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Federación
1 Concepto de Actuario.
Por otro lado, no sobra apuntar que los actuarios judiciales, al levantar
las actas y razones correspondientes, deben limitarse a describir lo
que perciben mediante sus sentidos, absteniéndose de hacer
inferencias a partir de sus percepciones, pues tal proceder está fuera
de sus atribuciones. Así, por ejemplo, un actuario judicial puede
asentar en un acta que en determinada fecha y hora tuvo a la vista un
polvo color blanco con características físicas similares a las de la
cocaína (pues esto lo percibe mediante el sentido de la vista), mas no
debe afirmar que el referido polvo era cocaína (inferencia a partir de lo
que percibió), pues tal conclusión está fuera de sus facultades, en
virtud de que tal cuestión sólo podría determinarse mediante un
dictamen químico emitido por un especialista en estupefacientes.
2 Emplazamiento
Es el llamado judicial que se hace para que dentro del plazo señalado,
la parte demandada comparezca a juicio para ejercitar en él sus
defensas, excepciones o reconvenciones.
3 Citación
Es el acto de poner en conocimiento de alguna persona un mandato
del juez o tribunal, para que concurra a la práctica de una diligencia
judicial, precisando día y hora para su desahogo.
4 Requerimiento
Actuación judicial por la que se intima a una persona para que haga o
deje de hacer algo.
5 Cédula e instructivo
Documentos mediante los cuales el actuario judicial notifica a las
partes interesadas, en el domicilio de éstas, una resolución judicial.
Tales documentos siempre son entregados a personas distintas de las
partes, pues el supuesto para que proceda una notificación por estos
medios, se actualiza cuando los interesados no son encontrados en el
referido domicilio. En la práctica, algunos códigos emplean el vocablo
cédula y otros el de instructivo. Así por ejemplo, el Código Federal de
Procedimientos Penales emplea el término cédula, en tanto que el
Código Federal de Procedimientos Civiles utiliza la voz instructivo.
6 Citatorio
7 Rotulón
8 Lista
9 Estrados
11 Requisitoria
2.11.1 Despacho.
El oficio que un juez o tribunal libra a otro de inferior categoría a la
suya, requiriéndolo para que practique alguna notificación, embargo, o
en general cualquier especie de diligencia judicial que deba tener lugar
dentro de la jurisdicción del juez requerido.
2.11.2. Exhorto.
13 Inspección Judicial
Por objeto del delito debe entenderse la cosa sobre la cual recae
directamente la acción criminal, es decir, es la materia misma de la
conducta descrita en la norma penal. Así, por ejemplo, son objetos del
delito las armas de fuego, tratándose del ilícito de portación de arma
de fuego sin licencia, previsto y sancionado en la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos.
15 Embargo o Secuestro
17 Intervención
19 Representación
21 Fe Pública
[3] Tesis número 2a. XXXIX/98, visible en la pág. 240, del Tomo VII,
Abril de 1998, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 196546.
3.1.3.1.1. De su procedencia.
Así, una vez que alguna de dichas personas atiende el llamado del
actuario judicial, éste procederá en los siguientes términos: a) deberá
identificarse e informar a la persona que lo atienda el motivo de la
diligencia; b) solicitará la presencia del interesado, su autorizado,
apoderado o, en su caso, representante legal (en el supuesto que se
expone éstos no se encuentran en el domicilio); c) identificará a la
persona con la que entienda la diligencia; y, d) le hará entrega de un
citatorio dirigido al interesado para que dentro de los dos días hábiles
siguientes, acuda al órgano jurisdiccional que conoce del amparo a
notificarse, especificándose el mismo y el número del expediente.
EDICTO
PRIMERA PUBLICACIÓN.
Licenciado _________________.
ANEXO 10
EDICTO
A t e n t a m e n t e.
El Secretario del Juzgado________________.
Licenciado _________________.
ANEXO 9
Licenciada ______________
Actuaria Judicial.
Licenciado _____________________
Actuaria Judicial.
En __________ del mes de ___________ de dos mil cuatro, surtió sus efectos la
notificación a que se refiere la razón anterior, conforme a la fracción II del artículo 31 de
la Ley de Amparo.- Doy fe.
Licenciada________________________
Actuaria judicial
ANEXO 8
NOTIFICACIÓN POR LISTA
JUZGADO _________ DE DISTRITO _________
LA ACTUARIA JUDICIAL.
ANEXO 5
RAZÓN DE C I T A T O R I O
JUICIO DE AMPARO _______.
____________________________
El Actuario Judicial (nombre, apellido y rúbrica).
ANEXO 4
CITATORIO
El Actuario Judicial
________________________________
Firma de quien recibe (nombre, apellido y rúbrica).
_______________________________
El Actuario Judicial (nombre, apellido y rúbrica).
ANEXO 2
NOTIFICACIÓN POR OFICIO (A LAS
AUTORIDADES TERCERAS INTERESADAS)
SECCIÓN: AMPARO
JUICIO DE AMPARO: __ /__
CUADERNO: ________.
MESA: ______.
A T E N T A M E N T E.
EL SECRETARIO DEL JUZGADO _________.
ANEXO 1
SECCION DE AMPARO.
JUICIO DE AMPARO_________.
CUADERNO ___________.
MESA ___________
ANTECEDENTES: TOCA PENAL ____/____
LIC. ______________________.
4.3.4. Terceristas.
Se trata de sujetos ajenos al conflicto y al litigio pero que, sin embargo,
sufren personalmente alguno de sus efectos. Por tanto, promueven un juicio
dentro un proceso existente. Dicho juicio recibe el nombre de tercería. De
este modo, los terceristas se insertan en las relaciones procesales
preexistentes persiguiendo un interés propio y, en algunos casos, diferente
al del actor y demandado. [4]
Por regla general, en las legislaciones civiles las tercerías son de dos tipos,
a saber: a) excluyentes de dominio; y, b) excluyentes de preferencia.
Una tercería excluyente de dominio es aquella que una persona, en su
calidad de propietario o poseedor de una cosa, por sufrir los efectos del
embargo trabado en ella en un litigio en el que no es parte procesal,
promueve el juicio de tercería, con el propósito de que se levante dicho
embargo. Por otro lado, la tercería excluyente de preferencia se da cuando
un sujeto extraño a las partes procesales originales, se presenta en el
proceso en el que se embargaron bienes, alegando tener un mejor derecho
a ser pagado con el producto de la ejecución de dichos bienes. En este
caso el tercerista alega tener mejor derecho que el actor para ser pagado
con dicho producto. [5]
En el Código Federal de Procedimientos Civiles no está prevista la tercería
excluyente de preferencia. Esto es así, pues no está regulado que una
persona que alegue tener un mejor derecho a ser pagado, se inserte en el
proceso en el que se embargaron bienes. No obstante, en dicho
ordenamiento legal se protege el derecho de tales acreedores preferentes,
pues los artículos 472 y 473 establecen que aquéllos podrán comparecer al
remate a efecto de hacer valer sus derechos. En efecto, los mencionados
preceptos estatuyen:
“ARTÍCULO 472. No podrá procederse al remate de bienes raíces, sin que
previamente se haya pedido, al Registro Público correspondiente, un
certificado total de los gravámenes que pesen sobre ellos, hasta la fecha en
que se ordenó la venta, ni sin que se haya citado a los acreedores que
aparezcan en dicho certificado. Si en autos obrare ya otro certificado, sólo
se pedirá, al Registro, el relativo al periodo o periodos que aquél no
abarque.”
“ARTÍCULO 473. Los acreedores citados conforme al artículo anterior y los
que se presenten con certificados del Registro posteriores, tendrán derecho
de intervenir en el acto del remate, pudiendo hacer, al tribunal, las
observaciones que estimen oportunas para garantizar sus derechos, y
apelar del auto en que se finque el remate; pero sin que su intervención
pueda dar lugar a que se mande suspender la almoneda.”
Por otra parte, la tercería excluyente de dominio está prevista en el artículo
430 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Este precepto estatuye:
“ARTÍCULO 430.- Cuando, en una ejecución, se afecten intereses de
tercero que tenga una controversia, con el ejecutante o el ejecutado, que
pueda influir en los intereses de éstos que han motivado la ejecución, o que
surja a virtud de ésta, la oposición del tercero se substanciará en forma de
juicio, autónomo o en tercería, según que se haya o no pronunciado
sentencia que defina los derechos de aquéllos.”
Del texto del citado precepto, en relación con la jurisprudencia que
enseguida se cita, se desprende que la tercería excluyente de dominio en
todo caso se tramita dentro de un juicio principal, aunque el tercerista
también podrá promover otro juicio autónomamente después de que se
dicte sentencia. Con respecto a lo antes expuesto, conviene transcribir la
siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO
DE INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Código de Comercio se
desprende que las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente,
tienen la naturaleza de juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería
excluyente se ventila una acción distinta a la que se debate en el juicio
principal, es decir, la materia de la controversia en la tercería es distinta a la
del juicio preexistente, lo cual materialmente le da la calidad de un juicio con
sustantividad propia. El tercero es ajeno a la controversia principal y, al
ejercer la nueva acción debe acreditar tener un interés propio y distinto al de
quienes son parte en el juicio principal, esta nueva acción se ventila por
cuerda separada a través de un procedimiento propio en el que el tercerista
tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las
partes y no suspende el curso del juicio preexistente, todo esto evidencia
que las tercerías excluyentes son formalmente juicios. En esas condiciones,
la resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le da origen. Además el artículo 1369, del mencionado ordenamiento,
les da la calidad de juicios, sin que pueda estimarse que por la vinculación
de la tercería con el juicio que la motiva se trate de un incidente, pues tal
vinculación constituye una característica propia de las tercerías excluyentes,
las cuales tienen su origen en la afectación judicial sobre bienes de la parte
demandada, respecto de los cuales el tercerista alega tener mejores
derechos.” [6]
De la citada jurisprudencia se desprende, en lo que aquí interesa, que las
tercerías constituyen juicios con sustantividad propia. Esto determina que el
tercerista tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen
las partes y, además, que la resolución que se emite en una tercería
excluyente, una vez que causa ejecutoria, no puede ser modificada o
anulada por la que se dicte en el juicio que le dio origen. En tales
condiciones, si bien el tercerista se incorpora en el proceso principal; sin
embargo, se mantiene ajeno a todo lo que en él se discute y, por tanto, no le
alcanzan los efectos propios de la sentencia que allí se emita. [7]
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se
deben notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que,
como se vio, aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el
proceso civil principal.
Cabe destacar que los terceristas, al igual que los terceros llamados a juicio,
pueden intervenir en éste por sí o por conducto de su representante o
apoderado, según sea el caso. Para ello, es necesario que el juez dicte un
acuerdo en el que tenga por designado al representante o apoderado del
tercerista. Una vez hecho lo anterior, basta con que la diligencia se entienda
con aquéllos, para estimar que la notificación quedó legalmente hecha.
[4] Para el concepto de tercerista se siguen las ideas expuestas por
ALVARADO VELLOSO, Adolfo, en su libro Introducción al Estudio del
Derecho Procesal, Segunda Parte, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires,
Argentina, Primera edición, pág. 195 y sig.
[5] Aquí se siguen las ideas expuestas por GÓMEZ LARA, Cipriano. Ob.
Cit., pág. 330.
[6] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Unión, visible en la pág. 83, del tomo XX,
Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.
[7] Se siguen aquí las ideas expuestas por ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit.
pág. 196.
4.3.7. Autoridades que sin ser parte en el juicio, son necesarias para cumplir
tareas ajenas al oficio judicial.
Hay procesos civiles en los que los titulares de los órganos jurisdiccionales
solicitan a diversas autoridades, que no son parte procesal, que efectúen
determinados actos que son necesarios para la eficacia de las
determinaciones judiciales o que resultan indispensables para cumplir
tareas ajenas al oficio judicial. [11] Entre estas autoridades se encuentran
los notarios públicos y los Directores de los Registros Públicos de la
Propiedad y del Comercio.
Para ilustrar lo anterior, resulta conveniente citar el artículo 447 del Código
Federal de Procedimientos Civiles; dice:
“ARTÍCULO 447. De todo embargo de bienes raíces o de derechos reales
sobre bienes raíces se tomará razón en el Registro Público de la Propiedad
del partido, librándose, al efecto, copia certificada de la diligencia de
embargo.- Una vez trabado el embargo, no puede el ejecutado alterar, en
forma alguna, el bien embargado, ni contratar el uso del mismo, si no es con
autorización judicial, que se otorgará oyendo al ejecutante; y, registrado que
sea el embargo, toda transmisión de derechos respecto de los bienes sobre
los que se haya trabado, no altera, de manera alguna, la situación jurídica
de los mismos, en relación con el producto del remate de esos bienes,
derecho que se surtirá en contra de tercero con la misma amplitud y en los
mismos términos que se surtiría en contra del embargado, si no se hubiese
operado la transmisión.”
Lo antes expuesto es importante para los actuarios judiciales, en virtud de
que en ocasiones los titulares de los órganos jurisdiccionales les
encomiendan que entreguen los oficios correspondientes a dichas
autoridades. En estos casos, los actuarios judiciales deberán recabar el
acuse de recibo correspondiente, a efecto de que éste se agregue a los
autos del juicio de que se trate.
[11] ALVARADO VELLOSO, Ob. Cit. pág.184.
4.8.2.1.4. Terceristas.
Como se vio en el punto 4.3.4., los terceristas son sujetos ajenos al conflicto
y al litigio que, sin embargo, sufren personalmente alguno de sus efectos.
Por tanto, promueven un juicio dentro de un proceso existente. De este
modo, los terceristas se insertan en las relaciones procesales preexistentes
persiguiendo un interés propio y, en algunos casos, distinto al del actor y
demandado.
En los juicios mercantiles, las tercerías son coadyuvantes o excluyentes. Es
coadyuvante la tercería que auxilia o apoya la pretensión del actor o del
demandado. Es excluyente la que se opone a la pretensión del actor y
demandado. Al respecto, el artículo 1363 del Código de Comercio estatuye:
“Art. 1363. Las tercerías son coadyuvantes o excluyentes. Es coadyuvante
la tercería que auxilia la pretensión del demandante o la del demandado.
Las demás se llaman excluyentes.”
Las tercerías excluyentes pueden ser de dominio o de preferencia. En la
primera, el tercerista, en su calidad de propietario de un bien, sufre los
efectos del embargo trabado sobre él en un litigio en el que no es parte
procesal. Esta tercería tiene por objeto que se levante el referido embargo.
Por otra parte, en la tercería excluyente de preferencia el tercerista afirma
ser acreedor del ejecutado y con mejor derecho que la parte actora en el
juicio principal, y lo que pretende es que se le pague antes que al
demandante principal con el producto del remate de los bienes embargados.
Al respecto, los artículos 1367, 1368 y 1369 del Código de Comercio
disponen:
“Art. 1367. Las tercerías excluyentes son de dominio o de preferencia: en el
primer caso deben fundarse en el dominio que sobre los bienes en cuestión
o sobre la acción que se ejercita alega el tercero, y en el segundo, en el
mejor derecho que éste deduzca para ser pagado.”
“Art. 1368. Las tercerías excluyentes no suspenderán el curso del negocio
en que se interponen; se ventilarán por cuerda separada, conforme a los
artículos siguientes, oyendo al demandante y al demandado en traslado por
tres días a cada uno.”
“Art. 1369. Cuando el ejecutado esté conforme con la reclamación del tercer
opositor, sólo se seguirá el juicio de tercería entre éste y el ejecutante.”
De los citados preceptos y de la jurisprudencia que enseguida se cita, se
desprende que las tercerías excluyentes tienen la naturaleza de un juicio y
no de un incidente. Esto es así, pues el último de los artículos transcritos
alude a las tercerías como “juicio” de tercería. Con relación a lo antes
expuesto, conviene transcribir la siguiente jurisprudencia:
“TERCERÍAS EXCLUYENTES TIENEN NATURALEZA DE JUICIO Y NO
DE INCIDENTE.- De los artículos 1362 y 1368 del Código de Comercio se
desprende que las tercerías excluyentes, tanto material como formalmente,
tienen la naturaleza de juicio y no de incidente. En efecto, en la tercería
excluyente se ventila una acción distinta a la que se debate en el juicio
principal, es decir, la materia de la controversia en la tercería es distinta a la
del juicio preexistente, lo cual materialmente le da la calidad de un juicio con
sustantividad propia. El tercero es ajeno a la controversia principal y, al
ejercer la nueva acción debe acreditar tener un interés propio y distinto al de
quienes son parte en el juicio principal, esta nueva acción se ventila por
cuerda separada a través de un procedimiento propio en el que el tercerista
tiene los derechos, cargas y obligaciones que en todo juicio tienen las
partes y no suspende el curso del juicio preexistente, todo esto evidencia
que las tercerías excluyentes son formalmente juicios. En esas condiciones,
la resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le da origen. Además el artículo 1369, del mencionado ordenamiento,
les da la calidad de juicios, sin que pueda estimarse que por la vinculación
de la tercería con el juicio que la motiva se trate de un incidente, pues tal
vinculación constituye una característica propia de las tercerías excluyentes,
las cuales tienen su origen en la afectación judicial sobre bienes de la parte
demandada, respecto de los cuales el tercerista alega tener mejores
derechos.” [25]
Como se ve, las tercerías excluyentes constituyen juicios con sustantividad
propia. Esto determina que el tercerista tiene los derechos, cargas y
obligaciones que en todo juicio tienen las partes y, además, que la
resolución que se emite en una tercería excluyente, una vez que causa
ejecutoria, no puede ser modificada o anulada por la que se dicte en el juicio
que le dio origen.
En congruencia con lo antes expuesto, a los terceristas únicamente se
deben notificar las resoluciones pronunciadas en la tercería, en tanto que,
como se vio, aquéllos se mantienen ajenos a todo lo que se discuta en el
proceso mercantil principal.
[25] Jurisprudencia número 1ª/J.59/2004, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Unión, visible en la pág. 83, del tomo XX,
Septiembre de 2004, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 180440.
4.9.1.1. Emplazamiento.
Para la práctica del emplazamiento, el actuario judicial debe ajustarse a las
reglas contenidas en los artículos 1069, 1070 y 1071 del Código de
Comercio y 307, 310, 311 y 313 del Código Federal de Procedimientos
Civiles. Estos preceptos estatuyen:
“Art. 1069. Todos los litigantes, en el primer escrito o en la primera diligencia
judicial, deben designar domicilio ubicado en el lugar del juicio para que se
les hagan las notificaciones y se practiquen las diligencias que sean
necesarias. Igualmente deben designar el domicilio en que ha de hacerse la
primera notificación a la persona o personas contra quienes promueven.-
Cuando un litigante no cumpla con la primera parte de este artículo las
notificaciones se harán conforme a las Reglas para las notificaciones que no
deban ser personales. Si no se designare domicilio de la contraparte, se le
requerirá para que lo haga, y si lo ignoran se procederá en los términos del
artículo siguiente.”
“Art. 1070. Cuando se ignore el domicilio de la persona que debe ser
notificada, la primera notificación se hará publicando la determinación
respectiva tres veces consecutivas en un periódico de circulación amplia y
de cobertura nacional y en un periódico local del Estado o del Distrito
Federal en que el comerciante deba ser demandado.- Previamente a la
notificación por edictos en términos del párrafo anterior, el juez ordenará
recabar informe de una autoridad o una institución pública que cuente con
registro oficial de personas. Bastará el informe de una sola autoridad o
institución para que proceda la notificación por edictos.- La autoridad o
institución proporcionará los datos de identificación y el último domicilio que
aparezca en sus registros de la persona buscada. Esta información no
queda comprendida dentro del secreto fiscal o de alguna otra reserva que
las autoridades o instituciones estén obligadas a observar conforme a las
disposiciones que las rige.- Cuando la autoridad o institución proporcione
información de diversas personas con el mismo nombre, la parte actora
podrá hacer las observaciones y aclaraciones pertinentes para identificar el
domicilio que corresponda a la persona buscada o, en su caso, para
desestimar domicilios proporcionados. El juez revisará la información
presentada así como las observaciones hechas por la parte actora y
resolverá lo conducente.- En el caso de que en el documento base de la
acción se haya pactado domicilio convencional para recibir las
notificaciones, si se acude a realizar la notificación personal en dicho
domicilio y éste no corresponde al de la demandada, se procederá a la
notificación por edictos sin necesidad de recabar el informe a que se
refieren los párrafos anteriores.- Mientras un litigante no hiciere substitución
del domicilio en donde se deban practicar las diligencias o notificaciones
personales, seguirán haciéndose en el que para tal fin hubiere señalado. El
notificador tendrá la obligación de realizarlas en el domicilio señalado, y en
caso de no existir el mismo o de negativa a recibirlas, lo deberá hacer
constar en autos para que surtan efectos así como las subsecuentes, por
publicación en el boletín, gaceta o periódico judicial o en los estrados de los
tribunales, además de que las diligencias en que dicha parte debiere tener
intervención se practicarán en el local del juzgado sin su presencia.”
“Art. 1071. Cuando haya de notificarse o citarse a una persona residente
fuera del lugar del juicio, se hará la notificación o citación por medio de
despacho o exhorto al juez de la población en que aquélla residiere, los que
podrán tramitarse por conducto del interesado si éste lo pidiere.”
“ARTÍCULO 307. Mientras un litigante no hiciere nueva designación de la
casa en que han de hacérsele las notificaciones personales, seguirán
haciéndosele en la casa que para ello hubiere señalado.”
“ARTÍCULO 310. Las notificaciones personales se harán al interesado o a
su representante o procurador, en la casa designada, dejándole copia
íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica.- Al Procurador de la
República y a los agentes del Ministerio Público Federal, en sus respectivos
casos, las notificaciones personales les serán hechas a ellos o a quienes los
substituyan en el ejercicio de sus funciones, en los términos de la ley
orgánica de la institución.- Si se tratare de la notificación de la demanda, y a
la primera busca no se encontrare a quien deba ser notificado, se le dejará
citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día siguiente,
y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias
respectivas al hacer la notificación o dejar el mismo.”
“ARTÍCULO 311. Para hacer una notificación personal, y salvo el caso
previsto en el artículo 307, se cerciorará el notificador, por cualquier medio,
de que la persona que deba ser notificada vive en la casa designada, y,
después de ello, practicará la diligencia, de todo lo cual asentará razón en
autos.- En caso de no poder cerciorarse el notificador, de que vive, en la
casa designada, la persona que debe ser notificada, se abstendrá de
practicar la notificación, y lo hará constar para dar cuenta al tribunal, sin
perjuicio de que pueda proceder en los términos del artículo 313.”
“ARTÍCULO 313. Cuando, a juicio del notificador, hubiere sospecha fundada
de que se niegue que la persona por notificar vive en la casa designada, le
hará la notificación en el lugar en que habitualmente trabaje, si la encuentra,
según los datos que proporcione el que hubiere promovido. Puede
igualmente hacerse la notificación personalmente al interesado, en cualquier
lugar en que se encuentre; pero, en los casos de este artículo, deberá
certificar, el notificador, ser la persona notificada de su conocimiento
personal, o haberle sido identificada por dos testigos de su conocimiento,
que firmarán con él, si supieren hacerlo. Para hacer la notificación, en los
casos de este artículo, lo mismo que cuando el promovente hiciere diversa
designación del lugar en que ha de practicarse, no se necesita nueva
determinación judicial.”
De las disposiciones transcritas se desprende que en el primer escrito que
presenten las partes, éstas deberán designar domicilio ubicado en el lugar
del juicio para que se les hagan las notificaciones personales. El actor, en
su demanda, deberá señalar el domicilio del demandado y de todas las
personas que deban intervenir en el juicio. En caso de que el actor omita
señalar domicilio para oír notificaciones, éstas se le harán conforme a las
reglas de las notificaciones que no deban ser personales. Cabe precisar que
si el domicilio que señaló el actor para recibir notificaciones no existe, se
hará constar tal circunstancia en la razón correspondiente, con la que se
dará cuenta al titular del órgano jurisdiccional quien puede determinar que
las notificaciones que deban entenderse personalmente se practiquen
mediante lista. Por otra parte, si el actor omite señalar el domicilio de su
contraparte, se le requerirá para que lo haga y si lo ignora, se emplazará al
demandado mediante edictos.
En otro orden de ideas, si en el documento base de la acción se fijó un
domicilio para recibir notificaciones, el actuario judicial, previamente a
practicar el emplazamiento correspondiente, deberá cerciorarse de que el
demandado vive en el referido domicilio. En caso de que éste no
corresponda al de la parte demandada, ésta será notificada mediante
edictos, sin que, en este supuesto, exista obligación de agotar la
investigación prevista en el artículo 1070 del Código de Comercio. Con
respecto a lo expuesto en este párrafo, el actuario judicial debe tener
presente el siguiente criterio:
“EMPLAZAMIENTO A JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. ES ILEGAL EL
PRACTICADO EN EL DOMICILIO SEÑALADO EN EL TÍTULO DE
CRÉDITO BASE DE LA ACCIÓN, CUANDO NO SE RESPETAN LAS
FORMALIDADES ESENCIALES DEL PROCEDIMIENTO, YA QUE DICHO
DOMICILIO NO DEBE ENTENDERSE COMO CONVENCIONAL PARA
EFECTOS PROCESALES.- Si bien es cierto en materia mercantil el
procedimiento convencional resulta preferente y por esto el emplazamiento
en el domicilio convencional resulta legal, también lo es que de acuerdo a lo
establecido en los artículos 1051, 1052 y 1053 del Código de Comercio
dicho procedimiento convencional debe formalizarse en escritura pública,
póliza ante corredor o ante el Juez que conozca de la demanda en cualquier
estado del juicio, y se respeten las formalidades del procedimiento. Por
tanto, resulta ilegal el emplazamiento practicado en el domicilio señalado en
el título de crédito base de la acción, cuando no se respetan las
formalidades esenciales del procedimiento, es decir si el emplazamiento no
fue realizado de conformidad con las reglas que al respecto se establecen,
ya que dicho domicilio no debe entenderse como convencional para efectos
procesales, pues para ello se requiere cumplir con los requisitos señalados
en los preceptos del Código de Comercio ya citados, y por tanto, la única
consecuencia que tiene la estipulación del domicilio del suscriptor del título
de crédito, es que dicho documento debe presentarse para su cobro en
dicho domicilio, pero cuando su pago no se obtiene, y éste se demanda en
juicio ejecutivo, debe emplazarse al demandado en el lugar en que tenga su
domicilio, hecho que deberá constatar el actuario, cumpliendo las
formalidades esenciales del procedimiento, domicilio que podrá ser el
señalado en el título de crédito.” [26]
Ahora bien, ¿qué sucede si en el escrito de demanda el actor señala un
domicilio para emplazar al demandado, y tal domicilio es distinto del que se
fijó en el documento base de la acción?, ¿en cuál de los dos domicilios
deberá practicarse el emplazamiento?
Se estima que el domicilio en el que debe practicarse el emplazamiento, es
el precisado por el actor en su escrito de demanda. Lo anterior, pues el
artículo 1069 del Código de Comercio dispone que es obligación de todos
los litigantes señalar el domicilio en el que debe emplazarse al demandado.
Además, de la jurisprudencia transcrita se advierte que entre el domicilio
fijado en el documento base de la acción, y el domicilio señalado en el
escrito de demanda, debe preferirse este último. Esto es así, pues la
consecuencia de fijar el domicilio en el documento base de la acción, es que
dicho documento debe presentarse para su cobro en ese domicilio, pero si
no se obtiene su pago y éste se demanda en juicio ejecutivo, debe
emplazarse al demandado en el domicilio que habita.
Por otro lado, si las partes pactaron un procedimiento convencional y éste
se formalizó en escritura pública, póliza ante corredor o ante el juez que
conozca de la demanda, el domicilio en el que el actuario judicial deberá
practicar el emplazamiento y las notificaciones personales, es el contenido
en la escritura pública o póliza correspondiente, o el que las partes
señalaron ante el juez que conoció de la demanda.
En congruencia con lo expuesto en los párrafos anteriores, debe decirse
que antes de practicar un emplazamiento, los actuarios judiciales deben leer
cuidadosamente el escrito de demanda, con la finalidad de obtener los
datos que les permitan ubicar la casa en la que deberán constituirse a
efecto de practicar el emplazamiento. Cabe precisar que esta forma de
proceder resulta conveniente aun en los supuestos en los que los datos de
ubicación del domicilio del demandado se hayan asentado en el auto
admisorio. Se afirma lo anterior, pues puede suceder que por la carga de
trabajo tales datos se hayan asentado en forma incompleta.
Una vez que el actuario judicial se ha cerciorado de tener los datos que le
permitirán ubicar el domicilio del demandado, deberá constituirse en aquél a
efecto de practicar el emplazamiento. Así, puede suceder que una vez
constituido en el referido domicilio: a) sea atendido por el interesado, su
representante legal o apoderado; b) sea atendido por una persona distinta
del interesado, su representante legal o apoderado; c) nadie atienda su
llamado; y, d) éste no exista. A continuación se explicará la forma en que
debe proceder el actuario judicial en cada uno de los referidos supuestos.
[26] Jurisprudencia número 1ª/J. 53/99, sustentada por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 157, del Tomo X,
Noviembre de 1999, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 193025.
4.9.1.1.1. Emplazamiento cuando el actuario judicial encuentra al
demandado, su apoderado o representante legal en la primera búsqueda.
Como se vio, la notificación de la demanda debe practicarse en la casa en
la que, según los datos proporcionados por el actor en su escrito de
demanda, o según la información que conste en el documento base de la
acción, según sea el caso, viva el demandado. Conforme al artículo 311 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, el actuario judicial, antes de
hacer la notificación correspondiente, debe cerciorarse, por cualquier medio,
de que el demandado efectivamente habita en dicha casa. Hecho lo
anterior, el funcionario judicial procederá a practicar el emplazamiento
correspondiente. En el supuesto que se expone, se parte de la hipótesis de
que el actuario judicial encuentra al interesado, su apoderado o
representante legal en la primera búsqueda. En este orden de ideas, una
vez que la persona buscada atiende el llamado del referido funcionario
judicial, éste deberá: a) identificarse e informar al interesado el motivo de la
diligencia; b) identificar al interesado; y, c) entregar al interesado, mediante
cédula de notificación personal, copia íntegra, autorizada, de la resolución
que se notifica, así como copia de la demanda y de los documentos que el
actor haya adjuntado a ésta.
De acuerdo con lo expuesto en el párrafo anterior, la razón que el actuario
judicial debe levantar cuando en la primera búsqueda encuentra al
interesado, su apoderado o representante legal y le notifica la demanda
promovida en su contra, debe contener, por lo menos, los siguientes datos
(ver anexo 21):
1.- El número de juicio.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario se constituyó en el domicilio del
interesado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito
dicho funcionario judicial.
4.- La forma en que se cercioró de que la persona con quien debía entender
la diligencia efectivamente habita en la casa señalada por el actor.
5.- Nombre y apellidos del interesado así como la forma en que se identificó.
6.- Fecha de la resolución que se notificó y la circunstancia de que se
entregó al interesado copia íntegra y autorizada de aquélla, así como copia
de la demanda y sus anexos.
7.- En su caso, lo que el interesado hubiere manifestado durante la práctica
de la diligencia.
8.- Firma del funcionario judicial y de la persona interesada. Si ésta no
supiere o no quisiere firmar, se hará constar tal hecho.
Por otra parte, el artículo 1061 del mismo ordenamiento legal, dispone:
“Art. 1061. Al primer escrito se acompañarán precisamente: I. El poder que
acredite la personalidad del que comparece en nombre de otro; II. El
documento o documentos que acrediten el carácter con que el litigante se
presente en juicio en el caso de tener representación legal de alguna
persona o corporación o cuando el derecho que reclame provenga de
habérsele transmitido por otra persona; III. Los documentos en que el actor
funde su acción y aquellos en que el demandado funde sus excepciones. Si
se tratare del actor, y carezca de algún documento, deberá acreditar en su
demanda haber solicitado su expedición con la copia simple sellada por el
archivo, protocolo, dependencia o lugar en que se encuentren los originales,
para que, a su costa, se les expida certificación de ellos, en la forma que
prevenga la ley. Si se tratare del demandado deberá acreditar la solicitud de
expedición del documento de que carezca, para lo cual la copia simple
sellada por el archivo, protocolo o dependencia, deberá exhibirla con la
contestación o dentro de los tres días siguientes al del vencimiento del
término para contestar la demanda.- Se entiende que las partes tienen a su
disposición los documentos, siempre que legalmente puedan pedir copia
autorizada de los originales y exista obligación de expedírselos. Si las
partes no tuvieren a su disposición o por cualquier otra causa no pudiesen
presentar los documentos en que funden sus acciones o excepciones, lo
declararán al juez, bajo protesta de decir verdad, el motivo por el que no
pueden presentarlos. En vista a dicha manifestación, el juez, ordenará al
responsable de la expedición que el documento se expida a costa del
interesado, apercibiéndolo con la imposición de alguna de las medidas de
apremio que autoriza la ley.- Salvo disposición legal en contrario o que se
trate de pruebas supervenientes, de no cumplirse por las partes con alguno
de los requisitos anteriores, no se le recibirán las pruebas documentales
que no obren en su poder al presentar la demanda o contestación como
tampoco si en esos escritos no se dejan de identificar las documentales,
para el efecto de que oportunamente se exijan por el tribunal y sean
recibidas; IV. Además de lo señalado en la fracción III, con la demanda y
contestación se acompañarán todos los documentos que las partes tengan
en su poder y que deban de servir como pruebas de su parte; y, los que
presentaren después, con violación de este precepto, no le serán admitidos,
salvo que se trate de pruebas supervenientes, y V. Copia simple o
fotostática siempre que sean legibles a simple vista, tanto del escrito de
demanda como de los demás documentos referidos, incluyendo la de los
que se exhiban como prueba según los párrafos precedentes para correr
traslado a la contraria.- Lo dispuesto en la fracción anterior, se observará
también respecto de los escritos en que se oponga la excepción de
compensación o se promueva reconvención o algún incidente.”
De las disposiciones transcritas se desprende que una vez que el actuario
judicial se constituye en el domicilio del deudor, deberá requerirlo a efecto
de que pague el adeudo. Ante tal requerimiento, el deudor tiene dos
opciones, a saber: a) cubrir el adeudo; o, b) negarse a cubrir el adeudo y, en
consecuencia, verse sometido al embargo de sus bienes. Si el deudor elige
la primera opción, se librará del embargo y del procedimiento judicial. En
este supuesto, la diligencia concluirá en el momento en que el deudor paga
el adeudo reclamado, así como los gastos. De lo anterior, el actuario judicial
deberá levantar la razón correspondiente, con la que se dará cuenta al
titular del órgano jurisdiccional.
Por otra parte, si el deudor elige la segunda opción, esto es, si se niega a
cubrir el adeudo principal y sus accesorios, el actuario judicial lo requerirá
para que señale los bienes sobre los que se trabará embargo, con el
apercibimiento consistente en que, de no hacerlo, el derecho de señalar
bienes pasará al actor. Tales bienes deben ser suficientes para cubrir el
monto adeudado, los gastos y las costas.
De lo expuesto en el párrafo anterior, se desprende que el actor (su
representante legal o apoderado) debe estar presente en la diligencia de
que se trata. Esto es así, pues en caso de que el deudor se niegue a
señalar los bienes sobre los que se trabará embargo, será el propio actor o,
en su caso, su apoderado o representante legal, quien señale tales bienes.
Una vez que se ha trabado embargo sobre los bienes señalados por el
deudor o, en su caso, por el actor, el actuario judicial procederá a
describirlos en el acta que levante con motivo de la diligencia. Lo anterior, a
efecto de que los bienes embargados sean perfectamente identificables.
Así, por ejemplo, en el caso de bienes muebles deberá indicar su forma,
tamaño, color; señalar, en su caso, número de serie, modelo, marca, y en
general todos los datos que permitan la identificación del bien. La anterior
descripción resulta especialmente importante, pues la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha sostenido el criterio de que cuando se embarga
“todo lo que de hecho y por derecho le corresponde” a la demandada, los
bienes embargados quedan indeterminados, lo que obliga a practicar una
diligencia complementaria para inventariar los bienes embargados. El
criterio a que se alude, es el siguiente:
“EMBARGO, PARA SU PERFECCIONAMIENTO ES INDISPENSABLE EL
FORMAL INVENTARIO.- El artículo 543 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito y Territorios Federales, claramente dispone que de
todo secuestro se tendrá como depositario a la persona que designe el
acreedor, bajo su responsabilidad, mediante formal inventario. De esta
redacción se desprende, indudablemente, que en todo secuestro debe
mediar un inventario formal, es decir, levantado por el actuario al trabar el
embargo. Cuando el embargo a una empresa se realiza en forma general e
imprecisa, como sucede cuando sólo se asienta que se le embarga ‘con
todo lo que de hecho y por derecho le corresponde’, quedan absolutamente
indeterminados los bienes propiedad de tal negociación, en virtud de que el
señalamiento hecho en esos términos hace imposible precisar los alcances
del secuestro, mismos que sólo podrán delimitarse y determinarse a través
del complemento lógico e imprescindible que es el inventario de los bienes
de la empresa embargada, pues dicho inventario es de todo punto de vista
necesario para conocer el activo de la empresa embargada en el momento
preciso en que se efectúa el aseguramiento de bienes. En otros términos, el
embargante, para garantizar que su ejecución se ha llevado a cabo con
todas las formalidades y que se encuentra protegida por la ley de la materia,
debe hacer un formal inventario de los bienes secuestrados, en primer
lugar, para verificar que determinado bien pertenecía a la empresa en la
fecha del embargo y, en segundo lugar, para que en caso de que la
ejecutada sufra otro embargo o secuestro, pueda el actor demostrar
eficazmente que tiene un derecho de prelación y que no puede ser
embargado el bien más que en calidad de reembargo.” [28]
Una vez concluido el embargo, el actuario judicial deberá pedir que se
nombre depositario de los bienes embargados. El derecho de designar al
depositario es del actor, quien puede nombrar al propio deudor. Así, a partir
de que el actuario asiente en la razón correspondiente el hecho de que el
actor nombró como depositario de los bienes embargados al demandado,
éste pierde el carácter de poseedor a título de dueño de tales bienes, para
convertirse en depositario judicial, carácter que le impide disponer de
aquéllos. De hacerlo, incurriría en el delito de abuso de confianza.
Cabe precisar que si el embargo se traba sobre una finca rústica o una
negociación mercantil o industrial, el depositario será un inteventor con
cargo de la caja. Dicho interventor tendrá la obligación de vigilar la
contabilidad de la negociación embargada, procurando que las operaciones
que se llevan a cabo en ésta produzcan el mejor rendimiento posible. Sobre
el particular, conviene citar el artículo 460 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria el Código de Comercio.
Dicho precepto estatuye:
“ARTÍCULO 460. Si el secuestro se verifica en una finca rústica o en una
negociación mercantil o industrial, el depositario será mero interventor con
cargo de la caja, vigilando la contabilidad, y tendrá las siguientes
atribuciones: I. Inspeccionará el manejo de la negociación o finca rústica, en
su caso, y las operaciones que, en ella, se verifiquen, a fin de que
produzcan el mejor rendimiento posible; II. Vigilará, en las fincas rústicas, la
recolección de los frutos y su venta, y recogerá el producto de ésta; III.
Vigilará las compras y ventas de las negociaciones mercantiles, recogiendo,
bajo su responsabilidad, el numerario; IV. Vigilará la compra de materia
prima, su elaboración y la venta de los productos, en las negociaciones
industriales, recogiendo el numerario y efectos de comercio, para hacerlos
efectivos a su vencimiento; V. Ministrará los fondos para los gastos de la
negociación o finca rústica, en su caso, y atenderá a que la inversión de
ellos se haga convenientemente; VI. Depositará el dinero que resultare
sobrante después de cubiertos los gastos necesarios y ordinarios, como lo
previene el artículo 448; VII. Tomará provisionalmente, las medidas que la
prudencia aconseje, para evitar abusos y malos manejos de los
administradores, dando inmediatamente cuenta al tribunal, para su
ratificación, y, en su caso, para que determine lo conveniente a remediar el
mal, y VIII. Podrá nombrar, a su costa y bajo su responsabilidad, el personal
auxiliar que estimare indispensable para el buen desempeño de su cargo.”
Es muy importante apuntar aquí, que el actuario judicial es quien conduce la
diligencia correspondiente. Por tal motivo, al trabar embargo sobre los
bienes del deudor, dicho funcionario debe atender a las disposiciones del
Código Federal de Procedimientos Civiles, relativas al orden en que deben
embargarse los bienes y a las que establecen los bienes que no pueden
embargarse. En relación con la diligencia de embargo, conviene citar el
siguiente criterio:
“DILIGENCIA DE EMBARGO EN JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. LA
DECLARATORIA QUE EN LA PRÁCTICA REALIZA EL ACTUARIO,
RELATIVA A QUE SOBRE LOS BIENES DESIGNADOS SE TRABA
FORMAL EMBARGO U OTRA SIMILAR, NO CONSTITUYE UN
REQUISITO DE LOS EXIGIDOS POR LA LEGISLACIÓN MERCANTIL
PARA LA VALIDEZ DE AQUÉLLA.- De lo dispuesto en los artículos 1392 a
1395 del Código de Comercio, se deduce que las formalidades para el
desahogo de la diligencia de embargo en un juicio ejecutivo mercantil,
consisten en que ésta deberá ser conducida por el actuario, en
cumplimiento de un auto dictado por el Juez, en el que mande requerir de
pago al deudor, a su representante o a la persona con la que se entienda la
diligencia, y que en caso de no efectuarlo, también se le requiera para que
señale bienes suficientes a fin de garantizar las prestaciones reclamadas,
con el apercibimiento que, de no hacerlo, aquel derecho para señalar bienes
pasará al actor, situación que lleva implícita la plena identificación del bien a
embargar, mediante su individualización concreta; además, la diligencia
culminará con la designación por parte del ejecutante del depositario,
administrador o interventor de los bienes embargados, y con el
levantamiento del acta respectiva. Atento lo anterior, se concluye que la
validez y eficacia de la referida diligencia de embargo únicamente depende
de que se lleve a cabo con estricto apego a lo previsto en los preceptos
citados, por lo que la declaratoria expresa en el acta respectiva, de que se
traba formal embargo u otra similar, sobre los bienes designados, que
generalmente acostumbran asentar los actuarios judiciales, si bien se
produce en una etapa muy importante de la diligencia, esto es, entre el
momento en que el actuario judicial describe los bienes señalados para la
traba y la designación del depositario, administrador o interventor
respectivo, no constituye un requisito de forma de los exigidos por la ley,
para tener por realizado el embargo.” [29]
Del criterio transcrito se desprenden las formalidades a las que deben
ajustarse los actuarios judiciales al practicar los embargos. Del propio
criterio se advierte que el hecho de que los actuarios judiciales no expresen
en forma destacada que “se traba formal embargo” no le resta eficacia a la
diligencia de embargo. Lo anterior, siempre que tal diligencia se haya
practicado conforme a las formalidades de ley. Sobre el particular, debe
decirse que el hecho de que para practicar válidamente un embargo, no sea
indispensable manifestar “se traba formal embargo”, no significa que tal
manifestación no deba hacerse. Esto es así, pues la razón del actuario
judicial estará mejor redactada si en ella se expresa precisamente qué es lo
que se hizo, es decir, cuál es el acto jurídico que se realizó durante la
diligencia. Además, entre más completa sea una razón actuarial, menor
será el riesgo de que se decrete su nulidad.
Por otra parte, una vez finalizado el embargo, el actuario judicial procederá
a emplazar a juicio al demandado. Para esto, le entregará cédula que debe
contener la transcripción del auto de exeqüendo. Asimismo, entregará copia
del acta que levantó con motivo de la diligencia en la que se dio
cumplimiento a dicho auto. Además, le correrá traslado con copia de la
demanda y sus anexos.
En congruencia con lo antes expuesto, el acta que se levanta con motivo de
la diligencia en la que se desahoga el auto de exeqüendo debe contener,
por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 28):
1.- El número de juicio.
2.- Lugar, fecha y hora en que el actuario judicial se constituyó en el
domicilio del demandado.
3.- Nombre y apellidos, cargo y órgano jurisdiccional al que está adscrito
dicho funcionario judicial.
4.- La forma en que se cercioró de que se constituyó en el domicilio correcto
y de que la persona con quien entendió la diligencia efectivamente vive la
casa señalada por el actor.
5.- Nombre y apellidos del demandado o, en su caso, apoderado o
representante legal, así como la forma en que lo identificó.
6.- El hecho de que el actuario informó al interesado o, en su caso,
apoderado o representante legal, el motivo de la diligencia, así como el
hecho de que lo requirió del pago de lo adeudado y sus accesorios o, en su
defecto, para que señale los bienes sobre los que se trabará el embargo.
7.- El hecho de que el actuario judicial formuló al demandado el
apercibimiento consistente en que si no señala bienes para embargar, el
derecho de hacer tal señalamiento pasará al actor.
8.- La manifestación que haya hecho el demandado, en relación con tal
requerimiento.
9.- En su caso, el hecho de si el demandado señaló los bienes o si se negó
a hacerlo.
10.- El señalamiento de los bienes y su descripción en el acta
correspondiente, así como la manifestación consistente en que “se traba
formal embargo” sobre los bienes señalados.
11.- La persona a la que el actor designó depositario de los bienes
embargados o, en su caso, la persona que fue designada interventor.
12.- La forma en que se identificó al depositario o interventor.
13.- La manifestación consistente en que se notifica al demandado la
demanda promovida en su contra, emplazándolo al juicio.
14.- El hecho de que le entregó copia de la demanda y sus anexos, así
como copia del acta que se levantó con motivo de la diligencia de
requerimiento de pago, embargo y emplazamiento a juicio.
15.- Las manifestaciones que haya hecho el demandado.
16.- Firma del actuario judicial y de las personas que intevinieron en la
diligencia. Si no supieren o no quisieren firmar, se asentará tal circunstancia
en la razón.
En relación con los puntos 7 y 8, conviene citar el siguiente criterio:
“CONFESIÓN JUDICIAL. ALCANCES DE LA PRODUCIDA EN LA
DILIGENCIA DE EXEQÜENDO.- En el juicio ejecutivo mercantil el
requerimiento de pago, durante la diligencia de exeqüendo como primera
actuación judicial, es la intimación que por virtud de un mandamiento
judicial, el ejecutor del juzgado con base en las facultades y la fe pública de
la que se encuentra investido, dirige a una persona para que pague el
adeudo contraído o para que, en su caso, manifieste lo que estime
conducente en relación con tal requerimiento; por tanto, si en dicha
diligencia, a la luz de los artículos 1212 y 1235 del Código de Comercio, el
demandado admite deber a la actora determinada cantidad, es una
declaración que constituye una confesión, ya que se acepta la verdad de un
hecho susceptible de producir consecuencias jurídicas a cargo del obligado,
sobre todo cuando se realiza de manera espontánea, lisa, llanamente y sin
reservas; por ello si el reconocimiento del adeudo se hace en el momento
en que el deudor es requerido del pago, tal declaración es precisamente la
que implica la confesión, misma que deberá ser valorada de acuerdo con
las reglas de apreciación de las pruebas y en conjunto con el restante valor
probatorio constante en autos.” [30]
[28] Tesis aislada sustentada por la extinta Tercera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 51, del Tomo 10, Cuarta
Parte, de la Séptima Época del Semanario Judicial de la Federación. IUS
2004, núm. reg. 242390.
[29] Jurisprudencia número 1ª/J. 48/2002, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 42, del Tomo
XVI, octubre de 2002, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 185772.
[30] Jurisprudencia número 1ª./J. 37/99, sustentada por la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la pág. 5, del Tomo X,
octubre de 1999, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta. IUS 2004, núm. reg. 193192.
“Artículo 150. Transcurridos los plazos que señala el artículo 147 de este
código o cuando el tribunal considere agotada la instrucción lo determinará
así mediante resolución que se notificará personalmente a las partes, y
mandará poner el proceso a la vista de éstas por diez días comunes, para
que promuevan las pruebas que estimen pertinentes y que puedan
practicarse dentro de los quince días siguientes al en que se notifique el
auto que recaiga a la solicitud de la prueba. Según las circunstancias que
aprecie el Juez en la instancia podrá de oficio ordenar el desahogo de las
pruebas que a su juicio considere necesarias para mejor proveer o bien
ampliar el plazo de desahogo de pruebas hasta por diez días más. Al día
siguiente de haber transcurrido los plazos establecidos en este artículo, el
tribunal, de oficio y previa la certificación que haga el secretario, dictará auto
en el que se determinen los cómputos de dichos plazos.- Se declarará
cerrada la instrucción cuando, habiéndose resuelto que tal procedimiento
quedó agotado, conforme a lo previsto en el párrafo anterior, hubiesen
transcurrido los plazos que se citan en este artículo o las partes hubieran
renunciado a ellos.”
El procedimiento que, conforme a la fracción IV del citado artículo 1 del
Código Federal de Procedimientos Penales se denomina “de primera
instancia”, se compone de las etapas de conclusiones y sentencia. En
efecto, en este procedimiento el Ministerio Público de la Federación fija en
sus conclusiones la pretensión punitiva y el delito materia de la acusación.
En este mismo procedimiento el juez, previa valoración de las pruebas que
obren en autos, debe dictar la sentencia definitiva.
“Artículo 72. Los términos se fijarán por día y hora, y salvo los actos a que
se refieren el artículo 19 Constitucional y otras disposiciones, se precisarán
por el tribunal cuando menos con cuarenta y ocho horas de anticipación al
día y hora en que se hayan de celebrar las actuaciones a que se refieran.”
“Artículo 19. Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del
plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea puesto a su
disposición, sin que se justifique con un auto de formal prisión en el que se
expresarán: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución, así como los datos que arroje la averiguación
previa, los que deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y
hacer probable la responsabilidad del indiciado.”
Como se ve, la regla antes expuesta, relativa a que las resoluciones que
ordenen una citación deben notificarse por lo menos con cuarenta y ocho
horas de anticipación a la hora y fecha en que tendrá verificativo la
diligencia correspondiente, no se aplica en el procedimiento de
preinstrucción. Esto es así, pues el constituyente consideró que el plazo de
setenta y dos horas (previsto en el artículo 19 constitucional) es suficiente
para resolver la situación jurídica del detenido que es puesto a disposición
del juez, sin imponerle la carga de tener que notificar al detenido la fecha y
hora de la audiencia en la que deberá rendir su declaración preparatoria,
con cuarenta y ocho horas de anticipación. Lo cual, por otra parte, sería
inconducente pues la persona que se pone a disposición de la autoridad
judicial ya está detenida y no queda más que resolver su situación jurídica.
Por otra parte, los sujetos procesales necesarios son aquellos cuya
intervención en el proceso es indispensable para el desahogo de pruebas.
En esta clasificación se encuentran los testigos, peritos e intérpretes, entre
otros.
Por otra parte, las citaciones suelen entenderse con los sujetos procesales
necesarios, es decir, aquéllas se practican con los testigos, peritos e
intérpretes, entre otros.
[4]La razón por la que se adopta tal clasificación de los sujetos procesales
que intervienen en el proceso penal, radica en que facilita la exposición de
los supuestos de procedencia y los sujetos con quienes deben practicarse
las notificaciones y citaciones.
Ahora bien, uno de los principios que rige a la institución del Ministerio
Público, es el de indivisibilidad. Consiste en que los servidores públicos del
Ministerio Público no actúan en nombre propio, sino que lo hacen en
representación y a nombre de la institución. En tales condiciones, el hecho
de que una averiguación previa se inicie por un agente y se concluya por
otro diverso, en nada afecta lo actuado, pues ambos agentes actúan en
representación del órgano investigador[5]. Atento lo anterior, el proveído
que recaiga a un ocurso suscrito por un agente del Ministerio Público
distinto del que está adscrito al órgano jurisdiccional, puede válidamente
notificarse al agente del Ministerio Público adscrito. Esto es así, pues
conforme al referido principio, al practicar una notificación con un agente del
Ministerio Público, a la que se está notificando es precisamente a la
institución del Ministerio Público, y no al agente en lo personal. En este
orden de ideas, si un agente del Ministerio Público (distinto del que está
adscrito al juzgado federal) solicita que se libre una orden de aprehensión y
el juez, con vista en dicha solicitud, dicta un proveído en el que determina
que no procede librar aquélla, tal proveído puede válidamente notificarse al
agente del Ministerio Público adscrito al órgano jurisdiccional, pues no
existe obligación de practicar la notificación precisamente con el agente del
Ministerio Público que suscribió el ocurso correspondiente (salvo que el juez
así lo determine).
Cabe precisar que hay casos en que los agentes del Ministerio Público
(distintos del que está adscrito al órgano jurisdiccional) en el mismo escrito
en el que formulan una petición, solicitan que el auto que recaiga a éste se
les notifique precisamente a ellos. En estos casos, si el juez provee de
conformidad tal solicitud, el actuario judicial deberá notificar la resolución
correspondiente precisamente al agente del Ministerio Público que la
formuló (en cumplimiento a lo ordenado por el juez). En el supuesto de que
el juez deniegue la referida solicitud, lo procedente es que el actuario
judicial notifique la resolución respectiva al agente del Ministerio Público de
la Federación adscrito al órgano jurisdiccional.
Por otra parte, los actuarios judiciales deben tener presente los artículos
291, 294 y 295 del Código Federal de Procedimientos Penales. Estos
preceptos, en lo que interesa, establecen:
[5] Al respecto, Jorge Alberto Silva Silva sostiene que “No hay muchos
Ministerios Públicos, sino sólo uno. Hay sí, muchos agentes del Ministerio
Público, pero una sola institución. Esos muchos son sólo agentes de la
institución.” SILVA SILVA, Jorge Alberto. Derecho Procesal Penal, Ed.
Oxford, University Press, México 2002, Segunda Edición, pág. 106.
5.4.3 Sujeto activo del delito y su defensor
De aquí se sigue que las notificaciones que deban practicarse con el sujeto
activo del delito, siempre se entenderán con una persona física.
Por otra parte, los artículos 104, 105, 106 y 160 del Código Federal de
Procedimientos Penales, disponen:
Por otra parte, si el inculpado tiene varios defensores, podrá designar a uno
de ellos para que reciba las notificaciones que correspondan a la defensa.
Así, una vez que el juez del proceso dicte el proveído en el que tenga por
hecha la designación correspondiente, el actuario judicial deberá practicar
las notificaciones que correspondan a la defensa, con el defensor
designado. Lo anterior, sin perjuicio de notificar a otro u otros defensores si
así lo solicitan. En caso de que el inculpado no haga la referida designación,
los propios defensores podrán nombrar, de entre ellos, a un representante
común, con el que se entenderán las notificaciones que correspondan a la
defensa. Si dichos defensores no hacen el nombramiento del representante
común, éste será designado por el juez del proceso. En este orden de
ideas, cuando un inculpado tenga más de un defensor, el actuario judicial
deberá revisar los autos del proceso con el objeto de conocer cuál de los
defensores es el representante común.
No sobra precisar que si son varios los inculpados y cada uno de ellos
hubiere designado a su propio defensor, el actuario judicial deberá entender
las notificaciones que correspondan a la defensa, con cada uno de los
defensores. Esto es así, pues en estos casos los defensores actúan en
forma independiente, en tanto defienden a distintas personas.
El sujeto pasivo del delito “es el titular del interés lesionado o que se pone
en peligro con la acción delictiva, y como la ley tutela bienes de índole
personal y colectiva, pueden ser sujetos pasivos: a) La persona física,
desde antes de su nacimiento o después de verificado éste, ya en su
integridad o en su vida, ya en sus demás bienes, tales como su honor,
estado civil, paz y seguridad, libertad, patrimonio, etc.; b) La persona moral
o jurídica; c) El Estado, titular de bienes jurídicos importantes; y, d) La
sociedad, titular también, como los particulares, de ciertos y especialísimos
bienes jurídicos que se afectan en la comisión de algunos delitos (contra la
seguridad pública, la moral pública y la economía, pública entre otros)”[7].
Como se ve, los plazos comienzan a correr desde el día siguiente a aquel
en que se practicó la notificación. Esto determina que las notificaciones
surten sus efectos en el momento en que se practican. Este aserto se
corrobora con el siguiente criterio:
El artículo 109 del código adjetivo penal federal, dispone:“Artículo 109. Las
notificaciones personales se harán en el tribunal o en el domicilio
designado. Si no se encuentra al interesado en el domicilio designado, se le
dejará con cualquiera de las personas que allí residan, una cédula que
contendrá: nombre del tribunal que la dicte, causa en la cual se dicta,
transcripción, en lo conducente, de la resolución que se le notifique, día y
hora en que se hace dicha notificación y persona en poder de la cual se
deja, expresándose, además, el motivo por el cual no se hizo en persona al
interesado.- Si el que deba ser notificado se niega a recibir al funcionario
encargado de hacer la notificación, o las personas que residen en el
domicilio se rehúsan a recibir la cédula, o no se encuentra nadie en el lugar,
se fijará la cédula en la puerta de entrada.”
“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá concurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del tribunal.
Si no se presentaran los interesados en ese término, la notificación se
tendrá por hecha al tercer día de que se fije la lista en la puerta del Tribunal
o de que se hubiere publicado en el Boletín Oficial.”
Del citado precepto se desprende, entre otras cosas, que la notificación por
lista se tiene por hecha y, por tanto, surte sus efectos legales al tercer día
de que se fijó en los estrados del órgano jurisdiccional o en un lugar visible
del mismo. Lo anterior, con la salvedad de que si los interesados acuden al
órgano judicial que dictó la resolución que se notifica mediante lista, a más
tardar al día siguiente de aquel en que ésta se fijó (a fin de que se les
notifique personalmente la resolución de que se trate), la notificación que
surtirá sus efectos será la personal.
Ahora bien, del citado artículo 27-Bis del Código Federal de Procedimientos
Penales se desprende que el incidente de nulidad de notificaciones debe
promoverse en la actuación subsecuente en la que deba intervenir el sujeto
procesal afectado por la indebida notificación o por su omisión. De aquí se
sigue que si dicho incidente no se promueve en tal actuación, precluirá el
derecho del afectado para promoverlo.
Por otro lado, debe decirse que el incidente de que se trata también resulta
procedente cuando se promueve para combatir la indebida notificación de la
sentencia, o la omisión de notificar ésta. Esto es así, pues la notificación de
la sentencia definitiva acaece con posterioridad a su dictado. En este orden
de ideas, la consecuencia de la interlocutoria que declare fundado el
incidente de que se trata, será que se practique la notificación de la
sentencia en forma legal, subsanando las deficiencias que motivaron su
impugnación, sin que se altere el contenido de la propia sentencia, pues
ésta queda intocada en tanto que lo único que se combate es la indebida
notificación o su omisión.
Ahora bien, conforme al citado artículo 27-Bis del código adjetivo penal
federal, si el incidente de nulidad de notificaciones se declara fundado, el
titular del órgano jurisdiccional deberá establecer cuáles son las actuaciones
que son nulas por depender de la notificación anulada. Asimismo, deberá
atender lo dispuesto en el artículo 110 del mismo ordenamiento legal. Este
precepto dice:
5.8 Reglas para practicar las notificaciones en el proceso penal federal (con
excepción de las resoluciones que ordenan el aseguramiento o la
devolución de objetos o instrumentos del delito)
5.8.1.1 Su procedencia
Los artículos 104, 105, 106 y 107 del Código Federal de Procedimientos
Penales, en lo conducente, establecen:
“Artículo 105. En los casos a que se refiere la segunda parte del artículo
anterior, las resoluciones que deban guardarse en sigilo, solamente se
notificarán al Ministerio Público. En las demás no será necesaria la
notificación personal al inculpado, cuando éste haya autorizado a algún
defensor para que reciba las notificaciones que deban hacérsele.”
“Artículo 107. Los actuarios o secretarios del tribunal que hagan las
notificaciones que no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del
tribunal una lista de los asuntos acordados, expresando únicamente el
número del expediente y el nombre del inculpado, y asentarán constancia
de ese hecho en los expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere
Boletín Judicial de la Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los
interesados desea que se le haga notificación personal, podrá concurrir a
más tardar al día siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación
en el Boletín Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario
del tribunal…”
Por otra parte, respecto del supuesto precisado en el apartado b), resulta
conveniente transcribir el artículo 108 del Código Federal de Procedimientos
Penales; dice:
La cédula que el actuario judicial tiene que dejar en poder de la persona con
quien entiende la notificación, debe contener los siguientes datos (ver anexo
30):
“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá concurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del
tribunal…”
Cabe destacar que si son varios los sujetos a los que se les notifica por lista
y únicamente uno de ellos comparece al órgano jurisdiccional para que se le
haga la notificación en forma personal, el actuario judicial, al levantar la
razón en la que se afirma que la notificación por lista surtió sus efectos
legales, debe precisar, en forma destacada, los sujetos procesales respecto
de los que surtió efectos tal clase de notificación (únicamente respecto de
los sujetos que no comparecieron al órgano jurisdiccional).
Se estima que lo que debe hacer el actuario judicial, es levantar una razón
en la que haga constar la negativa del procesado de recibir la notificación.
Con tal razón se deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional a
efecto de que determine lo conducente.
“Artículo 46. Cuando tengan que practicarse diligencias judiciales fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal que conozca del asunto, se encomendará
su cumplimiento al de igual categoría del territorio jurisdiccional donde
deban practicarse.- Si las diligencias tuvieren que practicarse fuera del lugar
de la residencia del tribunal, pero dentro de su territorio jurisdiccional, y
aquél no pudiere trasladarse, se encargará su cumplimiento al inferior del
mismo fuero, o a la autoridad judicial del orden común del lugar donde
deban practicarse.- Se empleará la forma de exhorto cuando se dirija a un
tribunal igual en categoría, y de requisitoria cuando se dirija a un inferior.”
5.8.2.1 Su procedencia
“Artículo 107. Los actuarios o secretarios que hagan las notificaciones que
no sean personales, fijarán diariamente en la puerta del tribunal una lista de
los asuntos acordados, expresando únicamente el número del expediente y
el nombre del inculpado, y asentarán constancia de ese hecho en los
expedientes respectivos. En los lugares donde hubiere Boletín Judicial de la
Federación, la lista se publicará en él.- Si alguno de los interesados desea
que se le haga notificación personal, podrá ocurrir a más tardar al día
siguiente al en que se fije la lista o se haga la publicación en el Boletín
Judicial de la Federación, solicitándola del actuario o secretario del tribunal.
Si no se presentaran los interesados en ese término, la notificación se
tendrá por hecha al tercer día de que se fije la lista en la puerta del Tribunal
o de que se hubiere publicado en el Boletín Oficial.”
Por otra parte, el artículo 108 del referido ordenamiento legal, establece:
De lo hasta aquí expuesto se advierte que procede notificar por lista: a) las
resoluciones que no deban notificarse en forma personal; y, b) las
resoluciones que debiéndose notificar en forma personal, no puedan
comunicarse de ese modo en virtud de que el o los interesados hayan
omitido señalar domicilio dentro del lugar donde reside el juzgado ante el
que se tramita el proceso, hayan señalado uno falso o no hayan dado aviso
al juez del cambio de domicilio.
Existe una excepción a dicha regla (que la lista se fije a más tardar al día
siguiente de aquel en que se dictó la resolución que se notifica). Se
actualiza cuando habiéndose intentado la notificación personal de una
resolución (precisamente al día siguiente de que ésta se dictó) aquélla no
pudo practicarse (por ejemplo, porque el interesado cambió de domicilio sin
dar aviso a la autoridad judicial). En este caso, la resolución de que se trata
se notificará por lista después de que el titular, con vista en la razón
actuarial correspondiente (en la que se haya asentado el motivo por el que
no pudo practicarse la notificación personal) haya ordenado que la
resolución respectiva se notifique por lista.
Por otro lado, los datos que debe contener la lista, conforme al primer
párrafo del artículo 107 del código adjetivo penal federal, son: a) número del
expediente; y, b) nombre del inculpado.
Se estima que a los anteriores datos pueden válidamente agregarse otros,
que generen mayor certeza y pongan de manifiesto que el actuario judicial
cumplió con todas y cada una de las formalidades que dicho ordenamiento
legal establece para la práctica de este tipo de notificación (como el hecho
de que la lista se hubiere fijado a más tardar al día siguiente de dictada la
resolución que se notifica). Así las cosas, es conveniente que la lista de
notificación contenga los siguientes datos (ver anexo 33):
No está por demás precisar que dichos sellos se utilizan porque facilitan el
trabajo de los actuarios judiciales. Sin embargo, el uso de aquéllos no es
obligatorio, dado que los actuarios pueden válidamente asentar con su puño
y letra las razones correspondientes.
El oficio debe contener, por lo menos, los siguientes datos (ver anexo 34):
Como se ve, las notificaciones personales surten sus efectos el día en que
se practican y las notificaciones por edictos surten sus efectos el día en que
éstos se publican, es decir, en la fecha en que aparezca la inserción
respectiva en el Diario Oficial de la Federación y en el periódico de
circulación nacional que se designe.
5.9.5.2.1 Su procedencia
Del precepto transcrito se advierte que las citaciones por cédula pueden
practicarse en el domicilio de la persona que deba ser citada o en el lugar
en que ésta trabaje. Obviamente dicha disposición se refiere a las personas
que no estén privadas de su libertad, pues en caso contrario (por ejemplo
un testigo que esté privado de su libertad) el titular del órgano jurisdiccional
debe librar un oficio al director del penal en el que esté recluido el sujeto
procesal necesario, solicitándole que presente a éste en la reja de prácticas
del órgano jurisdiccional en una hora y fecha determinadas.
Ahora bien, una vez que el actuario judicial se constituye en el domicilio del
sujeto procesal necesario, a efecto de practicar la citación por cédula,
pueden presentarse las siguientes situaciones: a) que en la primera
búsqueda se encuentre al sujeto procesal necesario; b) que no encuentre a
dicho sujeto, pero la diligencia se entienda con algún pariente, familiar o
doméstico de aquél; c) que la diligencia se entienda con una persona
distinta de quien deba citarse, e informe que el interesado está ausente; y,
d) que nadie acuda al llamado del actuario judicial o que quien lo haga se
niegue a recibir la citación.
Como se ve, el precepto transcrito establece los datos que debe contener la
cédula que se entrega a la persona que se cita. Al respecto, se estima que,
además de tales datos, pueden válidamente asentarse otros que den mayor
certeza a la práctica de la citación. Así, se estima que la cédula
correspondiente debe contener los siguientes datos (ver anexo 35):
Por otro lado, puede suceder que la persona con quien se entiende la
diligencia (distinta del sujeto procesal necesario) manifieste que la persona
que se busca ya no vive en esa casa y que desconoce el paradero de la
misma. En este supuesto, se estima que lo que debe hacer el actuario es
levantar una razón en la que haga constar tal situación. Con dicha razón se
deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional a efecto de que
determine lo conducente.
Como se ve, los particulares que pertenezcan a alguna rama del servicio
público, los militares o los empleados oficiales, deben ser citados por
conducto de su superior jerárquico, a menos que el éxito de la citación
requiera que no se haga de esa forma. De lo anterior se infiere que es el
titular del órgano jurisdiccional el que determina si la citación
correspondiente debe hacerse personalmente con el sujeto procesal
necesario o por conducto de su superior jerárquico. En el primer caso, el
actuario judicial practicará la citación en los términos precisados en los
apartados anteriores (relativos a las citaciones por cédula). En el segundo
caso, la cédula de citación deberá entregarse precisamente al superior
jerárquico del sujeto procesal necesario.
Una vez que el actuario judicial conozca el cargo del superior jerárquico del
sujeto procesal necesario, procurará localizarlo a efecto de entregarle la
cédula de citación correspondiente. En caso de que el actuario judicial no
pueda entregar personalmente al referido superior jerárquico la cédula de
citación, levantará la razón correspondiente (en la que deberá asentar el
motivo que le impidió practicar la diligencia que se le encomendó) con la
que se deberá dar cuenta al titular del órgano jurisdiccional, con el objeto de
que determine lo conducente.
Por lo que respecta a los datos de la cédula y la razón que debe levantarse,
el actuario judicial debe observar lo expuesto en el apartado 5.10.4.2.3.
5.10.4.2.8 Procedimiento para practicar las citaciones por cédula fuera del
lugar donde se tramita el proceso penal
“Artículo 46. Cuando tengan que practicarse diligencias judiciales fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal que conozca del asunto, se encomendará
su cumplimiento al de igual categoría del territorio jurisdiccional donde
deban practicarse.- Si las diligencias tuvieren que practicarse fuera del lugar
de la residencia del tribunal, pero dentro de su territorio jurisdiccional, y
aquél no pudiere trasladase, se encargará su cumplimiento al inferior del
mismo fuero, o a la autoridad judicial del orden común del lugar donde
deban practicarse.- Se empleará la forma de exhorto cuando se dirija a un
tribunal igual en categoría, y de requisitoria cuando se dirija a un inferior.”
Para realizar dicha citación, el actuario judicial debe llevar consigo, por
duplicado, el oficio correspondiente, a fin de que uno de éstos se entregue
en la oficina que vaya a transmitirlo mediante telégrafo, en tanto que el otro
le sirva de acuse de recibo, en el que se estampará el sello de la referida
oficina.
Cabe destacar que, en la práctica, los telegramas enviados por los órganos
jurisdiccionales del Poder Judicial de la Federación son transmitidos en las
oficinas de telégrafos denominadas “Telecomm/Telégrafos”. Por tanto, es en
estas instalaciones donde el actuario judicial debe presentarlos. Ahora
bien ¿Qué datos debe contener el telegrama? Conforme al artículo 75 del
Código Federal de Procedimientos Penales el telegrama correspondiente
contendrá los mismos datos que la cédula de citación. En tales condiciones,
se remite al alumno al apartado 5.10.4.2.3.
5.10.4.4.1 Su procedencia
Los artículos 78 y 79 del Código Federal de Procedimientos Penales,
establecen:
“Artículo 78. En caso de urgencia podrá hacerse la citación por telefonema
que transmitirá el funcionario de la policía judicial que practique las
diligencias o el secretario o actuario respectivo del tribunal que corresponda,
quienes harán la citación con las indicaciones a que se refieren las
fracciones I y III del artículo 75, asentando constancia en el expediente.-
Asimismo, podrá ordenarse por teléfono a la policía que haga la citación
cumpliéndose con los requisitos del mismo artículo 75.”
“Artículo 79. También podrá citarse por teléfono a la persona que haya
manifestado expresamente su voluntad para que les cite por ese medio,
dando el número del aparato al cual debe hablársele, sin perjuicio de que si
no es hallada en ese lugar o no se considera conveniente hacerlo de esa
manera se le cite por alguno de los medios señalados en este capítulo.”
b) Que la persona que deba ser citada exprese, por escrito, su voluntad
de que por teléfono se le informe el día y hora en que deberá comparecer
ante ha la autoridad judicial y además, que a dicho escrito le haya recaído el
acuerdo respectivo.
Cabe destacar que el actuario judicial debe ser cuidadoso al describir los
objetos. Esto es así, pues puede suceder que algún bien asegurado
requiera de la opinión de un especialista para afirmar que es o no alguna
clase de sustancia. Por ejemplo, tratándose de un delito de posesión simple
de marihuana, por lo general, la representación social deja a disposición de
la autoridad judicial el citado estupefaciente. En este supuesto, el actuario
judicial, al dar fe de dicho narcótico no debe describirlo afirmando
contundentemente que se trata de marihuana, sino que puede exponer, por
ejemplo, que se trata de una hierba “al parecer marihuana”. Lo anterior,
pues para determinar con toda certeza si se trata o no de marihuana es
necesario que un especialista en estupefacientes emita el dictamen
correspondiente.
a) personalmente;
b) por lista;
c) por estrado o por boletín judicial según corresponda; y
d) por edictos.
Como se puede observar, las figuras que se contemplan son similares a las
que se prevén en otras materias, sin embargo, es necesario atender a sus
particularidades.
5.12.1 Notificaciones personales
a) El Presidente de la República;
b) el Consejero Jurídico del Ejecutivo;
c) los Magistrado y Jueces;
d) las personas imposibilitadas físicamente ya sea por su edad, por
enfermedad grave o alguna otra que dificulte su comparecencia.
Así como los servidores públicos a que se refieren los párrafos primero y
quinto del artículo 111 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, es decir:
ANEXO 30
PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN
CÉDULA DE NOTIFICACIÓN
NOMBRE DEL INTERESADO: _______________________
DOMICILIO:_______________________________________
________________________________________
Firma de quien recibe la cédula
__________________________________
ANEXO 31
RAZÓN DE CÉDULA
CAUSA PENAL _____________
En la Ciudad de México, siendo las ______ horas con _____ minutos del
día _____ de _______ de dos mil ______, el suscrito licenciado _____________,
Actuario Judicial adscrito al Juzgado ________ de Distrito de Procesos Penales
Federales en la Ciudad de México, me constituí con las formalidades de ley en el
domicilio ubicado en __________, a fin de notificar a ____________, defensor
particular del inculpado _____________, el auto de _________ de ___________
de dos mil _______, dictado en la causa penal al rubro indicado. Cerciorado de
que el referido domicilio era el correcto, pues así lo advertí de la placa oficial
colocada en la esquina de dicha calle y del número de la casa, procedía a tocar la
puerta del mismo. A mi llamado acudió quien dijo llamarse ____________ y ser
______________ del interesado, así como se identificó con credencial
______________, en la que obra su nombre y fotografía que concuerda con sus
rasgos fisonómicos. Acto seguido, me identifiqué, informé el motivo de mi
presencia y requerí la presencia de la persona buscada. La citada persona me
informó que el interesado no se encontraba en ese momento, pero que
efectivamente en ese domicilio podía ser localizado, pues ahí era su despacho.
Así las cosas, de conformidad con el artículo 109 del Código Federal de
Procedimientos Penales, procedí a notificar mediante cédula al interesado,
misma que entregué a la persona que me atendió. Esta última recibió de
conformidad la cédula referida y firmó en el duplicado y triplicado de ésta.-
Conste.- Doy fe.
________________________________
ANEXO 32
NOTIFICACIÓN POR COMPARECENCIA
(PROCESO PENAL)
________________________________
________________________________
ANEXO 33
Sello del
juzgado
LICENCIADO _______________
ACTUARIO JUDICIAL.
ANEXO 34
Oficio____
Causa penal _____
Licenciado __________________.
ANEXO 35
CÉDULA DE CITA
A t e n t a m e n t e.
Licenciado _____________.
ANEXO 36
RAZÓN DE CÉDULA DE CITA
CAUSA PENAL _____________
________________________________
Por otra parte, los párrafos cuarto y octavo del artículo 100 constitucional,
dicen:
Por otra parte, las causas de responsabilidad administrativa en las que pueden
incurrir los actuarios del Poder Judicial de la Federación, están previstas en el
artículo 131 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y en el artículo
8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores
Públicos. Tales preceptos, en lo conducente, establecen:
“Artículo 131. Serán causas de responsabilidad para los servidores públicos del
Poder Judicial de la Federación: I. Realizar conductas que atenten contra la
independencia de la función judicial, tales como aceptar o ejercer consignas,
presiones, encargos o comisiones, o cualquier acción que genere o implique
subordinación respecto de alguna persona, del mismo u otro poder; II. Inmiscuirse
indebidamente en cuestiones del orden jurisdiccional que competan a otros
órganos del Poder Judicial de la Federación; III. Tener una notoria ineptitud o
descuido en el desempeño de las funciones o labores que deban realizar; IV.
Impedir en los procedimientos judiciales que las partes ejerzan los derechos que
legalmente les correspondan en los procedimientos; V. Conocer de algún asunto o
participar en algún acto para el cual se encuentren impedidos; VI. Realizar
nombramientos, promociones o ratificaciones infringiendo las disposiciones
generales correspondientes; VII. No poner en conocimiento del Consejo de la
Judicatura Federal cualquier acto tendiente a vulnerar la independencia de la
función judicial; VIII. No preservar la dignidad, imparcialidad y profesionalismo
propios de la función judicial en el desempeño de sus labores; IX. Emitir opinión
pública que implique prejuzgar sobre un asunto de su conocimiento; X. Abandonar
la residencia del tribunal de circuito o juzgado de distrito al que esté adscrito, o
dejar de desempeñar las funciones o las labores que tenga a su cargo; XI. Las
previstas en el artículo 8 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas
de los Servidores Públicos, siempre que no fueren contrarias a la naturaleza de la
función jurisdiccional; XII. Incumplir las disposiciones constitucionales y legales en
materia de propaganda y de informes de labores o de gestión, y XIII. Las demás
que determine la ley.”
“Artículo 8.- Todo servidor público tendrá las siguientes obligaciones: I.- Cumplir el
servicio que le sea encomendado y abstenerse de cualquier acto u omisión que
cause la suspensión o deficiencia de dicho servicio o implique abuso o ejercicio
indebido de un empleo, cargo o comisión; II.- Formular y ejecutar los planes,
programas y presupuestos correspondientes a su competencia, y cumplir las leyes
y la normatividad que determinen el manejo de recursos económicos públicos; III.-
Utilizar los recursos que tenga asignados y las facultades que le hayan sido
atribuidas para el desempeño de su empleo, cargo o comisión, exclusivamente
para los fines a que están afectos; IV.- Rendir cuentas sobre el ejercicio de las
funciones que tenga conferidas y coadyuvar en la rendición de cuentas de la
gestión pública federal, proporcionando la documentación e información que le sea
requerida en los términos que establezcan las disposiciones legales
correspondientes; V.- Custodiar y cuidar la documentación e información que por
razón de su empleo, cargo o comisión, tenga bajo su responsabilidad, e impedir o
evitar su uso, sustracción, destrucción, ocultamiento o inutilización indebidos; VI.-
Observar buena conducta en su empleo, cargo o comisión, tratando con respeto,
diligencia, imparcialidad y rectitud a las personas con las que tenga relación con
motivo de éste; VII.- Comunicar por escrito al titular de la dependencia o entidad
en la que preste sus servicios, las dudas fundadas que le suscite la procedencia
de las órdenes que reciba y que pudiesen implicar violaciones a la Ley o a
cualquier otra disposición jurídica o administrativa, a efecto de que el titular dicte
las medidas que en derecho procedan, las cuales deberán ser notificadas al
servidor público que emitió la orden y al interesado; VIII.- Abstenerse de ejercer
las funciones de un empleo, cargo o comisión, por haber concluido el período para
el cual se le designó, por haber sido cesado o por cualquier otra causa legal que
se lo impida; IX.- Abstenerse de disponer o autorizar que un subordinado no asista
sin causa justificada a sus labores, así como de otorgar indebidamente licencias,
permisos o comisiones con goce parcial o total de sueldo y otras percepciones; X.-
Abstenerse de autorizar la selección, contratación, nombramiento o designación
de quien se encuentre inhabilitado por resolución de autoridad competente para
ocupar un empleo, cargo o comisión en el servicio público; XI.- Excusarse de
intervenir, por motivo de su encargo, en cualquier forma en la atención, tramitación
o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios,
incluyendo aquéllos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge
o parientes consanguíneos o por afinidad hasta el cuarto grado, o parientes civiles,
o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de
negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas
antes referidas formen o hayan formado parte. El servidor público deberá informar
por escrito al jefe inmediato sobre la atención, trámite o resolución de los asuntos
a que hace referencia el párrafo anterior y que sean de su conocimiento, y
observar sus instrucciones por escrito sobre su atención, tramitación y resolución,
cuando el servidor público no pueda abstenerse de intervenir en ellos; XII.-
Abstenerse, durante el ejercicio de sus funciones, de solicitar, aceptar o recibir,
por sí o por interpósita persona, dinero, bienes muebles o inmuebles mediante
enajenación en precio notoriamente inferior al que tenga en el mercado ordinario,
donaciones, servicios, empleos, cargos o comisiones para sí, o para las personas
a que se refiere la fracción XI de este artículo, que procedan de cualquier persona
física o moral cuyas actividades profesionales, comerciales o industriales se
encuentren directamente vinculadas, reguladas o supervisadas por el servidor
público de que se trate en el desempeño de su empleo, cargo o comisión y que
implique intereses en conflicto. Esta prevención es aplicable hasta un año después
de que se haya retirado del empleo, cargo o comisión. Habrá intereses en conflicto
cuando los intereses personales, familiares o de negocios del servidor público
puedan afectar el desempeño imparcial de su empleo, cargo o comisión. Una vez
concluido el empleo, cargo o comisión, el servidor público deberá observar, para
evitar incurrir en intereses en conflicto, lo dispuesto en el artículo 9 de la Ley; En el
caso del personal de los centros públicos de investigación, los órganos de
gobierno de dichos centros, con la previa autorización de su órgano de control
interno, podrán determinar los términos y condiciones específicas de aplicación y
excepción a lo dispuesto en esta fracción, tratándose de los conflictos de intereses
que puede implicar las actividades en que este personal participe o se vincule con
proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico en relación con
terceros de conformidad con lo que establezca la Ley de Ciencia y Tecnología;
XIII.- Desempeñar su empleo, cargo o comisión sin obtener o pretender obtener
beneficios adicionales a las contraprestaciones comprobables que el Estado le
otorga por el desempeño de su función, sean para él o para las personas a las que
se refiere la fracción XI; XIV.- Abstenerse de intervenir o participar indebidamente
en la selección, nombramiento, designación, contratación, promoción, suspensión,
remoción, cese, rescisión del contrato o sanción de cualquier servidor público,
cuando tenga interés personal, familiar o de negocios en el caso, o pueda derivar
alguna ventaja o beneficio para él o para las personas a las que se refiere la
fracción XI; XV.- Presentar con oportunidad y veracidad las declaraciones de
situación patrimonial, en los términos establecidos por la Ley; XVI.- Atender con
diligencia las instrucciones, requerimientos o resoluciones que reciba de la
Secretaría, del contralor interno o de los titulares de las áreas de auditoría, de
quejas y de responsabilidades, conforme a la competencia de éstos; XVII.-
Supervisar que los servidores públicos sujetos a su dirección, cumplan con las
disposiciones de este artículo; XVIII.- Denunciar por escrito ante la Secretaría o la
contraloría interna, los actos u omisiones que en ejercicio de sus funciones llegare
a advertir respecto de cualquier servidor público que pueda constituir
responsabilidad administrativa en los términos de la Ley y demás disposiciones
aplicables; XIX.- Proporcionar en forma oportuna y veraz, toda información y datos
solicitados por la institución a la que legalmente le competa la vigilancia y defensa
de los derechos humanos. En el cumplimiento de esta obligación, además, el
servidor público deberá permitir, sin demora, el acceso a los recintos o
instalaciones, expedientes o documentación que la institución de referencia
considere necesario revisar para el eficaz desempeño de sus atribuciones y
corroborar, también, el contenido de los informes y datos que se le hubiesen
proporcionado; XIX-A.- Responder las recomendaciones que les presente la
institución a la que legalmente le competa la vigilancia y defensa de los derechos
humanos, y en el supuesto de que se decida no aceptar o no cumplir las
recomendaciones, deberá hacer pública su negativa, fundándola y motivándola en
términos de lo dispuesto por el Apartado B, del artículo 102 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y por el artículo 46 de la Ley de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos; XIX-B.- Atender los llamados de la
Cámara de Senadores o en sus recesos de la Comisión Permanente, a
comparecer ante dichos órganos legislativos, a efecto de que expliquen el motivo
de su negativa a aceptar o cumplir las recomendaciones de la institución a la que
legalmente le competa la vigilancia y defensa de los derechos humanos, en
términos del Apartado B, del artículo 102 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; XIX-C.- Cumplir en tiempo y forma los mandatos del Instituto
Nacional Electoral y cualquiera de sus órganos, conforme lo establezca la
legislación electoral aplicable, proporcionarles de manera oportuna y veraz la
información que les sea solicitada y prestarles el auxilio y colaboración que les sea
requerido por dichas autoridades electorales; XIX-D.- Abstenerse de infringir, por
acción u omisión, las disposiciones constitucionales, legales, reglamentarias y
normativas en materia electoral, de propaganda gubernamental y aplicación
imparcial de los recursos públicos, así como abstenerse de influir en la equidad de
la competencia entre los partidos políticos; XX.- Abstenerse, en ejercicio de sus
funciones o con motivo de ellas, de celebrar o autorizar la celebración de pedidos
o contratos relacionados con adquisiciones, arrendamientos y enajenación de todo
tipo de bienes, prestación de servicios de cualquier naturaleza y la contratación de
obra pública o de servicios relacionados con ésta, con quien desempeñe un
empleo, cargo o comisión en el servicio público, o bien con las sociedades de las
que dichas personas formen parte. Por ningún motivo podrá celebrarse pedido o
contrato alguno con quien se encuentre inhabilitado para desempeñar un empleo,
cargo o comisión en el servicio público; XXI.- Abstenerse de inhibir por sí o por
interpósita persona, utilizando cualquier medio, a los posibles quejosos con el fin
de evitar la formulación o presentación de denuncias o realizar, con motivo de ello,
cualquier acto u omisión que redunde en perjuicio de los intereses de quienes las
formulen o presenten; XXII.- Abstenerse de aprovechar la posición que su empleo,
cargo o comisión le confiere para inducir a que otro servidor público efectúe,
retrase u omita realizar algún acto de su competencia, que le reporte cualquier
beneficio, provecho o ventaja para sí o para alguna de las personas a que se
refiere la fracción XI; XXIII.- Abstenerse de adquirir para sí o para las personas a
que se refiere la fracción XI, bienes inmuebles que pudieren incrementar su valor
o, en general, que mejoren sus condiciones, como resultado de la realización de
obras o inversiones públicas o privadas, que haya autorizado o tenido
conocimiento con motivo de su empleo, cargo o comisión. Esta restricción será
aplicable hasta un año después de que el servidor público se haya retirado del
empleo, cargo o comisión, y XXIV.- Abstenerse de cualquier acto u omisión que
implique incumplimiento de cualquier disposición legal, reglamentaria o
administrativa relacionada con el servicio público. El incumplimiento a lo dispuesto
en el presente artículo dará lugar al procedimiento y a las sanciones que
correspondan, sin perjuicio de las normas específicas que al respecto rijan en el
servicio de las fuerzas armadas.”