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Es indelegable e improrrogable;
Ha de ser expresa, vale decir, debe estar respaldada por una norma previa; y,
Es irrenunciable.
b) La investidura del titular del órgano.- Ha quedado claro que el acto administrativo
debe emanar de un órgano competente de la administración; sin embargo, se debe tener
presente que esa competencia se exterioriza a través de una persona natural que ejerce la
titularidad del órgano y es quien manifiesta la voluntad administrativa. Para que la persona
física pueda actuar en representación del ente público, es necesario que cuente con una
investidura legítima, es decir, debe tener un nombramiento que la acredite como tal y
posesionarse en un acto que, más allá de constituir un hecho simbólico, fija el momento a
partir del cual se ejercitan las facultades administrativas.
La investidura del titular, en ciertos casos, puede ser determinante para la existencia misma
del acto administrativo –tal es el caso de una sanción disciplinaria impuesta por un
funcionario distinto a la autoridad nominadora o su delegado–; sin embargo, no siempre
podrá considerarse como determinante en el caso de una nulidad absoluta, por ejemplo, la
absolución de una consulta por parte de un funcionario del Ministerio de Relaciones
Laborales que no se hubiere posesionado legalmente o cuyo nombramiento resultare
inválido con posterioridad. En este último ejemplo, juegan un papel importante los
principios de la buena fe y la seguridad jurídica, pues para que el acto administrativo se
mantenga como tal, debe generar razonable confianza en el administrado, pese a la
irregularidad de la que podría estar cubierta la investidura del titular del órgano
administrativo.
Elementos objetivos: presupuesto de hecho, finalidad, causa, motivación y objeto
f) Objeto.- En el acto administrativo el objeto viene dedo por los bienes, actividades,
hechos o situaciones jurídicas a los cuales se refiere o sobre las cuales se trata su contenido.
De modo general se puede sostener que todo aquello que puede ser objeto de las relaciones
de derecho público –bienes públicos y patrimoniales, actuaciones u omisiones– o –materia
sobre la cual tenga competencia la administración pública–, puede constituir el objeto de
los actos jurídicos de la Administración. El objeto tiene que ser cierto, claro, preciso y
física y jurídicamente posible; debe decidir todas las peticiones o las cuestiones propuestas
en el curso del procedimiento administrativo. El objeto constituye el contenido mismo del
acto, consiste en las medidas concretas que dispone el acto.
La Administración tiene que ceñir sus actuaciones al o los procedimientos que le impone la
norma jurídica. Así, el permiso municipal para construir estará precedido de la petición
hecha por el administrado y respaldada por los informes técnicos; la sanción de destitución
a un servidor público de carrera, solo será posible luego haberse comprobado la falta en un
sumario administrativo en el que se hayan observado todas las garantías del debido proceso
y se haya permitido la defensa del servidor.