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UNIVERSIDAD DE SUCRE
PROGRAMA DE DERECHO
QUINTO SEMESTRE
DERECHO ADMINISTRATIVO
SINCELEJO-SUCRE
2020
LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS
Cordero no discrepa sobre las concepciones anteriores pero considera que todas las
conceptos que se dan tienen cierto tinte de vaguedad dado que este varía por los 200 años
de existencia de este. Esta indeterminación tiene 2 causas a su parecer:
Estructura legal:
Todo acto que cumpla todos los requisitos para su correcta expedición debe contener:
Respeto del debido proceso: En desarrollo del fin esencial de garantizar la participación del
individuo en la decisión que lo afecta (Const. Art 2, inc 1), la administración ha de velar por
el celoso cumplimiento del derecho de audiencia y defensa del interesado(C.C.A. Art. 84).
Causa legal: En la actividad administrativa se exige la existencia de causa, que reside en la
previsión legal y en las razones no siempre expresas del fin a que la conducta debe tender.
Así, la causa es el motivo expreso o implícito, conforme a derecho, que lleva el servidor
público al acto o contrato.
Objeto legal: Dispone el Código Civil (Art. 1517) la declaración de voluntad eficaz busca dar,
hacer o no hacer cierto acto o conducta. De esta forma, la conducta administrativa, en
consecuencia, debe encaminarse, naturalmente, a la realización de los fines que la
Constitución Política (Art. 2) señala.
Ahora por obvias razones la deficiencia de alguno de los pasos anteriores daría paso a la
invalidez del acto administrativo por ello simplificando los elementos del acto pueden ser
según Raúl Gatica Orellana, Subjetivos: Investidura y competencia.
Investidura:
conjunto de requisitos para radicar la titularidad de un órgano público en uno o más sujetos.
La exigencia que se desprende del principio de juridicidad es que la investidura debe ser
regular y previa, a fin de que el Acto Administrativo sea válido; es por ello que la regla
general en el ámbito de la Administración, de acuerdo el art. 16 del Estatuto Administrativo,
es que el nombramiento se rige desde la fecha indicada en el respectivo decreto o
resolución o desde cuando éste quede totalmente tramitado ante la Contraloría General de
la Repúblic
Competencia:
el acto debe ser dictado por el órgano administrativo en virtud de las potestades que
expresamente le ha atribuido el ordenamiento jurídico de acuerdo a diferentes criterios:
territorio, grado, materia, etc. Es la cantidad de poder público que tiene o adquiere el órgano
para dictar un acto, por lo que no es una cualidad, sino una cantidad; por ello se considera
como la medida de poder que pertenece a cada órgano de dicho acto.
Objetivos: Que se vinculan al contenido de los actos, los cuales son: Motivo, Objeto y
Finalidad:
Motivo: se relacionan con los antecedentes fácticos del acto y si se trata de reglados se
agregan los requisitos jurídicos para poder dictarlos. Responde al porqué justificativo.
La motivación aparece cuando en el acto existe la posibilidad de la discrecionalidad por
parte del funcionario público. Si un acto es discrecional debe motivarse, pero sí un acto es
totalmente reglado no sería necesaria la motivación.
Objeto: consiste en el efecto jurídico inmediato del acto. Este, debe ser cierto física y
jurídicamente posible; por lo que debe decidir sobre todas las peticiones formuladas, pero
puede involucrar otras no propuestas con previa audiencia del interesado y siempre que ello
no afecte a los derechos adquiridos.
Finalidad : Consiste en obtener una meta de satisfacer un interés público, el bien común. Si
la autoridad hace uso de sus facultades con una finalidad distinta de la perseguida por la ley
al concederlas se configura lo que se denomina una “desviación de poder”, por lo que el
acto se encuentra viciado, sin perjuicio de la eventual responsabilidad administrativa por
falta de probidad. Se le ha considerado como un elemento del acto administrativo,
entendido como la adecuación necesaria de medios para lograr los fines públicos
específicos que el acto administrativo de que se trate tiende a llegar.
También se habla de otros elementos como el sujeto, La forma y proyecciones de los actos
administrativos:
Los actos de igual forma se clasifican y se puede expresar que el código reitera las
clasificaciones en uso por la doctrina:
★ El ámbito de aplicación del acto, permite distinguir actos nacionales y actos locales;
según el ámbito de competencia de la autoridad que expide el acto: autoridades
nacionales, regionales o locales.
★ En cuanto a los sujetos participantes en el acto, se distinguen los actos unilaterales
de los bilaterales.
★ Según la impugnabilidad se distinguen actos definitivos y actos en trámite.
★ También se distinguen actos expresos y actos tácitos.
★ También se desarrolla la clasificación que permite distinguir los actos de contenido
reglado y de contenido discrecional, con efecto sobre todo en cuanto a la motivación,
más amplia en uno que otro caso.
★ Según sus efectos, se distinguen actos administrativos de carácter general y actos
administrativos de carácter particular o concreto.
Estos actos gozan de cualidades o atributos que les permiten cumplir sus funciones. Los
atributos que se estudiarán en este documento son la ejecutividad y la ejecutoriedad.
También la presunción de legalidad, la validez y eficacia de los actos administrativos:
Inicialmente hablaremos respecto de la ejecutoriedad y ejecutividad para ello nos
remitiremos a la sentencia T- 355 de 1995:
EJECUTORIEDAD
En el artículo 64 del código contencioso administrativo se dice que los actos que queden en
firme al concluir el procedimiento administrativo serán suficientes por sí mismo, para que la
administración puede ejecutar de inmediato los actos necesarios para su cumplimiento.
la ejecutoriedad alude más bien a una característica que únicamente es predicable de
aquellos actos administrativos que impongan una obligación (de dar, hacer o no hacer) a un
administrado y que, en función de su contenido obligacional, puede permitir,llegado el caso,
su ejecución forzosa en caso de negativa del sujeto administrado.
De esta manera, si bien todos los actos administrativos son ejecutivos, solo algunos
(aquellos que contengan una obligación) podrán ser ejecutorios y, justamente por
esta característica, aquellos actos administrativos ejecutorios que no sean cumplidos
voluntariamente por el obligado podrán ser objeto de ejecución forzosa en la medida en que
esta última característica nos remite a la potestad administrativa de realización material para
plasmar en la realidad aquello que la Administración ha decidido aún en contra de la
voluntad del obligado.
Marienhoff por otra parte expresa que la ejecutoriedad del acto administrativo significa que,
por principio, la Administración misma y con sus propios medios lo hace efectivo, poniendo
en práctica.
Por otra parte la corte explica que la ejecutoriedad hace referencia a que determinado acto
administrativo, cuya finalidad es producir determinados efectos jurídicos, se presume
expedido con base en los elementos legales para su producción y en consecuencia es
obligatorio para el administrado y la administración, razón por la cual puede ser ejecutado
directamente por la administración, sin necesidad de la intervención de otra autoridad del
Estado. En la doctrina moderna, la ejecutoriedad de manera alguna puede confundirse con
la ejecutividad. La ejecutoriedad es propia de cualquier acto administrativo, en cuanto
significa la condición del acto para que pueda ser efectuado.
EJECUTIVIDAD
Según Carlos Ariel Sánchez, la ejecutividad es sinónimo de eficacia del acto. Es la regla
general de los actos administrativos y consiste en el principio de que todo acto una vez
perfeccionado debe producir todos sus efectos y sin que pueda diferir su cumplimiento.
En derecho administrativo la ejecutividad se refiere genéricamente a cualquier acto
administrativo y es sinónimo de eficiencia del acto, mientras que la ejecutoriedad implica
llevar la ejecución adelante hasta sus últimas consecuencias, aun contra la voluntad del
administrado.
Por ejecutividad se debe entender a aquella característica que doctrinariamente se ha
considerado como propia de todo acto administrativo, en tanto manifestación de una
potestad o atribución pública, como es la de ser plenamente eficaz y constitutivo de las
situaciones jurídicas por él definidos desde el momento mismo de su emisión sin que la
oposición del particular (a través de los medios impugnatorios que la ley pudiera habilitar)
pueda impedirlo.
“La ejecutividad equivale, a la eficacia que tal acto comporta, principio que no se constituye
en una excepción, sino por el contrario es la regla general de todo acto administrativo,
según García Trevijano. Constituyéndose entonces en real y efectiva aplicación del
contenido del mismo sin que se difiera su cumplimiento.
Este carácter de exigibilidad proviene del cumplimiento de todos los requisitos que hacen a
la existencia del acto. Es distinto a la ejecutoriedad del acto, la cual determina que la
administración, aplique el orden jurídico y ejecute por sí misma el acto, con la posibilidad de
acudir a diversas medidas de coerción para asegurar su cumplimiento”.
Continuando con los temas explicaremos los conceptos de presunción de legalidad, validez
y eficacia de los actos administrativos :
PRESUNCIÓN DE LEGALIDAD:
De igual forma se entiende que un acto administrativo es legal o se presume legal cuando
cumple con los requisitos del artículo 87 del CPACA:
Los actos administrativos quedarán en firme cuando:
Con relación a lo anterior se tiene entonces que una vez se emita el respectivo acto
administrativo por parte de la autoridad que por ley está facultada para hacerlo y éste sea
notificado en debida forma a los implicados y a terceros interesados, el acto nace a la vida
jurídica y por tanto tendrá que ser materializado y ejecutado por las autoridades
competentes en aras que la voluntad de la administración no sea letra muerta. No obstante,
el artículo 88 de la ley 1437 de 2011 la cual entrará en vigencia el 2 de julio del 2012, al
referirse a la presunción de legalidad que cobija todo acto administrativo luego de quedar en
firme, plantea dos situaciones posibles; la primera se refiere a cuando el acto ha sido
demandado y a través de la jurisdicción competente se declara la nulidad del mismo y por
tanto se desvirtúa la presunción de legalidad que lo cobijaba. Y por otro lado, la mencionada
norma contempla un escenario de transición en el sentido en que a pesar de haber sido
demandado el acto, no se ha resuelto aún sobre su validez, por lo que todavía se encuentra
inmerso dentro de la presunción de legalidad, suspendiendo sus efectos como medida
preventiva.
Por su parte, la ejecutoriedad del acto administrativo hace referencia a la fuerza jurídica con
la cual éstos están investidos, por tanto, al momento de nacer a la vida jurídica los actos
cobran validez y deberán ser acatados a cabalidad, a menos que en virtud de una decisión
judicial pierdan su fuerza vinculante.
La eficacia del acto administrativo es la producción de los efectos que le son propios,
comenzando con su obligado cumplimiento por el destinatario. Y se distingue entre eficacia
inmediata, eficacia demorada y eficacia retroactiva. A la eficacia inmediata se refiere el art.
57.1 de la Ley 30/1992 cuando proclama que los actos de las Administraciones públicas
producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra
cosa.
La producción de los efectos propios del acto administrativo. los actos de la Administración
serán válidos y producirán efecto desde la fecha en que se dicten validez supone la
concurrencia en el acto de todos los elementos que lo integran y tiene lugar desde el
momento que se dictan o acuerdan la eficacia hace referencia a la producción temporal de
efectos y puede hallarse supeditada a la notificación, publicación o aprobación posterior del
acto válido.
Existen algunas excepciones:
● La DEMORA EN LA EFICACIA del acto administrativo, es decir, el retraso en la
producción de sus efectos propios, puede producirse porque así lo exija la
naturaleza del acto, porque incluya una condición suspensiva o término inicial o
porque la eficacia quede supeditada a su notificación, publicación o aprobación
superior
Sin embargo este límite no puede jugar en vía de reclamación para los actos resolutorios de
recursos o las sentencias judiciales cuando un nuevo acto se dicta en sustitución de otro
anulado.
Quiere decir lo anterior que el acto administrativo como tal produce sus efectos jurídicos,
vale decir que la decisión que el mismo involucra representa el ejercicio del poder
administrativo en las personas naturales o jurídicas a quienes viene dirigido.
Luego entonces, el Acto Administrativo para que sea eficaz, debe haber sido aplicado a sus
destinatarios. El mismo comentarista nos trae como ejemplo que una decisión administrativa
que se tome a tono con el texto constitucional, presuntamente cobijada por el manto de la
carta superior y por tanto de legalidad, puede ser un perfecto acto administrativo pero
carente de eficacia, mientras no se aplique a sus receptores y que en similar analogía una
decisión viciada de nulidad y desprovista de requisitos de constitucionalidad y legalidad,
tiene la capacidad de producir efectos cuando no se impugna dentro de los términos
legales.
Los actos administrativos son válidos y producen efectos desde la fecha en que se dicten,
salvo que en ellos se establezca otra cosa. La validez hace referencia al contenido del acto,
si se ha dictado siguiendo el procedimiento legalmente establecido: órgano competente,
objeto lícito y demás requisitos que exige el ordenamiento.
El incumplimiento de los requisitos de validez de los actos administrativos, determinará que
estos devengan en nulos, o en su caso, anulables. Todo acto administrativo es válido
mientras no se demuestre su invalidez.
“El presupuesto de validez por su parte, se refiere a la adecuación del acto administrativo
al ordenamiento jurídico. Es decir, esta se determina porque la manifestación de la voluntad
de la administración tendiente a producir efectos jurídicos (acto administrativo) fue expedida
conforme con ciertos elementos, que de no concurrir, lo vician de nulidad. En efecto, así lo
ha indicado la jurisprudencia al decir que:
«…cuando se establezca la ausencia de uno de tales elementos, el acto administrativo
así expedido no cumple con las exigencias legales y por ello se reputa viciado de
nulidad.
Lo dicho permite afirmar sin asomo de duda, que los vicios invalidantes del acto
administrativo tienen una relación directa con sus elementos. En otras palabras, la ausencia
o la insuficiencia de alguno de tales elementos, comprometen la validez de la decisión
administrativa y están llamados a determinar su expulsión del ordenamiento jurídico
mediante la declaratoria de su nulidad en sede judicial».
Los elementos de validez a los que hace alusión la jurisprudencia cuyo desconocimiento
acarrea la nulidad del acto administrativo son: 1) los sujetos, diferenciados entre activo o
quien expide el acto y quien debe gozar de competencia y voluntad para emitirlo, y el
pasivo, esto es, sobre quien recaen sus efectos, 2) el objeto o contenido del acto que
determina la situación jurídica que se va a afectar con este, que en todo caso debe ser
lícito, posible y existente, 3) los motivos o razón de hecho o de derecho determinantes que
impulsaron la emisión del acto,
4) los fines o lo que la administración pretende alcanzar con la expedición del acto
administrativo, que debe ser el interés general, y 5) la formalidad, concepto que encierra
indistintamente los de procedimiento, forma y formalidad. Así, el primero indica que para
expedir el acto debe seguirse un trámite determinado, el segundo señala que debe ser
expedido de acuerdo con su contenido y alcance ya sea mediante leyes, resoluciones,
acuerdos, etc., y el tercero advierte los requisitos que debe acatarse para la expedición .
Debe precisarse que no siempre que al proferirse los actos administrativos se desatienden
los requisitos formales se puede predicar la existencia de la nulidad de estos. Para dichos
efectos la formalidad inobservada debe ser sustancial, esto es, aquella que de omitirse tiene
la capacidad de alterar la transparencia del trámite, es determinante para la existencia del
acto o para el resultado de la decisión definitiva. En esa medida, si la formalidad
desatendida presenta dichas características la nulidad del acto es insaneable, de lo
contrario «en virtud del principio de eficacia y de economía, las irregularidades que no
tengan dicho alcance pueden ser pasadas por alto o subsanarse en cualquier tiempo». Ello
puesto que serían simples omisiones que no constituyen una garantía y por ende no afectan
un derecho para los asociados, es decir una formalidad no sustancial.