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2. Dispepsia funcional
Descripción general
Dispepsia funcional es un término para los signos y síntomas recurrentes de indigestión
que no tienen una causa obvia. También se la llama dolor de estómago no ulceroso o
dispepsia no ulcerosa.
La dispepsia funcional es común y puede durar mucho tiempo, aunque los signos y
síntomas son en su mayoría intermitentes. Estos signos y síntomas se asemejan a los de
una úlcera, como dolor o malestar en la parte superior del abdomen, a menudo
acompañado de distensión abdominal, eructos y náuseas.
Síntomas
Los signos y síntomas de la dispepsia funcional pueden incluir los siguientes:
Causas
No está claro qué causa la dispepsia funcional. Los médicos la consideran un trastorno
funcional, lo que significa que las pruebas de rutina pueden no mostrar anomalías. Por lo
tanto, se diagnostica en función de los síntomas.
Factores de riesgo
Sexo femenino
Edad (afecta más a las personas en etapa senil)
Uso de ciertos analgésicos de venta libre, como aspirina e ibuprofeno (Advil,
Motrin IB, otros), que pueden causar problemas estomacales
Fumar
Ansiedad o depresión
Antecedentes de abuso físico o sexual en la infancia
Infección por Helicobácter pylori
Criterios diagnósticos
Roma IV para dispepsia funcional
1. Presentar uno o más de los siguientes síntomas
Plenitud postprandial molesta
Saciedad precoz
Ardor epigástrico
Epigastralgia molesta
2. No hay evidencia de ningún trastorno orgánico que pueda explicar la enfermedad
(junto un estudio de endoscopia oral)
Para el síndrome de distrés postprandial
1. Plenitud molesta postprandial
2. Sin evidencia de enfermedad metabólica
3. Deben presentarse estos criterios por lo menos un día a la semana, en los últimos
3 meses
Puntos de apoyo para los criterios de Roma IV
Distención epigástrica
Eructos excesivos
Nauseas
Dolor o mejora con la ingesta de alimentos
Epigastralgia sin criterios de dolor biliar
Vaciamiento gástrico retrasado en un 25-35%
Infección por H. pylori
Juega un papel doble como factor promotor de la dispepsia funcional y como causa de la
misma, y se le denomina como dispepsia asociada a H. pylori, a aquella que ya erradicado
el germen persiste la mejoría por lo menos durante 6 meses.
Las pruebas más habituales en la clínica es un test de intolerancia para H. pylori, la
denominada “Test and treat”, que, de hecho, se recomienda realizar a todos los pacientes
con dispepsia no investigada.
Tratamiento
El tratamiento es multifactorial y es importante realizar la clasificación de los subgrupos
de la dispepsia funcional en PDS o EPS, ya que el tratamiento puede variar en uno y otro
caso. Los antisecretores, IBPs y AntiH2, han demostrado ser eficaces en el tratamiento de
la dispepsia funcional. Sobre todo, en el caso del EPS, ya que no son eficaces en tratar el
PDS. os procinéticos son también efectivos en el tratamiento y, sobre todo, en el tipo de
PDS. Deben ser procinéticos con acción central antiemética (cinitaprida, domperidona) ya
que en estudios se ha demostrado que fármacos con acción únicamente procinética a
nivel gastroduodenal no han conseguido tanta mejoría de los síntomas como los que
combinan ambas cualidades.
Diarrea aguda
Definición
Aumento del peso diario de las heces a más de 200 grs. Se considera diarrea aguda
cuando dura menos de 7-14 días y crónica si dura más de 2-3 semanas.
Etiología
Valoración clínica
Criterios de gravedad:
Brote epidémico o no
Uso de antibióticos u hospitalización reciente
Comportamiento sexual
Edad, etc.
Situación inmune del paciente. Pacientes con patología subyacente grave o
inmunodeficiencia tiene una mayor susceptibilidad a presentar una diarrea aguda de
origen infeccioso (p ej. infección por Salmonella spp, déficit de IgA y las infecciones por
Giardia.)
Las indicaciones para la sigmoidoscopia son:
Pacientes con signos o síntomas de proctitis
Diarrea sanguinolenta que no mejora en 10 días
Homosexuales
Se tomarán muestras para microbiología y para estudio anatomo-patológico. Ofrece datos
acerca de la extensión del proceso que puede sugerir otros diagnósticos como
enfermedad inflamatoria crónica o colitis isquémica.
Hasta el 20 % de los casos quedan sin diagnóstico.
Tratamiento
El objetivo principal es el reemplazamiento de las pérdidas de agua y electrolitos.
Si es leve se realiza tratamiento con líquidos, electrolitos y glucosa (solución de la OMS:
1000 cc de agua, 20 gr. de glucosa, 3,5 gr. de cloruro sódico, 2,5 gr. de bicarbonato sódico
y 1, 5 gr. de cloruro potásico).
Únicamente debe suspenderse temporalmente la ingesta de alimentos con lactosa porque
en las DA infecciosas se produce un déficit transitorio de lactasa.
Los antibióticos están indicados en:
Afectación clínica severa, patología subyacente grave, ancianos.
Infección por Shigella, C difficile y V cholerae.
Parasitosis: giardiasis y amebiasis.
Portadores de prótesis (ortopédicas, vasculares o cardíacas).
Enterocolitis de transmisión sexual: gonococo, Chlamydia, sífilis, herpes simple.
Anemias hemolíticas.
Se puede iniciar tratamiento con Trimetoprim/sulfametoxazol en dosis de 160/800 mg/12
h o Ciprofloxacino 500 mg/12 h durante una semana.
No es aconsejable el uso de agentes antidiarreicos (loperamida, codeína, difenoxilato) si
se sospecha un proceso enteroinvasivo por el peligro de aumentar la capacidad invasiva o
por la posibilidad de desarrollar un íleo paralítico o megacolon tóxico.
Diarrea crónica
Definición
Cualquier diarrea que persiste durante semanas o meses tanto si es constante como intermitente
y requiere estudio.
Clasificación
Mecanismo Clínica Ejemplos
Inflamatoria Fiebre, dolor abdominal, Colitis ulcerosa
melena Enfermedad de Crohn
Enterocolitis
GE eosinófila asociada a VIH
Osmótica Mejoría con el ayuno, Insuficiencia pancreática
estretorrea, pérdida de peso, Enfermedad celiaca
déficits nutricionales Déficit de lactosa
Crecimiento bacteriano
Secretora Diarrea acuosa, Síndrome carcinoide
deshidratación, efectos Sindrome de Zollinger-Ellison
sistémicos hormonales Adenoma pancreático
Colitis microscópica
Alteración motil Estreñimiento, síntomas Intestino irritable
neurológicos Impactación fecal
Enfermedad neurológica
Facticio Generalmente en mujeres, Abuso de laxantes
diarrea acuosa con
hipocalemia, astenia, edema
3% al 4% de la población.
“Reflujo fisiológico”
Si exceden el número y duración, ocurren día y noche, producen síntomas y lesión de mucosa
esofágica, “reflujo patológico”. Por pH-metría, se caracteriza por % de tiempo con pH menor de 4
> del 4%
Fisiopatologia
Barrera que evita el reflujo gastroesofágico, constituida por dos esfínteres: intrínseco, el esfínter
esofágico inferior “EEI” y el extrínseco, el “diafragma crural”. 60% de pacientes con ERGE - EEI
mecánicamente incompetente, presión basal menor de 10 mmHg y mide menos de 2 cm de
longitud.
Relajación normal del EEI, ocurre después de deglutir o de una peristalsis secundaria, dura 7
segundos. Después de la comida, puede tener relajaciones sin ser precedidas por deglución, duran
30 segundos. En pacientes con ERGE, se asocian con reflujo gastroesofágico ácido.
Falla motora del músculo del cuerpo esofágico. Peristalsis fallida o anormal del esófago es un
hallazgo muy frecuente en pacientes con ERGE. Ocasionan que los episodios de reflujo tengan más
duración Ocasionan que los episodios de reflujo tengan más duración. Provoca una mayor
exposición de la mucosa esofágica al ácido o bilis refluidos.
Manifestaciones esofágicas
PIROSIS. Suele aliviarse con antiácidos y se produce después de la ingesta de alimentos que
relajan el EEI.
DISFAGIA. Generalmente producida por estenosis péptica del esófago, si la luz esofágica se
reduce a menos de 13 mm.
Manifestaciones extraesofágicas
Diagnóstico
Se recomienda en pacientes con síntomas típicos de ERGE, menores de 45 años, con síntomas
de corta duración, sin síntomas de alarma.
Tratamiento
Cisaprida.
A dosis habituales, logran cicatrizar el 80% de las esofagitis por reflujo y a doble o triple dosis,
pueden cicatrizarse el 100%.
Cirugía antirreflujo.
Funduplicatura de 360ª tipo Nissen, de las técnicas más efectivas para el control de la ERGE.
90% de pacientes operados con esta técnica a los 10 años ya están libres de esofagitis.
Pancreatitis crónica.
La pancreatitis crónica es una entidad patológica caracterizada por daño irreversible del
páncreas, a diferencia de los cambios reversibles que aparecen en la pancreatitis aguda. El
trastorno se caracteriza mejor por tener anormalidades histológicas que incluyen
inflamación crónica, fibrosis y destrucción progresiva del tejido exocrino y al final, del
endocrino. Diversas causas pueden ocasionar pancreatitis crónica y puede originar las
complicaciones características de dicha forma de pancreatitis como dolor abdominal,
esteatorrea,
adelgazamiento y diabetes
mellitus.
En los adultos
estadounidenses el
alcoholismo es la causa
más común de pancreatitis
crónica clínicamente
manifiesta, en tanto que la
fibrosis quística constituye
el origen más frecuente de
ese trastornos en niños.
Cuadro clínico de la
pancreatitis crónica
Los pacientes de
pancreatitis crónica acuden
al médico más bien por dos
síntomas: dolor abdominal,
o mala digestión y pérdida
ponderal. El dolor puede
ser muy variable, en sitio,
intensidad y frecuencia.
Puede ser constante o
intermitente y haber
frecuentes intervalos sin él.
La ingestión de alimentos
puede exacerbar el dolor y
ello hace que la persona tema comer, y como consecuencia, adelgace. El dolor en sus
características varía desde leve a muy intenso e incluso puede ocasionar dependencia de
narcóticos como consecuencia frecuente. La digestión deficiente se manifiesta por diarrea
crónica, esteatorrea, adelgazamiento y fatiga.
A diferencia de lo observado en la pancreatitis aguda, los niveles de amilasa y lipasa
séricas no están demasiado elevados en la pancreatitis crónica. El incremento del nivel de
bilirrubina y fosfatasa alcalina en suero pueden denotar colestasis, que es consecuencia
de estenosis del colédoco causada por la inflamación crónica.
En los estudios iniciales, en promedio 40% de los individuos con pancreatitis crónica tenía
malabsorción de cobalamin (vitamina B12); tal deficiencia se corrige por la administración
en enzimas pancreáticas ingeribles.
El tratamiento de la esteatorrea por medio de enzimas pancreáticas es directo a pesar de
que pocas veces se corrige del todo tal manifestación. La administración de enzimas por lo
común controla la diarrea y restaura la absorción de grasas a un nivel aceptable y logra el
incremento ponderal.
MANIFESTACIONES GASTRICAS
Gastritis
La gastritis que se origina después de la infección por H. pylori puede desarrollarse como
gastritis aguda (dolor epigástrico, náuseas y vómitos). La gastritis crónica se caracteriza por
infiltración inflamatoria crónica, constituida por linfocitos y células plasmáticas, con
presencia de folículos linfoides y un grado variable de actividad. La gastritis crónica por H.
pylori es un proceso dinámico que evoluciona hacia la atrofia que afecta al antro y se
extiende en dirección al cuerpo.
Ulcera péptica
La asociación de H. pylori con la úlcera duodenal es clara, ya que un 90 - 95% de los
pacientes presentan el microorganismo y se curan en su gran mayoría al erradicar la
bacteria. Con respecto a la úlcera gástrica, también existe una clara relación, aunque sólo
un 70% de este tipo de úlceras está asociada a la presencia de H. pylori, el resto se asocian
al consumo de antiinflamatorios.
El 90% de los pacientes con linfoma MALT son positivos para dicha bacteria. Este tipo de
linfoma se localiza preferentemente en el antro del estómago, dado que es la zona donde
existe más tejido linfoide. Además, varios estudios apoyan la asociación de H. pylori con
esta enfermedad puesto que tras la erradicación de la bacteria se ha observado la regresión
del linfoma de bajo grado.
METODOS DE DETECCION
Métodos no invasivos
Serología
Detecta anticuerpos IgG o IgA contra el H. pylori en el suero, sangre total u orina del
paciente, mediante la técnica de ELISA. Puede ser realizada de manera cuantitativa en el
laboratorio o de manera cualitativa en el mismo consultorio a través de kits especiales.
Métodos invasivos
Detecta la enzima ureasa en muestras de biopsia del antro gástrico que consiste en colocar
una o dos piezas de tejido en agar que contiene urea y un reactivo de pH. La ureasa
hidroliza la urea liberando amonio, el cual alcaliniza el pH, produciendo un cambio de color
del reactivo.
Histología y citología
Cultivo
Amoxicilina: penicilina por vía oral -aunque puede darse también intravenosa- muy
ampliamente utilizada para multitud de infecciones, especialmente del árbol respiratorio.
Para el HP se utiliza a distintas dosis (500 mg/6 horas, 500 zng/4 horas, 1 g/12 horas, o 1
g18 horas). El paciente se trata de 7 a 14 días según los distintos regímenes.
Ocasionalmente puede producir colitis pseudomembranosa por Clostridium difficile.
7. Metabolismo Bilirrubina
Fisiopatología en la formación de cálculos biliares
En la fisiopatología de los cálculos biliares de colesterol se involucran diferentes desajustes
tales como, la alteración en la secreción de lípidos biliares, la cristalización o nucleación del
colesterol, la sobreproducción de proteínas mucinas que modifican la motilidad de la
vesícula biliar y la alteración en el transporte intestinal de colesterol. En estas fases
intervienen numerosas moléculas por ejemplo, los transportadores ABCG5, ABCG8, ABCB11
y ABCB4, los genes MUC que se encargan de expresar las proteínas mucinas, la
colecistocinina (CCK) y su receptor tipo 1 y la proteína de Niemann-Pick C1L1 intestinal
(NPC1L1). En esta revisión, discutimos los resultados de estudios sobre estas moléculas que
tienen una participación específica dentro de la formación de los cálculos biliares de
colesterol.
La modulación de la expresión de estas proteínas, puede ser una importante pauta de
investigación para el hallazgo de una diana terapéutica para la prevención y el tratamiento
de esta enfermedad de la vesícula biliar.
La hipersecreción de colesterol biliar es un proceso necesario para generar cálculos biliares,
pero no suficiente; en este paso, se alteran las interacciones hidrofóbicas de los tres
principales lípidos biliares (colesterol, fosfolípidos y sales biliares) y en particular, las sales
no son suficientes para emulsificar el colesterol, lo que genera sobresaturación en bilis.6 La
formación de vesículas con fosfolípidos y escasas sales biliares, denominadas unilamelares
o liposomas biliares, puede evolucionar a vesículas multilamelares, en donde los niveles de
colesterol son elevados, originando un cambio fisicoquímico clave para la formación de
cálculos: la nucleación, es decir, el cambio de fase del colesterol desde un estado líquido a
otro sólido de microcristales.5,7 Estos cambios en la composición de la bilis impiden la
absorción de lípidos biliares por parte del epitelio vesicular, produciendo reacciones de
inflamación, infiltración celular, edema, hipersecreción de mucina, formación de lodo biliar
y todos estos factores intervienen en el desarrollo de litiasis de colesterol.
Ictericias
La bilirrubina normal del adulto y del niño mayor es menor de 1 mg/dl. Cuando la cifra de
bilirrubina en la sangre excede de 1 mg/dl, existe hiperbilirrubinemia. La bilirrubina se
acumula en sangre, y cuando alcanza una cierta concentración difunde a los tejidos. Este
signo se denomina ICTERICIA y se evidencia por la coloración amarilla en piel y mucosas,
manifestación clínica muy común. La hiperbilirrubinemia puede deberse a una producción
excesiva de este pigmento o a una deficiencia en su excreción y se observa en numerosas
enfermedades, que van desde la hepatitis viral hasta cáncer de páncreas.
La ictericia en los adultos aparece con valores de bilirrubina mayores de 2 mg/dl. Para que
un recién nacido esté ictérico la bilirrubina debe ser mayor de 7 mg/dl. Más del 50% de
todos los recién nacidos y un porcentaje más alto de prematuros desarrollan ictericia. Más
del 5% de los recién nacidos a término normales presentan valores de bilirrubina mayores
de 13 mg/dl.
La hiperbilirrubinemia puede deberse a la producción excesiva de bilirrubina que el hígado
normal puede excretar o puede resultar de la insuficiencia del hígado dañado para excretar
la bilirrubina producida en cantidades normales. La obstrucción de conductos excretorios
del hígado, también causará hiperbilirrubinemia.
TIPOS DE ICTERICIAS
El aumento de la bilirrubina sérica puede ocurrir por cuatro mecanismos:
- sobreproducción,
- disminución de captación hepática,
- disminución en la conjugación y
- disminución en la excreción de la bilis (intra o extrahepática).
Esto ha ayudado a clasificar las ictericias en:
- Pre-hepáticas o Hemolíticas,
- Hepáticas o Hepotocelulares y
- Post-hepáticas u Obstructivas o colestáticas
Ictericia pre-hepática
La hemólisis es la causa más común del exceso de bilirrubina indirecta. También si existe
dificultad en la captación de la bilirrubina plasmática por el hígado, se producirá una
hiperbilirrubinemia a expensas de la bilirrubina no conjugada.
Existe un aumento de la producción de bilirrubina por una destrucción excesiva de los
eritrocitos. Predomina la bilirrubina indirecta o no conjugada y las pruebas de función
hepática son normales.
En estos casos existe un aumento de la bilirrubina en sangre, a expensas de su forma no
conjugada y no existe coluria (coloración en orina). Hay coloración oscura de las heces
fecales por acúmulo de estercobilinógeno (hipercolia).
Las causas más frecuentes de ictericia pre-hepática son:
1) hemólisis por reacción transfusional
2) desórdenes hereditarios de glóbulos rojos: incluyen los siguientes fenómenos:
a) anemia de células falciformes (más frecuente en la raza negra)
b) talasemia
c) esferocitosis: fragilidad de la pared del glóbulo rojo por deficiencias enzimáticas
3) desórdenes hemolíticos adquiridos: como en el paludismo, la enfermedad hemolítica del
recién nacido por incompatibilidad de los Rh madre-hijo
4) enfermedades hemolíticas del Sistema Reticuloendotelial
5) anemia hemolítica autoinmune
Ictericia fisiológica neonatal:
Esta hiperbilirrubinemia resulta de una hemólisis acelerada y de un sistema hepático
inmaduro para la captación, conjugación y secreción de la bilirrubina. Debido a que está
elevada la bilirrubina no conjugada, esta puede penetrar la barrera hemoencefálica. Esto
puede resultar en un querníctero (encefalopatía tóxica hiperbilirrubinémica).
Enfermedades que pueden producir ictericia
- Anemia de células falciformes
La anemia falciforme es una enfermedad hereditaria de los glóbulos rojos. Se caracteriza
por la presencia de una hemoglobina de estructura anómala, que precipita en el glóbulo
rojo, disminuyendo la vida media del eritrocito.
- Deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa (G6PDH)
Esta deficiencia tiene carácter congénito. En la mayor parte de los casos se requiere la
presencia de un agente desencadenante para que la hemólisis se presente. La deficiencia
de G6PDH produce carencia del NADPH necesario para mantener el estado redox en el
eritrocito.
Ictericia Hepática
Este tipo de ictericia puede deberse a fallas en la captación, conjugación o excreción de
bilirrubina por el hígado. A este tipo de ictericias se las denomina también mixtas ya que
pueden cursar con incremento de la bilirrubina no conjugada, de la conjugada, o de ambas,
dependiendo de la alteración primaria.
Las causas de la ictericia hepática son:
1) disminución de la captación de bilirrubina por el hígado (poco frecuentes, son desordenes
genéticos)
2) disminución de la conjugación de bilirrubina (deficiencia de glucuroniltransferasa)
3) daño hepatocelular (muy frecuentes):
a) hepatitis
b) cirrosis
c) cáncer del hígado
- Síndrome de Crigler-Najjar:
Se caracteriza por ictericia congénita grave debida a la ausencia hereditaria de actividad de
bilirrubina UDP-glucuroniltransferasa en el hígado
- Enfermedad de Gilbert:
Parece haber un trastorno en la depuración hepática de la bilirrubina, posiblemente por un
defecto en su absorción por las células parenquimatosas del hígado. Sin embargo, también
la bilirrubina UDP glucuroniltransferasa tiene actividad reducida en el hígado de estos
enfermos.
- Síndrome de Dubin-Johnson (ictericia idiopática crónica):
Se presenta en la niñez o durante la edad adulta. Es provocada aparentemente por un
defecto en la secreción hepática de la bilirrubina conjugada en la bilis.
Ictericia post-hepática
Se debe al fallo para excretar la bilirrubina desde el hepatocito al duodeno. Se diagnostica
por va lores de bilirrubina directa mayores de 2 mg/dl o por una bilirrubina directa mayor
del 15% de la bilirrubina total. Es siempre patológica. Se caracteriza porque la bilis no llega
al duodeno. No hay coloración en materia fecal (acolia), hay coloración excesiva en orina
(coluria).
Las causas de la ictericia post-hepática son:
1) Desórdenes estructurales del tracto biliar.
2) Colelitiasis (cálculos en la vesícula): el cálculo obstruye el paso de la bilis.
3) Atresia congénita de las vías biliares extrahepáticas.
4) Obstrucción biliar por tumores: principalmente causados tumores en la cabeza de
páncreas y en la ampolla de Vater.
Generalmente los pacientes con ictericia obstructiva (post-hepática) tienen una coloración
amarillo-verdosa. Además hay prurito debido a que la bilirrubina se fija en la grasa de los
tejidos.
- Obstrucción del árbol biliar:
Resulta del bloqueo de los conductos hepáticos o del colédoco. El pigmento biliar pasa de
la sangre al interior de los hepatocitos como lo hace en forma habitual, pero no se excreta.
Como consecuencia de esto, la bilirrubina conjugada es absorbida al interior de las venas
hepáticas y de los vasos linfáticos
Pruebas Diagnósticas
El diagnóstico de ictericia es un diagnóstico clínico al observarse una coloración amarillenta
de las conjuntivas y/ o de la piel. Debe diferenciarse de otras enfermedades que producen
coloración amarillenta de la piel, como el consumo muy importante de carotenoides
presentes en frutas y vegetales (zanahorias, verduras con hojas, melocotones y naranjas).
En este caso no se afectan las conjuntivas (solo se afecta la piel) y el depósito suele producir
una coloración amarillenta localizada en las palmas de las manos, plantas de los pies y
frente. En cualquier caso el diagnóstico es sencillo al realizar una análisis y observar un
aumento de la bilirrubina en la sangre. Una vez demostrado que la bilirrubina está alta se
debe valorar qué tipo de bilirrubina está aumentada en sangre:
Si el aumento es a expensas de la bilirrubina no conjugada o indirecta se debe pensar en:
Una hemolisis, en cuyo caso suele haber un descenso del número de glóbulos rojos
en sangre.
La toma de algunas medicinas, como la rifampicina para tratar la tuberculosis y otras
infecciones.
Enfermedades hereditarias del hígado como el síndrome de Gilbert o el síndrome
de Crigler-Najjar.
Si el aumento de bilirrubina es a expensas de la bilirrubina conjugada o directa, los
pacientes suelen referir la eliminación de orina de coloración oscura (del color del
té o de la coca-cola) y, en ocasiones, la emisión de heces pálidas. En estos casos hay
que ver como se encuentra el resto de la función del hígado:
Si la función del hígado es normal se debe pensar en un síndrome de Dubin-Johnson.
Si la función del hígado está alterada se deben valorar diversas enfermedades del
hígado o de las vías biliares y hacer las pruebas adecuadas, nuevos análisis,
ecografías, TAC, RMN e incluso biopsia del hígado.
PRUEBAS DE FUNCIÓN HEPATICA
Los análisis de la función hepática ayudan a los médicos a determinar si el hígado está
lesionado. Si su hijo presenta síntomas de enfermedades hepáticas —incluyendo la
ictericia (piel u ojos amarillentos), orina oscura, náuseas, vómitos o hinchazón
abdominal— es posible que se le hagan estos análisis. También es posible que se lleven
a cabo para diagnosticar infecciones virales (como la hepatitis o la mononucleosis) o
para controlar los efectos de ciertos medicamentos que pueden tener efectos
colaterales en el hígado.
Los análisis de la función hepática evalúan lo siguiente:
Etiología:
Ulcerosa: infecciones por H. Pylori, inducidas por drogas (AINES, ASA), Estrés, Sx de Zollinger Ellison,
idiopática.
Erosiva: esofagitis, gastritis, duodenitis, erosiva péptica, inducida por fármacos (AINES,
ANTIBIOTICOS), infecciosa (Candida).
Malformaciones vasculares: lesión de Dieulafoy, angiomas idiopáticos, telangiectasia hemorrágicas
hereditarias, angiodisplasias.
Dependientes de hipertensión portal: varices esofágicas, gástricas, duodenales, gastropatía portal
hipertensiva.
Tumores: benignos, pólipos, malignos, adenocarcinomas, linfomas.
Traumática: Sx de Mallory Weiss, ingesta de cuerpo extraño, post polipectomía gastroduodenal,
fistula aorto-enterica.
CLÍNICA:
Hematemesis (Suele ser de tipo de hemorragia alta), Melena, Hematoquezia o proctorragia
(hemorragia de tracto digestivo terminal o colónico), Enterorragia (Hemorragia media).
DIAGNOSTICO
Diagnóstico general explicado abajo.
Diagnóstico por imagen: Endoscopia puede identificar el 95% del origen de la hemorragia
HDA. Por lo que es importante realizarla entre la 2 y 24 hrs desde su admisión, siempre y
cuando el paciente este hemodinamicamente estable.
Rx de tórax/abdomen, colocación de sonda nasogástrica, Endoscopia digestiva alta, si la
endoscopia es negativa se recomienda hacer un estudio radiológico seriado de tubo
digestivo de marco duodenal y medio para hallar malformaciones o alteraciones de rotación
del intestino. En caso de que se encuentre negativo, solicitar una arteriografía de tronco
celíaco.
TRATAMIENTO
Corregir la causa y establecer al paciente con soluciones como cristaloides, fisiológicos,
hemoderivados.
Tratamiento endoscópico como ligaduras, hemoclips, agentes hemostáticos
Media (HDM)
ETIOLOGÍA
CLINICA
DIAGNOSTICO
BAJA (HDB)
Aquella cuyo lugar de sangrado abarca desde la válvula ileocecal hasta el ano.
ETIOLOGÍA
Pólipos benignos juveniles hemartomatosos, colitis ulcerosa, fisuras en zona rectoanal, criptisis,
medicaciones abrasivas rectoanales, hemorroides, alergias alimentarias, hemangiomas, tumores,
parasitosis irritantes o penetrantes, cuerpos extraños, prolapso rectal, síndrome urémico
hemolítico, colitis linfofolicular.
CLÍNICA
El sangrado, según su cuantía y velocidad, puede llevar a pérdidas importantes de volemia y causar
descompensación hemodinámica con shock o ser una pérdida crónica, de bajo fl ujo, que se exprese
como una anemia por sangrado oculto en materia fecal.
DIAGNOSTICO
DIÁGNOSTICO GENERAL:
Anamnesis
Examen físico: En principio: signos vitales, coloración de la piel y relleno capilar.
Exploración física: Buscarse la presencia de signos de hipertensión portal
(hepatoesplenomegalia, ascitis, circulación colateral), de masas abdominales, dolor a la
palpación, fisuras, fístulas, de induración o abscesos perianales, hemorroides, masa rectal
palpable, en piel buscar palidez, ictericia, equimosis, vasos sanguíneos anómalos, eritema
palmar, uveítis, entre otros.
Exámenes de laboratorio: Solicitar biometría hemática, electrolitos séricos, pruebas de
función hepática, química sanguínea, sangre oculta en heces, pruebas de coagulación.
Disfagia esofágica
Historia clínica
La disfagia esofágica también se denomina disfagia “baja”, refiriéndose a la probable
ubicación en el esófago distal—si bien es de destacar que algunos pacientes con formas
de disfagia esofágica tales como acalasia pueden ubicarla en la región cervical,como si
fuera una disfagia orofaríngea. La disfagia que se presenta por igual con sólidos y líquidos
a menudo refleja un problema de motilidad esofágica. Esta sospecha se ve reforzada
cuando la disfagia intermitente para sólidos y líquidos se acompaña de dolor torácico. La
disfagia que se presenta solo con sólidos pero nunca con líquidos sugiere la posibilidad
de obstrucción mecánica, y que la estenosis luminal tiene un diámetro <15mm. Si la disfagia
es progresiva, en particular se debe considerar una estenosis péptica o un carcinoma.
Vale también la pena destacar que los pacientes con estenosis pépticas suelen tener
síntomas de larga data como pirosis y regurgitación, pero no pérdida de peso. A la
inversa, los pacientes con cáncer esofágico tienden a ser de más edad, de sexo
masculino, y suelen presentar un adelgazamiento marcado.En caso de disfagia
intermitente con impactación de alimentos, especialmente en hombres jóvenes, se debe
sospechar una esofagitis eosinofílica. El examen físico de los pacientes con disfagia
esofágica habitualmente tiene un valor limitado, si bien los pacientes con cáncer
esofágico pueden presentar linfadenopatías cervicales/supraclaviculares palpables.
Algunos pacientes con escleroderma y estenosis pépticas secundarias también pueden
presentarse con el síndrome de CREST–por sus siglas en inglés -(calcinosis, fenómeno
de Raynaud, compromiso esofágico, esclerodactilia, y telangiectasia).La halitosis es un signo
muy inespecífico que puede sugerir una acalasia avanzada o una obstrucción de larga
data, donde se acumulan residuos de lenta descomposición en la luz del esófago.La
historia clínica es la piedra angular de la evaluación y se debe considerar en primera
instancia. Una gran preocupación con la disfagia esofágicaes descartar la neoplasia
maligna. La historia del paciente puede dar algunas pistas. Es probable que se trate de una
neoplasia malignasi se observa: Duración breve–menos de 4 meses Avance de la
enfermedad Disfagia más para sólidos que para líquidos
Tratamiento de la disfagia orofaríngea
Los pacientes con disfagia requieren estrategias dietéticas para concentrar sus
requerimientos calóricos y proteínicos en el escaso volumen de comida que pueden ingerir.
Una reciente resolución del Consejo de Europa sobre los cuidados nutricionales
hospitalarios recomienda el desarrollo de guías para la identificación de la disfagia como
origen de desnutrición, la homogeneización de las viscosidades y texturas necesarias, la
monitorización de la ingesta calorico proteínica y la disponibilidad de texturas y
viscosidades apropiadas para cada tipo de paciente34. Estas recomendaciones están
encaminadas a minimizar el impacto de la disfagia y de la desnutrición en la salud y la
calidad de vida de los pacientes hospitalizados, y debe ser posible aplicarlas de forma
extrahospitalaria una vez el paciente es dado de alta.
10. Cáncer gástrico
El cáncer de estómago o cáncer gástrico es un tipo de crecimiento tisular maligno producido por la
proliferación contigua de células anormales con capacidad de invasión y destrucción de otros
tejidos y órganos, en particular el esófago y el intestino delgado. En las formas metastásicas, las
células tumorales pueden infiltrar los vasos linfáticos de los tejidos, diseminarse a los ganglios
linfáticos y, sobrepasando esta barrera, penetrar en la circulación sanguínea para diseminarse a
cualquier órgano del cuerpo.
El linfoma gástrico corresponde a menos del 5 % de todos los tumores gástricos malignos y está
particularmente asociado con el virus de Ebstein-Barr.
Epidemiología
A nivel mundial, el cáncer gástrico corresponde a la segunda causa de muerte por cáncer en
hombres y a la tercera en mujeres.
El 80.2% de los pacientes con esta neoplasia se diagnosticaron en etapa IIIB y IV; presentando una
sobrevida a dos años del 13.8%, el promedio de edad de los pacientes correspondió a 58.6 años.
Es una patología con origen mayoritariamente ambiental y tiende a emerger de una gastritis o
inflamación crónica subyacente acompañada de hipoclorhidia, la cual suele ser ocasionada por
Helicobacter pylori.
Etiología
Hay muchos factores que intervienen en la etiología de este carcinoma, entre ellos:
Dietéticos Son factores de riesgo los alimentos salados, ahumados y ricos en grasas, así
como la ingesta de alcohol, bebidas calientes y una dieta pobre en fibra, frutas y vegetales.
El consumo de compuestos N-nitrosos y las nitrosaminas endógenas promueven la
carcinogénesis gástrica, mientras que algunos antioxidantes, por ejemplo el ácido ascórbico,
pueden bloquear la preparación de esos compuestos.
Historia familiar Los casos hereditarios corresponden únicamente a un rango entre el 1 y
3% de todas las neoplasias gástricas. La prevalencia de metaplasia intestinal, de gastritis
atrófica e hipoclorhidria es significativamente mayor en familiares de primer grado de
pacientes con adenocarcinoma gástrico hereditario de tipo difuso, síndrome de Lynch y
poliposis adenomatosa familiar.
Existe una asociación genética ligada a mutaciones en el gen CDH1 hasta el 40 % de los
familiares con adenocarcinoma difuso hereditario. Se estima que el riesgo a lo largo de la vida
para contraer este cáncer a los 80 años es 67 % en hombres y 83 % en mujeres.
Mientras que el CG de tipo difuso tiene relación con sangre de tipo A, el género femenino, con
la mutación de la E. cadherina y el CDH1, el tipo intestinal es más ambiental, pues solamente
tiene relación con la mutación en el gen APC. Se ha reportado un aumento de tres veces el
riesgo de CG entre familiares de primer grado.
Lesiones premalignas Son las que se asocian con gastritis crónicas (H. pylori, anemia
perniciosa, gastritis crónica atrófica, metaplasia intestinal, entre otros). Estas se relacionan
sobre todo con el tumor de subtipo intestinal. La enfermedad de Ménétrier o gastritis
hipertrófica grande tiene un 10 % de asociación con el CG
Helicobacter pylori Es una bacteria gram negativo que se adquiere temprano en la infancia
y permanece durante el resto de la vida adulta si no se trata. Al menos el 50 % de los adultos
están infectados por esta bacteria; sin embargo, la minoría (menos del 1 %) desarrollan CG.
Es responsable de hasta el 90 % de los cánceres que no son del cardias.
El CG tiende a emerger de una gastritis o inflamación crónica subyacente acompañada de
hipoclorhidia, la cuál suele ser ocasionada por H. pylori. La gastritis promueve la
carcinogénesis mediante la cascada de Correa, que inicia con gastritis crónica atrófica,
evoluciona luego a metaplasia intestinal, a displasia y por último a neoplasia. Este mecanismo
sucede entre los 30 y 50 años y los cambios iniciales ocurren en la primera década de la vida,
que es cuando coloniza H. pylori.
Las cepas de H. pylori más virulentas son las productoras de la citotoxina vacuolizante A (VacA)
y las que poseen el gen A asociado a citotoxina (CagA). Especies reactivas de oxígeno pueden
ser generadas por la infección y causar mutaciones en el ADN. En cuanto a factores del
hospedero, los que poseen bajos niveles de hierro inducen una mejor adherencia de la
bacteria al epitelio de la mucosa gástrica. También pueden presentar polimorfismos del gen
que codifica la citoquina inflamatoria interleucina-1B y tienen mayor riesgo de padecer
lesiones precancerosas.
El gen citotóxico CagA codifica para una oncoproteína que ingresa directamente a las células
gástricas por un mecanismo de secreción tipo IV(2). Una vez dentro del citoplasma, el CagA se
fosforila en secuencias EPIYA que inician la carcinogénesis. Las secuencias EPIYA se clasifican
en A, B, C y D, de acuerdo con los aminoácidos terminales.
Otros factores de riesgo Algunos de los factores de riesgo modificables son la presencia de
obesidad, el tabaco y el formar parte de un nivel socioeconómico bajo, pues este último es
consistente con la mayor prevalencia de H. pylori. Por otra parte, los factores de riesgo no
modificables comprenden el género masculino, la edad avanzada y el hecho de pertenecer al
grupo sanguíneo A
Clasificación
También los adenocarcinomas de estómago pueden clasificados por el sitio anatómico de origen:
proximales sí surgen en la región del cardias gástrico o dístales, si surgen en cualquier otro sitio
Adenocarcinoma gástrico de tipo intestinal conforma hasta 70% de los casos. Es el subtipo
histológico más frecuente en áreas de alta incidencia y está plenamente influenciado por
factores ambientales. Predomina en hombres de mayor edad, con un pico a los 70 años. Ante
un estímulo lesivo, el epitelio normal del estómago desarrolla gastritis crónica atrófica que
evoluciona a metaplasia y posteriormente a lesiones displásicas.
Su localización más frecuente es en el estómago distal con ulceraciones y suele ser bien
diferenciado.
Cáncer gástrico difuso presenta alta invasión, mal pronóstico y es indiferenciado. Este
predomina en ambos sexos con una mediana edad a los 38 años. Con frecuencia existe
historia familiar con penetrancia autosómica dominante. En este caso, el tumor de tipo
difuso no deriva de lesiones premalignas, sino que el carcinoma es la primera expresión de la
enfermedad. Implica engrosamiento generalizado del estómago; especialmente en el cardias
se puede presentar como linitis plástica por la infiltración de la pared del estómago con el
tumor. Se relaciona con mutaciones en el gen CDH1 entre el 30 y 50%. Esta mutación
predomina en mujeres e implica pérdida de la función de la E-cadherina (molécula implicada
en uniones intercelulares y migración celular). La incidencia del linfoma gástrico está
aumentando con un predominio en el género masculino y un pico a los 60 años. La mayoría
son linfomas no Hodgkin, y el estómago es el sitio extraganglionar más común. En hombres
jóvenes el linfoma primario de células B del estómago deriva del tejido linfoide asociado
mucosas (MALT) y está asociado con la infección por Helicobacter pylori. Los tumores del
estroma gastrointestinal (GIST) corresponden al 5 % de todos los sarcomas y el estómago es el
sitio más frecuentemente afectado. Estos surgen mayormente de la pared intestinal y parecen
originarse de células intersticiales de Cajal, que tienen función peristáltica.
Clínica
Los síntomas al inicio son inespecíficos y similares a los de otras patologías gástricas, como la
úlcera péptica, por ejemplo. El dolor epigástrico que se alivia temporalmente con antiácidos es un
síntoma temprano en el 70 % de los casos. Conforme avanza la enfermedad, puede presentarse
dolor abdominal difuso, náuseas, vómitos, saciedad temprana y síndrome constitucional (anorexia,
astenia y pérdida de peso).
El examen físico es normal al inicio y solo un tercio de los pacientes presentarán sangre oculta en
heces. Posteriormente, se puede hallar caquexia, masa abdominal y hepatomegalia. Algunas
adenopatías podrían predecir metástasis, como ocurre con la adenopatía supraclavicular izquierda
(nódulo de Virchow), adenopatía periumbilical (nódulo de hermana María José) y adenopatía
axilar izquierda (nódulo de Irish).
Las localizaciones más frecuentes de afectación metastásica son: hígado, peritoneo, ganglios
locorregionales y, a distancia, ovario, sistema nervioso central, hueso y pulmón. La afectación
metastásica ovárica se conoce como tumor de Krukemberg. La afectación peritoneal
(carcinomatosis peritoneal) puede provocar estreñimiento, dolor abdominal difuso y ascitis.
También la enfermedad metastásica podría presentarse con fracturas patológicas o derrame
pleural. En estadios avanzados se pueden encontrar cuadros paraneoplásicos, los cuales son
infrecuentes. Lo más prevalente es el estado de hipercoagulabilidad (síndrome de Trousseau), que
podría presentarse con tromboembolismo y trombosis venosa profunda. Menos frecuentemente
podrían aparecer lesiones cutáneas como queratosis seborreica, acantosis nigricans o vasculitis
sistémicas.
Diagnóstico
Neoadyuvancia
El tratamiento con neodadyuvancia previo a la cirugía se recomienda a todos los pacientes con
un tumor potencialmente resecable T2N0 o más alto.
Por otra parte, en pacientes con múltiples comorbilidades se recomienda oxiliplatino junto con
una infusión de FU y LV (esquema FOLFOX) o capecitabina más oxaliplatino (régimen CAPOX.
Adyuvancia
Se recomienda terapia adyuvante para todos los pacientes que se sometieron a una cirugía
potencialmente curativa con adenopatías positivas (estadio IB) y para aquellos con enfermedad
T3- T4N0. Por lo tanto, se utiliza tratamiento adyuvante en aquellos pacientes que no tuvieron una
adecuada linfadenectomía D2 (que incluye los ganglios perigástricos D1, así como los ganglios de
la arteria gástrica izquierda, la arteria hepática común, la arteria celiaca, el hilio esplénico y la
arteria esplénica [ganglios D2]), con la meta de examinar al menos 16 nódulos linfáticos. Si se
realizó una linfadenectomía adecuada, se podría omitir el uso de radioterapia.
En pacientes con cáncer avanzado la meta es disminuir los síntomas, aumentar el estado
nutricional y posiblemente prolongar la sobrevida.
El sangrado agudo en un paciente con CG puede ser una complicación relacionada con el tumor o
con la farmacoterapia. Cuando se presenta hematemesis o melena se debe hacer una endoscopía
temprana diagnóstica, y de ser posible, terapéutica. Otras técnicas de embolización resultan útiles
cuando falla el tratamiento endoscópico. Los inhibidores de bomba de protones se pueden
prescribir para disminuir el riesgo de sangrado.
En el caso de obstrucción gástrica por el tumor, se pretende utilizar terapia paliativa para
disminuir las náuseas, los vómitos y así, intentar retomar la vía oral.Terapias quirúrgicas, como la
gastrojejunostomía o grastectomía, o bien, la colocación de Stents y el uso de Qt pueden ayudar a
disminuir los síntomas obstructivos.
La terapia molecular dirigida tiene buen resultado para el CG avanzado. El trastuzumab junto con
Qt es la primera línea de tratamiento para CG metastásico con expresión de HER2. Existen otras
opciones de tratamiento, entre ellas, el ramucirumab, solo o en combinación con paclitaxel
Vigilancia postratamiento
Basándose en las guías del National Comprehensive Cancer Network (NCCN), se recomienda
realizar historia clínica y examen físico cada tres a seis meses durante uno o dos años, luego cada
seis a doce meses durante tres a cinco años y posteriormente de manera anual. Se realiza de esta
manera pues la mayoría de recurrencias por CG ocurren en los primeros dos años y casi todas las
recurrencias suceden en los primeros cinco años. Se vigila con un hemograma y una analítica
completa según indicación clínica.
En pacientes con enfermedad temprana (Tis o T1a) tratados mediante resección endoscópica, se
realiza una gastroscopía cada seis meses durante el primer año, cada año durante 3 (Tis) o 5 (T1a)
años. Solo se recomienda vigilancia por más de 5 años en tumores Tis de acuerdo con los síntomas
u otros hallazgos radiológicos.
En pacientes postoperados, en especial con gasrectomía completa, se deben vigilar los niveles de
hierro y vitamina B12. A los pacientes a quienes se les realizó una gastrectomía parcial, se sugiere
vigilarlos con gastroscopías según indicación clínica, en especial aquellos pacientes que no
recibieron quimioradioterapia. Se solicita una tomografía computarizada toracoabdomino-pélvica
con doble medio de contraste en pacientes con estadio I tratados mediante cirugía o resección
endoscópica según indicación clínica. Este mismo estudio de imagen se realiza para los estadios
II/III cada seis a doce meses durante uno a dos, y luego, cada año durante los siguientes cinco
años.
11. CÁNCER PANCREÁTICO
El cáncer pancreático es el segundo tumor maligno digestivo más frecuente. Es una
enfermedad de pronóstico malo y menos del 20% de los pacientes afectados sobrevive el
primer año y solo el 4% lo hace a los 5 años del diagnóstico. Por esto, es la cuarta causa
de muerte por cáncer en varones y mujeres.
EPIDEMIOLOGÍA
Incidencia
Es raro presentarlo antes de los 45 años, pero su frecuencia aumenta de forma abrupta
después de esa edad. Afecta más a los varones que a las mujeres (relación 1,3:1) y es más
frecuente en personas de raza negra. Su incidencia en varones negros es de 14,8 por cada
100.000, contrastando con 8,8 en la población general.
Poblaciones de riesgo
Su etiología sigue siendo desconocida, pero hay factores genéticos y ambientales que se
asocian a su desarrollo.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
La mayoría de las neoplasias malignas del páncreas se originan en los elementos exocrinos
de la glándula (c. acinares y ductales) y muestran características de adenocarcinoma.
Mientras que las neoplasias endocrinas son solo el 1 a 2% de los tumores pancreáticos. La
OMS ha propuesto una clasificación para los tumores pancreáticos:
Los adenocarcinomas ductales son el 85 a 90% de los tumores pancreáticos. El 60 a 70%
de los tumores se localizan en la cabeza de la glándula, el 5 a 10% en el cuerpo y el 10 a
15% en la cola.
Macroscópica
A la exploración macroscópica son masas firmes, con limites mal definidos, que se
confunden con el parénquima pancreático que los rodea. El tamaño medio de los
carcinomas de la cabeza del páncreas es de 2,5-3,5 cm, y los del cuerpo o la cola son de
5 a 7 cm.
Los tumores de la cabeza del páncreas muestran tendencia a obstruir el colédoco distal y
el conducto pancreático, lo que podría provocar una ictericia y una pancreatitis obstructiva
crónica. Los cambios anatomopatológicos que hay en el páncreas es dilatación del
conducto y atrofia por fibrosis del parénquima pancreático. Algunos tumores pueden afectar
al duodeno y la ampolla de Vater. Su extensión extrapancreática hacia tejidos
retroperitoneales aparece en el momento del diagnóstico y determina la invasión de la vena
porta y de los vasos y nervios mesentéricos superiores.
Las neoplasias de la cola del páncreas no producen obstrucción del colédoco ni del
conducto pancreático. Su extensión extrapancreática condiciona la invasión del bazo, el
estómago, la suprarrenal izquierda o varias de estas estructuras.
En pacientes con enfermedad avanzada se puede encontrar metástasis ganglionar,
hepática, y peritoneal, mientras que la afectación pulmonar, pleural y ósea son menos
frecuentes.
Microscópico
A nivel microscópico, los adenocarcinomas ductales se gradan como bien, moderada o
pobremente diferenciados. Los tumores bien diferenciados tienen glándulas neoplásicas
tubulares irregulares con poca atipia celular, poca actividad mitótica y producción de
mucinas.
La pérdida de diferenciación es por la ausencia de disposición de las células en estructuras
glandulares, con aumento de la atipia celular y el número de mitosis, y cese de la producción
de mucina. Los adenocarcinomas ductales inducen una reacción desmoplásica que explica
la consistencia dura a la inspección macroscópica. La calcificación intraductal es poco
frecuente. Los conductos pancreáticos por fuera de la zona de la neoplasia pueden
demostrar hiperplasia papilar o hipertrofia de las células mucinosas (la importancia de estos
hallazgos se desconoce). La extensión microscópica del tumor es evidente en los conductos
linfáticos y espacios perineurales. La extensión del tumor de la cabeza del páncreas hacia
los ganglios linfático es en el lecho pancreaticoduodenal aunque se afectan también los
ganglios celíacos y paraórticos.
Marcadores inmunohistoquímicos
Se ha demostrado que varios marcadores inmunohistoquímicos resultan útiles para el
diagnóstico de los tumores productores de mucina, como el adenocarcinoma de páncreas.
Algunos de los mejor conocidos son MI, antígeno carcinoembrionario (CEA), CA 19-9,
DuPan 2, CA 125 y TAG 72. Tienen especial utilidad para distinguir los cambios ductales
neoplásicos y no neoplásicos, y también para diferenciar los tumores ductales de los
acinares o neuroendocrinos. Las citoqueratinas son marcadores útiles para distinguir
tumores acinares, ductales y de los islotes, todos los adenocarcinomas ductales se tiñen
con citoqueratinas 7, 8, 18 y 19, sólo el 25 % de los tumores acinares y ninguno de los
neuroendocrinos lo hacen con la citoqueratina.
Patología molecular
Las tres categorías fundamentales de alteraciones genéticas descritas en la carcinogenia
pancreática son: activación de oncogenes, inactivación de genes supresores de tumores y
defectos en los genes de reparación de los desajustes del ADN.
Las mutaciones del gen K-ras son la característica del adenocarcinoma de páncreas y están
en más del 90% de los tumores. Estudios sobre las neoplasias mucinosas papilares
intraductales (NMPI) y las neoplasias quísticas mucinosas (NQM) del páncreas han
demostrado que la frecuencia de las mutaciones de K-ras se correlaciona con la extensión
de la displasia microscópica dentro del tumor. La evidencia sugiere que la mutación puede
ser un acontecimiento genético precoz en la carcinogenia pancreática, pero se pueden
detectar estas mutaciones incluso en pacientes con pancreatitis crónica sin neoplasia
franca.
La pérdida de función de varios genes supresores de tumores también se ha descrito en
los tumores pancreáticos, sobre todo CDKN2A/pl6 (que está inactivada somáticamente en
aproximadamente un 9 5 % de los cánceres de páncreas), p 53 y DPC4. La combinación
de mutaciones CDKN2A/p16 y K-ras es rara en otros tumores humanos y puede ser una
especie de «firma» molecular del adenocarcinoma de páncreas.
El gen supresor de tumores que aparece con más frecuencia en el cáncer humano es el
p53, que se relaciona con alteraciones en el ciclo celular, la regulación de la transcripción,
la reparación del ADN, y la apoptosis, produciendo inestabilidad genética evidente
(caracteriza el cáncer pancreático).
El gen supresor de tumor reciente implicado en la carcinogenia pancreática es DPC4, el
cual es un factor de transcripción clave implicado en la regulación de la extensión del factor
de transformador de crecimiento beta y la consiguiente inhibición del crecimiento, por lo que
tiene efectos en la regulación del ciclo celular y la diferenciación celular.
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Suelen desarrollar síntomas en fases tardías de la enfermedad, lo que determina un retraso
del diagnóstico, y menos del 20% de los pacientes tiene enfermedad resecable. Los
tumores de la cabeza del páncreas producen síntomas en fases más tempranas de la
enfermedad. Los tumores distales se caracterizan por su presentación silente, de forma que
las alteraciones físicas solo se producen cuando ya hay metástasis diseminada.
Los signos y síntomas clínicos pueden aportar datos sobre la posibilidad de resecar un
tumor pancreático:
La ictericia es con frecuencia el primer signo que provoca que el paciente vaya a consultar
el médico (sobre todo en tumores de la cabeza del páncreas). Aparece en más del 50% de
los pacientes y se debe a la obstrucción del conducto biliar extrahepático. En menos de un
tercio de los pacientes se puede encontrar una vesícula biliar no dolorosa, pero distendida
(signo de Courvoisier). Los pacientes con obstrucción simultánea del conducto pancreático
pueden desarrollar insuficiencia exocrina pancreática que cursa con esteatorrea y
malabsorción.
El dolor del carcinoma se debe sobre todo a la infiltración de los plexos de las arterias
celíaca y mesentérica superior, este dolor es de poca intensidad, es sordo y se localiza en
el abdomen superior. En tumores evolucionados puede afectar la porción media o superior
de la espalda. Otros síntomas frecuentes son fatiga, anorexia y pérdida de peso (estos se
pueden asociar o no a la obstrucción luminal secundaria a la afectación del duodeno por el
tumor).
La diabetes mellitus de reciente aparición puede indicar un cáncer de páncreas y se puede
observar en el 6 a 68% de los pacientes. El mecanismo de intolerancia a la glucosa no es
claro, pero parece implicar una alteración de la función de las células beta de los islotes con
aumento de sensibilidad de los tejidos periféricos ante la insulina en relación con una
producción excesiva de amilina en el tumor.
La pancreatitis aguda puede ser la primera manifestación de carcinoma pancreático en
ocasiones, y se debe recordar cuando se trata de un anciano que sufre este proceso sin
causa evidente.
DIAGNÓSTICO
Tomografía computarizada
La ecografía transabdominal suele ser la primera técnica empleada (porque el 50% de los
pacientes sufre ictericia como presentación), el método de elección para el diagnóstico y la
estadificación del cáncer de páncreas es la TC, pero el páncreas se visualiza de forma ideal
con una TC helicoidal.
En series grandes el diagnóstico correcto de carcinoma pancreático se puede realizar en el
97% de los pacientes. Los refinamientos en la resolución por TC de los vasos
peripancreáticos han hecho que la angiografía resulte obsoleta para la valoración de una
sospecha de masa pancreática.
El protocolo pancreático de TC incluye barrido en dos fases con contraste intravenoso y
oral. La primera fase arterial (pancreática) se realiza a los 40 segundos de administrar el
contraste intravenoso, donde se consigue la captación máxima del páncreas normal,
permitiendo identificar la lesión neoplásica que no capta contraste. La segunda fase venosa
portal se realiza a los 70 segundos de inyectar el contraste intravenoso y permite la
detección precisa de la metástasis hepática y valorar la afectación por tumor de las venas
porta y mesentéricas.
Criterios en la TC para determinar el carácter irresecable de un tumor pancreático:
enfermedad alejada del páncreas (hígado, peritoneo), infiltración por contigüidad de
órganos adyacentes (no duodeno, ni colédoco) (como estómago, bazo, colon), y
atrapamiento arterial (tronco celíaco o arteria mesentérica superior) u oclusión venosa
(venas porta o mesentérica superior). Aun así, el 25 a 50% de los pacientes con posible
enfermedad resecable según estos criterios de TC tienen lesiones irresecables en la
laparotomía, es un reto su identificación radiológica preoperatoria.
Las causas frecuentes de irresecabilidad de un tumor pancreático son pequeños implantes
tumorales peritoneales o hepáticos y afectación vascular por el tumor.
Ecografía endoscópica
La EE puede ser la prueba más precisa para este diagnóstico, ya que, a comparación de
otras, tiene mayor sensibilidad y especificidad, sobre todo cuando los tumores son
pequeños. También muestra la estadificación de la infiltración local y las metástasis
ganglionares del cáncer de páncreas.
En una comparación de la EE y la TC helicoidal de dos fases los resultados son similares,
y la TC aporta información sobre las metástasis hepáticas, y no depende del operador.
Además, permite el diagnóstico histológico porque sirve de guía para la punción-aspiración
con aguja fina.
Resonancia magnética
Se usa cada vez más para la valoración de tumores pancreáticos, y se han demostrado
resultados parecidos a los obtenidos con la TC helicoidal. En un estudio la detección del
tumor pancreático se ha obtenido en el 90% de los pacientes con la RM frente al 76% con
la TC helicoidal.
La resolución óptima de la RM es con la potenciación en T1 y el uso de gadolino. Los
tumores se ven como masas de baja señal sobre un fondo de alta señal que corresponde
al páncreas normal. Se pueden demostrar las masas pancreáticas, la dilatación ductal y las
metástasis hepáticas con gran detalle. Además, la angiografía RM y la venografía RM con
contraste gadolino pueden demostrar la afectación vascular por el tumor evitando la
realización de una angiografía convencional.
A diferencia de la TC, la RM no implica radiar al paciente y utiliza un contraste no yodado,
de forma que la toxicidad renal es infrecuente. Las limitaciones de la RM guardan relación
con su costo, disponibilidad y la familiaridad de los clínicos y su predilección por la TC.
También se puede realizar la colangiopancreatogrrafía por resonancia magnética
(CPRM), la cuál es igual de sensible que la CPRE para detectar carcinomas de páncreas.
La CPRM usa imágenes potenciadas en T2 que refuerzan las estructuran con contenido
líquido, como conductos, quistes y acumulaciones de líquido peripancrepatico, y permiten
demostrar con fiabilidad la obstrucción ductal pancreática, las ectasias y los cálculos.
Tomografía por emisión de positrones (PET)
Es una técnica diagnóstica incruenta, permite obtener información más metabólica que
morfológica sobre los tumores. Este método se basa en el mayor consumo de glucosa por
las células tumorales que en el parénquima pancreático normal. El análogo radiactivo de
glucosa fluorodesoxiglucosa F-18 (FDG) se administra por vía intravenosa, tras lo cual se
detecta su captación por el tomógrafo de la PET.
El páncreas normal no se suele visualizar con la FDG-PET, pero el carcinoma de páncreas
aparece como una zona focal de aumento de captación en el lecho pancreático. Las
metástasis hepáticas aparecen como puntos calientes dentro del hígado.
Por su falta de detalle anatómico, la tomografía mediante PET no es la principal modalidad
diagnóstica para el carcinoma pancreático, pero resulta útil para distinguir las masas
pancreáticas benignas y malignas cuando los datos morfológicos son dudosos. También es
útil para valorar la recidiva del tumor tras la resección pancreática, donde el tejido cicatricial
o los cambios posoperatorios son difíciles de distinguir de un carcinoma.
Citología por aspiración percutánea y guiada por ecografía
La punción-aspiración con ajuga fina para el estudio citológico del páncreas está indicada
cuando se considera que un paciente tiene un tumor irresecable o metastásico, esto para
conseguir la confirmación histológica. Además, este estudio permite en general distinguir el
adenocarcinoma de otros tumores pancreáticos, como los de los islotes y los linfomas. En
cirujanos expertos el diagnóstico histológico no es un requisito previo para la realización de
la cirugía en la mayoría de los pacientes potencialmente resecables
Marcadores séricos
El único de utilidad práctica es CA 19-9, es un complemento útil para el diagnóstico,
pronóstico y seguimiento del cáncer de páncreas.
Su sensibilidad y especificidad varía en función de los puntos de corte y muestra
limitaciones cuando existe ictericia, y colangitis, ya que en ambos casos hay
concentraciones muy elevadas sin presencia de malignidad (falsos positivos).
ESTADIFICACIÓN
Es el último sistema de estadificación del cáncer de
páncreas del American Joint Committe on Cancer, pero
no ha resultado útil desde un punto de vista clínico. En
primer lugar, no se puede realizar una valoración
adecuada de la situación ganglionar sin una intervención
quirúrgica, lo que condiciona a una infraestadificación de
la enfermedad localmente avanzada en pacientes que
no son candidatos a la laparotomía. En segundo lugar,
las opciones terapéuticas no se pueden determinar por
el estado TNM del paciente, por ejemplo, en un paciente
en estadio III puede ser candidato a la resección o no.
Por último, la clasificación del paciente siguiendo el
sistema no se ha correlacionado en general con el
pronóstico.
El tratamiento adecuado de estos pacientes con cáncer de páncreas depende de una
estadificación preoperatoria exacta. Los enfermos con metástasis se pueden beneficiar de
técnicas percutáneas y endoscópicas mínimamente invasivas que permiten la obtención
de muestras de tejido y tratar la obstrucción biliar maligna. Más del 95% de los tumores
tratados con estas técnicas nunca necesitan una laparotomía.
La estadificación del cáncer de páncreas pretende identificar tres grupos de pacientes
distintos.
El primer grupo debuta con metástasis, en ellos se debe evitar la cirugía por su corta
supervivencia y la quimioterapia con otras medidas paliativas, es la principal opción
terapéutica. El segundo grupo son los pacientes con enfermedad a nivel local, pero sin
metástasis, ellos se pueden beneficiar de la radioterapia con haz externo (RTHE)
combinada con quimioterapia, y según la respuesta obtenida, pueden ser candidatos a la
radioterapia intraoperatoria. Un tercer grupo son los pacientes con enfermedad resecable,
que se benefician del traslado a un centro terciario de referencia donde la mortalidad de la
resección es menor.
En estudios grandes se ha demostrado la utilidad de la laparoscopia de estadificación
para la valoración de los pacientes con cáncer de páncreas. En el Massachusetts General
Hospital, el procedimiento de estadificación incluye una laparoscopia diagnóstica con
obtención de lavados peritoneales para el análisis citológico. Los pacientes con
metástasis ocultas por análisis citológico peritoneal tienen un pronóstico parecido al de los
pacientes en estadio M1.
Tinciones
Técnica
En general, las tinciones de absorción requieren del lavado intenso de la superficie y de la
administración de mucolíticos como la N-acetilcisteína al 10%6 . También es útil la
administración previa de espasmolíticos. El volumen de tinción administrada es variable y
dependerá del área a examinar. El colorante, en función de la indicación, puede
administrarse de forma selectiva o cubriendo la totalidad del órgano a examinar. En este
último caso la tinción se administra siempre mediante catéter difusor, sobresaliendo 2-3
cm de la punta del endoscopio y dirigiendo la punta hacia la superficie, en retirada y con
movimiento de rotación horaria y antihoraria para difundir de una forma más eficaz la
tinción. La tinción selectiva se administrará a través del canal de trabajo del endoscopio
mediante jeringa de 20 cm3 . En muchas ocasiones, la cromoendoscopia va asociada a
endoscopios de magnificación y de alta definición. Con esta combinación es posible
predecir el diagnóstico histológico de una lesión con mayor evidencia en el colon
Clasificación de Kudo
Disección endoscópica de la mucosa
La resección endoscópica es actualmente un tratamiento emergente para la
neoplasia superficial gastrointestinal, habiendo ganado una mayor aceptación en
los últimos años. En este tipo de lesiones superficiales y precoces, la resección
endoscópica puede ofrecer una efectividad similar a la cirugía, siendo una técnica
menos invasiva y más barata.
La RME tiene por objetivo principal la eliminación de tumores benignos o malignos
superficiales, y además, como cualidad secundaria, permite la estadificación histológica.
Un estudio determinó que cerca de un 32% de los pacientes con diarrea crónica con
colonoscopia normal presentaron lesiones histológicas con valor diagnóstico, lo que justifica
la importancia de la toma de biopsia para contribuir a un diagnóstico etiológico más preciso.
Se sugiere tomar un número suficiente de muestras de biopsia (6 a 10) de todo el colon
para evitar errores de muestreo.
Criterios histológicos
1. Infiltrado inflamatorio crónico en la lámina propia y epitelio del colon, compuesto
fundamentalmente por linfocitos, células plasmáticas y eosinófilos, no se observan
abscesos crípticos, ni existe distorsión de la arquitectura glandular.
2. Lesión del epitelio de superficie, con aplanamiento de las células, pérdida de la
polaridad de los núcleos y vacuolización citoplasmática, puede desprenderse
totalmente el epitelio en algunas zonas.
3. Aumento del número de linfocitos intraepiteliales (más de 20 x 100 células
epiteliales).
Diagnóstico definitivo
El diagnóstico definitivo es histológico, definiendo la colitis linfocítica mediante el hallazgo
de más de 20 linfocitos intraepiteliales por 100 células
epiteliales, además de que se puede observar un infiltrado
inflamatorio crónico compuesto por linfocitos, células
plasmáticas…
y/o compuesto por linfocitos, células plasmáticas y/o
eosinófilos y ocasionalmente agudo dado por neutrófilos y
focos de criptitis.
Tratamiento
En primer lugar, las acciones preventivas de salud orientadas a eliminar factores
relacionados con la aparición de estos cuadros o que pudieran contribuir con el
proceso inflamatorio colónico.
Eliminar los fármacos que podrían ser el origen de la diarrea (AINEs, ranitidina,
aspirina, ticlodipina, lanzoprazole) y otro grupo que la probabilidad es intermedia,
dentro de estos están: cabamazepina, lisinopril, flutamida, levodopa, tardifen y
sinvastatina.
Valorar factores de origen dietético que pueden contribuir con la diarrea, ejemplo, la
ingestión exagerada de productos como: la lactosa, fructosa, sorbitol y otros de
mayor importancia como son el abuso de cafeína, alcohol y el hábito de fumar.
Los antidiarreicos, como el difenoxilato y la loperamida son efectivos y bien
tolerados y debe ser la primera terapia prescrita.
El tratamiento con subsacilato de bismuto ha demostrado respuestas adecuadas en
varios pacientes, mostrando índices de remisión clínica e inclusive histológica.
En pacientes que no responden a las medidas anteriores, se utiliza:
Colestiramina o los derivados del ácido-5-aminosalicílico (5- ASA), de los cuales la
mesalazina es por lo general bien tolerada e ideal como tratamiento a largo plazo.
Otros fármacos que se utilizan son los salicilatos (salazopiridina y la mesalazina) esta
última se plantea que utilizada en dosis de tres gramos por día en tres dosis durante 4 a 8
semanas produce regreso de la enfermedad entre el 40% - 60%.
Subsalicilato de bismuto: se utilizan tres tabletas de 262 mg, tres veces al día por ocho
semanas.
Extracto de Boswellia Serrata: 400 mg tres veces al día durante seis semanas.
Probióticos: son utilizados la Escherichia coli.
El tratamiento con esteroides son una buena opción terapéutica debido a que proporcionan
una mejoría de los síntomas en el 80% de los casos. El fármaco más frecuentemente
utilizado es la budenosida, tanto en presentación oral como
tópica (enemas), debido a su baja biodisponibilidad
sistémica, menor riesgo de efectos secundarios y un posible
efecto directo sobre el metabolismo del colágeno. Una dosis
de 9 mg por día puede inducir la remisión clínica y la mejora
histológica en aproximadamente el 80% de los casos.
En los pacientes con síntomas incapacitantes y refractarios
a cualquier tratamiento farmacológico se debe considerar
cirugía.
La EC es un trastorno inflamatorio crónico transmural que puede afectar cualquier segmento del
tracto gastrointestinal desde la boca hasta el ano con carácter discontinuo. En los casos en que es
imposible diferenciar entre CU y EC se habla de colitis indeterminada (CI).
La EII en el niño tiene peculiaridades clínicas y psicosociales que la diferencian de la del adulto y
que pueden condicionar enfoques terapéuticos distintos. Es importante la posible repercusión
nutricional y sobre el crecimiento.
Se considera remisión (CDAI < 150) cuando los pacientes están asintomáticos, ya sea
espontáneamente o después de una intervención médica o quirúrgica. Los pacientes que
requirieron al menos 10 mg de prednisona para permanecer asintomáticos no se
consideran en remisión, sino dentro del grupo “dependientes de esteroides”.
Se considera brote leve (CDAI 150 - 220) cuando el paciente tolera la alimentación oral y
no presenta signos de deshidratación, fiebre, sensibilidad abdominal ni presencia de masa
dolorosa en la exploración y no tiene síntomas o signos de obstrucción. Si existe pérdida
de peso debe ser inferior a 10% en relación al peso previo a enfermar.
El brote moderado (CDAI 220-450) se presenta con dolor a la palpación abdominal,
febrícula, anemia o pérdida de peso superior a 10%.
En el brote grave (CDAI > 450) el paciente requiere ser hospitalizado por caquexia, fiebre,
vómitos, obstrucción intestinal, signos peritoneales o colección intra-abdominal.
ETIOLOGIA Y PATOGENIA
La predisposición genética, determinados factores ambientales, la flora intestinal y una respuesta
inmune anómala a ésta son los elementos que, combinados en un determinado paciente,
provocan la EII.
Se considera que existe una base genética que condiciona una respuesta inmune anómala a
determinadas variaciones en la microflora bacteriana.
Se han descubierto regiones de susceptibilidad en distintos cromosomas, loci IBD. Afectan sobre
todo a la inmunidad innata, moléculas del sistema HLA, permeabilidad intestinal (integridad
epitelial, adhesión celular), procesamiento intracelular de bacterias o respuesta inflamatoria. El
primero descubierto fue el gen NOD2/CARD15 en el cromosoma 16 ligado a la EC, cuyo producto
es una proteína de reconocimiento de péptidos bacterianos. La flora bacteriana endógena juega
un papel primordial en la patogenia y los esfuerzos se centran en conocer su interacción con una
respuesta inmune normal o disregulada. Entre los factores ambientales, los que presentan más
fuerza de asociación son el tabaco (de riesgo para la EC, protector para la CU) y la apencidectomía
(reduce el riesgo de CU).
CLÍNICA
Los síntomas más frecuentes de la colitis ulcerosa son: diarrea líquida y frecuentemente
sanguinolenta o con moco asociada a urgencia, tenesmo, dolor abdominal cólico, fiebre y pérdida
de peso. Se consideran signos graves: fiebre elevada, afectación del estado general, retraso del
crecimiento, distensión abdominal, timpanismo y dolor a la palpación abdominal.
Puede manifestarse como una colitis fulminante con más de 6 deposiciones al día, con sangre
abundante, anemia, hipoalbuminemia, alteraciones hidroelectrolíticas, fiebre y taquicardia. El
abdomen puede estar distendido y doloroso a la palpación. Estas formas pueden evolucionar a
megacolon tóxico con dilatación colónica superior a 6 cm asociada a cuadro séptico, gran
distensión y dolor abdominal. Puede producirse como complicación una colitis fulminante, tras
una colonoscopia o enema de bario, o por uso de antocolinérgicos o por retirada rápida de
corticoides. Tanto la colitis grave como el megacolon tóxico presentan un alto riesgo de
perforación, sepsis y hemorragia masiva. La complicación más grave y frecuente en la CU de larga
evolución es el cáncer. Se recomienda cribado con colonoscopia en las CU de larga evolución.
Los síntomas más frecuentes en la EC son: abdominalgia (a menudo postprandial de tipo cólico,
periumbilical o en cuadrante inferior derecho), diarrea y retraso del crecimiento y desarrollo. La
palpación de efecto de masa abdominal inflamatoria en fosa iliaca derecha es caracteristica. El
comienzo es con frecuencia insidioso en forma de anorexia, astenia, fiebre intermitente,
estacionamiento ponderoestatural y manifestaciones articulares, orales o cutáneas. Esto
condiciona en ocasiones un mayor retraso en el diagnóstico que en la CU. En ocasiones se
manifiesta como un cuadro agudo pseudoapendicular. La rectorragia es menos frecuente que en
la CU excepto en las formas de afectación cólica. Existe lesión perianal en forma de fisura, fístula o
absceso en un 25-50% de los pacientes. La pérdida de peso es más frecuente e intensa que en la
CU. Las complicaciones intestinales más frecuentes son: estenosis, fístulas y abscesos. El
megacolon tóxico y el cáncer son menos frecuentes que en la CU.
DIAGNÓSTICO
Laboratorios
No existe ninguna prueba específica de la EII. Las alteraciones hematológicas y bioquímicas
dependen de la actividad inflamatoria, de los trastornos de absorción y de las pérdidas
intestinales.
Existe anemia ferropénica en el 50% de los pacientes. En ocasiones, la anemia es mormocítica con
ferritina sérica normal o elevada.
El déficit de zinc, bien por depleción corporal o por defecto de transporte, es un hallazgo común.
La esteatorrea ocurre en algunos pacientes con EC como consecuencia de la malabsorción
producida por una afectación extensa de intestino delgado, déficit de sales biliares por disfunción
ileal y sobredesarrollo bacteriano por fístulas o estenosis. Son comunes las pérdidas proteicas
intestinales aumentadas, más en relación con la ulceración mucosa con exudación que con la
malabsorción proteica. La concentración de la alfa1antitripsina fecal y el aclaramiento intestinal
de la misma son indicadores sensibles de la pérdida proteica intestinal. La calprotectina fecal
parece ser un marcador sensible de actividad inflamatoria intestinal.
Endoscopia
Ante la sospecha de enfermedad inflamatoria intestinal se deben realizar ileocolonoscopia,
endoscopia alta y estudio baritado intestinal (para valorar la afectación de intestino delgado),
siguiendo las recomendaciones de la ESPGHAN (Criterios de Oporto). La endoscopia sirve para el
diagnóstico diferencial de la EC y CU, y para valorar la intensidad y extensión de la afectación.
Histología
Se ha propuesto la clasificación de la EII del niño en cinco categorías:
Radiología
Radiografía simple de abdomen
Utilizada para valoración del enfermo con síntomas severos. En la EC puede revelar la existencia
de obstrucción intestinal incompleta con asas intestinales distendidas y niveles hidroaéreos y en la
CU dilatación cólica o megacolon tóxico.
Está indicado para valorar la afectación de intestino delgado (EC) y puede demostrar
engrosamiento de pliegues, segmentos estenóticos con dilatación de asas proximales, fístulas,
fisuras, irregularidad mucosa, rigidez, separación de asas por engrosamiento parietal, imagen de
empedrado y peristalsis anormal. Es conveniente seriar el íleon terminal con compresión
extrínseca. La enteroclisis con perfusión duodenal del medio de contraste parece superior y más
sensible que la técnica convencional, pero técnicamente más difícil. El enema de bario se utiliza
poco debido a la disponibilidad de la endoscopia. La exploración está contraindicada en la CU en
fase activa no controlada.
Ecografía
Puede utilizarse en la valoración de las lesiones transmurales de la EC, cuando exista sospecha de
absceso y en el diagnóstico de las complicaciones hepatobiliares y nefrourológicas. Con sondas de
alta resolución y las técnicas de doppler pueden detectar actividad inflamatoria en pared
intestinal.
Son útiles para la valoración del engrosamiento de la pared intestinal, las alteraciones de la
densidad de la grasa mesentérica, la presencia y tamaño de nódulos linfáticos. La existencia de
fístulas y abscesos y las manifestaciones hepáticas y renales.
La resonancia magnética puede utilizarse en lugar del tránsito intestinal empleando un contraste
que cause una adecuada distensión intestinal como el polietilenglicol, combinado con glucagón.
Requiere disponibilidad y colaboración del paciente (escolar o adolescente). La RM pélvica es un
estudio imprescindible en la evaluación de la enfermedad perianal compleja.
Se utilizan leucocitos marcados con tecnecio99 HMPAO. El depósito del isótopo permite poner de
manifiesto las zonas con inflamación activa. Es útil para precisar la extensión y gravedad de la
inflamación, sobre todo cuando está contraindicada la exploración endoscópica o ésta ha sido
incompleta. Tiene falsos negativos (enfermedad reciente, tratamientos con esteroides) y positivos.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Debe hacerse con causas infecciosas de colitis, gastroenteritis eosinofílica, vasculitis, colitis
alérgica, hiperplasia nodular linfoide, inmunodeficiencias o linfoma intestinal. Distintos datos
clínicos, analíticos o patológicos diferencian entre CU y EC (Tabla II). En el niño pequeño es
frecuente la afectación cólica exclusiva y en ocasiones es difícil diferenciar entre ambas (colitis
indeterminada).
TRATAMIENTO
https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/eii.pdf
CÁPSULA ENDOSCÓPICA
La CE es un cilindro que tiene un diámetro de 11 mm y una longitud de 26 mm, con
un peso de 4 gramos, está hecha de un material biocompatible que es resistente a
la acción de los líquidos gastrointestinales, tiene dos domos convexos, uno de ellos
es el domo óptico, que contiene cuatro diodos que emiten luz blanca y un chip de
cámara de video de color con un sistema de lentes esféricos con una visión de 140°
lo que permite visualizar lesiones hasta de 0.1 mm a 3 cm de distancia,
magnificando su tamaño hasta ocho veces, que transmiten la imagen por
radiofrecuencia por una antena en el domo opuesto, y dos baterías. La cápsula
obtiene dos imágenes por segundo, es decir un promedio de 50,000 imágenes
durante un examen de 8 hrs., las cuales son captadas por una serie de antenas que
se colocan en la pared abdominal, lo que permite la localización de la cápsula.
La información grabada se vacía en una unidad de interpretación y se observa como
un video con opción de avance, pausa y retroceso. La CE avanza por el intestino
por los movimientos peristálticos.
La CE se diseñó para observar la mucosa del intestino delgado como una
herramienta para detectar anormalidades en la porción del tubo digestivo que no es
posible explorar con las técnicas endoscópicas habituales. Se ingiere con un poco
de agua y se elimina de forma natural en un periodo de 8 a 72 horas.
Una de las principales indicaciones para el uso de la CE que ha sido probada
previamente, es en los síndromes de sangrado de origen oscuro, donde se han
destacado sus ventajas al compararlo con otros estudios invasivos como la
enteroscopia de empuje para diagnosticar la causa del sangrado. Si bien se está
encontrando su utilidad en otros padecimientos gastrointestinales como la
enfermedad inflamatoria intestinal (Enfermedad de Crohn), malabsorción,
pacientes pediátricos (mayores de 10 años) y pacientes con trasplante de intestino
delgado, la indicación más común es la búsqueda de patología en relación a
hemorragia digestiva de origen oscuro.
18. Resección endoscópica de la mucosa y clasificación de Kudo
En países occidentales, la resección endoscópica de la mucosa ha sido claramente
aceptada en especial para el tratamiento de neoplasia de Barrett y adenomas
colorrectales. En contraste, la disección endoscópica de la submucosa es
infrecuentemente realizada en occidente por varias razones, la primera y más
importante, tiene una curva de aprendizaje difícil de superar en razón al bajo
volumen de diagnóstico del cáncer gástrico temprano, y contamos con pocos
centros de entrenamiento para acceder a la técnica con su consecuente limitación
para los estudios poblacionales que nos aportarían pautas o criterios para su uso.
La REM ha sido ampliamente aceptada para el manejo local del carcinoma gástrico
o esofágico confinado a la capa mucosa, neoplasia intraepitelial de alto grado en
Barrett, adenomas ampulares y adenomas colorrectales elevados o deprimidos.
Queda demostrado en una variedad de estudios, en su gran mayoría no
controlados, que las diferentes técnicas de REM son eficaces y seguras en el
tratamiento de cánceres tempranos del tracto gastrointestinal. La técnica de REM
con cap transparente o con ligadura y corte son las más ampliamente usadas en
occidente, con resultados clínicos equivalentes, y definir cuál de ellas utilizar
dependerá del tamaño, el área en donde se encuentra la lesión y en especial, de la
experiencia local.
*CLASIFICACION DE KUDO*
Antes de intentar la extirpación es imprescindible observar cuidadosamente la
lesión: se debe delimitar su extensión, para lo cual en ocasiones es de utilidad
emplear cromoendoscopia con índigo carmín o azul de metileno, o bien sistemas de
cromoendoscopia virtual. También se debe prestar mucha atención a los patrones
de las criptas (tabla II) y de la vasculatura (tabla III), con el objeto de identificar
signos de carcinoma invasivo que contraindicarían el tratamiento endoscópico. Para
ello deben emplearse endoscopios de alta definición, preferiblemente con
magnificación, utilizando también colorantes. En el colon, se distinguen cinco tipos
de patrón de las criptas, según la clasificación de Kudo: I y II son no neoplásicos.
IIIS, IIIL y IV que corresponden a neoplasias intramucosas, y el tipo V, con crestas
distorsionadas o superficie amorfa, que representa carcinoma.
Procedimiento
Se marca el borde de la lesión con electrocoagulación o con argón del área a
resecar. Se levanta la lesión con un colchón de SSN con epinefrina lo que descarta
adherencia a planos profundos de la submucosa o en donde la penetración solo es
hasta la sm1 y sin riesgo de invasión. Esto es lo más relevante pues para que sea
curativo el procedimiento, el riesgo de invasión debe ser nulo. Posteriormente, se
realiza la resección a través de la submucosa. Se extrae la pieza, se orienta de
proximal a distal y se envía a patología que determinará la histología y con ello
podríamos predecir el riesgo de recurrencia así: si la lesión está a más de 2 mm del
borde de resección la recurrencia es del 0%, si afecta el borde de seguridad, 20% y
si existen células neoplásicas sobre el borde de seguridad, 50%.
Además recordemos que en las diferentes series, el riesgo de lesiones metastásicas
en lesiones mucosas es del 1 al 3% e incluso en algunas series hasta del 5% y en
lesiones submucosa del 15 al 25%, lo que obliga a realizar un estricto seguimiento
clínico, endoscópico, histológico y radiológico.
Seguridad y complicaciones