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Seminario Conciliar Mayor de Durango

Instituto superior Fides et ratio


Juan Jesús Amaya Cisneros
Segundo de Filosofía
Libro: Historia de las pedagogías
Parroquia de San Miguel Arcángel, Coneto de Comonfort
juanamayala.002@gmail.com

Introducción
El pensamiento pedagó gico renacentista se caracteriza por una
revaloració n de la cultura greco-romana, estamos halando de un renacer,
un volver a los orígenes, erradicar la época medieval y la escolá stica como
si no hubiera pasado, para regresar al hombre clá sico, pero con muchas
aportaciones distintas, que, a pesar de sus diferentes caminos y
propuestas, todas iban con una misma direccionalidad; aislar al hombre
de Dios, separarlo y conducirlo por su propio camino de hombre. Esto
influyó en la educació n que proponía a un “hombre educado egocéntrico”.

Desarrollo
Fueron muchos los acontecimientos histó ricos que acompañ aron el
desarrollo de la educació n en esta época; las grandes navegaciones del
siglo XIV, el capitalismo comercial, el invento de la imprenta, la salida de
los pensamientos bizantinos de Constantinopla Italia, el invento de la
brú jula que propicio las navegaciones que terminarían descubriendo
tierras nuevas, finalmente la teoría heliocéntrica defendida por Nicolá s
Copérnico que ejerció un gran impacto en la mentalidad de la época. 1CF
52
Cada uno de estos acontecimientos dieron muchas pautas para nuevos
conocimientos, pero principalmente se convirtieron en una globalizació n
de la educació n, esto fue ventaja sobre la escolá stica, pues esta solo
gobernó Europa, en cambio la época moderna se abrazo de la nueva
vialidad marítima para dominar las masas.
1
Cf. M.GADOTI, Historia de las ideas pedagógicas, 52
Encontramos grandes educadores renacentistas, que con diferentes
caminos, pero con una misma direccionalidad trazaban vías pedagó gicas
para llegar a un “hombre educado antropocéntrico”. Vittorino de Feltre
proponía una educació n individualizada, el autogobierno de los alumnos,
la emulació n, Erasmo Desidiero creía que las posibilidades de que el
raciocinio humano distinguiera claramente entre el bien y el mal, Juan
Luis Vives reconoció las ventajas del método inductivo, el valor de la
observació n rigurosa y de la recopilació n de experiencias, Francois
Rebelais contrario a los estudios medievales valorizó las ciencias de la
naturaleza y las ciencias del hombre, los estudios cá sicos en exageració n
cayendo así en un enciclopedismo, Michel de Montaign que decía que los
niñ os debían aprender lo que tendrá n que hacer cuando sean adultos,
Martin Lutero con su frase “para cada individuo una doctrina” resaltando
la exaltació n renacentista del individuo y de su libre albedrio. 2
Sin embargo, el pensamiento moderno no acabaría con la enseñ anza de la
Iglesia, que segú n las sagradas escrituras acabará la historia del mundo
cuando la Iglesia llegue a su fin. Surge aquí San Ignacio de Loyola
fundador de la compañ ía de Jesú s con el objetivo de ser consagrados a la
educació n de la juventud cató lica, imprimiendo una rígida disciplina y
obediencia a los superiores, instituyó la Ratio Studiorum que contenía los
planes, programas y métodos de educació n cató lica.

2
Cf. M.GADOTI, Historia de las ideas pedagógicas, 53-56
Conclusión
Los pensadores renacentistas que marcan el inicio de la filosofía
moderna, terminan haciendo un cambio radical de los modelos
educativos que la época medieval había cultivad y con los cuales habían
logrado dominar las masa de la mano de la profesió n de la fe, ya no era
estudiar al hombre desde Dios y enseñ arle a ser hombre por medio de la
revelació n, ahora era el hombre y la naturaleza, el hombre proveniente de
la naturaleza y como el ser mas digno y dominante en ella, debía explotar
sus capacidades intelectuales para conocerse a si mismo y conocer la
naturaleza misma. La razó n ligada de la fe ya no era fuente de
conocimiento viable, ahora la observació n y la experimentació n mediante
el inductivismo serían las ú nicas fuentes seguras para llegar al
conocimiento, es decir, todo lo que trascendiera los sentidos, no era
educativo.

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