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El CCCN se compone de seis libros: Libro Primero - Parte General; Libro Segundo –
Relaciones de Familia; Libro Tercero – Derechos Personales; Libro Cuarto – Derechos
Reales; Libro Quinto – Transmisión de derechos por causa de muerte y Libro Sexto –
Disposiciones comunes a los derechos personales y reales.
El Libro Cuarto de los Derechos Reales objeto de estudio de esta materia se compone
de trece títulos: TÍTULO I Disposiciones generales; TÍTULO II Posesión y la tenencia;
TÍTULO III Dominio; TÍTULO IV Condominio; TÍTULO V Propiedad horizontal; TÍTULO
VI Conjuntos inmobiliarios; TÍTULO VII Superficie; TÍTULO VIII Usufructo; TÍTULO IX
Uso; TÍTULO X Habitación; TÍTULO XI Servidumbre; TÍTULO XII Derechos reales de
garantía y TÍTULO XIII Acciones posesorias y acciones reales. A diferencia del Código
anterior en este Código el régimen de las cosas se trata en el Libro 2
Primero Título III relativo a los Bienes. En cuanto a la búsqueda de las disposiciones se
facilita por el rótulo que se asigna a cada artículo.
El CCCN carece de notas a los artículos como el ilustraba Vélez Sarsfield el Código
Civil Argentino, pero el nuevo texto legal está precedido por los Fundamentos del
Código Civil y Comercial de la Nación elaborado por los miembros de la Comisión
Redactora que explican los principios que informan el régimen del derecho privado
instaurado.
Además consta de un Título Preliminar que fija las fuentes del derecho, las guías
interpretativas y los principios que se deben aplicar en los casos que el juez debe
resolver, tales como el principio de inexcusabilidad, el principio de buena fe, los
correctivos del abuso del derecho, el abuso de posición dominante y el fraude a la ley,
como también la subordinación de los derechos individuales a los derechos de
incidencia colectiva (Arts. 1° a 14°). Todos estos principios direccionan el ejercicio de
los derechos reales sobre los bienes (Arts. 15° y 16°).
Las diferencias sustanciales del derecho real con el derecho personal en el CCCN
surgen a partir de los conceptos legales de ambas clases de derechos y se proyectan
en los caracteres y el régimen legal. Los criterios distintivos se puntualizan en los
elementos o estructura; el objeto; el vínculo e inmediatez; el origen o creación; el
régimen legal y tipicidad; el número; la eficacia o atributos (preferencia y persecución);
los efectos, la publicidad y las acciones.
Código Civil Argentino: el texto legal del Código civil no dio un concepto de derecho
real. Vélez en la glosa del Título IV del Libro Tercero del Código transcribe la definición
dada por Demolombe que expresa: “derecho real es el que crea entre la persona y la
cosa una relación directa e inmediata, de tal manera que no se encuentran en ella sino
dos elementos, la persona que es el sujeto activo del derecho, y la cosa que es el
objeto”. En contraposición, denomina derecho personal a “aquél que sólo crea una
relación entre la persona a la cual el derecho pertenece, y otra persona que se obliga
hacia ella, por razón de una cosa o de un hecho cualquiera, de modo que en esa
relación se encuentran tres elementos, a saber: la persona que es el sujeto activo del
derecho (el acreedor), la persona que es el sujeto pasivo (el deudor) y la cosa o el
hecho que es el objeto”.
El codificador con apoyo en estas definiciones incursiona en la teoría del derecho real y
su diferencia con el derecho personal. Con relación al objeto, expone que “Los
derechos reales comprenden los derechos sobre un objeto existente; los derechos
personales, comprenden los derechos a una prestación, es decir, a un objeto que tiene
necesidad de ser realizado por una acción”. Y agrega que “El derecho real supone
necesariamente la existencia actual de la cosa a la cual se aplica, pues que la cosa es
el objeto directo e inmediato, y no puede haber un derecho sin objeto; mientras que el
derecho personal no teniendo en realidad por objeto sino el cumplimiento de un hecho
prometido por la persona obligada, no exige necesariamente la existencia actual de la
cosa, a la cual ese hecho deba aplicarse”. Respecto de las acciones y la consiguiente
facultad de persecución, afirma que “La persona a la cual pertenece un derecho real,
puede reivindicar el objeto contra todo poseedor; la que tiene un derecho personal no
puede perseguir sino a la persona obligada a la acción o a la prestación”. También se
refiere a la preferencia como atributo propio de los derechos reales: “Cuando muchas
personas han adquirido en diversas épocas sobre el mismo objeto el mismo derecho
real, el derecho anterior es preferido al derecho posterior, mas el derecho personal
anterior no es preferido al derecho personal posterior”. Con relación a la causa eficiente
dice: “La causa eficiente del derecho personal es la obligación, siempre y únicamente la
obligación, cualquiera que sea su origen: un contrato, un cuasi-contrato, un delito o un
cuasi-delito, o la ley. La causa eficiente del derecho real es la enajenación, o
generalmente, los medios legítimos por los cuales se cumple la transmisión en todo o
en parte de la propiedad”. Acentúa la nota de inmediatez típica del derecho real en
tanto explica que “El derecho real se tiene cuando entre la persona y la cosa que es el
objeto, no hay intermediario alguno, y existe independiente de toda obligación especial
de una persona hacia otra. Por el contrario, el que no puede dirigirse directamente
sobre la cosa misma y tiene necesidad de dirigirse a una persona especialmente
obligada a él por razón de la cosa, no tiene sino un derecho personal”.
Art. 1882: El derecho real es el poder jurídico, de estructura legal, que se ejerce
directamente sobre su objeto, en forma autónoma y que atribuye a su titular las
facultades de persecución y preferencia, y las demás previstas en este Código.
La diferencia sustancial con el derecho personal parte de los elementos, este derecho
establece un vínculo jurídico entre dos sujetos, el sujeto activo que es el acreedor y el
sujeto pasivo que es el deudor. El Art. 724 expresa: “La obligación en una relación
jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho de exigir del deudor una
prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener
forzadamente la satisfacción de ese interés”.
En cuanto a la relación de poder o poder físico sobre la cosa que es contenido de estos
derechos, la posesión atañe al derecho real (Art. 1909) mientras que la tenencia de la
cosa corresponde a un derecho personal (Art. 1910)
Estos atributos son específicos del derecho real porque derivan de su oponibilidad a terceros,
siempre que el derecho goce de publicidad suficiente posesoria o registral, según el caso.
Estas facultades atañen a la faz externa del derecho real y a su eficacia. Ellas se manifiestan en
situaciones jurídicas concretas y específicas, cuando el derecho real entra en colisión con otros
derechos reales o personales (por ejemplo, el caso de la doble enajenación) o con otros
intereses que terceros invoquen sobre la misma cosa (el acreedor embargante o inhibiente de
fecha posterior a la adquisición del derecho real). En estos casos el derecho real constituido y
publicitado primero en el tiempo (prior tempore potior iure) es preferido y prevalente (ius
praeferendi). En caso de desapoderamiento su titular tiene el poder de seguir a la cosa (ius
persequendi) con efectos de exclusión respecto del tercero parte en el conflicto. Los mismos
atributos ostentan los derechos reales sobre objeto ajeno de goce y de garantía.
No obstante existen zonas grises que la teoría dualista no ha logrado superar, la realidad
desborda en ocasiones a las concepciones dogmáticas. El Código de Vélez contempla casos
de derechos personales que gozan en parte de los atributos de persecución y preferencia.
También supuestos en que el titular del derecho real carece de la facultad persecutoria y la
oponibilidad de su derecho. La seguridad del tráfico impone la tutela a los terceros adquirentes
de buena fe y a título oneroso que obran bajo una apariencia jurídica provocada por el mismo
titular del derecho real. Las situaciones intermedias entre ambas categorías conceptuales se
mantienen y acentúan en el nuevo Código.
Derechos personales con ius preferendi: Créditos con priviliegio de cobro (deudas a la
AFIP, contrato inscripto en el caso de las ventas de lotes a plazo).
Derechos personales con ius persequendi: En virtud de un crédito personal se le otorga
al acreedor el derecho de perseguir determinadas cosas (privilegio del locador sobre los
muebles introducidos dentro del inmueble locado)
Artículo 1894.- Adquisición legal. Se adquieren por mero efecto de la ley, los
condominios con indivisión forzosa perdurable de accesorios indispensables al uso
común de varios inmuebles y de muros, cercos y fosos cuando el cerramiento es
forzoso, y el que se origina en la accesión de cosas muebles inseparables; la habitación
del cónyuge y del conviviente supérstite, y los derechos de los adquirentes y sub-
adquirentes de buena fe.
Uno de los aspectos innovadores del nuevo régimen legal consiste en la amplitud y plasticidad
que confiere al objeto del derecho real.
El Artículo 15 expresa que los derechos individuales sobre los bienes integran el patrimonio de
las personas
Art. 16. Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden
recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas.
Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.
El Art. 1883 expresa: Objeto. El derecho real se ejerce sobre la totalidad o una parte material de
la cosa que constituye su objeto, por el todo o por una parte indivisa. El objeto también puede
consistir en un bien taxativamente señalado por la ley.
Respecto a la posibilidad de que un bien no corporal sea objeto del derecho real, se acepta que
el objeto pueda consistir en un bien taxativamente señalado por la ley, pensando en casos de
derechos sobre derechos, como la hipoteca del derecho de superficie en su modalidad de
derecho sobre cosa ajena, o en casos de derechos complejos como el tiempo compartido.
También la cuestión relativa a la constitución de derechos reales sobre partes materiales de la
cosa ha sido objeto de análisis por la doctrina, en particular en materia de cosas inmuebles. El
derecho real sobre un inmueble ajeno puede recaer sobre una parte material determinada si es
divisible y la parte tiene independencia funcional, aún cuando no se encuentre afectado a
propiedad horizontal (por ejemplo, la fracción de un campo, de una casa que permite la división
o de un departamento interno de un inmueble con salida a la calle). Evidentemente que estos
fraccionamientos de inmuebles deben ajustarse a las disposiciones catastrales locales y estar
permitidos por la autoridad administrativa y municipal. Es así como lo recepta la normativa
prevista en el Código.
El Artículo 228 contempla el supuesto de las cosas divisibles y establece: Son cosas divisibles
las que pueden ser divididas en porciones reales sin ser destruidas, cada una de las cuales
forma un todo homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa misma.
Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y
aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales.
La posibilidad de constituir el derecho sobre parte material del inmueble está contemplada de
manera específica por las normas del usufructo (Art. 2130); el uso (Art. 2154); la habitación (Art.
2158); la servidumbre predial (Art. 2163) y el derecho de superficie (Art. 2116).
En todos estos supuestos es necesario que se determine con precisión la parte del inmueble
que es objeto del derecho real mediante las operaciones de mensura y división, según lo
preceptúan las disposiciones catastrales (Ley 26.209), las disposiciones registrales (17.801) y
las leyes provinciales (Ley 8236 de Mendoza).
Parte indivisa del derecho real. Con respecto a las partes indivisas corresponde precisar que
se trata de la cuota-parte ideal del derecho real y no de su objeto. Son divisibles entre dos o
más sujetos los derechos reales de condominio; superficie (cosuperficie); usufructo
(cousufructo); uso (couso) y habitación (cohabitación). La cuota parte indivisa o ideal del
derecho se determina a través de un porcentual (un medio, un tercio, etcétera). El ejercicio de
estos derechos sobre la cosa tiene lugar a través de la coposesión de la misma.
Cuestión de la comercialidad. El Código sienta el criterio de que pueden ser objeto de los
derechos reales aún las cosas que no estén en el comercio. En los Fundamentos la Comisión
Redactora explica que son objeto del derecho real las cosas que están fuera del comercio por
su inenajenabilidad relativa y aquellas cuya enajenación estuviese prohibida por una cláusula
de no enajenar. En efecto, están fuera del comercio los bienes cuya transmisión está
expresamente prohibida lo que no implica que carezcan de titular; por ejemplo, el donante
puede imponer al donatario la cláusula de no enajenar la cosa donada por el plazo de diez años
(Art. 1972) y ello no importa desconocer que la cosa es objeto del derecho real de dominio del
donatario.
Vélez Sarsfield fue muy riguroso al respecto, admitió pocos derechos reales y suprimió
otros conocidos en su época como los censos por más de cinco años, la superficie, la
enfiteusis y las vinculaciones (art. 2614). El codificador partió de la premisa que la
multiplicidad de derechos reales sobre una misma cosa desintegra el contenido del
dominio, es fuente de conflictos entre los titulares y afecta la libre explotación y
circulación de las propiedades (nota a los artículos 2502 y 2503).
Otra particularidad del nuevo ordenamiento es la ampliación del objeto de los derechos
reales para obtener un mejor aprovechamiento de los bienes. No sólo la posibilidad de
constituirlos sobre partes materiales del inmueble que tengan autonomía funcional, sino
también a los bienes incorporales en los casos expresamente previstos como la
hipoteca del derecho de superficie y el derecho de tiempo compartido en que el período
temporal de disfrute del bien es un elemento esencial en la estructura del derecho.
La normativa pone el acento en el valor económico de los bienes más allá de que sean
corporales o no. La amplitud de objeto de derechos reales tradicionales se imprime al
nuevo régimen de la anticresis, aplicable no sólo a los inmuebles sino también a las
cosas registrables, modernizando la garantía para hacerla más atractiva en el mercado
de crédito. También el tiempo compartido se expande a las cosas registrables.
Regímenes especiales:
CLASIFICACIONES.
ARTÍCULO 1888.- Derechos reales sobre cosa propia o ajena. Carga o gravamen
real. Son derechos reales sobre cosa total o parcialmente propia: el dominio, el
condominio, la propiedad horizontal, los conjuntos inmobiliarios, el tiempo compartido,
el cementerio privado y la superficie si existe propiedad superficiaria. Los restantes
derechos reales recaen sobre cosa ajena.
Con relación al dueño de la cosa, los derechos reales sobre cosa ajena constituyen
cargas o gravámenes reales. Las cosas se presumen sin gravamen, excepto prueba en
contrario. Toda duda sobre la existencia de un gravamen real, su extensión o el modo
de ejercicio, se interpreta a favor del titular del bien gravado.
ARTÍCULO 1889.- Derechos reales principales y accesorios. Los derechos reales
son principales, excepto los accesorios de un crédito en función de garantía. Son
accesorios la hipoteca, la anticresis y la prenda.
Los derechos reales se diferencian según tengan o no una existencia autónoma. Los
que tienen vida propia se denominan derechos reales principales o independientes. Los
derechos reales principales cumplen principalmente la función de goce o de utilidad del
objeto para su titular. Se trata de derechos que se ejercen por la posesión y se pueden
adquirir por prescripción adquisitiva (Arts. 1897y 2565).
ARTÍCULO 1890.- Derechos reales sobre cosas registrables y no registrables. Los
derechos reales recaen sobre cosas registrables cuando la ley requiere la inscripción
de los títulos en el respectivo registro a los efectos que correspondan. Recaen sobre
cosas no registrables, cuando los documentos portantes de derechos sobre su objeto
no acceden aun registro a los fines de su inscripción.
El ordenamiento legal ha establecido registros especiales para cada tipo de cosa
registrable: cosas inmuebles (Ley 17.801); automotores (Dec.ley 6582/58 ratif. Ley
14.467 y mod. Ley 22.977); equinos de pura sangre de carrera (ley 20.378); animales
de pura raza o pedigrí (ley 22.939); aeronaves (Código Aeronáutico sancionado por Ley
17.285 de 1967); buques (Ley 20.094 de Navegación de 1973).
La inscripción de las titularidades reales en estos registros opera con distintos efectos
según el régimen jurídico de cada una de estas cosas.
ARTÍCULO 1891.- Ejercicio por la posesión o por actos posesorios. Todos los
derechos reales regulados en este Código se ejercen por la posesión, excepto las
servidumbres y la hipoteca.
Las servidumbres positivas se ejercen por actos posesorios concretos y determinados
sin que su titular ostente la posesión.
Con relación a los derechos reales que se ejercen por la posesión la clasificación
prevista en la norma guarda importancia por el régimen de adquisición. La transmisión o
constitución entre vivos de estos derechos requiere de la tradición de la posesión de la
cosa por título suficiente. También se pueden adquirir por la prescripción adquisitiva.
Además la posesión es sistema publicitario de los derechos reales que se ejercen por la
posesión sobre cosas muebles no registrables, y también para las cosas inmuebles
conjuntamente con la publicidad registral (Art. 1893).
La clasificación también incide en el régimen de la protección judicial dado que los
derechos que se ejercen por la posesión confieren las acciones posesorias (Arts. 2238
y 36 ss.). Las acciones reales que tutelan el derecho que se ejerce por la posesión son:
la reivindicatoria en caso de desapoderamiento y la negatoria en caso de turbación, no
obstante también se les confiere a los titulares del derecho de hipoteca sobre los
inmuebles cuyos titulares cuyos titulares han sido desposeídos o turbados. En cuanto a
las servidumbres están protegidas por la acción confesoria (Art. 2248).
3. MODOS DE ADQUISICIÓN.
f) Modo suficiente
El modo recibe esta denominación porque es el modo de cumplimiento del título. El
título opera como la causa remota de la adquisición del derecho real y el modo como la
causa próxima. La tradición cumple la función de modo traslativo o constitutivo del
derecho real porque es el medio material conforme al cual las partes contratantes
cumplen lo establecido en el título que es el antecedente jurídico que da sentido a la
tradición.
Se ha dicho que respecto de las cosas inmuebles y de las muebles no registrables el
modo suficiente es la tradición, que consiste en la entrega y recepción material y
voluntaria de la cosa.
El Art. 1892 establece la tradición como el modo de adquirir los derechos reales y los
Arts. 1924 y siguientes regulan a la tradición como modo de adquirir la posesión
(Unidad V). La tradición que tiene lugar con el boleto de compraventa inviste al
adquirente de la posesión ilegítima porque no produce la adquisición del derecho real.
En cuanto a las cosas muebles registrables no requieren la tradición, el modo
constitutivo es la inscripción del derecho en los registros correspondientes previstos por
las leyes especiales, como se ha expuesto con relación a los automotores (arts. 1, 2 y 6
Dec. Ley 6582/58 ratif. Ley 14.467); también para los equinos sangre pura de carrera
(arts. 1 y 2 Ley 20.378) y para los demás animales de pedigrí o pura raza (arts. 11 y 14
Ley 22.979).
Respecto de las servidumbres positivas, el Art. 1892 dispone que el primer uso que se
haga de ellas es modo suficiente de adquisición.
Transmisibilidad.
El Art. 398 sienta la regla de la transmisibilidad de todos los derechos patrimoniales,
excepto estipulación válida de las partes o que ello resulte de una prohibición legal o
que importe transgresión a la buena fe, la moral y las buenas costumbres.
En el ámbito de los derechos reales la regla se reproduce en el Art. 1906. ARTÍCULO
1906.- Transmisibilidad. Todos los derechos reales son transmisibles, excepto
disposición legal en contrario.
La finalidad de la ley es que los bienes no queden excluidos del tráfico jurídico, salvo en
los casos expresamente estatuidos o autorizados por la ley. El Art. 234 contempla los
bienes que se encuentran fuera del comercio porque su transmisión esté expresamente
prohibida por la ley o por actos jurídicos cuando ello está permitido por la ley.
Convalidación.
Art. 1885. Convalidación: Si quien constituye o transmite un derecho real que no
tiene, lo adquiere posteriormente, la constitución o transmisión queda convalidada.
La norma contempla uno de los casos del justo título, cuando la enajenación se realiza
a non domino o sea por quien no es el propietario de la cosa o no se encuentra
expresamente apoderado al efecto. El acto es nulo pero el defecto se purga por la
adquisición ulterior de la propiedad de la cosa cualquiera sea la causa jurídica de la
adquisición (sucesión por causa de muerte, compraventa, donación, prescripción
adquisitiva, etc.).
La convalidación admitida por la ley es de naturaleza sustantiva porque exige la
adquisición de la propiedad. El sistema registral inmobiliario no admite la convalidación
formal por la inscripción de un título inválido. La ley 17.801 de Registro de la Propiedad
Inmueble dispone expresamente: “La inscripción no convalida el título nulo ni subsana
los defectos de que adoleciere según las leyes”.
El Art. 1903 del CCCN dispone la convalidación los actos otorgados por el prescribiente
en el caso de la prescripción adquisitiva breve, en virtud del efecto declarativo y
retroactivo que confiere a la sentencia.
b) Sistemas de publicidad.
En nuestro ordenamiento existen dos sistemas publicitarios de derechos reales: la
publicidad posesoria y la publicidad registral.
El Código civil de Vélez reguló a la tradición como modo de adquisición de los derechos
reales y también como sistema de publicidad de la adquisición de derechos reales de
las cosas muebles e inmuebles, excepto para el derecho de hipoteca (que no se ejerce
por la posesión) para el que instituyó la publicidad registral.
Con relación a los inmuebles la tradición no era un sistema de publicidad suficiente,
únicamente quienes intervenían en este acto o participaban en él conocían de su
existencia. Por esta razón la Ley 17.711 modificó el art. 2505 del Código civil e
incorporó para las cosas inmuebles la publicidad registral y concomitantemente se
sancionó la Ley 17.801 del Registro de la Propiedad Inmueble. Este registro instituye un
sistema de publicidad formal creado por el legislador para dar mayor certeza al
conocimiento de las titularidades reales.
d) Tercero protegido.
El Art. 1893 establece quien es el tercero que puede invocar a su favor las constancias
del registro. El tercero protegido por la apariencia formal del registro es el tercero
interesado de buena fe.
Ello significa que quien conoce o debe conocer la existencia del título del derecho real
no inscripto no puede invocar la inoponibilidad por falta de registración. La buena fe del
tercero es subjetiva (buena fe-creencia), el tercero no debe conocer ni haber podido
conocer obrando con diligencia la existencia del derecho real no inscripto.
Tampoco puede invocar buena fe quien no tomó los recaudos necesarios para tener la
convicción de que quien le transmite o constituye el derecho real tiene el título
suficiente, es decir es el propietario o legitimado con capacidad para disponer. El
conocimiento del tercero debe abarcar la realidad registral y la extrarregistral. Es la
problemática que presenta el título nulo inscripto (justo título). Al respecto el Art. 1902
último párrafo ordena “Cuando se trata de cosas registrables, la buena fe requiere el
examen previo de la documentación y constancias registrales, así como el
cumplimiento de los actos de verificación pertinente establecidos en el respectivo
régimen especial”.
2- ADQUISICIONES LEGALES
La regla general es que siempre las adquisiciones de derechos reales se hacen por
modos derivados (transmisión intervivos o mortis causa; provienen y se reciben de un
titular anterior, se adquieren con las cargas, gravámenes y limitaciones del anterior titular. ), o
por modos originarios (cuando no se tiene en cuenta el derecho real, si existiera, que
tenía el anterior titular de la cosa).
Las adquisiciones legales (ex lege) representan una excepción a estos principios, ya
que en este caso no va a ser la transmisión, sucesión o adquisición originaria la que le
otorgue el derecho real a nuevo titular, sino que es la misma ley la que lo otorga esa
calidad.
Artículo 1892.- título y modos suficientes. la adquisición derivada por actos entre vivos
de un derecho real requiere la concurrencia de título y modo suficientes.
Casos Artículo 1894.-Adquisición legal. Se adquieren por mero efecto de la ley, los
condominios con indivisión forzosa perdurable de accesorios indispensables al uso
común de varios inmuebles y de muros, cercos y fosos cuando el cerramiento es
forzoso, y el que se origina en la accesión de cosas muebles inseparables; la habitación
del cónyuge y del conviviente supérstite, y los derechos de los adquirentes y
subadquirentes de buena fe.
Casos:
Art. 2004 y 2005 CCCN: Es un caso de condominio con indivisión forzosa perdurable
con origen en la ley. Cosas afectadas como accesorios indispensables al uso común de
dos o más heredades de distintos propietarios. Ninguno puede pedir la división. Uso por
cada condómino conforme a las necesidades de los inmuebles y sin perjudicar el
derecho igual de los restantes condóminos.
Art. 2007 y sgtes CCCN: cerramiento forzoso urbano: Derecho y obligación con el
vecino sobre la construcción de una pared de tres metros de altura para cerramiento y
división de las heredades contiguas situadas en un pueblo o sus arrabales, puede
encaballar hasta mitad de espesor.
Art. 2013: cerramiento forzoso rural: derecho a levantar o excavar un cerramiento,
aunque no sea un muro.-
A) Habitación del cónyuge supérstite (arts. 1894 y 2383 CCCN). Derecho real de
habitación, gratuito y vitalicio, de pleno derecho. Inmueble del causante que fue último
hogar conyugal, que no se encontraba en condominio. Inoponible a acreedores del
causante
B) Habitación del conviviente supérstite: Art. 527 CCCN: Carece de vivienda propia
habitable o medios para acceder a ella. Derecho real de habitación gratuito. Máximo 2
años.
Sobre inmueble del causante que fue último hogar convivencial. Se extingue por
matrimonio, nueva unión convivencial o bienes suficientes.
Art. 392. Todos los derechos reales o personales transmitidos a terceros sobre un
inmueble o mueble registrable, por una persona que ha resultado adquirente en
virtud de un acto nulo, quedan sin ningún valor, y pueden ser reclamados
directamente del tercero, excepto contra el subadquirente de derechos reales o
personales de buena fe y a título oneroso. Los subadquirentes no pueden
ampararse en su buena fe y título oneroso si el acto se ha realizado sin
intervención del titular del derecho.
El art. 392 conserva una norma similar al art. 1051 (texto según ley 17.711) del Código
Civil sustituido manteniendo el principio general del efecto retroactivo de la sentencia de
nulidad en relación a los terceros a quienes se le transmiten cosas registrables y
protegiendo a los subadquirentes de buena fe y a título oneroso de derechos sobre
inmuebles; pero, a diferencia del Código anterior, adiciona en esta protección los bienes
muebles registrables.
Se diferencia también del Código Civil sustituido, al excluir expresamente de la
protección a los subadquirentes en virtud de un acto realizado sin la intervención del
titular del derecho (transmisiones a non domino); se recepta así la posición de la
doctrina mayoritaria.
El primer párrafo del art. 392 consagra el principio general del efecto retroactivo de la
sentencia de nulidad respecto de los terceros en cosas registrables. El tercero a quien
el adquirente por acto nulo ha transferido la propiedad de una cosa registrable u otro
derecho sobre la misma, es alcanzado por la sentencia de nulidad y privado, en
consecuencia, de esos derechos. Ello como principio.
Pero la misma norma también establece una excepción: protección al subadquirente de
buena fe y a título oneroso
Limita los efectos de la sentencia de nulidad y la consecuente obligación de restitución,
respecto de los terceros subadquirentes de derechos reales o personales sobre cosas
registrables, de buena fe y a título oneroso. De tal modo, estos terceros no se
encuentran alcanzados por el efecto retroactivo de la sentencia de nulidad y en
consecuencia tampoco están obligados a la restitución.
Art. 399. Regla general. Nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más
extenso que el que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas.
A diferencia de la teoría del título y modo adoptada por Vélez para la transmisión de
inmuebles, en materia mobiliaria era de aplicación el principio contenido en el art. 2412
condensado en la conocida expresión: posesión vale título; de tal modo la adquisición
del dominio de una cosa mueble queda demostrada mediante la posesión de buena fe.
Mantiene la regla del anterior 2412, mejorando la técnica legislativa y clarificando sus
términos:
a) queda claro que quien puede invocar la adquisición legal de la cosa mueble es el
subadquirente, es decir un tercero;
b) ese tercero debe ser poseedor de buena fe;
c) en principio, la posesión de buena fe se presume (art. 1919), salvo que se trate de
cosas muebles registrables;
d) la carga probatoria para hacer caer la presunción está en cabeza de quien alegue ser
el verdadero propietario.
e) tratándose de automotores, el sistema especial reemplaza el principio de posesión
vale título por el de inscripción vale título, en tanto el titular fuera de buena fe y el
vehículo no sea robado o hurtado. La falta de inscripción registral a nombre del
poseedor en la compraventa de automotores importa la mala fe del adquirente, porque
le es exigible una investigación sobre la situación jurídica del objeto, y quien adquiere
un automotor inscripto a nombre de otro sujeto distinto del vendedor, no actúa con la
diligencia debida, al no haber hecho esas averiguaciones que le permitirían descubrir
que no podía inscribir a su nombre el vehículo. Además, ese poseedor no podría alegar
con éxito la falta de necesidad de la inscripción, pues su creencia reposaría en un error
de derecho inexcusable.
f) en materia de semovientes, con el objeto de identificar la hacienda y a su propietario
se utiliza un sistema de marcas y señales; la primera (marca) se utiliza para el ganado
mayor y consiste en "la impresión que se efectúa sobre el animal de un dibujo o diseño,
por medio de hierro candente, de marcación en frío, o de cualquier otro procedimiento
que asegure la permanencia en forma clara e indeleble que autorice la Secretaría de
Agricultura y Ganadería" (art. 1º ley 22.939). La señal identifica al ganado menor con un
corte en la oreja o nariz del animal. La ley mencionada establece la obligatoriedad de:
a) registrar las marcas y señales, y b) señalar y marcar al ganado mayor y menor
respectivamente. A partir de allí establece la presunción, salvo prueba en contrario, que
el ganado mayor marcado y el ganado menor señalado, pertenecen a quien tiene
registrado a su nombre el diseño de la marca o señal aplicada al animal. Se presume
igualmente, salvo prueba en contrario, que las crías no marcadas o señaladas
pertenecen al propietario de la madre. Para que esta presunción sea aplicable las crías
deberán encontrarse al pie de la madre (art. 9º)
g) No se presume la buena fe, aunque medie registración del bien, cuando la normativa
prevee elementos identificatorios de la cosa y estos no son coincidentes. Podría ser el
caso de registrar un auto con el número de motor adulterado, registración de autos
mellizos, patentes cambiadas, etc…