Está en la página 1de 3

Caso Modulo 2

D. Antonio H.H. resultó agraciado con 550 millones de pesos dominicanos en virtud de
un sorteo de lotería en septiembre de 2017. D. Antonio, de raza haitiana, sin empleo,
reside en una autocaravana y decidió comprar una casa para él y su familia. En
concreto, al disponer de tal cantidad de dinero, decidió comprarla en un paraje de Punta
Cana particularmente querido para él donde había pasado su primera noche con la que
después se convertiría en su mujer. Para la búsqueda de tal casa contrató los servicios de
un Abogado (D. Miguel Ángel D.T.) quien se puso en contacto con los titulares de la
única oferta de venta de casas en el citado paraje: la sección inmobiliaria de un
conocido banco. Dicha sección era titular de una promoción de 15 viviendas de alto
standing, con un precio mínimo de 60 millones de pesos. D. Miguel Ángel D.T.
contacta con el gestor de la promoción (D. Rafael B.G.) y acuerda que D. Antonio se
trasladará con su familia a conocer la casa antes de comprarla.

El 10 de julio de 2018 D. Antonio se traslada a Punta Cana en avión con 11 familiares


más (su mujer, cinco hijos, dos nueras, sus padres y sus suegros) y su abogado,
alojándose en 9 habitaciones de un Hotel de lujo. El 11 de julio la familia, junto al
abogado, acuden a ver la casa con un empleado del banco. Satisfechos con ésta y con el
precio acuden al día siguiente al Banco con la intención de formalizar el contrato de
compra venta con D. Rafael B.G.

Al ver aparecer a la familia, D. Rafael les comunica que no tiene ninguna intención de
venderles la casa. Ante el ofrecimiento de D. Antonio de aumentar el precio, D. Rafael
contesta que no es un problema de precio sino de estrategia comercial. La venta a una
familia haitiana de la primera de las casas de una promoción de 15 viviendas de alto
standing haría imposible la venta de las 14 viviendas restantes. Ninguna familia de alto
nivel económico estaría, a su juicio, dispuesta a pagar un precio tan elevado si ello
implicara tener como vecinos a un grupo de haitianos. Ante las airadas protestas de la
familia y del abogado, el servicio de seguridad del Banco, a petición de D. Rafael, les
expulsa, sin causar daño físico alguno, de la oficina. El día 14 de julio D. Antonio, su
familia y su abogado regresan a Haití.

El 21 de julio, D. Antonio y sus familiares presentan dos demandas contra el Banco en


las que solicitan que se obligue al Banco a vender la finca. Subsidiariamente se
interponen otras dos pretensiones. Por una parte D. Antonio, que se le abonen todos los
gastos causados con motivo de la fallida negociación (incluyendo los billetes de avión y
la estancia de todos los que se trasladaron a ver la casa) y, por la otra D. Antonio y
todos sus familiares, que se les indemnicen por los daños morales causados como
consecuencia de la vejación a la que fueron sometidos. Los gastos ascienden a
1.200.000 pesos y los daños morales son evaluados en otros 1.200.000 pesos para cada
uno de los miembros de la familia por su expulsión del Banco y de otros 1.200.000 para
D. Antonio por la negativa a contratar con él.
Resolved si en el siguiente caso si cabe la alegación directa del art. 39 RD y si puede
dar lugar a satisfacer alguna pretensión. No se trata de hacer una resolución judicial, se
trata de que argumenten si las pretensiones esgrimidas pueden prosperar y por qué
motivos. Interesa la argumentación constitucional.

______________________________________________________________________

Iniciamos a resolver el caso propuesto.

Con relación, a que si cabe la alegación directa del artículo 39, sobre el derecho de
igualdad, debo argumentar lo siguiente:

Que tanto la Constitución de la República Dominicana, como la Convención


Americana y la Declaración Internacional de Derechos Humanos consagran el derecho
a la igualdad y la prohibición a los Estados de la discriminación por razón de género,
color, edad, discapacidad y nacionalidad.

Que la Tutela Judicial Efectiva y el debido proceso de ley debe ser parte integral en
todos los casos que los Jueces diriman, para garantizar en todo momento el conjunto de
derechos y garantías que le son reconocidos por la Constitución Dominicana a todas las
partes, en tal sentido el artículo 69 de nuestra Carta Magna expresa que: “Toda persona,
en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, tiene derecho a obtener la tutela
judicial efectiva, con respeto del debido proceso que estará conformado por una serie de
garantías mínimas, entre las que están el derecho a ser oída, solución del conflicto penal
en tiempo razonable; el derecho a un juicio público, oral y contradictorio, en plena
igualdad y respeto al derecho de defensa.

Que si bien, el amparo es un sistema de defensa de la Constitución y de las garantías


individuales, de tipo jurisdiccional, por vía de acción, que se tramita en forma de juicio,
y que tiene como materia las leyes o actos de la autoridad que violen las garantías
individuales, y que tiene como efectos la nulidad del acto reclamado y la preposición
del quejoso (accionante) en el goce de la garantía violada, con efectos retroactivos al
momento de la violación.

En efecto, la legitimación activa en materia de amparo la otorga un derecho preexistente


a la acción, de donde se infiere que el derecho subjetivo debe existir al momento de la
acción, puesto que el fin del amparo no es la declaratoria o reconocimiento de derechos
sino mas bien el restablecimiento o protección el derecho en razón del cual se promueve
la acción.

Ahora bien, analizando a los hechos planteados, podemos decir que si bien existe una
violación al derecho de igualdad por razón de nacionalidad, ya que la finca no se le
vendió al señor D. Antonio H.H. y a sus familiares por ser los mismos de nacionalidad
haitiana, sin embargo, la vía para hacer prescribir y restaurar dicho derecho es mediante
la acción de amparo, como bien había expresado anteriormente, y en la especie, el señor
D. Antonio H.H. Incoó dos demandas ordinarias solicitando que le ordene al banco que
le venda la finca, y subsidiariamente condenaciones en indemnizaciones por daños
morales, por lo que, esta juzgadora no podría establecer o ventilar que se le ha
violentado un derecho fundamental, y por vía de consecuencia restaurarlo, ya que la
demandante no ha hecho uso de las garantías correspondiente para restaurar el derecho
inculcado; y por otra parte, las indemnizaciones en condenaciones son ajenas en materia
de amparo, ya que su naturaleza es restaurativa, no indemnizatorias.

____________________________________________________________________

En cuanto a las dos demandas ordinarias interpuesta por el señor D. Antonio H.H., cabe
destacar lo siguiente:

No puede esta juzgadora ordenar al banco que le venda la finca al señor D. Antonio
H.H., ya que no hubo ninguna promesa de compraventa firmados por ellos, de acuerdo
con lo que establece el artículo 1589 de Código Civil, “La promesa de venta vale venta,
habiendo consentido mutuamente las dos partes, respecto a la cosa y el precio”, asunto
que en la especie no sucedió. En esa virtud, rechaza dicha demanda.

En cuanto a la segunda demanda interpuesta por el señor D. Antonio H.H. y sus


familiares, de que indemnicen al banco por los daños morales causados como
consecuencia de la vejación a que fueron sometidos, y por la expulsión del banco. Cabe
establecer que dichas pretensiones tampoco prosperan, ya que si bien, como expuse
anteriormente no existió ninguna promesa de compraventa, o cualquier documentos que
haga establecer que entre el banco y el señor D. Antonio H.H. hubo un acuerdo en
donde el banco se comprometía venderle única y exclusivamente al señor D. Antonio
H.H.; en tal sentido, las pretensiones del señor D. Antonio H.H. debe ser rechazada en
todas sus partes.

También podría gustarte