1-El artículo 19 del Código Civil y Comercial prevé que el comienzo de la existencia de la persona humana comienza con la concepción. De conformidad al mencionado artículo, la concepción determina el momento a partir del cual se es persona, es decir que el sujeto tiene personalidad jurídica y goza de protección de la ley. Así, el Código Civil y Comercial subsume el concepto de vida humana con el de persona en el sentido técnico del término, reconociendo su comienzo en el momento mismo de la concepción. De esta manera, se considera que hay persona durante todo el proceso de gestación: desde su inicio hasta el nacimiento y, luego desde ese instante hasta la muerte. La determinación del tiempo de duración del embarazo tiene sentido a los fines de establecer la época en que ha ocurrido, en cada caso, la concepción. Es muy importante aclarar que la concepción se deriva naturalmente del acto sexual o cuando existen técnicas de reproducción asistida, cuando se produce la implantación del embrión en la mujer. Ello relevante porque allí es donde comienza la existencia de la vida humana y, por tanto, desde entonces puede asignarse a ella la calidad de persona, con la consecuente adquisición de derechos. A partir de la concepción, la persona entonces puede adquirir ciertos derechos, como si ya hubiese nacido. Con respecto a esta adquisición de derechos, quedarán consolidados esos derechos, y adquiridos como tal, cuando la persona “nace con vida”. Se entiende como necesaria la separación por completo del cuerpo materno para que se considere que haya nacimiento con vida. Este principio general se ve reflejado en el artículo 21 del Código Civil y Comercial. 2. Resulta necesaria la regulación del destino final de los embriones criocongelados, porque los embriones resultantes o no transferidos de la práctica de fertilización asistida deben estar alcanzados por aquella protección legal en función de sus características humanas, por consistir en vida humana en gestación independientemente de que se encuentren fuera del útero materno. En consecuencia, para preservar sus derechos inalienables deben establecerse una serie de restricciones que amparen los más elementales derechos, fundamentalmente el derecho a la vida, a la integridad y a la dignidad del ser humano que son amparados desde la concepción dentro o fuera del seno materno.