiente actuación en que comparezcan. Dictada la sentencia
definitiva, podrán pedir la nulidad de las notificaciones realizadas con
posterioridad a ésta, en la siguiente actuación que comparezcan. -
Este incidente se tramitará en términos del artículo anterior y no
suspenderá el procedimiento. - Las promociones de nulidad
notoriamente improcedentes se desecharán de plano”.
“Artículo 69. Declarada la nulidad, se repondrá el procedimiento a
partir de la actuación anulada”.
El citado precepto sólo prevé un supuesto para la procedencia de la
nulidad de notificaciones, consistente en que éstas no se practiquen
conforme a las normas que las rigen.
El trámite será vía incidental y sin suspender el procedimiento, en
donde deberán seguirse las reglas establecidas en los artículos 66 y
67 de la Ley de Amparo.
Declarada la nulidad, se repondrá el procedimiento a partir de la
actuación anulada.
Para analizar la procedencia del referido incidente debe
distinguirse la etapa procesal en que se practicó la notificación
deficiente, a saber: a) cuando se trata de notificaciones practicadas
antes de la sentencia definitiva; y, b) tratándose de notificaciones
practicadas después del pronunciamiento de la sentencia definitiva.
En el supuesto apuntado en el apartado a), el incidente de
nulidad deberá promoverse antes de que se dicte la sentencia
definitiva. Esto es así, pues una vez dictada ésta, el incidente de que
se trata es improcedente. Lo anterior, pues al emitirse el fallo definitivo
se produce un cambio de situación jurídica, en virtud de haberse
cerrado una fase del procedimiento. De aceptarse lo contrario, se
destruiría la firmeza de la sentencia a través de un simple incidente de
naturaleza accesoria a la controversia principal, además de que la
única forma de impugnar este tipo de fallos es mediante los recursos
previstos en la Ley de Amparo.
En la hipótesis prevista en el apartado b), relativo a actuaciones
practicadas después de pronunciada la sentencia definitiva, el
incidente es procedente en virtud de que al combatir actos procesales
posteriores a la conclusión del juicio (que lógicamente no fueron
considerados para el dictado del fallo constitucional), no se destruye la
firmeza de la sentencia. De no estimarlo así, se dejaría a la parte
perjudicada por una notificación deficiente en estado de indefensión.
ANEXO 11

NOTIFICACIÓN POR EDICTOS

EDICTO

AL MARGEN, EL ESCUDO NACIONAL QUE DICE: ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.- PODER


JUDICIAL DE LA FEDERACION.

PRIMERA PUBLICACIÓN.

Por este medio, en cumplimiento a lo ordenado en auto de _________ de ________ de dos


mil ______, dictado en el cuaderno principal del juicio de amparo ___/200_, promovido
por __________________, contra actos de _________________, se emplaza a juicio a
______________, tercero perjudicado en el referido procedimiento judicial, en virtud de que
se desconoce su domicilio. Lo anterior, de conformidad con el artículo 315 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de Amparo. Quedan a
su disposición, en la secretaría de este órgano judicial, copia simple de la demanda de
garantías y anexos que se acompañan. Se le hace saber que cuenta con el plazo de treinta
días, contado a partir del día siguiente al de la última publicación del presente edicto
para que concurra a este juzgado a hacer valer lo que a su interés conviniere y señale
domicilio para oír y recibir notificaciones en esta ciudad capital. Se le apercibe que de
incumplir esto último, las ulteriores notificaciones, aun las de carácter personal se le
harán por lista y como esta ordenado en el citado proveído, se reserva por el momento
señalar fecha para la audiencia constitucional.

Ciudad de México, a ___ de ____ del ____.


A t e n t a m e n t e.
El Secretario del Juzgado___________.

Licenciado _________________.
ANEXO 10

EDICTO

Por este medio, en cumplimiento a lo ordenado en auto de _________


de ________ de dos mil ______, dictado en el cuaderno principal del juicio
de amparo ___/200_, promovido por __________________, contra actos de
_________________, se emplaza a juicio a ______________, tercero perjudicado
en el referido procedimiento judicial, en virtud de que se desconoce su
domicilio. Lo anterior, de conformidad con el artículo 315 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la Ley de
Amparo. Quedan a su disposición, en la secretaría de este órgano judicial,
copia simple de la demanda de garantías y anexos que se acompañan. Se
le hace saber que cuenta con el plazo de treinta días, contado a partir del
día siguiente al de la última publicación del presente edicto para que
concurra a este juzgado a hacer valer lo que a su interés conviniere y
señale domicilio para oír y recibir notificaciones en esta ciudad capital. Se
le apercibe que de incumplir esto último, las ulteriores notificaciones, aun
las de carácter personal se le harán por lista y como está ordenado en el
citado proveído, se reserva por el momento señalar fecha para la audiencia
constitucional.

Ciudad de México, a ___ de ____ del ____.

A t e n t a m e n t e.
El Secretario del Juzgado________________.

Licenciado _________________.
ANEXO 9

RAZÓN DE LA NOTIFICACIÓN POR LISTA

En ___________ de ____________ de dos mil___________, a las nueve horas,


se notificó por lista a __________________, el auto de _________ de ______________
de dos mil _______, de conformidad con el inciso b), fracción I del artículo 27 de la Ley
de Amparo. Doy fe.

Licenciada ______________
Actuaria Judicial.

En ______ de _______ de dos mil __________, a las ______________, se


tiene por hecha la notificación de la resolución que antecede, en virtud de
que el interesado no se presentó a oír notificación personal. Lo anterior,
con fundamento en el artículo 27, fracción I, inciso b) de la ley de
amparo.- Doy fe.

Licenciado _____________________
Actuaria Judicial.

En __________ del mes de ___________ de dos mil cuatro, surtió sus efectos la
notificación a que se refiere la razón anterior, conforme a la fracción II del artículo 31 de
la Ley de Amparo.- Doy fe.
Licenciada________________________
Actuaria judicial

ANEXO 8
NOTIFICACIÓN POR LISTA
JUZGADO _________ DE DISTRITO _________

LISTA DEL ACUERDOS PUBLICADA A LAS NUEVE HORAS DEL CATORCE DE


DICIEMBRE DE 2015.

CUADERNO NOMBRE AUTORIDADES FECHA DE LA


DEL RESPONSABLES RESOLUCIÓN
No. JUICIO DE AMPARO SÍNTESIS DE
QUEJOSO
RESOLUCIÓN

1 11/2014 PRINCIPAL Leonardo Juez 2º. De lo 13 de Se


García Civil del T. S. diciembre de ordena devolver
Trejo. de J. del D.F. 2015 al quejoso la
factura
solicitada.

2 14/2015 EN INCIDENTE Jorge Lara Primera Sala 13 de Dígase a


DE Estrada. Familiar del T. diciembre de Susana López,
SUSPENSIÓN. S. De J. del 2015 que una vez que
D.F. y otras. acredite la
personalidad
que ostenta, se
acordará lo
conducente.

3 23/2014 EN Esteban Juez 11° de 13 de Se ordena,


INCIDENTE Arce Dto. de Proc. diciembre de expedir las
DE Mendoza. Penales 2015. copias
SUSPENSIÓN. Federales en el certificadas que
D.F. solicitó la
quejosa, a costa
de ésta.

Sello del juzgado


LICENCIADA _______________

LA ACTUARIA JUDICIAL.

ANEXO 5

RAZÓN DE C I T A T O R I O
JUICIO DE AMPARO _______.

En la Ciudad de México, a las ____________ horas con _________


minutos, del _________ de _________de dos mil_______, el
suscrito licenciado _____________, Actuario Judicial adscrito al
Juzgado _______________, me constituí con las formalidades de ley, en el
domicilio ubicado en ______________________________, a fin de notificar
personalmente _________________________ (al quejoso, tercero perjudicado
o persona extraña al juicio), en el juicio de amparo al rubro indicado, la
resolución de ______ de _________ de dos mil _________, dictada en el
cuaderno ________ del juicio mencionado. Enseguida, previamente
cerciorado de haberme constituido en el domicilio señalado por el interesado
para oír notificaciones, por así advertirlo de la nomenclatura de la calle y del
número exterior del citado inmueble, toqué el timbre de éste y fui atendido por
quien dijo llamarse _______________, ante quien me identifiqué, informé el
motivo de mi visita y le requerí la presencia de la parte interesada, de su
representante legal y/o de sus autorizados para oír notificaciones (en caso de
que los tuviese). A lo anterior, tal persona expuso que era _______ del
interesado y que en efecto, ahí podía localizarse al buscado pero que en ese
momento no se encontraba. Dicha persona se identificó con ________. En tal
virtud, de conformidad con el artículo 27, fracción I, inciso b) de la Ley de
Amparo, dejé en poder de la persona que me atendió, el citatorio
correspondiente para que alguna de las personas buscadas acuda al órgano
jurisdiccional, dentro de los dos días hábiles siguientes, a notificarse de
manera personal, quien recibió de conformidad dicho citatorio y
_________ firmó la copia del mismo para constancia legal.- Doy fe.

____________________________
El Actuario Judicial (nombre, apellido y rúbrica).
ANEXO 4
CITATORIO

PARTE (Nombre y apellidos del interesado): ___________.


DOMICILIO: _______________________

Se deja el presente citatorio para que se sirva usted acudir al juzgado


__________ dentro de los dos días hábiles siguientes, a fin de notificarse
personalmente del proveído de _______ de _______ de dos mil _______,
dictado en los autos del cuaderno _________ del juicio de amparo _______,
promovido por Usted contra actos de ___________, que en lo conducente
dice:
“SÍNTESIS DE LA RESOLUCIÓN QUE SE PRETENDE
NOTIFICAR”.
Lo apercibo que de no acudir al órgano jurisdiccional en el plazo
establecido, el citado auto se le notificará por lista y por lista en la página
electrónica.

En términos del artículo 27, fracción I, inciso b) de La Ley


Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución General de la
República, hoy, a las ________horas con______minutos, dejo el presente
citatorio en poder de _______________, quien se identificó con ___________
y manifestó ser _________ de la parte interesada. Lo anterior, en virtud de no
haber encontrado al interesado.

México, Distrito Federal, a _______ de ________ de__________.

El Actuario Judicial

Licenciado __________. (Nombre, apellido y rúbrica).


ANEXO 3

NOTIFICACIÓN PERSONAL (AMPARO)

JUICIO DE AMPARO _______.

En la Ciudad de México, a las ___________horas con _______


minutos, del _______ de _______de dos mil_____, el suscrito licenciado (a)
____________, Actuario Judicial adscrito al Juzgado ______________, me
constituí con las formalidades de ley, en el domicilio ubicado en
________________, a fin de notificar personalmente a _______________,
quejoso (a) en el juicio de garantías al rubro indicado, la resolución de
_______ de __________ de dos mil ________, dictada (s) en el cuaderno
principal del referido juicio. Acto continuo, previamente cerciorado de que me
constituí en el domicilio correcto, por así advertirlo de la nomenclatura de la
calle y del número exterior del inmueble en cita, toqué la puerta del mismo y
fui atendido por quien dijo llamarse _________, esto es, el propio interesado,
ante quien me identifiqué e informé el motivo de mi visita. Enseguida, solicité
a dicho peticionario de amparo que se identificara, lo que hizo mediante
_____________, la cual contiene su nombre y una fotografía que concuerda
con sus rasgos fisonómicos, misma que le devolví por ser innecesaria su
retención. Hecho lo anterior, procedí a notificar personalmente al interesado
la citada resolución, entregándole copia autorizada, sellada y cotejada de ésta.
El interesado recibió de conformidad la copia de la referida resolución, y
expuso quedar enterado de su contenido, firmando para constancia la presente
acta, en unión del suscrito.- Doy fe.

________________________________
Firma de quien recibe (nombre, apellido y rúbrica).

_______________________________
El Actuario Judicial (nombre, apellido y rúbrica).
ANEXO 2
NOTIFICACIÓN POR OFICIO (A LAS
AUTORIDADES TERCERAS INTERESADAS)

SECCIÓN: AMPARO
JUICIO DE AMPARO: __ /__
CUADERNO: ________.
MESA: ______.

OF.- ______. DIRECTOR DEL REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD Y DEL


COMERCIO DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

En los autos del juicio de amparo al rubro indicado, promovido por


__________, por conducto de su apoderado _____________, contra actos de
___________________, se dictó un auto que a la letra dice:

“SE TRANSCRIBE EL PROVEÍDO”

Se anexa al presente, copia certificada del auto de _____ de


__________ de dos mil ______, escrito inicial de demanda y escrito
aclaratorio, mediante los que se le corre traslado con efectos de
emplazamiento a juicio.

Lo que hago de su conocimiento para los efectos legales a


que haya lugar.

CIUDAD DE MEXICO, _________ DE ____________ DE _____.

A T E N T A M E N T E.
EL SECRETARIO DEL JUZGADO _________.
ANEXO 1

NOTIFICACIÓN POR OFICIO

SECCION DE AMPARO.
JUICIO DE AMPARO_________.
CUADERNO ___________.
MESA ___________
ANTECEDENTES: TOCA PENAL ____/____

OF. ______ TERCERA SALA CIVIL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE


JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL.

En los autos del juicio de amparo al rubro indicado,


promovido por _________ y otro, contra actos de Usted, se dictó un
auto que a la letra dice:

“SE TRANSCRIBE EL ACUERDO (TAMBIÉN PUEDE


PRECISARSE UNA SÍNTESIS DE LA PARTE DEL
PROVEÍDO RELACIONADA CON LA AUTORIDAD DE QUE
SE TRATA)”

Lo que hago de su conocimiento para los efectos legales a


que haya lugar.

CIUDAD DE MÉXICO, _____ DE __________ DE _____.


A T E N T A M E N T E.
EL SECRETARIO DEL JUZGADO ___________.

LIC. ______________________.

Notificaciones en los Procedimientos Civiles Federales y Mercantiles

4.12. Notificaciones en materia de concursos mercantiles.


4.1. Introducción.
En el presente tema se expondrá la forma en que los actuarios judiciales
deben practicar las notificaciones en materia civil federal y mercantil. En
relación con la materia civil, además de identificar a las personas a las que
se deben notificar las resoluciones judiciales que se dictan en los diversos
procedimientos civiles federales (juicios ordinarios y ejecutivos, medios
preparatorios de juicio y jurisdicciones voluntarias), se explicará la forma en
que debe proceder el actuario judicial al practicar los distintos tipos de
notificaciones, como son las personales, por instructivo y por rotulón. En
materia mercantil, además de exponer la manera en que deben practicarse
los distintos tipos de notificaciones, se explicará detalladamente la forma en
que el actuario judicial debe diligenciar el auto de exeqüendo, pues tal
diligencia es de especial trascendencia. Finalmente, al abordar la materia
concursal se establecerá cuáles son las resoluciones que conforme a la ley
o a la jurisprudencia deben notificarse personalmente. Cabe precisar que en
ambas materias (civil y mercantil) se explicará la forma en que deben
practicarse los embargos.
4.2. Notificaciones en los procedimientos civiles federales.
4.2.1. Plazo para notificar las resoluciones judiciales.
El artículo 303 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 303. Las notificaciones, citaciones y emplazamientos se
efectuarán, lo más tarde, el día siguiente al en que se dicten las
resoluciones que las prevengan, cuando el tribunal, en éstas, no dispusiere
otra cosa.”
De la disposición legal transcrita se desprende que, por regla general, las
resoluciones deben notificarse a más tardar el día siguiente de aquel en que
se dictan. Lo anterior, salvo los casos en los que la autoridad que conozca
del proceso civil federal disponga otra cosa.

4.3. Personas a quienes deben notificarse las resoluciones.


4.3.1. Consideraciones previas.
En los procesos civiles federales, además del actor y el demandado,
pueden llegar a intervenir otras personas a las que se deben notificar las
resoluciones que se pronuncian en aquéllos. Por ejemplo, personas que el
juzgador llama al procedimiento o que se incorporan en él por considerar
que las resoluciones que se llegaren a dictar en el mismo podrían afectar
sus intereses jurídicos. Tales personas, por no tener el carácter de actor ni
demandado, reciben el nombre de terceros.
Asimismo, hay juicios o procedimientos civiles en los que, por mandato
expreso de la ley, debe intervenir el Ministerio Público de la Federación. En
estos casos, las resoluciones que se dicten en tales juicios o procedimientos
deben notificarse a los agentes ministeriales.
En los temas subsecuentes, además de exponer a quiénes se deben
notificar las resoluciones que se dictan en los procedimientos civiles
federales, se explicará, brevemente, quiénes pueden tener el carácter de
terceros así como los casos en los que resulta procedente notificarles las
resoluciones judiciales. Asimismo, se expondrá el concepto de tercerista.

4.3.2. Actor y demandado.


4.3.2.1. Personas físicas.
El artículo primero del Código Federal de Procedimientos Civiles dispone:
“ARTÍCULO 1. Sólo puede iniciar un procedimiento judicial o intervenir en él,
quien tenga interés en que la autoridad judicial declare o constituya un
derecho o imponga una condena, y quien tenga el interés contrario.-
Actuarán, en el juicio, los mismos interesados o sus representantes o
apoderados, en los términos de la Ley. En cualquier caso, los efectos
procesales serán los mismos, salvo prevención en contrario.”
De la citada disposición se desprende que el actor y el demandado pueden
actuar en los procedimientos civiles por sí mismos o por medio de sus
representantes o apoderados. La representación puede ser legal o
convencional. La primera deriva directamente de la ley, y es la que
requieren las personas que, por carecer de capacidad procesal (por ejemplo
los menores de edad), no pueden actuar en los procedimientos civiles por sí
mismos. Por tanto, para que aquéllos puedan asumir efectivamente la
calidad de parte procesal, requieren del representante que estatuye la
propia ley. Así por ejemplo, el representante del menor de edad es la
persona que ejerce la patria potestad.
Lo expuesto en el párrafo anterior se corrobora con lo dispuesto en el
artículo 23 del Código Civil Federal, que dice:
“ARTÍCULO 23. La minoría de edad, el estado de interdicción y demás
incapacidades establecidas por la ley, son restricciones a la personalidad
jurídica que no deben menoscabar la dignidad de la persona ni atentar
contra la integridad de la familia; pero los incapaces pueden ejercitar sus
derechos o contraer obligaciones por medio de sus representantes.”
Por otro lado, la representación convencional es la que emana de la
voluntad de las partes, es decir, es la que puede otorgar la persona que
siendo capaz para actuar por sí misma designa a otra persona para que lo
haga a su nombre. Esta última recibe el nombre de apoderado judicial. Se
trata de un mandatario con poder bastante para representar en juicio a su
mandante.[1] Al respecto, resulta conveniente invocar los artículos 2585 y
2586 del Código Civil Federal; dicen:
“ARTÍCULO 2585. No pueden ser procuradores en juicio: I. Los
incapacitados; II. Los Jueces, Magistrados y demás funcionarios y
empleados de la administración de justicia, en ejercicio, dentro de los límites
de su jurisdicción; III. Los empleados de la hacienda pública, en cualquiera
causa en que puedan intervenir de oficio, dentro de los límites de sus
respectivos distritos.”
“ARTÍCULO 2586. El mandato judicial será otorgado en escritura pública, o
en escrito presentado y ratificado por el otorgante ante el Juez de los autos.
Si el Juez no conoce al otorgante, exigirá testigos de identificación.- La
sustitución del mandato judicial se hará en la misma forma que su
otorgamiento.”
En congruencia con lo antes expuesto, debe decirse que cuando en un
procedimiento civil federal el actor o el demandado actúan por sí mismos,
las resoluciones que se dicten en aquél se deben notificar directamente a
ellos. En los casos en los que el actor o el demandado tengan representante
o apoderado, las notificaciones se entenderán con éstos. En este supuesto,
ya no es necesario entender la notificación de que se trate con el actor o
demandado, pues basta que la diligencia se practique con el representante
o apoderado para tener por legalmente hecha la notificación. Al respecto,
conviene citar el primer párrafo del artículo 310 del Código Federal de
Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.”
Por otra parte, existen procedimientos civiles en los que hay pluralidad de
actores, de demandados o de ambos. La parte o partes que estén
compuestas por diversas personas, deberán tener una sola representación.
Para tal efecto, los interesados deberán designar un representante común.
Esta designación puede recaer en uno de los interesados o en otra persona;
así, por ejemplo, si en un juicio se demanda a tres personas, éstas podrán
designar a una de ellas o a un apoderado; aquélla o este último tendría el
carácter de representante común. Así, una vez que el titular del órgano
jurisdiccional dicte un proveído en el que tenga por hecha la designación,
las resoluciones que se dicten en el juicio civil federal deberán notificarse
únicamente al representante común, es decir, bastará con que el actuario
judicial entienda la diligencia con aquél, para tener por legalmente hecha la
notificación. En relación con lo anterior, conviene transcribir el artículo 5 del
Código Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 5. Siempre que una parte, dentro de un juicio, esté compuesta
de diversas personas, deberá tener una sola representación, para lo cual
nombrarán los interesados un representante común.- Si se tratare de la
actora, el nombramiento de representante será hecho en la demanda o en
la primera promoción, sin lo cual, no se le dará curso.- Si fuere la
demandada, el nombramiento se hará en un plazo que concluirá a los tres
días siguientes al vencimiento del término del último de los emplazados,
para contestar la demanda.-
Cuando la multiplicidad de personas surja en cualquier otro momento del
juicio, el nombramiento de representante común deberá hacerse en el plazo
de cinco días, a partir del primer acto procesal en que se tenga
conocimiento de esa multiplicidad.- Si el nombramiento no fuere hecho por
los interesados, dentro del término correspondiente, lo hará, de oficio, el
Tribunal, de entre los interesados mismos.- El representante está obligado a
hacer valer todas las acciones o excepciones comunes a todos los
interesados y a las personales de cada uno de ellos; pero, si éstos no
cuidan de hacerlas conocer oportunamente al representante, queda éste
libre de toda responsabilidad frente a los omisos.- El representante común
tendrá todas las facultades y obligaciones de un mandatario judicial.”
De la disposición transcrita se desprende que el representante común está
obligado a hacer valer todas las acciones o excepciones comunes a todos
los interesados, así como las personales de cada uno de ellos. De lo
anterior se infiere que una vez que se tenga por hecha la designación del
representante común, éste podrá suscribir promociones, interponer recursos
y, en general, llevar a cabo todos los actos necesarios para la defensa de
los intereses de sus representados.
Ahora bien, el primer párrafo del artículo 6 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, estatuye:
“Artículo 6o. Los cambios de representante procesal de una parte, no
causan perjuicio alguno a la contraria, mientras no sean hechos saber
judicialmente. Tampoco perjudicarán a una parte los cambios operados en
la parte contraria, por relaciones de causante a causahabiente, mientras no
se hagan conocer en igual forma.”
Como se ve, las partes pueden revocar el nombramiento de representante
común, representante o apoderado, según corresponda, en cualquier etapa
del procedimiento civil. También pueden cambiar al representante o
apoderado. A este respecto es importante hacer la siguiente aclaración: si
una de las partes exhibe un escrito encausado al juicio de que se trate, en el
que solicita la revocación del nombramiento de su apoderado y el titular del
órgano jurisdiccional no acuerda tal ocurso, el actuario judicial deberá seguir
practicando las notificaciones con el referido apoderado. Esto es así, pues
mientras el titular del órgano jurisdiccional no pronuncie el proveído en el
que tenga por revocado el nombramiento del apoderado, éste seguirá
conservando tal carácter. Lo anterior obliga a los actuarios judiciales a hacer
revisiones periódicas de los autos para indagar si se ha dictado algún auto
en el que se tenga por revocado el nombramiento del apoderado o
representante, sustituyéndolo por otro. Si no se hace tal revisión, el actuario
podrá incurrir en un error.

4.3.2.2. Personas morales privadas u oficiales.


Los artículos 27 y 28 del Código Civil Federal dicen:
“ARTÍCULO 27.- Las personas morales obran y se obligan por medio de los
órganos que las representan sea por disposición de la ley o conforme a las
disposiciones relativas de sus escrituras constitutivas y de sus estatutos.”
“ARTÍCULO 28.- Las personas morales se regirán por las leyes
correspondientes, por su escritura constitutiva y por sus estatutos.”
De los citados preceptos se desprende que las personas morales privadas
deben intervenir en los juicios civiles por conducto de su legítimo
representante, esto es, deben actuar en los juicios por medio de personas
físicas a quienes sus estatutos otorgan la facultad de representación. En
estos casos, el juez deberá dictar un auto en el que conforme a los
documentos exhibidos por el compareciente, tenga a éste como
representante de la persona moral. En tal hipótesis el actuario deberá
notificar todas las resoluciones que se dicten en el proceso civil a la persona
física que el juez tuvo como representante de la persona moral.
Por otra parte, las personas morales oficiales deben actuar en los juicios por
conducto de los funcionarios o representantes que designen las leyes, es
decir, la representación de las personas morales oficiales debe derivar del
ordenamiento legal o del reglamento que las rija. En estos casos, una vez
que el juez haya pronunciado el proveído en el que tenga como
representante de la persona moral oficial al funcionario correspondiente, el
actuario judicial le notificará a dicho representante las resoluciones que se
dicten en el proceso civil.

4.3.3. Terceros llamados a juicio.


Giuseppe Chiovenda, en su libro Instituciones de Derecho Procesal Civil, en
relación con los terceros llamados a juicio, dice: “Alguna de las dos partes
(actor o demandado) puede ‘llamar en causa’ a un tercero respecto del cual
estime que la cuestión debatida es común... Tiene por condición no un
interés cualquiera, sino que la cuestión debatida sea común a un tercero; lo
que supone que demandante y demandado se encuentren en el pleito en
virtud de una relación jurídica común al tercero o conexa con una relación
en que el tercero se encuentre con ellos, de modo que sea cuestión del
mismo objeto y la misma causa petendi (o del uno o del otro de estos dos
elementos), que pudiera servir de fundamento de pleito frente o por parte
del tercero o que hubieran podido dar la posición de litisconsorte junto al
actor o junto al demandado.” [2]
Por su parte, Cipriano Gómez Lara considera que los terceros llamados a
juicio son personas traídas a un proceso ya existente, generalmente por
petición de alguna de las partes originales o principales. Para este autor, los
casos más característicos de estos llamamientos a terceros son: a) el
llamamiento en garantía; b) el llamamiento en evicción; y, c) denuncia del
pleito. [3]
Los terceros llamados a juicio son personas que se incorporan a éste y que,
por tanto, pueden hacer valer los derechos que a sus intereses legales
convenga. Cabe precisar que una vez que el juez reconoce el interés del
tercero para intervenir en el juicio, aquél adquiere el carácter de parte
procesal. En este orden de ideas, será hasta que el juez haya dictado el
proveído en el que haga tal reconocimiento, que el actuario judicial podrá
notificarle las resoluciones que se dicten en el juicio. Lo anterior resulta muy
importante, pues puede suceder que se dé vista con los autos del juicio a un
tercero y éste manifieste que no tiene interés en intervenir en aquél,
supuesto en el que obviamente el actuario judicial no tiene obligación de
notificarle las resoluciones subsecuentes.
Con el objeto de comprender algunos casos en los que se llama a juicio a
terceros, conviene citar los artículos 2124, 2137 y 2823 del Código Civil
Federal; dicen:
“ARTÍCULO 2124.- El adquirente, luego que sea emplazado, debe
denunciar el pleito de evicción al que le enajenó.”
“ARTÍCULO 2137.- Si al denunciarse el pleito o durante él, reconoce el que
enajenó el derecho del que reclama, y se obliga a pagar conforme a las
prescripciones de este Capítulo, sólo será responsable de los gastos que se
causen hasta que haga el reconocimiento, y sea cual fuere el resultado del
juicio.”
“ARTÍCULO 2823.- Si hubiere renunciado a los beneficios de orden y
excusión, el fiador, al ser demandado por el acreedor, puede denunciar el
pleito al deudor principal, para que éste rinda las pruebas que crea
conveniente; y en caso de que no salga al juicio para el indicado objeto, le
perjudicará la sentencia que se pronuncie contra el fiador.”
Cabe destacar que los terceros llamados a juicio pueden intervenir en éste
por sí, o por conducto de su representante o apoderado, según corresponda
(siempre y cuando el juez haya dictado un acuerdo en el que tenga por
designado al apoderado o representante). En estos casos, basta con que la
diligencia se entienda con el representante o apoderado, para estimar que
la notificación quedó legalmente hecha.
[2] CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de Derecho Procesal Civil, Ed.
Oxford, México, 1999, Primera Edición, pág, 327.
[3] GÓMEZ LARA, Cipriano. Derecho Procesal Civil. Editorial Harla, México
1991, Quinta Edición, pág. 330.

4.3.4. Terceristas.
Se trata de sujetos ajenos al conflicto y al litigio pero que, sin embargo,
sufren personalmente alguno de sus efectos. Por tanto, promueven un juicio
dentro un proceso existente. Dicho juicio recibe el nombre de tercería. De
este modo, los terceristas se insertan en las relaciones procesales
preexistentes persiguiendo un interés propio y, en algunos casos, diferente
al del actor y demandado. [4]
Por regla general, en las legislaciones civiles las tercerías son de dos tipos,
a saber: a) excluyentes de dominio; y, b) excluyentes de preferencia.
Una tercería excluyente de dominio es aquella que una persona, en su
calidad de propietario o poseedor de una cosa, por sufrir los efectos del
embargo trabado en ella en un litigio en el que no es parte procesal,
promueve el juicio de tercería, con el propósito de que se levante dicho
embargo. Por otro lado, la tercería excluyente de preferencia se da cuando
un sujeto extraño a las partes procesales originales, se presenta en el
proceso en el que se embargaron bienes, alegando tener un mejor derecho
a ser pagado con el producto de la ejecución de dichos bienes. En este
caso el tercerista alega tener mejor derecho que el actor para ser pagado
con dicho producto. [5]
En el Código Federal de Procedimientos Civiles no está prevista la tercería
excluyente de preferencia. Esto es así, pues no está regulado que una
persona que alegue tener un mejor derecho a ser pagado, se inserte en el
proceso en el que se embargaron bienes. No obstante, en dicho
ordenamiento legal se protege el derecho de tales acreedores preferentes,
pues los artículos 472 y 473 establecen que aquéllos podrán comparecer al
remate a efecto de hacer valer sus derechos. En efecto, los mencionados
preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 472. No podrá procederse al remate de bienes raíces, sin que
previamente se haya pedido, al Registro Público correspondiente, un
certificado total de los gravámenes que pesen sobre ellos, hasta la fecha en
que se ordenó la venta, ni sin que se haya citado a los acreedores que
aparezcan en dicho certificado. Si en autos obrare ya otro certificado, sólo
se pedirá, al Registro, el relativo al periodo o periodos que aquél no
abarque.”
“ARTÍCULO 473. Los acreedores citados conforme al artículo anterior y los
que se presenten con certificados del Registro posteriores, tendrán derecho
de intervenir en el acto del remate, pudiendo hacer, al tribunal, las
observaciones que estimen oportunas para garantizar sus derechos, y
apelar del auto en que se finque el remate; pero sin que su intervención
pueda dar lugar a que se mande suspender la almoneda.”
Por otra parte, la tercería excluyente de dominio está prevista en el artículo
430 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto estatuye:
“ARTÍCULO 430.- Cuando, en una ejecución, se afecten intereses de
tercero que tenga una controversia, con el ejecutante o el ejecutado, que
pueda influir en los intereses de éstos que han motivado la ejecución, o que
surja a virtud de ésta, la oposición del tercero se substanciará en forma de
juicio, autónomo o en tercería, según que se haya o no pronunciado
sentencia que defina los derechos de aquéllos.”
Del texto del citado precepto, en relación con la jurisprudencia que
enseguida se cita, se desprende que la tercería excluyente de dominio en
todo caso se tramita dentro de un juicio principal, aunque el tercerista
también podrá promover otro juicio autónomamente después de que se
dicte sentencia. Con respecto a lo antes expuesto, conviene transcribir la
siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO
DE INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Código de Comercio se
desprende que las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente,
tienen la naturaleza de juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería
excluyente se ventila una acción distinta a la que se debate en el juicio
principal, es decir, la materia de la controversia en la tercería es distinta a la
del juicio preexistente, lo cual materialmente le da la calidad de un juicio con
sustantividad propia. El tercero es ajeno a la controversia principal y, al
ejercer la nueva acción debe acreditar tener un interés propio y distinto al de
quienes son parte en el juicio principal, esta nueva acción se ventila por
cuerda separada a través de un procedimiento propio en el que el tercerista
tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las
partes y no suspende el curso del juicio preexistente, todo esto evidencia
que las tercerías excluyentes son formalmente juicios. En esas condiciones,
la resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le da origen. Además el artículo 1369, del mencionado ordenamiento,
les da la calidad de juicios, sin que pueda estimarse que por la vinculación
de la tercería con el juicio que la motiva se trate de un incidente, pues tal
vinculación constituye una característica propia de las tercerías excluyentes,
las cuales tienen su origen en la afectación judicial sobre bienes de la parte
demandada, respecto de los cuales el tercerista alega tener mejores
derechos.” [6]
De la citada jurisprudencia se desprende, en lo que aquí interesa, que las
tercerías constituyen juicios con sustantividad propia. Esto determina que el
tercerista tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen
las partes y, además, que la resolución que se emite en una tercería
excluyente, una vez que causa ejecutoria, no puede ser modificada o
anulada por la que se dicte en el juicio que le dio origen. En tales
condiciones, si bien el tercerista se incorpora en el proceso principal; sin
embargo, se mantiene ajeno a todo lo que en él se discute y, por tanto, no le
alcanzan los efectos propios de la sentencia que allí se emita. [7]
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se
deben notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que,
como se vio, aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el
proceso civil principal.
Cabe destacar que los terceristas, al igual que los terceros llamados a juicio,
pueden intervenir en éste por sí o por conducto de su representante o
apoderado, según sea el caso. Para ello, es necesario que el juez dicte un
acuerdo en el que tenga por designado al representante o apoderado del
tercerista. Una vez hecho lo anterior, basta con que la diligencia se entienda
con aquéllos, para estimar que la notificación quedó legalmente hecha.
[4] Para el concepto de tercerista se siguen las ideas expuestas por
ALVARADO VELLOSO, Adolfo, en su libro Introducción al Estudio del
Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires,
Argentina, Primera edición, pág. 195 y sig.
[5] Aquí se siguen las ideas expuestas por GÓMEZ LARA, Cipriano. Ob.
Cit., pág. 330.
[6] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Unión, visible en la pág. 83, del tomo XX,
Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.
[7] Se siguen aquí las ideas expuestas por ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit.
pág. 196.

4.3.5. Ministerio Público de la Federación.


Hay juicios y procedimientos civiles en los que el Ministerio Público de la
Federación tiene el carácter de parte. Su intervención en tales juicios y
procedimientos tiene diversas finalidades, tales como vigilar la observancia
de la ley, la pronta y regular administración de justicia, así como la tutela de
los derechos del Estado y de las personas morales e incapaces. [8]
El Código Federal de Procedimientos Civiles establece, en forma expresa,
los juicios y procedimientos en los que debe intervenir la representación
social. En efecto, el artículo 4 de dicho ordenamiento legal, dispone:
“ARTÍCULO 4º.- La intervención que, en diversos casos, ordena la ley que
se dé al Ministerio Público, no tendrá lugar cuando, en el procedimiento,
intervenga ya el Procurador General de la República o uno de sus Agentes,
con cualquier carácter o representación.”
En relación con el citado precepto, los artículos 510, 511, 530 y 532 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuyen:
“ARTÍCULO 510. En los juicios de sucesión, si la Federación es heredera o
legataria en concurrencia con los particulares, el juez de los autos remitirá,
al de Distrito, copia de la cláusula respectiva y demás constancias
conducentes, a efecto de que haga las declaraciones que correspondan.”
“ARTÍCULO 511. En el caso a que se refiere el artículo anterior, el juicio,
cuando haya controversia, se substanciará entre el Ministerio Público
Federal y el albacea, conforme a las reglas del Libro Segundo. Aceptada la
herencia o el legado, y resuelta, en su caso, la controversia, en favor de la
Federación, conocerá del juicio sucesorio el juez de Distrito que
corresponda.”
“ARTÍCULO 530. La jurisdicción voluntaria comprende todos los actos en
que, por disposición de la Ley o por solicitud de los interesados, se requiere
la intervención del juez, sin que esté promovida ni se promueva cuestión
alguna entre partes determinadas.”
“ARTÍCULO 532. Se oirá precisamente al Ministerio Público Federal:
I. Cuando la solicitud promovida afecte los intereses de la Federación;
II. Cuando se refiera a la persona o bienes de menores o incapacitados;
III. Cuando tenga relación con los derechos o bienes de un ausente; y
IV. Cuando lo dispusieren las leyes.”
En tales condiciones, las resoluciones que se pronuncien en los juicios y
procedimientos civiles en los que intervenga el Ministerio Público de la
Federación, se notificarán a sus agentes, conforme a las reglas previstas en
el Código Federal de Procedimientos Civiles, que más adelante se
expondrán.
[8] ROCCO, Hugo. Derecho Procesal Civil, Ed. Jurídica Universitaria,
México, 1998, Primera Edición, pág. 318 y sig.
4.3.6. Sujetos que sin ser parte en el juicio, intervienen en éste.
Hay personas que intervienen en los procesos civiles y que no logran
acceder a la categoría de parte procesal en el litigio, respecto del cual son
indiferentes e independientes. [9] Se trata de sujetos a los que no les afecta
el resultado del juicio y que intervienen en éste con motivo del desahogo de
una prueba o como auxiliares en la administración de justicia. [10] Entre
estos sujetos se encuentran los testigos, los peritos y los terceros tenedores
de documentos que interesan a las partes.
Al respecto, debe decirse que los actuarios judiciales deben notificar a los
testigos, peritos y terceros tenedores de documentos que interesan a las
partes, las determinaciones judiciales en las que se les cite, se les requiera
o en las que se adopte una determinación que los titulares de los órganos
jurisdiccionales estimen necesario hacer de su conocimiento.
[9] ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit. pág.184.
[10] CARNELUTTI, Francesco. Instituciones de Derecho Procesal Civil, Ed.
Oxford, México 1999, Primera Edición, pág. 245.

4.3.7. Autoridades que sin ser parte en el juicio, son necesarias para cumplir
tareas ajenas al oficio judicial.
Hay procesos civiles en los que los titulares de los órganos jurisdiccionales
solicitan a diversas autoridades, que no son parte procesal, que efectúen
determinados actos que son necesarios para la eficacia de las
determinaciones judiciales o que resultan indispensables para cumplir
tareas ajenas al oficio judicial. [11] Entre estas autoridades se encuentran
los notarios públicos y los Directores de los Registros Públicos de la
Propiedad y del Comercio.
Para ilustrar lo anterior, resulta conveniente citar el artículo 447 del Código
Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 447. De todo embargo de bienes raíces o de derechos reales
sobre bienes raíces se tomará razón en el Registro Público de la Propiedad
del partido, librándose, al efecto, copia certificada de la diligencia de
embargo.- Una vez trabado el embargo, no puede el ejecutado alterar, en
forma alguna, el bien embargado, ni contratar el uso del mismo, si no es con
autorización judicial, que se otorgará oyendo al ejecutante; y, registrado que
sea el embargo, toda transmisión de derechos respecto de los bienes sobre
los que se haya trabado, no altera, de manera alguna, la situación jurídica
de los mismos, en relación con el producto del remate de esos bienes,
derecho que se surtirá en contra de tercero con la misma amplitud y en los
mismos términos que se surtiría en contra del embargado, si no se hubiese
operado la transmisión.”
Lo antes expuesto es importante para los actuarios judiciales, en virtud de
que en ocasiones los titulares de los órganos jurisdiccionales les
encomiendan que entreguen los oficios correspondientes a dichas
autoridades. En estos casos, los actuarios judiciales deberán recabar el
acuse de recibo correspondiente, a efecto de que éste se agregue a los
autos del juicio de que se trate.
[11] ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit. pág.184.

4.4. Tipos de notificación.


En los procedimientos civiles federales existen los siguientes tipos de
notificación:
a) Notificación personal: Es la que el actuario practica directamente con el
interesado, su representante o apoderado, según sea el caso, en la casa o
despacho que hubiese señalado para oír notificaciones o, en su caso, en el
órgano jurisdiccional o en el lugar en que habitualmente laboren.
b) Notificación por instructivo: Esta notificación, al igual que la personal, la
practica el actuario en la casa o despacho que el interesado, su
representante o apoderado haya señalado para oír notificaciones. Este tipo
de notificación procede cuando habiéndose intentado notificar
personalmente a aquéllos una resolución, tal notificación no se puede llevar
a cabo con motivo de que se presenta alguna de las siguientes situaciones:
1) nadie ocurre al llamado del actuario judicial; 2) el interesado o la persona
distinta de éste con quien se entiende la diligencia, se niegan a recibir copia
autorizada de la resolución que se pretende notificar; y, 3) No se encuentra
al interesado a quien se pretendía notificar personalmente, pero la diligencia
se entiende con otra persona. En los supuestos previstos en los incisos 1) y
2), el instructivo de notificación se fija en la puerta principal de la casa o
despacho del interesado. En el supuesto previsto en el inciso 3), el
instructivo de notificación se deja en poder de la persona con quien se
entendió la diligencia.
c) Notificación por edictos: Este tipo de notificación consiste en la
publicación de la resolución que se notifica en el Diario Oficial de la
Federación y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación nacional.
La resolución se publicará tres veces, con un intervalo de siete días entre
cada una de las publicaciones. Además, durante el tiempo requerido para
hacer las referidas publicaciones, se debe fijar en la puerta del órgano
jurisdiccional copia íntegra de la resolución.
d) Notificación por rotulón: Es aquella en virtud de la cual la resolución
dictada en un expediente se hace del conocimiento de los interesados
mediante un documento que se fija en la puerta del órgano jurisdiccional o
en un lugar visible y de fácil acceso al público en general. En dicho
documento se asientan los datos del expediente en el que se pronunció la
resolución que se notifica, así como una síntesis de ésta.

4.5. Cuándo surten sus efectos las notificaciones.


El artículo 284 del Código Federal de Procedimientos Civiles, dispone:
“Artículo 284. Los términos judiciales empezarán a correr el día siguiente del
en que surta efectos el emplazamiento, citación o notificación y se contará,
en ellos, el día de su vencimiento.”
Como se ve, el precepto legal transcrito establece que los términos
judiciales empezarán a correr el día siguiente del en que surta efectos el
emplazamiento, citación o notificación. Al respecto, debe precisarse que
para saber cuándo comienzan a correr los términos judiciales es irrelevante
hacer la distinción entre emplazamiento, citación y notificación. Se afirma lo
anterior, pues la notificación constituye el “arquetipo de los actos jurídicos
procesales de transmisión o participación del conocimiento”. [12] Esto es
así, pues a través de la notificación se pone en conocimiento de las partes y
de todo interesado las resoluciones judiciales, incluyendo aquellas que
ordenan una citación o emplazamiento. De aquí se sigue que para saber
cuándo comienzan a correr los términos en los procesos civiles,
necesariamente debe conocerse cuándo surten sus efectos las
notificaciones. Esto es así, pues el momento en que surten sus efectos las
notificaciones es lo que determina el inicio de los términos judiciales.
Al respecto, el artículo 321 del mencionado ordenamiento legal, dispone:
“Artículo 321. Toda notificación surtirá sus efectos el día siguiente al en que
se practique.”
De la disposición legal transcrita se desprende que las notificaciones surten
sus efectos el día siguiente de aquel en que fueron practicadas. Del propio
artículo se advierte que el hecho de que una notificación surta sus efectos
legales, implica, necesariamente, que aquélla haya sido practicada. Lo
anterior conduce a establecer que tratándose de la práctica de
notificaciones, se deben distinguir los siguientes momentos: a) el momento
en que la diligencia de notificación se practicó; y, b) el momento en que
aquélla surtió sus efectos.
Conviene apuntar aquí que para los actuarios judiciales resulta de especial
importancia conocer el momento en que surten sus efectos los distintos
tipos de notificaciones que se practican en los procesos civiles. Esto es así,
pues algunos titulares de los órganos jurisdiccionales suelen encomendar a
los propios actuarios que, previamente a devolver los expedientes al
secretario encargado de su trámite, asienten en los autos la fecha en que
surtió efectos la notificación que practicaron (aunque en rigor, es el
secretario el que debe hacer tal anotación, pues es a él al que corresponde
hacer los cómputos de los plazos).
[12] DE SANTO, Víctor. Notificaciones Procesales, Ed. Universidad, Buenos
Aires, Argentina 2002, pág. 69.

4.5.1. De cuándo surten sus efectos las notificaciones personales.


Las notificaciones personales quedan hechas desde la fecha y hora que el
actuario judicial precisa en la razón correspondiente. En ésta, debe hacer
constar que el interesado, su representante o apoderado, según sea el
caso, recibió copia certificada de la resolución que motivó la notificación.
Según se dijo, las notificaciones personales, en términos del citado artículo
321 del Código Federal de Procedimientos Civiles, surten sus efectos
jurídicos al día siguiente de aquel en que fueron practicadas.
4.5.2. De cuándo surten sus efectos las notificaciones por instructivo.
Los artículos 310 y 312 del Código Federal de Procedimientos Civiles, en lo
que interesa, disponen:
“Artículo 310.- Las notificaciones personales se harán al interesado o a su
representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia íntegra,
autorizada, de la resolución que se notifica. Si se tratare de la notificación
de la demanda, y a la primera busca (sic) no se encontrare a quien deba ser
notificado, se le dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a
hora fija del día siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo,
entregando las copias respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“Artículo 312.- Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con quien
se entienda la notificación, a recibir ésta, la hará el notificador por medio de
instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razón de tal
circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
De las disposiciones transcritas se desprende, para lo que en este apartado
interesa demostrar, que la notificación por instructivo procede cuando
habiéndose ordenado la notificación personal de una resolución, aquélla no
se practica con motivo de que se presenta alguna de las siguientes
situaciones: a) nadie ocurre al llamado del actuario judicial; b) el interesado
o la persona distinta de éste con quien se entiende la diligencia, se niegan a
recibir copia autorizada de la resolución que se pretende notificar; y, c) No
se encuentra al interesado a quien se pretendía notificar personalmente,
pero la diligencia se entiende con otra persona. En los supuestos previstos
en los incisos a) y b), el instructivo de notificación se fija en la puerta
principal de la casa o despacho del interesado. En el supuesto previsto en el
inciso c), el instructivo de notificación se deja en poder de la persona con
quien se entendió la diligencia.
Cabe precisar que como se expondrá más adelante, de los citados
preceptos se advierte que hay un supuesto en el que, previamente a
practicar la notificación por instructivo, el actuario judicial debe dejar citatorio
(supuesto consistente en la notificación de la demanda). Por ahora, basta
con establecer que cuando se actualiza alguna de las hipótesis en las que
resulta procedente hacer la notificación por instructivo, ésta se tendrá por
practicada en la fecha y hora en la que, conforme a la razón que haya
levantado el actuario judicial, dicho instructivo se haya fijado en la puerta de
la casa del interesado o se haya entregado a la persona con quien se
entendió la diligencia, según sea el caso.
Por otra parte, en términos del artículo 321 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, la notificación por instructivo surte sus efectos
legales al día siguiente de aquel en que se practicó la notificación, esto es,
al día siguiente de aquel en que el actuario judicial fijó el instructivo en la
puerta de la casa del interesado o de que entregó el instructivo a una
persona distinta de aquél, según sea el caso.

4.5.3. De cuándo surten sus efectos las notificaciones por edictos.


Este tema se expuso en el apartado 3.1.4.5., relativo a las notificaciones por
edictos en los juicios de amparo. En efecto, en ese apartado se sostuvo que
en los juicios de garantías, las notificaciones por edictos deben practicarse
en los términos del artículo 315 del Código Federal de Procedimientos
Civiles.
En tales condiciones, basta recordar aquí que la notificación por edictos
tiene la particularidad de que su práctica se prolonga en el tiempo, pues
conforme a la referida disposición legal, la resolución a notificar debe
publicarse tres veces, con un lapso intermedio de siete días entre cada una
de las publicaciones. Éstas se harán en el Diario Oficial de la Federación y
en un periódico diario de circulación nacional. Luego, para estimar que una
notificación por edictos quedó legalmente practicada, necesariamente
deben hacerse, con las formalidades de ley, todas las publicaciones
correspondientes. Atento lo anterior, se considera que las notificaciones por
edictos se tienen por hechas el día de la última publicación y surten sus
efectos legales el mismo día. En efecto, el artículo 315 del Código Federal
de Procedimientos Civiles estatuye:
“ARTICULO 315.- Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore donde se encuentra,
la notificación se hará por edictos, que contendrán una relación sucinta de la
demanda, y se publicarán por tres veces, de siete en siete días, en el Diario
Oficial y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación en la
República, haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de
treinta días, contados del siguiente al de la última publicación. Se fijará,
además, en la puerta del tribunal, una copia integra de la resolución, por
todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece
por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el
juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
Como se ve, el término de treinta días que establece el referido precepto
legal, para que el interesado se presente en el órgano jurisdiccional
correspondiente, corre a partir del día siguiente al de la última publicación.
Luego, si los términos comienzan a correr al día siguiente de aquel en que
se practicó la notificación, es inconcuso que la notificación por edictos se
tiene por hecha y surte sus efectos legales el día de la última publicación.

4.5.4. De cuándo surten sus efectos las notificaciones por rotulón.


Los artículos 316 y 318 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
establecen:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán
en el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el
día siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotulón, que se fijará en la
puerta del juzgado.- De toda notificación por rotulón se agregará, a los
autos, un tanto de aquél, asentándose la razón correspondiente.”
“ARTÍCULO 318. Si los interesados, sus procuradores o las personas
autorizadas por ellos, no ocurren al tribunal a notificarse dentro del término
señalado por el artículo 316, las notificaciones se darán por hechas, y
surtirán sus efectos el día siguiente al de la fijación del rotulón.”
De las disposiciones legales transcritas se desprende que las notificaciones
que no deban hacerse en forma personal, se practicarán por rotulón. Cabe
precisar que aun cuando se haya fijado el rotulón, si el interesado, su
apoderado o representante, según sea el caso, comparece al órgano
jurisdiccional, el actuario judicial deberá notificarle personalmente la
resolución. De esta notificación levantará la razón correspondiente. En este
caso, la notificación se tendrá por hecha en la fecha y hora en la que
conforme a dicha razón, el actuario haya notificado la resolución de que se
trate.
Por otra parte, si se fija el rotulón (el día siguiente de aquel en que se dictó
la resolución que se notifica) y el interesado, su apoderado o representante,
según corresponda, no comparece al órgano jurisdiccional, la notificación
por rotulón se tendrá por hecha a partir de que éste se fijó. Es por lo anterior
que resulta conveniente que el actuario judicial asiente en el rotulón el día y
la hora en que lo fija.
Ahora bien, el referido ordenamiento legal no establece la hora en que debe
fijarse el rotulón. No obstante, el artículo 281 del Código Federal de
Procedimientos Civiles dispone que las actuaciones judiciales deben
practicarse en días y horas hábiles, entendiendo por estas últimas las
comprendidas entre las ocho y las diecinueve horas. Luego, si se está a lo
establecido en dicho precepto, los actuarios judiciales deberán tener
especial cuidado en que el rotulón se fije en un lugar al que tengan acceso
los litigantes desde las ocho hasta las diecinueve horas.
No obstante lo expuesto en el párrafo anterior, la práctica demuestra que los
órganos jurisdiccionales generalmente tienen un horario de atención al
público en general, que es el comprendido de las nueve a las quince horas.
En tales condiciones, se estima que lo conveniente es que el rotulón se fije
en un lugar de fácil acceso al público, a efecto de que los litigantes puedan
consultarlo durante dicho horario.
Por otro lado, en términos del artículo 318 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, la notificación por rotulón surte sus efectos al día
siguiente de que se practique, esto es, al día siguiente de que se fijó el
rotulón.
De lo hasta aquí expuesto se concluye:
a) Las notificaciones personales se tienen por hechas desde la fecha y hora
en que conforme a la razón del actuario judicial se entregó al interesado, o a
su representante o apoderado, según sea el caso, copia certificada de la
resolución correspondiente, y surten sus efectos legales al día siguiente.
b) Las notificaciones por instructivo que se entienden con alguna persona
distinta del interesado, se tienen por practicadas en la fecha y hora que el
actuario asiente en la razón correspondiente, y surten sus efectos jurídicos
al día siguiente.
c) Las notificaciones por instructivo que se fijan en la puerta del domicilio se
tienen por practicadas en la fecha y hora que el actuario asiente en la razón
correspondiente, y surten sus efectos al día siguiente.
d) Las notificaciones por edictos se tienen por hechas y surten sus efectos
el día de la última publicación.
e) Las notificaciones por rotulón se tienen por practicadas en la hora en que
se fijó, y surten sus efectos legales al día siguiente. Lo anterior, siempre y
cuando el interesado, su apoderado o representante, según sea el caso, no
haya comparecido al órgano jurisdiccional a oír notificación personal el día
en que se fijó el rotulón.

4.6. Nulidad de notificaciones y sus consecuencias.


La nulidad de notificaciones en los procedimientos civiles está prevista en el
artículo 319 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto
establece:
“ARTÍCULO 319. Cuando una notificación se hiciere en forma distinta de la
prevenida en este capítulo, o se omitiere, puede la parte agraviada
promover incidente sobre declaración de nulidad de lo actuado, desde la
notificación hecha indebidamente u omitida.- Este incidente no suspenderá
el curso del procedimiento, y, si la nulidad fuere declarada, el tribunal
determinará, en su resolución, las actuaciones que son nulas, por estimarse
que las ignoró el que promovió el incidente de nulidad, o por no poder
subsistir, ni haber podido legalmente practicarse sin la existencia previa y la
validez de otras. Sin embargo, si el negocio llegare a ponerse en estado de
fallarse, sin haberse pronunciado resolución firme que decida el incidente,
se suspenderá hasta que éste sea resuelto.”
De la anterior transcripción se desprende que el incidente de nulidad de
notificaciones procede en las siguientes dos hipótesis: a) cuando una
notificación se practique en contravención a las normas jurídicas; y, b)
cuando se haya omitido practicar la notificación. Del propio precepto se
advierte que el incidente de que se trata únicamente puede ser promovido
por la parte a quien le causó perjuicio la notificación defectuosa u omitida,
esto es, la legitimación para promover el incidente de que se trata recae
únicamente en la parte agraviada por la indebida notificación o por su
omisión.
Cabe precisar que conforme al citado precepto legal, si el incidente de
nulidad promovido por el agraviado resulta fundado, el titular del órgano
jurisdiccional deberá establecer cuáles son las actuaciones que son nulas,
ya sea porque las ignoró quien promovió el incidente o porque
conociéndolas, no puedan subsistir por depender de la existencia y validez
de las actuaciones anuladas. En otras palabras, el tribunal que al resolver
un incidente de nulidad lo declare fundado, deberá anular la actuación o
actuaciones procesales que ignore quien promovió el incidente, así como
todos los actos procesales posteriores dependientes de dichas actuaciones.
[13]
Ahora bien, el citado precepto legal no establece un plazo para interponer el
incidente de nulidad de notificaciones. Por tanto, se debe estar al término
genérico establecido en la fracción II del artículo 297 del Código Federal de
Procedimientos Civiles. Este precepto dice:
“Artículo 297. Cuando la ley no señale término para la práctica de algún acto
o para el ejercicio de algún derecho, se tendrán por señalados los
siguientes: I. Diez días para pruebas; y, II. Tres días para cualquier otro
caso.”
El término de tres días comenzará a correr a partir de que la parte afectada
tenga conocimiento de la indebida notificación o de su omisión. Si el
afectado no promueve el incidente de nulidad en el término antes precisado,
precluirá su derecho para impugnar la notificación deficiente u omitida.
Por otra parte, para analizar la procedencia del mencionado incidente, debe
distinguirse la etapa procesal en que se practicó la notificación deficiente o
se omitió practicar la notificación, a saber: a) cuando se trata de
notificaciones practicadas antes de la sentencia definitiva; y, b) tratándose
de notificaciones practicadas después del pronunciamiento de la sentencia
definitiva.
Respecto del supuesto precisado en el apartado a), debe decirse que si se
promueve un incidente de nulidad una vez dictada la sentencia, para anular
notificaciones practicadas con anterioridad a ésta, el mismo es
improcedente. Lo anterior es así, pues al emitirse el fallo definitivo
(independientemente de que haya o no causado ejecutoria) se produce un
cambio de situación jurídica, en virtud de haberse cerrado una fase del
procedimiento. De aceptarse lo contrario, se destruiría la firmeza de la
sentencia a través de un simple incidente de naturaleza accesoria a la
controversia principal.
En este sentido se ha pronunciado el criterio siguiente:
"NULIDAD DE NOTIFICACIONES, INCIDENTE DE. NO PROCEDE
CONTRA ACTUACIONES PRACTICADAS CON ANTERIORIDAD AL
DICTADO DE LA SENTENCIA EJECUTORIA.- Esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha reiterado que la cosa juzgada constituye la verdad
legal y que por ende, en su contra no cabe admitir recurso ni prueba alguna,
porque de aceptarse lo contrario se destruiría la firmeza que corresponde a
la sentencia ejecutoria. De lo que se sigue que en toda controversia
jurisdiccional que ha concluido con dicha sentencia cierra toda posibilidad
de procedencia del incidente de nulidad de actuaciones, respecto de las
practicadas con anterioridad a la emisión de dicho fallo, ya sea en primera
instancia, en segunda o durante la tramitación de la etapa de
ejecutorización; y que así mismo las actuaciones de una fase del proceso
sólo se pueden impugnar mediante dicho incidente, mientras no se concluya
cada periodo procesal, pues no puede destruirse la firmeza que ha
adquirido el juicio a través de un simple incidente de naturaleza accesoria al
pleito principal, toda vez que la única manera de atacar ese tipo de
resoluciones es a través de los recursos que establece la ley o del juicio de
amparo, en su caso.” [14]
En la hipótesis prevista en el apartado b), si se promueve el referido
incidente con el objeto de anular notificaciones practicadas con
posterioridad al dictado de la sentencia, aquél es procedente. Lo anterior,
pues al combatir actos procesales posteriores a la conclusión del juicio (que
lógicamente no fueron considerados para el dictado del fallo), no se
destruye la firmeza de la sentencia. De no estimarlo así, se dejaría a la
parte perjudicada por una notificación deficiente o por la falta de notificación
en estado de indefensión.
En tales condiciones, tratándose de actuaciones practicadas con
posterioridad al dictado de la sentencia, el incidente respectivo deberá
promoverse dentro de los tres días de que se practicó la notificación
deficiente o de que debió practicarse la notificación omitida, según sea el
caso. En relación con lo antes expuesto, se estima que resulta aplicable, por
analogía, la jurisprudencia siguiente:
"NULIDAD DE NOTIFICACIONES, INCIDENTE DE. PROCEDE CONTRA
LAS QUE SE LLEVAN A CABO CON POSTERIORIDAD AL DICTADO DE
LA SENTENCIA.- Considerando ante todo, que el artículo 32 de la Ley de
Amparo al referirse a sentencias definitivas alude simplemente a las que se
dictan en el expediente que haya motivado la notificación cuya nulidad se
pide, lo que incluye a las que han causado y a las que no han causado
ejecutoria, debe sostenerse que la circunstancia de que el precepto referido
establezca que las partes perjudicadas podrán pedir la nulidad de la
notificación que se estima irregular antes de la sentencia definitiva, no debe
interpretarse en el sentido de que las notificaciones realizadas con
posterioridad al pronunciamiento de dicha sentencia no pueden ser
combatidas mediante el incidente de nulidad respectivo, ya que una correcta
interpretación del citado dispositivo legal conduce a la conclusión de que tal
exigencia opera lógicamente respecto de las notificaciones practicadas
antes de que se haya emitido la resolución definitiva, pero no para las
notificaciones realizadas con posterioridad al pronunciamiento del fallo,
pues sostener lo contrario propiciaría que a pesar de incurrirse en
deficiencias al practicarlas la parte afectada quedara indefensa ante ellas, lo
cual contravendría los términos de la primera parte del precepto aludido que
señala que las notificaciones hechas en forma distinta a la prevenida por la
ley serán nulas.” [15]
En el caso de que lo que se pretenda anular a través del incidente de que
se trata, sea la notificación de la sentencia (ya sea de primera o segunda
instancias), se estima que aquél es procedente aun cuando dicha sentencia
haya causado ejecutoria. Se afirma lo anterior, pues la notificación de la
sentencia lógicamente acaece con posterioridad a su dictado. Luego, la
consecuencia de la interlocutoria que declare fundado el incidente de que se
trata, será que se practique la notificación de la sentencia en forma legal,
subsanando las deficiencias que motivaron su impugnación, sin que se
altere el contenido de la propia sentencia, pues ésta queda intocada en
tanto que lo único que se combate es la indebida notificación o su omisión.
En relación con lo antes expuesto, se considera que es aplicable, por
analogía, el criterio jurisprudencial que a continuación se apunta:
“NULIDAD DE NOTIFICACIONES. ES PROCEDENTE EL INCIDENTE
RELATIVO, INCLUSO SI YA FUE DICTADO EL AUTO QUE DECLARÓ
EJECUTORIADA LA SENTENCIA.- Si se parte de la interpretación que el
Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo del
artículo 32 de la Ley de Amparo en la jurisprudencia P./J. 5/94, y se toma en
cuenta que durante la sustanciación del juicio de garantías se presentan
diversas hipótesis relacionadas con las notificaciones que deben practicarse
para hacer del conocimiento de las partes las decisiones emitidas en cada
etapa procesal, debe aceptarse la procedencia del incidente de nulidad de
notificaciones no sólo contra aquellas que se practiquen antes de que el
Juez de Distrito dicte sentencia, pues en atención al espíritu del citado
artículo y a las directrices que ha establecido el Tribunal Pleno, a fin de no
dejar en estado de indefensión a la parte que se considere afectada, es
procedente el mencionado incidente en contra de la notificación de la
sentencia del Juez de Distrito, aun en el caso de que ésta ya se hubiese
declarado ejecutoriada, y en el supuesto de que aquél resultara fundado
deberá reponerse el procedimiento desde el punto en que se incurrió en la
nulidad, tal como lo ordena el referido precepto legal; sin que lo anterior
contravenga el principio de cosa juzgada, en virtud de que los efectos
jurídicos de la tramitación y resolución del referido incidente no afectan la
decisión del Juez de Distrito plasmada en su sentencia, pues en caso de
resultar fundado, sólo tendría como consecuencia ordenar que la
notificación de la sentencia se practique de manera legal, subsanando las
deficiencias que motivaron su impugnación, pero la sentencia misma queda
intocada.” [16]
[13] LUIS MARINO, Alberto. Notificaciones Procesales, Ed. ASTREA,
Buenos Aires, Argentina 2000, Segunda Edición, pág. 370.
[14] Jurisprudencia P./J. 30/94, sustentada por el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 235, del Tomo VI, Octava
Época del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS
2004, núm. reg. 205424.
[15] Jurisprudencia P./J. 5/94, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, visible en la pág. 236, del Tomo VI, Octava Época
del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995. IUS 2004,
núm. reg. 205483.
[16] Jurisprudencia P./J. 20/2004, sustentada por el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 5, del Tomo XIX, Mayo de
2004, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta.
IUS 2004, núm. reg. 181523.
4.6.1. Convalidación de la notificación deficiente u omitida.
El artículo 320 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 320. No obstante lo dispuesto en el título anterior, si la persona
mal notificada o no notificada se manifestare, ante el tribunal, sabedora de
la providencia, antes de promover el incidente de nulidad, la notificación mal
hecha u omitida surtirá sus efectos, como si estuviese hecha con arreglo a
la ley. En este caso, el incidente de nulidad que se promueva será
desechado de plano.”
Del precepto transcrito se desprende que si antes de promover el incidente
de nulidad, el afectado por una notificación mal hecha o no practicada se
manifestare, ante el tribunal, sabedor de la providencia, la notificación mal
hecha u omitida surtirá sus efectos como si se hubiere hecho conforme a las
disposiciones legales aplicables y el incidente de nulidad que el afectado
promueva se desechará de plano.
Como se ve, la omisión de las notificaciones o su defecto se subsana si la
parte a la que se le notificó deficientemente o no se le notificó una
resolución, se manifiesta sabedora de ésta antes de promover el incidente
de que se trata. En otras palabras, el hecho de que la parte interesada en la
resolución cuya notificación se omitió o se hizo en forma irregular, tome
conocimiento de aquélla, impide admitir el incidente de nulidad de
notificaciones. Esto es así, pues al tomar conocimiento de la resolución mal
notificada o no notificada, se convalidan los actos que eran anulables
(principio de convalidación), en tanto que tal conocimiento le permite a la
parte correspondiente cumplir oportunamente los actos procesales
vinculados con dicha resolución. [17] Al respecto, se estima que tal
conocimiento debe ser inequívoco y directo, esto es, debe advertirse del
propio expediente por una actuación posterior que lo demuestre.
Lo anterior se corrobora con el criterio siguiente:
“NOTIFICACIONES IRREGULARES EN EL AMPARO. LAS CONVALIDAN
LAS MANIFESTACIONES EN EL JUICIO QUE REVELEN EL
CONOCIMIENTO DE LAS MISMAS.- El artículo 320 del Código Federal del
Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, dispone
que: ‘... si la persona mal notificada o no notificada se manifestare ante el
tribunal sabedora de la providencia, antes de promover el incidente de
nulidad, la notificación mal hecha u omitida surtirá sus efectos, como si
estuviera hecha con arreglo a la ley’; así que, si la parte notificada
indebidamente en el juicio de amparo, se ostenta sabedora del acuerdo,
asunto o proveído objeto de la notificación, cuando ejercita algún acto
procesal con posterioridad a la diligencia ilegítima, realizado dicho acto, se
convalida la notificación ilegal, pero siempre que dicho acto revele el
conocimiento de la actuación materia de la notificación.” [18]
[17] Sobre el particular, el tratadista argentino Víctor De Santo sostiene que
“en atención a que el factor de la nulidad de la notificación debe buscarse
en la existencia de un defecto cuya gravedad redunde en impedimento del
destinatario de cumplir oportunamente los actos procesales vinculados a la
resolución que se notifica, no hay invalidez cuando resulta que la parte ha
tenido conocimiento de la resolución, pues lo relevante es el conocimiento
efectivamente obtenido por la interesada y no el modo o vía como accedió a
él.” DE SANTO, Víctor. Notificaciones Procesales. pág. 319.
[18] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno
Circuito, visible en la página 277, del Tomo XI, Abril de 1993, Octava Época
del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 216678.

4.7. Reglas para practicar las notificaciones en los procesos civiles.


Para practicar las notificaciones en los procesos civiles (juicios ordinarios y
ejecutivos, medios preparatorios a juicio y jurisdicción voluntaria), los
actuarios judiciales deben ajustarse a las reglas previstas en el Código
Federal de Procedimientos Civiles. Estas reglas varían según el tipo de
notificación que se practique. En tales condiciones, en los temas
subsecuentes se expondrán los supuestos de procedencia de cada uno de
los tipos de notificación que se practican en los procesos civiles, la forma en
que deben notificarse determinadas resoluciones judiciales y la manera en
que los actuarios judiciales deben proceder ante las diversas situaciones
que se presentan al practicar las notificaciones.
4.7.1. Notificaciones personales.
4.7.1.1. De su procedencia.
El artículo 309 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones serán personales: I. Para emplazar a
juicio al demandado, y en todo caso en que se trate de la primera
notificación en el negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante más de
seis meses, por cualquier motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de
una parte, se le hará la notificación por edictos; III. Cuando el tribunal estime
que se trata de un caso urgente, o que, por alguna circunstancia, deben ser
personales, y así lo ordene expresamente, y IV. En todo caso, al Procurador
de la República y Agentes del Ministerio Público Federal, y cuando la ley
expresamente lo disponga.”
De la disposición legal transcrita se desprende que las notificaciones
invariablemente se harán personalmente:
a) Tratándose del auto que ordena emplazar a juicio al demandado;
b) En los casos en que se trate de la primera notificación en el juicio;
c) Cuando se trate de la resolución que se dicte en un juicio en el que se
haya dejado de actuar por más de seis meses;
d) En el supuesto de que así lo ordene el titular del órgano jurisdiccional;
e) Cuando vayan dirigidas al Procurador General de la República y a los
agentes del Ministerio Público de la Federación;
f) En los casos en que la ley lo ordene en forma expresa.
En relación con el supuesto precisado en el apartado a), resulta conveniente
transcribir los artículos 305 y 306 del Código Federal de Procedimientos
Civiles; dicen:
“ARTÍCULO 305.- Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la
población en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las
notificaciones que deban ser personales. Igualmente deben señalar la casa
en que ha de hacerse la primera notificación a la persona o personas contra
quienes promuevan, o a las que les interese que se notifique, por la
intervención que deban tener en el asunto. No es necesario señalar el
domicilio de los funcionarios públicos. Estos siempre serán notificados en su
residencia oficial.”
“ARTÍCULO 306.- Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la
primera parte del artículo anterior, las notificaciones personales se le harán
conforme a las reglas para las notificaciones que no deban ser personales.-
Si faltare a la segunda parte del mismo artículo, no se hará notificación
alguna a la persona o personas contra quienes promueva o a las que le
interese que sean notificadas, mientras no se subsane la omisión; a menos
que las personas indicadas ocurran espontáneamente al tribunal, a
notificarse.”
De las disposiciones transcritas se desprende que en el escrito en el que se
formule una demanda, el actor debe señalar el domicilio del demandado y
de todas las personas que deban intervenir en el juicio, por tener interés en
el mismo. En caso de que el actor omita señalar los domicilios
correspondientes, no se hará notificación alguna al demandado ni a las
personas que deban intervenir en el juicio, es decir, no se practicará el
emplazamiento.
Por otra parte, según se dijo en el apartado b), la primera notificación en el
juicio siempre se hará personalmente. Tal forma de proceder se explica
pues la notificación personal garantiza que el sujeto con quien se entiende
queda enterado de que ante determinado órgano jurisdiccional federal está
radicado un juicio al que debe comparecer.
En el inciso c), se estableció que la resolución que se dicte en un juicio en el
que se hubiere dejado de actuar por más de seis meses, debe notificarse en
forma personal. Esto se explica porque durante esos seis meses pueden
acaecer diversos hechos que pueden incidir en el juicio. Así, por ejemplo,
pudo haber cambiado el titular del órgano jurisdiccional y una de las partes
en el juicio considera que el nuevo titular está impedido para conocer de
éste y, por tanto, interpone recusación; o pudo haber muerto alguna de las
partes, etcétera.
Por otra parte, en el inciso d), se apuntó que el titular del órgano
jurisdiccional tiene la facultad de ordenar que una resolución se notifique
personalmente. Luego, aun cuando la resolución no encuadre en alguno de
los supuestos previstos en el citado artículo 309 del Código Federal de
Procedimientos Civiles (que establece las resoluciones que en forma
obligada deben notificarse personalmente), si el titular del órgano
jurisdiccional ordena que aquélla se notifique en forma personal, el actuario
judicial debe cumplir con esa orden.
Es muy importante precisar que la facultad contenida en la fracción III del
artículo 309 del Código Federal de Procedimientos Civiles, está conferida
única y exclusivamente a la autoridad que conoce del juicio o proceso civil.
En este sentido, es el titular del órgano jurisdiccional el que debe determinar
si una resolución debe notificarse personalmente a alguna de las partes en
el juicio. Siendo así, es inconcuso que el actuario judicial, en ningún caso
podrá, motu proprio, determinar que una resolución que no se ubique en
alguno de los supuestos previstos en el citado precepto legal, se notifique
en forma personal.
En el inciso e), se estableció que siempre se notificará en forma personal al
Procurador General de la República o a los agentes del Ministerio Público
de la Federación. Esta forma de proceder genera la certeza de que la
representación social conoce las determinaciones que se dictan en los
procesos civiles en los que interviene.
Finalmente, en el inciso f), se sostuvo que las resoluciones deben
notificarse personalmente en los casos en que la ley lo ordene en forma
expresa. Así, por ejemplo, el artículo 152 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 152. Rendidos los dictámenes, dentro de los tres días
siguientes del últimamente presentado, los examinará el tribunal, y, si
discordaren en alguno o algunos de los puntos esenciales sobre que debe
versar el parecer pericial, mandará, de oficio, que, por notificación personal,
se hagan del conocimiento del perito tercero, entregándole las copias de
ellos, y previniéndole que, dentro del término que le señale, rinda el suyo. Si
el término fijado no bastare, el tribunal podrá acordar, a petición del perito,
que se le amplíe.- El perito tercero no está obligado a adoptar alguna de las
opiniones de los otros peritos.”
Por otra parte, además de los supuestos antes explicados, los actuarios
judiciales deben estar atentos a la jurisprudencia que sustente la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y los tribunales colegiados de Circuito. Se
afirma lo anterior, pues puede suceder que una resolución que no encuadre
en alguno de los supuestos previstos en el artículo 309 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, deba notificarse personalmente, en términos de
la jurisprudencia. Como ejemplo de lo anterior, enseguida se cita una
jurisprudencia que se estima es aplicable, por analogía, a los procesos
civiles federales.
“MEDIOS DE APREMIO. EL APERCIBIMIENTO DE SU IMPOSICIÓN Y LA
OBLIGACIÓN A CUMPLIMENTAR DEBEN NOTIFICARSE
PERSONALMENTE.- Por lo que ve a los medios de apremio,
doctrinariamente se considera que su aplicabilidad está sujeta a las
siguientes condiciones: 1a. La existencia de una determinación, justa y
fundada en derecho, que deba ser cumplida por las partes, o por alguna de
las personas involucradas en el litigio. 2a. La comunicación oportuna,
mediante notificación personal al obligado con el apercibimiento de que, de
no obedecerla, se le aplicará una medida de apremio precisa y concreta. 3a.
Que conste o se desprenda de autos la oposición o negativa injustificada del
obligado a obedecer el mandamiento judicial, es decir, que el
incumplimiento sea realmente un acto u omisión ilícitos. 4a. Una razón
grave, a juicio del juzgador, para decretar el medio de apremio. De las
anteriores condiciones, debe destacarse la segunda, consistente en que se
comunique mediante notificación personal, a quien se exija, el cumplimiento
de la determinación judicial, el requerimiento o disposición judicial a
cumplimentar, así como el apercibimiento de la aplicación de la medida de
apremio para el caso de incumplimiento. La finalidad de tal exigencia
consiste en dejar constancia fehaciente de que la persona vinculada pudo
conocer, con toda oportunidad, tanto la obligación que le impuso el juzgador
como el apercibimiento de la imposición de una concreta medida de
apremio, en caso de no dar cumplimiento, a fin de que pueda impugnarla si
la considera lesiva de su derecho y quiere evitarla, o bien, para que pueda
preparar lo necesario para proceder al cumplimiento, o que quede clara su
resistencia al cumplimiento. Además, existe un fundamento directo para la
procedencia de la notificación personal, que es el artículo 114, fracción V
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, conforme al
cual será notificado personalmente en el domicilio de los litigantes, el
requerimiento de un acto a la parte que deba cumplirlo, toda vez que en los
casos en comento se contiene un requerimiento. Tal situación se justifica,
además, porque para estar en aptitud de cumplir un requerimiento, éste
debe conocerse con anterioridad a la fecha en que deba cumplirse, pues de
lo contrario pueden presentarse múltiples situaciones que impidan al
requerido el cumplimiento, como por ejemplo, que el obligado tuviera en
lugar distinto el objeto o documento cuya exhibición se exigiera; que se
encontraran en posesión de persona distinta, a la que en el momento de la
diligencia no fuera posible localizar; que el directamente obligado no se
encuentre al momento de la diligencia, etcétera; casos todos en que no se
puede atribuir incumplimiento culpable, si no se proporcionó la posibilidad
de preparar el cumplimiento.” [19]
Ahora bien, del análisis de las disposiciones del Código Federal de
Procedimientos Civiles, que regulan la forma en que deben practicarse las
notificaciones personales, se advierte que la notificación del auto en el que
se admite a trámite la demanda y se ordena emplazar al demandado, está
sujeta a reglas especiales. Se afirma lo anterior, pues el procedimiento
conforme al cual debe notificarse dicho auto, establece la obligación de
dejar citatorio en caso de que el actuario judicial no encuentre al
demandado en la primera búsqueda. Cabe precisar que tratándose de
resoluciones que también deban notificarse personalmente (distintas del
auto por el que se ordena emplazar al demandado), el mencionado código
adjetivo civil no establece la obligación de dejar citatorio en caso de que en
la primera búsqueda no se encuentre al interesado. De lo anterior se
desprende que la diferencia entre la notificación del auto por el que se
ordena emplazar al demandado, y la notificación de las resoluciones
distintas de dicho auto que también deben notificarse personalmente, radica
en que al notificar estas últimas no es necesario dejar citatorio a efecto de
que el interesado espere al actuario judicial en determinada fecha y hora.
En tales condiciones, en primer término se expondrán las reglas a las que
los actuarios judiciales deben ajustarse al practicar la notificación del auto
que admite a trámite la demanda y ordena emplazar a juicio al demandado
y, posteriormente, se explicará el procedimiento que debe seguirse para
notificar personalmente las resoluciones distintas de dicho proveído.
[19] Jurisprudencia número I.4º.C.J/4, sustentada por el Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, visible en la pág. 157, del
Tomo III, Enero de 1996, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 203524.
4.7.1.2. Notificación de la demanda.
Para la práctica de la notificación de la demanda, el actuario judicial debe
ajustarse a las reglas contenidas en los artículos 305, 310, 311 y 313 del
Código Federal de Procedimientos Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 305.- Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la
población en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las
notificaciones que deban ser personales. Igualmente deben señalar la casa
en que ha de hacerse la primera notificación a la persona o personas contra
quienes promuevan, o a las que les interese que se notifique, por la
intervención que deban tener en el asunto. No es necesario señalar el
domicilio de los funcionarios públicos. Estos siempre serán notificados en su
residencia oficial.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.- Al Procurador de la
República y a los agentes del Ministerio Público Federal, en sus respectivos
casos, las notificaciones personales les serán hechas a ellos o a quienes los
substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los términos de la ley
orgánica de la institución.- Si se tratare de la notificación de la demanda, y a
la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.- En caso de no poder cerciorarse el notificador, de que vive, en la
casa designada, la persona que debe ser notificada, se abstendrá de
practicar la notificación, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada
de que se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le
hará la notificación en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra,
según los datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede
igualmente hacerse la notificación personalmente al interesado, en cualquier
lugar en que se encuentre; pero, en los casos de este artículo, deberá
certificar, el notificador, ser la persona notificada de su conocimiento
personal, o haberle sido identificada por dos testigos de su conocimiento,
que firmarán con él, si supieren hacerlo. Para hacer la notificación, en los
casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente hiciere diversa
designación del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinación judicial.”
Conforme al citado artículo 305 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, todos los litigantes, en el primer escrito, tienen la obligación de
señalar la casa en la que debe hacerse la primera notificación a la persona
o personas contra quienes se promueva el juicio. Si no se hace tal
señalamiento, no se hará notificación alguna. Atento lo anterior, antes de
practicar un emplazamiento, los actuarios judiciales deben leer
cuidadosamente el escrito de demanda, con la finalidad de obtener los
datos que les permitan ubicar la casa en la que deberán constituirse a
efecto de practicar el emplazamiento. Cabe precisar que esta forma de
proceder resulta conveniente aun en los supuestos en los que los datos de
ubicación del domicilio del demandado se hayan asentado en el auto
admisorio. Se afirma lo anterior, pues puede suceder que por la carga de
trabajo tales datos se hayan asentado en forma incompleta o incorrecta.
Una vez que el actuario judicial se ha cerciorado de tener los datos que le
permitirán ubicar el domicilio del demandado, deberá constituirse en aquél a
efecto de practicar la notificación personal. Así, puede suceder que una vez
constituido en el referido domicilio: a) sea atendido por el interesado, su
representante o apoderado; b) sea atendido por una persona distinta del
interesado, su representante o apoderado; y, c) nadie atienda su llamado o
quien lo hace, se niega a recibir la documentación correspondiente. A
continuación se explicará la forma en que debe proceder el actuario judicial
en cada uno de los referidos supuestos.

4.7.1.2.1. De la notificación de la demanda cuando el actuario judicial


encuentra al demandado en la primera búsqueda.
Según se vio, la notificación de la demanda debe practicarse en la casa en
la que, según los datos proporcionados por el actor en su escrito de
demanda, pueda encontrarse al demandado. Conforme al artículo 311 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, el actuario judicial, antes de
hacer la notificación correspondiente, debe cerciorarse, por cualquier medio,
de que el demandado efectivamente puede ser encontrado en dicha casa.
Hecho lo anterior, el funcionario judicial procederá a practicar el
emplazamiento correspondiente. En el supuesto que se expone, se parte de
la hipótesis de que el actuario judicial encuentra al interesado en la primera
búsqueda. En este orden de ideas, una vez que la persona buscada atiende
el llamado del referido funcionario judicial, éste deberá: a) identificarse e
informar al interesado el motivo de la diligencia; b) identificar al interesado;
y, c) entregar al interesado copia íntegra, autorizada, de la resolución que
se notifica, así como copia de la demanda y de los documentos que el actor
haya adjuntado a ésta.
De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, la razón que el actuario
judicial debe levantar cuando en la primera búsqueda encuentra al
interesado y le notifica la demanda promovida en su contra, debe contener,
por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 12):
1.- El número de juicio.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
interesado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito
dicho funcionario judicial.
4.- La forma en que se cercioró de que la persona con quien debía entender
la diligencia efectivamente podía ser encontrado en la casa señalada por el
actor.
5.- Nombre y apellidos del interesado así como la forma en que se identificó.
6.- Fecha de la resolución que se notificó y la circunstancia de que se
entregó al interesado copia íntegra y autorizada de ésta, así como copia de
la demanda y sus anexos.
7.- En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la práctica
de la diligencia.
8. Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no
supiere o no quisiere firmar, se hará constar tal circunstancia.

4.7.1.2.2. De la notificación de la demanda cuando el actuario judicial, en la


primera búsqueda, encuentra a una persona distinta del interesado.
Puede suceder que el actuario judicial al que se le haya encomendado
notificar la demanda, al constituirse por vez primera en el domicilio del
interesado, no encuentre a éste pero sí a alguna otra persona, por ejemplo,
un familiar o empleado de aquél. En este supuesto, el mencionado
funcionario judicial puede entender la diligencia con la persona que lo
atienda. En efecto, el último párrafo del artículo 310 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 310. Si se tratare de la notificación de la demanda, y a la
primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
De la disposición transcrita se infiere que una vez que una persona distinta
del interesado atiende el llamado del actuario judicial, éste deberá proceder
de la siguiente forma: a) deberá identificarse e informar a la persona que
atendió su llamado el motivo de la diligencia; b) solicitará la presencia del
interesado, su apoderado o representante, según sea el caso (en el
supuesto que se expone éstos no se encuentran en el domicilio); c)
identificará a la persona con la que entienda la diligencia; y, d) le hará
entrega de un citatorio dirigido al interesado, para que éste lo espere en una
hora fija del día siguiente, con el apercibimiento consistente en que si no lo
espera, la notificación se hará mediante instructivo.
En las relatadas circunstancias, el actuario judicial, además de entregar el
citatorio a la persona con quien entendió la diligencia, deberá levantar una
razón en la que haga constar los pormenores de la misma. El citatorio de
que se trata debe contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo
13):
1.- La mención de que se trata de un citatorio.
2.- Nombre y apellidos del interesado, así como su domicilio.
3.- Fecha de la resolución que se pretende notificar y la mención de que es
el auto mediante el cual se admitió a trámite una demanda.
4.- Fecha y hora en que el actuario judicial se constituirá nuevamente en el
domicilio del interesado para llevar a cabo la notificación correspondiente.
5.- Nombre y, en su caso, firma de la persona que recibe el citatorio.
6.- El apercibimiento consistente en que si el interesado no espera al
actuario en la fecha y hora mencionadas en el citatorio, el proveído
correspondiente se notificará por instructivo, en términos del tercer párrafo
del artículo 310 del Código Federal de Procedimientos Civiles.
7.- Lugar y fecha en que se practicó la diligencia.
8.- Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razón que el actuario judicial debe levantar con motivo de
la diligencia en la que haya entregado el citatorio, debe contener, por lo
menos, los siguientes datos (ver anexo 14):
1.- La mención de que se trata de una razón de citatorio.
2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre, apellidos y cargo del funcionario judicial que practicó la
diligencia.
4.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó y el nombre y apellidos
del interesado.
5.- Fecha de la resolución que se pretende notificar (haciendo mención que
se trata del auto por el que se admitió a trámite una demanda) y el número
de juicio.
6.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia, la
forma en que se identificó y el hecho de que el actuario judicial le hizo saber
el motivo de su visita.
7.- Lo expuesto por la persona con quien se entendió la diligencia, en el
sentido de que en ese domicilio puede notificarse al interesado pero que en
ese momento no se encuentra.
8.- La mención de que le entrega un citatorio para que el interesado lo
espere en la fecha y hora precisadas en el mismo.
9.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad el citatorio.
10.- Firma del actuario judicial.
Es muy importante apuntar aquí que el actuario judicial que se constituye en
el inmueble que el actor señaló como el indicado para emplazar a juicio al
demandado, se cerciore de que en dicho domicilio puede ser encontrada la
persona que debe ser emplazada. Para ello, el funcionario judicial debe
asegurarse de cuestionar a la persona con quien entienda la diligencia, si en
esa casa puede encontrarse al interesado, debiendo asentar la respuesta
correspondiente. Esta obligación se desprende del primer párrafo del
artículo 311 del Código Federal de Procedimientos Civiles, que dice:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.”
Ahora bien, una vez que el actuario judicial, en cumplimiento al citatorio, se
constituye nuevamente en el domicilio del demandado, pueden presentarse
las siguientes situaciones:
a) Que el interesado haya esperado al actuario judicial en la fecha y hora
fijadas en el citatorio;
b) Que el interesado no haya esperado al actuario judicial, pero éste
entienda la diligencia con algún pariente o trabajador de aquél; y,
c) Que nadie atienda el llamado del actuario judicial o que habiéndolo
atendido el interesado o una persona distinta de éste, se nieguen a recibir la
documentación correspondiente.

4.7.1.2.2.1. De la notificación de la demanda cuando el interesado espera al


actuario judicial en la fecha y hora fijadas en al citatorio.
En este supuesto el actuario judicial debe practicar el emplazamiento en los
términos expuestos en el punto 4.7.1.2.1., esto es, tal y como si hubiera
encontrado al interesado en la primera búsqueda. Así, una vez hecha la
notificación, deberán agregarse a los autos del juicio civil de que se trate,
inmediatamente después del proveído en el que se admitió a trámite la
demanda y se ordenó emplazar al demandado, las siguientes constancias:
1. razón actuarial levantada con motivo de la diligencia en la que, al no
haber encontrado al interesado, se entregó el citatorio correspondiente; 2.
copia del citatorio; y, 3. razón levantada con motivo de la notificación
personal practicada en la fecha y hora precisadas en el mencionado
citatorio.
4.7.1.2.2.2. De la notificación de la demanda cuando el interesado no
espera al actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio, pero la
diligencia se entiende con algún pariente o trabajador del propio interesado.
En este supuesto lo que procede es que el actuario judicial haga efectivo el
apercibimiento contenido en el citatorio, esto es, que practique la
notificación mediante instructivo. Éste debe dejarse en poder de la persona
con quien se entendió la diligencia. Lo anterior, en términos del artículo 310
del Código Federal de Procedimientos Civiles, que estatuye:
“ARTÍCULO 310. Si se tratare de la notificación de la demanda, y a la
primera busca (sic) no se encontrare a quien deba ser notificado, se le
dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día
siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las
copias respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
El instructivo de notificación debe contener los datos que a continuación se
apuntan (ver anexo 15):
1.- La mención de que se trata de un instructivo.
2.- Nombre y apellidos del interesado y la mención de que es la parte
demandada.
3.- Domicilio en el que se constituyó el actuario judicial.
4.- Número de juicio y nombre del actor (si fueren varios, se pondrá el
nombre del representante común seguido de las palabras “y otros”).
5.- La fecha del auto que se notifica.
6.- La mención de que al instructivo se acompaña copia del referido auto,
así como de la demanda y sus anexos.
7.- El nombre de la persona a la que se le entrega el instructivo y la forma
en que se identificó.
8.- Fecha y hora en que se entrega el instructivo (que necesariamente
deben coincidir con las precisadas en el citatorio para que el interesado
esperara al actuario).
9.- En su caso, firma de la persona a quien se entregó el instructivo de
notificación.
10.- Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razón que el actuario debe levantar con motivo de la
diligencia en la que entregó el referido instructivo, debe contener los
siguientes datos (ver anexo 16):
1.- Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó nuevamente
en el domicilio del interesado (la fecha y hora necesariamente deben
coincidir con las asentadas en el citatorio para que el interesado esperara al
actuario).
2.- Nombre y cargo del funcionario judicial que practicó la diligencia.
3.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó.
4.- La resolución que se pretende notificar.
5.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia y la
forma en que se identificó.
6.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia informó al
actuario que el interesado no estaba en el domicilio.
7.- La afirmación consistente en que como el interesado hizo caso omiso del
citatorio, se hace efectivo el apercibimiento contenido en el mismo y, por
tanto, la resolución correspondiente se notificó mediante instructivo que se
entregó a la persona con la que se entendió la diligencia.
8.- Firma del actuario judicial.
En este caso, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente
de que se trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las
siguientes constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera
búsqueda, en la que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial
levantada con motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y
hora precisadas en el citatorio; y, d) copia del instructivo de notificación.

4.7.1.2.2.3. De la notificación de la demanda cuando nadie haya esperado


al actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el citatorio...
4.7.1.2.2.3. De la notificación de la demanda cuando nadie haya esperado
al actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el citatorio, o que
habiendo encontrado al interesado o a alguna persona distinta de éste, se
negare a recibir la documentación correspondiente.
En este caso, lo que debe hacer el actuario judicial, es fijar en la puerta de
la casa del interesado el instructivo de notificación. A éste deberá adjuntar
copia de la demanda y sus anexos. De lo anterior deberá levantar la razón
correspondiente. Ello, en términos del artículo 312 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, que dice:
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con
quien se entienda la notificación, a recibir ésta, la hará el notificador por
medio de instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razón de
tal circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
El instructivo que se fija en la puerta de la casa del interesado debe
contener los mismos datos que el instructivo precisado en el punto
4.7.1.2.2.2., con la salvedad de que, en lugar del nombre de la persona a la
que se le entregó el instructivo, debe asentarse que éste se fijó en la puerta
del referido domicilio. Por otra parte, según se dijo, el actuario judicial debe
levantar una razón en la que haga constar que como nadie atendió su
llamado o quien lo hizo se negó a recibir la documentación correspondiente,
practicó la notificación mediante instructivo que fijó en la puerta del
inmueble. Esta razón debe contener la misma información que la razón
precisada en el punto 4.7.1.2.2.2., con la salvedad de que en aquélla, en
lugar de sostener que el instructivo se dejó en poder de una persona, debe
asentarse que aquél se fijó en la puerta de la casa del interesado (ver anexo
17).
En este supuesto, el referido funcionario judicial deberá agregar al
expediente de que se trate, inmediatamente después del proveído que
notificó, las siguientes constancias: a) la razón que levantó con motivo de la
primera búsqueda, en la que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón
actuarial levantada con motivo de la diligencia de notificación practicada en
la fecha y hora precisadas en el citatorio, en la que nadie atendió su llamado
o quien lo hizo se negó a recibir la documentación correspondiente; y, d)
copia del instructivo de notificación.

4.7.1.2.3. De la notificación de la demanda cuando el actuario judicial se


constituye por primera vez en el domicilio del interesado y nadie atiende su
llamado.
En los temas anteriores se ha expuesto la forma en que debe practicarse la
notificación de la demanda en los casos en que el actuario judicial, en la
primera búsqueda, es atendido por el propio demandado, su apoderado o
representante, según sea el caso, o por alguna persona distinta de éstos.
Procede ahora explicar cómo debe actuar dicho funcionario cuando en la
primera búsqueda nadie atiende su llamado.
El artículo 311 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.- En caso de no poder cerciorarse el notificador, de que vive, en la
casa designada, la persona que debe ser notificada, se abstendrá de
practicar la notificación, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
De la disposición transcrita se infiere que para notificar la demanda, el
actuario judicial debe cerciorarse de que el demandado puede ser
encontrado en la casa que el actor señaló en su demanda. Una vez
cerciorado de lo anterior, procederá a practicar la diligencia. En caso de que
dicho funcionario no pueda cerciorarse de que en el domicilio señalado por
el actor vive el demandado, se abstendrá de practicar la notificación y hará
constar tal circunstancia en la razón que al efecto levante, con la que se
dará cuenta al titular del órgano jurisdiccional.
En congruencia con lo anterior, si el actuario judicial se constituye en la
casa en la que puede ser emplazado el demando (de acuerdo con los datos
que el actor proporcionó en su escrito de demanda), y nadie atiende su
llamado, deberá indagar si aquél vive en dicho domicilio. Para tal efecto,
podrá preguntar a los vecinos. Si el actuario no obtiene ningún dato del que
se desprenda que en el referido domicilio vive el demandado, deberá
levantar la razón correspondiente, con la que se dará cuenta al titular del
órgano jurisdiccional a efecto de que determine lo que conforme a derecho
corresponda.
Los titulares de los órganos jurisdiccionales a los que se les da cuenta con
una razón como la que se aludió en el párrafo anterior, generalmente dictan
un proveído en el que ordenan al actuario que se constituya nuevamente en
el domicilio del demandado, en diversas fechas y horas a la que
previamente se constituyó y que, una vez hecho lo anterior, en caso de que
no se encuentre al interesado ni a ninguna otra persona, se le dé nueva
cuenta con las razones que al efecto se hayan levantado, con la finalidad de
que, con vista en éstas, se determine lo conducente.
En relación con lo antes expuesto se estima que resulta aplicable, por
analogía, el siguiente criterio:
“NOTIFICACIONES PERSONALES EN AMPARO. CASO EN QUE EL
QUEJOSO NO ESTÁ EN SU DOMICILIO NI NINGUNA OTRA PERSONA A
LA QUE PUDIERA DEJARSE CITATORIO.- El artículo 30 de la Ley de
Amparo, en ninguna de sus fracciones previene la forma en que deba
proceder la autoridad que conozca de un juicio de amparo, en los casos en
que se ordene notificar personalmente al quejoso, y que, además de no
encontrarse éste en el domicilio señalado para oír notificaciones, tampoco
esté presente algún pariente, empleado o doméstico del interesado, o
ninguna otra persona en ese domicilio, a la cual pudiera dejársele citatorio,
pero ello no implica que, por la eventual circunstancia de que el notificador
no encuentre alguna persona en el domicilio del quejoso, inmediatamente
deba ordenarse que una notificación personal se practique por lista, sino
que, atendiendo al principal cometido de las notificaciones, que es el de
hacer saber a la parte correspondiente la resolución que la originó, así como
a lo dispuesto por el propio precepto legal en lo atinente a las notificaciones
que deben practicarse a los terceros perjudicados o a las personas extrañas
al juicio, y desde luego, a la trascendencia de la resolución a notificar,
procede que se ordene al actuario respectivo, se constituya en el domicilio
para oír notificaciones en diversas horas y en distintas fechas.” [20]
[20] Tesis sustentada por el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito,
visible en la pág. 244, del Tomo IX, Marzo de 1992, Octava Época del
Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg. 220214.
4.7.1.2.4. De la notificación de la demanda cuando existe la sospecha
fundada de que las personas con las que se entiende la diligencia en la
casa del demandado, sostengan falsamente que éste no vive en dicho
domicilio.
Puede suceder que al intentar practicar el emplazamiento en el domicilio del
demandado, el actuario judicial sea atendido por una persona que sostenga
que en dicho domicilio no vive aquél. En este caso, si el actuario judicial
tiene la sospecha fundada de que tal negativa no corresponde a la realidad,
podrá emplazar al demandado en su lugar de trabajo o en el lugar en el que
se encuentre. En efecto, el artículo 313 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada
de que se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le
hará la notificación en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra,
según los datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede
igualmente hacerse la notificación personalmente al interesado, en cualquier
lugar en que se encuentre; pero, en los casos de este artículo, deberá
certificar, el notificador, ser la persona notificada de su conocimiento
personal, o haberle sido identificada por dos testigos de su conocimiento,
que firmarán con él, si supieren hacerlo. Para hacer la notificación, en los
casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente hiciere diversa
designación del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinación judicial.”
De la disposición transcrita se desprende que la notificación de la demanda
puede hacerse en el lugar en que habitualmente trabaje el demandado.
Cabe precisar que no es responsabilidad del actuario indagar el lugar en el
que habitualmente trabaja el demandado. Se afirma lo anterior, pues los
datos de tal lugar deben ser proporcionados por el actor.
Por otra parte, del precepto antes transcrito también se desprende que la
notificación personal puede hacerse en cualquier lugar en que se encuentre
el interesado. Para ello, es necesario que el actuario conozca
personalmente al sujeto a notificar o que éste haya sido identificado por dos
testigos que lo conozcan. En el primer caso, el actuario judicial, al levantar
la razón de notificación, deberá certificar que el interesado es de su
conocimiento personal. En el segundo, los testigos deberán identificar al
interesado y firmar la razón de notificación que levante dicho funcionario
judicial. Si no saben firmar, el actuario deberá asentar tal circunstancia en la
razón correspondiente.
Cabe precisar que para llevar a cabo la notificación en el lugar en el que
habitualmente trabaja el demandado, el actuario judicial no requiere de la
autorización del titular del órgano jurisdiccional, esto es, no es necesario
que éste dicte un proveído en el que autorice al actuario para que practique
la notificación en el centro de trabajo del demandado. Se afirma lo anterior,
pues el citado precepto, en la parte final, establece que para hacer la
notificación en los términos del propio artículo, no se requiere de una nueva
determinación judicial.
En relación con lo antes expuesto, resulta conveniente invocar el siguiente
criterio:
“TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, EMPLAZAMIENTO A
LOS. ES CORRECTO SEÑALAR EL DOMICILIO DEL CENTRO DE
TRABAJO PARA PRACTICARLO.- El artículo 129 de la ley burocrática que
establece los requisitos de la demanda, no señala tratándose del domicilio
del demandado que necesariamente deba ser el lugar en el que
habitualmente reside. Por lo tanto, es correcto que el titular actor señale
como domicilio para practicar la citación a juicio, el del centro donde labora
el trabajador demandado, ya que conforme al artículo 313 del Código
Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la codificación
burocrática, existe la posibilidad de que el emplazamiento a juicio se
practique en el lugar en que habitualmente trabaja la persona que deba ser
notificada.” [21]
[21] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia
de Trabajo del Primer Circuito, visible en la página 596, del Tomo II,
Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988 del Semanario Judicial de la
Federación. IUS 2004, núm. reg. 230707.

4.7.1.3. Del procedimiento para notificar en forma personal las resoluciones


distintas de aquella en la que se ordena admitir a trámite la demanda y
emplazar al demando.
Según se dijo, la diferencia entre la forma en que deben notificarse
personalmente los autos por los que se admite a trámite la demanda y se
ordena emplazar al demandado, y la manera en que deben notificarse
personalmente las resoluciones distintas de dicho auto, radica en que en
estas últimas no existe obligación para el actuario judicial de dejar citatorio
en caso de que en la primera búsqueda no encuentre al interesado. Esta
diferencia se advierte del análisis de los artículos 309, 310 y 312 del Código
Federal de Procedimientos Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones serán personales: I. Para emplazar a
juicio al demandado, y en todo caso en que se trate de la primera
notificación en el negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante más de
seis meses, por cualquier motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de
una parte, se le hará la notificación por edictos; III. Cuando el tribunal estime
que se trata de un caso urgente, o que, por alguna circunstancia, deben ser
personales, y así lo ordene expresamente, y IV. En todo caso, al Procurador
de la República y Agentes del Ministerio Público Federal, y cuando la ley
expresamente lo disponga.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.- Al Procurador de la
República y a los agentes del Ministerio Público Federal, en sus respectivos
casos, las notificaciones personales les serán hechas a ellos o a quienes los
substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los términos de la ley
orgánica de la institución.- Si se tratare de la notificación de la demanda, y a
la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con
quien se entienda la notificación, a recibir ésta, la hará el notificador por
medio de instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razón de
tal circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
De los preceptos transcritos se desprende que el único supuesto en el que
el actuario judicial está obligado a dejar citatorio, se actualiza cuando se dan
las siguientes circunstancias: a) que se trate de la notificación de la
demanda (emplazamiento al juicio); y, b) que no encuentre al demandado
en la primera búsqueda, pero la diligencia se entienda con alguna persona
diversa de aquél. De lo anterior se infiere que tratándose de resoluciones
distintas del proveído que ordena emplazar a juicio al demandado, que
también deban notificarse personalmente (en términos del artículo 309 del
citado ordenamiento legal), no existe obligación por parte del actuario de
dejar citatorio en caso de que no encuentre al interesado en la primera
búsqueda.
En efecto, en estos casos, la forma en que el actuario debe practicar la
notificación, es mediante instructivo que debe dejar en poder de la persona
distinta del interesado con quien entendió la diligencia o, en su caso, que
debe fijar en la puerta de la casa de aquél. En términos de la parte final del
artículo 312 del Código Federal de Procedimientos Civiles, el actuario
judicial también está obligado a fijar el instructivo de notificación en dicha
puerta, en los casos en que nadie atienda su llamado.
Atento lo anterior, el procedimiento para practicar las notificaciones
personales en las que el actuario no tiene obligación de dejar citatorio, es el
siguiente:
1.- Debe constituirse en la casa o despacho que el interesado haya
señalado para recibir notificaciones;
2.- Si es el propio interesado quien atiende su llamado, el actuario judicial
deberá practicar la notificación personal en los términos precisados en el
punto 4.7.1.2.1.;
3.- Si es una persona distinta del interesado quien atiende el llamado del
actuario judicial, o si nadie atiende su llamado o quien lo hace se niega a
recibir la notificación, ésta se practicará mediante instructivo. En el primer
caso, éste se dejará en poder de la persona con quien se entendió la
diligencia. En los casos restantes, el referido funcionario judicial deberá fijar
el instructivo en la puerta de la casa o despacho correspondiente.

4.7.1.4. De la notificación personal por comparecencia.


El artículo 316 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán
en el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el
día siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotulón, que se fijará en la
puerta del juzgado.- De toda notificación por rotulón se agregará, a los
autos, un tanto de aquél, asentándose la razón correspondiente.”
Del citado precepto legal se desprende que las resoluciones que no deban
notificarse personalmente se notificarán por rotulón a más tardar al día
siguiente de aquel en que se hayan dictado. En caso de que el interesado
comparezca al órgano jurisdiccional al día siguiente de que se haya dictado
la resolución correspondiente, el actuario judicial podrá notificarle
personalmente la resolución. A esta forma de notificar se le conoce como
notificación por comparecencia. Tal denominación obedece a que es el
propio interesado el que, motu proprio, comparece al órgano jurisdiccional a
efecto de que se le notifique personalmente la resolución que originalmente
se le notificaría mediante rotulón.
De la notificación a que se alude en el párrafo anterior deberá levantarse la
razón correspondiente. Ésta debe contener, por lo menos, los siguientes
datos (ver anexo 18):
1.- La mención de que se trata de una notificación por comparecencia.
2.- El número de juicio o recurso en el que se haya dictado la resolución que
se notifica.
3.- Lugar, fecha y hora en que se llevó a cabo la notificación personal.
4.- La mención de que el interesado compareció al órgano jurisdiccional, la
forma en que se identificó, el motivo de su presencia y el carácter que tiene
en el juicio.
5.- El hecho de que se le notifica la resolución correspondiente.
6. Firma del compareciente y del actuario judicial.
La razón de que se trata deberá agregarse a los autos del expediente de
que se trate, inmediatamente después del proveído que se notificó.

4.7.2. Notificaciones por rotulón.


4.7.2.1. De su procedencia.
El artículo 316 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán
en el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el
día siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotulón, que se fijará en la
puerta del juzgado.- De toda notificación por rotulón se agregará, a los
autos, un tanto de aquél, asentándose la razón correspondiente.”
De la disposición transcrita se desprende que las notificaciones que no
deban hacerse en forma personal, se practicarán mediante rotulón. Luego,
la notificación por rotulón procede respecto de resoluciones que no se
ubiquen en alguno de los supuestos previstos en el artículo 309 del Código
Federal de Procedimientos Civiles (que establece las resoluciones que
deben notificarse en forma personal).
Por otra parte, los artículos 305 y 306 del referido ordenamiento legal,
estatuyen:
“ARTÍCULO 305. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera
diligencia judicial en que intervengan, deben designar casa ubicada en la
población en que tenga su sede el tribunal, para que se les hagan las
notificaciones que deban ser personales. Igualmente deben señalar la casa
en que ha de hacerse la primera notificación a la persona o personas contra
quienes promuevan, o a las que les interese que se notifique, por la
intervención que deban tener en el asunto. No es necesario señalar el
domicilio de los funcionarios públicos. Estos siempre serán notificados en su
residencia oficial.”
“ARTÍCULO 306. Cuando un litigante no cumpla con lo prevenido en la
primera parte del artículo anterior, las notificaciones personales se le harán
conforme a las reglas para las notificaciones que no deban ser personales.-
Si faltare a la segunda parte del mismo artículo, no se hará notificación
alguna a la persona o personas contra quienes promueva o a las que le
interese que sean notificadas, mientras no se subsane la omisión; a menos
que las personas indicadas ocurran espontáneamente al tribunal, a
notificarse.”
De la anterior transcripción se desprende que los litigantes, en el primer
escrito que presenten ante el órgano jurisdiccional o en la primera diligencia
en que intervengan, deben señalar domicilio para recibir notificaciones.
Dicho domicilio debe estar ubicado en la población en la que resida el
órgano jurisdiccional correspondiente. En caso de que no se cumpla con tal
obligación, las notificaciones personales se practicarán conforme a las
reglas de las notificaciones que no deban ser personales, es decir, se
practicarán por rotulón.
Por otra parte, el artículo 315 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
dice:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dónde se encuentra,
la notificación se hará por edictos, que contendrán una relación sucinta de la
demanda, y se publicarán por tres veces, de siete en siete días, en el "Diario
Oficial" y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación en la
República, haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de
treinta días, contados del siguiente al de la última publicación. Se fijará,
además, en la puerta del tribunal, una copia integra de la resolución, por
todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece
por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el
juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
Conforme al citado precepto, procede notificar por edictos en los casos en
que la persona que se busque haya desaparecido, no tenga domicilio o se
ignore dónde se encuentra. La notificación por edictos, según se ha dicho,
consiste en la publicación de la resolución que se notifica en el Diario Oficial
de la Federación y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación
nacional. La resolución se publicará tres veces, con un intervalo de siete
días entre cada una de las publicaciones. Además, durante el tiempo
requerido para hacer las referidas publicaciones, se debe fijar en la puerta
del órgano jurisdiccional copia íntegra de la resolución. La persona buscada
debe presentarse al órgano jurisdiccional dentro de treinta días, contados
del siguiente al de la publicación del último edicto. Si pasado ese término, la
persona buscada no comparece (por sí, por apoderado o gestor) al órgano
jurisdiccional, el juicio se seguirá en rebeldía y las notificaciones
subsecuentes que deban hacerse a la persona a la que se notificó mediante
edictos, se practicarán mediante rotulón.
De lo hasta aquí expuesto se desprende que procede notificar por rotulón:
a) las resoluciones que no deban notificarse en forma personal; b) las
resoluciones que debiéndose notificar en forma personal, no puedan
notificarse de ese modo con motivo de que el litigante no señaló domicilio
dentro de la residencia del órgano jurisdiccional para recibir notificaciones;
y, c) las resoluciones que deban notificarse al demandado que fue
declarado en rebeldía con motivo de que no compareció al órgano
jurisdiccional dentro del término de treinta días contados a partir del
siguiente al de la publicación del último edicto.
4.7.2.2. Del procedimiento para practicar las notificaciones por rotulón.
El artículo 306 del Código Federal de Procedimientos Civiles establece:
“ARTÍCULO 316. Las notificaciones que no deban ser personales se harán
en el tribunal, si vienen las personas que han de recibirlas a más tardar el
día siguiente al en que se dicten las resoluciones que han de notificarse, sin
perjuicio de hacerlo, dentro de igual tiempo, por rotulón, que se fijará en la
puerta del juzgado.- De toda notificación por rotulón se agregará, a los
autos, un tanto de aquél, asentándose la razón correspondiente.”
Como se ve, el rotulón debe fijarse en la puerta del juzgado (o en un lugar
del órgano jurisdiccional de fácil acceso al público en general) a más tardar
al día siguiente de aquel en que se emitió la resolución correspondiente.
Ahora bien, el referido ordenamiento legal no establece la hora en que debe
fijarse el rotulón. No obstante, el artículo 281 del Código Federal de
Procedimientos Civiles dispone que las actuaciones judiciales deben
practicarse en días y horas hábiles, entendiendo por estas últimas las
comprendidas entre las ocho y las diecinueve horas. Luego, si se está a lo
establecido en dicho precepto, los actuarios judiciales deberán tener
especial cuidado en que el rotulón se fije en un lugar al que tengan acceso
los litigantes desde las ocho hasta las diecinueve horas.
No obstante lo expuesto en el párrafo anterior, la práctica demuestra que los
órganos jurisdiccionales generalmente tienen un horario de atención al
público. Dicho horario es el comprendido de las nueve a las quince horas.
En tales condiciones, se estima que lo conveniente es que el rotulón se fije
en la puerta del órgano jurisdiccional o en un lugar de éste que sea de fácil
acceso al público en general, a efecto de que los litigantes puedan
consultarlo durante dicho horario. Por tal razón, resulta necesario que el
actuario judicial responsable de practicar las notificaciones por rotulón,
asiente en éste la fecha y hora en que lo fijó.
En este orden de ideas, los datos que debe contener el rotulón, son los
siguientes (ver anexo 19):
1.- La mención de que se trata de un rotulón.
2.- Denominación del órgano jurisdiccional.
3.- Fecha y hora de la publicación del rotulón.
4.- El número de juicio o recurso.
5.- La parte o partes a las que está dirigida la notificación.
6.- Fecha del acuerdo que se notifica.
7.- Síntesis de la resolución que se notifica.
8.- Firma del funcionario judicial responsable de la publicación.
Por otra parte, según se desprende del segundo párrafo del artículo 316 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, una vez practicada la notificación
por rotulón, el actuario judicial debe agregar al expediente de que se trate,
inmediatamente después del auto que se notificó, las siguientes
constancias: a) un tanto del rotulón; y, b) la razón que haya levantado con
motivo de la notificación por rotulón.
La razón que el actuario judicial debe levantar al practicar una notificación
por rotulón, tiene por objeto que en el expediente quede constancia de la
fecha en que aquél se fijó, las partes a las que se les notificó por ese medio
y el hecho de que se agregó al expediente un tanto del rotulón. En tales
condiciones, la razón de que se trata debe contener, por lo menos, la
siguiente información (ver anexo 20):
1.- Nombre y apellidos del actuario judicial.
2.- La hora y fecha en que se fijó el rotulón.
3.- Fecha del proveído que se notificó mediante rotulón.
4.- La manifestación consistente en que a los autos del juicio de que se
trate, se agrega copia del rotulón.
5.- La parte o partes a las que se notificó por este medio.
6.- Firma del actuario judicial.
En otro orden de ideas, según se dijo, algunos titulares de los órganos
jurisdiccionales suelen encomendar a los actuarios que, previamente a
devolver el expediente al secretario encargado del trámite del mismo,
asienten en los autos la fecha en que surtió efectos la notificación que
practicaron (aunque en rigor, es el Secretario encargado del trámite el que
debe hacer tal anotación, pues es a él al que corresponde hacer los
cómputos de los plazos). De ser el caso, el actuario judicial, inmediatamente
después de la razón a la que se aludió en el párrafo anterior, deberá asentar
la fecha en que surtió sus efectos la notificación por rotulón (ver anexo 20).

4.7.3. Notificaciones por edictos.


4.7.3.1. Su procedencia.
El artículo 315 del Código Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dónde se encuentra,
la notificación se hará por edictos, que contendrán una relación suscinta de
la demanda, y se publicarán por tres veces, de siete en siete días, en el
Diario Oficial y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación en la
República, haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de
treinta días, contados del siguiente al de la última publicación. Se fijará,
además, en la puerta del tribunal, una copia integra de la resolución, por
todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece
por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el
juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
Del citado precepto se desprende que la notificación por edictos procede
cuando deba citarse a juicio a alguna persona que se encuentre en alguno
de los siguientes supuestos: a) que haya desaparecido; b) que no tenga
domicilio fijo; y, c) que se ignore dónde puede ser encontrada. En relación
con tales supuestos, conviene transcribir el siguiente criterio:
“EDICTOS, REQUISITOS PREVIOS A LA NOTIFICACIÓN POR.-
Previamente a la notificación que se realice por medio de edictos, debe
probarse en forma fehaciente que se ignora el domicilio del demandado,
pero tal ignorancia debe ser general, entendiéndose por ello que se
desconozca dicho domicilio tanto por el actor como por las personas de
quiénes se pudiera obtener información; asimismo debe comprobarse que la
búsqueda por la policía del lugar en que tuvo su último domicilio, fue
infructuosa, no bastando para ello la simple afirmación de esa institución,
sino la relación razonada que contenga las investigaciones que se
realizaron para que quede establecido en forma clara que efectivamente el
desconocimiento es general.” [22]
De la tesis transcrita se desprende que previamente a la práctica de la
notificación por medio de edictos, debe probarse en forma fehaciente que se
ignora el domicilio del demandado. Al respecto, debe decirse que tal
ignorancia debe entenderse en el sentido de que aun después de haberse
hecho una investigación para localizar el domicilio del demandado o de la
persona que deba citarse a juicio, dicho domicilio siga sin conocerse.
En relación con lo anterior, Chiovenda sostiene que ante la imposibilidad de
localizar al demandado o a la persona que deba intervenir en el juicio, los
edictos son una forma de notificar que permite que se integre la relación
jurídico procesal entre actor y demandado. Ello, pues si las notificaciones
por edictos se hacen con las formalidades de ley, la relación jurídico
procesal alcanza al demandado, aun cuando éste, por no haber atendido los
edictos, desconozca que hay una demanda promovida en su contra. [23]
[22] Tesis aislada sustentada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Primer Circuito, visible en la página 199, del Tomo 205-216 sexta
parte, Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004,
núm. reg. 247769.
[23] CHIOVENDA, Giuseppe. Ob.Cit., pág, 365.

4.7.3.2. Procedimiento para practicar las notificaciones por edictos.


El procedimiento para practicar las notificaciones por edictos, también está
previsto en el citado artículo 315 del Código Federal de Procedimientos
Civiles. De dicho precepto se desprende que la información que deben
contener los edictos, son: a) una relación sucinta de la demanda; y, b) el
requerimiento al interesado para que se presente en el órgano jurisdiccional
dentro del término de treinta días contados a partir del siguiente al de la
última publicación.
Del mismo precepto se desprende que la práctica de este tipo de
notificación, consiste en la publicación de los edictos por tres veces, con un
intervalo de siete días entre cada una de las publicaciones. Éstas se harán
en el Diario Oficial de la Federación y en uno de los diarios de mayor
circulación en la república. El costo de las publicaciones correrá a cargo del
actor. Además, en la puerta del órgano jurisdiccional se fijará copia íntegra
de la resolución que se pretende notificar, por todo el tiempo del
emplazamiento, esto es, por el tiempo que dure la publicación de los
edictos.
Es importante apuntar aquí, que no es responsabilidad de los actuarios la
elaboración y publicación de los edictos. En efecto, de la elaboración debe
encargarse el secretario, en tanto que de la publicación el propio actor,
quien debe acudir al órgano jurisdiccional a recoger los edictos, pagar su
publicación y exhibir ésta ante la autoridad jurisdiccional.
De lo anterior se desprende que en la práctica de la notificación por edictos,
sólo corresponde al actuario fijar en la puerta principal del órgano judicial,
durante todo el tiempo de la publicación, la resolución que se ordene
notificar por ese medio.
Por otro lado, del citado artículo 315 del código adjetivo civil invocado, se
desprende que pasado el mencionado término de treinta días, si la parte
interesada no comparece al órgano jurisdiccional correspondiente, el juicio
se seguirá en rebeldía, y las ulteriores notificaciones al demandado se
harán por rotulón.

4.8. Notificaciones en materia mercantil.


4.8.1. Plazo para notificar las resoluciones judiciales.
El primer párrafo del artículo 1068 del Código de Comercio estatuye:
“Art. 1068. Las notificaciones, citaciones y entrega de expedientes se
verificarán a más tardar el día siguiente a aquel en que se dicten las
resoluciones que ordenen su práctica. Si se tratare de notificaciones
personales, estas deberán realizarse dentro de los tres días siguientes a
aquel en que el notificador reciba el expediente. Sin perjuicio de lo anterior,
por causa justificada, el juez, bajo su responsabilidad, podrá ampliar los
plazos previstos en este párrafo
De la disposición legal transcrita se desprende que, por regla general, las
resoluciones deben notificarse a más tardar el día siguiente de aquel en que
se dictan y, del propio precepto se advierte que las resoluciones que deban
hacerse del conocimiento de las partes en forma personal, deberán
notificarse dentro de los tres días siguientes a aquel en que el notificador
reciba el expediente.

4.8.2. Personas a quienes deben notificarse las resoluciones judiciales.


Al igual que en los procedimientos civiles, en los juicios mercantiles (salvo la
excepción que más adelante se apuntará), además del actor y demandado,
pueden llegar a intervenir otras personas a las que se deben notificar las
resoluciones que se pronuncian en aquéllos. Tales personas son las
siguientes: a) terceros llamados a juicio; b) terceristas; c) sujetos que sin ser
parte en el juicio, intervienen en éste con motivo del desahogo de pruebas
(testigos y peritos, por ejemplo); y, d) funcionarios a los que suelen
solicitarse la realización de determinados actos con motivo de la tramitación
de los juicios (por ejemplo, los notarios públicos y los directores de los
Registros Públicos de la Propiedad y del Comercio).
La excepción antes referida se actualiza en los juicios ejecutivos
mercantiles. En efecto, en tales juicios no resulta procedente llamar a
terceros interesados. Lo anterior, en términos del siguiente criterio:
“JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. EN ATENCIÓN A SU NATURALEZA,
NO PROCEDE LLAMAR A TERCEROS INTERESADOS, A FIN DE QUE
SE INTEGREN A LA LITIS Y LA SENTENCIA QUE SE DICTE LES PARE
PERJUICIO.- Si bien es cierto que los artículos 1094, fracción VI y 1203 del
Código de Comercio, reformados mediante decreto publicado en el Diario
Oficial de la Federación el 24 de mayo de 1996, que prevén la figura jurídica
del tercero llamado a juicio se localizan en su libro quinto, título primero,
capítulos VIII y XII, respectivamente, que se refieren a las disposiciones
generales de los juicios mercantiles, específicamente a los capítulos de la
competencia y excepciones procesales y reglas generales sobre la prueba,
también lo es que no son aplicables al juicio ejecutivo, ya que de los
artículos 1391 a 1414 del Código de Comercio y 8o., 151 y 154 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, se desprende que dicho juicio
es un procedimiento con características y particularidades propias. En ese
sentido, de aceptarse que en esa clase de juicios pueda llamarse a terceras
personas para que se integren a la litis a fin de que la sentencia que se dicte
les pare perjuicio, es indudable que se desvirtuaría su naturaleza, porque de
sus propias características se advierte que es un juicio de ejecución basado
en un título preconstituido con pleno valor probatorio, y por ello no es un
juicio de conocimiento al cual deben ser llamadas todas las personas que
tengan interés en el mismo o la sentencia que se dicte les pueda parar
perjuicio, a fin de que aleguen lo que a su derecho convenga, aunado a lo
anterior, aunque dichos terceros quedaran sujetos a los términos previstos
para el procedimiento ejecutivo, es un hecho conocido que entre más
personas intervengan, más se prolongará el procedimiento, pues
necesariamente habrá que notificarles, concederles términos a cada una
para que ofrezcan pruebas, formulen alegatos o interpongan los recursos
que estimen procedentes, además, de que con tal llamamiento,
prácticamente se estaría derogando el artículo 154 de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito, ya que cuando el último tenedor de un
documento ejercite la acción cambiaria sólo en contra de uno de los
obligados, éste tendría el derecho de llamar a juicio a todos los demás, a fin
de que se integren a la litis y la sentencia que se dicte les pare perjuicio, con
lo que se nulifica el derecho del último tenedor de ejercitar la acción
cambiaria directa sólo contra uno de ellos, así como las demás
disposiciones que establecen la acción cambiaria de regreso, que es una
característica propia de los juicios ejecutivos mercantiles.” [24]
[24] Jurisprudencia número 1ª./J. 96/2004, sustentada por la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 226, del
Tomo XX, diciembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 179867.

4.8.2.1. Actor y demandado.


4.8.2.1.1. Personas físicas.
Los artículos 1056 y 1061, fracciones I y II del Código de Comercio
disponen:
“Art. 1056. Todo el que, conforme a la ley esté en el pleno ejercicio de sus
derechos puede comparecer en juicio. Aquellos que no se hallen en el caso
anterior, comparecerán a juicio por medio de sus representantes legítimos o
los que deban suplir su incapacidad conforme a derecho. Los ausentes e
ignorados serán representados como se previene en el Código Civil para el
Distrito Federal.”
“Art. 1061. Al primer escrito se acompañarán precisamente: I. El poder que
acredite la personalidad del que comparece en nombre de otro; II. El
documento o documentos que acrediten el carácter con que el litigante se
presente en juicio en el caso de tener representación legal de alguna
persona o corporación o cuando el derecho que reclame provenga de
habérsele transmitido por otra persona;”
De las disposiciones transcritas se infiere que el actor y el demandado
pueden actuar en los procedimientos mercantiles por sí mismos o por medio
de sus representantes. La representación puede ser legal o convencional.
La primera deriva directamente de la ley, y es la que requieren las personas
que, por carecer de capacidad procesal (por ejemplo los menores de edad),
no pueden actuar en los procedimientos mercantiles por sí mismos. Por
tanto, para que aquéllos puedan asumir efectivamente la calidad de parte
procesal, requieren del representante que se prevé en la propia ley; así por
ejemplo, el representante del menor de edad, conforme al artículo 427 del
Código Civil del Distrito Federal, es la persona que tiene la patria potestad
sobre él.
Por otro lado, la representación convencional es la que emana de la
voluntad de las partes, es decir, es la que se genera cuando una persona
capaz para actuar por sí misma en el juicio, designa a otra persona para
que lo haga a su nombre. Esta última recibe el nombre de apoderado
judicial. Se trata de un mandatario con poder bastante para representar en
juicio a su mandante.
En congruencia con lo antes expuesto, debe decirse que cuando en un
procedimiento mercantil el actor o el demandado actúan por sí mismos, las
resoluciones que se dicten en aquél se deben notificar directamente a ellos.
En los casos en los que el actor o el demandado tengan representante legal
o apoderado, las notificaciones se entenderán con éstos. En este supuesto,
ya no es necesario entender la notificación de que se trate con el actor o
demandado, pues basta que la diligencia se practique con el representante
legal o apoderado para que se tenga por legalmente hecha la notificación.
Por otra parte, en los procedimientos mercantiles en los que exista
litisconsorcio, los litisconsortes deberán litigar unidos y bajo una misma
representación. Así, tales litisconsortes pueden optar por designar
apoderado o representante común. En el primer caso, el apoderado es una
persona a quien le otorgan las facultades necesarias para que pueda actuar
en el juicio. En el segundo caso, el representante común siempre es uno de
los litisconsortes quien, una vez designado (esto es, una vez que el juez
dicta el proveído en el que le reconoce el carácter de representante común),
litigará por su propio derecho y en representación de los litisconsortes. De
aquí se sigue que una vez que el titular del órgano jurisdiccional tenga por
designado al apoderado o representante común, según sea el caso,
cualquiera de ellos podrá suscribir promociones, interponer recursos y, en
general, llevar a cabo todos los actos necesarios para la defensa de los
intereses de sus representados. Al respecto, resulta conveniente transcribir
el artículo 1060 del Código de Comercio; dice:
“Art. 1060. Existirá litisconsorcio, sea activo o sea pasivo, siempre que dos o
más personas ejerciten una misma acción u opongan la misma excepción,
para lo cual deberán litigar unidas y bajo una misma representación.- A este
efecto, dentro de tres días, nombrarán un mandatario judicial quien tendrá
las facultades que en el poder se le concedan, necesarias para la
continuación del juicio. En caso de no designar mandatario, podrán elegir de
entre ellas mismas un representante común. Si dentro del término señalado,
no nombraren mandatario judicial ni hicieren la elección de representante
común, o no se pusieren de acuerdo en ella, el juez nombrará al
representante común escogiendo a alguno de los que hayan sido
propuestos; y si nadie lo hubiere sido, a cualquiera de los interesados.- El
representante común que designe el juez tendrá las mismas facultades
como si litigara exclusivamente por su propio derecho, excepto las de
desistirse, transigir y comprometer en árbitros, el que designen los
interesados sólo tendrá estas últimas facultades, si expresamente le fueren
concedidas por los litisconsortes.- Cuando exista litisconsorcio de cualquier
clase, el mandatario nombrado, o en su caso el representante común, sea el
designado por los interesados o por el juez, será el único que puede
representar a los que hayan ejercitado la misma acción u opuesto la misma
excepción, con exclusión de las demás personas.- El fin del representante
común o la designación del mandatario por los que conforman un
litisconsorcio es evitar solicitudes múltiples, contrarias o contradictorias, por
lo que tales mandatarios y representantes serán inmediata y directamente
responsables por negligencia en su actuación y responderán de los daños y
perjuicios que causen a sus poderdantes y representados. El mandatario o
el representante común podrán actuar por medio de apoderado o
mandatario y autorizar personas para oír notificaciones en los términos del
Artículo 1069 de este Código.”
Como se ve, habrá litisconsorcio en los juicios mercantiles siempre que dos
o más personas ejerciten una misma acción u opongan la misma excepción.
En estos casos, según se dijo, los litisconsortes deben designar un
mandatario o representante común.
Cabe precisar que las partes pueden válidamente revocar el nombramiento
del apoderado, en cualquier etapa del procedimiento. A este respecto es
importante hacer la siguiente aclaración: si una de las partes exhibe un
escrito encauzado al juicio de que se trate, en el que solicita la revocación
del nombramiento de su apoderado y el titular del órgano jurisdiccional no
acuerda tal ocurso, el actuario judicial, previamente a practicar cualquier
notificación, deberá informar de tal omisión a su superior jerárquico, con la
finalidad de que éste dé cuenta al referido titular para que determine lo
conducente.
Los representantes legales y apoderados, en todos los casos, están
facultados para suscribir la demanda y su contestación. Este aserto se
corrobora con la lectura del artículo 1061 del Código de Comercio que dice:
“Art. 1061. Al primer escrito se acompañarán precisamente: I. El poder que
acredite la personalidad del que comparece en nombre de otro; II. El
documento o documentos que acrediten el carácter con que el litigante se
presente en juicio en el caso de tener representación legal de alguna
persona o corporación o cuando el derecho que reclame provenga de
habérsele transmitido por otra persona;”
Por otro lado, el artículo 1069 del Código de Comercio, en lo conducente,
estatuye:
“Art. 1069. Las partes podrán autorizar para oír notificaciones en su nombre,
a una o varias personas con capacidad legal, quienes quedarán facultadas
para interponer los recursos que procedan, ofrecer e intervenir en el
desahogo de pruebas, alegar en las audiencias, pedir se dicte sentencia
para evitar la consumación del término de caducidad por inactividad
procesal y realizar cualquier acto que resulte ser necesario para la defensa
de los derechos del autorizante, pero no podrá substituir o delegar dichas
facultades en un tercero. Las personas autorizadas conforme a la primera
parte de este párrafo, deberán acreditar encontrarse legalmente autorizadas
para ejercer la profesión de abogado o licenciado en Derecho, debiendo
proporcionar los datos correspondientes en el escrito en que se otorgue
dicha autorización y mostrar la cédula profesional o carta de pasante para la
práctica de la abogacía en las diligencias de prueba en que intervengan, en
el entendido que el autorizado que no cumpla con lo anterior, perderá la
facultad a que se refiere este artículo en perjuicio de la parte que lo hubiere
designado, y únicamente tendrá las que se indican en el penúltimo párrafo
de este artículo.- Las personas autorizadas en los términos de este artículo,
serán responsables de los daños y perjuicios que causen ante el que los
autorice, de acuerdo a las disposiciones aplicables del Código Civil para el
Distrito Federal, relativas al mandato y las demás conexas. Los autorizados
podrán renunciar a dicha calidad, mediante escrito presentado al tribunal,
haciendo saber las causas de la renuncia.- Los tribunales llevarán un libro
de registro de cédulas profesionales de abogados, en donde podrán
registrarse los profesionistas autorizados.- Las partes podrán designar
personas solamente autorizadas para oír notificaciones e imponerse de los
autos, a cualquiera con capacidad legal, quien no gozará de las demás
facultades a que se refieren los párrafos anteriores.- El juez al acordar lo
relativo a la autorización a que se refiere este artículo deberá expresar con
toda claridad el alcance con el que se reconoce la autorización otorgada.”
De la disposición legal transcrita se desprende que las partes pueden
designar autorizados. Éstos pueden gozar de facultades procesales amplias
o restringidas, según la forma en que se les autorice. En el primer caso, los
autorizados están facultados para oír notificaciones, imponerse de autos,
interponer los recursos que procedan y, en general, realizar cualquier acto
que resulte necesario para la defensa de los derechos del autorizante. En el
segundo, solamente podrán oír notificaciones e imponerse de autos.
Cabe precisar que los autorizados con facultades procesales amplias,
deberán encontrarse legalmente autorizados para ejercer la profesión de
abogado, lo que deberán acreditar ante el titular del órgano jurisdiccional.
Asimismo, no debe perderse de vista que dicho titular, al acordar lo relativo
a la autorización, deberá expresar el alcance de ésta, es decir, si el
autorizado goza de facultades procesales amplias o restringidas. Una vez
que el titular dicta el acuerdo correspondiente, basta con que el actuario
judicial entienda las notificaciones con el autorizado, para tener por
legalmente hecha la notificación.
Ahora bien, según se advierte del citado precepto legal, las personas
autorizadas pueden válidamente renunciar a tal calidad. Para ello, basta con
que presenten un escrito encauzado al expediente respectivo, exponiendo
las causas de su renuncia. Así, una vez que el titular del órgano
jurisdiccional acuerde favorablemente la renuncia correspondiente, la
persona que haya renunciado ya no podrá oír notificaciones. Lo anterior
obliga a los actuarios judiciales a hacer revisiones periódicas de los autos,
pues de lo contrario pueden incurrir en un error, al entender una notificación
personal con una persona que, por no tener ya el carácter de autorizado, no
puede válidamente oír las notificaciones personales que deban hacerse al
interesado. No sobra precisar que en el supuesto de que el escrito de
renuncia no hubiere sido acordado, y exista la necesidad de practicar una
notificación, el actuario judicial, previamente a practicar ésta, deberá
informar de tal omisión a su superior jerárquico con la finalidad de que éste
dé cuenta al titular del órgano jurisdiccional para que determine lo
conducente.
Es importante apuntar aquí, que los autorizados son personas a quienes las
partes en los procedimientos mercantiles les delegan determinadas
facultades procesales, mas no tienen el carácter de apoderados ni
representantes legales de éstas. Luego, dichos autorizados, en ningún caso
pueden suscribir la demanda ni la contestación a ésta, pues aquéllos
siempre intervendrán en los juicios mercantiles una vez que han sido
designados por las partes y la autoridad que conozca del juicio acuerde de
conformidad la designación.

4.8.2.1.2. Personas morales.


La fracción II del artículo 1061 del Código de Comercio dispone:
“Art. 1061. Al primer escrito se acompañarán precisamente: II. El documento
o documentos que acrediten el carácter con que el litigante se presente en
juicio en el caso de tener representación legal de alguna persona o
corporación o cuando el derecho que reclame provenga de habérsele
transmitido por otra persona;”
De la disposición transcrita se desprende que las personas morales
privadas deben intervenir en los juicios mercantiles por conducto de su
legítimo representante, esto es, deben actuar en los juicios por medio de
personas físicas a quienes sus estatutos otorgan la facultad de
representación. En estos casos, el titular del órgano jurisdiccional deberá
dictar un auto en el que conforme a los documentos exhibidos por el
compareciente, tenga a éste como representante de la persona moral. En
tal hipótesis el actuario deberá notificar todas las resoluciones que se dicten
en el proceso mercantil a la persona física que el juez tuvo como
representante de la persona moral.
Cabe precisar que el apoderado de la persona moral puede estar autorizado
para otorgar poderes a terceras personas. En este caso, una vez que el
titular del órgano jurisdiccional dicte el proveído en el que tenga por
designado al apoderado, las notificaciones deberán entenderse con éste.

4.8.2.1.3. Terceros llamados a juicio.


Según se dijo en el punto 4.3.3., los terceros llamados a juicio son personas
que se incorporan a éste y que, por tanto, pueden hacer valer los derechos
que a sus intereses legales convenga. Así, una vez que el titular del órgano
jurisdiccional reconoce el interés del tercero para intervenir en el juicio,
aquél adquiere el carácter de parte procesal. En este orden de ideas, será
hasta que el juez haya dictado el proveído en el que haga tal
reconocimiento, que el actuario judicial deberá notificarle las resoluciones
que se dicten en el juicio. Cabe aclarar que resulta frecuente que el juez
dicte un proveído en el que ordene que se dé vista con los autos a un
tercero, para que éste manifieste si tiene o no interés en intervenir en el
juicio. En este supuesto, obviamente se notificará al tercero el referido
proveído y sólo en el caso de que aquél, al desahogar la vista, haya
manifestado su interés en intervenir en el juicio y el titular del órgano
jurisdiccional lo haya reconocido, se le notificarán las resoluciones
subsecuentes.
Ya se dijo antes que los terceros llamados a juicio tienen el carácter de
parte, según se desprende del artículo 1203 del Código de Comercio que
dice:
“Art. 1203. Al día siguiente en que termine el período del ofrecimiento de
pruebas, el juez dictará resolución en la que determinará las pruebas que se
admitan sobre cada hecho, pudiendo limitar el número de testigos
prudencialmente. En ningún caso se admitirán pruebas contra del derecho o
la moral; que se hayan ofrecido extemporáneamente, sobre hechos no
controvertidos o ajenos a la litis; sobre hechos imposibles o notoriamente
inverosímiles, o bien que no reúnan los requisitos establecidos en el artículo
1198 de este Código.- Contra el auto que admita alguna prueba que
contravenga las prohibiciones señaladas anteriormente o que no reúna los
requisitos del artículo 1198, procede la apelación en efecto devolutivo,
cuando sea apelable la sentencia en lo principal. En el mismo efecto
devolutivo será apelable la determinación en que se deseche cualquier
prueba que ofrezcan las partes o terceros llamados a juicio, a los que
siempre se les considerará como partes en el mismo.”
Cabe precisar que los terceros llamados a juicio también pueden designar
apoderado o autorizados con facultades amplias o restringidas.

4.8.2.1.4. Terceristas.
Como se vio en el punto 4.3.4., los terceristas son sujetos ajenos al conflicto
y al litigio que, sin embargo, sufren personalmente alguno de sus efectos.
Por tanto, promueven un juicio dentro de un proceso existente. De este
modo, los terceristas se insertan en las relaciones procesales preexistentes
persiguiendo un interés propio y, en algunos casos, distinto al del actor y
demandado.
En los juicios mercantiles, las tercerías son coadyuvantes o excluyentes. Es
coadyuvante la tercería que auxilia o apoya la pretensión del actor o del
demandado. Es excluyente la que se opone a la pretensión del actor y
demandado. Al respecto, el artículo 1363 del Código de Comercio estatuye:
“Art. 1363. Las tercerías son coadyuvantes o excluyentes. Es coadyuvante
la tercería que auxilia la pretensión del demandante o la del demandado.
Las demás se llaman excluyentes.”
Las tercerías excluyentes pueden ser de dominio o de preferencia. En la
primera, el tercerista, en su calidad de propietario de un bien, sufre los
efectos del embargo trabado sobre él en un litigio en el que no es parte
procesal. Esta tercería tiene por objeto que se levante el referido embargo.
Por otra parte, en la tercería excluyente de preferencia el tercerista afirma
ser acreedor del ejecutado y con mejor derecho que la parte actora en el
juicio principal, y lo que pretende es que se le pague antes que al
demandante principal con el producto del remate de los bienes embargados.
Al respecto, los artículos 1367, 1368 y 1369 del Código de Comercio
disponen:
“Art. 1367. Las tercerías excluyentes son de dominio o de preferencia: en el
primer caso deben fundarse en el dominio que sobre los bienes en cuestión
o sobre la acción que se ejercita alega el tercero, y en el segundo, en el
mejor derecho que éste deduzca para ser pagado.”
“Art. 1368. Las tercerías excluyentes no suspenderán el curso del negocio
en que se interponen; se ventilarán por cuerda separada, conforme a los
artículos siguientes, oyendo al demandante y al demandado en traslado por
tres días a cada uno.”
“Art. 1369. Cuando el ejecutado esté conforme con la reclamación del tercer
opositor, sólo se seguirá el juicio de tercería entre éste y el ejecutante.”
De los citados preceptos y de la jurisprudencia que enseguida se cita, se
desprende que las tercerías excluyentes tienen la naturaleza de un juicio y
no de un incidente. Esto es así, pues el último de los artículos transcritos
alude a las tercerías como “juicio” de tercería. Con relación a lo antes
expuesto, conviene transcribir la siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO
DE INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Código de Comercio se
desprende que las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente,
tienen la naturaleza de juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería
excluyente se ventila una acción distinta a la que se debate en el juicio
principal, es decir, la materia de la controversia en la tercería es distinta a la
del juicio preexistente, lo cual materialmente le da la calidad de un juicio con
sustantividad propia. El tercero es ajeno a la controversia principal y, al
ejercer la nueva acción debe acreditar tener un interés propio y distinto al de
quienes son parte en el juicio principal, esta nueva acción se ventila por
cuerda separada a través de un procedimiento propio en el que el tercerista
tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las
partes y no suspende el curso del juicio preexistente, todo esto evidencia
que las tercerías excluyentes son formalmente juicios. En esas condiciones,
la resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le da origen. Además el artículo 1369, del mencionado ordenamiento,
les da la calidad de juicios, sin que pueda estimarse que por la vinculación
de la tercería con el juicio que la motiva se trate de un incidente, pues tal
vinculación constituye una característica propia de las tercerías excluyentes,
las cuales tienen su origen en la afectación judicial sobre bienes de la parte
demandada, respecto de los cuales el tercerista alega tener mejores
derechos.” [25]
Como se ve, las tercerías excluyentes constituyen juicios con sustantividad
propia. Esto determina que el tercerista tiene los derechos, cargas y
obligaciones que en todo juicio tienen las partes y, además, que la
resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le dio origen.
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se
deben notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que,
como se vio, aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el
proceso mercantil principal.
[25] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Unión, visible en la pág. 83, del tomo XX,
Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.

4.8.2.1.5. Sujetos que sin ser parte en el juicio, intervienen en éste.


Ya se expuso en el punto 4.3.6., que hay personas que intervienen en los
juicios y que no logran acceder a la categoría de parte procesal en el litigio,
respecto del cual son indiferentes e independientes. Se trata de sujetos a
los que no les afecta el resultado del juicio y que intervienen en éste con
motivo del desahogo de una prueba (testigos) o como auxiliares en la
administración de justicia (peritos). A tales personas se deben notificar las
determinaciones judiciales en las que se les cite, se les requiera o se adopte
una determinación que el titular del órgano jurisdiccional estime necesario
hacer de su conocimiento.
4.8.2.1.6. Funcionarios a los que se les suele solicitar la realización de
determinados actos con motivo de la tramitación de los juicios.
Hay casos en los que, con motivo de la tramitación de los juicios
mercantiles, los titulares de los órganos jurisdiccionales suelen solicitar a
diversas autoridades, que no son parte procesal, que efectúen
determinados actos. Así por ejemplo, del embargo de bienes inmuebles
debe tomarse razón en el Registro Público de la Propiedad. Para ello, el
titular del órgano jurisdiccional debe librar el oficio correspondiente mismo
que, en muchos casos, es entregado por el actuario judicial, quien debe
recabar el acuse de recibo correspondiente, a efecto de que éste se
agregue a los autos del juicio de que se trate.
4.8.3. Tipos de notificación.
En los procedimientos mercantiles existen los siguientes tipos de
notificación, de conformidad con el artículo 1068 del Código de Comercio:
a) Notificación personal: Es la que el actuario practica directamente con el
interesado, su representante legal, apoderado o autorizado, según sea el
caso, en la casa o despacho que hubiese señalado para oír notificaciones o,
en su caso, en el órgano jurisdiccional.
b) Notificación por cédula: Este tipo de notificación procede cuando el
actuario judicial, a efecto de practicar una notificación personal, se
constituye en el domicilio del interesado o de su representante legal,
apoderado o autorizado. En dicha casa o despacho, el actuario es atendido
por una persona distinta de aquéllos, quien le informa que éstos no se
encuentran en el domicilio. Por tanto, el actuario judicial entiende la
diligencia con la persona que atendió su llamado, a quien le entrega la
cédula de notificación.
c) Por Boletín Judicial, Gaceta o periódico judicial en aquellos lugares en
donde se edite el mismo, expresando los nombres y apellidos completos de
los interesados. Este tipo de notificación es la que se practica mediante la
publicación en un periódico oficial de los acuerdos y resoluciones que se
dictan en los procedimientos que se tramitan ante los órganos
jurisdiccionales. En los tribunales federales no se emplea este tipo de
notificación, pues no se edita un periódico para tal efecto. Por tanto, las
notificaciones que, conforme al Código de Comercio deben hacerse por
boletín judicial, en los tribunales federales se practican mediante lista.
d) Por los estrados, en aquellos lugares destinados para tal efecto en los
locales de los tribunales, en los que se fijarán las listas de los asuntos que
se manden notificar expresando los nombres y apellidos completos de los
interesados.
e) Por edictos que se hagan ostensibles en los sitios públicos de costumbre
o que se manden publicar en los periódicos que al efecto se precisen por el
tribunal.
f) Por correo y por telégrafo certificado.
g) Notificación por conducto de otra autoridad: En los casos en que exista
urgencia por notificar una resolución, citar a una persona o practicar una
actuación, el titular del órgano jurisdiccional ante el que se tramita el juicio
mercantil, podrá solicitar al titular de otro órgano jurisdiccional o a otra
autoridad de cualquier índole, mediante fax, telégrafo, telex o por cualquier
otro medio, que haga la notificación o citación correspondiente, o practique
la actuación respectiva. Del medio de comunicación que se emplee, deberá
dar fe el secretario, quien levantará una constancia en la que hará constar el
nombre de la persona con quien entendió la comunicación, la hora de la
misma y la solicitud realizada. La razón de que se trata deberá agregarse a
los autos del juicio mercantil correspondiente. Cabe precisar que el mismo
día en que se haya enviado la solicitud correspondiente, o a más tardar al
día siguiente, deberá remitirse al órgano jurisdiccional o a la autoridad a la
que se le formuló la solicitud, el exhorto o despacho que proceda.

4.8.4. Cuándo surten sus efectos las notificaciones.


El artículo 1075 del Código de Comercio, en lo conducente, estatuye:
“Art. 1075. Todos los términos judiciales empezarán a correr desde el día
siguiente a aquel en que hayan surtido efectos el emplazamiento o
notificaciones y se contará en ellos el día de vencimiento.- Las
notificaciones personales surten efectos al día siguiente del que se hayan
practicado, y las demás surten al día siguiente, de aquel en que se hubieren
hecho por boletín, gaceta o periódico judicial, o fijado en los estrados de los
tribunales, al igual que las que se practiquen por correo o telégrafo, cuando
exista la constancia de haberse entregado al interesado, y la de edictos al
día siguiente de haberse hecho la última en el periódico oficial del Estado o
del Distrito Federal.”
Como se ve, el precepto legal transcrito establece que los términos
judiciales empezarán a correr el día siguiente del día en que surta sus
efectos el emplazamiento o notificación. Luego, para saber cuándo
comienzan a correr los términos en los procesos mercantiles,
necesariamente debe conocerse cuándo surten sus efectos las
notificaciones.
Del citado precepto se desprende que las notificaciones surten sus efectos
al día siguiente de aquel en que fueron practicadas. De aquí se sigue que el
hecho de que una notificación surta sus efectos legales, implica,
necesariamente, que aquélla haya sido practicada. Lo anterior conduce a
establecer que tratándose de la práctica de notificaciones, se deben
distinguir los siguientes momentos: a) el momento en que la diligencia de
notificación se practicó; y, b) el momento en que aquélla surtió sus efectos
legales.
Para los actuarios judiciales resulta de especial importancia conocer el
momento en que surten sus efectos los distintos tipos de notificaciones que
se practican en los procesos mercantiles. Esto es así, pues algunos titulares
de los órganos jurisdiccionales suelen encomendar a los propios actuarios
que, previamente a devolver los expedientes al secretario encargado de su
trámite, asienten en los autos la fecha en que surtió efectos la notificación
que practicaron (aunque en rigor, es el secretario encargado del trámite el
que debe hacer tal anotación, pues es a él al que corresponde hacer los
cómputos de los plazos).

4.8.4.1. Cuándo surten sus efectos las notificaciones personales.


Las notificaciones personales quedan hechas en la fecha y hora que el
actuario judicial precisa en la razón correspondiente. En ésta, debe hacer
constar que el interesado, su representante legal, apoderado o autorizado,
según sea el caso, recibió copia certificada de la resolución que motivó la
notificación. En términos del citado artículo 1075 del Código de Comercio,
las notificaciones personales surten sus efectos al día siguiente de aquel en
que fueron practicadas.
4.8.4.2. Cuándo surten sus efectos las notificaciones por cédula.
La notificación por cédula se tiene por practicada en la fecha y hora en la
que, conforme a la razón levantada por el actuario judicial, dicha cédula se
entregó a la persona con quien entendió la diligencia. Por otra parte, la
notificación de que se trata surte sus efectos legales al día siguiente de
aquel en que se practicó.
4.8.4.3. Cuándo surten sus efectos las notificaciones por lista.
El artículo 1075 del Código de Comercio, en lo que interesa, dispone:
“Art. 1075. Las notificaciones personales surten efectos al día siguiente del
que se hayan practicado, y las demás surten al día siguiente, de aquel en
que se hubieren hecho por boletín, gaceta o periódico judicial, o fijado en los
estrados de los tribunales, al igual que las que se practiquen por correo o
telégrafo, cuando exista la constancia de haberse entregado al interesado, y
la de edictos al día siguiente de haberse hecho la última en el periódico
oficial del Estado o del Distrito Federal.”
De acuerdo con el citado precepto, las notificaciones por lista (que se fija en
los estrados del órgano jurisdiccional) se tienen por practicadas en el
momento en que el actuario fija el documento correspondiente en la puerta
del órgano jurisdiccional o en un lugar visible y surten sus efectos jurídicos
al día siguiente.

4.8.4.4. Cuándo surten sus efectos las notificaciones practicadas por


conducto de otra autoridad.
Las notificaciones que se practican por conducto de otro órgano
jurisdiccional o de otra autoridad de cualquier índole, se tienen por hechas
en la fecha y hora que el actuario judicial o el funcionario que practicó la
notificación precisa en la razón correspondiente, y surten sus efectos al día
siguiente.
4.8.4.5. Cuándo surten sus efectos las notificaciones por edictos.
Del artículo 1075 del Código de Comercio, se desprende que las
notificaciones por edictos surten sus efectos al día siguiente de haberse
hecho la última publicación en el periódico oficial del Estado o del Distrito
Federal, según sea el caso. En relación con las publicaciones de los
edictos, conviene citar, en lo conducente, el artículo 1070 de referido
ordenamiento legal; dice:
“Art. 1070. Cuando se ignore el domicilio de la persona que debe ser
notificada, la primera notificación se hará publicando la determinación
respectiva tres veces consecutivas en un periódico de circulación amplia y
de cobertura nacional y en un periódico local del Estado o del Distrito
Federal en que el comerciante deba ser demandado.”
Como se ve, la citada disposición establece que los edictos deben
publicarse por tres veces consecutivas. Se estima que las notificaciones por
edictos se tienen por practicadas el día de la última publicación y surten sus
efectos jurídicos al día siguiente. De lo hasta aquí expuesto se concluye:
a) Las notificaciones personales se tienen por hechas desde la fecha y hora
en que conforme a la razón del actuario judicial se entregó al interesado o a
su representante legal, apoderado o autorizado, según sea el caso, copia de
la resolución correspondiente, y surten sus efectos legales al día siguiente.
b) Las notificaciones por cédula se tienen por hechas en la fecha y hora en
que, conforme a la razón del actuario, se haya entregado la cédula
correspondiente, y surten sus efectos jurídicos al día siguiente.
c) Las notificaciones por lista se tienen por practicadas en la hora en que
ésta se fija en la puerta del órgano jurisdiccional o en un lugar visible del
mismo, y surten sus efectos legales al día siguiente.
d) Las notificaciones que se practican por conducto de otro órgano
jurisdiccional o de otra autoridad de cualquier índole, se tienen por hechas
en la fecha y hora que el actuario judicial o el funcionario que practicó la
notificación solicitada, precisa en la razón correspondiente, y surten sus
efectos al día siguiente.
e) Las notificaciones por edictos se tienen por hechas el día de la última
publicación, y surten sus efectos legales al día siguiente.

4.9. Reglas para practicar las notificaciones en los juicios mercantiles.


4.9.1. Notificaciones personales.
En el Código de Comercio no hay una disposición que establezca todos los
supuestos en los que procede la notificación personal. En efecto, del
análisis de dicho ordenamiento legal se advierte que hay algunas
disposiciones aisladas que aluden a la notificación personal, sin que se
establezca la forma en que ésta debe practicarse. Así, por ejemplo, los
artículos 1156, 1162 y 1414 Bis 17 del código de que se trata, en lo
conducente, estatuyen:
“Art. 1156. Las diligencias preparatorias a que se refiere la fracción III del
artículo 1151, de encontrarse ajustada la petición del promovente, así como
acreditada su calidad de socio o condueño, se admitirán de plano, y se
ordenará, mediante notificación personal a aquel contra quien se pide, que
exhiba los documentos y cuentas de la sociedad o comunidad, en el día y
hora que al efecto se señale, para que se reciban por el tribunal, con el
apercibimiento que de no realizarlo se le aplicará alguna de las medidas de
apremio que autoriza la ley.”
“Art. 1162. Puede prepararse el juicio ejecutivo, pidiendo al deudor
confesión judicial bajo protesta de decir verdad, para lo cual el juez señalará
día y hora para la comparecencia. En este caso el deudor habrá de estar en
el lugar del juicio cuando se le haga la citación, y ésta deberá ser personal,
expresándose en la notificación el nombre y apellidos del promovente,
objeto de la diligencia, la cantidad que se reclame y el origen del adeudo,
además de correrle traslado con copia de la solicitud respectiva, cotejada y
sellada.”
“Art. 1414 Bis 17. Obtenido el valor de avalúo de los bienes, de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 1414 bis, se estará a lo siguiente: a) Se notificará
personalmente al deudor, conforme a lo señalado en el Libro Quinto,
Capítulo IV, del Título Primero de este Código, el día y la hora en que se
efectuará la venta de los bienes a que se refiere el inciso siguiente. Dicha
notificación deberá realizarse con cinco días de anticipación a la fecha de la
venta; b) Se publicará en un periódico de la localidad en que se encuentren
los bienes por lo menos con cinco días hábiles de antelación, un aviso de
venta de los mismos, en el que se señale el lugar, día y hora en que se
pretenda realizar la venta, señalando la descripción de los bienes, así como
el precio de la venta, determinado conforme al artículo 1414 Bis. En dicha
publicación podrán señalarse las fechas en que se realizarán, en su caso,
las ofertas sucesivas de venta de los bienes. Cada semana en la que no
haya sido posible realizar la venta de los bienes, el valor mínimo de venta
de los mismos, se reducirá en un 10%, pudiendo el acreedor, a su elección,
obtener la propiedad plena de los mismos cuando el precio de dichos bienes
esté en alguno de los supuestos a que se refieren las fracciones I o II de
este artículo.”
En tales condiciones, para lo relativo a los supuestos en los que procede la
notificación personal, debe estarse al Código Federal de Procedimientos
Civiles. El artículo 309 de este ordenamiento legal estatuye:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones serán personales: I. Para emplazar a
juicio al demandado, y en todo caso en que se trate de la primera
notificación en el negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante más de
seis meses, por cualquier motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de
una parte, se le hará la notificación por edictos; III. Cuando el tribunal estime
que se trata de un caso urgente, o que, por alguna circunstancia, deben ser
personales, y así lo ordene expresamente, y IV. En todo caso, al Procurador
de la República y Agentes del Ministerio Público Federal, y cuando la ley
expresamente lo disponga.”
De la disposición legal transcrita se desprende que las notificaciones
invariablemente se harán personalmente:
a) Tratándose del auto que ordena emplazar a juicio al demandado;
b) En los casos en que se trate de la primera notificación en el juicio;
c) Cuando se trate de la resolución que se dicte en un juicio en el que se
haya dejado de actuar por más de seis meses;
d) En el supuesto de que así lo ordene el titular del órgano jurisdiccional;
e) Cuando vayan dirigidas al Procurador General de la República y a los
agentes del Ministerio Público de la Federación;
f) En los casos en que la ley lo ordene en forma expresa.

4.9.1.1. Emplazamiento.
Para la práctica del emplazamiento, el actuario judicial debe ajustarse a las
reglas contenidas en los artículos 1069, 1070 y 1071 del Código de
Comercio y 307, 310, 311 y 313 del Código Federal de Procedimientos
Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“Art. 1069. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia
judicial, deben designar domicilio ubicado en el lugar del juicio para que se
les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que sean
necesarias. Igualmente deben designar el domicilio en que ha de hacerse la
primera notificación a la persona o personas contra quienes promueven.-
Cuando un litigante no cumpla con la primera parte de este artículo las
notificaciones se harán conforme a las Reglas para las notificaciones que no
deban ser personales. Si no se designare domicilio de la contraparte, se le
requerirá para que lo haga, y si lo ignoran se procederá en los términos del
artículo siguiente.”
“Art. 1070. Cuando se ignore el domicilio de la persona que debe ser
notificada, la primera notificación se hará publicando la determinación
respectiva tres veces consecutivas en un periódico de circulación amplia y
de cobertura nacional y en un periódico local del Estado o del Distrito
Federal en que el comerciante deba ser demandado.- Previamente a la
notificación por edictos en términos del párrafo anterior, el juez ordenará
recabar informe de una autoridad o una institución pública que cuente con
registro oficial de personas. Bastará el informe de una sola autoridad o
institución para que proceda la notificación por edictos.- La autoridad o
institución proporcionará los datos de identificación y el último domicilio que
aparezca en sus registros de la persona buscada. Esta información no
queda comprendida dentro del secreto fiscal o de alguna otra reserva que
las autoridades o instituciones estén obligadas a observar conforme a las
disposiciones que las rige.- Cuando la autoridad o institución proporcione
información de diversas personas con el mismo nombre, la parte actora
podrá hacer las observaciones y aclaraciones pertinentes para identificar el
domicilio que corresponda a la persona buscada o, en su caso, para
desestimar domicilios proporcionados. El juez revisará la información
presentada así como las observaciones hechas por la parte actora y
resolverá lo conducente.- En el caso de que en el documento base de la
acción se haya pactado domicilio convencional para recibir las
notificaciones, si se acude a realizar la notificación personal en dicho
domicilio y éste no corresponde al de la demandada, se procederá a la
notificación por edictos sin necesidad de recabar el informe a que se
refieren los párrafos anteriores.- Mientras un litigante no hiciere substitución
del domicilio en donde se deban practicar las diligencias o notificaciones
personales, seguirán haciéndose en el que para tal fin hubiere señalado. El
notificador tendrá la obligación de realizarlas en el domicilio señalado, y en
caso de no existir el mismo o de negativa a recibirlas, lo deberá hacer
constar en autos para que surtan efectos así como las subsecuentes, por
publicación en el boletín, gaceta o periódico judicial o en los estrados de los
tribunales, además de que las diligencias en que dicha parte debiere tener
intervención se practicarán en el local del juzgado sin su presencia.”
“Art. 1071. Cuando haya de notificarse o citarse a una persona residente
fuera del lugar del juicio, se hará la notificación o citación por medio de
despacho o exhorto al juez de la población en que aquélla residiere, los que
podrán tramitarse por conducto del interesado si éste lo pidiere.”
“ARTÍCULO 307. Mientras un litigante no hiciere nueva designación de la
casa en que han de hacérsele las notificaciones personales, seguirán
haciéndosele en la casa que para ello hubiere señalado.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.- Al Procurador de la
República y a los agentes del Ministerio Público Federal, en sus respectivos
casos, las notificaciones personales les serán hechas a ellos o a quienes los
substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los términos de la ley
orgánica de la institución.- Si se tratare de la notificación de la demanda, y a
la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.- En caso de no poder cerciorarse el notificador, de que vive, en la
casa designada, la persona que debe ser notificada, se abstendrá de
practicar la notificación, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada
de que se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le
hará la notificación en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra,
según los datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede
igualmente hacerse la notificación personalmente al interesado, en cualquier
lugar en que se encuentre; pero, en los casos de este artículo, deberá
certificar, el notificador, ser la persona notificada de su conocimiento
personal, o haberle sido identificada por dos testigos de su conocimiento,
que firmarán con él, si supieren hacerlo. Para hacer la notificación, en los
casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente hiciere diversa
designación del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinación judicial.”
De las disposiciones transcritas se desprende que en el primer escrito que
presenten las partes, éstas deberán designar domicilio ubicado en el lugar
del juicio para que se les hagan las notificaciones personales. El actor, en
su demanda, deberá señalar el domicilio del demandado y de todas las
personas que deban intervenir en el juicio. En caso de que el actor omita
señalar domicilio para oír notificaciones, éstas se le harán conforme a las
reglas de las notificaciones que no deban ser personales. Cabe precisar que
si el domicilio que señaló el actor para recibir notificaciones no existe, se
hará constar tal circunstancia en la razón correspondiente, con la que se
dará cuenta al titular del órgano jurisdiccional quien puede determinar que
las notificaciones que deban entenderse personalmente se practiquen
mediante lista. Por otra parte, si el actor omite señalar el domicilio de su
contraparte, se le requerirá para que lo haga y si lo ignora, se emplazará al
demandado mediante edictos.
En otro orden de ideas, si en el documento base de la acción se fijó un
domicilio para recibir notificaciones, el actuario judicial, previamente a
practicar el emplazamiento correspondiente, deberá cerciorarse de que el
demandado vive en el referido domicilio. En caso de que éste no
corresponda al de la parte demandada, ésta será notificada mediante
edictos, sin que, en este supuesto, exista obligación de agotar la
investigación prevista en el artículo 1070 del Código de Comercio. Con
respecto a lo expuesto en este párrafo, el actuario judicial debe tener
presente el siguiente criterio:
“EMPLAZAMIENTO A JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. ES ILEGAL EL
PRACTICADO EN EL DOMICILIO SEÑALADO EN EL TÍTULO DE
CRÉDITO BASE DE LA ACCIÓN, CUANDO NO SE RESPETAN LAS
FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO, YA QUE DICHO
DOMICILIO NO DEBE ENTENDERSE COMO CONVENCIONAL PARA
EFECTOS PROCESALES.- Si bien es cierto en materia mercantil el
procedimiento convencional resulta preferente y por esto el emplazamiento
en el domicilio convencional resulta legal, también lo es que de acuerdo a lo
establecido en los artículos 1051, 1052 y 1053 del Código de Comercio
dicho procedimiento convencional debe formalizarse en escritura pública,
póliza ante corredor o ante el Juez que conozca de la demanda en cualquier
estado del juicio, y se respeten las formalidades del procedimiento. Por
tanto, resulta ilegal el emplazamiento practicado en el domicilio señalado en
el título de crédito base de la acción, cuando no se respetan las
formalidades esenciales del procedimiento, es decir si el emplazamiento no
fue realizado de conformidad con las reglas que al respecto se establecen,
ya que dicho domicilio no debe entenderse como convencional para efectos
procesales, pues para ello se requiere cumplir con los requisitos señalados
en los preceptos del Código de Comercio ya citados, y por tanto, la única
consecuencia que tiene la estipulación del domicilio del suscriptor del título
de crédito, es que dicho documento debe presentarse para su cobro en
dicho domicilio, pero cuando su pago no se obtiene, y éste se demanda en
juicio ejecutivo, debe emplazarse al demandado en el lugar en que tenga su
domicilio, hecho que deberá constatar el actuario, cumpliendo las
formalidades esenciales del procedimiento, domicilio que podrá ser el
señalado en el título de crédito.” [26]
Ahora bien, ¿qué sucede si en el escrito de demanda el actor señala un
domicilio para emplazar al demandado, y tal domicilio es distinto del que se
fijó en el documento base de la acción?, ¿en cuál de los dos domicilios
deberá practicarse el emplazamiento?
Se estima que el domicilio en el que debe practicarse el emplazamiento, es
el precisado por el actor en su escrito de demanda. Lo anterior, pues el
artículo 1069 del Código de Comercio dispone que es obligación de todos
los litigantes señalar el domicilio en el que debe emplazarse al demandado.
Además, de la jurisprudencia transcrita se advierte que entre el domicilio
fijado en el documento base de la acción, y el domicilio señalado en el
escrito de demanda, debe preferirse este último. Esto es así, pues la
consecuencia de fijar el domicilio en el documento base de la acción, es que
dicho documento debe presentarse para su cobro en ese domicilio, pero si
no se obtiene su pago y éste se demanda en juicio ejecutivo, debe
emplazarse al demandado en el domicilio que habita.
Por otro lado, si las partes pactaron un procedimiento convencional y éste
se formalizó en escritura pública, póliza ante corredor o ante el juez que
conozca de la demanda, el domicilio en el que el actuario judicial deberá
practicar el emplazamiento y las notificaciones personales, es el contenido
en la escritura pública o póliza correspondiente, o el que las partes
señalaron ante el juez que conoció de la demanda.
En congruencia con lo expuesto en los párrafos anteriores, debe decirse
que antes de practicar un emplazamiento, los actuarios judiciales deben leer
cuidadosamente el escrito de demanda, con la finalidad de obtener los
datos que les permitan ubicar la casa en la que deberán constituirse a
efecto de practicar el emplazamiento. Cabe precisar que esta forma de
proceder resulta conveniente aun en los supuestos en los que los datos de
ubicación del domicilio del demandado se hayan asentado en el auto
admisorio. Se afirma lo anterior, pues puede suceder que por la carga de
trabajo tales datos se hayan asentado en forma incompleta.
Una vez que el actuario judicial se ha cerciorado de tener los datos que le
permitirán ubicar el domicilio del demandado, deberá constituirse en aquél a
efecto de practicar el emplazamiento. Así, puede suceder que una vez
constituido en el referido domicilio: a) sea atendido por el interesado, su
representante legal o apoderado; b) sea atendido por una persona distinta
del interesado, su representante legal o apoderado; c) nadie atienda su
llamado; y, d) éste no exista. A continuación se explicará la forma en que
debe proceder el actuario judicial en cada uno de los referidos supuestos.
[26] Jurisprudencia número 1ª/J. 53/99, sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 157, del Tomo X,
Noviembre de 1999, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 193025.
4.9.1.1.1. Emplazamiento cuando el actuario judicial encuentra al
demandado, su apoderado o representante legal en la primera búsqueda.
Como se vio, la notificación de la demanda debe practicarse en la casa en
la que, según los datos proporcionados por el actor en su escrito de
demanda, o según la información que conste en el documento base de la
acción, según sea el caso, viva el demandado. Conforme al artículo 311 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, el actuario judicial, antes de
hacer la notificación correspondiente, debe cerciorarse, por cualquier medio,
de que el demandado efectivamente habita en dicha casa. Hecho lo
anterior, el funcionario judicial procederá a practicar el emplazamiento
correspondiente. En el supuesto que se expone, se parte de la hipótesis de
que el actuario judicial encuentra al interesado, su apoderado o
representante legal en la primera búsqueda. En este orden de ideas, una
vez que la persona buscada atiende el llamado del referido funcionario
judicial, éste deberá: a) identificarse e informar al interesado el motivo de la
diligencia; b) identificar al interesado; y, c) entregar al interesado, mediante
cédula de notificación personal, copia íntegra, autorizada, de la resolución
que se notifica, así como copia de la demanda y de los documentos que el
actor haya adjuntado a ésta.
De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, la razón que el actuario
judicial debe levantar cuando en la primera búsqueda encuentra al
interesado, su apoderado o representante legal y le notifica la demanda
promovida en su contra, debe contener, por lo menos, los siguientes datos
(ver anexo 21):
1.- El número de juicio.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
interesado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito
dicho funcionario judicial.
4.- La forma en que se cercioró de que la persona con quien debía entender
la diligencia efectivamente habita en la casa señalada por el actor.
5.- Nombre y apellidos del interesado así como la forma en que se identificó.
6.- Fecha de la resolución que se notificó y la circunstancia de que se
entregó al interesado copia íntegra y autorizada de aquélla, así como copia
de la demanda y sus anexos.
7.- En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la práctica
de la diligencia.
8.- Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no
supiere o no quisiere firmar, se hará constar tal hecho.

4.9.1.1.2. Emplazamiento cuando el actuario judicial, en la primera


búsqueda, encuentra a una persona distinta del interesado, su apoderado o
representante legal.
Puede suceder que el actuario judicial al que se le haya encomendado
notificar la demanda, al constituirse por vez primera en el domicilio del
interesado, no encuentre a éste, pero sí a alguna otra persona, por ejemplo,
un familiar o empleado de aquél. En este supuesto, el mencionado
funcionario judicial puede entender la diligencia con la persona que lo
atienda. En efecto, el último párrafo del artículo 310 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 310. Si se tratare de la notificación de la demanda, y a la
primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
En la hipótesis a que se refiere tal precepto, el actuario judicial debe
proceder de la siguiente forma: a) deberá identificarse e informar a la
persona que atendió su llamado el motivo de la diligencia; b) solicitará la
presencia del interesado, su apoderado o representante legal, según sea el
caso; c) asentará la manifestación de la persona que atendió su llamado en
el sentido de que en ese domicilio vive el demandado pero que en ese
momento no se encuentra; d) identificará a la persona con la que entienda
la diligencia; y, e) le hará entrega de un citatorio dirigido al interesado, para
que éste lo espere en una hora fija del día siguiente, con el apercibimiento
consistente en que, si no lo espera, la notificación se hará mediante cédula.
Cabe precisar que en materia mercantil no se emplea el instructivo, sino la
cédula, pues así lo dispone la fracción I del artículo 1068 del Código de
Comercio. Este precepto, en lo conducente, dice:
“Art. 1068. Las notificaciones en cualquier procedimiento judicial serán: I.
Personales o por cédula;”
En las relatadas circunstancias, el actuario judicial, además de entregar el
citatorio a la persona con quien entendió la diligencia, deberá levantar una
razón en la que haga constar los pormenores de la misma. El citatorio de
que se trata debe contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo
22):
1.- La mención de que se trata de un citatorio.
2.- Nombre y apellidos del interesado, así como su domicilio.
3.- Fecha de la resolución que se pretende notificar y la mención de que es
el auto mediante el cual se admitió a trámite una demanda.
4.- Fecha y hora en que el actuario judicial se constituirá nuevamente en el
domicilio del interesado para llevar a cabo la notificación correspondiente.
5.- Nombre y, en su caso, firma de la persona que recibe el citatorio. Si no
supiere o no quisiere firmar, se asentará tal circunstancia.
6.- El apercibimiento consistente en que si el interesado no espera al
actuario en la fecha y hora mencionadas en el citatorio, el proveído
correspondiente se notificará por cédula.
7.- Lugar y fecha en que se practicó la diligencia.
8.- Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razón que el actuario judicial debe levantar con motivo de
la diligencia en la que haya entregado el citatorio, debe contener, por lo
menos, los siguientes datos (ver anexo 23):
1.- La mención de que se trata de una razón de citatorio.
2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre, apellidos y cargo del funcionario judicial que practicó la
diligencia.
4.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó y el nombre y apellidos
del interesado.
5.- Fecha de la resolución que se pretende notificar (haciendo mención de
que se trata del auto por el que se admitió a trámite una demanda) y el
número de juicio.
6.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia, la
forma en que se identificó y el hecho de que el actuario judicial le hizo saber
el motivo de la diligencia.
7.- Lo expuesto por la persona con quien se entendió la diligencia, en el
sentido de que en ese domicilio habita el interesado pero que en ese
momento no se encuentra.
8.- La mención de que le entrega un citatorio para que el interesado lo
espere en la fecha y hora precisadas en el mismo.
9.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad el citatorio y firmó para constancia, o el hecho de que recibió el
citatorio pero se negó a firmar.
10.- Firma del actuario judicial.
Es muy importante que el actuario judicial que se constituye en el inmueble
que el actor señaló como el indicado para emplazar a juicio al demandado,
se cerciore de que en dicho domicilio habita la persona que debe ser
emplazada. Para ello, el funcionario judicial debe preguntar a la persona con
quien entienda la diligencia, si en esa casa vive el interesado, debiendo
asentar la respuesta correspondiente. Esta obligación se desprende del
primer párrafo del artículo 311 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, que dice:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.”
Ahora bien, una vez que el actuario judicial, en cumplimiento al citatorio, se
constituye nuevamente en el domicilio del demandado, pueden presentarse
las siguientes situaciones:
a) Que el interesado haya esperado al actuario judicial en la fecha y hora
fijadas en el citatorio;
b) Que el interesado no haya esperado al actuario judicial, pero éste
entienda la diligencia con algún pariente o trabajador de aquél; y,
c) Que nadie atienda el llamado del actuario judicial o que habiéndolo
atendido el interesado o una persona distinta de éste, se nieguen a recibir la
documentación correspondiente.

4.9.1.1.2.1. Notificación de la demanda cuando el interesado espera al


actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio.
En este supuesto el actuario judicial debe practicar el emplazamiento en los
términos expuestos en el punto 4.9.1.1.1., esto es, tal y como si hubiera
encontrado al interesado en la primera búsqueda. Una vez hecha la
notificación, deberán agregarse a los autos del juicio mercantil de que se
trate, inmediatamente después del proveído en el que se admitió a trámite la
demanda y se ordenó emplazar al demandado, las siguientes constancias:
1. razón actuarial levantada con motivo de la diligencia en la que, al no
haber encontrado al interesado, se entregó el citatorio correspondiente; 2.
copia del citatorio; 3. copia de la cédula de notificación personal; y; 4. razón
levantada con motivo de la notificación personal practicada en la fecha y
hora precisadas en el mencionado citatorio.
4.9.1.1.2.2. Notificación de la demanda cuando el interesado no espera al
actuario judicial en la fecha y hora fijadas en el citatorio, pero la diligencia se
entiende con algún pariente o trabajador del propio interesado.
En este supuesto lo que procede es que el actuario judicial haga efectivo el
apercibimiento contenido en el citatorio, esto es, que practique la
notificación mediante cédula. Ésta debe dejarse en poder de la persona con
quien se entiende la diligencia. Lo anterior, en términos del artículo 310 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, en relación con el artículo 1068,
fracción I, del Código de Comercio. Dichos preceptos, en lo que interesa,
disponen:
“ARTÍCULO 310. Si se tratare de la notificación de la demanda, y a la
primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“Art. 1068. Las notificaciones en cualquier procedimiento judicial serán: I.
Personales o por cédula;”
La cédula de notificación debe contener los datos que a continuación se
apuntan (ver anexo 24):
1.- La mención de que se trata de una cédula.
2.- Nombre y apellidos del interesado y la mención de que es la parte
demandada.
3.- Domicilio en el que se constituyó el actuario judicial.
4.- Número de juicio y nombre del actor (si fueren varios actores, se pondrá
el nombre del representante común seguido de las palabras “y otros”).
5.- La fecha del auto que se notifica.
6.- La mención de que a la cédula se acompaña copia del referido auto, así
como de la demanda y sus anexos.
7.- El nombre de la persona a la que se le entrega la cédula y la forma en
que se identificó.
8.- Fecha y hora en que se entrega la cédula (que necesariamente deben
coincidir con las precisadas en el citatorio para que el interesado esperara al
actuario).
9.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad la cédula y firmó para constancia, o el hecho de que recibió
dicha cédula pero se negó a firmar.
10.- Firma del actuario judicial.
Por otra parte, la razón que el actuario debe levantar con motivo de la
diligencia en la que entregó la referida cédula, debe contener los siguientes
datos (ver anexo 25):
1.- Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó nuevamente
en el domicilio del interesado (la fecha y hora necesariamente deben
coincidir con las asentadas en el citatorio para que el interesado esperara al
actuario).
2.- Nombre y cargo del funcionario judicial que practicó la diligencia.
3.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó.
4.- La resolución que se pretende notificar.
5.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la diligencia y la
forma en que se identificó.
6.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia informó al
actuario que el interesado no estaba en el domicilio.
7.- La afirmación consistente en que como el interesado hizo caso omiso del
citatorio, se hizo efectivo el apercibimiento contenido en el mismo y, por
tanto, la resolución correspondiente se notificó mediante cédula que se
entregó a la persona con la que se entendió la diligencia.
8.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad la cédula y firmó para constancia, o el hecho de que recibió
dicha cédula pero se negó a firmar.
9.- Firma del actuario judicial.
En este caso, el referido funcionario judicial deberá agregar al expediente
de que se trate, inmediatamente después del proveído que notificó, las
siguientes constancias: a) la razón que levantó con motivo de la primera
búsqueda, en la que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón actuarial
levantada con motivo de la diligencia de notificación practicada en la fecha y
hora precisadas en el citatorio; y, d) copia de la cédula de notificación.

4.9.1.1.2.3. Notificación de la demanda cuando nadie haya esperado al


actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el citatorio, o que habiendo
encontrado al interesado...
4.9.1.1.2.3. Notificación de la demanda cuando nadie haya esperado al
actuario judicial en la fecha y hora precisadas en el citatorio, o que habiendo
encontrado al interesado o a alguna persona distinta de éste, se hayan
negado a recibir la documentación correspondiente.
El último párrafo del artículo 1070 del Código de Comercio estatuye:
“Art. 1070. Una vez que el actuario o ejecutor se cerciore de que en el
domicilio sí habita la persona buscada y después de la habilitación de días y
horas inhábiles, de persistir la negativa de abrir o de atender la diligencia, el
actuario dará fe para que el Juez ordene dicha diligencia por medio de
edictos sin necesidad de girar oficios para la localización del domicilio.”
De la disposición transcrita se desprende que en los casos en que el
interesado o alguna persona distinta de éste se niegue a recibir la
notificación, el actuario judicial deberá hacer constar tal circunstancia en la
razón correspondiente, con la que se dará cuenta al titular del órgano
jurisdiccional a efecto de que ordene dicha diligencia por medio de edictos
sin necesidad de girar oficios para la localización del domicilio. En este
supuesto, el actuario judicial deberá agregar al expediente de que se trate,
la siguiente documentación: a) la razón que levantó con motivo de la
primera búsqueda, en la que dejó citatorio; b) copia del citatorio; c) la razón
actuarial levantada con motivo de la diligencia de notificación practicada en
la fecha y hora precisadas en el citatorio, en la que el interesado o una
persona distinta de éste se negó a recibir la documentación
correspondiente; y, d) constancia de la notificación por lista.
En los mismos términos deben proceder los actuarios judiciales, en los
casos en los que en la primera búsqueda encuentren al interesado pero
éste se niegue a recibir la documentación correspondiente. Se afirma lo
anterior, pues en este supuesto resulta aplicable, por analogía, lo dispuesto
en el citado precepto legal. Esto es así, pues en ambos supuestos existe
una igualdad jurídica esencial, que es el hecho de que el interesado atiende
el llamado del actuario judicial pero se niega a recibir la documentación.
Por otra parte, en el caso de que nadie haya esperado al actuario judicial en
la fecha y hora precisadas en el citatorio, se estima que aquél también debe
proceder en los términos antes expuestos. En efecto, la razón del artículo
1070 del Código de Comercio, es establecer la forma en que deben
notificarse las resoluciones que no pudieron notificarse personalmente al
interesado (ya sea porque no exista el domicilio o porque el propio
interesado o una persona distinta de éste se haya negado a recibir la
documentación). En este orden de ideas, si la notificación personal no
puede llevarse a cabo con motivo de que nadie esperó al actuario judicial en
la fecha y hora precisadas en el citatorio, es incuestionable que debe
estarse a lo dispuesto en el mencionado precepto legal, pues como se dijo,
éste determina el procedimiento que debe seguirse ante la imposibilidad de
practicar la notificación personal.

4.9.1.1.3. Emplazamiento cuando el actuario judicial se constituye por


primera vez en el domicilio del interesado y nadie atiende su llamado.
En los temas anteriores se ha expuesto la forma en que debe practicarse la
notificación de la demanda en los casos en que el actuario judicial, en la
primera búsqueda, es atendido por el propio demandado, su apoderado o
representante legal, según sea el caso, o por alguna persona distinta de
éstos. Procede ahora explicar, cómo debe actuar dicho funcionario cuando
en la primera búsqueda nadie atiende su llamado.
El Código de Comercio no prevé el supuesto de que se trata, por tanto, se
estima que debe estarse a lo que dispone el Código Federal de
Procedimientos Civiles. El artículo 311 de este ordenamiento legal,
estatuye:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.- En caso de no poder cerciorarse el notificador, de que vive, en la
casa designada, la persona que debe ser notificada, se abstendrá de
practicar la notificación, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
De la disposición transcrita se infiere que para notificar la demanda, el
actuario judicial debe cerciorarse de que el demandado vive en la casa que
el actor señaló en su demanda. Una vez cerciorado de lo anterior,
procederá a practicar la diligencia. En caso de que dicho funcionario no
pueda cerciorarse de que en el domicilio señalado por el actor vive el
demandado, se abstendrá de practicar la notificación y hará constar tal
circunstancia en la razón que al efecto levante, con la que se dará cuenta al
titular del órgano jurisdiccional.
En congruencia con lo anterior, si el actuario judicial se constituye en la
casa en la que puede ser emplazado el demando (de acuerdo con los datos
que el actor proporcionó en su escrito de demanda), y nadie atiende su
llamado, deberá indagar si aquél vive en dicho domicilio, interrogando, para
tal efecto, a los vecinos. Si el actuario no obtiene ningún dato del que se
desprenda que en el referido domicilio habita el demandado, deberá
levantar la razón correspondiente, con la que se dará cuenta al titular del
órgano jurisdiccional a efecto de que determine lo que conforme a derecho
corresponda.
Los titulares de los órganos jurisdiccionales a los que se les da cuenta con
una razón como la que se aludió en el párrafo anterior, generalmente dictan
un proveído en el que ordenan al actuario que se constituya nuevamente en
el domicilio del demandado, en diversas fechas y horas a la que
previamente se constituyó y que, una vez hecho lo anterior, en caso de que
no se encuentre al interesado ni a ninguna otra persona, se le dé nueva
cuenta con las razones que al efecto se hayan levantado, con la finalidad de
que, con vista en éstas, se determine lo conducente.

4.9.1.1.4. Emplazamiento cuando no exista el domicilio en el que según el


actor puede notificarse al demandado.
Los artículos 1069 y 1070 del Código de Comercio, en lo conducente,
disponen:
“Art. 1069. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia
judicial, deben designar domicilio ubicado en el lugar del juicio para que se
les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que sean
necesarias. Igualmente deben designar el domicilio en que ha de hacerse la
primera notificación a la persona o personas contra quienes promueven.-
Cuando un litigante no cumpla con la primera parte de este artículo las
notificaciones se harán conforme a las Reglas para las notificaciones que no
deban ser personales. Si no se designare domicilio de la contraparte, se le
requerirá para que lo haga, y si lo ignoran se procederá en los términos del
artículo siguiente.”
“Art. 1070. Cuando se ignore el domicilio de la persona que debe ser
notificada, la primera notificación se hará publicando la determinación
respectiva tres veces consecutivas en un periódico de circulación amplia y
de cobertura nacional y en un periódico local del Estado o del Distrito
Federal en que el comerciante deba ser demandado.”
De las disposiciones transcritas se desprende que el actor está obligado a
señalar el domicilio en el que pueda notificarse al demandado. En caso de
que desconozca dicho domicilio la primera notificación al demandado se
practicará mediante edictos.
En el supuesto de que se trata, el domicilio que el actor señaló para que se
emplace al demandado no existe, esto es, el actuario judicial, con el objeto
de notificar a aquél, se traslada a la dirección precisada por el actor, y
advierte que la calle o el número de la casa no existe. En este caso, lo que
debe hacer el actuario es levantar la razón correspondiente, en la que haga
constar la referida circunstancia. Con esta razón deberá darse cuenta al
titular del órgano jurisdiccional para que determine lo que corresponda.
Generalmente, los titulares de los órganos jurisdiccionales, antes de ordenar
que se notifique al demandado mediante edictos, requieren al actor para
que vuelva a señalar el domicilio del demandado (precisando correctamente
los datos de ubicación) o, en su caso, para que precise otro domicilio en el
que aquél pueda ser notificado. Si el actor, al desahogar tal requerimiento,
manifiesta que ignora otro domicilio en el que el demandado pueda ser
notificado, la notificación correspondiente deberá practicarse mediante
edictos. Lo anterior, en términos del citado artículo 1070 del Código de
Comercio.

4.9.1.2. Procedimiento para notificar en forma personal las resoluciones


distintas de aquella en la que se ordena admitir a trámite la demanda y
emplazar al demandado.
Según se dijo, el Código de Comercio no establece la forma en que deben
practicarse las notificaciones personales. Es por esta razón que aquéllas
deben hacerse conforme a las reglas establecidas en el Código Federal de
Procedimientos Civiles. Ahora bien, conforme a este último ordenamiento
legal, la diferencia entre la forma en que deben notificarse personalmente
los autos por los que se admite a trámite la demanda y se ordena emplazar
al demandado, y la manera en que deben notificarse personalmente las
resoluciones distintas de dicho auto, radica en que al notificar estas últimas
no existe obligación para el actuario judicial de dejar citatorio en caso de
que en la primera búsqueda no encuentre al interesado. Esta diferencia se
advierte del análisis de los artículos 309, 310 y 312 del ordenamiento legal
de que se trata. Estos preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 309. Las notificaciones serán personales: I. Para emplazar a
juicio al demandado, y en todo caso en que se trate de la primera
notificación en el negocio.- II. Cuando dejare de actuarse durante más de
seis meses, por cualquier motivo; en este caso, si se ignora el domicilio de
una parte, se le hará la notificación por edictos; III. Cuando el tribunal estime
que se trata de un caso urgente, o que, por alguna circunstancia, deben ser
personales, y así lo ordene expresamente, y IV. En todo caso, al Procurador
de la República y Agentes del Ministerio Público Federal, y cuando la ley
expresamente lo disponga.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.- Al Procurador de la
República y a los agentes del Ministerio Público Federal, en sus respectivos
casos, las notificaciones personales les serán hechas a ellos o a quienes los
substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los términos de la ley
orgánica de la institución.- Si se tratare de la notificación de la demanda, y a
la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 312. Si, en la casa, se negare el interesado o la persona con
quien se entienda la notificación, a recibir ésta, la hará el notificador por
medio de instructivo que fijará en la puerta de la misma, y asentará razón de
tal circunstancia. En igual forma se procederá si no ocurrieren al llamado del
notificador.”
De los preceptos transcritos se desprende que el único supuesto en el que
el actuario judicial está obligado a dejar citatorio, se actualiza cuando se dan
las siguientes circunstancias: a) que se trate de la notificación de la
demanda (emplazamiento al juicio); y, b) que no encuentre al demandado
en la primera búsqueda, pero la diligencia se entienda con alguna persona
diversa de aquél. De lo anterior se infiere que tratándose de resoluciones
distintas del proveído que ordena emplazar a juicio al demandado, que
también deban notificarse personalmente (en términos del artículo 309 del
citado ordenamiento legal), no existe obligación por parte del actuario de
dejar citatorio en caso de que no encuentre al interesado en la primera
búsqueda.
En efecto, en estos casos, la forma en que el actuario debe practicar la
notificación, es mediante cédula que debe dejar en poder de la persona
distinta del interesado con quien entendió la diligencia. Luego, lo que el
actuario judicial debe hacer, es constituirse en la casa o despacho que el
interesado haya señalado para recibir notificaciones. Si es el propio
interesado quien atiende su llamado, el actuario judicial deberá practicar la
notificación personal correspondiente. Esta notificación deberá cumplir con
las formalidades precisadas en el punto 4.9.1.1.1. (relativo al
emplazamiento cuando el actuario judicial encuentra al demandado en la
primera búsqueda), con excepción de la relativa a la obligación del actuario
judicial de cerciorarse que en el domicilio en el que se constituyó vive el
interesado. Lo anterior, en términos del siguiente criterio:
“NOTIFICACIONES PERSONALES. APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 49 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL ESTADO DE
PUEBLA.- El Libro Primero, Capítulo Primero del Código de Procedimientos
Civiles para el Estado de Puebla y, concretamente, su artículo 49, sólo
enumera las formalidades a que debe sujetarse la primera notificación, que
por su naturaleza es personal; es decir, en este capítulo, no hay disposición
que contemple los requisitos que deben satisfacer las notificaciones
personales, diversas a la primera; razón por la que esa laguna debe
subsanarse aplicando analógicamente las formalidades para aquélla, que
permitan establecer la certeza de una notificación legal. Estas formalidades
son las que se contienen en el citado precepto (con excepción de la
mencionada en su fracción II, dado que la obligación del diligenciario de
cerciorarse plenamente, que en la casa designada se halla el domicilio de la
persona que ha de ser notificada, es un requisito que sólo se justifica
tratándose del emplazamiento, pues si las notificaciones personales
posteriores, se practican en el mismo lugar, no hay ninguna razón para que
el notificador se vuelva a cerciorar que ahí vive el demandado; y si se trata
de un domicilio convencional que éste señaló, también carece de sentido
que el diligenciario satisfaga tal requisito). La anterior solución es la correcta
jurídicamente, pues es principio de lógica formal y de hermenéutica jurídica
que "donde existe la misma razón de la ley, debe existir la misma
disposición". Luego, si las formalidades que la ley civil establece para la
primera notificación se encaminan a dar al particular una garantía de
seguridad jurídica, consistente en que las consecuencias y efectos legales
derivados de esa primera diligencia, se den una vez que el afectado sea
notificado con las formalidades previstas en la misma Ley; lógicamente, las
ulteriores notificaciones que se señalan como personales deben practicarse
respetando esa misma garantía y, por consecuencia, deben ajustarse a las
formalidades que permitan establecer la certeza de una notificación legal.”
[27]
Por otra parte, en el caso de que sea una persona distinta del interesado la
que atienda el llamado del actuario judicial, éste le entregará cédula de
notificación y levantará la razón correspondiente.
[27] Jurisprudencia número 1ª./ J. 14/96, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 156, del Tomo
III, Junio de 1996, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 200414
4.9.1.3. Notificación personal por comparecencia.
La notificación por comparecencia en los juicios mercantiles, se hace de la
misma forma en que se practica este mismo tipo de notificación en los
juicios civiles. En tales condiciones, con el objeto de evitar repeticiones
innecesarias, se remite al alumno al apartado número 4.7.1.4.
4.9.2. Notificaciones por lista.
4.9.2.1. Procedencia
El artículo 1069 del Código de Comercio, en lo conducente, dispone:
“Art. 1069. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia
judicial, deben designar domicilio ubicado en el lugar del juicio para que se
les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que sean
necesarias. Igualmente deben designar el domicilio en que ha de hacerse la
primera notificación a la persona o personas contra quienes promueven.-
Cuando un litigante no cumpla con la primera parte de este artículo las
notificaciones se harán conforme a las Reglas para las notificaciones que no
deban ser personales. Si no se designare domicilio de la contraparte, se le
requerirá para que lo haga, y si lo ignoran se procederá en los términos del
artículo siguiente.”
Del precepto transcrito se desprende, en lo que aquí interesa, que los
litigantes, en su primer escrito, deben señalar domicilio para oír
notificaciones. En caso de incumplimiento a tal obligación, las notificaciones
se practicarán conforme a las reglas para las notificaciones que no deban
ser personales. Al respecto, el artículo 1070 del mismo ordenamiento legal,
en lo conducente, dispone:
“Art. 1070. Mientras un litigante no hiciere substitución del domicilio en
donde se deban practicar las diligencias o notificaciones personales,
seguirán haciéndose en el que para tal fin hubiere señalado. El notificador
tendrá la obligación de realizarlas en el domicilio señalado, y en caso de no
existir el mismo, lo deberá hacer constar en autos para que surtan efectos
así como las subsecuentes, por publicación en el boletín, gaceta o periódico
judicial o en los estrados de los tribunales, además de que las diligencias en
que dicha parte debiere tener intervención se practicarán en el local del
juzgado sin su presencia.- Una vez que el actuario o ejecutor se cerciore de
que en el domicilio sí habita la persona buscada y después de la habilitación
de días y horas inhábiles, de persistir la negativa de abrir o de atender la
diligencia, el actuario dará fe para que el Juez ordene dicha diligencia por
medio de edictos sin necesidad de girar oficios para la localización del
domicilio.”
De la anterior transcripción se desprende que si por las circunstancias
previstas en el propio precepto, no se puede practicar una notificación en
forma personal, ésta se hará por publicación en el boletín, gaceta o
periódico judicial o en los estrados de los tribunales. Al respecto, ya se dijo
que en los órganos jurisdiccionales federales no se editan tales
publicaciones. Luego, la forma en que deben practicarse las notificaciones
que no sean personales, es mediante lista que se fija en los estrados del
órgano jurisdiccional o en un lugar visible para el público en general.
Por otra parte, si bien el Código de Comercio prevé la notificación por
edictos; sin embargo, dicho ordenamiento legal no establece la forma en
que deben practicarse las notificaciones en caso de que, después de haber
hecho la notificación mediante edictos, la persona interesada no haya
comparecido al juicio correspondiente. Por tanto, debe estarse a lo
dispuesto por el Código Adjetivo Federal. El artículo 315 de este código,
establece:
“ARTÍCULO 315. Cuando hubiere que citar a juicio a alguna persona que
haya desaparecido, no tenga domicilio fijo o se ignore dónde se encuentra,
la notificación se hará por edictos, que contendrán una relación sucinta de la
demanda, y se publicarán por tres veces, de siete en siete días, en el "Diario
Oficial" y en uno de los periódicos diarios de mayor circulación en la
República, haciéndosele saber que debe presentarse dentro del término de
treinta días, contados del siguiente al de la última publicación. Se fijará,
además, en la puerta del tribunal, una copia integra de la resolución, por
todo el tiempo del emplazamiento. Si, pasado este término, no comparece
por sí, por apoderado o por gestor que pueda representarla, se seguirá el
juicio en rebeldía, haciéndosele las ulteriores notificaciones por rotulón, que
se fijará en la puerta del juzgado, y deberá contener, en síntesis, la
determinación judicial que ha de notificarse.”
De la anterior transcripción se desprende, en lo que aquí interesa, que si la
persona a la que se le notificó mediante edictos no comparece (por sí, por
apoderado o gestor) al órgano jurisdiccional, el juicio se seguirá en rebeldía
y las notificaciones subsecuentes que se le deban hacer, se practicarán
mediante lista.
De lo hasta aquí expuesto se desprende que procede notificar por lista: a)
las resoluciones que, conforme a la ley, no deben notificarse en forma
personal; b) las resoluciones que debiéndose notificar en forma personal, no
puedan notificarse de ese modo con motivo de que el domicilio señalado por
el litigante no exista o porque el interesado o las personas distintas de éste
se nieguen a recibir la notificación; y, c) las resoluciones que deban
notificarse al demandado que fue declarado en rebeldía con motivo de que
no compareció al órgano jurisdiccional dentro del término de treinta días
contados a partir del siguiente al de la publicación del último edicto.

4.9.2.2. Del procedimiento para practicar las notificaciones por lista.


El Código de Comercio no establece la hora en que debe fijarse la lista. No
obstante, el artículo 1064 de dicho ordenamiento legal dispone que las
actuaciones judiciales deben practicarse en días y horas hábiles,
entendiendo por estas últimas las comprendidas entre las siete y las
diecinueve horas.
Sobre el particular, debe decirse que aun cuando el referido precepto dice
que son horas hábiles las comprendidas entre las siete y las diecinueve
horas, los actuarios judiciales deben tener presente que el acceso al público
en general a los órganos jurisdiccionales suele ser de las nueve a las quince
horas. Asimismo, deben tomar en cuenta que, conforme a la ley, las
notificaciones surten sus efectos legales al día siguiente del día en que se
practican. En tales condiciones, resulta conveniente que la lista de
notificación se fije lo más temprano posible, a efecto de que los litigantes
que ingresen al órgano jurisdiccional a las nueve horas puedan consultarla.
De acuerdo con lo antes expuesto, se estima que la lista de notificación
debe contener los siguientes datos (ver anexo 26):
1.- La mención de que se trata de una lista.
2.- Denominación del órgano jurisdiccional.
3.- Fecha y hora de la publicación de la lista.
4.- El número de juicio o recurso.
5.- La parte o partes a las que está dirigida la notificación.
6.- Fecha del acuerdo que se notifica.
7.- Síntesis de la resolución que se notifica.
8.- Firma del funcionario judicial responsable de la publicación.
Ahora bien, de toda notificación debe quedar constancia en autos. Esto es
así, pues tal constancia es la que acredita que una resolución se hizo del
conocimiento de los interesados en términos de ley. En tales condiciones,
debe levantarse la razón correspondiente de la notificación por lista, razón
que deberá agregarse a los autos del juicio de que se trate. La misma debe
contener, por los menos, la siguiente información (ver anexo 27):
1.- Nombre y apellidos del actuario judicial.
2.- La hora y fecha en que se fijó la lista.
3.- Fecha del proveído que se notificó mediante lista.
4.- La parte o partes a las que se notificó por este medio.
5.- Firma del actuario judicial.
En la práctica, para levantar la razón correspondiente se emplean sellos que
debe llenar el actuario judicial. Tales sellos deben contener los datos antes
mencionados.

4.9.3. Notificaciones por edictos.


4.9.3.1. Procedencia.
La notificación por edictos procede cuando se ignore el domicilio de la
persona que debe ser notificada. Previamente a practicar este tipo de
notificación, por regla general es requisito indispensable que el juez haya
ordenado recabar informe de una autoridad o institución pública que cuente
con registro oficial de personas (por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral).
Además, el informe correspondiente debe ser en el sentido de que no se
encontró domicilio a nombre de la persona buscada. Dicho informe debe
agregarse a los autos del juicio de que se trate.
4.9.3.2. Procedimiento para practicar las notificaciones por edictos.
Una vez que se surte la hipótesis de procedencia de la notificación por
edictos, y satisfecho el requisito previo necesario para su práctica, este tipo
de notificación debe practicarse en términos del artículo 1070 del Código de
Comercio, que establece que la resolución correspondiente se publicará tres
veces consecutivas (lo que implica que deban ser seguidas) en un periódico
de circulación amplia y de cobertura nacional y en un periódico local del
Distrito Federal o del estado en el que se tramite el juicio.
4.9.4. Notificaciones por conducto de otras autoridades.
4.9.4.1. Procedencia.
El artículo 1071 del Código de Comercio, en lo que interesa, dispone:
“Art. 1071. Cuando haya de notificarse o citarse a una persona residente
fuera del lugar del juicio, se hará la notificación o citación por medio de
despacho o exhorto al juez de la población en que aquélla residiere, los que
podrán tramitarse por conducto del interesado si éste lo pidiere.- El auxilio
que se solicite se efectuará únicamente por medio de las comunicaciones
señaladas dirigidas al órgano que deba prestarlo y que contendrá: I. La
designación del órgano jurisdiccional exhortante; II. La del lugar o población
en que tenga que llevarse a cabo la actividad solicitada, aunque no se
designe la ubicación del tribunal exhortado; III. Las actuaciones cuya
práctica se interesa, y IV. El término o plazo en que habrán de practicarse
las mismas.- En el caso de que la actuación requerida a otro órgano
jurisdiccional, o a otra autoridad de cualquier índole, de la que debiera
enviarse exhorto, oficio, o mandamiento, se considere de urgente práctica,
podrá formularse la petición por telex, telégrafo, teléfono, remisión facsimilar
o por cualquier otro medio, bajo la fe del Secretario, quien hará constar la
persona con la cual se entendió en la comunicación, la hora de la misma y
la solicitud realizada, con la obligación de confirmarla en despacho ordinario
que habrá de remitirse el mismo día o al siguiente. Del empleo de los
medios de comunicación indicados se dejará razón en el expediente, así
como de las causas para considerarlo urgente.”
De la disposición transcrita se desprende que en los casos en que exista
urgencia por notificar una resolución, citar a una persona o practicar una
actuación, el titular del órgano jurisdiccional ante el que se tramita el juicio
mercantil, podrá solicitar al titular de otro órgano jurisdiccional o a otra
autoridad de cualquier índole, mediante fax, telégrafo, telex o por cualquier
otro medio, que haga la notificación o citación correspondiente, o practique
la actuación respectiva. Del medio de comunicación que se emplee, deberá
dar fe el secretario, quien levantará una constancia en la que hará constar el
nombre de la persona con quien entendió la comunicación, la hora de la
misma y la solicitud realizada. La razón de que se trata deberá agregarse a
los autos del juicio mercantil correspondiente. Cabe precisar que el mismo
día en que se haya enviado la solicitud correspondiente, o a más tardar al
día siguiente, deberá remitirse al órgano jurisdiccional o a la autoridad a la
que se le formuló la solicitud, el exhorto o despacho que proceda.

4.10. Notificaciones en los juicios ejecutivos mercantiles.


Según se dijo antes, con excepción de las reglas conforme a las que debe
notificarse el auto por el que se admite a trámite la demanda en un juicio
ejecutivo mercantil (auto de exeqüendo), los tipos de notificaciones y la
forma en que éstas deben practicarse coinciden con las notificaciones que
se hacen en los juicios ordinarios mercantiles. Atento lo anterior, en este
apartado únicamente se expondrá la forma en que debe notificarse la
demanda en los juicios ejecutivos mercantiles, lo que implica,
necesariamente, exponer la manera en que debe diligenciarse el auto de
exeqüendo.
El artículo 1392 del Código de Comercio dispone:
“Art. 1392. Presentada por el actor su demanda acompañada del título
ejecutivo, se proveerá auto, con efectos de mandamiento en forma, para
que el demandado sea requerido de pago, y no haciéndolo se le embarguen
bienes suficientes para cubrir la deuda, los gastos y costas, poniéndolos
bajo la responsabilidad del actor, en depósito de persona nombrada por
éste.”
Como se ve, en el auto por el que se admite a trámite la demanda con la
que se inicia el juicio ejecutivo mercantil, se ordena requerir de pago al
deudor. Sólo en el caso de que éste no pague, se le embargarán bienes
suficientes para cubrir la deuda, los gastos y las costas. Los bienes
embargados se pondrán bajo responsabilidad del acreedor, quien designará
depositario de aquéllos.
En este orden de ideas, una vez dictado el auto de exeqüendo, el actuario
judicial deberá constituirse en el domicilio del deudor. Los datos para ubicar
este domicilio deben ser proporcionados por el actor, pues así lo establece
el artículo 1069 del Código de Comercio que, en lo conducente, dice:
“Art. 1069. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia
judicial, deben designar domicilio ubicado en el lugar del juicio para que se
les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que sean
necesarias. Igualmente deben designar el domicilio en que ha de hacerse la
primera notificación a la persona o personas contra quienes promueven.”
Cabe precisar que el actuario judicial, al constituirse en el domicilio que el
actor señaló como el indicado para requerir de pago al deudor, debe
cerciorarse de que en ese domicilio efectivamente puede ser emplazado el
demandado. Para ello, deberá asentar en la razón correspondiente, los
datos que corroboren que se constituyó en el domicilio correcto, tales como
el nombre de la calle, el número de la casa y la manifestación de la persona
con quien entendió la diligencia, en el sentido de que en ese domicilio vive
el deudor. Esta obligación se desprende del artículo 311 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, aplicado supletoriamente al Código de Comercio.
Dicho precepto establece:
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.”

4.10.1. De la diligenciación del auto de exeqüendo cuando el deudor, su


representante o apoderado es encontrado en la primera búsqueda.
El artículo 1394 del Código de Comercio, en lo que interesa, dispone:
“Art. 1394. La diligencia de embargo se iniciará con el requerimiento de
pago al demandado, su representante o la persona con la que se entienda,
de las indicadas en el artículo anterior; de no hacerse el pago, se requerirá
al demandado, su representante o la persona con quien se entiende la
diligencia, para que señale bienes suficientes para garantizar las
prestaciones reclamadas, apercibiéndolo que de no hacerlo, el derecho para
señalar bienes pasará al actor. A continuación, se emplazará al
demandado.- En todos los casos se le entregará a dicho demandado cédula
en la que se contengan la orden de embargo decretada en su contra,
dejándole copia de la diligencia practicada, corriéndole traslado con la copia
de demanda, de los documentos base de la acción y demás que se ordenan
por el artículo 1061.- La diligencia de embargo no se suspenderá por ningún
motivo, sino que se llevará adelante hasta su conclusión, dejando al
demandado sus derechos a salvo para que los haga valer como le
convenga durante el juicio.- En todos los casos, practicada la diligencia de
ejecución decretada, el ejecutor entregará también al ejecutante copia del
acta que se levante o constancia firmada por él, en que conste los bienes
que hayan sido embargados y el nombre, apellidos y domicilio del
depositario designado.- La copia o constancia que se entregue al ejecutante
podrá servir para el caso de haberse embargado bienes inmuebles, para
que la misma se presente al Registro Público de la Propiedad, o del
Comercio, dentro de los tres días siguientes, para su inscripción preventiva,
la cual tendrá los mismos efectos que se señalan para los avisos de los
notarios en los términos de la parte final del artículo 3016 del Código Civil, y
el juez, dentro de un término máximo de cinco días, deberá poner a
disposición del interesado el oficio respectivo junto con copia certificada de
la diligencia de embargo para su inscripción.- El juez, en ningún caso,
suspenderá su jurisdicción para dejar de resolver todo lo concerniente al
embargo, su inscripción en el Registro Público que corresponda,
desembargo, rendición de cuentas por el depositario respecto de los gastos
de administración y de las demás medidas urgentes, provisionales o no,
relativas a los actos anteriores.”

Por otra parte, el artículo 1061 del mismo ordenamiento legal, dispone:
“Art. 1061. Al primer escrito se acompañarán precisamente: I. El poder que
acredite la personalidad del que comparece en nombre de otro; II. El
documento o documentos que acrediten el carácter con que el litigante se
presente en juicio en el caso de tener representación legal de alguna
persona o corporación o cuando el derecho que reclame provenga de
habérsele transmitido por otra persona; III. Los documentos en que el actor
funde su acción y aquellos en que el demandado funde sus excepciones. Si
se tratare del actor, y carezca de algún documento, deberá acreditar en su
demanda haber solicitado su expedición con la copia simple sellada por el
archivo, protocolo, dependencia o lugar en que se encuentren los originales,
para que, a su costa, se les expida certificación de ellos, en la forma que
prevenga la ley. Si se tratare del demandado deberá acreditar la solicitud de
expedición del documento de que carezca, para lo cual la copia simple
sellada por el archivo, protocolo o dependencia, deberá exhibirla con la
contestación o dentro de los tres días siguientes al del vencimiento del
término para contestar la demanda.- Se entiende que las partes tienen a su
disposición los documentos, siempre que legalmente puedan pedir copia
autorizada de los originales y exista obligación de expedírselos. Si las
partes no tuvieren a su disposición o por cualquier otra causa no pudiesen
presentar los documentos en que funden sus acciones o excepciones, lo
declararán al juez, bajo protesta de decir verdad, el motivo por el que no
pueden presentarlos. En vista a dicha manifestación, el juez, ordenará al
responsable de la expedición que el documento se expida a costa del
interesado, apercibiéndolo con la imposición de alguna de las medidas de
apremio que autoriza la ley.- Salvo disposición legal en contrario o que se
trate de pruebas supervenientes, de no cumplirse por las partes con alguno
de los requisitos anteriores, no se le recibirán las pruebas documentales
que no obren en su poder al presentar la demanda o contestación como
tampoco si en esos escritos no se dejan de identificar las documentales,
para el efecto de que oportunamente se exijan por el tribunal y sean
recibidas; IV. Además de lo señalado en la fracción III, con la demanda y
contestación se acompañarán todos los documentos que las partes tengan
en su poder y que deban de servir como pruebas de su parte; y, los que
presentaren después, con violación de este precepto, no le serán admitidos,
salvo que se trate de pruebas supervenientes, y V. Copia simple o
fotostática siempre que sean legibles a simple vista, tanto del escrito de
demanda como de los demás documentos referidos, incluyendo la de los
que se exhiban como prueba según los párrafos precedentes para correr
traslado a la contraria.- Lo dispuesto en la fracción anterior, se observará
también respecto de los escritos en que se oponga la excepción de
compensación o se promueva reconvención o algún incidente.”
De las disposiciones transcritas se desprende que una vez que el actuario
judicial se constituye en el domicilio del deudor, deberá requerirlo a efecto
de que pague el adeudo. Ante tal requerimiento, el deudor tiene dos
opciones, a saber: a) cubrir el adeudo; o, b) negarse a cubrir el adeudo y, en
consecuencia, verse sometido al embargo de sus bienes. Si el deudor elige
la primera opción, se librará del embargo y del procedimiento judicial. En
este supuesto, la diligencia concluirá en el momento en que el deudor paga
el adeudo reclamado, así como los gastos. De lo anterior, el actuario judicial
deberá levantar la razón correspondiente, con la que se dará cuenta al
titular del órgano jurisdiccional.
Por otra parte, si el deudor elige la segunda opción, esto es, si se niega a
cubrir el adeudo principal y sus accesorios, el actuario judicial lo requerirá
para que señale los bienes sobre los que se trabará embargo, con el
apercibimiento consistente en que, de no hacerlo, el derecho de señalar
bienes pasará al actor. Tales bienes deben ser suficientes para cubrir el
monto adeudado, los gastos y las costas.
De lo expuesto en el párrafo anterior, se desprende que el actor (su
representante legal o apoderado) debe estar presente en la diligencia de
que se trata. Esto es así, pues en caso de que el deudor se niegue a
señalar los bienes sobre los que se trabará embargo, será el propio actor o,
en su caso, su apoderado o representante legal, quien señale tales bienes.
Una vez que se ha trabado embargo sobre los bienes señalados por el
deudor o, en su caso, por el actor, el actuario judicial procederá a
describirlos en el acta que levante con motivo de la diligencia. Lo anterior, a
efecto de que los bienes embargados sean perfectamente identificables.
Así, por ejemplo, en el caso de bienes muebles deberá indicar su forma,
tamaño, color; señalar, en su caso, número de serie, modelo, marca, y en
general todos los datos que permitan la identificación del bien. La anterior
descripción resulta especialmente importante, pues la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido el criterio de que cuando se embarga
“todo lo que de hecho y por derecho le corresponde” a la demandada, los
bienes embargados quedan indeterminados, lo que obliga a practicar una
diligencia complementaria para inventariar los bienes embargados. El
criterio a que se alude, es el siguiente:
“EMBARGO, PARA SU PERFECCIONAMIENTO ES INDISPENSABLE EL
FORMAL INVENTARIO.- El artículo 543 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito y Territorios Federales, claramente dispone que de
todo secuestro se tendrá como depositario a la persona que designe el
acreedor, bajo su responsabilidad, mediante formal inventario. De esta
redacción se desprende, indudablemente, que en todo secuestro debe
mediar un inventario formal, es decir, levantado por el actuario al trabar el
embargo. Cuando el embargo a una empresa se realiza en forma general e
imprecisa, como sucede cuando sólo se asienta que se le embarga ‘con
todo lo que de hecho y por derecho le corresponde’, quedan absolutamente
indeterminados los bienes propiedad de tal negociación, en virtud de que el
señalamiento hecho en esos términos hace imposible precisar los alcances
del secuestro, mismos que sólo podrán delimitarse y determinarse a través
del complemento lógico e imprescindible que es el inventario de los bienes
de la empresa embargada, pues dicho inventario es de todo punto de vista
necesario para conocer el activo de la empresa embargada en el momento
preciso en que se efectúa el aseguramiento de bienes. En otros términos, el
embargante, para garantizar que su ejecución se ha llevado a cabo con
todas las formalidades y que se encuentra protegida por la ley de la materia,
debe hacer un formal inventario de los bienes secuestrados, en primer
lugar, para verificar que determinado bien pertenecía a la empresa en la
fecha del embargo y, en segundo lugar, para que en caso de que la
ejecutada sufra otro embargo o secuestro, pueda el actor demostrar
eficazmente que tiene un derecho de prelación y que no puede ser
embargado el bien más que en calidad de reembargo.” [28]
Una vez concluido el embargo, el actuario judicial deberá pedir que se
nombre depositario de los bienes embargados. El derecho de designar al
depositario es del actor, quien puede nombrar al propio deudor. Así, a partir
de que el actuario asiente en la razón correspondiente el hecho de que el
actor nombró como depositario de los bienes embargados al demandado,
éste pierde el carácter de poseedor a título de dueño de tales bienes, para
convertirse en depositario judicial, carácter que le impide disponer de
aquéllos. De hacerlo, incurriría en el delito de abuso de confianza.
Cabe precisar que si el embargo se traba sobre una finca rústica o una
negociación mercantil o industrial, el depositario será un inteventor con
cargo de la caja. Dicho interventor tendrá la obligación de vigilar la
contabilidad de la negociación embargada, procurando que las operaciones
que se llevan a cabo en ésta produzcan el mejor rendimiento posible. Sobre
el particular, conviene citar el artículo 460 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria el Código de Comercio.
Dicho precepto estatuye:
“ARTÍCULO 460. Si el secuestro se verifica en una finca rústica o en una
negociación mercantil o industrial, el depositario será mero interventor con
cargo de la caja, vigilando la contabilidad, y tendrá las siguientes
atribuciones: I. Inspeccionará el manejo de la negociación o finca rústica, en
su caso, y las operaciones que, en ella, se verifiquen, a fin de que
produzcan el mejor rendimiento posible; II. Vigilará, en las fincas rústicas, la
recolección de los frutos y su venta, y recogerá el producto de ésta; III.
Vigilará las compras y ventas de las negociaciones mercantiles, recogiendo,
bajo su responsabilidad, el numerario; IV. Vigilará la compra de materia
prima, su elaboración y la venta de los productos, en las negociaciones
industriales, recogiendo el numerario y efectos de comercio, para hacerlos
efectivos a su vencimiento; V. Ministrará los fondos para los gastos de la
negociación o finca rústica, en su caso, y atenderá a que la inversión de
ellos se haga convenientemente; VI. Depositará el dinero que resultare
sobrante después de cubiertos los gastos necesarios y ordinarios, como lo
previene el artículo 448; VII. Tomará provisionalmente, las medidas que la
prudencia aconseje, para evitar abusos y malos manejos de los
administradores, dando inmediatamente cuenta al tribunal, para su
ratificación, y, en su caso, para que determine lo conveniente a remediar el
mal, y VIII. Podrá nombrar, a su costa y bajo su responsabilidad, el personal
auxiliar que estimare indispensable para el buen desempeño de su cargo.”
Es muy importante apuntar aquí, que el actuario judicial es quien conduce la
diligencia correspondiente. Por tal motivo, al trabar embargo sobre los
bienes del deudor, dicho funcionario debe atender a las disposiciones del
Código Federal de Procedimientos Civiles, relativas al orden en que deben
embargarse los bienes y a las que establecen los bienes que no pueden
embargarse. En relación con la diligencia de embargo, conviene citar el
siguiente criterio:
“DILIGENCIA DE EMBARGO EN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. LA
DECLARATORIA QUE EN LA PRÁCTICA REALIZA EL ACTUARIO,
RELATIVA A QUE SOBRE LOS BIENES DESIGNADOS SE TRABA
FORMAL EMBARGO U OTRA SIMILAR, NO CONSTITUYE UN
REQUISITO DE LOS EXIGIDOS POR LA LEGISLACIÓN MERCANTIL
PARA LA VALIDEZ DE AQUÉLLA.- De lo dispuesto en los artículos 1392 a
1395 del Código de Comercio, se deduce que las formalidades para el
desahogo de la diligencia de embargo en un juicio ejecutivo mercantil,
consisten en que ésta deberá ser conducida por el actuario, en
cumplimiento de un auto dictado por el Juez, en el que mande requerir de
pago al deudor, a su representante o a la persona con la que se entienda la
diligencia, y que en caso de no efectuarlo, también se le requiera para que
señale bienes suficientes a fin de garantizar las prestaciones reclamadas,
con el apercibimiento que, de no hacerlo, aquel derecho para señalar bienes
pasará al actor, situación que lleva implícita la plena identificación del bien a
embargar, mediante su individualización concreta; además, la diligencia
culminará con la designación por parte del ejecutante del depositario,
administrador o interventor de los bienes embargados, y con el
levantamiento del acta respectiva. Atento lo anterior, se concluye que la
validez y eficacia de la referida diligencia de embargo únicamente depende
de que se lleve a cabo con estricto apego a lo previsto en los preceptos
citados, por lo que la declaratoria expresa en el acta respectiva, de que se
traba formal embargo u otra similar, sobre los bienes designados, que
generalmente acostumbran asentar los actuarios judiciales, si bien se
produce en una etapa muy importante de la diligencia, esto es, entre el
momento en que el actuario judicial describe los bienes señalados para la
traba y la designación del depositario, administrador o interventor
respectivo, no constituye un requisito de forma de los exigidos por la ley,
para tener por realizado el embargo.” [29]
Del criterio transcrito se desprenden las formalidades a las que deben
ajustarse los actuarios judiciales al practicar los embargos. Del propio
criterio se advierte que el hecho de que los actuarios judiciales no expresen
en forma destacada que “se traba formal embargo” no le resta eficacia a la
diligencia de embargo. Lo anterior, siempre que tal diligencia se haya
practicado conforme a las formalidades de ley. Sobre el particular, debe
decirse que el hecho de que para practicar válidamente un embargo, no sea
indispensable manifestar “se traba formal embargo”, no significa que tal
manifestación no deba hacerse. Esto es así, pues la razón del actuario
judicial estará mejor redactada si en ella se expresa precisamente qué es lo
que se hizo, es decir, cuál es el acto jurídico que se realizó durante la
diligencia. Además, entre más completa sea una razón actuarial, menor
será el riesgo de que se decrete su nulidad.
Por otra parte, una vez finalizado el embargo, el actuario judicial procederá
a emplazar a juicio al demandado. Para esto, le entregará cédula que debe
contener la transcripción del auto de exeqüendo. Asimismo, entregará copia
del acta que levantó con motivo de la diligencia en la que se dio
cumplimiento a dicho auto. Además, le correrá traslado con copia de la
demanda y sus anexos.
En congruencia con lo antes expuesto, el acta que se levanta con motivo de
la diligencia en la que se desahoga el auto de exeqüendo debe contener,
por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 28):
1.- El número de juicio.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó en el
domicilio del demandado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito
dicho funcionario judicial.
4.- La forma en que se cercioró de que se constituyó en el domicilio correcto
y de que la persona con quien entendió la diligencia efectivamente vive la
casa señalada por el actor.
5.- Nombre y apellidos del demandado o, en su caso, apoderado o
representante legal, así como la forma en que lo identificó.
6.- El hecho de que el actuario informó al interesado o, en su caso,
apoderado o representante legal, el motivo de la diligencia, así como el
hecho de que lo requirió del pago de lo adeudado y sus accesorios o, en su
defecto, para que señale los bienes sobre los que se trabará el embargo.
7.- El hecho de que el actuario judicial formuló al demandado el
apercibimiento consistente en que si no señala bienes para embargar, el
derecho de hacer tal señalamiento pasará al actor.
8.- La manifestación que haya hecho el demandado, en relación con tal
requerimiento.
9.- En su caso, el hecho de si el demandado señaló los bienes o si se negó
a hacerlo.
10.- El señalamiento de los bienes y su descripción en el acta
correspondiente, así como la manifestación consistente en que “se traba
formal embargo” sobre los bienes señalados.
11.- La persona a la que el actor designó depositario de los bienes
embargados o, en su caso, la persona que fue designada interventor.
12.- La forma en que se identificó al depositario o interventor.
13.- La manifestación consistente en que se notifica al demandado la
demanda promovida en su contra, emplazándolo al juicio.
14.- El hecho de que le entregó copia de la demanda y sus anexos, así
como copia del acta que se levantó con motivo de la diligencia de
requerimiento de pago, embargo y emplazamiento a juicio.
15.- Las manifestaciones que haya hecho el demandado.
16.- Firma del actuario judicial y de las personas que intevinieron en la
diligencia. Si no supieren o no quisieren firmar, se asentará tal circunstancia
en la razón.
En relación con los puntos 7 y 8, conviene citar el siguiente criterio:
“CONFESIÓN JUDICIAL. ALCANCES DE LA PRODUCIDA EN LA
DILIGENCIA DE EXEQÜENDO.- En el juicio ejecutivo mercantil el
requerimiento de pago, durante la diligencia de exeqüendo como primera
actuación judicial, es la intimación que por virtud de un mandamiento
judicial, el ejecutor del juzgado con base en las facultades y la fe pública de
la que se encuentra investido, dirige a una persona para que pague el
adeudo contraído o para que, en su caso, manifieste lo que estime
conducente en relación con tal requerimiento; por tanto, si en dicha
diligencia, a la luz de los artículos 1212 y 1235 del Código de Comercio, el
demandado admite deber a la actora determinada cantidad, es una
declaración que constituye una confesión, ya que se acepta la verdad de un
hecho susceptible de producir consecuencias jurídicas a cargo del obligado,
sobre todo cuando se realiza de manera espontánea, lisa, llanamente y sin
reservas; por ello si el reconocimiento del adeudo se hace en el momento
en que el deudor es requerido del pago, tal declaración es precisamente la
que implica la confesión, misma que deberá ser valorada de acuerdo con
las reglas de apreciación de las pruebas y en conjunto con el restante valor
probatorio constante en autos.” [30]
[28] Tesis aislada sustentada por la extinta Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 51, del Tomo 10, Cuarta
Parte, de la Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS
2004, núm. reg. 242390.
[29] Jurisprudencia número 1ª/J. 48/2002, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 42, del Tomo
XVI, octubre de 2002, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 185772.
[30] Jurisprudencia número 1ª./J. 37/99, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 5, del Tomo X,
octubre de 1999, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 193192.

4.10.2. Diligenciación del auto de exeqüendo cuando el actuario judicial, en


la primera búsqueda, no encuentra al deudor, su representante legal o
apoderado.
El artículo 1393 del Código de Comercio, estatuye:
“Art. 1393. No encontrándose el demandado a la primera busca en el
inmueble señalado por el actor, pero cerciorado de ser el domicilio de aquél,
se le dejará citatorio fijándole hora hábil, dentro de un lapso comprendido
entre las seis y las setenta y dos horas posteriores, y si no aguarda, se
practicará la diligencia de embargo con los parientes, empleados o
domésticos del interesado, o cualquier otra persona que viva en el domicilio
señalado, siguiéndose las reglas del Código Federal de Procedimientos
Civiles, respecto de los embargos.- Una vez que el actuario o ejecutor se
cerciore de que en el domicilio sí habita la persona buscada y después de la
habilitación de días y horas inhábiles, de persistir la negativa de abrir o de
atender la diligencia, el actuario dará fe para que el Juez ordene dicha
diligencia por medio de edictos sin girar oficios para la localización del
domicilio.”
De la disposición transcrita se desprende que si en la primera búsqueda no
se encuentra al deudor, el actuario judicial, una vez cerciorado de que el
domicilio en el que se constituyó vive el demandado, entregará citatorio a la
persona con quien haya entendido la diligencia, en el que fijará el día y la
hora en que volverá a constituirse para practicar la diligencia
correspondiente. El funcionario judicial de que se trata debe constituirse
nuevamente en el domicilio del deudor entre las seis y las setenta y dos
horas posteriores a aquella en que haya dejado el citatorio.
Si al constituirse nuevamente en el domicilio del deudor, el actuario judicial
encuentra a éste, practicará la diligencia en los términos precisados en el
apartado anterior. Por otra parte, si no encuentra al interesado, pero es
atendido por algún pariente, empleado o doméstico de aquél, o por
cualquier persona que viva en el domicilio del deudor, practicará el embargo
con la persona que haya atendido su llamado.
En relación con lo anterior, el artículo 437 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, estatuye:
“ARTÍCULO 437. El derecho a designar los bienes que han de embargarse
en el orden establecido en el artículo anterior, corresponde al deudor; y sólo
que éste se niegue a hacerlo o que esté ausente, podrá ejercerlo el actor.”
De la disposición transcrita se infiere que en los casos en que la diligencia
de embargo se practique con un pariente, empleado o doméstico del
deudor, o con cualquier persona que viva en el domicilio de aquél, el
derecho a señalar los bienes sobre los que se trabará embargo,
corresponde al actor. Esto es así, pues en estos casos el deudor está
ausente. Además, debe decirse que el hecho de que la diligencia de
embargo no se entienda con el deudor, con su apoderado o representante
legal, no constituye obstáculo para que el actuario judicial haga el
requerimiento de pago correspondiente a la persona con quien entienda la
diligencia. Se afirma lo anterior, pues el artículo 433 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, dice:
“ARTÍCULO 433. No verificado el pago, sea que la diligencia se haya o no
entendido con el ejecutado, se procederá al embargo de bienes, en el
mismo domicilio del demandado o en el lugar en que se encuentren los que
han de embargarse.”
En otro orden de ideas, el segundo párrafo del artículo 432 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, estatuye:
“Artículo 432. Cuando se encontrare cerrada la casa o se impidiere el
acceso a ella, el ejecutor judicial requerirá el auxilio de la policía, para hacer
respetar la determinación judicial, y hará que, en su caso, sean rotas las
cerraduras, para poder practicar el embargo de bienes que se hallen dentro
de la casa.”
De la disposición transcrita se desprende que cuando el deudor, con el
objeto de impedir que se lleve a cabo la diligencia de embargo, no permite
el acceso a su domicilio, se puede requerir el auxilio de la policía quien, en
su caso, puede romper las cerraduras. Al respecto, debe decirse que en
caso de oposición del deudor, lo que debe hacer el actuario judicial es
levantar una razón en la que haga constar que se constituyó en el domicilio
del deudor a efecto de diligenciar el auto de exeqüendo, y que tal diligencia
no pudo practicarse en virtud de que el deudor no permitió el acceso a su
casa. Con dicha razón deberá darse cuenta al titular del órgano
jurisdiccional quien, con fundamento en el artículo 432 del Código Federal
de Procedimientos Civiles, podrá solicitar el auxilio de la fuerza pública, con
el objeto de que con su ayuda el actuario judicial pueda diligenciar el
referido auto.
Es muy importante apuntar aquí que los actuarios judiciales no deben, motu
proprio, solicitar el auxilio de la fuerza pública con el objeto de practicar el
embargo correspondiente. Esto es así, pues el único facultado para hacer
tal solicitud, es el titular del órgano jurisdiccional.
4.11. Incidente de nulidad de notificaciones promovido en contra del
emplazamiento practicado en juicios ejecutivos mercantiles.
En los juicios mercantiles, el incidente de nulidad de notificaciones debe
promoverse conforme a las disposiciones contenidas en el Código Federal
de Procedimientos Civiles. Los supuestos de procedencia de dicho incidente
y sus efectos se expusieron en el punto 4.6. Por tal motivo, con el objeto de
evitar repeticiones innecesarias, se remite al alumno a dicho apartado.
Ahora bien, ya se vio que la diligenciación del auto de exeqüendo, consta de
tres etapas distintas, a saber: a) requerimiento de pago; b) embargo de
bienes; y, c) emplazamiento a juicio. Es decir, el emplazamiento al juicio se
da una vez concluido el embargo correspondiente. A este respecto, cabe
preguntarse: ¿qué pasa si el deudor promueve incidente de nulidad de
notificación en contra del emplazamiento practicado en un juicio ejecutivo
mercantil, y tal incidente resulta fundado?, ¿qué efecto tiene la interlocutoria
correspondiente?
Pues bien, el efecto de la referida interlocutoria será que se deje
insubsistente en su totalidad la diligencia en la que se desahogó el auto de
exeqüendo, esto es, la fase del requerimiento, la del embargo y la del
emplazamiento propiamente dicha. Esto es así, pues tales fases se
encuentran estrechamente vinculadas, y si el emplazamiento se practicó en
forma defectuosa, esto trasciende a las otras dos fases. Este aserto se
corrobora con el siguiente criterio:
“EMPLAZAMIENTO EN JUICIOS EJECUTIVOS MERCANTILES, NULIDAD
DEL, COMPRENDE AL REQUERIMIENTO Y EMBARGO PRACTICADOS.-
Conforme a lo dispuesto en los artículos 1392, 1393, 1394 y 1396 del
Código de Comercio, 111 y 112 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado de Jalisco, de aplicación supletoria, el requerimiento de pago y
embargo hechos al deudor demandado, necesariamente requieren para su
legal existencia de su notificación en la forma establecida en la ley,
notificación que no es otra cosa que el emplazamiento a que aluden los
preceptos en cita, al cual aquéllos, pese a ser actos jurídicos distintos, se
encuentran estrechamente vinculados; luego la nulidad de este último, que
entraña la inobservancia del requisito a que se encuentran sujetos los
aludidos requerimiento y embargo, lógicamente trasciende a los mismos, sin
que sea óbice para ello el hecho de que cronológicamente se hubieran
practicado con anterioridad y en forma sucesiva en la misma diligencia, al
indicado emplazamiento.” [31]
[31] Jurisprudencia número 1ª./J. 28/96, sustentada por la Primer Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 207, del Tomo IV,
octubre de 1996, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 200390.

4.12. Notificaciones en materia de concursos mercantiles.


La Ley de Concursos Mercantiles no tiene un capítulo relativo a las
notificaciones, esto es, no tiene un apartado que de manera específica
regule los tipos de notificaciones y los supuestos de procedencia de cada
uno de ellos. Por otra parte, si bien hay algunas disposiciones de dicho
ordenamiento legal que aluden a la notificación personal, sin embargo,
aquéllas no establecen la forma en que ésta debe practicarse, ni cuándo
surten sus efectos jurídicos. En tales condiciones, para lo relativo a las
notificaciones en materia de concursos mercantiles, debe atenderse el
Código de Comercio y el Código Federal de Procedimientos Civiles. Lo
anterior, con fundamento en el artículo 8 de la Ley de Concursos
Mercantiles. Este precepto estatuye:
“ARTÍCULO 8. Son de aplicación supletoria a este ordenamiento, en el
orden siguiente: I. El Código de Comercio; II. La legislación mercantil; III.
Los usos mercantiles especiales y generales; IV. El Código Federal de
Procedimientos Civiles, y V. El Código Civil en materia federal.”
De acuerdo con lo antes expuesto, los tipos de notificaciones y la forma en
que éstas deben practicarse en los concursos mercantiles, coincide con lo
expuesto en los apartados anteriores, relativo a las notificaciones en materia
mercantil. De aquí que el alumno deba remitirse a tales apartados.
Debe quedar claro que si bien la Ley de Concursos Mercantiles no regula
las notificaciones; sin embargo, hay diversas disposiciones que establecen
las resoluciones que deben notificarse en forma personal. En efecto, los
artículos 26, 44, 48, 53 y 256 de dicho ordenamiento legal, en lo
conducente, estatuyen:
“Artículo 26.- Admitida la demanda de concurso mercantil, el juez mandará
citar al Comerciante, corriéndole traslado con la demanda y sus anexos,
concediéndole un término de nueve días para contestar, debiendo
acompañar a su escrito de contestación la relación de acreedores que al
efecto alude la fracción III del artículo 20 de la Ley. El Comerciante deberá
ofrecer, en el escrito de contestación, las pruebas que esta Ley le autoriza”
“Artículo 44.- Al día siguiente de que se dicte sentencia que declare el
concurso mercantil, el juez deberá notificarla personalmente al Comerciante,
al Instituto, y al visitador. A los acreedores cuyos domicilios se conozcan y a
las autoridades fiscales competentes, se les notificará por correo certificado
o por cualquier otro medio establecido en las leyes aplicables. Al Ministerio
Público se le notificará en caso de que sea el demandante, por oficio.
Igualmente, deberá notificarse por oficio al representante sindical y, en su
defecto, al Procurador de la Defensa del Trabajo.”
“Artículo 48.- La sentencia que declare que no es procedente el concurso
mercantil, ordenará que las cosas vuelvan al estado que tenían con
anterioridad a la misma, y el levantamiento de las providencias precautorias
que se hubieren impuesto o la liberación de las garantías que se hayan
constituido para evitar su imposición. La sentencia deberá ser notificada
personalmente al Comerciante y, en su caso, a los acreedores que lo
hubieren demandado. Al Ministerio Público demandante se le notificará por
oficio.”
“Artículo 53.- La sentencia de revocación del concurso mercantil se
notificará y publicará en términos de los anteriores artículos 44 y 45 y se
estará, en lo conducente, a lo dispuesto en el artículo 48 de esta Ley.”
“Artículo 256.- Recibida la demanda de concurso mercantil, el juez deberá
emplazar a quien tenga encomendada la administración de la sociedad de
que se trate, concediéndole un término de nueve días para contestar. En su
escrito de contestación, el encargado de la administración deberá de ofrecer
las pruebas que esta Ley le autoriza.- Al día siguiente de que el juez reciba
la contestación dará vista de ella al actor para que dentro de un término de
tres días manifieste lo que a su derecho convenga y, en su caso, adicione
su ofrecimiento de pruebas.”
De las disposiciones transcritas se desprende que deben notificarse
personalmente: a) el auto que ordena emplazar a juicio a las partes; b) la
sentencia que declara el concurso mercantil y la que establece que no es
procedente dicho concurso; y, c) el fallo dictado en el recurso de apelación,
que revoca la sentencia de primera instancia en la que se declaró el
concurso mercantil.
5.1 Introducción

En el presente tema se expondrán los supuestos de procedencia de cada


una de las clases de notificación que se practican en los procesos penales
federales que se encuentren aún vigentes, bajo el Código Federal de
Procedimientos Penales, así como la forma en que aquéllas deben llevarse
a cabo. Además, se explicarán las reglas especiales a las que los actuarios
judiciales deben ajustarse al notificar las determinaciones judiciales en las
que se ordena el aseguramiento o devolución de un objeto, instrumento o
producto del delito. Finalmente, se precisarán las diversas maneras en que
pueden practicarse las citaciones y los sujetos procesales con quienes
éstas deben entenderse.

5.2 Proceso Penal Federal

El primer párrafo del artículo 4 del Código Federal de Procedimientos


Penales, dice:
“Artículo 4. Los procedimientos de preinstrucción, instrucción y primera
instancia, así como la segunda instancia ante el tribunal de apelación,
constituyen el proceso penal federal, dentro del cual corresponde
exclusivamente a los tribunales federales resolver si un hecho es o no delito
federal, determinar la responsabilidad o irresponsabilidad penal de las
personas acusadas ante ellos e imponer las penas y medidas de seguridad
que procedan con arreglo a la ley.”
De la anterior transcripción se desprende que el proceso penal está
constituido por los procedimientos de preinstrucción, instrucción, primera
instancia y segunda instancia. En relación con tales procedimientos, el
artículo 1 del mismo ordenamiento legal, en lo conducente, dispone:
“Artículo 1o. El presente código comprende los siguientes procedimientos:
II. El de preinstrucción, en que se realizan las actuaciones para determinar
los hechos materia del proceso, la clasificación de éstos conforme al tipo
penal aplicable y la probable responsabilidad del inculpado, o bien, en su
caso, la libertad de éste por falta de elementos para procesar; III. El de
instrucción, que abarca las diligencias practicadas ante y por los tribunales
con el fin de averiguar y probar la existencia del delito, las circunstancias en
que hubiese sido cometido y las peculiares del inculpado, así como la
responsabilidad o irresponsabilidad penal de éste; IV. El de primera
instancia, durante el cual el Ministerio Público precisa su pretensión y el
procesado su defensa ante el tribunal, y éste valora las pruebas y pronuncia
sentencia definitiva; V. El de segunda instancia ante el tribunal de apelación,
en que se efectúan las diligencias y actos tendientes a resolver los
recursos;”

Como se ve, el procedimiento de preinstrucción inicia con la consignación


que hace el Ministerio Público de la Federación. Por otra parte, el
procedimiento de instrucción comienza con los autos de formal prisión o de
sujeción a proceso, pues únicamente a partir de éstos “se concibe incoar,
investigar y probar la responsabilidad o irresponsabilidad penal de los
inculpados”[1]. El procedimiento de instrucción concluye con el auto que la
declara cerrada, según se desprende del artículo 150 del Código Federal de
Procedimientos Penales. Este precepto dice:

“Artículo 150. Transcurridos los plazos que señala el artículo 147 de este
código o cuando el tribunal considere agotada la instrucción lo determinará
así mediante resolución que se notificará personalmente a las partes, y
mandará poner el proceso a la vista de éstas por diez días comunes, para
que promuevan las pruebas que estimen pertinentes y que puedan
practicarse dentro de los quince días siguientes al en que se notifique el
auto que recaiga a la solicitud de la prueba. Según las circunstancias que
aprecie el Juez en la instancia podrá de oficio ordenar el desahogo de las
pruebas que a su juicio considere necesarias para mejor proveer o bien
ampliar el plazo de desahogo de pruebas hasta por diez días más. Al día
siguiente de haber transcurrido los plazos establecidos en este artículo, el
tribunal, de oficio y previa la certificación que haga el secretario, dictará auto
en el que se determinen los cómputos de dichos plazos.- Se declarará
cerrada la instrucción cuando, habiéndose resuelto que tal procedimiento
quedó agotado, conforme a lo previsto en el párrafo anterior, hubiesen
transcurrido los plazos que se citan en este artículo o las partes hubieran
renunciado a ellos.”
El procedimiento que, conforme a la fracción IV del citado artículo 1 del
Código Federal de Procedimientos Penales se denomina “de primera
instancia”, se compone de las etapas de conclusiones y sentencia. En
efecto, en este procedimiento el Ministerio Público de la Federación fija en
sus conclusiones la pretensión punitiva y el delito materia de la acusación.
En este mismo procedimiento el juez, previa valoración de las pruebas que
obren en autos, debe dictar la sentencia definitiva.

De acuerdo con la fracción V del citado precepto legal, el procedimiento de


segunda instancia se verifica ante el tribunal de apelación. Luego, dicho
procedimiento supone la interposición del recurso de apelación por el
procesado o su defensor, por el Ministerio Público o por el sujeto pasivo del
delito (si lo que impugna es la condena a la reparación del daño) porque no
están conformes con la sentencia definitiva de primera instancia. Este
procedimiento se compone de todos los actos y diligencias tendentes a
resolver el recurso de apelación.

[1] DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Código Federal de Procedimientos


Penales, Ed. Porrúa, México 2003, Séptima Edición, pág. 6.

5.3 Plazo para notificar las resoluciones judiciales

El artículo 103 del Código Federal de Procedimientos Penales, estatuye:

“Artículo 103. Las notificaciones se harán a más tardar el día siguiente al en


que se dicten las resoluciones que las motiven.- Cuando la resolución
entrañe una citación o un término para la práctica de una diligencia, se
notificará personalmente con cuarenta y ocho horas de anticipación, cuando
menos, al día y hora en que se haya de celebrar la actuación o audiencia a
que se refiera, debiéndose tomar en cuenta lo dispuesto en el segundo
párrafo del artículo 72 de este código, y asistiéndose de traductor si la
persona por notificarse no habla o no entiende suficientemente el idioma
castellano.”

De la disposición transcrita se desprende que todas las resoluciones que se


pronuncien en los procesos penales federales deben notificarse a más
tardar el día siguiente de aquel en que se dicten. En caso de que la
resolución ordene una citación o un término[2], el actuario judicial debe
cerciorarse de que entre la hora y fecha en que notifique aquélla y la hora y
fecha señalada para que tenga verificativo la actuación o audiencia
correspondiente, medie un lapso de por lo menos cuarenta y ocho horas. En
tales condiciones, si de la lectura de la resolución que ordene una citación o
un término, el actuario judicial advierte que ni aun notificándola
inmediatamente después de haber recibido el expediente, mediará el lapso
de por lo menos cuarenta y ocho horas, deberá informar de inmediato de tal
situación a su superior jerárquico, a efecto de que éste dé cuenta al juez.

Por otra parte, el artículo 72 del Código Federal de Procedimientos Penales,


en lo que interesa, dice:

“Artículo 72. Los términos se fijarán por día y hora, y salvo los actos a que
se refieren el artículo 19 Constitucional y otras disposiciones, se precisarán
por el tribunal cuando menos con cuarenta y ocho horas de anticipación al
día y hora en que se hayan de celebrar las actuaciones a que se refieran.”

El primer párrafo del artículo 19 de la Constitución General (vigente para


este ordenamiento), estatuye:

“Artículo 19. Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del
plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su
disposición, sin que se justifique con un auto de formal prisión en el que se
expresarán: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución, así como los datos que arroje la averiguación
previa, los que deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y
hacer probable la responsabilidad del indiciado.”

Como se ve, la regla antes expuesta, relativa a que las resoluciones que
ordenen una citación deben notificarse por lo menos con cuarenta y ocho
horas de anticipación a la hora y fecha en que tendrá verificativo la
diligencia correspondiente, no se aplica en el procedimiento de
preinstrucción. Esto es así, pues el constituyente consideró que el plazo de
setenta y dos horas (previsto en el artículo 19 constitucional) es suficiente
para resolver la situación jurídica del detenido que es puesto a disposición
del juez, sin imponerle la carga de tener que notificar al detenido la fecha y
hora de la audiencia en la que deberá rendir su declaración preparatoria,
con cuarenta y ocho horas de anticipación. Lo cual, por otra parte, sería
inconducente pues la persona que se pone a disposición de la autoridad
judicial ya está detenida y no queda más que resolver su situación jurídica.

[2] Por “término” debe entenderse el momento en el cual se ha de realizar


un acto procesal; por tanto se fija por fecha e incluso por hora. No debe
confundirse “término” con “plazo”, pues este último es el lapso otorgado
para realizar un acto procesal. DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Diccionario
de Derecho Procesal Penal, Ed. Porrúa, México 2004, Quinta Edición, Tomo
II, pág. 2533.

5.4 Sujetos a quienes deben notificarse las resoluciones que se dictan en


los procesos penales federales

5.4.1 Consideraciones previas

Ya se dijo que la notificación es el acto mediante el cual, de acuerdo con las


formalidades legales preestablecidas, se hace saber una resolución judicial
o administrativa a la persona a la que se reconoce como interesado en su
conocimiento o se le requiere para que cumpla un acto procesal. De aquí se
sigue que mediante la notificación se pone en conocimiento del sujeto
interesado una resolución judicial que puede ordenar, entre otras cosas, una
citación o un requerimiento. En otras palabras, mediante una notificación
puede citarse al sujeto interesado a una diligencia procesal (citación), puede
ordenársele que lleve a cabo determinado acto (requerimiento) o puede
simplemente comunicársele una determinación judicial.

Sentado lo anterior, aunque la notificación es, por antonomasia, el acto


mediante el cual se pone en conocimiento del sujeto procesal interesado
una resolución judicial (que puede implicar una citación o un requerimiento),
en el presente tema, para efectos didácticos y atenta la estructura del
Código Federal de Procedimientos Penales, se hará una distinción entre
notificación y citación. Esta distinción se justifica, pues es el propio Código
Federal de Procedimientos Penales el que la hace. En efecto, del análisis
del referido ordenamiento legal se desprende que el Título Primero,
intitulado “Reglas Generales para el Procedimiento Penal”, está conformado
por doce capítulos. De éstos, los Capítulos IX y XII son los relativos a las
“Citaciones” y “Notificaciones”, respectivamente. Cabe precisar que el hecho
de que el ordenamiento legal de que se trata regule en forma separada las
“notificaciones” y las “citaciones”, se debe, entre otras razones, a que por
regla general podría decirse que los sujetos procesales con los que cada
una de ellas se practica son distintos, esto es, hay sujetos procesales con
los que generalmente se practica una “notificación” y sujetos procesales con
los que ordinariamente se practica una “citación”. En este orden de ideas, lo
que procede es exponer los sujetos procesales con los que en el proceso
penal, por regla general, deben entenderse las “notificaciones” y los sujetos
procesales con los que deben practicarse las “citaciones”.

Sobre el particular, Guillermo Colín Sánchez[3] establece que los sujetos


procesales que intervienen en el proceso penal federal, desde el punto de
vista de las funciones que desempeñan en el mismo, pueden clasificarse en
principales, necesarios y auxiliares[4]. Los primeros, son los sujetos
procesales en quienes recaen los actos de acusación, defensa y decisión.
Así, tales sujetos procesales, según dicho tratadista, son el juez, el agente
del Ministerio Público, el sujeto activo del delito y su defensor y el sujeto
pasivo del ilícito (víctima u ofendido) quien puede coadyuvar con la
representación social.

Por otra parte, los sujetos procesales necesarios son aquellos cuya
intervención en el proceso es indispensable para el desahogo de pruebas.
En esta clasificación se encuentran los testigos, peritos e intérpretes, entre
otros.

Finalmente, los sujetos procesales auxiliares son autoridades o funcionarios


que ejecutan las determinaciones adoptadas por el juez del proceso. Entre
estos sujetos se encuentra el personal policiaco, directores de los centros
de reclusión y directores generales de servicios periciales de las
procuradurías de los estados y de la Procuraduría General de la República.
Sentado lo anterior, debe decirse que las notificaciones en materia penal
(que según se dijo, tienen una regulación distinta de las citaciones), por
regla general, están dirigidas a los sujetos procesales principales
(obviamente con excepción del juez del proceso) y auxiliares, esto es, las
notificaciones deben entenderse con el agente del Ministerio Público, el
sujeto activo del delito, su defensor, el sujeto pasivo del delito, directores de
los centros de reclusión, etcétera. Cabe destacar que las notificaciones que
deben entenderse con los sujetos procesales principales, según se verá
más adelante, pueden practicarse personalmente, por cédula o por lista; en
tanto que las notificaciones que se entienden con los sujetos procesales
auxiliares, siempre se practican por oficio.

Por otra parte, las citaciones suelen entenderse con los sujetos procesales
necesarios, es decir, aquéllas se practican con los testigos, peritos e
intérpretes, entre otros.

De lo hasta aquí expuesto se concluye:


a) Las notificaciones generalmente se practican con los sujetos procesales
principales (con excepción del juez del proceso) y auxiliares;
b) A los sujetos procesales principales se les notifica en forma personal, por
cédula o por lista;
c) A los sujetos procesales auxiliares siempre se les notifica por oficio (pues
éstos son funcionarios o autoridades); y,
d) Las citaciones se entienden, por regla general, con los denominados
sujetos procesales necesarios.
[3] Por “término” debe entenderse el momento en el cual se ha de realizar
un acto procesal; por tanto se fija por fecha e incluso por hora. No debe
confundirse “término” con “plazo”, pues este último es el lapso otorgado
para realizar un acto procesal. DÍAZ DE LEÓN, Marco Antonio. Diccionario
de Derecho Procesal Penal, Ed. Porrúa, México 2004, Quinta Edición, Tomo
II, pág. 2533.COLÍN SÁNCHEZ, Guillermo. Derecho Mexicano de
Procedimientos Penales, Ed. Porrúa, México 2004, Decimonovena Edición,
pág. 98.

[4]La razón por la que se adopta tal clasificación de los sujetos procesales
que intervienen en el proceso penal, radica en que facilita la exposición de
los supuestos de procedencia y los sujetos con quienes deben practicarse
las notificaciones y citaciones.

5.4.2 Agente del Ministerio Público de la Federación


El artículo 136 del Código Federal de Procedimientos Penales, estatuye:
“Artículo 136. En ejercicio de la acción penal, corresponde al Ministerio
Público: I. Promover la incoación del proceso penal; II. Solicitar las órdenes
de comparecencia para preparatoria y las de aprehensión, que sean
procedentes; III. Pedir el aseguramiento precautorio de bienes para los
efectos de la reparación del daño; IV. Rendir las pruebas de la existencia de
los delitos y de la responsabilidad de los inculpados; V. Pedir la aplicación
de las sanciones respectivas; y, VI. En general, hacer todas las
promociones que sean conducentes a la tramitación regular de los
procesos.”
Del citado precepto se desprende que al Ministerio Público de la Federación
corresponde, entre otras cosas, promover la incoación del proceso penal,
rendir pruebas, solicitar la aplicación de las sanciones correspondientes y,
en general, presentar las promociones conducentes para el desarrollo
regular del proceso. En este sentido, el Ministerio Público interviene desde
el inicio del proceso hasta su culminación. De aquí que se le deban notificar
las resoluciones que tengan relación con las actividades que, conforme al
citado precepto, debe desarrollar durante el proceso.
Con respecto a lo anterior, los artículos 104 y 105 del Código Federal de
Procedimientos Penales estatuyen:
“Artículo 104. Las resoluciones contra las cuales proceda el recurso de
apelación, se notificarán personalmente a las partes por conducto del
secretario o actuario del tribunal.- Las demás resoluciones -con excepción
de los autos que ordenen aprehensiones, cateos, providencias precautorias,
aseguramientos y otras diligencias análogas respecto de las cuales el
tribunal estime que deba guardarse sigilo para el éxito de la investigación-
se notificarán al detenido o al procesado personalmente, y a los otros
interesados, en la forma señalada en el artículo 107 de este código.”
“Artículo 105. En los casos a que se refiere la segunda parte del artículo
anterior, las resoluciones que deban guardarse en sigilo, solamente se
notificarán al Ministerio Público. En las demás no será necesaria la
notificación personal al inculpado, cuando éste haya autorizado a algún
defensor para que reciba las notificaciones que deban hacérsele.”
De las disposiciones legales transcritas se desprende que hay resoluciones
judiciales que, por razones de sigilo para el éxito de la investigación del
delito, únicamente deben notificarse al Ministerio Público. Tales
resoluciones son los autos en los que se ordenan aprehensiones, cateos,
providencias precautorias, aseguramientos o cualquier otra diligencia
análoga (por ejemplo, una orden de reaprehensión).

Ahora bien, uno de los principios que rige a la institución del Ministerio
Público, es el de indivisibilidad. Consiste en que los servidores públicos del
Ministerio Público no actúan en nombre propio, sino que lo hacen en
representación y a nombre de la institución. En tales condiciones, el hecho
de que una averiguación previa se inicie por un agente y se concluya por
otro diverso, en nada afecta lo actuado, pues ambos agentes actúan en
representación del órgano investigador[5]. Atento lo anterior, el proveído
que recaiga a un ocurso suscrito por un agente del Ministerio Público
distinto del que está adscrito al órgano jurisdiccional, puede válidamente
notificarse al agente del Ministerio Público adscrito. Esto es así, pues
conforme al referido principio, al practicar una notificación con un agente del
Ministerio Público, a la que se está notificando es precisamente a la
institución del Ministerio Público, y no al agente en lo personal. En este
orden de ideas, si un agente del Ministerio Público (distinto del que está
adscrito al juzgado federal) solicita que se libre una orden de aprehensión y
el juez, con vista en dicha solicitud, dicta un proveído en el que determina
que no procede librar aquélla, tal proveído puede válidamente notificarse al
agente del Ministerio Público adscrito al órgano jurisdiccional, pues no
existe obligación de practicar la notificación precisamente con el agente del
Ministerio Público que suscribió el ocurso correspondiente (salvo que el juez
así lo determine).

Cabe precisar que hay casos en que los agentes del Ministerio Público
(distintos del que está adscrito al órgano jurisdiccional) en el mismo escrito
en el que formulan una petición, solicitan que el auto que recaiga a éste se
les notifique precisamente a ellos. En estos casos, si el juez provee de
conformidad tal solicitud, el actuario judicial deberá notificar la resolución
correspondiente precisamente al agente del Ministerio Público que la
formuló (en cumplimiento a lo ordenado por el juez). En el supuesto de que
el juez deniegue la referida solicitud, lo procedente es que el actuario
judicial notifique la resolución respectiva al agente del Ministerio Público de
la Federación adscrito al órgano jurisdiccional.

Por otra parte, los actuarios judiciales deben tener presente los artículos
291, 294 y 295 del Código Federal de Procedimientos Penales. Estos
preceptos, en lo que interesa, establecen:

“Artículo 291. Transcurrido el plazo a que se refiere el párrafo anterior sin


que el Ministerio Público haya presentado conclusiones, el juez deberá
informar mediante notificación personal al Procurador General de la
República acerca de esta omisión, para que dicha autoridad formule u
ordene la formulación de las conclusiones pertinentes, en un plazo de diez
días hábiles, contados desde la fecha en que se le haya notificado la
omisión, sin perjuicio de que se apliquen las sanciones que correspondan;
pero, si el expediente excediere de doscientas fojas, por cada cien de
exceso o fracción se aumentará un día en el plazo señalado, sin que nunca
sea mayor de treinta días hábiles”

“Artículo 294. Si las conclusiones fueren de no acusación, el juez o tribunal


las enviará con el proceso al Procurador General de la República, para los
efectos del artículo 295.”

“Artículo 295. El Procurador General de la República o el Subprocurador


que corresponda oirán el parecer de los funcionarios que deban emitirlo y
dentro de los diez días siguientes al de la fecha en que se haya recibido el
proceso, resolverá, si son de confirmarse o modificarse las conclusiones.”

Como se ve, en el caso de que el agente del Ministerio Público de la


Federación adscrito al órgano jurisdiccional ante el cual se tramite el
proceso, omita formular conclusiones o las que formule sean de no
culpabilidad, el juez debe pronunciar un acuerdo en el que informe al
Procurador General de la República sobre tal omisión o sobre el sentido de
las conclusiones, según sea el caso. Dicho acuerdo debe notificarse en
forma personal precisamente al Procurador General de la República y
también al agente adscrito al órgano jurisdiccional. Se afirma esto último,
pues dicho agente del Ministerio Público es el que el Procurador General de
la República comisionó para hacer el seguimiento de los procesos que se
tramitan ante el órgano jurisdiccional al que está adscrito.

[5] Al respecto, Jorge Alberto Silva Silva sostiene que “No hay muchos
Ministerios Públicos, sino sólo uno. Hay sí, muchos agentes del Ministerio
Público, pero una sola institución. Esos muchos son sólo agentes de la
institución.” SILVA SILVA, Jorge Alberto. Derecho Procesal Penal, Ed.
Oxford, University Press, México 2002, Segunda Edición, pág. 106.
5.4.3 Sujeto activo del delito y su defensor

Francisco Pavón Vasconcelos, afirma que “si el delito es un hecho jurídico


voluntario y por ello en principio requiere una actividad o inactividad
voluntarias, sólo el hombre, ser racional y capaz de exteriorizar en el mundo
material sus propósitos o fines, puede considerarse sujeto activo del
delito”[6].

De la anterior definición se infiere que las personas morales no pueden ser


sujetos activos del delito. Esto es así, pues éstas operan a través de los
miembros que las conforman o de las personas físicas que las representan.
Este aserto se corrobora con lo dispuesto por el artículo 11 del Código
Penal Federal que dice:

“Artículo 11. Cuando algún miembro o representante de una persona


jurídica, o de una sociedad, corporación o empresa de cualquiera clase, con
excepción de las instituciones del Estado, cometa un delito con los medios
que para tal objeto las mismas entidades le proporcionen, de modo que
resulte cometido a nombre o bajo el amparo de la representación social o en
beneficio de ella, el juez podrá, en los casos exclusivamente especificados
por la ley, decretar en la sentencia la suspensión de la agrupación o su
disolución, cuando lo estime necesario para la seguridad pública.”

De aquí se sigue que las notificaciones que deban practicarse con el sujeto
activo del delito, siempre se entenderán con una persona física.
Por otra parte, los artículos 104, 105, 106 y 160 del Código Federal de
Procedimientos Penales, disponen:

“Artículo 104. Las resoluciones contra las cuales proceda el recurso de


apelación, se notificarán personalmente a las partes por conducto del
secretario o actuario del tribunal.- Las demás resoluciones con excepción de
los autos que ordenen aprehensiones, cateos, providencias precautorias,
aseguramientos y otras diligencias análogas respecto de las cuales el
tribunal estime que deba guardarse sigilo para el éxito de la investigación se
comunicarán al detenido o al procesado personalmente, y a los otros
interesados en la forma señalada en el artículo 107 de este código.”
“Artículo 105. En los casos a que se refiere la segunda parte del artículo
anterior, las resoluciones que deban guardarse en sigilo, solamente se
notificarán al Ministerio Público. En las demás no será necesaria la
notificación personal al inculpado, cuando éste haya autorizado a algún
defensor para que reciba las notificaciones que deban hacérsele.”

“Artículo 106. Cuando el inculpado tenga varios defensores, designará a


uno de ellos para que reciba las notificaciones que correspondan a la
defensa, sin perjuicio de que sean notificados alguno o algunos de los
demás, si lo solicitaren del tribunal.- Si no se hace esa designación, bastará
notificar a cualquiera de los defensores.”

“Artículo 160. Si el inculpado designara a varios defensores, éstos deberán


nombrar en el mismo acto a un representante común, y si no lo hicieren, en
su lugar lo determinará el juez.”

De las disposiciones transcritas se desprende que las resoluciones que se


dicten en los procesos penales (con excepción de los autos a los que alude
el primero de los citados preceptos, que únicamente deben notificarse al
Ministerio Público), deben notificarse tanto al detenido o procesado como a
sus defensores, esto es, corresponde notificar tanto al inculpado como a la
defensa.
Ahora bien, un defensor puede recibir la notificación que corresponda al
inculpado, siempre que éste lo haya autorizado para tal efecto y el titular del
órgano jurisdiccional haya dictado el proveído en el que tenga por hecha tal
designación. En este supuesto, ya no es necesario entender la notificación
de que se trate con el inculpado, pues basta que la diligencia se practique
con el defensor autorizado para tener por legalmente hecha la notificación.

Por otra parte, si el inculpado tiene varios defensores, podrá designar a uno
de ellos para que reciba las notificaciones que correspondan a la defensa.
Así, una vez que el juez del proceso dicte el proveído en el que tenga por
hecha la designación correspondiente, el actuario judicial deberá practicar
las notificaciones que correspondan a la defensa, con el defensor
designado. Lo anterior, sin perjuicio de notificar a otro u otros defensores si
así lo solicitan. En caso de que el inculpado no haga la referida designación,
los propios defensores podrán nombrar, de entre ellos, a un representante
común, con el que se entenderán las notificaciones que correspondan a la
defensa. Si dichos defensores no hacen el nombramiento del representante
común, éste será designado por el juez del proceso. En este orden de
ideas, cuando un inculpado tenga más de un defensor, el actuario judicial
deberá revisar los autos del proceso con el objeto de conocer cuál de los
defensores es el representante común.

Cabe precisar que el actuario judicial no debe confundir al defensor


autorizado para oír las notificaciones que correspondan al inculpado, con el
representante común de la defensa. El primero, según se dijo, siempre es
designado por el inculpado y tiene por objeto recibir las notificaciones que
correspondería entender con el propio inculpado; el segundo, puede ser
designado por el inculpado, sus defensores o el propio juez del proceso, y
tiene como finalidad que las notificaciones que correspondan a la defensa
se entiendan únicamente con uno de los defensores, evitando así tener que
notificar a cada uno de ellos. Así, cuando un inculpado tenga varios
defensores, los nombramientos de “defensor autorizado” y de
“representante común” pueden o no recaer en el mismo defensor. De aquí
que el actuario judicial deba hacer una cuidadosa revisión de las
constancias del proceso penal, a efecto de no incurrir en errores que
puedan tener como consecuencia que se declare fundado un incidente de
nulidad de notificaciones.

No sobra precisar que si son varios los inculpados y cada uno de ellos
hubiere designado a su propio defensor, el actuario judicial deberá entender
las notificaciones que correspondan a la defensa, con cada uno de los
defensores. Esto es así, pues en estos casos los defensores actúan en
forma independiente, en tanto defienden a distintas personas.

[6] VASCONCELOS PAVÓN, Francisco. Diccionario de Derecho Penal, Ed.


Porrúa, México 2003, Tercera Edición, pág. 943-944.
5.4.4 Sujeto pasivo del delito

El sujeto pasivo del delito “es el titular del interés lesionado o que se pone
en peligro con la acción delictiva, y como la ley tutela bienes de índole
personal y colectiva, pueden ser sujetos pasivos: a) La persona física,
desde antes de su nacimiento o después de verificado éste, ya en su
integridad o en su vida, ya en sus demás bienes, tales como su honor,
estado civil, paz y seguridad, libertad, patrimonio, etc.; b) La persona moral
o jurídica; c) El Estado, titular de bienes jurídicos importantes; y, d) La
sociedad, titular también, como los particulares, de ciertos y especialísimos
bienes jurídicos que se afectan en la comisión de algunos delitos (contra la
seguridad pública, la moral pública y la economía, pública entre otros)”[7].

El sujeto pasivo del delito puede tener el carácter de víctima, de ofendido o


de ambos. Es víctima, quien sufre directamente la lesión al bien jurídico
tutelado (por ejemplo, en el delito de homicidio, el occiso se considera
víctima, toda vez que es quien sufre el resultado de la acción). Es ofendido,
quien resiente el perjuicio de la acción (por ejemplo, en el citado delito de
homicidio, los ofendidos son los familiares del occiso, pues son ellos los que
resienten el perjuicio moral y, en ocasiones, económico por la muerte de la
víctima)[8]. Puede ocurrir que ambos caracteres se reúnan en la misma
persona, como en el caso de un robo, cuando el sujeto pasivo del delito es
dueño del bien mueble objeto material del ilícito. Esto es así, pues tal pasivo
es quien directamente sufre la acción del desposeimiento, así como el
perjuicio en su patrimonio[9].
Al margen de lo anterior debe decirse que el sujeto pasivo puede
comparecer al proceso por sí o por medio de representante y puede,
además, proporcionar al juzgador, directamente o por conducto del
Ministerio Público, los datos y elementos de prueba que conduzcan a
acreditar los elementos del tipo penal, a establecer la probable
responsabilidad del inculpado y a fijar la procedencia y monto de la
reparación del daño. En tales condiciones, a los sujetos pasivos del delito se
les deben notificar los acuerdos que recaigan a sus promociones, así como
todas las resoluciones que sean de su interés.

En los casos en que el sujeto pasivo comparezca al juicio por medio de un


representante, las notificaciones se entenderán con éste. Cabe precisar que
si en un proceso penal hay diversos sujetos pasivos, el actuario judicial
deberá notificar las resoluciones correspondientes a cada uno de ellos o, en
su caso, a sus representantes.

5.5 Clases de notificación

En el proceso penal se practican las siguientes clases de notificación:

a) Notificación personal: Es la que el actuario practica directamente con el


interesado en el domicilio que haya señalado para oír notificaciones o en el
órgano judicial en el que se tramite el proceso penal de que se trate. En el
supuesto de que el sujeto activo del delito esté privado de su libertad, la
notificación podrá practicarse en la reja de prácticas del tribunal o en el
reclusorio en el que aquél esté interno. Cabe precisar que por “interesado”
debe entenderse el sujeto activo del delito y su defensor, el sujeto pasivo
del ilícito y el ministerio público.

b) Notificación por cédula: Es aquella que se practica en el domicilio


señalado por el interesado para recibir notificaciones. Este medio de
comunicación procesal se caracteriza por no entenderse con el interesado.
En efecto, este tipo de notificación procede cuando se actualiza alguno de
los siguientes supuestos: 1) Nadie responde al llamado del actuario judicial;
2) El interesado o una persona distinta de éste, se niegan a atender al
actuario o a recibir la notificación; y, 3) No se encuentra al interesado, pero
el actuario judicial entiende la diligencia con una persona distinta. En los dos
primeros casos, la cédula se fija en la puerta de entrada del inmueble
correspondiente. En la hipótesis descrita en el inciso 3), la cédula de
notificación se deja en poder de la persona con quien se entendió la
diligencia.

c) Notificación por lista: Es la que se practica mediante un documento que


se fija en los estrados del órgano jurisdiccional o en un lugar visible del
mismo. En el documento se hace una relación de diversos asuntos en los
que se dictaron las resoluciones que se ordenaron notificar por ese medio.

5.6 Cuándo surten sus efectos las notificaciones

El Código Federal de Procedimientos Penales, no contiene una disposición


que establezca de manera expresa cuándo surten sus efectos las
notificaciones. No obstante, de lo dispuesto por el artículo 71 de dicho
ordenamiento legal, se desprende que las notificaciones surten sus efectos
en el momento mismo en que se practican. Este precepto, en lo
conducente, dice:

“Artículo 71. Los plazos son improrrogables y empezarán a correr desde el


día siguiente al de la fecha de la notificación. . .”

Como se ve, los plazos comienzan a correr desde el día siguiente a aquel
en que se practicó la notificación. Esto determina que las notificaciones
surten sus efectos en el momento en que se practican. Este aserto se
corrobora con el siguiente criterio:

“NOTIFICACIONES EN EL PROCESO PENAL FEDERAL. SURTEN


EFECTOS EN EL MOMENTO MISMO EN QUE SE PRACTICAN. El artículo
21 de la ley reglamentaria de la materia establece que el término para la
interposición de la demanda de amparo será el de quince días contados
desde el siguiente al en que haya surtido efectos al quejoso la notificación
del acto reclamado, remitiendo a la ley ordinaria para determinar en qué
momento surte efectos aquélla. Ahora bien, en el caso del procedimiento
penal federal, el código procesal respectivo, aun cuando no contiene una
disposición que expresamente lo determine, de lo señalado en su artículo
71, en el sentido de que los plazos son improrrogables y empezarán a
correr al día siguiente al de la notificación, salvo disposición expresa en
contrario, se desprende que ésta surte efectos en el momento mismo en
que se practica, pues la denominación "surte efectos la notificación" debe
entenderse jurídicamente referida a su eficacia, en la medida en que haya
logrado comunicar legalmente a las partes lo resuelto por el órgano
jurisdiccional como consecuencia del correcto desarrollo del proceso, pues
es a partir de ese momento en que se encuentra en aptitud de ejercer sus
derechos inherentes”[10].

De lo hasta aquí expuesto se concluye que en materia penal federal, el


momento en que se practica una notificación, y el momento en que ésta
surte sus efectos, se actualizan al mismo tiempo, esto es, cuando se
practica la notificación correspondiente. Esto obliga a los actuarios judiciales
a conocer el momento en que se tienen por hechas las diversas
notificaciones que se practican en materia penal, pues hay titulares de
órganos jurisdiccionales que encomiendan a dichos funcionarios judiciales
que hagan el cómputo de algún término (aunque en rigor corresponde al
secretario encargado del trámite del asunto hacer los cómputos
respectivos).

[10] Tesis aislada II.2o.P.116 P, sustentada por el segundo Tribunal


Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, visible en la pág. 990, del
Tomo XVIII, Noviembre de 2003, Novena Época del Semanario Judicial de
la Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 182809.

5.6.1 Notificaciones personales


Las notificaciones personales quedan hechas y, en consecuencia, surten
sus efectos legales en la fecha y hora en la que, conforme a la razón
correspondiente, el actuario judicial practicó la notificación, esto es, entregó
al interesado (sujeto procesal principal con excepción del juez) copia simple
de la resolución que motivó la notificación. Cabe precisar que la hora que se
asienta en la referida razón, debe ser aquella en la que realmente se
practicó la notificación. Esto es así, pues si se asienta una hora distinta se
estará falseando la fe pública (lo que según se verá en el tema 6, constituye
causa de responsabilidad administrativa). Además, si una de las partes
promueve un incidente de nulidad de notificaciones y acredita que la hora
que se asentó en la razón de notificación no corresponde a la hora en que
realmente se practicó aquélla, dicho incidente se resolverá en el sentido de
declararlo fundado y, en consecuencia, se impondrá al actuario judicial
responsable una corrección disciplinaria, en términos del artículo 110 del
Código Federal de Procedimientos Penales (véase apartado 5.7).

5.6.2 Notificaciones por cédula

El artículo 109 del código adjetivo penal federal, dispone:“Artículo 109. Las
notificaciones personales se harán en el tribunal o en el domicilio
designado. Si no se encuentra al interesado en el domicilio designado, se le
dejará con cualquiera de las personas que allí residan, una cédula que
contendrá: nombre del tribunal que la dicte, causa en la cual se dicta,
transcripción, en lo conducente, de la resolución que se le notifique, día y
hora en que se hace dicha notificación y persona en poder de la cual se
deja, expresándose, además, el motivo por el cual no se hizo en persona al
interesado.- Si el que deba ser notificado se niega a recibir al funcionario
encargado de hacer la notificación, o las personas que residen en el
domicilio se rehúsan a recibir la cédula, o no se encuentra nadie en el lugar,
se fijará la cédula en la puerta de entrada.”

Como ya se había dicho, la notificación por cédula procede cuando


habiéndose intentado notificar personalmente a los sujetos procesales
principales una resolución, tal notificación no puede llevarse a cabo con
motivo de que se presenta alguna de las siguientes situaciones: a) nadie
ocurre al llamado del actuario judicial; b) el sujeto procesal principal o la
persona distinta de éste, se niegan a atender al actuario o a recibir la
notificación; o, c) No se encuentra al interesado, pero el actuario judicial es
atendido por una persona distinta, con quien entiende la diligencia.

En los supuestos precisados en los incisos a) y b), el actuario judicial debe


fijar la cédula de notificación en la puerta principal de la casa o despacho
del interesado. Por otro lado, en el supuesto precisado en el inciso c), el
actuario dejará la cédula de notificación en poder de la persona con quien
entendió la diligencia. Cabe precisar que cuando se actualice alguno de los
referidos supuestos y, en consecuencia, la notificación se practique
mediante cédula, aquélla se tendrá por hecha en la fecha y hora en la que,
conforme a la razón que haya levantado el actuario judicial, dicha cédula se
haya fijado en la puerta de la casa del interesado o se haya entregado a la
persona con quien se entendió la diligencia, según sea el caso.

5.6.3 Notificaciones por lista

El artículo 107 del Código Federal de Procedimientos Penales, dispone:

“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá concurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del tribunal.
Si no se presentaran los interesados en ese término, la notificación se
tendrá por hecha al tercer día de que se fije la lista en la puerta del Tribunal
o de que se hubiere publicado en el Boletín Oficial.”

Del citado precepto se desprende, entre otras cosas, que la notificación por
lista se tiene por hecha y, por tanto, surte sus efectos legales al tercer día
de que se fijó en los estrados del órgano jurisdiccional o en un lugar visible
del mismo. Lo anterior, con la salvedad de que si los interesados acuden al
órgano judicial que dictó la resolución que se notifica mediante lista, a más
tardar al día siguiente de aquel en que ésta se fijó (a fin de que se les
notifique personalmente la resolución de que se trate), la notificación que
surtirá sus efectos será la personal.

5.7 Nulidad de notificaciones y sus consecuencias


Los artículos 110 y 112 del Código Federal de Procedimientos Penales,
estatuyen:

“Artículo 110. Si se probare que no se hizo una notificación decretada, o que


se hizo en contravención de lo dispuesto en este Capítulo, el encargado de
hacerlo será responsable de los daños y perjuicios que ocasione la falta y
se le juzgará con arreglo a la ley, si obró con dolo. En caso contrario, se le
impondrá alguna corrección disciplinaria.”

“Artículo 112. Las notificaciones hechas contra lo dispuesto en este Capítulo


serán nulas, excepto en el caso del artículo anterior.”

De las disposiciones transcritas se desprende que el incidente de nulidad de


notificaciones procede en las siguientes dos hipótesis: a) cuando una
notificación se practica en contravención a las normas jurídicas; y, b)
cuando se haya omitido practicar la notificación.

El artículo 27-Bis del mismo ordenamiento legal, dispone:

“Artículo 27-Bis. Las actuaciones serán nulas cuando carezcan de alguna


de las formalidades esenciales que prevenga la ley, de manera que se
cause perjuicio a cualquiera de las partes, así como cuando la ley
expresamente determine la nulidad. Esta no podrá ser invocada por quien
dio lugar a ella. La nulidad de una actuación se reclamará, por la parte que
la promueva, en la actuación subsecuente en que ésta debe de intervenir, y
se substanciará conforme al procedimiento previsto para los incidentes no
especificados. Cuando se resuelva la nulidad del acto, serán igualmente
nulas las actuaciones posteriores al acto anulado que se deriven
precisamente de éste. Las resoluciones que resuelvan sobre la nulidad
invocada, serán apelables con efecto devolutivo.”

Como se ve, el incidente de nulidad de actuaciones únicamente puede ser


promovido por el sujeto procesal a quien causó perjuicio la notificación
defectuosa u omitida. Dicho incidente debe tramitarse conforme a las reglas
previstas para la substanciación de los incidentes no especificados. Tales
reglas están contenidas en el artículo 494 del Código Federal de
Procedimientos Penales. Este precepto establece:

“Artículo 494. Los incidentes cuya tramitación no se detalle en este código y


que, a juicio del tribunal, no puedan resolverse de plano y sean de aquéllos
que no deban suspender el curso del procedimiento, se sustanciarán por
separado y del modo siguiente: se dará vista de la promoción del incidente a
las partes, para que contesten en el acto de la notificación o a más tardar
dentro de los tres días siguientes. Si el tribunal lo creyere necesario o
alguna de las partes lo pidiere, se abrirá un término de prueba que no
exceda de cinco días, después de los cuales se citará para una audiencia
que se verificará dentro de los tres siguientes. Concurran o no las partes, el
tribunal fallará desde luego el incidente.”

Ahora bien, del citado artículo 27-Bis del Código Federal de Procedimientos
Penales se desprende que el incidente de nulidad de notificaciones debe
promoverse en la actuación subsecuente en la que deba intervenir el sujeto
procesal afectado por la indebida notificación o por su omisión. De aquí se
sigue que si dicho incidente no se promueve en tal actuación, precluirá el
derecho del afectado para promoverlo.

En relación con lo expuesto en el párrafo anterior, es importante establecer


que por “actuación subsecuente” debe entenderse la actuación en la que el
sujeto procesal afectado, por estar enterado de la misma, puede intervenir
en ella. En este sentido, no será “actuación subsecuente” la actuación que
se practique inmediatamente después de la notificación mal practicada u
omitida, si el sujeto afectado no pudo intervenir en ella precisamente por no
estar enterado de la misma.

Por otra parte, según se ha expuesto en los temas anteriores, si se


promueve un incidente de nulidad una vez dictada la sentencia definitiva,
para anular notificaciones practicadas con anterioridad a ésta, el mismo es
improcedente. Lo anterior, pues al emitirse el fallo definitivo
(independientemente de que haya o no causado ejecutoria) se produce un
cambio de situación jurídica, en virtud de haberse cerrado una fase del
procedimiento. De aceptarse lo contrario, se destruiría la firmeza de la
sentencia a través de un simple incidente de naturaleza accesoria a la
controversia principal.

En cambio dicho incidente es procedente si se promueve con el objeto de


anular notificaciones practicadas con posterioridad al dictado de la
sentencia. Ello, pues al combatir actos procesales posteriores a la
conclusión del juicio (que lógicamente no fueron considerados para el
dictado del fallo), no se destruye la firmeza de la sentencia. De no estimarlo
así, se dejaría al sujeto procesal perjudicado por una notificación deficiente
o por la falta de notificación en estado de indefensión. En este sentido,
tratándose de actuaciones practicadas con posterioridad al dictado de la
sentencia, el incidente respectivo deberá promoverse en términos del
artículo 27-Bis del Código Federal de Procedimientos Penales, esto es, en
la actuación subsecuente en la que deba intervenir el sujeto procesal
afectado, conforme a la interpretación antes hecha.

Por otro lado, debe decirse que el incidente de que se trata también resulta
procedente cuando se promueve para combatir la indebida notificación de la
sentencia, o la omisión de notificar ésta. Esto es así, pues la notificación de
la sentencia definitiva acaece con posterioridad a su dictado. En este orden
de ideas, la consecuencia de la interlocutoria que declare fundado el
incidente de que se trata, será que se practique la notificación de la
sentencia en forma legal, subsanando las deficiencias que motivaron su
impugnación, sin que se altere el contenido de la propia sentencia, pues
ésta queda intocada en tanto que lo único que se combate es la indebida
notificación o su omisión.

Ahora bien, conforme al citado artículo 27-Bis del código adjetivo penal
federal, si el incidente de nulidad de notificaciones se declara fundado, el
titular del órgano jurisdiccional deberá establecer cuáles son las actuaciones
que son nulas por depender de la notificación anulada. Asimismo, deberá
atender lo dispuesto en el artículo 110 del mismo ordenamiento legal. Este
precepto dice:

“Artículo 110. Si se probare que no se hizo una notificación decretada, o que


se hizo en contravención de lo dispuesto en este Capítulo, el encargado de
hacerla será responsable de los daños y perjuicios que ocasione la falta y
se le juzgará con arreglo a la ley, si obró con dolo. En caso contrario, se le
impondrá alguna corrección disciplinaria.”

Como se ve, siempre que un incidente de nulidad de notificaciones se


resuelva en el sentido de declararlo fundado, se impondrá al actuario judicial
una corrección disciplinaria y, además, si se causaron daños y perjuicios
dicho funcionario será responsable de los mismos. Cabe precisar que en
caso de que se advierta que el actuario judicial responsable de la
notificación anulada obró con dolo, se le juzgará con arreglo a la ley.

Sobre el particular, se estima que el delito en el que podría encuadrar la


conducta del actuario que haya obrado con dolo, en términos del artículo
110 del Código Federal de Procedimientos Penales, es el previsto en el
artículo 225, fracción VIII del Código Penal Federal, que dice:

“Artículo 225. Son delitos contra la administración de justicia, cometidos por


servidores públicos los siguientes: VIII. Retardar o entorpecer
maliciosamente o por negligencia la administración de justicia... A quien
cometa los delitos previstos en las fracciones…VIII…, se les impondrá pena
de prisión de tres a ocho años y de quinientos a mil quinientos días multa.”

5.7.1 Convalidación de la notificación deficiente u omitida

El artículo 111 del Código Federal de Procedimientos Penales, dispone:


“Artículo 111. Si a pesar de no haberse hecho la notificación en la forma que
este Código previene, la persona que debe ser notificada se muestra
sabedora de la providencia, se tendrá por hecha la notificación.”

De la disposición transcrita se desprende que el incidente de nulidad de


notificaciones no resultaría procedente si la parte afectada por la indebida
notificación o por la falta de ésta, se manifestare “sabedora de la
providencia”. Sobre el particular, debe decirse que la locución “sabedora de
la providencia” significa que la parte afectada cumple con todos los puntos
materia del acuerdo, dentro del plazo legal que, en su caso, se le haya
otorgado para tal efecto. Esto es así, pues el hecho de que el sujeto
procesal interesado en la resolución cuya notificación se omitió o se hizo en
forma irregular, tome conocimiento en forma oportuna de aquélla, le permite
cumplir con los actos procesales vinculados con dicha resolución. Así por
ejemplo, si el actuario judicial omite notificar al procesado no privado de su
libertad personal un proveído en el que se le requiere para que, en el plazo
de tres días, precise el nombre de los testigos que ofreció, y no obstante la
falta de notificación el procesado cumple con tal requerimiento dentro del
plazo de tres días, es incuestionable que aquél se manifestó “sabedor de la
providencia”, pues cumplió oportunamente con el acto procesal vinculado
con el referido proveído. Luego, si dicho procesado promoviera incidente de
nulidad de notificaciones en contra del proveído de que se trata, aquél
resultaría improcedente.

5.8 Reglas para practicar las notificaciones en el proceso penal federal (con
excepción de las resoluciones que ordenan el aseguramiento o la
devolución de objetos o instrumentos del delito)

5.8.1 Notificaciones personales

5.8.1.1 Su procedencia

Los artículos 104, 105, 106 y 107 del Código Federal de Procedimientos
Penales, en lo conducente, establecen:

“Artículo 104. Las resoluciones contra las cuales proceda el recurso de


apelación se notificarán personalmente a las partes por conducto del
secretario o actuario del tribunal.- Las demás resoluciones -con excepción
de los autos que ordenen aprehensiones, cateos, providencias precautorias,
aseguramientos y otras diligencias análogas respecto de las cuales el
tribunal estime que deba guardarse sigilo para el éxito de la investigación-
se notificarán al detenido o al procesado personalmente, y a los otros
interesados en la forma señalada en el artículo 107 de este Código.”

“Artículo 105. En los casos a que se refiere la segunda parte del artículo
anterior, las resoluciones que deban guardarse en sigilo, solamente se
notificarán al Ministerio Público. En las demás no será necesaria la
notificación personal al inculpado, cuando éste haya autorizado a algún
defensor para que reciba las notificaciones que deban hacérsele.”

“Artículo 106. Cuando el inculpado tenga varios defensores, designará a


uno de ellos para que reciba las notificaciones que correspondan a la
defensa, sin perjuicio de que sean notificados alguno o algunos de los
demás, si lo solicitaren del tribunal.”

“Artículo 107. Los actuarios o secretarios del tribunal que hagan las
notificaciones que no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del
tribunal una lista de los asuntos acordados, expresando únicamente el
número del expediente y el nombre del inculpado, y asentarán constancia
de ese hecho en los expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere
Boletín Judicial de la Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los
interesados desea que se le haga notificación personal, podrá concurrir a
más tardar al día siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación
en el Boletín Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario
del tribunal…”

De los preceptos legales transcritos se desprende que las notificaciones


invariablemente se harán de manera personal:

a) Al inculpado o, en su caso, a su autorizado;

b) Tratándose de resoluciones contra las que proceda el recurso de


apelación;

c) Cuando el interesado al que se le notifica por lista comparezca al órgano


jurisdiccional a más tardar al día siguiente de aquel en que se fijó la lista, a
efecto de que se le notifique personalmente el proveído correspondiente.

En relación con el supuesto precisado en el inciso a), debe decirse que al


inculpado se le deben notificar personalmente todas las resoluciones que se
dictan en el proceso penal (con excepción de aquellas que deban guardarse
en sigilo). Tal forma de proceder se explica, si se considera que la
notificación personal garantiza que el inculpado tenga conocimiento cierto
del inicio, desarrollo y terminación del proceso que se sigue en su contra, lo
que le permite tener una adecuada defensa. Cabe precisar que la obligación
de notificar personalmente al inculpado las resoluciones que se dicten en el
proceso, en los casos en los que no esté privado de su libertad, está sujeta
a la condición de que haya señalado domicilio para oír notificaciones. Esto
es así, pues si omitió señalar domicilio, las resoluciones se le notificarán
mediante lista.

Además, no debe perderse de vista que si el inculpado designó autorizado


(y el titular del órgano jurisdiccional pronunció el auto en el que lo tuvo por
designado), las notificaciones que correspondan al inculpado, deberán
entenderse con dicho autorizado.

Por otra parte, respecto del supuesto precisado en el apartado b), resulta
conveniente transcribir el artículo 108 del Código Federal de Procedimientos
Penales; dice:

“Artículo 108. Las personas que intervengan en un proceso, designarán en


la primera diligencia un domicilio ubicado en el lugar, para recibir
notificaciones. Si por cualquiera circunstancia no hacen la designación,
cambian de domicilio sin dar aviso al tribunal o señalan uno falso, la
notificación se les hará, aun cuando deba ser personal, en la forma que
establece el artículo anterior.”

De la disposición transcrita se desprende que los sujetos procesales


principales, en la primera diligencia en la que intervengan, deben señalar un
domicilio ubicado en el lugar donde se siga el juicio, a fin de oír
notificaciones. En caso de no hacerlo, de que cambien de domicilio sin dar
aviso a la autoridad judicial que conozca del proceso o señalen uno falso,
las resoluciones que se les deban notificar en forma personal, se les
notificarán en términos del artículo 107 del Código Federal de
Procedimientos Penales, esto es, mediante lista. Por tanto, a fin de que se
practique la notificación personal de las resoluciones contra las que proceda
el recurso de apelación, es necesario que el interesado haya señalado
domicilio cierto para oír notificaciones dentro de la residencia del órgano
jurisdiccional ante el que se tramite el proceso. Cabe precisar que la
obligación del inculpado de designar domicilio para oír notificaciones,
lógicamente no opera si está privado de su libertad. Esto es así, pues en
ese supuesto las resoluciones le serán notificadas en el lugar donde esté
recluido.

En el inciso c) se estableció que en el caso de que se ordene una


notificación por lista, existe la posibilidad de que el interesado acuda al
órgano jurisdiccional a más tardar al día siguiente de aquel en que se fijó la
lista, a fin de que la resolución correspondiente le sea notificada en forma
personal. A esta forma de notificar se le conoce como notificación por
comparecencia. Lo anterior, pues es el propio interesado el que, motu
proprio, comparece al órgano jurisdiccional a efecto de que se le notifique
personalmente la resolución que originalmente se le notificaría mediante
lista.

Además de los supuestos antes explicados, los actuarios judiciales deben


estar atentos a la jurisprudencia que sustenten la Suprema Corte de Justicia
de la Nación y los tribunales colegiados de Circuito. Se afirma lo anterior,
pues puede suceder que una resolución que no encuadre en alguno de los
supuestos previstos en los artículos 104 a 107 del Código Federal de
Procedimientos Penales, deba notificarse personalmente, en términos de la
jurisprudencia.

5.8.1.2 Notificaciones personales practicadas en el domicilio señalado por el


sujeto procesal principal
5.8.1.2.1 Procedimiento para practicar una notificación personal cuando el
actuario judicial encuentra a los sujetos procesales principales en el
domicilio que señalaron para oír notificaciones
Lo primero que debe hacer el actuario judicial, al practicar una notificación
personal en el domicilio del interesado, es leer cuidadosamente el escrito en
el que aquél señaló domicilio para oír notificaciones, así como el proveído
que recayó a dicho ocurso. Lo anterior, con el objeto de obtener los datos
que le permitan ubicar la casa en la que deberá constituirse a efecto de
practicar la notificación. Una vez hecho lo anterior, procederá a constituirse
en el domicilio del interesado. Al respecto, es muy importante que el
actuario judicial se cerciore, por cualquier medio, de que el domicilio en el
que se constituyó efectivamente corresponde al que señaló el sujeto
procesal interesado. Para tal efecto, deberá observar el nombre de la calle,
el número de la casa y la forma en que está enumerada la calle (pues
puede suceder que haya dos casas con el mismo número).

Hecho lo anterior, el funcionario judicial de que se trata procederá a


practicar la notificación correspondiente. En el supuesto que se expone, se
parte de la hipótesis de que el actuario judicial encuentra al sujeto procesal
interesado. En este orden de ideas, una vez que la persona buscada
atiende el llamado del referido funcionario judicial, éste deberá: a)
identificarse e informar al interesado el motivo de la diligencia; b) identificar
al interesado; y, c) entregar al interesado copia simple de la resolución que
se notifica.

De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, la razón que el actuario


judicial debe levantar con motivo de la notificación que practicó con el
interesado, debe contener, por lo menos, la siguiente información (ver
anexo 29):

1.- El número de causa penal.


2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
interesado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito el
actuario judicial.
4.- Nombre y apellidos del interesado, así como la forma en que se
identificó.
5.- Fecha de la resolución que se notificó y la circunstancia de que se
entregó al interesado copia simple de ésta.

6.- En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la práctica


de la diligencia.
7. Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no
supiere o no quisiere firmar, se hará constar tal circunstancia.

Es importante destacar que tratándose de autos en los que se resuelve la


situación jurídica del inculpado, sentencias interlocutorias o definitivas y, en
general, cualquier resolución que contenga uno o más puntos resolutivos,
no es necesario que en la razón actuarial se haga constar que se informó al
interesado el contenido de cada uno de dichos puntos resolutivos. Se afirma
lo anterior, pues basta con que en la citada razón se precise la resolución
que se notifica, para tener por legalmente hecha la notificación. Esto es así,
pues mediante la notificación se pone en conocimiento del interesado el
contenido íntegro de la resolución que se notifica (precisamente porque se
le corre traslado con copia simple de dicha resolución, en la que consta su
texto) y no únicamente una parte de ella. Este aserto se corrobora con el
siguiente criterio:

“PROCESO SUMARIO. LA NOTIFICACIÓN AL INCULPADO Y A SU


DEFENSOR DEL AUTO DE TÉRMINO CONSTITUCIONAL EN EL QUE SE
DECRETA ES SUFICIENTE PARA QUE AQUÉL ESTÉ EN APTITUD DE
EJERCER SU DERECHO A OPTAR POR EL PROCESO ORDINARIO, EN
TÉRMINOS DE LO DISPUESTO EN EL ÚLTIMO PÁRRAFO DEL
ARTÍCULO 152 DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS
PENALES. Si la notificación constituye un acto legal por medio del cual se
da a conocer el contenido de una resolución, en este caso al inculpado y a
su defensor, dicha notificación comprende la resolución; por tanto, al
notificar el auto de término constitucional, en el que además de establecer la
situación jurídica del inculpado en el proceso, se establece la forma en
como se va a tramitar el mismo (sumaria u ordinaria), es lógico que se hace
del conocimiento de los antes citados dicha cuestión; toda vez que al
realizar el funcionario judicial la notificación de una resolución implica que la
hace del conocimiento del interesado en su totalidad y no solamente de una
parte de ella, por tal motivo, aun cuando en un auto de término
constitucional en el que se decreta la formal prisión o la sujeción a proceso
del inculpado destaca la situación jurídica de éste respecto del proceso
seguido en su contra, tal situación no desvirtúa el hecho de que para que la
notificación sea legal abarque todos aquellos aspectos que tengan que
hacerse del conocimiento del inculpado para que esté en aptitud de
defenderse, como en el caso es la apertura del proceso sumario. En
consecuencia, no constituye una violación al procedimiento el hecho de que
no se consigne en la notificación del auto de término constitucional, una
constancia fehaciente de que se hizo del conocimiento al inculpado y a su
defensor la apertura del procedimiento sumario[11]”.

Por otra parte, al practicar notificaciones personales, los actuarios judiciales


deben tener presente el artículo 369 del Código Federal de Procedimientos
Penales, que dice:

“Artículo 369. Al notificarse al acusado la sentencia definitiva de primera


instancia, se le hará saber el término que la ley concede para interponer el
recurso de apelación; lo que se hará constar en el proceso.- La omisión de
este requisito surte el efecto de duplicar el término legal para interponer el
recurso, y el secretario o actuario que haya incurrido en ella, será castigado
disciplinariamente por el tribunal que conozca del recurso, con una multa de
cinco a cincuenta pesos.”

De la disposición legal transcrita se desprende que si la resolución que se


va a notificar es la sentencia definitiva de primera instancia, y a quien se va
a notificar es el inculpado, el actuario judicial, al practicar la notificación
correspondiente, debe informarle el plazo que la ley le concede para
interponer el recurso de apelación. De lo contrario, se impondrá a dicho
funcionario judicial una multa de cinco a cincuenta pesos.

Cabe precisar que si el inculpado designó autorizado, la sentencia definitiva


de primera instancia se le deberá notificar a este último. En este caso, el
actuario judicial deberá informarle al autorizado el término que la ley le
concede para interponer el recurso de apelación. Esto es así, pues debe
entenderse que las diligencias que se practican con el autorizado tienen la
misma validez que aquellas que se practican con el inculpado.

[11]Jurisprudencia número 1a./J.60/2003, sustentada por la Primera Sala de


la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 24, del Tomo
XIX, Febrero de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 182128.
5.8.1.2.2 Procedimiento para practicar una notificación personal en el
domicilio señalado por el interesado, en el caso de que éste no se
encuentre pero la diligencia se entienda con otra persona

Puede suceder que el actuario judicial al que se haya encomendado la


notificación correspondiente, al constituirse en el domicilio del sujeto
procesal interesado, no encuentre a éste, pero sí a alguna otra persona, por
ejemplo, un familiar o empleado de aquél. En este supuesto el mencionado
funcionario judicial puede entender la diligencia con la persona que lo
atienda. En efecto, el artículo 109 del Código Federal de Procedimientos
Penales, en lo conducente, dice:

“Artículo 109…Si no se encuentra al interesado en el domicilio designado,


se le dejará con cualquiera de las personas que allí residan, una cédula que
contendrá: nombre del tribunal que la dicte, causa en la cual se dicta,
transcripción, en lo conducente, de la resolución que se le notifique, día y
hora en que se hace dicha notificación y persona en poder de la cual se
deja, expresándose, además, el motivo por el cual no se hizo en persona al
interesado…”

De la disposición transcrita se infiere que si es una persona distinta del


sujeto procesal principal la que atiende el llamado del actuario judicial, éste
deberá proceder de la siguiente forma: a) identificarse e informar a la
persona que atendió su llamado el motivo de la diligencia; b) solicitar la
presencia del interesado (en el supuesto que se expone éste no se
encuentra en el domicilio); c) identificar a la persona con la que entienda la
diligencia; y, d) entregar a la referida persona una cédula de notificación.

La cédula que el actuario judicial tiene que dejar en poder de la persona con
quien entiende la notificación, debe contener los siguientes datos (ver anexo
30):

1.- La indicación de que se trate de una cédula de notificación.


2.- Nombre y apellidos del actuario judicial.
3.- Denominación del órgano jurisdiccional que dictó la resolución.
4.- Causa penal en la que se dictó la resolución.
5.- Día y hora en que se hace la notificación y nombre y apellidos de la
persona a la que se hizo entrega de la cédula.
6.- Lugar donde se practica la notificación.
7.- El motivo por el cual no se notificó personalmente al interesado.
8.- Transcripción, en lo conducente, de la resolución que se notifica.
9.- Firma del actuario judicial y nombre y firma de la persona con quien
entendió la diligencia. Si ésta no quisiere o no supiere firmar, se hará
constar tal circunstancia.

En relación con el requisito precisado en el número 8, debe decirse que los


actuarios judiciales deben tener especial cuidado al hacer el resumen de la
resolución que notifican, pues dicho resumen debe contener todos los
puntos materia de la resolución y no solamente uno o algunos de ellos.
Cabe precisar que en la práctica, los actuarios judiciales, en lugar de hacer
un resumen de la resolución correspondiente, entregan copia simple de ésta
y en la cédula de notificación asientan “se anexa copia simple de la
resolución de ______ de ______ de dos mil _______”. Al respecto,
conviene precisar que tal forma de proceder se estima ajustada a derecho.

Además de entregar la cédula de notificación, el actuario judicial debe


levantar una razón en la que haga constar el motivo por el que entregó
dicha cédula a una persona distinta del interesado, así como los
pormenores de la diligencia. En este sentido, la razón de que se trata debe
contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 31):

1.- La mención de que se trata de una razón de notificación por cédula.


2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre, apellidos y cargo del funcionario judicial que practicó la
diligencia.
4.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó el actuario judicial, así
como el nombre y apellidos del interesado.
5.- Fecha de la resolución que se notificó y el número de causa penal.
6.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la notificación,
la forma en que se identificó y el hecho de que el actuario judicial le informó
el motivo de la diligencia.
7.- Lo expuesto por la persona con quien se entendió la diligencia, en el
sentido de que en ese domicilio puede notificarse al interesado pero que en
ese momento no se encuentra.
8.- La mención de que se entregó a la persona con quien se entendió la
diligencia cédula de notificación, y el hecho de que se procedió en esos
términos en virtud de no haber encontrado al interesado.
9.- El hecho de que la persona con quien se entendió la diligencia recibió de
conformidad la cédula de notificación.
10.- Firma del actuario judicial.
Es muy importante que el actuario judicial que se constituye por
primera vez en el domicilio del interesado, se cerciore de que en aquél
puede ser localizado el propio interesado. Para ello, el funcionario judicial de
que se trata debe asegurarse de cuestionar a la persona con quien entienda
la diligencia, si en esa casa puede encontrarse al interesado, debiendo
asentar la respuesta correspondiente.

Una vez que el actuario judicial practicó la notificación correspondiente,


deberá agregar a los autos del proceso penal, las siguientes constancias: a)
cédula de notificación; y, b) la razón que levantó con motivo de la diligencia.

En relación con lo anterior, el actuario judicial debe tener presente el


siguiente criterio:

“NOTIFICACIÓN PERSONAL EN MATERIA PENAL. ES REQUISITO


ESENCIAL QUE CONSTE EN AUTOS LA ENTREGA DE LA CÉDULA DE
NOTIFICACIÓN PARA TENER POR LEGAL LA DILIGENCIA, CUANDO NO
SE ENCUENTRE AL INTERESADO. El artículo 109 del Código Federal de
Procedimientos Penales establece los requisitos para llevar a cabo las
notificaciones personales en los domicilios designados por las partes,
precisando que en el caso de que no se encuentre el interesado, aquélla se
hará mediante cédula de notificación, la que contendrá el nombre del
juzgado en el cual se tramita, causa en la que se dicta, transcripción, en lo
conducente, de la resolución que se le notifique, fecha y hora de la
notificación y el nombre de la persona que la recibe, expresándose,
además, el motivo por el que no se hizo directamente al interesado, misma
que se dejará en poder de la persona que ahí resida, o bien, negándose a
recibirla o si no encuentra a nadie en el domicilio de que se trate, el
funcionario encargado para tal efecto, fijará dicha cédula en la puerta de
entrada. Sin embargo, no es suficiente para tener por legal la notificación
del requerimiento para que el reo se presente a rendir su declaración
preparatoria ante un juzgado federal, que el fedatario público asiente en su
razón que entrega la cédula de notificación a la persona con quien entiende
la diligencia, sino que además debe aparecer en el expediente tal
circunstancia, ya que ante la omisión en que incurre aquél de no agregar
copia de la cédula, no es posible tener la certeza jurídica de que el
interesado tuvo o no oportunidad de conocer el acuerdo en el que consten
los datos para acudir al llamado que se le hizo, pues no debe perderse de
vista que si el legislador previó que se cumpliera con esa formalidad, fue
con la finalidad de asegurar que las resoluciones de las autoridades
competentes, cuya notificación se ordene de manera personal, se hagan del
conocimiento de la parte a quien se dirige; en consecuencia, si la referida
diligencia no reúne los requisitos esenciales exigidos por el ordenamiento
legal en cita, ésta resulta ilegal y, por ende, violatoria de las garantías
consagradas en los artículos 14 y 16 constitucionales[12]”

[12] Tesis aislada XX.2o.9 P, sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado


del Vigésimo Circuito, visible en la pág. 1091, del Tomo XIII, Abril de 2001,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS
2004, núm. reg. 189932.

5.8.1.2.3 Procedimiento para practicar una notificación personal en el


domicilio designado por el interesado, cuando nadie acude al llamado del
actuario judicial o quien acude se niega a recibir la notificación

En este caso, lo que debe hacer el actuario judicial es fijar en la puerta


principal de la casa del interesado la cédula de notificación. Lo anterior, en
términos del artículo 109 del Código Federal de Procedimientos Penales,
que en lo conducente dice:

“Artículo 109…Si el que deba ser notificado se niega a recibir al funcionario


encargado de hacer la notificación, o las personas que residen en el
domicilio se rehúsan a recibir la cédula, o no se encuentra nadie en el lugar,
se fijará la cédula en la puerta de entrada.”

Cabe precisar que previamente a fijar dicha cédula el funcionario judicial de


que se trata debe cerciorarse, por cualquier medio, de que el interesado
puede ser encontrado en dicho inmueble (si es la primera vez que se
constituye en el mismo). Para ello, el referido funcionario podrá interrogar a
los vecinos.

Para que quede constancia de que se practicó la notificación encomendada,


el actuario judicial debe levantar la razón correspondiente. Ésta debe
contener, por lo menos, la siguiente información:

1.- La mención de que se trata de una razón de notificación por cédula.


2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre, apellidos y cargo del funcionario judicial que practicó la
diligencia.
4.- La ubicación del domicilio en el que se practicó la diligencia y el nombre
y apellidos del interesado.
5.- La forma en que el actuario se cercioró de que en el inmueble en el que
se constituyó efectivamente podía localizarse al interesado.
6.- Fecha de la resolución que se notificó y el número de causa penal.
7.- La circunstancia de que nadie atendió su llamado, o de que al ser
atendido por el propio interesado o por cualquier otra persona, éstos se
negaron a recibir la notificación. En los dos últimos supuestos el actuario
asentará, de ser posible, el nombre y apellidos de la persona que se negó a
recibir la notificación, así como su media filiación.
8.- La mención de que la cédula de notificación se fijó en la puerta de
entrada del domicilio señalado para oír notificaciones.
9.- Firma del actuario judicial.

En el supuesto de que el actuario judicial no pueda cerciorarse de que el


inmueble en el que se constituyó corresponda al que señaló el interesado,
se abstendrá de practicar la notificación y procederá a levantar la razón
correspondiente, con la que se dará cuenta al titular del órgano
jurisdiccional, a efecto de que determine lo conducente
5.8.1.2.4 Notificaciones personales practicadas en el tribunal ante el que se
tramita el proceso (notificación personal por comparecencia)

El artículo 107 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo que


interesa, dispone:

“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá concurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del
tribunal…”

De la disposición legal transcrita se desprende que la notificación por


comparecencia se actualiza cuando el interesado al que se le notifica por
lista una resolución, acude al órgano jurisdiccional a más tardar al día
siguiente de que se fijó dicha lista, a efecto de que se le notifique
personalmente la resolución respectiva.

La notificación por comparecencia tiene como característica particular que


es el interesado el que, motu proprio, acude al órgano jurisdiccional con el
objeto de que se le notifique personalmente una resolución. De dicha
notificación deberá levantarse la razón correspondiente. Ésta deberá
contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 32):

1.- La mención de que se trata de una notificación por comparecencia.


2.- El número de causa penal o incidente en el que se haya dictado la
resolución que se notifica.
3.- Lugar, fecha y hora en que se llevó a cabo la notificación personal.
4.- La mención de que el interesado compareció al órgano jurisdiccional, la
forma en que se identificó, el motivo de su presencia y el carácter que tiene
en el juicio.
5.- La fecha de la resolución que se notifica.
6.- Firma del compareciente y del actuario judicial.
La mencionada razón debe agregarse a los autos del expediente de que se
trate, inmediatamente después del proveído que se notificó.
Conviene precisar que en estos casos no se da una doble notificación, pues
la que surte sus efectos es la notificación personal y no la que se practica
por lista. En efecto, ya se dijo que las notificaciones por lista surten sus
efectos al tercer día de que ésta se fijó. Luego, si el interesado comparece
al órgano jurisdiccional a más tardar al día siguiente de que se fijó la lista
(esto es, antes de que surta sus efectos la notificación por lista), con el
objeto de que se le notifique personalmente la resolución, la notificación que
surtirá sus efectos es la personal (pues según se vio, la notificación
personal se tiene por hecha y surte sus efectos legales en el momento en
que se practica). En este orden de ideas, una vez hecha la notificación
personal (por comparecencia), el actuario judicial debe abstenerse de
asentar la razón en la que se afirma que la notificación por lista surtió sus
efectos legales.

Cabe destacar que si son varios los sujetos a los que se les notifica por lista
y únicamente uno de ellos comparece al órgano jurisdiccional para que se le
haga la notificación en forma personal, el actuario judicial, al levantar la
razón en la que se afirma que la notificación por lista surtió sus efectos
legales, debe precisar, en forma destacada, los sujetos procesales respecto
de los que surtió efectos tal clase de notificación (únicamente respecto de
los sujetos que no comparecieron al órgano jurisdiccional).

5.8.1.2.5 Notificación personal al inculpado privado de su libertad personal

En este supuesto, la notificación personal puede realizarse: a) en el


establecimiento carcelario en el que esté recluido el activo del delito; o, b)
en la reja de prácticas del órgano judicial ante el que se tramita el proceso
penal.
En el primer caso, el actuario judicial debe constituirse en el centro de
reclusión correspondiente, a fin de solicitar al personal de dicho
establecimiento que presenten ante él al inculpado de que se trate, para
notificarle la resolución respectiva. De la respectiva diligencia, el referido
funcionario judicial deberá levantar la razón correspondiente.

Por lo que respecta a la segunda hipótesis (que la notificación se lleve a


cabo en la reja de prácticas del órgano jurisdiccional), debe decirse que si el
encausado es trasladado a la reja de prácticas del órgano judicial para que
intervenga en alguna audiencia (por ejemplo, desahogo de una prueba) y
resulta que el actuario tenía que notificarle una resolución, podrá
válidamente aprovechar la presencia de aquél para practicar la notificación
correspondiente. De dicha notificación deberá levantar la razón respectiva.
Ésta deberá contener el número de causa penal en la que se dictó el auto o
resolución correspondiente, el nombre del actuario judicial, la hora y fecha
en que se practicó la notificación, fecha de la resolución que se notifica,
nombre del inculpado y firma del actuario judicial.

Ahora bien ¿qué pasa si al constituirse en el centro de readaptación social o


en la reja de prácticas del órgano jurisdiccional, a efecto de notificar
personalmente al inculpado una resolución, éste se niega a recibirla?

Se estima que lo que debe hacer el actuario judicial, es levantar una razón
en la que haga constar la negativa del procesado de recibir la notificación.
Con tal razón se deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional a
efecto de que determine lo conducente.

5.8.1.2.6 Notificaciones personales que deban practicarse fuera del lugar


donde se tramita el proceso penal

El artículo 46 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo


conducente, estatuye:

“Artículo 46. Cuando tengan que practicarse diligencias judiciales fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal que conozca del asunto, se encomendará
su cumplimiento al de igual categoría del territorio jurisdiccional donde
deban practicarse.- Si las diligencias tuvieren que practicarse fuera del lugar
de la residencia del tribunal, pero dentro de su territorio jurisdiccional, y
aquél no pudiere trasladarse, se encargará su cumplimiento al inferior del
mismo fuero, o a la autoridad judicial del orden común del lugar donde
deban practicarse.- Se empleará la forma de exhorto cuando se dirija a un
tribunal igual en categoría, y de requisitoria cuando se dirija a un inferior.”

La disposición transcrita prevé dos hipótesis, a saber: a) cuando la


diligencia judicial tenga que practicarse fuera del territorio jurisdiccional del
tribunal ante el que se tramite el proceso; y, b) cuando la diligencia judicial
tenga que practicarse dentro del territorio jurisdiccional del tribunal, pero
fuera de su lugar de residencia. En el primer caso, el titular del órgano
jurisdiccional librará exhorto al titular que tenga jurisdicción en el lugar en
que deba practicarse la diligencia. En la hipótesis apuntada en el inciso b),
la práctica de la diligencia se encomendará al inferior jerárquico del mismo
fuero o a la autoridad judicial del fuero común del lugar en que deba
practicarse dicha diligencia. Para tal efecto, deberá librarse la requisitoria
correspondiente.

En relación con lo anterior, conviene citar el siguiente criterio:

“EXHORTOS Y REQUISITORIAS, FACULTADES DE LOS JUECES DE


DISTRITO SOBRE LOS DEL ORDEN COMÚN. En tanto que el exhorto
contiene una súplica al tribunal a quien se dirige, la requisitoria encierra una
orden al Juez requerido; y si el artículo 81, párrafo quinto, de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación se refiere a los casos en que
los Jueces de Distrito ordenen la práctica de diligencias a los del fuero
común, debe entenderse, lógicamente, que al emplear tal verbo el legislador
esta autorizando, de modo tácito, a los Jueces Federales para que por
medio de requisitorias encomienden la práctica de diligencias a los Jueces
del orden común. Por otra parte, si conforme al párrafo tercero del artículo
46 del Código Federal de Procedimientos Penales, los exhortos se dirigen a
tribunales de igual categoría y las requisitorias a tribunales inferiores, se
concluye, relacionando tal prevención con las de los artículos 1o., 51 y 81,
párrafo quinto, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, que
el legislador atribuye a los Jueces de Distrito una categoría superior a la que
corresponde a los Jueces del orden común cuando actúan como auxiliares
de la justicia federal[13]”.

Es importante que los actuarios judiciales conozcan lo antes expuesto, en


virtud de que si bien, en rigor, corresponde al secretario encargado del
trámite del proceso elaborar el exhorto o la requisitoria respectiva (pues son
los secretarios, junto con los titulares de los órganos jurisdiccionales los que
firman los exhortos o requisitorias); sin embargo, algunos titulares de los
órganos jurisdiccionales federales encomiendan la elaboración de aquéllos
a los actuarios.
[13] Tesis sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, visible en la pág. 42, del Volumen Primera Parte, XXXV, Sexta
Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS 2004, núm. reg.
258382.

5.8.2 Notificaciones por lista

5.8.2.1 Su procedencia

El artículo 107 del Código Federal de Procedimientos Penales, estatuye:

“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá ocurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del tribunal.
Si no se presentaran los interesados en ese término, la notificación se
tendrá por hecha al tercer día de que se fije la lista en la puerta del Tribunal
o de que se hubiere publicado en el Boletín Oficial.”

De la disposición transcrita, se desprende que las notificaciones que no


deban hacerse en forma personal, se practicarán mediante lista. Luego,
este tipo de notificación procede respecto de resoluciones que no se
ubiquen en alguno de los supuestos previstos en el artículo 104 del Código
Federal de Procedimientos Penales (que establece las resoluciones que
deben notificarse en forma personal).

Por otra parte, el artículo 108 del referido ordenamiento legal, establece:

“Artículo 108. Las personas que intervengan en un proceso, designarán en


la primera diligencia un domicilio ubicado en el lugar, para recibir
notificaciones. Si por cualquiera circunstancia no hacen la designación,
cambian de domicilio sin dar aviso al tribunal o señalan uno falso, la
notificación se les hará aun cuando deba ser personal, en la forma que
establece el artículo anterior.”

Del citado precepto se desprende que los sujetos procesales, en la primera


diligencia en la que intervengan, deben señalar domicilio para recibir
notificaciones. Tal domicilio debe estar ubicado dentro del lugar donde
reside el juzgado ante el que se ventile el proceso. En caso de que los
sujetos procesales no cumplan con esta obligación o señalen un domicilio
falso o cambien de domicilio sin informarlo al órgano judicial que conozca
del asunto, las resoluciones que se les deban notificar personalmente, se
les notificarán mediante lista.

De lo hasta aquí expuesto se advierte que procede notificar por lista: a) las
resoluciones que no deban notificarse en forma personal; y, b) las
resoluciones que debiéndose notificar en forma personal, no puedan
comunicarse de ese modo en virtud de que el o los interesados hayan
omitido señalar domicilio dentro del lugar donde reside el juzgado ante el
que se tramita el proceso, hayan señalado uno falso o no hayan dado aviso
al juez del cambio de domicilio.

5.8.2.2 Procedimiento para practicar las notificaciones por lista

Del artículo 107 del Código Federal de Procedimientos Penales (que se


transcribió en el apartado que antecede), en relación con el diverso
precepto 103 del mismo ordenamiento legal (que establece que las
notificaciones deben hacerse a más tardar al día siguiente de aquel en que
se dicten las resoluciones que las motiven) se advierte que la lista de
notificación debe fijarse en los estrados del juzgado o en un lugar visible del
mismo a más tardar al día siguiente de aquel en que se emitió la resolución
que se notifica.

Existe una excepción a dicha regla (que la lista se fije a más tardar al día
siguiente de aquel en que se dictó la resolución que se notifica). Se
actualiza cuando habiéndose intentado la notificación personal de una
resolución (precisamente al día siguiente de que ésta se dictó) aquélla no
pudo practicarse (por ejemplo, porque el interesado cambió de domicilio sin
dar aviso a la autoridad judicial). En este caso, la resolución de que se trata
se notificará por lista después de que el titular, con vista en la razón
actuarial correspondiente (en la que se haya asentado el motivo por el que
no pudo practicarse la notificación personal) haya ordenado que la
resolución respectiva se notifique por lista.

Ahora bien, el referido artículo 107 del Código Federal de Procedimientos


Penales, no establece la hora en que debe fijarse la lista. No obstante, en la
práctica los órganos jurisdiccionales generalmente tienen un horario de
atención al público. Dicho horario es el comprendido de las nueve a las
catorce horas con treinta minutos. En tales condiciones, se estima que lo
conveniente es que la lista se fije en los estrados del órgano jurisdiccional o
en un lugar visible del mismo, a primera hora de labores y quede fijada
durante el resto del día, a efecto de que los litigantes puedan consultarla.
De este modo los justiciables tienen la certeza de que a partir de las nueve
horas podrán conocer el contenido de la resolución que se dictó en los
asuntos en los que intervienen. Así se evita que aquéllos pudieren quedar
en estado de indefensión por no conocer con la debida oportunidad las
resoluciones emitidas en los procesos penales. Por tal razón, resulta
necesario que el actuario judicial responsable de practicar las notificaciones
por lista, asiente en ésta la fecha y hora en que la fijó.

Por otro lado, los datos que debe contener la lista, conforme al primer
párrafo del artículo 107 del código adjetivo penal federal, son: a) número del
expediente; y, b) nombre del inculpado.
Se estima que a los anteriores datos pueden válidamente agregarse otros,
que generen mayor certeza y pongan de manifiesto que el actuario judicial
cumplió con todas y cada una de las formalidades que dicho ordenamiento
legal establece para la práctica de este tipo de notificación (como el hecho
de que la lista se hubiere fijado a más tardar al día siguiente de dictada la
resolución que se notifica). Así las cosas, es conveniente que la lista de
notificación contenga los siguientes datos (ver anexo 33):

1.- La mención de que se trata de una lista de notificación.


2.- Denominación del órgano jurisdiccional.
3.- Número de epediente.
4.- Nombre del inculpado.
5.- Fecha y hora en que se publicó la lista.
6.- Fecha del acuerdo que se notifica.
7.- Síntesis de la resolución que se notifica.
8.- Firma del funcionario judicial responsable de la publicación.
En relación con el requisito precisado en el número 7, debe decirse que es
muy importante que los actuarios judiciales tengan conocimiento de que la
forma en que debe resumirse la resolución que se notifica por lista, es
distinta de la manera en que debe hacerse el resumen de la resolución que
se notifica por cédula. En efecto, como la lista contiene una relación de
todos los asuntos en los que se dictó una resolución que se notifica por ese
medio, el resumen de aquélla debe hacerse en unos cuantos renglones,
esto es, dicho resumen únicamente debe contener, en forma muy
abreviada, lo esencial de la resolución. De lo contrario, la lista de
notificación quedaría integrada por un número excesivo de hojas lo que,
además de dificultar a los justiciables la rápida localización de la resolución
en cuyo sentido están interesados, resultaría inconducente si se considera
que aquéllos, después de consultar la lista de notificación, pueden
válidamente solicitar el expediente respectivo para conocer detalladamente
la resolución correspondiente.

Por otra parte, como la cédula de notificación se entrega en el domicilio del


sujeto procesal interesado (lo que le impide consultar el expediente
respectivo), el resumen de la resolución que por ese medio se notifica debe
ser más exhaustivo, es decir, la síntesis de aquélla debe hacerse en forma
tal que se tenga la certeza de que el interesado, con sólo leer dicha síntesis,
tomará conocimiento no sólo de todos los puntos materia de la resolución
sino de las razones torales en que aquéllos se sustentan.

Sentado lo anterior, debe decirse que además de la publicación de la lista


de notificación, el actuario judicial debe asentar, en cada uno de los asuntos
en los que se dictó el auto que se notificó por lista, la razón de notificación
correspondiente. Dicha razón se asienta inmediatamente después de la
resolución que se notifica.

En relación con la forma en que se asienta la razón de que se trata, debe


decirse que normalmente se utilizan sellos en los que se hace constar que
la resolución correspondiente se publicó en la lista de notificación a las
nueve horas del día que corresponda. Asimismo, se estampan otros sellos
en los que se asienta la fecha en que surtió sus efectos la notificación.

No está por demás precisar que dichos sellos se utilizan porque facilitan el
trabajo de los actuarios judiciales. Sin embargo, el uso de aquéllos no es
obligatorio, dado que los actuarios pueden válidamente asentar con su puño
y letra las razones correspondientes.

5.8.3 Notificaciones a los sujetos procesales auxiliares

Ya se expuso que los sujetos procesales auxiliares son autoridades o


funcionarios que ejecutan determinaciones adoptadas por el juez del
proceso. Asimismo, quedó establecido que las notificaciones que deben
entenderse con tales sujetos, siempre se practican por oficio.

Ahora bien, el Código Federal de Procedimientos Penales no


establece en un capítulo determinado las resoluciones que deben ponerse
en conocimiento de los sujetos procesales auxiliares. Se afirma lo anterior,
pues los artículos que establecen tales resoluciones están dispersos en los
diversos capítulos del referido ordenamiento legal. Así, por ejemplo, los
artículos 165, 225 y 531 del código adjetivo penal federal de que se trata,
dicen:
“Artículo 165.- Dictado el auto de formal prisión o el de sujeción a proceso
se identificará al procesado por el sistema adoptado administrativamente.
En todo caso se comunicarán a las oficinas de identificación las
resoluciones que pongan fin al proceso y que hayan causado ejecutoria,
para se que hagan las anotaciones correspondientes.- Las constancias de
antecedentes penales y los documentos o fichas en que conste la
identificación de individuos indiciados o inculpados con motivo de cualquier
averiguación o proceso penal, sólo se proporcionarán por las oficinas
respectivas cuando lo requiera una autoridad competente, fundando y
motivando su requerimiento, o cuando se solicite por ser necesarias para
ejercitar un derecho o cumplir un deber legalmente previstos.”

“Artículo 225.- La designación de peritos hecha por el tribunal o por el


Ministerio Público deberá recaer en las personas que desempeñen ese
empleo por nombramiento oficial y a sueldo fijo, o bien en personas que
presten sus servicios en dependencias del Gobierno Federal, en
Universidades del país, o que pertenezcan a Asociaciones de Profesionistas
reconocidas en la República.”

“Artículo 531.- Pronunciada una sentencia ejecutoriada condenatoria o


absolutoria, el juez o el tribunal que las pronuncie expedirá dentro de
cuarenta y ocho horas, una copia certificada para la Secretaría de
Seguridad Pública, con los datos de identificación del sentenciado. El
incumplimiento de esta disposición será sancionado con una multa de
quince a treinta días de salario mínimo.- El juez está obligado a dictar de
oficio, todas las providencias conducentes para que el sentenciado sea
puesto a disposición de la Secretaría de Seguridad Pública. El
incumplimiento de esta obligación se sancionará con multa de cuarenta a
sesenta días de salario mínimo.”

Las resoluciones que, conforme a los citados artículos deben hacerse


del conocimiento de los sujetos procesales auxiliares, se notifican mediante
oficio. Éste debe entregarse en la oficialía de partes o en la oficina de
correspondencia de la autoridad o institución que corresponda. El acuse de
recibo generalmente lo constituye el duplicado del oficio en el que se
asienta el sello de la autoridad o institución respectiva, la hora y fecha en
que se entregó el oficio y el nombre y firma de la persona que lo recibió. En
caso de que al oficio se adjunte algún documento, es necesario que la
persona que lo reciba asiente en el acuse correspondiente la
documentación que obra anexa al oficio.

El oficio debe contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 34):

1.- El número de oficio y causa penal del que deriva.


2.- La denominación de la autoridad o institución a quien se dirige.
3.- Transcripción o síntesis de la resolución que se comunica.
4.- El plazo en que debe cumplirse con el mandato judicial contenido en el
oficio y, en su caso, el apercibimiento respectivo.
5. En caso de que se adjunten documentos, precisar el número de ellos y de
qué clase de documentos se trata.

6.- Fecha y lugar en que se expide el oficio.


7.- Nombre y firma del funcionario judicial.
8.- Sello del juzgado o tribunal que expide el oficio.
Cabe precisar que, por lo general, es el secretario encargado del trámite del
proceso el que elabora el oficio de notificación correspondiente. No
obstante, hay titulares que encomiendan la elaboración del mismo a los
actuarios judiciales.

5.9 Notificación de las resoluciones en las que se decreta el aseguramiento


de bienes o su devolución

La notificación de las resoluciones en las que se ordena el aseguramiento


de bienes o su devolución, está sujeta a una regulación especial. Dicha
regulación está contenida en el Título Quinto (relativo a disposiciones
comunes a la averiguación previa y a la instrucción), Capítulo II (intitulado
“Huellas del delito. Aseguramiento de los instrumentos y objetos del mismo”)
del Código Federal de Procedimientos Penales. A continuación se
explicarán las reglas a las que deben ajustarse los actuarios judiciales al
practicar las notificaciones de tales resoluciones.
5.9.1 Plazo para notificar la resolución en la que se decreta el
aseguramiento de bienes o su devolución

Los artículos 182 fracción I, 182-A y 182-Ñ del Código Federal de


Procedimientos Penales, establecen:

“Artículo 182.- Al realizar el aseguramiento, los Agentes del Ministerio


Público con el auxilio de la Agencia Federal de Investigaciones, o bien, los
actuarios y demás funcionarios que designe la autoridad judicial para
practicar la diligencia, según corresponda, deberán: I.- Levantar acta que
incluya inventario con la descripción y el estado en que se encuentren los
bienes que se aseguren.”

“Artículo 182-A.- La autoridad judicial o el Ministerio Público que decreten el


aseguramiento deberán notificar al interesado o a su representante legal
dentro de los sesenta días naturales siguientes a su ejecución, entregando
o poniendo a su disposición, según sea el caso, una copia certificada del
acta a que se refiere la fracción I del artículo anterior, para que manifieste lo
que a su derecho convenga.- En dicha notificación se apercibirá al
interesado o a su representante legal para que no enajene o grave los
bienes asegurados.- En la notificación deberá apercibirse al interesado o a
su representante legal, que de no manifestar lo que a su derecho convenga,
en un término de noventa días naturales siguientes al de la notificación, los
bienes causarán abandono a favor del Gobierno Federal.”

“Artículo 182-Ñ.- Cuando proceda la devolución de bienes asegurados,


éstos quedarán a disposición de quien acredite tener derecho a ellos. La
autoridad judicial o el Ministerio Público notificará su resolución al
interesado o al representante legal dentro de los treinta días siguientes,
para que en el plazo de tres meses a partir de la notificación se presente a
recogerlos, bajo el apercibimiento que de no hacerlo los bienes causarán
abandono a favor del Gobierno Federal.- Cuando se haya hecho constar el
aseguramiento de los bienes en los registros públicos, la autoridad judicial o
el Ministerio Público ordenará su cancelación.”

De los preceptos legales transcritos se desprende, entre otras cosas, que:


a) La resolución que ordena el aseguramiento de objetos, instrumentos
o productos del delito, debe notificarse al interesado o a su representante
legal, dentro de los sesenta días naturales siguientes al día en que se
ejecutó el aseguramiento decretado; y,

b) El proveído en el que se ordena la devolución de bienes asegurados,


debe notificarse dentro de los treinta días siguientes a aquel en que se dictó
la resolución en la que se decretó dicha restitución.

5.9.2 Clases de notificaciones

Las resoluciones en las que se ordena el aseguramiento de bienes o su


devolución, se notifican en forma personal, por instructivo o por edictos. La
forma en que estos tipos de notificaciones deben practicarse, se expuso en
los apartados 3.1.3., 4.3.7. y 5.1.3. Por tanto, para evitar repeticiones
innecesarias se remite al alumno a dichos apartados.

5.9.3 A quiénes se debe notificar la resolución que ordena el aseguramiento


de bienes o su devolución

De los citados artículos 182-A y 182-Ñ del Código Federal de


Procedimientos Penales, se desprende que la resolución en la que se
decreta el aseguramiento de bienes o su devolución debe notificarse al
“interesado”. Al respecto, debe decirse que es el titular del órgano
jurisdiccional el que, al dictar el auto en el que ordena el aseguramiento de
bienes o su devolución, determina a quién se le debe notificar el mismo, en
la inteligencia de que por “interesado” debe entenderse el legítimo
propietario o poseedor de tales bienes. Cabe precisar que el titular del
órgano jurisdiccional, al pronunciar la resolución correspondiente, también
puede ordenar que se notifique al representante legal del “interesado”.

Lo expuesto en el párrafo anterior resulta importante pues los actuarios


judiciales no deben perder de vista que es el titular del órgano jurisdiccional
el que determina a quién se le notifica la resolución en la que se ordena el
aseguramiento de bienes o su devolución.
5.9.4 Cuándo surte sus efectos la notificación del auto por el que se ordena
el aseguramiento de bienes o su devolución

El artículo 182-B del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo que


interesa, dispone:

“Artículo 182-B…Las notificaciones personales surtirán efectos el día en que


hubieren sido practicadas y las efectuadas por edictos el día de su
publicación…”

Como se ve, las notificaciones personales surten sus efectos el día en que
se practican y las notificaciones por edictos surten sus efectos el día en que
éstos se publican, es decir, en la fecha en que aparezca la inserción
respectiva en el Diario Oficial de la Federación y en el periódico de
circulación nacional que se designe.

5.9.5 Reglas para practicar la notificación de la resolución en la que se


ordena el aseguramiento de bienes o su devolución
5.9.5.1 Notificaciones personales

El Artículo 182-B, fracción I del Código Federal de Procedimientos Penales,


establece:

“Artículo 182-B. Las notificaciones a que se refiere este Capítulo se


practicarán como sigue: I.- Personalmente, con el interesado o su
representante legal, de conformidad con las reglas siguientes:- a) La
notificación se practicará en el domicilio del interesado. En caso de que el
interesado se encuentre privado de su libertad, la notificación personal se
hará en el lugar donde se encuentre detenido;- b) El notificador deberá
cerciorarse del domicilio, entregar copia de la resolución que se notifique y
recabar nombre y firma de la persona con quien se entienda la diligencia,
asentando los datos del documento oficial con el que se identifique.
Asimismo, se deberán asentar en el acta de notificación, los datos de
identificación del servidor público que la practique;- c) De no encontrarse la
persona en la primera notificación, se le dejará citatorio en el domicilio
designado para que espere al notificador al día hábil siguiente, en la hora
determinada en el citatorio, y de no encontrarse la persona o de negarse a
recibir la notificación, se fijará instructivo en un lugar visible del domicilio,
señalando el notificador tal circunstancia en el acta de notificación, y - d) En
todos los casos deberá levantarse acta circunstanciada de la diligencia que
se practique.”

Del artículo transcrito se desprende que las notificaciones personales de las


resoluciones en las que se ordena el aseguramiento de bienes o su
devolución, deben practicarse en el domicilio que el interesado señaló para
oír notificaciones (en caso de que el interesado esté en libertad) o en el
establecimiento carcelario correspondiente (cuando el interesado esté
privado de su libertad personal). En relación con la notificación personal que
se practica en un centro de readaptación social, se remite al alumno al
apartado 5.8.1.2.5.

En relación con lo anterior, resulta conveniente precisar que el interesado al


que se le debe notificar la resolución en la que se ordena el aseguramiento
de bienes o su devolución, no siempre es sujeto procesal. En efecto, dicho
interesado puede ser una persona ajena al proceso penal. Así por ejemplo,
en contra de Pedro López López se dictó auto de formal prisión por el delito
de lesiones. Lo anterior, pues al ir conduciendo un automóvil que le
prestaron (respecto del que se decretó el aseguramiento) atropelló a una
persona. El coche que iba conduciendo el procesado López López al
cometer el delito es propiedad de Juan Pérez Pérez. En este caso, la
resolución en la que se ordena la devolución del vehículo debe notificarse a
Pérez Pérez, pues él es propietario de dicho vehículo (aunque es ajeno al
proceso). Debe insistirse que, independientemente de que el sujeto
interesado sea o no sujeto procesal, es el titular del órgano jurisdiccional el
que ordena a quién se le debe notificar la resolución en la que se decreta el
aseguramiento de bienes o su devolución y, en su caso, en qué domicilio
debe practicarse la notificación correspondiente.

Ahora bien, por cuanto se refiere a la notificación personal del auto en el


que se ordena el aseguramiento de bienes o su devolución, que se practica
en el domicilio señalado por el interesado, puede suceder que el actuario
judicial, una vez constituido en dicho domicilio: a) encuentre al interesado;
b) no encuentre al interesado pero entienda la diligencia con algún pariente,
familiar o doméstico de aquél; o, c) no encuentre a nadie o encuentre al
interesado o a una persona distinta de aquél, pero se nieguen a recibir la
notificación.

En el primer caso, el actuario judicial practicará la notificación conforme a


las reglas expuestas en el apartado 5.8.1.2.1., relativo a la notificación
personal de las resoluciones distintas de aquellas que ordenan el
aseguramiento de bienes o su devolución. Por otra parte, en el supuesto
precisado en el inciso b), el funcionario judicial de que se trata dejará
citatorio en poder de la persona con quien entienda la diligencia, a fin de
que el interesado lo espere al día hábil siguiente, a la hora precisada en el
propio citatorio. Si el actuario judicial, al constituirse nuevamente en el
domicilio del interesado en la hora y fecha precisadas en el citatorio, no
encuentra a ninguna persona o encuentra al interesado pero éste se niega a
recibir la notificación, ésta se practicará mediante instructivo que deberá
fijarse en la puerta del domicilio del interesado. Si en dicha segunda
búsqueda el actuario judicial encuentra a una persona distinta del
interesado, le hará entrega del instructivo correspondiente. En relación con
la información que debe contener el citatorio y el instructivo de notificación,
se remite al alumno a los apartados 4.7.1.2.2., 4.7.1.2.2.2., 4.7.1.2.2.3.,
4.7.1.2.3.

5.9.5.2 Notificaciones por edictos

5.9.5.2.1 Su procedencia

El artículo 182-B, fracción II del Código Federal de Procedimientos Penales,


dispone:

“Artículo 182-B. Las notificaciones a que se refiere este Capítulo se


practicarán como sigue:… II.- Por edictos, cuando se desconozca la
identidad o domicilio del interesado, en cuyo caso se publicará por una sola
ocasión en el Diario Oficial de la Federación y en un periódico de circulación
nacional. Los edictos deberán contener un resumen de la resolución por
notificar.”

En términos de este precepto legal, procede notificar por edictos la


resolución que ordena el aseguramiento de bienes o su devolución, en los
casos en que se desconozca la identidad o el domicilio del interesado. Cabe
precisar que tratándose de este tipo de notificación no es necesario que el
titular del órgano jurisdiccional, previamente a practicarla, lleve a cabo una
investigación para obtener el domicilio o la identidad del interesado. Se
afirma lo anterior, pues el citado precepto no establece como requisito
previo a la publicación de los edictos, la práctica de la referida investigación.

5.9.5.2.2 Procedimiento para practicar la notificación por edictos

Conforme al citado artículo 182-B fracción II del Código Federal de


Procedimientos Penales, la notificación por edictos consiste en la
publicación de la resolución correspondiente, por una sola vez, en el Diario
Oficial de la Federación y en un periódico de circulación nacional. Es
importante apuntar aquí, que tales publicaciones deben hacerse el mismo
día. Los edictos deben contener una síntesis de la resolución que se
notifica. En cuanto a las formalidades que debe observar el actuario para la
práctica de esta clase de notificación, se remite al alumno al apartado
4.7.3.2.
5.10 Citaciones

5.10.1 Régimen común de citaciones y notificaciones

El Código Federal de Procedimientos Penales, en su Título Primero,


Capítulo IX, establece un régimen especial para la citación. Sin embargo, en
tal regulación no hay precepto legal alguno que establezca el plazo en que
deben practicarse las citaciones, el momento en que surten sus efectos y lo
relativo a su nulidad. En estas condiciones, se estima que en lo relativo a
tales aspectos, deben aplicarse las reglas de las notificaciones en materia
penal. Se afirma lo anterior, pues según se dijo, la citación es una especie
de notificación.
Así las cosas, a fin de evitar repeticiones innecesarias, con respecto a las
citaciones, se expondrán únicamente sus modalidades particulares, a saber:
a) a quiénes van dirigidas; b) los diferentes tipos de citación; y, c) las reglas
conforme a las cuales deben practicarse.

5.10.2 Sujetos con los que se practican las citaciones

Como se expuso en el apartado 5.4.1., las citaciones, por regla general, se


practican con los sujetos procesales necesarios, esto es, con los testigos,
peritos e intérpretes, entre otros.

5.10.3 Clases de citaciones

En el proceso penal federal se practican los siguientes tipos de citaciones:

a) Citación verbal: Es aquella que se realiza de palabra directamente con el


interesado (entendiendo por interesado a cualquiera de los sujetos
procesales necesarios o, en su caso, a los superiores jerárquicos de éstos).
b) Citación por cédula: Es aquella que se practica en el domicilio en el que,
según los sujetos procesales principales (que son quienes solicitan la
intervención de los sujetos procesales necesarios) puede encontrarse a
éstos. Este medio de comunicación procesal puede practicarse con el
propio sujeto procesal necesario o con la persona que se encuentre en su
domicilio.
c) Citación por telégrafo: En este caso, la resolución que ordena una
citación se transmite por telégrafo. Esta forma de comunicar una resolución
se emplea, generalmente, en casos urgentes o cuando así lo ordene la
autoridad judicial.
d) Citación por teléfono: Medio de comunicación procesal que se practica,
como su nombre lo indica, a través de un telefonema. La citación por
teléfono se emplea en los siguientes dos supuestos: 1.- Tratándose de
casos urgentes; y, 2.- Cuando la persona que deba ser citada haya
manifestado ante la autoridad judicial su voluntad de que se le cite por ese
medio.
e) Citación por edicto: Aquella que se practica mediante la publicación de la
resolución que ordena una citación, en uno de los periódicos de mayor
circulación nacional. La citación por edicto se emplea en los casos en los
que se ignore el domicilio del sujeto procesal necesario.

5.10.4 Reglas para practicar las citaciones

5.10.4.1 Citaciones verbales


5.10.4.1.1Su procedencia
El primer párrafo del artículo 74 del Código Federal de Procedimientos
Penales, establece:
“Artículo 74. Las citaciones podrán hacerse verbalmente, o por cédula, o por
telégrafo, anotándose en cualquiera de esos casos la constancia respectiva
en el expediente.”
Como se ve, el Código Federal de Procedimientos Penales no establece
supuestos específicos de procedencia de la citación verbal. No obstante,
según se verá en el apartado siguiente, las citaciones verbales las ordena el
titular del órgano jurisdiccional durante las diligencias que preside. En este
sentido, puede válidamente afirmarse que esta clase de citación procede
cuando, durante la práctica de una diligencia judicial en la que está presente
alguno o algunos de los sujetos procesales necesarios, el juez ordena que
se les cite para que comparezcan al órgano jurisdiccional en una hora y
fecha determinadas.
5.10.4.1.2 Procedimiento para practicar las citaciones verbales
El artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo
conducente estatuye:

“Artículo 16. El juez, el Ministerio Público y la Policía Judicial Federal


estarán acompañados, en las diligencias que practiquen, de sus secretarios,
si los tuvieren, o de dos testigos de asistencia, que darán fe de todo lo que
en aquéllas pase. . .En el proceso, los tribunales presidirán los actos de
prueba y recibirán, por sí mismos, las declaraciones.”

De la disposición transcrita se infiere que es el titular del órgano


jurisdiccional el que preside las diligencias probatorias (que son las
diligencias en las que intervienen los sujetos procesales necesarios). Es
precisamente durante tales diligencias que el juez puede válidamente
ordenar que se cite a uno o algunos de los sujetos procesales necesarios, a
efecto de que comparezcan al órgano jurisdiccional en una determinada
fecha y hora. La orden del juez es ejecutada por el secretario. De tal citación
deberá quedar constancia en el acta que se haya levantado con motivo de
la práctica de la diligencia correspondiente.

Ahora bien, cuando se practica una citación verbal, normalmente se hace


del conocimiento de los sujetos procesales necesarios lo siguiente: a) el día
y la hora en que deben comparecer nuevamente al órgano jurisdiccional; b)
el motivo de la diligencia a las que se les cita; c) el hecho de que deben
comparecer al órgano jurisdiccional con una identificación oficial vigente; y,
c) el apercibimiento consistente en que en caso de incomparecencia se les
impondrá una medida de apremio.

5.10.4.2 Citaciones por cédula


5.10.4.2.1 Su procedencia

Los artículos 74 y 80 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo


conducente disponen:
“Artículo 74. Las citaciones podrán hacerse verbalmente, o por cédula, o por
telégrafo, anotándose en cualquiera de esos casos la constancia respectiva
en el expediente.”
“Artículo 80. Cuando no se pueda hacer la citación verbalmente, se
hará por cédula, la cual será entregada por personal del juzgado o por los
auxiliares del Ministerio Público directamente a la persona citada, quien
deberá firmar el recibo correspondiente en la copia de la cédula, o bien
estampar en ésta sus huellas digitales cuando no sepa firmar; si se negare
a hacerlo, el personal comisionado asentará este hecho y el motivo que el
citado expresare para su negativa.”

De las disposiciones legales transcritas, así como de lo expuesto en el


apartado anterior, se desprende que las citaciones por cédula proceden en
los casos en los que, al no poder citar a los sujetos procesales necesarios
en forma verbal (por no estar en una diligencia probatoria), el titular dicta un
proveído en el que ordena que se cite a los sujetos procesales necesarios
para que comparezcan al órgano jurisdiccional en una hora y fecha
determinadas.
5.10.4.2.2 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula cuando el
domicilio del sujeto procesal necesario está ubicado dentro de la residencia
del órgano jurisdiccional ante el que se tramita el juicio

El artículo 81 del Código Federal de Procedimientos Penales, establece:

“Artículo 81. En el caso de citación por cédula, cuando no se encuentre a


quien va destinada, se entregará en su domicilio o en el lugar en que
trabaje, y en el duplicado, que se agregará al expediente, se recogerá la
firma o huella digital de la persona que la reciba, o su nombre y la razón de
por qué no firmó o no puso su huella.- Si la persona que recibiere la citación
manifestare que el interesado está ausente, dirá dónde se encuentra y
desde cuando se ausentó, así como la fecha en que se espera su regreso, y
todo esto se hará constar para que el funcionario respectivo dicte las
providencias que fueren procedentes.- En los casos a los que se refiere el
párrafo precedente de este artículo, y el artículo anterior, el secretario o
actuario del tribunal o, en su caso, la policía judicial o el auxiliar del
Ministerio Público Federal, asentará en su razón los datos que hubiere
recabado para identificar a la persona a quien hubiese entregado la cédula.”

Del precepto transcrito se advierte que las citaciones por cédula pueden
practicarse en el domicilio de la persona que deba ser citada o en el lugar
en que ésta trabaje. Obviamente dicha disposición se refiere a las personas
que no estén privadas de su libertad, pues en caso contrario (por ejemplo
un testigo que esté privado de su libertad) el titular del órgano jurisdiccional
debe librar un oficio al director del penal en el que esté recluido el sujeto
procesal necesario, solicitándole que presente a éste en la reja de prácticas
del órgano jurisdiccional en una hora y fecha determinadas.

Ahora bien, una vez que el actuario judicial se constituye en el domicilio del
sujeto procesal necesario, a efecto de practicar la citación por cédula,
pueden presentarse las siguientes situaciones: a) que en la primera
búsqueda se encuentre al sujeto procesal necesario; b) que no encuentre a
dicho sujeto, pero la diligencia se entienda con algún pariente, familiar o
doméstico de aquél; c) que la diligencia se entienda con una persona
distinta de quien deba citarse, e informe que el interesado está ausente; y,
d) que nadie acuda al llamado del actuario judicial o que quien lo haga se
niegue a recibir la citación.

5.10.4.2.3 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula cuando el


actuario judicial encuentra al sujeto procesal necesario

Al igual que en las notificaciones, el actuario judicial, previamente a


practicar una citación, debe cerciorarse, por cualquier medio, de en que el
domicilio en el que se constituyó efectivamente puede ser localizado el
sujeto procesal necesario. Hecho lo anterior, procederá a practicar la
citación en términos del artículo 81 del Código Federal de Procedimientos
Penales. Así, el actuario judicial deberá: a) identificarse e informar a la
persona buscada el motivo de la diligencia; b) identificar al sujeto procesal
necesario; y, c) entregarle la cédula de cita.

Cabe precisar que el sujeto a quien se entregue la cédula de citación,


deberá firmar para constancia en la copia de la propia cédula. En caso de
que no sepa firmar, estampará su huella digital. Si la persona a quien se cita
se negare a firmar o a estampar su huella digital, el actuario judicial deberá
dejar constancia de tal hecho en la razón que al efecto levante y, de ser
posible, asentará el motivo en que la referida persona sustentó tal negativa.

Ahora bien, el artículo 75 del citado ordenamiento legal, dice:

“Artículo 75. La cédula y el telegrama contendrán: I.- La designación legal


de la autoridad ante la que deba presentarse el citado; II.- El nombre,
apellido y domicilio del citado si se supieren o, en caso contrario, los datos
de que se disponga para identificarlo; III.- El día, hora y lugar en que debe
comparecer; IV.- El medio de apremio que se empleará si no compareciere;
y V.- La firma o la transcripción de la firma del funcionario que ordene la
citación.”

Como se ve, el precepto transcrito establece los datos que debe contener la
cédula que se entrega a la persona que se cita. Al respecto, se estima que,
además de tales datos, pueden válidamente asentarse otros que den mayor
certeza a la práctica de la citación. Así, se estima que la cédula
correspondiente debe contener los siguientes datos (ver anexo 35):

1.- La mención de que es una cédula de citación.


2.- Número de causa penal en la que se ordena la citación.
3.- Lugar y fecha en que se practica la citación.
4.- Nombre y cargo del funcionario que practica la citación.
Por otra parte, además de la cédula de citación, el actuario debe levantar la
razón correspondiente. Ésta debe contener, por lo menos, los siguientes
datos (ver anexo 36):

1.- La mención de que se trata de una razón de citación por cédula.


2.- El número de causa penal.
3.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
sujeto procesal necesario.
4.- Nombre y apellidos del actuario judicial, así como la denominación del
órgano jurisdiccional al que está adscrito.
5.- Nombre y apellidos de la persona citada, así como la forma en que se
identificó.
6.- La circunstancia de que se entregó al sujeto procesal necesario la cédula
de citación respectiva y que se le hizo saber el día, hora y lugar donde
tendrá verificativo la diligencia, el objeto de ésta y el apercibimiento en caso
de incomparecencia.
7.- El hecho de que la persona citada firmó o estampó su huella digital en la
copia de la cédula de citación o, en su caso, de que se negó a ello pero que
sí recibió dicha cédula.

Tanto la cédula como la razón mencionadas deben agregarse a los autos


del expediente respectivo, a fin de que obre constancia de que se entregó
dicha cédula. A este respecto, se considera que tiene aplicación, por
analogía, la siguiente tesis:

“NOTIFICACIÓN PERSONAL EN MATERIA PENAL. ES REQUISITO


ESENCIAL QUE CONSTE EN AUTOS LA ENTREGA DE LA CÉDULA DE
NOTIFICACIÓN PARA TENER POR LEGAL LA DILIGENCIA, CUANDO NO
SE ENCUENTRE AL INTERESADO. El artículo 109 del Código Federal de
Procedimientos Penales establece los requisitos para llevar a cabo las
notificaciones personales en los domicilios designados por las partes,
precisando que en el caso de que no se encuentre el interesado, aquélla se
hará mediante cédula de notificación, la que contendrá el nombre del
juzgado en el cual se tramita, causa en la que se dicta, transcripción, en lo
conducente, de la resolución que se le notifique, fecha y hora de la
notificación y el nombre de la persona que la recibe, expresándose,
además, el motivo por el que no se hizo directamente al interesado, misma
que se dejará en poder de la persona que ahí resida, o bien, negándose a
recibirla o si no encuentra a nadie en el domicilio de que se trate, el
funcionario encargado para tal efecto, fijará dicha cédula en la puerta de
entrada. Sin embargo, no es suficiente para tener por legal la notificación
del requerimiento para que el reo se presente a rendir su declaración
preparatoria ante un juzgado federal, que el fedatario público asiente en su
razón que entrega la cédula de notificación a la persona con quien entiende
la diligencia, sino que además debe aparecer en el expediente tal
circunstancia, ya que ante la omisión en que incurre aquél de no agregar
copia de la cédula, no es posible tener la certeza jurídica de que el
interesado tuvo o no oportunidad de conocer el acuerdo en el que consten
los datos para acudir al llamado que se le hizo, pues no debe perderse de
vista que si el legislador previó que se cumpliera con esa formalidad, fue
con la finalidad de asegurar que las resoluciones de las autoridades
competentes, cuya notificación se ordene de manera personal, se hagan del
conocimiento de la parte a quien se dirige; en consecuencia, si la referida
diligencia no reúne los requisitos esenciales exigidos por el ordenamiento
legal en cita, ésta resulta ilegal y, por ende, violatoria de las garantías
consagradas en los artículos 14 y 16 constitucionales[14]”.

[14]Tesis aislada XX.2o.9 P, sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado


del Vigésimo Circuito, visible en la pág. 1091, del Tomo XIII, Abril de 2001,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IUS
2004, núm. reg. 189932.

5.10.4.2.4 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula en el caso


de que el actuario judicial no encuentre al sujeto procesal necesario, pero
sea atendido por otra persona
La forma en que debe proceder el actuario judicial en la hipótesis que se
expone, coincide con la manera en que aquél debe actuar al practicar una
notificación en el caso de que no encuentre al interesado pero entienda la
diligencia con otra persona. En tales condiciones, con el objeto de evitar
repeticiones innecesarias, se remite al alumno al apartado 5.8.1.2.2.

5.10.4.2.5 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula en el caso


de que al entenderse la diligencia con una persona diversa de quien debe
citarse, ésta informa que el sujeto procesal necesario está ausente

El artículo 81 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo


conducente, dispone:

“Artículo 81…Si la persona que recibiere la citación manifestare que el


interesado está ausente, dirá dónde se encuentra y desde cuando se
ausentó, así como la fecha en que se espera su regreso, y todo esto se
hará constar para que el funcionario respectivo dicte las providencias que
fueren procedentes.- En los casos a que se refiere el párrafo precedente de
este artículo, y el artículo anterior, el secretario o actuario del tribunal o, en
su caso, la policía judicial o el auxiliar del Ministerio Público Federal,
asentará en su razón los datos que hubiere recabado para identificar a la
persona a quien hubiese entregado la cédula.”

Como se ve, si la persona con la que el actuario entiende la diligencia,


sostiene que la persona buscada está ausente, aquél deberá levantar una
razón. Ésta deberá contener la siguiente información:

1.- El número de causa penal.


2.- Fecha y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre, apellidos del funcionario judicial que practicó la diligencia, así
como su cargo y órgano judicial al que está adscrito.
4.- La ubicación del domicilio en el que se constituyó y el nombre y apellidos
de la persona a citar.
5.- Nombre y apellidos de la persona con quien se entendió la citación, la
forma en que ésta se identificó y el hecho de que se le hizo saber el motivo
de la diligencia.
6.- La circunstancia de que se preguntó por el interesado y que la persona
que lo atendió manifestó que se encontraba ausente.
7.- El hecho de que el actuario judicial cuestionó a la persona con quien
entendió la diligencia, sobre cuál es el lugar en el que se encuentra la
persona a citar y la fecha en que ésta tiene programado regresar.
8.- Una descripción detallada de los rasgos físicos de la persona con la que
se entendió la diligencia.
9.- Firma de la persona con la que se entendió la diligencia. Si no supiere o
no quisiere firmar, se asentará tal circunstancia.
10.- Firma del actuario judicial.

Por otro lado, puede suceder que la persona con quien se entiende la
diligencia (distinta del sujeto procesal necesario) manifieste que la persona
que se busca ya no vive en esa casa y que desconoce el paradero de la
misma. En este supuesto, se estima que lo que debe hacer el actuario es
levantar una razón en la que haga constar tal situación. Con dicha razón se
deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional a efecto de que
determine lo conducente.

5.10.4.2.6 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula cuando


nadie acude al llamado del actuario judicial o quien lo hace se niega a
recibir la citación

En el referido Titulo Primero, Capítulo IX del Código Federal de


Procedimientos Penales (relativo a las citaciones), no se advierte
disposición alguna que establezca la forma en que debe proceder el
actuario judicial en este supuesto. No obstante, se estima que dicho
funcionario judicial, en este caso, debe actuar en la forma que se explicó en
el apartado 5.8.1.2.3., relativo a la práctica de las notificaciones cuando
nadie acude al llamado del actuario o quien lo hace se niega a recibir la
notificación. Se afirma lo anterior, pues según se dijo, la citación es una
especie de notificación.
5.10.4.2.7 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula a
particulares que pertenezcan a alguna rama del servicio público, militares o
empleados oficiales

El artículo 82 del Código Federal de Procedimientos Penales dice:

“Artículo 82. La citación a los militares y empleados oficiales, o particulares


en alguna rama del servicio público, se hará por conducto del superior
jerárquico respectivo, a menos que el éxito de la tramitación requiera que no
se haga así.”

Como se ve, los particulares que pertenezcan a alguna rama del servicio
público, los militares o los empleados oficiales, deben ser citados por
conducto de su superior jerárquico, a menos que el éxito de la citación
requiera que no se haga de esa forma. De lo anterior se infiere que es el
titular del órgano jurisdiccional el que determina si la citación
correspondiente debe hacerse personalmente con el sujeto procesal
necesario o por conducto de su superior jerárquico. En el primer caso, el
actuario judicial practicará la citación en los términos precisados en los
apartados anteriores (relativos a las citaciones por cédula). En el segundo
caso, la cédula de citación deberá entregarse precisamente al superior
jerárquico del sujeto procesal necesario.

Ahora bien, el titular del órgano jurisdiccional, al dictar el auto en el que


ordena que se cite al sujeto procesal necesario por conducto de su superior
jerárquico, puede o no establecer el cargo de éste. En caso de que no
establezca el cargo del superior jerárquico, el actuario judicial deberá
investigarlo. Para tal efecto, deberá consultar las leyes y reglamentos
correspondientes. Cabe precisar que en caso de que el actuario judicial no
tenga la certeza de cuál es el cargo del superior jerárquico por conducto de
quien se debe citar al sujeto procesal necesario, deberá hacerlo del
conocimiento del secretario encargado del trámite de la causa penal, a
efecto de éste informe al titular del órgano jurisdiccional.

Una vez que el actuario judicial conozca el cargo del superior jerárquico del
sujeto procesal necesario, procurará localizarlo a efecto de entregarle la
cédula de citación correspondiente. En caso de que el actuario judicial no
pueda entregar personalmente al referido superior jerárquico la cédula de
citación, levantará la razón correspondiente (en la que deberá asentar el
motivo que le impidió practicar la diligencia que se le encomendó) con la
que se deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional, con el objeto de
que determine lo conducente.

Por lo que respecta a los datos de la cédula y la razón que debe levantarse,
el actuario judicial debe observar lo expuesto en el apartado 5.10.4.2.3.

5.10.4.2.8 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula fuera del
lugar donde se tramita el proceso penal

El artículo 46 del Código Federal de Procedimientos Penales, en lo


conducente, dice:

“Artículo 46. Cuando tengan que practicarse diligencias judiciales fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal que conozca del asunto, se encomendará
su cumplimiento al de igual categoría del territorio jurisdiccional donde
deban practicarse.- Si las diligencias tuvieren que practicarse fuera del lugar
de la residencia del tribunal, pero dentro de su territorio jurisdiccional, y
aquél no pudiere trasladase, se encargará su cumplimiento al inferior del
mismo fuero, o a la autoridad judicial del orden común del lugar donde
deban practicarse.- Se empleará la forma de exhorto cuando se dirija a un
tribunal igual en categoría, y de requisitoria cuando se dirija a un inferior.”

De la disposición transcrita se desprenden dos supuestos, a saber: a)


cuando la diligencia deba practicarse fuera del lugar de la residencia del
órgano jurisdiccional ante el que se tramite el proceso; y, b) cuando la
diligencia deba practicarse fuera del territorio jurisdiccional del tribunal ante
el que se tramite el proceso.
En el primer supuesto, el titular del órgano jurisdiccional solicitará a un
órgano jurisdiccional del mismo fuero pero de inferior jerarquía o a la
autoridad judicial del fuero común que corresponda, que practique la
citación respectiva. Esta solicitud se hará mediante requisitoria. En el
segundo supuesto, deberá librar un exhorto a un órgano jurisdiccional de su
misma categoría, solicitándole que practique la citación correspondiente.

Ahora bien ¿cómo debe proceder el actuario del órgano jurisdiccional


exhortado? Dicho funcionario, al practicar la citación que se solicita en el
exhorto, debe proceder tal y como si la citación correspondiente hubiere
sido ordenada por el titular del órgano jurisdiccional al que se encuentra
adscrito, con la particularidad de que la razón o razones que levante con
motivo de la práctica de la citación, deberá agregarlas al expediente que se
haya formado con motivo del exhorto (en lugar de agregarlas al expediente
del proceso penal respectivo).

5.10.4.3 Citaciones por telégrafo

5.10.4.3.1 Procedimiento para practicar las citaciones por telégrafo

Para realizar dicha citación, el actuario judicial debe llevar consigo, por
duplicado, el oficio correspondiente, a fin de que uno de éstos se entregue
en la oficina que vaya a transmitirlo mediante telégrafo, en tanto que el otro
le sirva de acuse de recibo, en el que se estampará el sello de la referida
oficina.

Cabe destacar que, en la práctica, los telegramas enviados por los órganos
jurisdiccionales del Poder Judicial de la Federación son transmitidos en las
oficinas de telégrafos denominadas “Telecomm/Telégrafos”. Por tanto, es en
estas instalaciones donde el actuario judicial debe presentarlos. Ahora
bien ¿Qué datos debe contener el telegrama? Conforme al artículo 75 del
Código Federal de Procedimientos Penales el telegrama correspondiente
contendrá los mismos datos que la cédula de citación. En tales condiciones,
se remite al alumno al apartado 5.10.4.2.3.

5.10.4.4 Citaciones por teléfono

5.10.4.4.1 Su procedencia
Los artículos 78 y 79 del Código Federal de Procedimientos Penales,
establecen:
“Artículo 78. En caso de urgencia podrá hacerse la citación por telefonema
que transmitirá el funcionario de la policía judicial que practique las
diligencias o el secretario o actuario respectivo del tribunal que corresponda,
quienes harán la citación con las indicaciones a que se refieren las
fracciones I y III del artículo 75, asentando constancia en el expediente.-
Asimismo, podrá ordenarse por teléfono a la policía que haga la citación
cumpliéndose con los requisitos del mismo artículo 75.”

“Artículo 79. También podrá citarse por teléfono a la persona que haya
manifestado expresamente su voluntad para que les cite por ese medio,
dando el número del aparato al cual debe hablársele, sin perjuicio de que si
no es hallada en ese lugar o no se considera conveniente hacerlo de esa
manera se le cite por alguno de los medios señalados en este capítulo.”

De los citados preceptos se desprende que la citación por teléfono procede


cuando se actualiza alguno de los siguientes supuestos:

a) Que se trate de caso urgente; o,

b) Que la persona que deba ser citada exprese, por escrito, su voluntad
de que por teléfono se le informe el día y hora en que deberá comparecer
ante ha la autoridad judicial y además, que a dicho escrito le haya recaído el
acuerdo respectivo.

Los actuarios judiciales deben tener presente que, independientemente del


supuesto que se actualice, siempre es el titular del órgano jurisdiccional el
que ordena que una citación se practique por teléfono. De aquí que los
actuarios judiciales no deban, motu proprio, practicar una citación por ese
medio de comunicación.

5.10.4.4.2 Procedimiento para la práctica de la citación por teléfono

Por lo que respecta al supuesto precisado en el inciso a) del apartado que


antecede, debe decirse que una vez que el juez ordena que se practique
una citación por teléfono, el actuario judicial deberá proceder en los
términos del citado artículo 78 del código adjetivo penal federal, esto es,
deberá hacer la llamada correspondiente y sólo en el caso de que quien
responda afirme que es la persona buscada le: 1.- informará que es
funcionario judicial y el órgano jurisdiccional al que está adscrito; 2.- hará
saber el motivo de la llamada; 3.- precisará el día, lugar y hora en que debe
comparecer el sujeto procesal necesario; y, 4.- expondrá el objeto de la
diligencia. De lo anterior deberá levantar la razón correspondiente.

Un ejemplo de un caso urgente en el que procede la citación por teléfono,


se actualiza cuando el juez, para resolver la situación jurídica de un
indiciado, requiere la declaración de un testigo y, ante la inminencia de que
se venza el término constitucional, ordena al actuario judicial que cite por
teléfono al referido testigo. Cabe precisar que la orden de practicar la
citación por teléfono debe constar por escrito, ya sea en el acta que se
levante con motivo de una diligencia o en un proveído que dicte el titular del
órgano jurisdiccional.

Por otra parte, respecto de la hipótesis resumida en el inciso b) del apartado


anterior, conviene precisar que debe obrar en autos un escrito que acredite
que el sujeto procesal necesario expresó su voluntad de ser citado por
teléfono, así como el auto en el que se haya acordado de conformidad la
solicitud correspondiente.

Conviene precisar que en las hipótesis antes expuestas, si no se localiza


por teléfono a la persona a quien deba citarse, entonces, conforme al citado
artículo 79 del código adjetivo penal federal, el actuario judicial deberá
levantar la razón correspondiente con la que se dará cuenta al titular del
órgano jurisdiccional, quien, con vista en tal razón, determinará la forma en
que deba practicarse la citación.

5.10.4.5 Citaciones por edicto


5.10.4.5.1 Su procedencia
El artículo 83 del Código Federal de Procedimientos Penales, dispone:
“Artículo 83. Cuando se ignorare la residencia de la persona que debe ser
citada, se encargará a la policía que averigüe su domicilio y lo proporcione.
Si esta investigación no tuviere éxito y quien ordene la citación lo estimare
conveniente, podrá hacerlo por medio de un periódico de los de mayor
circulación.- Se agregará al expediente un ejemplar del periódico en la parte
que contiene la inserción, de modo que se identifique el periódico, la fecha
de publicación y la sección y página en la que ésta aparece.”

De la disposición legal transcrita se desprende que la citación por edicto


procede cuando se actualicen los dos supuestos siguientes: a) Que se
ignore la residencia de la persona que debe citarse; y, b) Que dicho
domicilio no se hubiere localizado aun después de haberse agotado la
investigación a que alude el citado precepto legal.

5.10.4.5.2 Procedimiento para practicar las citaciones por edicto

Del artículo 83 del Código Federal de Procedimientos Penales (que se


transcribió con anterioridad), se desprende que la práctica de la citación por
edicto consiste en la publicación, por una sola vez, del proveído que ordena
la citación. Tal publicación debe hacerse en un periódico de los de mayor
circulación nacional. Se estima que la publicación correspondiente debe
cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 75 del código procesal
mencionado, con excepción del previsto en la fracción IV (medio de apremio
que se impondrá en caso de que no comparezca la persona citada). Esto es
así, pues se considera que carece de sentido apercibir a quien se cita por
edicto, con imponerle un medio de apremio si no comparece, si en el
supuesto de que esto último suceda la autoridad judicial no podrá hacerlo
efectivo.

Una vez realizada la publicación, deberá agregarse a los autos de la causa


penal un ejemplar del periódico en la parte que contenga la inserción de la
resolución correspondiente, de modo que pueda identificarse el periódico, la
fecha de publicación, así como la sección y página en la que aquélla se
publicó.
5.11 Otras actuaciones judiciales en las que interviene el actuario judicial en
los procesos penales federales

5.11.1 Fe de objetos, instrumentos y productos del delito

En la práctica, el Ministerio Público que consigna la averiguación previa deja


a disposición del órgano judicial que conocerá de la misma, los objetos,
instrumentos o productos del delito que haya asegurado. En este caso, el
juzgador, al radicar el asunto ordena, entre otras cosas, que el actuario
judicial se constituya en el lugar donde la Representación Social dejó los
bienes asegurados, a fin de que haga constar de manera fehaciente cuáles
son los bienes y cuál es el estado en que se encuentran.

Al practicar la fe de objetos el actuario judicial debe observar lo siguiente:

a) Es necesario que lleve consigo un oficio firmado por el titular o


secretario del órgano judicial de que se trate, dirigido al encargado o titular
del lugar donde se constituirá. En tal oficio se hará saber que el actuario
judicial fue comisionado para dar fe de los objetos asegurados en la
averiguación previa que corresponda. Es importante que no se omita el dato
relativo al número de averiguación, pues con éste se identifican los objetos
en virtud de que en este caso fue el Ministerio Público quien los depositó en
ese lugar.

b) Una vez que se constituye en el lugar respectivo, debe presentar al


encargado del lugar el referido oficio, identificarse y solicitar que le pongan a
la vista los objetos asegurados.
c) Hecho lo anterior, procederá a levantar el acta correspondiente la
que deberá contener, por lo menos, los siguientes datos:
1.- El hecho de que se trata de un acta de fe de objetos.
2.- El lugar, día y hora en que se practicó la diligencia.
3.- Nombre y cargo del funcionario que practicó la diligencia, así como la
denominación del órgano judicial de su adscripción.
4.- El número de causa penal.
5.- Nombre y cargo de la persona que lo atendió, así como la forma en que
ésta se identificó.
6.- La circunstancia de que solicitó que se le pusieran a la vista los bienes
asegurados.
7.- La descripción de los bienes. Aquí debe quedar precisada la clase de
objeto, el número de serie (si lo tuviere), el estado en que se encuentra y,
en general, todos los datos que lo identifiquen.
8.- El hecho de que hizo saber a quien lo atendió que los objetos quedan a
disposición del órgano judicial de que se trate, así como el número de causa
con la que están relacionados.
9.- Firma del funcionario judicial.

Cabe destacar que el actuario judicial debe ser cuidadoso al describir los
objetos. Esto es así, pues puede suceder que algún bien asegurado
requiera de la opinión de un especialista para afirmar que es o no alguna
clase de sustancia. Por ejemplo, tratándose de un delito de posesión simple
de marihuana, por lo general, la representación social deja a disposición de
la autoridad judicial el citado estupefaciente. En este supuesto, el actuario
judicial, al dar fe de dicho narcótico no debe describirlo afirmando
contundentemente que se trata de marihuana, sino que puede exponer, por
ejemplo, que se trata de una hierba “al parecer marihuana”. Lo anterior,
pues para determinar con toda certeza si se trata o no de marihuana es
necesario que un especialista en estupefacientes emita el dictamen
correspondiente.

5.12 Notificaciones en el Código Nacional de Procedimientos Penales

Las notificaciones, según lo dispone el artículo 82 del Código Nacional de


Procedimientos Penales, se practicarán:

a) personalmente;
b) por lista;
c) por estrado o por boletín judicial según corresponda; y
d) por edictos.
Como se puede observar, las figuras que se contemplan son similares a las
que se prevén en otras materias, sin embargo, es necesario atender a sus
particularidades.
5.12.1 Notificaciones personales

El artículo 82, fracción I, del Código Nacional de Procedimientos Penales


señala que las notificaciones personalmente podrán ser:
a) En audiencia;
b) por alguno de los medios tecnológicos señalados por el interesado o
su representante;
c) en las instalaciones del órgano jurisdiccional, o
d) en el domicilio que éste establezca para tal efecto.
La novedad, por decirlo de alguna forma, en que ahora las notificaciones
podrán realizarse en la misma audiencia y las realizará el propio Juzgador.
Recordemos que el nuevo procedimiento penal está diseñado,
precisamente, a partir de audiencias. Por lo tanto, las determinaciones que
se emitan en dichas diligencias serán notificadas a todos los involucrados
en ese mismo momento.
Otra novedad lo es la notificación por medios tecnológicos, principalmente,
por correo electrónico.

5.12.1.1 Notificaciones personales en el domicilio

Siempre y en todos los casos debe levantarse acta circunstanciada de la


diligencia que se practique. Así, el notificador debe cerciorarse
primeramente de que el domicilio buscado es el mismo en el que se ha
constituido y, si el interesado o su representante se encuentran presentes,
previo a identificarlos, debe entregarles copia de la resolución que deba
notificarse. Asimismo, debe recabar su firma y asentar los datos del
documento con el que se identifican. Finalmente, en el acta de notificación,
también deben constar los datos del “servidor público” que practica la
notificación. Nótese que ya no se habla de Actuario.

En caso de que el interesado o su representante no se encuentren en la


primera notificación, debe dejarse citatorio con quien esté presente en el
domicilio para que el interesado espere a una hora fija al día siguiente. En
caso de que no se atienda al citatorio, la notificación se entenderá con quien
se encuentre presente en el domicilio y, en caso de que se negare a
recibirla o el domicilio se encontrare cerrado, se dejará instructivo que se
fijará en lugar visible.

5.12.2 Notificaciones por edictos

Los edictos tendrán lugar sólo cuando se desconozca la identidad o el


domicilio del interesado. Se publicarán por una sola ocasión en un medio de
publicación oficial de la Federación y en un periódico de circulación
nacional. Deben contener un resumen de la resolución que deba notificarse.

5.12.3 ¿Cuándo surten efectos?


a) Las notificaciones personales (artículo 82, fracción I, del Código Nacional
de Procedimientos Penales) surtirán efectos al día siguiente en que se
hubieren practicado.
b) Las notificaciones por lista, estrado o boletín judicial según corresponda,
así como las practicadas por edictos (artículo 82, fracciones II y III, del
Código Nacional de Procedimientos Penales) surtirán efectos al día
siguiente de su publicación.
c) Las notificaciones realizadas por medios electrónicos (artículo 87 del
Código Nacional de Procedimientos Penales) surtirán efectos el mismo día
a aquel en que por sistema se confirme que se recibió el archivo electrónico
correspondiente.
d) Cuando la notificación se realice por correo certificado (artículo 87,
párrafo segundo, del Código Nacional de Procedimientos Penales) el plazo
correrá a partir del día siguiente en que fuere recibida la notificación.

5.12.4 Medios de notificación


El Código Nacional de Procedimientos Penales abre la puerta para el uso
de cualquier medio electrónico en las notificaciones, con la única salvedad
de asegurar que se hagan en tiempo y se transmitan con claridad, precisión
y en forma completa. En estos casos, se prevé el uso de la firma digital.

5.12.5 Reglas generales y lugar para las notificaciones

a) Las resoluciones deben notificarse dentro de las veinticuatro horas


siguientes a que se hayan dictado.
b) Las personas que se presenten en la audiencia en donde se dicte la
resolución o se desahoguen las respectivas diligencias se tendrán por
notificadas.
c) Las partes deben señalar domicilio dentro del lugar en donde se
sustancie el procedimiento y, en su caso, manifestar sobre la forma más
conveniente para ser notificadas (medios electrónicos).
d) El agente del Ministerio Público, así como el defensor y el asesor jurídico,
cuando sean públicos, serán notificados en sus respectivas oficinas,
siempre que se encuentren dentro de la jurisdicción del órgano
jurisdiccional, o bien, a través del medio electrónico que hayan señalado.
e) El imputado, si estuviere detenido, será notificado en el lugar de su
detención.
f) Las partes que no señalen domicilio o medio para ser notificadas, o no
informen el cambio, serán notificadas por lista, estrado o boletín judicial
según corresponda.
g) Si el imputado tuviere varios defensores o la víctima u ofendido varios
asesores jurídicos, deberá notificarse al representante común, si lo hubiere,
sin perjuicio de que los otros acudan a ser notificados.

5.12.6 Validez y nulidad de las notificaciones

Validez. La notificación surtirá efectos legales si la persona que deba ser


notificada se muestra sabedora de la misma, pese a que no se hubiese
practicado en la forma prevista por el Código.

Nulidad. La notificación será nula si no se cumplieron las formalidades


previstas en el Código y además causen indefensión a quien deba ser
notificado.

5.13 Citaciones en el Código Nacional de Procedimientos Penales

El Código Nacional de Procedimientos Penales distingue entre


notificaciones y citaciones. Una notificación se refiere al conocimiento que la
autoridad hace del contenido de alguna resolución que ha emitido. La
citación ocurre cuando la autoridad solicita la presencia de alguien para la
práctica de un determinado acto procesal.
En este sentido, el artículo 91 del Código Nacional de Procedimientos
Penales señala que cuando la autoridad necesite citar a alguien puede
ordenarlo mediante oficio, correo certificado o telegrama, pero por lo menos
con cuarenta y ocho horas de anticipación a la celebración del acto. Los
testigos y peritos podrán ser citados por teléfono cuando expresamente así
lo hayan solicitado.

En principio toda persona está obligada a presentarse cuando sea citada,


sin embargo, de conformidad con el artículo 90 del Código Nacional de
Procedimientos Penales, quedan exceptuados:

a) El Presidente de la República;
b) el Consejero Jurídico del Ejecutivo;
c) los Magistrado y Jueces;
d) las personas imposibilitadas físicamente ya sea por su edad, por
enfermedad grave o alguna otra que dificulte su comparecencia.

Así como los servidores públicos a que se refieren los párrafos primero y
quinto del artículo 111 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, es decir:

e) Los diputados y senadores al Congreso de la Unión;


f) los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación;
g) los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral;
h) los consejeros de la Judicatura Federal;
i) los Secretarios de Despacho;
j) los diputados a la Asamblea del Distrito Federal;
k) el Jefe de Gobierno del Distrito Federal;
l) el Fiscal General de la República;
m) el Procurador General de Justicia del Distrito Federal;
n) el Consejero Presidente y los Consejeros electorales del Consejo
General del Instituto Nacional Electoral;
o) los Gobernadores de los Estados;
p) los Diputados Locales;
q) los Magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia de los
Estados; y
r) los miembros de los Consejos de las Judicaturas Locales.

No obstante, señala el Código que cuando se tenga que examinar a dichos


funcionarios, podrá disponerse que su testimonio se desahogue por
sistemas de reproducción a distancia. Lo que debe ocurrir en sesión
privada.

Cuando se trate de servidores públicos distintos a los señalados en el


apartado anterior, la citación se hará por conducto del superior jerárquico,
salvo que se determine una forma distinta para garantizar su éxito.
5.13.1 ¿Qué debe contener una citación?

El artículo 91 del Código Nacional de Procedimientos Penales señala


expresamente que la citación deberá contener:

I. La autoridad y el domicilio ante la que deberá presentarse;


II. el día y hora en que debe comparecer;
III. el objeto de la misma;
IV. el procedimiento del que se deriva;
V. la firma de la autoridad que la ordena, y
VI. el apercibimiento de la imposición de un medio de apremio de
incumplimiento.

5.14 Citación al imputado

Por disposición expresa, cuando se deba citar al imputado se deberá citar


igualmente a su defensor.
Su citación, señala el artículo 92 del Código Nacional de Procedimientos
Penales, deberá contener, además de los requisitos ya señalados: el
domicilio, el número telefónico y, en su caso, los datos necesarios para
comunicarse con la autoridad que ordene la citación.
ANEXO 29

NOTIFICACIÓN PERSONAL (PROCESO PENAL)


CAUSA PENAL _______.

En la Ciudad de México, a las ___________horas con _______


minutos, del _______ de _______de dos mil_____, el suscrito licenciado (a)
____________, Actuario Judicial adscrito al Juzgado ______________, me
constituí con las formalidades de ley en el domicilio ubicado en
________________, a fin de notificar personalmente a _______________,
procesado en la causa al rubro indicado, la resolución de _______ de
__________ de dos mil ________, dictada en los autos del referido proceso.
Acto continuo, previamente cerciorado de que me constituí en el domicilio
correcto, por así advertirlo de la nomenclatura de la calle y del número
exterior del citado inmueble, toqué la puerta del mismo y fui atendido por
quien dijo llamarse _________, esto es, el propio inculpado, ante quien me
identifiqué e informé el motivo de la diligencia. Enseguida, solicité a dicho
encausado que se identificara, lo que hizo mediante _____________, la cual
contiene su nombre y una fotografía que concuerda con sus rasgos
fisonómicos, misma que le devolví por ser innecesaria su retención. Hecho lo
anterior, procedí a notificar personalmente al inculpado la resolución de que se
trata, entregándole copia simple de ésta. El imputado recibió de conformidad
dicha copia y expuso quedar enterado de su contenido, firmando para
constancia la presente acta, en unión del suscrito.- Doy fe.
________________________________
Firma de quien recibe (nombre, apellido y rúbrica).
_______________________________
El Actuario Judicial (nombre, apellido y rúbrica).

ANEXO 30
PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN

JUZGADO ____________________DE DISTRITO

DE PROCESOS PENALES FEDERALES EN LA CIUDAD DE MÉXICO.

ANEXO A LAS INSTALACIONES DEL RECLUSORIO PREVENTIVO VARONIL ORIENTE.

CÉDULA DE NOTIFICACIÓN
NOMBRE DEL INTERESADO: _______________________

DOMICILIO:_______________________________________

En la causa penal _________/2004-V, instruida contra ________, se dictó el


auto de fecha ________ de _______ de dos mil cinco, que en la parte conducente
dice:

(Transcripción en lo conducente del proveído de que se trate. En la práctica


se acostumbra además dejar copia simple del acuerdo).

Lo que notifico a usted mediante esta cédula. Lo anterior, por no haberlo


encontrado en el referido domicilio, a fin de notificarle personalmente la resolución
mencionada. Dejo el presente documento en poder de _______________, quien
dijo ser __________________________ del interesado y se identificó con
_________________.

Lo cual realizo hoy a las _________ horas con___________ minutos.

Ciudad de México, a _____ de ______ de dos mil _______.

________________________________________
Firma de quien recibe la cédula

(Nombre, apellidos y rúbrica).

__________________________________

Firma del Actuario Judicial

(Nombre, apellidos y rúbrica).

ANEXO 31
RAZÓN DE CÉDULA
CAUSA PENAL _____________

En la Ciudad de México, siendo las ______ horas con _____ minutos del
día _____ de _______ de dos mil ______, el suscrito licenciado _____________,
Actuario Judicial adscrito al Juzgado ________ de Distrito de Procesos Penales
Federales en la Ciudad de México, me constituí con las formalidades de ley en el
domicilio ubicado en __________, a fin de notificar a ____________, defensor
particular del inculpado _____________, el auto de _________ de ___________
de dos mil _______, dictado en la causa penal al rubro indicado. Cerciorado de
que el referido domicilio era el correcto, pues así lo advertí de la placa oficial
colocada en la esquina de dicha calle y del número de la casa, procedía a tocar la
puerta del mismo. A mi llamado acudió quien dijo llamarse ____________ y ser
______________ del interesado, así como se identificó con credencial
______________, en la que obra su nombre y fotografía que concuerda con sus
rasgos fisonómicos. Acto seguido, me identifiqué, informé el motivo de mi
presencia y requerí la presencia de la persona buscada. La citada persona me
informó que el interesado no se encontraba en ese momento, pero que
efectivamente en ese domicilio podía ser localizado, pues ahí era su despacho.
Así las cosas, de conformidad con el artículo 109 del Código Federal de
Procedimientos Penales, procedí a notificar mediante cédula al interesado,
misma que entregué a la persona que me atendió. Esta última recibió de
conformidad la cédula referida y firmó en el duplicado y triplicado de ésta.-
Conste.- Doy fe.

________________________________

Firma del Actuario Judicial

ANEXO 32
NOTIFICACIÓN POR COMPARECENCIA
(PROCESO PENAL)

CAUSA PENAL _____.

En la Ciudad de México, a las ____________ horas con _________


minutos, del _________ de _________de dos mil_______, el suscrito
licenciado _____________, Actuario Judicial adscrito al juzgado
________________, estando en el local que ocupa dicho órgano judicial,
comparece en el mismo __________, en su carácter de _____________,
quien se identifica con __________, la cual contiene su nombre y una
fotografía que concuerda con los rasgos fisonómicos del compareciente,
documento que en este momento le devuelvo por considerar innecesaria su
retención. Acto seguido, el compareciente manifiesta que el motivo de su
presencia es que se le notifique personalmente el auto de ______________
dictado en la causa penal al rubro indicada. Enseguida, con fundamento en el
artículo 109 del Código Federal de Procedimientos Penales, le notifico el
proveído de _______________ de ___________ de dos mil _____________,
dictado la citada causa penal y le entrego copia simple de aquél. Hecho lo
anterior, el compareciente se da por notificado y firma la presente acta en
unión del suscrito.- Doy fe.

________________________________

Firma del compareciente

________________________________

Firma del Actuario Judicial

ANEXO 33

NOTIFICACIÓN POR LISTA


JUZGADO _________ DE DISTRITO _________

LISTA DE NOTIFICACIÓN PUBLICADA A LAS NUEVE HORAS DEL CATORCE DE


DICIEMBRE DE DOS MIL CUATRO.

CAUSA INCULPADO FECHA DE LA SÍNTESIS DE RESOLUCIÓN


PENAL RESOLUCIÓN
101/2003 Leonardo 13 de diciembre de 2004 Se tiene por recibida ficha signalética.
García Trejo.
14/2004 Jorge Lara 13 de diciembre de 2004 Se tiene por recibido estudio de
Estrada. personalidad del inculpado.
104/2002 Esteban Arce 13 de diciembre de 2004. Se ordena expedir las copias certificadas
Mendoza. solicitadas por la defensa.

Sello del
juzgado
LICENCIADO _______________
ACTUARIO JUDICIAL.
ANEXO 34
Oficio____
Causa penal _____

Coordinador General de Servicios Periciales de la Procuraduría General


de Justicia de la Ciudad de México.

Por este medio informo a Usted que en resolución de ____ de ____ de


dos mil cinco, dictada en los autos de la causa penal al rubro indicada, se
decretó auto de formal prisión a __________, por el delito de ____________.
Por tal motivo, con fundamento en los artículos 41, párrafo primero, y 165, del
Código Federal de Procedimientos Penales, lo requiero para que en el plazo de
cinco días hábiles, contados a partir del siguiente al en que reciba el presente
oficio, remita a esta autoridad judicial la ficha signalética del procesado de
que se trata, así como informe si éste cuenta o no con antecedentes penales por
delitos del fuero común. Lo apercibo que en caso de incumplir lo ordenado, se
le impondrá como medio de apremio una multa equivalente a veinte días de
salario mínimo general vigente en esta ciudad capital, conforme a lo dispuesto
en el diverso artículo 44, fracción I, del código adjetivo invocado.
No omito informarle que el citado inculpado está interno en el
Reclusorio Preventivo Varonil Oriente. Esto, a fin de que proceda a
identificarlo administrativamente.
Sin más por el momento, reciba un cordial saludo.

Ciudad de México, a ______ de ______ de dos mil ___.


A t e n t a m e n t e.
El Juez ________ de Distrito de Procesos Penales Federales en la Ciudad
de México.

Licenciado __________________.

ANEXO 35
CÉDULA DE CITA

Nombre del interesado:

Domicilio del interesado:

La presente cédula de cita se dirige a Usted, a fin de que comparezca a


las ____ horas del ____ de_____ de dos mil cinco, en el local del Juzgado
____ de Distrito de Procesos Penales Federales en la Ciudad de México,
ubicado en ____________, a fin de que intervenga en el desahogo de una
diligencia de carácter judicial. Lo anterior, toda vez que Usted fue señalado
como testigo de los hechos materia de la causa penal ____, del índice de este
órgano judicial, instruida contra __________. En tal virtud, es necesario que
en el día y hora señalados, comparezca con una identificación oficial vigente.
Lo apercibo que en caso de incomparecencia se le impondrá como medio de
apremio, una multa equivalente a veinte días de salario mínimo general
vigente en esta área geográfica, de conformidad con el artículo 44, fracción I
del Código Federal de Procedimientos Penales.

Ciudad de México, a ____ de ___ de dos mil ___.

A t e n t a m e n t e.

El Juez _________ de Distrito de Procesos Penales Federales en la Ciudad de


México.

Licenciado _____________.

ANEXO 36
RAZÓN DE CÉDULA DE CITA
CAUSA PENAL _____________

En la Ciudad de México, siendo las ______ horas con _____ minutos


del _____ de _______ de dos mil ______, el suscrito licenciado
_____________, Actuario Judicial adscrito al Juzgado ________ de Distrito de
Procesos Penales Federales en la Ciudad de México, me constituí con las
formalidades de ley en el domicilio ubicado en __________, a fin de
comunicar a ____________, la cita ordenada en auto de _________ de
___________ de dos mil _______, dictado en la causa penal al rubro
indicada. Cerciorado de que el referido domicilio era el correcto, pues así lo
advertí de la placa oficial colocada en la esquina de dicha calle y del número
de la casa, procedí a tocar la puerta del mismo. A mi llamado acudió quien
dijo llamarse ____________, esto es, la persona buscada. Acto seguido, me
identifiqué, informé el motivo de mi presencia y solicité a dicha persona que
se identificara, lo que hizo mediante una credencial ______________, en la
que obraba su nombre y una fotografía que concordaba con sus rasgos
fisonómicos. Por lo anterior, procedí a practicar la citación a dicho
interesado, a quien le informé que en su calidad de testigo debía comparecer
el ___ de ____, a las ____ horas, en el local del referido órgano judicial,
ubicado en ___________. Asimismo, le hice del conocimiento que era
necesario que llevase consigo una identificación oficial vigente y que en caso
de incomparecencia se haría acreedor a una multa equivalente a veinte días
de salario mínimo general vigente en esta ciudad. En consecuencia, en
términos del artículo 80 del Código Federal de Procedimientos Penales, dejé
en poder del interesado la cédula de cita respectiva, quien la recibió de
conformidad, así como manifestó quedar enterado de la cita y firmó en el
duplicado y triplicado de la cédula de referencia para constancia.- Conste.-
Doy fe.

________________________________

Firma del Actuario Judicial

(Nombre, apellidos y rúbrica).

RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA DE LOS ACTUARIOS JUDICIALES

Los dos primeros párrafos del artículo 94 de la Constitución General, dicen:


“Artículo 94. Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación, en
una Suprema Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral, en Tribunales Colegiados
y Unitarios de Circuito y en Juzgados de Distrito. La administración, vigilancia y
disciplina del Poder Judicial de la Federación, con excepción de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, estarán a cargo del Consejo de la Judicatura Federal en
los términos que, conforme a las bases que señala esta Constitución, establezcan
las leyes…”

Del citado precepto constitucional se desprende que la disciplina del Poder


Judicial de la Federación (con excepción de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación) está a cargo del Consejo de la Judicatura Federal. Por otra parte, como el
Tribunal Electoral goza de autonomía, tampoco está a cargo del Consejo la
disciplina de sus miembros. En relación con la facultad disciplinaria del Consejo de
la Judicatura Federal, la fracción XII del artículo 81 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación, establece:

“Artículo 81.- Son atribuciones del Consejo de la Judicatura Federal: (…)


XII. Resolver sobre las quejas administrativas y sobre la responsabilidad de
servidores públicos en términos de lo que dispone esta Ley incluyendo aquellas
que se refieran a la violación de los impedimentos previstos en el artículo 101 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos por parte de los
correspondientes miembros del Poder Judicial de la Federación, salvo los que se
refieran a los miembros de la Suprema Corte de Justicia…”

Por otra parte, los párrafos cuarto y octavo del artículo 100 constitucional,
dicen:

“Artículo 100. (…) El Consejo funcionará en Pleno o en comisiones. El Pleno


resolverá sobre la designación, adscripción, ratificación y remoción de magistrados
y jueces, así como de los demás asuntos que la ley determine... De conformidad
con lo que establezca la Ley, el Consejo estará facultado para expedir acuerdos
generales para el adecuado ejercicio de sus funciones. La suprema Corte de
Justicia podrá solicitar al Consejo la expedición de aquellos acuerdos generales
que considere necesarios para asegurar un adecuado ejercicio de la función
jurisdiccional federal. El Pleno de la Corte también podrá revisar y, en su caso,
revocar los que el Consejo aprueba, por mayoría de cuando menos ocho votos. La
Ley establecerá los términos y procedimientos para el ejercicio de estas
atribuciones...”
Como se ve, el Consejo de la Judicatura Federal -que funciona en Pleno o
en comisiones- está facultado para expedir acuerdos generales para el adecuado
ejercicio de sus funciones. Con fundamento en el citado precepto constitucional, el
Pleno del Consejo de la Judicatura Federal expidió el Acuerdo General por el que
se expide el similar que reglamenta la organización y funcionamiento del propio
Consejo; y reforma y deroga diversas disposiciones de otros acuerdos generales
(publicado en el Diario Oficial de la Federación el 22 de noviembre de 2013). El
artículo 44, fracciones I y IV del referido Acuerdo General, establecen:

"Artículo 44. La Comisión de Disciplina tiene las siguientes atribuciones: I. Conocer


de todos los procedimientos administrativos de responsabilidad en contra de
magistrados de Circuito y jueces de Distrito y demás servidores públicos, en los
términos que establezca el Acuerdo General en materia de responsabilidades
administrativas correspondiente; IV. Someter a consideración del Pleno los
proyectos de dictámenes relativos a las visitas de inspección e informes
circunstanciados, en los que oficiosamente se advierta la existencia de una
probable falta administrativa.”

Como se puede observar, es la Comisión de Disciplina del Consejo la facultada


para resolver los procedimientos de responsabilidad administrativa.

Ahora bien, el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, en sesión


ordinaria de treinta de octubre de dos mil, aprobó el punto de acuerdo que a
continuación se transcribe:

“DIS/003.- CONSULTA QUE FORMULA SOBRE EL ÓRGANO


COMPETENTE PARA CONOCER DE LA RESPONSABILIDAD DE
SECRETARIOS, ACTUARIOS Y DEMÁS PERSONAL ADSCRITO A LOS
JUZGADOS DE DISTRITO Y TRIBUNALES DE CIRCUITO. El Pleno del Consejo
de la Judicatura Federal, en relación con la consulta que realiza la licenciada
Adriana Leticia Campuzano Gallegos, Secretaria Ejecutiva de Disciplina de este
Cuerpo Colegiado, sobre el órgano competente para conocer de la
responsabilidad de secretarios, actuarios y demás personal adscrito a los
Juzgados de Distrito y Tribunales de Circuito, de conformidad con lo dispuesto en
la parte final del párrafo cuarto del artículo 97 de la Constitución General de la
República, que establece que los Magistrados y Jueces nombrarán y removerán a
los respectivos funcionarios y empleados de los Tribunales de Circuito y de los
Juzgados de Distrito, conforme a lo que establezca la ley respecto de la carrera
judicial, y con apoyo en el criterio adoptado por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver el once de agosto de mil novecientos noventa y
ocho, el recurso de revisión 3263/97, por unanimidad de siete votos, determinó
que la facultad para conocer de las faltas administrativas de los secretarios,
actuarios y demás personal adscrito a los Juzgados de Distrito y Tribunales de
Circuito corresponde a los titulares de estos últimos. Asimismo se dispuso que el
acuerdo anterior se comunique a la Comisión Substanciadora Única del Poder
Judicial de la Federación para que tome nota del mismo.- Se ordenó que la
documentación presentada se agregue al apéndice de la presente acta como
anexo número diecisiete.”

Como se ve, corresponde a los titulares de los órganos jurisdiccionales


tramitar y resolver los procedimientos de responsabilidad administrativa instruidos
en contra de actuarios judiciales. Cabe precisar que el Consejo de la Judicatura
Federal ha establecido que esta regla tiene una excepción. Se actualiza cuando la
conducta que se atribuye a un actuario judicial está vinculada con la causa de
responsabilidad que se imputa a un juez o magistrado. En estos casos, el órgano
competente para conocer del procedimiento administrativo de responsabilidad es
el propio Consejo, a través de la Comisión de Disciplina o del Pleno, según
corresponda.

6.2 Marco jurídico en materia de responsabilidad administrativa de servidores


públicos del Poder Judicial de la Federación

En los procedimientos administrativos de responsabilidad instruidos contra


servidores públicos del Poder Judicial de la Federación, son aplicables los
siguientes ordenamientos:

1.- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.


2.- Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
3.- Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores.
4.- Acuerdo General por el que se expide el similar que reglamenta la
organización y funcionamiento del propio Consejo; y reforma y deroga diversas
disposiciones de otros acuerdos generales.

6.3 Causas de responsabilidad administrativa de los servidores públicos del Poder


Judicial de la Federación

En la Constitución General de la República se prevén algunas causas de


responsabilidad administrativa de los servidores públicos del Poder Judicial de la
Federación. En efecto, el párrafo primero del artículo 101 constitucional, establece:
“Artículo 101. Los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, los Magistrados de
Circuito, los Jueces de Distrito, los respectivos secretarios, y los Consejeros de la
Judicatura Federal, así como los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal
Electoral, no podrán, en ningún caso, aceptar ni desempeñar empleo o encargo de
la Federación, de los Estados, del Distrito Federal o de particulares, salvo los
cargos no remunerados en asociaciones científicas, docentes, literarias o de
beneficencia.”

Por otra parte, las causas de responsabilidad administrativa en las que pueden
incurrir los actuarios del Poder Judicial de la Federación, están previstas en el
artículo 131 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y en el artículo
8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores
Públicos. Tales preceptos, en lo conducente, establecen:

“Artículo 131. Serán causas de responsabilidad para los servidores públicos del
Poder Judicial de la Federación: I. Realizar conductas que atenten contra la
independencia de la función judicial, tales como aceptar o ejercer consignas,
presiones, encargos o comisiones, o cualquier acción que genere o implique
subordinación respecto de alguna persona, del mismo u otro poder; II. Inmiscuirse
indebidamente en cuestiones del orden jurisdiccional que competan a otros
órganos del Poder Judicial de la Federación; III. Tener una notoria ineptitud o
descuido en el desempeño de las funciones o labores que deban realizar; IV.
Impedir en los procedimientos judiciales que las partes ejerzan los derechos que
legalmente les correspondan en los procedimientos; V. Conocer de algún asunto o
participar en algún acto para el cual se encuentren impedidos; VI. Realizar
nombramientos, promociones o ratificaciones infringiendo las disposiciones
generales correspondientes; VII. No poner en conocimiento del Consejo de la
Judicatura Federal cualquier acto tendiente a vulnerar la independencia de la
función judicial; VIII. No preservar la dignidad, imparcialidad y profesionalismo
propios de la función judicial en el desempeño de sus labores; IX. Emitir opinión
pública que implique prejuzgar sobre un asunto de su conocimiento; X. Abandonar
la residencia del tribunal de circuito o juzgado de distrito al que esté adscrito, o
dejar de desempeñar las funciones o las labores que tenga a su cargo; XI. Las
previstas en el artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas
de los Servidores Públicos, siempre que no fueren contrarias a la naturaleza de la
función jurisdiccional; XII. Incumplir las disposiciones constitucionales y legales en
materia de propaganda y de informes de labores o de gestión, y XIII. Las demás
que determine la ley.”

“Artículo 8.- Todo servidor público tendrá las siguientes obligaciones: I.- Cumplir el
servicio que le sea encomendado y abstenerse de cualquier acto u omisión que
cause la suspensión o deficiencia de dicho servicio o implique abuso o ejercicio
indebido de un empleo, cargo o comisión; II.- Formular y ejecutar los planes,
programas y presupuestos correspondientes a su competencia, y cumplir las leyes
y la normatividad que determinen el manejo de recursos económicos públicos; III.-
Utilizar los recursos que tenga asignados y las facultades que le hayan sido
atribuidas para el desempeño de su empleo, cargo o comisión, exclusivamente
para los fines a que están afectos; IV.- Rendir cuentas sobre el ejercicio de las
funciones que tenga conferidas y coadyuvar en la rendición de cuentas de la
gestión pública federal, proporcionando la documentación e información que le sea
requerida en los términos que establezcan las disposiciones legales
correspondientes; V.- Custodiar y cuidar la documentación e información que por
razón de su empleo, cargo o comisión, tenga bajo su responsabilidad, e impedir o
evitar su uso, sustracción, destrucción, ocultamiento o inutilización indebidos; VI.-
Observar buena conducta en su empleo, cargo o comisión, tratando con respeto,
diligencia, imparcialidad y rectitud a las personas con las que tenga relación con
motivo de éste; VII.- Comunicar por escrito al titular de la dependencia o entidad
en la que preste sus servicios, las dudas fundadas que le suscite la procedencia
de las órdenes que reciba y que pudiesen implicar violaciones a la Ley o a
cualquier otra disposición jurídica o administrativa, a efecto de que el titular dicte
las medidas que en derecho procedan, las cuales deberán ser notificadas al
servidor público que emitió la orden y al interesado; VIII.- Abstenerse de ejercer
las funciones de un empleo, cargo o comisión, por haber concluido el período para
el cual se le designó, por haber sido cesado o por cualquier otra causa legal que
se lo impida; IX.- Abstenerse de disponer o autorizar que un subordinado no asista
sin causa justificada a sus labores, así como de otorgar indebidamente licencias,
permisos o comisiones con goce parcial o total de sueldo y otras percepciones; X.-
Abstenerse de autorizar la selección, contratación, nombramiento o designación
de quien se encuentre inhabilitado por resolución de autoridad competente para
ocupar un empleo, cargo o comisión en el servicio público; XI.- Excusarse de
intervenir, por motivo de su encargo, en cualquier forma en la atención, tramitación
o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios,
incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge
o parientes consanguíneos o por afinidad hasta el cuarto grado, o parientes civiles,
o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de
negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas
antes referidas formen o hayan formado parte. El servidor público deberá informar
por escrito al jefe inmediato sobre la atención, trámite o resolución de los asuntos
a que hace referencia el párrafo anterior y que sean de su conocimiento, y
observar sus instrucciones por escrito sobre su atención, tramitación y resolución,
cuando el servidor público no pueda abstenerse de intervenir en ellos; XII.-
Abstenerse, durante el ejercicio de sus funciones, de solicitar, aceptar o recibir,
por sí o por interpósita persona, dinero, bienes muebles o inmuebles mediante
enajenación en precio notoriamente inferior al que tenga en el mercado ordinario,
donaciones, servicios, empleos, cargos o comisiones para sí, o para las personas
a que se refiere la fracción XI de este artículo, que procedan de cualquier persona
física o moral cuyas actividades profesionales, comerciales o industriales se
encuentren directamente vinculadas, reguladas o supervisadas por el servidor
público de que se trate en el desempeño de su empleo, cargo o comisión y que
implique intereses en conflicto. Esta prevención es aplicable hasta un año después
de que se haya retirado del empleo, cargo o comisión. Habrá intereses en conflicto
cuando los intereses personales, familiares o de negocios del servidor público
puedan afectar el desempeño imparcial de su empleo, cargo o comisión. Una vez
concluido el empleo, cargo o comisión, el servidor público deberá observar, para
evitar incurrir en intereses en conflicto, lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley; En el
caso del personal de los centros públicos de investigación, los órganos de
gobierno de dichos centros, con la previa autorización de su órgano de control
interno, podrán determinar los términos y condiciones específicas de aplicación y
excepción a lo dispuesto en esta fracción, tratándose de los conflictos de intereses
que puede implicar las actividades en que este personal participe o se vincule con
proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico en relación con
terceros de conformidad con lo que establezca la Ley de Ciencia y Tecnología;
XIII.- Desempeñar su empleo, cargo o comisión sin obtener o pretender obtener
beneficios adicionales a las contraprestaciones comprobables que el Estado le
otorga por el desempeño de su función, sean para él o para las personas a las que
se refiere la fracción XI; XIV.- Abstenerse de intervenir o participar indebidamente
en la selección, nombramiento, designación, contratación, promoción, suspensión,
remoción, cese, rescisión del contrato o sanción de cualquier servidor público,
cuando tenga interés personal, familiar o de negocios en el caso, o pueda derivar
alguna ventaja o beneficio para él o para las personas a las que se refiere la
fracción XI; XV.- Presentar con oportunidad y veracidad las declaraciones de
situación patrimonial, en los términos establecidos por la Ley; XVI.- Atender con
diligencia las instrucciones, requerimientos o resoluciones que reciba de la
Secretaría, del contralor interno o de los titulares de las áreas de auditoría, de
quejas y de responsabilidades, conforme a la competencia de éstos; XVII.-
Supervisar que los servidores públicos sujetos a su dirección, cumplan con las
disposiciones de este artículo; XVIII.- Denunciar por escrito ante la Secretaría o la
contraloría interna, los actos u omisiones que en ejercicio de sus funciones llegare
a advertir respecto de cualquier servidor público que pueda constituir
responsabilidad administrativa en los términos de la Ley y demás disposiciones
aplicables; XIX.- Proporcionar en forma oportuna y veraz, toda información y datos
solicitados por la institución a la que legalmente le competa la vigilancia y defensa
de los derechos humanos. En el cumplimiento de esta obligación, además, el
servidor público deberá permitir, sin demora, el acceso a los recintos o
instalaciones, expedientes o documentación que la institución de referencia
considere necesario revisar para el eficaz desempeño de sus atribuciones y
corroborar, también, el contenido de los informes y datos que se le hubiesen
proporcionado; XIX-A.- Responder las recomendaciones que les presente la
institución a la que legalmente le competa la vigilancia y defensa de los derechos
humanos, y en el supuesto de que se decida no aceptar o no cumplir las
recomendaciones, deberá hacer pública su negativa, fundándola y motivándola en
términos de lo dispuesto por el Apartado B, del artículo 102 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y por el artículo 46 de la Ley de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos; XIX-B.- Atender los llamados de la
Cámara de Senadores o en sus recesos de la Comisión Permanente, a
comparecer ante dichos órganos legislativos, a efecto de que expliquen el motivo
de su negativa a aceptar o cumplir las recomendaciones de la institución a la que
legalmente le competa la vigilancia y defensa de los derechos humanos, en
términos del Apartado B, del artículo 102 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; XIX-C.- Cumplir en tiempo y forma los mandatos del Instituto
Nacional Electoral y cualquiera de sus órganos, conforme lo establezca la
legislación electoral aplicable, proporcionarles de manera oportuna y veraz la
información que les sea solicitada y prestarles el auxilio y colaboración que les sea
requerido por dichas autoridades electorales; XIX-D.- Abstenerse de infringir, por
acción u omisión, las disposiciones constitucionales, legales, reglamentarias y
normativas en materia electoral, de propaganda gubernamental y aplicación
imparcial de los recursos públicos, así como abstenerse de influir en la equidad de
la competencia entre los partidos políticos; XX.- Abstenerse, en ejercicio de sus
funciones o con motivo de ellas, de celebrar o autorizar la celebración de pedidos
o contratos relacionados con adquisiciones, arrendamientos y enajenación de todo
tipo de bienes, prestación de servicios de cualquier naturaleza y la contratación de
obra pública o de servicios relacionados con ésta, con quien desempeñe un
empleo, cargo o comisión en el servicio público, o bien con las sociedades de las
que dichas personas formen parte. Por ningún motivo podrá celebrarse pedido o
contrato alguno con quien se encuentre inhabilitado para desempeñar un empleo,
cargo o comisión en el servicio público; XXI.- Abstenerse de inhibir por sí o por
interpósita persona, utilizando cualquier medio, a los posibles quejosos con el fin
de evitar la formulación o presentación de denuncias o realizar, con motivo de ello,
cualquier acto u omisión que redunde en perjuicio de los intereses de quienes las
formulen o presenten; XXII.- Abstenerse de aprovechar la posición que su empleo,
cargo o comisión le confiere para inducir a que otro servidor público efectúe,
retrase u omita realizar algún acto de su competencia, que le reporte cualquier
beneficio, provecho o ventaja para sí o para alguna de las personas a que se
refiere la fracción XI; XXIII.- Abstenerse de adquirir para sí o para las personas a
que se refiere la fracción XI, bienes inmuebles que pudieren incrementar su valor
o, en general, que mejoren sus condiciones, como resultado de la realización de
obras o inversiones públicas o privadas, que haya autorizado o tenido
conocimiento con motivo de su empleo, cargo o comisión. Esta restricción será
aplicable hasta un año después de que el servidor público se haya retirado del
empleo, cargo o comisión, y XXIV.- Abstenerse de cualquier acto u omisión que
implique incumplimiento de cualquier disposición legal, reglamentaria o
administrativa relacionada con el servicio público. El incumplimiento a lo dispuesto
en el presente artículo dará lugar al procedimiento y a las sanciones que
correspondan, sin perjuicio de las normas específicas que al respecto rijan en el
servicio de las fuerzas armadas.”

6.4 Criterios sustentados por la Comisión de Disciplina del Consejo de la


Judicatura Federal, relativos a la responsabilidad administrativa de los actuarios
judiciales

En relación con la responsabilidad administrativa en que pueden incurrir los


actuarios judiciales al desempeñar sus funciones, la Comisión de Disciplina del
Consejo de la Judicatura Federa ha sostenido los siguientes criterios:

“ACTUARIO JUDICIAL. LÍMITES DE SU RESPONSABILIDAD EN LA


PRÁCTICA DE NOTIFICACIONES. Es facultad de los titulares determinar,
atendiendo a los efectos y alcances de la resolución, a quien debe notificarse. De
ahí que resulta evidente que el actuario no puede hacer una notificación por
iniciativa propia. En consecuencia, el hecho de que no se notifique el fallo
protector a las autoridades ejecutoras, no configura causa de responsabilidad
alguna, pues el actuario solamente puede ejecutar lo estrictamente ordenado en
autos, y carece de facultades para decidir oficiosamente lo que no le ha sido
expresamente mandado, de acuerdo al criterio sostenido en la jurisprudencia
visible en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 193-
198, Parte Sexta, página 12.”

“NOTIFICACIONES. DELIMITACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD


ADMINSITRATIVA DE LOS ACTUARIOS JUDICIALES. La deficiente o incorrecta
notificación es un acto procesal que no corresponde realizar al titular de un órgano
jurisdiccional, sino a aquellas personas que desempeñan funciones de actuario
notificador; de modo que tales actos deberán ser analizados cuando se revise y
resuelva sobre la conducta que se atribuye a éstos.”
Por otra parte, el Pleno del Consejo de la Judicatura Federal, al resolver la queja
administrativa 122/2004, le impuso una sanción administrativa a una actuaria
judicial con motivo de que asentó hechos falsos en una razón actuarial. En efecto,
dicha funcionaria judicial levantó una razón en la que sostuvo que en una hora y
fecha determinadas practicó una diligencia. Sin embargo, con las pruebas que
exhibió el promovente de la queja administrativa, se acreditó que la mencionada
funcionaria no había practicado la referida diligencia. La resolución que se dictó en
dicha queja administrativa, en lo conducente, dice:

“DÉCIMO SÉPTIMO.- Es fundada la presente queja administrativa, respecto de la


conducta que se atribuye a la. . .actuaria judicial.- Aduce el promovente de la
queja que la referida funcionaria judicial incurrió en responsabilidad administrativa
al notificar la resolución de treinta de enero de dos mil cuatro, dictada en el juicio
ordinario civil número 1/2004. Lo anterior, pues al notificar dicha resolución,
infringió los artículos 305 y 310 del Código Federal de Procedimientos Civiles.
Esto es así, pues el cuatro de febrero de dos mil cuatro, se constituyó en el
domicilio de la demandada. . .en busca del representante legal de dicha empresa,
y al no haberlo encontrado, dejó citatorio en el que indicó que regresaría al
mencionado domicilio, el día seis de febrero a las doce horas con veinticinco
minutos. No obstante lo anterior, en la misma fecha en que la actuaria denunciada
entregó el referido citatorio (cuatro de febrero de dos mil cuatro), también entregó
el instructivo de notificación de seis de febrero del citado año. Esto es, en un solo
acto que practicó el cuatro de febrero, dejó tanto el citatorio como el instructivo de
notificación. Para acreditar la conducta que le atribuye a la actuaria denunciada, el
promovente de la queja ofreció diversas pruebas documentales que más adelante
serán valoradas.- La citada conducta encuadra en la causa de responsabilidad
prevista en la fracción XI, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
en relación con la fracción XXIV, de la Ley Federal de Responsabilidades
Administrativas de los Servidores Públicos. Dichos preceptos estatuyen:
‘ARTÍCULO 131. Serán causas de responsabilidad para los servidores públicos
del Poder Judicial de la Federación:...XI. Las previstas en el artículo 47 de la Ley
Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, siempre que no fueren
contrarias a la naturaleza de la función jurisdiccional; y...Artículo 8. Todo servidor
público tendrá las siguientes obligaciones:...XXIV. Abstenerse de cualquier acto u
omisión que implique incumplimiento de cualquier disposición legal, reglamentaria
o administrativa relacionada con el servicio público.- El incumplimiento a lo
dispuesto en el presente artículo dará lugar al procedimiento y a las sanciones que
correspondan, sin perjuicio de las normas específicas que al respecto rijan en el
servicio de las fuerzas armadas’.- Los artículos 305 y 310 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, en lo que interesa, estatuyen: ‘ARTÍCULO 305.- Todos los
litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia judicial en que
intervengan, deben designar casa ubicada en la población en que tenga su sede el
tribunal, para que se les hagan las notificaciones que deben ser personales.
Igualmente deben señalar la casa en que ha de hacerse la primera notificación a
la persona o personas contra quienes promuevan, o a las que les interese que se
notifique...ARTÍCULO 310.- Las notificaciones personales se harán al interesado o
a su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia íntegra,
autorizada, de la resolución que se notifica...Si se tratare de la notificación de la
demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le
dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día
siguiente, y, si no espera, se le notificara por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo’.- De las disposiciones legales
transcritas, se desprende que tratándose de la notificación de la demanda, el
funcionario encargado de llevar a cabo las notificaciones deberá constituirse en el
domicilio del demandado, y si en esa ocasión no encuentra a la persona que deba
ser notificada, dejará citatorio en el que indicará una hora del día siguiente, a
efecto de que dicha persona lo espere. En caso de que ésta no espere, la
notificación se efectuará mediante instructivo.- Ahora bien, según quedará
demostrado, la actuaria. . .al practicar las notificaciones de cuatro y seis de febrero
de dos mil cuatro, infringió lo dispuesto por los citados preceptos legales. En
efecto, de las constancias del juicio ordinario mercantil número 1/2004, se advierte
que el cuatro de febrero de dos mil cuatro, la referida actuaria levantó la siguiente
razón: ‘. . .Para la práctica de una diligencia de carácter personal, se servirá usted
esperar al suscrito actuario en el domicilio en el que se deja el presente citatorio a
las 12:25 horas del día 06 del mes en curso, apercibido que de no hacerlo se le
notificará por instructivo la resolución de treinta de enero de dos mil cuatro, dictada
en el Juicio Ordinario Mercantil número 1/2004...De conformidad con lo
establecido en los artículo 304, 305, 310 y 312 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, aplicado supletoriamente al de Comercio, se deja el
presente citatorio en poder de...hoy, a las 12:25 horas del día 04 de febrero del
año en curso...’.- Por otra parte, el instructivo de notificación que también elaboró
la actuaria denunciada, en lo conducente, dice: ‘En los autos del Juicio Ordinario
Mercantil número 1/2004...se dictó la resolución de treinta de mayo de dos mil
cuatro, y que en lo conducente dice...De conformidad con lo establecido en el
artículo 304, 305, 310 y 312 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
aplicado supletoriamente al de Comercio, se le notifica por medio del presente
instructivo, el cual dejo en poder de. . .en virtud de no haberlo encontrado, hoy a
las 12:25 horas del día 06 de febrero del 2004, para que sirva de notificación en
forma de la resolución que se le notifica...’.- Del análisis del citado instructivo de
notificación, se desprende que la actuaria judicial denunciada hizo constar que se
constituyó en el domicilio de la demandada. . .el seis de febrero de dos mil cuatro.
Lo anterior, en cumplimiento al citatorio de cuatro de febrero del citado año. Lo
asentado en el referido instructivo de notificación, está desvirtuado con las
pruebas documentales que exhibió el promovente de la queja, de las que se
desprende que la actuaria judicial de que se trata, asentó hechos falsos en el
referido instructivo de notificación y, además, infringió los citados preceptos del
Código Federal de Procedimientos Civiles, que establecen las formalidades con
que deben practicarse las notificaciones.- En efecto, el promovente de la queja
exhibió, entre otras pruebas, copia certificada tanto del citatorio de cuatro de
febrero de dos mil cuatro, como del instructivo de notificación de seis de febrero
del citado año. Tales copias fueron certificadas por el Notario Público número
veinte de la ciudad de. . .La certificación que consta en el anverso de la copia del
citatorio, en lo que interesa, dice: ‘LUIS RAMÓN SALMERÓN SANDOVAL, titular
de la notaría pública número veinte de esta demarcación, CERTIFICO: Que la
presente copia que consta de una hoja utilizada por su anverso, es una copia fiel y
exacta que se saca del original con la que lo cotejé, haciéndose constar lo anterior
bajo el acta número tres mil setenta y tres...a cuatro de febrero del dos mil cuatro.
Doy fe.’.- Por otra parte, la certificación que obra en el anverso de la copia del
instructivo de notificación, textualmente dice: ‘LUIS RAMÓN SALMERÓN
SANDOVAL, titular de la notaría pública número veinte de esta demarcación,
CERTIFICO: Que la presente copia que consta de una hoja utilizada por su
anverso, es una copia fiel y exacta que se saca del original con la que lo cotejé,
haciéndose constar lo anterior bajo el acta número tres mil setenta y tres, del libro
de certificaciones a mi cargo.- Cabe hacer la aclaración de que no obstante que el
presente documento tiene fecha posterior a esta certificación, el documento que
se certifica y que tengo a la vista me fue presentado en esta fecha, haciendo
constar lo anterior para los efectos legales a que haya lugar. . .a cuatro de febrero
del dos mil cuatro.- Doy fe.’ Como se ve, de la certificación levantada por el
Notario Público número veinte de la ciudad de. . .se advierte que el cuatro de
febrero de dos mil cuatro, tuvo a la vista el instructivo de notificación de seis de
febrero del citado año. Se afirma lo anterior, pues el referido fedatario público, en
forma destacada precisó que el documento que estaba certificando y que tenía a
la vista (instructivo de notificación), era de una fecha posterior a aquella en que
llevó a cabo la certificación correspondiente (cuatro de febrero de dos mil cuatro).-
Aunado a lo anterior, según lo asentado en el instructivo de notificación, la actuaria
judicial se constituyó en el domicilio de la demandada. . .a las doce horas con
veinticinco minutos del seis de febrero de dos mil cuatro. No obstante, de las
copias certificadas de las constancias del juicio ordinario mercantil 1/2004, se
advierte que el ahora inconforme, mediante escrito que presentó ante la Oficialía
de Partes del Juzgado. . .de Distrito en el Estado de. . .a las nueve horas, con
veintitrés minutos del seis de febrero del citado año (según se advierte del sello
fechador de dicha oficialía), devolvió tanto el citatorio de cuatro de febrero, como
el instructivo de notificación del seis siguiente. Lo anterior, a efecto de demostrar
que aun cuando todavía no eran las doce horas con veinticinco minutos del seis
de febrero (hora en que supuestamente se constituiría la actuaria denunciada en
el domicilio de la persona moral demandada), él ya contaba con el instructivo de
notificación. Así, el inconforme acreditó ante el titular del referido juzgado federal,
que la actuaria. . .había asentado hechos falsos en la razón de seis de febrero de
dos mil cuatro y, además, que había inobservado lo dispuesto en los artículos 305
y 310 del Código Federal de Procedimientos Civiles.- Como se ve, de las pruebas
documentales antes analizadas, se desprende en forma indudable que el cuatro
de febrero de dos mil cuatro, la funcionaria denunciada entregó a una empleada
de la demandada. . .tanto el citatorio de esa fecha, como el instructivo de
notificación de fecha seis de febrero del citado año. En este sentido, es inconcuso
que infringió los artículos 305 y 310 del Código Federal de Procedimientos Civiles
antes citados. De aquí, que lo procedente sea imponerle una sanción
administrativa.- Lo expuesto en el párrafo anterior se corrobora con lo determinado
en el proveído de seis de febrero de dos mil cuatro, que el titular del Juzgado. . .de
Distrito en el Estado de. . .dictó en los autos del juicio ordinario mercantil 1/2004.
Dicho proveído, en lo conducente, dice: ‘Vista; la certificación y el escrito de
cuenta, de los cuales se advierte que la diligencia de notificación realizada por la
actuaria adscrita. . .mediante citatorio de fecha cuatro de los corrientes e
instructivo de notificación de esta misma fecha fueron realizadas de forma ilegal;
en tal virtud, con fundamento en el artículo 58 del Código Federal de
Procedimientos Civiles...regularícese el procedimiento y ordénese de nueva
cuenta llevar a cabo la notificación...por último, llámese severamente la atención a
la actuaria...para que en lo sucesivo ponga más atención y empeño en las
funciones de su cargo, en virtud de que claramente aparece que dejó un
instructivo de notificación el mismo día en que dejó el citatorio.’.- En otra parte de
su informe, la funcionaria denunciada sostuvo que la conducta en que incurrió se
justifica, en virtud de que tuvo una carga de trabajo excesiva. . .el hecho de que
haya tenido una excesiva carga de trabajo, tampoco la exime de responsabilidad.
Se afirma lo anterior, pues independientemente de la carga de trabajo que haya
tenido, lo cierto es que no puede pasarse por alto que un funcionario del Poder
Judicial de la Federación, que tiene fe pública, haga constar hechos falsos para
evitar el cumplimiento de las obligaciones que le imponen diversas disposiciones
jurídicas.”

De la transcripción anterior se desprende que los actuarios judiciales deben


ser especialmente cuidadosos al levantar las razones correspondientes. Se afirma
lo anterior, pues en éstas deben asentar la hora y la fecha en que realmente
llevaron a cabo los actos que se mencionan en tales razones. De lo contrario,
podrán incurrir en una causa de responsabilidad administrativa.

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