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Curso Superior

Curso de Intervención
Superior Psicosocial
en Intervención concon
Psicosocial Infancia,
Infancia,
MANUAL DEL
Familia y Adolescencia
Familias y Adolescencia

ALUMNADO
Curso Superior de
Intervención Psicosocial
con Infancia, Familia y
Adolescencia

Módulo I. Marco legal y aspectos psicosociales de la infancia y la adolescencia


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Psicosocial Infancia, Familia
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MÓDULO I
Marco Legal y Aspectos
Psicosociales de la
Infancia y la Adolescencia

Módulo I. Marco legal y aspectos psicosociales de la infancia y la adolescencia


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INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas se ha generado a nivel internacional un consenso respecto a que las niñas
y los niños son titulares de derechos humanos. Esta titularidad comprende el reconocimiento de
tales derechos desde el ámbito político, filosófico y jurídico, así como su ejercicio y
restablecimiento cuando se desconocen o se transgreden. En este sentido, la comunidad
internacional ha llegado al criterio, ampliamente compartido, de que la infancia implica un
espacio separado de la edad adulta, en el cual los niños y las niñas deben gozar de una serie de
derechos específicos que les permitan desarrollarse plenamente en todos los ámbitos de la vida.

En este sentido en el primer bloque de este primer módulo, revisaremos la legislación vigente,
así como una serie de conceptualización y terminología básica que nos servirá para introducir la
temática.

En segundo lugar, nos adentraremos en el desarrollo de los y las menores desde la perspectiva
psicológica, social y emocional.

En el tercer bloque de contenidos de este primer módulo, analizaremos el proceso de


Acogimiento residencial, metodología, tipología de centros, proceso de intervención y otros
aspectos fundamentales.
3

PALABRAS CLAVE

Infancia, protección de la infancia, vulnerabilidad, desprotección, maltrato infantil, negligencia,


abusos sexuales, violencia de género, resiliencia, abandono, violencia física, violencia
institucional, bienestar y desarrollo, necesidades infantiles, derechos, acuerdos internacionales,
legislación, responsabilidad penal, adopción, acogimiento, centros y recursos de protección y
reforma.

Módulo I. Marco legal y aspectos psicosociales de la infancia y la adolescencia


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ÍNDICE DE CONTENIDOS

BLOQUE 1: MARCO CONCEPTUAL Y LEGISLATIVO DE ATENCIÓN, PROTECCIÓN Y


RESPONSABILIDAD DEL/LA MENOR.

1. MARCO CONCEPTUAL EN EL ÁMBITO DE LA PROTECCIÓN Y RESPONSABILIDAD DE LAS/OS MENORES.


1.1. Glosario de Términos
1.2. Organismos, Prestaciones e Instituciones Implicados en la Protección y Responsabilidad del Menor
2. MARCO LEGISLATIVO VIGENTE
2.1. Legislación Internacional
2.2. Normativa Estatal
2.2.1. Contenidos relevantes de la nueva Ley LO 26/2015, de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.2. Ley LO 26/2015, de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.3. Ley LO 8/2015, de 22 de Julio, de Modificación del Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.4. Claves de la Reforma del Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia
2.3. Normativa Autonómica
3. BIBLIOGRAFÍA

BLOQUE 2: DESARROLLO PSICOLÓGICO, SOCIAL Y EMOCIONAL DEL MENOR


1. APARICIÓN DE LA EXPERIENCIA EMOCIONAL.
2. LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES AFECTIVAS (LOS ORGANIZADORES DE LA PERSONALIDAD DE SPITZ).
3. DE LOS 2 A LOS 6 AÑOS 4
4. DE 6 A 12 AÑOS
5. TEMPERAMENTO
6. TEMPERAMENTO Y PROBLEMAS DE CONDUCTA.
7. INTELIGENCIA EMOCIONAL
8. BIBLIOGRAFÍA

BLOQUE 3: ACOGIMIENTO RESIDENCIAL EN INFANCIA Y ADOLESCENCIA

1. ¿QUÉ ES EL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL?


2. FUNCIONES Y OBJETIVOS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
3. TIPOS DE RECURSOS RESIDENCIALES
3.1. Programas Generales
3.2. Programas Especializados
3.3. Tipología de Recursos de Acogimiento Residencial
4. PERSONAS DESTINATARIAS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
5. INSTALACIONES
6. RECURSOS HUMANOS
6.1. Director/a
6.2. Responsable del Recurso
6.3. Educador/a
6.4. Educador/a Tutor/a
6.5. Auxiliar educativo/a (técnico/a de integración)
6.6. Profesionales de apoyo técnico
6.7. Personal de administración y servicios. Auxiliar de hogar.
6.8. Voluntariado y prácticas profesionales o académicas
6.9. Ratios de Personal
6.10. Selección de Personal
6.11. Formación del personal
7. ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN
7.1. Responsabilidad y participación

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7.2. Planificación laboral


7.3. Estructuración de los centros
7.4. Metodología básica del trabajo educativo
7.5. Documentos para la gestión, planificación y evaluación
7.6. Documentos para la intervención
7.7. Gestión económica
8. PROCESO DE INTERVENCIÓN EN ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
8.1. Ingreso en acogimiento residencial
8.2. Estancia en acogimiento residencial
8.3. Egreso de acogimiento residencial
9. BIBLIOGRAFÍA

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BLOQUE 1
MARCO CONCEPTUAL Y LEGISLATIVO
DE ATENCIÓN, PROTECCIÓN Y
RESPONSABILIDAD DEL/LA MENOR.

1. MARCO CONCEPTUAL EN EL ÁMBITO DE LA PROTECCIÓN Y RESPONSABILIDAD DE LAS/OS MENORES. 6


1.1. Glosario de Términos
1.2. Organismos, Prestaciones e Instituciones Implicados en la Protección y Responsabilidad del Menor
2. MARCO LEGISLATIVO VIGENTE
2.1. Legislación Internacional
2.2. Normativa Estatal
2.2.1. Contenidos relevantes de la nueva Ley LO 26/2015, de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.2. Ley LO 26/2015, de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.3. Ley LO 8/2015, de 22 de Julio, de Modificación del Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia.
2.2.4. Claves de la Reforma del Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia
2.3. Normativa Autonómica
3. DOCUMENTOS PARA LA CONSULTA
BIBLIOGRAFÍA

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1. MARCO CONCEPTUAL EN EL ÁMBITO DE LA PROTECCIÓN Y


RESPONSABILIDAD DE LAS/OS MENORES.

Ya antes de que se aprobara la Convención de los Derechos del Niño por la Asamblea General
de las Naciones Unidas (el 20 de noviembre de 1989) y de que esta Convención fuera ratificada
por España (un año más tarde) habían comenzado a adoptarse aquí diversas medidas legislativas
y a desarrollarse servicios que significaban el reconocimiento de los derechos que se atribuyen
a la infancia, con carácter universal, en el documento aprobado por el organismo mundial.

Las modificaciones que se producen en el estatus legal y social de los niños a partir de la
Constitución Española se refieren tanto a los denominados derechos de protección (que
consisten en el derecho de todo niño o niña a recibir cuidado de padres y profesionales, y a estar
preservados de actos y prácticas abusivas) como a los derechos de provisión (que se refieren al
derecho a poseer, recibir o tener acceso a ciertos recursos y servicios y a la distribución de los
recursos entre la población infantil y adulta) y de forma sólo marginal a los derechos de
participación (que incluyen el derecho de las niñas y niños a expresarse por sí mismos y tener
voz, individual y colectivamente).

Los derechos de provisión son los que están asociados, en un sentido más propio, al abanico de
recursos, o la “cesta de políticas” que caracterizan a los estados de bienestar. Se trata de los
derechos a recibir atención sanitaria, educación, seguridad social y a un “nivel de vida digno”,
que en la Convención se recogen en los artículos que van del 24 al 29. Sin embargo, las políticas
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públicas que inciden en la mejora de la vida de los niños y que tienen la virtud de facilitar la
puesta en práctica de sus derechos, no se limitan a las comprendidas en el ámbito de las políticas
sociales, o políticas de bienestar, como tampoco se reducen a las que, de forma explícita, se
dirigen a la infancia.

En efecto, por un lado, hay todo un conjunto de disposiciones legales, o de programas


promovidos y financiados por el sector público (es decir, de políticas públicas) que pueden tener
repercusiones directas en el bienestar de los niños (por vía de ejemplo puede pensarse en las
normas sobre transporte público escolar o en la creación de instalaciones deportivas y en el
desarrollo de actividades de tiempo libre juveniles). De otra parte, hay políticas o normas de
carácter general que, para bien o para mal, influyen en el bienestar de la infancia (por ejemplo
las que se refieren al uso de los espacios públicos, o las que desarrollan o restringen la protección
por desempleo).

Analizaremos a continuación los hitos más señalados en la aplicación de los derechos de las niñas
y niños en España, a través de las políticas públicas, a partir de la Constitución Española (CE).
Con objeto de ver la posible influencia de la Convención en ellas, distinguiremos dos periodos,
uno anterior y otro posterior a la ratificación de la misma. Cada uno de estos periodos abarca,
aproximadamente, 20 años, y se corresponde con dos etapas distintas en la evolución de la
democracia y asimismo de la sociedad española. Todo ello nos permitirá establecer
comparaciones que ayuden en el análisis. No nos limitaremos a las políticas sociales ni a las
políticas específicas de infancia, aunque tampoco la finalidad y la extensión del capítulo
permiten entrar a fondo en el estudio de toda la legislación y todos los programas que han tenido
o están teniendo influencia en el bienestar de las niñas y niños. Máxime cuando, en buenaparte,
estas normas y acciones se producen y desarrollan en el ámbito de las administraciones
autonómicas, lo que multiplicaría exponencialmente el número de actuaciones a tomar en
consideración.

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En el periodo comprendido entre diciembre de 1978 (cuando se promulga la Constitución) y


diciembre de 1990 (fecha en la que se publica la ratificación de la Convención) se produce en
España una fuerte dinámica de diseño, implantación y desarrollo de políticas sociales, algunas
de las cuales tienen influencia directa en los niños mientras que otras repercuten de forma
indirecta. Algunas de las modificaciones realizadas en el derecho de familia tienen efecto en la
posición de los niños ante la ley. La estructura del Estado se renueva con el reconocimiento de
las comunidades históricas y la constitución de nuevas comunidades autónomas, lo que lleva
aparejada la asunción de competencias por parte de unas y otras. La misma Administración
General del Estado refleja, en la distribución de sus carteras ministeriales, la relevancia con que
desean presentarse los diferentes ámbitos de las políticas sociales. Examinaremos, a
continuación, cada uno de estos aspectos por separado.

a) Modificación del estatus legal de los niños

El artículo 14 de la CE establece la igualdad ante la ley sin discriminación alguna por razón de
nacimiento. El artículo 39 de la misma es aún más explícito, al hablar de la igualdad de los hijos
ante la ley, con independencia de su filiación, y de que los padres deben prestar asistencia de
todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio. Antes de la Constitución, los hijos
estaban discriminados en función de su nacimiento y tenían distintos derechos según existiera
o no vínculo matrimonial entre sus progenitores. Con ser este aspecto importante, no es el único
en el que se pro - duce un cambio radical respecto a la situación anterior. La renovación del
marco legislativo en materia de derechos de la infancia en este periodo tiene dos normas
señaladas: 8
• La ley 11/1981, de 13 de mayo, de modificación del Código Civil en materia de filiación, patria
potestad y régimen económico del matrimonio.

• La ley 21/1987, de 11 de noviembre, por la que se modifican determinados artículos del Código
Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de adopción.

La ley de 1981 establece que la patria potestad se ejercerá conjuntamente por ambos
progenitores y siempre en beneficio de los hijos/as, y consistirá en el conjunto de derechos y
deberes de los padres sobre las personas y los bienes de sus hijos menores de edad para asegurar
su sostenimiento y educación. En caso de conflicto o desacuerdo, el juez, oirá a ambospadres y
al hijo si tuviere suficiente juicio y, en todo caso, si fuere mayor de 12 años. El concepto de
“potestad” concebido como derecho del que son titulares los progenitores, pasa a verse como
obligación para la recta defensa y materialización del interés del hijo menor de edad (Moretón,
2006: 79). Se fija también en esta ley la mayoría de edad, y por lo tanto la capacidadplena de
obrar a los 18 años y la emancipación, en los casos que proceda, a los 16. En materia de filiación,
la ley 11/1981 cambió todo el articulado del Código Civil con el fin de adaptarlo al mandato
constitucional, estableciendo que la filiación puede tener lugar por naturaleza o por adopción y
que la filiación matrimonial y no matrimonial, así como la adoptiva plena, surten los mismos
efectos. Cambia pues, de forma significativa, la situación de los hijos menores de edad dentro
de la familia quienes, aunque sujetos dependientes de sus progenitores, aparecen dotados de
un mayor abanico de derechos y mayor autonomía.

Por su parte, la ley de 1987 representa un importante cambio en lo que se refiere a la protección
jurídica y social de los niños. En esta ley la adopción se configura como un instrumento para la
integración de la persona menor de edad en un medio familiar. También se introduce, por
primera vez en el ordenamiento jurídico español, la figura del acogimiento familiar, como forma
de protección alternativa al acogimiento en centros y diferente de la adopción. Se define en la

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ley el concepto de "desamparo del menor” (por incumplimiento o imposible o inadecuado


cumplimiento por los padres de sus deberes de protección). La declaración de desamparo da
lugar a la tutela "por la entidad pública del respectivo territorio". De esta manera se produce
también un giro en la forma de protección de los niños: desde una perspectiva de beneficencia
sobre los niños abandonados, a una intervención profesionalizada basada en la concepción del
niño como sujeto de derechos, cuyo superior interés debe prevalecer en el momento de adoptar
cualquier tipo de medidas res - pecto a su situación; la toma de decisiones pasa del ámbito
judicial al ámbito administrativo; a la vez, los internados se transforman en centros de acogida
abiertos y se utilizan los recursos comunitarios para la atención integral de los niños y niñas.

Según comenta Moretón, la legislación española se anticipa a lo establecido en los artículos 2 y


3 de la Convención de los Derechos del Niño, que se refieren a la no discriminación y a la
prevalencia del interés superior del niño en las actuaciones de las autoridades públicas.
También, con las modificaciones introducidas en esta etapa, España se incorpora al grupo de
países que tienen un modelo evolucionado en lo que se refiere a los derechos de los niños. Este
modelo se define por la presencia de un tipo de familia centrada en el niño (prevalece su mejor
interés) y por la igualdad (entre niños, con independencia de que exista vínculo entre sus
padres). Aún tenían que pasar años para que el tercer elemento señalado por Therborn, la
integridad (que consiste en la prohibición del castigo físico) se incorporara a la legislación
española, mediante una modificación del artículo 154 del Código Civil, realizada en 2007.

b) El derecho a la educación
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A partir de 1982 se pone en marcha en España una ambiciosa política de reformas en la
enseñanza. El objetivo era el de garantizarla como derecho y asimismo elevar el nivel de la
enseñanza pública. La reforma se ve limitada enseguida por la fuerte problemática ideológica,
política y social que se desencadena en torno a ella. Como resultado del consenso final entre las
fuerzas políticas, en las que se amparan los distintos intereses en juego, se promulga la Ley
Orgánica del Derecho a la Educación (L.O.D.E.) en 1985, que persigue la meta de conseguir una
mayor educación para todos. La importancia de esta ley ha sido celebrada recientemente con
motivo del 25 aniversario de su aparición. A juicio de Torreblanca (2010) junto con el artículo 27
de la Constitución esta norma constituye un pilar básico en el que se sustenta el gran pacto
escolar implícito en nuestro país, afirmación que sustenta el autor en el argumento de que
ninguno de los tres principios que informaron su redacción (participación de la comunidad
escolar en los centros públicos, financiación pública de los centros privados concertados y
centros de financiación privada solo sujetos a la normativa académica) ha sido sustancialmente
modificado hasta el momento.

Desde el punto de vista de los derechos de los niños hay dos elementos de esta ley que pueden
destacarse especial - mente. Uno es el propio reconocimiento del derecho a una educación
básica que les permita el desarrollo de su personalidad y la realización de una actividad útil a la
sociedad (artículo 1º). Otro es el reconocimiento, como derecho básico de los alumnos a
participar en el funcionamiento y en la vida del centro (artículo 6º, e.), así como su derecho a
asociar - se y crear organizaciones propias (artículo 7º), la garantía del derecho de reunión en el
centro y de participación como miembros del Consejo Escolar. La reforma de los ciclos
educativos llega cinco años más tarde con la Ley Orgánica 1/1990, de Ordenación General del
Sistema Educativo (L.O.G.S.E.). En ella las enseñanzas no universitarias se organizan en cuatro
niveles:

• Educación infantil: hasta los 5 años, no obligatoria.

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• Educación Primaria: de 6 a 11 años, obligatoria y gratuita.

• Educación Secundaria Obligatoria: de 12 a 15 años, obligatoria y gratuita.

• Educación Secundaria postobligatoria: de los 16 a los 17 años.

Como resultado de esta ley, el periodo de enseñanza obligatoria y gratuita se alarga en dos años.
Sin embargo, el objetivo de tener escolarizada a toda la población comprendida en los periodos
obligatorios tarda algún tiempo en conseguirse. Así puede observarse que, incluso con los
periodos de obligatoriedad anteriores (de los 6 a los 13 años) en el curso 1985-1986, solo
quienes tenían entre 6 y 12 años estaban escolarizados al 100%, aunque para el curso 1988-
1989 ya lo estaban los comprendidos entre los 5 y los 13 años de edad. El número total de
alumnos de cada nivel educativo en estos años muestra un desarrollo que responde tanto a la
reestructuración del sistema como a la propia evolución demográfica del colectivo infantil. (Ver
Gráfico 1 ).

Los cambios en la estructura del sistema


educativo tuvieron un efecto en la vida de
los niños/as que, en nuestra opinión, no ha
sido debidamente valorado. El paso al
nivel de la educación secundaria se
adelanta en dos años con respecto al
sistema anterior y así, el tránsito desde “el
colegio” hacia “el instituto”, que antes se 10
producía coincidiendo con el inicio de la
adolescencia, se realiza ahora recién
estrenada la etapa de pubertad. De esta
forma, se “trocea” el ciclo de la infancia de un modo distinto al que ya formaba parte de la
cultura infantil, por razones que no parecen responder tanto a los intereses de los niños como
a necesidades organizativas del propio sistema educativo.

c) Salud para todos/as

La universalización de la asistencia sanitaria en España queda sancionada por la Ley General de


Sanidad de 1986, que da concreción al mandato constitucional, que reconoce el derecho a la
protección de la salud en su artículo 43.

Previamente, el decreto sobre Estructuras Básicas de Salud, de 1984, sienta las bases para el
desarrollo del modelo de salud comunitaria, que había sido el aspecto del cuidado de la salud
más olvidado anteriormente. El carácter universalista del sistema sanitario hace que,
necesariamente, alcance a los niños sin distinguir, como en el pasado, si su padre o madre es, o
no, cotizante de la Seguridad Social. Uno de los indicadores de salud más comunes es el que se
refiere a la mortalidad infantil, donde la posición de nuestro país era de las mejores ya en 1980.
La situación no sólo había experimentado una evolución favorable comparada con la de principio
de siglo (cuando morían, antes de cumplir los 5 años, 37 de cada 100 nacidos) sino que también
era buena tomando en consideración solamente el periodo de 15 años que va de 1975 a 1990
(Gráfico 2). Al final de este periodo, tanto las tasas de mortalidad infantil, como sus distintos
componentes, se habían reducido casi a un tercio de las existentes al principio del mismo. Con
ello, las diferencias con los países de la Europa de los Doce, que en 1960 eran de más de 9 puntos,
habían desaparecido en 1980 y ya en 1990 España se situaba muy ligeramente por encima de la
media, aunque por debajo de los otros países de la Europa del Sur más Irlanda (Ministerio de
Asuntos Sociales, 1994:16). (Ver Gráfico 2).

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1. Según las definiciones del Instituto


Nacional de Estadística, se consideran:

- Tasa de mortalidad infantil:


defunciones de menores de 1 año por
cada 1.000 nacidos vivos

-
Tasa de mortalidad perinatal:
mortalidad perinatal por 1.000 nacidos
(vivos y muertos) siendo la mortalidad
perinatal la suma de la mortalidad neonatal precoz (menores de una semana) y las muertes
fetales tardías

- Tasa de mortalidad neonatal: defunciones de menores de 28 días por 1.000 nacidos vivos

- Tasa de mortalidad pos neonatal: defunciones de mayores de 28 días y menores de 1 año por
cada 1.000 nacidos vivos

- Tasa de mortinatalidad: muertes fetales tardías por 1.000 nacidos (vivos y muertos)

d) Creación de un sistema público de servicios sociales


El sistema público de servicios sociales que hoy conocemos en España es el resultado de un
proceso que tiene su punto de arranque en el artículo 148.1 de la Constitución de 1978, donde 11
se establece que las Comunidades Autónomas podrán asumir la competencia de la Asistencia
social. Todos los Estatutos de Autonomía, sin excepción, adoptan dicha competencia como
propia y, de manera consecuente, entre los años 1982 y 1992, dictan las correspondientes leyes
autonómicas de servicios sociales. Complementariamente, la nueva Ley de Bases de Régimen
Local, de 1985, menciona expresamente la prestación de servicios sociales entre las
competencias que corresponden a los entes locales.

Todo ello ha dado lugar a un modelo descentralizado y diverso que no obstante presenta ciertos
rasgos comunes 2. Estos se refieren tanto a su contenido, como a su finalidad o a su carácter
universal. También en su estructura organizativa es semejante el sistema vigente en todas las
Comunidades Autónomas. De este modo los servicios sociales se contemplan en dos niveles de
atención: primaria y especializada. La atención primaria tiene un carácter generalista, actúa en
un ámbito territorial más próximo (barrio, pequeño municipio) y es el canal de acceso a todas
las prestaciones del sistema público. El nivel especializado sigue la pauta convencional de
atención a sectores de población definidos bien por la edad (infancia, adultos, mayores) bien
por estar afectados por problemas específicos (discapacidad, enfermedad mental crónica,
exclusión…), su ámbito territorial de cobertura es más amplio, y suele estar dotado de
equipamientos específicos para el desarrollo de sus funciones.

En el caso de la atención social a la infancia, el año 1987 representa la apertura de una nueva
etapa en el modelo de servicios sociales dirigidos a la misma. Por un lado, la ley 21/1987 (de
modificación Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de adopción) atribuye a
la autoridad administrativa territorial (se entiende, a la comunidad autónoma respectiva) la
facultad de declarar la situación de desprotección de una persona menor de edad y de adoptar
las medidas de protección más indicadas. Por otra parte, en ese mismo año comienza a
desarrollarse el Plan Concertado para el desarrollo de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales

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en las Corporaciones Locales, con los objetivos de garantizar unos servicios sociales básicos a
toda la población y cooperar con los entes locales en la gestión de sus competencias.

Como consecuencia de estas transformaciones, los servicios sociales especializados de las


comunidades autónomas se hacen cargo de los equipamientos residenciales preexistentes y de
la ejecución de las competencias en materia de protección, y también en la de reforma de
menores, al tiempo que la atención social primaria tiene en el de “familia e infancia” uno de sus
programas preventivos más comunes.

El modelo de atención a los niños y niñas en situación de desamparo que había sido, durante
largo tiempo, el de la especialización (según el cual los niños con problemas especiales eran
apartados de su medio natural para tratarlos en un medio especializado que solía consistir en
establecimientos cerrados que incluían la escolarización) cambia por el de normalización , que
pretende, por un lado, hacer que el entorno ambiental de la niña o el niño protegido sea lo más
semejante posible a aquel en que viven la mayoría de los niños y, por otro, hacer posible que
accedan al sistema de relaciones sociales e interpersonales al que acceden otros niños de su
misma edad. Se comienza a desarrollar también el acogimiento familiar previsto como novedad
en la ley de 1987.

En lo que se refiere a las prestaciones básicas de servicios sociales desarrolladas al abrigo del
Plan Concertado, una de ellas, la de alojamiento y convivencia, se define precisamente como
una alternativa para las personas que carecen de ambiente familiar adecuado. Además, el Plan
contempla la posible creación de centros de acogida dirigidos, entre otros, a “menores en
12
situación de abandono y malos tratos”. El Plan Concertado se generaliza rápidamente, pasando
de ser 2.825 los municipios concertantes en 1988 a 6.402 en 1990 (Ministerio de Asuntos
Sociales, 1991: 24), lo que significa una amplia cobertura por parte de estos servicios para toda
la población, incluidos los niños.

e) Beneficios de la seguridad social

En el sistema de seguridad social español siempre ha existido un cierto reconocimiento de las


obligaciones de los trabajadores y de las trabajadoras en relación con la paternidad o
maternidad así como con el sostenimiento de sus hijos menores de edad o en situación de
discapacidad. Este reconocimiento queda reflejado en la normativa laboral y también en las
prestaciones causadas por los padres y madres incluidos en el campo de aplicación de la
seguridad social. Se trata, por lo tanto, de un derecho de los padres que repercute en beneficio
de los niños.

Junto a los permisos por maternidad, las subvenciones para las denominadas “guarderías
infantiles laborales”, o los beneficios reconocidos a las familias numerosas, las ayudas familiares
por hijo a cargo y las pensiones de orfandad, componían el abanico de prestaciones de la
seguridad social a los trabajadores y trabajadoras con hijos en la etapa que estamos presentando
en este apartado, esto es, entre 1978 y 1990.

En lo que se refiere a las prestaciones familiares, se produjo un cambio sustancial en el año 1985.
Hasta ese momento, se trataba de unas prestaciones de carácter lineal (igual para todos los
beneficiarios de la seguridad social) y habían quedado congeladas en una cuantía casi simbólica
desde la época de la dictadura. Consistían en una asignación mensual por esposa e hijo o hijos,
y otras de pago único por razón de matrimonio y de nacimiento de hijo. La ley 26/1985, de
Medidas Urgentes para la Racionalización de la Estructura y Acción Protectora de la Seguridad
Social, suprime la asignación por esposa y las de pago único e introduce un complemento para
los perceptores de pensiones mínimas y desempleados del nivel asistencial, que consiste en un

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subsidio mensual de 1.050 pesetas por niño o niña. En 1990, la cobertura de esta prestación
alcanzaba a 426.956 familias y 725.253 hijos.

La pensión de orfandad se concede a los hijos del trabajador o trabajadora fallecidos que sean
menores de 18 años o mayores de esa edad si están discapacitados. Se trata pues de
prestaciones económicas causadas por una persona cotizante a favor de sus descendientes. Las
condiciones de acceso a esta prestación, en la década a la que estamos haciendo referencia, son
muy leves, pero la cuantía de la prestación también lo es, puesto que equivale a un 20% de la
base reguladora del causante, para cada beneficiario

Aunque tanto por su contenido como por su naturaleza excede el ámbito de la seguridad social,
cabe recoger en este apartado la referencia de una ley integral y absolutamente avanzada, sobre
todo si se considera la época en la que se promulgó. Se trata de la Ley 13/1982, de Integración
Social de los Minusválidos (LISMI). En ella los niños sí pueden ser titulares de derechos, ya que
estos están reconocidos a la persona cuyas posibilidades de integración educativa, laboral o
social se encuentren disminuidas, sin distinción de edad. Los beneficios de la ley alcanzan a
aspectos que van desde la prevención, la detección precoz de minusvalías y la atención
temprana, la educación normalizada, la preparación para el empleo, el empleo protegido, la
atención sanitaria, psicológica y social, etc.

f) Los derechos de los niños/as desde la perspectiva del gasto público

Una de las funciones del Estado de Bienestar es la de redistribuir los recursos sociales de alguna
manera más equitativa o más justa que aquella que puede derivarse del fluir “natural” de la 13
riqueza en una situación de libre mercado. La extensión, la cuantía y el modo en el que se realiza
esta distribución dependen de muchos factores, entre otros, las opciones de valor que realiza
un sector mayoritario de la población, y la formación o formaciones políticas que lo representan,
a favor de unos u otros grupos sociales, unos u otros tipos de servicios garantizados, o de unas
u otras formas de prestarlos.

La ideología subyacente en los Estados de Bienestar que se consolidan en Europa y en otros


países después de la II Guerra Mundial sitúa al hombre como cabeza de familia (breadwinner) y
principal responsable del sostenimiento del grupo familiar y así, en consecuencia, las diversas
medidas de protección social se dirigen a garantizar su capacidad para cumplir este papel, a
través de prestaciones que aseguran o sustituyen las rentas del trabajo, tanto como protegen
su salud o le proveen de alojamiento o de otros servicios específicos.

Esta particular ideología, que se extiende también al ámbito del análisis económico y sociológico
del bienestar, ha sido ampliamente criticada desde el campo del feminismo, lo que ha conducido
a una diferente lectura histórica del desarrollo de los Estados de Bienestar, a la vez que la
contribución real de las mujeres, tanto a la economía familiar como a la de su respectivo país,
ha terminado dejando obsoleta aquella visión androcentrista.

Sin embargo los niños/as no han logrado liberarse de una concepción que les reconoce solo
como dependientes y como receptores de beneficios sociales a través de sus padres. Entre los
múltiples pactos que están presentes, sea de forma explícita o implícita, en el Estado del
Bienestar, figura éste, así como también el que reserva para los niños la prestación de unos
servicios educativos con vocación universalista, basados en el principio de igualdad de
oportunidades. Pero, en las actuales sociedades del conocimiento, la educación resulta ser,
además, un primer escalón en la preparación de capital humano para integrarse (servir a) en el
mercado y en los procesos productivos. Esto podría conducir a un reconocimiento del papel de

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los niños como agentes económicos en el presente, cosa que no sucede así, sino que su
importancia económica queda proyectada hacia el futuro.

A través de la observación de la distribución del gasto social de un país, es posible constatar el


grado de compromiso que éste muestra hacia los niños, así como la forma de materializarlo. En
España, el gasto público aumentó espectacularmente a partir de 1975, fecha en la que comienza
la transición política. La mayor parte del gasto público era gasto social, que se orientaba tanto a
paliar los efectos de la coyuntura económica (desempleo, retorno de emigrantes) como a elevar
el nivel y generalizar el disfrute de algunos bienes sociales (la educación, la salud o las
pensiones). La distribución interna del gasto social contempla distintas funciones, que muestran
distinto peso y diferentes incrementos a lo largo de los primeros años de democracia. Así, desde
1980, el gasto más importante es el de las pensiones, seguido de la sanidad y la educación. El
gasto en familia ocupa el último lugar, representando éste un 0,44% del PIB en 1980 y
descendiendo a un 0,14% en 1992. (Ver Gráfico 3).

14

En el Gráfico 4
puede observarse con toda claridad la diferencia
entre el peso de cada grupo generacional en el total
de la población (círculo exterior) y el peso de las
prestaciones atribuidas a cada grupo (círculo
interior). Conforme al tipo de solidaridad intrínseco
del modelo de bienestar, el grupo de los adultos,
como laboralmente activos, aportan recursos para
atender las necesidades de los dependientes (niños y
mayores). Ahora bien, la parte que los adultos “ceden” a favor de los mayores permite que
estos reciban prestaciones que superan el doble de su peso en la población. Mientras,los
niños reciben menos de su peso proporcional.

El crecimiento del gasto social en España que venimos señalando, significó una importante
aproximación a la media del gasto social que se observaba en los países europeos en el
periodo que estamos examinando. No obstante, el capítulo destinado a la función “familia
e hijos”, que compren - de principalmente las ayudas familiares, ha venido presentando,

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ya desde entonces, las mayores diferencias respecto a las que se dan en Europa, entre
todas las funciones de gasto. En el Gráfico 5 pueden observarse estas diferencias en dos
momentos diferentes, tomando como elemento de comparación los subsidios familiares
por hijo a cargo. Así, en 1980, esta parte del gasto en España representaba el 1,6% del PIB
por habitante, frente al 8,5% de media en la entonces Comunidad Europea. En el año 1990
el porcentaje en Europa había descendido al 7,9%, pero en nuestro país había disminuido
aún más, hasta el 0,6%, con lo cual, la distancia entre ambas aumentó en este aspecto.
(Ver Gráfico 5 ).

A través de estos someros datos es


posible intuir hacia donde se
inclinan esas opciones de valor, de
las que hablábamos al principio de
este apartado, en el seno de la
sociedad española. Parece pues
que la visión de familia dominante
en nuestro entorno, conduce a
depositar la mayor responsabilidad
sobre el bienestar material de los
niños no en todos los adultos activos, sino solamente en el grupo de adultos que son
padres de niños/as. De este modo, las transferencias intergeneracionales de recursos se
dirigen preferentemente a garantizar el bienestar de los mayores, mientras que el de los 15
pequeños queda encomendado a sus padres, para lo cual cuentan estos con muy escasas
ayudas por parte de la sociedad.

Al igual que en otras partes del mundo, puede decirse que en España se había ido
produciendo, en la segunda mitad del siglo XX, un cambio de mentalidad con respecto a
los niños, que conducía a mirarlos con mayor interés y a preocuparse por su dignidad y su
bienestar. Las particulares condiciones que se dan en la España de la transición política
animan estos buenos sentimientos. Los tradicionales principios democráticos de igualdad,
participación y justicia, se traducen para los niños en equiparación de los derechos de
todos los hijos, cualquiera que fuera la condición de su nacimiento, la definición más
participativa de su lugar en la familia y en la escuela, o la garantía del derecho a una
educación básica de calidad para todos.

Por estas razones, España pudo firmar la Convención sobre los Derechos del Niño con la
tranquilidad de que, las cuestiones que quedaran por mejorar, serían fácilmente
implementadas, debido a la existencia de una opinión pública y una disposición de las
instituciones muy favorables.

Pero también por ello, quizá, en el imaginario colectivo comenzó a instalarse la idea de
que, aquí, los niños y niñas ya tienen de sobra cumplidos todos sus derechos. La debilidad
de su posición económica y la insuficiencia de las prestaciones económicas públicas que
podrían mejorarla, no parece que fueran motivo de preocupación, ni siquiera de
reconocimiento, salvo para algunos pocos.

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1.1. Glosario de Términos

En el ámbito de la Protección y Responsabilidad de las y los Menores nos encontramos con una
terminología común, que detallaremos a continuación.

ABANDONO Se trata de la delegación total de los padres/tutores del cuidado del niño en otras
personas, con desaparición física y desentendimiento completo de la compañía y cuidado del
niño.

ABUSO SEXUAL Cualquier comportamiento en el que un menor es utilizado por un adulto u otro
menor como medio para obtener estimulación o gratificación sexual. Puede darse con contacto
físico, como la violación, incesto, pornografía, prostitución infantil, sodomía, tocamientos,
estimulación sexual, o sin contacto físico, solicitud indecente a un niño o seducción verbal
explícita, realización del acto sexual o masturbación en presencia de un niño, exposición de los
órganos sexuales a un niño, promover la prostitución infantil, pornografía. También puede darse
por omisión, en el caso de no atender a las necesidades del niño y a su protección en el área de
la sexualidad, como en los casos de no dar credibilidad al niño, desatender su demanda de
ayuda, no educar en la asertividad, madre que prefiere “no verlo”, consentimiento pasivo en el
incesto, falta de protección, formación e información.

ACOGIMIENTO FAMILIAR El Acogimiento Familiar es la convivencia e integración en una familia


acogedora de un niño o niña que debe ser separado/a temporalmente de su familia, evitando 16
su estancia en una institución. Tiene como finalidad la adaptación a la vida en familia de manera
transitoria, bien para su reinserción en su familia de origen, bien como paso previo a su posible
adopción. El acogimiento familiar, podrá adoptar ser simple, permanente o preadoptivo.

ACOGIMIENTO FAMILIAR PERMANENTE Cuando la edad u otras circunstancias del menor y su


familia así lo aconsejen y así lo informen los servicios de atención al menor. En tal supuesto, la
entidad pública podrá solicitar del Juez que atribuya a los acogedores aquellas facultades de la
tutela que faciliten el desempeño de sus responsabilidades, atendiendo en todo caso al interés
superior del menor.

ACOGIMIENTO FAMILIAR PRE-ADOPTIVO Es un acogimiento familiar que puede formalizarse,


en los casos de la adopción nacional, ante el órgano judicial competente, con anterioridad a la
propuesta de adopción. El acogimiento se prolongará durante un periodo de entre tres meses y
un año. Su finalidad es verificar la adaptación del menor a la persona o familia seleccionada.

ACOGIMIENTO FAMILIAR SIMPLE Tendrá carácter transitorio, bien porque de la situación del
menor se prevea la reinserción de éste en su propia familia bien en tanto se adopte una medida
de protección que revista un carácter más estable.

ADOPCIÓN La adopción es una medida mediante la cual una persona se integra plenamente en
la vida de otra persona o personas, con los mismos efectos que produce la filiación biológica. La
adopción conlleva, como regla general, la pérdida de los vínculos jurídicos que la persona
adoptada tenía con su familia biológica.

ADOPCIÓN PLENA Es una resolución formal de autoridad extranjera en virtud de la cual entre el
adoptante o adoptantes y el adoptado surgen vínculos jurídicos idénticos a los que resultan de
la filiación biológica. Por tanto, supone la equiparación absoluta de la filiación adoptiva y la

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filiación biológica, es irrevocable y se constituye en virtud de una Resolución Judicial en forma


de auto. En la adopción nacional, ésta siempre es plena.

ADOPCIÓN SIMPLE Es una resolución formal pronunciada en el país de origen del menor, por la
cual los vínculos legales del niño con su familia biológica no se rompen totalmente. En estos
casos, la adopción puede revocarse, y la situación jurídica no tiene reconocida efectos en
España. En algunos casos el menor puede tener problemas legales al llegar a España, como la
imposibilidad de adquirir de inmediato la nacionalidad española o los apellidos de los padres
adoptantes. Tras la llegada del menor a España, la adopción puede constituirse en plena.

AMONESTACIÓN Esta medida consiste en la reprensión de la persona llevada a cabo por el Juez
de Menores y dirigida a hacerle comprender la gravedad de los hechos cometidos y las
consecuencias que los mismos han tenido o podrían haber tenido, instándole a no volver a
cometer tales hechos en el futuro.

ASISTENCIA A UN CENTRO DE DÍA Las personas sometidas a esta medida residirán en su


domicilio habitual y acudirán a un centro, plenamente integrado en la comunidad, a realizar
actividades de apoyo, educativas, formativas, laborales o de ocio. Además se incidirá en el
reconocimiento de la falta cometida para así reconducir sus conductas disociales, todo ello en
coordinación con su familia.

CERTIFICADO DE IDONEIDAD Es el documento que certifica la resolución dictada por la


Secretaría Autonómica de Acción Social, Menor y Familia, a través del cual se declaran idóneos
o no idóneos a los solicitantes para la adopción nacional, la adopción internacional o el 17
acogimiento familiar. La resolución de idoneidad se obtiene a través del estudio de las
circunstancias socio familiares y psicológicos de los solicitantes, con el fin de asegurar que serán
capaces de cubrir las necesidades del menor, así como de cumplir con las obligaciones
legalmente establecidas.

CONVIVENCIA CON OTRA PERSONA, FAMILIA O GRUPO EDUCATIVO La persona sometida a


esta medida debe convivir, durante el período de tiempo establecido por el Juez, con otra
persona, con una familia distinta a la suya o con un grupo educativo, adecuadamente
seleccionados para orientarle en su proceso de socialización. Se dirige a menores o jóvenes
infractores que, por la situación personal, social y familiar, requieran de un alejamiento
temporal de su entorno familiar.

CORRUPCIÓN DE MENORES Los padres facilitan y refuerzan pautas de conducta antisocial o


desviadas (especialmente en el área de la agresividad, sexualidad y drogas) que impiden el
normal desarrollo e integración social del niño. También se incluyen situaciones en las que los
padres utilizan al niño para la realización de acciones delictivas (transporte de drogas, hurtos…).

DESAMPARO Se produce a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio, de


los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando éstos
queden privados de la necesaria asistencia moral o material.

ENTIDAD COLABORADORA DE ADOPCIÓN INTERNACIONAL (ECAI) Son Asociaciones o


Fundaciones acreditadas por las Comunidades Autónomas sin ánimo de lucro, legalmente
constituidas, en cuyos estatutos figuran como fin la protección a la infancia. Reunen los
requisitos previstos en las normas reguladoras para obtener la correspondiente habilitación por
parte del órgano competente de cada Comunidad Autónoma para intervenir en funciones de
mediación en la adopción internacional, en los términos y condiciones reguladas en las normas.

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Tienen la correspondiente habilitación por parte del órgano competente del país extranjero con
el que trabajan.

EXPLOTACIÓN LABORAL INFANTIL Se puede dar por acción, cuando se utiliza a los niños para
obtener beneficio económico, que implique explotación y desempeño de cualquier trabajo que
pueda entorpecer su educación, o ser nocivo para su salud o desarrollo físico, mental, espiritual
o social. Este trabajo puede adoptar distintas formas, como la mendicidad, trabajo profesional,
venta ambulante… con desatención al niño. También puede darse por omisión, al no atender las
necesidades educativas del niño y de formación para la vida laboral, como sería la falta de
preparación laboral y/o escolarización que afecte a sus posibilidades profesionales atribuibles a
omisión o negligencia de los adultos responsables.

EXPLOTACIÓN SEXUAL La utilización del niño por sus padres o por terceras personas, cuando
aquellos no lo sepan o no lo impidan, en la prostitución, en la realización o espectáculos de
pornografía.

GUARDA La guarda puede ser asumida a solicitud de los padres o tutores o como función de la
tutela por el ministerio de la Ley, y se realizará mediante el acogimiento familiar o el acogimiento
residencial. El acogimiento familiar se ejercerá por la persona o personas que determine la
entidad pública. El acogimiento residencial se ejercerá por el Director del Centro donde sea
acogido el menor.

INCESTO Si el contacto físico sexual se realiza por parte de una persona de consanguinidad lineal
o por un hermano, tío o sobrino. También se incluye el caso en que el adulto esté cubriendo de 18
manera estable el papel de los padres.

INTERNAMIENTO EN RÉGIMEN ABIERTO Las personas sometidas a esta medida llevarán a cabo
todas las actividades del proyecto educativo en los servicios normalizados del entorno,
residiendo en el centro como domicilio habitual, con sujeción al programa y régimen interno del
mismo.

INTERNAMIENTO EN RÉGIMEN CERRADO Las personas sometidas a esta medida judicial


residirán en un centro y desarrollarán en el mismo las actividades formativas, educativas,
laborales y de ocio. El internamiento en régimen cerrado pretende la adquisición por parte del
menor de los suficientes recursos de competencia social para permitir un comportamiento
responsable en la comunidad, mediante una gestión de control en un ambiente restrictivo y
progresivamente autónomo.

INTERNAMIENTO EN RÉGIMEN SEMI ABIERTO Las personas, sometidas a esta medida residirán
en el centro, pero realizarán fuera de la misma actividad formativa, educativa, laboral y de ocio.

INTERNAMIENTO TERAPÉUTICO En los centros de esta naturaleza se realizará una atención


educativa especializada o tratamiento específico dirigido a personas que padezcan anomalías o
alteraciones psíquicas, un estado de dependencia de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o
sustancias psicotrópicas, o alteraciones en la percepción que determinen una alteración grave
de la conciencia de la realidad. Esta medida podrá aplicarse sola o como complemento de otra
medida. Cuando el interesado rechace un tratamiento de deshabituación, el Juez habrá de
aplicarle otra medida adecuada a sus circunstancias. Para aplicar esta medida no deben darse
las condiciones idóneas en el menor o en su entorno para el tratamiento ambulatorio, ni las
condiciones de riesgo que exigirían la aplicación a aquél de un internamiento en régimen
cerrado.

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KAFALA Los países islámicos no tienen regulada la adopción en su legislación, al ser ésta
contraria a su religión, ya que los lazos de sangre no pueden modificarse. En su lugar establecen
la kafala, que es una forma de cuidado considerada como definitiva. Según esta institución de
protección, que se ejecuta en España como una guarda, el niño no adquiere ni el apellido de la
familia que lo acoge ni derechos hereditarios. La guarda se constituye a través de un acta
notarial.

LIBERTAD VIGILADA En esta medida se ha de hacer un seguimiento de la actividad de la persona


sometida a la misma y de su asistencia a la escuela, al centro de formación profesional o al lugar
de trabajo, según los casos, procurando ayudar a aquélla a superar los factores que
determinaron la infracción cometida. Asimismo, esta medida obliga, en su caso, a seguir las
pautas socio-educativas que señale la entidad pública o el profesional encargado de su
seguimiento, de acuerdo con el programa de intervención elaborado al efecto y aprobado por
el Juez de Menores. La persona sometida a la medida también queda obligada a mantener con
dicho profesional las entrevistas establecidas en el programa y a cumplir, en su caso, las reglas
de conducta impuestas por el Juez.

MALTRATO EMOCIONAL Toda acción, normalmente de carácter verbal, o toda actitud hacia un
menor que provoquen, o puedan provocar en él, daños psicológicos. Puede darse por acción,
capaz de originar cuadros psicológicos–psiquiátricos por afectar a sus necesidades, según los
diferentes estados evolutivos y características del niño (pueden causar serios deterioros en el
desarrollo emocional, social e intelectual). Pueden adoptar muchas formas, como rechazar
(negarse a admitir la legitimidad e importancia de las necesidades del niño), aterrorizar 19
(amenazar al niño con un castigo extremo o con uno vago pero siniestro que intentan crearle un
miedo intenso), violencia doméstica. También se producen por omisión o negligencia en la
atención a las necesidades emocionales del niño, como son la falta persistente de respuestas
por parte de los padres o cuidadores a la proximidad e interacción iniciadas por el niño (privación
afectiva), la falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura estable, no
atender las necesidades afectivas del niño (cariño, estabilidad, seguridad, estimulación, apoyo,
protección, rol en la familia, autoestima, etc.), ignorar (privar al niño de la estimulación necesaria
limitando su crecimiento emocional y su desarrollo intelectual), aislar (privar al niño de
oportunidades para entablar relaciones sociales).

MALTRATO EXTRAFAMILIAR Cuando los autores del maltrato no son familiares del menor, o el
grado de parentesco es muy lejano (familiares en segundo grado) o no tienen relaciones
familiares.

MALTRATO FAMILIAR Cuando los autores del maltrato son familiares del menor, principalmente
familiares en primer grado (padres, biológicos o no, abuelos, hermanos, tíos, etc.).

MALTRATO FÍSICO Toda acción de carácter físico voluntariamente realizada que provoque o
pueda provocar lesiones físicas en el menor. Puede ser un maltrato por acción, que sería
cualquier acto, no accidental, que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en
situación de grave riesgo de padecerlo. Las formas de producirlo son las lesiones cutáneas
(equimosis, heridas, hematomas, excoriaciones, escaldaduras, quemaduras, mordeduras,
alopecia traumática), fracturas, zarandeado, asfixia mecánica, arrancamientos, intoxicaciones,
síndrome de Münchausen por poderes (provocar o inventar síntomas en los niños que inducen
a someterlos a exploraciones, tratamientos e ingresos hospitalarios innecesarios). También se
pueden producir por omisión (negligencia), que sería aquella situación en que las necesidades
físicas básicas del niño o niña (alimentación, higiene, cuidados médicos y su seguridad) no son
atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño

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o niña. Se puede dar por desatención, abandono, retraso de crecimiento no orgánico, “Niños de
la calle”, constantemente sucio, problemas físicos o necesidades médicas no atendidas o
ausencia de los cuidados médicos rutinarios (vacunaciones).

MALTRATO INFANTIL Acción, omisión o trato negligente, no accidental, que prive al niño de sus
derechos y su bienestar, que amenacen y/o interfieran su ordenado desarrollo físico, psíquico
y/o social, cuyos autores pueden ser personas, instituciones o la propia sociedad.

MALTRATO INSTITUCIONAL Es el maltrato provocado por las instituciones públicas, bien sean
sanitarias, educativas, etc. Se puede dar por acción, cualquier legislación, programa,
procedimiento o actuación de los poderes públicos, o derivada de la actuación individual
profesional que comporte abuso, detrimento de la salud, seguridad, estado emocional,
bienestar físico, correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño, como la
burocracia excesiva, realizar exploraciones médicas innecesarias o repetidas, no respetar los
derechos del niño... También puede darse por omisión o negligencia de los poderes públicos o
derivada de la actuación individual profesional que comporte abuso, detrimento de la salud, la
seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los
derechos básicos del niño, como la falta de agilidad en la toma de medidas de protección, en la
coordinación, en los equipamientos necesarios para la atención al niño y su familia.

MALTRATO PRENATAL Cuando el maltrato se produce antes del nacimiento del niño. Puede
producirse por acción, cuando las circunstancias de vida de la madre, en las que existe
voluntariedad, influyen negativa o patológicamente en el embarazo y repercuten en el feto; las
20
formas que puede adoptar son hábitos tóxicos de la madre, como alcoholismo (síndrome
alcohólico fetal), toxicomanías (síndrome de abstinencia neonatal). También puede darse por
omisión, cuando no se atiende a las necesidades y cuidados propios del embarazo, que tienen
repercusiones en el feto, como puede ser un embarazo sin seguimiento médico, alimentación
deficiente, exceso de trabajo corporal.

MALTRATO SOCIAL Cuando no hay un sujeto concreto responsable del maltrato, pero hay una
serie de circunstancias externas en la vida de los progenitores y del menor que imposibilitan una
atención o un cuidado adecuado del niño.

MEDIDAS DE INTERNAMIENTO Las medidas de internamiento responden a una mayor


peligrosidad de los menores, manifestada en la naturaleza peculiarmente grave de los hechos
cometidos, caracterizados en los casos más destacados por la violencia, la intimidación o el
peligro para las personas. La mayor o menor intensidad de la restricción de su libertad da lugar
a los diversos tipos de internamiento.

NEGLIGENCIA Dejar o abstenerse de atender a las necesidades del niño y a los deberes de guarda
o protección o cuidado inadecuado del niño.

PATRIA POTESTAD Conjunto de facultades -derechos y deberes- que tienen los padres sobre las
personas y los bienes de sus hijos como medio para procurar su asistencia y formación física y e
intelectual durante su minoría de edad.

PERMANENCIA DE FIN DE SEMANA Las personas sometidas a esta medida permanecerán en su


domicilio o en un centro hasta un máximo de treinta y seis horas entre la tarde o noche del
viernes y la noche del domingo, a excepción del tiempo que deban dedicar a las tareas socio-
educativas asignadas por el Juez.

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PERMANENCIA DE FIN DE SEMANA EN DOMICILIO Intervención educativa a instancia judicial


en la que la persona sometida a esta medida debe permanecer en su domicilio hasta un máximo
de treinta y seis horas entre la tarde o noche del viernes y la noche del domingo, a excepción del
tiempo que deba dedicar a las tareas socioeducativas asignadas por el Juez de Menores. Se
considera apropiada para menores con cierto nivel de socialización y que disponen de recursos
normalizados para su desarrollo personal, confiándose en la colaboración de padres o tutores,
aparte de la supervisión externa. En ella se combinan aspectos de simple sanción con acción
positiva de realización de actividades.

PERMANENCIA DE FIN DE SEMANA EN CENTRO Se caracteriza por su alto componente


sancionador en un periodo muy breve de tiempo. Para que la medida sea eficaz el carácter
sancionador y el carácter educativo tienen que estar equilibrados e integrados; el tiempo del
menor tiene que estar muy estructurado y programado, considerando todas las actividades que
el menor desarrolle en el centro.

PRESTACIONES EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD La persona sometida a esta medida, que no


podrá imponerse sin su consentimiento, ha de realizar las actividades no retribuidas que se le
indiquen, de interés social o en beneficio de personas en situación de precariedad. Se buscará
relacionar la naturaleza de dichas actividades con la naturaleza del bien jurídico lesionado por
los hechos cometidos por el menor.

REALIZACIÓN DE TAREAS SOCIOEDUCATIVAS La persona sometida a esta medida ha de realizar,


sin internamiento ni libertad vigilada, actividades específicas de contenido educativo
21
encaminadas a facilitarle el desarrollo de su competencia social. Han de cubrir necesidades
concretas del menor que se han detectado como limitaciones de su desarrollo integral dentro
de una amplia variedad de ámbitos: formativo, laboral, informativo, deportivo, social, de la
salud, etc.

RENUNCIA Cuando los padres se niegan explícitamente la paternidad/maternidad del niño y/o
negativa a mantener cualquier derecho legal sobre éste.

SITUACIONES DE RIESGO Aquellas en las que el perjuicio sufrido por el menor no es lo


suficientemente grave como para aconsejar su separación del núcleo familiar. En estos casos los
poderes públicos ejercerán funciones de guarda sobre el menor.

SITUACIONES DE DESAMPARO Se considera situación de desamparo «la que se produce de


hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de
protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando éstos queden
privados de la necesaria asistencia moral o material» (artículo 192 del Código civil). Registran
una gravedad mayor, lo que puede llevar aparejadas medidas que retiren la patria potestad a
los padres y lleven a la asunción de la tutela por parte de las instituciones públicas, conforme a
lo establecido en el artículo 172 del Código Civil. Dicha tutela, como dispone este artículo, se
establecerá a través del acogimiento familiar o el acogimiento residencial en centros u hogares
para menores, procurando en todo caso que el niño permanezca inter- nado el menor tiempo
posible. Este tipo de tutela también será ejercido cuando los padres o tutores no puedan cuidar
del menor y siempre que el juez así lo determine.

TRATAMIENTO AMBULATORIO Las personas sometidas a esta medida habrán de asistir al


centro designado con la periodicidad requerida por los facultativos que las atiendan y seguir las
pautas fijadas para el adecuado tratamiento de la anomalía o alteración psíquica, adicción al
consumo de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas o sustancias psicotrópicas, o alteraciones en la
percepción que padezcan. Esta medida podrá aplicarse sola o como complemento de otra

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medida prevista en este artículo. Cuando el interesado rechace un tratamiento de


deshabituación, el Juez habrá de aplicarle otra medida adecuada a sus circunstancias.

TUTELA EX LEGE La entidad pública, a la que en el respectivo territorio este encomendada la


protección de los menores, cuando constate que un menor se encuentra en situación de
desamparo, tiene por ministerio de la Ley la tutela del mismo y deberá adoptar las medidas de
protección necesarias para su guarda. La asunción de la tutela lleva consigo la suspensión de la
patria potestad o de la tutela ordinaria. La guarda se realizará en acogimiento familiar o
residencial.

22

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1.2. Organismos, Prestaciones e Instituciones Implicados en la


Protección y Responsabilidad del Menor

EQUIPOS TÉCNICOS DEL MENOR

Los equipos técnicos de menores constituyen la clave de bóveda del sistema de protección de
los/as menores. En éste servicio se estructuran, dentro del ámbito de cada provincia, los equipos
técnicos de valoración y atención a los menores, los equipos de acogimiento y adopción y, en su
caso, el equipo itinerante y el equipo de niños maltratados y abusados.

Sus competencias son las siguientes:

- Desarrollar los programas preventivos y de intervención de la Comunidad Autónoma


correspondiente.

- Recibir los casos de niños/as adolescentes que se puedan encontrar en una situación de
desprotección e investigar y confirmar su situación personal, familiar, educativa y social.

- Elaborar el plan de actuación y elevar al Delegado/a Provincial la propuesta de actuación más


ajustada para el/la menor.

- Ejecutar el plan de actuación y seguimiento de las medidas que se adopten.

- Valorar técnicamente la idoneidad de los solicitantes de acogimiento familiar y de adopción, y 23


elevar al Delegado/a provincial las correspondientes propuestas.
- Supervisar el buen funcionamiento y efectuar asesoramiento técnico a las instituciones de
atención de los menores en su ámbito de actuación.

- Coordinar las actuaciones que se vayan desarrollando con las personas e instituciones
implicadas en la problemática de los menores atendidos.

- Valorar las solicitudes de guarda y formular las propuestas de actuación que elevarán al
Delegado/a Provincial proponiendo la guarda u otras medidas de apoyo.

DEFENSOR DEL PUEBLO

En todas las autonomías la figura del Defensor/a del Pueblo prestará especial atención a (en el
caso que nos ocupa):

- Defender los derechos de la infancia y la adolescencia a todos los niveles.

- Velar por el respeto de la legislación vigente en materia de protección de la infancia y


adolescencia.

- Proponer, a través de Defensor del Pueblo, medidas susceptibles de mejorar la protección de


la infancia y adolescencia o de perfeccionar las ya existentes.

- Promover ante la sociedad la información sobre los derechos de la infancia y adolescencia y


sobre las medidas que se han de tomar para su mejor atención y cuidado.

Se otorga el encargo de defender los derechos de los menores con independencia de las
reclamaciones que los mismos puedan efectuar; proponer medidas de cambio e informar a la
sociedad sobre el estado de la cuestión, lo cual abre una vía autónoma de actuación en las
funciones del Valedor do Pobo que no ha sido hasta la actualidad explorada.

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MINISTERIO FISCAL

Por imperativo legal, recogido en el Estatuto del Ministerio Fiscal, a éste le compete el asumir,
o en su caso promover la representación y defensa en juicio o fuera de él, de quienes por carecer
de la capacidad de obrar o de representación legal no pueden actuar por sí mismos, así como
promover la constitución de los organismos tutelares que las leyes civiles establezcan y formar
parte de aquellos otros que tengan por objeto la protección y defensa de los menores y personas
desvalidas.

En esta función de velar por la protección del menor, al Ministerio Fiscal le incumbe la superior
vigilancia de la tutela, acogimiento o guarda de los menores. A tal fin, la entidad pública le dará
noticia inmediata de los nuevos ingresos de menores y le remitirá copia de las resoluciones
administrativas y de los escritos de formalización relativos a la constitución, variación y cesación
de las tutelas, guardas y acogimientos. Igualmente le dará cuenta de cualquier novedad de
interés en las circunstancias del menor.

El/La Fiscal habrá de comprobar, al menos semestralmente, la situación del menor, y promoverá
ante el Juez las medidas de protección que estime necesarias.

La vigilancia del Ministerio Fiscal no eximirá a la entidad pública de su responsabilidad para con
el menor y de su obligación de poner en conocimiento del ministerio Fiscal las anomalías que
observe (art. 174 CC).

Se pretende con la regulación legal existente, como es obvio, que los menores no dejen de 24
ejercitar sus derechos por falta de capacidad procesal o material, lo cual pone de relieve la
importancia de la función del Ministerio Público.

JUECES

Todo el entramado administrativo y social construido para proteger a los menores encuentra su
último estamento decisor y controlador en la Administración de Justicia. A los jueces les
corresponde en aplicación de lo previsto en los arts. 154 y ss. del CC proveer la patria potestad
a alguno o ambos progenitores, otorgar las guardas y custodias, nombrar tutor en los casos que
proceda, atribuir alimentos etc. Es decir es en el Código Civil, que rige las relaciones entre los
ciudadanos, donde se han residido las decisiones claves en la vida de los menores.

Por otra parte a la Administración de Justicia le corresponde el control jurisdiccional de las


decisiones que las diversas administraciones tomen en referencia a los menores.

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PRESTACIONES

Independientemente de la legislación autonómica, todas las Comunidades Autónomas


disponen, por norma general, de servicios como los siguientes:

-Servicio de tutela para niños/as y adolescentes en situación de desamparo: servicio dedicado


a la protección de niños/as y adolescentes en situación de desamparo.

-Servicio especializado de atención a la infancia y a la adolescencia: servicio de atención a la


infancia y la adolescencia y a sus familias; se presta desde los equipos de atención a la infancia
y la adolescencia, distribuidos territorialmente, y se dedica a la valoración, actuación y atención
de niños/as en riesgo de desamparo o en situación de desamparo, así como al seguimiento y el
tratamiento de sus familias.

-Servicio de centro de acogida: servicio residencial de estancia limitada y transitoria cuyo objeto
es realizar atención, observación y el diagnóstico de la situación o riesgo de desamparo de
menores respecto a sus familiares, a fin de elaborar la correspondiente propuesta de medida.

-Servicio de centro residencial de acción educativa: servicio de acogida residencial, para la


guarda y educación de sus usuarios y usuarias, donde residen temporalmente con la medida
administrativa de acogida simple en institución.

-Servicio de centro residencial de educación intensiva: servicio residencial de acogida de


estancia limitada, cuyo objetivo es dar respuesta educativa y asistencial a adolescentes y jóvenes
que, por presentar alteraciones conductuales, requieren unos sistemas de educación intensiva. 25

-Servicio de piso asistido para jóvenes de 16 a 18 años: servicio de vivienda de carácter


asistencial y educativo con medida de acogida simple en institución, para quienes se considera
necesario iniciar un proceso de des-internamiento progresivo.

-Servicio de integración familiar: servicio que contempla las tareas derivadas de la valoración y
formación de la familia o persona que solicita acoger o adoptar y la integración en ésta de un/a
niño/a o un adolescente.

-Servicio de unidad convivencial de acción educativa: servicio de integración familiar


especializado de niños/as y adolescentes que llevan a cabo personas, previamente
seleccionadas y cualificadas por razón de su titulación, formación y experiencia, relacionadas
con la infancia y la adolescencia.

-Servicio de centro socioeducativo diurno: servicio social especializado de atención diurna


dirigido a adolescentes en situación o riesgo de desamparo que ofrece actividades dirigidas de
habilidades sociales y/o de carácter formativo pre laboral con el objetivo de que adquieran una
mejor preparación para la vida adulta.

-Servicio de centro socioeducativo nocturno: servicio residencial de alojamiento nocturno de


corta duración de personas menores extranjeras recién llega- das no acompañadas, mientras se
realiza la propuesta más adecuada.

-Servicio del teléfono de la infancia: atención telefónica permanente y gratuita de llamadas


relativas preferentemente a situaciones de riesgo para niños/as y adolescentes.

– Servicio de equipos de valoración de maltratos infantiles: servicio de valoración de maltratos


infantiles. Este servicio se presta desde los equipos de valoración de maltratos infantiles,
integrados por psicólogo/a y trabajador/a social. Estos equipos asesoran, valoran e informan los

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casos de maltratos o sospecha de maltratos notificados al organismo competente desde el


ámbito sanitario.

Existen asimismo prestaciones no garantizadas, sujetas a disponibilidad presupuestaria. Son las


siguientes:

– Servicio de piso asistido para jóvenes mayores de 18 años: viviendas destinadas a jóvenes
entre 18 y 21 años sin recursos propios ni familiares que, al llegar a la mayoría de edad, salen de
las instituciones en las que han esta- do acogidos.

-Servicio de residencia o pisos para jóvenes vinculados a programas de inserción laboral:


servicio social residencial para personas trabajadoras menores de edad (de 16 a 18 años)
tuteladas por la Administración de la Generalidad de Cataluña y para personas mayores de edad
(de 18 a 20 años) ex tuteladas.

-Servicio de acompañamiento especializado a jóvenes tutelados y ex tutelados: servicio


destinado a prevenir o paliar la situación de riesgo de jóvenes entre 16 y 20 años, tutelados y ex
tutelados, procurando su integración socio laboral y fomentando su autonomía y emancipación.
-Servicio de apoyo a la adopción internacional: servicio de apoyo consistente en la gestión y
mediación para la adopción de menores en el ámbito internacional.

-Servicio de atención pos adoptiva: servicio que ofrece un espacio de asesoramiento,


orientación e intervención individual y familiar para tratar dificultades que tienen que ver con la
integración de los/as niños/as en el seno de su familia adoptiva. 26
También existen, a nivel autonómico, Planes administrativos de la infancia y adolescencia, a
semejanza del Plan Estratégico Nacional. Así como servicios y prestaciones Municipales a través
de los Servicios Sociales Municipales.

Ha de aludirse, igualmente, a la eficaz tarea realizada también por los servicios sociales
municipales en este ámbito.

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2. MARCO LEGISLATIVO VIGENTE

En 1990, año de la Cumbre Mundial en favor de la Infancia, el Estado español ratificó la


Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN), documento que marca un
cambio fundamental en la manera de percibir al niño como sujeto de derechos y que plantea
muchos desafíos al país en la manera de definir y aplicar sus políticas públicas.

Durante las dos primeras décadas de vida de la Convención de


los Derechos del Niño, la mayoría de los Estado firmantes
avanzó, sobre todo, en el diseño y la implementación de
aquellas reformas legales y normativas para garantizar que la
legislación nacional fuese acorde con la Convención. Estas
reformas legales han sido y son absolutamente necesarias, pues
los derechos son mandatos que necesitan de leyes y
regulaciones para constituirse en políticas. Las reformas legales
sirven para orientar y legitimar la acción pública, ayudan a
preservar políticas progresivas (incluyendo instituciones y
recursos) frente a cambios de gobiernos, y ofrecen a la sociedad
civil un instrumento poderoso de incidencia y reivindicación.

Pero las leyes por sí solas, no son suficientes y, al énfasis inicial


en las reformas legales y normativas para adaptar la legislación 27
nacional a la CDN, deben sumarse cambios en otras importantes
áreas de la acción pública para fortalecer y mejorar la efectiva realización de los derechos a
través de las políticas públicas. Las leyes producen los efectos esperados en la medida en que
estén “respaldadas” y reflejadas en las decisiones correspondientes de los actores políticos,
administrativos y sociales, encuadrados en diferentes marcos institucionales y mediante
diferentes estrategias.

Por ello, organismos públicos como los Observatorios de la Infancia, los Defensores/Valedores
del Pueblo, organismos de la infancia de Universidades, Organizaciones de la Sociedad Civil como
Asociaciones, Fundaciones, Organizaciones No Gubernamentales que tienen por objetivos la
defensa de los derechos de las niñas y los niños, así como organismos internacionales como
UNICEF son fundamentales para el desarrollo y aterrizaje de la legislación a la sociedad en
general, velar por el cumplimiento de dicha legislación así como proponer cambios en la misma
cuando fuera necesario.

Por ejemplo, no sólo hay que realizar un seguimiento a la infancia en países empobrecidos. Hoy
en día, la tendencia general de crecimiento de la pobreza infantil en los países de la OCDE es un
signo alarmante, precisamente en un grupo de países que por su capacidad económica tienen la
posibilidad de compensar de forma efectiva estas desigualdades.

En el caso de España es importante hacer hincapié en la situación de crisis económica, que está
provocando muchas presiones para la reducción del gasto público y en concreto de los gastos
sociales. Algunas medidas de austeridad ya han supuesto recortes significativos a las políticas
sociales o de ayudas a la infancia y a sus familias, tanto a nivel nacional como autonómico y local.

La CDN contempla el reconocimiento por parte de los Estados que la han ratificado del “derecho
de todo niño a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental y espiritual, moral y
social” (artículo 27.1), a la vez que compromete a los Estados Parte, de acuerdo con sus

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condiciones nacionales y sus medios, a adoptar las medidas necesarias para ayudar a los padres
y a otras personas responsables de los niños a dar efectividad a este derecho y, en caso
necesario, proporcionar asistencia material y programas de apoyo (artículo 27.3). En el artículo
4 de la Convención se recoge igualmente la obligación de adoptar estas medidas “hasta el
máximo posible de los recursos que se dispongan”. España, como Estado Parte de la Convención
tiene, por tanto, el compromiso de elaborar políticas públicas que garanticen, respeten y
promuevan los derechos de los niños y niñas.

Unas adecuadas políticas públicas con enfoque de derechos son absolutamente necesarias para
garantizar el pleno cumplimiento de los derechos de la infancia en nuestro país, y al mismo
tiempo, la evaluación de los resultados e impactos de estas políticas debe ser útil a los
tomadores de decisiones y gestores públicos en el diseño e implementación de políticas y
prácticas de desarrollo basadas en evidencias que pueden hacer la política más efectiva.

En los últimos años, además de la CDN, podemos identificar varios momentos que han marcado
la evolución de las políticas públicas (especialmente las sociales) para la infancia en España y
que definen el espacio de acción de estas políticas.

En marzo de 2000, con motivo de la presentación de la Estrategia de Lisboa, los gobernantes de


la Unión Europea se comprometen a lograr un impacto decisivo en la erradicación de la pobreza
en 2010.

Dos años más tarde (2002), los Jefes de Estado y de Gobierno, incluido el Estado Español,
suscriben una Declaración y un Plan de Acción a nivel mundial contenidos en el documento “Un 28
mundo apropiado para los Niños y Niñas”, en el que se comprometen a poner en práctica planes
de acción nacionales de infancia destinados a impulsar la protección y la garantía de los derechos
de los niños y asegurar su bienestar. Esto incluye establecer o fortalecer órganos nacionales y
un sistema de monitoreo y evaluación de los efectos de estas medidas.

Asumiendo el reto de formular una estrategia global para la infancia, el Gobierno de España
elaboró por primera vez un Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia (PENIA), para
el periodo 2006-2009, promovido por el entonces Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y el
Observatorio de la Infancia. Este documento se propuso abordar de manera integral y
transversal la atención a la infancia y adolescencia, como elemento complementario y unificador
de los esfuerzos de todos los actores, públicos y privados (a todos los niveles) que trabajan en la
promoción y defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes. Este Plan Estratégico se
renueva y se realiza un PENIA II (2010-2016) que está vigente en la actualidad.

En 2010, Año Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, la Comisión Europea
elabora una nueva estrategia política, «Europa 2020», para un “crecimiento inteligente
sostenible e integrador”, que fija una meta de reducción de la pobreza en 20 millones de
personas para el 2020. Claramente esto implica una responsabilidad importante para todos los
países europeos y para España, que además asume la Presidencia Europea durante el primer
semestre de este mismo año. En el marco del Trío de presidencia, junto con Bélgica y Hungría,
España firma una declaración en la que se solicita a la UE que de los pasos necesarios para
adoptar una Recomendación de la Comisión Europea para combatir la pobreza infantil, que
establezca objetivos claros y cuantificados de reducción de la pobreza infantil e incluya el
bienestar infantil como aspecto relevante en todas las áreas políticas.

Junto a ello es preciso señalar que, de conformidad con la estructura territorial y administrativa
del Estado español, las Comunidades Autónomas, dotadas de potestad legislativa, han

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desarrollado ampliamente la legislación autonómica en materia de protección y promoción de


los derechos de los menores.

Como se ha mencionado, en octubre de 2010, el Comité de los Derechos del Niño, en sus
Observaciones Finales al Informe de España sobre la aplicación de la Convención, además de
reconocer los avances en cuanto a la aplicación de las recomendaciones anteriores (de 2002),
también pone sobre la mesa serias preocupaciones que tienen que ver en particular con la
pobreza infantil, pero también con muchos otros temas como la discriminación de algunos
grupos de niños especialmente vulnerables, el fracaso escolar, la situación de los menores
inmigrantes, o los adolescentes con problemas de conducta ingresados en centros terapéuticos.

La solución a estas preocupaciones pasa necesariamente por la acción pública, es decir, por
adoptar políticas públicas como instrumento que organiza la acción colectiva para el pleno
cumplimiento de los derechos de los niños. Estas políticas, vistas desde una perspectiva
dinámica, se componen por lo menos de cuatro etapas principales: identificación del problema
e inclusión del mismo en la agenda pública; elaboración de políticas y programas para enfrentar
y solucionar este problema; implementación de las políticas a través de planes específicos; y
evaluación de los resultados e impactos generados. La fase de evaluación debe considerarse
como constitutiva de cada política pública y necesaria para retroalimentar y mejorar cada una
de las otras fases además de la política en su totalidad.

Es necesario velar para una correcta aplicación de estas políticas y planes, evaluar su nivel de
cumplimiento, eficacia y eficiencia; volver a expresar y renovar el compromiso con la infancia,
29
actualizando y mejorando estas medidas; y hacer todo los esfuerzos posibles para medir los
impactos que estas políticas han tenido y están teniendo efectivamente en los niños, niñas y
adolescentes en todo el país. Para ello es esencial la evaluación de Políticas Públicas, así como
de Programas y Proyectos dedicados a los fines determinados por la legislación y Planes
Estratégicos.

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2.1. Legislación Internacional

Realizando así, una descripción de la normativa reguladora de la protección y responsabilidad


de los y las menores, detallaremos a continuación la legislación internacional competente en
España.

- Declaración de los Derechos del Niño. Resolución 1386 (XIV) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 20 de noviembre de 1959, ratificada por España el 30 de noviembre de 1990.
La Declaración establece una relación de los derechos que corresponden a los niños señalando
las medidas esenciales -y no mecanismos de garantía- de protección de los mismos. En concreto
el art. 3 establece que:

“1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.

2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean
necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres, tutores
u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las medidas
legislativas y administrativas adecuadas.
30
3. Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones, servicios y establecimientos
encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas por las
autoridades competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y
competencia de su personal, así como en relación con la existencia de una supervisión
adecuada.”

- Convenio de La Haya, de 5 de octubre de 1961, sobre competencia de las autoridades y la Ley


aplicable en materia de protección de menores. Ratificado por España el 29 de abril de 1987.
Este Convenio establece disposiciones comunes sobre la competencia de las autoridades,
judiciales y administrativas, y la ley aplicable en dicha materia.

- Resolución del Consejo de Ministros Consejo de Europa sobre acogimiento de los niños, de 3
de noviembre de 1977.

- Recomendación R 3, del Comité de Ministros del Consejo de Europa, de 23 de enero de 1981,


relativa a la acogida y la educación del niño desde su nacimiento hasta los ocho años.

- Resolución 41/85 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 3 de diciembre de 1986


sobre los principios sociales y jurídicos relativos a la protección y el bienestar de los niños, con
particular referencia a la adopción y la colocación en hogares de guarda, en los planos nacional
e internacional.

- Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, de 20 de noviembre de 1989,
ratificada por España el 30 de noviembre de 1990. La Convención establece que los niños son
portadores de derechos que han de ser garantizados por los Estados sin discriminación alguna,
recogiendo en su art. 20.1 que: “los niños temporal o permanentemente privados de su medio
familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan en este medio, tendrán derecho a la
protección y asistencia especiales del Estado”. Se trata de una protección especial según se
contempla en el enunciado de la Declaración de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño y

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en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General el 20 de


noviembre de 1959, y reconocida en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (en particular en los artículos 23 y 24), en el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (en particular, en el artículo 10) y
en los estatutos e instrumentos pertinentes de los organismos especializados y de las
organizaciones internacionales que se interesan en el bienestar del niño. La Convención
reconoce a los niños como sujetos de derechos, añadiendo a los derechos sociales incluidos en
las Declaraciones mencionadas el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de la infancia
así como el principio del interés superior del niño. Se trata además de un textovinculante que
obliga a los Estados que lo suscriben.

- Declaración mundial sobre la supervivencia, la protección y el desarrollo del niño. Plan de


Acción. Cumbre mundial a favor de la infancia. Nueva York, 30 de septiembre de 1990.

- Carta Europea sobre los Derechos del Niño, aprobada por el Parlamento Europeo el 8 de julio
de 1992.

- Convenio relativo a la protección del niño y a la cooperación en materia de adopción


internacional. La Haya 29 de mayo de 1993.El Convenio establece disposiciones comunes que
toman en consideración los principios reconocidos por instrumentos internacionales, –
especialmente por el Convenio de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y por la
Declaración de Naciones Unidas sobre los principios sociales y jurídicos aplicables a la protección
y al bienestar de los niños–, considerados sobre todo desde el ángulo de las prácticas en materia
31
de adopción y de colocación familiar en los planos nacional e internacional.

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2.2. Normativa Estatal

- La Constitución Española (CE) de 1978 que normativiza los acuerdos internacionales de


aplicación interna en España (“Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos
internacionales que velan por sus derechos” art. 39.4) y acoge un sistema de protección de
menores mixto basado en la colaboración entre el ámbito público (poderes públicos) y privado
(familia); ambos obligados a proteger a los menores asegurándoles el disfrute de sus derechos
y el pleno desarrollo de su personalidad. Es así que el art. 39.2 y 3 dispone que “Los poderes
públicos aseguran, asimismo, la protección integral de los hijos, iguales ante la ley con
independencia de su filiación, y de las madres, cualquiera que sea su estado civil…”. “Los padres
deberán prestarles asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio,
durante su minoría de edad y en los demás casos en que legalmente proceda”.

En virtud de lo dispuesto en el art. 39 CE y en los instrumentos jurídicos internacionales firmados


por España se llevó a cabo una renovación de nuestro ordenamiento jurídico respecto a los
menores. De dicho cambio son exponentes la Ley 11/1981, de 13 de mayo, que suprime la
distinción entre filiación legítima e ilegítima y equipara al padre y a la madre a efectos del
ejercicio de la guarda potestad e introdujo la investigación de la paternidad; Ley 13/1983, de 24
de octubre, sobre la tutela; Ley 21/987, de 11 de noviembre por el que se modifican
determinados artículos del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de
adopción; Ley Orgánica 1/1996,de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor (LOPJM) de
modificación parcial del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil; Ley Orgánica 4/2000, de 32
11 de enero, sobre los derechos de los extranjeros y su integración social, modificada por Ley
Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre; Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la orden de
protección de las víctimas de violencia doméstica; Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre,
de medidas concretas en materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración
social de los extranjeros; Ley 42/2003, de 21 de noviembre, de modificación del Código Civil y
de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de relaciones familiares de los nietos con los abuelos;
Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derechoa contraer
matrimonio; Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la
violencia de género.

- La antigua LO 1/1996 ha supuesto el reconocimiento pleno de la titularidad de derechos en la


persona del menor y de su capacidad para ejercerlos, teniendo como eje director las
necesidades de los menores; señalando como uno de los principios rectores de la acción
administrativa que “las Administraciones Públicas, en los ámbitos que le son propios, articularán
políticas integrales encaminadas al desarrollo de la infancia”.

-La antigua Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de


los menores, que ha sido modificada recientemente.

- Recientemente, se ha aprobado la modificación de la antigua LO 1/1996 y LO 5/2000, que


pasan a denominarse LO 26/2015, de 22 de julio, de Protección a la Infancia y a la Adolescencia,
y viene a aglutinar todo el entramado legislativo en materia de protección y responsabilidad de
infancia y adolescencia.

Con el fin de mejorar los instrumentos de protección jurídica de la infancia y adolescencia y


constituir una referencia para las Comunidades Autónomas en el desarrollo de su respectiva

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legislación en la materia, se lleva a cabo una profunda reforma del sistema de protección de
menores, 20 años después de la aprobación de la LO 1/1996 de Protección jurídica del menor.

La reforma está integrada por dos normas, la Ley 26/2015, de 28 de julio, de Protección a la
Infancia y a la Adolescencia, y la Ley Orgánica 8/2015 que introduce los cambios necesarios en
aquéllos ámbitos considerados como materia orgánica, al incidir en los derechos fundamentales
y las libertades públicas reconocidos en los arts. 14, 15, 16, 17 y 24 de la Constitución Española.

Las modificaciones más importantes afectan a la Ley Orgánica 1/1996, de Protección Jurídica
del Menor, el Código Civil, la Ley de Adopción Internacional, o la Ley de Enjuiciamiento Civil
2000. Pero un total de 21 normas quedan afectadas por la reforma.

El objetivo de la reforma es adaptar los instrumentos de protección de menores a los cambios


sociales, en aras del cumplimiento efectivo del art. 39 de la Constitución Española y los
instrumentos internacionales ratificados por España.

Esta norma, de cuyos aspectos clave detallaremos en el siguiente apartado, reforma una
veintena de leyes, modificando desde el sistema de adopción y acogimiento hasta las pensiones
de orfandad, las condiciones de los centros para chicos/as con trastornos de conducta o el
derecho de escucha en los procedimientos judiciales.

La norma entró en vigor el 18 de agosto del 2015, a los 20 días de su publicación en el BOE.
33
Según declara su Exposición de motivos, la norma tiene por objeto introducir los cambios
necesarios en la legislación española de protección a la infancia y a la adolescencia que permitan
continuar garantizando a los menores una protección uniforme en todo el territorio del Estado
y que constituya una referencia para las Comunidades Autónomas en el desarrollo de su
respectiva legislación en la materia.

Además, y de modo recíproco, esta ley incorpora algunas novedades que ya han sido
introducidas por algunas normas autonómicas estos años atrás.

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2.2.1. Contenidos relevantes de la nueva Ley LO 26/2015, de


Protección a la Infancia y la Adolescencia.

El contenido más relevante de la nueva Ley es el siguiente:

1. Principales modificaciones de la LO de Protección Jurídica del Menor

- Se introduce un nuevo Capítulo III en el Título I de la LO 1/1996 con la rúbrica «Deberes del
menor», en el que se reconoce a los menores como titulares, no solo de derechos, sino también
de deberes. En este sentido, se regulan los deberes de los menores en general y en los ámbitos
familiar, escolar y social en particular.

- Se refuerza la posición del/la menor frente a los delitos contra la libertad e indemnidad sexual,
trata de seres humanos y explotación de los menores, estableciendo el deber de toda persona
que tuvieran noticia de un hecho que pudiera constituir un delito de este tipo de ponerlo en
conocimiento del Ministerio Fiscal. Se establece, además, como requisito para poder acceder a
una profesión que implique contacto habitual con menores, no haber sido condenado por uno
de estos delitos.

- Se crea el Registro Central de Delincuentes Sexuales que contendrá la identidad de los/as


condenados por delitos contra la libertad e indemnidad sexual, trata de seres humanos, o
explotación de menores, e información sobre su perfil genético de ADN.
34
- Se lleva a cabo una reforma de las instituciones de protección a la infancia bajo el principio
rector de prioridad a las medidas estables frente a las temporales, a las familiares frente a las
residenciales y a las consensuadas frente a las impuestas. Entre otras medidas, se definen a nivel
estatal las situaciones de riesgo y desamparo, se simplifica la constitución del acogimiento
familiar, de forma que no será preceptiva la intervención de un juez y se establece la obligación
de la Administración de preparar para la vida independiente a los jóvenes ex tutelados.

2. Modificaciones del Código Civil

- Se modifican las normas sobre acciones de filiación (reclamación de filiación no matrimonial e


impugnación de la paternidad matrimonial) para adaptar la regulación de los arts. 133.1 y 136.1
a las SSTC 273/2005, 52/2006, 138/2005 y 156/2005 que los declararon inconstitucionales.

- Se aclara la competencia de la Entidad Pública para establecer por resolución motivada el


régimen de visitas y comunicaciones respecto a los/as menores en situación de tutela o
guarda, así como su suspensión temporal, informando de ello al Ministerio Fiscal.

- Se completa la reforma de las instituciones jurídicas de protección al menor contenidas en la


reforma de la LO 1/1996, modificándose los preceptos que regulan el desamparo, la guarda
provisional y voluntaria y el acogimiento.

- En materia de adopción, entre otras medidas, se regula con más detalle la capacidad de los
adoptantes y se incorpora una definición de la idoneidad para adoptar; se crea la figura de la
guarda con fines de adopción y la adopción abierta, que permite mantener a la persona
adoptada relación con su familia de origen a través de visitas o comunicaciones, lo que ha de ser
acordado por el juez y se refuerza el derecho de acceso a los orígenes de las personas adoptadas.

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3. Modificaciones de la Ley de Adopción Internacional

- Se define el concepto de adopción internacional, para incluir los casos de adopciones


internacionales sin desplazamiento internacional de los menores.

- Se deslindan las competencias entre la Administración estatal y las Administraciones


autonómicas.

- Se refuerzan las previsiones de garantía de las adopciones internacionales señalando que solo
podrán realizarse a través de la intermediación de Organismos acreditados y en los casos de
países signatarios del Convenio de La Haya.

- Se detallan con mayor claridad las obligaciones de los adoptantes, tanto en fase preadoptiva
como en fase postadoptiva.

- Se introducen importantes modificaciones en las normas de Derecho internacional privado.

4. Modificaciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

Se introducen mejoras en los procedimientos ya existentes, orientadas a hacerlos más efectivos.


Entre otras medidas:

- se introducen disposiciones para promover la acumulación cuando existieran varios procesos 35


de impugnación de resoluciones administrativas en materia de protección en curso que afecten
a un mismo menor,

- se prohíbe de forma expresa la ejecución provisional de las sentencias que se dicten en los
procesos de oposición a las resoluciones administrativas en materia de protección de menores,

- y se establece un mismo procedimiento para la oposición a todas las resoluciones


administrativas, con independencia de su contenido o de las personas afectadas.

5. Otras modificaciones

- Se modifica la Ley de Protección de Familias Numerosas, para asegurar que éstas conserven
el título mientras que al menos uno de los hijos cumpla los requisitos y la edad establecida
(veintiún años o veintiséis años si está estudiando).

- Se introducen en la Ley 43/2006 para la mejora del crecimiento y del empleo determinadas
bonificaciones para los empleadores que contraten indefinidamente o con carácter temporal a
víctimas de trata de seres humanos.

- Se reforma la Ley 39/2006 de Dependencia, para declarar inembargables las prestaciones


económicas establecidas en virtud de esta norma.

- Se modifica la LGSS (Ley General de la Seguridad Social) para impedir el acceso a las
prestaciones de muerte y supervivencia a quienes sean condenados/as por la comisión de un
delito doloso de homicidio cuando la víctima sea el sujeto causante de la prestación y para
aumentar la pensión de orfandad de los hijos/as de la persona asesinada, que podrán cobrar la
pensión de orfandad absoluta.

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Régimen transitorio

- En la disposición transitoria segunda se prevé el cese de los acogimientos constituidos


judicialmente por resolución de la Entidad Pública sin necesidad de resolución judicial.

- En la disposición transitoria cuarta se establece que, hasta la entrada en funcionamiento del


Registro Central de Delincuentes Sexuales, la certificación a la que se refiere el artículo 13 de la
LO 1/1996 será emitida por el Registro Central de Antecedentes Penales.

Se afectan, principalmente, las Disposiciones siguientes:

- Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor: arts. 5, 7, nuevo
Capítulo III Título I (arts. 9 bis a 9 quinquies), 10, 11, 12, 13, 14, 17, 18, 19, 20, 20 bis, 21, 22 bis,
22 ter, 22 quáter, 22 quinquies, 23 y 24.

- el Código Civil: arts. 9, 19, 133, 136, 158, 160, 161, 172, 172 bis, 172 ter, 173, 173 bis, 175, 176,
176 bis, 177, 178, 180, 216, 239, 239 bis, 303, 1263 y 1264.

- Ley 54/2007, de 28 de diciembre, de Adopción Internacional: arts. 1, 2, 3, 4, rúbrica del Capítulo


II del Título I, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17, se suprime la división por secciones del
Capítulo II del Título II, 18, 19, 22, 24, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33 y 34.

- Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil: arts. 76, 525, 779, 780 y 781.
36

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2.2.2. Ley LO 26/2015, de Protección a la Infancia y la


Adolescencia.

Puedes consultar esta Ley aquí:

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2.2.3. Ley LO 8/2015, de 22 de Julio, de Modificación del


Sistema de Protección a la Infancia y la Adolescencia.

Puedes consultar esta Ley aquí:

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2.2.4. Claves de la Reforma del Sistema de Protección a la


Infancia y la Adolescencia

Se modifican un total de 12 normas. Las reformas más importantes afectan a la Ley Orgánica de
Protección Jurídica del Menor , el Código Civil, la Ley de Adopción Internacional, la Ley de
Enjuiciamiento Civil 2000 , la Ley de Enjuiciamiento Civil 1881 , la LOPJ y la Ley Orgánica de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género . Además, se establece la
obligación de que todos los proyectos normativos valoran su impacto en la infancia y
adolescencia.

Las claves son las siguientes:

1. INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR (Art. 2 LO Protección Jurídica del Menor)

- Se desarrolla y refuerza el derecho del menor a que su interés superior sea prioritario, dotando
de contenido al concepto. Para ello se modifica el art. 2 de la LO de Protección Jurídica del Menor
incorporando tanto la jurisprudencia del Tribunal Supremo de los últimos años como los criterios
de la Observación general núm. 14, de 29 de mayo de 2013, del Comité de Naciones Unidas de
Derechos del Niño.

- Se destaca su importancia al dotarlo de un contenido triple: como derecho sustantivo, como


principio general de carácter interpretativo y como norma de procedimiento.
39
2. REFORMA DE LAS INSTITUCIONES DE PROTECCIÓN A LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA (Arts.
14, 17, 18, 19, 20, 21, 22 bis y 22 ter, LO Protección Jurídica del Menor y arts. 172, 172 bis, 172
ter, 173 y 173 bis CC)

- Se establecen como principios rectores de toda la reforma de las instituciones de protección a


la infancia y la adolescencia la prioridad a las medidas estables frente a las temporales, a las
familiares frente a las residenciales y a las consensuadas frente a las impuestas.

- Se contempla la guarda provisional de un menor por la Entidad Pública dentro de las medidas
de atención inmediata, para atender situaciones de urgencia, sin declaración previa de
desamparo ni solicitud expresa de los progenitores.

- Se regula a nivel estatal la situación de riesgo. La regulación prevé que el proyecto de actuación
pueda ser consensuado con los progenitores u otros responsables legales y, en caso de que esto
no sea posible, se declarará la situación de riesgo mediante resolución administrativa.

- Se regula la intervención en las situaciones de posible riesgo prenatal y se prevé una solución
para los casos de atención sanitaria necesaria para el menor no consentida por sus progenitores.

- Se completa la definición de la situación de desamparo, estableciéndose las circunstancias que


la determinan. La declaración de desamparo dará lugar a la tutela del menor por parte de la
entidad pública competente. Superados dos años desde su declaración, sólo el Ministerio Fiscal
podrá impugnarla, no los padres biológicos. Pasados esos dos años, las entidades públicas
podrán adoptar cualquier medida de protección que consideren necesaria, incluida la adopción
si se prevé una situación irreversible para el menor.

- Se establece una duración máxima de dos años para la guarda voluntaria de menores, salvo
que el interés superior aconseje su prórroga. La Entidad Pública deberá elaborar un plan
individual de protección en el que se incluirá un programa de reintegración familiar.

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- Se simplifica la constitución del acogimiento familiar, de forma que no será preceptiva la


intervención de un juez. Se introduce la necesidad, como ocurre en la adopción, de que se valore
la adecuación de los acogedores, y se definen los criterios de la misma. Los supuestos de
acogimiento familiar quedan concretado en: acogimiento de urgencia, acogimiento temporal y
acogimiento permanente.

- Se establece la obligación de la Administración de preparar para la vida independiente a los


jóvenes ex tutelados y la obligación de las Entidades Públicas de revisar, en plazos concretos, las
medidas de protección adoptadas para cada niño, niña o adolescente.

3. REFORMAS EN MATERIA DE ADOPCIÓN (Arts. 175 , 176 , 176 bis, 177 , 178 y 180 CC ; arts. 1,
2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 17, 18, 19, 22, 24, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33 y 34 Ley
de Adopción Internacional; arts. 63 y 1825 a 1832 LEC 1881 )

- Se regula con más detalle la capacidad de los y las adoptantes y se incorpora una definición de
la idoneidad para adoptar.

- Para menores en situación de desamparo, no será necesario el asentimiento de los padres


biológicos si transcurren dos años sin que hayan intentado revocar dicha situación.

- Se suprime la necesidad de renovar el asentimiento para la adopción que ahora tienen que
realizar ante el juez las madres si han transcurrido más de seis meses desde que lo prestaron.
40
- Se establece el carácter preferente de los expedientes de adopción y el carácter preceptivo de
la intervención del Ministerio Fiscal.

- Se regula de nuevo la guarda con fines de adopción. Esta previsión legal permitirá que, con
anterioridad a que la Entidad Pública formule la correspondiente propuesta al Juez para la
constitución de la adopción, pueda iniciarse la convivencia provisional entre el menor y las
personas consideradas idóneas para tal adopción hasta que se dicte la oportuna resolución
judicial, con el fin de evitar que el menor tenga que permanecer durante ese tiempo en un centro
de protección o con otra familia.

- Se introduce la figura de la adopción abierta, que posibilita que, una vez constituida la
adopción, el adoptado pueda mantener con algún miembro de la familia de procedencia alguna
forma de relación o contacto a través de visitas o de comunicaciones.

- Se refuerza el derecho de acceso a los orígenes de las personas adoptadas, obligando a las
Entidades Públicas a garantizarlo y mantener la información durante el plazo previsto en el
Convenio Europeo de Adopción (al menos años tras haberse hecho definitiva la adopción).

- En materia de adopción internacional, entre otras modificaciones, se clarifican el ámbito de


aplicación de la ley y el concepto de adopción internacional; se refuerzan las previsiones de
garantía de las adopciones internacionales señalando que solo podrán realizarse a través de la
intermediación de Organismos acreditados y en los casos de países signatarios del Convenio de
La Haya; se detallan con mayor claridad las obligaciones de los adoptantes y se introducen
importantes modificaciones en las normas de Derecho internacional privado.

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4. MEDIDAS EN MATERIA DE VIOLENCIA CONTRA LOS MENORES (Arts. 1, 61 , 65 y 66 LO de


Protección Integral contra la Violencia de Género y arts. 11 , 12 y 13 Ley Orgánica de Protección
Jurídica del Menor ).

- En el art. 1 de la Ley Integral de Violencia de género, los menores pasan a ser reconocidos como
víctimas de la violencia de género, y como consecuencia de ello se hace hincapié en la obligación
de los jueces de pronunciarse sobre las medidas de protección que afecten a los menores y se
clarifica el sistema de suspensión de la patria potestad, la custodia y el régimen de estancias del
inculpado por violencia de género.

- En la LO 1/1996 , se introduce como principio rector de la actuación administrativa la


protección de los menores contra cualquier forma de violencia, incluida la producida en su
entorno familiar, de género, la trata y el tráfico de seres humanos y la mutilación genital
femenina, entre otras. Asimismo, se garantiza el apoyo necesario para que los menores bajo la
patria potestad, tutela, guarda o acogimiento de una víctima de violencia de género o doméstica
puedan permanecer con la misma.

- En relación a los delitos contra la libertad e indemnidad sexual, trata de seres humanos y
explotación de los menores, se establece el deber que tienen todas las personas que tuvieran
noticia de un hecho que pudiera constituir un delito de este tipo, de ponerlo en conocimiento
del Ministerio Fiscal, y se establece, como requisito para poder ejercer una profesión que
implique contacto habitual con menores, el de no haber sido condenado por alguno de estos 41
delitos.

5. MENORES CON PROBLEMAS DE CONDUCTA (Nuevo Capítulo IV del Título II de la Ley Orgánica
de Protección Jurídica del Menor)

Se regula, como novedad importante, en el nuevo Capítulo IV del Título II de la Ley Orgánica de
Protección Jurídica del Menor, el ingreso de menores en centros de protección específicos para
menores con problemas de conducta en los que esté prevista, como último recurso, la utilización
de medidas de seguridad y de restricción de libertades o derechos fundamentales, así como las
actuaciones e intervenciones que pueden realizarse en los mismos. Estos centros de protección
a la infancia tienen en cuenta las especiales características, complejidad, condiciones y
necesidades de estos menores, que requieren de una intervención especializada. Su regulación
puede, en ocasiones, incidir en los derechos fundamentales de los menores, lo cual exige una
normativa en la que se determinen los límites de la intervención, regulándose, entre otras
materias, las medidas de seguridad como la contención, el aislamiento, los registros personales
y materiales o la administración de medicamentos.

6. REFORMAS PROCESALES (Arts. 525, 778 bis; 778 ter, 779, 780,781; arts. 63 y 1825 a 1832 LEC
1881).

- Se establece como regla general de la acumulación de procesos de impugnación cuando


existieran varios procesos de impugnación de resoluciones administrativas en materia de
protección en curso que afecten a un mismo menor.

- Se introduce de forma expresa la prohibición de ejecución provisional de las sentencias que se


dicten en los procesos de oposición a las resoluciones administrativas en materia de protección
de menores.

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- Se unifica el plazo a dos meses para formular oposición respecto a todas las resoluciones
administrativas en materia de protección de menores y se establece un mismo procedimiento
para la oposición a todas las resoluciones administrativas.

- Se concentran en un solo procedimiento los supuestos en los que, durante la tramitación del
expediente de adopción, los progenitores del adoptando pretendieran que se les reconociera la
necesidad de otorgar su asentimiento a la adopción.

- Se regula un nuevo procedimiento ágil, sencillo y detallado para la obtención de la autorización


judicial del ingreso de un menor en un centro de protección específico de menores con
problemas de conducta. Y se introduce un procedimiento especial para conocer de las
solicitudes para entrar en un domicilio en ejecución de las resoluciones administrativas de
protección de menores, optando por atribuir la competencia para la autorización de entrada en
domicilio al Juzgado de Primera Instancia. Se regula un procedimiento sumario, ágil y detallado.

7. MENORES EXTRANJEROS/AS (Arts. 10 Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor).

- Se establece un marco regulador adecuado de los derechos de los menores extranjeros,


reconociendo, respecto de los que se encuentren en España y con independencia de su situación
administrativa, sus derechos a la educación, a la asistencia sanitaria y a los servicios sociales.
42
- Se establece la obligación de las Administraciones Públicas de velar por los grupos
especialmente vulnerables, como los menores extranjeros no acompañados, los que presenten
necesidades de protección internacional y los que sean víctimas de cualquier abuso.

- Se reconoce el derecho a obtener la preceptiva documentación de residencia a todos los


menores extranjeros que estén tutelados por las Entidades Públicas una vez que haya quedado
acreditada la imposibilidad de retorno con su familia o al país de origen.

8. DEBERES DE LOS/AS MENORES (Capítulo III en el Título I de la Ley Orgánica de Protección


Jurídica del menor)

Se introduce un nuevo Capítulo III en el Título I de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del
menor con la rúbrica «Deberes de los menores», en el que, desde la concepción de los menores
como ciudadanos, se les reconoce como corresponsables de las sociedades en las que participan
y, por tanto, no solo titulares de derechos sino también de deberes. Se regulan los deberes de
los menores en general y en los ámbitos familiar, escolar y social en particular: respeto a la
familia, corresponsabilidad en el cuidado del hogar, respeto a las normas de convivencia en los
centros educativos, respeto a los recursos y las instalaciones públicas, etc.

9. ACCIONES DE FILIACIÓN (Arts. 133, 136, 137, 138 y 140 CC)

Las principales modificaciones responden a la necesidad de adaptar la regulación de los art.


133.1 y 136.1 a las SSTC 273/2005, 52/2006, 138/2005 y 156/2005 que los declararon
inconstitucionales. Así:

- La acción de reclamación de filiación no matrimonial, cuando falte la respectiva posesión de


estado, podrá ser ejercitada por el progenitor en el plazo de un año contado desde que hubiera
tenido conocimiento de los hechos en que haya de basar su reclamación.

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- El plazo para el ejercicio de la acción de impugnación de la paternidad matrimonial es de un


año contado desde la inscripción de la filiación en el Registro Civil. Pero no correrá mientras el
marido ignore el nacimiento.

10. OTRAS MODIFICACIONES

- Se modifica la Ley de Protección de Familias Numerosas, para asegurar que éstas conserven el
título mientras que al menos uno de los hijos cumpla los requisitos y la edad establecida
(veintiún años o veintiséis años si está estudiando).

- En la Ley de Autonomía del Paciente se incorporan los criterios recogidos en la Circular 1/2012
de la Fiscalía General del Estado sobre el tratamiento sustantivo y procesal de los conflictos ante
transfusiones de sangre y otras intervenciones médicas sobre menores de edad en caso de
riesgo grave.

- Se prevé en el Estatuto de los Trabajadores el permiso de la trabajadora por el tiempo


indispensable para la realización de exámenes prenatales y técnicas de preparación al parto que
deban realizarse dentro de la jornada de trabajo.

43

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2.3. Normativa Autonómica

En virtud de las previsiones contenidas en la Constitución Española, y a través de los Estatutos


de Autonomía de las Comunidades Autónomas se recoge en algunos casos la competencia
exclusiva en materia de asistencia social, lo que legitima la actuación legislativa de la Comunidad
Autónoma en el campo de la protección de la familia, la infancia y la adolescencia, sin perjuicio
de la aplicación necesaria de la legislación del Estado en todos aquellos aspectos institucionales
que sean de su exclusiva competencia.

Es por ello que cada Comunidad Autónoma goza de una legislación autonómica que regula el
ámbito de la Protección de menores, que ha de revisarse en cada caso.

La relación de Leyes es la siguiente:

–Andalucía: Ley 1/1998, de 20 de abril, de los derechos y la atención al menor.

– Aragón: Ley 12/2001, de 2 de julio, de la infancia y la adolescencia en Aragón.

– Asturias: Ley 1/1995, de 27 de enero, de protección del menor.

– Canarias: Ley 1/1997, de 7 de febrero, de atención integral a los menores.

– Cantabria: Ley 7/1999, de 28 de abril, de protección de la infancia y adolescencia, modificada


por la Ley 8/2010, de 23 de Diciembre.
44
– Castilla-La Mancha: Ley 3/1999, de 31 de marzo, del menor de Castilla-La Mancha.

– Castilla y León: Ley 14/2002, de 25 de julio, de promoción, atención y protección a la infancia


en Castilla y León.

– Cataluña: Ley 14/2010, de 27 de mayo, de los derechos y las oportunidades en la infancia y la


adolescencia.

– Comunidad Valenciana: Ley 12/2008, de 3 de julio, de protección integral de la infancia y la


adolescencia de la Comunitat Valenciana.

– Extremadura: Ley 4/1994, de 10 de noviembre, de protección y atención a menores.

– Galicia: Ley 3/1997, de 9 de junio, gallega de la familia, la infancia y la adolescencia.

– Islas Baleares: Ley 17/2006, de 13 de noviembre, integral de los derechos de la infancia y la


adolescencia de las Illes Balears.

– La Rioja: Ley 1/2006, de 28 de febrero, de protección de menores de La Rioja.

– Madrid: Ley 6/1995, de 28 de marzo, de garantías de los derechos de la infancia y la


adolescencia en la Comunidad de Madrid.

– Murcia: Ley 3/1995, de 21 de marzo, de la infancia de la Región de Murcia.

– Navarra: Ley Foral 15/2005, de 5 de diciembre, de promoción, atención y protección a la


infancia y a la adolescencia, modificada parcialmente por la Ley Foral 18/2010, de 8 de
noviembre y por la Ley 13/2013, de 20 de marzo.

– País Vasco: Ley 3/2005, de 18 de febrero, de atención y protección a la infancia y la


adolescencia, modificada por la Ley 3/2009, de 23 de diciembre.

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Asimismo, todas las comunidades autónomas han establecido un órgano gestor para todo lo que
tiene relación con los servicios sociales de atención a la infancia. Su necesidad es del todo
manifiesta, pues son los servicios sociales los encargados de valorar la situación de desamparo
del menor, con el fin de tomar las medidas urgentes que proceda ante dicha situación y, en
cualquier caso, ponerlo en conocimiento de la autoridad judicial. Por otra parte, existen muchas
actuaciones sociales relacionadas con la tutela, tales como el acogimiento familiar, la acogida
temporal en centros, la derivación a centros educativos, y un sinfín de actividades que requiere
una población tan vulnerable hoy en día como es la de la infancia y adolescencia. Actuaciones
que los servicios sociales deben realizar en el contexto de la familia, pues ésta es el núcleo
insustituible donde debe crecer y desarrollarse el niño para conseguir una plena integración
social.

45

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BIBLIOGRAFÍA
Para la elaboración de este módulo hemos revisado la siguiente bibliografía:

▪ Alemán, C (2014): Políticas Públicas y Marco de Protección Jurídica del menor en España.
UNED.
▪ Fundación Pere Tarrés (2009): Estudio sobre la situación de la infancia y la adolescencia
desde la perspectiva de sus derechos y de la calidad de vida.
▪ Muñoz García, C (2015): Anteproyecto de Ley de Protección a la Infancia: Mejorar la
situación de la Infancia y Adolescencia y garantizar una protección uniforme.
Universidad Complutense de Madrid.
▪ VVAA (2013): Glosario Términos referidos al Sistema de Protección de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes. Consejo de los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Buenos Aires.
▪ VVAA: Glosario para el correcto tratamiento de la información sobre infancia y
adolescencia.
▪ VVAA (2013): II Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia 2013/2016. Ministerio
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
▪ VVAA (2003): Servicios Sociales especializados en la atención a menores y sus familias.
Área de Servicios Sociales. Madrid. 2003.
46

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BLOQUE 2
DESARROLLO PSICOLÓGICO, SOCIAL Y
EMOCIONAL DEL MENOR
1. APARICIÓN DE LA EXPERIENCIA EMOCIONAL.
2. LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES AFECTIVAS (LOS ORGANIZADORES DE LA PERSONALIDAD DE SPITZ).
47
3. DE LOS 2 A LOS 6 AÑOS
4. DE 6 A 12 AÑOS
5. TEMPERAMENTO
6. TEMPERAMENTO Y PROBLEMAS DE CONDUCTA.
7. INTELIGENCIA EMOCIONAL
8. BIBLIOGRAFÍA

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APARICIÓN DE LA EXPERIENCIA EMOCIONAL.


Las teorías modernas del desarrollo emocional distinguen entre “estados emocionales”,
“expresiones” y “experiencias emocionales”. Según el análisis estructural de las emociones,
propuesto por Lewis y Michelson, el estado emocional se refiere a los cambios internos en la
actividad somática y/o fisiológica mientras que la expresión emocional se refiere a los cambios
observables en la cara, cuerpo, voz y nivel de actividad que se producen cuando el SNC es
activado por estímulos emocionales importantes.

La experiencia emocional se refiere a las consecuencias de la valoración y la interpretación


cognitivas por parte de los individuos de la percepción de sus estados y expresiones
emocionales. Requiere un sentido de sí mismo para evaluar los cambios dados en sí mismo y un
nivel cognitivo que le permita percibir, discriminar, recordar, asociar y comparar. Así las
expresiones emocionales de los lactantes nos dicen poco sobre su experiencia emocional, sin
embargo las personas de su alrededor responden a las mismas como si fueran fiel reflejo a una
experiencia subjetiva. De este modo mediante la interpretación y evaluación de su expresión
emocional, el entorno social le proporciona normas con las que aprende a evaluar e interpretar,
es decir a experimentar sus propias conductas y estados.

El ser humano nace en un mundo social donde las características físicas y los patrones de
comportamiento del bebé atraen el cuidado de la gente a su alrededor. Bolwby estudió el
desarrollo del vínculo afectivo con los adultos e inspirándose en trabajos con primates propuso
que tenía su origen en comportamientos heredados y propios de la especie conocidos como 48
sistemas de respuesta innatos. El “babyness” o encanto por los niños muy pequeños es
universal. Sus patrones conductuales aseguran la proximidad del cuidador, necesaria para la
supervivencia física. De entre estos sistemas de respuesta innatos, la afectividad es esencial. El
repertorio conductual del más joven de los niños ya incluye un componente emocional.

La afectividad es considerada por algunos autores como un factor fundamental facilitador de las
primeras experiencias comunicativas en niños. El recién nacido dispone de una gama expresiva
muy variada. Como ya hemos dicho anteriormente, entre la madre y el niño se establece un
sistema de interacción afectivo que da lugar al apego, establecido con las personas que
interactúan con él de forma privilegiada. Conlleva determinadas conductas que tienen como fin
mantener al cuidador cerca para garantizar la supervivencia. Las conductas motoras de
aproximación y seguimiento son las más frecuentes. Además conlleva sentimientos por parte
del niño de seguridad, bienestar y placer ante su proximidad y de la ansiedad ante situaciones
de distanciamiento.

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LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES AFECTIVAS (LOS


ORGANIZADORES DE LA PERSONALIDAD DE SPITZ).
Las emociones desempeñan un papel fundamental en el establecimiento de lazos afectivos
entre el adulto y el niño. La expresión de estas emociones en edad temprana son “la sonrisa”,
“la ansiedad ante el extraño” y “la negación”, considerados por SPITZ como organizadores del
desarrollo afectivo del niño y como hitos de su evolución emocional.

La sonrisa, que es el primer organizador, aparece alrededor del primer mes de vida en estado
de vigilia y que se vuelve cada vez más selectiva con respecto a los estímulos que la elicitan
siempre en contextos sociales. Según Spitz los niños no aprenden a sonreír, sino a identificar
rasgos de la cara de su cuidador. El estímulo más determinante es el rostro humano.

El segundo organizador, la ansiedad ante el extraño/a, tiene una manifestación variada en cada
niño, tanto en la edad de aparición como en el grado. Spitz señala que es debido a que ha
desarrollado memoria de evocación y por un proceso de inferencia rudimentaria compara la
representación interna de su cuidador con el desconocido. Por otro lado, a raíz de los estudios
realizados con niños institucionalizados, también se sabe que su manifestación depende de la
calidad de la relación entre el niño y su cuidador/a. Otros apuntan que tiene un valor adaptativo
como respuesta a ciertos indicadores de peligro de su entorno, ya que el fin es solicitar el auxilio
de los padres. Desde las teorías cognitivas y sociales se plantea que son manifestaciones
ambivalentes ya que sienten a la vez atracción y miedo. Y que la respuesta de los niños es más
positiva si el extraño previamente interacciona de forma positiva con el cuidador y 49
posteriormente no se dirige a él de forma brusca. Si la conducta les resulta rara desde el principio
si les provoca rechazo.

La ansiedad de separación aparece hacia el 6º-8º mes, y se caracteriza porque los niños
comienzan a protestar cuando se les separa de los padres. Tres son las principales respuestas
dependiendo del tiempo que pasen separados. Desesperación con una duración inferior a 15
días, por ejemplo por ser hospitalizado. Es una reacción de inconformismo y protesta por la
separación que se puede manifestar con trastornos de la alimentación y en la relación con los
demás como llanto y rechazo de caricias y juguetes. La ambivalencia cuando la separación supera
el mes, que supone la progresiva aceptación de los ofrecimientos de los adultos de su entorno.
Cuando reaparece la figura de apego se muestran esquivos y distantes, como protestadurante
pocas horas. El desapego se produce si la separación se alarga durante meses o años, ya que se
rompe el vínculo afectivo y puede establecer relaciones de apego con otros adultos. Hay
diferencias individuales en cuanto a la seguridad que las figuras de apego proporcionan al niño.
Pueden desarrollar seguridad en sus propias posibilidades, creándoles habilidad para actuar en
su entorno con éxito y confiar en las personas de su entorno cuando los cuidadores responden
con prontitud y adecuadamente a las necesidades de los niños. Si responden de manera
diferente ya sea con mayor o menor prontitud de la que necesitan los niños, puede no darle
seguridad el vínculo afectivo.

Con respecto al tercer organizador, la aparición del no, puede acarrear mayor conflictividad en
las relaciones con su entorno. El niño a través del desarrollo motor que le confiere mayor control
sobre su cuerpo y motilidad, reivindica mayor autonomía, rechazando normas y pautas, que se
le quieren imponer, a pesar de los conflictos que esto le provoca con figuras tan importantes
como los adultos. Además, desde que nacen sienten la necesidad de controlar su entorno y como
elementos principales de él, dominar a los adultos. Se muestran muy exigentes cuando quieren
algo, soportando muy mal las demoras entre sus demandas y el cumplimiento de las

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mismas, en parte por la concepción del tiempo en presente. Se suelen mostrar descontrolados
e impulsivos, ya que sus deseos son imperativos. Así mismo sus sentimientos son apasionados y
poco matizados. El sentimiento dominante en esta época de la vida es el sentimiento posesivo
en relación con los adultos, sus padres. Sus episodios de celos manifiestan la incapacidad de
compartir con los demás el afecto o la atención de la persona querida.

Con respecto a sus relaciones con los iguales, a los 6 meses ya pueden mantener relaciones
sociales limitadas no conflictivas con otros niños. Con 12 meses, todos los niños manifiestan
conductas prosociales. En estudios realizados se ha observado que los niños que a los 6-9 meses
se muestran muy sociables con sus madres, lo son a su vez con otros niños. Todo parece indicar
que la calidad y el tipo de relaciones que establecen con los padres influyen en los estilos sociales
que desarrollan con los compañeros de su edad.

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DE LOS 2 A LOS 6 AÑOS


El desarrollo a nivel cognitivo está íntimamente relacionado con su crecimiento social y afectivo,
así los progresos en el desarrollo psíquico se reflejan en tres dimensiones: la construcción de la
personalidad, las relaciones con los adultos y las relaciones con los iguales. Junto al desarrollo
motor, los avances en el lenguaje, la identidad sexual y el sentido del yo le dan un sentido de
individualización creciente.

La construcción de la personalidad.

Según Wallon es la etapa del personalismo la más significativa en la formación de la


personalidad. Necesita diferenciarse de los demás a través de la oposición, luego pasa a una fase
de autonomía en la que quiere hacerlo todo por sí mismo, y luego pasa a una fase de
identificaciones a través de procesos imitativos y adopta características de papeles que son
significativos para él. La conciencia psicológica de sí mismo se da a partir de la progresiva
diferenciación y relación con los otros, reflejado en el uso del pronombre personal, aunque
superficialmente limitado al aspecto físico y a su actuación, es decir, que se define por como es
y lo que sabe hacer o le gustaría saber hacer.

Así no es debido a problemas del lenguaje que no use el pronombre personal, si no a problemas
en la construcción de la identidad. Esta construcción es fundamental en este período. Otra
realidad importante en este periodo es el de la identidad sexual. Sobre los 2-3 años sabe como
categorizarse pero falla en categorizar a los demás. Así un niño de 4-5 años piensa que puede 51
convertirse alguien en una persona del sexo contrario solo con llevar atributos externos
relacionados al otro sexo: vestirse, pendientes. Se ha demostrado la precocidad en la adquisición
de los estereotipos asociados al papel social adjudicado a cada sexo de una forma muy
tradicional, siendo muchas veces más acusados de lo vivido en su ambiente familiar, si bien no
tiene problemas en admitir que sus padres tomen papeles contrarios, cuando juegan atribuyen
los roles de manera tradicional.

Desde las teorías psicoanalíticas, la construcción de la identidad sexual tiene un papel primordial
en la construcción de la personalidad, relacionándolo con la resolución del conflicto edípico
mediante la identificación con las figuras parentales que lleva a la formación del superyó,
instancia de la personalidad que supone la interiorización progresiva de las normas morales que
en la edad de 5 años es muy rígida por la necesidad de ser querido por los padres. Piaget desde
la teoría genetista-constructivista concibe esta edad la del realismo moral, en la que el niño
concibe lo que se debe o no hacer en función del castigo y recibir la sanción según el resultado
y no la intencionalidad del acto. Entre los 3 y los 5 años, se va formando la idea de un yo privado
no observable por los demás. Comienzan a surgir las rivalidades, los celos, la envidia y los
secretos.

Las relaciones con los adultos/as.

La escala de valores y los estilos educativos varían mucho de una familia a otra ya que los padres
se encargan de la educación, formación de hábitos y normas de conducta del niño, cada familia
tiene unas características afectivas y sociales determinadas. Otro aspecto importante en la
evolución social y afectiva del niño es la disciplina, entendida como la adquisición de habilidades
tomando como modelo a una persona.

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Los/as niños/as pequeños/as admiran profundamente a sus padres/madres, personas que les
protege y por tanto las más importantes en su vida, por lo que se constituye una base sólida
para que deseen imitarlos. En su imitación influye más lo que hacen que lo que dicen, de forma
que es importante dar señales de autodominio y paciencia. Los patrones de personalidad se
adquieren, según Bandura, en gran medida por la imitación activa. El autodominio no se alcanza
hasta el momento en que las personas pueden tomar sus propias decisiones, pero es importante
desde pequeños educar para ello.

Un estudio comparativo entre estilos educativos americanos y japoneses muestra diferencias en


la capacidad de autodominio de ambas poblaciones fijándose en la enseñanza de la misma: los
americanos dan ordenes sin explicaciones y a los japoneses les sensibilizan sobre los
sentimientos y pensamientos de los demás: ¿Que crees que pensará de ti el señor del
supermercado si haces eso? En un caso se impone disciplina (no hay tiempo que perder) y en
otro se enseña autodisciplina (se necesita tiempo y paciencia).

La relación con los iguales.

La actitud del adulto/a influye mucho en el tipo de relaciones que establecen los niños entre
ellos. La más favorecedora para el desarrollo de la autonomía intelectual, afectiva y social es la
que permite que discutan y resuelvan los problemas entre ellos. Además una relación afectiva
coherente con los padres favorece el desarrollo social y afectivo con los demás. Aquellos que
con 3 años constituyeron una relación de apego seguro con sus madres eran más competentes 52
socialmente; habría por tanto una relación de continuidad entre el tipo de relaciones establecido
con los padres y el establecido con los iguales. Las relaciones con estos favorece el
descentramiento social y cognitivo (porque las perspectivas de otros niños son más próximas
que las de los adultos), la canalización y regulación de la agresividad y el reconocimiento de los
derechos y deberes de los demás.

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DE 6 A 12 AÑOS
En esta etapa a parte de los progresos a nivel cognitivo se dan grandes avances en el área
afectiva y la formación de la personalidad. El progresivo descentramiento le permite analizar las
personas y las cosas desde diferentes puntos de vista lo que le permite hacerse una idea sobre
sí mismo y la realidad que le rodea. La superación del egocentrismo le permite ver los aspectos
positivos y negativos de las personas que le rodean y de sí mismos. La resolución edípica le
permite avanzar en la construcción de la propia identidad, liberarse de la rigidez del superyó y
valorar con relatividad las conductas y características personales de sus padres.

Autoconcepto y autoestima.

El autoconcepto es el conjunto de sentimientos y representaciones que se posee sobre uno


mismo, sobre la propia apariencia y los rasgos de carácter. En esta etapa diferencian ambos.
Supone una autoevaluación que parte de los propios valores y de lo que piensan que valoran los
demás. La autoestima es el conjunto de valoraciones. Antes el niño se sobrevaloraba, ahora es
más autocrítico y se compara con los demás. En esta etapa empieza a tener un papel importante
en esta autovaloración el autoconcepto académico, así como el aspecto físico, priorizado por los
valores de nuestra sociedad, sobretodo en base a la talla en los niños y al volumen en las niñas.

53
La identidad sexual.

A partir de esta edad tienen un concepto permanente basado en las características biológicas.
La identificación con el sexo supone la adopción de roles en un continuo de expresividad
(afectivas, expresivas, verbales)/instrumentalidad (eficaces, seguros, inexpresividad emocional)
femenino/masculino. Se han planteado tres tipos de cuestiones: 1ª hasta que punto eso sigue
estando vigente en nuestra sociedad actual; 2ª los estilos de relación y 3º en que medida son
diferencias innatas o provocadas por agentes de socialización. Con respecto a la primera
cuestión, en estudios realizados por autores como Maccoby y Jacklin, en el año 1974, se
encontraba que la diferencia más clara era la agresividad, vigente en los niños desde muy
temprana edad y hasta la primera juventud.

Con respecto a las habilidades las mujeres destacaban en las verbales y los hombres en
orientación espacial y conceptos matemáticos, pero estas diferencias se empezaban a observar
desde los 11 años.

Con respecto a los estilos comunicativos interaccionan y usan el lenguaje de forma distinta desde
esta etapa del desarrollo. Prefieren contextos diferentes y derivado de ello aprenden usos del
lenguaje diferentes: las niñas prefieren jugar en lugares interiores, juegan con mayorfrecuencia
a juegos típicos del otro sexo, y los niños en grupos de edad más amplios y a juegos competitivos,
por lo que los niños aprenden a indicar posición de dominio, atraer y mantener audiencia y las
niñas crear y mantener relaciones de intimidad con iguales, criticar a los demás e interpretar
correctamente las conversaciones de otros.

Con respecto a la tercera cuestión, no hay certeza respecto a la repercusión del sexo biológico
en las características psíquicas, pero sí muchas sobre la influencia no consciente del entorno o
de los agentes de socialización sobre las mismas.

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Las diferencias individuales.

La identidad es el producto de la interacción entre el nivel y estilo de desarrollo cognitivo con


las dimensiones afectiva y la social. El niño va conociéndose a sí mismo en la medida que aprende
a conocer a los demás, a interpretar sus sentimientos e intenciones, así como las valoraciones
que sobre él mismo tienen los demás.

El desarrollo social: el conocimiento de los otros/as.

La capacidad de situarse desde la perspectiva de los/as demás. Ya se ha dicho que a partir de los
6 años realiza grandes avances en el descentramiento social, adopta una perspectiva social
subjetiva, que puede diferenciar sus sentimientos y pensamientos de los de los otros pero aún
le cuesta verse como le ven los/as demás.

El desarrollo moral.

Relacionado con la adopción de normas y valores sociales, hay que distinguir entre principios
morales y normas convencionales. Piaget concibe la moralidad como el respeto por las reglas
sociales y la justicia fundamentada en la reciprocidad e igualdad entre los individuos. Plantea
una evolución que va desde un realismo moral como de responsabilidad objetiva, en la que se
tiene en cuenta el resultado más que la intencionalidad a una responsabilidad subjetiva. 54
Considera que la primera no solo depende del nivel de desarrollo cognitivo del niño si no de la
actitud de los adultos y la presión que ejercen sobre los niños. El niño aplica al pie de la letra lo
que interpreta de la actitud de los padres que aunque expresen por el lenguaje nivel de
desarrollo de responsabilidad subjetiva pueden conducirse por la objetiva. En esta etapa pasa
de la heteronomía moral, sumisión a los criterios que piensan que se rigen los adultos y que
supone imposición por el principio de autoridad, a la moral autónoma que surge del respeto
mutuo y del principio de igualdad, construye sus propias reglas de acuerdo a los principios
básicos de los derechos humanos.

Kohlberg con estudios primero transversales y más tarde longitudinales estudió el juicio moral
siguiendo los conceptos de Piaget. Plantea una serie de estadios en el desarrollo moral:

NIVEL I Preconvencional

• Estadio 1: moral heterónoma. Punto de vista egocéntrico en el que los demás tienen los
mismos intereses que él. Razones para cumplir normas son la evitación del castigo.
• Estadio 2: finalidad instrumental, individualismo. Criterio moral de satisfacer sus
necesidades y los demás las suyas. Entiende intereses diferentes a los suyos

NIVEL II Convencional

• Estadio 3: expectativas interpersonales mutuas. Los demás son jueces privilegiados de


la propia conducta, se valora en función de ser buena persona para sí mismo y los demás
• Estadio 4: sistema social y conciencia. Superación puntos de vista interpersonales. Tiene
en cuenta los intereses en función de leyes y normas para el bien de la comunidad.

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NIVEL III Postconvencional

• Estadio 5: contrato social y derechos individuales. Reglas respetadas por contrato social
pero determinados derechos deben ser defendidos independientemente de la sociedad
y la opinión de la mayoría (como derecho vida y libertad).
• Estadio 6: principios éticos universales. Criterio moral propio que engloba principios de
justicia y derechos humanos. Hasta aquí hemos analizado las generalidades en el
desarrollo emocional normal de un niño.

Volvemos a los inicios de la vida de un niño pero ahora analizando aquellas características que
dan como resultado su individualidad: el temperamento. Más adelante analizaremos el
resultado de su interacción con el medio que acaba constituyendo el carácter o lo que,
últimamente, conceptualizamos como inteligencia emocional.

55

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TEMPERAMENTO
El temperamento es la reacción singular de cada persona a la gente, los acontecimientos y las
condiciones de nuestro mundo. Existen diversas concepciones acerca del origen del
temperamento, para algunos autores es genético y para otros resultado del aprendizaje. En
cierta época se consideró que el temperamento era hereditario, que se determinaba por
"humores corporales", glándulas e, incluso, la constitución del cuerpo.

Hoy en día, hay evidencias de que se trata en gran parte de un producto del aprendizaje aun
cuando la salud y el equilibrio endocrino son influencias importantes, los estímulos emocionales
y el modo en que los niños aprenden a responder ante ellos. La línea más aceptada es que está
determinada por los genes pero se modela por el aprendizaje. El resultado de esto sería lo que
conocemos por carácter. La vida parecerá transcurrir más fácilmente cuanto mejor se adapte el
temperamento de la persona a su medio ambiente físico y social. Mientras determinados niños
suelen sonreír frecuentemente y lloran muy pocas veces, otros niños actúan de forma contraria.

Estas diferencias, que aparecen desde el nacimiento, demuestran que cada niño tiene diferentes
temperamentos o estilos característicos e individuales de aproximarse a las situaciones y a las
demás personas. Desde el primer día de nacido, comenzará a revelar un estilo de
comportamiento específico que influenciará cómo reacciona y aborda a las personas y las
situaciones en su mundo, incluido lo sensible o alegre, tranquilo o extrovertido, exaltado o
adaptable que sea. No hay manera de predecir qué tipo de temperamento tendrá el bebé.
56
Tras observar a cientos de niños desde el nacimiento hasta concluida la infancia, los
investigadores de la conducta han identificado nueve aspectos innatos del temperamento. Son
los siguientes:

I. Nivel de actividad física y motora: si el bebé disfruta de mucha estimulación activa o


prefiere jugar tranquilo u observar lo que está pasando.

II. Regularidad en el funcionamiento biológico (dormir, comer, evacuar): si el bebé


desarrolla fácilmente un itinerario natural y regular para comer y dormir.

III. Disposición para aceptar personas y situaciones nuevas: si su bebé se trastorna con
facilidad con alimentos nuevos o situaciones nuevas como el primer baño, o disfruta
mucho de las variaciones cuando lo manejan.

IV. Adaptabilidad al cambio, la sensibilidad a la luz, ruido y otros estímulos sensoriales.

V. Humor (alegría o disgusto): si el bebé es relativamente llevadero o se pone nervioso


con frecuencia.

VI. Intensidad en las respuestas.

VII. Grado de atención.

VIII. Persistencia: si el bebé tiene mucha paciencia para quedarse con un juguete nuevo
o una destreza que trata de perfeccionar, o cambia rápidamente a algo que le resulta
más fácil.

IX. Grado de sociabilidad: si disfruta que se le coja con frecuencia, o no le gusta sentirse
coartado e insiste en tener mucha actividad física.

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Basándose en estos aspectos del temperamento los investigadores de la conducta identificaron


tres estilos de conducta temprana: "fácil", "difícil" y "de reacción lenta".

El niño/a fácil es rítmico, tiene habitualmente pautas regulares de alimentación, sueño e


higiene. Se adapta bien a los cambios de situación y generalmente tiene un humor alegre y
positivo, les gusta acercarse a objetos o personas nuevas. Aproximadamente un 40% de los niños
pertenecen a este tipo.

El niño/a difícil es exactamente lo opuesto. Es menos predecible en sus horarios, se siente


incómodo cuando cambia la situación, y con frecuencia llora o presenta un humor negativo.
Rechaza nuevas experiencias. Aproximadamente se presenta este tipo en el 10% de los niños.

El bebé de reacción lenta también se adapta con dificultad a las situaciones cambiantes y tiende
a rechazar a las personas y objetos desconocidos, pero luego paulatinamente va tomando
confianza y se integra. Es generalmente menos activo de comienzo hasta entrar en calor.
Representa un 15% aproximadamente de los niños.

Hay una serie de principios que ayudan a que la vida del y al lado del niño sea lo más serena
posible. Comprender como es su temperamento resulta muy útil para cuidarlo y ayudarlo a
desenvolverse en la vida. Saber que se distrae o se molesta fácilmente con muchos ruidos, hace
que intentemos calmarlo en un lugar tranquilo para que sea más fácil.

En los años escolares tener esta característica suya en cuenta sirve para facilitarle un lugar
tranquilo donde hacer sus deberes. Partir de que el temperamento del niño es único, también 57
ayuda a respetarlo como individuo, reconociendo su individualidad, en vez de tratar de cambiar
su naturaleza básica. Eso no significa aceptar todo tipo de comportamiento, sino ajustar las
técnicas de crianza para lidiar lo mejor posible con los aspectos más difíciles de su personalidad.

Al respetar la individualidad del bebé y mostrar que lo entiende, su vida comenzará más feliz y
con un sentimiento positivo de amor propio. Puede ser algo difícil al principio, sobretodo si el
temperamento del niño es diferente al del padre. Es positivo en lo que se pueda, dejarlo hacer
las cosas a su manera, a su propio ritmo. Eso hará que las cosas sean menos frustrantes para
ambos. Crecerá seguro de sí mismo. Además, tendrá mejores oportunidades de ser feliz y tener
éxito si aprende a jugar, trabajar y vivir la vida a su manera.

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TEMPERAMENTO Y PROBLEMAS DE CONDUCTA.


Algunos estudios realizados afirman que los tipos de temperamentos tienen repercusión en las
conductas posteriores de los niños. Los más estudiados han sido los llamados "niños difíciles",
quienes se han relacionado con problemas de conducta durante la infancia. La explicación causal
más directa es que esas características temperamentales eran síntomas subyacentes de
problemas psicológicos que ya estaban presentes en el niño. Un análisis más actualizado de la
situación nos indica que aquellos aspectos del temperamento del bebé que dan lugar a la
clasificación de "difícil", como el llanto frecuente y la irritabilidad, aumentan la probabilidad de
que los padres reaccionen ante el niño de forma poco adecuada, ansiosa, creándose alteraciones
en la relación niño-cuidador y, finalmente problemas de conducta en el niño. Cualquiera que sea
la explicación, lo cierto es que debemos como padres tener conocimiento de las individualidades
de nuestros niños, con el fin de aprender a manejarnos mejor ante sus comportamientos y
canalizar sus energías, en pro de lograr las mejores relaciones padre/madre-hijo/a.

Al observarlo cuidadosamente, aprenderá a reconocer las señales que le indicarán el tipo de


cosas que le gustan, las que le molestan y cómo reaccionará en diversas situaciones. Descubrirá
cuánto y cómo le gusta que lo traten. Notará su nivel de preparación para enfrentarse a
extraños, la facilidad o dificultad que tiene para dormirse en una habitación ruidosa, de qué
forma le gusta jugar. Comprender su temperamento le ayudará a predecir y tratar su conducta,
mantenerlo contento y calmado. Es importante no tener nociones preconcebidas sobre lo que
un bebé recién nacido debe hacer o no. Tal vez usted sea una persona naturalmente afectuosa,
58
que no quiere escatimar en abrazos y caricias con su bebé, pero él prefiere estar fuera de los
brazos para tener la libertad de patear y rodar. En vez de sentirse rechazado, amolde su
temperamento y exprese su cariño de otra manera.

Por ejemplo, colóquelo sobre una manta suave y haga contacto visual con el bebé mientras
juegan, hablan y se ríen. Por último, si a veces siente inseguridad con respecto a sus habilidades
como madre o padre, es tranquilizante pensar que los aspectos difíciles del temperamento de
su hijo son, en gran medida, producto de sus genes, y no un reflejo de sus propias características.
Se ha realizado un estudio exploratorio sobre la continuidad de las dimensiones
temperamentales desde el nacimiento hasta los 9 meses (Pérez-López et al 1993).

Con respecto a la misma, hay autores que proponen una base constitucional del temperamento
y predicen su estabilidad a lo largo del tiempo mientras que otros consideran el cambio igual
que se da en otras características del desarrollo humano. Consideran que el término continuidad
se adecua mejor al carácter dinámico del desarrollo humano. Para estudiarlo parece mas
adecuado observarlo desde los primeros momentos de vida, antes que la influencia de la
socialización y las primeras experiencias puedan modificar sus características. Uno de los
instrumentos que utilizaron fue la NBAS (Escala para la evaluación del comportamiento
neonatal) de Brazelton pues se considera útil para detectar y predecir de forma temprana rasgos
temperamentales.

De los resultados obtenidos concluyeron que se puede predecir continuidad en las dimensiones
de actividad y docilidad desde el nacimiento hasta los 9 meses de vida.

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INTELIGENCIA EMOCIONAL
Hemos analizado el desarrollo emocional normal en base a las características propias de cada
edad y los componentes diferenciales desde el nacimiento constituido por el temperamento.
Íntimamente relacionado con el temperamento, queríamos analizar un aspecto no menos
importante y cuyo cuidado y desarrollo promueve el éxito personal y social conocido como la
“inteligencia emocional”, que no se basa en el grado de inteligencia de un niño sino en sus
características de personalidad o carácter.

El término inteligencia emocional fue utilizado por primera vez por los psicólogos Peter Salovey
y John Mayer de la Universidad de Harvard (1990), definida como: "la habilidad para percibir,
evaluar, comprender y expresar emociones, y la habilidad para regular estas emociones que
promuevan el crecimiento intelectual y emocional". Otra buena definición sería aquella que dice
que es un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los
sentimientos y emociones propias así como las de los demás, de discriminar entre ellas y utilizar
esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones".

Se empleó para describir las cualidades emocionales y sociales que parecen tener importancia
para el éxito en la vida, como son: la empatía, la expresión y compresión de los sentimientos, el
control de nuestro genio, la independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad
de resolver los problemas de forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y
el respeto. El interés respecto al concepto de inteligencia emocional comienza a partir de sus
consecuencias para la crianza y educación de los niños, pero se extiende al lugar de trabajo y 59
prácticamente a todas las relaciones humanas.

Los estudios demuestran que las mismas capacidades del CE que dan como resultado que un
niño sea considerado como un estudiante entusiasta por su maestra o sea apreciado por sus
amigos, también lo ayudarán en su vida adulta. Si bien estas características no son medibles
como el Cociente Intelectual, si las podemos reconocer con facilidad en los niños. Muchos
especialistas de las ciencias sociales creen que los problemas de los niños de hoy, pueden
explicarse por los cambios complejos que se han producido en las pautas sociales en los últimos
años, incluyendo el aumento de divorcios, la influencia de la televisión y los medios de
comunicación, la falta de respeto hacia las escuelas como figuras de autoridad, y el tiempo cada
vez más reducido que los padres les dedican a sus hijos.

Suponiendo que los cambios sociales resultan inevitables, se plantea la siguiente pregunta: ¿qué
puede usted hacer para criar niños felices, saludables y exitosos? La respuesta no es simple, pero
podemos comenzar por conocer y aceptar las individualidades de nuestros hijos, para de esta
manera poder reconocer las debilidades y fortalezas que posea cada uno. Por otra parte, es de
vital importancia comprender que el ambiente, tanto familiar como escolar influye de manera
significativa (positiva o negativamente) en el rendimiento escolar. Si queremos estimular la
inteligencia emocional de nuestros hijos debemos enseñarlos a: entablar amistades y
conservarlas, trabajar en grupo, soportar las burlas, respetar los derechos de los demás,
motivarse cuando las cosas se ponen difíciles, tolerar las frustraciones y aprender de ellas,
superar sentimientos negativos como la ira y el rencor, tener autoestima elevada, manejar las
emociones, y aprender a expresar los sentimientos de manera adecuada.

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BIBLIOGRAFÍA

▪ Talbott JA, Hales RE, Yudofsky SC. Tratado de Psiquiatría. Barcelona: Ed. Ancora, 1989

▪ Palacios J, Marchesi A, Coll C. Desarrollo psicológico y educación. Madrid: Ed. Alianza,

1991

▪ Pérez-López J, Hernández Del Rincón E, González Salinas MC, Martínez Fuentes MT.

Continuidad de las dimensiones temperamentales desde el nacimiento hasta los 9

meses: un estudio exploratorio. En, V Castro: Psicología de la educación y del desarrollo.

Badajoz: Ed. Psicoex, 1993.

▪ Rappoport L. La personalidad desde los 0 a los 6 años, Barcelona: Ed. Paidos, 1991.

▪ Rappoport L. La personalidad desde los 6 a los 12 años, Barcelona: Ed. Paidos, 1986.

▪ Silvestre N, Sole MR. El desarrollo psicoafectivo y social. Psicología evolutiva, infancia y

presadolescencia. Barcelona: Ed. Ceac, 1993 60

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BLOQUE 3.
ACOGIMIENTO RESIDENCIAL EN
INFANCIA Y ADOLESCENCIA
1. ¿QUÉ ES EL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL?
2. FUNCIONES Y OBJETIVOS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
3. TIPOS DE RECURSOS RESIDENCIALES
3.1. Programas Generales
3.2. Programas Especializados
3.3. Tipología de Recursos de Acogimiento Residencial
4. PERSONAS DESTINATARIAS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
5. INSTALACIONES
6. RECURSOS HUMANOS
6.1. Director/a
61
6.2. Responsable del Recurso
6.3. Educador/a
6.4. Educador/a Tutor/a
6.5. Auxiliar educativo/a (técnico/a de integración)
6.6. Profesionales de apoyo técnico
6.7. Personal de administración y servicios. Auxiliar de hogar.
6.8. Voluntariado y prácticas profesionales o académicas
6.9. Ratios de Personal
6.10. Selección de Personal
6.11. Formación del personal
7. ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN
7.1. Responsabilidad y participación
7.2. Planificación laboral
7.3. Estructuración de los centros
7.4. Metodología básica del trabajo educativo
7.5. Documentos para la gestión, planificación y evaluación
7.6. Documentos para la intervención
7.7. Gestión económica
8. PROCESO DE INTERVENCIÓN EN ACOGIMIENTO RESIDENCIAL
8.1. Ingreso en acogimiento residencial
8.2. Estancia en acogimiento residencial
8.3. Egreso de acogimiento residencial
9. DOCUMENTOS PARA LA CONSULTA
BIBLIOGRAFÍA

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1.¿QUÉ ES EL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL?

El acogimiento residencial es “la medida alternativa de guarda, de carácter administrativo o


judicial, cuya finalidad es ofrecer una atención integral en un entorno residencial a niños, niñas
y adolescentes cuyas necesidades materiales, afectivas y educativas no pueden ser cubiertas, al
menos temporalmente, en su propia familia”.

Es, por tanto, una medida de protección destinada a aquellas personas menores de edad que no
pueden permanecer en sus hogares, y mediante la cual se les proporciona un lugar de residencia
y convivencia que cumpla con el cometido de una adecuada satisfacción de sus necesidades.

Esta medida se basa en dos características fundamentales: su carácter instrumental , ya que está
al servicio de un Plan de Caso que contemple una finalidad estable y normalizada; y la
temporalidad , en cuanto que las personas menores de edad que requieran un hogar de
sustitución por tiempo indefinido o muy larga estancia deberían orientarse hacia el acogimiento
familiar o la adopción cuando sea posible. Así pues, los recursos de acogimiento residencial, en
sus diferentes modalidades, configuran un tipo de recurso social indicado para aquellas
personas menores de edad que precisan de un contexto de convivencia sustitutivo de la familia.

Siguiendo el principio básico de normalización, los recursos de acogimiento residencial tratarán


de reproducir, dentro de sus posibilidades, un ambiente de convivencia similar al familiar,
respetando los patrones sociales normativos de distribución de espacios, actividades, reglas y
relaciones personales. 62
En el mismo sentido, se deberán utilizar los recursos sociales comunitarios para la cobertura de
las necesidades de los niños y niñas atendidos, tanto en el aspecto escolar como en el sanitario,
ocio, tiempo libre, etc., evitando la utilización de servicios o actividades dentro de los hogares
que puedan obstaculizar la integración social. Los recursos de acogimiento residencial, en
cuanto que depositarios de la responsabilidad de la educación y el desarrollo de las personas
menores de edad, establecerán sistemas de evaluación para conocer con rigor las necesidades
de cada niño, niña o adolescente y establecer mediante un Programa Educativo de Intervención
los objetivos prioritarios a alcanzar.

El modelo de atención que se propone para el acogimiento residencial, atendiendo a los cambios
habidos en los últimos años en la población atendida, así como en el perfil de los profesionales,
es el de una intervención intensa e individualizada, capaz de llevar a cabo estrategias tanto
preventivas como rehabilitadoras de ciertos retrasos del desarrollo o problemas de
comportamiento, que tan frecuentes son en áreas como las habilidades sociales, cognitivas o de
autonomía personal.

Se debe superar el concepto de residencia como mera estancia protectora para proponer un
modelo de contexto educativo y terapéutico donde las personas profesionales despliegan
variedad de estrategias y de recursos para potenciar al máximo el desarrollo de los niños, niñas
o adolescentes bajo su cuidado.

El acogimiento residencial deberá disponer de un sistema de evaluación de programas que


permita la valoración del impacto que sobre el desarrollo de cada niño, niña o adolescente ha
tenido la estancia en el piso o centro, tanto en el cumplimiento de los objetivos como en las
consecuencias a largo plazo que la educación recibida ha tenido.

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La intervención con las personas menores de edad en el marco de las residencias tendrá como
referencia y guía el Plan de Caso trazado por los y las responsables de los servicios de Infancia
de la Diputación. Los procedimientos de ingreso, seguimiento, bajas y las cuestiones relativas a
los expedientes, incidencias especiales y otras cuestiones importantes, seguirán lo establecido
en las normas y protocolos elaborados por la Diputación.

2. FUNCIONES Y OBJETIVOS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL

A diferencia del papel que desempeñaron las residencias en el pasado, en la actualidad una de
las principales características de este tipo de recursos sociales es su integración en una red
coherente de medidas e intervenciones para la protección a la infancia.

Un principio básico es que la utilización de los recursos de acogimiento residencial (en sus
diversas modalidades) resulte de una adecuada y rigurosa evaluación del caso en la que,
descartada la conveniencia o viabilidad de otro tipo de intervenciones, se considere el
acogimiento residencial como la mejor de las alternativas.

En consecuencia, se plantea la necesidad de que todo ingreso en un recurso residencial


responda a un Plan de Caso cuyo objetivo debe estar claramente establecido, sirviendo de
orientación básica para el trabajo educativo. Cada caso debe recibir una de las siguientes
orientaciones, con la función principal que a continuación se indica: 63
1. Separación con previsión de retorno (reunificación familiar): en los casos en que se ha
concluido la necesidad de una separación del niño, niña o adolescente con respecto al hogar
familiar, aunque con una previsión de retorno, se debe utilizar preferentemente el acogimiento
familiar, pero cuando no es posible el acogimiento residencial cumple con este objetivo de
sustitución del hogar familiar y de ser un lugar de convivencia, protección y educación para la
persona menor de edad. No obstante, a los objetivos generales que cabe trabajar como tal
acogimiento residencial, se deberán añadir e incluso dar prioridad las metas que persigan un
pronto retorno familiar. En estos casos, el trabajo con las familias es una tarea indispensable,
tanto el que realiza el propio piso de acogida o centro residencial como el que, en su caso,
desarrollen equipos especializados en intervención familiar, requiriendo una estrecha
coordinación entre las diferentes partes. Otra tarea esencial durante el acogimiento residencial
será la preparación del niño, niña o adolescente para el retorno a su familia, con el
correspondiente proceso de desvinculación del recurso residencial y la reintegración a su
familia.

2. Separación definitiva: cuando la situación familiar es irreversible y el niño, niña o adolescente


precisa de una medida alternativa estable el recurso residencial puede desarrollar una función
de acogimiento transitorio o puente que permita examinar cuidadosamente las posibilidades de
integración en otra familia. En este caso, a los objetivos generales deberán añadirse algunos que
tienen que ver con la recuperación de la persona menor de edad respecto a los daños sufridos
por privaciones o malos tratos anteriores, así como su preparación hacia una alternativa
trascendental para su futuro por vía del acogimiento o la adopción.

3. Preparación para la independencia: vistas las dificultades de la reunificación familiar y cuando


la persona menor de edad no desea o no puede vincularse a otra familia y está en edades
cercanas a la etapa laboral, se puede plantear este programa, cuya finalidad esencial es la
preparación para la vida adulta. En este caso los objetivos de integración laboral o continuidad

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de estudios y las habilidades de independencia y responsabilidad se convierten en el ejeprincipal


del trabajo en los recursos. Será tarea de éstos buscar y proporcionar oportunidades de
formación para la vida independiente y el refuerzo de hábitos de autonomía.

4. Rehabilitación y tratamiento: en los casos de adolescentes con graves problemas de conducta


que están fuera de control de sus padres, que en su forma más extrema puede incluir un
problema de violencia contra los progenitores, y donde no existe una situación de maltrato,
resulta difícil establecer un Plan de Caso de los anteriores. Ante este tipo de nuevos perfiles de
desprotección se requiere un nuevo Plan de Caso que estaría orientado a una intervención
socioeducativa, terapéutica y rehabilitadora que permita restablecer la convivencia en el hogar
familiar.

En cualquier caso el acogimiento residencial debe tener siempre una finalidad terapéutica y
rehabilitadora, habida cuenta de los daños y las experiencias traumáticas que han sufrido los
niños, niñas y adolescentes que deben ser apartados de sus familias. Estas intervenciones
pueden desarrollarse como una acción más dentro de cualquier recurso residencial, o bien
mediante recursos específicos diseñados para un tratamiento más intensivo, como son los
pertenecientes al Programa Especializado.

Por lo que respecta a los objetivos los recursos residenciales tienen como función esencial el
ejercicio de la acción educativa y socializadora que toda persona menor de edad tiene derecho
a recibir y que normativamente se desarrolla en un contexto familiar. En ausencia de éste, los
recursos residenciales de protección se convierten en su principal soporte educativo y de
64
desarrollo.
Para cumplir adecuadamente esta finalidad se deberán tener en cuenta cuatro grandes
objetivos generales:

1.- Potenciar el máximo desarrollo y crecimiento personal en las principales dimensiones


intelectual, afectiva, social y de salud, de forma que la permanencia en un recurso residencial
no solamente evite el deterioro propio de una inadecuada situación familiar, sino que contribuya
a superar los posibles trastornos o retrasos que la persona menor de edad pueda presentar.

2.- Integrar a las personas menores de edad en los principales contextos de socialización como
la escuela, la comunidad o, en su caso, el trabajo, intensificando la utilización de los recursos
sociales normalizados. En cada caso se considerará la forma más conveniente de relaciones a
mantener con el contexto familiar del niño, niña o adolescente.

3.- Constituir un entorno de seguridad y protección para las personas menores de edad donde
puedan generarse experiencias de aprendizaje basadas en adecuados modelos educativos de
responsabilidad y relación positiva.

4.- Contribuir a la consecución del Plan de Caso establecido, dando prioridad en los programas
educativos individuales (PEI) a cuantas acciones e intervenciones permitan alcanzar los objetivos
de ese plan del modo más rápido y adecuado posible.

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3. TIPOS DE RECURSOS RESIDENCIALES

Dentro de los recursos residenciales de atención a personas menores de edad de protección se


establecen una serie de alternativas que tratan de ajustar óptimamente los recursos ofrecidos
a la diversidad y especificidad de la problemática de los niños, niñas y adolescentes. Para poder
adaptar los recursos a las necesidades de la población atendida se deberán llevar a cabo
mediante la articulación de una serie de programas que se detallan a continuación.

3.1. Programas Generales

A. Programa de Acogida de Urgencia: destinado a niños, niñas y adolescentes que requieren un


ingreso urgente. Sus principales objetivos son la protección inmediata de las necesidades de las
personas menores de edad y la valoración del caso para establecer un plan de intervención
global. Por su provisionalidad y falta de estabilidad deberá aplicarse únicamente en los casos
estrictamente necesarios y por el menor tiempo posible, con un máximo de 60 días. Este
programa se podrá desarrollar en pisos o residencias específicas de urgencia o bien aplicarse a
una determinada persona menor de edad en cualquier otro tipo de recurso (primera infancia,
programas básicos o especializados).

Por otra parte, cuando la atención de urgencia se haga frecuente y necesaria para un 65
determinado grupo de personas menores de edad con características y necesidades muy
específicas, se podrán crear pisos o centros residenciales de acogida de urgencia específicos para
dicho grupo. Un ejemplo actualmente necesario es el de las residencias de primera acogida para
personas menores de edad no acompañadas.

B. Programa Básico: es el programa que permite atender por sí mismo las necesidades
educativas y de convivencia de las personas menores de edad acogidas. Este programa es el
núcleo de partida de todos los recursos residenciales y a él se podrán añadir otros más
específicos según las necesidades y las edades de niños, niñas o adolescentes atendidos. Los
recursos residenciales con prestación exclusiva de programa básico son hogares estables,
dirigidos a niños, niñas y adolescentes entre 4- 18 años, con acogimiento de duración variable
según la finalidad del caso y llevándose a cabo en pisos o centros residenciales con una
capacidad máxima de 10 personas menores de edad por piso o unidad.

C. Programa Básico de Atención a Primera Infancia: destinado a niños y niñas de 0-3 años, con
duraciones muy breves, durante el tiempo imprescindible para poder ser emplazados en un
contexto familiar. Este programa se define como a extinguir y solamente se mantendrá el tiempo
necesario hasta conseguir que los recursos de acogimiento familiar puedan dar respuesta a
todos los niños y niñas de estas edades.

D. Programa de Emancipación: se trata de un servicio destinado a adolescentes mayores de 16


años con el fin de facilitar su proceso de autonomía personal, social y laboral. Su capacidad
máxima será de 8 plazas. Podrán funcionar en régimen de autogestión, bajo la supervisión
técnica, que podrá ser permanente, de un educador o educadora cuya función será organizar el
apoyo y el seguimiento a la estructura y a sus residentes. Puede desarrollarse en un piso
específico, o bien en una unidad dentro de una residencia en régimen de la mayor autogestión
posible, supervisada por personal educativo.

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C. Programa de preparación para la emancipación. Como paso previo para pasar a un programa
de emancipación, que va a requerir unas habilidades básicas de vida independiente, se puede
trabajar un programa de preparación a partir de los 14 años que facilite esa transición. Este
programa se puede aplicar a adolescentes de estas edades en cualquier tipo de centro o piso
que se encuentren.

3.2. Programas Especializados

A. Programa especializado de atención a adolescentes con problemas de conducta: son


recursos específicos para trabajar con aquellas personas de trece años en adelante que
presenten conductas particularmente disruptivas que hagan inviable su atención en el programa
básico. Tiene como finalidad proporcionarles una intervención de carácter intensivo,
compensatorio e integral de orientación socioeducativa y terapéutica. Estos programas se
desarrollarán siempre de forma específica, en lugares apropiados a su función y con la dotación
necesaria de recursos materiales y humanos. Dada su finalidad de tratamiento intensivo la
duración será la mínima imprescindible para alcanzar los objetivos de dicha intervención. El
número máximo de menores atendidos será de 12 personas menores de edad por unidad.

B. Programa especializado de apoyo intensivo a adolescentes con graves problemas de


conducta. Destinado a adolescentes de entre 13 y 18 años, cualquiera que sea su origen, que
presenten conductas reiteradas y gravemente disruptivas o antisociales que supongan un riesgo 66
evidente de daños o perjuicios graves a sí mismos o a terceros, o que pongan en grave riesgo su
desarrollo integral y que no hagan viable su atención en el marco del programa especializado de
atención a adolescentes con problemas de conducta previsto en el apartado anterior.

3.3. Tipología de Recursos de Acogimiento Residencial

Los recursos de acogimiento residencial se clasifican del siguiente modo:

1) Centros residenciales : núcleos de convivencia de capacidad comprendida entre 11 y 24


plazas, dotados de forma permanente, con personal educativo adecuado al número, edades y
características de los niños, niñas y adolescentes atendidos. Cuando se destine a la aplicación
del programa especializado de apoyo intensivo a adolescentes con graves problemas de
conducta, el centro residencial contará con un máximo de 10 plazas, deberá ubicarse en un
edificio independiente, no compartido con viviendas u otros equipamientos, y contará con una
estructura arquitectónica y un diseño que se adecue a las características de la intervención
definidas anteriormente. En particular, podrá contar con un espacio especialmente diseñado y
destinado a la aplicación de una medida de aislamiento.

2) Pisos de acogida: núcleos de convivencia ubicados en viviendas ordinarias, con una capacidad
máxima de 10 plazas. Se estructuran como hogares funcionales, que requieren la presencia
permanente personal educativo adecuado al número, edades y características de los niños, niñas
y adolescentes atendidos.

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3) Centros de preparación a la emancipación: núcleos de convivencia con una capacidad


comprendida entre 9 y 30 plazas, con presencia permanente de personal educativo, que ofrecen
un servicio de carácter asistencial y educativo, destinado a adolescentes mayores de 14 años,
con el fin de facilitar la adquisición de las habilidades personales y sociales necesarias a una vida
autónoma así como a apoyar un proceso formativo profesional orientado hacia su futura
incorporación laboral. Por sus características, constituirán el recurso idóneo para la aplicación
del programa de preparación a la emancipación. Los centros de preparación a la emancipación
podrán constituir un paso previo al acceso a los pisos de emancipación definidos en el siguiente
apartado.

4) Pisos de emancipación : equipamientos residenciales instalados en viviendas ordinarias que


ofrecen un servicio de carácter asistencial y educativo destinado a adolescentes mayores de 16
años con el fin de facilitar su proceso de autonomía personal, social y laboral. Estos pisos podrán
estar vinculados o próximos a centros residenciales, que les sirvan de estructura de apoyo. Su
capacidad máxima será de 8 plazas. Podrán funcionar en régimen de autogestión, bajo la
supervisión técnica, que podrá ser permanente, de un educador, cuya función será organizar el
apoyo y el seguimiento a la estructura y a sus residentes; si las necesidades de las personas
atendidas o el programa de emancipación así lo aconsejaran, la estructura contará con personal
auxiliar educativo.

67

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4. PERSONAS DESTINATARIAS DEL ACOGIMIENTO RESIDENCIAL

En general, pueden ser objeto de atención de los distintos recursos residenciales todas las
personas menores de 18 años que requieran una medida de guarda debido a su situación de
desprotección. De manera específica se entiende que las medidas residenciales serán aplicables
a aquellas personas menores de edad en las que existe una separación con respecto al núcleo
familiar y para los cuales la medida de acogimiento familiar no es posible o es desaconsejable.

La citada medida de guarda se puede producir como derivada de la situación de haber asumido
una tutela en un caso de desamparo o como una intervención a petición de las familias para
evitar precisamente un posible desamparo posterior. En este caso la guarda tiene una finalidad
preventiva de apoyo a la familia y ésta conserva la tutela. También es posible, como la ley señala,
que la guarda se asuma por decisión judicial.

Existen casos en los que el acogimiento residencial puede favorecer especialmente la


intervención con algunas personas menores de edad. Puede tratarse de adolescentes que
rechazan el acogimiento familiar o que presentan problemas de relación derivados de sus
experiencias de privación anteriores y que dificultarían la adaptación inmediata a una familia.

Por otra parte, en la etapa de la adolescencia, el papel educativo de la convivencia en grupo


resulta especialmente importante, así como la necesidad de una preparación para la vida
independiente, aspectos que deben formar parte de la esencia del trabajo en hogares y
residencias. Las situaciones en las que es preciso acoger a varios hermanos o hermanas pueden 68
conducir también a tomar la decisión de una medida residencial.
Tras la valoración previa que siempre existe por parte de cualquiera de las secciones de
protección del Servicio de Infancia, Adolescencia y juventud, el recurso residencial debe
escogerse con particular cuidado, buscando el dispositivo más ajustado a las especiales
características de cada niño, niña o adolescente y adjudicándoles un recurso especializado en
los casos siguientes:

– Cuando las personas menores de edad presentan graves problemas de conducta y se ponen a
sí mismos o a otros en grave peligro, lo que llevaría a considerar su derivación a un programa
especializado.

– Cuando las personas menores de edad presentan graves trastornos psiquiátricos que les
impiden beneficiarse de la convivencia en el recurso residencial y que deberían obtener un
recurso más específico dentro de la propia red de atención en salud mental pública o privada.

– Cuando las personas menores de edad presentan algún tipo de drogodependencia que
requiere un trabajo de desintoxicación y psicoterapéutico previo.

Cuando los casos presenten grave discapacidad se valorará si la atención a sus necesidades
puede ser adecuadamente prestada en los recursos residenciales o si precisan atención más
específica dentro de la red de servicios para personas con discapacidad.

Dada la enorme variedad de edades, situaciones y problemas que presentan las personas
menores de edad a atender es importante que la red de recursos de protección utilice los
recursos comunitarios que precise para la cobertura adecuada de las variadas necesidades de
dichas personas menores de edad: guarderías, centros de día, centros específicos para personas
con discapacidad, centros ocupacionales, unidades terapéuticas de salud mental, y cualquier
otra que permita cubrir las necesidades de los niños, niñas y adolescentes.

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Aunque la atención se realiza, por definición, con las personas menores de dieciocho años, el
acogimiento residencial deberá establecer mecanismos de preparación para la vida adulta, así
como actuaciones de seguimiento, apoyos y programas específicos de continuidad por encima
de los dieciocho años para los que finalizan la acogida y deben independizarse.

Previo acuerdo entre la persona atendida y el servicio de protección, podrán ser usuarias de los
recursos de acogimiento residencial, en el marco de un programa de emancipación, las personas
jóvenes mayores de 18 años que, con anterioridad a su mayoría de edad, residieran ya en un
recurso de la red de protección. La permanencia de estos y estas jóvenes en la red de
acogimiento residencial podrá extenderse por un máximo de 18 meses, debiendo cualquier
exceso de esta limitación motivarse adecuadamente atendiendo a las necesidades individuales
de la persona y al impacto que dicha permanencia pudiera tener, en su caso, para el resto de las
personas que residen en el mismo recurso.

Un caso excepcional dentro de la población atendida en acogimiento residencial, tanto por su


crecimiento en los últimos años como por las peculiaridades de su situación es la de las personas
menores de edad no acompañadas. A continuación se establecen algunos criterios específicos a
tener en cuenta para su adecuada atención en la red de acogimiento residencial.

Las personas menores de edad no acompañadas han sido definidas como aquellos niños, niñas
y adolescentes menores de 18 años que han realizado un proyecto migratorio solos o
acompañados y se encuentran fuera de su país de origen, separados de las personas que por ley
o costumbre los tienen a su cargo y han podido acceder al país de destino a través de una
69
solicitud de asilo o de forma irregular. Estas personas menores de edad han supuesto en los
últimos años un enorme reto para los servicios de protección de menores de prácticamente
todas las comunidades autónomas. Son varias las razones que explican estas grandes
dificultades.

En primer lugar, la situación de desprotección de estos niños, niñas y adolescentes viene


motivada por el deseo de realizar un proyecto migratorio y abrirse paso a una nueva vida en un
país diferente que se percibe con mejores oportunidades. La demanda principal que este grupo
plantea es la cobertura de sus necesidades de convivencia y alojamiento, así como poder realizar
una formación y finalmente una inserción social y laboral. Sin embargo, como personas menores
de edad que son tuteladas, las atenciones que deben recibir van más allá, incluyendo la
cobertura de todas sus necesidades como personas en desarrollo, incluyendo una educación
integral que implica todos los aspectos intelectuales, afectivos e instrumentales.

Las dificultades encontradas por el sistema de protección para atender a este grupo tienen varias
causas. Por una parte, el sistema de protección a la infancia en las distintas comunidades
autónomas se había ido construyendo para hacer frente a situaciones de desprotección
derivadas fundamentalmente del inadecuado cumplimiento de las obligaciones de educación y
protección que los padres deben asumir. Este sistema estableció la prioridad del trabajo con las
familias para evitar la separación, y en el caso de que ésta se tenga que producir, la preferencia
por la búsqueda de un acogimiento en familia o en un recurso residencial de forma temporal
hasta alcanzar una situación definitiva. Las leyes establecen como criterio preferente la
reunificación familiar, siempre que sea posible, o la búsqueda de una familia alternativa por vía
de acogimiento o adopción, de modo que las personas menores de edad vean satisfecho su
derecho a vivir en familia. Desde esta perspectiva, este marco legal es claramente insuficiente
para responder a las necesidades de los niños, niñas y adolescentes no acompañados, ya que la
reunificación familiar no es normalmente posible ni deseada por la persona menor de edad y las
posibilidades de acogimiento y adopción son mínimas.

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El tipo de intervención protectora que más se aproxima a las necesidades de este grupo es el de
los proyectos de independencia y apoyo en la transición a la vida adulta, en los que no se cuenta
con familia de referencia y se trabaja hasta la mayoría de edad para conseguir un
desenvolvimiento adulto autónomo. Del mismo modo que el marco legal no tenía previsto
atender este tipo de necesidades tan específicas que las personas menores de edad no
acompañadas presentan, los recursos utilizados en las intervenciones tampoco estaban
preparados para su atención. En el caso de los recursos de acogimiento residencial, cuando
empezaron a llegar las personas menores de edad no acompañadas, fueron atendidas en los
dispositivos llamados de primera acogida, lugar habitual de entrada de los casos de urgencia y
donde se realiza una evaluación para poder tomar una decisión sobre el recurso o la intervención
más apropiados.

En muchas comunidades estas residencias de primera acogida sufrieron un enorme colapso por
la llegada cada vez más numerosa de estos niños, niñas y adolescentes y la falta de recursos
apropiados en la red hacia donde poder derivarlos. Las características de estos niños, niñas y
adolescentes, en cuanto a sus dificultades lingüísticas, culturales y la variedad de perfiles que
presentan, hicieron muy difícil encontrar soluciones apropiadas. Los recursos de primera
acogida han funcionado para las personas menores de edad no acompañadas como lugares de
estancia permanente en muchas ocasiones.

En las comunidades donde se han ido abriendo hogares estables de convivencia en los que ir
acogiendo a estos y estas adolescentes, habitualmente en grupos donde conviven entre sí y no
con personas menores de edad que proceden del propio territorio, el problema derivó en que 70
la llegada cada vez más creciente de estas personas menores de edad no acompañadas obligó a
la apertura de un gran número de recursos para los cuales, en muchas ocasiones, era difícil
contar con un personal y unos proyectos educativos suficientemente adaptados a sus peculiares
necesidades.

Un tercer problema característico de la atención a personas menores de edad no acompañadas


es la enorme fluctuación que su llegada tiene en las diferentes comunidades autónomas y a lo
largo del tiempo. Estas fluctuaciones plantean un enorme problema a la hora de poder
planificar, en el medio y largo plazo, la atención a estas personas menores de edad.

En cualquier caso, la atención a las personas menores de edad no acompañadas, con todas las
peculiaridades y dificultades que plantea a un sistema de protección que no había previsto esta
situación, debe regirse por los mismos principios que la atención a cualquier persona menor de
edad en situación de desprotección. Esto incluye asumir la tutela cuando la situación se
determine como de desamparo y cubrir sus necesidades de protección y educación integral.

Dentro del sistema de protección se debe contemplar la posibilidad de que los casos de los niños
y niñas más pequeñas puedan tener la posibilidad de ser acogidas en familia, bien sean familias
de su misma procedencia cultural residentes en nuestro territorio u otro tipo de familias.

Sin embargo, la inmensa mayoría deberá encontrar una cobertura de sus necesidades mediante
la red de acogimiento residencial, para lo cual es necesario plantear una serie de principios de
intervención:

Recursos de primera acogida específica para personas menores de edad no acompañadas: La


evaluación inicial de estas personas es normalmente muy compleja. En primer lugar, dada la
escasez de información y en muchas ocasiones de documentación oficial, se hace necesario
constatar que se trata de una persona menor de edad y por tanto con derecho al tratamiento
propio de una persona menor de edad en desamparo.

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Por otra parte, la gran variedad de procedencias de países y referentes culturales hace que sea
necesario dotar a estas residencias de primera acogida de personal con conocimientos
suficientes en estos aspectos, a ser posible personas que conozcan bien sus idiomas y sus
costumbres. Esta es la única forma de poder establecer una relación que permita profundizar en
la evaluación y posteriormente lograr una vinculación que permita el trabajo educativo. Además,
dadas las grandes fluctuaciones en las llegadas de estos y estas adolescentes, estos recursos de
primera acogida deben tener unos márgenes de capacidad bastante más amplios que el resto
de los hogares.

Elaboración de un plan de caso individual. En estos dispositivos de primera acogida se deberá


de establecer una evaluación individualizada que permita formular, como para cualquier otra
persona menor de edad en protección, un plan de caso, siempre desde la evaluación de sus
necesidades específicas y sin que sea posible considerar un tratamiento genérico de persona
menor de edad no acompañada. Para la mayoría seguramente se tratará de un plan de
emancipación que permita realizar un acompañamiento en su transición a la vida adulta. En este
caso deberán ser derivados a recursos residenciales de adolescentes donde se puedan trabajar
las habilidades de independencia, a la vez que la formación tanto en aspectos de lenguaje y
cultura como de carácter laboral. Cuando el nivel de las habilidades de independencia alcanza
el nivel adecuado, estos y estas adolescentes deberán ser derivados a pisos de emancipación
donde puedan ejercitar la autogestión que les prepare para la vida adulta.

Aunque es muy poco frecuente, ante la posibilidad de la llegada de personas menores de edad
no acompañadas de más corta edad, especialmente por debajo de los 12 años, se debe valorar 71
la posibilidad de la integración familiar mediante acogimiento.

La vida en los recursos residenciales requiere unas habilidades mínimas que deberían ser
adquiridas y trabajadas desde la primera acogida, de modo que se facilite la inserción en estos
recursos de convivencia con altas probabilidades de éxito.

Por otra parte, sería deseable que estas personas menores de edad no acompañadas, en cuanto
que su plan de caso de emancipación es similar al que tienen otros y otras adolescentes
procedentes del propio territorio, pudieran compartir la convivencia, creando espacios mixtos
de adolescentes de procedencia extranjera y local. No obstante, este es un criterio que está a
expensas también de la propia motivación de las personas adolescentes para tener estas
experiencias de convivencia, sin que quepa forzarla ni uno ni en otro sentido.

Utilización de recursos especializados: Como cualquier otro u otra adolescente atendida en la


red de acogimiento residencial, cuando las necesidades que presentan son de tal tipo que no
sólo no se benefician de la convivencia en un hogar, sino que suponen un serio peligro para sí
mismos o para los demás por sus problemas de conducta, o cualquier trastorno adictivo o de
salud mental, deberán ser atendidos en los recursos del programa especializado. En los recursos
de primera acogida se deberá hacer una adecuada evaluación que permita detectar estos casos
y sus específicas necesidades para derivarlos al recurso donde puedan ser adecuadamente
atendidos. Es muy importante, igual que en el caso de las personas menores de edad de
procedencia local, no derivar a pisos de emancipación a aquellos o aquellas adolescentes que
necesitan recibir una atención mucho más especializada o que no reúnen las habilidades
mínimas para poder beneficiarse de la estancia en esos recursos. Para cubrir esta atención se
podrán utilizar los programas especializados ya existentes y por tanto realizar una convivencia
mixta entre personas menores de edad no acompañadas y personas menores de edad locales,
o bien abrir recursos específicos para el primer grupo cuando el número que precisa atención
sea elevado y lo permita.

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En definitiva, la atención a las personas menores de edad no acompañadas se plantea desde los
mismos derechos e iguales planteamientos que el resto de los niños, niñas y adolescentes con
medidas de protección. Se debe seguir el proceso establecido de una adecuada evaluación
individualizada, la elaboración de un plan de caso ajustado a sus específicas necesidades y la
derivación al recurso donde mejor se puedan satisfacer éstas. La peculiaridad más importante
de la atención a estas personas menores de edad es el proceso de primera acogida por la
necesidad de una buena recogida de documentación, constatación de su situación y una
evaluación que debe emplear personal especialmente conocedor de la realidad que presentan.
A partir de esta evaluación, el plan de caso y la utilización de los recursos correspondientes
siguen las mismas pautas de proceso que se utilizan para el resto de las personas menores de
edad y por tanto les son de aplicación los mismos criterios de atención de calidad que en este
Programa Marco se plantean con carácter general.

72

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5. INSTALACIONES

Teniendo en cuenta que el acogimiento residencial es la creación de un entorno de convivencia


que sustituye al hogar familiar durante un tiempo determinado, el diseño de su aspecto físico y
el modo en que se llega a lograr un espacio confortable, cálido y con las mayores posibilidades
educativas posibles, se convierte en un aspecto central. Los principales requisitos que debe
reunir un recurso residencial son los siguientes:

Localización y recursos

La localización o emplazamiento de los recursos residenciales deberá establecerse en entornos


adecuados, en localidades o poblaciones con todos los recursos necesarios para desarrollar el
trabajo educativo y de integración de los niños, niñas y adolescentes: Escolaridad, formación,
salud, ocio y entretenimiento. Se deben evitar las localizaciones con escasos recursos
comunitarios y las zonas donde la vecindad contiene elementos de conflictividad o peligrosidad
y donde la persona menor de edad puede incluirse con facilidad en grupos de riesgo. Los
alrededores y accesos deberán ser seguros y bien iluminados.

Cuando el programa a desarrollar no es el básico de acogimiento residencial se deberá prestar


especial atención a las necesidades concretas que el entorno debe cubrir. Un caso de particular
complejidad es el de los programas especializados para adolescentes con graves problemas de
conducta que deberán ubicarse en entornos más abiertos, con disponibilidad de espacios de aire
libre para talleres, granjas o actividades variadas. En el caso de pisos de emancipación es 73
importante su ubicación en localidades con mayor facilidad para buscar empleo o donde existan
mayores ofertas de formación laboral.
Diseño arquitectónico

Con carácter general, los recursos de acogimiento residencial deberán cumplir, en función de su
tamaño y características, las condiciones estipuladas en la legislación vigente en materia
sanitaria, urbanística, arquitectónica y de seguridad e higiene, incluidos los requisitos
relacionados con la protección acústica, las condiciones térmicas, la protección contra incendios
y la accesibilidad exterior e interior.

La edificación debe resultar un entorno familiar, acogedor y confortable, no estando permitidas


las estructuras de separación con el entorno (muros, rejas, etc.) que muestran unas
connotaciones bien diferentes a las de una vivienda, así como características más institucionales
como los grandes espacios o largos pasillos. Tampoco están permitidos los rótulos y
denominaciones, los cuales destacan el carácter institucional.

En el caso de los recursos con varias unidades de niños, niñas y adolescentes, cada una deberá
estructurar un espacio independiente con todas las estancias características (habitaciones, sala
de estar, cuartos de baño y, a poder ser, cocina) que responden a los patrones culturales de las
viviendas al uso. Es importante evitar las estancias de usos específicos como salas de estudio o
salas de ver la televisión, que reproducen patrones más tradicionales y menos normativos.

Aunque los programas especializados pueden requerir medidas físicas de contención y otras
particularidades, en ningún caso puede ser motivo para que los espacios interiores y el diseño
general no sea el de un hogar lo más acogedor y familiar posible.

Los recursos de acogimiento residencial construidos o reformados deberán cumplir los


requisitos previstos en la normativa vigente. Los pisos de acogida y los pisos de emancipación,

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cuando acojan a algún niño, niña o adolescente con discapacidad, deberán contar con las
adaptaciones y cumplir los requisitos regulados en la normativa de accesibilidad vigente en
relación con las viviendas reservadas a personas usuarias de sillas de ruedas o con movilidad
reducida y con las viviendas destinadas a personas con discapacidad sensorial o psíquica. En todo
caso, se garantizará la existencia, en la red de acogimiento residencial, de plazas adaptadasen
número suficiente para responder a las necesidades de los niños, niñas o adolescentes en
situación de desprotección que presenten movilidad reducida, dificultades de la comunicación
o que se encuentren en situación de dependencia.

Las habitaciones

Las habitaciones deben estar dispuestas para usos individuales o dobles, como máximo. De
forma provisional podrían autorizarse habitaciones triples cuando se requiera un esfuerzo para
mantener a un grupo de hermanos o hermanas juntos en el mismo piso o unidad. En todos los
recursos residenciales deberá existir al menos una habitación individual.

Las habitaciones deben reproducir el patrón normativo cultural en nuestra sociedad,


constituyendo un espacio tanto para el estudio como para el ocio en la intimidad. Deberá
disponer cada niño, niña o adolescente de su propia mesa con cajones, silla, estanterías para
material escolar o de lectura, así como espacio para su aparato de música, juegos y otros
elementos de ocio. Igualmente, deberá disponer de un espacio suficiente de armario para su
ropa en la propia habitación y, en el caso de los adolescentes, de un lugar para guardar sus
objetos personales bajo llave.
74
Todas las estancias del piso o residencia deberán ser amplias y luminosas, pero especialmente
en el caso de las habitaciones. Todas dispondrán de ventilación natural y su superficie no será
menor de 9m 2 en el caso de las individuales ni menos de 12m 2 en el caso de las dobles. En
ningún caso las habitaciones pueden situarse en lugares de paso obligado a otras dependencias.

Cuartos de baño y aseos

Los recursos residenciales dispondrán de un número suficiente de cuartos de baño y servicios


para satisfacer las necesidades del grupo de niños, niñas y adolescentes, así como del personal.

Los centros residenciales deberán contar, como mínimo, con los siguientes servicios:

– En zonas comunes: Un lavabo y un inodoro por cada 8 niños, niñas o adolescentes y un lavabo
y un inodoro reservado al personal

– En zona de habitaciones: Un inodoro, un lavabo y una ducha por cada 4 niños, niñas o
adolescentes

– Los centros residenciales que atienden a niños y niñas de edades comprendidas entre 0 y 3
años contarán además con una sala de cambio equipada con bañera alta, mesa vestidor y
armario

Los pisos de acogida contarán, como mínimo, con un baño por cada 5 niños, niñas o adolescentes
atendidos. Los pisos de emancipación contarán, como mínimo, con un baño por cada 4
adolescentes que se atiendan.

Para el uso de adolescentes, los aseos deberán disponer de pestillo de modo que puedan
utilizarse respetando la intimidad, aunque deberá disponer de un dispositivo externo de
desbloqueo para caso de necesidad o emergencia.

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Equipamiento, mobiliario y decoración

El equipamiento en cuanto a mobiliario, equipamiento y decoración deberá guiarse por el


confort y comodidad más que por la solidez u otros criterios ajenos a los intereses de los propios
niños, niñas y/o adolescentes. El colorido, decoración y mobiliario deberá ajustarse a la edad de
las personas menores de edad y sus necesidades, así como a las tendencias y patrones que se
consideren normativos para un hogar familiar. Se cuidarán especialmente los elementos
decorativos tales como cortinas, alfombras, o colchas y juegos de cama que den colorido y
calidez a las estancias.

La decoración de las diferentes partes del recurso residencial deberá contar con la participación
de los niños, niñas y adolescentes. En las habitaciones tendrán libertad para personalizar la
decoración de su espacio con respeto siempre a las normas de la buena conservación de las
instalaciones.

Todos los recursos residenciales deberán mantener un aspecto limpio y ordenado. El equipo
educativo debe hacer un esfuerzo especial para que el recurso resulte acogedor, limpio y del
gusto de los que allí conviven, animando para ello a todos los niños, niñas y/o adolescentes a
realizar sus aportaciones y modelando con su propia conducta el gusto por el orden, la limpieza
y el cuidado de las cosas y los espacios. Cuando los recursos residenciales cuenten con exteriores
o jardines, éstos deberán mantenerse adecuadamente limpios, arreglados y sin elementos
deteriorados o peligrosos. Las averías o cualquier daño o desperfecto en la propiedad, interior
o exterior, deberá ser reparada lo antes posible.
75
Los recursos residenciales dispondrán de los mecanismos de climatización necesarios para el
bienestar de las personas menores de edad y el personal.

Otras dependencias

La sala del equipo educativo se destinará a funciones de gestión y administración, así como a
funciones de entrevista y seguimiento. Estará dotada de archivadores cerrados con llave que
permitan conservar la documentación en condiciones de confidencialidad.

El botiquín es un espacio de especial importancia ya que son muchos los niños, niñas y
adolescentes que requieren tratamientos farmacológicos de diverso tipo, además de ser un
recurso necesario frente a cualquier lesión o accidente. Deberá estar en lugar de acceso
restringido a las personas menores de edad.

La cocina deberá estar alicatada hasta el techo, contará con los utensilios y el ajuar de menaje
necesarios y dispondrá del siguiente equipamiento: despensa, equipamiento frigorífico y de
congelación, equipamiento necesario a la preparación de los alimentos, en particular placa de
cocina y horno. El equipamiento necesario para el lavado y secado de la ropa podrá ubicarse en
la cocina en el caso de los pisos, debiendo contar con instalaciones diferenciadas de aquella en
las residencias. Estos equipamientos se ajustarán en su diseño y características al tipo de
recurso. En el caso de las residencias, deberá respetarse, en cuanto les sea de aplicación, la
normativa vigente en relación con las condiciones sanitarias de los comedores colectivos.

Medidas de protección contra incendios

Los recursos de acogimiento residencial deberán adoptar las siguientes medidas de protección
contra incendios:

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a) Recurrir en la decoración y el mobiliario a las soluciones que mayores garantías de resistencia


al fuego presenten, compatibilizando este requisito con la necesidad de crear un entorno
acogedor. Los recursos de nueva creación, deberán contar, en su edificación, con materiales que
presenten las características de resistencia al fuego preceptuadas en la normativa vigente.

b) Los recursos de acogimiento residencial deberán elaborar y poner en práctica, en


colaboración con los servicios técnicos correspondientes, un plan de emergencia contra
incendios que comprenda:

– Las medidas de prevención necesarias para evitar la producción de incendios.

– La definición de la secuencia de actuaciones del personal y de los niños, niñas y adolescentes


al declararse un fuego.

– La determinación de rutas y formas de evacuación del edificio.

– La difusión de este plan, por escrito, a los niños, niñas y adolescentes y al personal, así como
la colocación de un resumen, fácilmente comprensible, de las actuaciones inmediatas en caso
de incendio en los lugares siguientes: locales habitualmente ocupados por el personal del centro,
zonas de alto riesgo, habitaciones de los niños, niñas y adolescentes, salas de estar, pasillos y
vestíbulos.

c) Las entidades que gestionan los recursos de acogimiento residencial deberán formar al
personal en los aspectos tanto de prevención como de detección, en las normas de actuación
ante el fuego y en la evacuación del hogar o residencia de acuerdo con el plan de emergencia 76
contra incendios y proceder, con una periodicidad bienal, a un simulacro de evacuación.

d) El plan de emergencia contra incendios se remitirá al servicio de extinción de incendios del


área en que se encuentra enclavado el hogar o residencia y a los departamentos competentes
en materia de bienestar social y protección civil del Gobierno Vasco. Los recursos de acogimiento
residencial deberán contar con las instalaciones previstas en la normativa vigente que resulte
de aplicación, siendo en todo caso exigibles las siguientes:

– Señalización.

– Iluminación de emergencia, en el caso de las residencias.

– Dotación de extintores portátiles.

– Instalación de detección y alarma.

Deberá garantizarse el mantenimiento de los sistemas de seguridad contra incendios, tanto en


sus aspectos de prevención, como de detección, extinción y evacuación, llevando, para el control
de los mismos, un registro de las revisiones realizadas.

Sistemas de vigilancia

En los recursos residenciales dedicados a la aplicación de programas de acogida de urgencia o


de programas especializados de atención a adolescentes con problemas de conducta, se podrán
aplicar, en función de las necesidades observadas, las siguientes medidas de vigilancia:

a) Se establecerá un sistema de seguridad para entrar en el centro.

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b) Se implantará un sistema que permita al personal acceder a la ayuda especializada que resulte
necesaria de forma inmediata en caso de emergencia, ya sea por enfermedad, fuego,
amotinamiento de las personas residentes o fallos del sistema de seguridad de entrada y salida.

c) Existirá un acuerdo de colaboración específico con los servicios de emergencia para


situaciones de crisis.

d) Cuando exista una sala de aislamiento deberá haber algún sistema que permita acceder a ella
y/o evacuarla de forma inmediata en caso de emergencia.

Los recursos residenciales, dispondrán, además, de teléfono, de servicio de telealarma u otros


dispositivos de alarma para poder solicitar ayuda de forma inmediata cuando se produzcan
situaciones de riesgo para la vida o la integridad física de las personas acogidas o de las personas
profesionales.

77

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6. RECURSOS HUMANOS

La plantilla de personal de los recursos de acogimiento residencial deberá estar formada por un
grupo de profesionales adecuado en número, sexo, formación y experiencia para desarrollar las
funciones que tienen asignadas en el marco del o de los programas de acogimiento residencial
que aplican, y responder adecuada y eficazmente a las necesidades de los niños, niñas y
adolescentes, en las distintas áreas de intervención.

A continuación se detallan las categorías del personal, referidas tanto a puestos de


responsabilidad como de intervención directa y sus principales funciones.

6.1. Director/a

Persona responsable de la entidad o asociación, que podrá serlo además de un determinado


piso de acogida o centro residencial. Tanto la Directora o el Director como la persona
responsable de un recurso de acogimiento residencial deberán contar con titulación
universitaria de grado medio o superior en el área de las ciencias sociales, educativas o del
comportamiento.

La legislación y normativa competente a nivel autonómico o local, podrá establecer, en función 78


de la naturaleza del recurso de acogimiento residencial y de los programas aplicados en el
mismo, los requisitos suplementarios de cualificación, formación y experiencia que estime
oportunos.

Sus funciones son:

a) Asumir la Guarda Legal de las personas menores de edad.

- Garantizar el adecuado ejercicio de la misma y el cumplimiento del Programa Marco del


Acogimiento Residencial, la legislación y normativa competente a nivel local y/o autonómico así
como estatal.

- Garantizar que estén cubiertas todas las necesidades básicas de las personas menores de edad
a su cargo (materiales, formativo-intelectuales, sanitarias, emocionales, sociales. etc.).

- Velar por que se proporcione a niños, niñas y adolescentes un contexto seguro, nutritivo,
protector, educativo y reparador.

- Velar por que se respeten los derechos legales: documentación, acompañamiento y


representación legal.

- Conocer y presentarse a los diferentes servicios haciendo una delegación explícita de la función
de coordinación a favor de la persona responsable del recurso residencial.

- Hacer cumplir la normativa.

b) Elaborar, controlar y realizar el seguimiento del plan económico. Provisión de fondos para el
recurso residencial.

- Realizar la gestión y prestación directa de los servicios objeto del convenio.

- Presentar mensualmente la relación de personas menores de edad atendidas.

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- Presentar mensualmente la relación de profesionales, detallando las modificaciones y sus


causas.

c) Realizar la contratación laboral.

- Seleccionar al personal (educadores, educadoras y personal de servicios) según las directrices


y las características establecidas dentro de los convenios/contratos y las necesidades de los
recursos residenciales.

- Gestionar la contratación de suplencias por baja y/o periodos vacacionales.

d) Gestionar los recursos humanos y materiales del recurso residencial facilitando las
condiciones para el desarrollo de la actividad profesional.

- Garantizar que los recursos humanos puedan llevar a cabo un adecuado desempeño de su
trabajo.

- Definir y organizar las funciones y tareas del personal.

- Velar por que el trabajo se realice con calidad.

- Proveer al personal de los medios materiales y económicos necesarios para realizar las tareas
asignadas.

- Supervisar, cuidar y mantener el edificio y sus estructuras.


79
- Supervisar la revisión periódica de los sistemas de emergencia y seguridad, y de los aparatos
del edificio.

- Atender y recoger iniciativas o peticiones realizadas por el personal.

- Intervenir y tomar decisiones en los conflictos que puedan surgir entre cualquiera de las figuras
profesionales del recurso residencial.

e) Garantizar la existencia y cumplimiento del Proyecto de centro y de los Protocolos de


Acogimiento Residencial, la Memoria y el RRI por parte de todo el personal.

- Velar por que la intervención educativa sea la correcta.

- Velar por que se cumpla el Proyecto Pedagógico.

- Velar por que se respete la Normativa de Centro.

- Conocer y seguir el Sistema de Evaluación y Registro en Acogimiento Residencial.

- Velar por que se lleven a cabo los procedimientos internos.

- Velar por el cumplimiento de las directrices y orientaciones.

- Elaborar y remitir al Servicio de Infancia correspondiente copia de toda la documentación


relativa al funcionamiento del recurso residencial.

e) Evaluar la efectividad del Recurso

- Evaluar el funcionamiento del Recurso tanto a nivel estructural como del personal, a través de
una memoria anual sobre las actividades de la entidad en relación a la actividad prestada.

- Velar por el cumplimiento del Proyecto Educativo de Centro y por la reelaboración del mismo
cada año.

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- Impulsar la elaboración de los Planes de Gestión de la calidad en el servicio de frecuencia


semestral.

- Evaluar de manera continuada las funciones y prácticas de las personas profesionales sobre la
base de criterios de calidad previamente establecidos.

f) Planificar la supervisión y formación del personal.

- Garantizar a las personas profesionales la supervisión técnica externa de su trabajo y su


funcionamiento dentro de la asociación.

- Comunicar con antelación cualquier proyecto de publicación, colaboración de jornadas,


congresos... y otro tipo de actuación de trascendencia al exterior y en el que se reflejan
actividades contempladas en el convenio, siendo necesaria la conformidad de dicha Institución.

- Promover y facilitar la asistencia del personal a los cursos de formación.

- Colaborar en los estudios que se propongan en la administración correspondiente.

- Organizar cuanta formación interna sea pertinente para garantizar la adecuada atención de las
personas usuarias.

g) En función de las características de la Entidad, recaerán bien en el/la directora/a o en otras


instancias (Presidente/a, Apoderado/a, Gerente…) otras funciones como son:

- La firma de los Convenios. Y, con ello, ser garante del cumplimiento de las obligaciones 80
contraídas y de la calidad de los servicios.

- Ser representante legal de la Entidad.

- Controlar el funcionamiento económico-administrativo: realizar la justificación del gasto.

- Realizar la gestión económica de ingresos y gastos; presentación de tributos, planificación


económica y solicitudes de inversión, gestión de la economía interna de la asociación.

- Contratar al personal trabajador, incluyendo la figura de supervisor o supervisora.

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6.2. Responsable del Recurso

Personal educativo con responsabilidad en un recurso residencial concreto. Sus funciones son:

a) Garantizar la existencia y cumplimiento del Proyecto de centro y de los Protocolos de


Acogimiento Residencial por parte de todo el personal.

- Velar por que se cumpla el Proyecto Pedagógico.

- Velar por que se respete la Normativa de Centro.

- Conocer y seguir los Protocolos de Acogimiento Residencial.

- Conocer y seguir el Sistema de Evaluación y Registro en Acogimiento Residencial.

- Velar por que se lleven a cabo los procedimientos internos.

- Velar por el cumplimiento de las directrices y orientaciones de la administración competente.

- Enviar semestralmente los planes de gestión del piso de acogida o centro residencial del que
es responsable.

- Autorizar la aplicación de medidas educativas correctoras por hechos graves y muy graves.
- Autorizar la aplicación de las medidas de contención física y aislamiento.
81
b) Realizar la coordinación interna del equipo.
- Consolidar técnicas y habilidades adecuadas para el desempeño de la función educativa.

- Dinamizar y agilizar el seguimiento de la documentación.

- Recoger, elaborar y trasladar a la dirección los conflictos y dificultades que surgen en el


desempeño cotidiano del trabajo educativo, y proponer alternativas para su resolución.

- Identificar necesidades y proponer mejoras para el trabajo educativo.

c) Apoyar emocionalmente al equipo educativo.

- Crear un ambiente de escucha y participación.

- Prestar apoyo al personal en la toma de decisiones.

- Facilitar el canal de información entre las diversas instituciones y el equipo educativo.

d) Garantizar y supervisar la intervención educativa con las personas menores de edad acogidas
y sus familias procurando el mejor proceso con cada caso.

• Durante el ingreso del niño, niña o adolescente:

- Organizar y atender a las personas menores de edad y sus familias en los primeros contactos
con el acogimiento residencial.

- Informar al niño, niña o adolescente de su situación personal y legal.

• Durante la estancia del niño, niña o adolescente:

- Asistir a las distintas reuniones establecidas por la Sección de Acogimiento Residencial: de red,
de ingreso, de egreso, reuniones de dirección.

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- Conocer y presentarse ante las distintas personas profesionales donde acude el niño, niña o
adolescente (centros escolares, terapias psicológicas,...).

- Facilitar la participación y colaboración de la familia y el recurso residencial.

- Conocer los recursos comunitarios y movilizarlos en función de las necesidades del caso;
detectar, contactar o negociar con los recursos del entorno propicios para la socialización de las
personas menores de edad (polideportivo, biblioteca, grupos de tiempo libre...).

- Realizar la coordinación con los recursos que puedan estar trabajando con su familia.

- Prestar la ayuda y apoyo necesarios para hacer posible el cumplimiento del Plan de Caso.

- Informar y solicitar visitas y salidas excepcionales de las personas menores de edad en


acogimiento residencial no reguladas por Orden Foral.

- Supervisar y acompañar a las personas menores de edad en su contacto con la administración


de Justicia, Sanidad o Educación si, de modo excepcional, se aconsejara su presencia además de
la del educador o educadora tutora.

- Acompañar a las personas menores de edad a las entrevistas o citas con el Servicio de Menores
y estar presentes en la devolución que se realiza, si de modo excepcional se aconsejara su
presencia.
- Velar por el cumplimiento de las directrices y orientaciones de Menores.
82
- Posibilitar la aplicación de programas estructurados a nivel preventivo para los niños, niñas o
adolescentes (educación sexual, habilidades sociales, consumo de drogas y alcohol, etc.).

e) Gestionar la documentación y solicitudes respecto a las personas menores de edad acogidas.

- Transmitir al educador o educadora tutora y al equipo educativo el Plan de Caso

- Supervisar y firmar los informes relacionados con las personas menores de edad y sus familias
y enviarlos al Servicio Competente.

- Enviar los informes relevantes de las personas menores de edad al resto de profesionales
intervinientes.

- Comunicar las incidencias a la Sección de Acogimiento Residencial.

f) Mediar en los conflictos que puedan surgir dentro del equipo educativo, entre las personas
menores de edad, entre el personal educativo y las personas atendidas o sus familias, y entre el
recurso residencial y otros (comunidad, centro escolar...).

- Ante eventualidades extraordinarias, es responsable de la toma de decisiones.

- Detectar las necesidades que surjan en el recurso residencial y transmitirlas al Director/a, así
como posibilitar las actuaciones pertinentes al respecto.

g) Velar por que la planificación de la semana se ajuste a las posibilidades de atención.

- Organizar el día a día del recurso, controlando el reparto de las tareas diarias y del gasto
cotidiano.

- Controlar y garantizar el seguimiento educativo semanal del equipo educativo respecto a la


persona menor de edad.

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6.3. Educador/a

Es la persona profesional específica, con nivel de formación universitaria de grado medio, que
realiza el trabajo educativo con los niños, niñas y adolescentes en el marco de la convivencia
diaria y mediante la utilización de los recursos normalizadores del entorno comunitario. Es el
personal básico de referencia en el trabajo en acogimiento residencial.

Las y los educadores deberán contar con la diplomatura de educación social o, en su defecto,
con una diplomatura o licenciatura en ciencias de la educación o en ciencias sociales, siempre
que haya obtenido la habilitación del Colegio de Educadoras y Educadores Sociales. Sus
funciones son:

a) Conocer y seguir las directrices de los documentos que rigen la atención a las personas
menores de edad en el territorio (Programa Marco, Protocolos y Evaluaciones), así como los
documentos internos de su Entidad (Proyecto Educativo de Centro, Reglamento de Centro,
normas, funciones, tareas y responsabilidades propias y de los demás, etc.) asumiendo y
poniendo en práctica los criterios de funcionamiento allí reflejados y en todo caso:

- Intervenir según dicho marco referencial.

- Observar y hacer un seguimiento de la evolución de los niños, niñas o adolescentes,


acompañándolos en la consecución de sus proyectos personales.
83
b) Proporcionar los cuidados y cubrir las necesidades básicas materiales de las personas
menores de edad: hogar, higiene, alimentación, vestido, seguridad, procurando lograr la mayor
autonomía posible de acuerdo con la edad de los niños, niñas y adolescentes y con sus
características.

- Acompañar a las personas menores de edad a las entrevistas.

- Cuidar y proteger a las personas menores de edad, tanto dentro como fuera del recurso
residencial.

- Detectar las necesidades de ropa y calzado de las personas menores de edad y acompañarles
en la compra de los mismos.

- Supervisar y acompañar en los aspectos sanitarios y de higiene de los/as personas menores de


edad.

- Proporcionar a las personas menores de edad de todo el material escolar y extraescolar


necesario para sus actividades.

c) Velar por que se cubran las necesidades básicas emocionales, estimulando y potenciando el
pleno desarrollo de las capacidades personales de los niños, niñas y adolescentes
posibilitándoles modelos de referencia que faciliten una correcta identificación en su proceso
evolutivo.

- Orientar la relación con las personas menores de edad como una intervención educativa.

- Fomentar la valoración personal y el autoconcepto positivo.

- Promover la asunción de responsabilidades en la vida diaria.

- Trabajar el desarrollo del autocontrol.

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- Potenciar la autoestima.

- Ser figuras tranquilizadoras respecto a las personas menores de edad en todas aquellas
situaciones que les preocupen o inquieten y canalizar los impulsos.

- Promover la autonomía.

- Proporcionar a los y las adolescentes los recursos y habilidades necesarios para una adecuada
transición a la vida adulta y, en su caso, para iniciar una vida autónoma.

- Mantener una dinámica positiva que favorezca tanto el desarrollo personal como interpersonal
de las personas menores de edad.

- Fomentar el respeto y aceptación de las diferencias personales, culturales y religiosas de las


personas menores de edad.

d) Velar por el cumplimiento del régimen de visitas, según lo marcado en normativa:

- Acompañando y despidiendo al niño, niña o adolescente cuando vaya con la familia y


recibiéndole cuando regrese.

- Conversar de forma periódica con sus familiares sobre el comportamiento y actitud del niño,
niña o adolescente en las visitas.

- Observar la respuesta de la persona menor de edad ante las visitas y cuando regresa de ellas.
84
- Ofrecer indicaciones y orientar a la familia y al niño, niña o adolescente.

- Dotar de habilidades a la familia y al niño, niña o adolescente para un mejor manejo de la


relación y posibles conflictos que puedan surgir.

Si las visitas tuvieran que ser “acompañadas”:

- Servir de modelo referencial a los diferentes miembros del sistema familiar en las visitas.

- Acompañar y asesorar al sistema parental en aquellas funciones que les correspondan.

- Potenciar el diálogo y el establecimiento de acuerdos, límites y normas entre los diferentes


subsistemas del sistema familiar.

- Ayudar a transmitir valores adecuados.

- Trabajar para la consecución de los objetivos marcados.

- Neutralizar mensajes y/o actitudes que puedan resultar perjudiciales para las personas
menores de edad.

- Salvaguardar la integridad física y emocional de las personas menores de edad, poniendo fin a
las visitas siempre que no sea posible reconducir las actitudes negativas.

e) Fomentar la integración social en los distintos ámbitos de convivencia.

- Procurar incorporar a la persona menor de edad a la cultura y vida social.

- Conocer los recursos comunitarios y movilizarlos en función de las necesidades de las personas
menores de edad.

- Proporcionar información y vías de acceso al aprendizaje, la formación y/o al trabajo.

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- Realizar un seguimiento y control de las actividades que realicen las personas menores de edad
dentro del recurso residencial y velar por la buena convivencia en la comunidad (vecindad,
barrio...).

- Ayudar a las personas menores de edad a adquirir y desarrollar actitudes y habilidades sociales,
que favorezcan la convivencia dentro y fuera del recurso residencial.

- Promover en las personas menores de edad la participación y sentimiento de pertenencia.

- Programar el tiempo libre junto con el niño, niña o adolescente.

f) Inculcar y transmitir a la persona menor de edad las reglas, normas y valores de convivencia
establecidos, sus derechos y obligaciones.

- Explicar y procurar el cumplimiento de las normas.

- Transmitir valores y normas sociales a través de la coherencia entre los mensajes verbales y las
actitudes sobre las mismas.

g) Participar de la coordinación del equipo educativo.

- Traspasar la información de lo acontecido en los cambios de turno.

- Asistir y participar en las reuniones del equipo educativo como espacios para compartir,
unificar criterios y dar coherencia al trabajo global y a las intervenciones de las personas
miembros del equipo. 85

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6.4. Educador/a Tutor/a

Además de las funciones propias del educador o educadora, en su labor de referente o tutor/a
de determinados niños, niñas y adolescentes deberá realizar las siguientes:

a) Garantizar la atención individualizada y particularizada de la persona menor de edad


asignado, creando un clima de acercamiento con ella.

- Preparar el ingreso de la persona menor de edad asignado en el recurso residencial.

- Hacer partícipe y protagonista a la persona menor de edad en su proceso, teniéndole en cuenta


en propuestas y en todas aquellas decisiones que le afecten.

- Servir de referencia a la persona menor de edad, favoreciendo que tenga un lugar donde se
sienta escuchado y acompañado en sus dificultades, necesidades y deseos, canalizando sus
demandas.

- Mantener un vínculo con la persona menor de edad que sea de autoridad, afecto e interés al
mismo tiempo.

- Negociar y mediar con el fin de encontrar equilibrio entre la exigencia social y las necesidades
de la persona menor de edad.

b) Realizar el seguimiento estrecho de la intervención con la persona menor de edad del que es
86
referente, garantizando la coherencia del proceso.
- Asistir a las distintas reuniones establecidas por la Sección de Acogimiento Residencial para el
seguimiento del caso (de red, de ingreso, de egreso,…).

- Elaborar el Protocolo de Observación y responsabilizarse de la evaluación de las personas


menores de edad sobre los que asume la tutoría, siguiendo las instrucciones de este sistema.

- Realizar un reconocimiento médico al ingresar la persona menor de edad en el recurso


residencial, elaborando un dossier sobre su salud (enfermedades padecidas, tratamientos,
seguimiento de vacunas, etc.) que tendrá su continuidad con el cumplimiento del Registro de
Salud.

- Solicitar la realización de una evaluación psicológica diagnóstica durante el Periodo de


Observación.

- Informar al niño, niña o adolescente de las normas, derechos y deberes que rigen el recurso
residencial.

- Realizar el Plan Educativo de Intervención Individualizado (PEI). Atender y supervisar a la


persona menor de edad en las distintas áreas en función de su momento evolutivo.

- Garantizar que la intervención se ajuste a la planificación realizada y promover los cambios


pertinentes en la misma.

- Velar porque se respeten las Normativas y activar propuestas para modificar el Plan de Caso
atendiendo a la correcta atención del mismo.

- Promover la participación del niño, niña o adolescente y de su familia en el proceso de


planificación y evaluación, en la medida de sus posibilidades.

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- Realizar la evaluación de la intervención y de su consonancia con lo marcado por el “Plan de


Caso”, elaborando los informes propuesta, las revisiones del caso, los informes de incidencias,
las solicitudes de tratamiento psicológico, psiquiátrico, etc.

- Ejercer la acción tutorial, realizando tutorías semanales con la persona menor de edad.

- Valorar semanalmente las diferentes actitudes de la persona menor de edad, usando para ello
las hojas de seguimiento diarias por áreas.

- Asegurar que se disponga de todas las informaciones relevantes y liderar los procesos para la
adopción de cambios en la intervención.

- Contribuir a la toma de decisiones que afecten al niño, niña y/o adolescente y su familia.

- Utilizar los recursos comunitarios en beneficio de la atención de la persona menor de edad y


su familia.

- Conocer y presentarse ante las distintas personas profesionales donde acude el niño, niña o
adolescente (centros escolares, terapias psicológicas,...).

- Ponerse en contacto con las diferentes figuras profesionales intervinientes en el caso: padres
y madres, referentes del ámbito escolar, terapéutico, sanitario, servicios sociales, tiempo libre o
familiares.
- Pedir y recibir los informes de otras personas profesionales (terapeutas, servicios sociales,
equipos de intervención familiar, etc.). 87

- Acompañar a las personas menores de edad en su contacto con la administración de justicia,


sanidad, educación, etc.

- Acompañar a las personas menores de edad a las entrevistas con el Servicio de menores y estar
presentes en la devolución que se realiza.

c) Realizar el seguimiento de la familia del niño, niña y/o adolescente.

- Facilitar y posibilitar la relación niño, niña y/o adolescente con su familia, en la medida que sea
posible y conveniente.

- Estimular el que los padres tomen conciencia del problema que ha motivado la separación de
su hijo o hija y el ingreso en el centro, ayudándoles a analizarlo. Informar periódicamente a la
familia acerca de su hijo o hija y reunir la información que la familia le proporciona sobre la
persona menor de edad.

- Realizar llamadas telefónicas y reuniones periódicas con la familia.

- Ayudar a la persona menor de edad a valorar su historia creando un sentimiento de


pertenencia.

- Conocer los recursos comunitarios y movilizarlos en función de las necesidades de la familia.


Realizar la coordinación con los recursos que puedan estar trabajando con su familia.

- Apoyar y orientar a la familia en la tarea socializadora y educadora de sus hijos/as a través de


las visitas supervisadas, entrevistas y contactos telefónicos.

- Planificar, hacer un seguimiento y evaluación de los periodos vacacionales junto con el niño,
niña y/o adolescente y la familia.

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- Valorar y solicitar alternativas que puedan constituir un apoyo para el niño, niña y/o
adolescente, siempre que sea recomendable, como familias de apoyo, programa devoluntariado
para acompañamiento y ocio.

- Solicitar una familia de acogida si no se prevé el retorno al hogar en un corto periodo de tiempo
y siempre que se considere un recurso adecuado para el desarrollo evolutivo de la persona
menor de edad.

- Preparar al niño, niña o adolescente para el acogimiento familiar, si esta es la alternativa


propuesta y aprobada por el servicio de menores y el equipo educativo.

- Prestar la ayuda y apoyo necesarios para hacer posible la reunificación familiar, siempre que
sea este el objetivo final de la intervención.

- Llevar a cabo un seguimiento del régimen de visitas, según lo marcado en la normativa,


procurando tanto acompañar como recibir a la persona menor de edad a estos encuentros,
especialmente si las visitas debieran ser “acompañadas”. En caso de no ser posible, deberá
recabar cuanta información sea precisa sobre el desarrollo de las mismas.

- Realizar llamadas telefónicas y reuniones periódicas de seguimiento con la familia

d) Acompañar en el proceso de acogimiento residencial de las personas menores de edad.

- Ayudar al desarrollo de apoyos comunitarios a largo plazo, así como al establecimiento de las
relaciones necesarias para el cumplimiento del Plan de Caso. 88
- Dar a conocer a las personas menores de edad todos los procedimientos de Acogimiento
Residencial.

- Liderar el trabajo que haga posible la consecución de la orientación marcada para el caso, sea
esta la de reunificación familiar, su traslado a otra familia o la autonomía y desvinculación de la
persona adolescente.

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6.5. Auxiliar educativo/a (técnico/a de integración)

El personal auxiliar educativo es un elemento del equipo educativo que complementa las tareas
del educador o educadora. Su presencia en los equipos educativos no podrá ser superior a un
tercio del total de la suma de educadores/as y auxiliares educativos. Su dedicación será
preferentemente en los turnos de noche y de refuerzo educativo a los educadores y educadoras.

Deberá contar con una formación profesional de técnico/a superior en integración social o
análoga. Sus funciones son:

a) Conocer y seguir las directrices de los documentos que rigen la atención a las personas
menores de edad la Comunidad Autónoma (Programa Marco y Protocolos), así como los
documentos internos de su Entidad (Proyecto Educativo de Centro, Reglamento de Centro,
normas, funciones, tareas y responsabilidades propias y de los demás) asumiendo y poniendo
en práctica los criterios de funcionamiento allí reflejados y en todo caso debe:

- Intervenir según dicho marco referencial.

- Observar y hacer un seguimiento de la evolución de los niños, niñas y adolescentes,


acompañándoles en la consecución de sus proyectos personales.

b) Proporcionar los cuidados y cubrir las necesidades básicas materiales de la persona menor de
edad: hogar, higiene, alimentación, vestido, seguridad, procurando lograr la mayor autonomía
89
posible de acuerdo a su edad y a sus características, teniendo siempre en cuenta la orientación
de los o las educadoras tutoras.
- Acompañar a las personas menores de edad a las entrevistas.

- Cuidar y proteger a las personas menores de edad, tanto dentro como fuera del recurso
residencial.

- Detectar las necesidades de ropa y calzado de las personas menores de edad y acompañarles
en la compra de los mismos.

- Supervisar y acompañar en los aspectos sanitarios y de higiene.

- Proporcionar a las personas menores de edad de todo el material escolar y extraescolar


necesario para sus actividades.

c) Velar por que se cubran las necesidades básicas emocionales, estimulando y potenciando el
pleno desarrollo de las capacidades personales de la persona menor de edad posibilitándole
modelos de referencia que faciliten una correcta identificación en su proceso evolutivo,
coordinándose para ello con el educador o educadora tutora.

- Orientar la relación con los niños, niñas y/o adolescentes como una intervención educativa.
- Fomentar la valoración personal y el autoconcepto positivo.
- Promover la asunción de responsabilidades en la vida diaria.
- Trabajar el desarrollo del autocontrol.
- Potenciar la autoestima.
- Ser figuras tranquilizadoras respecto a las personas menores de edad en todas aquellas
situaciones que les preocupen o inquieten y canalizar los impulsos.
- Promover la autonomía.

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- Proporcionar a los adolescentes los recursos y habilidades necesarios para una adecuada
transición a la vida adulta y, en su caso, para iniciar una vida autónoma.
- Mantener una dinámica positiva que favorezca tanto el desarrollo personal como interpersonal
de las personas menores de edad.
- Fomentar el respeto y aceptación de las diferencias personales, culturales y religiosas de las
personas menores de edad.
d) Fomentar la integración social en los distintos ámbitos de convivencia, siguiendo las
orientaciones del educador o educadora tutora.
- Procurar incorporar a la persona menor de edad a la cultura y vida social.
- Conocer los recursos comunitarios y movilizarlos en función de las necesidades de las personas
menores de edad.
- Proporcionar información y vías de acceso al aprendizaje, la formación y/o al trabajo.
- Realizar un seguimiento y control de las actividades que realicen las personas menores de edad
dentro del recurso residencial y velar por la buena convivencia en la comunidad (vecindad,
barrio...).
- Ayudar a las personas menores de edad a adquirir y desarrollar actitudes y habilidades sociales,
que favorezcan la convivencia dentro y fuera del recurso residencial.
- Promover en las personas menores de edad la participación y sentimiento de pertenencia.
- Programar el tiempo libre junto con el niño, niña o adolescente.
e) Inculcar y transmitir a la persona menor de edad las reglas, normas y valores de convivencia
establecidos, sus derechos y obligaciones.
- Explicar y procurar el cumplimiento de las normas. 90
- Transmitir valores y normas sociales a través de la coherencia entre los mensajes verbales y las
actitudes sobre las mismas.
f) Participar de la coordinación del equipo educativo.
- Traspasar la información de lo acontecido en los cambios de turno.
- Asistir y participar en las reuniones del equipo educativo como espacios para compartir,
unificar criterios y dar coherencia al trabajo global y a las intervenciones de las personas
profesionales del equipo.
g) Garantizar la adecuada atención de las personas menores de edad atendidos en el recurso
residencial durante la noche.
- Permanecer despiertos durante su trabajo para responder a cualquier eventualidad que se
presente.
- Articular la respuesta pertinente ante cualquier necesidad que surja durante la noche
(urgencias médicas, fugas y comunicaciones a la policía, descontroles, llamadas al 112, ingresos
psiquiátricos, etc.).
.

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6.6. Profesionales de apoyo técnico

Como complemento al trabajo educativo podrán existir profesionales de apoyo que aporten sus
conocimientos específicos en la intervención con las personas menores de edad, en el apoyo al
equipo educativo, y a la dirección.

Sus funciones son las siguientes.

Psicólogo/a:

- Realizará tareas de evaluación psicológica de los niños, niñas y/o adolescentes en los aspectos
necesarios que complementan las evaluaciones previamente realizadas en el estudio del caso y
especialmente orientadas a que los y las educadoras puedan enfocar mejor el trabajo diario.

- Prestará apoyo psicológico y terapéutico en los casos que no requieran servicios específicos de
salud mental o, no obstante, precisen un apoyo complementario.

- Coordinará las actuaciones con los Servicios de Salud Mental, sean estos públicos o privados.

- Aportará a los y las educadoras herramientas e instrumentos tanto de evaluación como de


intervención para poder ajustarse mejor a las necesidades de cada caso.

- Apoyará al equipo educativo en los procesos de evaluación de los casos, programas individuales
de las personas menores de edad y detección de necesidades.
91
- Colaborará en los procesos de evaluación del recurso residencial tanto en lo referente a los
resultados como a los procesos.

Trabajador/a Social (si la hubiera):

- Realizará las evaluaciones complementarias del contexto familiar.

- Gestionará los recursos necesarios para las personas menores de edad, elaborará y mantendrá
actualizada la guía de recursos sociales (instituciones, laborales, académicos, formativos, de
ocio, etc. para favorecer su incorporación social.

- Coordinará las actuaciones con los Servicios Sociales de Base.

- Fomentará el aprendizaje de las personas usuarias en los recorridos de inserción socio-laboral.

- Mantendrá relación con recursos derivantes y con las familias para involucrarles en el proceso
y asegurar la continuidad en la fase de incorporación social.

Médico/a especialista en psiquiatría (si la hubiera):

- Coordinará, junto con la figura de responsable de centro, las actuaciones de los y las
educadoras de referencia ante la problemática específica de las personas atendidas y sus
familias, especialmente cuando ésta se relacione con trastornos de conducta, trastornos
mentales, trastornos de personalidad o consumos abusivos de sustancias tóxicas.

- Será la persona referente e interlocutora para las relaciones de ambos centros con el sistema
de salud mental, cuando las personas menores acogidas deban seguir algún tratamiento en el
mismo.

- Supervisará la medicación psiquiátrica prescrita facultativamente a las personas menores de


edad durante dicho tratamiento, mientras se encuentren acogidas en el recurso residencial.

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- Orientará técnicamente al equipo educativo para el diseño y organización de las actuaciones


generales en el recurso residencial: actividades de la vida cotidiana, tareas ocupacionales,
actividades de socialización, tutorías, asambleas, supervisión de visitas, atención a las familias,
etc.

- Organizará e impartirá acciones formativas para el personal del recurso, relacionadas con la
problemática específica de las personas menores de edad acogida y de sus familias.

- Organizará y dinamizará actividades grupales específicas para las personas acogidas,


relacionadas con la problemática que presentan: dinámicas de grupos, talleres, aulas temáticas,
etc.

Profesor o profesora:

- Diseñará e impartirá programas y actividades formativas para las personas menores de edad
atendidas, ajustadas a su nivel de escolarización, capacidades y necesidades específicas.

- Orientará técnicamente al equipo educativo en las actuaciones que proponga sobre el contexto
escolar y formativo de las personas menores de edad.

- Colaborar con el equipo educativo en la detección de las aptitudes, motivaciones e intereses


de cada persona acogida en el ámbito formativo, ocupacional o laboral- profesional.

- Impulsará la adquisición por parte de las personas menores de edad acogidas, de las
habilidades básicas que les permitan acceder al sistema normalizado de escolarización o en su 92
imposibilidad, a otros sistemas alternativos que garanticen una mínima inserción social o laboral
al egreso del recurso.

- Será la persona referente e interlocutora para las relaciones del recurso residencial con el
sistema escolar y con los servicios de orientación laboral o búsqueda de empleo.

Supervisor/a

- El o la supervisora será profesional ajeno a la entidad y sin otras funciones dentro de la misma.
No mantendrá tampoco ninguna relación profesional ni personal con las personas usuarias de la
entidad a la que supervisa.

- La supervisión incluye formación precisa para lograr la coherencia técnica entre las personas
profesionales y la asunción de adecuados y homogéneos criterios de funcionamiento por parte
del equipo, que en todo momento deberán ser acordes a los del servicio de menores.

- Debe ser un acompañamiento regular para el equipo educativo de atención directa que,
además de ayudarles a entender qué les pasa las personas menores de edad atendidas y a sus
familias y lo que esto provoca en ellos como personas y como profesionales, debe ayudarles a
descubrir las claves para relacionarse con ellos y ellas de la manera más adecuada.

- Debe ser un acompañamiento regular para el equipo directivo, que le ayude a definir, ordenar
y cumplir sus funciones de manera diferenciada y en las distintas instituciones y contextos de
actuación.

La planificación de dicha supervisión, especificando los objetivos, la metodología y la


temporalidad, deberá entregarse en el Servicio de Infancia correspondiente anualmente para su
visto bueno.

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6.7. Personal de administración y servicios. Auxiliar de


hogar.

Cada recurso de acogimiento residencial contará con el personal de administración y servicios


generales (cocina, limpieza, mantenimiento) que resulte necesario en función de su naturaleza,
del tipo de programa o programas que aplique y del tamaño de la estructura. Como figura de
referencia en los recursos residenciales (exceptuando los pisos de emancipación) existirá la de
Auxiliar de Hogar, cuyas funciones son las siguientes:

a) Confección de los menús diarios cuidando que sean equilibrados y adaptados a las
necesidades dietéticas de las personas acogidas y teniendo en cuenta sus sugerencias y las del
equipo de profesionales.

b) Realización de la compra.

c) Garantizar la adecuada conservación de los alimentos.

d) Velar por que los utensilios de cocina permanezcan a buen recaudo y en lugar seguro,
evitando riesgos innecesarios.

e) Realización de las tareas de limpieza del hogar o residencia y lavado y planchado de la ropa
de las personas acogidas.
93

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6.8. Voluntariado y prácticas profesionales o académicas

Se podrá acordar la actuación de personas voluntarias en recursos de acogimiento residencial a


través de las Entidades de Voluntariado con las que previamente se hayan celebrado convenios
de colaboración, no admitiéndose en ningún caso la colaboración de carácter individual.

Las personas voluntarias que colaboren en recursos de acogimiento residencial deberán reunir
los requisitos que exige la Ley del Voluntariado y su actuación deberá ser de colaboración con
las y los profesionales, al objeto de enriquecer su proceso formativo, no pudiendo en ningún
caso complementar o suplir las funciones del equipo educativo.

Se podrá autorizar la actuación de personas en prácticas académicas o profesionales en recursos


de acogimiento residencial.

Todo el personal de voluntariado y prácticas deberá estar convenientemente autorizado y


deberán conocer las responsabilidades y las delicadas tareas que se le encomiendan. En el
Reglamento de Funcionamiento de cada recurso residencial se deberán especificar claramente
los principales aspectos que estas personas deben conocer inmediatamente antes de empezar
a colaborar. Estas figuras trabajarán siempre como elementos de apoyo en determinadas tareas
y momentos, y en ningún caso podrán hacerse cargo de la responsabilidad del piso en ausencia
de personal educativo.

94

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6.9. Ratios de Personal

Además del personal necesario para la realización de las tareas domésticas y de mantenimiento
de los recursos de acogimiento residencial, la ratio mínima personal/ persona usuaria, referida
únicamente al personal técnico y educativo, obedecerá al tipo de recurso de acogimiento
residencial y al tipo de programa aplicado.

Equipo educativo.

Las ratios correspondientes al equipo educativo se establecen con referencia a 8 personas


menores de edad, ya sean atendidas en un piso con esa capacidad máxima, o sea en una unidad
en un centro residencial.

Se aplicarán las siguientes ratios:

- Durante el día, deberá garantizarse la presencia de un educador o educadora en ausencia de


los niños, niñas o adolescentes.

- Durante el día, y con presencia de las personas acogidas, deberá garantizarse las siguientes
ratios presenciales:

– Programa de acogida de urgencia: 1 educador o educadora por cada 3 niños, niñas o


adolescentes, siempre que dicha acogida de urgencia se dé en un recurso de acogimiento
residencial o en un módulo de un recurso de acogimiento residencial específicamente destinado 95
a la aplicación del programa.

– Programa básico: 1 educador o educadora por cada 4 niños, niñas o adolescentes.

– Programa especializado de atención a adolescente con problemas de conducta: 1 educador o


educadora por cada 3 adolescentes.

– Programa especializado de apoyo intensivo a adolescentes con graves problemas de conducta:


1 educador o educadora por cada 2 adolescentes

– Programa de atención a la primera infancia: 1 educador o educadora y 1 auxiliar en educación


por cada 6 niñas y niños atendidos, tratando de garantizar que la organización de los turnos
facilite, en lo posible, que cada niña o niño sea siempre atendido por las mismas personas de
referencia.

Los recursos de acogimiento residencial podrán contar, además, con el personal auxiliar de
apoyo que estimen conveniente atendiendo a las necesidades y características de la población
acogida, siempre que no supere un tercio del total de la suma de educadores o educadoras y
auxiliares educativos.

Durante la noche se aplicarán las siguientes ratios presenciales:

- Programa de acogida de urgencia: 1 educador o educadora y 1 auxiliar en educación por cada


12 niños, niñas y adolescentes atendidos, siempre que dicha acogida de urgencia se dé en un
recurso de acogimiento residencial o en un módulo de un recurso de acogimiento residencial
específicamente destinado a la aplicación del programa.

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- Programa básico de atención: 1 auxiliar en educación por piso o, en el caso de centros


residenciales por módulo, siempre que se garantice la disponibilidad de 1 educador o educadora
o de 1 persona técnica para intervenir en situación de urgencia.

- Programa de atención a la primera infancia: 1 educador o educadora y 1 auxiliar en educación


por cada 6 niñas y niños atendidos.

- Programa de acogida de urgencia: 1 educador o educadora y 1 auxiliar en educación por cada


12 niños, niñas y adolescentes atendidos, siempre que dicha acogida de urgencia se dé en un
recurso de acogimiento residencial o en un módulo de un recurso de acogimiento residencial
específicamente destinado a la aplicación del programa.

- Programa especializado de atención a adolescentes con problemas de conducta: 1 educador o


educadora y 1 auxiliar en educación por cada unidad.

- Programa especializado de apoyo intensivo a adolescentes con graves problemas de conducta:


1 educador o educadora y 1 auxiliar en educación por cada 5 adolescentes.

En el caso de pisos de emancipación deberá existir un equipo mínimo de dos personas


educadoras y un auxiliar educativo.

96

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6.10. Selección de Personal

Se diseñarán procedimientos de selección del personal que garanticen la idoneidad de las


personas profesionales con el fin de preservar el interés superior de los niños, niñas y
adolescentes y la protección de sus derechos. Se adoptarán medidas de la misma naturaleza con
respecto a la selección de las personas voluntarias que intervengan en la atención a personas
menores de edad en recursos públicos de acogimiento residencial.

En el marco de los acuerdos de colaboración de la Ley con entidades privadas, las


administraciones públicas velarán, en el ámbito de sus competencias y en el ejercicio de sus
funciones de autorización, homologación e inspección, por que el personal, profesional o
voluntario, que intervenga en la atención a niños, niñas y adolescentes en recursos de
acogimiento residencial sea el idóneo para el desempeño de las funciones que desarrolla.

El procedimiento para la selección del personal deberá permitir valorar la cualificación


académica, la experiencia y las características personales de las y los candidatos, así como la
adecuación de dichas aptitudes al desempeño de las funciones correspondientes a los puestos
de trabajo, en función del programa de acogimiento residencial aplicado. Las personas
seleccionadas realizarán un periodo de prueba durante el cual desempeñarán sus funciones bajo
la supervisión de un miembro experimentado del personal, condicionándose su asignación al
puesto a la superación exitosa de dicho periodo.
97

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6.11. Formación del personal

Entre las muchas transformaciones habidas durante las últimas décadas en los recursos
residenciales de protección infantil destaca la evolución de unos perfiles de niños, niñas y
adolescentes cada vez con más necesidades de atención y más dificultades por la presencia de
problemas de conducta y salud mental. Este hecho exige al personal de atención directa de los
recursos residenciales conocimientos sobre una serie de aspectos que deben configurar la
formación específica mínima del personal educativo.

Los recursos de acogimiento residencial deberán contar con un plan de formación del personal
que contemple tanto la formación inicial como la formación continuada. Para la formación inicial
se deberán contemplar, al menos, los siguientes contenidos:

- Sistema de servicios sociales, funciones de los servicios sociales de atención primaria y de los
especializados en la protección infantil.

- Marco jurídico y normativo de la protección infantil.

- Las situaciones de desprotección infantil: tipos y consecuencias de la experiencia de malos


tratos.

- Proceso de intervención en desprotección infantil: fases y criterios de tomas de decisiones.

- Principios de actuación de la atención residencial. 98


- Psicología evolutiva de la niñez y la adolescencia: las necesidades de las diferentes etapas.

- Principales trastornos del desarrollo en la infancia y la adolescencia.

- Características generales del tipo de población atendida.

- Técnicas para la evaluación de necesidades en niños, niñas y adolescentes: entrevista,


observación, recogida de documentación.

- Técnicas de programación del trabajo educativo y planificación de actividades.

- Técnicas para el trabajo con niños, niñas o adolescentes con problemas de conducta y para la
prevención de situaciones conflictivas en acogimiento residencial.

- Técnicas e instrumentos para el trabajo de habilidades de independencia con adolescentes.

- Técnicas de trabajo con grupos.

- El trabajo con personas menores de edad procedentes de otras culturas.

- Técnicas para la educación afectiva y sexual con niños, niñas y adolescentes.

- Procedimientos de intervención en situaciones de crisis.

- Formación específica en materia de abuso sexual.

- Elaboración y conservación de la documentación.

- Cualquier otro aspecto formativo asociado a las diferentes tipologías de programas de


acogimiento residencial.

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- Habilidades de relación con los niños, niñas y adolescentes: predictibilidad de conductas,


estrategias y técnicas de enseñanza de habilidades de autonomía y responsabilidad, estrategias
y técnicas de modificación de conductas, técnicas para prevenir y evitar la escalada de conductas
inadecuadas, conocimientos del marco normativo de convivencia y de los derechos y
responsabilidades de los integrantes de la comunidad residencial, reforzamiento de
comportamientos positivos.

- Educación para la salud, prevención y control de enfermedades infantiles, prevención de


enfermedades infectocontagiosas, prevención de drogodependencias, prevención de
accidentes y primeros auxilios.

- Correcta aplicación de medidas de inmovilización física personal y de medidas de aislamiento.

- Preparación y manipulación de alimentos, en el caso del personal que tenga entre sus funciones
la preparación de alimentos.

- Documentación técnica del Programa y Recurso en el que desempeña su labor educativa, que
al menos comprenderá:

– El programa marco de atención residencial.

– El proyecto educativo del recurso de acogimiento residencial.

– El reglamento de régimen interno.

– Los derechos y obligaciones de los niños, niñas y adolescentes y de las personas profesionales. 99

– Los protocolos de actuación.

– El manual de buena práctica.

– Los roles y funciones de las diversas figuras profesionales.

– La función y responsabilidad de la persona profesional en relación con la familia.

– Pautas de actuación en casos de emergencia.

La formación continuada se ajustará a las necesidades evolutivas del servicio, a las necesidades
formativas del personal y, en lo posible, a sus preferencias, y a los objetivos marcados por los
servicios territoriales especializados de atención y protección a la infancia y la adolescencia para
los recursos de acogimiento residencial.

Deberá abarcar los siguientes contenidos:

- Actualización de la formación inicial.

- Conocimientos especializados relacionados con sus funciones.

- Habilidades de trabajo en equipo y de coordinación interprofesional.

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7. ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN

Dependiendo del tamaño y el tipo de recurso residencial las necesidades de organización son
muy distintas, aunque cabe destacar algunos elementos comunes.

7.1. Responsabilidad y participación

Para organizar el funcionamiento y las relaciones dentro de cada recurso residencial, así como
en lo que respecta a las relaciones entre entidades y la Administración, se hace necesario
establecer una serie de figuras de referencia que permitan mayor claridad y responsabilidades
bien definidas en las relaciones entre ambas instancias:

- Director/a de Entidad: representante de la entidad.

- Responsable de recurso residencial: personal educativo con responsabilidad sobre el


funcionamiento de un piso de acogida o centro residencial concreto.

- Educador o educadora tutora: figura educativa básica que podrá ser designada como referente
para un determinado niño, niña o adolescente, y responsable del programa educativo individual.

- Equipo educativo: órgano de participación en el que estarán representados todas las personas 100
profesionales educativas del recurso, así como dirección y/o responsable y profesionales de
apoyo técnico de la propia entidad si los hubiera.

Las diferentes funciones se han detallado en el apartado de recursos humanos del Modulo.

Se deberá promover el mayor nivel posible de participación en la organización del recurso


residencial por parte de las personas menores de edad teniendo en cuenta criterios de edad y
capacidad, y de las familias en aquellas situaciones que el Plan de Caso lo permita.

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7.2.Planificación laboral

Por lo que respecta a los horarios laborales del personal (tanto de atención directa como de
servicios) se deberá tener muy presente que determina las posibilidades educativas del recurso
residencial y, por tanto, la calidad de la atención que las personas menores de edad recibirán.
Los turnos de trabajo deberán organizarse de tal modo que garanticen tanto la adecuada
atención de los niños, niñas y adolescentes como el trabajo de las personas profesionales en
condiciones laborales adecuadas.

Asimismo, deberán atender, en la medida de lo posible, a las necesidades de conciliación de la


vida laboral con la vida personal y familiar de las personas profesionales de conformidad con lo
previsto en la Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres y Hombres.

Atendiendo a la importancia de la planificación de los horarios, se deberán tener en cuenta las


siguientes directrices:

- Debido al horario escolar, el tiempo educativo de los recursos residenciales se concentra entre
las horas de comida y cena, por lo que se deberá reforzar y dar prioridad a los turnos que
correspondan a esta franja horaria, de modo que cada unidad educativa tenga en esos
momentos al menos dos educadores presentes.

- El tiempo de las mañanas puede requerir la presencia de algún educador para acompañar a las
personas menores de edad que requieran alguna gestión, visita médica, etc., y constituye un 101
espacio que en muchas ocasiones puede reservarse para el trabajo de programación o
evaluación. Se tratará de que en ese tiempo la presencia de personal de atención directa sea la
mínima imprescindible.

- El diseño de turnos evitará el trabajo en rotaciones intensivas que obligan al educador/a a muy
largas jornadas y a continuación largos intervalos de días de descanso, lo que tiene como
consecuencia una relación con las personas menores de edad intermitente y con varios días de
ausencia. Los turnos deben diseñarse en función de las necesidades de los niños, niñas o
adolescentes y basadas en la mayor continuidad y estabilidad posibles, debiendo contar con el
visto bueno del servicio de menores.

- Los tiempos de relevo entre turnos, tanto de educadores/as como de otro personal de atención
directa, deberán contar con un margen suficiente, al menos de treinta minutos, que permita el
contacto de ambas personas profesionales (entrante y saliente) durante el tiempo necesario
para poder intercambiar información sobre posibles incidencias, tareas pendientes, etc.

- Deberá establecerse dentro del horario laboral un tiempo semanal de reuniones para el equipo
educativo que será de una a dos horas para realizar el seguimiento de todos los casos y tratar
cualquier otro tema necesario para una mejor coordinación y eficacia.

- Las personas profesionales que trabajen en el turno de noche dedicarán su tiempo de trabajo
a las funciones de atención y administración que necesariamente les deberán ser asignadas.

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7.3.Estructuración de los centros

La organización de la actividad educativa cuando se trata de recursos residenciales con un


número amplio de personas menores de edad descansa en la estructura de unidades de
convivencia.

Los criterios de estructuración de las unidades serán los siguientes:

- Cada una dispondrá de un espacio propio de convivencia que tendrá la distribución


característica de cualquier piso (habitaciones, cuartos de baño, sala de estar, y a ser posible
cocina).

- Los grupos deben reunir personas menores de edad de ambos sexos, excepto cuando la
problemática de algunos casos en concreto lo desaconseje. Los hermanos y hermanas deben
permanecer juntos como criterio general y siempre que esto no vaya en contra de los intereses
de alguno de ellos.

- Cada unidad tendrá educadores/as responsables y específicos de modo que los niños, niñas
y/o adolescentes encuentren unas determinadas figuras de referencia. En esa unidad cada niño,
niña o adolescente tendrá su educador o educadora tutora.

- Se deberá disponer de unidades específicas de convivencia para los y las adolescentes,


especialmente a partir de los quince años, con los que se persigue su posterior independencia,
102
de modo que puedan realizar un tipo de vida más autónoma y estar recibiendo una preparación
específica para su independencia. Esto permitirá que en el caso de pasar posteriormente a un
piso de emancipación, los y las adolescentes hayan adquirido las habilidades básicas necesarias.

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7.4.Metodología básica del trabajo educativo

El trabajo personal con cada niño, niña o adolescente se basa en una secuencia de intervención
que se articula en el Programa Educativo Individual (PEI). Las fases principales de esta secuencia
son las siguientes:

- Evaluación inicial: Cada niño, niña y/o adolescente debe ingresar en el recurso residencial en
función de un estudio previo que aconseje esta medida como la más pertinente y favorable a
sus intereses. Como consecuencia de dicho estudio existirán una serie de evaluaciones
realizadas acerca de la persona menor de edad que suponen un punto de partida básico para
conocer sus necesidades concretas. En todo caso, una vez realizada la acogida, se debe
completar la evaluación de sus necesidades y especialmente una evaluación física y psicológica.
Por otra parte, el ingreso debe ir acompañado de un Plan de Caso que establecerá los objetivos
de la medida y su duración, mediante la adscripción a uno de los programas previstos. Como
evaluación inicial complementaria el equipo educativo desarrollará, en los primeros dos meses
de estancia, una evaluación de la situación del niño, niña y/o adolescente (período de
observación) mediante el uso de instrumentos como la observación o la entrevista en el ámbito
de la relación cotidiana. Llegados a este punto se estará en disposición de realizar un PEI
ajustado a las características de cada persona menor de edad.

- Programación: cada persona menor de edad deberá tener un PEI elaborado por su educador o
educadora tutora mediante trabajo de equipo con el resto de profesionales del recurso 103
residencial y con la participación de los niños, niñas y adolescentes en función de su edad y nivel
de desarrollo. En él se detallarán los objetivos prioritarios a alcanzar, las estrategias a
desarrollar, los recursos a movilizar y la forma de evaluar los resultados. Este programa deberá
ser lo suficientemente flexible para ir adaptándose a los cambios en la situación de cada caso.
Se revisará y actualizará periódicamente y se archivará junto al resto de documentación.

- Intervención: la intervención propiamente dicha se desarrolla por parte de las personas


profesionales sobre la base de la convivencia cotidiana y la utilización de los recursos de la
comunidad. El personal de atención directa deberá esforzarse por encontrar espacios educativos
donde poder desarrollar sus estrategias en cada caso. Deberá poner especial atención en llegar
a conseguir una adecuada relación individual con cada niño, niña o adolescente sin perder de
vista que las actividades de grupo pueden ser un buen complemento para lograr ciertos
aprendizajes. La búsqueda de los espacios de relación de forma individualizada es una de las
dificultades mayores de las personas profesionales, si bien es al mismo tiempo una de sus
principales metas. Es muy importante aprovechar las circunstancias de compartir una
determinada actividad, ayuda en tareas escolares, desplazamientos en transporte, visitas
médicas, etc. Por lo que respecta a la intervención directa, las personas profesionales deberán
poseer formación en técnicas específicas de ayuda, tanto para poder construir un ambiente
educativo cálido como para poder resolver situaciones problemáticas que se puedan presentar.
En algunos recursos residenciales específicos o con algunos niños, niñas y adolescentes en
particular será necesario programar intervenciones que tengan una finalidad preventiva,
terapéutica o rehabilitadora, de modo que se cubran las necesidades reales de cada caso.

- Valoración: Desde el momento en que existe una evaluación inicial y un posterior proceso de
intervención se hace necesario proceder a la valoración de los logros conseguidos. Resulta
recomendable una evaluación mensual a partir de instrumentos de evaluación y registro que
abarque los contextos de vida en los que se desenvuelve la persona menor de edad objeto de

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evaluación. Con este fin los educadores deberán disponer de un sistema de evaluación que
permita ir registrando la evolución del desarrollo del caso en una serie de aspectos esenciales.
Este sistema facilitará la realización de informes de seguimiento legalmente establecidos, por
cuanto se podrán resumir las principales incidencias que atañen a cada persona menor de edad,
además del avance en los objetivos propuestos. La evaluación se llevará a cabo por su educador
o educadora tutora pero contando con el trabajo del resto del equipo, supervisado todo el
proceso por el o la responsable de piso y con la participación de los propios niños, niñas y
adolescentes y de la familia siempre que sea posible.

El desarrollo de esta metodología básica vendrá facilitado por la utilización del Sistema de
Registro y Evaluación en Acogimiento Residencial o sistema equivalente que será de aplicación
obligada en toda la red de recursos residenciales.

104

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7.5. Documentos para la gestión, planificación y


evaluación

Los recursos residenciales desarrollarán su trabajo basándose en la planificación y programación


de las diferentes actividades e intervenciones, en función del tipo de programa y las personas
menores de edad que tenga acogidos. Los soportes documentales en los que se apoya esta
planificación son los siguientes:

- Proyecto educativo de centro. Es el documento que, basándose en el Programa Marco de


Acogimiento Residencial, define y describe la identidad de cada residencia, detallando sus
objetivos y funciones, población atendida, plazas, organización laboral y educativa, y cuantos
aspectos permitan identificar el modelo de trabajo y gestión de cada centro o piso.

- Reglamento de régimen interno. Tiene por objeto detallar ciertos aspectos de funcionamiento
y concreción de normas especialmente relacionadas con la regulación de la convivencia y que,
por tanto, resulten especialmente importantes, tanto para el personal como para las personas
menores de edad.

- Plan Semestral de Gestión. Estos planes recogen el análisis de la situación en cada semestre,
estableciendo objetivos y prioridades de intervención a corto plazo para mejorar el recurso
residencial tanto en lo que respecta a los logros con las personas menores de edad como en el
avance en la metodología de trabajo y en la organización. Es una consecuencia de dicho análisis
105
y debe promover acciones de mejora, y detallar el programa de actividades, el presupuesto y las
personas responsables de llevarlo a cabo.

- Memoria anual. La memoria anual da cuenta de la gestión de cada entidad, y debe reflejar las
principales actividades e indicadores de cobertura y esfuerzo obtenidos a lo largo de cada año.

- Plan Anual de mantenimiento. Contiene el conjunto de acciones planificadas por cada recurso
residencial para abordar las necesidades de la vivienda donde s ubica en sus aspectos materiales
(estructura física, equipamiento, mobiliario, decoración). Debe incluir presupuesto económico.

- Plan Anual de supervisión externa. Contiene la previsión anual de actividades de


acompañamiento y formación al equipo de profesionales, por parte de una persona profesional
ajena a la entidad, con el objetivo de lograr coherencia técnica en los criterios de funcionamiento
del recurso y de atención a las personas usuarias.

- Relación de Profesionales: Listado mensual de profesionales de cada recurso residencial,


especificando nombre y apellidos, categoría profesional, fechas de alta y baja en la empresa e
incapacidades laborales transitorias.

- Informe de visitas de instituciones: Contiene un resumen del desarrollo de las visitas que
periódica o esporádicamente realizan diversas figuras profesionales de instituciones como la
Fiscalía, la Inspección de Sanidad u otras.

Todos estos documentos deben ser remitidos a la administración competente con la


periodicidad, formato y contenido establecidos por la Sección de Acogimiento Residencial u
organismo equivalente, que será la responsable de aprobarlos o solicitar las modificaciones
oportunas para su aprobación.

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7.6. Documentos para la intervención

Se deberá asegurar la elaboración y mantenimiento de todos aquellos documentos que sean


necesarios para la planificación, el desarrollo y la evaluación de la intervención en el caso. La
realización de esta documentación es una necesidad y una oportunidad para poder poner
distancia de la práctica diaria, posibilitando así la reflexión sobre la marcha de cada uno de los
casos. Los aspectos a tener en cuenta son los siguientes:

Expediente Individual: Se mantendrá la documentación necesaria para la planificación de la


atención que se prestará a cada niño, niña o adolescente, debiendo recogerse igualmente su
historia. Se incluirán en ese expediente individual, al menos los siguientes documentos:

– Informe que fundamenta la medida de protección y Plan de Caso.

– Documentos personales del niño, niña o adolescente: legales, familiares, sanitarios y escolares.

– Informes de los programas en que ha participado o estén participando la persona menor de


edad y/o su familia (intervención familiar, apoyo psicoterapéutico, informes psiquiátricos, etc.).

– Sistema de Evaluación y Registro de Acogimiento Residencial u equivalente: Todos los informes


de seguimiento, de egreso, PEIs y Registros Acumulativos correspondientes a su estancia en
Acogimiento Residencial y el Libro de Vida si lo hubiere.

– Cuantos informes propuesta se hayan derivado: incidencias, expedientes educativos por 106
incumplimientos o conductas graves y muy graves, etc.

– Cualquier otro informe que se valore relevante.

Organización de la documentación: Se establecerá un sistema de organización y gestión de la


documentación, a la vez que se regule su acceso, con criterios de organización conocidos por
todas las personas profesionales. Existirán igualmente criterios claros sobre la información que
hay que registrar, cuándo, cómo, dónde y quién debe hacerlo. El o la educadora tutora se
responsabilizará del mantenimiento del sistema de documentación.

Protección y confidencialidad: Los archivos que contienen la información confidencial deberán


estar cerrados. Cuando la información se guarde en soporte informático se establecerán los
mecanismos oportunos que impidan accesos no autorizados. Se señalará de manera expresa a
las personas que tienen acceso a ellos, a cuáles, con qué propósitos y en qué condiciones:
personal del recurso residencial, personal del Servicio de Protección Infantil, profesionales
externos, la familia y el niño, niña o adolescente (siempre que resulte de su interés). Estos
procedimientos se adecuarán a la legislación vigente.

El mantenimiento de la confidencialidad ha de estar sometido al interés de la persona menor de


edad y su aplicación se entiende para la información escrita u oral que se conozca y pueda
emitirse sobre las personas atendidas y sus familias en el ejercicio de las funciones profesionales
de cualquier persona del equipo educativo.

A lo largo de la estancia del niño, niña o adolescente en el recurso residencial, desde la admisión
hasta la salida, se desarrollará una labor de observación-evaluación, esto es, un proceso
sistemático de recogida y valoración de la información significativa para conocer su situación y
evolución, así como para ajustar la intervención a sus necesidades. La evaluación siempre se
acompañará de la necesaria y adecuada devolución de los resultados de la misma al niño, niña
o adolescente y, si procede, a la familia.

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El Sistema de Evaluación y Registro en Acogimiento Residencial u organismo equivalente: será


el instrumento de registro y programación con cada caso. Este sistema integra las funciones de
una primera observación y evaluación, un programa detallado de objetivos, una valoración
permanente del progreso del caso y un modelo de informes de seguimiento. Este informe de
seguimiento será la base para la revisión del caso.

Informes Propuesta: Se presentará cuando haya alguna propuesta que no se haya podido incluir
en el correspondiente informe de seguimiento y el equipo educativo considere que su
presentación y análisis no pueda demorarse hasta la presentación del siguiente informe
periódico.

107

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7.7.Gestión económica

Los mecanismos de gestión económica deberán adaptarse a las peculiaridades de los servicios
residenciales, de tal modo que ninguna persona menor de edad pueda correr el riesgo de
quedarse sin acceder a algún recurso, o de tener necesidades al descubierto, por falta de
presupuesto. Los recursos residenciales deben disponer de mecanismos ágiles para hacer frente
a gastos periódicos o para gastos de urgencia.

Por otra parte, los gastos deben asegurar que las personas menores de edad no son
inadecuadamente señaladas por tener que someterse a procedimientos de compra que se salen
de lo corriente (exigencia de facturas formales para gastos muy pequeños, etc.). La
normalización es un principio fundamental a seguir en estas cuestiones.

108

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8. PROCESO DE INTERVENCIÓN EN ACOGIMIENTO RESIDENCIAL

En este apartado se establecerán las fases del proceso de intervención, detallando las
principales actividades a desarrollar en cada una de ellas.

8.1. Ingreso en acogimiento residencial

La medida de acogimiento residencial se llevará a cabo tras una evaluación comprensiva y una
planificación de la intervención en la que se concluya que esta decisión es el recurso más
apropiado para responder a las necesidades del niño, niña o adolescente y su familia.

Los pasos a dar para el ingreso en acogimiento residencial serían los siguientes:

a) Elaboración del Plan de Caso y Asignación del Programa y Recursos.

La Comisión Técnica de Acogimiento Residencial, tras la lectura de la información derivada de


las otras dos secciones de Protección (Sección de Acceso a la Protección Infantil y Sección de
Acogimiento Familiar y Adopción), elabora el Plan de Caso, asignando el Programa en el que se
incluirá al niño, niña o adolescente, el piso o centro residencial de acogida en el que ingresará,
la orientación general del caso y los recursos con los que contará, y autorizando el régimen de
visitas. Para ello se tienen en cuenta aspectos como: 109

– Objetivo general del caso.

– Características de la persona menor de edad como edad y sexo.

– La existencia de hermanos o hermanas con medida de protección y la idoneidad de


mantenerse juntos o no.

– Necesidades específicas del caso, tanto de la persona menor de edad como de su familia, y la
conveniencia de mantener o no la cercanía de la familia y/o del lugar de origen.

– Régimen de visitas.

– Recursos que se autorizan (intervención psicológica, intervención familiar…).

– Plazos y temporalidad.

– Situación del recurso residencial de acogida en ese momento (nº de casos atendidos,
características y necesidades que presentan, estabilidad del centro, etc.).

En función de todo ello, se determina la orientación del caso:

– Separación con previsión de retorno (reunificación familiar).

– Separación definitiva con integración estable en familia alternativa (acogimiento familiar


simple, permanente o pre-adoptivo) o en otro recurso de protección en los casos de
discapacidad o dependencia.

– Preparación para la independencia.

– Tratamiento especializado y rehabilitación.

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Asimismo, en función de dicha información se asignará el programa y el recurso de acogimiento


residencial según lo que se ha expuesto en el apartado 4 de este programa marco.

b) Celebración de la Reunión de Red.

La reunión de red es un instrumento clave para garantizar la continuidad y coherencia en la


intervención que desarrolla el sistema de protección infantil a través de las distintas secciones y
servicios que lo componen. Sus objetivos son:

- Compartir información sobre la situación actual del caso de manos de las personas
profesionales que han intervenido hasta la fecha, sobre el nuevo Plan de Caso y sobre las
orientaciones a tener en cuenta para el desarrollo de dicho plan.

- Acordar fechas y actuaciones concretas, para efectuar el ingreso o traslado de recurso.

Los tipos de reuniones de red pueden ser: ingreso, traslado de recurso residencial, orientación
a Acogimiento Familiar, acoplamiento a Acogimiento Familiar, egreso.

El proceso de convocatoria será el siguiente:

- El/la técnico/a que asume el caso convoca la reunión de red a: técnico/a de referencia que ha
llevado el caso, técnicos/as y representantes de los recursos implicados en el nuevo Plan de
Caso. Si el caso se ha orientado a Acogimiento Familiar, convocará también al/a técnico/a
referente.

- El/la técnico/a que ha llevado el caso traslada la convocatoria de reunión a las personas 110
profesionales significativas de los recursos y programas que han intervenido hasta ese
momento.

- Las reuniones de red se celebrarán los miércoles, por lo que todos los recursos de Acogimiento
Residencial tendrán disponibilidad completa para acudir a ellas, independientemente del plazo
con que sean convocados.

Las personas asistentes serán:

- La Sección que hace la orientación: los/as técnicos/as que han sido referentes del caso y una
persona que represente a cada uno de los recursos que han intervenido.

- Sección receptora: los/as técnicos/as que van a ser referentes del caso una vez que se efectúe
el cambio y una persona representante de cada uno de los recursos que van a intervenir.

- Sección de Acogimiento Familiar y Adopción: si el Plan de Caso orienta a Acogimiento Familiar,


aunque inicialmente vaya a ejercerse la guarda mediante Acogimiento Residencial, se convoca
también al Servicio de Acogimiento Familiar .

- Sección de Acceso a la Protección Infantil:

- Técnico/a referente en cada caso.

- Profesionales de los recursos que han intervenido en el caso (terapeutas de los


niños/as y adolescentes y/o sus familias).

- Profesionales de los recursos que se han activado en el nuevo Plan de Caso, cuando es
una reunificación familiar: Colegios, Programas de intervención familiar,…

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- Se valorará la conveniencia de que asista o no la Trabajadora Social del ayuntamiento


de origen de la familia.

- Sección de Acogimiento Familiar y Adopción (SAFA):

- Técnico/a referente.

- Técnico/a referente del Programa de Formación y Selección cuando es un caso con


orientación a Acogimiento Familiar.

- Técnicos/as referentes del Programa de Apoyo Técnico (coordinador y responsable de


caso) cuando es un caso en acoplamiento.

- Técnicos/as referentes del Programa de Apoyo Técnico.

- Profesionales de los recursos que han intervenido en el caso

- Profesionales de los recursos que se han activado en el nuevo Plan de Caso: Colegios,
Programas de intervención familiar,…

- Se valorará la conveniencia de que asista o no la Trabajadora Social del ayuntamiento


de origen de la familia.

- Sección de Acogimiento Residencial:

• Técnico/a de Seguimiento.
111
• Responsable y educador/a de referencia del recurso residencial.
• Profesionales de los recursos que han intervenido en el caso
• Profesionales de los recursos que se han activado en el nuevo Plan de Caso:
psicoterapeuta, colegios, Programas de intervención familiar….

- Se valorará la conveniencia de que asista o no la Trabajadora Social del ayuntamiento de origen


de la familia dependiendo del contenido de la reunión.

Para el desarrollo de la reunión es imprescindible que todas las personas profesionales que van
a recibir el caso hayan trabajado previamente los informes recibidos con la convocatoria, de
modo que la reunión pueda realizarse partiendo del conocimiento del caso por parte de todas
las personas que asisten.

El/la técnico/a que asume el caso debe dirigir la reunión de red, haciendo las presentaciones
previas y dando la palabra al/a profesional que considere oportuno. Es quien debe controlar el
tipo de información que es importante que se hable en la reunión y el tiempo que hay que
dedicarle a cada tema. Es importante que este técnico tenga claros los objetivos de la reunión e
identificados los aspectos sobre los que interesa recabar información o cuestiones que conviene
concretar en la reunión.

La reunión de red no es un foro donde se toman decisiones: el Plan de Caso se ha acordado en


la Comisión Técnica correspondiente. La reunión de red es un espacio en el que se resume la
información actual importante, se explica el Plan de Caso y se acuerdan fechas y actuaciones
concretas.

Se recomienda que la reunión de red tenga una duración máxima de una hora, distribuida del
siguiente modo:

- 20 minutos para tratar sobre la situación actual

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- 20 minutos para explicar el Plan de Caso

- 20 minutos para acordar fechas y actuaciones concretas

En el caso excepcional de que surja nueva información relevante, la/el técnica/o que ha llevado
el caso la presentará, junto a la correspondiente propuesta, en la Comisión de su sección. Es
decir, las nuevas informaciones no se plantean en las reuniones de red sino en las respectivas
comisiones. Excepcionalmente, el/la Técnico/a de Seguimiento podrá plantear la necesidad de
celebrar otro tipo de reuniones de red, cuyo único objetivo sería unificar los criterios de
intervención y mejorar la coordinación entre los diferentes equipos educativos o recursos de
intervención implicados en un mismo caso. En este caso, el/la técnico/a que convoque la reunión
deberá liderar la reunión de red y establecer las bases para la unificación de criterios de
intervención de los diferentes profesionales.

El Plan de Caso que establece el modo en que va a ejercerse la guarda (modalidad de guarda,
programa, recurso, régimen de visitas, previsión de duración de la medida, etc.) siempre es
elaborado por la sección que recibe el caso. Es la sección que ejercerá la guarda y por ello, la que
transmitirá esta información a las familias.

Así, si bien los informes y Planes de Caso que elabore la sección de la que llega el caso recogen
orientaciones relativas al ejercicio de la guarda, los/as profesionales de dicha sección no pueden
ni deben asegurar a las familias que esas orientaciones vayan a ser asumidas por la sección que
lo acoge.
112

c) Proceso de acogida

El ingreso en el recurso residencial constituye uno de los momentos más importantes del
proceso de acogimiento residencial y una de las experiencias más inolvidables para los niños,
niñas y adolescentes. Es un momento de ruptura que a menudo supone distanciamiento y/o
pérdida del vínculo afectivo, pérdida de señas de identidad y del medio referencial, desarraigo,
miedo, tendencia a negar la situación que ha determinado la medida de separación y/o
autoinculpación.

Los objetivos generales de este proceso son:

– Mostrar al niño, niña o adolescente y su familia el lugar físico que le acogerá, así como la
habitación que será la suya propia.

– Procurar un acercamiento gradual, reduciendo así miedos e inseguridades inherentes a este


momento.

– Explicar el funcionamiento general del recurso residencial.

– Responder a las dudas que puedan surgir en un primer momento tanto a la familia como al
niño/a o adolescente.

Los recursos de acogimiento residencial deberán garantizar que el proceso de acogida se


desarrolla de la manera más favorable para cada niño, niña o adolescente y su familia y en todo
caso atendiendo a los siguientes criterios:

- Se ha de procurar un clima adecuado, que ofrezca al niño, niña o adolescente seguridad y ayuda
para afrontar los sentimientos y emociones que suelen acompañar a la separación del medio
familiar y su adaptación al nuevo contexto.

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- Habrá que buscar un momento de tranquilidad cuando se den las mejores condiciones para
que la persona menor de edad sea bien atendida por parte de educadores o educadoras e
iguales.

- Se preparará al resto de personas menores de edad residentes para que el ingreso sea lo más
tranquilo y receptivo posible.

- El recibimiento habrá de estar basado en la disposición especial del educador o educadora


tutora, quien le hará el acompañamiento para facilitar su adaptación en el recurso residencial.

Le mostrará el lugar y sus costumbres, y le presentará al resto de compañeros, compañeras,


educadores y educadoras, y procurará trasmitir seguridad y confianza ante todo.

- Se valorará qué momento de los primeros días en el recurso es más adecuado para ir
informando del funcionamiento general del mismo (normas, derechos, deberes, protocolo de
quejas y reclamaciones).

- Se facilitará que el niño, niña o adolescente haga suyo el espacio y lo viva como propio,
permitiendo que lo personalice (decoración, distribución, posibilidad de elegir el color y
participar del pintarlo…).

Preparación del ingreso

Comunicación a la persona menor de edad y su familia 113

La sección o recurso que traslada el caso a Acogimiento Residencial informará a la persona


menor de edad y a su familia de la medida adoptada, así como de las fechas acordadas para las
visitas y para el ingreso. Se considera un momento esencial de la intervención que requiere de
su participación e implicación, en la medida de sus posibilidades. Debemos asegurar que la
persona menor de edad tiene la oportunidad de opinar sobre las decisiones relativas a su vida,
que le ofrecemos ayuda para entender y aceptar las decisiones que se toman y para recogerle
en el malestar que pueden generarle.

El o la técnica que será referente para la persona menor de edad y su familia en Acogimiento
Residencial se reunirá con la familia para:

- Informarle y explicarle en qué va a consistir la intervención en Acogimiento Residencial, es


decir, el contenido del Plan de Caso.

- Presentarse como profesional referente en la administración, facilitándole el modo de


contactar con ella telefónicamente.

- Informarle de que en breve recibirá en su domicilio, por correo postal certificado, la Orden
administrativa que acuerda el ingreso en Acogimiento Residencial y dispone las condiciones del
mismo.

Preparación de la acogida

Las personas profesionales del recurso de acogimiento residencial deberán adoptar las medidas
oportunas para facilitar el proceso de acogida del niño/a, adolescente. Para ello:

a) Prepararán a las y los demás residentes para la llegada del/a nueva compañera;

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b) Colaborarán en que el niño, niña o adolescente esté debidamente acompañado/a en el


momento del ingreso;

c) Facilitarán que traiga los objetos personales que desee;

d) Harán referencia al pasado para evitar el sentimiento de pérdida de identidad;

e) Harán referencia al futuro, recordando el carácter transitorio de su estancia en el recurso de


acogimiento residencial;

f) Preverán un tiempo de adaptación durante el cual será necesario ayudarle a entender la


situación y a expresar los sentimientos y conflictos que le genera.

Visitas previas al ingreso o traslado

La persona menor de edad conocerá el recurso antes del ingreso, siendo acompañada en las
visitas que realice por personas de referencia para ella y algún familiar o persona significativa,
siempre que la situación legal lo permita y no se estime contrario a su interés. Se realizarán un
mínimo de dos visitas al recurso residencial.

Objetivos de estas visitas:

- Conocer el centro, su ubicación, al equipo educativo, a la persona responsable del mismo y a


su educador/a referente. 114
- Conocer a los compañeros/as del recurso y de habitación.

- Conocer la normativa básica del recurso, las pautas básicas de la vida residencial y sus derechos
y obligaciones.

- Recibir la información que necesiten tanto la persona menor de edad como su familia acerca
de las razones y los objetivos de la separación del núcleo familiar, el tiempo de estancia estimado
y las intervenciones que se van a llevar a cabo en el medio familiar.

- El niño/a o adolescente conocerá en la primera visita a su profesional de referencia en la


administración competente.

Cuando el ingreso sea en un recurso del Programa Especializado se intentará por todos los
medios respetar el procedimiento general. Solamente en casos excepcionales en que sea
imposible, podrá hacerse el ingreso sin visitas previas. Se podrá proceder del mismo modo
cuando sea necesario hacer un ingreso urgente.

Supervisión de visitas con la familia

Si la persona menor de edad fue ya no convive con su núcleo familiar pero tiene visitas con
alguno de sus miembros, las 2 primeras visitas se harán con supervisión, a cargo de profesionales
tanto del recurso o sección del que procede el caso como del que la acoge.

Gestiones administrativas y comunicaciones

- Comunicación del ingreso: Antes del ingreso, la persona profesional correspondiente de la


sección de la que proceda la persona menor de edad, informará al centro escolar, actividades
de ocio y extraescolares, médico/a, psicólogo/a, psiquiatra, etc., del ingreso en el recurso
residencial.

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-Domiciliaciones bancarias y becas: El recurso residencial o sección del que viene la persona
menor de edad traspasará al nuevo recurso toda la información referente a los pagos que deban
realizarse (centro escolar, comedor, actividades extraescolares…) y percepción de becas.

- Empadronamiento: El recurso residencial empadronará a la persona menor de edad en el


nuevo domicilio.

- Pruebas médicas: No podrán realizarse pruebas médicas como requisito para la entrada en
ningún recurso de la red de Acogimiento Residencial, salvo que exista una recomendación
médica que lo justifique.

Ingreso

El ingreso se realizará en un plazo máximo de 15 días a partir de la reunión de red, plazo que
únicamente podrá posponerse en circunstancias especiales que así lo aconsejen.

El día del ingreso, el niño, niña o adolescente irá acompañado por al menos un/a profesional de
referencia y siempre que sea posible y adecuado una o varias personas de su familia. Ese día
llevará sus pertenencias y su educador/a de referencia le acompañará para deshacer su maleta.

Periodo de observación y seguimiento

Se considera periodo de observación aproximadamente los dos meses transcurridos después del
ingreso. El objetivo de esta etapa es que la persona menor realice un adecuado proceso de
separación bien de su familia, bien del recurso o familia acogedora de la que procede. 115
Para valorar la adecuación del recurso residencial asignado y la adaptación del niño, niña o
adolescente al mismo, durante este periodo la persona profesional que ha sido su referente
realizará varias llamadas para interesarse por su estado. Asimismo, el o la técnica mantendrá
una entrevista con la persona menor de edad al mes del ingreso.

La intervención educativa en esta etapa se programará teniendo en cuenta el Plan de Caso y


siguiendo las pautas que marca la metodología.

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8.2.Estancia en acogimiento residencial

Este periodo comprende el tiempo transcurrido desde que se produce el ingreso del niño/a o
adolescente en el recurso residencial hasta el momento en que se activa el proceso de egreso.

A lo largo de este periodo cobra especial relevancia la actuación coordinada en beneficio de los
niños, niñas y adolescentes de toda la red, desde las Técnicas de Infancia, Equipos Educativos,
Servicios Sociales de Base, etc. y en definitiva la participación de todos aquellos recursos que se
soliciten y/o se pongan en marcha para dar respuesta a la complejidad de situaciones a las que
se debe atender en el proceso de intervención. El Sistema tiene que poner las condiciones que
favorezcan una evolución positiva de cada caso.

En la intervención del Caso se ve necesario trabajar en diferentes niveles para garantizar una
buena práctica y procurar que la intervención llegue a buen término. Así, la intervención se
centrará por una parte en satisfacer las necesidades del niño, niña o adolescente y por otra, en
apoyar a la familia en las suyas. Una visión sistémica permitirá ver al niño/a o adolescente y a su
familia en relación a sus sistemas de pertenencia, lo que posibilita ampliar el foco de la mirada
de las personas profesionales incluyendo en la actuación una perspectiva globalizadora.

La intervención debe estar fundamentada en unos ejes básicos:

– La interdisciplinaridad de los propios equipos educativos posibilita un enriquecimiento de


visiones que cada profesional aporta sobre las situaciones y problemas que surgen, posibilitando 116
nuevas alternativas y búsqueda de soluciones.

– Las distintas intervenciones profesionales deben tener en cuenta las crisis de los microsistemas
de pertenencia del niño, niña o adolescente. De aquí la importancia del trabajo en red, como un
proceso donde facilitar, posibilitar los intercambios entre los distintos microsistemas
significativos para los niños, niñas y adolescentes y sus familias, donde los miembros pueden ser
activos en la solución de problemas y donde pueden percibir las interacciones de la red que les
proveen de ayuda.

– Principios de la Bioética:
– No-maleficencia, entendido como la obligación de no lesionar física, psíquica y
socialmente a un niño, niña o adolescente y su familia.
– Justicia. Obligación de no discriminar, partiendo de que todas las personas merecemos
igual consideración y respeto.
– Autonomía. Obliga a respetar los valores y deseos del niño, niña o adolescente y su
familia hasta donde sea posible.
– Beneficencia. Obliga a hacer el bien o ayudar a las demás personas en sus necesidades,
siempre que ellas voluntariamente lo pidan o lo acepten.
Desde los Programas de Acogimiento Residencial se ve prioritaria una filosofía participativa en
todo el Sistema, en el que se impulsen procesos de cambio desde la aceptación y la implicación
de las personas menores de edad y sus familias tanto desde el funcionamiento del sistema y de
los/las profesionales que participan en el mismo. Es desde la participación y la asunción de
filosofías, metodologías, etc. de trabajo común desde donde se hace coherente el trabajo de
toda la red y se aumenta la calidad del mismo y el bienestar tanto de los niños, niñas o
adolescentes y sus familias como de profesionales.

En cualquier caso, todo lo que se refiere a la atención durante la estancia en acogimiento


residencial deberá regirse por los estándares de calidad contemplados.

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8.3. Egreso de acogimiento residencial

El egreso es el momento en que se produce la salida del recurso de acogimiento residencial del
niño, niña o adolescente.

La salida del recurso residencial debe ser el resultado de un proceso que se inicia en el momento
del ingreso en acogimiento residencial y que debe ser trabajado y planificado a lo largo de toda
la intervención. La orientación estará recogida previsiblemente en el Plan de Caso que será
evaluado en los sucesivos Informes de Seguimiento. Por lo tanto, es el resultado de un proceso
estando previsto y trabajado con anterioridad a que se produzca.

Requiere haber realizado un trabajo continuado con:

a) El niño, niña o adolescente.

b) La familia.

c) Otros recursos profesionales y comunitarios.

a) Con el niño, niña o adolescente:

– Ayudarle a adquirir las habilidades relacionales y de socialización que le permitan conseguir su


adaptación en la siguiente etapa.

– Ayudarle a tomar conciencia de su realidad personal, familiar y social: posibilidades, 117


limitaciones, etc.

– Hacerle partícipe en las decisiones que le afecten fomentando su participación en el Trámite


de Audiencia.

b) Con la familia:

– Trabajar para que lleguen a ser conscientes de forma realista de sus capacidades y limitaciones
para dar apoyo, sustento y hacerse cargo de su hijo o hija.

– Generar una dinámica de colaboración con el recurso residencial y de implicación en la vida


de sus hijos e hijas, en la medida de sus posibilidades.

– Ayudarles en la adquisición de habilidades de relación con su hijo o hija para poder rescatar el
mayor nivel de relación posible a nivel cuantitativo y cualitativo.

– Implicarles y hacerles partícipes en todo lo que afecte a su hijo o hija (información, toma de
decisiones, etc.)

– Prepararles para la aceptación de los recursos necesarios de atención y de vida para sus hijos
e hijas, bien complementarios a lo que la familia ofrezca o bien sustitutivos.

c) Con otros recursos profesionales y comunitarios:

Es necesario trabajar a lo largo de toda la intervención para proporcionar a los niños, niñas y
adolescentes y sus familias la mejor atención posible y una ayuda que les posibilite una evolución
positiva, esto requerirá trabajo desde el recurso residencial pero también el contar con otras
personas profesionales dentro y fuera de la red de acogimiento residencial que enriquezcan
dicha intervención y faciliten el logro de los objetivos.

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Esto implica dos niveles de trabajo, uno que debe ir en la línea de coordinar y crear una red de
trabajo con otras personas profesionales del ámbito comunitario que tenga o vaya a tener una
función con el niño, niña o adolescente o su familia (Trabajador/as sociales de ayuntamientos,
Educadores/as de calle, Club de Tiempo Libre, Tutores/as escolares, etc.).

Un segundo nivel supone solicitar todos aquellos recursos que puedan ayudar a trabajar con el
caso (Psicoterapias, Programas de Intervención Familiar, Salud Mental, abordaje de
drogodependencias, etc.) así como facilitar y poner en contacto a los niños, niñas o adolescentes
y las familias con los recursos comunitarios y de participación social de su contexto (clubes de
ocio, grupos de autoayuda, Servicios Sociales, etc.).

Motivos que propiciarán el egreso del centro

– Que la persona menor de edad y/o la familia hayan conseguido los objetivos establecidosal
inicio de la intervención recogidos en el Plan de Caso o en los posteriores Informes de
Seguimiento.

– Que los motivos que originaron la medida de acogimiento residencial hayan sido superadas
parcialmente y se valore pertinente o posible la reunificación familiar con recursos que apoyen
o complementen al sistema.

– Se han cumplido los objetivos de la intervención en acogimiento residencial como paso


transitorio a un acogimiento familiar o una adopción.

– Que las necesidades del caso aconsejen un cambio de Programa, Orientación o Medida. 118

Tipos de egreso

El egreso de acogimiento residencial se produce cuando la persona menor de edad va a ir a otro


contexto de vida, que puede ser:

– La propia familia, si se han superado las condiciones que dieron lugar a la separación familiar
y al ingreso del niño, niña o adolescente en un recurso residencial de protección y es posible
realizar una reunificación familiar.

– Acogimiento familiar o adopción cuando no es posible o adecuada la reunificación familiar y la


persona menor de edad se puede beneficiar de un contexto familiar sustitutivo (familia extensa,
ajena y/o de carácter profesionalizado).

– Traslado a otro recurso residencial, bien dentro del sistema de acogimiento residencial o fuera
de él, que pueda dar mejor respuesta a las características y necesidades que presenta.

– Inclusión en recursos de Inserción de adultos cuando el o la adolescente alcance su mayoría


de edad, bien a un recurso de emancipación donde seguir trabajando para lograr su autonomía
o a la vida independiente cuando cuente con recursos económicos o pueda subsistir con ayudas,
habiendo logrado una autonomía suficiente en su desenvolvimiento cotidiano.

Procedimiento a seguir para solicitar el egreso

– Se realizará la revisión periódica de la Orientación del Caso marcada al inicio por el Plan de
Caso y después por los Informes de Seguimiento que serán como mínimo semestrales, ajustando
éstos y acomodándolos a las circunstancias y al proceso que se vaya dando.

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– El o la educadora tutora valorará junto con el Equipo Educativo si se dan o no las condiciones
antes mencionadas para que se produzca el egreso, contrastándolo con las diferentes personas
profesionales intervinientes.

– En el caso de que se valore favorable el egreso, el o la educadora tutora del caso realizará el
informe de Egreso o del Informe de Seguimiento (en caso de que coincida en el tiempo la
realización de este documento).

Aspectos a tener en cuenta en todos los casos

Cada situación de egreso deberá dar lugar a un programa individual de egreso, con sus objetivos,
sus fases, sus recursos y su temporalización. A continuación se detallan algunos criterios para su
desarrollo:

– La salida debe ser entendida por todas las partes como algo positivo, indicador de un proceso
de mejora.

– Genera expectativas y sentimientos intensos y en la mayoría de los casos ambivalentes (deseo,


miedos, alegría por lo que se gana, tristeza por lo que se deja, etc.) Todo ello debe ser trabajado
para que pueda ser bien elaborado por todas las partes (personas menores de edad, familia,
profesionales). Debe de constar de pasos progresivos y bien programados.

– Es fundamental implicar a las personas afectadas (sobre todo niños, niñas o adolescentes y su
familia) en su aceptación y en la toma de decisiones. Se debe mantener a la familia informada.
119
– Realizar un plan en el que estén implicados todas las personas profesionales intervinientes
para garantizar las acciones coordinadas a lo largo de todo el proceso.

– Hay que trabajar con la red social y profesional para que a la salida el niño, niña o adolescente
cuente con el mayor nivel de apoyo posible para facilitar su integración familiar, formativo-
laboral y social.

– La persona menor de edad debe llevarse todas sus cosas (pertenencias, álbum de fotos, libro
de vida, etc. y su documentación en regla, así como gestionar todo lo que pueda necesitar
(ayudas, documentación, tener activados los recursos de ayuda que precisen, etc.) De la misma
manera, la familia ha de contar con los recursos necesarios para garantizar la protección en esta
nueva situación.

– Previa a la salida deberá hacerse un plan en el que estén previstos los contactos del niño, niño
adolescente con el equipo educativo del recurso residencial que deja: medio, momentos,
duración, plazos, etc.

– Es importante realizar un ritual de despedida.

– El informe y expediente, con todo el trabajo e información acumulada en el tiempo de estancia


deberá trasladarse con la persona menor de edad si va a otro recurso de acogimiento
residencial. En cualquier caso, la forma de transmisión de esta información para los diferentes
tipos de egreso serán establecidos por la administración.

No obstante, según sea el contexto al que va a pasar el niño, niña o adolescente hay que tener
en cuenta unos aspectos específicos:

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Reunificación familiar

A lo largo de todo el proceso de acogimiento residencial hay que ir implicando a la familia en la


vida del niño, niña o adolescente en la medida de lo posible y muy especialmente en el caso de
que la orientación sea la vuelta a la familia, así como ir aumentando tanto la frecuencia como
los ámbitos de participación hasta cubrir todos los aspectos de la vida cotidiana del hijo o hija.
Para ello se debe trabajar teniendo en cuenta los siguientes criterios:

– Trabajar desde el Equipo Educativo con la persona menor de edad y su familia unas
expectativas realistas y ajustadas a la realidad: informarles sobre la situación de ambas partes y
lo que puede afectar a la convivencia cotidiana, lo que pueden esperar y lo que no, etc.

– Realizar una planificación minuciosa y negociada con los padres y el o la hija, estableciendo
objetivos y plazos para el acercamiento.

– Ir dando pasos progresivos para la integración del niño, niña o adolescente también en el
ámbito comunitario del contexto familiar: escuela, grupo de amistades, recursos de ocio y
tiempo libre, conocimiento y uso de equipamientos (polideportivo, biblioteca, ludoteca,
programas de medio abierto, etc.). Que el niño, niña o adolescente conozca los recursos de
ayuda y como acceder a ellos.

– Coordinación previa con los servicios profesionales que les pueden dar soporte y ayuda
(Trabajadora Social, Educadores/as de calle, tutor/a y/o orientador/a escolar, etc.).

– Tener en marcha una Intervención Familiar, si se ve necesaria para facilitar el acoplamiento. 120

– Cuidar que el niño, niña o adolescente haga suyo el espacio del hogar familiar, acomodando
un espacio en la casa adecuado a sus necesidades, llevando sus pertenencias, acoplando la
decoración a sus gustos.

Acogimiento Familiar o Adopción

En estos casos deberá existir un trabajo específico de preparación para la transición al


acogimiento o la adopción en el que se aborden los aspectos necesarios de información, apoyo,
cuestiones emocionales, etc. Esta medida se aplicaría cuando el niño, niña o adolescente no
pueda volver al hogar familiar y se pueda beneficiar de la convivencia en un contexto familiar
diferente al de su familia nuclear, bien de forma transitoria o definitiva. Para un proceso
adecuado se deberá tener en cuenta lo siguiente:

– Necesidad de realizar una buena selección de la familia en función de las características y


necesidades del niño/a (competencia de la Sección de Acogimiento Familiar).

– Es muy importante trabajar los sentimientos que se pueden generar por el manejo de la lealtad
familiar.

– Importante trabajar también las expectativas de ambas partes: que sean realistas, haya un
buen conocimiento y aceptación de las limitaciones que puedan tener y lo que pueden suponer
en la vida cotidiana.

– Trabajar para que familia biológica y acogedora acepten la situación y no entren en


competencia.

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Preparación para la independencia

Pensado para aquellas personas adolescentes que no cuentan con un medio familiar que los
acoja a su salida de acogimiento residencial, o bien no resulte beneficioso para su desarrollo
personal la vuelta al hogar familiar.

También habría que trabajar en esta línea cuando puede haber un retorno con la familia a la
mayoría de edad pero sólo puede darle una cobertura parcial, por lo que el o la joven tendría
que contar con una capacidad de autonomía y madurez que le posibilite hacerse cargo de su
vida de forma responsable.

El trabajo con la autonomía debe ser una línea de actuación a lo largo de toda la estancia de la
persona menor de edad en acogimiento residencial en la medida que su edad y capacidades,
pero debe ser intensificada a partir de los 16 años hacia la preparación para la vida
independiente, para aquellos casos en que no sea posible una vuelta a la familia, ni un
acogimiento familiar (por características personales, edad de ingreso, fracasos de este
recurso...).

Se deberá trabajar con todos los y las adolescentes en acogimiento residencial el programa de
autonomía desde el contexto de su propio PEI para preparar a los chicos y chicas en cuestiones
como:

– Manejo en la vida cotidiana: habilidades de autocuidado en el plano higiénico y sanitario,


compra y realización de comidas sencillas, higiene y organización de la casa, etc. 121
– Provisión de alojamiento y manejo de las normas de comportamiento vecinal.

– Gestión del dinero y realización de gestiones de su documentación: organización económica,


bancos, renovación de documentos, empadronamiento, etc.

– Conocimiento de derechos y deberes ciudadanos.

– Habilidades de relación social con personas y grupos (conversación, pedir informaciones,


emisión y recepción de críticas, empatía, razonamiento moral, autocontrol, resistencia a la
presión de grupo, etc.).

– Responsabilidad sobre su vida y sus conductas.

– Habilidades de búsqueda de empleo y conocimiento y manejo en los recursos para tal fin
(INEM, etc.). Mantenimiento del mismo.

– Uso de medios de comunicación.

– Conocimiento de recursos comunitarios: institucionales (Servicios sociales, hacienda, de salud,


educativos, laborales...) y socio-comunitarios: polideportivo, bibliotecas, grupos de ocio y
participación social, etc.

También es importante la inclusión de otros programas específicos de Bienestar Social o de


Habilidades Sociales que les capacitan para desarrollar habilidades básicas de integración social
así como trabajar el conocimiento personal de la situación familiar y ajustar las expectativas
personales y laborales a las capacidades de los y las adolescentes.

La última fase debe suponer una situación puente en la que se pueda propiciar una
desvinculación gradual del piso y del apoyo del Equipo Educativo, en la que se de ayuda y
orientación a nivel personal y se vaya preparando su inserción laboral y su vinculación con otras

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personas profesionales y las redes sociales, pero a su vez le permita y facilite una interacción
continua en la comunidad y un aprendizaje a través de la práctica cotidiana de las habilidades
que se trabajen.

Si van a vivir de forma independiente, deben tener gestionadas previamente las ayudas de
desvinculación, si las precisan, y conocer los recursos de ayuda con los que pueden contar
(Servicios Sociales, becas...).

Dada la dificultad con la que se encuentran las personas adolescentes en nuestra sociedad actual
para vivir de forma independiente en edades cercanas a su mayoría de edad, pocos son los que
logran unas condiciones económicas, laborales y de autonomía personal que se lo permitan. En
el caso de los y las jóvenes que han estado en acogimiento residencial puede ser necesario
gestionar su paso a un recurso puente de emancipación donde continuar trabajando estos
aspectos una vez cumplida su mayoría de edad, si precisan de apoyo para ello.

Cambio de Programa

Esta situación sólo se debe plantear cuando sea necesario para proporcionar al niño, niña o
adolescente una mejor respuesta a las necesidades que presenta. Como filosofía de partida hay
que evitar cambios que no sean estrictamente necesarios por la ruptura de vínculos que supone
y el daño que conlleva para la creación de otros nuevos y cuidar que el niño, niña o adolescente
no pierda la percepción de continuidad de su historia.

Es fundamental prepararle para el cambio, darle explicaciones fundadas, sencillas y adecuadas 122
a su edad y nivel de comprensión y fomentar su participación en la decisión. Deberemos
asegurar la coordinación entre los recursos residenciales implicados en el traslado y estructurar
el procedimiento para evitar las diferencias en la aplicación y/o interpretación de los criterios
educativos entre cada recurso.

Habrá que evitar en lo posible el corte emocional que supone el traslado, de manera que el
cambio no se produzca de forma brusca, sino programada y dando pasos sucesivos:
coordinación de los profesionales, aceptación de la medida por las partes implicadas,
información sobre el nuevo recurso, conocimiento físico del espacio (centro, ámbito
comunitario). Se establecerán puentes y situaciones de transición, momentos de participación
de profesionales del antiguo y nuevo recurso residencial, facilitando acompañamientos para que
la persona menor de edad adquiera seguridad y comience una vinculación positiva en el nuevo.
Es muy importante favorecer la adaptación al nuevo recurso de manera que las personas
atendidas perciban que existe una red que ampara y da continuidad a su proceso de desarrollo
personal y aprovechar positivamente los aprendizajes realizados en el recurso residencial del
que procede.

También habrá que programar visitas al recurso anterior y encuentros con los profesionales que
hayan sido significativos, sobre todo durante los primeros meses. Es especialmente importante
que la documentación correspondiente acompañe al niño, niña o adolescente a su nuevo
destino (una copia).

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BIBLIOGRAFÍA
▪ ANDRÉS, L (2005): El acogimiento institucional de menores. Universidad de Valladolid.
▪ ANTÚNEZ, S. (1987). El Proyecto Educativo de Centro. Barcelona: Graó. (B.M Biblioteca
del maestro).
▪ BRAVO, A (2009): Crisis y revisión del acogimiento residencial. Su papel en la protección
infantil. Universidad de Oviedo.
▪ CAMPOS, G (2010): El acogimiento residencial como contexto de desarrollo desde la
perspectiva de sus profesionales. Educación y diversidad, 5.
▪ DELGADO, L (2013): Infancia en espera: acogimiento residencial salud mental y escuela.
Revista de Educación Social, Nº 16.
▪ FERNÁNDEZ DEL VALLE, J. y FUERTES ZURITA, J. (2000). El Acogimiento Residencial en la
Protección a la Infancia. Madrid: Pirámide
▪ FERNÁNDEZ DEL VALLE, J. (1992). Evaluación de programas residenciales de servicios
sociales para la infancia. Situación actual y aportaciones de los enfoques
ecopsicológicos. Psicothema. 4, 531-542.
▪ JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN. (2000). Documento para los Centros de Protección a la
Infancia. Valladolid.
▪ MARTÍN, E (2015): Niños, niñas y adolescentes en acogimiento residencial. Un análisis 123
en función del género. Revista Qurrículum, 28.
▪ VVAA (2012): Acogimiento Residencial. Diputación Foral de Guipúzcoa.
▪ VVAA (2012): Manual de intervención en situaciones de desprotección infantil en la
Comunidad Foral de Navarra.

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1. DINÁMICAS DE APOYO A LA INTERVENCIÓN DIRECTA E


INDIRECTA
A continuación presentamos una serie de dinámicas para apoyar la intervención directa e
indirecta con los menores.

ACTIVIDAD 1: “Mi antes y mi ahora”

Se realizará conjuntamente con la unidad monomarental (madre e hijo o hija) en aquellos casos
de niños y niñas pequeñas (4-7 años) y en los casos de niños y niñas más grandes (8-17 años) se
podrá hacer individualmente con cada menor. La tabla referente a la ACTIVIDAD 1 en se muestra
a continuación.

1. La persona responsable de la intervención dibujará en dos columnas en cartulina o papel


craft lo siguiente: “Mi antes/mi ahora”.
Se comenzará explicando “Hay veces que pasan cosas que nos hacían daño cuando vivíamos en
casa y que nos dan mucho miedo. A Pedro y María, que eran niños que estaban aquí antes, les
daba miedo este tipo de cosas...”. En ese momento, dibujaremos una situación que implique
episodios de violencia de género presenciados. Animaremos a que cada menor exprese a través
de dibujos o palabras lo que sentía antes, sin culpabilizar ni juzgar sus producciones.

2. ¿Con qué nos encontramos ahora? Cuando el menor finalice de evocar las situaciones
que deja atrás (pérdidas de juguetes, de espacios, de amigos y amigas, de ambiente,...),
comenzaremos a evocar aquellas sensaciones que nos propiciará el nuevo lugar donde
124
va a permanecer durante su proceso.
Le preguntaremos “¿Qué te gustaría encontrarte en este lugar? ¿Cómo crees que podremos
ayudarte a que no sientas el miedo de antes en este ahora?” Iremos animando a la persona
menor de edad a que vaya representando a través de dibujos o palabras todos aquellos
sentimientos, situaciones, afectos,... que representará la seguridad, protección, defensa de sus
derechos, importancia de su palabra y el respeto fundamental que tendrá su persona en este
espacio.

3. Construir un espacio estructurado conjunto: Al finalizar, se le animará a que cree las


reglas que le gustaría tener dentro de ese espacio de intervención, de manera que
induciremos a la expresión de normas de respeto mutuo, intentaremos expresarlas en
positivo y realizar ejemplos prácticos de los mismos:
• Hablar con respeto a los demás. “Entonces esto quiere decir que
no te podré insultar, gritar,.., ¿es así?

• Pedir las cosas: “Con esta norma, ¿yo tendría derecho a quitarte
tus juegos? ...

Fomentar un vínculo y compromiso terapéutico:

• “Para poder ir construyendo tu ahora, necesitaré tu ayuda, ¿te


gustaría que hiciéramos juntos/as muchos juegos donde podremos
ver todo lo que te gustaría hacer aquí?”

• “Pues a cambio de tu ayuda, yo te planteo un juego que haremos


todos los días que nos encontremos; los juegos tuyos se quedarán
aquí, y al final de cada encuentro sellaremos nuestros juegos con un
pacto secreto (Pacto de Confidencialidad), ¿qué te parece? Se le
presentará un sello que simbolizará ese pacto”

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ACTIVIDAD 2: “CASITA DE MUÑECAS”. REPRESENTACIÓN DE ROLES A TRAVÉS DE MUÑECOS,


TÍTERES O MARIONETAS”

A partir de la libre elección de los muñecos o muñecas que representarán su realidad (él mismo
o ella misma, madre, padre, hermanos y/o hermanas, familiares, amigos y/o amigas,...), el
menor irá proponiendo las situaciones más familiares o cotidianas en las que se desenvolvía
durante la violencia de género. Cada niño o niña guiará en un principio las dinámicas en las cuales
el menor podrá tomar distancia, externalizar sus historias sin sentirse integrado en la historia
que representa. Progresivamente iremos evocando situaciones propias de su historia deviolencia
de género que fomentarán la puesta en práctica de los sentimientos, afectos, y creencias (culpa,
abandono,...) que tiene cada niño de las vivencias que ha tenido.

ACTIVIDAD 3: “EL SEÑOR MR. FACE”

Objetivo: Trabajar la alfabetización emocional a través de la identificación y reconocimiento de


las emociones en el otro.

A partir de la presentación de un muñeco que tiene un abanico de posibilidades a la hora de


superponer distintas expresiones faciales a partir de velcro (cejas, boca, nariz,..) en un cara vacía,
se animará a que cada niño o niña identifique, en primer lugar, las emociones y, en segundo
lugar, juegue a crear emociones superponiendo y combinando elementos que configuran las
distintas emociones (alegría, tristeza, rabia, miedo, sorpresa).

1. Identificación de Emociones: “¿Te parece si ponemos al Sr. Mr. Face con cara 125
de............... (Propondremos emociones)?
2. Experimentar las diferentes emociones: “Entonces, cuando te encuentras alegre, cómo
pones tu cara y tu cuerpo?” .Se le animará a que lo haga frente a un espejo para un
reconocimiento de emociones y de su cuerpo. Así podremos conectar con la memoria
traumática de situaciones asociadas a la violencia de género.
3. Ahora vamos a representar aquellas situaciones en las que nos sentimos:
• Alegres: ¿Qué situaciones recuerdas en las que te hayas encontrado alegre? ¿Y
cuando vivían en el anterior domicilio, (haciendo alusión a episodios de violencia de
género)?
• Tristes: “
• Rabia: ”
• Miedo: “
• Sorpresa: “
4. ..... De las emociones expresadas, ¿cuál es la que sueles tener en la mayoría de las
ocasiones? y ¿cuál es la que menos sueles tener?

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ACTIVIDAD 4: EXPERIMENTANDO CON MATERIALES DE PSICOMOTRICIDAD

Se presentará a cada niño o niña materiales de psicomotricidad, tales como, churros de


gomaespuma, pelotas, aros, colchonetas, a partir de los cuales y tras haberlos explorado, se
invitará a cada niño o niña a que exprese a través de la elección de un material de juego, cada
una de las emociones.

Para expresar la emoción elegida (alegría, tristeza, sorpresa, enfado, rabia,..) el niño o la niña
elegirá hasta tres elementos de psicomotricidad, entre más opciones para fomentar su proceso
de elección, y realizará un circuito psicomotriz. Por ejemplo: aros, colchonetas y pelotas.

Se colocarán en colaboración con el personal terapeuta y se le animará a que en cada realización


del ejercicio se acompañe con la emoción elegida, quedando la secuencia de dicho circuito de la
siguiente manera:

Se les proporcionarán técnicas de comunicación afectiva a cada niña o niño, a través de un 126
espacio para la comunicación tónica con el personal terapeuta: en un espacio para el descanso,
se dará al menor masaje en las manos o pies que motive la expresión de afecto con una persona
adulta.

Este espacio permitirá a su vez descansar de las emociones expresadas y tener un espacio para
el diálogo tónico-emocional.

Se le pondrá música de relajación infantil. A través de pintura de dedos, se representarán las


acciones realizadas, así como las emociones: “Ahora dibujaremos lo que hemos hecho hoy, lo
que más nos ha gustado, lo que menos...”

De idéntica manera, se procederá a la representación verbal: a partir de las producciones de


cada niño o niña se le animará a que exprese el significado de cada vivencia que ha tenido
durante la sesión.

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ACTIVIDAD 5: HACEMOS NUESTRO CÓMIC

Se le presentará un folio dividido en 6-8 viñetas en blanco. Se le dará la consigna en la que


haremos dibujos de cada viñeta por turno. Es decir, él o ella hará una viñeta y la técnica realizará
a continuación la siguiente viñeta.

Comenzaremos por la representación de aquéllas cosas que nos molestan. ”En este cómic vamos
a poder representar la rabia, la desgana, y todas aquellas cosas que no podemos decir
normalmente y que aquí en el papel, podremos escribir.”

Representación verbal de las experiencias descritas: A partir de las palabras que ilustran mejor
su enfado, rabia, frustración...por las pérdidas, cambios,... Las iremos apuntando y luego iremos
animando a cada menor a realizar una historia (Terapia narrativa en la que integre los elementos
descritos) para la creación de una resignificación de su historia de violencia de género.

Creación de historias a partir de personajes heroicos o de referencia que re- presenten su


historia personal (empezar desde situaciones menos invasivas y cotidianas y seguir a las más
personales y relacionadas con sus intereses).

127

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ACTIVIDAD 6: EN BUSCA DE LAS HUELLAS DEL DOLOR

Se introducirá la actividad a través de la presentación de una lupa y la labor que tiene en toda
investigación al amplificar todas las huellas imperceptibles. Es por ello, que hoy se le va a
encomendar una tarea de investigador o investigadora en la que tendrá que mirar las huellas
que representan aquellos eventos que más dolor le han producido.

En el interior de la huella, iremos haciendo segmentos en los que podrá reflejar, a través de
dibujos o palabras, aquellas experiencias más dolorosas.

128

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ACTIVIDAD 7: “PRESIDENTE/A DE LOS DERECHOS DE LOS/AS NIÑOS/AS”

Se le otorga una carta en la que se le pondrá lo siguiente: Querido/a Niño/a (nombre): Tenemos
el placer de comunicarte que este año hemos decidido que habrá un niño o niña por cada día
del año, que será Presidente o Presidenta de los Derechos de los Niños y Niñas. Es por ello que
hoy podrás disfrutar de los enormes beneficios de ser Presidente o Presidenta, podrás comer tu
plato preferido, tu postre, se realizarán tus juegos, podrás caminar por la alfombra roja y vestir
como tú quieras (se le facilitará disfraz a modo de traje de gala).

Pero a cambio te encomendamos una gran labor que tú podrás hacer porque sabemos que
tienes poderes para ello por la situación que has vivido, y es que tendrás que decirles al resto de
las personas con las que convives cuáles son los derechos de los niños y comportarte como si
fueras el máximo defensor de los mismos, aunque ya sabemos que lo haces diariamente, hoy
queremos reconocerte tu gran labor. Enhorabuena y confiamos en ti para seguir haciendo que
los derechos de niños y niñas sigan cumpliéndose por los adultos.

Un abrazo Firmado: PRESIDENCIA DEL GOBIERNO

Tras la lectura de la carta se le facilitará un listado de derechos de la infancia (Ver Derechos de


UNICEF según la etapa evolutiva). Los leeremos conjuntamente y pasaremos a elaborar el
escenario donde deberá desenvolverse el/la actual presidente/a.

El niño o niña deberá elegir cómo quiere colocar su altillo, micrófono, vestuario,...
Representación de su papel como presidente o presidenta por un día: reflejará los diferentes 129
derechos frente a la técnica o el técnico psicoeducativo. En caso de que tenga dificultades se
hará conjuntamente, de manera que el niño o niña siga teniendo el papel principal y el/la
ayudante será el auxiliar.

Diploma por su Reconocimiento y Mención Especial.

Identificación de los Derechos que cree el niño o niña más necesarios ser defendidos y cuál de
los derechos nombrados no ha sido respetado en su caso. “De los derechos que hoy has
defendido con tanta fuerza, ¿cuál crees que es más importante? “Y en tu caso, ¿Cuáles no se
han respetado?” “Te parece si le respondemos a la Presidencia del Gobierno, que a partir de
ahora tú serás el Embajador/a del Derecho (derecho a la no violencia, a la
protección...)”

Representación de lo vivido: El niño o niña expresará a través de una carta o mensaje de vuelta
a la Presidencia en la que podrá expresar a través de un dibujo que él o ella se ve a sí mismo
como poderoso o poderosa defensora del derecho que ha elegido.

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ACTIVIDAD 8: TIPOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Según el hito evolutivo se prepararán tarjetas en las que se ilustren los diferentes tipos de
violencia de género.

Las tarjetas podrán ser dibujos que reflejen situaciones o frases que identifiquen posibles
situaciones de violencia de género. A su vez, esta dinámica puede usarse para que las y los
adolescentes identifiquen situaciones en las que pueden estar expuestos a situaciones de abuso
en las relaciones afectivo-sexuales.

A continuación, se presenta una muestra de frases que reflejan situaciones de riesgo o maltrato.

FRASES QUE REFLEJAN DIVERSAS SITUACIONES EN UNA RELACIÓN SENTIMENTAL:

• ME ESCUCHA,

• ME COMPRENDE,

• NO TENGO MIEDO DE MOSTRARME COMO SOY,

• ME APOYA CON LAS COSAS QUE HAGO,

• ME MUESTRO TAL Y COMO SOY

• VALORA MI OPINIÓN,

• SI NO QUIERO TENER RELACIONES SEXUALES, LO ACEPTA, 130


• RESPETA MI DECISIÓN, PUEDO ELEGIR QUE QUIERO HACER,

• ME SIENTO LIBRE, TENGO MI ESPACIO,

• DISFRUTO DE ESTAR CON OTRA GENTE,

• DISFRUTAMOS DE HACER COSAS JUNTOS,

• ME APOYA EN LO QUE QUIERO,

• SI LO DESEO VIENE CONMIGO A HACER LAS COSAS QUE ME GUSTAN,

• ES CARIÑOSO CONMIGO,

• NO ME REPROCHA MIS ERRORES,

• NO ES EXIGENTE CONMIGO,

• ME APOYA PARA QUE ESTUDIE,

• NO ME IMPONE A SU FAMILIA, AMIGOS Y/O AMIGAS,

• CUANDO NO ESTAMOS DE ACUERDO NEGOCIAMOS,

• NO ME AGOBIA,

• ME RELACIONO CON QUIEN QUIERO,

• PELLIZCOS,

• ME LLAMA INSISTENTEMENTE AL MÓVIL,

• SE ENFADA POR CUALQUIER COSA,

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• SOLO QUIERE QUE ESTÉ CON ÉL EN TODO MOMENTO,

• SE ENFADA SI SALGO CON MIS AMIGOS Y/O AMIGAS,

• CRITICA MI FORMA DE HACER LAS COSAS,

• INTENTA CAMBIARME,

• ME ARAÑA,

• ME APARTA VIOLENTAMENTE,

• ME TIRA DEL PELO,

• ME DEJA EN RIDÍCULO,

• ME CULPA DE TODAS NUESTRAS DISCUSIONES,

• ME ZARANDEA,

• ME MANDA A CALLAR,

• SIENTE CELOS POR CASI TODO,

• ME DESANIMA A SER/HACER LO QUE ME GUSTA,

• ROMPE COSAS CUANDO DISCUTIMOS,


131
• ME CHANTAGEA Y ME DICE QUE SI NO TENEMOS RELACIONES SEXUALES ES QUE NO LE
QUIERO,

• TENGO RELACIONES SEXUALES PARA QUE NO SE SIENTA MAL O SE ENFADE,

• ME INSULTA,

• LE GUSTA SABER DONDE ESTOY EN CADA MOMENTO,

• EN OCASIONES PASA DE MÍ,

• NO SE INTERESA POR LAS COSAS QUE ME OCURREN,

• ME CHILLA,

• DICE QUE SÓLO DIGO TONTERÍAS,

• QUITA IMPORTANCIA A LO QUE HAGO,

• ME PRESIONA A TENER RELACIONES SEXUALES,

• ME TOCA MIS PARTES ÍNTIMAS EN PÚBLICO PARA AVERGORZARME DELANTE DE AMIGOS,

• INVADE MI ESPACIO PERSONAL CUANDO DISCUTIMOS ARRINCONÁNDOME,

• ME DICE QUE ÉL ES LA ÚNICA PERSONA EN LA QUE PUEDO CONFIAR,

• INSISTE EN TENER RELACIONES SEXUALES SIN TENER EN CUENTA SI ME APETECE,

• SE ENFADA CUANDO NO ACEPTO SUS FANTASÍAS,

• DICE QUE POR MI CULPA A ÉL NO LE VAN LAS COSAS TAN BIEN COMO A OTRAS PERSONAS.

A continuación, tendrá que ir colocando cada frase en la columna que corresponda a:

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132

A partir de las frases que se encuentran en las situaciones donde existe violen- cia de género,
deberán clasificarlas nuevamente según sean:

Una vez colocadas todas las frases se irán revisando aquellas frases que no correspondan a la
categoría propuesta por la menor y se debatirá sobre las razones que alude la o el menor.

Debate final: ...“de las situaciones y frases que has colocado en los distintos tipos de malos
tratos, hay alguna que te sorprendiera porque la desconocías? “¿Conoces a alguien que le haya
pasado alguna de las situaciones anteriores? ¿Y en casa, qué tipo de malos tratos sufriste?” “Si
pudieras coger ahora mismo todas esas frases y las pudieras enrollar en tu mano, qué harías con
las huellas del maltrato que ahora están en tu poder?” (Facilitarle experiencias alternativas para
elaborar el empoderamiento sobre la situación que tiene ante sí).

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ACTIVIDAD 9: “ASÍ NO SOY YO/ASÍ SOY YO”

Dibujo de su figura humana en papel craft: se le pide que se acueste sobre una tira de papel craft
y se le delinea su figura. Posteriormente se le muestra y se le pide que se vea a sí mismo logrande
que es.

Se le facilita un listado de cualidades negativas: malo o mala, incontrolable, desgraciado o


desgraciada, no atiende a normas, rencoroso o rencorosa, malvado o malvada, ruin, sucio o
sucia, perverso,....

Encima de su figura humana deberá ir colocando las diferentes cualidades y poner por qué
motivo las ha puesto. A medida que el menor vaya comentando situaciones en las que se ha
comportado con esas características, iremos introduciendo un lenguaje externalizador.

Por ejemplo: Ante la cualidad de malo, externalizaremos la maldad de la siguiente manera:


“Entonces, cuando la maldad se hacía con tu cuerpo no te permitía pensar claramente lo que
podrías hacer. ¿es así? “Ahora que tu cuerpo puede decidir que en este momento no va a entrar
la maldad, ¿qué hubieras hecho en esa situación?”.

Es así como le facilitamos experiencias en las que pueda dejar de sentirse culpable, así como de
reparar el daño causado o no. Recortamos la figura humana y le damos la vuelta.

Se le dará la consigna siguiente: “ Ahora vamos a buscar otras cualidades que le hacen sentir
bien a tus oídos, ¿Cuáles son esas? Vamos a buscar las cualidades que me dicen de ti “Así soy
yo”. Se le facilitará tarjetas de cualidades positivas que comenzaremos colocándolas sobre los 133
oídos de la figura humana y proseguiremos colocando las otras cualidades poniéndolas sobre el
resto de las partes del cuerpo que vaya diciendo cada menor.

Estas cualidades iremos pegándolas con pegamento a la figura humana y le pediremos que al
finalizar la sacuda para ver si realmente se le han quedado pegadas alguna de las cualidades
negativas, así le demostraremos que las etiquetas no tienen posibilidad de adherirse a nuestra
identidad, salvo que las peguemos nosotros o nosotras mismas.

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ACTIVIDAD 10: CONTINUACIÓN “ASÍ SON MIS EMOCIONES SOBRE MI CUERPO”

A partir de la silueta que cada menor tiene sobre sí mismo, le pediremos que pinte con diferentes
colores cómo siente cada parte de su cuerpo.

En los casos de aquellos niños o niñas que tienen carencias afectivas por la poca disponibilidad
de sus progenitores para dispensarles cariño, hace que vean su cuerpo como una carga al cual
no tienen ningún aprecio porque no han podido tener experiencias de ser dignos de cariño y
atenciones.

Es por ello, que tendremos en cuenta aquellas partes del cuerpo dibujadas en colores grises,
negros o blancos para indagar sobre las emociones asociadas al mismo y posteriormente volver
a validarlas, reconocerlas,...

Con los segmentos corporales pintados le pediremos que refleje la emoción que siente hacia el
mismo (asco, bienestar, agrado, rabia, indiferencia,..)

Representación verbal sobre las emociones y las experiencias en las que han estado presentes
dichas partes de su cuerpo. Validar las emociones hacia su propio cuerpo.

Se le planteará ejercicios de expresión corporal en los que tendrá que enfatizar las partes del
cuerpo más desestimadas, tapando con telas al resto del cuerpo.

ACTIVIDAD 11: ¿CÓMO ME VEO/CÓMO ME VEN?


134

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ACTIVIDAD 12: “ME GUSTA/ME DISGUSTA DE MÍ”

1. En primer lugar, enumerar las cualidades, destrezas, habilidades,...que le gusta de sí


misma o de sí mismo y, posteriormente, lo que le disgusta.

2. Identificar aquellas cualidades que posee/no posee que son fruto de la construcción
social o cultural en base al género. 135

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ACTIVIDAD 13: “MI ÁRBOL”

Objetivo: Tomar conciencia de los recursos que poseen, así como de los logros o éxitos que han
conseguido.

Reflexionar sobre las cualidades, habilidades y destrezas que poseen, haciendo especial énfasis
en la relación que dichas cualidades mantienen con la consecución de los logros.

1. A partir del dibujo de un árbol se dibujará en el encabezado “El Árbol de - ”.


2. Se irán poniendo dentro de los frutos (elipses blancas) aquellas habilidades/
destrezas/capacidades que posee el menor o la menor. Se le facilitará un con- junto de
tarjetas en las que cada menor elegirá aquellas con las que se identifique las siguientes
cualidades: fuerte, valiente, cariñosa, amable, inteligente,...
ACTIVIDAD 14: ¿POR QUÉ ERES TAN IMPORTANTE?

Se le dice a las/os participantes que deben pensar en alguien que cumpla los requisitos de
cada una las frases a continuación, y vaya por tanto escribiendo su nombre al lado de cada
frase.

Alguien está muy orgulloso/a de ti


Hay alguien que está pensando en ti

Alguien está preocupado/a por ti

Alguien te extraña 136

Probablemente alguien necesita hablar contigo

Alguien espera que no estés en problemas

Alguien te está agradecido/a por el apoyo que le has dado

Alguien espera que tengas un buen resultado

Alguien te necesita para ser feliz

Alguien quiere demostrarte cuán importante eres

Alguien celebra tus triunfos

Alguien quiere darte un obsequio

Alguien está convencido de que tú eres un regalo

Alguien está celoso/a por las amistades que tienes

Alguien quiere acariciarte

Alguien desea decirte “Te quiero”

Alguien admira tu fortaleza

Alguien está pensando en ti mientras sonríe

Alguien quiere ser tu hombro para llorar

A alguien le gustaría salir contigo y divertirse montón junto a ti

Alguien considera que el mundo eres tú

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Alguien intenta protegerte

Alguien necesita que lo perdones

Alguien quiere decirte “gracias por estar ahí”

Alguien necesita que le perdones

Alguien está recordándote y deseando que estuvieras con él/ella

Alguien valora tus consejos, tu punto de vista, tus recomendaciones o advertencias

Y lo más importante..............................

FELICIDADES!!!! MUCHA GENTE TE QUIERE POR SER TÚ MISMO/A

137

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ACTIVIDAD 15: “Si yo fuese....................... ”

Se le motiva para que piense en su ídolo/líder/persona significativa o personaje imaginario. Y se


le anima a que se ponga en su lugar e imagine las siguientes cuestiones:

Con ayuda de una varita mágica, se le dará un toque en una parte de su cuerpo diciéndole: “Si
ahora tienes el poder de ser la persona que te gustaría ser, ¿crees que podrías hacer todo lo que
has escrito/dicho?”

138

ACTIVIDAD 16: ¿A dónde voy?

ACTIVIDAD 17: ROLE-PLAYING ESTILOS DE CONDUCTA

Se les planteará diversas situaciones en las que tendrán que reaccionar de tres maneras
diferentes: AGRESIVA, SUMISA Y ASERTIVA (DEFENSA DE SUS DERECHOS).

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Situación: Estamos en el parque jugando/hablando con los amigos y las amigas y viene un chico
de otro grupo y nos quita la pelota con la que estábamos jugando. ¿Cómo actuamos? Se le
facilitará tres respuestas ante la misma situación, tendrá que interpretar las tres formas.

Debate sobre las formas de defender los derechos y puesta en práctica de habilidades sociales:
¿Con cuál de las respuestas que has interpretado te has sentido mejor? ¿Qué formas crees que
hacen sentir mejor a las demás personas en el trato? (pedir las cosas, contacto ocular, saber
iniciar, mantener y finalizar conversación, respetar a la otra persona,..) ¿Te gustaría responder
de esa manera en tu vida real?

139

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ACTIVIDAD 19: MI LUGAR DE ESTUDIO

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ACTIVIDAD 20: MI HORARIO

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ACTIVIDAD 21: ECONOMÍA DE FICHAS ESCOLAR

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ACTIVIDAD 22: DINÁMICA DEL ALBUM DE FOTOS: “DONDE NACIÓ NUESTRO VÍNCULO”

Se le encomienda a la unidad monomarental que tienen que buscar fotos del desarrollo de los
niños y niñas desde que la mamá estaba embarazada, hasta el momento actual de sus hijos e
hijas.

Se organizarán las fotos por orden cronológico y se pegarán en una cartulina que titularemos
“Dónde nació nuestro vínculo”. Es así como se hará un recorrido entre ellos por los episodios
más significativos entre ambos, desde el momento en el que se gestó la idea de nacimiento del
bebé, cómo fue el embarazo, cómo fueron los primeros movimientos en la barriga de la mamá,
cómo fue el primer año de la vida del niño o de la niña, su primer día de cole,...

A lo largo de este proceso se irá remarcando cada experiencia con representaciones simbólicas
de cada evento al lado de la foto que ilustra dichos recuerdos (por ejemplo, dibujar sol en la foto
del nacimiento porque nació en un mes de verano).

Todas estas resonancias afectivas permiten al niño y/o a la niña volver a sentir que existen
muchos episodios buenos que no han podido ser rememorados, por la presencia del estrés que
generó la violencia de género, y que ahora permiten crear puentes, conexiones entre madre e
hijo o hija. Es, por ello, sumamente importante simbolizar, en ese álbum personalizado, puentes,
castillos, medios de transporte,...que permitan al niño o la niña crear una nueva narrativa
significativa de la vinculación existente entre madre e hijo o hija.

Representación verbal del significado que ha tenido esta experiencia en ambos: “¿Recordaban 143
que existían tantas cosas que les unían?” “Si vuestra relación fuese como un río y el mar que
conviven, están en contacto permanentemente, ¿Creen que la violencia de género taponó el
contacto entre ustedes dos?” “¿Qué les parece si representamos el encuentro entre dos
elementos (mar y río) que hace tiempo querían estar juntos? Se les facilita plastilina a cada uno/a
para que represente el encuentro.

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ACTIVIDAD 23: AUTOCONCIENCIA

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ACTIVIDAD 24: ROLE-PLAYING ESTILOS EDUCATIVOS SITUACIÓN

SITUACIÓN 1 Silvia lleva días con un carácter bastante variable, muestra continúas faltas de
respeto hacia su madre, ignorando que su madre (María) le plantea continuamente que
mantenga su habitación ordenada.

Su madre decide motivarla para que asuma responsabilidades de la manera siguiente:

MARÍA: Lenguaje verbal: ¿Qué te parece si me enseñas una nueva forma de ordenar tu
habitación?

Lenguaje no-verbal: mirada de entusiasmo, tono de voz alegre y motivador, brazos abiertos,
postura corporal firme y dinámica.

SILVIA: Lenguaje verbal: A vale, vamos a hacerlo para que lo veas.

Lenguaje no-verbal: Mirada de curiosidad, tono de voz animado, postura corporal preparada
para la acción.

SITUACIÓN 2 Paula lleva días con un carácter bastante variable, muestra continuas faltas de
respeto hacia su madre, ignorando que su madre (Marta) le plantea continuamente que
mantenga su habitación ordenada.

Su madre decide motivarla para que asuma responsabilidades de la manera siguiente:

MARTA: Lenguaje verbal: Si sigues dejando tu habitación así de descuidada no sé qué harás el 145
día que tengas tu propia casa, así no conseguirás nunca valerte por ti misma.

Lenguaje no-verbal: Mirada de condescendencia, cejas arqueadas, brazos cruzados, postura


corporal ladeada y chulesca.

PAULA: Lenguaje verbal: “Recógelo tú si quieres, a mí no me da la gana”

Lenguaje no-verbal: Mirada con indiferencia, rostro inexpresivo y frío, voz contenida desafiante,
postura corporal ofensiva.

SITUACIÓN 3 A Marcos le gusta mucho ver la televisión y cuando llega la hora de irse a la ducha,
su madre (Claudia) le dice:

CLAUDIA: Lenguaje verbal: “Tienes que bañarte así que ya sabes lo que tienes que hacer”.
Lenguaje no-verbal: Cejas arqueadas, manos agitadas haciendo gestos de rapidez, se da la vuelta
y se va a pintarse las uñas.

MARCOS: Lenguaje verbal: “Para que me voy a bañar hoy si me voy a ensuciar mañana”.
Lenguaje no-verbal: Sentado explayado en el sofá, excesivamente cómodo, gesto
despreocupado, piernas abiertas, brazos extendidos, bosteza continuamente, expresa
aburrimiento.

SITUACIÓN 4 A Pablo le cuesta un calvario terminarse el plato de comida, es así como todos los
dichosos días se forma una pelotera a la hora del almuerzo...

LAURA: Lenguaje verbal: “¡Cómete eso anda, que mira que se te va a enfriar, y luego no me
comes!”.

Lenguaje no-verbal: Observación constante de cada paso/gesto que da el niño o niña, vigilante
de su estado satisfacción; pendiente de modificar todo lo que al niño o niña le sale de una

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manera, para que le salga mejor; puesta de los 5 sentidos en la actividad que el niño o niña está
realizando; invasión del espacio del niño o niña; reprimendas por todo, interrupciones
constantes...

PABLO: Lenguaje verbal : “¡Mamá...déjame que yo ahora como...!¡yo no quiero!¡...Vale, pues


dámelo tú!”

Lenguaje no-verbal: Resignación, tono de voz vacilante y quejica, resoplidos, se siente


agobiado/a, mirada contenida al inicio y finaliza acomodándose.

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ACTIVIDAD 25: HILOS QUE CONTIENEN

Objetivos:

• Trabajar los límites conductuales con menores


• Facilitar técnicas de relajación e identificación de tensiones.
Inicio:

• Presentación de la temática del día y preguntarles sobre la necesidad de trabajarlos en sus


vidas cotidianas.

• Dinámica con Globos; los cuales representan al hijo o hija. Se vivencia con ellos la
representación de un proyecto nuevo de vida (crear un globo como si de un hijo o hija se tratase),
en movimiento por la sala mientras están dentro de la barriga, proceso de dar a luz, asícomo sus
diferentes etapas (cuando son pequeños, preadolescentes, adolescentes). Ir incidiendo en la
distancia/cercanía con respecto al menor.

• Además, se representará la libertad que se le irá dando al globo a través del hilo como
facilitador de la separación entre madre e hijo o hija, así como la permisividad al dejar al hijo o
hija en su entera libertad para irse y, con ello, perderse. Se representa un globo que al darle
demasiada libertad, se ha ido y se ha perdido.

• Posterior representación del globo cogido por una cuerda que se ha hecho más larga y
extensible, pero que no se suelta como facilitador de seguridad y protección.
147
Debate sobre lo expuesto:

• ¿Qué habéis visto en la representación de los globos que se identifica con vuestra puesta en
práctica de límites?

• ¿Es adecuado dar entera libertad, una vez confiamos en nuestros hijos e hijas?

• ¿Es necesario tener un vínculo que les permita tomar libertad pero sin- tiendo seguridad y
protección?

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ACTIVIDAD 26: CONSTRUYENDO UNA NUEVA MATERNIDAD

Desde la defensa de los derechos de la mujer, podemos darle un nuevo significado a la


maternidad y reconocer en ella un privilegio; pues tiene el privilegio de ser una relación entre
dos mujeres de generaciones distintas, compartiendo un mismo espacio, interactuando,
consciente e inconscientemente, todo el tiempo; privilegio porque la relación se puede convertir
en un espacio de aprendizaje mutuo de la sororidad (solidaridad entre mujeres) y otros
contenidos nuevos de la maternidad.

¿Cómo potenciar la autoestima en las hijas? Con lo que conocemos sobre los procesos de
reconstrucción y por la experiencia vivida, las mujeres madres sabemos qué cosas nos ayudaron
a enfrentar la vida adecuadamente. Entonces, en vez de enseñarles la claudicación, sumisión,…,
podríamos contribuir a aplacar la cultura machista, donde lo masculino se valora más que lo
femenino, trasladándole nuestra experiencia, pero sin crecernos como modelo a seguir.

En la relación madre-hija, concebida como una relación entre personas que aprenden
mutuamente una de la otra, tenemos la posibilidad de realizar una revolución del género
femenino y con ello; un laboratorio de pedagogía innovadora. Las mamás que creemos que la
solidaridad con las hijas nos implica un compromiso de vida profundo, podemos pasarles
derechos, normas, compromisos, reconocimientos. ¿Cómo potenciar la autoestima en los hijos?

Sin embargo, en la relación madre-hijo sucede algo semejante. En la relación madre-hijo


necesitamos desmontar la sobrevaloración y dependencia de los hombres; tenemos que dejar
de construir dictadores y contribuir a que desarrollen otros contenidos de la masculinidad, que 148
no esté basada en la superioridad, ni en la dominación o en la discriminación; ni en la
prepotencia, ni en tener derechos excepcionales.

La acción positiva de género con los hombres consiste en eliminar los superlativos; en eliminar
los altares a Zeus. Se trata de no ser una madre que les sirve y les adora como si fuesen seres
superiores. Necesitamos desmontar internamente las creencias donde el hombre es el centro
de todo y que se expresa en la sobrevaloración de los hombres y en la dependencia hacia ellos.

Estrategia: resolver la contradicción que se expresa en tener vidas aparentemente ejemplares,


vidas de mujeres emancipadas que decimos muchas cosas y lanzamos normas al aire, pero que
cuando tenemos los hijos enfrente, nos volvemos hacia ellos, adorándoles y continuamos
construyéndoles altares. “Amar es una de las experiencias posibles más importantes en la vida
y tenemos que construir la posibilidad del amar, pero no más de adorar”. Marcela Lagarde
“Claves Feministas para las Negociaciones en el Amor”.

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