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El Libro I del CC “De las Personas” dedica XII Títulos a regular las siguientes
cuestiones:
TÍTULO I: De los españoles y extranjeros
TÍTULO II: Del nacimiento y de la extinción de la personalidad civil
TÍTULO III: Del domicilio
TÍTULO IV: Del matrimonio
TÍTULO V: De la paternidad y filiación
TÍTULO VI: De los alimentos entre parientes
TÍTULO VII: De las relaciones paterno-filiales
TÍTULO VIII: De la ausencia
TÍTULO IX: De la tutela y la guarda de los menores
TÍTULO X: De la mayor edad y de la emancipación
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TÍTULO XI: De las medidas de apoyo a las personas con discapacidad para el
ejercicio de su capacidad jurídica
TÍTULO XII: Disposiciones comunes
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Tradicionalmente para que el nacimiento diera lugar a la personalidad
debía reunir los requisitos del art. 30 CC: 1) Que el nacido viva veinticuatro horas
enteramente desprendido del claustro materno, y, 2) Figura humana. De este
modo, si el feto nacía muerto, moría antes de las 24 horas, o no tenía figura
humana, no adquiría personalidad.
Actualmente, tras la modificación del art. 30 CC llevada a cabo por la Ley
20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, se suprimió el requisito de las 24 horas,
y el nacimiento se produce, como se ha indicado, desde el entero
desprendimiento del seno materno con vida. Así, aunque se produzca el
fallecimiento durante las primeras veinticuatro horas de vida ello no impide que
al nacido se le considere como tal, y pueda adquirir los derechos que le
corresponderían, que se transmitirán a los herederos del nacido una vez se
produzca su fallecimiento.
La falta de alguno de estos requisitos hace que se entienda como criatura
abortiva (art. 171 del Reglamento del Registro Civil de 1958).
Al ser el nacimiento el hecho que determina la personalidad, su prueba
alcanza especial relevancia. La prueba normal del nacimiento es la inscripción
en el Registro Civil. La prueba del nacimiento es la certificación del Registro Civil,
siendo inscribibles los nacimientos en que concurran las condiciones
establecidas en el art. 30 CC., según establece el art. 44 de la Ley del Registro
Civil de 2011. Esta Ley en su art. 44 establece que “la inscripción hace fe del
hecho, fecha, hora y lugar de nacimiento, identidad, sexo, y en su caso, de la
filiación del inscrito”.
La inscripción se practica en virtud de declaración de quien tenga conocimiento
cierto del nacimiento (el artículo 45 de la Ley del Registro Civil establece quienes
tienen la obligación de promover la inscripción de nacimiento).
(Esta declaración se formulará entre las veinticuatro horas y los ocho días
siguientes al nacimiento, salvo los casos en que el Reglamento señale un plazo
superior (16 días, cuando se acredite justa causa), según establece el art. 42 de
la Ley del Registro Civil de 1957. Y ello hasta la entrada en servicio efectiva de
las aplicaciones informáticas que permitan el funcionamiento del Registro de
forma íntegramente electrónica conforme a las previsiones de la LRC de 2011
(Disp. Trans. Cuarta LRC 2011).)
Esta declaración o comunicación conforme a la Ley de Registro Civil de 2011 se
efectuará a la Oficina del Registro Civil que corresponda en los plazos
establecidos en los artículos 46 y 47 de la Ley del Registro Civil, que distingue
según que la comunicación del nacimiento se lleve a cabo por los centros
sanitarios donde se haya verificado el nacimiento (en el plazo de setenta y dos
horas), o en el caso de nacimientos que se hayan producido fuera de
establecimiento sanitario o cuando por cualquier causa no se haya remitido el
documento en el plazo y condiciones previstos (diez días), salvo los casos en
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que la legislación del Registro Civil señale un plazo superior (cuando se acredite
justa causa). Para la inscripción se exige, además, o sea se complementa con la
certificación del facultativo que asistiera el parto.
4. EXTINCION DE LA PERSONALIDAD.
“La personalidad civil se extingue por la muerte de las personas” art. 32 CC. Se
es persona hasta que se muere.
La personalidad también se extingue por la “declaración de fallecimiento” de una
persona que tiene lugar cuando una persona se encuentra ausente o
desaparecida sin tenerse noticia alguna de la misma durante un plazo de tiempo.
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La declaración de fallecimiento es aquella resolución judicial por la que se
declara la muerte de una persona previamente desaparecida.
Dicha declaración judicial de fallecimiento, es independiente de la declaración de
ausencia legal (art. 183 CC), y puede o no venir precedida de la misma. En este
caso hay una “presunción de muerte del ausente” o persona desaparecida sin
que se tenga noticia alguna de ella durante un plazo de tiempo.
En cuanto a los requisitos para llevar a cabo una declaración de
fallecimiento variarán dependiendo del supuesto de desaparición y las
circunstancias en que la misma se hubiera producido (diez años desde la
desaparición como regla general, aunque pueden ser plazos más breves de
cinco años, dos años, un año, tres meses, ocho días, e incluso inmediatamente
en algún caso de siniestro: artículo 193 y 194 Código Civil, con nueva regulación
dada a estos preceptos por la Disposición Adicional 1ª de la Ley de la Jurisdicción
Voluntaria).
En este sentido, la novedad más relevante que ha introducido la Ley de la
Jurisdicción Voluntaria es que se distingue entre algunos casos de siniestro y los
demás, por cuanto supone que la declaración de fallecimiento se pueda ahora
declarar casi de forma inmediata —antes había que esperar tres meses—
cuando es evidente la muerte de alguien en situaciones trágicas (accidentes
aéreos, básicamente). Así, cuando se trata de buques o aeronaves que constan
destruidas sin supervivientes, el único responsable de instar el expediente es el
Ministerio Fiscal, y deberá hacerlo inmediatamente después del siniestro (o a los
ocho días del accidente aéreo si no se hubieran identificado los restos).
La ausencia o desaparición de una persona no pueden ser una incógnita
permanente y sin límite temporal alguno puesto que existen relaciones jurídicas
del ausente que no pueden quedar en suspenso indefinidamente (su matrimonio,
la administración de los bienes del ausente, el pago de sus deudas, la patria
potestad, …). Para evitar esta situación de incógnita se puede instar
judicialmente la declaración de fallecimiento.
El efecto principal y a la vez básico de la declaración de fallecimiento lo
determina el artículo 195 del Código Civil, al disponer que:
"Por la declaración de fallecimiento cesa la situación de ausencia legal,
pero mientras dicha declaración no se produzca, se presume que el ausente ha
vivido hasta el momento en que deba reputársele fallecido, salvo investigaciones
en contrario. Toda declaración de fallecimiento expresará la fecha a partir de la
cual se entienda sucedida la muerte, con arreglo a lo preceptuado en los artículos
precedentes, salvo prueba en contrario".
Partiendo de dicho efecto, esto es, de la extinción de la personalidad del
desaparecido, se producen otros efectos, tales como:
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a) Disolución del matrimonio por la declaración de fallecimiento de uno de
los cónyuges, vía artículo 85 del Código Civil. Para el supuesto de reaparición
de la persona declarada fallecida y posterior revocación de la declaración de
fallecimiento, el matrimonio seguirá disuelto, aunque obviamente los sujetos
afectados podrán contraer nuevamente matrimonio. A su vez y, como
consecuencia de la disolución del matrimonio se producen los efectos normales
derivados de la misma como la disolución de la sociedad de gananciales o del
régimen de participación, extinción de la patria potestad o extramatrimonialidad
de los hijos.
b) Apertura de la sucesión del declarado fallecido, según el artículo 196
del Código Civil (pasan sus bienes a sus herederos); con las limitaciones
establecidas en el artículo 196 del Código Civil.
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amparado con el certificado reconocido de firma electrónica del facultativo. De esta forma se
instaura la certificación médica electrónica a los efectos de inscripción en el Registro Civil, tanto
de los nacimientos, como de las defunciones ocurridos en circunstancias normales, en centros
sanitarios.
Premoriencia y Conmoriencia.
Es el caso de muerte de personas físicas que estén llamadas a heredarse entre
sí, y se trata de determinar quien murió primero (premoriencia) o si murieron
simultáneamente (conmoriencia), siendo los efectos distintos en cada caso:
- Premoriencia: El que muere después recibe los bienes del que muere
antes.
- Conmoriencia: no hay transmisión de bienes de uno a otro.
El art.33 CC presume la conmoriencia, es decir, la muerte simultánea, salvo que
el que lo alegue pruebe que murió uno antes que otro, así el citado precepto dice:
“si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quien de ellas ha
muerto primero, el que sostenga la muerte anterior de una u otra, debe probarla;
a falta de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la
transmisión de derechos de uno a otro”.
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nombre, propia imagen). Intransmisibles, porque se considera que la
persona no ostenta la libre disposición de los mismos, su titular no puede
disponer de ellos a favor de otras personas. El que sean indisponibles no
significa que el interesado no pueda disponer de algún aspecto o
manifestación concreta. Ej: una persona no puede transmitir a otro su
imagen con carácter general, pero si puede que en un momento dado la
fotografíe a cambio de un precio.
• Son absolutos: Tienen efecto erga omnes, oponibles frente a todos, tienen
eficacia frente a todos.
• Son extrapatrimoniales: Los derechos de la personalidad no van a poder
ser valorados en dinero, no es posible su valoración económica. Sin
embargo, hay que considerar que en determinadas ocasiones, ante una
lesión causada a los mismos, ésta situación podrá ser resarcida mediante
una cantidad de dinero acorde a la lesión, a modo de indemnización, si no
hay posibilidad de que la reparación se haga de otro modo (un
resarcimiento económico en caso de violación por un tercero de un
derecho).
• Inembargables: consecuencia de su carácter extrapatrimonial.
• Imprescriptibles: no prescriben, son para toda la vida.
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Art. 15 CE “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.
En cuanto al derecho a la vida, dos cuestiones:
1. El alcance del término “todos” utilizado en el art. 15 CE.
2. Si el derecho a la vida también engloba a decidir la propia muerte.
La primera, en el análisis del término “todos” hacemos referencia a la
protección del concebido y no nacido, y al tratamiento legal del aborto y su
despenalización. La L. Orgánica 2/2010 de 3 de marzo, de Salud sexual y
reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, regula la posibilidad
de interrumpir el embarazo siempre respetando supuestos y plazos. El TC matizó
que no era anticonstitucional la despenalización del aborto en los casos
legalmente previstos, pero al mismo tiempo entendió que la vida aún en su fase
de formación, es un bien constitucionalmente protegido, debiendo el Estado de
abstenerse de obstaculizar el proceso natural de gestación.
En relación a la segunda cuestión, nos preguntamos hasta donde una
persona tiene poder de disposición sobre su propia vida. Hasta la promulgación
de la L. Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, decidir
cuándo queríamos morir no era posible dentro del marco jurídico legal. Esta ley
regula el derecho que corresponde a toda persona que cumpla con las
condiciones exigidas a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir.
La Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del
paciente, permite la declaración expresa de las instrucciones a los médicos para
el caso que dicho paciente no pueda manifestar su voluntad, evitando así la
intervención de otras personas. Posteriormente en el año 2007 se crea el
Registro Nacional de Instrucciones Previas. Mediante las instrucciones previas
o testamento vital, se manifiesta la voluntad de no ser mantenido con vida por
medio de tratamientos desproporcionados y extraordinarios que prolonguen de
forma artificial y abusivamente el proceso de fallecimiento.
La L.O. 3/2021 ha introducido en el ordenamiento jurídico un nuevo derecho
individual, la eutanasia, entendiendo por esta la actuación que produce la muerte de una
persona de forma directa e intencionada mediante una relación de causa-efecto única e
inmediata, a petición informada, expresa y reiterada en el tiempo por dicha persona, y que se
lleva a cabo en un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad o padecimiento incurable
que la persona experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios.
No solo crea un nuevo derecho individual, sino que lo conecta con otros derechos fundamentales
(arts. 1.1.; 10; 15; 16 y 18.1 CE).
Su introducción no está exenta de debate social y jurídico pues la trayectoria ha sido pasar de
ser un delito a constituirse en derecho. El delito de la inducción y auxilio al suicidio se tipifica en
el art. 143 del Código Penal que ha visto modificada la redacción del apartado 4º y añadido un
5º (DF 1ª), despenalizando todas aquellas conductas eutanásicas en los supuestos y condiciones
establecidos en la Ley.
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En cuanto al Derecho a la Integridad Física: Es protegido fundamentalmente
por vía penal, a través del delito de lesiones tipificado en el Código Penal.
Toda persona tiene disponibilidad sobre su cuerpo en ciertos casos, cuando lo
sea para mejorar su salud física y psíquica. El reconocimiento constitucional no
supone que la persona pueda disponer libremente de su propio cuerpo (así, un
contrato cuyo objeto es la venta de un ojo es absolutamente contrario a
Derecho), pues nadie tiene derecho a autolesionarse. Cosa bien diferente es la
cesión gratuita de órganos (donación). La donación puede ser en vida del
donante o tras su fallecimiento respetando, en todo caso, la regulación jurídica,
contenida en la Ley de 27 de octubre de 1979, sobre extracción y trasplantes de
órganos.
Derecho a la Libertad.
La libertad es uno de los valores superiores de nuestro Ordenamiento
jurídico (art. 1.1 CE). El art. 9.2 CE exige a los poderes públicos reconocer,
incentivar y hacer efectiva la libertad de los ciudadanos. En congruencia con ello,
la Constitución contempla y reconoce diversas manifestaciones de la libertad a
lo largo de su articulado: libertad religiosa y de culto, art. 16; libertad personal,
art. 17; libertad de residencia y de circulación por el territorio nacional, art. 19;
libertad ideológica y de expresión, arts. 16 y 20.1. a); libertad de cátedra, art.
20.1.c); libertad informativa, art. 20.1.d); entre otros. Libertades que tienen su
correspondiente desarrollo normativo.
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Nombre propio.
Toda persona debe tener un nombre propio. Toda persona tiene derecho
a un nombre desde su nacimiento (art. 50 Ley Registro Civil de 21 de julio de
2011).
La designación del nombre corresponde a los padres, guardadores del
menor y en defecto al Encargado del Registro Civil (la filiación del nacido resulta
desconocida y el Encargado del Registro le impondrá un nombre de uso
corriente).
Se hace constar en la inscripción del nacimiento pudiendo ser el nombre,
simple (Juan) o dos simples (Juan Francisco) a efectos del Registro, o uno solo
compuesto (Juan de Dios). Son escasas las limitaciones a la hora de designar el
nombre:
Apellidos.
Los apellidos vienen determinados por la filiación. Debemos distinguir según el
supuesto que se trate.
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orden de los apellidos atendiendo al “interés superior del menor” (Art. 49.2 Ley
20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil).
• Si la filiación sólo está determinada por uno de los progenitores, llevará los
apellidos de este en el orden que quiera (Apdo. 2 del Art. 49, Ley 20/2011, de 21
de julio, del Registro Civil).
Derecho al Honor.
El art. 18.1 CE establece: “Se garantiza el derecho al honor”. Este
precepto constitucional ha sido desarrollado por Ley Orgánica 1/1982, de 5 de
mayo, de Protección Civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar
y a la propia imagen. Junto con la protección civil también gozan de protección
penal (a través de los delitos de calumnias e injurias). El Tribunal Supremo
declaró que se trata de tres derechos diferentes, aunque estrechamente
relacionados entre sí.
Dar una definición del honor es complejo, pero suele identificarse con el
particular sentimiento que cada uno de nosotros tiene de su propia dignidad y en
el respeto y la consideración que nos profesan los que nos rodean. Por tanto, la
consideración que tenemos de nosotros mismos y la valoración social que de
nosotros hagan los demás; de hecho, la Ley lo equipara a la dignidad, la fama y
la propia estimación. Es un concepto relativo pues no es posible considerar por
igual el honor de todos los ciudadanos.
Derecho a la Intimidad.
El derecho a la intimidad consiste en garantizar el libre desarrollo de la vida
privada individual de cada uno.
El derecho a la intimidad viene consagrado en la Constitución Española,
Título I (De los derechos y deberes fundamentales), Capítulo Segundo
(Derechos y libertades), Sección 1ª (De los derechos fundamentales y de las
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libertades públicas), artículo 18 (“Se garantiza el derecho … a la intimidad
personal y familiar … El domicilio es inviolable …”).
El derecho a la intimidad se traduce en los siguientes aspectos:
Derecho a la Imagen.
El derecho a la propia imagen (entendiendo por imagen la representación
gráfica de la persona física) faculta a su titular a reproducir su propia imagen y
prohíbe a terceros obtener, reproducir y divulgar la imagen de la persona sin su
consentimiento. Eso no quiere decir, que no pueda ceder su imagen cuando lo
crea necesario (ceder su imagen para una revista, una marca publicitaria, etc.),
no implicando que su imagen pueda usarse sin su permiso en cualquier momento
invadiendo la esfera de su intimidad. La persona en cuestión decidirá cuando o
cómo, salvo que sea una imagen pública en el ejercicio de sus funciones.
El titular puede defender su derecho frente a las intromisiones ilegítimas
por las vías procesales ordinarias o por tal procedimiento previsto
constitucionalmente. La tutela judicial comprende la adopción de todas las
medidas necesarias para poner fin a la intromisión ilegítima, así como la
indemnización de los perjuicios ocasionados por la intromisión.
Las intromisiones en el ámbito protegido, o sea, del derecho al honor, a la intimidad, y a
la propia imagen pueden ser legítimas e ilegítimas.
Son ilegítimas:
-Contra el honor: Se reduce a la difamación, por tanto, divulgar hechos falsos de una persona
que lesionen su reputación o hechos verdaderos que atentan contra su dignidad.
-Contra la intimidad: Por un lado, la intrusión referida a la irrupción física donde se desenvuelve
la vida íntima o el ámbito privado de una persona y por otro, la revelación o publicación de hechos
relativos a la vida de una persona.
-Contra la propia imagen: Prohibición a cualquier persona para que capte, reproduzca o publica
la imagen de una persona y la utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona
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para fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga, en este último caso se atiende al
aspecto patrimonial o económico de la imagen de una persona.
Concepto.
Capacidad es sinónimo de personalidad, e implica aptitud para derechos
y obligaciones, o, lo que es igual, para ser sujeto, activo o pasivo, de relaciones
jurídicas. La personalidad implica capacidad jurídica y, así, toda persona, por el
hecho de serlo, por el hecho del nacimiento con los requisitos previstos en el
artículo 30 del Código Civil, tendrá capacidad jurídica, y la tiene desde el
comienzo y hasta el fin de su personalidad.
Pero esta aptitud en que consiste la personalidad puede ser: aptitud del sujeto
para la mera tenencia y goce de los derechos y deberes jurídicos, y aptitud para
el ejercicio de los mismos y para concluir actos jurídicos. La primera de ellas se
denomina personalidad o capacidad jurídica o de derecho. La segunda se
denomina capacidad de obrar o capacidad de ejercicio. La capacidad jurídica es
una cualidad esencial de la persona. La capacidad de obrar o de hecho la
facultad para realizar actos dotados de eficacia jurídica. La capacidad de obrar
de cada sujeto viene determinada por su estado civil (soltero, casado, separado,
nacional, extranjero, ...) y por circunstancias, como enfermedades físicas o
psíquicas, que dificultan o impiden a la persona gobernarse a sí misma. Estos
factores son los que definen la extensión de la capacidad de obrar. Esta materia
la analizaremos a continuación junto con las reformas legales que se han
producido en la misma.
Clases.
Son: Capacidad plena, carencia de capacidad (incapacidad) y capacidad
restringida.
La capacidad plena la ostenta el mayor de 18 años, que podrá actuar sin
representación legal, aunque sí podrá obrar a través de la representación
voluntaria. Hay excepciones, ej. el art. 175 no admite la mayoría de edad, exige
que el adoptante ostente la edad de 25 años. El grado inferior de la capacidad
es la carencia de capacidad derivada de la minoría de edad, que deberá actuar
a través de su representante legal. Pero hay casos en que se permite a los
menores realizar por sí actos sin necesidad de representación legal. Ej.: los
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mayores de 14 años podrán otorgar testamento, salvo el ológrafo (art.663.1. y
688.1 del Código Civil).
Un grado intermedio es la capacidad restringida, en este grupo estaría el
menor emancipado que puede regir su persona y bienes como si fuera mayor,
con las excepciones establecidas en el artículo 247 del Código civil (tomar dinero
a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u
objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus progenitores y, a falta de ambos, sin el
y todos aquellos casos en los que una persona vea reducida
de su defensor judicial)
su capacidad de obrar (parcial). Un supuesto especial es el menor que va a
contraer matrimonio por capitulaciones (art. 1329 del Código Civil) o donaciones
(art. 1338 del Código Civil), en estos casos necesita autorización de sus padres
o tutor. Otro supuesto especial es el artículo 663.2º del Código Civil establece
que no puede testar la persona que en el momento de hacerlo no pueda
conformar o expresar su voluntad ni aún con ayuda de medios o apoyos para
ello.
Distintos son los supuestos de prohibiciones legales, pues suponen un
veto impuesto por ley que impide a una persona capaz realizar determinados
actos. Ej.: adquirir por compras (art.1459 del Código Civil, No pueden adquirir por
compra: Los que desempeñen el cargo de tutor o funciones de apoyo, los bienes de la persona
o personas a quienes representen….). Dichos actos realizados “contra legem” serían
nulos de pleno derecho.
Estas deficiencias determinan una discapacidad. La persona no es discapacitada, sino que está
discapacitada.
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y apoyo, pero ya no de incapacidad en el sentido que ha imperado hasta ahora,
prevaleciendo el derecho del discapacitado a tomar sus propias decisiones
siendo objeto de apoyo en lo que no pueda actuar por sí, pero no suplantada su
voluntad ni su capacidad jurídica.
Por tanto, a partir de la Ley 8/2021 de reforma mencionada no cabe
respecto de la capacidad de las personas limitación, modificación ni privación
alguna en cuanto a la titularidad de sus derechos y obligaciones ni tampoco en
relación al ejercicio de los mismos, pues en ese caso estaríamos atentando
contra la dignidad de la persona. La nueva Ley está inspirada en el respeto a la
dignidad de la persona, como contiene el artículo 10 de nuestra Constitución dice
que “la dignidad de la persona y los derechos que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás,
son el fundamento del orden político y de la paz social”.
La idea central del nuevo sistema es la de apoyo a la persona que lo
precise, que debe respetar la máxima autonomía de la persona afectada, hasta
el punto de que la determinación del “interés superior objetivo” que ha venido
rigiendo hasta la fecha, se sustituye por la “mejor interpretación posible de la
voluntad de la persona que necesita el apoyo”, incluso en casos excepcionales
en los que la persona no pueda expresarla. O sea, se establece un sistema de
apoyos basado en el respeto a la voluntad y las preferencias de las personas
con discapacidad que lo necesiten.
El “apoyo” un término amplio que engloba todo tipo de actuaciones, y debe
prestarse conforme al art. 249 del CC, respetando la voluntad, deseos y
preferencias de la persona con discapacidad.
Estas medidas de apoyo (para el ejercicio de la capacidad jurídica de las
personas que lo necesiten), conforme al art. 250 del CC, pueden ser:
a) Informales: como la guarda de hecho -237 y 263 CC-, que puede darse cuando
no haya medidas voluntarias o judiciales que se estén aplicando eficazmente.
b) Voluntarias: que son aquellas dispuestas en escritura pública por la propia
persona en previsión de una futura necesidad: medidas de apoyo de su persona
o bienes en escritura pública – 255 del CC-; autocuratela -271 del CC-; poderes
preventivos -257 CC-; e instrucciones previas (estas últimas reguladas en la Ley
de Autonomía del Paciente, sólo para el ámbito sanitario). Sólo en defecto o por
insuficiencia de las medidas de naturaleza voluntaria, y a falta de guarda de
hecho que suponga apoyo suficiente, podrá la autoridad judicial adoptar otras
supletorias o complementarias – art. 255 del CC, último párrafo-.
c) Judiciales: la curatela y defensor judicial.
La curatela: medida formal de apoyo que se aplicará a quienes lo precisen de
modo continuado. Su extensión vendrá determinada en la correspondiente
resolución judicial. El artículo 269 del Código Civil establece que la curatela solo
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se constituirá cuando no exista ninguna de las otras medidas de apoyo que sea
suficiente para permitir el ejercicio de la capacidad jurídica. La resolución judicial
tendrá que fijar de manera precisa los actos en que el curador deba ejercer la
representación. El artículo 287 del Código Civil, que determina los actos en que
el “curador representativo” necesitará autorización judicial.
El defensor judicial: arts. 295 a 298 del CC. Medida formal de apoyo que
procederá cuando la necesidad del mismo se precise de forma ocasional,
aunque sea recurrente
Todas las medidas de apoyo adoptadas judicialmente serán revisadas
periódicamente y de modo sistemático en un plazo máximo de tres años o, en
casos excepcionales, de hasta seis.
Si no hay oposición, la provisión judicial de apoyos se regirá por lo dispuesto en
la legislación de jurisdicción voluntaria, que tendrá preferencia -art 42 bis LJV-.
En los supuestos en los que, de acuerdo con la legislación civil aplicable, sea
pertinente el nombramiento de curador y en el expediente de jurisdicción
voluntaria dirigido a tal efecto se haya formulado oposición, o cuando el
expediente no haya podido resolverse, la adopción de medidas judiciales de
apoyo a personas con discapacidad se regirá por lo establecido en el artículo
756 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El nuevo “procedimiento de provisión de apoyos” solo puede concluir con una
resolución judicial que concrete los actos para los que la persona con
discapacidad requiera el apoyo, pero no es posible la declaración de
incapacitación, ni una privación de derechos.
El Ministerio Fiscal velará a lo largo de todo el procedimiento por la salvaguarda
de la voluntad, deseos, preferencias y derechos de las personas con
discapacidad que participen en dichos procesos – art. 749.1 de la LEC-.
El último inciso del artículo 269 del Código Civil establece que “en ningún caso
podrá incluir la resolución judicial la mera privación de derechos”.
Los actuales cargos de tutor se entenderán referidos a la nueva curatela,
pudiendo los interesados instar judicialmente su cambio de denominación en el
plazo de un año; en todo caso, en el plazo de tres años estos cambios se
realizarán de oficio por el Juzgado a instancias del Ministerio Fiscal.
En el momento de determinar las medidas de apoyo aplicables al caso
concreto se procurará evitar situaciones en las que puedan producirse conflictos
de intereses o influencia indebida. Con tal finalidad, nuestro Código Civil
establece que no podrán ejercer ninguna de las medidas de apoyo quienes, en
virtud de relación contractual presten servicios asistenciales, residenciales o de
naturaleza análoga a la persona que precisa el apoyo. El art. 251 del mismo
cuerpo legal establece prohibiciones expresas a quien desempeñe alguna
medida de apoyo; prohibiciones que no resultarán de aplicación en las medidas
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de apoyo voluntarias cuando el otorgante las haya excluido expresamente en el
documento en que las constituya.
El artículo 253 del Código Civil en la redacción dada por la ley 8/21
establece que cuando una persona se encuentre en una situación que exija
apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica de modo urgente y carezca de
un guardador de hecho, el apoyo se prestará de modo provisional por la entidad
pública que en el respectivo territorio tenga encomendada esta función. La
entidad dará conocimiento de la situación al Ministerio Fiscal en el plazo de
veinticuatro horas.
7. ESTADO CIVIL.
Se define el estado civil como la cualidad natural o adquirida, que supone
por su estabilidad o permanencia, una manera de ser o estar en la comunidad, y
que el ordenamiento jurídico toma en consideración para atribuirle efectos
jurídicos.
Clases de estado civil:
• La edad.
• El matrimonio.
• La filiación.
• La nacionalidad.
• La vecindad civil.
8. LA EDAD.
Una de las situaciones que se tienen en cuenta por el Ordenamiento
Jurídico para configurar el estado civil de las personas es la edad.
La edad de define como el periodo de tiempo transcurrido desde el
nacimiento de la persona hasta el instante que se considere y es determinante
para el desarrollo de los individuos. La edad puede influir sobre la capacidad de
obrar.
La ley 8/2021 ha reubicado los Títulos XI y XII del Libro Primero del Código Civil lo que
determina la reordenación de los apartados de la minoría de edad, la mayoría de edad y la
emancipación, Así, el Título IX pasa a referirse a la tutela y la guarda de los menores, mientras
que el Título X se refiere a la mayoría de edad y la emancipación. La tutela quedará
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exclusivamente reservada en los casos de menores de edad no protegidos mediante la patria
potestad.
La mayoría de edad.
La CE ha fijado la mayoría de edad a los 18 años (art. 12 CE). El art. 240
CC establece que “La mayor edad empieza a los dieciocho años cumplidos. Para
el cómputo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del
nacimiento”. Y el art. 246 CC preceptúa que “el mayor de edad es capaz para
realizar todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en
casos especiales en el CC”.
Son pocas dichas excepciones, por ejemplo, el CC exige una edad superior a la
mayoría de edad para adoptar, 25 años (art. 175 CC).
Con la mayoría de edad: se extinguen las instituciones de protección. Se
extingue la patria potestad, salvo que el hijo estuviere ya emancipado, y la tutela.
Tras la reforma por la Ley 8/2021 de 2 de junio, se elimina la patria
potestad prorrogada y la patria potestad rehabilitada y se incorpora un nuevo
tenor literal al art. 254 CC según el cual: “Cuando se prevea razonablemente en
los dos años anteriores a la mayoría de edad (entre los 16 y los 18 años) que un
menor sujeto a patria potestad o a tutela pueda, después de alcanzada aquella,
precisar de apoyo en el ejercicio de su capacidad jurídica, la autoridad judicial
podrá acordar, a petición del menor, de los progenitores, del tutor o del Ministerio
Fiscal, si lo estima necesario, la procedencia de la adopción de la medida de
apoyo que corresponda para cuando concluya la minoría de edad. Estas
medidas se adoptarán si el mayor de dieciséis años no ha hecho sus propias
previsiones para cuando alcance la mayoría de edad. En otro caso se dará
participación al menor en el proceso, atendiendo a su voluntad, deseos y
preferencias”.
Son menores de edad los que no hayan cumplido los 18 años. Las normas
civiles privadas sobre menores están dirigidas a proteger al menor y a promover
su autonomía.
Los menores de edad, como hemos vistos, por regla general, deben estar
representados por los titulares de la patria potestad, lo que no significa que sean
incapaces para la vida civil.
La patria potestad implica que los padres tienen dos deberes importantes (art. 154 CC):
Deber de velar por sus hijos (alimentarlos, educarlos, tenerlos en su compañía), y representarlos
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y administrar sus bienes. Son los padres o tutores (a falta de padres) los que deciden y actúan
por el hijo, en el ámbito patrimonial y personal, pero esto ha de ser interpretado restrictivamente.
• Reconocer hijos no matrimoniales con aprobación Juez de Primera Instancia y audiencia del
Ministerio Fiscal (art.121 del Código Civil).
• Hacer testamento, a excepción del Ológrafo (663.1. y 688 del Código Civil).
+ Consentir la adopción, a partir de los 12 años (art. 177.1 del Código Civil).
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mayoría de edad, de la patria potestad o de la tutela a la que en principio está
sujeto el menor de edad. Con la emancipación se extingue la patria potestad y la
tutela (art.169.2 CC).
Con la emancipación se configura una etapa intermedia entre la minoría y
la mayoría de edad, que concede una facultad de ejercicio de la capacidad
jurídica cercana a la de los mayores, y prevista no con carácter general ni
obligada sino solo para casos individualizados (de concesión de padres, tutores
o concesión judicial).
La finalidad de la emancipación es igualar jurídicamente al menor de edad
(+16) con el mayor de edad y por tanto goce de su misma capacidad y
autonomía.
La emancipación tiene lugar:
1.º Por la mayor edad.
2.º Por concesión de los que ejerzan la patria potestad.
3.º Por concesión judicial. (Art. 239 CC).
Vamos a ver los supuestos de emancipación 2º y 3º distintos de la mayoría
de edad:
1. Emancipación por concesión de los que ejerzan la patria potestad: el
artículo 240 del Código Civil establece que: Para que tenga lugar la
emancipación por concesión de quienes ejerzan la patria potestad, se requiere
que el menor tenga dieciséis años cumplidos y que la consienta. Esta
emancipación se otorgará por escritura pública o por comparecencia ante el
encargado del Registro Civil y el artículo 242 del mismo cuerpo legal refiere que
la concesión de la emancipación habrá de inscribirse en el Registro Civil, no
produciendo entretanto efectos contra terceros. Concedida la emancipación no
podrá ser revocada.
Y el art. 243 CC dice: Se reputará para todos los efectos como emancipado al
hijo mayor de dieciséis años que, con el consentimiento de los progenitores,
viviere independientemente de estos. Los progenitores podrán revocar este
consentimiento.
2. Emancipación por concesión judicial: el artículo 244 dispone, que: «El
juez podrá conceder la emancipación de los hijos mayores de 16 años si estos
la pidieren y previa audiencia de los padres:
– Cuando quien ejerce la patria potestad contrajere nupcias o conviviere
maritalmente con persona distinta del otro progenitor.
– Cuando los padres vivieren separados.
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– Cuando concurra cualquier causa que entorpezca gravemente el
ejercicio de la patria potestad».
También por concesión judicial se concede la emancipación, llamada <beneficio
de la mayor edad>, al menor que no se halla bajo la patria potestad, sino bajo
tutela, al establecer el artículo 245 que: «Podrá el juez, previo informe del
Ministerio Fiscal, conceder el beneficio de la mayor edad al sujeto a tutela mayor
de 16 años que lo solicitare».
La emancipación va a habilitar al menor para regir su persona y bienes
como si fuera mayor, con las excepciones previstas en el artículo 247 del Código
Civil: tomar dinero a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y
establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor sin
consentimiento de sus progenitores y, a falta de ambos, sin el de su defensor
judicial. El menor emancipado podrá por sí solo comparecer en juicio.
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aparece aún en la Ley, Dirección General de los Registros y Notariado-. La
DGSJyFP es el centro directivo y consultivo del RC en España.
Principales novedades de la Ley del Registro Civil:
- Suprime el tradicional sistema de división del Registro Civil en Secciones y crea
un registro individual para cada persona a la que desde la primera
inscripción que se practique se le asigna un código personal.
- Desjudicialización del Registro: Su llevanza le corresponde a funcionarios
públicos distintos a los que integran el Poder Judicial (distintos de los
funcionarios de la Administración de justicia).
- Se diseña un Registro Civil único para toda España informatizado y
accesible electrónicamente.
- Desaparecen los Libros de Familia.
- Simplificación de la estructura: Lo componen tres órganos sin dependencia
jerárquica: Las Oficinas Generales, la Oficina Central y las Oficinas Consulares.
Principios de funcionamiento del Registro Civil (arts. 13-19 LRC):
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• Pº Integridad: RC se presume íntegro respecto a los hechos y actos inscritos y
serán oponibles frente a terceros desde que accedan al RC.
Clases:
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• Personas jurídicas de Derecho privado e interés particular: Su finalidad es
obtener ganancia y repartirla entre los socios, por tanto, tienen una finalidad
económica. Son las sociedades civiles y mercantiles. (De una lectura conjunta
de los artículos 35 y 36 del Código Civil se desprende que con la expresión
"asociaciones de interés particular" se está haciendo referencia exclusivamente
a las sociedades civiles y mercantiles).
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• Por ser imposible aplicar al fin la actividad y los medios que disponían.
ASOCIACIÓN.
Las Asociaciones son agrupaciones de personas constituidas de forma
independiente para llevar a cabo una actividad colectiva de una forma estable,
organizadas democráticamente y sin ánimo de lucro.
El derecho de asociación se encuentra regulado en el art. 22 CE, es un
derecho fundamental y por tanto su regulación se reserva a ley orgánica. En
concreto, la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho de
asociación.
Existen diferentes tipos de Asociaciones, como las Asociaciones
Juveniles, Asociaciones Deportivas, Asociaciones de Padres/Madres de
Alumnos, Asociaciones de Estudiantes, Asociaciones Universitarias,
Asociaciones de consumidores y usuarios, etc.
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• Requisitos de una Asociación:
• Órganos de la Asociación:
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2. Junta Directiva: es el órgano de representación de la Asociación,
encargado además de gestionarla.
FUNDACIONES.
Persona jurídica consistente en un patrimonio destinado a un fin de
interés general.
El art. 34 CE reconoce el derecho de fundación, regulándose por la Ley
50/2002 de 26 de diciembre, de fundaciones.
Las fundaciones son organizaciones constituidas sin fin de lucro que, por
voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la
realización de fines de interés general. Nacen en virtud de un negocio jurídico
fundacional, que implica la concurrencia de dos elementos:
-La declaración de voluntad de querer constituir una fundación y,
-La atribución patrimonial o dotación, que, pudiendo consistir en dinero u
otras clases de bienes, ha de ser adecuada y suficiente para el cumplimiento de
los fines fundacionales.
Las fundaciones, en todo caso persiguen un interés público en el
sentido de no lucrativo, altruista, no privado, y según el artículo 4.1 de la Ley
50/2002 de 26 de diciembre de Fundaciones, adquieren personalidad jurídica
desde su inscripción en el Registro de Fundaciones.
Es decir, toda fundación tiene tres elementos estructurales:
a) La dotación; en este sentido, la Ley de Fundaciones considera
suficiente la dotación cuyo valor económico ascienda a 30.000 euros (mínimo).
b) El fin de interés general al que se haya afecto la dotación. Como fines
de interés general que puede perseguir una fundación se hallan, entre otros, la
defensa de los derechos humanos, de las víctimas del terrorismo y actos
violentos, asistencia social e inclusión social, cívicos, educativos, culturales,
científicos, deportivos, sanitarios, laborales, de fortalecimiento institucional, de
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cooperación para el desarrollo, de promoción del voluntariado, de promoción de
la acción social, de defensa del medio ambiente, de fomento de la economía
social, de promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión social, de
promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión por razones físicas,
sociales o culturales, de promoción de los valores constitucionales y defensa de
los principios democráticos, de fomento de la tolerancia, de desarrollo de la
sociedad de la información, o de investigación científica y desarrollo tecnológico.
c) La inscripción en el registro de fundaciones, como requisito
indispensable para que las fundaciones adquieran personalidad jurídica y poder
utilizar el término “fundación” en su denominación.
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