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Martín Calderón – 202122043 – m.calderona@uniandes.edu.

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Porfirio y Santo Tomás de Aquino: Dos filósofos de diferente paladar


En el estudio de la relación entre humano y animal resulta oportuno destacar los aportes
ofrecidos por Santo Tomás de Aquino y Porfirio, filósofos que en dos épocas diferentes y con
posturas ciertamente opuestas intentaron responder a la cuestión de como el humano debería
relacionarse con el animal. Este ensayo busca rescatar los argumentos principales hallados en la
“Suma Teológica” de Santo Tomás y en “Sobre la abstinencia” de Porfirio para comprender sus
posturas, confrontarlas y concluir cómo los pensamientos de Porfirio chocan con la
argumentación teológica de Santo Tomás.
Para llegar a dicha confrontación argumental, primero se contextualizará a ambos autores,
después se presentará la argumentación de Santo Tomás de Aquino que evidenciará al humano
como un ser superior que puede hacer uso del animal y en contraparte se presentarán los
argumentos de Porfirio que expresarán una igualdad natural entre seres vivos humanos y no
humanos. Finalmente, se retomarán las ideas principales de ambos procesos argumentativos y
se concluirá al reconocer en que aspectos, la filosofía de Porfirio es incompatible con la de
Santo Tomás de Aquino.
Por una parte, se encuentra Santo Tomás de Aquino, uno de los principales filósofos de la edad
media, dado su relevancia en la exposición de la creciente religión cristiana y la explicación de
grandes preguntas o cuestiones que fue documentada en la “Suma Teológica”, siendo esta la
obra más famosa de toda la teología medieval que responde a 119 cuestiones oportunas a
tratar en la época. Una de estas cuestiones es la cuestión 96 titulada “Sobre el dominio que le
correspondía al hombre por su estado de inocencia”, en la que desarrolla la relación del
humano con las demás naturalezas de la creación. En este apartado del texto Santo Tomás
evalúa, entre otras cosas, la relación entre humano y animal y concluye que el animal tiene
como finalidad servir al humano.
Por otra parte, tenemos al filósofo Porfirio de gran influencia en la Antigüedad tardía, que en
repetidas ocasiones cuestionó los principios y costumbres de los peripatéticos, estoicos y
epicúreos que de forma sistemática menospreciaban la naturaleza animal y atribuían la
necesidad de subyugar al animal en la medida que le es útil al humano. Por lo tanto, Porfirio en
su obra “Sobre la Abstinencia” expone: 1) argumentos a favor de consumir carne bajo el
pensamiento de estas agrupaciones y su relación con los animales, 2) que se comprendía por
justicia y como se aplicaba entre humanos y 3) evidencia la racionalidad del animal y la
consecuente necesidad de evaluar la relación existente entre el humano y el animal.
Habiendo conocido un poco más sobre los filósofos a estudiar, se analizará el artículo 1 de la
cuestión 96 de la “Suma Teológica”, donde encontramos como Santo Tomás atribuye al humano
la posibilidad de servirse del animal dado el ordenamiento de la creación y el orden divino
dispuesto por Di-s. Con respecto al ordenamiento de la creación, Santo Tomás señala que la
creación se encuentra ordenada de lo imperfecto a lo perfecto, a partir del para qué o la
finalidad de las cosas, llegando a la conclusión de que la creación está hecha para el humano y
el humano es un fin en sí mismo, lo cual se sustentaría en el pasaje de la biblia en Génesis 1,26:
“Domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y las bestias de la tierra”. Además, con
relación al orden divino, el autor menciona que el humano gobierna sobre el resto de las
naturalezas, dado que está hecho a imagen y semejanza de Di-s, por lo que el humano hereda
de forma exclusiva con respecto a las otras naturalezas, aunque no de forma completa, las
posibilidades de razonar, prever y tener voluntad. A partir de lo anterior, se puede comprender
que en la medida que el humano es la naturaleza más perfecta de la creación y un fin en sí
mismo está destinado a gobernar la creación.
Ahora nos adentraremos en los pensamientos de Porfirio, que en el tercer libro de su obra
“Sobre la Abstinencia” busca demostrar que el animal es un ser racional. Para esto, el autor
comienza por señalar como la capacidad de comunicarse mediante un lenguaje, aunque sea en
ocasiones incomprensible para el humano, es una manifestación de racionalidad, dado que
demuestra que el animal es capaz de comunicar, usar y comprender signos. Además, Porfirio
resalta que el animal es un ser sensible, capaz de razonar lo que siente en función a la
supervivencia, lo cual es indispensable para comprender que los estímulos que los animales
reciben, al igual que para los humanos, modelan su conducta a partir de una estimación de la
utilidad de estos. Considerando esto, el autor concluye que el animal, al igual que el humano, es
un ser racional por su capacidad de sentir y razonar.
En resumen, tras la breve síntesis de las argumentaciones de Santo Tomás de Aquino y Porfirio,
resulta evidente señalar que Porfirio no estaría de acuerdo con la visión de Santo Tomás con
respecto a cómo el humano se debe relacionar con el animal, principalmente con respecto a la
perfección del animal y la consecuente subordinación de este. En cuanto a lo primero, la
argumentación de Porfirio pondría en duda la superioridad de la naturaleza humana con
respecto a la naturaleza animal, dado que si se considera que el animal también es racional y
tiene la capacidad de prever y expresar voluntad al reconocer que acciones van a producir
estímulos útiles, sería también posible argumentar que el animal está hecho a imagen y
semejanza de Di-s y establecer una igualdad natural entre animales y humanos. En cuanto a lo
segundo, considerando necesaria una igualdad natural, resultaría urgente repensar el
ordenamiento de la creación, en la medida en que una igualdad natural exigiría una justicia
natural que para Porfirio sería fundamental para garantizar una dignidad al animal que a su vez
involucraría la prohibición de alimentarse de este.

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