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Unidad IV 1852-1880

El periodo 1852-1862 representa una etapa de transición. El antecedente inmediato fue la Batalla de
Caseros (1852) que consagró la victoria de Urquiza y la caída del rosismo, cuyas contradicciones (aparato
represivo contrario a los nuevos sectores económicamente fuertes → pérdida de apoyo al régimen)
determinaron la necesidad de un nuevo orden económico y político.

En términos económicos se van diversificando los productos de exportación (producción ovina, cerealera y
frutihortícola), lo que marca la transición hacia el modelo agroexportador. Para la consolidación del
mismo se hacen necesarios ciertos factores: inversiones, capital, mano de obra, tecnología, entre otros. Estos
provenían del extranjero, por lo que para atraerlos había que demostrar seguridad jurídica, estabilidad
política y orden institucional. Así, en términos políticos se sientan las bases del Estado Nacional.

La Batalla de Caseros determinó también el primer intento de creación del Estado Nacional. Tanto
federales (de Rosas) como los viejos unitarios habían reconocido la necesidad de unidad nacional, pero el
obstáculo mayor era la diversidad de niveles de desarrollo económico entre las distintas regiones del país.
Además, otro punto de conflicto lo constituían las oligarquías, eternizadas en el poder, las bonaerenses
acaparaban la tierra y monopolizaban el poder político.

Urquiza convocó una conferencia de gobernadores en Santa Fe, donde se firmó un acuerdo para la
organización nacional, que estableció el principio del federalismo cuya expresión en el plano económico era
la libertad de comercio, la libre navegación de los ríos interiores y la distribución proporcional de las rentas
nacionales. También designaba a Urquiza como Director Provisorio de la Confederación Argentina y
disponía un Congreso Constituyente para que cada provincia enviara sus diputados. Desarrollándose el
Congreso (al que BA no había enviado diputados) estalló una revolución en Buenos Aires que restauró las
antiguas autoridades, declaró nulos los acuerdos de San Nicolás y la autonomía de la provincia. Finalmente
se produce la separación entre la Confederación Argentina (Urquiza) y el Estado de Buenos Aires (Pinto).

En 1853 se sanciona la Constitución Nacional, que regirá para el conjunto de provincias que conforman
la Confederación, excepto para Buenos Aires (que dictará su propia constitución en 1854). La misma
propicia un estado liberal burgués ya que consagra la inviolabilidad de la propiedad privada y supone a todos
los hombres iguales ante la ley, desconociendo las diferencias económico-sociales preexistentes.

La CN53 buscó concretar un modelo de país, cuyo objetivo principal era modernizar al mismo, a través de
la atracción de capitales, tecnología y mano de obra europea. Uno de sus principales ideólogos, Alberdi,
sostenía que en un país como Argentina, la principal preocupación de los gobernantes debía ser poblar el
“desierto”, bajo el lema “gobernar es poblar” (expresando ideas negativas respecto de las cualidades de los
indios y gauchos), por lo que alentaba la inmigración europea. (Art. 20).

Por otro lado, la CN53 estableció la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) poniendo en juego
el principio de representación de los grupos oligárquicos regionales en la gestión del poder político, al
garantizar que todas las provincias estuviesen representadas en ambas cámaras; intentando un equilibrio

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entre los diferentes grupos de poder. Al mando del poder ejecutivo, era facultad del presidente la firma de
tratados, erigiéndose como máxima autoridad en materia de política exterior. También era la autoridad
máxima en materia militar, con la facultad de declarar la guerra o el estado de sitio.

La CN53 es importante, entendida como el proyecto de país que querían construir los sectores dominantes,
porque se mantuvo prácticamente inalterable durante un siglo, lo que significa que durante ese periodo
fueron los mismos sectores los que tuvieron el predominio económico, social y político en la Argentina.
Alberdi y los intelectuales ligados a él eran voceros de los sectores vinculados al comercio de exportación e
importación, representando los intereses de las empresas financieras y comerciales británicas que pretendían
que Argentina lograra la unidad nacional para tener un mercado unificado y ampliado en el cual incrementar
sus ventas y ganancias. De esta forma, la PE debía ser económica y comercial por excelencia y se debía
materializar en relaciones fuertes y fluidas con Europa; como señala Satas (1987) durante toda la segunda
mitad del siglo XIX la principal preocupación de los sectores política y económicamente dominantes del país
fue conquistar el mercado europeo para los productos argentinos.

Al mismo tiempo aumentan las tensiones entre la Confederación y Buenos Aires. La Confederación
padecía una aguda debilidad financiera, la recaudación aduanera era casi inexistente y no existía otro dinero
para solventar los gastos nacionales que no fuera el crédito usurario. Al no poder el gobierno de la primera
usar la fuerza militar para reincorporar a BA, desató una guerra económica en base a tarifas diferenciales.

Esta ley de 1856 significaba poner impuestos a productos que venían de Europa pero a través del puerto de
buenos aires, ósea tenían doble impuesto. Se buscaba que los productos que vinieran de Europa llegasen
directamente al puerto de Rosario y lo mismo con la exportación. Querían quitar la intervención de Buenos
Aires. Con el objetivo de aumentar los ingresos de las aduanas de la Confederación, disminuir los de BA,
obligando a reincorporarse al conjunto. Por otro lado, la Confederación complementaba el endurecimiento
de su posición al desconocer los actos de soberanía exterior que ejerciera el gobierno de Buenos Aires.

El resultado fue una compleja red de instrumentos por ambas partes que ahondaron la división, ya que la
guerra económica en base a tarifas diferenciales se desarrolló paralelamente a una intensa actividad
diplomática que tuvo por objetivo lograr el reconocimiento de las grandes potencias. A pesar de los
esfuerzos de la Confederación, Buenos Aires no se ve afectado porque la provincia seguía controlando las
relaciones económicas y diplomáticas con el mundo. Finalmente estas controversias buscan resolverse en la
Batalla de Cepeda (1860), pero se solucionan definitivamente en la Batalla de Pavón de 1861, donde el
ejército de la Confederación es vencido por las tropas porteñas lideradas por Mitre.

En medio de estas batallas se da la Reforma Constitucional de 1860, que apuntaba hacia un carácter más
federalista, pues suprimía ciertas facultades del ejecutivo (establecimiento de la capital, interviene sólo con
acuerdo de las provincias, guerra o estado de sitio con aprobación del Congreso, etc.); pero no cambió el
carácter centralista de la misma. Su constitución definitiva será en el 80 cuando se declara a Buenos Aires
como capital, con un federalismo que resguardaba poco la libertad de las provincias.

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Esta experiencia hizo que durante una década fuese imposible lograr la organización nacional por el
desigual desarrollo económico entre las regiones; el hecho de que tuvieran dos constituciones con carácter
diferente; la cuestión de la elección de la futura capital del país; el debate milicias principales/ejercito
nacional; la situación con los indígenas; la cuestión de la libre navegación de los ríos interiores; la cuestión de
la representación de las provincias en el congreso; la cuestión de la nacionalización de la aduana; la fuerte
presencia de las oligarquías locales en el poder político, la concentración de la tierra por las mismas y los
conflictos al interior de cada una de ellas.

A partir de 1862 se inicia el proceso de Unidad Nacional. La formación del Estado Nacional supone a la
vez la conformación de una instancia política que articula la dominación en la sociedad, y la materialización
de esta instancia en un conjunto interdependiente de instituciones que permiten su ejercicio. Según Oslak
(1982), cuatro son los atributos de estatidad:
- Capacidad de externalizar su poder, reconocido como unidad soberana en el sistema
internacional, que lo reconozcan como igual. Aparece en la década del 60, cuando se firman tratados
que reconocen la unidad política argentina.
- Capacidad de institucionalizar su autoridad, garantizando el monopolio de los medios
organizados de coerción. A través del conflicto (caudillos interiores, estados limítrofes, poblaciones
indígenas) elimina los ejércitos provinciales y constituye el ejército nacional.
- Capacidad de diferenciar su control, a través de instituciones públicas, con legitimidad y control
centralizado. El Estado asume la función de construcción de infraestructura (ferrocarril, puertos,
escuelas y hospitales) y la función de extracción de recursos de la sociedad (sistema tributario que
sostenga la expansión del Estado).
- Capacidad de internalizar una identidad colectiva, a través de símbolos que refuercen la unión
y que permitan el control ideológico como mecanismo de dominación. El objetivo era crear la
nación, con la educación como la institución fundamental, complementado con el servicio militar
obligatorio; como mecanismos de homogeneización. *Ley 1420: educación laica, gratuita y
obligatoria.

A la par, la consolidación de ese Estado Nacional se basó en cuatro mecanismos de penetración:


- Represiva: supuso la organización de una fuerza militar unificada y correctamente distribuida por
el territorio nacional, con el objetivo de prevenir y sofocar todo intento de alteración del orden
impuesto por el EN.
- Cooptativa: incluyó la cooptación de apoyos entre los sectores económica y políticamente
dominantes del interior, a través de la formación de alianzas y coaliciones basadas en compromisos y
prestaciones recíprocas.
- Material: supuso diversas formas de avance del EN a través de obras de infraestructura,
indispensables para el progreso económico.
- Ideológica: consistió en la capacidad de creación y difusión de valores, conocimientos y símbolos
nacionales que tendían a legitimar el sistema de dominación establecido.

Este segundo subperiodo, 1862-1880 es el que abarca las denominadas Presidencias Históricas. El
acuerdo que se alcanzó en la CN53 respecto del principio de representación de todos los grupos

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oligárquicos regionales en la gestión del poder político, ahora se extiende al manejo del poder ejecutivo, ya
que los tres presidentes de esta etapa representan a diferentes grupos oligárquicos que han consensuado el
nuevo proyecto de país, por lo que actuaron con análoga tenacidad para alcanzarlo.

Bartolomé Mitre (1862-1868)


Representante de los intereses de los grandes propietarios de tierras y comerciantes bonaerenses ligados al
mercado mundial y también al capital britanico. En concordancia con esto, mantiene una imagen liberal y
una política exterior orientada hacia Europa, buscaba:
- Modernización del país a través de las estructuras económicas, prácticas productivas, de consumo y
comercialización; mejoras en el sistema de transportes y en la educación; y política migratoria.
- Paz interior y exterior para fomentar el comercio y atraer inversiones al país.
Durante su presidencia desarrolló una política aislacionista hacia América Latina. Guerra de la Triple
Alianza

Domingo F. Sarmiento (1868-1874)


Representante de la oligarquía cuyana. A partir de su presidencia surgen ideas proteccionistas, apoyadas en
la necesidad de ciertos sectores de la sociedad de la mano de una incipiente industrialización.
Su gobierno está caracterizado por un progreso material importante: extensión de la red de telégrafos y
ferrocarriles; primer censo nacional; proceso migratorio de masas; ampliación de la educación.

Nicolas Avellaneda (1874-1880)


Representante de los grupos dominantes del Noroeste argentino, especialmente de los grandes productores
azucareros, que se ven afectados por la crisis internacional. Su presidencia se caracterizó por una serie de
esfuerzos destinados a reestructurar la vida económica argentina: ley sobre inmigración y colonización;
“campaña del desierto”. Durante su presidencia se terminó por consolidar la inserción de Argentina en la
economía mundial como exportadora de productos primarios y alimentos e importadora de productos
manufacturados.
- Durante su presidencia se da una presencia internacional intensa, a partir del aumento de las
relaciones comerciales con Estados Unidos.
- Siguiendo la política pacifista de Sarmiento, puso fin a los conflictos limítrofes con Paraguay, pero
persistieron con Brasil y Chile. Guerra del Pacifico.
- Ley de Inmigración y Colonización n°817 (1876), Ley Avellaneda.
- Ley de Asignación de Presupuesto para el establecimiento de la línea de fronteras en los ríos Negro y
Neuquén (1878).
*estas leyes se vinculan con este proceso de unidad nacional y el modelo de desarrollo; porque en términos de
la primera ley, faculta a establecer la dirección general de inmigración, encargada de promover la llegada de
inmigrantes (compra de pasajes, agentes, alojamiento y trabajo directo) necesaria como mano de obra para
todo el modelo. La segunda ley marco el objetivo de los gobiernos de avanzar la frontera territorial en el
marco legal, a través del sometimiento a los pueblos indígenas del sur. Da el pié para que luego sea elegido
Roca en 1880.

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Este periodo es clave porque sienta las bases de la política exterior que va a ser característica de toda esta
mitad del siglo XIX y continúa hasta los 30-40 del siglo XX. El objetivo principal es lo económico y
comercial, lograr un mercado para la producción argentina. El objetivo va a estar marcado por una fuerte
vinculación con Europa y un cierto alejamiento de temas latinoamericanos. Principales lineamientos:
- Impulso al comercio exterior (mostly UK, F, B) mercados que se van a ir diversificando.
- Atracción de capitales y de mano de obra, en principio hay una preeminencia de capitales
británicos y luego se incorporan otros. En términos de mano de obra van a provenir de España y de
Italia.
- La paz y el arbitraje vs. la confrontación, en espacios territoriales estratégicos. Lo que vamos a
ver es que en principio se busca la paz, se recurre a los sistemas de arbitraje, porque el objetivo sigue
siendo el mercado exterior, debe mostrarse como un mercado seguro. Esta resolución pacifista se
sostenía sólo si el territorio no era de interés para el modelo económico.

Guerra de la Triple Alianza

Fue un enfrentamiento bélico entre la coalición Argentina, Brasil y Uruguay frente a Paraguay, que se
desarrolló entre 1865 y 1870. Entre sus causas podemos señalar:
- Conflictos limítrofes no resueltos. Argentina presionaba por los territorios de Misiones y Chaco
central; Paraguay chocaba con las ambiciones de Brasil de expandirse hacia el sur.
- Navegación de los ríos interiores. Paraguay estaba en contra de esta política, que impedía la
llegada de mercados que eran importantes para los tres países beligerantes . El principal interesado
era Brasil, buscaba navegar libremente por el río panamá, para llegar a la zona del Mato Grosso.

Paraguay era un país independiente y autónomo desde 1810, que había logrado sobrevivir rodeado de dos
países tan poderosos como Argentina y Brasil, utilizando las más variadas alianzas y contra alianzas teniendo
como objetivo el equilibrio de poder en la región. El país también había logrado una notable continuidad en
sus políticas (Francia, Lopez y Lopez) que tenía como lineamientos principales el antiliberalismo, la
oposición a la libre navegación de los ríos interiores y una fuerte regulación del estado en materia económica.
Esto le había permitido obtener cierto grado de desarrollo, las denominadas “estancias del país” constituían
el principal activo de la economía paraguaya (prohibida su adquisición por extranjeros). Este modelo
resultaba contradictorio y en cierta forma una amenaza, para los gobiernos vecinos y para Gran Bretaña, ya
que no había logrado la penetración en el mercado paraguayo de sus capitales y manufacturas al igual que en
el resto de la región. (Algunos autores señalan que GB brindó ayuda al ejército de ARG)

La guerra comienza a partir de la Guerra Civil Uruguaya de 1864 que enfrentó a dos viejas facciones. Los
blancos (con una política latinoamericana, antiimperialista) habían llegado al poder, pero los colorados
(política europea, liberal) a través de un golpe de Estado buscaron derrocar al gobierno, y como no lo
consiguieron inmediatamente se desató una guerra civil. Los blancos fueron apoyados por Paraguay, y los
colorados por Brasil.

Paraguay condenó la intervención militar directa de Brasil en el conflicto y como represalia tomó un buque
de guerra que circulaba por el Río Paraná. Esto significó la declaración abierta de guerra, enfrentando en

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un primer momento a Paraguay contra Brasil y el Reino Unido, puesto que vislumbraron un peligro
inminente ante la política antiimperialista y anti europea paraguaya, además del interés que generaban sus
vastas plantaciones de algodón, que esperaban incluir en su mercado. Argentina, con Mitre a la cabeza
declaró su neutralidad frente al conflicto. Sin embargo, el rechazo de la solicitud paraguaya para el paso de
tropas por Corrientes-ER hacia Uruguay, determinó su posición. El país ahora quedaba integrado en la
Triple Alianza: Brasil, Uruguay (colorados) y Argentina.

Diferentes batallas y enfrentamientos se sucedieron en Paraguay en los 5 años que duró la contienda. Pese a
la debilidad de las tropas paraguayas, Lopez estaba decidido a resistir, lo que finalmente le costó la pérdida
de la guerra, con consecuencias devastadoras para el país, ya que perdieron alrededor del 50% de la
población y vastos territorios que eran claves para el desarrollo económico del país.

El máximo ganador de la guerra fue Gran Bretaña, puesto que los cuatro estados beligerantes habían
solicitado préstamos británicos, ya sea para financiar a sus ejércitos (Brasil, Argentina y Uruguay) o para
reconstruir su territorio luego de la guerra (Paraguay y Uruguay). Además, logró hacerse con el control de la
industria paraguaya y su línea de ferrocarriles.

Posteriormente a la guerra se incrementaron las tensiones entre Brasil y Argentina para lograr firmar un
tratado de paz en conjunto. Las reclamaciones territoriales argentinas no iban de la mano con el deseo
brasileño de monopolizar las zonas más productivas de la región. Brasil se apresuró a firmar tratados por
separado (1870), convirtiendo virtualmente a Paraguay en un protectorado brasileño. Argentina firmó su
tratado de paz recién en 1876, durante la presidencia de Avellaneda, a través del arbitraje estadounidense,
que falló a favor de Paraguay en el reclamo de la zona central del Gran Chaco (1878).

Crisis Internacional de 1873

El estallido de la crisis está relacionado con el pánico bursátil y bancario que se desató a principios de 1873 en
Viena, y su consiguiente contagio en los mercados financieros de Alemania e Italia. Este desplome se vio
reforzado cuando en septiembre del mismo año se dio el colapso de Wall Street, provocando un gran
número de quiebras bancarias en los Estados Unidos, seguidas por una larga recesión.

Según Kindleberger, las causas de la crisis partían de la generación previa de una serie de burbujas bursátiles y
bancarias entre 1867 y fines de 1872, que fueron impulsadas por una intensa especulación inmobiliaria,
especialmente en Viena y Berlín, un auge extraordinario de inversiones en ferrocarriles, especialmente en
el oeste de los Estados Unidos (en parte financiado con fondos alemanes y austriacos), y una notable
multiplicación de bancos y empresas financieras en esos años. Los respectivos pánicos bancarios y
desplomes bursátiles en Viena, Berlín y Nueva York, generaron gran incertidumbre y redujeron la
disponibilidad de crédito internacional, afectando gravemente al comercio mundial.

En Argentina, la crisis internacional de 1873 se hizo sentir casi inmediatamente por una baja pronunciada
en las importaciones, lo que provocó muchos problemas para una serie de casas comerciales importadoras
de Buenos Aires. En este contexto, el ministro de finanzas, Lopez le da impulso al movimiento

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proteccionista e industrialista. En su discurso en la cámara de diputados atacó la libertad de comercio
exterior caracterizando como fuente de los principales rasgos de estancamiento y retroceso de la economía de
las provincias interiores , ya que las condenaba a la servidumbre de los mercados europeos y por lo tanto a la
crisis permanente. Señalaba “fomentando nuestras riquezas seríamos ricos e independientes, mientras que
ahora no somos sino agentes serviles y pagados de las plazas extranjeras” y proponía un proteccionismo
consagrado a favorecer la industrialización.

Como señala Chiaramonte (1986) anterior a la crisis hubo un breve periodo de auge, reducido al año
1872, con dos características principales. Primero, el vuelco al mercado crediticio de BA de unos 20 millones
de pesos producto del empréstito de obras públicas de 1871; y segundo el repunte de los precios de los
productos argentinos en los mercados europeos. Esta expansión del crédito, que permitió cubrir las
necesidades de la producción ganadera ampliamente, se vuelca hacia la especulación, fundamentalmente
hacia la compra de bienes raíces y gastos no productivos.

La crisis en sí, se inició en marzo de 1873 cuando el gobierno nacional empezó a retirar grandes sumas de su
depósito en el Banco de la Provincia de BA y el oro comenzó a exportarse en pago de los consumos del país
por falta de productos. El segundo periodo de la crisis se inicia en septiembre cuando el Banco Nacional no
pudo completar los 3 millones de pesos que exigía la ley de su creación para dar inicio a las operaciones y
tuvo que solicitar auxilio financiero del gobierno de BA, a la par comenzaron las quiebras.

Es importante señalar que incluso en momentos de auge, había déficit en la balanza de pagos que se cubría
con ingresos de capital extranjero. Por supuesto la crisis y la depresión agravan el déficit y restringen los
medios para afrontarlo, porque las empresas de capital extranjero instaladas en el país, durante los momentos
de crisis regresaban a sus países de origen dejando un vacío de capital que profundiza la crítica situación. En
este contexto la depresión se vió acentuada por la caída de los precios de las exportaciones (1875), cuando el
movimiento proteccionista vio una oportunidad, que se materializó en la Ley de Aduanas de 1876.

Entre las principales consecuencias de la crisis del 73 para Argentina podemos señalar la caída drástica del
comercio y la inversión extranjera, lo que produjo una disminución de las exportaciones e importaciones y el
aumento de la deuda externa para hacer frente a esta crisis económica . Todo esto a la vez condujo a una
creciente inestabilidad política y social (como por ejemplo la Conspiración Mitrista de 1874 tras el triunfo de
Avellaneda).

Estados Unidos

Durante el periodo, EU se embarcó en un rápido proceso de industrialización y expansión territorial luego


de la Guerra de Secesión. Esta industrialización se basó en una abundante oferta de recursos naturales,
como carbón y mineral de hierro, que permitieron el desarrollo de una industria pesada. A la par impulsó
una política económica proteccionista para proteger la industria nacional y promover la producción interna;
y desarrollo importantes inversiones en infraestructura, como ferrocarriles y comunicaciones, que facilitaron
el comercio interno y externo.

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Además, la expansión territorial hacia el oeste permitió la adquisición de nuevas tierras agrícolas y
recursos. Para ello, atrajo a un gran número de inmigrantes, lo que proporcionó una mano de obra
abundante y diversificada, que contribuyó al crecimiento económico y la expansión demográfica del país.
Esta política expansionista se plasmó también en el extranjero, buscando expandir su influencia
fundamentalmente hacia América Latina.

Pese a ello, el éxito del modelo argentino de crecimiento, el modelo agroexportador (basado en la
exportaciones de materias primas y productos alimenticios) adoptado por una oligarquía económica que a la
vez detentaba el poder político, condujo a un consenso también en materia de política exterior.
Argentina debía mantener una política liberal europea y distanciarse de las iniciativas hegemónicas
americanas. A partir de 1880 veremos como EU intenta establecer una política cada vez más activa en la
región (integración panamericana, unión aduanera americana, etc.) y los correspondientes esfuerzos
argentinos para contrarrestarlas.

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Unidad V 1880-1916

Este período se inicia con la elección a través del Partido Autonomista Nacional (PAN) de Julio A. Roca en
1880, representante de una élite política y económica que algunos autores denominan la “Generación del
80”. Esta élite conservadora, de ideología liberal y positivista, era un grupo relativamente homogéneo y
aristocrático que se consideraba socialmente superior, en materia política, económica y cultural. Eran
profundos admiradores del mundo europeo, conformando una alianza estratégica con el gobierno, el
capital financiero y las empresas británicas, haciendo de la Argentina el principal freno a las ideas
panamericanas de Estados Unidos.

El PAN tenía como base de poder político el Ejército Nacional (monopolio de la fuerza) y la Liga de
Gobernadores (alianza entre las oligarquías provinciales), por medio de la cual controlaba el poder
legislativo; entre sus filas incluía terratenientes, banqueros y comerciantes ligados al mercado mundial, con
fluidos lazos con los intereses británicos.

Bajo el lema “Orden y Progreso” proponían derechos civiles para todos pero derechos políticos para una
minoría, por lo que para perpetuarse en el poder oscilaron entre el fraude electoral, compromisos entre las
facciones provinciales e incluso la reforma electoral (Ley Saenz Peña de 1912). Además, en su afán de
consolidar el poder del estado-nación y disminuir el peso político-cultural de cualquier otra corporación,
como fue la Iglesia sancionaron leyes que restringen su accionar: Ley 1420 (Educación Común, Laica y
Obligatoria) y la Ley de Matrimonio Civil; que condujeron a la ruptura de las relaciones diplomáticas con el
Vaticano en 1885.

Las principales ideas económicas de esta élite eran afianzar la inserción del país en el mercado mundial
especializándose en actividades basadas en ventajas comparativas (actividades basadas en la tierra); obtener
capital y mano de obra proveniente del exterior; expandir la frontera agropecuaria eliminando el problema
del indio; y unificar el mercado interno.

En este sentido, la expansión económica de estas décadas se basó en la producción y exportación de carne
y cereales, en especial trigo. Así, el modelo agroexportador, que se consolidó especialmente una vez superada
la crisis de 1890 (Crisis de Baring: excesiva expansión monetaria, deuda del gobierno y los bancos → quiebra
del Banco Nacional), como lo demuestra el nivel de las exportaciones, en aumento constante hasta alcanzar
los 500 millones de pesos oro en 1913 (Satas, 1987). El principal mercado de estas exportaciones fue
Europa, fundamentalmente Gran Bretaña, seguido por Francia, Bélgica y Alemania. Es importante señalar
que el mercado norteamericano no fue prioritario puesto que su economía era competitiva con la argentina
y por las políticas aduaneras proteccionistas de este país respecto a la lana y el azúcar argentinos.

Para la consolidación de este modelo agroexportador también fue necesaria la expansión del ferrocarril, ya
que permitiría transportar mayores volúmenes de productos y mercaderías, a menor costo y con mayor
rapidez. También permitió la circulación de productos perecederos, anteriormente muy limitada; y la
creación alrededor de las estaciones ferroviarias de pequeñas localidades, desarrollándose también el
transporte de pasajeros de forma masiva.

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La integración definitiva de Argentina al mercado mundial estuvo estrechamente asociada a las inversiones
británicas en el país, ya que como señala Rapoport (2000) durante 1889 Argentina recibió casi el 50% de las
inversiones británicas realizadas fuera de su país. A esto debemos sumarle la decisiva incorporación de
tecnología británica como fueron los ferrocarriles, frigoríficos, etc. Sin embargo, a partir de la década del 90,
se diversifica el origen de las inversiones, ahora provenientes de Alemania, Francia y Estados Unidos.

En este sentido, un ejemplo es la aparición temprana del frigorífico en Argentina, la cual estuvo favorecida
por los capitales británicos de fines de siglo; pero a partir de 1907 la llegada de capitales norteamericanos a
esta industria produjo una fuerte competencia por el dominio del mercado. Estas empresas se vieron
favorecidas por una serie de leyes sancionadas por el gobierno argentino, que tenían como objetivo atraer
inversiones extranjeras que promovieron esta industria y las exportaciones derivadas.

De esta forma, inversiones extranjeras, frigoríficos y ferrocarriles, fueron los elementos claves del nuevo
modelo de desarrollo. A esto debe sumarse la ampliación de la frontera productiva, ocupando tierras
indígenas. Al respecto se había sancionado la Ley 1532 (Organización de Territorios Nacionales) que
regulaba cómo serían administradas las tierras recientemente apropiadas de las poblaciones indígenas. De
esta forma se crearon las gobernaciones de La Pampa, Neuquen, Rio Negro, Chubut y Tierra del Fuego en la
Patagonia; y Misiones, Formosa y Chaco en el noroeste argentino. Así se completaba el proceso de la unidad
nacional en términos territoriales, eliminando “el problema del indio”

Con la imposibilidad de someter a esas poblaciones como mano de obra para el modelo de desarrollo
argentino, las élites deciden importarla, a través de la promoción de la inmigración. El proceso migratorio
fue clave para el desarrollo económico y material de Argentina, como lo indicará el censo de 1914, donde el
30% de la población eran inmigrantes (+2M). Al considerar esta cifra hay que tener en cuenta que no se
distribuyeron equitativamente, ya que se concentraron en la zona núcleo del modelo agroexportador
(Buenos Aires, Litoral y Córdoba) y que además ese número no representaba la totalidad de los inmigrantes
puesto que algunos solo venían en las épocas de siembra/cosecha, generando el fenómeno conocido como
“inmigración golondrina”.

La inmigración representó un impacto económico, social y cultural importante. En este contexto se


sancionan dos leyes estrechamente vinculadas a este fenómeno. Primero en 1884 la Ley 1420 de Educación
Común, como un reflejo de la preocupación central de la elite en legitimar su dominio, socializando a la
población dentro de determinados esquemas ideológicos, buscando “argentinizar” a la población.

A pesar de ser movimientos obreros fragmentados y minoritarios, su movilización creciente (x jornada


laboral 8hs, condiciones de salubridad e higiene, mejorar los salarios, regular trabajo, etc.) lleva al primer paro
general en 1902, año en el que se sanciona la Ley 4144 o de Residencia, la cual habilitó al gobierno a
expulsar a los inmigrantes sin necesidad de juicio previo, que tenía como objetivo reprimir la organización
sindical de los trabajadores anarquistas y socialistas. Posteriormente, el recrudecimiento de los conflictos
sociales y sindicales en 1910 condujo a la sanción de la Ley 7029 de Defensa Nacional, que imponía prisión
a quienes promovieran la sindicalización y la huelga.

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En este periodo, comienza a desarrollarse una notable ofensiva diplomática, militar y económica
norteamericana en el continente, que significó ocupaciones territoriales e invasiones militares
fundamentalmente en Centroamérica (Cuba, Nicaragua, Honduras, Panamá, Haití, Rep. Dominicana). Y
por otro lado una presión en la convocatoria de las Conferencias Panamericanas: 1889 EU, 1901 MX,
1906 BR, 1910 BA. A través de ellas, Estados Unidos busca incrementar su comercio a nivel continental,
planteando la creación de una Unión Aduanera, así como también aumentar su presencia política,
planteando su intervención arbitral en los conflictos limítrofes. Pretendían utilizarlo como una herramienta
para enfrentar la presencia de otras potencias (europeas) en la región americana; sin embargo los británicos
disfrutaron hasta la PGM de una posición dominante en el comercio y las inversiones en América del Sur.

Estados Unidos enfrenta una seria oposición del gobierno argentino que obstaculiza permanentemente
sus objetivos, política sustentada en la escasa relación económica comercial entre ambos países, en el
proteccionismo norteamericano y en la notable expansión económica argentina que consolida políticamente
a su oligarquía gobernante, que además busca proyectar su prestigio y poder en sudamérica. Se opusieron
abiertamente a la doctrina del Destino Manifiesto y a la noción de “América para los americanos” planteando
“América para la Humanidad” que significaba el libre comercio con todas las naciones del mundo, para
seguir privilegiando su relación con Europa.

Las confrontaciones también se dieron con Europa, en el marco del bloqueo de los puertos venezolanos
por parte de Alemania, Italia e Inglaterra en 1902, ante el creciente nivel de deuda tomado por el gobierno.
Ese mismo año, el Ministro de Asuntos Exteriores argentino, Luis Maria Drago declaró que la deuda de un
Estado no debía ser argumento para justificar la agresión militar ni la ocupación de su territorio. Finalmente
la Doctrina Drago fue institucionalizada parcialmente en 1907 en la Segunda Conferencia Internacional de
la Paz de La Haya, con la enmienda estadounidense que significaba que el deudor no tuviera derecho
absoluto a no pagar sus deudas y la aceptación del arbitraje para solucionar el asunto (Clausula Porter).

En el plano internacional, entre 1880-1914 se desarrolla una etapa conocida como “Paz Armada”, una
carrera armamentística entre los grandes imperios europeos, basada en disputas que se debían a conflictos
económicos y al desarrollo de nacionalismos e imperialismos. Así se fue fomentando la industria
armamentística y fortaleciendo las fuerzas militares, configurando un complejo sistema de alianzas e
incrementando la tensión internacional:
- Crecimiento económico y militar de Alemania que desafía el EDP europeo. Rivalidad con GB.
- Conflicto Alemania-Francia por las regiones de Alsacia y Lorena.
- Conflicto Rusia- Imperio AH por su influencia en los Balcanes.
- Conflictos coloniales.
Finalmente quedaron configuradas las alianzas que se enfrentarían en la Primera Guerra Mundial, la
Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia) y la Triple Alianza (Alemania, Imperio AH e Italia).

Frente a ello, la oligarquía gobernante argentina consideró que la guerra era una enorme oportunidad
comercial ya que los dos bandos tendrían en cuenta la importancia del país dado el volumen de sus
exportaciones dirigidas a ambos bandos. Entre 1914 y 1916 el presidente argentino fue Victorino de la
Plaza, quien decidió mantener una política de neutralidad frente a la guerra. La neutralidad argentina

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favoreció al sector económicamente dominante del país, los grandes exportadores, que siguieron
comerciando con ambos bandos, si bien con algunas restricciones. Producto de la guerra el lazo económico
de Argentina con Europa estaba en decadencia, debido a la pérdida del rol hegemónico global que por un
siglo había desempeñado Gran Bretaña, y a la vez se experimentó un avance de Estados Unidos en todo
sentido.

Paralelamente, desde fines del siglo XIX e inicios del siglo XX se inicia en América del Sur una carrera
armamentística naval en la que compiten Argentina, Brasil y Chile como consecuencia de disputas
limítrofes. Las tensiones con Chile surgieron a partir de qué teoría predominaría a la hora de establecer la
frontera en la Cordillera y la falta de decisión respecto de la soberanía sobre el Canal de Beagle. Por otro lado,
con Brasil el conflicto se centralizaba en el territorio de las Misiones, que el gobierno había declarado
primero territorio nacional. El clima de conflicto y amenaza entre estos países generó efectos económicos y
políticos internos:
- Prolongación de la línea de ferrocarril y telégrafos.
- Crisis Baring de 1890 ( excesiva expansión monetaria y la deuda del gobierno y bancos)
- Reelección de Julio A. Roca como presidente altamente capacitado en caso de una guerra con Chile.
- Tratado ABC de 1915, como un mecanismo permanente y automático para la solución de las
controversias entre los miembros, en casos no previstos. Motivo presiones externas, especialmente
de los EU, por considerarlo una amenaza para su política panamericana.

A partir del siglo XX se evidencian algunos cambios en el modelo agroexportador, como es el hecho de
que en la primera década del mismo la industria frigorífica pasó a ser monopolizada por capitales
norteamericanos, que desplazaron tanto a británicos como a nacionales; los ferrocarriles dejaron de ser uno
de los principales rubros de inversión extranjera y el inicio de la PGM significó para algunos autores un
proceso de industrialización para sustituir las importaciones, sin embargo no emergió un sector industrial
sólido porque las principales actividades seguían fuertemente ligadas al sector agrario, aunque sí se registró
un aumento del desarrollo industrial.

Para 1914 el crecimiento de la economía argentina comenzó a dar señales de agotamiento:


- Ya se habían ocupado los territorios “vacíos” tanto al sur como al norte, desplazando a las
poblaciones indígenas, por lo que la expansión productiva ya no se podía lograr a través de la
incorporación de nuevas tierras al modelo productivo.
- El desarrollo tecnológico tampoco alcanzaba para producir un salto económico, ya que los
principales adelantos ya habían sido incorporados (ferrocarriles, frigoríficos, silos)
- Deterioro de los términos de intercambio. Extrema dependencia del mercado internacional.
- Interrupción del proceso de integración de Argentina en la economía mundial por el quiebre de las
rutas comerciales, una notable disminución en la afluencia de capitales extranjeros así como del
proceso migratorio.

Finalmente la falta de inversiones y la interrupción de las importaciones de maquinaria y otros productos


esenciales de Europa (carbón) provocaron que por primera vez, el gobierno argentino inicias diversos

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intentos de acercamiento con Estados Unidos a fin de paliar estos déficits, cuestión que sin embargo
provocó controversias y divisiones en los sectores dominantes locales.

Durante el gobierno de Miguel Juarez Celman se desató una prolongada crisis económica que trajo como
consecuencia la caída de los salarios y desocupación, denuncias de corrupción y autoritarismo y la
concentración en su persona de una suma de poder político que caracterizó a su gobierno de “unicato”. A la
par, el crecimiento económico generado por el modelo agroexportador había provocado un incremento de
los sectores obreros y de las clases medias y una importante movilidad social, lo que desató una serie de
conflictos sociales y políticos que demostraron también la disconformidad con el régimen oligárquico.

En este contexto, a fines de 1889 un grupo de jóvenes porteños convoca un acto con el fin de generar un
espacio político que aglutina la oposición: la Unión Cívica de la Juventud, que luego por desavenencias
internas causa la escisión del grupo mitrista y en 1891 con preeminencia de Leandro Alem surge
formalmente la Unión Cívica Radical (UCR). Esta coalición social amplia incluía principalmente sectores
de clase media, beneficiarios de la economía exportadora, comerciantes, sectores rurales y miembros de la
elite agraria que no se consideraban representados por el PAN.

Por otro lado se constituye el Partido Socialista en 1896, encabezado por Juan B. Justo, que desarrollará
una intensa actividad política, cooperativa, sindical y cultural, reclamando por el voto secreto y universal. Sin
embargo, por conflictos entre sus miembros respecto a la PGM sufre serias escisiones y no constituye una
fuerza política homogénea.

En este sentido, el accionar crítico de radicales y socialistas, y el enfrentamiento que la elite mantenía con
anarquistas y sindicalistas, produjo divisiones y crisis dentro del PAN, que veía como su poder se diluía. Este
partido, conformado por una élite socio-económica estrechamente vinculada, se perpetuaba en el poder
mediante la organización de elecciones nacionales y provinciales en las que se practicaba el fraude y la
coacción sobre los votantes. Dichas prácticas fueron muy cuestionadas por el radicalismo y socialismo, que
exigían una reforma electoral que permitiese elecciones libres y legítimas.

Como consecuencia, se sancionó en 1912, durante la presidencia de Sáenz Peña la Ley 8871, que establecía
el sufragio secreto y obligatorio masculino y la confección de nuevos padrones electorales. El objetivo de la
misma era actuar como válvula de escape a las tensiones sociales-políticas existentes considerando que al
efectuar la reforma cesarán los reclamos. El resultado no fue el previsto, puesto que al aplicarla en las
elecciones presidenciales de 1916 se produjo el candidato de la UCR, Hipolito Yrigoyen. A partir de aquí
se inicia un cambio en el estilo político y la aparición de un liderazgo anclado en los sectores populares,
acompañado de una mayor participación política de los grupos urbanos.

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