Está en la página 1de 5

Unitarios y federales: Distintos intereses y proyectos.

Pero los problemas que había desatado la revolución no terminaban allí. Entre los partidarios de la
Revolución los desacuerdos estaban a la orden del día. Se discutía sobre la forma de gobierno más
apropiada para el nuevo país, sobre cómo debía distribuirse el poder entre el gobierno central y los
gobiernos provinciales, sobre la política económica a impulsar, sobre cómo debían repartirse los
ingresos de la aduana de Buenos Aires.
En 1816 (ante la vuelta al Trono de Fernando VII) se reunió en Tucumán un congreso que el 9 de julio de
ese año declaró la Independencia. Sin embargo, no se logró definir así la forma de gobierno:
Monárquicos y republicanos se enfrentaron, pero ninguno pudo imponer su posición.
En relación con la lucha referida a la distribución de poderes entre Buenos Aires y las provincias, se
puede decir que el movimiento revolucionario de 1810 tuvo un carácter eminentemente local. Distintos
gobiernos que se sucedieron en la década de 1810, aunque integraban a veces a representantes del
interior, eran representativos de los intereses de los sectores dominantes de Buenos Aires
(comerciantes, militares e intelectuales). Intentaban que Buenos Aires se convirtiera en el centro de las
decisiones políticas. Los partidarios de esta posición centralista recibirían más tarde la denominación de
unitarios.
Muchas provincias no aceptaron la dominación de Buenos Aires y proponían en cambio un sistema
Federal con gobiernos provinciales fuertes y autónomos, y un gobierno central que debía respetar las
autonomías.
Además de las diferencias en relación con la distribución de poderes entre Buenos Aires y las provincias,
tampoco había acuerdos en la política económica a seguir. En Buenos Aires, los grupos dominantes
impulsaban el libre cambio. Este, consistía en permitir la entrada, sin traba alguna, de los productos
extranjeros para que compitieran con los fabricados en el país. Defendían, además, el manejo en
exclusividad del dinero que ingresaba por los impuestos aduaneros.
La receta de económica de Buenos Aires no satisfacía Al conjunto de las Provincias Unidas: para el
interior, la superación del estancamiento dependía de la conformación de un estado que defendiera las
producciones locales limitando las importaciones a partir de una política comercial proteccionista y que
distribuyera entre todas las provincias el dinero recaudado por la aduana de Buenos Aires. El litoral, que
tenía una importante producción ganadera, se veía relegado a un segundo plano por la supremacía del
puerto de Buenos Aires.
Para superar esta situación y vincularse directamente con los mercados externos, todos sus esfuerzos se
dirigieron a romper El exclusivismo Porteño mediante la sanción de una norma que permitiera la libre
navegación de los ríos interiores.
Las consecuencias de la guerra: Desorganización de la economía colonial.
La revolución había traído como consecuencia la guerra contra el español, pero también entre Los
Patriotas. En Las Guerras de Independencia se perdió el alto Perú. Eso provocó la ruina de las actividades
comerciales y productivas que se desarrollaban en la ruta que ligaba el alto Perú a Buenos Aires y, en

1
consecuencia, los gobiernos revolucionarios se vieron privados de una fuente de recursos que era
fundamental para afianzar su dominio.
Las guerras produjeron además la devastación de tierras donde se libraban los combates y el
empobrecimiento de comerciantes y ganaderos quede bien contribuir con sus bienes para el
equipamiento de los ejércitos. La guerra causó, en síntesis, un empobrecimiento general de la
economía.
Solo Buenos Aires enriquecía gracias al librecambio establecido por los primeros gobiernos patrios. El
puerto de Buenos Aires se veía animado por un importante actividad comercial; llegaba a manufacturas
europeas, sobre todo inglesas, para ser consumidas por la población de Buenos Aires, y salían hacia el
exterior los cueros vacunos Y el cebo que se producían a las cercanías del puerto.

1820-1831: Las luchas por la construcción de un nuevo orden en el río de la plata.


Algunas claves interpretativas.
Durante mucho tiempo se caracterizó a la década de 1820 como una época de anarquía y guerras civiles
entre caudillos provinciales. Pero, es necesario establecer otro enfoque. Lo que muchos historiadores
consideraban una etapa de desorden, puede ser explicado como parte de un proceso de luchas
inevitables para imponer un nuevo orden en el río de la plata, luego de disuelto el orden colonial. Las
luchas resultaron inevitables, porque se trataba de una sociedad integrada por grupos sociales y
regionales con intereses económicos, políticos e ideológicos enfrentados, no buscaba imponer a los
otros el orden que le resultaba más beneficioso.
El período de las autonomías provinciales: ¿uno o varios estados?
El Punto de partida del pedido que vamos a analizar es la llamada crisis del año 20. Pero ¿Cuáles fueron
las causas de esa crisis?
En 1819, El Congreso de las Provincias Unidas- el mismo que había declarado en 1816 la independencia-
sancionó en Buenos Aires la primera Constitución Argentina. Esta Constitución establecía una forma de
gobierno centralista (o unitario) que no reconocía la autonomía de las provincias. En la misma, sustituía
la división tripartita de poderes: El poder ejecutivo sería ejercido por el director supremo- concede en
Buenos Aires-, el cual era nombrado por el poder legislativo. Los gobernantes de las provincias serían
elegidos por el poder ejecutivo, al igual que los integrantes del poder judicial. La constitución enojo de
las provincias Quiénes- celosas de su autonomía- defendían la forma Federal de gobierno. El conflicto
terminó en un enfrentamiento armado: La batalla de Cepeda (1820), en la que las fuerzas dirigidas por
los caudillos del litoral avanzaron sobre Buenos Aires y finalmente derrotaron a las fuerzas porteñas.
Esta derrota tuvo como consecuencia la disolución de la autoridad central: El Directorio. De este modo,
se frenó el proceso de centralización política que Buenos Aires intentaba imponer desde los tiempos de
la revolución de mayo. A partir de entonces, se aceleró el proceso de fragmentación política dando lugar
a varios estados provinciales. Las provincias unidas se constituyeron como un conjunto de provincias
autónomas, que no respondían a ninguna autoridad central. Gradualmente, cada provincia dictó su
propia Constitución o estatuto que organizó sus instituciones: Un gobernador (o poder ejecutivo), una

2
legislatura adjunta al representantes (poder Las medidas del congreso.
legislativo) y jueces y tribunales de justicia Es fundamental estableció que hasta la
(poder judicial). sanción de una nueva Constitución Nacional,
Al mismo tiempo, cada provincia comenzó a las provincias se regían por sus propias
recaudar aranceles provenientes de las aduanas instituciones de gobierno. La Constitución que
ubicadas en las fronteras entre las provincias sancionaría el congreso debía ser puesta
(aduanas interiores) y que grababan las consideración de las provincias y no se
mercancías que transitaban de una provincia a promulgaría hasta que estas no las aceptaran.
otra. También acuñaron sus propias monedas y Además, se elevaba en el poder ejecutivo de la
comenzaron a manejar de forma independiente provincia de Buenos Aires la conducción de las
sus relaciones con los países extranjeros. relaciones exteriores de las Provincias Unidas
Los estados provinciales regularon sus del Río de la Plata.
relaciones políticas mediante la firma de pactos Por medio de la Ley de Presidencia, se creó el
y acuerdos, en los que estipulaban, entre otras cargo de presidente de las provincias unidas
cuestiones, las condiciones para alcanzar la paz, del río de la plata, para cuya primer ejercicio
el establecimiento de alianzas ofensivas y fue elegido Bernardino Rivadavia.
defensivas y la convocatoria de reuniones o También se sanciona la Ley de Capitalización,
congresos para organizar el país. Por ejemplo, Qué hizo de la ciudad de Buenos Aires la
en 1820 se firmó el tratado de Pilar entre capital del país. Con esta medida, la provincia
Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, qué perdió las rentas de la aduana - principal
celebraba el acuerdo de paz entre las partes fuente de ingresos fiscales-, las que pasaron a
firmantes y se comprometía a convocar un manos de las autoridades nacionales, y se
Congreso Constituyente. dividió el resto del territorio en la provincia del
Durante este periodo, Solo hubo un intento para Salado y la provincia del Paraná.
consolidar un gobierno central pero que fracasó Posteriormente, el Congreso Constituyente
en poco tiempo. En 1824 - y por iniciativa de sancionó una nueva constitución de carácter
Buenos Aires- se convocó a un Congreso unitaria.
General Constituyente, participación de representantes de todas las provincias. Así se tomaron
importantes decisiones: Se promulgó la ley fundamental, la ley de presidencia y la ley de capitalización.
Finalmente, en 1826, a instancias de Rivadavia - representante del grupo unitario- el congreso sancionó
una constitución de carácter centralista. Este documento proclamaba un sistema representativo,
republicano, consolidado en una unidad de régimen, es decir que optaba por el unitarismo. El
presidente duraba 5 años en sus funciones y era el encargado de elegir a los gobernadores provinciales.
En defensa del federalismo, las provincias rechazaron esta constitución, ya que consideraban que no
representaba sus autonomías. Además, las medidas tomadas por el gobierno de Rivadavia generaron
conflicto con los grupos que controlaban la producción en la provincia, ya que lo consideraron en
amenaza para sus intereses económicos. Por otra parte - en el contexto de la guerra con Brasil- el
gobierno de Rivadavia quedó en situación de debilidad, y en 1827, renunció. Con la renuncia de

3
Rivadavia el proyecto unitario se derrumbó. El congreso dejó de actuar y fue disuelto fracasando de este
modo un nuevo intento por alcanzar la unidad política. Un pedido nuevo sin autoridades centrales las
provincias resumieron su plena autonomía.
La regularización del Poder y los caudillos.
La crisis de 1820 introdujo fuertes cambios en las prácticas políticas del río de la plata. Importantes
modificaciones en las reglas del juego político que tendieron una fuerte militarización de las prácticas, a
la vez que nuevos actores cobraron un peso antes impensado, en un proceso que se conoce como la
ruralización de la política.
Desplomado el Directorio - cabeza del orden institucional a nivel nacional-, pero primero en las
provincias se fortaleció la figura de los caudillos, hombres la defensa de la autonomía su principal
bandera política. Los caudillos identificaban sus intereses con los de su localidad o región, e intentaban
influir en la forma de organizar a las provincias unidas del río de la plata. Venían a proclamar el fin de los
gobiernos centrales y de la supremacía porteña.
Se trataba de jefes militares rurales cuya autoridad no dependía del gobierno central. Provenían de
familias que habían sido poderosas durante la época colonial, propietarias de tierras y con cargos
militares, como Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires y Estanislao López en Santa Fe. Como
consecuencia del proceso de militarización inició durante la década revolucionaria, muchos jefes
militares que se habían destacado en los campos de batalla durante las guerras de Independencia se
convirtieron en caudillos políticos, adquirieron mucho prestigio en las regiones que habitaban y
asumieron el gobierno de las provincias e influyeron en las decisiones de quién gobernaba.
Lograron hacerse con el poder provincial Gracias al apoyo de las clases acomodadas, que veían en él a
un agente del orden, de restaurar el orden social y político que desde la revolución de mayo no se
encontraba garantizado. Además, estos sectores compartían los valores de la tradición hispana, la
religión y las costumbres.
Pero la principal base de apoyos se encontraban los sectores populares: sale los caudillos liderazgo
carismático y eran seguidos por peones de estancia y gauchos que integraban sus milicias, llamadas
montoneras. Entre caudillo y su milicia existía una relación clientelar, un vínculo social en el que una o
varias personas se encontraban subordinadas a otra u otras; este vínculo no estaba basado en un
contrato formal, sino que se sostenía a partir de la relación recíproca y desigual de ayuda o apoyo a
cambio de adhesión. En otras palabras, los peones y gauchos recibían protección, trabajo, alimento y
vivienda, a cambio de lealtad y servicio permanente al caudillo. De este modo, estas milicias rurales eran
movilizadas detrás de los conflictos de sus caudillos. Este aumento de la participación de las poblaciones
Rurales en la vida política rioplatense se conoce con el nombre de ruralización del poder (incremento
del poder político en la campaña). En el período colonial, el poder estaba concentrado en las ciudades,
es los cabildos o municipios gobernaban por medio de alcaldes de campañas. Esta situación cambió con
la movilización revolucionaria, qué obligó a incorporar a las masas Rurales a la política.
De esta manera, la condición indispensable para llegar al gobierno e influir en una provincia o región era
- junto a la posesión de riqueza- poseer fuerza militar, la cual se sustentaba en el control de las milicias

4
rurales locales., tal fue el caso de Facundo Quiroga, estanciero y comerciante de la provincia de La Rioja,
quién logró exceder su ámbito de pertenencia y proyectarse como una figura del cáncer regional.
Las interpretaciones acerca del caudillismo han sido muy diversas Y a lo largo del tiempo han cambiado
profundamente. Según la versión tradicional de la historia, los cabellos eran asociados con la anarquía y
el vacío de poder surgido tras la destrucción del orden colonial. De hecho, durante este periodo, la
violencia se constituyó como un elemento ineludible en el juego político: se multiplicaron el
fusilamiento de los contrincantes, así como las mutilaciones y las exposiciones de cadáveres se
convirtieron en un espectáculo corriente. De acuerdo a esta perspectiva, los caudillos eran los
responsables de las dificultades para organizar constitucionalmente el país. Hoy, ha cobrado fuerza una
visión bastante diferente. Los historiadores están de acuerdo con la idea de que, estos nuevos dirigentes
políticos posrevolucionarios eran la expresión de nuevas formas estatales: Los estados provinciales, que
a partir de 1820, defendieron la autonomía de sus provincias frente a los intentos centralistas que
partían de Buenos Aires.

También podría gustarte