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Excesiva Onerosidad
Excesiva Onerosidad
ESTUDIANTES:
IQUITOS – PERÚ
2023
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EPÍGRAFE
Índice
Introducción ............................................................................................................................................ 4
Resumen ................................................................................................................................................. 7
CAPÍTULO PRIMERO ................................................................................................................................ 8
I. Marco Legislativo ................................................................................................................................. 8
1. CODIGO CIVL (CAPITULO VII – FUENTES DE LAS OBLIGACIONES) Art. 1315,1316,1431 y 1440º
al 1446º ............................................................................................................................................... 8
CAPÍTULO SEGUNDO ............................................................................................................................. 10
I. Marco dogmático ............................................................................................................................... 10
1. Concepto ................................................................................................................................... 10
2. Naturaleza Jurídica.................................................................................................................... 11
3. Contratos en los que opera la excesiva onerosidad ................................................................... 11
4. Contratos a los que no se aplica ............................................................................................... 13
5. La excesiva onerosidad en los contratos unilaterales ................................................................ 14
6. Improcedencia de la acción. ...................................................................................................... 15
7. La irrenunciabilidad de la acción .............................................................................................. 16
8. Caducidad de la acción ............................................................................................................. 18
9. Término inicial del plazo de caducidad .................................................................................... 19
CAPÍTULO TERCERO .............................................................................................................................. 20
I. Comentarios de los artículos de la Ley de Títulos Valores en concordancia con el pagaré............... 20
1. Artículo 1440°........................................................................................................................... 20
2. Artículo 1441°........................................................................................................................... 22
3. Artículo 1442°........................................................................................................................... 24
4. Artículo 1443°........................................................................................................................... 26
5. Artículo 1444°........................................................................................................................... 28
6. Artículo 1445°........................................................................................................................... 30
7. Artículo 1446°........................................................................................................................... 31
CAPÍTULO CUARTO ............................................................................................................................... 32
I. Conclusiones ...................................................................................................................................... 32
II. Recomendaciones ............................................................................................................................. 33
III. Bibliografía ....................................................................................................................................... 34
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Introducción
Para entender el origen y desarrollo actual de esta figura es necesario recordar que el Código
Civil francés de 1804, basado en la autonomía del individuo y la capacidad para
autodeterminarse en orden a satisfacer sus intereses, concibió al contrato como ley para las
partes. Por esta razón, se dispuso que el mismo solo podía ser invalidado por el consentimiento
libre de las partes para darlo por terminado, o por alguna causa legal, tal como son los modos
de extinguir las relaciones obligatorias (pago, novación, transacción, remisión, compensación,
confusión, pérdida de la cosa que se debe), o bien por alguna vicisitud que alterara la base de
la relación contractual, esto es: la rescisión por nulidad, o la resolución por incumplimiento de
cualquiera de las prestaciones. De esta manera, el Código no previó nada en relación con la
posibilidad de revisar los términos del contrato, para determinar su terminación o ajuste, en
caso de que alguna circunstancia no prevista por las partes al momento de la celebración,
alterara las prestaciones, en grado tal que las convirtiera en excesivamente onerosas.
En este estado de cosas, el Derecho francés pensó que dado que el contrato era ley para las
partes y no podía terminarse, sino por alguna de las causales señaladas, y teniendo en cuenta
que ambas partes habían consentido de manera libre y en situación de igualdad, no podía
excusarse alguna de ellas del incumplimiento de las prestaciones nacidas del contrato, alegando
que la prestación era difícil de cumplir por haber sobrevenido un cambio de carácter económico
que hiciere excesivamente onerosa dicha prestación. La única posibilidad de justificar el
incumplimiento sería cuando una causa extraña -caso fortuito o fuerza mayor impidiere
definitivamente el cumplimiento, razón que justificaría tal situación, y en consecuencia liberare
al deudor de la prestación alterada por la mencionada causa.
Sin embargo, con los adelantos tecnológicos, los efectos de las guerras y el desarrollo de la
economía de los dos últimos siglos se presentaron eventos que no cabían dentro de los
supuestos fuerza mayor o caso fortuito, dado que estos no hacían que la prestación fuere
imposible de cumplir, sino que por el contrario, la misma era posible, solo que para efectuarla,
el deudor debería hacer esfuerzos originalmente no concebidos.
El problema fáctico se refería a la pretensión de la Compañía de Gas para que se declarara que
el precio del contrato debía aumentarse y además obtenerse una indemnización que reparara
las pérdidas que había sufrido por el alza del precio del carbón. Entre las cosas que se trataba
de determinar era si "... la variación de los precios de las materias primas en razón de
circunstancias económicas constituye un riesgo del contrato, que, según el caso, puede ser
favorable o desfavorable para el concesionario y continúa siendo por su cuenta y riesgo, por
cuanto se reputa que cada parte tuvo en cuenta ese riesgo en los cálculos y previsiones que
efectuó antes de comprometerse...". El Consejo de la prefectura de la Gironda, en decisión de
30 de julio de 1915, absolvió al municipio, por lo cual la Compañía apeló ante el Consejo del
Estado francés, el cual mediante fallo al que hemos aludido, dio la razón a la Compañía de gas
ordenando la revisión de las condiciones del contrato y ordenando la indemnización a cargo
del municipio. Entre las cosas que consideró el fallo, pueden destacarse las siguientes:
• La alteración debe ser de carácter temporal, pues si fuere definitiva, cabría la acción de
resolución del contrato por fuerza mayor.
"Ante el principio de la autonomía de la voluntad y el postulado de que los contratos son una
ley para las partes, se ha suscitado la cuestión de si los Tribunales pueden corregir o modificar
cómo se ha de ejecutar un contrato cuando han surgido posteriormente a la celebración de este,
ciertos hechos que vienen a constituir un desequilibrio en la prestación de alguna de las partes,
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Resumen
CAPÍTULO PRIMERO
I. Marco Legislativo
1. CODIGO CIVL (CAPITULO VII – FUENTES DE LAS
OBLIGACIONES) Art. 1315º,1316º,1431º y 1440º al 1446º
Artículo 1315.- Caso fortuito o fuerza mayor
En los contratos con prestaciones recíprocas, si la prestación a cargo de una de las partes
deviene imposible sin culpa de los contratantes, el contrato queda resuelto de pleno
derecho. En este caso, el deudor liberado pierde el derecho a la contraprestación y debe
restituir lo que ha recibido.
Empero, las partes pueden convenir en que el riesgo esté a cargo del acreedor.
Cuando se trate de contratos en que una sola de las partes hubiera asumido obligaciones,
le es privativo solicitar judicialmente la reducción de la prestación a fin de que cese su
excesiva onerosidad.
El término inicial del plazo de caducidad a que se refiere el artículo 1445 corre a partir
del momento en que hayan desaparecido los acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles.
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CAPÍTULO SEGUNDO
I. Marco dogmático
1. Concepto1
Se ha visto al estudiar la clasificación de los contratos que atendiendo al criterio de la
valoración éstos pueden ser onerosos y gratuitos, según cada una de las partes tenga a
su cargo una prestación, de tal manera que a la prestación de una parte corresponda una
contraprestación de la otra, o que sólo una de las partes se obligue a ejecutar una
prestación, sin derecho a una contraprestación.
La onerosidad es, pues, el deber de ejecutar una prestación, entendiendo ésta como el
comportamiento del deudor consistente en un dar, hacer o no hacer, tendente a satisfacer
el interés del acreedor.
Tal concepto de onerosidad difiere del tradicional, de acuerdo con el cual ella es
considerada como el sacrificio que asume el deudor de la prestación, de tal manera que
se reputa contrato oneroso aquél en que cada una de las partes sufre un sacrificio cuya
contrapartida es una ventaja que recibe, a diferencia del contrato gratuito, en el que sólo
una de las partes recibe una ventaja y sólo la otra sufre un sacrificio. Es quizá este
concepto tradicional el que ha inspirado el que el artículo 1440 hable de onerosidad de
la prestación, dando a entender que se está refiriendo al sacrificio que demanda la
ejecución de ésta.
La excesiva onerosidad
El requisito exigido por el artículo 1440 es que ese sacrificio, que se supone es normal
en toda prestación, se convierta en desmedido por razón del acaecer de un
acontecimiento extraordinario e imprevisible.
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág. 279-284
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2. Naturaleza Jurídica2
El primer requisito que exige el artículo 1440 del Código civil para su aplicación es que
se trate de contratos conmutativos.
Sin embargo, debe tenerse presente que, como se verá más adelante, el artículo 1442
del Código civil versa sobre los contratos en que solo una de las partes haya asumido
obligaciones, que comprenden los contratos conmutativos con prestación unilateral, por
lo cual debe entenderse que el artículo 1440 se refiere a los contratos conmutativos con
prestaciones plurilaterales, o sea a los conmutativos onerosos.
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.270-271
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág. 271-272 y 297-301
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En cambio, son contratos de ejecución diferida aquéllos en los que, no obstante que por
su naturaleza pueden ser de ejecución inmediata, las partes acuerdan que la ejecución
de sus prestaciones sea diferida a una oportunidad común para todas ellas o a una
oportunidad diferente para cada una (por ejemplo, el diferimiento de la entrega de un
bien mueble en el contrato de compraventa).
El artículo 1441 del Código civil comienza diciendo, como se acaba de ver, que las
disposiciones contenidas en el artículo 1440 se aplican a los contratos de ejecución
inmediata, cuando la prestación a cargo de una de las partes ha sido diferida por causa
no imputable a ella.
Tal como se ha indicado anteriormente, uno de los requisitos para la aplicación del
principio de la excesiva onerosidad de la prestación es que exista una distancia temporal
entre el momento de celebración del contrato y el momento de ejecución de la
prestación que ha devenido excesivamente onerosa, que permita que el acontecimiento
extraordinario e imprevisible se manifieste en este lapso.
Ello determina que el campo natural de aplicación del citado principio son los contratos
conmutativos de duración y también los de ejecución diferida, entendiendo por estos
últimos los contratos conmutativos en los que la ejecución de la prestación ha sido
postergada convencionalmente por las partes.
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Para comprender cabalmente el punto 2 del artículo 1441 debe tenerse presente que los
contratos aleatorios no lo son absolutamente (aleatorios). Si bien la esencia del contrato
es la aleatoriedad, no toda el área del contrato está cubierta de este elemento, desde que,
en lo que no se refiere a la incertidumbre que lo caracteriza, el contrato es en parte
conmutativo y en tal parte le son aplicables las reglas inherentes a este contrato.
En el conocido ejemplo del contrato de renta vitalicia onerosa, el riesgo propio de este
contrato es la duración de la vida de la persona en cuya cabeza se constituye la renta
vitalicia, de tal manera que la prestación de pagar la renta será tanto más onerosa cuanto
más tiempo viva esta persona. Sin embargo, en lo que se refiere a los valores de las
prestaciones que sirven de base para fijar el monto de la renta vitalicia, que son el valor
de la prestación a cargo de quien constituye la renta (supóngase el aporte de un
inmueble determinado) y el cálculo del capital que la va a producir (utilizándose para
ello las tablas de probabilidades preparadas al efecto), para juzgar la proporcionalidad
entre estas prestaciones se aplican las reglas del contrato conmutativo, entre las cuales
se encuentra al riesgo normal de este contrato. Por ello, si debido a acontecimientos
extraordinarios e imprevisibles se altera la proporcionalidad entre las prestaciones que
dan carácter oneroso al contrato, dando lugar a que una de ellas se convierta en
excesivamente onerosa, caben los remedios contemplados por el artículo 1440 del
Código civil y, eventualmente, los previstos en el artículo 1442 del mismo Código.
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https://www.etorresvasquez.com.pe/excesiva-onerosidad-de-la-prestacion.html
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c) los contratos en los que su ejecución se ha diferido por dolo o culpa de la parte
perjudicada.
5. La excesiva onerosidad en los contratos unilaterales5
La redacción de este supuesto de aplicación del artículo 1442 de nuestro Código civil,
que se inspira directamente en la del artículo 1468 del Código civil italiano, causa
incertidumbre, pues no se sabe a ciencia cierta a qué se refiere.
Por un lado, podría pensarse, como cree Pino!, que versa sobre los contratos de
prestaciones correlativas con eficacia obligatoria para una sola de las partes (Pino
distingue entre el contrato bilateral o sinalagmático que crea dos obligaciones y el
contrato de prestaciones correlativas que crea dos prestaciones, admitiendo que puede
haber correlatividad de prestaciones aun en un contrato unilateral), o sea el contrato de
prestaciones correlativas unilateral, como es el caso del mutuo, lo que excluiría al
contrato gratuito del campo de los recursos contra la excesiva onerosidad.
Por otro lado, Torrente y Schlesinger, también en la doctrina italiana, opinan que la
excesiva onerosidad da lugar a la rescisión de los contratos unilaterales, en los que una
sola de las partes está obligada como, por ejemplo, la donación con ejecución diferida,
sin exigir el requisito de la correlatividad de las prestaciones.
Estas dudas son comprensibles en el Derecho civil italiano, en el cual existe la categoría
del contrato real, según el cual el contrato se celebra mediante la expresión del
consentimiento a través de la entrega del bien, de tal manera que pueden existir
contratos onerosos con obligación de una de las partes, pues la prestación en que
consiste la obligación de la otra parte ya ha sido cumplida en el momento de celebrarse
el contrato.
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.304-305
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de aquéllas, artículo 1442 del Código civil debe considerarse referido a los contratos
con prestación unilateral.
6. Improcedencia de la acción6.
El artículo 1443 del Código civil peruano encuentra su antecedente en el cuarto párrafo
del artículo 1198 del Código civil argentino que establece refiriéndose a la excesiva
onerosidad de la prestación que no procederá la resolución si el perjudicado hubiese
obrado con culpa o estuviese en mora.
Comentando este dispositivo dice Casiello que "la exigencia es sin duda legítima y
deriva de la buena fe que se halla en la entraña de este remedio y que el mismo artículo
1198 párrafo primero del Código argentino impone como pauta para la interpretación
y ejecución de los contratos. Es que si la doctrina de la imprevisión contractual funciona
en beneficio del deudor y como un atenuante de su responsabilidad, cuando ésta hubiera
aumentado desmesuradamente, ha de exigirse es elemental que esa onerosidad
sobreviniente no sea motivada por la conducta torpe o negligente del obligado pues sólo
a él podría achacarse en ese caso tal acrecimiento gravoso de la prestación; idéntica
solución se impone si hubiese obrado con dolo. Esto no es otra cosa que una aplicación
del principio de que toda persona ha de soportar las consecuencias normales
(previsibles) de sus actos (art. 910 del Código civil argentino)".
Para la debida comprensión de este artículo debe recordarse que los artículos 1318,
1319 y 1320 del mismo Código disponen, respectivamente, que procede con dolo quien
deliberadamente no ejecuta la obligación, que incurre en culpa inexcusable quien por
negligencia grave no ejecuta la obligación y que actúa con culpa leve quien omite
aquella diligencia ordinaria exigida por la naturaleza de la obligación y que corresponda
a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar. Al no hacer el artículo 1443
distingo alguno entre las clases de culpa,
debe entenderse que comprende tanto la culpa inexcusable como la culpa leve, aun
cuando debe tenerse presente que según el artículo 1329 del Código civil, se presume
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.309-310
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Esto quiere decir que basta que sea imputable al deudor de la prestación el diferimiento
de ésta, para que se presuma que este diferimiento obedece a culpa leve de él, por lo
cual, si no acreditara su falta de culpa, perderá los derechos que le conceden los
artículos 1440,1441 y 1442 del Código civil.
Benavides se pregunta por qué el Código civil peruano no contempla los casos en que
la parte es constituida en mora, como lo hacen los Códigos italiano y boliviano,
sosteniendo que la mora funciona en nuestro derecho como un sistema de intimación
para el cumplimiento de las prestaciones, pero ella no supone el incumplimiento doloso
o culposo de la parte contratante.
Entiendo que para que el retraso produzca efectos legales se requiere que el deudor sea
constituido en mora, por lo cual se afirma que la mora es el retraso traducido a términos
jurídicos. La intimación en mora hecha al deudor significa, pues, que éste ha
incumplido desde ese momento su obligación, por lo cual también desde ese momento
empieza a funcionar la presunción contenida en el artículo 1329 del Código civil.
Tal como dice Lavalle Cobo, la mora debe ser anterior al acontecimiento extraordinario
e imprevisible que rompe la estructura del contrato, puesto que implica el retardo
imputable. La mora posterior al hecho es irrelevante, porque el afectado tiene el derecho
de no cumplir mientras no se reajusten equitativamente las condiciones contractuales
7. La irrenunciabilidad de la acción7
El codificador peruano se encontró ante una disyuntiva doctrinaria cuando se vio
abocado al problema de tomar posición respecto a la posibilidad de que las partes
renunciaran al derecho de accionar por excesiva onerosidad de la prestación.
De un lado, algunos autores italianos, como Bracciantil, opinan que el artículo 1467 del
Código civil de su país (que admite el principio de la excesiva onerosidad de la
prestación en los contratos de ejecución continuada o periódica o de ejecución diferida)
no tiene carácter imperativo, por lo cual, cabe la renuncia convencional a la acción
resolutoria. En el Derecho argentino, Llambías, entre otros, comentando el artículo
1198 de su Código civil (que también incorpora la acción de resolución del contrato por
excesiva onerosidad de la prestación) considera "incuestionable la validez del pacto de
renuncia al eventual derecho de hacer valer la rescisión del contrato por imprevisión".
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.313-314
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mismos argumentos para sostener que el art. 1198 en sus apartados segundo y siguientes
constituye una ley supletoria.
Al frente se encuentra la posición asumida, en Italia, por Messineo quien considera que
no se puede compartir la opinión de que los remedios contra la excesiva onerosidad no
son de orden público y, por lo tanto, lisa y llanamente renunciables, por cuanto ello
valdría tanto como abandonar a la acción de acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles la suerte de uno u otro contratante, lo que no parece permitido. En la
doctrina argentina cabe mencionar el planteamiento de Mossetó para quien lo dispuesto
en la teoría general del contrato salvo disposición expresa o tácita en contrario es de
orden público por lo cual los fundamentos del instituto de la excesiva onerosidad son
obstáculo para la admisión de la renuncia a la acción de renuncia. Borda por su parte
sostiene que la cláusula por la cual el deudor asume cualquier riesgo posible es contraria
a moral y las buenas costumbres.
La Comisión Revisora adoptó esta segunda posición al declarar en el artículo 1444 que
es nula la renuncia a la acción por excesiva onerosidad de la prestación. En la doctrina
peruana varios autores respaldan este planteamiento. Arias Schreibers índica que si la
institución está inspirada en razones de elemental justicia resulta entonces
indispensable que ésta prevalezca y no quede esterilizada por su renuncia previa.
Lavalle Zago opina en igual sentido. Benavides, por su parte afirma que las normas
sobre excesiva onerosidad son de orden público y no admiten pacto en contrario.
Romero Zavala se pronuncia en el sentido que la declaración de nulidad constituye una
protección al contratante afectado ya que con la renuncia a la acción estaría asumiendo
un riesgo demasiado grave y se generaría una forma indirecta de enriquecimiento
indebido para el contratante favorecido y la ley, no puede permitirse la validez de pactos
que indirectamente produciría los mismos efectos que se niega directamente.
Esto no significa que yo esté en contra de lo dispuesto por el artículo 1444 pues
considero que si el legislador desea evitar que mediante la utilización de cláusulas de
estilo se llegue a enervar la aplicación de determinadas instituciones, la manera más
eficaz de hacerlo es declarando la nulidad de la renuncia a las acciones protegidas por
dichas instituciones, como ocurre en los casos del error, el dolo, la violencia, la
intimidación y la lesión.
Por aplicación del inciso 7 del artículo 219 del Código civil, la nulidad declarada por el
artículo 1444 produce el efecto de invalidar, como si nunca hubiera existido, la renuncia
general a la acción por excesiva onerosidad de la prestación.
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Sin embargo, surge la duda si cabría que las partes renunciaran a la acción en caso de
ocurrir determinado acontecimiento que se identifica con precisión, aunque en el
momento de celebrarse el contrato sea imprevisible, como ocurriría, por ejemplo, con
la inflación, que se sabe puede ocurrir, pero no se puede medir su magnitud. Pienso que
en la medida que el acontecimiento reúna conjuntamente los requisitos de ser
extraordinario e imprevisible, esto es, que no suele ocurrir normalmente dentro del
curso normal de las cosas y que no es posible de representarse razonablemente como
evento verificable, la renuncia sería nula. Desde luego, si la identificación fuera de
manera que excluyera la posibilidad de ignorar la manera de producirse el
acontecimiento, éste dejaría de ser imprevisible.
8. Caducidad de la acción8
El artículo 1445 del Código civil obedece a la necesidad de no exponer por mucho
tiempo al acreedor de la prestación que se ha convertido en excesivamente onerosa a la
contingencia que su contrato sea revisado por el advenimiento de acontecimientos
extraordinarios e imprevisibles.
Lo que sí no parece apropiado es establecer que el plazo caduque a los tres meses de
producidos los acontecimientos extraordinarios e imprevisibles. Estos acontecimientos
sólo tienen importancia jurídica en la medida que su ocurrencia determine que la
prestación a cargo del deudor llegue a ser excesivamente onerosa para éste. La sola
sobreviniencia de los acontecimientos no tiene significado jurídico alguno, pues cabe
que no produzcan efectos gravosos para el deudor.
Por ello, hubiera sido más prudente que el codificador hubiera establecido que el plazo
de caducidad de la acción se empezara a contar desde el momento en que los
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles causaran como efecto que la prestación
llegue a ser excesivamente onerosa.
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.317-318
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Si, por un lado, el artículo 1445 dispone que la acción por excesiva onerosidad de la
prestación caduca a los tres meses de producidos los acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles, o sea que transcurridos tres meses desde que se producen (se presentan,
ocurren, surgen) los acontecimientos se extingue la acción correspondiente, parece
contradictorio que el término inicial para calcular el plazo de caducidad no se empiece
a contar desde que el acontecimiento se produce, sino desde que el acontecimiento
desaparece.
Por otro lado, puede ocurrir que la excesiva onerosidad de la prestación se presente más
de tres meses después de haber desaparecido el acontecimiento que la ha provocado
habrá perdido el deudor la posibilidad de interponer la acción correspondiente? La
respuesta de estos interrogantes va a requerir una intervención muy activa de la
jurisprudencia.
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DE LA PUENTE Y LAVALLE, MANUEL, EL CONTRATO EN GENERAL “COMENTARIOS DE LA SECCIÓN PRIMERA
DEL LIBRO VII DEL CODIGO CIVIL” TOMO II pág.319
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CAPÍTULO TERCERO
Elementos
El Código Civil peruano regula dicha institución en los artículos 1440 y siguientes,
Título VIII, denominándola "Excesiva onerosidad", al igual que en el Código Civil
italiano, artículos 1467 a 1469.
En el artículo 1440 del Código Civil peruano se pueden identificar los siguientes
elementos, para que la figura pueda operar:
10
GACETA JURIDICA, CODIGO CIVIL COMENTADO POR LOS 100 MEJORES ESPECIALISTAS TOMO VII
CONTRATOS EN GENERAL. Pág. 563-568
21
Con este requisito, presente también en el artículo 1467 del Código Civil italiano, la
doctrina explica que las partes no deben haber podido prever al tiempo de celebración
del contrato, el acontecimiento que generaría la excesiva onerosidad. Lo extraordinario
del hecho que genera la excesiva onerosidad significa que el mismo no ocurre en
circunstancias normales, e imprevisible, que las partes no pudieron prever su
ocurrencia.
Efectos
Ahora, dicha posibilidad de resolución, puede ser solicitada por el demandado, según
lo dispuesto en la última parte del artículo 1440.
En el Derecho comparado las soluciones son variables, así mientras en el artículo 1467
del Código italiano, el demandante puede solicitar la resolución del contrato con sus
efectos correspondientes, en el Código de Comercio colombiano (artículo 868), el
demandante puede tan solo pedir su revisión, y es el juez el que entrará a determinar el
reajuste o terminación, apelando a criterios objetivos, tales como las circunstancias del
caso, y la equidad.
para la operancia de la figura, que las prestaciones no hubiesen sido ejecutadas, pues si
ya se hubieren cumplido, desaparecerían los supuestos para que el deudor alegare la
dificultad en dicho cumplimiento. Así el artículo 1198 del Código Civil argentino,
modificado por Ley 17711.
2. Artículo 144111
En algunos sistemas jurídicos, la clasificación de las categorías contractuales se
justifica desde el punto de vista de la aplicación exclusiva de algunas figuras
particulares.
El artículo 1441 del Código Civil peruano sigue esta idea, al determinar el campo de
aplicación de la figura de la excesiva onerosidad, contenida en el artículo 1440, a las
siguientes categorías de contratos:
Los contratos conmutativos, tanto como los aleatorios, forman parte de la categoría de
contratos onerosos, los cuales están llamados a producir utilidad para las dos partes del
contrato. Ahora, la conmutatividad hace alusión a aquellos contratos en los que el grado
de utilidad es fijado por las partes, esto es: ellas son libres de determinar el grado de
equivalencia que habrá entre las dos prestaciones contractuales. Ahora bien, de acuerdo
con el artículo 1440 antes comentado, la figura de la excesiva onerosidad sobreviniente,
se aplica a los contratos conmutativos, pero cuando la prestación que fuere afectada con
la onerosidad sobreviniente, hubiere sido diferida en el tiempo para lograr su ejecución.
Por otra parte, el requisito sobre el cual centra su atención la norma, es el que exige que
la prestación que hubiere sido diferida, queriendo significar con esto que en principio,
la causa de ese hecho debe ser el acuerdo de las partes, o dicho de otro modo: el
contrato, en principio de ejecución instantánea, es diferido en su cumplimiento por
acuerdo de las partes del contrato.
11
GACETA JURIDICA, CODIGO CIVIL COMENTADO POR LOS 100 MEJORES ESPECIALISTAS TOMO VII
CONTRATOS EN GENERAL. Pág.570-573
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caso fortuito, la fuerza mayor y la actuación con la diligencia ordinaria requerida, todo
de acuerdo con los artículos 1314 y 1315 del Código Civil.
Por otra parte, y aunque se sobreentiende, debemos indicar que cuando la causal por la
cual la obligación se ha diferido en el tiempo, es imputable a una de las partes, sobre
todo a aquella que debe soportarla, no podría esta alegar la excesiva onerosidad, a
efectos de pedir su revisión. En este caso deberá asumir las consecuencias y,
eventualmente, responder por el incumplimiento de la misma e indemnizar los
perjuicios que cause con su conducta.
La segunda parte de la norma dispone que las disposiciones del artículo 1440 se aplican
a los contratos aleatorios, en el evento en que la excesiva onerosidad se produce por
causas extrañas al riesgo propio del contrato.
En algunos sistemas, como el caso del colombiano, existe restricción legal para la
aplicación de la figura a los contratos aleatorios, sin distinguir si la causa que genera la
excesiva onerosidad se produjo en el área misma o en un hecho ajeno a ella.
Los contratos aleatorios por definición implican un riesgo asumido, bien por una o las
dos partes del contrato, dado que en ellos la equivalencia de las prestaciones dependerá
de una contingencia incierta de ganar o perder, que significa en esencia el riesgo propio
o inherente del contrato. En este caso las partes, cuando celebran el contrato, son
conscientes de la contingencia incierta que puede alterar la prestación, traduciéndose
en una posible ganancia o pérdida. Al adquirir esa conciencia, no podrá pretenderse que
la mencionada contingencia pueda entenderse como la causal de excesiva onerosidad,
y en consecuencia pedir la revisión del contrato. Hacerlo equivaldría tanto como ir en
contra de los propios actos, lo cual no es admisible.
3. Artículo 144212
En algunos sistemas jurídicos, los contratos pueden clasificarse en unilaterales y
bilaterales, desde el punto de vista de las partes que asumen obligaciones en un contrato.
En consecuencia, el contrato es unilateral cuando solo una de las partes adquiere
obligaciones para con la otra, que no se obliga, y bilateral: cuando las dos se obligan
recíprocamente. En los sistemas donde se admite esta clasificación es importante
determinar si el contrato es bilateral o unilateral, y sobre cuál de las obligaciones recae
el imprevisto que hace que su cumplimiento sea excesivamente oneroso, según
disposición del artículo 868 del Código de Comercio, para que sea el deudor de dicha
prestación, el que esté facultado para pedir al juez la revisión del contrato, en orden a
que este determine o el reajuste de las prestaciones o la resolución del contrato, según
mejor le pareciere, de acuerdo con las circunstancias fácticas o la equidad.
Dentro del cuerpo del Código Civil peruano, son numerosos los ejemplos de contratos
bilaterales. Adviértase el caso de la compraventa (artículos 1529 a 1601), la permuta
(artículos 1602 y 1603) o del arrendamiento (artículos 1666 a 1702), donde cada una
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A estos casos, cuando se verifiquen los supuestos establecidos en los artículos 1440 y
1441 se les podrá aplicar, según el caso, la teoría de la excesiva onerosidad
sobreviniente, a efectos de la revisión correspondiente a que eventualmente hubiera
lugar.
"El comodato o préstamo de uso es un contrato en que la una de las partes entrega a la
otra gratuitamente una especie mueble o raíz, para que haga uso de ella y con cargo de
restituir la misma especie después de terminar el uso. Este contrato no se perfecciona
sino por la tradición de la cosa".
Debe recordarse, que a partir del Código de 1984, la doctrina peruana ha desarrollado
la categoría de contratos con prestaciones recíprocas y con prestación unilateral. Si
antes se podía hablar de contratos unilaterales y bilaterales, "habiéndose adoptado la
denominación de contratos con prestaciones recíprocas, surge como contrapuesto el
contrato con prestación unilateral o con prestación a cargo de una sola parte".
Entre los que caben dentro de la categoría de contratos con prestación unilateral, y por
ende, bajo el régimen del presente artículo, están: el comodato, que sería un contrato
con prestación unilateral de ejecución continuada; el suministro periódico a título de
liberalidad, el cual a su vez sería concebido como contrato con prestación unilateral de
ejecución periódica, y la donación diferida, que se concibe como una contrato de
prestación unilateral de ejecución diferida. Ahora, si ocurriere una causal constitutiva
de excesiva onerosidad, en principio el afectado -obligado-, solo podrá pedir solicitar
judicialmente la reducción de la prestación a fin de que cese su excesiva onerosidad.
4. Artículo 144313
Al comentar el artículo 1440, habíamos indicado que en principio la única causal que
sirve al deudor para justificar el incumplimiento de las prestaciones derivadas de un
contrato, es el demostrar la ocurrencia de un caso fortuito o fuerza mayor, que impidan
la ejecución. La excesiva onerosidad, en cuanto altere las prestaciones del contrato, si
bien en principio no permite justificar el incumplimiento, si da a la parte afectada la
posibilidad de pedir judicialmente su reajuste, ya lo sumo, podría llegar a declararse la
resolución del contrato, a petición del demandado, tal como lo dispone el artículo 1440.
Igualmente hemos dicho, que los acontecimientos que generan la excesiva onerosidad
de la prestación deben ser extraordinarios o imprevisibles, y de acuerdo con el artículo
1443, habría que agregar: el haberse diferido en el tiempo la obligación no debe
originarse en la conducta dolosa o culposa de la parte perjudicada, pues si lo fuere,
estará llamado además a indemnizar los perjuicios causados con el incumplimiento de
las prestaciones respectivas, y no podrá alegar la ocurrencia de la excesiva onerosidad,
como factor que impide cumplir con lo debido. El sentido de la norma puede ser el
siguiente: si la obligación se hubiere cumplido, no se hubiere visto afectada por la
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Para entender el sentido de esta norma, deberá atenderse a los conceptos de dolo y
culpa, contenidos en el Código Civil. Según el primero, "procede con dolo quien
deliberadamente no ejecuta la obligación". Esto es, quien de mala fe inejecuta la
prestación. Sobre este particular, sea el caso indicar los comentarios de Torres Vásquez,
quien al respecto señala: "El dolo civil coincide con la mala fe, para cuya existencia no
se precisa la intención de dañar, bastando infringir de modo voluntario el deber jurídico
que pesa sobre el deudor, con la conciencia de que con su conducta realiza un acto
antijurídico, debiendo entenderse dolosamente queridos los resultados que, sin ser
intencional mente perseguidos, sean consecuencia necesaria de la acción".
Por su parte, el artículo 1319 del Código Civil señala: "Incurre en culpa inexcusable
quien por negligencia grave no ejecuta la obligación". El artículo 1320, indica además
que: "Actúa con culpa leve quien omite aquella diligencia ordinaria exigida por la
naturaleza de la obligación y que corresponda a las circunstancias de las personas, del
tiempo y del lugar". Siguiendo el clausulado, debe tenerse en cuenta, además, la
previsión del artículo 1321 el cual indica que quien inejecuta las obligaciones por dolo,
culpa inexcusable o leve, estará además obligado a indemnizar los daños y perjuicios
causados al acreedor, con dicha inejecución.
La norma, además, va en consonancia con el hecho de que nadie puede alegar sus
propios actos, a efectos de justificar el incumplimiento de la prestación debida. En igual
sentido Casiello, citado por De la Puente y Lavalle, quien expresa: "Esto no es otra cosa
que una aplicación del principio de que toda persona ha de soportar las consecuencias
normales (previsibles) de sus actos".
Derecho argentino, el artículo 1198 del Código Civil, indica igualmente que no
procederá la resolución, si el perjudicado hubiese obrado con culpa o estuviese en mora.
5. Artículo 144414
Tal como se puede advertir con la lectura de la norma, las reglas que regulan la excesiva
onerosidad, como causal para la revisión o resolución de los contratos, tienen el carácter
de imperativas, es decir: no admiten pacto en contra, en pena de ser declarado nulo el
acuerdo por medio del cual cualquiera de las partes interesadas en ella, renuncie a la
acción.
Debe partirse de considerar que el artículo 219 del Código Civil enumera las causales
de nulidad de los actos jurídicos en general, entre los cuales está el contrato y por ende
tales causales se extienden a él, y entre las mismas, indica en el numeral, "Cuando la
ley lo declara nulo". El artículo en comento, es en consecuencia, uno de aquellos casos
que generan la nulidad del acto. Debe tenerse en cuenta, que esta causal de nulidad no
admite confirmación para la subsanación, como lo señala el artículo 220 del Código
Civil. Debe tenerse en cuenta también, que según lo señala el artículo 224 del Código,
la nulidad de la cláusula de renuncia a la acción por excesiva onerosidad, no afectará la
nulidad de todo el contrato, sino tan solo la de la misma.
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"...Si se admite el pacto de asunción del caso fortuito, con mayor razón ha de admitirse
la validez de la cláusula de renuncia anticipada de la aplicación de la teoría de la
imprevisión".
"Este numeral tiene excepcional importancia, pues está destinado a evitar que por
acción del contratante de mayor poderío psicológico o económico se imponga la
renuncia a la excesiva onerosidad de la prestación, lo que la dejaría la mayor de las
veces en condición de "letra muerta". Si la institución que hemos comentado está
inspirada en razones de elemental justicia, resulta entonces indispensable que esta
prevalezca y no quede esterilizada por su renuncia previa. Nada impide, como es
natural, que quien se vea perjudicado por un contrato en el cual la onerosidad resulte
excesiva no haga valer su derecho y deje vencer el plazo de caducidad a que se refiere
el artículo 1445".
6. Artículo 144515°
El artículo 2003 del Código Civil señala que la caducidad extingue el derecho y la
acción correspondiente. Esta figura tiene que ver con los medios desarrollados por el
Derecho relacionados con “los efectos de tiempo en las relaciones jurídicas…”. El
Código Civil peruano, regula este tema, distinguiendo dos figuras que son: la
prescripción, consagrada en el artículo 1989, y la caducidad, en la norma antes señalada.
Por su parte, el profesor Arias Schreiber sigue esta línea de pensamiento, al señalar que
esta norma es una evidencia de la coordinación que debe existir entre la seguridad
jurídica y la equidad.
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7. Artículo 144616
Esta norma complementa lo establecido en el artículo 1445, sobre todo en aquellos
eventos de larga duración que afecten la prestación, de manera que conduzcan a la
excesiva onerosidad de la misma. La solución normativa consiste en que el término de
caducidad empezará a correr una vez se pueda detectar objetivamente, que dichos
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles han sido superados, o lo que es lo
mismo: han desaparecido.
Para el profesor De la Puente y Lavalle, esta norma puede entrar en contradicción con
el artículo 1445, toda vez que según afirma, "... parece contradictorio que el término
inicial para calcular el plazo de caducidad no se empiece a contar desde que el
acontecimiento se produce sino desde que el acontecimiento desaparece".
Ahora, y como nota final, queremos destacar un punto, extraído de los comentarios del
citado autor, que nos lleva a pensar, desde una perspectiva muy personal, que la norma
que establece un plazo exacto de caducidad, sea para aquellos eventos en que la causal
opera de manera inmediata, o en los eventos en que la misma se prolonga en el tiempo,
es imprecisa, toda vez que bien podría ocurrir que la excesiva onerosidad se produce
tiempo después de haber ocurrido, o finalizado según sea el caso, los acontecimientos
extraordinarios e imprevisibles. Las normas mencionadas no solucionan el punto, razón
por la cual insistimos en su imprecisión.
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CAPÍTULO CUARTO
I. Conclusiones
1. La excesiva onerosidad de la prestación tiene su origen en Roma y su razón de
ser estriba en que en ningún caso el derecho puede permitir que debido a
acontecimientos extraordinarios o imprevisibles posteriores a la celebración del
contrato alguna de las partes pueda enriquecerse injustamente a costa del
empobrecimiento de la otra. Tolerar ello sería abrir las puertas a la injusticia y
como bien sabemos el fin del derecho es el opuesto, esto es, perseguir la justicia.
Y en este caso concreto, tal cometido se logra nivelando la desproporción de las
prestaciones hasta hacerlas equivalentes nuevamente.
II. Recomendaciones
Advertimos que hay que tener bastante cuidado con la aplicación de ciertas figuras o
determinadas instituciones. En este caso, consideramos que se le está dando a la
excesiva onerosidad un valor que está previsto para algunos casos en concreto, pero a
raíz de la coyuntura de la pandemia se ha buscado adaptarlo, lo cual no ha sido
adecuado, al menos en los tres supuestos previamente manifestados.
III. Bibliografía