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S ALA DE CAS ACIÓN CIVIL

Ex p. 2008- 000377

M agistrado Po n en te: Lu ís An to n io Ortíz Hern án dez

En el juicio por nulidad de contrato de compra venta, incoado ante el Juzgado Segundo de Primera

Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado

Falcón, por los ciudadanos HELGO REVITH LATUFF DÍAZ y CARMEN MARÍA

LATUFF DÍAZ, representados judicialmente por los profesionales del derecho Febres José

Castillo Núñez y Marilis Riera Caldera contra el ciudadano WAGIB COROMOTO LATUFF

VARGAS, patrocinado por los abogados en ejercicio de su profesión José Sinópoli Velásquez,

Julio César Sinópoli Velásquez, Nelson Darío Medina Contreras y Víctor Smith Villavicencio; el

Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente

de la misma circunscripción judicial, en fecha 12 de marzo de 2008, dictó sentencia declarando sin

lugar el recurso procesal de apelación interpuesto por la parte demandante, sin lugar la demanda,

confirmó la sentencia del a-quo y condenó al pago de las costas a la parte apelante.

Contra la indicada sentencia la parte demandante anunció recurso de casación, el cual fue admitido

y oportunamente formalizado. Hubo impugnación sin réplica.

Concluida la sustanciación del recurso y cumplidas las demás formalidades de ley, pasa la Sala a

dictar sentencia bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe, en los siguientes

términos:

RECURSO POR DEFECTO DE ACTIVIDAD

-I-

Bajo el punto III del escrito de formalización, el recurrente plantea su primera denuncia por

defecto de actividad, según la cual, de conformidad con el ordinal 1 del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil, acusa la infracción del artículo 243 ordinal 2 eiusdem, por indeterminación

subjetiva.

Expresa el formalizante:

III. De conformidad con el artículo 313.1 del Código de Procedimiento Civil, denuncio la
infracción del artículo 243.2 del mismo Código.

De una simple lectura de la sentencia se observa que el juez de la segunda instancia, si bien
menciona a mis representados, ciudadanos HELGO REVITH LATUFF DÍAZ y CARMEN
MARÍA LAUFF DÍAZ y al demandado, ciudadano WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS,
no hace una identificación completa o plena de los mismos.

En efecto es su fase inicial el fallo recurrido establece:

omissis

Y luego en su parte dispositiva señala:

omissis

Con tales menciones de las partes, sin una identificación plena, no cumple el fallo recurrido con lo
dispuesto en el ordinal 2 del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, que contiene la
exigencia del requisito que debe cumplir toda sentencia, en cuanto al necesario señalamiento de las
partes y sus apoderados, y el cual guarda estrecha relación con lo previsto en el artículo 340 del
Código de Procedimiento Civil, en sus ordinales 3 y 4 , los cuales de manera taxativa imponen al
demandante la obligación de identificar a las partes de manera específica, indicando los datos
relativos a su creación y registro para el caso de las personas jurídicas; y los atributos de la
personalidad para el caso de personas naturales.

En este caso, cuando el sentenciador de la instancia se limita a mencionar los nombres, sin ningún
otro dato específico que identifique plenamente a las partes, incurre en una ausencia de una
identificación plena de las partes, con lo cual se violenta el artículo 243.2 del Código de
Procedimiento Civil, lo que vicia de nulidad el fallo apelado.

Sobre el contenido de la sentencia ha señalado la doctrina judicial que al dictarse sentencia debe el
sentenciador cuidar el cumplimiento de las exigencias que sobre la misma hace el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil, el cual establece los requisitos que debe contener toda sentencia,
prescribiendo que:

Omissis

La carencia de cualquiera de estos requisitos, anula la sentencia, tal como prescribe el artículo 244
del mismo Código, cuando expresa:

Omissis

Al comentar esta ausencia de identificación plena e las partes, ha dicho esta Sala en sentencia N 67
del 27.02.2007 que:
Omissis

No cabe duda que la doctrina judicial preinsertada, es aplicable al fallo recurrido,


por cuanto en el cuerpo de la sentencia no se determina de manera específica las
partes (art. 340.2 CPC), sino que se limita el sentenciador de la instancia a
mencionar sus nombres, como si ello fuera suficiente para considerar cumplido el
artículo 243.2 del Código de Procedimiento Civil, el cual violenta con esa conducta
y así solicito de esta Sala declare la procedencia de esta denuncia, anulando el fallo
recurrido. (Negrillas del texto).

Para decidir la Sala observa:

De la anterior delación se desprende que el recurrente en casación alega el vicio de

indeterminación subjetiva de la sentencia, por cuanto el juez de alzada, si bien mencionó a las

partes pertenecientes a la relación jurídica procesal, no indicó ningún otro dato que identifique

completamente a las partes, incurriendo, a su decir, en una ausencia de identificación plena de las

partes e infringiendo así lo dispuesto en el ordinal 2 del artículo 243 de la ley civil adjetiva.

La citada norma procesal señala:

Toda sentencia debe contener:

omissis

2 . La indicación de las partes y sus apoderados

Esta disposición tiene como finalidad, permitir la ejecución del fallo y determinar los límites

subjetivos de la cosa juzgada que emana de la sentencia.

El vicio de indeterminación subjetiva tiene estrecha relación con el principio de autosuficiencia de

la sentencia, según el cual toda sentencia debe bastarse a sí misma, sin que sea necesario acudir a

otras actas e instrumentos del expediente para materializar la ejecución del fallo o para determinar

el alcance de la cosa juzgada.

Así, esta Sala en innumerables fallos ha señalado que Toda sentencia debe ( ) llevar en sí misma la

prueba de su legalidad, sin que, a tal efecto, pueda depender de otros elementos extraños que lo

complementen o perfeccionen . (Al efecto ver fallo del 7 de agosto de 1996, caso: Banco Principal
C.A. c/ Horacio Sosa Antonetti, ratificada en sentencia N 67 del 27 de febrero de 2007, caso: S.F.

Transporte, C.A. c/ C.N.C.P. Services LTD, S.A.)

También ha señalado esta Sala que lo anterior guarda estrecha relación con lo previsto en el

artículo 340 del Código de Procedimiento Civil, en sus ordinales 2 y 3 , los cuales de manera

taxativa imponen al demandante la obligación de indicar el nombre y apellido de las partes que

fungen como demandante y demandado, en caso de personas naturales, y en caso de personas

jurídicas, la denominación o razón social y los datos relativos a su creación y registro.

De manera que para que se verifique la exigencia establecida en el ordinal 2 del artículo 243 de la

ley civil adjetiva, basta con que se mencione el nombre y apellido de todos los sujetos

pertenecientes a la relación jurídica procesal, valga decir, de los demandantes y demandados en el

juicio, cuando éstos sean personas naturales, y en el caso de las personas jurídicas, se tendrá como

cumplido el requisito cuando se señale su denominación o razón social y los datos relativos a su

creación o registro.

Dicho lo anterior, esta Sala concluye que de la sentencia recurrida se constata la indicación de los

nombres y apellidos de todos los sujetos procesales, mas sin embargo, aun cuando en la misma no

indique la cédula de identidad de las partes, ello no constituye el vicio que a través de la presente

delación pretende imputar el formalizante a la sentencia de alzada, razón por la cual se declara

improcedente la presente denuncia por defecto de actividad. Así se establece.

-II-

De conformidad con el ordinal 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se

denuncia la infracción del artículo 243 ordinal 3 eiusdem, por omisiones fundamentales durante la

síntesis del proceso.

Expresa el formalizante:

IV. De conformidad con el artículo 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se
denuncia la infracción del artículo 243.3 del mismo Código, por omisiones fundamentales
durante la síntesis del proceso.
El querer y el sentir del legislador cuando establece que la sentencia debe contener una síntesis
clara, precisa y lacónica de los términos en que se ha planteado la litis, es de que se evite la copia
farragosa de todas y cada una de las actas del proceso, pero eso no significa que esa síntesis pase a
un telegrama o a un apretado resume de las actas del proceso. Quiere decir, pues, que se incumple
con lo normado por el artículo 243.3: 1) cuando el juez no realiza ninguna síntesis, no dejando, en
consecuencia, en forma clara, precisa y lacónica los términos en que ha quedado planteado el
asunto jurídico a resolver; y 2) cuando el juez se extiende en la narrativa señalando y
transcribiendo todos los actos que no tengan mayor relevancia. No implica violencia contra dicho
artículo que el juez, en su síntesis, refiera actos del proceso que tengan relevancia sobre el mismo.
La síntesis a que alude el legislador no se limita a un resumen del libelo y de la contestación, sino
que implica el resumen de actos que tengan relevancia en el proceso.

En este asunto, el juez de la segunda instancia limita su conducta a sintetizar el libelo y la


contestación en términos muy lacónicos, omitiendo elementos alegados y que forman parte de los
límites de la controversia.

Se limita a señalar el sentenciador de la segunda instancia que:

omissis

Como se puede observar, al resumir los términos en que quedó planteada la controversia, omitió
hacer referencias fundamentales de las afirmaciones alegadas por esta parte demandante, lo que
resultaba indispensable para entender claramente los términos en que la controversia quedó no sólo
planteada, sino el contenido de las defensas de la parte actora. El juez de alzada omitió expresar
que los tumores cerebrales y trastornos endocrinales producían en WARDIEN LATUFF
VARGAS hoy occiso, síndrome mental orgánico y demencial. Omitió también, que ello, le
producía episodios de delirio, que le motivaban un estado de confusión mental, perdiendo
por momentos totalmente la razón; que el estado mental que afectaba al hoy fallecido lo
incapacitaba totalmente para tomar decisiones.

Luego, el Juez de la recurrida, cuando hizo la síntesis de la controversia que debió ser no sólo
lacónica, sino precisa y clara, no se refirió a estos planteamientos fundamentales, cuya
importancia conducirían a analizar en su momento con sumo detenimiento los elementos de
prueba que para ello se acompañaron, centrándose La recurrida solamente en decir que
WARDIEN LATUFF VARGAS sufría de incompetencia mental; concepto que al no
determinarse de forma clara e inextenso como se desarrolló en el escrito de demanda, limitó
en detrimento de esta representación los planteamientos en que debía tenerse como centrada
la controversia. Argumentos de hecho que omitidos por la recurrida fueron capaces de influir en la
resolución de la controversia, pues silenció hechos esenciales en las afirmaciones de la parte
actora, que conllevaba a determinar el estado mental que para ese momento afectaba a
WARDIEN LATUFF VARGAS.

Así las cosas, se puede afirmar que el juez de la recurrida no cumplió con su deber de sintetizar, en
forma clara, precisa y lacónica los términos en que quedó planteada la controversia, pues no se
refirió a estas defensas fundamentales de la parte demandante, infraccionando así el artículo 243.3
del Código de Procedimiento Civil.

Al ratificar aquí lo expresado en el acápite anterior sobre el contenido de la sentencia y su


regulación prevista en los artículos 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, en los que se
establecen requisitos que son de riguroso cumplimiento, son (sic) pena de nulidad, me permito traer
a colación la doctrina de esta Sala en interpretación del artículo 243.3 del mencionado Código, y
contenida en la sentencia N 395 del 13.06.2008, en la que se establece:

omissis

Al amparo de la doctrina de la Sala, puedo afirmar que la síntesis de los términos de la controversia
ha sido lacónica, mas no clara y precisa, al omitir alegatos fundamentales que determinaron los
términos de la controversia, con lo que se inficionó de nulidad la sentencia recurrida al violentar el
artículo 243.3 del Código de Procedimiento Civil, y así solicito lo declare esta Sala, declarando la
procedencia de esta denuncia. (Negrillas y subrayado del texto).

Esta Sala para decidir observa:

En la presente denuncia, el formalizante plantea la supuesta infracción del artículo 243,

ordinal 3 por indeterminación de la controversia, al señalar que el juez de la recurrida limitó su

conducta a sintetizar el libelo y la contestación de forma lacónica, sin hacer referencia a alegatos

fundamentales expuestos por la parte demandante, omitiendo expresar que los tumores cerebrales

y trastornos endocrinales producían en WARDIEN LATUFF VARGAS, hoy occiso, síndrome

mental orgánico y demencial, lo que le producía episodios de delirio, que le motivaban un estado

de confusión mental, perdiendo por momentos totalmente la razón y que el estado mental que
afectaba al hoy fallecido lo incapacitaba totalmente para tomar decisiones .

Sobre el vicio delatado, esta Sala de Casación Civil se ha pronunciado en diversas oportunidades,

señalando lo que sigue:

el requisito intrínseco de la sentencia a que se contrae el ordinal 3 del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, persigue evitar que los jueces de instancia, al narrar los hechos ocurridos
durante el proceso, realicen una extensa reseña de ellos con datos que son innecesarios para la
resolución de la controversia.

Si bien los jueces pueden, si así lo prefieren, transcribir in extenso lo alegado en la demanda y en la
contestación, así como otros argumentos y defensas producidos por las partes fuera de las
indicadas oportunidades, tal posibilidad en modo alguno implica que les esté permitido reproducir
en la decisión todos los actos del proceso que no tengan trascendencia en la suerte del juicio, pues
ello se encuentra en contradicción con lo deseado por el legislador y, por ende, constituye una
violación de la regla contenida en el ordinal 3 del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil,
que ordena al juez realizar una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que quedó
planteada la controversia (Sentencia N 02 del 5 de febrero de 2002)
De la anterior transcripción se colige que el requisito de la sentencia establecido en el ordinal 3 del

artículo 243 del Código de Procedimiento Civil obliga a los jueces de instancia a indicar cómo ha

quedado planteada la controversia, de manera tal, que antes de entrar a motivar el fallo, mediante el

establecimiento de los hechos y del derecho, deberán exponer con sus palabras cómo quedó

trabado el problema judicial a resolver; exposición que a su vez deberán formular a través de una

síntesis clara, precisa y lacónica.

También mediante reiterada doctrina ha señalado esta Sala que a fin de dar cumplimiento al

mencionado requisito, no es necesario transcribir todos los actos que se han producido durante el

curso del proceso; así como tampoco se les debe dar una connotación equivalente a escueto de las

expresiones síntesis y lacónica .

Esta suprema jurisdicción civil ha sentado, incluso en doctrina de vieja data, que por constituir la

síntesis de la sentencia, el preámbulo explicativo de lo que se ha de decidir, ella debe hacerse de

manera que explique claramente lo debatido. Si bien no es menester transcribir todos los

pormenores del juicio, no puede aceptarse tampoco, que dicha síntesis sea tan parca que no

permita deducir qué asunto es el que se resolverá en el dispositivo de la sentencia. (Al efecto veáse

fallo N 528 del 17 de septiembre de 2003, caso: Rosa Alejandrina Hernández Martínez c/ Eloisa

Amante de Natera, expediente: 03-076)

Ahora bien, a los fines de determinar la veracidad de lo alegado por el recurrente en casación, esta

Sala considera necesario transcribir la parte narrativa de la sentencia dictada por el juzgado

superior, en la cual se señaló:

La controversia sometida al conocimiento de este Tribunal, se centra en las pretensiones de los


ciudadanos HELGO REVITH LATUFF DIAZ y CARMEN MARIA LATUFF DIAZ, en que se
declare la nulidad del contrato de compra venta celebrado entre WAGIB COROMOTO LATUFF
VARGAS y el causante HELGO REVITH LATUFF DIAZ, inscrito Registro Subalterno del
Municipio Falcón y los Taques del estado Falcón, el 12 de mayo de 2003, bajo el N 27, protocolo I,
tomo 02, y que tuvo por objeto una casa ubicada en la población de Pueblo Nuevo, municipio
Falcón, de este estado, en una superficie de cuarenta y siete (47) metro por su parte norte a sur y
setenta y seis (76) metros por su parte este a oeste; construida en una parcela de terreno que se dice
pertenecer a la posesión comunera denominada Guacuira y comprendida dentro de los siguientes
linderos: Norte: casa que es o fue de Petra Raaz; Sur: con propiedad de Crispulo Ramos; Este:
conuco que es o fue de Emiliano Ceballos, y Oeste; calle pública denominada El Cementerio, hoy
calle los Reyes, por un precio, en ese entonces de diez millones de bolívares (Bs.10.000.000,oo),
fundamentados en que el vendedor hoy fallecido fue su padre.
a) Que estuvo casado con Eleise Betilde Diaz Lugo.

b) Que al momento de la venta se hizo pasar como soltero.

c) Que el comprador fue hermano del vendedor.

d) Que el precio de la venta es vil porque el precio real del inmueble es de cien mil bolívares fuertes
(Bs.100.000 Bsf).

e) Que el vendedor sufría de incompetencia mental, ya que tenía un tumor maligno que le
provocó destrucción parcial de la hipófisis con hipotituariarismo secundario, compromiso
vascular cerebral y pérdida progresiva de la visión que le condujo un déficit en las funciones
sensoriales y cognitivas, siendo finalmente la causa de su muerte.

f) Que su fallecido padre vivió en el inmueble vendido hasta su muerte.

Frente a la contraprestación del demandado WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS, quien


alegó la falta de cualidad de los demandantes, porque existían otras personas herederas del
vendedor fallecido; negó que el fallecido Wardien Latuff Vargas sufriera de la enfermedad señalada
y que el mismo fuese sometido a chequeo médico y que padeciese de delirios, confusión mental y
pérdida de la razón, por lo que desconoció los informes médicos acompañados junto con la
demanda; negó que le debiera a los demandantes la suma de un millón setecientos ochenta y nueve
mil ciento setenta y seis bolívares con ochenta céntimos (Bs. 1.789.176,80); impugnó la cuantía de
la demanda por exagerada; pero, reconoció que los demandantes eran hijos legítimos de su
representado; que el vendedor luego de divorciado compró el inmueble que posteriormente le
vendiera a él.

Así las cosas quien suscribe para decidir observa:

Antes de entrar a resolver el fondo de la controversia, quien suscribe debe pronunciarse sobre la
impugnación del valor estimado de la demanda y sobre el alegato de falta de cualidad en los
demandantes, promovidos por el demandado

Visto el anterior extracto de la sentencia recurrida y analizadas como han sido las demás actas del

expediente, esta Sala constata que el juez de la recurrida no violentó la disposición señalada como

infringida, pues efectivamente realizó una síntesis, clara, precisa y lacónica de los términos en que

quedó planteada la controversia basándose en lo alegado en el libelo de la demanda, el escrito de

cuestiones previas y la contestación de la demanda.

En relación con lo delatado por el formalizante referente a la omisión de pronunciamiento sobre

uno de los alegatos expuestos por la parte demandante, esta Sala declara que si bien el ad quem no

mencionó textualmente lo señalado en el libelo de la demanda, en el sentido que el difunto Wardien

Latuff Vargas padecía de tumores cerebrales y trastornos endocrinales que le producían un


síndrome mental orgánico y demencial con episodios de delirio que le motivaban un estado de

confusión mental, perdiendo por momentos totalmente la razón y que ese estado mental lo

incapacitaba totalmente para tomar decisiones, no dejó de pronunciarse sobre ese aspecto, pues el

juez de la recurrida manifestó que el finado (quien figura como vendedor en el contrato de compra

venta que se pretende anular), sufría de incompetencia mental, ya que tenía un tumor maligno que

le provocó destrucción parcial de la hipófisis con hipotituariarismo secundario, compromiso

vascular cerebral y pérdida progresiva de la visión que le condujo un déficit en las funciones

sensoriales y cognitivas, siendo finalmente la causa de su muerte.

De manera que al haber abarcado el juez de la recurrida todos los aspectos que determinan o

delimitan la controversia de forma clara, precisa y lacónica, mal pudo haber infringido el referido

artículo de la ley procesal civil.

Por las anteriores consideraciones esta Sala declara improcedente la denuncia por infracción del

ordinal 3 del artículo 243 de la ley civil adjetiva, y así se declara.

-III-

De conformidad con el ordinal 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se

denuncia la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 6 eiusdem, por error en la determinación

subjetiva del objeto de la pretensión .

Expresa el formalizante:

IV (sic).- De conformidad con el artículo 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12 y ordinal 6 del 243 eiusdem, por error en
la determinación subjetiva del objeto de la pretensión.

Dice el fallo recurrido:

omissis

La recurrida en su narrativa yerra cuando determina el título objeto del litigio sobre el cual recae la
pretensión del demandante, dado que hace mención ( ) en que se declare la nulidad del contrato de
venta celebrado entre WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS y HELCO REVITH LATUFF
DIAZ (sic) , siendo ello incorrecto, pues la pretensión aducida por la parte actora consiste en
declarar la nulidad del contrato de compra venta celebrado entre WAGIB COROMOTO LATUFF
VARGAS y el hoy fallecido WARDIEN LATUFF VARGAS. Es decir, que hay una
indeterminación objetiva en cuanto al objeto de la litis.
En igual indeterminación se incurre cuando el juez de la recurrida para el momento de contener los
puntos de la dispositiva de la sentencia, concretamente al punto primero, expresa: Sin Lugar la
apelación interpuesta por el abogado Febres Castillo Nuñez, apoderado de los ciudadanos
HELCO REVITH LATUFF DÍAS (sic) y CARMEN MARÍA LATUFF DÍAZ, contra la sentencia
del 23 de febrero de 2008, dictada por el Tribunal Segundo de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Agrario y Tránsito de esta Circunscripción Judicial, que declaró sin lugar la demanda
por nulidad de documento de compra venta intentada por los apelantes contra el ciudadano
WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS .

En ninguna parte del expediente existe pronunciamiento alguno por el juzgado de la causa de fecha
23 de febrero de 2008. La sentencia contra la cual recurre la parte actora no es de esa fecha, es la
dictada por el Tribunal Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito
del Estado Falcón de fecha 23 de febrero de 2007.

Se ha dicho que es preciso que sus términos estén expresados en forma clara inequívoca y
completa para que cumpla su fin último. La sentencia debe bastarse así (sic) misma, esto quiere
decir que para comprender su dispositivo, y en consecuencia darle cumplimiento, debe resultar
autosuficiente.

Por otra parte, en cuanto a la indeterminación objetiva del fallo, en sentencia del 24 de marzo 2003,
caso: René Romero García contra Carolina Lugo Díaz, sentencia No. 93, Expediente No.
2002-00107, ratificada mediante, sentencia del 21 de julio 2005, caso Yoleida Josefina Urquiola
Venegas contra Defensas Del Caribe C.A. y otros, decisión No. 481, Expediente No. 2005-00261,
se estableció lo siguiente:

omissis

Ahora bien, la sentencia, como expresión de la máxima potestad jurisdiccional, debe bastarse así
(sic) misma, esto quiere decir que para comprender su dispositivo, y en consecuencia darle
cumplimiento, debe resultar autosuficiente, sin necesitar el auxilio de ningún otro documento, ni
acta del expediente.

Es preciso que sus términos estén expresados en forma clara y completa para que cumpla su fin
último, cual es plasmar en forma indubitable la soberana decisión a la que ha llegado el
sentenciador, luego de su analítico estudio del caso.

Respecto del requisito de determinación del objeto sobre el que recae la decisión, previsto en el
ordinal 6 del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, el criterio general que dicha
determinación debe aparecer directamente del fallo, y no por referencia a otro documento o
recaudo fuera del fallo, porque la sentencia debe ser autosuficiente y contener en sí todos los
requisitos, menciones y circunstancias que la ley exige, sin que sea preciso acudir a otros elementos
extraños para complementarla o hacerla inteligible.

Hay, pues, una ausencia de determinación objetiva en el fallo recurrido, por dos vertientes, cuando
(i) yerra en cuanto al objeto de la litis al afirmar que lo constituye el que se declare la nulidad del
contrato de venta celebrado entre WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS y HELCO
REVITH LATUFF DIAS (sic), y no que se declare la nulidad de la venta ocurrida entre WAGIB
COROMOTO LATUFF VARGAS y el hoy fallecido WARDIEN LATUFF VARGAS; y (ii)
cuando la declara improcedente el recurso de apelación contra un fallo dictado el 23.02.2008, fallo
éste que por inexistente no puede ser objeto de apelación. Se generó así una indeterminación
objetiva en el objeto de la litis, lo que infracciona el artículo 243.6 del Código de Procedimiento
Civil y así solicito lo declare esta Sala. (Negrillas, cursivas y subrayado del texto)

La Sala para decidir observa:

En la delación anterior, el recurrente en casación alega que el juzgado superior incurrió en lo que

la doctrina y la jurisprudencia denomina indeterminación objetiva, que constituye uno de los

requisitos que debe contener toda sentencia y que está contenido en el ordinal 6 del artículo 243 del

Código de Procedimiento Civil, por cuanto a su decir, erró al determinar el título objeto del litigio

sobre el cual recae la pretensión del demandante, al señalar que lo que se pretende es que se declare

la nulidad del contrato de compra venta celebrado entre Wagib Coromoto Latuff Vargas y el

causante Helgo Revith Latuff Diaz , siendo ello incorrecto pues el contrato se celebró entre Wagib

Coromoto Latuff Vargas y el hoy fallecido Wardien Latuff Vargas.

En efecto el juez de la recurrida expresó:

La controversia sometida al conocimiento de este Tribunal, se centra en las pretensiones de los


ciudadanos HELGO REVITH LATUFF DIAZ y CARMEN MARIA LATUFF DIAZ, en
que se declare la nulidad del contrato de compra venta celebrado entre WAGIB
COROMOTO LATUFF VARGAS y el causante HELGO REVITH LATUFF DIAZ, inscrito
Registro Subalterno del Municipio Falcón y los Taques del estado Falcón, el 12 de mayo de 2003,
bajo el N 27, protocolo I, tomo 02 (Negrillas y subrayado de esta Sala)

La determinación de la cosa u objeto sobre la que recae la decisión, resulta indispensable y

necesaria para que el fallo constituya un título autónomo y suficiente, el cual lleve en sí mismo la

prueba de su legalidad, y en el supuesto de resultar definitivamente firme, sea de posible ejecución

sin acudir a otros recaudos ni actas, que puedan generar nuevos derechos o declaraciones no

hechas en la fase de cognición. Asimismo, este requisito persigue garantizar que el contenido de la

sentencia permita determinar los efectos de la cosa juzgada, siendo perfectamente posible, en

virtud del principio de unidad del fallo, que tal determinación esté expresada en cualquier

parte de la sentencia, no únicamente en su parte dispositiva. (Fallo N 93 del 24 de marzo de

2003, caso: René Romero García c/ Carolina Lugo Díaz, expediente No 02-107).

En virtud de ello, esta Sala observa que la sentencia recurrida al analizar las pruebas promovidas

por la parte demandante señala:


c) Documento inscrito ante el mismo Registro, el 12 de mayo de 2003, bajo el N 27, protocolo I,
tomo 2, , segundo trimestre de ese año, cuya nulidad se demanda y que prueba la venta
celebrada entre Wardien Latuff Vargas y WAGIB LATUFF

Como vemos, en la parte narrativa del fallo, el juez cometió un error material que luego, tomando

en cuenta el principio de unidad del fallo, fue subsanado en la parte motiva de la decisión, al

señalar correctamente el nombre de las partes que celebraron el contrato cuya nulidad se pretende y

cuyos datos relativos a su registro coinciden perfectamente. En tal sentido, al haber quedado

subsanado en el propio fallo el error cometido, la Sala no evidencia el vicio señalado, por lo cual se

declara improcedente la presente denuncia. Así se establece.

Por otra parte, el formalizante, en la misma denuncia por indeterminación objetiva, delata también

el supuesto vicio en el que incurrió el ad quem al señalar: Sin Lugar la apelación interpuesta por el

abogado Febres Castillo Nuñez, ( ), contra la sentencia del 23 de febrero de 2008 , siendo que la

sentencia apelada se dictó el 23 de febrero de 2007.

El fallo recurrido en su parte dispositiva dictaminó lo siguiente:

PRIMERO: Sin Lugar la apelación interpuesta por el abogado Febres Castillo Nuñez, apoderado
de los ciudadanos HELCO REVITH LATUFF DÍAZ y CARMEN MARÍA LATUFF DÍAZ,
contra la sentencia del 23 de febrero de 2008, dictada por el Tribunal Segundo de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de esta Circunscripción Judicial, que declaró
sin lugar la demanda por nulidad de documento de compra venta intentada por los apelantes contra
el ciudadano WAGIB COROMOTO LATUFF VARGAS.

SEGUNDO: Se confirma la sentencia apelada en todas sus partes, de acuerdo a los razonamientos
de este fallo (Negrillas y subrayado de esta Sala)

Tal desatino por parte de la recurrida, es calificado por esta Sala como un error material que en

nada impide la correcta identificación de la sentencia de primera instancia apelada, dado que en el

dispositivo de la sentencia recurrida se expresa claramente a qué sentencia se refiere al señalar el

nombre del tribunal que la dictó, la dispositiva de la decisión apelada y las partes que intervinieron

en el juicio.

Declarar la nulidad del fallo de alzada por un error como el que se delata, valga decir, que la

sentencia se dictó en el año 2007 y no en el 2008, como erróneamente lo señaló la recurrida,

constituiría un excesivo formalismo que atenta contra el mandato constitucional contenido en los
artículos 26 y 257 de la Carta Magna, pues como ya se indicó, en el sub iudice se estableció

claramente el alcance de la cosa juzgada y esto permite la ejecución de la sentencia, por lo que

casar el fallo recurrido y reponer la causa al estado de que se dicte nueva decisión, generaría una

casación inútil, como consecuencia de una reposición que atenta contra los postulados

constitucionales antes citados, lo que determina la improcedencia de esta denuncia.

Por las anteriores consideraciones, y en aplicación de los artículos 26 y 257 de la Constitución de

la República Bolivariana de Venezuela, que garantizan la aplicación de la justicia sin formalismos o

reposiciones inútiles, la Sala en el presente asunto hace caso omiso a los errores materiales

señalados, y declara improcedente la denuncia por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 6 de

la ley civil adjetiva. Así se decide.

-IV-

De conformidad con el ordinal 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se

denuncia la infracción en la recurrida de los artículos 12 y 243 ordinal 5 eiusdem, por

incongruencia negativa.

Expresa el formalizante:

V.- De conformidad con el artículo 1 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil,
alego la infracción en la recurrida de los artículos 12 y 243 ordinal 5 eiusdem, por
incongruencia negativa.

En el presente asunto subrecurso (sic), el abogado de la parte demandada, en fecha 05 de junio de


2006, consignó por ante el tribunal de la causa, escrito de contestación de la demanda donde
expuso los siguientes alegatos:

omissis

El juez de la recurrida para el momento de dictar su decisión no se pronunció en cuanto a los


alegatos esgrimidos por el abogado JOSÉ NATIVIDAD SINOPOLI VELÁSQUEZ, quien
actuó en la instancia como apoderado judicial de la parte demandada, como tampoco se
pronunciarse (sic) sobre la negativa que hiciere sobre los instrumentos que servían de
fundamento de la demanda, infringiendo así el Principio de Exhaustividad de la Sentencia,
incurriendo en el denominado vicio de INCONGRUENCIA NEGATIVA.

Sobre el contenido de la sentencia ha señalado la doctrina judicial que al dictarse sentencia debe el
sentenciador cuidar el cumplimiento de las exigencias que sobre la misma hace el artículo 243 del
Código de Procedimiento Civil, el cual establece los requisitos que debe contener toda sentencia,
prescribiendo que:

omissis

La carencia de cualesquiera de estos requisitos, anula la sentencia tal como prescribe el artículo 244
del mismo Código, cuando expresa:

omissis

Sobre el ordinal 5 del artículo 243, ha sido doctrina reiterada de la Sala y que ratifica en su fallo del
02.08.2001 que:

omissis

El vicio de incongruencia negativa, es la omisión en el pronunciamiento sobre lo alegado por las


partes, no que éste sea acertado o no. O que sea favorable o desfavorable a las pretensiones del
recurrente y se da en la sentencia recurrida cuando el Juez de la recurrida para el momento de
dictar su decisión no se pronunció en cuanto a los alegatos esgrimidos por el abogado JOSÉ
NATIVIDAD SINOPOLI VELÁSQUEZ, quien actuó en la instancia como apoderado judicial de
la parte demandada, como tampoco se pronunciarse (sic) sobre la negativa que hiciere sobre los
instrumentos que servían de fundamento de la demanda, infringiendo así el Principio de
Exhaustividad de la Sentencia. Así solicito lo declare esta Sala y declare la procedencia de esta
denuncia. (Negrillas del texto)

Para decidir la Sala observa:

En la anterior delación, el formalizante plantea la infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5 de

la ley adjetiva civil, por cuanto el juez omitió pronunciarse sobre alegatos expuestos por su

contraparte en el escrito de contestación a la demanda.

Ahora bien, constituye criterio pacífico y reiterado de esta Sala que el recurrente carece de

legitimación para denunciar la omisión de pronunciamiento sobre alegatos de la parte contraria. Al

respecto, esta máxima jurisdicción civil en sentencia N 167 del 11 de marzo de 2004, caso:

Inversiones Kurosy C.A., c/ Tienda Disueño C.A., y otra, expediente N 02-871, estableció:

La Sala ha indicado de forma reiterada que el recurrente sólo tiene interés y legitimación
para formular el vicio de incongruencia negativa respecto de los alegatos formulados por él y
no por su contraparte.

En efecto, en decisión de fecha 5 de febrero de 2002, (caso: 23-21 Oficina Técnica de


Construcciones C.A., c/ Banco Unión S.A.C.A. y otro), la Sala dejó sentado que en caso de que el
recurrente fundamente ...la denuncia de incongruencia negativa en la omisión de pronunciamiento
respecto de alegatos formulados en el libelo por su contraparte, los cuales contradijo en la
contestación...carece de interés procesal en efectuar tal planteamiento, pues de ser cierto lo
aseverado por el formalizante, la única agraviada sería la demandante y sólo ella tendría interés
procesal en denunciarlo ante la Sala... .

La Sala reitera este precedente jurisprudencial y establece que el recurrente no tiene interés
ni legitimación para denunciar el vicio de incongruencia negativa respecto de alegatos
formulados por su contraparte, que de ser decididos sólo podrían desfavorecerle . (Negrillas y
subrayado de este fallo)

Siguiendo esa línea de ideas, la Sala reiteradamente ha señalado que para recurrir en casación es

necesaria la existencia de legitimidad procesal del recurrente, la cual tiene tres (3) aspectos
fundamentales: 1) Que el formalizante sea parte en el juicio; 2) Que tenga capacidad procesal o

legitimidad para anunciar el recurso; y, 3) Que el fallo recurrido lo haya perjudicado al resultar

vencido parcial o totalmente. (Al efecto, ver fallo N 236 del 10 de mayo de 2005, caso: Banesco

Banco Universal, C.A. c/ Oscar Vila Massot y otros, expediente: 04-960, que ratifica sentencia N

149 del 25 de septiembre de 2003, caso: Fondo Común Entidad de Ahorro y Préstamo S.A., c/

María Yolanda Sgambato de Gamboa y Carlos Manuel Gamboa Olivares, expediente N 02-483)

De manera que para acceder a casación, el fallo recurrido le debe haber producido al reclamante un

agravio, siendo tal circunstancia el elemento esencial que determina la fundamentación de las

denuncias que se interponen ante esta Máxima Jurisdicción.

Sin emba r go , es impo r ta nte r eca lca r, que ta l r equisito de a gr a vio ,

debe ser igu almen te co n statado a lo s fin es de in terpo n er la

den u n c ia en particu lar, de lo co n trario , se permitiría qu e

aqu él qu e accede a casació n reclame vicio s qu e en n ada le

afec ten , sin o qu e po r el co n trario , le ben eficien .

En igual sentido se pronunció un importante jurista y procesalista al señalar:

A un litigante no le incumbe la defensa de su adversario ni la de otro litigante (Taboada Roca,


Manuel; Los requisitos de Procedibilidad en la Casación Española, Editorial Montecorro S.A.,
Madrid, 1980, p. 26) . (Subrayado de la Sala).

Por tales motivos, el recurrente al interponer su delación debe tener interés procesal, el cual surge

del agravio que le haya producido el fallo recurrido, situación ésta que le permite acusar el vicio.
En virtud de las consideraciones anteriores, esta Sala declara que el recurrente no tiene legitimidad

para plantear la presente denuncia, pues ella sólo correspondería a la parte demandada quien,

habiendo resultado perdidosa, sería la perjudicada con la omisión de pronunciamiento, por parte

del juez, de sus alegatos.

En consecuencia, siendo evidente que la infracción denunciada por el recurrente en nada le afecta,

aunque haya resultado vencido en la presente causa, se declara improcedente la infracción del

artículo 12 del Código de Procedimiento Civil y 243 ordinal 5 eiusdem, por incongruencia

negativa. Así se decide.

RECURSO POR INFRACCIÓN DE LEY

-I-

Con fundamento en el ordinal 2 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se

denuncia la infracción en la recurrida de la regla sobre la estimación del valor de la demanda

contenida en el artículo 38 eiusdem y la regla sobre la carga probatoria contenida en el artículo 509

de la ley civil adjetiva, por errónea interpretación.

Por vía de argumentación se sostiene:

VII.- De conformidad con el ordinal 2 del artículo 313 del


Código de Procedimiento Civil, alego la violación de la
regla sobre la estimación del valor de la demanda
contenida en el artículo 38 y la regla sobre la carga
probatoria contenida en el artículo 509 eiusdem, por
errónea interpretación.

Dice la sentencia recurrida que:

omissis

Ahora bien, la doctrina judicial reiterada ha enseñado que la


impugnación que haga el demandado a la estimación del valor de
la demanda no sólo debe limitarse a contradecirla pura y
simplemente, sino que se debe alegar o precisar si lo hace por
insuficiente o exagerada, so riesgo de tenerla como no hecha, tal
como lo ha aseverado la Sala Civil de la extinta Corte Suprema
de Justicia (St. 05.08.1997, ponente Dr. Aníbal Rueda, expediente
N 97-189, sentencia N 276, Juicio Zadar Bali Asapchi/Ítalo
González Russo), cuando señala que:
omissis

Entonces, se tiene que para el caso de que el demandado la


rechace pura y simplemente, la misma no es admisible, por
cuanto conforme al artículo 38 debe alegarse un hecho nuevo,
por lo que debe declararse que no existe ninguna impugnación y
queda válida la estimación del actor; pero, si la impugna por
exagerada o insuficiente, la carga de probar el fundamento de su
impugnación, la tiene el demandado-impugnante, tal como lo ha
dicho la Sala Civil (PIERRE TAPIA, Oscar: ob.cit. Año 1999, tomo
2, p. 298) de la extinta Corte y, de no hacerlo, queda firme la
estimación del actor.
En este caso, el juez de la recurrida, señala la demanda fue
estimada en doscientos millones de bolívares (Bs.
200.000.000,00), es decir, doscientos mil bolívares fuertes (BsF.
200.000,00) y la misma fue impugnada por exagerada , y
contrariando la doctrina de esta Sala, interpretativa del artículo
38, afirma que correspondía a los demandantes demostrar en
juicio este valor, hecho que no acreditaron, ni siquiera
acreditaron el valor del inmueble objeto de la compraventa cuya
nulidad solicitaron y consecuentemente deja sin cuantía la
demanda. Mayor dislate no puede haber, primero, porque el
demandado no sólo se debió limitar a impugnarla por exagerada,
si no (sic) que debió establecer ese alegado (sic) nuevo valor. No
lo hizo, por lo que no se le debió admitir la impugnación. Y,
segundo, porque la carga probatoria exartículo (sic) 509 del
Código de Procedimiento Civil es del impugnante, que en este
caso es del accionado.
Así las cosas, cuando el juez de la recurrida impone a mis
representados demandantes- la carga de probar el valor
impugnado como exagerado por la parte accionada, incurre en
una errónea interpretación de los artículos 38 y 509 del Código
de Procedimiento Civil, ya que la carga probatoria la tiene el
demandado impugnante. Y este dejar sin cuantía a la demanda,
lo que tiene una amplia influencia en el proceso, porque incide
sobre las cosas. Así solicito lo declare esta Sala y
consecuencialmente determine procedente esta denuncia.

Para decidir esta Sala observa:

El formalizante delata la errónea interpretación de los artículos 38 y 509 del Código de

Procedimiento Civil por parte del juez de la recurrida, al dejar sin cuantía el presente juicio,

motivado en que el demandante tenía la carga de probar el valor de la demanda, en virtud de la

impugnación de la cuantía que hiciere el demandado por exagerada.


El artículo 509 delatado como infringido, debe ser invocado para denunciar el silencio de alguna

prueba, objetivo distinto al pretendido por el formalizante a través de la presente denuncia, la cual

se fundamenta en que el juez ad quem invirtió la carga de la prueba en contra de la demandante, lo

que se corresponde con el supuesto establecido en el artículo 506 del Código de Procedimiento

Civil.

No obstante lo anterior, esta Sala extremando sus funciones pasará a conocer de la denuncia por

errónea interpretación del artículo 506 de la ley civil adjetiva. Así se establece.

El sub iudice en su sentencia estableció:

Así las cosas quien suscribe para decidir observa:

Antes de entrar a resolver el fondo de la controversia, quien suscribe debe pronunciarse sobre la
impugnación del valor estimado de la demanda y sobre el alegato de falta de cualidad en los
demandantes, promovidos por el demandado.
En tal sentido, quien suscribe para decidir observa:
La demanda fue estimada en doscientos millones de bolívares (Bs.200.000.000,oo), es decir,
doscientos mil bolívares fuertes (Bsf 200.000,oo) y la misma fue impugnada por exagerada sin
calificación alguna, por lo que conforme al artículo 38 del Código de Procedimiento Civil,
correspondía a los demandantes demostrar en juicio este valor, hecho que no acreditaron, ni
siquiera acreditaron el valor del inmueble objeto de la compraventa cuya nulidad solicitaron, y que
estimaron en cien millones de bolívares (Bs.100.000.000,oo) o sea, cien mil bolívares fuertes (Bsf.
100.000,oo), por lo que la demanda quedó sin cuantía; y así se declara

Ahora bien, el artículo 38 del Código de Procedimiento Civil, le otorga al demandado la facultad

para que al momento de contestar al fondo la demanda, éste pueda rechazar la estimación de la

cuantía cuando la considere exagerada o insuficiente.

Sin embargo, ha sido criterio reiterado de esta Sala que en los casos de impugnación de la cuantía

por insuficiente o exagerada, debe el demandado alegar necesariamente un hecho nuevo, el

cual debe probar en juicio, so pena de quedar firme la estimación hecha por el actor.

En este sentido se pronunció esta Sala de Casación civil, en sentencia N 12 del 17 de febrero de

2000, caso: Claudia Beatriz Ramírez c/ María de los Ángeles Hernández de Wohler y otro,

expediente: 99-417, que señaló:


Se acusa la infracción en que incurre el fallo recurrido en la aplicación de los artículos 38 y 506 del
Código de Procedimiento Civil, en vista de que exige una carga probatoria no requerida por las
normas cuya falsa aplicación se denuncia.

Esta Sala en fallo de fecha 5 de agosto de 1997 (Caso Zadur Elías Bali Azapchi contra Italo
González Russo), procedió a revisar su doctrina sobre el particular, dejando sentado que en los
casos en que el demandado impugnase la cuantía, éste sólo podía proceder a hacerlo alegando al
efecto lo exagerado o insuficiente de la estimación, por expresarlo así el propio texto del artículo 38
del Código de Procedimiento Civil. En función de ello, se dejo sentado que en los casos de
impugnación de cuantía el demandado tenía la carga alegatoria de sostener lo exagerado o
insuficiente de la estimación de la demanda, y por consiguiente la subsecuente carga de
demostrar tal afirmación. Así, en el referido fallo se indicó:

Aclarado lo anterior conviene revisar si efectivamente la doctrina anotada


supra es aplicable bajo la vigencia del actual Código de Procedimiento Civil,
y para ello procederá la Sala a efectuar un análisis de cada uno de los
supuestos de la doctrina en comento; así:

c) Si el actor estima la demanda y el demandado contradice pura y


simplemente.

En este supuesto la Sala se rigió por el principio general que establece que la
carga de la prueba incumbe a quien alega un hecho , y no al que lo niega, el
actor debe probar su afirmación.

En consecuencia, si el actor no prueba debe declararse que no existe ninguna


estimación.

Con respecto a esta afirmación la Sala revisa la veracidad de lo expuesto


y observa que el artículo 38 es categórico al indicar que el demandado
puede rechazar la estimación cuando la considere insuficiente o
exagerada.

Es decir, se limita la facultad del demandado a alegar un nuevo hecho,


que la cuantía es reducida o exagerada y los motivos que lo inducen a tal
afirmación; pudiendo, si lo considera necesario, sostener una nueva
cuantía.

No pareciera posible, en interpretación del artículo 38 del Código de


Procedimiento Civil, que el demandado pueda contradecir la estimación
pura y simplemente, por fuerza debe agregar el elemento exigido como es
lo reducido o exagerado de la estimación, en aplicación a lo dispuesto
textualmente que el demandado podrá rechazar la estimación cuando la
considere insuficiente o exagerada.

Por tanto, el demandado al contradecir la estimación debe


necesariamente alegar un hecho nuevo, el cual igualmente debe probar
en juicio, no siendo posible el rechazo puro y simple por no estar
contemplado en el supuesto de hecho de la misma.
Así, si nada prueba el demandado, en este único supuesto, queda firme la
estimación hecha por el actor .(Negrillas y subrayado de este fallo)

De lo anterior se colige que ciertamente el juez superior incurrió en un error de interpretación

respecto al contenido y alcance de los artículos 38 y 506 del Código de Procedimiento Civil, al

dictaminar que correspondía a los demandantes probar en juicio la cuantía señalada, en razón de la

impugnación hecha por el demandado.

Lo conducente es, analizar las pruebas aportadas por el impugnante que demuestren por qué es

exagerada la cuantía, pues es éste quien tiene la carga de la prueba, y en caso de no haber aportado

ninguna prueba que justifique su alegato, el juez deberá dejar sin efecto la impugnación efectuada

y decretar la firmeza de la estimación hecha por la parte demandante.

E n r a zó n de lo s a nter io r es seña la miento s, esta Sa la decla r a

pr o cedente la denuncia fo r mula da , po r er r ó nea inter pr eta ció n de

lo s a r tículo s 38 y 506 del Có digo de Pr o cedimiento Civil. A sí se

decide.

-II-

De conformidad con en el ordinal 2 del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se

denuncia la violación de la regla de establecimiento de las pruebas contenida en el artículo 509

eiusdem y la infracción de los artículos 1397 del Código Civil y 7 de la Ley Orgánica de

Procedimientos Administrativos, todos por falta de aplicación, así como la violación del artículo

431 del Código de Procedimiento Civil por errada aplicación.

Por vía de argumentación sostiene el formalizante:

V (sic).- De conformidad con el ordinal 2 del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil, alego la violación de la
regla de establecimiento de las pruebas contenida en el
artículo 509 eiusdem, por falta de aplicación; el artículo
431 del mismo Código por errada aplicación; el artículo
1397 del Código Civil y el artículo 7 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos por falta de aplicación.

Respecto de los informes médicos aportados por mis


representados para acreditar la enfermedad que sufrió su
causante y las consecuencias de ella, el juez de la recurrida se
limitó a decir:

omissis

La recurrida con tal decisión, enervó el derecho de mis representados como actores, de probar la
enfermedad que padecía WARDIEN LATUFF VARGAS y su deteriorada evolución; pruebas
capaces de demostrar los hechos demandados y que tenían la suerte de al ser valoradas, de
(sic) cambiar la decisión tomada por la recurrida.

La falta de valoración de estos elementos probatorios, condujo al juez de la recurrida a no realizar


un adecuado análisis de toda la prueba en conjunto, lo que condujo a un fallo que desdibujó la
realidad de los hechos en detrimento de la parte actora.

Mis representados dentro de sus pruebas, promovieron seis (6) estudios médicos, a saber:

Cuatro (4) de ellos, los marcados H , I , J y K , fueron emitidos por distintos médicos adscritos a
los Hospitales Públicos COROMOTO y UNIVERSITARIO de la Ciudad de Maracaibo, para
demostrar la enfermedad que afectaba al causante y su evolución.

Marcado con la letra H , Informe Médico emitido por el Doctor José R.


Guzmán, adscrito al Hospital Coromoto de la Ciudad de Maracaibo.

Marcada con la letra I , Informe Médico emitido por el Doctor José Cardozo
Durán, adscrito al Servicio de Anatomía Patológica del Hospital
Coromoto de la Ciudad de Maracaibo.

Marcado con la letra J , Informe Médico emitido por el Doctor José R. Guzmán,
adscrito al Servicio de Neurocirugía del Hospital Coromoto de la Ciudad
de Maracaibo.

Marcado con la letra K , Informe Médico emitido por la Doctora Fanny Chirino,
adscrita al Ambulatorio Simón Bolívar Pueblo Nuevo Paraguan, Estado
Falcón.

Se trata de informes emanados de médicos que se encuentran, que laboran en un hospital, que por
estar adscrito al Ministerio de Sanidad son entes administrativos, y, en consecuencia, los
documentos suscritos por los funcionarios autorizados para ello tienen la connotación de
documentos administrativos, que es distinto al documento privado, naturaleza que le quiere atribuir
el juzgador de la segunda instancia. Y por ello al tratarse de documentos administrativos quienes lo
suscribe, al ser funcionarios públicos, están exentos de lo reglado en el artículo 431 del Código de
Procedimiento Civil.

La naturaleza de actos administrativos de este tipo de informes médicos, lo ha explicado la Sala


Político Administrativa del T.S.J. en sentencia de fecha 14 de diciembre de 2005 (st. N 6556),
cuando dijo lo siguiente:

omissis

Resulta claro que los informes médicos aportados, partiendo del contenido del acto en cuestión y
del órgano del cual emanan, la Sala estima que tales documentales deben reputarse como
documentos públicos administrativos, que gozan de una presunción de legitimidad, autenticidad y
veracidad, desvirtuable mediante prueba en contrario (SPA, st. N 0499 del 20.03.2007). Prueba en
contrario que está a cargo de quien lo impugna, quien debe desvirtuar la presunción de legitimidad
autenticidad y veracidad que sobre ellos obra. En este caso la carga probatoria se encuentra en
cabeza de la parte demandada, quien se limitó a impugnarlos mas no desvirtuó la presunción de
legitimidad, autenticidad y veracidad que sobre ellos obra.

Los documentos que emanan de médicos entiéndase estos (informes, reposos, validaciones
etcétera), adscritos a hospitales públicos, son documentos que como sabemos no pueden asimilarse
a documentos privados, pues estos empleados están facultados para dar fe de los hechos que
presencian. Tal es el caso de los médicos del Seguro Social. Documentos que como antes se citó,
aun cuando no son estrictamente documentos públicos por una cuestión de mera formalidad, si
tienen en juicio la misma valoración que los documentos públicos, y ello debido a que su
autorización ha sido dada por un médico que merece fe pública sobre el hecho médico que ha
tratado.

Así lo ha sostenido la Sala de Casación Social en sentencia N 499 del 20.03.2007, cuando ha
expresado:

omissis

Al amparo de estos criterios judiciales, debo señalar que el sentenciador de la recurrida (f. vto.
262), cuando pasa a analizar estos instrumentos y no los aprecia, por considerarlos documentos
privados emanados de terceros, viola así flagrantemente lo dispuesto por el artículo 7 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos al negarle su naturaleza de documentos
administrativos; el artículo 431 por errada aplicación cuando pretende imponer que un documento
administrativo, al igual que un documento privado, debe ser ratificado en juicio por su suscribiente;
y obra desacertadamente cuando le niega valor probatorio de presunción con valor de autenticidad
y veracidad y no aplica el artículo 1397 del Código Civil que dispensa a mis representados de
prueba, cuando esta presunción legal obra en su favor. Así como infringe el artículo 509 del
Código de Procedimiento Civil, por ausencia de aplicación, en vista de que la carga probatoria de
desvirtuar la presunción de verdad de los informes médicos se encontraba en cabeza de la parte
demandada y no de mis representados. Así solicito lo declare esta Sala y considere procedente esta
denuncia.

Para decidir la Sala observa:

De la anterior transcripción se desprende que con fundamento en el artículo 509 del

Código de Procedimiento Civil, el formalizante por una parte denuncia la falta de valoración de

algunos de los informes médicos traídos a juicio como elementos probatorios, y por otra, delata la

infracción de la misma disposición civil adjetiva, en vista de que la carga probatoria de desvirtuar

la presunción de verdad de tales informes médicos se encontraba en cabeza de la parte demandada

y no de sus representados.
En cuanto a la infracción del artículo 509 del Código de Procedimiento Civil por la falta de

valoración de los citados elementos probatorios, esta Sala observa que dicha norma se contrae a la

obligación del juez de analizar y juzgar todas cuantas pruebas se hayan producido en el proceso y

cuya infracción genera una denuncia por silencio de prueba.

En el sub iudice se observa que el juez de la recurrida sí analizó las pruebas objeto de esta

denuncia, siendo que el resultado de su análisis fue que los elementos probatorios traídos a juicio

eran documentos privados emanados de terceros que debían ratificarse en juicio a través de la

prueba testimonial, por lo cual no se infringió la norma delatada.

En cuanto al alegato expuesto por el recurrente en casación referido a que la carga

probatoria de desvirtuar la presunción de veracidad de los informes médicos se encontraba en

cabeza de la parte demandada y no de sus representados, esta Sala observa que lo que se pretendió

acusar es la infracción del artículo 506 relativo a la carga de la prueba. Por tal motivo, la Sala

extremando sus funciones, pasa a conocer de la denuncia bajo esos términos. Así se establece.

El artículo 506 del Código de Procedimiento Civil establece:

Las partes tienen la carga de probar sus respectivas afirmaciones de hecho. Quien pida la ejecución
de una obligación debe probarla y quien pretenda que ha sido libertado de ella, debe por su parte
probar el pago o el hecho extintivo de la obligación.

Los hechos notorios no son objeto de prueba.

Por su parte, el artículo 1397 del Código Civil señala:

La presunción legal dispensa de toda prueba a quien la tiene en su favor

El artículo 7 de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, determina:

Se entiende por acto administrativo, a los fines de esta Ley, toda declaración de carácter general o
particular emitida de acuerdo con las formalidades y requisitos establecidos en la Ley, por los
órganos de la administración pública .

Y por último, el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, dispone:

Los documentos privados emanados de terceros que no son parte en el juicio ni causantes de las
mismas, deberán ser ratificados por el tercero mediante la prueba testimonial
Ahora bien, el recurrente en casación denuncia la falta de valoración de cuatro de los informes

médicos dictados por médicos adscritos a los Hospitales Públicos Coromoto y Universitario de la

ciudad de Maracaibo, que a su decir, demostraban la enfermedad que afectaba a sus causantes y su

evolución, a saber:

1) Informe Médico emitido por el Doctor José R. Guzmán, adscrito al Hospital Coromoto de la
Ciudad de Maracaibo.

2) Informe Médico emitido por el Doctor José Cardozo Durán, adscrito al Servicio de
Anatomía Patológica del Hospital Coromoto de la Ciudad de Maracaibo.

3) Informe Médico emitido por el Doctor José R. Guzmán, adscrito al Servicio de Neurocirugía
del Hospital Coromoto de la Ciudad de Maracaibo.

4) Informe Médico emitido por la Doctora Fanny Chirino, adscrita al Ambulatorio Simón
Bolívar, Pueblo Nuevo Paraguan, estado Falcón.

Fundamenta su denuncia en el hecho que se trata de informes emanados por médicos que trabajan

en hospitales adscritos al Ministerio de Sanidad, los cuales son entes administrativos, y en

consecuencia, los documentos suscritos por los funcionarios autorizados para ello tienen la

connotación de documentos administrativos.

Sobre este particular el juez superior manifestó lo que sigue:

e) Informes médicos de: 1) informes del médico radiólogo Francis Partidas; 2) médico neurólogo
José Guzman; 3) del médico neuropatologo José Cardozo Duran; de la médico Fanny Chirino; 4)
resonancia magnética practicada por la médico Francis Partidas, los cuales no tienen ningún
valor probatorio, para demostrar la capacidad absoluta del vendedor, porque era necesario,
que dichos médicos fuesen promovidos como testigos e interrogarlos como tales en juicio,
para darle eficacia a los informes, documentos privados emanados de terceros ajenos al juicio
y no documentos administrativos por más que esas personas trabajaran en instituciones
públicas, tal como lo establece el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil y carga no
asumida por el demandante y que hubiese permitido a quien suscribe este fallo valorar el alcance de
esta prueba, con arreglo a lo establecido en el artículo 508 eiusdem; así se decide . (Negrillas de
esta Sala)

Sobre la naturaleza de los informes médicos emanados por profesionales de la medicina que

laboran en instituciones públicas, esta Suprema Corte, en sentencia N 1215, dictada el 11 de julio
de 2007 por la Sala Político Administrativa, caso: Graciela Circelli Jiménez, expediente: 06-766,

determinó:

Igualmente se observa que el informe médico expedido por el Doctor Rubén Alfonso Lara,
residente del Postgrado de Psiquiatría del Instituto de Salud Pública de la Gobernación del Estado
Bolívar adscrito al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, la Hoja de consulta expedida el 2
de noviembre de 2006 por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, la copia simple de la
Asignación de Servicios y el certificado psicológico de salud mental expedido por el Licenciado
Alfredo Torres, adscrito al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, Centro Regional de
Rehabilitación Dr. Carlos Fragachán, son documentos emitidos por médicos adscritos al Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales, instituto autónomo creado por Ley de fecha 24 de julio de
1940, con personalidad jurídica y patrimonio propio, tal como consta de la Ley del Seguro Social
publicada en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela N 1.096 Extraordinario de fecha 6 de
abril de 1967, y cuya última modificación fue publicada en la Gaceta Oficial de la República de
Venezuela N 4.322 Extraordinario, de fecha 3 de octubre de 1991.

Tales documentos no deben ser considerados como documentos privados emitidos por
terceros, cuya validez en juicio estaría supeditada a la ratificación que de los mismos se
hiciera conforme al artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, sino que deben ser
tomados como documentos administrativos, los cuales conforme al criterio jurisprudencial
imperante en la materia, son considerados como una tercera categoría documental,
intermedia entre los instrumentos públicos y los privados, cuyo contenido se tiene como
fidedigno salvo prueba en contrario, resultando aplicable para la valoración de una copia
fotostática de los mismos, las reglas que al respecto contiene el artículo 429 del mencionado
Código.

De conformidad con lo expuesto, la Sala le otorga valor probatorio a los mencionados documentos,
quedando comprobado con los mismos que el ciudadano Ángel Salvador del Valle Circelli Jiménez
padece esquizofrenia y alcoholismo y que le fue prestada atención médica desde el 11 de
noviembre de 2006 hasta el 14 de febrero de 2007 (Negrillas de este fallo)

En igual sentido se pronunció la Sala de Casación Social, en sentencia N 814 del 12 de

junio de 2008, caso: Ivonne Inmaculada Camacaro Carrasco c/ Banco de Venezuela, S.A.C.A.

Banco Universal, expediente: 07-378, en la que señaló:

Del extracto de la sentencia recurrida transcrito precedentemente, se evidencia que el juzgador


superior, estableció que la demandante padece una enfermedad ocupacional que la incapacita en
un sesenta y siete por ciento (67%) para la realización de sus labores y señala que se trata de una
incapacidad parcial y permanente, hecho éste que considera demostrado con dos informes médicos
emanados de las autoridades competentes, como lo son, la evaluación médico legista, de fecha 27
de agosto del año 2001 y la de la Subcomisión de Evaluación de Invalidez de fecha 04 de octubre
del año 2002, que rielan a los folios 207, 208 y 211 del expediente.

Ahora bien, de la revisión de los folios citados en la recurrida, 207 y 208 de la primera pieza del
expediente, se observa que se trata de documentos administrativos, en los cuales se solicita la
evaluación médica de la accionante y se anexa su informe médico, suscrito por el médico legista,
no evidenciándose de ellos el grado de incapacidad para el trabajo sufrido por la actora; no
obstante al folio 211 de la misma pieza cursa evaluación de la incapacidad de la ciudadana
IVONNE CAMACARO CARRASCO, la cual se encuentra firmada por el Presidente de la Sub-
Comisión para la Evaluación de la Invalidez del Hospital Patrocinio Peñuela Ruíz , Dirección
General de Salud, Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, de la cual se evidencia que la
misma sufre una incapacidad para el trabajo del sesenta y siete por ciento (67%).

De los anteriores criterios jurisprudenciales se desprende que los informes emanados por médicos

que laboran en hospitales y entidades públicas, tienen naturaleza de documentos administrativos,

toda vez que los mismos emanan de una institución cuya función es la prestación de un servicio

público, característica esta que le da el carácter en cuestión.

En relación a los documentos administrativos, esta Sala en sentencia N 285, de fecha 6 de junio de

2002, caso: Eduardo Saturnino Blanco c/ Abilio Pestana Farías, expediente: 00-957, señaló:

...la Sala considera oportuno señalar el criterio que la doctrina ha sostenido sobre la tasación que
debe dársele a los documentos administrativos, asi (Sic) en decisión N 416 de la Sala Político
Administrativa de la extinta Cortes Suprema de Justicia, de fecha 8 de julio de 1998, en el juicio de
Concetta Serino Olivero c/ Arpigra C.A., expediente N 7.995, en cuyo texto se señaló:

Omissis

Por otro lado, para esta Corte son Documentos Administrativos, aquellos
documentos emanados de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus
competencias específicas, los cuales constituyen un género de la prueba
instrumental, que por referirse a actos administrativos de diversa índole,
su contenido tiene el valor de una presunción respecto a su veracidad y
legitimidad, en razón del principio de ejecutividad y ejecutoriedad, que le
atribuye el artículo 8 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, y que por tanto, deben considerarse ciertos hasta prueba
en contrario. Estos documentos están dotados de una presunción favorable
a la veracidad de lo declarado por el funcionario en el ejercicio de sus
funciones, que puede ser destruida por cualquier medio legal. En
consecuencia, no es posible una asimilación total entre el documento público y
el documento administrativo, porque puede desvirtuarse su certeza por otra
prueba pertinente e idónea, y no sólo a través de la tacha de falsedad....

Tal como claramente se desprende de la doctrina transcrita, los documentos administrativos


...deben considerarse ciertos hasta prueba en contrario... , porque los mismos ...están dotados
de una presunción favorable de veracidad de lo declarado por el funcionario en el ejercicio
de sus funciones... , aun tal presunción ...puede ser destruida por cualquier medio legal... ;
mas, dichas instrumentales valoradas como documentos administrativos como lo expuso la
Sentenciadora de Alzada y concordó la recurrente, no deben ser ratificados mediante
testimonial, lo que deja sin fundamento la presente denuncia, debido a que no es aplicable el
artículo 431 del Código de Procedimiento Civil, denunciado, lo cual conlleva a la
improcedencia de la presente denuncia. Así se decide. (Negrillas y subrayado de este fallo).

Por consiguiente, esta Sala de Casación Civil establece que los informes emanados por médicos

que laboran para hospitales y entidades públicas, constituyen documentos administrativos, por

cuanto dichos profesionales de la medicina actúan como funcionarios públicos en ejercicio de sus

competencias específicas y en nombre de una institución que tiene por función la prestación de un

servicio público. Al mismo tiempo, esta Sala deja sentado que tales documentos gozan de una

presunción de veracidad iuris tantum, es decir, que puede ser desvirtuada por prueba en contrario.

Dicho lo anterior, esta Sala concluye que en efecto el Juzgado Superior infringió los artículos

delatados por el hoy formalizante, al suprimirle valor probatorio a los informes médicos traídos a

juicio por la parte demandante, basando su decisión en que se trata de documentos privados

emanados de terceros ajenos al juicio y que tienen, por tanto, que ser ratificados en él, siendo que

en efecto, la naturaleza de estos informes es la de un documento administrativo que goza de

presunción legal de veracidad, salvo prueba en contrario.

E n co nsecuencia , esta Sa la decla r a pr o cedente la denuncia

fo r mula da po r infr a cció n de lo s a r tículo s 506 del Có digo de

Pr o cedimiento Civil, 1397 del Có digo Civil y 7 de la L ey Or gá nica

de Pr o cedimiento s A dministr a tivo s, po r fa lta de a plica ció n, a sí

co mo la vio la ció n del a r tículo 431 del Có digo de Pr o cedimiento

Civil po r fa lsa a plica ció n. A sí se decide.

DECISIÓN

Por las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de Justicia de la República

Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación Civil, administrando Justicia en nombre de la

República por autoridad de la Ley, declara CON LUGAR el recurso de casación, anunciado y

formalizado por la parte demandante, contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior en lo

Civil, Mercantil, del Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción

Judicial del estado Falcón, en fecha 12 de marzo de 2008. En consecuencia, se ordena al Juzgado
Superior que resulte competente, dicte nueva sentencia en la que acoja la doctrina establecida en la

presente decisión.

No ha lugar la condenatoria al pago de las costas procesales del recurso, dada la naturaleza

del dispositivo del presente fallo.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al Juzgado Superior de origen, de conformidad con

lo previsto en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal

Supremo de Justicia, en Caracas, a los tres (3) días del mes de febrero de dos mil nueve. Años: 198

de la Independencia y 149 de la Federación.

Pr esidenta de la Sa la ,

_________________________

YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA

Vicepr esidenta ,

______________________

ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ

Ma gistr a do -Po nente,

____________________________
LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ

Ma gistr a do ,

___________________

CARLOS OBERTO VÉLEZ

Ma gistr a do ,

_______________________

A NT ONIO RA MÍRE Z JIMÉ NE Z

Secretario,

________________________

ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ

Ex p. AA20- C- 2008- 000377.

N o ta: Publica da en su fecha a la s ( )

Secr eta r io ,

El Magistrado Antonio Ramírez Jiménez, aún cuando considera correcta la solución adoptada,

consigna el presente voto concurrente al contenido de la presente decisión, con base en las

siguientes consideraciones:
Quien suscribe, comparte lo decidido por la mayoría en la presente decisión; sin embargo, no

comparte la solución dada al trámite para el análisis del silencio de prueba.

En efecto, la Constitución vigente y el Código adjetivo civil exigen que la justicia sea completa y

exhaustiva, pero no se lograría dicho fin si se omite algún elemento clarificador del proceso. Esa es

la interpretación que se le debe dar al artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, al señalar

que los Jueces deben analizar todas las pruebas producidas en el expediente y emitir su opinión, así

sea en forma breve y concreta.-

Por ello, el silencio de prueba debe mantenerse como un vicio denunciable en el ámbito de un

recurso por defecto de actividad, en un todo de conformidad con el ordinal 1 del artículo 313 del

Código de Procedimiento Civil.

Queda así expresado el voto concurrente del Magistrado que suscribe.

En Caracas, fecha ut-supra.

Pr esidenta de la Sa la ,

_________________________

YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA

Vicepr esidenta ,

______________________

ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ

Ma gistr a do -Po nente,


____________________________

LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ

Ma gistr a do ,

___________________

CARLOS OBERTO VÉLEZ

Ma gistr a do ,

_______________________

A NT ONIO RA MÍRE Z JIMÉ NE Z

Secretario,

________________________

ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ

Ex p. AA20- C- 2008- 000377.

N o ta: Publica da en su fecha a la s ( )

Secr eta r io ,

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