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TEMA 2. LA PERSONA FISICA Y JURIDICA.

I. LA PERSONA EN GENERAL: LA PERSONA FISICA Y LA


PERSONA JURIDICA. Y SU CAPACIDAD.

1. LA PERSONA EN GENERAL: LA PERSONA FISICA Y LA PERSONA


JURIDICA.
Desde el punto de vista jurídico, la persona se define como “todo ser capaz
de derechos y obligaciones”.
Son personas (con capacidad de derechos y obligaciones) el “ser humano”, que
es el sujeto de Derecho por antonomasia (aunque en Derecho no se suele hablar
de ser humano, ni de hombre, mujer o niño, salvo que sea necesario para
distinguirlos entre ellos) y “ciertas organizaciones humanas” (asociaciones,
fundaciones). Aquél (ser humano) se denomina o califica de persona física o
persona natural, y éstas (ciertas organizaciones humanas) de personas
jurídicas las cuales han de estar válidamente constituidas, o sea, han de cumplir
los requisitos legales necesarios para su nacimiento.
Por tanto, jurídicamente existen dos clases de personas: las personas físicas o
naturales y las personas jurídicas. Y así mismo, existe el Derecho de la Persona
que es el conjunto de normas que regulan la persona en el ordenamiento jurídico
civil. Así el Código Civil dedica su Libro I a la regulación de las Personas.

El Libro I del CC “De las Personas” dedica XII Títulos a regular las siguientes
cuestiones:
TÍTULO I: De los españoles y extranjeros
TÍTULO II: Del nacimiento y de la extinción de la personalidad civil
TÍTULO III: Del domicilio
TÍTULO IV: Del matrimonio
TÍTULO V: De la paternidad y filiación
TÍTULO VI: De los alimentos entre parientes
TÍTULO VII: De las relaciones paterno-filiales
TÍTULO VIII: De la ausencia
TÍTULO IX: De la tutela y la guarda de los menores
TÍTULO X: De la mayor edad y de la emancipación

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TÍTULO XI: De las medidas de apoyo a las personas con discapacidad para el
ejercicio de su capacidad jurídica
TÍTULO XII: Disposiciones comunes

2. LA CAPACIDAD DE LAS PERSONAS.


Hemos dado un concepto de persona, y ahora veamos que se entiende
por personalidad (personalidad jurídica). Los términos persona y personalidad
son distintos, si persona es todo ser capaz de derechos y obligaciones, por
personalidad hemos de entender la aptitud para ser sujeto, activo y pasivo de
relaciones jurídicas (o sea, la aptitud para ejercitar derechos y asumir
obligaciones). Capacidad es sinónimo de personalidad, e implica aptitud para ser
sujeto de derechos y obligaciones, o, lo que es igual, para ser sujeto, activo o
pasivo, de relaciones jurídicas. La personalidad implica capacidad jurídica y, así,
toda persona, por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica y la tiene desde el
comienzo y hasta el fin de su personalidad. Pero esta aptitud en que consiste
la personalidad puede ser: aptitud del sujeto para la mera tenencia y goce de los
derechos y deberes jurídicos, y aptitud para el ejercicio de los mismos y para
concluir actos jurídicos. La primera de ellas se denomina personalidad o
capacidad jurídica o de derecho. La segunda se denomina capacidad de obrar o
capacidad de ejercicio. La capacidad jurídica es una cualidad esencial de la
persona, no es persona quien carece de capacidad jurídica. Y aunque no
siembre ha sido reconocida como atributo de todo ser humano, en la actualidad
es universalmente admitida. Así en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, proclamada por la ONU en 1949 en su artículo 6 estableció que “todo
ser humano tiene derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad
jurídica”.

II. LA PERSONA FISICA.


1. COMIENZO DE LA PERSONALIDAD.
En las personas físicas la personalidad comienza por el nacimiento. Se es
persona desde que se nace, “el nacimiento determina la personalidad” (art. 29
CC). “La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una
vez producido el entero desprendimiento del seno materno” (art. 30 CC). Por
tanto, se es persona desde que se nace con vida, y el nacimiento según la ley
tiene lugar, no a la salida del nuevo ser del claustro materno, sino cuando se
rompe el cordón umbilical; y es cuando se cumplen los dos requisitos de
viabilidad del art. 30 (nacimiento con vida y enteramente desprendido -el feto-
del seno materno) cuando la persona física goza de personalidad y capacidad
jurídica y de un conjunto de derechos inherentes a la persona (los derechos de
la personalidad).

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Tradicionalmente para que el nacimiento diera lugar a la personalidad
debía reunir los requisitos del art. 30 CC: 1) Que el nacido viva veinticuatro horas
enteramente desprendido del claustro materno, y, 2) Figura humana. De este
modo, si el feto nacía muerto, moría antes de las 24 horas, o no tenía figura
humana, no adquiría personalidad.
Actualmente, tras la modificación del art. 30 CC llevada a cabo por la Ley
20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, se suprimió el requisito de las 24 horas,
y el nacimiento se produce, como se ha indicado, desde el entero
desprendimiento del seno materno con vida. Así, aunque se produzca el
fallecimiento durante las primeras veinticuatro horas de vida ello no impide que
al nacido se le considere como tal, y pueda adquirir los derechos que le
corresponderían, que se transmitirán a los herederos del nacido una vez se
produzca su fallecimiento.
La falta de alguno de estos requisitos hace que se entienda como criatura
abortiva (art. 171 del Reglamento del Registro Civil de 1958).
Al ser el nacimiento el hecho que determina la personalidad, su prueba
alcanza especial relevancia. La prueba normal del nacimiento es la inscripción
en el Registro Civil. La prueba del nacimiento es la certificación del Registro Civil,
siendo inscribibles los nacimientos en que concurran las condiciones
establecidas en el art. 30 CC., según establece el art. 44 de la Ley del Registro
Civil de 2011. Esta Ley en su art. 44 establece que “la inscripción hace fe del
hecho, fecha, hora y lugar de nacimiento, identidad, sexo, y en su caso, de la
filiación del inscrito”.
La inscripción se practica en virtud de declaración de quien tenga conocimiento
cierto del nacimiento (el artículo 45 de la Ley del Registro Civil establece quienes
tienen la obligación de promover la inscripción de nacimiento).
(Esta declaración se formulará entre las veinticuatro horas y los ocho días
siguientes al nacimiento, salvo los casos en que el Reglamento señale un plazo
superior (16 días, cuando se acredite justa causa), según establece el art. 42 de
la Ley del Registro Civil de 1957. Y ello hasta la entrada en servicio efectiva de
las aplicaciones informáticas que permitan el funcionamiento del Registro de
forma íntegramente electrónica conforme a las previsiones de la LRC de 2011
(Disp. Trans. Cuarta LRC 2011).)
Esta declaración o comunicación conforme a la Ley de Registro Civil de 2011 se
efectuará a la Oficina del Registro Civil que corresponda en los plazos
establecidos en los artículos 46 y 47 de la Ley del Registro Civil, que distingue
según que la comunicación del nacimiento se lleve a cabo por los centros
sanitarios donde se haya verificado el nacimiento (en el plazo de setenta y dos
horas), o en el caso de nacimientos que se hayan producido fuera de
establecimiento sanitario o cuando por cualquier causa no se haya remitido el
documento en el plazo y condiciones previstos (diez días), salvo los casos en

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que la legislación del Registro Civil señale un plazo superior (cuando se acredite
justa causa). Para la inscripción se exige, además, o sea se complementa con la
certificación del facultativo que asistiera el parto.

2. PARTOS DOBLES O MULTIPLES.


En caso de partos dobles o múltiples el art.31 del Código Civil dispone que
“la prioridad del nacimiento en el caso de partos dobles, da al primer nacido los
derechos que la ley reconoce al primogénito”. Se atiende por tanto a la
demostración del nacimiento anterior en el tiempo, de ahí la importancia de la
determinación del momento exacto del nacimiento, por ello en la inscripción de
nacimiento en el Registro Civil ha de constar, además de la fecha, la hora del
nacimiento (art. 44 Ley Registro Civil). Actualmente los derechos de
primogenitura son reducidos, así los derechos de sucesión de la Corona (art.57
de la Constitución Española).

3. PROTECCIÓN DEL CONCEBIDO


Puesto que el nacimiento determina la personalidad, el concebido, pero
no nacido, que se está gestando en el vientre materno, el nasciturus, ni es
persona ni tiene personalidad. El art. 29 del CC preceptúa “el concebido se tiene
por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con
las condiciones que expresa el artículo siguiente”, o sea, el art. 30, que dice
“siempre que nazca con vida y enteramente desprendido del seno materno”.
El concebido carece de personalidad y, por ello, de capacidad. Su protección se
realiza haciendo que todos los derechos o relaciones que serían favorables al
concebido, perteneciéndoles si ya hubiese nacido, quedan en situación de
pendencia (en suspenso) hasta su nacimiento.
Manifestaciones de protección al concebido: Las donaciones hechas a los concebidos
y no nacidos que podrán ser aceptadas por las personas que legítimamente les representarían,
si se hubiera verificado el nacimiento, art. 627 CC.; El que una mujer embarazada solicite la
pensión de alimentos antes de que el hijo nazca y en previsión de su nacimiento (SAP de Cuenca
de 27 de mayo de 1999); La división de la herencia se suspenderá hasta que se verifique el parto
o el aborto …, art. 966 CC.

4. EXTINCION DE LA PERSONALIDAD.
“La personalidad civil se extingue por la muerte de las personas” art. 32 CC. Se
es persona hasta que se muere.
La personalidad también se extingue por la “declaración de fallecimiento” de una
persona que tiene lugar cuando una persona se encuentra ausente o
desaparecida sin tenerse noticia alguna de la misma durante un plazo de tiempo.

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La declaración de fallecimiento es aquella resolución judicial por la que se
declara la muerte de una persona previamente desaparecida.
Dicha declaración judicial de fallecimiento, es independiente de la declaración de
ausencia legal (art. 183 CC), y puede o no venir precedida de la misma. En este
caso hay una “presunción de muerte del ausente” o persona desaparecida sin
que se tenga noticia alguna de ella durante un plazo de tiempo.
En cuanto a los requisitos para llevar a cabo una declaración de
fallecimiento variarán dependiendo del supuesto de desaparición y las
circunstancias en que la misma se hubiera producido (diez años desde la
desaparición como regla general, aunque pueden ser plazos más breves de
cinco años, dos años, un año, tres meses, ocho días, e incluso inmediatamente
en algún caso de siniestro: artículo 193 y 194 Código Civil, con nueva regulación
dada a estos preceptos por la Disposición Adicional 1ª de la Ley de la Jurisdicción
Voluntaria).
En este sentido, la novedad más relevante que ha introducido la Ley de la
Jurisdicción Voluntaria es que se distingue entre algunos casos de siniestro y los
demás, por cuanto supone que la declaración de fallecimiento se pueda ahora
declarar casi de forma inmediata —antes había que esperar tres meses—
cuando es evidente la muerte de alguien en situaciones trágicas (accidentes
aéreos, básicamente). Así, cuando se trata de buques o aeronaves que constan
destruidas sin supervivientes, el único responsable de instar el expediente es el
Ministerio Fiscal, y deberá hacerlo inmediatamente después del siniestro (o a los
ocho días del accidente aéreo si no se hubieran identificado los restos).
La ausencia o desaparición de una persona no pueden ser una incógnita
permanente y sin límite temporal alguno puesto que existen relaciones jurídicas
del ausente que no pueden quedar en suspenso indefinidamente (su matrimonio,
la administración de los bienes del ausente, el pago de sus deudas, la patria
potestad, …). Para evitar esta situación de incógnita se puede instar
judicialmente la declaración de fallecimiento.
El efecto principal y a la vez básico de la declaración de fallecimiento lo
determina el artículo 195 del Código Civil, al disponer que:
"Por la declaración de fallecimiento cesa la situación de ausencia legal,
pero mientras dicha declaración no se produzca, se presume que el ausente ha
vivido hasta el momento en que deba reputársele fallecido, salvo investigaciones
en contrario. Toda declaración de fallecimiento expresará la fecha a partir de la
cual se entienda sucedida la muerte, con arreglo a lo preceptuado en los artículos
precedentes, salvo prueba en contrario".
Partiendo de dicho efecto, esto es, de la extinción de la personalidad del
desaparecido, se producen otros efectos, tales como:

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a) Disolución del matrimonio por la declaración de fallecimiento de uno de
los cónyuges, vía artículo 85 del Código Civil. Para el supuesto de reaparición
de la persona declarada fallecida y posterior revocación de la declaración de
fallecimiento, el matrimonio seguirá disuelto, aunque obviamente los sujetos
afectados podrán contraer nuevamente matrimonio. A su vez y, como
consecuencia de la disolución del matrimonio se producen los efectos normales
derivados de la misma como la disolución de la sociedad de gananciales o del
régimen de participación, extinción de la patria potestad o extramatrimonialidad
de los hijos.
b) Apertura de la sucesión del declarado fallecido, según el artículo 196
del Código Civil (pasan sus bienes a sus herederos); con las limitaciones
establecidas en el artículo 196 del Código Civil.

Producida la declaración judicial de fallecimiento, se abre la sucesión del


declarado fallecido, pasando los bienes a los herederos, quedando disuelto su
matrimonio. (arts. 196, y art. 85 CC).
La declaración de fallecimiento se basa en la incertidumbre sobre la
supervivencia de una persona, no supone una constatación positiva de su
muerte, por lo que puede ocurrir que el declarado fallecido reaparezca, previendo
en este caso el CC las consecuencias de su reaparición y establece que, el
declarado fallecido que reaparece “recuperará sus bienes en el estado en que
se encuentren y sin que pueda reclamar a sus sucesores rentas, frutos o
productos obtenidos con los bienes de su sucesión” (art. 197 CC).
La inscripción de la defunción en el registro civil hace prueba del hecho;
se practica en virtud de declaración de quien tenga conocimiento cierto de la
muerte (están obligados a promover la inscripción de fallecimiento las personas
a que se refiere el art. 63 de la Ley del Registro Civil), la declaración se prestará
antes del enterramiento y se formulará inmediatamente de la muerte. La
obligación de declarar afecta a los consanguíneos hasta el cuarto grado y a los
afines hasta el segundo (art. 273 Reglamento del Registro Civil).
Para la práctica de la inscripción se requiere certificación del facultativo que
comprobara el fallecimiento. La inscripción da fe del fallecimiento de la persona,
de la fecha, hora y lugar en que acontece (art. 62 Ley del Registro Civil). De la
cual el encargado del registro civil emitirá el correspondiente certificado a
petición de la parte interesada.
La Exposición de Motivos de la Ley 19/20015 de 13 de julio de medidas de reforma
administrativa en el ámbito de la Administración de Justicia y del Registro Civil explica que la
inscripción de los recién nacidos se realizará directamente desde los centros sanitarios, a modo
de “ventanilla única” donde los padres asistidos por los facultativos que hubieran asistido al parto,
firmarán el formulario oficial de declaración al que se incorporará el parte facultativo acreditativo
del nacimiento, que se remitirá telemáticamente desde el centro sanitario al Registro Civil,

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amparado con el certificado reconocido de firma electrónica del facultativo. De esta forma se
instaura la certificación médica electrónica a los efectos de inscripción en el Registro Civil, tanto
de los nacimientos, como de las defunciones ocurridos en circunstancias normales, en centros
sanitarios.

Premoriencia y Conmoriencia.
Es el caso de muerte de personas físicas que estén llamadas a heredarse entre
sí, y se trata de determinar quien murió primero (premoriencia) o si murieron
simultáneamente (conmoriencia), siendo los efectos distintos en cada caso:
- Premoriencia: El que muere después recibe los bienes del que muere
antes.
- Conmoriencia: no hay transmisión de bienes de uno a otro.
El art.33 CC presume la conmoriencia, es decir, la muerte simultánea, salvo que
el que lo alegue pruebe que murió uno antes que otro, así el citado precepto dice:
“si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quien de ellas ha
muerto primero, el que sostenga la muerte anterior de una u otra, debe probarla;
a falta de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la
transmisión de derechos de uno a otro”.

5. LOS DERECHOS DE LA PERSONALIDAD.

Concepto. Los derechos de la personalidad o derechos fundamentales son


aquel conjunto de derechos inherentes a la persona que todo ordenamiento
jurídico debe respetar, por constituir manifestaciones de la dignidad humana (art.
10.1 CE). Todas las personas gozan de los derechos de la personalidad.
Los derechos de la personalidad, son derechos subjetivos que se dirigen
a proteger la integridad personal del ser humano, tanto en su vertiente física (vida
e integridad física), como espiritual (honor, intimidad, imagen, identidad, entre
otros).

Características. Los caracteres principales que definen a los derechos de la


personalidad son los siguientes:

• Son innatos: los derechos de la personalidad se adquieren (se conceden)


por el simple hecho de ser persona, sin que sea necesario cumplir ningún
otro requisito para su adquisición.
• Son irrenunciables e intransmisibles: Irrenunciables, en cuanto que la
persona no puede renunciar a ellos (nadie puede renunciar a tener honor,

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nombre, propia imagen). Intransmisibles, porque se considera que la
persona no ostenta la libre disposición de los mismos, su titular no puede
disponer de ellos a favor de otras personas. El que sean indisponibles no
significa que el interesado no pueda disponer de algún aspecto o
manifestación concreta. Ej: una persona no puede transmitir a otro su
imagen con carácter general, pero si puede que en un momento dado la
fotografíe a cambio de un precio.
• Son absolutos: Tienen efecto erga omnes, oponibles frente a todos, tienen
eficacia frente a todos.
• Son extrapatrimoniales: Los derechos de la personalidad no van a poder
ser valorados en dinero, no es posible su valoración económica. Sin
embargo, hay que considerar que en determinadas ocasiones, ante una
lesión causada a los mismos, ésta situación podrá ser resarcida mediante
una cantidad de dinero acorde a la lesión, a modo de indemnización, si no
hay posibilidad de que la reparación se haga de otro modo (un
resarcimiento económico en caso de violación por un tercero de un
derecho).
• Inembargables: consecuencia de su carácter extrapatrimonial.
• Imprescriptibles: no prescriben, son para toda la vida.

Protección jurídica: La protección jurídica de los derechos de la personalidad


alcanza rango constitucional, y su desarrollo normativo y protección se ha
realizado desde diversos ámbitos, penal, civil, contencioso-administrativo, o a
través de leyes especiales como L.Orgánica de 5 mayo de 1982 de protección
civil (de los derechos fundamentales) del derecho al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen.
Los derechos de la personalidad o derechos fundamentales de la persona
deben ser desarrollados por ley orgánica (art. 81 CE). Son derechos
fundamentales los recogidos en el art. 10, y los que enumera a Sección 1ª, del
Capítulo segundo, del Título Primero, arts. 14 a 29, de la Constitución.
Los derechos fundamentales gozan de una peculiar garantía jurisdiccional
(art. 53 CE), su reconocimiento puede ejercitarse ante los Tribunales ordinarios
por un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad.
Agotados los recursos judiciales ordinarios, el titular del derecho fundamental
vulnerado puede recabar la tutela del Tribunal Constitucional a través del recurso
de amparo.
Clasificación: Sin ser exhaustivos, los derechos de la personalidad comprenden
un conjunto de derechos, veamos los siguientes.

Derecho a la vida y a la integridad física (art. 15 CE).

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Art. 15 CE “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.
En cuanto al derecho a la vida, dos cuestiones:
1. El alcance del término “todos” utilizado en el art. 15 CE.
2. Si el derecho a la vida también engloba a decidir la propia muerte.
La primera, en el análisis del término “todos” hacemos referencia a la
protección del concebido y no nacido, y al tratamiento legal del aborto y su
despenalización. La L. Orgánica 2/2010 de 3 de marzo, de Salud sexual y
reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, regula la posibilidad
de interrumpir el embarazo siempre respetando supuestos y plazos. El TC matizó
que no era anticonstitucional la despenalización del aborto en los casos
legalmente previstos, pero al mismo tiempo entendió que la vida aún en su fase
de formación, es un bien constitucionalmente protegido, debiendo el Estado de
abstenerse de obstaculizar el proceso natural de gestación.
En relación a la segunda cuestión, nos preguntamos hasta donde una
persona tiene poder de disposición sobre su propia vida. Hasta la promulgación
de la L. Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, decidir
cuándo queríamos morir no era posible dentro del marco jurídico legal. Esta ley
regula el derecho que corresponde a toda persona que cumpla con las
condiciones exigidas a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir.
La Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del
paciente, permite la declaración expresa de las instrucciones a los médicos para
el caso que dicho paciente no pueda manifestar su voluntad, evitando así la
intervención de otras personas. Posteriormente en el año 2007 se crea el
Registro Nacional de Instrucciones Previas. Mediante las instrucciones previas
o testamento vital, se manifiesta la voluntad de no ser mantenido con vida por
medio de tratamientos desproporcionados y extraordinarios que prolonguen de
forma artificial y abusivamente el proceso de fallecimiento.
La L.O. 3/2021 ha introducido en el ordenamiento jurídico un nuevo derecho
individual, la eutanasia, entendiendo por esta la actuación que produce la muerte de una
persona de forma directa e intencionada mediante una relación de causa-efecto única e
inmediata, a petición informada, expresa y reiterada en el tiempo por dicha persona, y que se
lleva a cabo en un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad o padecimiento incurable
que la persona experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios.
No solo crea un nuevo derecho individual, sino que lo conecta con otros derechos fundamentales
(arts. 1.1.; 10; 15; 16 y 18.1 CE).

Su introducción no está exenta de debate social y jurídico pues la trayectoria ha sido pasar de
ser un delito a constituirse en derecho. El delito de la inducción y auxilio al suicidio se tipifica en
el art. 143 del Código Penal que ha visto modificada la redacción del apartado 4º y añadido un
5º (DF 1ª), despenalizando todas aquellas conductas eutanásicas en los supuestos y condiciones
establecidos en la Ley.

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En cuanto al Derecho a la Integridad Física: Es protegido fundamentalmente
por vía penal, a través del delito de lesiones tipificado en el Código Penal.
Toda persona tiene disponibilidad sobre su cuerpo en ciertos casos, cuando lo
sea para mejorar su salud física y psíquica. El reconocimiento constitucional no
supone que la persona pueda disponer libremente de su propio cuerpo (así, un
contrato cuyo objeto es la venta de un ojo es absolutamente contrario a
Derecho), pues nadie tiene derecho a autolesionarse. Cosa bien diferente es la
cesión gratuita de órganos (donación). La donación puede ser en vida del
donante o tras su fallecimiento respetando, en todo caso, la regulación jurídica,
contenida en la Ley de 27 de octubre de 1979, sobre extracción y trasplantes de
órganos.

Derecho a la Libertad.
La libertad es uno de los valores superiores de nuestro Ordenamiento
jurídico (art. 1.1 CE). El art. 9.2 CE exige a los poderes públicos reconocer,
incentivar y hacer efectiva la libertad de los ciudadanos. En congruencia con ello,
la Constitución contempla y reconoce diversas manifestaciones de la libertad a
lo largo de su articulado: libertad religiosa y de culto, art. 16; libertad personal,
art. 17; libertad de residencia y de circulación por el territorio nacional, art. 19;
libertad ideológica y de expresión, arts. 16 y 20.1. a); libertad de cátedra, art.
20.1.c); libertad informativa, art. 20.1.d); entre otros. Libertades que tienen su
correspondiente desarrollo normativo.

Derecho al Nombre y Apellidos.


El derecho al nombre de la persona y su utilización exclusiva por ella, en
cuanto manifestación externa de su propia individualidad es uno de los derechos
de la personalidad. La identificación por el nombre de los sujetos es una
exigencia de la vida social. El Derecho positivo protege la utilización del nombre
desde diversas perspectivas: penal, civil y mercantil.
El nombre identifica e individualiza a una persona. Todos tenemos derecho a
disfrutar de un nombre concreto. Pero el nombre no es exclusivo pues es
adecuado a derecho que dos personas se llamen igual.
A diferencia de otros países, en España se identifica a la persona con el nombre
y los apellidos que le correspondan según su filiación.
La normativa que debemos tener presente a la hora de abordar la materia relativa
al nombre y apellidos es la Ley de 21 de julio de 2011 del Registro Civil, y el
Decreto de 14 de noviembre de 1958, por el que se aprueba el Reglamento de
la Ley del Registro Civil.

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Nombre propio.
Toda persona debe tener un nombre propio. Toda persona tiene derecho
a un nombre desde su nacimiento (art. 50 Ley Registro Civil de 21 de julio de
2011).
La designación del nombre corresponde a los padres, guardadores del
menor y en defecto al Encargado del Registro Civil (la filiación del nacido resulta
desconocida y el Encargado del Registro le impondrá un nombre de uso
corriente).
Se hace constar en la inscripción del nacimiento pudiendo ser el nombre,
simple (Juan) o dos simples (Juan Francisco) a efectos del Registro, o uno solo
compuesto (Juan de Dios). Son escasas las limitaciones a la hora de designar el
nombre:

• No podrán imponerse nombres contrarios a la dignidad de la persona, (Ej:


Miserable)

• No podrán imponerse los que hagan confusa su identificación.

• No podrá designarse con el mismo nombre a los hermanos con mismos


apellidos, salvo que haya fallecido. (Art. 51 Ley del Registro Civil de 2011).
Se permite el cambio de nombre una vez inscrito en el Registro Civil. El
Encargado del Registro Civil, mediante procedimiento registral, podrá autorizar
dicho cambio previa declaración del interesado que deberá probar el uso habitual
de dicho nombre y siempre que concurran las demás circunstancias exigidas en
la legislación del Registro Civil. El cambio de nombre (y también de apellidos) se
inscribirá en el registro individual del interesado. Dicha inscripción tiene carácter
constitutivo. (Arts. 52 y ss. Ley del Registro Civil).

Apellidos.
Los apellidos vienen determinados por la filiación. Debemos distinguir según el
supuesto que se trate.

• Si la filiación está totalmente determinada, consta padre y madre, estos pueden


decidir el orden de los apellidos, pero este orden debe ser respetado para los
demás hijos que tengan. Si no deciden alterar el orden, lo legalmente establecido
es primero el del padre y segundo el de la madre, unidos por “y” a efectos
registrales. En caso de desacuerdo (reforma 2015) el encargado del Registro
Civil en el plazo de 3 días esperará respuesta de los progenitores o su
representante legal. Transcurrido el plazo, sin respuesta expresa, determinará el

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orden de los apellidos atendiendo al “interés superior del menor” (Art. 49.2 Ley
20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil).

• Si la filiación sólo está determinada por uno de los progenitores, llevará los
apellidos de este en el orden que quiera (Apdo. 2 del Art. 49, Ley 20/2011, de 21
de julio, del Registro Civil).

• Si la filiación es desconocida, el Encargado del Registro le impondrá unos


apellidos de uso corriente.
Los cambios de apellidos son permitidos siempre que exista una
declaración de voluntad por parte del interesado y concurra alguna de las
circunstancias recogidas en la Ley (Art. 53 Ley 20/2011, de 21 de julio, del
Registro Civil).

Derecho al Honor, Intimidad y a la Imagen.

Derecho al Honor.
El art. 18.1 CE establece: “Se garantiza el derecho al honor”. Este
precepto constitucional ha sido desarrollado por Ley Orgánica 1/1982, de 5 de
mayo, de Protección Civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar
y a la propia imagen. Junto con la protección civil también gozan de protección
penal (a través de los delitos de calumnias e injurias). El Tribunal Supremo
declaró que se trata de tres derechos diferentes, aunque estrechamente
relacionados entre sí.
Dar una definición del honor es complejo, pero suele identificarse con el
particular sentimiento que cada uno de nosotros tiene de su propia dignidad y en
el respeto y la consideración que nos profesan los que nos rodean. Por tanto, la
consideración que tenemos de nosotros mismos y la valoración social que de
nosotros hagan los demás; de hecho, la Ley lo equipara a la dignidad, la fama y
la propia estimación. Es un concepto relativo pues no es posible considerar por
igual el honor de todos los ciudadanos.

Derecho a la Intimidad.
El derecho a la intimidad consiste en garantizar el libre desarrollo de la vida
privada individual de cada uno.
El derecho a la intimidad viene consagrado en la Constitución Española,
Título I (De los derechos y deberes fundamentales), Capítulo Segundo
(Derechos y libertades), Sección 1ª (De los derechos fundamentales y de las

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libertades públicas), artículo 18 (“Se garantiza el derecho … a la intimidad
personal y familiar … El domicilio es inviolable …”).
El derecho a la intimidad se traduce en los siguientes aspectos:

• La intimidad personal y familiar, el honor y la propia imagen no pueden ser


atentados por otra persona.
La intimidad es la esfera más íntima y secreta que toda persona tiene derecho a
reservarse para sí mismo y para los miembros de su familia.

• El domicilio es inviolable, de tal forma que un tercero solo tendrá acceso a él


mediante autorización de los inquilinos o judicial.

• Las comunicaciones tampoco podrán ser interceptadas al antojo de nadie.


Abarca este derecho como manifestación evidente y concreta, el secreto de las
comunicaciones.

Derecho a la Imagen.
El derecho a la propia imagen (entendiendo por imagen la representación
gráfica de la persona física) faculta a su titular a reproducir su propia imagen y
prohíbe a terceros obtener, reproducir y divulgar la imagen de la persona sin su
consentimiento. Eso no quiere decir, que no pueda ceder su imagen cuando lo
crea necesario (ceder su imagen para una revista, una marca publicitaria, etc.),
no implicando que su imagen pueda usarse sin su permiso en cualquier momento
invadiendo la esfera de su intimidad. La persona en cuestión decidirá cuando o
cómo, salvo que sea una imagen pública en el ejercicio de sus funciones.
El titular puede defender su derecho frente a las intromisiones ilegítimas
por las vías procesales ordinarias o por tal procedimiento previsto
constitucionalmente. La tutela judicial comprende la adopción de todas las
medidas necesarias para poner fin a la intromisión ilegítima, así como la
indemnización de los perjuicios ocasionados por la intromisión.
Las intromisiones en el ámbito protegido, o sea, del derecho al honor, a la intimidad, y a
la propia imagen pueden ser legítimas e ilegítimas.

Son ilegítimas:

-Contra el honor: Se reduce a la difamación, por tanto, divulgar hechos falsos de una persona
que lesionen su reputación o hechos verdaderos que atentan contra su dignidad.

-Contra la intimidad: Por un lado, la intrusión referida a la irrupción física donde se desenvuelve
la vida íntima o el ámbito privado de una persona y por otro, la revelación o publicación de hechos
relativos a la vida de una persona.

-Contra la propia imagen: Prohibición a cualquier persona para que capte, reproduzca o publica
la imagen de una persona y la utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona

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para fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga, en este último caso se atiende al
aspecto patrimonial o económico de la imagen de una persona.

Las intromisiones legítimas: No se aprecia la existencia de intromisión ilegítima en el


ámbito protegido cuando estuviere expresamente autorizada por Ley o cuando el titular del
derecho hubiere otorgado al efecto el consentimiento expreso.

6. LA CAPACIDAD DE LA PERSONA FISICA.

Concepto.
Capacidad es sinónimo de personalidad, e implica aptitud para derechos
y obligaciones, o, lo que es igual, para ser sujeto, activo o pasivo, de relaciones
jurídicas. La personalidad implica capacidad jurídica y, así, toda persona, por el
hecho de serlo, por el hecho del nacimiento con los requisitos previstos en el
artículo 30 del Código Civil, tendrá capacidad jurídica, y la tiene desde el
comienzo y hasta el fin de su personalidad.
Pero esta aptitud en que consiste la personalidad puede ser: aptitud del sujeto
para la mera tenencia y goce de los derechos y deberes jurídicos, y aptitud para
el ejercicio de los mismos y para concluir actos jurídicos. La primera de ellas se
denomina personalidad o capacidad jurídica o de derecho. La segunda se
denomina capacidad de obrar o capacidad de ejercicio. La capacidad jurídica es
una cualidad esencial de la persona. La capacidad de obrar o de hecho la
facultad para realizar actos dotados de eficacia jurídica. La capacidad de obrar
de cada sujeto viene determinada por su estado civil (soltero, casado, separado,
nacional, extranjero, ...) y por circunstancias, como enfermedades físicas o
psíquicas, que dificultan o impiden a la persona gobernarse a sí misma. Estos
factores son los que definen la extensión de la capacidad de obrar. Esta materia
la analizaremos a continuación junto con las reformas legales que se han
producido en la misma.

Clases.
Son: Capacidad plena, carencia de capacidad (incapacidad) y capacidad
restringida.
La capacidad plena la ostenta el mayor de 18 años, que podrá actuar sin
representación legal, aunque sí podrá obrar a través de la representación
voluntaria. Hay excepciones, ej. el art. 175 no admite la mayoría de edad, exige
que el adoptante ostente la edad de 25 años. El grado inferior de la capacidad
es la carencia de capacidad derivada de la minoría de edad, que deberá actuar
a través de su representante legal. Pero hay casos en que se permite a los
menores realizar por sí actos sin necesidad de representación legal. Ej.: los

14
mayores de 14 años podrán otorgar testamento, salvo el ológrafo (art.663.1. y
688.1 del Código Civil).
Un grado intermedio es la capacidad restringida, en este grupo estaría el
menor emancipado que puede regir su persona y bienes como si fuera mayor,
con las excepciones establecidas en el artículo 247 del Código civil (tomar dinero
a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u
objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus progenitores y, a falta de ambos, sin el
y todos aquellos casos en los que una persona vea reducida
de su defensor judicial)
su capacidad de obrar (parcial). Un supuesto especial es el menor que va a
contraer matrimonio por capitulaciones (art. 1329 del Código Civil) o donaciones
(art. 1338 del Código Civil), en estos casos necesita autorización de sus padres
o tutor. Otro supuesto especial es el artículo 663.2º del Código Civil establece
que no puede testar la persona que en el momento de hacerlo no pueda
conformar o expresar su voluntad ni aún con ayuda de medios o apoyos para
ello.
Distintos son los supuestos de prohibiciones legales, pues suponen un
veto impuesto por ley que impide a una persona capaz realizar determinados
actos. Ej.: adquirir por compras (art.1459 del Código Civil, No pueden adquirir por
compra: Los que desempeñen el cargo de tutor o funciones de apoyo, los bienes de la persona
o personas a quienes representen….). Dichos actos realizados “contra legem” serían
nulos de pleno derecho.

En España, en relación a la capacidad de las personas se ha producido


una importante reforma por la Ley 8/2021, de 2 de junio, por la que se
reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con
discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica. La reforma propiciada
por esta Ley ha transformado definitivamente el concepto, pues ya no se puede
hablar de incapacidad sino de personas que están discapacitadas.
Antes de seguir hay que tener claro que: Hay deficiencias que producen una limitación
funcional que se manifiesta objetivamente en la vida diaria. Y pueden ser físicas, psíquica
(esquizofrenia, bipolaridad, por ejemplo), sensorial (ceguera, sordera por ejemplo) o intelectual
o mental (Síndrome de Down, por ejemplo).

Estas deficiencias determinan una discapacidad. La persona no es discapacitada, sino que está
discapacitada.

Es desacertado hablar de «incapaz”» o «incapacitado» o «discapacitado», por el cariz invalidante


de este término, que obvia la referencia al sustantivo “persona”, desdibujándose en cierta manera
la condición de la persona con discapacidad como ser humano, como sujeto, en definitiva, con
plenitud de derechos.

Se produce, con la Ley de reforma 8/2021, una transformación en el ámbito de


la capacidad jurídica que “abarca tanto la titularidad de los derechos como la
legitimación para ejercitarlos”, de forma que se puede hablar de capacidad
asistida mediante la determinación de medidas adecuadas a cada caso concreto

15
y apoyo, pero ya no de incapacidad en el sentido que ha imperado hasta ahora,
prevaleciendo el derecho del discapacitado a tomar sus propias decisiones
siendo objeto de apoyo en lo que no pueda actuar por sí, pero no suplantada su
voluntad ni su capacidad jurídica.
Por tanto, a partir de la Ley 8/2021 de reforma mencionada no cabe
respecto de la capacidad de las personas limitación, modificación ni privación
alguna en cuanto a la titularidad de sus derechos y obligaciones ni tampoco en
relación al ejercicio de los mismos, pues en ese caso estaríamos atentando
contra la dignidad de la persona. La nueva Ley está inspirada en el respeto a la
dignidad de la persona, como contiene el artículo 10 de nuestra Constitución dice
que “la dignidad de la persona y los derechos que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás,
son el fundamento del orden político y de la paz social”.
La idea central del nuevo sistema es la de apoyo a la persona que lo
precise, que debe respetar la máxima autonomía de la persona afectada, hasta
el punto de que la determinación del “interés superior objetivo” que ha venido
rigiendo hasta la fecha, se sustituye por la “mejor interpretación posible de la
voluntad de la persona que necesita el apoyo”, incluso en casos excepcionales
en los que la persona no pueda expresarla. O sea, se establece un sistema de
apoyos basado en el respeto a la voluntad y las preferencias de las personas
con discapacidad que lo necesiten.
El “apoyo” un término amplio que engloba todo tipo de actuaciones, y debe
prestarse conforme al art. 249 del CC, respetando la voluntad, deseos y
preferencias de la persona con discapacidad.
Estas medidas de apoyo (para el ejercicio de la capacidad jurídica de las
personas que lo necesiten), conforme al art. 250 del CC, pueden ser:
a) Informales: como la guarda de hecho -237 y 263 CC-, que puede darse cuando
no haya medidas voluntarias o judiciales que se estén aplicando eficazmente.
b) Voluntarias: que son aquellas dispuestas en escritura pública por la propia
persona en previsión de una futura necesidad: medidas de apoyo de su persona
o bienes en escritura pública – 255 del CC-; autocuratela -271 del CC-; poderes
preventivos -257 CC-; e instrucciones previas (estas últimas reguladas en la Ley
de Autonomía del Paciente, sólo para el ámbito sanitario). Sólo en defecto o por
insuficiencia de las medidas de naturaleza voluntaria, y a falta de guarda de
hecho que suponga apoyo suficiente, podrá la autoridad judicial adoptar otras
supletorias o complementarias – art. 255 del CC, último párrafo-.
c) Judiciales: la curatela y defensor judicial.
La curatela: medida formal de apoyo que se aplicará a quienes lo precisen de
modo continuado. Su extensión vendrá determinada en la correspondiente
resolución judicial. El artículo 269 del Código Civil establece que la curatela solo

16
se constituirá cuando no exista ninguna de las otras medidas de apoyo que sea
suficiente para permitir el ejercicio de la capacidad jurídica. La resolución judicial
tendrá que fijar de manera precisa los actos en que el curador deba ejercer la
representación. El artículo 287 del Código Civil, que determina los actos en que
el “curador representativo” necesitará autorización judicial.
El defensor judicial: arts. 295 a 298 del CC. Medida formal de apoyo que
procederá cuando la necesidad del mismo se precise de forma ocasional,
aunque sea recurrente
Todas las medidas de apoyo adoptadas judicialmente serán revisadas
periódicamente y de modo sistemático en un plazo máximo de tres años o, en
casos excepcionales, de hasta seis.
Si no hay oposición, la provisión judicial de apoyos se regirá por lo dispuesto en
la legislación de jurisdicción voluntaria, que tendrá preferencia -art 42 bis LJV-.
En los supuestos en los que, de acuerdo con la legislación civil aplicable, sea
pertinente el nombramiento de curador y en el expediente de jurisdicción
voluntaria dirigido a tal efecto se haya formulado oposición, o cuando el
expediente no haya podido resolverse, la adopción de medidas judiciales de
apoyo a personas con discapacidad se regirá por lo establecido en el artículo
756 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El nuevo “procedimiento de provisión de apoyos” solo puede concluir con una
resolución judicial que concrete los actos para los que la persona con
discapacidad requiera el apoyo, pero no es posible la declaración de
incapacitación, ni una privación de derechos.
El Ministerio Fiscal velará a lo largo de todo el procedimiento por la salvaguarda
de la voluntad, deseos, preferencias y derechos de las personas con
discapacidad que participen en dichos procesos – art. 749.1 de la LEC-.
El último inciso del artículo 269 del Código Civil establece que “en ningún caso
podrá incluir la resolución judicial la mera privación de derechos”.
Los actuales cargos de tutor se entenderán referidos a la nueva curatela,
pudiendo los interesados instar judicialmente su cambio de denominación en el
plazo de un año; en todo caso, en el plazo de tres años estos cambios se
realizarán de oficio por el Juzgado a instancias del Ministerio Fiscal.
En el momento de determinar las medidas de apoyo aplicables al caso
concreto se procurará evitar situaciones en las que puedan producirse conflictos
de intereses o influencia indebida. Con tal finalidad, nuestro Código Civil
establece que no podrán ejercer ninguna de las medidas de apoyo quienes, en
virtud de relación contractual presten servicios asistenciales, residenciales o de
naturaleza análoga a la persona que precisa el apoyo. El art. 251 del mismo
cuerpo legal establece prohibiciones expresas a quien desempeñe alguna
medida de apoyo; prohibiciones que no resultarán de aplicación en las medidas

17
de apoyo voluntarias cuando el otorgante las haya excluido expresamente en el
documento en que las constituya.
El artículo 253 del Código Civil en la redacción dada por la ley 8/21
establece que cuando una persona se encuentre en una situación que exija
apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica de modo urgente y carezca de
un guardador de hecho, el apoyo se prestará de modo provisional por la entidad
pública que en el respectivo territorio tenga encomendada esta función. La
entidad dará conocimiento de la situación al Ministerio Fiscal en el plazo de
veinticuatro horas.

7. ESTADO CIVIL.
Se define el estado civil como la cualidad natural o adquirida, que supone
por su estabilidad o permanencia, una manera de ser o estar en la comunidad, y
que el ordenamiento jurídico toma en consideración para atribuirle efectos
jurídicos.
Clases de estado civil:

• La edad.

• El matrimonio.

• La filiación.

• La nacionalidad.

• La vecindad civil.

El estado civil se caracteriza por ser: intransmisible, irrenunciable e


imprescriptible, tiene eficacia y validez frente a todos (eficacia erga omnes), y las
normas que lo regulan son imperativas.

8. LA EDAD.
Una de las situaciones que se tienen en cuenta por el Ordenamiento
Jurídico para configurar el estado civil de las personas es la edad.
La edad de define como el periodo de tiempo transcurrido desde el
nacimiento de la persona hasta el instante que se considere y es determinante
para el desarrollo de los individuos. La edad puede influir sobre la capacidad de
obrar.
La ley 8/2021 ha reubicado los Títulos XI y XII del Libro Primero del Código Civil lo que
determina la reordenación de los apartados de la minoría de edad, la mayoría de edad y la
emancipación, Así, el Título IX pasa a referirse a la tutela y la guarda de los menores, mientras
que el Título X se refiere a la mayoría de edad y la emancipación. La tutela quedará

18
exclusivamente reservada en los casos de menores de edad no protegidos mediante la patria
potestad.

La mayoría de edad.
La CE ha fijado la mayoría de edad a los 18 años (art. 12 CE). El art. 240
CC establece que “La mayor edad empieza a los dieciocho años cumplidos. Para
el cómputo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del
nacimiento”. Y el art. 246 CC preceptúa que “el mayor de edad es capaz para
realizar todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en
casos especiales en el CC”.
Son pocas dichas excepciones, por ejemplo, el CC exige una edad superior a la
mayoría de edad para adoptar, 25 años (art. 175 CC).
Con la mayoría de edad: se extinguen las instituciones de protección. Se
extingue la patria potestad, salvo que el hijo estuviere ya emancipado, y la tutela.
Tras la reforma por la Ley 8/2021 de 2 de junio, se elimina la patria
potestad prorrogada y la patria potestad rehabilitada y se incorpora un nuevo
tenor literal al art. 254 CC según el cual: “Cuando se prevea razonablemente en
los dos años anteriores a la mayoría de edad (entre los 16 y los 18 años) que un
menor sujeto a patria potestad o a tutela pueda, después de alcanzada aquella,
precisar de apoyo en el ejercicio de su capacidad jurídica, la autoridad judicial
podrá acordar, a petición del menor, de los progenitores, del tutor o del Ministerio
Fiscal, si lo estima necesario, la procedencia de la adopción de la medida de
apoyo que corresponda para cuando concluya la minoría de edad. Estas
medidas se adoptarán si el mayor de dieciséis años no ha hecho sus propias
previsiones para cuando alcance la mayoría de edad. En otro caso se dará
participación al menor en el proceso, atendiendo a su voluntad, deseos y
preferencias”.

Capacidad de los menores de edad.

Son menores de edad los que no hayan cumplido los 18 años. Las normas
civiles privadas sobre menores están dirigidas a proteger al menor y a promover
su autonomía.
Los menores de edad, como hemos vistos, por regla general, deben estar
representados por los titulares de la patria potestad, lo que no significa que sean
incapaces para la vida civil.
La patria potestad implica que los padres tienen dos deberes importantes (art. 154 CC):
Deber de velar por sus hijos (alimentarlos, educarlos, tenerlos en su compañía), y representarlos

19
y administrar sus bienes. Son los padres o tutores (a falta de padres) los que deciden y actúan
por el hijo, en el ámbito patrimonial y personal, pero esto ha de ser interpretado restrictivamente.

La ley 11/1996 de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor (modificada por LO


8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia
y por L. 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la
adolescencia) ensu art. 2. 2º dispone que “las limitaciones a la capacidad de obrar
de los menores se interpretarán de forma restrictiva”; esta Ley que regula de
manera expresa los derechos y deberes de los menores, y atiende al principio
general “interés superior del menor” (el menor tiene derecho a que las medidas
relativas al mismo que se adopten sean las de mayor interés para él).
El CC que regula los actos que puede realizar el menor de forma válida:
• Contraer matrimonio, con dispensa del Juez de Primera Instancia (art.48 del Código Civil).

• Reconocer hijos no matrimoniales con aprobación Juez de Primera Instancia y audiencia del
Ministerio Fiscal (art.121 del Código Civil).

• Adquirir la posesión de bienes (art.443 del Código Civil).

• Aceptar donaciones (art.625 del Código Civil).

• Hacer testamento, a excepción del Ológrafo (663.1. y 688 del Código Civil).

+ Consentir la adopción, a partir de los 12 años (art. 177.1 del Código Civil).

Con el asentimiento de los titulares de la patria potestad o del tutor podrá:


• Optar por la vecindad civil (art.14 del Código Civil).

• Optar por la nacionalidad (art.20.2b del Código Civil).

• Aceptar donaciones condicionales u onerosas (art.626 del Código Civil).

• Otorgar capitulaciones matrimoniales, salvo pactar régimen de separación o participación


(art.1329 del Código Civil).

• Hacer donaciones por razón de matrimonio (art.1338 del Código Civil).

Además, el art. 162 otorga capacidad al menor para:


1 - Actos relativos al derecho a la personalidad: honor, intimidad, imagen.
2.-Actos que el menor, en atención a su desarrollo y grado de madurez pueda
realizar por sí mismo.
3.- Asuntos en los que exista conflicto de intereses entre padres e hijos, o que
estén excluidos de la administración de los padres.

La emancipación. Arts. 239 a 248 CC.


La emancipación supone una capacidad de obrar restringida. La
emancipación equivale a independizarse, pese a no haber llegado aún a la

20
mayoría de edad, de la patria potestad o de la tutela a la que en principio está
sujeto el menor de edad. Con la emancipación se extingue la patria potestad y la
tutela (art.169.2 CC).
Con la emancipación se configura una etapa intermedia entre la minoría y
la mayoría de edad, que concede una facultad de ejercicio de la capacidad
jurídica cercana a la de los mayores, y prevista no con carácter general ni
obligada sino solo para casos individualizados (de concesión de padres, tutores
o concesión judicial).
La finalidad de la emancipación es igualar jurídicamente al menor de edad
(+16) con el mayor de edad y por tanto goce de su misma capacidad y
autonomía.
La emancipación tiene lugar:
1.º Por la mayor edad.
2.º Por concesión de los que ejerzan la patria potestad.
3.º Por concesión judicial. (Art. 239 CC).
Vamos a ver los supuestos de emancipación 2º y 3º distintos de la mayoría
de edad:
1. Emancipación por concesión de los que ejerzan la patria potestad: el
artículo 240 del Código Civil establece que: Para que tenga lugar la
emancipación por concesión de quienes ejerzan la patria potestad, se requiere
que el menor tenga dieciséis años cumplidos y que la consienta. Esta
emancipación se otorgará por escritura pública o por comparecencia ante el
encargado del Registro Civil y el artículo 242 del mismo cuerpo legal refiere que
la concesión de la emancipación habrá de inscribirse en el Registro Civil, no
produciendo entretanto efectos contra terceros. Concedida la emancipación no
podrá ser revocada.
Y el art. 243 CC dice: Se reputará para todos los efectos como emancipado al
hijo mayor de dieciséis años que, con el consentimiento de los progenitores,
viviere independientemente de estos. Los progenitores podrán revocar este
consentimiento.
2. Emancipación por concesión judicial: el artículo 244 dispone, que: «El
juez podrá conceder la emancipación de los hijos mayores de 16 años si estos
la pidieren y previa audiencia de los padres:
– Cuando quien ejerce la patria potestad contrajere nupcias o conviviere
maritalmente con persona distinta del otro progenitor.
– Cuando los padres vivieren separados.

21
– Cuando concurra cualquier causa que entorpezca gravemente el
ejercicio de la patria potestad».
También por concesión judicial se concede la emancipación, llamada <beneficio
de la mayor edad>, al menor que no se halla bajo la patria potestad, sino bajo
tutela, al establecer el artículo 245 que: «Podrá el juez, previo informe del
Ministerio Fiscal, conceder el beneficio de la mayor edad al sujeto a tutela mayor
de 16 años que lo solicitare».
La emancipación va a habilitar al menor para regir su persona y bienes
como si fuera mayor, con las excepciones previstas en el artículo 247 del Código
Civil: tomar dinero a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y
establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor sin
consentimiento de sus progenitores y, a falta de ambos, sin el de su defensor
judicial. El menor emancipado podrá por sí solo comparecer en juicio.

Efectos de la emancipación: El menor tendrá plena capacidad, precisando


el complemento de sus padres o tutores tan solo en los supuestos vistos del
artículo 247.1 del Código Civil (tomar dinero a préstamo, gravar, enajenar bienes
inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u objetos de
extraordinario valor). En el supuesto de emancipación por matrimonio: Para que
el casado menor de edad pueda enajenar o gravar bienes inmuebles,
establecimientos mercantiles u objetos de extraordinario valor que sean
comunes, basta si es mayor el otro cónyuge, el consentimiento de los dos; si
también es menor, se necesitará además el de los progenitores o defensor
judicial de uno y otro (art. 248 del Código Civil).

9. REFERENCIA AL REGISTRO CIVIL.


La Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, se publicó en el BOE el
22 de julio de 2011 con una vocación modernizadora del Registro Civil y su
entrada en vigor se fijaba para tres años después. No obstante, a partir de 2014
se sucede una cadena de aplazamientos donde algunos artículos entraban en
vigor, pero, en todo caso, no lo hacía de manera completa, de forma que
convivían la LRC del año 57 y la LRC del año 2011. Finalmente, la Ley 6/2021,
de 28 de abril que modifica la Ley del Registro Civil se produce la entrada vigor
del texto íntegro el 30 de abril de 2021 y con ella además once disposiciones
transitorias en el que se plasma un complejo régimen transitorio por lo que aún
se seguirán aplicando pese a su derogación la LRC 57 y su Reglamento del 58.
Es un Registro público y gratuito donde se prioriza el historial de cada
persona, dependiente del Ministerio de Justicia y específicamente de la Dirección
General de Seguridad Jurídica y Fe Pública (DGSJyFP) -antes denominada y así

22
aparece aún en la Ley, Dirección General de los Registros y Notariado-. La
DGSJyFP es el centro directivo y consultivo del RC en España.
Principales novedades de la Ley del Registro Civil:
- Suprime el tradicional sistema de división del Registro Civil en Secciones y crea
un registro individual para cada persona a la que desde la primera
inscripción que se practique se le asigna un código personal.
- Desjudicialización del Registro: Su llevanza le corresponde a funcionarios
públicos distintos a los que integran el Poder Judicial (distintos de los
funcionarios de la Administración de justicia).
- Se diseña un Registro Civil único para toda España informatizado y
accesible electrónicamente.
- Desaparecen los Libros de Familia.
- Simplificación de la estructura: Lo componen tres órganos sin dependencia
jerárquica: Las Oficinas Generales, la Oficina Central y las Oficinas Consulares.
Principios de funcionamiento del Registro Civil (arts. 13-19 LRC):

• Principio de Legalidad: Los Encargados del Registro Civil comprobarán la


realidad y legalidad de los hechos y actos cuya inscripción se pretende y de los
documentos que los acrediten. La sujeción de éstos a la LRC y demás normas
del ordenamiento jurídico.

• Pº Oficialidad: Los Encargados del RC deberán practicas la inscripción


oportuna cuando tengan en su poder los títulos necesarios; las personas físicas
y jurídicas obligadas a promover las inscripciones han de facilitar los datos e
información necesaria para la práctica de todas ellas.

• Pº Publicidad: El Registro Civil es público. Las Administraciones y funcionarios


públicos, para el desempeño de sus funciones, podrán acceder a los datos
contenidos en el RC, y los ciudadanos tendrán libre acceso a los datos que
figuren en su registro individual.

• Pº Exactitud: Los Encargados del RC están obligados a velar por la


concordancia entre los datos inscritos y la realidad extraregistral. Se presume
que los hechos inscritos existen y los actos son válidos y exacto mientras el
asiento correspondiente no sea rectificado o cancelado.

• Pº Prueba: La inscripción en el RC constituye prueba plena de los hechos


inscritos.

• Pº de Eficacia constitutiva de la inscripción: la inscripción en el RC solo tendrá


eficacia constitutiva en los casos previstos en la Ley.

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• Pº Integridad: RC se presume íntegro respecto a los hechos y actos inscritos y
serán oponibles frente a terceros desde que accedan al RC.

• Pº Gratuidad: es un servicio público, todas las prestaciones son gratuitas sin


excepción.

III. LA PERSONA JURIDICA.


Regulación jurídica: Arts. 35-39 CC.
Concepto: La persona jurídica es un grupo de personas físicas que se organizan
para conseguir un fin y por ello y para ello el Derecho le dota de “personalidad
jurídica” propia independiente de cada uno de los componentes, y de un
patrimonio independiente, por consiguiente, goza de autonomía patrimonial y
tiene derechos y obligaciones distintos de los de cada uno de las personas físicas
que la componen. Las personas jurídicas son sujetos de derecho.
La “personalidad jurídica” de las personas jurídicas es la capacidad de ser parte
de éstas, es decir, es el poder que pueden ostentar diferentes figuras,
corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público o las asociaciones
de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, que les otorga
capacidad de obrar, es decir, disfrutar de derechos y tener obligaciones y poder
participar en los negocios jurídicos.
El artículo 35 del Código Civil, en cuya virtud son personas jurídicas:
1. Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público
reconocidas por la Ley, cuya personalidad comienza desde el instante mismo
en que con arreglo a derecho hubiesen quedado válidamente constituidas;
2. Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o
industriales, a las que la ley reconozca personalidad jurídica propia
independiente de cada uno de sus asociados.

Clases:

• Personas jurídicas de Derecho Público: Reciben este nombre porque su


nacimiento se produce por iniciativa de la Administración Pública. El CC las
regula bajo el nombre de Corporaciones.

• Personas jurídicas de Derecho Privado y de interés público o general: Son de


Derecho privado porque nacen por iniciativa de los particulares y de interés
público porque no tienen finalidad lucrativa y de alguna manera promueven el
interés general. Son las Fundaciones y Asociaciones.

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• Personas jurídicas de Derecho privado e interés particular: Su finalidad es
obtener ganancia y repartirla entre los socios, por tanto, tienen una finalidad
económica. Son las sociedades civiles y mercantiles. (De una lectura conjunta
de los artículos 35 y 36 del Código Civil se desprende que con la expresión
"asociaciones de interés particular" se está haciendo referencia exclusivamente
a las sociedades civiles y mercantiles).

Responsabilidad de la persona jurídica:

La persona jurídica es responsable de las obligaciones que contraiga y le será aplicable


el régimen general sobre incumplimiento de las obligaciones contenido en el CC.
(Responsabilidad contractual).

Con respecto a la responsabilidad extracontractual, la cuestión es más complicada. Se trata de


determinar si la persona jurídica es responsable por los hechos ilícitos de las personas físicas a
las que está atribuida la condición de órganos de actuación. El art. 1094CC “el que paga el daño
causado por sus dependientes puede repetir de éstos los que hubiese satisfecho”. Así que la
persona jurídica tiene “derecho de repetición”: paga lo que hubiera debido pagar la persona física
que por ella actúa, pudiendo dirigirse contra ésta y reclamar lo pagado.

Domicilio de las personas jurídicas:


Por razones prácticas, la persona jurídica debe tener un domicilio, art. 41
CC (ver). Según este art. el domicilio será establecido en el momento de la
constitución, en caso de faltar y de forma subsidiaria, deberá atenderse al lugar
donde se encuentra fijada la representación legal de la persona jurídica y a falta
del mismo, será el domicilio el lugar donde ejerza sus funciones principales. El
CC establece un criterio subsidiario, aunque normalmente la legislación especial
de cada clase de persona jurídica establece dentro del contenido mínimo
estatutario, la fijación del domicilio.
Nacionalidad de la persona jurídica:
La nacionalidad determina la legislación aplicable a su nacimiento,
constitución, actuación y extinción.
Art. 28 CC establece los criterios generales de atribución de la nacionalidad.
Según dicho art. tendrá nacionalidad española cuando esté reconocida y
constituida con arreglo a las disposiciones de nuestro Ordenamiento Jurídico y
se encuentren domiciliadas en territorio español. En consecuencia, las
domiciliadas en el extranjero serán extranjeras y tendrán en España la
consideración y derechos que determinen los tratados o las leyes especiales .
Extinción de las personas jurídicas:

El art. 39 CC señala que las corporaciones, asociaciones y fundaciones se


extinguen por:

• Haber expirado el plazo durante el cual funcionaban legalmente

• Por haber realizado el fin para el cual se constituyeron.

25
• Por ser imposible aplicar al fin la actividad y los medios que disponían.

La extinción no es instantánea, normalmente va precedida de un proceso de liquidación con la


finalidad de realizar el patrimonio (bienes, derechos y obligaciones).

CORPORACIONES DE INTERÉS PÚBLICO.


Son agrupaciones de personas con un fin común. Las corporaciones se
incardinan dentro de las diversas Administraciones Públicas.
El Código Civil utiliza el término Corporaciones para referirse a todas las
Personas Jurídicas Públicas, que reciben este nombre porque su nacimiento se
produce por iniciativa e impulso de la Administración Pública, y se regirán por las
normas del derecho público (administrativo y político).
Así, son Personas Jurídicas públicas: el Estado, las Comunidades Autónomas,
la Provincia, el Municipio, así como las que forman la administración institucional
(el Banco de España, las Universidades públicas, los Colegios Profesionales –
de médicos, veterinarios, abogados, etc.-, los Sindicatos, etc.).
En relación a las Corporaciones de interés público hay que estar a la Ley
40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, que reconoce
personalidad jurídica tanto a la Administración General del Estado como a las
Comunidades Autónomas y a las entidades que integran la Administración local
(artículo 3.4 Ley 40/2015), como la tienen también reconocida los organismos
públicos (artículo 89 Ley 40/2015) que pueden ser organismos autónomos
(artículo 98 Ley 40/2015) y las entidades públicas empresariales (artículo 103
Ley 40/2015), personalidad que comienza desde que tales entes son creados o
constituidos.

ASOCIACIÓN.
Las Asociaciones son agrupaciones de personas constituidas de forma
independiente para llevar a cabo una actividad colectiva de una forma estable,
organizadas democráticamente y sin ánimo de lucro.
El derecho de asociación se encuentra regulado en el art. 22 CE, es un
derecho fundamental y por tanto su regulación se reserva a ley orgánica. En
concreto, la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho de
asociación.
Existen diferentes tipos de Asociaciones, como las Asociaciones
Juveniles, Asociaciones Deportivas, Asociaciones de Padres/Madres de
Alumnos, Asociaciones de Estudiantes, Asociaciones Universitarias,
Asociaciones de consumidores y usuarios, etc.

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• Requisitos de una Asociación:

- Acta fundacional: Las asociaciones se constituyen mediante un


acuerdo de los miembros fundadores (mínimo tres). A este acuerdo se le
denomina acta fundacional que puede formalizarse en documento público (ante
notario) o en privado, en el que habrá una serie de puntos, entre los que están
la aprobación de los estatutos.
- Los Estatutos son las reglas fundamentales del funcionamiento de una
Asociación y, son de obligado cumplimiento para los/las socios/as, pues se
sometieron a ellos de forma voluntaria al ingresar en la Asociación. En los
Estatutos deberán figurar obligatoriamente los siguientes aspectos:
✓ La denominación de la Asociación.
✓ El domicilio, así como el ámbito territorial en que haya de
realizar principalmente sus actividades.
✓ La duración, cuando la asociación no se constituya por
tiempo indefinido.
✓ Los fines y actividades de la asociación, descritos de forma
precisa.
✓ Los requisitos y modalidades de admisión y baja, sanción y
separación de los/las asociados/as y, en su caso, las clases
de éstos. Podrán incluir también las consecuencias del
impago de las cuotas por parte de los asociados.
✓ Los derechos y obligaciones de los asociados.
✓ Los criterios que garanticen el funcionamiento democrático
de la asociación.
✓ Los órganos de gobierno y representación, su composición,
reglas y procedimientos para la elección y sustitución de sus
miembros, etc.

• Una asociación debe contar, con al menos, tres personas en el


momento de su constitución.

• Hay que realizar los siguientes trámites:

✓ Elaborar el Acta Fundacional o de Constitución.


✓ Elaborar los Estatutos de la Asociación.
✓ Llevar a cabo la inscripción de la Asociación en el correspondiente
Registro de Asociaciones.

• Órganos de la Asociación:

1. Asamblea General: es el órgano donde reside la soberanía de la


Asociación y está compuesta por todos/as los/las socios/as.

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2. Junta Directiva: es el órgano de representación de la Asociación,
encargado además de gestionarla.

• Utilidad Pública Podrán ser declaradas de Utilidad Pública las


Asociaciones que cumplan los requisitos establecidos en el Artículo 32 de
la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de
Asociación. Algunos son: Que sus fines estatutarios tiendan a promover
el interés general y sean de carácter cívico, educativo, científico, cultural,
deportivo, sanitario, de promoción de los valores constitucionales, de
promoción de los derechos humanos, de asistencia social, de cooperación
para el desarrollo, de promoción de la mujer, de protección de la infancia,
de fomento de la igualdad de oportunidades y de la tolerancia, de defensa
del medio ambiente, …..

FUNDACIONES.
Persona jurídica consistente en un patrimonio destinado a un fin de
interés general.
El art. 34 CE reconoce el derecho de fundación, regulándose por la Ley
50/2002 de 26 de diciembre, de fundaciones.
Las fundaciones son organizaciones constituidas sin fin de lucro que, por
voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la
realización de fines de interés general. Nacen en virtud de un negocio jurídico
fundacional, que implica la concurrencia de dos elementos:
-La declaración de voluntad de querer constituir una fundación y,
-La atribución patrimonial o dotación, que, pudiendo consistir en dinero u
otras clases de bienes, ha de ser adecuada y suficiente para el cumplimiento de
los fines fundacionales.
Las fundaciones, en todo caso persiguen un interés público en el
sentido de no lucrativo, altruista, no privado, y según el artículo 4.1 de la Ley
50/2002 de 26 de diciembre de Fundaciones, adquieren personalidad jurídica
desde su inscripción en el Registro de Fundaciones.
Es decir, toda fundación tiene tres elementos estructurales:
a) La dotación; en este sentido, la Ley de Fundaciones considera
suficiente la dotación cuyo valor económico ascienda a 30.000 euros (mínimo).
b) El fin de interés general al que se haya afecto la dotación. Como fines
de interés general que puede perseguir una fundación se hallan, entre otros, la
defensa de los derechos humanos, de las víctimas del terrorismo y actos
violentos, asistencia social e inclusión social, cívicos, educativos, culturales,
científicos, deportivos, sanitarios, laborales, de fortalecimiento institucional, de

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cooperación para el desarrollo, de promoción del voluntariado, de promoción de
la acción social, de defensa del medio ambiente, de fomento de la economía
social, de promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión social, de
promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión por razones físicas,
sociales o culturales, de promoción de los valores constitucionales y defensa de
los principios democráticos, de fomento de la tolerancia, de desarrollo de la
sociedad de la información, o de investigación científica y desarrollo tecnológico.
c) La inscripción en el registro de fundaciones, como requisito
indispensable para que las fundaciones adquieran personalidad jurídica y poder
utilizar el término “fundación” en su denominación.

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