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Mejorar la formación, un paso clave

para prestigiar la docencia


Hay un solo camino, la educación. Entrega 11 de 30: formación docente
Las prácticas de los futuros maestros deberían ser en escuelas “ejemplares”,
sugieren los especialistas.

Nuevos desafíos. Lograr que todos aprendan es el reto clave en el aula. JORGE SANCHEZ

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 Alfredo Dillon

Repensar la formación docente es uno de los desafíos del sistema educativo. Los
expertos coinciden en que mejorar los profesorados es un requisito clave para
“prestigiar” la docencia, es decir, hacer de la enseñanza una profesión “jerarquizada” y
valorada socialmente.

“Mejorar la calidad docente requiere una estrategia múltiple que atraiga a los mejores
candidatos a estudiar la docencia, los prepare mejor y los remunere como
profesionales”, plantea el informe Construyendo una educación de calidad, elaborado
por Diálogo Interamericano, una organización que nuclea a varios líderes regionales.

Mirá también: Un plan para formar educadores más sólidos

El debate sobre la formación docente resulta complejo, entre otros factores, por la
magnitud del sistema: hay 1386 institutos de formación en todo el país. Este panorama
fragmentado se complica aún más al sumar las 85 universidades que ofrecen títulos
docentes, generalmente para ejercer en el nivel secundario y terciario.

El énfasis en la práctica aparece como una cuestión central: desde 2009 los
profesorados prevén que haya un contacto con la “escuela real” ya en el primer año de
cursada. Y cuando los futuros docentes hacen sus prácticas en escuelas inclusivas –
aquellas que incluyen y “enseñan bien” a todos–, la formación resulta mucho más rica.

Mirá también: Es necesario definir qué se espera de los maestros

Esta es la conclusión a la que llegaron las especialistas Jennifer Guevara e Ivana


Zacarías en un estudio que acaba de publicar CIPPEC: “Las prácticas en escuelas
inclusivas promueven mejoras en el desempeño futuro de los docentes en formación;
en sus saberes, actitudes y disposiciones; y en los resultados de aprendizaje de los
estudiantes”, aseguran.

En otras palabras, elegir a las “escuelas ejemplares” para que los docentes hagan allí
sus prácticas resulta fundamental para mejorar la preparación de los futuros maestros.
“Las prácticas de formación docente en escuelas inclusivas son una vía de mejora de la
formación docente y, en consecuencia, de la equidad y la calidad de la educación que
brindan las escuelas”, sostienen Guevara y Zacarías.

“Las prácticas deben ser en escuelas innovadoras e inclusivas, para que el futuro
docente desarrolle la confianza en que todos los alumnos pueden aprender –sostiene
Carlos Torrendell, profesor del departamento de Educación de la UCA, que en 2017
empieza a dictar profesorados de educación primaria e inicial–. Un buen docente se
hace responsable del aprendizaje y desarrolla una variedad de estrategias para que
todos aprendan”. Para Torrendell, además, es clave que las prácticas “estén
fuertemente acompañadas y permitan abrir una reflexión para la mejora”.

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