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Una hemorragia digestiva es todo sangrado que se origina en el tracto gastrointestinal, desde
la boca hasta el ano. Si bien generalmente se debe a patologías benignas que en la mayoría de los
casos es una pequeña cantidad de sangrado y autolimitado, causa mucha preocupación en padres
y familiares. Cualquier sangrado digestivo debe ser evaluado, ya que puede tener graves
consecuencias a largo plazo.
Las causas de una hemorragia digestiva son muchas, esto varía de acuerdo con la edad del
paciente. El 10% de los casos de hemorragia digestiva está asociado a una enfermedad
sistémica. El 90 % restante son causados por daños en el tracto digestivo, que incluyen:
Várices esofágicas: Estas son venas dilatadas en el esófago que, cuando se rompen,
provocan vómitos de sangre. Común a observar en pacientes con lesiones en el
hígado.
Erosiones y úlceras: Pueden localizarse en cualquier segmento del tubo digestivo y
se deben a diferentes causas: uso de antiinflamatorios no esteroideos , situaciones de
estrés que aumentan la acidez del estómago.
Mallory Wais: Lesión mucosa en la unión del esófago con el estómago, por vómitos
repetidos.
Malformación arterio-venosa: Vasos sanguíneos anormales, ubicados en el
revestimiento del tubo que, cuando se rompen, causan un sangrado masivo. Es de
causa congénita.
Pólipos: Tumores benignos de la mucosa intestinal, que producen deposiciones
mezcladas con sangre, en forma intermitente. Se observan sobre todo en niños de 2 a
10 años .
Fisuras anales: Causa común a cualquier edad, generalmente en pacientes con
estreñimiento, en a quienes las heces duras causan anal.
Hemorroides: Dilatación venosa de la última parte del intestino grueso, adolescentes
mayores y adultos.
Las causas de sangrado que no están directamente relacionadas a lo digestivo son: sangre
materna ingerida por el recién nacido, ingestión de sangre de hemorragia nasal, alimentos y/o
podría confundirse con sangre.
Las otras causas de hemorragia digestiva baja son la diarrea y la denominada enfermedad
inflamatoria intestinal, que se presenta preferentemente en adolescentes en forma de diarrea de
larga evolución acompañada en algunos casos, de peso pérdida y fiebre.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas varían según se trate de hemorragia gastrointestinal alta o baja, hemorragia
aguda/masivo o hemorragia microscópica visible para el paciente.
Estudio complementario
Cuando no se llega al diagnóstico por endoscopia, otras técnicas que ayudan son la
arteriografía (cateterismo de arterias y venas del abdomen), la gammagrafía con glóbulos
rojos marcados, el estudio radiológico del tubo digestivo con papilla de bario, el escáner y en
casos extremos, la exploración quirúrgica.
Tratamiento
Hay varios pasos en el tratamiento del sangrado agudo, durante los cuales se coloca al
paciente en un goteo, a través del cual se administra suero o sangre para reemplazar el
volumen perdido, se estabiliza al paciente si es posible, se realiza una endoscopia alta
(gastroscopia) o baja (colonoscopia), o ambos si es necesario, -cuando se encuentra una
mancha de sangre, se trata con métodos endoscópicos (coagulación, inyección de
vasoconstrictores y esclerosantes, ligadura...), administración intravenosa de fármacos que
evitan la formación de ácido en la estomacales e incluso vasoconstrictores, el paciente los
toma y controla su desarrollo.