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TEORIADEL

ACTUAR COMUNICATIVO
DE JURGEN HAISERMAS
EDGARDO ALBIZU

notable filósofo argentino Edgardo Albizu realiza un::


análisis de los princinales conceptos y argu
mentos p.resentid,,-,,<,, por el filosofo de Frankfurt, Jürgen
Habermas, en s,,1 Jifimo, librc~ Teoria del Actuar Comuni-
~O IVO,
fi publicc)dc, ren alemán en 1981, una obra en que se replantea el destino de la filosofia, la índole de la
razón, las dimensiones epistémicas de las ciencias sociales y la racionalidad del actual orden sociaL
Albiz1, afirmía nue Habermas se enfrento a la iden'de razón preva!eciente desde una teoría que se propone
supei ar la absfi,acción metodológica de e[ historicismo, la teorío sistémica, la fenomenologiaja
hermenéutica y el interaccionismo simbólico. Su perfinencio es un estructuralismo genetico según e¡ modelo
de Piaget, que
oiDortes de Weber, la teoría de !,-~ ~--ory,,,un~icaci~D'n
social de G, ~4, Mead y lo teoria de la integrcción sociai
de- rE,)urkh ' hori-?,~-,)nte de temas proylr,!,il,nt,es, de
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En 1981 Jürgen Habermas pu
blicó la Teoría del actuar co
municativo, dos tomos que
condensan largos estudios
acerca de la fundamentación
de las ciencias sociales. El primer to
mo se titula Racionalidad de la ac
ción y racionalización social; el segun
do, Para una crítica de la razón Juncio
nalista.i Por la problemática que abor
da, la obra concieme no sólo a la vasta
gama de las ciencias sociales sino tam
bién a la filosofía. En efecto, sostiene
que ésta y aquéllas cooperan, mas no
en relación de dependencia, lo que
significa una transformación respecto
del modelo tradicionalmente admi
tido -o cuestionado- de relación Je.
járquica filosofía -ciencias (11 583 ss.).
Se trata, pues, de una obra que replan
tea el destino de la filosofía, la índole
de la razón, las dimensiones epistémi
cas de las ciencias sociales y la racio
nafidad del actual orden social.
Desde los títulos de ambos volúmenes empieza a colegirse que la razón es el problema central de la obra, problema planteado en relación con
las dimensiones epistémicas de la teoría social y la consiguiente configuración de su objeto. Por esto tiene como centro el problema de la
acción, del hombre en tanto ser activo. Se trata de] tema de la praxis, en torno del cual se centra, desde los albores de la reflexión filosófica, la
indagación acerca de lo social. En la idea del actuar comunicativo Habermas encuentra la clave para ordenar, sistematizar y hacer fecundos
los problemas que plantea la constelación filosofía -ciencias sociales. La necesidad de exponer el núcleo de dicha idea dentro de las limi-
taciones propias de un artículo como el presente, exigirá atenerse a un orden muy ceñido.

1. TWRIA S«IAL

En tanto ensayo de fundamentar la teoría social, la obra se enfrenta a un problema que adquiere relieve a partir del desarrollo de la
modemidad europea. El afianzamiento de las sociedades capitalistas, la llegada al estado de democracia masiva y/o de administración total, y
el desarrofi o de cien -cias del fenómeno social muestran la madurez de un grupo de problemas relativos a la esencia de la razón. Los modos
de abordar y tematizar se diversifican, como consecuencia de

la complejidad de los fenómenos estudiados. Habermas encuentra las siguientes direcciones de investigación de los problemas de la sociedad
modema (11550 ss.):
1) Predominio del punto de vista histórico, sobre todo en conexión con la obra de Max Weber. Cabe hablar aquí de una historia de la
sociedad, y también de una teoría de la diferenciación social, en especial de clases. 2) La teoría sistémica de la sociedad. Sus orígenes se
hallan en la economía neo-clásica y en el funcionalismo sociológico. Su punto de vista es el de la complejidad sistémica creciente (por
ejemplo: mercado, administración), según se ve en obras corno las de Parsons y Lulimann.
3) Una dirección centrada en el problema de la acción ' a partir de la fenomenología, la hermenéutica y el interaccionismo simbólico. A
diferencia de lo que ocurre con la teoría sistérnica , aquí no se da prioridad a las dinámicas del desarrollo económico, estatal y nacional, sino a
las estructuras de las imágenes del mundo y las formas de vida. Por eso es una actitud de investigación sensible a los efectos patológicos del
desenvolvimiento de la modemidad.
4) La teoría que Habermas propone, con el designio de superar la abstracción metodológica de las anteriores. Se trata de un ---estructurafismo
genético", orientado según el modelo de la psicología del desarrollo (Piaget), que asimila tesis de la sociología de la religión (Weber), la
teoría de la comunicación social (G. H. Mead) y la teoría de la integración social (Durkheim), en un horizonte de temas y de actitudes
teórico-críticas provenientes de Marx, Lukács y la teoría crítica, tanto en sus figuras centrales (Horkheimer, Adorno, Marcuse) cuanto la-
terales (Benjamin, Fromm, Neumann, Kirchheimer). Pero dicho estructaralismo genético adoptará una actitud crítica frente a sus raíces. Esto
le será posible por la mediación de teorías contemporáneas del lenguaje, con cuyo auxilio replanteará los conceptos de razón y de acción.

2. RAZON
Desde el primer momento de su estudio Habermas se enfrenta a la idea de razón prevaleciente en los fundadores de la teoría moderna de la
sociedad, en

especial en Max Weber. Se trata de una idea extraida de la estructura de la acción social moderna de la sociedad, en especial en Max Weber.
Se trata de una idea extraida de la estructura de la acción social moderna. La racionalidad M actuar se determina por la adecuación a fines y
por su capacidad para realizarlos (1 72, 112 - 113, 228). En tanto fabrica por doquier instrumentos sistémicos -de organización social y
administrativa-, esa racionaEdad se torna instrumental, aspecto analizado sobre todo por Horkheimer .2 "Razón" es, en la teoría social
moderna, el nombre de la funcionalidad de la acción (11 575). Habermas acaba, pues, condensando esa gama de configuraciones
socio4eóricas bajo el título "razón funcionalista". Esto no significa, empero, fitrútarse al proceso de reducción sistérrúca de la razón
metafísica. En ésta diagnosticará Habermas sus gérmenes funcionales: desde sus orígenes metafísicos y en su desarrollo teórico-social mo-
derno, la razón funcionalista lleva en sí la paradoja irresuelta de su propia sin-razón: confiere racionalidad a lo que no es racional, y se carga
con los caracteres de esto (1 332 ss.). Ese diagnóstico procede de una teoría de la racionalidad que la concibe desde el polo opuesto al antes
delineado. La razón final, destinada -según el autor- a inaugurar una nueva etapa en la teoría social, es la razón comunicativa (1 110 y
passim). Habermas obtiene esa noción mediante un análisis prefiniinar de la praxis M intercomunicarse propio del mundo-de-vida
(Lebenswelt), praxis que se ejerce en forma argumentativa y cuya teoría se desarrolla como lógica informa] (1 45 - 46). La racionalidad se
muestra así como atributo de una expresión, en tanto es criticable y capaz de ser fundame~tada, sin lo cual sería imposible que los sujetos
hablantes y actuantes se entendiesen. De tal modo se perfila lo específico de esta racionalidad (1 27 - 72, 141 - 158): consenso,
inter-subjetividad, entenderse (Verstdndigung), base para el estarde -acuerdo (Einverst¿indnis), si bien no se reduce a él (1 198 - 199, 1199,
100, 184). La coherencia argumentativa de los sujetos que hablan resulta de un referirse al mundo y de un ir fo~ando imágenes de él. Estas
ofrecen ángulos de mirada, que permiten formular enunciados capaces de verdad (1 92). Hay tres mundos: exterior, normativo y
subjetivo. El yo se descentra en su re
referencia a ellos y se sitúa en el mun
do-de-vida, en tanto correlato de los
procesos de] entenderse (1 107).
"Mundo-de -vida" piensa el espacio in
tersubjetivo de discurso, en el que se
confrontan críticamente las pretensio
nes de validez de los enunciados y las
acciones, o, en todo caso, las varie
dades de acción S en tanto configura
ciones del habla.
Desde la idea del descentramiento del yo, procedente de Piaget (1 106), Habermas se encamina, pues, hacia una idea de razón que
abandona el recurso al concepto de conciencia, entendida como núcleo del perseverar en el propio ser, del autoconservarse (Selbs-
terhaltung), y deudora de un pensar lirnitado a la aprehensión teórica del objeto (1518 - 529). Según Habermas, la praxis desborda a
la filosofía de la conciencia, desde la másma diferenciación de los tres mundos del sujeto.

3. ACCION

El concepto de razón que sirve de base a la teoría social exige; pues, revisar sus fundamentos prácticos. Para lograrlo, Habermas
propone el esquema de los cuatro tipos fundamentales de acción, "bien diferenciados analíticamente" Q 126 ss.):
1) Teleológica. Supone un actor, en principio solitario. Va encaminada a la realización de un fin, guiada por máximas y basada en
una decisión entre alternativas. Desde ella se constituye un modelo estratégico, que se encuentra en el centro de la teoría filosófica de
la acción.
2) Regulada por normas. Se da en los ri-dembros de un grupo social, que orientan el actuar según valores comunes a ellos. Las
normas expresan el real entenderse del grupo. Hay así una expectativa de comportamien-

tos. Se llega con eso a un modelo normativo, que sirve de base a la teoría de los valores.
3) Dramatúrgica. No concierne al hombre en tanto actor solitario ni en tanto núembro del grupo social. Supone a varios individuos
inter-actuantes. Se tiene así un público, ante el que cada uno se presenta, descubriendo más o menos su propia subjetividad, a la que
tiene acceso privilegiado. Es, pues, una autorepresentación, no un comportamiento expresivo espontáneo. Se tiene de tal modo un
modelo dramatúrgico, apto para describir interacciones. No se ha elaborado aún en desarrollos teóricos suficientes.
4) Comunicativa. No se trata de un presentar a otros la propia subjetividad sino de la interacción de por lo menos dos sujetos capaces
de hablar y actuar: de originar una relación inter-personal. Los actores buscan entenderse acerca de la situación activa, a fin de
coordinar sus planes y sus actos. Acontece como un proceso de interpretación, pues se trata de defirift situaciones que proporcionen
consenso. En el modelo comunicativo, el lenguaje ocupa el lugar principal.
El anterior esquema basta para entender que Habermas aspira a librar a la teoría social del predominio del modelo estratégico, tenido
como único capaz de suscitar explicaciones histórico-sociales válidas. El análisis de la acción regulada por normas permite descubrir
que con el modelo, comunicativo se superan las aporías y paradojas de la explicación estratégicofuncional. Por cierto que aquí acción
no ha de confundirse con movimiento corporal ni con operación (1 144 ss). El movimiento corporal sólo es una parte, o un
ingrediente, de la acción (contra Danto). Por otro lado, las operaciones -mentales- no tocan al mundo (contra Wittgenstein); sólo se
relacionan con él en tanto son in-

fraestructuras de acciones. Estado son, pues, referencias al mundo, incursiones en él: en cada una de ellas hay, por ende, una
deterrriinada relación con el lenguaje (1 142 - 143). En el modelo teleológico, éste no es sino uno de los medios con los que actúan
los sujetos hablantes orientados hacia el propio éxito; en el modelo normativo, es medio de transnúsión de valores culturales y de
consenso; en el modelo dramatúrgico, es medio de la auto-puesta en escena; por fin, en el modelo comunicativo, y sólo en él, es
medio para el entenderse irrestricto. Esto muestra que los tres primeros modelos confluyen en el cuarto, en el que se halla la clave de
la razón comunicativa, única en verdad universal.
U acción comunicativa ha de concebirse, por lo tanto, como relación de los sujetos con el mundo en el espacio intersubjetivo de
consenso, fundado en el no-coactivo entenderse hablanteargumentativo, en el que se critican y fundamentan las condiciones de va-
lidez de los enunciados. El centro de la teoría de la razón y/o de la acción comunicativas se halla, pues, en el lenguaje. La teoría que
lo estudia en este aspecto es una pragmática formal (cf. 1376).

4. LENGUAJE. CAMBIO DE
PARADIGMA
El lenguaje se toma clave de la fundamentación de la teoría social en tanto sólo a través de sus estructuras pragmáticas es posible
expicar el tránsito del modelo estratégico, orientado hacia el éxito, al modelo comunicativo, orientado hacia el entenderse (1 370
ss.). Entre ellas se destaca el modelo organológico de K. Bühler (el signo como símbolo, síntoma y señal), la idea cibernética del
flujo de información y la idea del sistema del lenguaje (Peirce, Morris, Camap), en la que, empero, lo pragmático queda flirútado a lo
empírico, a diferencia de lo que ocurre con la sintaxis lógica y la semántica de la verdad (Frege, Wittgenstein 1, Davidson,
Dumniett), aún limitada al modelo de lo asertórico, y su ampliación a la multiplicidad de fuerzas elocutivas (desde Frege hasta
Searle). En esta ampliación son decisivos: 1) la teoría del significado como uso (Wittgenstein 11), y 2) la teoría de los actos de habla,
que hace posible el paso hacia una pragmática formal, que se extiende a lo no-cognitivo, con base en la teoría de Austin.
Los actos de habla son, según Austin, de tres tipos (1388 - á89).
1) Locutivos: aquellos en los que el hablante enuncia hechos, dice algo.
2) Elocutivos: aquellos con los cuales el hablante realiza un acto en tanto dice algo. Se dan en el modo de la afirmación, la promesa,
la orden, etc., es decir, con el auxilio de un verbo performativo en primera persona del presente; en ellos se actúa en tanto se dice
algo.
3) Perlocutivos: con ellos el hablante apunta a lograr determinado efecto sobre el oyente; produce un efecto en el mundo por el hecho
de que se actúa en tanto se dice algo.
Habermas toma distancia crítica respecto de numerosos detalles de las teorías de Austin y Searle. Básico para él es, en ellas, la
riqueza de perspectivas pragmáticas que abren los actos elocutivos. Fundamental es su propuesta de no considerar la fuerza elocutiva
como irracional -opuesta a lo proposicional que fundamenta validez-, sino de concebirla como formada por lo que especifica qué
pretensión de validez eleva con su afirmación el hablan-

te, cómo y para que la eleva (1 375 -376; cf. 405 ss.). El acto elocutivo aparece así como la antípoda de la acción teleológica:
mientras en ésta es constitutiva el significado de lo dicho, en aquél es constitutiva la intención del que actúa. En tal contexto, los
efectos perlocutivos resultan del "roP' que los actos elocutivos asumen en un contexto práctrco-teleológico (1 389 -390). Los actos de
habla y la acción comunicativa son, pues, coordinables: los casos límites de ésta son la conversación, el actuar dirigido por normas y
la acción dramatúrgica « 438).
Habermas concibe a la pragmática formal como la teoría de las condiciones de todo posible entenderse (1 440), no separada de la
pragmática empirica sino unida a ella por pasos metódicos que pernúten controlar y hacer efectivas las fuertes idealizaciones a las
que se debe el concepto del actuar comunica ¡*o (1 441). Si bien su teoría presenta afinidades con la pragmática trascendental de
Apel, Elabermas evita toda denoniinación que pudiera introducir conceptos procedentes de la filosofía de la conciencia.
En efecto, esta teoría de Habermas trata, en última instancia, de asegurar que en las ciencias sociales se ha cumplido, con el
desarrollo de la filosofía del lenguaje, un cambio de paradigma-, de la conciencia al lenguaje y la comunicación (1 375). El autor
adopta aquí el punto de vista epistemológico según el cual los cuerpos teóricos se construyen según paradigmas vigentes, de modo
que los cambios radicales que se operan en ese orden obedecen a alteraciones de las estructuras matrices en las que se apoyan. La
tesis del cambio de paradigma -que en la sociología se enunciaría en las teorías de G. H. Mead y Durkheimconstituye no sólo la
columna verte. bral de la tesis de Habermas sino también, probablemente, su talón de

Aquiles, pues confía en tal cambio para superar las limitaciones que, des. de Marx y Weber hasta la teoría crítica y el funcionalismo
sistémico, afectan a las ciencias sociales, pues les cerrarían, según el autor, la posibilidad de una más amplia exploración empírica
debido a la insalvable aporía de la racionalidad teleológica.

S. MUNDO DE VIDA Y SISTEMA

El significado básico de la teoría de la acción comunicativa, y de su tesis del cambio de paradigma, confluye en el juego antitético, de
matizadas dialécticas intemas, entre mundode-vida y sistema. A esta cuestión, cuyas ramificaciones se extienden a todo el libro,
Habermas consagra el capítulo VI (en el tomo 11), con el cual su pensamiento se completa como trayectoria autónoma.
El concepto mundo-de vida es el cierre sintético del núcleo de la teoría de acción comunicativa. La fórmula fue acuñada por Husserl;
su instrumentación sociológica se halla en la obra de Schütz. Pero en los análisis del llamado Wittgenstein 11 hay rasgos semejantes,
que Habermas incluso privilegia debido a que proceden del análisis de los actos de habla (11182).
"Mundo -de -vida" es un recurso pragmático que sirve para indicar los lírnites estructurales y las condiciones de desenvolvin-dento
del actuar comunicativo (1 449 ss.; 11 192 ss.). En efecto, quienes participan de la comunicación lo hacen a partir de un reservorio
que los sostiene. En sus enunciados, el significado de las palabras no procede sólo de las reglas de uso sino de un subyacente saber
colectivo y
contextual. Se trata de un transfondo de saber (Híntergrundwissen) que yace, a modo de fundamento oculto, configurando una zona
inaccesible a los actores individuales de la acción. Sus caracteres son: 1) es implícito, 2) estructurado holísticamente, y 3) no está a
nuestra disposición. Para decirlo con Schutz: está presente en lo obvio como un transfondo prerreflexiYo. 0 con Wittgenstein: "Si lo
verdadero es lo fundamentado, entonces el fundamento no es verdadero ni falso" (cit. en 1452). El actuar comunicante se cumple
como principio de socialización sobre la base de ese transfondo, ínsito en todo lenguaje, que lo hace posible. A su vez, lo social de-
canta cada vez más su implícita racionalidad en las estructuras del mundode-vida.
A partir de este punto se perfila la diferencia de lo social mismo respecto de los sistemas de organización que se desgajan de él. Aquí
también comienza a perfilarse la diferencia de la concepción de Habermas respecto de las elaboradas por los "clásicos" de la teoría
social, centradas en el actuar teleológico-estrategico.
"Sisterna" significa aquí unidad de organización de un ámbito de la vida social. Tal concepto procede de la idea de Durkheini de la
división del trabajo social y de la concepción spenceriana del mercado como sistema mecánico que se regula según sus propias leyes
(11 173). Esto hace que se perfile una diferencia básica entre la sociedad como ámbito comunicativo de un mundo-de-vida y el
sistema como organización estratégica de un ámbito autónomo de dicha sociedad (11 179). El desacoplamiento de sistema y mun-
do-de-vida (11 229 ss.) es característico de la sociedad moderna: crece la diferencia entre ellos y dentro de ellos, de modo que el nexo
vital se presenta cosificado. El mundo-de-vida parece reducirse cada vez más a un sector pro-

vinciano, o a un subsistema del orden sistémico total de la sociedad, con base en los dominios económico y político (11 258). En este
punto la teoría de la acción comunicativa gira sobre sí misma, como llevada por la fuerza del cambio de paradigma. Apunta a
reelaborar la idea de razón según el rasgo que define al presente: la tensión entre sistema y mundode-vida.

d- RACIONALIDAD DEL
PRESEME Y
PRAGMATICA FORMAL

El creciente ordenamiento sistén*o de la sociedad moderna -o mejor: de las sociedades en tanto modernasconcieme al sentido de la
idea de razón por cuanto, en relación con ese desenvolvimiento aparecen pa díogías sociales. La teoría social "clásica" ofrece dos
actitudes básicas para pensar ese fenómeno, actitudes que asumen dos aspectos de la problemática de la razón:
1 ) La sistematización creciente (mercado, política) incluye a los elementos básicos de la acción (valor, conciencia) y es concebida
según una imagen armónica de la modernidad. Este carácter de la teoría de sistemas obedece a que no dispone de medios para lograr
una explicación plausible de mues. tras patológicas de desarrollo (11 302
SS.).
2) La modernización social corno pérdida de sentido y de bbertad. Este diagnóstico de Weber es recibido por la tradición procedente
de Marx, se fija con el concepto de cosificación

(Verdinglichung, L;ukács) y se bifurca a) en una concepción que supone en el sujeto social, en cuanto conciencia del proletariado,
una capacidad para hacer frente a la autodestrucción vital (Lukács), y b) en una concepción que no encuentra tal capacidad y
confluye en una dialéctica negativa y en un acogerse casi místico a la naturaleza (Horkheimer, y sobre todo Adorno). Denominador
común de esta actitud es que la razón se interpreta como encarninándose hacia un orden que, en tanto sistérnico puro, es la negación
de ella, y que se manifiesta en fenómenos de patología social creciente (i 332 ss., 461 ss.. 11447 ss.).
Habermas procede de la última línea indicada, pero se distancia de ella mediante prolijas críticas dirigidas a las teorías 1) weberiana
de la razón teleológica (11 451, 487 - 488, 490 -491); 2) marxiana del valor, y a su deuda con la filosofía de la historia. (11 463, 475
- 476, 489 ss.), y 3) a la teoría crítica de la razón instrumental, también, a su juicio, ignorante de la racionalidad comunicativa (11
491, 515, 556 ss., 574 - 575). Desde luego, esto no implica que asuma la primera actitud (cf. críticas en 11 4625 476, 508), sino que
intenta traspasar los re -sultados de aquellos análisis al ámbito de una fundamentación según las ideas de la acción comunicativa y
del desacoplamiento de sistema y mundo-de-vida.
Los puntos más salientes de su ensayo se centran en las teorías de la colonización interna del mundo-de-vida y de la zona resistente a
dicha colonización, zona cuyo núcleo es el espacio público de comunicación (Offentlichkeit). La pragmática formal, en tanto investiga
las condiciones de posibilidad de ese espacio comunicativo, se toma, pues clave para comprender la autodefensa del mundo-de-vida y
para planificar una salida de la patología social del capitafismo tardío, en sus formas de
reducción al mercado y de dirigismo burocrát ico (115 63 - 5 67).

7. LA COMUNICACION
PUBLICA Y EL MUNDO
DE VIDA
COMUNICATIVO

Por colonización interna del mundode-vida Habermas entiende el surgimiento de formas patológicas de dependencia que se
retrotraen a la mediatización de ese mundo por causa de imperativos sistémicos: los desequilibrios críticos en la reproducción
material de la sociedad solo son evitables al precio de obstáculos en la reproducción simbólica -es decir, según pautas de vigencia
socio-comunicativa, del mundo-de-vida (11 452). Por su enraizan-dento en este, dinero y poder repercuten sobre él hasta el punto de
parecer dorrúnarlo y convertirlo en una sub -organización sistémica (11488), lo que hace visible la flagrante paradoja de la razón
estratégica (cfr. 115 61 - 5 67, 5 30 - 547), cuya juristización (Verrechtlichung) creciente de la sociedad produce la desmundificación
correspondiente. (Un ejemplo: el sistema de seguridad social). Estos fenómenos no pueden comprenderse según los esquemas 1 )
infra-estructura económica 1 super -estructura ideológica, y 2) cosificación especificable según diferencias de clases. Antes bien, la
colonización interna del mundo-devida hace visible que, cualquiera sea el grado de organización conseguido por los sistemas del
dinero y el poder, estos suscitan alteraciones en la infraestructura comunicativa (11483) y una cosificación no especificable según
cla-

ses (11513). En tal contexto desaparece la ideología como imagen sistérnica del mundo, avalada con aparatos simbólicos propios de
las imágenes religioso -me taf ísicas (11 518 - 519). A la vez, empero, se desarrolla un equivalente funcional de la formación de
ideologíasquitarle al mundo-de-vida su saber global. La conciencia cotidiana pierde su fuerza sintetica. Ya no se la puede considerar
falsa, como en los análisis "clásicos" de la ideología, sino sólo como fragmentada y colonizada (11 521 -522).
Con la teoría del actuar comunicati
vo, Habermas retorna y reelabora,
por ende, el tema inicial de su pensa
miento: el espacio del consenso
disenso público ' 4 que forma el marco
social de orientación de la vida priva
da, de modo que hay una correspon
dencia entre los problemas privados
de orientación y los problemas públi
cos de legitimación.5 Ahora bien- en
nuestro presente ese espacio padece,
por lo antedicho, un peculiar creci
miento de fenómenos patológicos. Se
desarrolla la paradoja capitalismo
democracia, en tanto se dan a la vez,
1) la diferenciación y la privatiza
ción, y 2) la socialización y la pobtiza
ción. Ambos imperativos chocan en la
opinión pública, que ha de afirmar la
autonomía del mundo-de-vida frente
a los sistemas administrativos de
acción. Pero esto implica que también
la opinión pública se halla estructura¡
mente desgarrada entre mundo-de
vida y sistemas, por cuanto 1) es ori
gen de la formación política de la vo
luntad y fundamento de la legitima
ción, y 2) es resultado de la creación
de legitimidad y miembro final en la
cadena destinada a producir lealtad (al
orden sistémico) en las masas (11
507-509).
La teoría crítica "clásica- -Horkheimer, Adorno,- vio en estos fenómenos el indicio de la liquidación de
la opinión pública -del espacio público de cornunicación-, en las sociedades post-liberales. La teoría de la acción comunicativa no
comparte ese diagnóstico (11 591 - 596). Reconoce, por cierto, que los medios de comunicación actúan como formas generafizadas
de dirección (Steuerungsmedien), pero sostiene que no sustituyen al entenderse hablando (sprachliche Verstdndigung). De tal modo
liberan a los procesos de comunicación de sus contextos limitados y originan espacios públicos de consenso -disenso al producir la
abstracta contemporaneidad de una red de contenidos transmisibles y al poner mensajes a disposición de numerosos contextos. En
ellos hay, pues, no sólo un potencial autoritario sino también emancipatorio y de protesta. En los conflictos de las sociedades
occidentales de los últimos veinte años, el origen no se localiza en problemas de distribución sino de gramática de las formas de
vida. Esa "revolución silenciosa" (Inglehart) se gesta en el mundo-de-vida no sistémicamente reducido y le concieme en cuanto
ingobernable fundamento de la acción comunicativa.

8. APRECIACION CRITICA

La riqueza de contenidos de la teoría de la acción comunicativa se resiste a ser condensada en un ensayo tan reducido como éste. Sus
alcances y sus articulaciones metódicas son, por otra parte, difíciles de precisar sin el análisis de detalle. Sin embargo, una primera
apreciación crítica -a modo de diseño de horizonte preliminarresulta insoslayable, pues se trata de una novísima teoría de la razón
--en términos cronológicos-, que, a la vez, repercute en la teoría de la filo
sofía y su relación con las ciencias (11584 ss.).
Esta teoría niega ser fundamentalista y, por lo mismo, niega toda configuración jerárquica a aquella relación: a la teoría general -en este caso,
la teoría de la acción comunicativa en tanto paradigma formal- sólo le adjudica la cualidad de la coherencia, en tanto verdad y falsedad
quedan concebidos como valores de enunciados singulares (11588).

Habermas interpreta, pues, su teoría desde la ruptura con la dialéctica especulativa, en especial la hegeliana, para la cual rige que
---loverdadero es el todo-6 En sus críticas a Marx, en tanto deudor de la filosofía hegeliana de la historia, así como a los ensayos de, rigorizar
la noción idealista M yo (en especial al intento de D. Henrich), se- muestra el esfuerzo por ser coherente con su básica idea del cambio de
paradigma. Pero aquí surgen dificultades: ante todo, el cambio de paradigma puede ser irrelevante para la filosofía y, en todo caso, no afectar
al pensamiento de Hegel y de Marx, que debieran ser estudiados por ellos mismos y no en función de una historia de las teorías, en especial
de la pragmática. En segundo lugar, cabe señalar que si bien "cambio de paradigma" es una idea fecunda como instrumento de análisis del
desarrollo social, sus linútaciones se hacen visibles tan pronto como se ve la dualidad de funciones epistemológicas ínsitas en la noción de
mundo-de-vida: 1) con su indeterminación mantiene la fecundidad de la idea de comunicación, pero 2) esa misma indeterminación le confiere
un aura metafísica imposible de alejar con la mención de fenómenos no reductibles al orden sistérnico. Así la teoría de la acción comunicativa
tendría como base no la dimensión pragmática de los hablantes, tampoco la dimensión epistémica según la cual las cosas se enuncian en el
lenguaje, sino la dimensión metafísica de un saber no sabido, que se instituye y anuncia en tanto hay hablar performativo, suerte de apeiron
primordial que así se aposenta como el "entre" que somos en tanto hablantes. Ese saber inaccesible que flevamos a las espaldas se abriría, sin
embargo, ahora, como totalidad, para nosotros. La última frase del libro es, por lo tanto, o bien su rerrúsión a ese indeterminado origen
metafísico: "Quizás esta provoca-

tiva amenaza pueda hacer plausible


un desafío que pone en cuestión las estructuras simbólicas del mundode-vida- en total: por qu¿ éstas se han hecho accesibles para nosotros"
(11 593). Lo que Habermas subraya puede ser interpretado desde Hegel, incluso desde su filosofía de la historia, lo que pondría de manifiesto
la paradoja de una pragmática formal anti-histórica, reducida a lo inmediato indeterniinado, pero suscitada por la deterniinación sistémica de
la razón funciona]. No obstante, sin duda el autor no se orienta de tal modo. En tal caso, el apara d de la Teoría de la acción comunicativa sólo
podría considerarse como la pre-fenomenología, o la ciencia de la pre-apariencia, de lo
que se quiere llegar a saber.

Notas.

1. J. Habermas, Theorie des konirnunicativen Handeltis, Frankfurt a. M.: Suhrkamp, 1985. - Bd. 1. Handlungsrationalitdt und gesellschaftliche
Rationalisierung (534 pp.) - Bd. 2. Zur Kritik der funkionalistischen Vernunft 641 pp.). Todas las citas de esta obra remiten a tomo y página
de la tercera edición.
2. M. Horkheimer, Zur Kritik der instrumentellen Vernurift, FrankfÚrt a. M.: Fischer, 1967.
3. Sería erróneo traducir "sprachUch" por lingüístico. Habermas piensa en los actos concretos de habla; la regulación gramatical se ejerce so-
bre la base de un acopio de saber organizado en y como habla (sprachUch organisierter Wissensvorrat: 11190). Aunque esta idea tenga
cierta afinidad con la Spractilichkeit de la hermenéutica de Gadamer, la traducción que de ésta propuse en su momento --ldiomaticidad- no
resulta necesaria aquí. (Cf. mi estudio 'TI lenguaje en la hermenéutica filosófica de Gadamer", en Escritos de filosofía, 1 (Buenos Aires:
Academia Nacional de Ciencias, 1978), 84 - 85, n. 33).
4. Habermas retorna esta problemática en 11 471 - 472 y remite a su obra Struktunvandel der Offentlichkeit, Neuwied: Lucliterhand, 1962.
5. Los problemas de legitimación son desarrollados por Habermas en Legitirnationsproblerne ¡m Spdtkapitalismus, FYankfurt a. M.: Sulir-
karrip, 1973 y Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus, id., id., 1976.
6. G.W.F. Hegel, Plidriorneriologie des

Geistes (ed. Bonsiepen / Heede); Gesammelte Werke, Hamburg: Me¡ner, Bd. 9 (1980), 19.

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