Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Teología Fundamental
PROFESOR: PBRO. LIC. JOSÉ JUAN MARTÍNEZ MUÑOZ.
Curso 2023- 2024 Segundo Semestre
FICHA TÉCNICA # 2
3. LA REVELACION EN LA HISTORIA
La cualidad fundamental de la autocomunicación divina es la libertad.
Concepción de Historia: Griega. La naturaleza está regida por leyes
inmanentes que establecen una necesidad en lo que acaece, se mueve en
un tiempo ordenado en ciclos: lo que ha sucedido, volverá a suceder, la
novedad no es posible. A este nivel no es posible el viraje de una voluntad
que ama. Ese destino reduce a los individuos a momentos pasajeros de un
todo que permanece. Concepción judeo-cristiana: está regida por la
libertad y el amor de Dios. El tiempo en el que la revelación tiene lugar, no
es un tiempo mítico ni el instante intemporal en el que el sujeto logra
abstraer de todo lo que le rodea, sino el tiempo real que hace posible la
libertad; no es cíclica, sino lineal: el tiempo tuvo un origen y se dirige hacia
su culminación. El verdadero cambio, sólo se dan cuando hay libertad. En
esa historia se inserta la autocomunicación de Dios a los hombres. Dios
interviene en la historia como actor, dando lugar a una historia de la
revelación que se inserta en la historia humana pero no se confunde con
ella.
Dios ha intervenido en la historia, en lugares y tiempos determinados .
Algunos oponen que de ser así, la salvación sería ofrecida a algunos
hombres solamente, proponen como algo necesario para poder mantener la
voluntad salvífica universal de Dios que se reconozca a toda la historia un
valor salvífico de orden transcendental. En Dei Verbum esta propuesta no
encuentra apoyo. El concilio se refiere en primer lugar al “testimonio
perenne de sí mismo en las cosas creadas” que Dios da en la creación y
conservación (DV 3). Dios se manifestó personalmente desde el principio a
los primeros padres. Después de la caída, alentó en ellos la esperanza de la
salvación. La acción de Dios es doble: respecto al género humano: “un
cuidado incesante…para dar la vida eterna a todos los que buscan la
salvación con la perseverancia en las buenas obras (cfr. Rom 2,6-7)” (DV
3); en cuanto a la “promesa de redención”, comienza a ser una realidad que
se va realizando por medio del pueblo de Israel, al que Dios elige y
mediante el cual actúa en la historia y da a conocer su plan de salvación.
3.1. Revelación primitiva
La revelación histórica comienza propiamente con la vocación de Abraham
(Gen 12). Los relatos anteriores (Gen 1-11) forman la revelación de los
orígenes, una “protología”.
1
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
2
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
3
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
prepararse para la venida del Mesías, Yahvé hará una nueva alianza en el
interior del hombre y alcanzará a todos los pueblos. ( Is 19,19 ss; 55,3;
sobre todo Jer 31,31-34).
Profetas falsos: dicen hablar en nombre de Yahvé, pero hablan en
realidad en nombre propio porque no poseen la palabra de Dios, que no se
ha dirigido a ellos. El profeta verdadero es el que ha tenido la experiencia
de la vocación y ha recibido la obligación de hablar y actuar en nombre de
Dios, que se ha cumplido lo anunciado (Jer 28,9-15), la coherencia entre su
vida y su palabra, la obediencia a las experiencias de Dios.
3.2.4. La revelación del Antiguo Testamento.
Características:
a) La revelación del Antiguo Testamento la revelación de la promesa. La
revelación-promesa hace que lo pasado sea signo de lo que va a venir, de
lo que llegará con el Nuevo Testamento, en la plenitud de los tiempos, se
dará la culminación y plenitud de la revelación veterotestamentaria. Lo
que en el Antiguo Testamento se anuncia, promete y prepara es la
manifestación y salvación definitiva de Dios a los hombres. Las realidades
más significativas de Israel (la Alianza, la Pascua, los reyes, el Templo, el
Libertador, etc.) son figuras de una novedad definitiva que encerrará el
contenido de todas ellas. De esta manera, se declara también el carácter
progresivo de la revelación. Dios nos comunica su verdad y salvación
progresivamente.
b) Aunque la revelación a Israel sea revelación de la promesa, es
verdadera revelación de Dios. Dios se da a conocer como Señor (El
Sadday), único Dios, ser vivo que escucha, Creador de cielo y tierra, Santo
de Israel, Señor de la Historia y Salvador. Particularmente, Dios se da a
conocer como Dios glorioso.
c) La revelación es histórica. Dios interviene en la historia a través de los
hechos. El crea la historia, actúa en ella y se sirve de los hechos de los
hombres para su plan de revelación. Es en la historia donde se dan las
realizaciones parciales, o un cierto cumplimiento de las promesas, que son
así confirmadas. Pero al mismo tiempo, introduce un nuevo elemento de
tensión hacia el futuro. Cumplimiento y al mismo tiempo expectación son
los elementos de la experiencia reveladora y salvadora de Israel.
d) La revelación de Dios en el Antiguo Testamento llega al Pueblo a través
de mediadores (profetas), que hablan las palabras de Dios a los hombres,
son también los abogados de los hombres ante Dios.
e) El Antiguo Testamento conoce una revelación de Dios que se da a
conocer a todo hombre a través de la creación y del sentido moral.
3.3. Cristo, plenitud de la revelación
Cristo completa la revelación y confirma la salvación del pecado y de la
muerte.
Dei Verbum habla de un re-centramiento teologal de la revelación (es
trinitario). La revelación es el encuentro con el misterio de Dios vivo que se
entrega y se da a conocer a los hombres. Es el Padre que en el Espíritu se
revela por el Hijo: “Por Cristo, la Palabra hecha carne, en el Espíritu Santo,
4
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
5
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
6
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
7
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
PARTE II:
8
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
Los Doce. Al elegir doce discípulos Cristo establece una ruptura y una
continuidad, a la vez, con el pueblo de Israel. Doce habían sido los
patriarcas y doce las tribus descendientes de ellos, que formaban el pueblo.
Por eso, el número “doce” era signo de plenitud. “Los Doce” simbolizan, y a
la vez son el comienzo y fundamento del nuevo Pueblo de Dios que
descansa sobre ellos como sobre sus cimientos.
Apóstoles. El término apóstol (“apostolos”) ya existía en el ámbito
extrabíblico. Sin embargo el significado que tiene en el Nuevo Testamento
es completamente original. Puede significar el hecho del envío de una flota
o la flota misma; más tarde significó un grupo de colonizadores y la misma
colonización. El enviado no es “apostolos” sino “aggellos” o “khrux”. El uso
que los cristianos hicieron de la palabra “apóstol” incluye la idea de
autorización, siendo además ésta decisiva y no accidental. Si la institución
del apostolado no puede ser deducida de la cultura extrabíblica, si tiene en
cambio relación con la institución judía del “schaliach”: es el mandatario de
una o varias personas a quienes representa y defiende. Está obligado a
cumplir exactamente la misión para la que está autorizado o deputado.
4.1.2. Los Apóstoles, testigos de la Revelación de Cristo
Para anunciar a los hombres que han sido salvados, no por una doctrina
intemporal, sino por una intervención de Dios en la historia, por hechos que
tuvieron lugar una sola vez, en un momento y lugar determinados, se
requieren testigos: hombres que hubieron presenciado esos hechos. La
Iglesia, por eso, está fundada sobre la obra de Cristo y sobre el testimonio
de los apóstoles.
Testigos: en sentido estricto lo son sólo “los Doce”. Ellos son conscientes
de la especificidad de su testimonio (2Pe 1, 16; Act 2, 32). La elección de
Matías (Act 1, 15-26) supone, por un lado completar el número de “los
Doce” tras la traición de Judas; y por otro conferir, a quien ya era testigo, la
misión del testimonio.
Los apóstoles son los testigos privilegiados, “elegidos de antemano” ( Act 10,
41) y “separados” (Rom 1,1) para ser “ministros de la palabra” ( Lc 1, 2) y
“fundamento” de la Iglesia ( Ef 2, 20-21). Cristo los llamó, los convocó, para
que estuvieran con él, para que fueran sus compañeros de viaje, los
oyentes de su palabra, los testigos de sus acciones. Su misión es una
participación en la misión que Cristo recibió del Padre.
Rasgos característicos por los que los apóstoles son los testigos de Cristo en
un sentido único: (1). haber sido elegidos por Dios; (2). haber convivido con
Cristo siendo testigos de su vida pública y después de la resurrección; y (3).
haber recibido la misión.
El testimonio apostólico parte de un conocimiento de Cristo único. “Su
conocimiento de Cristo de la Revelación pudo superar cualquier otro
conocimiento actual o venidero por su intensidad, profundidad, riqueza de
intuición y por su carácter de totalidad”
4.1.3. Los Apóstoles enseñados por el Espíritu Santo
9
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
Dei Verbum: “habían aprendido por inspiración del Espíritu Santo” Hay por
tanto aquí una enseñanza sobre la fuente pneumatológica de la revelación
originaria.
La transformación que la venida del Espíritu Santo operó en los Apóstoles
tiene como primer efecto el valiente anuncio de la muerte, resurrección y
exaltación de Cristo (Act 2, 22-36). No hay una sustitución de mensaje ni de
misterio. El Espíritu Santo hace a los Apóstoles conocer y penetrar mejor en
lo que habían recibido de Cristo.
La misión reveladora de Cristo incluye la acción del Espíritu Santo, que es el
Amor revelador presente ya en el origen de la Encarnación ( Lc 1, 35) y que
como don para la Iglesia fue ganado por Cristo en la Cruz: la revelación del
Espíritu Santo forma parte de la misma revelación de Cristo . Concilio
Vaticano II: “con el envío del Espíritu de verdad completa la revelación” y
no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa
manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (Dei Verbum 4).
4.1.4. La misión apostólica
Predicar la Buena Nueva, el Evangelio, primero a “las ovejas perdidas de la
casa de Israel” (Mc 3, 13-14), preparándoles para la gran misión posterior
(Mt 28, 19). La misión de predicar que ellos reciben es única entre los
demás, porque deriva de su elección particular como testigos de Cristo y
enseñados por el Espíritu Santo, así como de la enseñanza e instrucción más
profundas que recibieron del Señor: ellos son los testigos auténticamente
directos de Cristo, los únicos que tienen el conocimiento inmediato y pleno
del misterio revelador del Verbo encarnado.
El envío de los Apóstoles por Cristo es un momento ulterior del envío de
Cristo por el Padre. S. Clemente Romano: “Los Apóstoles nos predicaron el
Evangelio de parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado por Dios. En
resumen, Cristo de parte de Dios y los Apóstoles de parte de Cristo: una y
otra cosa... sucedieron ordenadamente en cumplimiento de la voluntad de
Dios”. Tertuliano, a su vez, habla de la doctrina que “las iglesias recibieron
de los apóstoles, los apóstoles de Cristo, y Cristo de Dios”.
La misión apostólica responde a una disposición eterna del Padre. La
predicación apostólica de lo que Cristo hizo y dijo, así como su inteligencia
del misterio (Ef 3,4) tiene valor de Revelación.
De modo análogo a como la revelación se realiza por hechos y palabras, la
predicación apostólica no es sólo una transmisión de verdades sobre el
misterio de Cristo, sino también una comunicación de “bienes divinos”
(sacramentos, carismas), con lo que se resalta cómo la predicación es parte
de la salvación.
4.1.5. La Transmisión apostólica de la Revelación
Los Apóstoles realizan el encargo de transmitir el Evangelio de un doble
modo: por la predicación oral y por medio de sus escritos (cfr. DV 7). La
transmisión oral y escrita responde en realidad a la dinámica de la vida
corriente. Lo mismo que Jesús enseñó de palabra, la predicación apostólica
10
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
11
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
12
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
13
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
Concilio Vaticano II: Los fieles, cuando unánimemente creen una verdad
como perteneciente al depósito de la fe, no se pueden equivocar, sino que
en ellos actúa el Espíritu Santo, y por eso son infalibles en su fe (infalibilidad
in credendo). Se puede hablar de una función activa en el orden de la vida
de fe y caridad, que encuentra su expresión en el consentimiento universal
de todo el Pueblo de Dios en una verdad revelada. Para que ese
consentimiento sea infalible es preciso que haya unanimidad, al menos
moral, en la verdad creída.
4.2.4.2 El magisterio de la Iglesia, intérprete auténtico de la
revelación
“Munus docendi”: transmitido por los apóstoles a sus sucesores, los
Obispos, junto con el “munus regendi” y el “munus santificandi”
Las relaciones entre revelación y magisterio aparecen descritas en la
Constitución Dogmática Dei Verbum número. 10. La enseñanza del concilio
se puede resumir en los siguientes puntos:
1) El depósito sagrado de la palabra de Dios (Tradición y Sagrada Escritura)
ha sido confiado a la Iglesia —pastores y fieles— la cual se mantiene
unida en la fidelidad a la doctrina apostólica, a través de la conservación,
práctica y profesión de la fe recibida.
2) Sólo el magisterio interpreta auténticamente la palabra de Dios.
3) El magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio
Los pastores no gozan del carisma de la inspiración, y en ese sentido su
enseñanza no es formalmente palabra de Dios, si bien gozan de la misma
autoridad de Cristo. El magisterio “no es norma constitutiva de la fe sino
directiva”.
4) El Espíritu Santo garantiza con su asistencia el cumplimiento del mandato
divino sobre el magisterio. Los actos del Magisterio son escuchar
devotamente lo transmitido (el depósito), custodiarlo celosamente,
explicarlo fielmente, y extraer de él todo lo que propone como revelado
por Dios para ser creído.
5) Por último, el Concilio enseña la íntima relación entre Tradición, Escritura
y Magisterio, de modo que no puedan darse ninguno de ellos sin los
demás sin que quede esencialmente afectado el depósito, y pérdida la
garantía eficaz de la salvación de las almas.
4.2.5. La indefectibilidad de la Iglesia
Sólo si la Iglesia es indefectible tiene auténtico sentido su fidelidad a la
misión de conservar y transmitir la revelación así como la adhesión que pide
a los fieles.
La indefectibilidad: si se aplica a su conocimiento y expresión de la
verdad de la revelación, se llama infalibilidad, posee un carisma recibido
de Dios mediante el cual en su acto esencial de conocimiento, de expresión
y de predicación del don de la revelación divina que le ha sido confiada, no
puede equivocarse.
H. Küng: interpreta la infalibilidad de la Iglesia, y más concretamente del
magisterio, en un sentido reductivo. La infalibilidad se debe entender como
indefectibilidad. Sólo Dios es infalible y no hay otra realidad fuera de Dios
14
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
15