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CENTRO EDUCATIVO RODRÍGUEZ TAMAYO

LICENCIATURA EN NUTRICIÓN

FISIOLOGÍA DE LA NUTRICIÓN

PROFESORA: L.N DEL BOSQUE MENA


ESTRELLA

ALUMNA: POOL CANUL ELIZABETH MICAL

MÉRIDA, YUCATÁN A 21 DE MARZO DE 2022

NOMBRE DE LA ACTIVIDAD:

ENSAYO_PRIMER PARCIAL

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Actividad física: ¿Realmente ayuda a reducir el estrés?
Efectos del estrés en deportistas y personas sedentarias.

Resumen:

A pesar de que en la actualidad se habla mucho acerca del estrés, la mayor parte de
la población conoce muy poco acerca de este y su importancia en nuestra vida
cotidiana, salvo sus efectos negativos sobre la salud física y mental; el mundo
deportivo tampoco es la excepción ya que estudios avalan que los individuos que
practican deporte de alto rendimiento suelen presentar niveles altos de estrés
producto de las exigencias propias del mundo competitivo en el que se
desenvuelven, lo que afecta tanto su rendimiento deportivo como su salud física y
mental; sin embargo, un gran número de estudios demuestran que la realización de
actividad física está relacionada con un mejor manejo del estrés desde el punto de
vista psicológico, emocional y conductual, así como con la disminución de los
efectos negativos del estrés sobre la salud física tales como la hipertensión, siempre
y cuando se realice de manera adecuada de acuerdo a la condición coporal, edad,
sexo, peso y altura de la persona, y esta sea acompañada de otros hábitos
saludables como el sueño y descanso adecuados, la buena hidratación y la
alimentación saludable; además de que esta sea realizada de manera que no
interfiera con la realización de otras actividades como el trabajo, el estudio y la
convivencia con la familia.

Palabras clave: distrés, burnout, actividad física, eustrés, deportistas.

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Estrés es un término que en la actualidad se ha hecho muy popular en los medios de
comunicación y en la vida cotidiana; sin embargo, la mayoría de la población solo
tiene un conocimiento parcial sobre este concepto y sus implicaciones,
principalmente a causa de el énfasis que se le da al estrés desde los efectos
negativos que este genera, pero carecen de información acerca del papel de este en
el desarrollo personal y en el desempeño de diferentes actividades, entonces, se le
da relativamente poca importancia respecto a la influencia que el estrés tiene
realmente en nuestra vida, ya que por la misma naturaleza de este suele pasar
desapercibido, por lo menos en la actividad consciente, a menos que se empiecen a
presentar manifestaciones a nivel perceptible tanto en el estado anímico como en el
desempeño del organismo a nivel físico que van desde leves hasta severas; esta
situación, desafortunadamente, también abarca a aquellas personas que realizan
actividad física ya sea de manera recreativa o profesional, puesto que generalmente
solo se promueve a la actividad física como un medio para prevenir el estrés, esta
visión unidireccional impide que se tenga claro el papel del estrés en la vida de estas
personas, ya que pocas veces se habla acerca de la influencia de el estrés en la
actividad física contrario a lo que pasa en el caso inverso, pudiendo de esta manera
afectar a la persona de manera negativa en relación a su cuerpo y tolerancia a
factores estresantes; en este caso la percepción de estrés puede diferir de la de las
personas que no realizan actividad física en dos vertientes: 1)una mayor consciencia
sobre el nivel de estrés y sus efectos y 2)una confusión entre las señales corporales
propias de la exigencia física y los efectos del estrés lo cual suele ocurrir
principalmente en individuos que practican deportes de manera profesional, ya que a
menudo están sometidos a distintas presiones por parte del entorno y a rigurosas
rutinas que causan agotamiento .

En razón de esto, resulta de gran importancia el hacer presente la realidad del estrés
en cada ámbito de nuestra vida y particularmente en la relación de este con la
actividad física desde la perspectiva de la nutrición, puesto que es uno de los
factores que influyen significativamente en las respuestas al estrés y que en la
actualidad es uno de los que se han visto afectados debido a nuestro estilo de vida;
de manera complementaria, también es importante que se recalque la importancia
de conocer las distintas respuestas al estrés tanto a nivel físico como
psicoemocional, para enfrentarlas de manera más asertiva y evitar conductas que
puedan afectar nuestro desempeño, mediante el empleo de estrategias que
involucren la implementación de la actividad física, la alimentación e hidratación
adecuada, así como un buen control del sueño y descanso, la administración del
tiempo libre y otros hábitos saludables en nuestro estilo de vida.

En el presente ensayo se abordarán diferentes perspectivas de cómo el estrés y la


actividad física se relacionan (tanto por relación directamente proporcional como
inversamente proporcional de manera bidireccional), así como las aplicaciones de
esta relación en nuestra vida diaria y las posibles alternativas que surjan a partir del
estudio de la influencia del estrés en la realización de la actividad física tanto en el
ámbito cotidiano como en el profesional, por lo que se recurrirá al empleo de
diferentes datos obtenidos a partir de estudios realizados en personas activas y
sedentarias de manera que se pueda apreciar el efecto del estrés, tanto en el ámbito
fisiológico como psicoemocional, en cada uno de estos grupos tomando en cuenta
las diferencias y concordancias que puedan presentarse, de tal forma que se puedan
sacar conclusiones claras y que permitan un posible seguimiento del estudio de
estas dos variables (estrés y actividad física) para que posteriormente puedan
hacerse ajustes (actualizaciones) en el presente análisis basándose en los datos
obtenidos mediante nuevos hallazgos e investigaciones que refuercen o rechacen lo
propuesto en las conclusiones.

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El estrés se entiende como la respuesta que presenta nuestro organismo tanto a
nivel fisiológico como psicológico, emocional y conductual, ante circunstancias que
están fuera del control del individuo, sean positivas o negativas, y que exigen un
esfuerzo extra para poder enfrentarse a estas de manera eficaz (Capdevila N.,
Segundo M.J., 2005), entonces, este puede dividirse en dos tipos de acuerdo a los
efectos que produce y a la intensidad de este: eustrés y distrés; el primero de estos
se refiere a una cantidad de estrés que promueve un mejor funcionamiento del
individuo mediante nuevos retos que permiten su desarrollo personal y que
generalmente viene acompañada de emociones positivas y es producto de
situaciones con cierta dificultad mas no traumáticas o negativas (concursos, viajes,
inicio de nuevos proyectos,obtención de un nuevo trabajo, término de los estudios,
etc.); el segundo, en cambio, se refiere a la cantidad de estrés que ya no es tolerable
por el individuo y que viene acompañada de efectos adversos tanto a nivel fisiológico
como cognitivo, emocional y conductual, y que a menudo es resultado de
situaciones conflictivas o negativas (muerte de un ser querido, separación, violencia
en la escuela, trabajo o familia, crisis financieras, desastres naturales, guerras, etc.),
que si no se reduce puede generar graves consecuencias en el individuo tales como
el desarrollo de enfermedades crónicas y el síndrome de burnout (Naranjo Pereira
M.L., 2009).

El estrés, puede dividirse también en 3 fases: alarma, resistencia y agotamiento, de


acuerdo a la intensidad y la prolongación del mismo.

Las consecuencias de dicho estrés pueden clasificarse en: fisiológicas, emocionales,


cognitivas y conductuales.

En el ámbito fisiológico el estrés se define como la respuesta física del organismo


ante estímulos estresores mediante la liberación de hormonas por parte de señales
de la hipófisis y el sistema nervioso vegetativo como los glucocorticoides y las
catecolaminas que provocan una serie de reacciones como la hiperglicemia,
incremento del rendimiento cardíaco, broncodilatación, dilatación de las pupilas,
reducción de los niveles de las hormonas sexuales, movilización de ácidos grasos,
aumento en la síntesis de la tiroxina, vasodilatación muscular y vasoconstricción
cutánea, que pueden dar lugar a consecuencias más graves como la
inmunodepresión, la hipertensión, arterioesclerosis y alteraciones metabólicas si
dicho estrés se prolonga durante mucho tiempo sin llegar a la adaptación (Nogareda
Cuixart S.,s.f.).

En lo que respecta a lo emocional se toman en cuenta las respuestas emocionales


ante situaciones estresantes, como la intolerancia, la impaciencia, el autoritarismo, la
desconsideración, el desgano y la hipocondría; en el área conductual, se pueden
referir aquellas acciones observables que son resultado del estado emocional de la
persona tales como el ausentismo escolar y laboral, falta de fluidez al hablar,
desconfianza, capacidad de resolución de problemas reducida, insomnio, aumento
en el consumo de tabaco, alcohol, comida y consumo de drogas, tics y reacciones
extrañas que no son propias de la persona; la parte cognitiva, por su parte, es la
encargada del aprendizaje y la toma de decisiones por lo que el estrés suele
manifestarse en problemas de concentración o niebla mental, reducción de la
memoria y reducción del razonamiento lógico. En estos casos, las consecuencias
del estrés pueden desembocar en el llamado síndrome de burnout caracterizado por
agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización personal;
ansiedad y depresión. Las consecuencias del estrés en estos ámbitos no tienen
tanto que ver con la existencia de este sino más bien a la forma en la que la persona

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afronta estas situaciones estresantes (Hackston J., Moyle P., 2016; Naranjo Pereira
M.L., 2009).

El ritmo de vida actual ha propiciado el incremento de factores estresantes como la


contaminación lumínica y sonora, el exceso de trabajo y la inestabilidad financiera,
por lo que el estrés se ha hecho parte de nuestra vida diaria, por este motivo
numerosas asociaciones de salud han realizado una serie de recomendaciones con
la finalidad de reducir los efectos nocivos del estrés entre las cuales se encuentra la
realización de la actividad física, que consiste en cualquier movimiento muscular que
produzca un gasto de energía.

Numerosas asociaciones de salud recomiendan la realización de por lo menos 30


minutos diarios de actividad física para obtener beneficios a la salud física y mental,
como son la prevención de la obesidad, mejora de la condición de los huesos y la
reducción del estrés.

El ejercicio físico promueve la liberación de endorfinas (las cuales producen


sensación de felicidad y disminuyen el dolor) y la disminución de cortisol así como la
degradación de la quinurenina (sustancia relacionada con el estrés, la depresión y
las enfermedades mentales) a ácido quinurénico (que no puede pasar la barrera
hematoencefálica) por medio de la enzima KAT regulada por la proteína PGC-1α
que se activa en el músculo por el ejercicio aeróbico, lo que fomenta la disminución
del estrés y sus efectos negativos; sin embargo, existen estudios que cuestionan los
beneficios de la actividad física realizada en en el ámbito profesional, ya que los
profesionistas del deporte suelen presentar problemas de salud tales como lesiones
en articulaciones y músculos, amenorrea hipotalámica en las mujeres así como
riesgo de síndrome de burnout, debido a las exigencias físicas, así como
psicológicas, emocionales y sociales que se les presentan en el medio por parte de
entrenadores, familiares y patrocinadores, y a las características fisiológicas y de
personalidad propias de los deportistas. Así mismo el estrés puede afectar de
manera considerable a los deportistas debido a que efectos tales como el aumento
de la frecuencia cardíaca y la vasoconstricción producto del estrés pueden afectar al
rendimiento físico y a la salud de los atletas pudiendo provocarle daño al sistema
cardiovascular y al metabolismo, y fomentar el desarrollo de enfermedades como la
hipertensión o los accidentes cerebrovasculares.

Entre estos estudios se encuentra uno realizado en un grupo de deportistas de alto


rendimiento de edades comprendidas entre 10 y 16 años, a los cuales se les aplicó
un cuestionario para medir los distintos aspectos del síndrome de burnout y su
relación con la posibilidad de retirarse del deporte (Garcés de Los Fayos Ruiz E.J.,
1993), obteniendo como resultado que la frecuencia de la presentación de las
características del burnout era mayor conforme más se avanzaba en la práctica del
deporte, curiosamente, pocos refirieron la posibilidad de abandonar el deporte, lo
cual da lugar a diferentes hipótesis que explican esto entre las que se encuentran las
siguientes: 1) la presión de la familia y medio social para seguir en la práctica
deportiva y 2) la propia afición de deportista por la práctica del deporte. La segunda
hipótesis deja claro que los deportistas encuentran cierto grado de satisfacción al
realizar deporte de manera profesional a pesar de los efectos negativos sobre su
cuerpo y mente, lo que da a entender que estos efectos son causados por las
dificultades propias del entorno competitivo en el que se encuentran y no de la
actividad física, ya que numerosos estudios han demostrado que la actividad física
por sí misma es aliada en el combate del estrés.

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Un estudio realizado entre estudiantes de dos colegios peruanos, respalda los
efectos positivos de la práctica de actividad deportiva, encontrando entre los
resultados que la mayoría de estudiantes que no realizaba actividad física o que
realizaba muy poca presentaban niveles más altos de estrés en comparación con
aquellos que sí realizaban actividad física, además de que tampoco se encontraron
afectaciones en el desempeño académico de los estudiantes que realizaban
deporte, de forma que se destruye el mito de que la realización de ejercicio resta
tiempo e interés en los estudios (Huaracallo Tacuri C., 2021).

Otro aspecto a tomar en consideración en la regulación del estrés son los hábitos
alimenticios, ya que está demostrado que alimentos y bebidas estimulantes, así
como las grandes cantidades de sal y azúcar empeoran los efectos del estrés;
también se ha demostrado que alimentos como las frutas, las verduras, los dulces y
las golosinas en cantidades moderadas, pueden ayudar a reducir los niveles de
estrés debido a que fomentan la producción de serotonina y al bienestar físico en
general (Barattucci Y., 2011). Es bien conocido que la mayoría de los atletas llevan
una dieta balanceada por lo cual tienen cierta ventaja por sobre la población que no
realiza deporte, ya que muy a menudo tampoco cuidan su alimentación. También
cabe mencionar que algunas personas responden al estrés con cambios en su
alimentación, tanto en tipo como en cantidad, lo cual, centrado en los deportistas,
puede acarrear consecuencias en su rendimiento además de las que afectan a la
salud independientemente de la actividad física que se realice.

El sueño reparador, es también otra variable que afecta y al mismo tiempo se ve


afectada por el estrés, en este caso, tanto en personas sedentarias como en
personas que realizan deporte la calidad del sueño no suele ser buena a pesar de
que las personas que realizan actividad física suelen darle importancia a sus
tiempos de descanso para su recuperación (Carrera Bastos P., Domínguez R., et al.,
2018), esto principalmente debido al estrés que afrontan diariamente; por lo cual es
de gran importancia vigilar la calidad de sueño, tanto para las personas que realizan
actividad física como para las que no, con el fin de evitar alteraciones más graves
como el síndrome metabólico (González Dzib R., Pedraza Mircet M.M., Sosa
Hernández A.A., 2021).

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Entonces, recapitulando los puntos mencionados con anterioridad podemos concluir
que:

1) El estrés es una respuesta normal del organismo hacia estímulos que causan
desequilibrio en la homeóstasis corporal o provoquen cambios en el entorno de una
persona, y que no es necesariamente negativa por sí misma, sino que la intensidad
y tipo de efectos dependen de los mecanismos del individuo para afrontar
situaciones estresantes y de la condición fisiológica de este, así como del tipo de
situación que detonó el estrés. Las consecuencias de dicho estrés van desde leves
hasta graves llegando a causar problemas tales como hipertensión, arteriosclerosis y
síndrome metabólico.

2) La actividad física es una de las recomendaciones por parte de diferentes


organismos de salud para combatir el estrés debido a que disminuye los niveles de
las sustancias que aumentan el estrés en el organismo y aumenta los de las
sustancias que lo disminuyen.

3) Los deportistas, al igual que la población en general, también se enfrentan a


situaciones estresantes derivadas en su mayoría del entorno altamente competitivo
en el que se desempeñan tales como la presión por parte de entrenadores, familia y
el agotamiento físico; esto puede ocasionarles serios problemas tanto en su salud
física como mental, hasta verse obligados a abandonar el ámbito deportivo, por lo
cual es de vital importancia que se tomen en cuenta las necesidades físicas y psico-
emocionales de los atletas evitando sobreexigencias y presiones innecesarias, y
brindándoles apoyo psicológico sobre todo ante situaciones altamente estresantes
como torneos, competencias de calificación y viajes.

4) Una vida sedentaria está relacionada con más altos niveles de estrés así como
con menores estrategias para afrontarlo en comparación con un estilo de vida activo,
tanto por la actividad física en sí misma como por causa de factores asociados como
el sueño y la alimentación saludable.

Por conclusión general, la actividad física es una forma excelente de lidiar con el
estrés y no genera efectos negativos siempre y cuando se sigan las
recomendaciones de alimentación y descanso, por lo cual los efectos negativos en
relación con el estrés que enfrentan los deportistas (en especial los de alto
rendimiento) y que afectan su rendimientos, son resultado de las presiones que
existen en el entorno así como del agotamiento físico provocados por una mala
gestión del ejercicio, descanso y actividades de realización personal por parte de
entrenadores y deportistas, por lo que la realización de actividad física siempre será
mejor que una vida sedentaria, además de que el mito de que la actividad física
quita tiempo para actividades más constructivas queda desmontado fácilmente ya
que la salud nunca es una mala inversión, porque que si no tenemos salud no
podríamos realizar otras actividades con gusto y eficiencia, además de que los
estudios realizados han concluído que el desempeño escolar y/o laboral no es
afectado por la práctica de actividad física y que al contrario, esta podría mejorar los
procesos mentales y de aprendizaje, además de fomentar la disciplina y la
adquisición de hábitos saludables en relación con la alimentación, el sueño y la
regulación emocional permitiendo de igual forma identificar más fácilmente las fases
del estrés para afrontarlo de maneras más saludables.

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