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LA TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA DE JÜNGER HABERMAS

Extracto de,
Guillermo Briones,
FILOSOFÍA Y TEORÍAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES,
Dilemas y propuestas para su construcción.
Dolmen, 1999, Pág. 171.
Este es el mejor resume de la Teoría de la Acción Comunicativa
de J. Habermas que he leído, dentro de los resúmenes breves.
Eso sí, nada reemplaza leer completamente las fuentes originales.

Jünger Habermas, nacido en 1922, se inscribió en sus comienzos en la Teoría Crítica o


Escuela de Frankfurt de Horkheimer, Adorno, Marcuse y Fromm. Posteriormente sus
ideas tomaron características propias, si bien basadas en Marx y Weber, con una
preocupación básica por la transformación político-social. Por ello, su teoría fue
considerada como una forma de neomarxismo. Sin embargo, su interés posterior y la
utilización que hace de ideas de Herbert Mead, Talcott Parsons y Schutz lo ubican en un
campo de confluencia entre las tendencia explicativas y comprensiva – interpretativa de
las ciencias sociales. Sus obras más recientes son Teoría de la acción comunicativa I:
Racionalidad de la acción y racionalización social (Madrid, Taurus, 1984) y Teoría de la
acción comunicativa II: Crítica de la razón funcionalista (Madrid, Taurus, 1987).

La teoría crítica de los fundadores y de sus mismos primeros trabajos experimentan en


Habermas una importante modificación y reorientación. Es menos crítica, menos
negativa y más sistemática, más orientada a la construcción de una teoría social más
coherente. En el fondo, sin embargo, se mantiene la importancia central dada a la
racionalidad, entendida como la forma en que las personas que usan el lenguaje y son
capaces de actuar mediante el conocimiento. De ahí que se pregunte por el tipo de
racionalidad que debe estudiar la ciencia social y en qué sentido la modernización puede
ser considerada como un proceso de racionalización. Ambas preocupaciones tienen
especial importancia ya que para Habermas la sociedad democrática debe basarse en la
razón.

En la línea de la teoría crítica tradicional, Habermas afirma que existe una racionalidad
de los fines y que la ciencia social debe preocuparse por la resolución de problemas
prácticos. Todo conocimiento obedece a un interés pero mientras las ciencias naturales
tienen interés en controlar la naturaleza, las ciencias sociales tienen interés en la
emancipación de las personas respecto de cualquiera forma de coacción.

Teoría de la acción comunicativa.

Habermas comienza por señalar que Marx considera como uno de los puntos de partida
de su teoría el concepto de acción instrumental o conducta racional de las personas para
elegir los medios más apropiados parta lograr un cierto fin. Tal acción se relaciona en
Marx con el trabajo de cuyo concepto deriva las relaciones sociales. Para él, en cambio,
en el análisis social es más importante la acción comunicativa que permite una
comprensión comunicativa entre los actores en interacción. En ese proceso, no se hace,
principalmente, cálculos egoístas (instrumentales) para alcanzar el éxito, sino que se trata
de lograr definiciones comunes de la situación para dentro de ellas, perseguir metas
individuales.
Habermas deriva el concepto de acción comunicativa de los diversos tipos de acción que
distinguió Max Weber (racional, orientada por valores, afectiva y acción tradicional). Al
redefinir los tipo weberianos, coloca frente a la acción instrumental la acción
comunicativa como una relación interpersonal lingüística que busca el mutuo
entendimiento, el consenso. Mientras en Marx la acción y la racionalidad instrumental
se relacionan con el trabajo, la acción y la racionalidad comunicativa re relacionan con la
interacción. Cuando la acción comunicativa se basa en argumentaciones racionales y tiene
pretensiones de universalidad se denomina discurso.

El concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los actores


como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social
y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este respecto pretensiones de
validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio. Los actores no se refieren
sin más intentione recta a algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo
subjetivo, sino que relativizan sus emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la
posibilidad de que la validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores”
(Teoría de la acción comunicativa: complementos a estudios previos, Madrid, Cátedra,
1989, Pág. 493).

Es en discurso, una forma especial de comunicación, donde, por medio de la


argumentación se determina lo que es válido o verdadero. Es decir, la verdad no es una
copia de la “realidad” a la cual se refieren los argumentos de los participantes en el
discurso, sino que es un resultado consensual sobre el cual no actúa ninguna influencia
que lo distorsione. Ese consenso se logra cuando se dan cuatro condiciones de validez
aceptadas por todos los participantes: a) que el enunciado que hace un hablante sea
comprensible; b) que el hablante sea fiable; c) que la acción pretendida sea correcta por
referencia a un contexto normativo vigente; y d) que la intención manifiesta del hablante
sea, en efecto, la que él expresa.

Con las características señaladas, Habermas sostiene que la acción comunicativa, y no la


acción racional instrumental, como lo hizo Marx, es la conducta que caracteriza a las
interacciones que se dan en la sociedad. Por eso, la acción comunicativa debe tener un
lugar central en la teoría. Uno de los objetivos de tal teoría debe ser la identificación y
eliminación de los factores estructurales que distorsionan la comunicación.

El papel central que ocupa la comunicación en la propuesta teórica y política de Habermas


lo lleva a preocuparse por la racionalización de la acción comunicativa, siguiendo el
camino tomado por Marx y Weber sobre ese tema. La racionalidad final se dará cuando
se supriman las barreras a la comunicación. El medio para hacerlo lo constituye la
modificación en profundidad del sistema normativo vigente. La evolución social no
consiste, precisamente, en cambios en el sistema de producción (en el cambio de las bases
materiales, como diría el marxismo original de Marx), sino en el transito de una sociedad
racional en la cual la comunicación de las ideas se expondrá sin restricciones.

El mundo de la vida.

Habermas distingue en la sociedad dos niveles: el “sistema” y el “mundo de la vida”. La


preocupación por el mundo de la vida es una extensión de la teoría de la acción
comunicativa que relaciona a Habermas con Herbert Medad y, de manera principal, con
Durkheim (la conciencia colectiva), Husserl, Schutz y Luckmann. Desde ya digamos que
la acción comunicativa sucede siempre en el mundo de la vida.

El mundo de la vida –en una concepción similar a la de Parsons y a la de Luhmann-- está


constituido por la cultura, la sociedad y la personalidad. La racionalización de tal mundo
implica una creciente diferenciación entre sus tres componentes. Habermas destaca que
el mundo de la vida representa el “punto de vista de los sujetos” que actúan en la
sociedad. Pero para una perspectiva externa a ella, para su análisis desinteresado, la
sociedad aparece como un sistema con diferentes configuraciones estructurales (la
familia, el estado, la economía, etc.) cuya racionalización progresiva las va alejando del
mundo de la vida en un proceso de “colonización” de este último por el sistema. La lucha
contra la explotación (en términos que vuelve a Habermas al marxismo), y los
movimientos sociales que buscan una mayor igualdad, mayores niveles de
autorrealización, la paz y la preservación del medio ambiente (que constituye una de las
reclamaciones del neomarxismo) deben contribuir a impedir una “colonización” negativa
del mundo de la vida y a buscar una convivencia adecuada entre éste y el sistema.

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Síntesis de Teoría de la acción comunicativa de Jürgen Habermas

Germán González

 Otros
 18.11.2005
 18 minutos de lectura

comunicaciónfilosofíahabilidades comunicativas
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Síntesis de la lectura de Teoría de la Acción Comunicativa de Jürgen


Habermas

Tomo 1. Racionalidad de la Acción y Racionalización Social.

Para Piaget el concepto de cooperación social implica dos tipos de interacción,


una entre el sujeto y los objetos, mediada por la acción instrumental, y otra entre
el sujeto y los demás sujetos, mediada por la acción comunicativa.

Las pretensiones de validez están asociadas a la verdad, la eficacia o la rectitud,


la adecuación y la inteligibilidad. Desde un enfoque semántico pueden ser
oraciones descriptivas, o de constatación, normativas o de justificación,
evaluativos o de juicio de valor y explicativas.
Cuando se trata de enjuiciar la racionalidad de las personas, se buscará que
tengan buenas razones y éxito en sus acciones, en la dimensión cognitiva, que
sean fiables o sapientes, en la dimensión práctico-moral, inteligentes o
convincentes, en la dimensión evaluativa, sinceras o autocríticas, en la
dimensión expresiva, comprensivas, en la dimensión hermenéutica y racionales
en todas ellas.

Popper presenta tres conceptos del mundo, que son el objetivo, el subjetivo y el
social, el segundo de los cuales ofrece un ámbito de no-comunidad. Tenemos
entonces el mundo de los objetos o estados físicos, el mundo de los estados
mentales o de conciencia y el mundo de los productos de la mente humana, o
de la tradición cultural y el pensamiento científico, poético y artístico, que se
compone esencialmente de problemas, teorías y argumentos. Igualmente, lo
social es un ámbito independiente entre el mundo material duro y el mundo
mental blando.

A toda sociología que pretenda ser teoría de la sociedad el problema de la


racionalidad se le plantea en los planos metateórico y metodológico. Por ello, al
elegir un determinado concepto sociológico de acción nos comprometemos con
sus correspondientes presuposiciones ontológicas. La primera se convierte en
acción estratégica utilitarista, o racionalidad con arreglo a fines; la segunda
subyace en la teoría del rol social, o racionalidad con arreglo a normas; la tercera
se refiere a las relaciones actor/mundo, a los participantes en una interacción, o
a la autoescenificación de la persona en la vida cotidiana, o racionalidad con
arreglo al éxito, y, finalmente, la acción comunicativa, vista como una
negociación mediada por el lenguaje para la construcción de consenso, un
proceso cooperativo de interpretación, o racionalidad con arreglo al
entendimiento.

El otro está ahí en una doble condición, como objeto para mi y como sujeto
conmigo. Así, podemos tratar las palabras del otro como meros sonidos, como
hechos, o considerar al otro como prójimo para participar con él en el proceso de
entendimiento, que es la llave para la comprensión de las acciones de los otros
actores.

Todo consenso descansa en un reconocimiento intersubjetivo de pretensiones


de validez susceptibles de crítica entre sujetos capaces de criticarse
recíprocamente.

El momento exploratorio, orientado al conocimiento, no puede separarse del


momento creativo, constructivo, orientado hacia la producción de un consenso.
Por ello, la verdad solo es concebible como un resultado socialmente organizado
de líneas contingentes de conducta lingüística, conceptual y social. La
universalidad de la pretensión de verdad es apariencia; lo que en cada caso se
acepta como verdadero es asunto de convención.

El camino que va de la acción comunicativa al discurso está inscrito en la acción


orientada al entendimiento. Por otro lado, un mundo de la vida constituye para
los implicados el horizonte del mundo objetivo, el mundo social que comparten y
el mundo subjetivo de cada uno.
La acción racional con arreglo a valores es aquella acción según mandatos o de
acuerdo con exigencias que se tiene la obligación de cumplir y que sirven de
base a una forma de vida regida por principios formales orientadores de la
acción. Weber diferencia la racionalidad práctica en cuanto a utilización de
medios, elección de fines y orientación por valores, o sea racionalidad
instrumental, electiva y normativa.

En la ciencia, la moral y el arte, las correspondientes pretensiones universales


de validez son la verdad, la rectitud normativa, la autenticidad o la belleza, y la
racionalidad comprende el conocimiento empírico-teórico de la naturaleza
externa, el saber práctico-moral que los agentes tienen de su sociedad y el saber
estético-expresivo que el individuo tiene de su propia subjetividad.

Las esferas de valor tienen su lógica interna, como la verdad y el éxito para la
esfera cognoscitiva, la justicia y la rectitud normativa para la esfera práctico-
moral, la belleza, la autenticidad, o la veracidad para la esfera expresiva. Hay
una racionalidad del modo metódico de vida, que Weber asimila a la ética
protestante de la profesión. Así pues, hay racionalidad con arreglo a medios, a
fines y a valores.

Las imágenes del mundo determinan las vías por las que la dinámica de los
intereses mueve la acción social, (suponiendo que la dinámica de los intereses
mueve la acción, que esta dinámica se impone dentro de los límites normativos
que la rigen, que la validez normativa descansa en la fuerza de convicción de las
ideas que la justifican y que esta convicción depende de la fundamentación
objetiva que se puede someter a juicio en un contexto dado). El potencial
legitimador que poseen las ideas y las imágenes del mundo cambia con las
condiciones externas de credibilidad como con las condiciones racionales
internas de validez.

La integración social exige una ética de la intención con arreglo a valores, un


subsistema social de reproducción cultural, como la familia y la iglesia, y uno de
normas vinculantes apto para exigir y persuadir la consecución de intereses
éticamente neutralizados, como el derecho burgués.

La racionalización se apoya en la evolución de los sistemas culturales de acción,


que son la ciencia, el derecho, la moral y el arte, y en la ampliación del saber
cognoscitivo-instrumental, práctico-moral y estético-expresivo que se fundan en
la comprensión moderna del mundo.

Habermas propone diferenciar el mundo externo en mundo objetivo y mundo


social, e introducir el mundo interno o subjetivo. Las correspondientes
pretensiones de validez son la verdad, la rectitud y la veracidad, que
fundamentan los modos de empleo del lenguaje en los diversos actos de habla.

El autor deslinda las acciones orientadas al entendimiento de las orientadas al


éxito en las ofertas de los actos de habla y el papel de las pretensiones de validez
susceptibles de crítica para explicar por qué el concepto de acción comunicativa
debe completarse con el de mundo de la vida.
En la acción orientada al éxito evaluamos el grado de eficacia de la intervención,
en la acción orientada al entendimiento, por medio de la acción comunicativa,
evaluamos los actos de entendimiento basados en convicciones comunes y la
negociación de definiciones de la situación.

El oyente de un acto de habla puede reaccionar así: primero como quien


entiende la emisión o capta el significado de lo dicho; segundo como quien toma
postura con un sí o con un no ante la pretensión vinculada con el acto de habla,
y tercero como quien orienta su acción conforme a lo acordado.

Para la acción comunicativa solo pueden considerarse aquellos actos de habla


a los que el hablante vincula pretensiones de validez susceptibles de crítica: con
una promesa reclama validez para una declaración de intención, con una orden,
para una exigencia, con una confesión, para la expresión de sus sentimientos,
con una predicción, para un enunciado. Del mismo modo, cuando el receptor
toma postura con un no discute la rectitud de la intención o la exigencia, la
veracidad de la confesión y la verdad de la predicción.

Hay tres tipos puros de acción comunicativa, que son la conversación, la acción
dirigida por normas y la acción dramatúrgica. Junto a las actitudes básicas –
objetivante, de conformidad con las normas y expresiva- se introduce una actitud
realizativa simultáneamente en los mundos objetivo, social y subjetivo. Las
patologías de la comunicación son el resultado de la confusión entre acciones
orientadas al éxito y acciones orientadas al entendimiento.

Volvemos a las teorías weberianas de la pérdida de sentido y de libertad por la


cosificación provocada por la racionalización capitalista, pues cayeron en desuso
los sistemas filosóficos de la razón objetiva que llevaban aneja la convicción de
que es posible descubrir una estructura omnicomprensiva o fundamental del ser
y deducir de ella una concepción del destino humano. Igualmente, el saber
religioso-metafísico recibido como doctrina se ha fosilizado en dogma; la
revelación y la sabiduría recibida se mudan en mera tradición; la Ilustración se
trueca en mito; la convicción, en un asentimiento subjetivo.

La forma misma de pensamiento que encarnan las imágenes del mundo se torna
obsoleta, el saber de salvación y el saber cosmológico se diluyen en creencias
últimas de tipo subjetivo y por ello aparecen fenómenos como el fanatismo de la
fe y el tradicionalismo de la cultura. Así pues, los modelos mágicos, religiosos y
filosóficos, que reflejaban las distintas formas de dominación social se hicieron
huecas y se rompió el hilo de fraternidad que las sostenía. La sociedad capitalista
y su objetividad cosifican la vida externa y la vida interior, las relaciones sociales,
la forma de pensar y de existir de los sujetos; según Lukács el mundo de la vida
se cosifica, porque la producción descansa sobre el trabajo asalariado, que exige
que una función del hombre devenga mercancía y esta forma mercancía se
adueñe también de la cultura, obligando a la adquisición de la conciencia de
clase del proletariado como sujeto-objeto de la historia en su conjunto.

Horkheimer interpreta el malestar cada día más agudo que se registra en la


cultura, provocado por la recepción de un arte fundido con la diversión y por el
reforzamiento técnico de los medios de comunicación de masas.
Adorno renuncia a la ilusión de que sea posible aprehender, por medio del
pensamiento, la totalidad de lo real. La gran filosofía ya no puede desarrollar la
idea de razón y de una reconciliación universal de espíritu y naturaleza, pues ha
sucumbido junto con las imágenes religioso-metafísicas del mundo, y en este
sentido bajo las ruinas de la filosofía yace también enterrada la verdad capaz de
dar al pensamiento crítico su fuerza negadora y trascendedora.

Hokheimer agrega todavía que la filosofía es el esfuerzo consciente por dar al


conjunto de nuestros conocimientos e intelecciones una estructura lingüística en
que las cosas sean nombradas por su verdadero nombre, pero con Adorno
recuerda que los sistemas de la razón objetiva son ideologías que sucumben a
una crítica que va y viene entre la razón subjetiva y la objetiva y por ello el
pensamiento filosófico entra deliberadamente en regresión para convertirse en
gesto. Añaden que la sociología aparece como un ladrón que se apropia de
tesoros cuyo valor desconoce.

Habermas concluye que el programa de la primera Teoría Crítica de la sociedad


fracasó por el agotamiento del paradigma de la filosofía de la conciencia y su
sustitución por una teoría de la comunicación que permite un replanteamiento de
las tareas pendientes, en términos de filosofía del lenguaje y entendimiento
intersubjetivo.

La individuación solo es posible por vía de socialización sin coacciones ni


represión. Así, el análisis del significado de la expresión yo ofrece una
prometedora clave para penetrar en la problemática de la autoconciencia, que
conecta subjetividad e intersubjetividad.

Tomo II: Crítica de la Razón Funcionalista

Con los gestos sonoros los participantes no se limitan a reaccionar


adaptativamente al gesto del otro, sino que dan expresión a una interpretación
de ese gesto y realizan cada ademán con una intención comunicativa: se están
dirigiendo el uno al otro.

Según Mead, el tránsito desde la interacción mediada por gestos a la mediada


por símbolos representa la constitución de un comportamiento regido por reglas,
al menos para dos sujetos, y marca el umbral de la hominización, de la
constitución del sí mismo mediada por el lenguaje, pues uno tiene que ser
miembro de una comunidad para ser sí mismo, mientras que Habermas aclara
que tenemos que analizar este tránsito desde el modo de control de la
interacción, prelinguístico y ligado a los instintos, a un modo de control
dependiente del lenguaje y ligado a una tradición cultural.

Un hablante puede cuestionar una emisión en un triple aspecto: según sea una
constatación, la manifestación de un sentimiento, o un mandato, puede poner en
duda su verdad, su veracidad o su legitimidad. En la acción comunicativa, las
ofertas de los actos de habla deben su fuerza a la relación entre pretensiones de
validez y razones, pues las primeras no pueden aceptarse ni rechazarse si no es
con acuerdos racionalmente motivados para coordinar planes y acciones.
El sí mismo es una estructura social y se forma en la experiencia social a través
de la autopresentación comunicativa. Es manifiesto que también la individualidad
es un fenómeno generado socialmente. Así que el proceso de socialización es a
la par un proceso de individuación.

En los actos de habla se integran tres tipos de relación (cognitiva, moral y


expresiva) con la naturaleza externa, con la identidad colectiva y con la
naturaleza interna. Las expectativas de comportamiento normadas y el habla
gramatical se complementan para dar la estructura de la interacción
lingüísticamente mediada regida por normas.

La actitud realizativa que adoptan ego y alter (emisor y receptor o hablante y


oyente) cuando actúan comunicativamente entre sí va ligada a la presuposición
de que el otro puede tomar postura con un sí o con un no frente a la oferta que
representa el acto de habla.

En la acción comunicativa, por más regida que pueda estar por normas, a nadie
se le puede quitar la iniciativa y nadie puede cederla. El yo aporta el sentimiento
de libertad, de novedad y de sorpresa.

La transmisión del saber cultural se hace a través de la acción orientada al


entendimiento; por medio de la coordinación de la acción se sirve al cumplimiento
de normas y a la integración social y con la socialización se instauran los
controles internos del comportamiento y se forman las estructuras de la
personalidad, a través de interacciones lingüísticamente mediadas.

La democracia aparece como la forma política por la que la sociedad llega a la


más pura conciencia de sí misma y donde juegan un considerable papel la
deliberación, la reflexión y el espíritu crítico en la marcha de los asuntos públicos.
La unidad del colectivo solo puede establecerse y mantenerse como unidad de
una comunidad de comunicación, o sea mediante un consenso buscado y
alcanzado comunicativamente en el seno de la opinión.

La mediación lingüística de la acción regida por normas pudo haber representado


un impulso para la racionalización del mundo de la vida. Los contenidos
semánticos de origen sacro y profano fluctúan en el lenguaje y se produce una
fusión de significados; los contenidos práctico-morales y los expresivos se unen
con los cognitivo-instrumentales en forma de saber cultural.

La moral, convertida en ética del discurso, permite distinguir entre


representaciones morales de la tradición, reglas morales del sistema normativo
y conciencia moral de la personalidad. A una moral universalista se puede confiar
la tarea de mantener la cohesión de una sociedad secularizada, pues un acto,
para ser moral, tiene que tener carácter universal.

Mead afirma que somos lo que somos merced a nuestra relación con los otros y
que, inevitablemente, nuestro fin ha de ser social y que a la apelación a una
sociedad más amplia corresponde un sí mismo más amplio, o sea, un sujeto
autónomo capaz de orientarse en su acción por principios universales, pues solo
quien toma a su cargo su propia vida puede ver en ella la realización de sí mismo.
Los componentes del mundo de la vida se diferencian en cultura, sociedad y
personalidad y hay un desplazamiento del saber sacro por uno basado en
razones y en distintas pretensiones de validez, se separan legalidad y moralidad,
se universalizan el derecho y la moral y se difunde el individualismo con
crecientes pretensiones de autonomía y autorrealización. Por otro lado, también
la cooperación tiene su moralidad intrínseca.

El mundo de la vida, constituido entre otros elementos por el lenguaje y la cultura,


se presenta como contexto en la acción comunicativa. Tengo que entender mi
mundo de la vida en el grado necesario para actuar en él y obrar sobre él. El
mundo de la vida es desde el principio, no mi mundo privado, sino un mundo
intersubjetivo.

En las relaciones actor-mundo aparecen los tipos puros de acción orientada al


entendimiento, en la cual los participantes realizan sus planes de común acuerdo
para evitar el riesgo de que el entendimiento fracase, y el riesgo de que el plan
de acción se malogre.

Al ejecutar un acto de habla, se entabla una relación con algo en el mundo


objetivo, en el mundo social (relaciones), o en el mundo subjetivo (vivencias), a
partir de la confianza de que el mundo seguirá siendo como es conocido hasta
ahora y de que la provisión de saber recibida del prójimo y la constituida por las
propias experiencias seguirá manteniendo su validez básica.

La acción comunicativa, bajo el aspecto funcional de entendimiento, sirve a la


tradición y a la renovación del saber cultural; bajo el aspecto de coordinación de
la acción, sirve a la integración social y a la creación de solidaridad; y bajo el
aspecto de socialización, sirve a la formación de identidades personales. A estos
procesos de reproducción cultural, integración social y socialización,
corresponden los componentes estructurales del mundo de la vida que son la
cultura, la sociedad y la personalidad.

Habermas parte de la acción comunicativa para entender la sociedad como


mundo de la vida de los miembros de un grupo social, donde el concepto de
mundo de la vida es complementario del concepto de acción comunicativa y es
el trasfondo contextualizador de los procesos de entendimiento. La reproducción
simbólica del mundo de la vida se separa de su reproducción material para
entender la acción comunicativa como el medio a través del cual se reproducen
las estructuras simbólicas del mundo de la vida, hallando una diferenciación
funcional entre procesos de reproducción cultural, de integración social y de
socialización.

El mundo de la vida recibe el aporte del acervo cultural de saber, la personalidad,


la sociedad, las capacidades adquiridas en el proceso de socialización y los
órdenes institucionales. Ese trasfondo consta también de habilidades
individuales, de la capacidad intuitiva de saber cómo enfrentarse a una situación
y de prácticas arraigadas socialmente. Las certezas del mundo de la vida tienen
el carácter cognitivo de tradiciones culturales, el psíquico de competencias
adquiridas y comprobadas y el social de solidaridades acreditadas.
No hay individuo humano concreto que no sea un organismo, una personalidad,
un miembro de un sistema social y un participante en un sistema cultural, que
pone de manifiesto cómo las decisiones de un actor quedan reguladas por
tradiciones vivas. Sin embargo, es evidente la independencia empírica de la
cultura respecto de la sociedad y de los entornos social, psicológico y orgánico
de la acción.

Todo sistema de acción es interacción y compenetración recíproca de cultura,


sociedad, personalidad y organismo, que se especializan, respectivamente, en
la función del mantenimiento de patrones, integración social, consecución de
fines y adaptación.

Los sistemas sociales contienen subsistemas, como instituciones significativas,


la administración estatal en la dimensión política, por ejemplo, la empresa, en la
dimensión económica, el derecho, como subsistema integrador, y la iglesia y la
familia, como mantenedores de las pautas culturales.

Las estructuras simbólicas del mundo de la vida sólo pueden reproducirse a


través de la acción orientada al entendimiento. Las acciones solo pueden
coordinarse a través de la formación de un consenso si la práctica comunicativa
se inserta en un mundo de la vida determinado por tradiciones culturales,
órdenes institucionales y competencias individuales.

El potencial de racionalidad del entendimiento se expresa en que el acuerdo y el


disentimiento dependen del reconocimiento intersubjetivo de pretensiones de
validez susceptibles de crítica.

El potencial de racionalización del mundo de la vida se logra a medida que el


lenguaje asume las funciones de entendimiento, de coordinación de la acción y
de socialización de los individuos y es el medio por el cual se efectúan la
reproducción cultural, la integración social y la socialización, donde la solidaridad
ocupa un lugar tan prominente como el interés personal.

En la práctica comunicativa cotidiana tienen que combinarse y fundirse entre sí


interpretaciones cognitivas, expectativas morales, manifestaciones expresivas y
valoraciones y constituir un todo racional. Esta infraestructura comunicativa se
ve amenazada por dos tendencias que se compenetran y refuerzan mutuamente:
una cosificación inducida sistémicamente por la autonomización de subsistemas
regidos por medios de control, como el dinero y el poder, y un empobrecimiento
cultural, originado en la extinción de tradiciones vivas y en la diferenciación de
ciencia, moral y arte, al igual que la ruptura elitista de la cultura de los expertos
con los contextos de la acción comunicativa.

La modernización parece excluir el desarrollo de instituciones de libertad que


protejan los ámbitos de acción en las esferas de la vida privada y de la vida
pública y la conexión de la cultura con prácticas comunicativas que requieren de
tradiciones vivas fundadoras de sentido. La crítica burguesa de la cultura ha
tratado de hacer derivar las patologías de la modernidad de dos causas: de que
las imágenes del mundo secularizadas pierden su fuerza integradora o de que el
elevado nivel de complejidad de la sociedad desborda la capacidad de
integración de los individuos.

El consenso social es el primer eslabón en la cadena de formación de la voluntad


colectiva y base de la legitimación. En las formas modernas de entendimiento de
la acción comunicativa se diferencian distintas formas de argumentación, como
los discursos teóricos en la esfera de la ciencia, discursos práctico-morales en la
esfera de la opinión pública y en el sistema jurídico y la crítica estética en el
ámbito del arte y de la literatura.

Una colonización del mundo de la vida puede producirse cuando las formas
tradicionales de vida están desarticuladas en los componentes cultura, sociedad
y personalidad; cuando las relaciones de intercambio quedan reguladas a través
de roles diferenciados por actividad laboral, demanda de la economía, relaciones
de clientela con las burocracias y participación formal en los procesos de
legitimación; cuando la fuerza de trabajo de los empleados se torna disponible y
el voto de los electores movilizable a cambio de compensaciones conformes al
sistema y quedan privatizadas las esperanzas de autorrealización y
autodeterminación a través de los roles de consumidor y cliente.

A modo de conclusiones:

Los medios de comunicación de masas electrónicos representan una sustitución


de lo escrito por la imagen y el sonido y aparecen como aparatos que penetran
y se adueñan por entero del lenguaje comunicativo cotidiano, transmutando los
contenidos auténticos de la cultura moderna en estereotipos neutralizados y
aseptizados e ideológicamente eficaces para reduplicar lo existente, eliminar los
rasgos subversivos o trascendentes de la cultura y ejercer un control social
enquistado en los individuos.

Pero este potencial autoritario es siempre precario porque la comunicación lleva


inserto el contrapeso de un potencial emancipatorio frente a pretensiones de
validez susceptibles de crítica, porque nunca pueden quedar del todo blindadas
contra la posibilidad de ser contradichas por actores capaces de responder
autónomamente de sus propios actos, pues, en último análisis, son las personas
cuando hablan entre sí, y no cuando oyen, leen o atienden a los medios de
masas, las que realmente hacen que la opinión cambie.

Los nuevos conflictos de las sociedades modernas no se desencadenan en torno


a los problemas materiales o de distribución, sino en torno a cuestiones relativas
a las formas de la vida, expresadas en la revolución silenciosa que significan los
cambios en los valores y actitudes de la población y en un tránsito desde la vieja
política, centrada en la seguridad interna y militar, económica y social, hacia una
nueva política, en la que surgen problemas como la calidad de vida, la igualdad
de derechos, la autorrealización individual, la participación y los derechos
humanos.

Al tiempo que hay movimientos de resistencia y repliegue que reaccionan contra


la colonización del mundo de la vida, causada por no distinguir entre su
racionalización y el aumento de complejidad del sistema social, aparecen
también tendencias de defensa neoconservadora de una postmodernidad que
despoja de su contenido racional y de sus perspectivas de futuro a una
modernidad en discordia consigo misma.

La teoría de la sociedad, con el concepto de razón comunicativa, de una razón


inmanente al uso del lenguaje enderezado al entendimiento, vuelve a considerar
a la filosofía capaz de cumplir tareas sistemáticas y a exigirle una teoría de la
racionalidad. El saber que sirve de horizonte de la práctica comunicativa
cotidiana y de trasfondo del mundo de la vida es traído a la conciencia como algo
de lo que necesitamos cerciorarnos.

Pues bien, en las sociedades modernas, tanto en las formas


desinstitucionalizadas de trato en la esfera de la vida privada-familiar, como en
la esfera de la opinión pública acuñada por los medios de comunicación de
masas, se torna verdadera en la práctica la lógica propia de la acción
comunicativa. Al mismo tiempo, los imperativos de los subsistemas
autonomizados penetran en el mundo de la vida e imponen, por vía de
monetarización y de burocratización, una asimilación de la acción comunicativa
a los ámbitos de acción formalmente organizados y ponen en cuestión las
estructuras simbólicas del mundo de la vida en su totalidad.

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Jurgen Habermas
LA TEORÍA DE LA ACCIÓN COMUNICATIVA
Para Habermas la multitud de conceptos de acción que se emplean en teoría sociológica,
pueden reducirse a cuatro conceptosbásicos.1- El concepto de acción teleológica. El actor
realiza un fin eligiendo en una situación dada los medios más congruentes yaplicándolos
de manera adecuada, El concepto central es el de una decisión entre alternativas de
acción. Encauzada
a larealización de un propósito apoyada en la interpretación de la situación. Este modelo
de acción es interpretado en término deutilitarista. El actor elige y calcula medios y fines
desde el punto de vista de la maximización de utilidad.La acción representada como
actividad teleológica puede considerarse bajo el aspecto racionalidad con arreglo a fines,
lasacciones pueden estar planeadas v ejecutadas de forma más o menos racional. La
acción teleológica presupone una relación cutreun actor y un mundo de estado de cosas
existente. El modelo dota al agente de un complejo cognitivo volitivo por medio del
cualéste puede formarse opiniones sobre los estados de cosas existentes y desarrolla
intenciones con la finalidad de atraer a laexistencia los estados de cosas deseados. Estas
relaciones entre mundo y actor permiten manifestaciones que pueden
enjuiciarseconforme a criterios de eficacia y de verdad. En lo que atañe a presupuestos
ortológicos podemos clasificar a esta acción como unconcepto que presupone un solo
mundo, que en este caso es el mundo objetivo. Lo mismo ocurre con el concepto de
acciónestratégica. Partimos de por lo menos dos sujetos que actúan con vista a la
obtención de un fin y que realizan sus propósitosorientándose por, e influyendo sobre, las
decisiones de otros actores. Este sigue siendo un concepto en lo que a
presupuestosontológicos se refiere no exige más que un sólo mundo.2- El concepto de
acción regulada por normas se refiere a los miembros de un grupo social que orientan su
accionar por valorescomunes. La norma expresa un acuerdo existente en un grupo social.
Todos los miembros de un grupo para los que
rige unadeterminada norma tienen derecho a esperar unos de otros que en determinadas
situaciones se ejecuten o no las accionesobligatorias o prohibidas. El concepto central es
el de observancia de una norma, significa el cumplimiento de una expectativageneralizada
de comportamiento, los integrantes del grupo tienen derecho a esperar un determinado
comportamiento.Este concepto de acción regulada por normas presupone la relación entre
un actor y dos mundos. Junto al mundo objetivo apareceel mundo social a que
pertenece lo mismo el actor en calidad de sujeto portador de un rol que otros actores que
pueden iniciarentre si interacciones normativamente reguladas. El sentido del mundo
social puede aclararse por referencia a la vigencia de lasnormas. Una norma goza de
validez' social o vigencia cuando es reconocida por los destinatarios como valida o
justificada.Regula los problemas de acción en beneficio de todos. Este' reconocimiento
intersubjetivo funda la validez social de la misma.A la luz de los valores culturales las
necesidades de un individuo resultan plausibles a otros individuos que se encuentran en
lamisma tradición. Tal interpretación de las necesidades sólo se transforma en motivos
legítimos de acción cuando loscorrespondientes valores se vuelven normativamente
vinculantes para un círculo de afectados.Este modelo dota al agente de un complejo
cognitivo y de un complejo motivacional que posibilita un comportamiento conformea la
norma. El actor puede entablar relaciones con un mundo social que resulta accesible a un
enjuiciamiento objetivo en unadoble dirección de ajuste. Por un lado se plantea la cuestión
de si los motivos y las acciones do un actor concuerdan con, o sedesvían de, las normas
vigentes. Por el otro se enjuicia la norma desde la perspectiva de si están justificadas o
no, de si merecen ono ser reconocidas como legitimas.El modelo normativo de acción
parte de que los implicados pueden adoptar una actitud objetiva frente a algo que es o no
es elcaso, como también una actitud de conformidad o no conformidad normativa frente
a algo. Como en el modelo teológico laacción es concebida en cuanto relación entre un
mundo objetivo al que el actor se enfrenta cognitivamente, o en el que puedeintervenir
con vistas a hacer su propósito. Con relación al mundo social, al que el actor pertenece
en su papel de destinatario de lasnormas. Por ultimo este modelo no presupone al propio
actor como un mundo acerca del cual ese mismo actor puede haberse deforma reflexiva.3-
Concepto de acción reflexiva: hace referencia a participantes en una interacción que
constituyen los unos para los otros unpúblico ante el cual se ponen a si mismos en esencia.
El actor suscita en su público una determinada imagen al develar su propiasubjetividad.
El concepto central es auto escenificación, significa una estilización de la expresión de
las propias vivencias, hechacon vista a los espectadores.Las cualidades dramatúrgicas de
la acción son parasitarias, pues van montadas sobre

una estructura de acción teológica: porejemplo, el trabajo puede ser realizado de un modo
que se ajusta a los principios de una representación dramática con la finalidad

de causar determinada impresión de la gente que esta trabajando a un inspector o a un


directivo...El carácter expresivo de la auto presentación ante otros, se convierte en el
ingrediente esencial de las interacciones sociales encuanto se consideran estas, sólo bajo
el aspecto de encuentros entre persona

2
El actor al presentar ante los demás un determinado lado de si mismo, tiene que
relacionarse con su propio mundo subjetivo. Unactor tiene deseos y sentimientos y es
dueño de manifestar estas vivencias ante un público. Estos deseos y sentimientos
ocupan unpapel paradigmático. Siempre se manifiestan como algo subjetivo pero
guardan relación con el mundo social. Son dos aspectosque tienen sus raíces en las
necesidades. Las necesidades tienen un doble haz: por un lado volitivo (intenciones y
deseos); por otrointuitivo (sentimientos y estado de ánimo). Nuestra naturaleza marcada
por las necesidades es, el trasfondo de una parcialidad quedetermina nuestras actitudes
subjetivas frente al mundo externo.Al caracterizar un objeto o una situación como
magnifico, conmovedor, terrible, etc., estamos expresando una toma de partido yal
mismo tiempo de justificación en el sentido de hacerla plausible mediante apelaciones a
estándares de valoración. Estasexpresiones valorativas tienen fuerza justificatoria
cuando caracterizan una necesidad de forma que los destinatarios puedenreconocer bajo
tales interpretaciones, sus propias necesidades.La acción dramatúrgica presupone dos
mundos, uno interno y otro externo, ya que se escenifica la subjetividad del actor frente
aotros actores; frente al mundo externo el actor sólo puede adoptar en principio una
actitud objetivante y esta se extiende, adiferencia de lo que ocurre en la acción regulada
por norma, no solamente a los objetos físicos sino también a los objetos sociales.La
acción dramatúrgica puede adoptar rasgos estratégicos latentes en cuanto considere a los
espectadores como oponentes. Laescala de auto escenificación va desde la
comunicación sincera de las propias intenciones y deseos, Hasta la manipulación
cínicade las impresiones que esto despierta en los otros.4- El concepto de acción
comunicativa se refiere a la interacción de por lo menos dos sujetos capaces de lenguaje
de acción queentablan una relación interpersonal. Los actores buscan entenderse sobre
una situación de acción para poder coordinar de comúnacuerdo sus planes y con ello
su accionar. El concepto central es el de interpretación que implica la negociación
de definiciones dela situación susceptibles de consenso. En este modelo el lenguaje
ocupa un rol central. En la acción comunicativa empieza aoperar un supuesto más: el de
un medio lingüístico, en el cual se reflejan las relaciones del actor con el mundo. El
entendimientolingüístico queda introducido como un mecanismo de coordinación de la
acción. En los casos de acción regulada por norma y deacción dramatúrgica hay que
suponer la formación de un consenso entre los participantes en la comunicación. En
estos modelos ellenguaje es concebido unilateralmente, al tenerse sólo en cuenta en
alguno de ellos alguno de los aspectos que el lenguaje ofrece.En el modelo normativo
de acción el lenguaje se concibe como un medio que transmite valores culturales,
portador de consensoque queda ratificado con cada nuevo acto de entendimiento. El
modeló de acción dramatúrgica presupone el lenguaje como medioen que tiene lugar la
auto escenificación. En el modelo teleológico de acción el lenguaje aparece cómo un
medio más a través delcual los hablantes, se orientan hacia su propio éxito y pueden
influir al oponente a formarse las opiniones que les conviene parasus propios
propósitos.Sólo el concepto de acción comunicativa entiende, el lenguaje como un
medio de entendimiento, en que hablante y oyentes serefieren desde el horizonte
preinterpretado que su mundo de la vida representa, simultáneamente a algo en el
mundo objetivo,social y subjetivo, para negociar definiciones de la situación que
puedan ser compartidas por todos. Este modelo no tiene en cuentasólo al lenguaje como
entendimiento o como consenso o como auto escenificación, sino que toma en cuenta
todas las funcionesdel lenguaje (el entendimiento lingüístico es sólo el mecanismo de
coordinación, de la acción, que ajusta los planes de acción y lasactividades teleológicas
de los participantes para que puedan constituir una interacción.Habermas llama acciones
a aquellas manifestaciones simbólicas en que el actor entra en relación al menos con un
mundo.Distingue los movimientos con que un sujeto interviene en el mundo (actúa
instrumentalmente) de los movimientos con que unsujeto encarna un significado (se
expresa comunicativamente). Los movimientos del cuerpo causan un cambio físico en el
mundo;en el primer caso es casualmente relevante, en el segundo semánticamente
relevante (movimientos de la boca, producción de fonemas, escribir, dibujar). Las
acciones son realizadas mediante movimientos del cuerpo. Pero estos hay que
entenderlos en el sentido do que el actor co-realiza esos movimientos cuando sigue una
regla de acción, técnica o social. Co- realización significa que el fin de un actor es la
ejecución de un plan de acción. Un movimiento corporal es elemento de una acción,
pero no una acción. El lenguaje es relevante en este modelo desde un punto de vista
pragmático. Los hablantes al hacer uso de oraciones orientándosela entendimiento,
.contraen relaciones con el mundo, como en la acción teleológica, en la acción regida
por normas o en la acción dramatúrgica, sino de un modo reflexivo
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Jürgen Habermas y la Teoría de la Acción Comunicativa.

Ricardo Arrieta C.

Abril 17 de 2009.

Habermas comienza por señalar que Marx considera como uno de los puntos de

partida de su teoría el concepto de acción instrumental o conducta racional de

las personas para elegir los medios más apropiados parta lograr un cierto fin.

Tal acción se relaciona en Marx con el trabajo de cuyo concepto deriva las

relaciones sociales. Para él, en cambio, en el análisis social es más importante la

acción comunicativa que permite una comprensión comunicativa entre los

actores en interacción. En ese proceso, no se hace, principalmente, cálculos

egoístas (instrumentales) para alcanzar el éxito, sino que se trata de lograr

definiciones comunes de la situación para dentro de ellas, perseguir metas

individuales.

Habermas deriva el concepto de acción comunicativa de los diversos tipos de

acción que distinguió Max Weber (racional, orientada por valores, afectiva y

acción tradicional). Al redefinir los tipo weberianos, coloca frente a la acción

instrumental la acción comunicativa como una relación interpersonal lingüística


que busca el mutuo entendimiento, el consenso. Mientras en Marx la acción y la

racionalidad instrumental se relacionan con el trabajo, la acción y la


racionalidad comunicativa re relacionan con la interacción. Cuando la acción

comunicativa se basa en argumentaciones racionales y tiene pretensiones de

universalidad se denomina discurso.

El concepto de acción comunicativa “fuerza u obliga a considerar también a los

actores como hablantes u oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo,

en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan recíprocamente a este

respecto pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de

juicio. Los actores no se refieren sin más intentione recta a algo en el mundo

objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo, sino que relativizan sus

emisiones sobre algo en el mundo teniendo presente la posibilidad de que la

validez de ellas pueda ser puesta en cuestión por otros actores” (Teoría de la

acción comunicativa: complementos a estudios previos, Madrid, Cátedra, 1989,

Pág. 493)

Es en discurso, una forma especial de comunicación, donde, por medio de la

argumentación se determina lo que es válido o verdadero. Es decir, la verdad no

es una copia de la “realidad” a la cual se refieren los argumentos de los

participantes en el discurso, sino que es un resultado consensual sobre el cual

no actúa ninguna influencia que lo distorsione. Ese consenso se logra cuando se

dan cuatro condiciones de validez aceptadas por todos los participantes: a) que

el enunciado que hace un hablante sea comprensible; b) que el hablante sea

fiable; c) que la acción pretendida sea correcta por referencia a un contexto

normativo vigente; y d) que la intención manifiesta del hablante sea, en efecto,

la que él expresa.

Con las características señaladas, Habermas sostiene que la acción

comunicativa, y no la acción racional instrumental, como lo hizo Marx, es la


conducta que caracteriza a las interacciones que se dan en la sociedad. Por eso,
la acción comunicativa debe tener un lugar central en la teoría. Uno de los

objetivos de tal teoría debe ser la identificación y eliminación de los factores

estructurales que distorsionan la comunicación.

El papel central que ocupa la comunicación en la propuesta teórica y política de

Habermas lo lleva a preocuparse por la racionalización de la acción

comunicativa, siguiendo el camino tomado por Marx y Weber sobre ese tema.

La racionalidad final se dará cuando se supriman las barreras a la

comunicación. El medio para hacerlo lo constituye la modificación en

profundidad del sistema normativo vigente. La evolución social no consiste,

precisamente, en cambios en el sistema de producción (en el cambio de las

bases materiales, como diría el marxismo original de Marx), sino en el transito

de una sociedad racional en la cual la comunicación de las ideas se expondrá sin

restricciones.[i]

La tesis de que el lenguaje es el mecanismo originario de la integración social.

Esta afirmación es, por otra parte, indisociable de la convicción de que el

lenguaje incorpora en su propia estructura la posibilidad de una forma de acción

social que elimina las relaciones de poder. Desde el punto de vista normativo, el

concepto de racionalidad comunicativa sólo puede concretarse en una teoría de

la legitimidad democrática que hace depender la legitimidad de las normas

jurídicas y de las instancias de poder político del consentimiento racional de

quienes deben someterse a ellas.[ii]

Teoría de la Acción Comunicativa de Jurgen Habermas

Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos

formas de racionalidad que están en juego simultáneamente : la racionalidad


sustantiva del mundo de la vida y la racionalidad formal del sistema, pero donde
el mundo de la vida representa una perspectiva interna como el punto de vista

de los sujetos que actúan sobre la sociedad, mientras que el Sistema representa

la perspectiva externa, como la estructura sistémica (la racionalidad técnica,

burocratizada-weberiana, de las instituciones). Habermas estudia a la sociedad

como un conglomerado de sistemas complejos, estructurados, donde el actor

desaparece transformado en procesos (sistema-racional-burocrático), y por otro

lado, también incluye el análisis sociológico que da primacía al actor, como

creador inteligente, pero a la vez sumergido en la subjetividad de los

significados del mundo vital.

Significado de la Técnica.

Define el trabajo como “una acción medio-fin que para conseguir tal o cual fin,

has de utilizar estos y los otros medios”.

En cuanto a la disputa sobre la técnica, Habermas se interesa especialmente por

el proceso histórico.

La interpretación liberal de la técnica descansa en que el hombre tiene aún en

sus manos la dirección del progreso técnico y ve en éste, la posibilidad de la

libertad subjetiva: posibilidad de darle un sentido a la historia, pues de suyo

carece de sentido.

En la interpretación conservadora, el hombre ha objetivado progresivamente

sus acciones en las máquinas y es en los sistemas hombre-máquina donde se

conjugan las acciones mecánicas y las reacciones humanas (convirtiendo al ser

humano en un Cyborg enajenado).


Habermas cree que los antiguos ideales han muerto, pero cree también que se

mantiene en pie el ideal por la emancipación.

Concepto de Acción Comunicativa y el Mundo de la Vida.

A la esfera de trabajo, Habermas, contrapone el ámbito de la acción

comunicativa, que define como “una interacción mediada por símbolos”. Dicha

acción tiene como núcleo fundamental las normas o reglas obligatorias de

acción que definen formas recíprocas de conducta y han de ser entendidas y

reconocidas intersubjetivamente.

Este tipo de acción da lugar al marco institucional de la sociedad en

contraposición a los sistemas de acción instrumental y estratégica.

Habermas asigna al marco institucional de la sociedad, las siguientes funciones:

• Organización colectiva para la conservación de la especie, la cual no está

asegurada exclusivamente por el instinto.

• Institucionalización de los procesos de aprendizaje y acomodación.

• La represión y canalización de tendencias libidinosas o agresivas que resultan

disfuncionales para la propia conservación colectiva de la sociedad.

Esta última función del marco institucional de la sociedad, implica un doble

factor:

• La organización del poder a fin de reprimir dichas tendencias agresivas.

• La articulación y satisfacción de nuestras necesidades.

Esta articulación y satisfacción de las necesidades se cumplen mediante la

tradición cultural.
Mediante la distinción mencionada entre trabajo e interacción, Habermas

reconstruye la evolución de la sociedad desde la Edad Media hasta nuestros

días.

Así tenemos, que en la sociedad tradicional (hasta la burguesía moderna), el

marco institucional se legitima mediante interpretaciones míticas, religiosas y

metafóricas de la realidad en su conjunto.

“Hemos visto, que en su nacimiento, la ciencia moderna estaba afectada por el

interés técnico (económico)... Se ha llegado a un entrelazamiento cada vez más

claro, entre ciencia, técnica y su utilización” ...

Esto significa que si el Estado dirige la economía y si la ciencia está al servicio de

la economía, entonces el Estado pasa a ser también el director del proceso

científico...” (Gabás, 1980, 108-109).

Pretensiones de Validez.

En todo agente (persona) que actúa lingüísticamente, con visas a entenderse con

otros, se pueden encontrar las siguientes pretensiones de validez:

inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud.

En definitiva, el entendimiento busca un acuerdo que termine en la

comprensión mutua del saber compartido, de la confianza recíproca y de la

concordancia de unos con otros. Una persona ha de hacer entender, decir algo,

hacerlo con credibilidad y respetando normas comunicativas vigentes.

La Socialización es condición de la Identidad.


Por otra parte, el individuo habita en los tres mundos, objetivo, social y

subjetivo, los cuales constituyen los presupuestos ontológicos de la acción

comunicativa. Pero los tres mundos se hallan recortados y sobrepasados por un

ámbito superior más general y básico que abarca el conjunto de situaciones de la

realidad de cada uno: el mundo de la vida. El constituye el horizonte cognitivo y

marco fundamental desde el que el individuo accede a los distintos ámbitos de

la realidad; es el marco y lugar donde se realiza la acción comunicativa.

De la multitud de conceptos de acción, empleados en teoría sociológica,

Habermas, los reduce a cuatro:

• El concepto de acción teleológica que ocupa el centro de la teoría filosófica de

acción desde la época de Aristóteles. El actor realiza un fin o hace que se

produzca el estado de cosas deseado. El concepto de acción regulada por normas

se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario que se topa en

su entorno con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que

orientan su acción por valores comunes.

• El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario

ni al miembro de un grupo social. El actor transmite en su público determinada

imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir,

su propia subjetividad.

• Finalmente, el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a

lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios

verbales o con medios extraverbales) entablen una relación interpersonal.

• El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario

ni al miembro de un grupo social. El actor transmite en su público determinada

imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir,

su propia subjetividad.
• Finalmente, el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a
lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios

verbales o con medios extraverbales) entablen una relación interpersonal.

Resumen.

Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos

formas de racionalidad: la racionalidad sustantiva del mundo de la vida y la

racionalidad formal del sistema.

El mundo de la vida representa una perspectiva interna como el punto de vista

de los sujetos que actúan sobre la sociedad.

El Sistema representa la perspectiva externa, como la estructura sistémica (la

racionalidad técnica, burocratizada-weberiana, de las instituciones).

Habermas estudia a la sociedad como un conglomerado de sistemas complejos,

estructurados, donde el actor desaparece transformado en procesos.[iii]

[i] BRIONES, Guillermo (1999) La Teoría De La Acción Comunicativa De Jünger Habermas.

FILOSOFÍA Y TEORÍAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES, Dilemas y propuestas para su construcción.

Domen, Pág. 171.

[ii] LÓPEZ Y LÓPEZ DE LIZAGA,, José Luis (2009) Razón comunicativa y legitimidad democrática.

Tesis Doctoral. Tesis de la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Filosofía, Departamento

de Filosofía IV (Teoría del Conocimiento e Historia del Pensamiento).

[iii] VARGAS-MENDOZA, J. E. (2006) Teoría de la Acción Comunicativa: Jurgen Habermas. México:

Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C.


HABERMAS TEORÍA DE LA ACCIÓN CUMUNICATIVA
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