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“Ordena”
Levítico 6:8-8:36
Malaquías 3:4-24
Hebreos 9:11-28
SÁBADO 4 DE ABRIL
TESHUVÁ
Misericordia y Obediencia
El gran camino que debemos
recorrer para estar en comunión
permanente.
Si leemos Malaquías 3:13-4:6; encontramos que a partir de 3:16 habla de las “promesa
de la misericordia de Dios” y en el capítulo 4 habla del “día del juicio”. Si bien son
títulos impuestos por el hombre los mismos resultan ser ilustrativos del contenido y nos
sirven para separar el tema en dos partes que están íntimamente relacionados.
escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a
Jehová, y para los que piensan en su nombre. 17 Y serán para mí especial tesoro, ha
dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré (Les tendré
compasión así como un padre le muestra compasión a un hijo obediente – NTV). ,
como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. 18 Entonces os volveréis, y
discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le
sirve. (Malaquías 3:16-18)
Dios a través de su gracia y misericordia nos abre los ojos, nos libra de la ceguera
espiritual, rasga el velo de nuestro corazón que no nos permite ver más allá de nuestras
narices.
De esta manera Dios nos ofrece la posibilidad de transitar su camino para ser justos ya
que somos “especial tesoro”.
Y quedar así inscriptos en el “libro de memoria” implica de su misericordia infinita y
fidelidad eterna.
Una vez liberados, debemos iniciar un verdadero y sostenido cambio, dejando la vieja
vida en el camino, renunciando a nuestra manera de vivir, guardando la Torá y
convirtiéndola por obra y forjando en nuestro interior el modelo que Elías (Juan el
bautista) irá guiando y que es materializado por la obra inmortal de Yeshúa.
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace
su voluntad, a ése oye. (Juan 9:31)
Ese es el sendero que debe motivarnos, trabajar para que Dios nos oiga.
Donde practicar la Teshuvá, volver con arrepentimiento a la casa del Padre aceptando
ser un simple jornalero, Dios nos derramará Su misericordia y perdón, para lo cual
deberemos transitar una vida de obediencia y de amor hacia el otro.
Un buen motivo para poner en práctica a tan pocos días de Pesaj (perdón-liberación),
Panes sin levadura (renuncias) y Primicias (llegar con lo mejor de nosotros para
ofrecer), de esa manera nos elevamos espiritualmente como una ofrenda agradable al
Padre y el Padre al mismo tiempo provocará Su acercamiento hacia cada uno de
nosotros.
El orgullo, casi la madre de todas las enfermedades, conducen a la envidia y a todas las
emociones mencionadas a las que sugerimos renunciar, siempre dependiendo el grado
de desarrollo en nuestro interior.
EL FUEGO
El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. (Levítico 6:13)
Esta palabra me ha llegado para una reflexión, en la cual considero que es necesaria más
aún en estos tiempos. Y claramente los últimos alientos en estos tiempos es no enfriarse,
no alejarse y poder seguir sirviendo y aportando al cuerpo cada uno desde su lugar para
no debilitarnos y permanecer.
No hay fuego, sin que este tenga algo que consumir. Nosotros somos la leña. Por eso
debemos estar dispuesto a negar nuestra voluntad y poder ser como el grano de trigo,
que si no muere no puede llevar frutos. Oh como Cristo en quien se despojó asimismo
por nosotros.
Nosotros debemos armarnos del mismo pensamiento, debemos arder completamente y
despojarnos del yo, y en estas situaciones poder pensar tambien en otros. Para que
siendo consumido por el fuego del Espíritu de Dios pueda alumbrar y calentar a los que
lo necesitan. Una vela no alumbra sino se consume así misma.
Y como congregación si cada uno aporta lo suyo para poder alumbrar en este mundo
como cuerpo será un resplandor de la gloria del Mesías en nosotros, en el cual viendo
las personas podremos dar más que suficiente para nosotros y para ellos.
El Espíritu es nuestro fuego, nosotros somos la leña. Mientras más leña seamos mayor
será la intensidad de la llama.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención. (Efesios 4:30)
Hagamos todo conforme se nos enseña: al amor, las buenas obras, la empatía y de
crecer más y más en Dios.
Comentario
Sabemos que la mejor ofrenda que podemos hacer a DIOS es permanecer en ÉL a través
de su hijo YESHUA que es quien se sacrificó de una vez y para siempre, debemos
permanecer en la FE y el servicio siendo justos delante de DIOS.
Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice YHWH. Y dijisteis: ¿Qué hemos
hablado contra ti?14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que
guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de YHWH de los ejércitos?15
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no
sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.16 Entonces los que temían
a YHWH hablaron cada uno a su compañero; y YHWH escuchó y oyó, y fue escrito
libro de memoria delante de él para los que temen a YHWH, y para los que piensan en
su nombre.17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho YHWH de los ejércitos, en el
día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le
sirve.18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre
el que sirve a Dios y el que no le sirve. (Malaquías 3:13)
Sabemos que Dios no hace acepción de personas, quiere que todos procedan al
arrepentimiento. En Cristo no hay judío o griego. La salvación es para todos los que la
quieran recibir, Dios amó al mundo de tal manera, que dio a su hijo unigénito para que
todos los que crean en él tengan vida eterna.
Sin embargo, hay una diferencia que Dios sí reconoce: la que hay entre el justo y el
malo, el que sirve a DIOS y el que no.
JUSTO: justo es aquel que continúa perseverando en la gracia de DIOS. Puede pasar
que uno haya sido justificado pero que le acontezca lo que dice la Palabra:
Como perro que vuelve a su vómito, Así es el necio que repite su necedad.” Pero
cuando permanecemos en El somos justos, y la Palabra nos dice que el justo, por la fe
vivirá. (Proverbio: 26:11)
Hay incluso quienes consideran que porque hace años hicieron la oración de salvación
para aceptar al Señor, son salvos y no lo son, porque no han permanecido en El.
YESHUA mismo dijo: “si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, seréis mis discípulos”.
Ya habíamos dicho que el JUSTO es el que fue justificado y permanece en El. Sin
embargo, el IMPIO es aquel que conoció la piedad pero no permaneció en ella,
PEADOR es el que no ha conocido al Señor y aunque aparenta ser cristiano. (Dice
Aleluya, Gloria a Dios, participa del mundo).
Entonces Hermanos, ya que una vez fuimos justificados, permanezcamos en esa gracia
para ser contados como justos, y no nos quedemos solo hasta ahí, sino que sirvamos a
Dios con corazón sincero, pues se acerca el día en que se hará evidente ante todos la
misericordia de Dios para con su pueblo y el juicio para todo el que practique lo malo.
"la cual mandó Jehová a Moisés en el monte de Sinaí, el día que mandó a los hijos de
Israel que ofreciesen sus ofrendas a Jehová, en el desierto de Sinaí."
Levítico 7:38 RVR1960
Ellos estaban en el desierto y debían ofrecerle ofrendas a Dios.
Nosotros, cuando pasamos por el desierto, por el momento de prueba o de tribulación o
corrección de Dios, duelos, o cualquier situación difícil, también debemos brindar
ofrendas a Dios.
Tenemos una ofrenda que entregar cada día a Dios: nuestro corazón.
Le ofrendemos cada día un corazón que se esfuerza por ser cada vez más parecido al de
Su Hijo.
Siguiendo con la lectura del libro de Levítico, vemos que Dios continúa hablándole a
Moisés acerca de los sacrificios y los distintos tipos de ofrenda que se deben realizar en
el altar.
Quiero detenerme en el siguiente pasaje:
El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. (Levítico 6:13)
Para utilizar el siguiente ejemplo: Imaginemos que cada uno de nosotros como miembro
de la Iglesia de Dios somos un leño. De esta manera somos un conjunto de leños y
nuestro deber es no permitir que se apague y ni siquiera disminuya la llama del fuego
que nos mantiene vivos (encendidos). Esa llama que puede simbolizar el Espíritu santo
nos hace arder y se alimenta con oración, adoración e intercesión. Como sacerdotes del
Altísimo es este nuestro deber.
Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por
cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. (Apocalipsis 3:15-16)
Permanezcamos encendidos así como a Dios le agrada para ser cada vez más
purificados en el fuego y estar próximos a ser utilizados por Dios.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la
declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la
probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si
la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque
así como por fuego. (1Corintios 3:11-15)