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Nos centramos más que nada en la terapia antitrombótica que busca prevenir la formación del trombo. Esta es
diferente a la terapia trombolítica, la cual se orienta en la lisis de un trombo preformado e implica un tratamiento
hospitalario, específico, enfocado a un evento trombótico agudo que pone en compromiso la vida del paciente. Los
agentes antitrombóticos pueden terminarse usando como un tratamiento de apoyo en un evento agudo.
Los agentes antitrombóticos son útiles en prevenir trombos, pero no en romper trombos preformados.
Eventos relacionados con la aterotrombosis, es decir, la trombosis originada por la ruptura de una placa
ateroesclerótica
Eventos de trombosis venosa
Eventos de cardioembolismo
Son tres eventos diferentes en los que participan las plaquetas y la cascada de coagulación. Es importante tener la
fisiopatología de las enfermedades, ya que eso orienta a conocer cuál de los diferentes antitrombóticos se utilizan en
las diferentes patologías trombóticas.
Fisiopatología de la aterotrombosis
Arterias coronarias: IAM (puede ser con o sin elevación del segmento ST)
Carótidas: ACV isquémico
Arterias de miembros inferiores: enfermedad vascular periférica con posibilidad de necrosis de los miembros
inferiores
Para el tratamiento de los eventos trombóticos asociados a la placa ateroesclerótica serían útiles los antiplaquetarios
y los anticoagulantes. Al combinar los dos, hay riesgo de hemorragia. Con los fármacos que hay actualmente es difícil
diferenciar el mantenimiento de la hemostasia (defensa propia del organismo frente a posibles rupturas de vasos
sanguíneos) respecto del mecanismo fisiopatológico de trombosis. No es factible diferenciarlos, lo que hace que
cualquier agente antitrombótico no solo pueda prevenir la trombosis y tener un efecto favorable, sino que quita en
parte las defensas del organismo frente a un evento de sangrado y, por lo tanto, aumenta el riesgo de hemorragia.
Debemos balancear el efecto benéfico frente a la trombosis y el efecto adverso de la hemorragia para determinar si
la asociación es racional.
En esta primera patología ambos tipos de fármacos son efectivos porque participa tanto la activación de la cascada
de coagulación como la activación plaquetaria. Cuando se pone en la balanza y se los compara, los dos son más o
menos igual efectivos en la prevención de trombos. Sin embargo, los anticoagulantes acarrean un riesgo de
hemorragia mucho mayor que los antiplaquetarios. Por ello, el tratamiento convencional suele ser con
antiplaquetarios y, en algunas circunstancias, la combinación de dos antiplaquetarias. Se intenta evitar el uso de
anticoagulantes.
Tromboembolismo venoso
Se da por formación de trombos a nivel venoso, especialmente en miembros inferiores, en el torrente venoso a
nivel de miembros inferiores. Pueden generar
dos complicaciones:
No suele haber ruptura de la vena en estos casos y se da especialmente en los miembros inferiores porque en esa
zona el flujo sanguíneo venoso suele estar disminuido. Al haber relativamente riesgo de que exista éxtasis sanguínea,
los factores de coagulación están cercanos y por ello hay riesgo de que se active selectivamente la cascada de
coagulación sin colaboración de las plaquetas y se termine originando un trombo (malla de fibrina que termina
englobando partículas formes como GR, GB y plaquetas, pero sin participación activa de estas plaquetas en la
formación de trombos). Por este motivo, en este caso se utilizan agentes anticoagulantes.
A su vez, el paciente no suele tener un riesgo constante hacia el tromboembolismo venoso. En general, los
mecanismos por el cual se dan son los que se conocen como una triada:
Cuando se combinan los tres, aumenta el riesgo de tromboembolismo venoso. Esto suele ocurrir en pacientes
hospitalizados cuando se someten a cirugías. Aumenta porque el paciente está postrado (éxtasis sanguínea) y se
somete a una cirugía que genera daño vascular (promueve el cuadro). Clave tener en cuenta que el
tromboembolismo venoso requiere de terapia anticoagulante centralizada en el período de tiempo en el que hay
aumento de riesgo de formación de trombos. El tipo de tratamiento depende también de cuál sea el riesgo asociado
a una determinada cirugía. No es igual un paciente que se somete a una cirugía ortopédica (alto riesgo) respecto de
otras menores, o pacientes internados que no van a ser sometidos a cirugías. Independientemente de eso, se
requiere de un tratamiento anticoagulante cuya extensión depende de cuánto tiempo permanece elevado el riesgo
de embolo o coagulo a nivel venoso.
Cardioembolismo
En esta situación también se utilizan anticoagulantes por la éxtasis sanguínea. En este caso, la fibrilación auricular
será de por vida, por lo que el tratamiento anticoagulante también es de por vida o crónico.
Los antiarrítmicos actuales no tienen capacidad de mantener todo el tiempo la aurícula anticoagulada, por lo que
aparte necesitan asociar un anticoagulante.
Un cambio de conformación de la plaqueta en donde emite pseudópodos para generar un tapón plaquetario
sobre la zona lesionada
Generación y liberación de moléculas proagregantes
En última instancia, la expresión de la gluprotenía 2b3a en la membrana plaquetaria (en una plaqueta
quiesciente está a nivel IC). Este receptor interactúa con la fibrina generando el puente entre las plaquetas
que le da rigidez al trombo (fibrina insoluble genera el trombo más rígido).
A su vez, debemos reconocer que participan diferentes mediadores, motivo por el cual cuando se usa un único
agente antiplaquetaria que bloquea un único agente, no se está afectando la activación plaquetaria mediada por
otras vía. La forma más efectiva, pero que más riesgo de hemorragia insume, sería bloquear la glicoproteína 2b3a
(bloquearía la activación plaquetaria inducida por cualquier agente proagregante).
Componente inicial
Amplificación (la plaqueta también
cumple un rol)
Propagación
No hay que saber toda la cascada de coagulación, solo reconocer los factores importantes: 10A y 2A (están en la fase
final de propagación de la cascada de coagulación, promoviendo la formación de fibrina).
La falta de alguno de los factores de coagulación expone al paciente a riesgo de hemorragia, por eso hay
enfermedades primarias hemorrágicas como la hemofilia A (falta el factor 8) o la B (falta el 9). Los otros son
importantes, pero no desde el punto de vista farmacológico
hasta el momento.
El organismo tiene mecanismos para frenar o limitar la formación de trombos por acción del sistema fibrinolítico
endógeno. Este consta del plasminógeno (proteína circulante). El plasminógeno puede ser activado por el TPA
(activador tisular de plasminógeno) que transforma el plasminógeno en plasmina. La plasmina puede producir la
ruptura de las cadenas de fibrina que están formando el coágulo o trombo.
En un paciente que tiene desarrollado un trombo que genera la oclusión vascular, administrar un antitrombótico
solo no es útil debido a que estos previenen la formación de trombos, pero no degradan trombos preformados. En
estos casos, una estrategia terapéutica
consiste en la administración de un
agente trombolítico. Los agentes
trombolíticos suelen ser activadores de
plasminógeno (se obtienen por
tecnología recombinante,
favorecen mayores niveles de plasmina
que logran la ruptura de trombo). La
plasmina no solo degrada la fibrina, sino
también otros factores de
coagulación. Se termina generando un
estado lítico en el paciente. Es un
paciente que estará expuesto a un riesgo
muy elevado de hemorragia, mucho
mayor que con antitrombóticos y antiplaquetarios. Por ello, el uso de fármacos fibrinolíticos está muy limitado (debe
haber buen balance entre el beneficio de romper el trombo y el riesgo que lleva el aumento de hemorragia).
Antiplaquetarios
Anticoagulantes (interfieren en la formación de fibrina)
Fibrinolíticos
Antifibrinolíticos (tienden a limitar los fármacos fibrinolíticos, pueden ser útiles para tratar hemorragias)
Agentes
antiplaquetarios
Hay distintas vías de activación plaquetaria, por lo que actualmente existen distintos agentes que actúan sobre
diferentes mediadores proagregantes. La más conocida es la aspirina que inhibe la COX1 a nivel plaquetaria, por lo
que inhibe la formación de tromboxano A2 (potente agente proagregante).
Hay otros que actúan inhibiendo al ADP a través de la inhibición del receptor plaquetaria P2I12 que cuando es
activado por ADP fomenta la activación plaquetaria y la expresión de la glucoproteína 2b3a. Ej: clopidogrel, prasugrel
y ticagrelol (actúa por mecanismo un tanto diferente).
Existen inhibidores de la
glucoproteína 2b3a. Inhiben la
interacción de la fibrina con este
receptor plaquetario. Ej:
abciximab, tirofiban y
eptifibatida. Tienen acción
antiplaquetaria mucho mayor
que la aspirina o los inhibidores
del ADP porque bloquean la
activación plaquetaria a través
de distintos mecanismos. Son de
uso limitado, a nivel
hospitalario. Ya que por su
mayor actividad antiplaquetaria,
insumen mayor riesgo de
hemorragia.
La aspirina es un AINE inespecífico, por lo que inhibe a la COX1 y COX2. Inhibe la formación de tromboxanos,
prostaglandinas y prostaciclinas. Cuando nos limitamos a conocer cuál es la acción de la aspirina a nivel de la función
plaquetaria, vemos que existen dos mediadores que afectan la función plaquetaria mediados por la COX:
Estos se forman por distintas rutas enzimáticas, en distintos componentes vasculares. El tromboxano A2 se genera
en la plaqueta a través de la COX1, mientras que la prostaciclina se genera en el endotelio a través de la COX1 y por
la COX2 en pacientes con enfermedades inflamatorias como puede ser la formación de la placa ateroesclerótica.
Se cree también que la aspirina presenta otros efectos que favorecen la prevención de tromboembolismo, el propio
efecto antiinflamatorio también podría colaborar.
Todo esto lleva a diferenciar la dosis de mantenimiento de la dosis de ataque. Generalmente, la inicio del
tratamiento se da dosis alta (375mg o 500mg) para tratar de inhibir toda la producción de TXA2, generando también
una inhibición importante en la producción de prostaciclinas. A la siguiente dosis, ya se da la dosis de
mantenimiento. La inhibición de la producción de TXA2 está mínimanete restablecida, pero la de prostaciclinas se
restablece casi en su totalidad.
Cuando tenemos tratamientos antiplaquetarios con mecanismos de acción irreversibles, la primera dosis con tal de
tener todas las plaquetas inhibidas es más alta que la de mantenimiento.
Actualmente es discutido cuál es el rol de la aspirina en la prevención primaria. En la prevención secundaria, por
ejemplo, en un paciente que tuvo IAM si se le administra.
La utilidad de un antitrombótico depende de la relación entre beneficio y riesgo, siendo el principal riesgo las
hemorragias. El riesgo de hemorragia es similar entre las distintas poblaciones, es estable. Sin embargo, el beneficio
varía entre las distintas poblaciones. El riesgo es más alto en pacientes que ya tuvieron evento aterotrombótico
respecto a los que no lo tuvieron (pacientes con IAM, angina inestable, etc. Tienen mayor riesgo respecto de
aquellos pacientes que no tuvieron evento cardiovascular).
La población que conforma la prevención primaria es muy heterogenea. Puede haber pacientes con HTA y, por lo
tanto, no tienen tanto riesgo (si solo son hipertensos y no tienen problemas en las arterias carótidas, la probablidad
de que se produzca un evento aterotrombótico es bajo porque no tienen una placa ateroesclerótida). En esos
pacientes con HTA solo el beneficio es casi igual al riesgo, por lo que la aspirina no estaría indicada, el beneficio
clínico neto será nulo. En un paciente con angina estable, con placa ateroesclerótica a nivel coronaria, el riesgo de
sufrir un evento atoesclerótico será mayor, por lo que el beneficio del uso preventivo será mayor.
Las recomendaciones de prevención primaria van cambiando, pero las de secundaria están re claras.
Por el mecanismo de acción específico, la aspirina es el única AINE que tiene indicación antitrombótica. Lo importa
que tenga baja biodisponibilidad oral, ya que la aspirina comienza a actuar directamente en la circulación
presistémica (ejerce acción porque ya se encuentra con las plaquetas).
Si bien se usa una dosis baja, sigue habiendo riesgo de toxicidad gastrointestinal con riesgo de úlcera (es menor,
pero sigue estando). La contraindicación de la administración de AINEs con antihipertensivos, que lleva a la
reducción de la eficacia o un efecto deleterio cuando se los combina con IECA o antagonistas de receptores de
angiotensina, refiere a dosis antiinflamatorias de los AINEs. En estas dosis no hay interacción o es despreciable
respecto al beneficio de su combinación. Hay que recordar que vemos la farmacología por separado, pero
generalmente los factores de riesgo se combinan y que un paciente con IAM sea hipertenso y reciba tratamiento
antihipertensivo.
¿La aspirina es un
antiplaquetario activo en todos
los pacientes? Existe un
fenómeno conocido como “falla
al tratamiento con aspirina” ya
que no todos los pacientes
responden, un 35% tiene falta de
respuesta con la problemática de
que actualmente no hay
marcadores de actividad
plaquetaria que permitan
predecir de manera fidedigna si
el paciente responde o no al
tratamiento con aspirina.
Aspirina
Aspirina primero y luego AINE: se mantiene la inhibición
AINE primero y luego aspirina: hay una disminución de la inhibición de la
agregación plaquetaria
Absolutas
Úlcera gástrica
Hipersensibilidad
Trombocitopenia (reducción brusca del nivel de plaquetas)
Relativas
Por otro lado, el ticagrelol forma parte del mismo grupo, pero tiene
un mecanismo diferente. Es reversible y actuaría interfiriendo la
cascada de señalización en un sitio diferente, no a nivel del
receptor.
Clopidogrel
El clopidogrel no se transforma 100% en el metabolito activo, aún teniendo actividad enzimática normal, sino que
tiene dos rutas metabólicas en paralelo. En un
paciente normal, el 15% del clopidogrel se
transforma en un metabolito activo, mientras que
el 85% restante se convertiría por esterasas en
metabolitos inactivos. Esto es un problema, ya que
si hay una inhibición del citocromo o un paciente
tiene una enzima aberrante, el % de transformación
hacia la conformación de metabolito activo será
menor y habrá mayor conversión hacia el
metabolito inactivo (pasa a ser ponele 95 a 5). Hay
menor respuesta antiplaquetaria. Esto es muy
complicado porque la actividad enzimática del
sistema de oxidasas múltiples es muy variable y
dependiente de la presencia de otros fármacos o
polimorfismos genéticos. Esto explica por qué hay
tanta variabilidad interindividual.
Estudio clínico en el que se vio que en pacientes que ya tuvieron IAM o síndrome coronario agudo previo y recibían
prasugrel tenían menos tasa de evento primario (muerte cardiovascular, IAM no fatal, ACV no fatal). Previene más
los eventos trombóticos que el cropidogrel.
Sin embargo, genera mayor riesgo de hemorragias graves. Para decidir si se lo administra se calcula el beneficio
clínico neto en donde se realiza la sumatoria de los eventos y se ve que impacta más la prevención de los eventos
isquémicos por sobre el mayor riesgo de los eventos de hemorragia: hay beneficio clínico neto. Es una alternativa
superadora.
Actúa de manera reversible y en un sitio diferente al prasugrel y clopidogrel. Requiere administraciones y buena
adherencia al tratamiento. Se vio que, al igual que con el prasugrel, hay menos riesgo que eventos cardiovasculares y
un poco más de riesgo de hemorragia, pero tampoco significativo.
Efectos adversos
Clopidogrel
Diarrea
Rash cutáneo
Ticagrelor
La combinación es útil debido a que estamos inhibiendo la agregación plaquetaria a través de dos mecanismos
diferentes. En ciertos pacientes, está indicada la terapia antiplaquetaria dual, especialmente cerca de un síndrome
coronario agudo. Pacientes que tuvieron sindrome coronario agudo están muy expuestos a tener un reinfarto o a
requerir revascularización. Para prevenir el
reinfarto al principio o justo después del
sindrome coronario agudo se hace una
terapia antiplaquetaria dual (suele durar
entre 6 a 12 meses). Después se retira uno,
porque baja el riesgo de tener reinfarto a
medida que nos alejamos del primer
sindrome coronario agudo. Esos pacientes
tienen riesgo muy alto de aterotrombosis
durante el primer año de tratamiento.
Los anticoagulantes indirectos son aquellos que actúan por mecanismos mediados
por la antitrombina III.
Las heparinas de bajo peso molecular, dentro de las
cuales la más conocida es la enoxaparina, son productos
obtenidos a través de la despolimerización de la heparina
no fraccionada. Hay distintos mecanismos de
despolimerización: química, enzimática o física. En su
obtención, se esncinde a través de distintos mecanismos
las cadenas de GAGs para obtener cadenas más cortas.
Las heparinas no fraccionadas tienen mal perfil farmacocinético, mucha variabilidad de respuesta, más efectos
adversos. Se buscó obtener heparinas fraccionadas con mejores perfiles. Dentro de las mezclas de heparinas de bajo
PM tenemos algunas cortas que solo tienen capacidad de unirse al factor 10A, pero también otras que son lo
suficientemente largas para inhibir al factor 2A.
El menos relevante de todos los problemas es la diferencia de relación anti XA-antiIIA. Desde el punto de vista de
eficacia y riesgo de hemorragia es más o menos igual.
El fondaparinux es un fármaco sintético de un pentasacárido ideal. Este acelera selectivamente la degradación del
factor XA, sin interferir en la del factor IIA, debido a que es un pentasacárido exacto.
No es de origen biológico y no tiene riesgo de HIT porque la cadena es tan corta que no interactúa con receptores
plaquetarias y etc.
Podemos ver cómo decae la actividad plasmática de diferentes actores tras el inicio de tratamiento con
anticoagulantes orales (factor VIII, proteína C, factor IX, factor X y protrombina). En los primeros días de administrar
el paciente estará en un estadio procoagulado (entre de los factores la proteína C se elimina más rápido de
circulación que la protrombina o el factor X que
son los dos más importantes). Esto es
especialmente cierto si tiene deficiencia genética
de proteína C. Estos pacientes tienen riesgos de
tener trombosis en vasos pequeños (cutanea,
trombosis en el TGI con necrosis cutanea que se
ve a nivel de la piel). Lleva a que un paciente que
inicia tratamiento con warfarina se realiza una
terapia puente. Se comienza con un
anticoagulante parenteral + warfarina o
acenocumarol y, en el momento en donde las pruebas de coagulación demuestran que se está dentro del rango
terapéutico de actividad anticoagulante, se saca el anticoagulante parenteral. Esto acelera el inicio de acción porque
depende más de la heparina, más que de la warfarina o acenocumarol, y previene la necrosis cutanea o en el TGI que
suele ser una complicación, especialmente en pacientes con deficiencia de proteína C.
Limitación de la warfarina: lento inicio de acción, existencia de primer estadio procoagulante más que
anticoagulante. Estos son fáciles de compensar. Sin embargo, tiene un problema muy importante, presenta un índice
terapéutico muy estrecho. Una acción exagerada genera riesgo de sangrado, mientras que una menor acción
provoca riesgo de trombosis. El gran problema es que los anticoagulantes orales presentan alta variabilidad tanto
interindividual como intraindividual. La inter afecta encontrar la dosis ideal para el paciente al inicio del tratamiento.
Si solo tuviera variabilidad inter, se encuentra la dosis y el paciente puede hacer el tratamiento con la misma dosis.
Sin embargo, a lo largo del tratamiento hay que ir cambiando la dosis, lo que refiere a la variabilidad intraindividual.
Para la mayoría de las indicaciones que tiene la warfarina (fibrilación auricular y otros sindromes adicionales) el
rango terapéutico es entre 2 y 3. El problema es que a largo plazo hacer que el INR se mantenga constante en ese
rango acotado es muy complicado.
Al principio es complicado encontrar la dosis por la variabilidad interindividual. Existen dos polimorfismos que
contribuyen mucho a la variación entre los distintos pacientes: polimorfismo en CYP2C9 o en la vitamina K epoxido
reductasa. El gran problema es que constantemente hay que ajustar la dosis y medir el INR. Un paciente tratado con
estos fármacos debe medirse todos los meses el INR. El médico según el resultado baja, sube o mantiene la dosis.
Varía en el tiempo porque varía la ingesta de vitamina K. El efecto anticoagulante depende de cuánta vitamina K
recibe el paciente. La vitamina K reducida puede provenir del alimento, formación intestinal por parte de bacterias,
etc. En la medida que se modifique la suplementación de vitamina K se modifica
la respuesta y eso modifica la dosis. Por ello, para pacientes tratados con
anticoagulantes orales se debe intentar mantener constante el ingreso de
vitamina K de la alimentación (vemos alimentos que contienen cantidades altas
de vitamina K, se recomienda que no lo coman o coman poco).
Independientemente de esto, siempre un paciente tratado con estos
anticoagulantes orales debe saber que tiene que moderar la ingesta de los
alimentos con alto contenido de vitamina K y mantener siempre constante su
ingestina (en la medida que el ingreso sea constante, será más estable la respuesta al anticoagulante oral en el
tiempo).
Para detectar las interacciones existe un chequeador de interacciones. Ej: la warfarina interacciona con el
fenofibrato por un sinergismo farmacodinámico especialmente.
Es importante tener un antidoto, el INR puede irse muy por encima y el paciente estar expuesto a un alto riesgo de
sangrado o presenta sangrado a raíz del uso del anticoagulante oral. El tratamiento tiene diferentes estrategias
dependiendo de cuán alto esté el INR o de si hay sangrado que amenace la vida:
INR menor de 5 sin sangrado que amenace la vida: alcanza con suspender el anticoagulante oral, medir el
INR y restablecer una vez que el INR esté en el rango con una dosis ajustada
INR por encima de 5: se suspende el anticoagulante y se da vitamina K oral (se da en una dosis baja cuando
el INR está entre 5 y 9 y en una dosis alta cuando está entre 9 y 20).
INR mayor a 20 o hay sangrado que amenaza la vida del paciente: la vitamina K no es un antídoto rápido
porque permite que el hígado vuelva a generar factores de coagulación, lo que toma un tiempo. En ese caso
se administra plasma fresco congelado enriquecido con factores de coagulación, es un aporte inmediato.
Nuevos anticoagulantes
El gran problema con la warfarina es el inicio de acción lento, respuesta impredecible, mucho riesgo de
interacciones, entre otras. Esto hace a la necesidad de encontrar un nuevo anticoagulante que se acerque a un
anticoagulante oral ideal.
Buena biodisponibilidad
Sin interacción con drogas o comidas
Rápido comienzo de acción
Respuesta predecible (no requiere monitoreo)
Disponibilidad de un antídoto
Costo razonable
Mecanismo que aseguren buena compliance del tratamiento
Estos fármacos van a tener inicio de acción rápido porque actuan inhibiendo directamente al factor de coagulación,
tampoco dependen de la ingesta de vitamina K (ventajas de los nuevos anticoagulantes). Esto último hace que no
requieran monitoreo constante a lo largo del tiempo.
El dabigatrán es un profármaco, por hidrolisis libera rápidamente la molécula de dabigatrán que es la que inhibe al
factor IIA. Este no tiene metabolismo hepático, sino que su eliminación es principalmente renal (80%) y no hay
efecto de la ingesta de comida sobre el perfil farmacocinético. Sin embargo, si el paciente toma inhibidores de la
bomba de protones o antagonistas de la histamina 2, hay por un cambio en el pH gástrico una disminución de la
biodisponibilidad. Además, genera dispepsia (sensación de malestar gástrico), no es grave, pero puede generar falta
de adherencia al tratamiento.
Todos los nuevos anticoagulantes tienen una vida media corta con respecto a la warfarina. Estos no tienen mayores
incovenientes si el paciente se olvida de tomar una dosis. Sin embargo, en los nuevos anticoagulantes hay riesgo
considerable si el paciente se olvida alguna toma (el nivel baja tanto que está expuesto a riesgo de trombosis). Para
que estos fármacos sean efectivos, se requiera buena adherencia al tratamiento (principal limitación de estos
fármacos).
El dabigatrán pese a no tener metabolismo hepático, tienen una absorción regulada por la glucoproteína P (tiene
interacciones con inhibidores o inductores de la glucoproteína P).
El apixabán, edoxabán y rivaroxabán son todos fármacos de acción directa que se eliminan principalmente a nivel
hepático por acción de difernetes citrocromos (CYP3A4 participa especialmente en el rivaroxabán) y son afines a la
glucoproteína P
(tienen interacciones
por inhibidores o
inductores de
CYP3A4 y
glucoproteína P).
El rivaroxabán
aumenta su
absorción cuando se
da con alimentos, es
recomendable que se
tome con comidas.
No tiene problemas
de tolerabilidad
gastrointestinal como
el dabigatrán.
Hay guías que resumen las distintas interacciones. Hay interacciones con distintos grupos de fármacos,
especialmente con los antifúngicos azolicos (elevación de los niveles plasmáticos de cualquier anticoagulante).
El dabigatrán no está indicado en pacientes mayores de 80 años porque están expuestos a mayor riesgo de
hemorragias severas. En el caso de la función renal, es más importante por el dabigatrán porque es el que más se
elimina por vía renal, está contraindicado en pacientes con Clcr menor a 30ml/min. En pacientes con moderada hay
que bajar la dosificación.
Los nuevos tenían el problema de la falta de antídoto. El médico tenía temor de administrarlos porque en caso de
desarrollar una hemorragia grave, no había forma de revertirlo. El concetrado de factores de coagulación puede no
ser tan útil porque estos actúan degradando factores de coagulación. Uno de los nuevos antídotos es el
idarucizumab (dominio Fab de un Ac monoclonal, se une específicamente al dabigatrán y elimina el que está en
exceso). Para los antiXA se buscó un factor XA incompleto que es capaz de unirse al nuevo anticoagulante oral, pero
sin actividad biológica (andexanet alfa).
Es complicado combinarlos porque hay mucho riesgo de hemorragia, por eso generalmente se trata con uno u otro.
Sin embargo, si un paciente tiene IAM y se inicia tratamiento antiplaquetario con aspirina se está inhibiendo un
factor de riesgo para el reinfarto, pero no así la coagulación. Dejar libre la cascada de coagulación implica riesgo
adicional.
Un estudio clínico evaluó si era factible combinar el rivaroxaban en una dosis muy baja en combinación con ácido
acetilsalicílico. Encontraron que los pacientes que combinaban tenían menos riesgo de eventos CV respecto a los que
tomaban uno de los dos solos. Actualmente se empezó a recomendar la combinación de rivaroxaban + aspirina,
siempre en dosis bajas, porque se vio que tiene capacidad de prevenir eventos CV, mayor riesgo de sangrado
(cuando se evalua el beneficio clínico neto da positivo, así que se usa en mayor medida actualmente).