Está en la página 1de 14

ATRIBUTOS Y ESTRUCTURA DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

CAMILA ANDREA RICARDO VERGARA

RAFAEL ENRIQUE CESPEDES

UNIVERSIDAD DE SUCRE
PROGRAMA DE DERECHO
QUINTO SEMESTRE
DERECHO ADMINISTRATIVO
SINCELEJO-SUCRE
2020
LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

El acto administrativo se define como toda manifestación de la voluntad o declaración


emanada de la administración pública en el ejercicio de potestades administrativas,
mediante el que impone su voluntad sobre los derechos, libertades o intereses de otros
sujetos públicos o privados. En colombia podemos encontrar la definición del acto
administrativo en la sentencia C -1436/ 2000 así:

“El acto administrativo definido como la manifestación de la voluntad de la administración,


tendiente a producir efectos jurídicos ya sea creando, modificando o extinguiendo derechos
para los administrados o en contra de éstos, tiene como presupuestos esenciales su
sujeción al orden jurídico y el respeto por las garantías y derechos de los administrados.”

Otras definiciones de acto administrativo pueden ser:

● El acto administrativo es esencialmente material, lo cual no excluye que la voluntad


del administrado pueda jugar como presupuesto de su existencia (ej.: resolución de
conclusión de un procedimiento por desistimiento o renuncia del administrado o
interesado) o de eficacia (ej.: toma de posesión de un funcionario). Lo normal es que
el acto emane del órgano que directamente tiene competencia para dictarlo, pero
puede surgir de una forma indirecta, es decir ser dictado por una persona que no
tenga la condición subjetiva de Administración, pero que actúa poderes delegados
por una Administración (ej.: concesionarios).
● El acto administrativo ha de dictarse en ejercicio de una potestad administrativa, es
decir de una potestad pública. Cuando una Administración pública dicta un acto
administrativo actúa ejercitando una potestad pública, de imperium, revestida de
prerrogativas, estando en una posición de superioridad respecto a los particulares.
Las Administraciones públicas no pueden emitir actos administrativos cuando actúan
como cualquier otro particular, sin ejercitar una potestad pública, porque en tal caso
están actuando como cualquier sujeto particular, privado.
● El acto administrativo también se define según Agustín Gordillo como:
“los actos son las decisiones, declaraciones o manifestaciones de voluntad o de
juicio; que hechos, son las actuaciones materiales, las operaciones técnicas
realizadas en ejercicio de la función administrativa. ”

Cordero no discrepa sobre las concepciones anteriores pero considera que todas las
conceptos que se dan tienen cierto tinte de vaguedad dado que este varía por los 200 años
de existencia de este. Esta indeterminación tiene 2 causas a su parecer:

● El cambio producido por los 200 años de existencia y diferentes construcciones


doctrinales .
● La diversidad de las actividades que realiza la Administración, lo que hace muy difícil
la construcción de esquemas doctrinales unitarios.
Teniendo en cuenta las múltiples actuaciones de la Administración, desde un punto de vista
empírico, le es posible elaborar un concepto desde tres perspectivas diferentes, las cuales
son la perspectiva procesal, legal y doctrinal:

1. El concepto procesal de Acto Administrativo: en los sistemas que han adoptado un


sistema dual de jurisdicción, es decir, donde existe una jurisdicción contencioso
administrativa junto a una jurisdicción común u ordinaria, se utiliza este concepto,
que tiene por objeto determinar la competencia de los tribunales que deben conocer
de la actividad administrativa. Este concepto abarca la totalidad de las actuaciones
administrativas, siempre que se hallen sometidas al derecho administrativo.
2. El concepto legal: la Ley de Bases del Procedimiento Administrativo otorga una
definición de Acto Administrativo, que coincide con los actos de carácter formalizado
que se producen en el marco de un Proceso Administrativo y que le ponen fin.
(art.3).
3. Concepto doctrinal: se trata de una noción similar al anterior, que rige en la
generalidad de la doctrina que, por tradición y una curiosa unanimidad, parte para el
análisis de esta figura del concepto dado por Zanobini en los años 30 del siglo XX.
Este concepto se refiere a la actuación formalizada de la Administración Pública y
que está preferentemente referida a las resoluciones formales con las que terminan
los Procesos Administrativos pero no necesariamente (diferencia con el concepto
anterior).

Los actos administrativos se conforman de los siguientes elementos o se estructuran de la


siguiente manera:

Estructura legal:

Todo acto que cumpla todos los requisitos para su correcta expedición debe contener:

En principio debe ser irrevocable y obligar a la entidad y al administrado afectado. Que


puedan proceder, en su contra, los recursos gubernativos de reposición, apelación y queja;
Sometimiento a la norma superior: Ninguna actividad pública se puede realizar sin respaldo
en precisa norma legal, ya en competencia reglada, ya en ejercicio de cláusula general de
competencia. Asimismo, ningún servidor ejercerá función pública ni mucho menos
comprometer dinero del presupuesto si no con autorización legal.

Expedición por funcionario competente: No obstante el amplio concepto de competencia, el


funcionario debe observar que su conducta se subsuma en cierto precepto legal, de
atribución de funciones. Esta diligencia precaverá que en el futuro su acto sea susceptible
de anulación. De probarse que carecía de competencia por corresponder el asunto a un
funcionario distinto; o por haber excedido el límite que el orden jurídico preveía, yendo más
allá de lo autorizado.

Observancia de las exigencias formales: La ley señala, al ejercicio de voluntad pública,


formas de manifestación. Así, el acto administrativo debe reunir aspectos esenciales cuya
omisión da lugar a vicios de forma que pueden hacerlo revisable, bien en sede
administrativa, bien en sede judicial.

Respeto del debido proceso: En desarrollo del fin esencial de garantizar la participación del
individuo en la decisión que lo afecta (Const. Art 2, inc 1), la administración ha de velar por
el celoso cumplimiento del derecho de audiencia y defensa del interesado(C.C.A. Art. 84).
Causa legal: En la actividad administrativa se exige la existencia de causa, que reside en la
previsión legal y en las razones no siempre expresas del fin a que la conducta debe tender.
Así, la causa es el motivo expreso o implícito, conforme a derecho, que lleva el servidor
público al acto o contrato.

Objeto legal: Dispone el Código Civil (Art. 1517) la declaración de voluntad eficaz busca dar,
hacer o no hacer cierto acto o conducta. De esta forma, la conducta administrativa, en
consecuencia, debe encaminarse, naturalmente, a la realización de los fines que la
Constitución Política (Art. 2) señala.

Intimación de la decisión restrictiva o revocatoria: Se discutió antes si la decisión


administrativa de carácter sancionatorio exige al afectado oportunidad para conocer las
razones de la administración, para contradecirlas, en derecho de defensa; o si basta el acto
debidamente motivado y notificado. La cuestión radica en la consideración de si es
estrictamente legal que, antes de la expedición, sea necesario el agotamiento de cierto
procedimiento administrativo que garantice el debido proceso.
Ser acusable mediante acción de nulidad y restablecimiento del derecho.

ELEMENTOS DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

Ahora por obvias razones la deficiencia de alguno de los pasos anteriores daría paso a la
invalidez del acto administrativo por ello simplificando los elementos del acto pueden ser
según Raúl Gatica Orellana, Subjetivos: Investidura y competencia.

Investidura:
conjunto de requisitos para radicar la titularidad de un órgano público en uno o más sujetos.
La exigencia que se desprende del principio de juridicidad es que la investidura debe ser
regular y previa, a fin de que el Acto Administrativo sea válido; es por ello que la regla
general en el ámbito de la Administración, de acuerdo el art. 16 del Estatuto Administrativo,
es que el nombramiento se rige desde la fecha indicada en el respectivo decreto o
resolución o desde cuando éste quede totalmente tramitado ante la Contraloría General de
la Repúblic

Competencia:
el acto debe ser dictado por el órgano administrativo en virtud de las potestades que
expresamente le ha atribuido el ordenamiento jurídico de acuerdo a diferentes criterios:
territorio, grado, materia, etc. Es la cantidad de poder público que tiene o adquiere el órgano
para dictar un acto, por lo que no es una cualidad, sino una cantidad; por ello se considera
como la medida de poder que pertenece a cada órgano de dicho acto.
Objetivos: Que se vinculan al contenido de los actos, los cuales son: Motivo, Objeto y
Finalidad:

Motivo: se relacionan con los antecedentes fácticos del acto y si se trata de reglados se
agregan los requisitos jurídicos para poder dictarlos. Responde al porqué justificativo.
La motivación aparece cuando en el acto existe la posibilidad de la discrecionalidad por
parte del funcionario público. Si un acto es discrecional debe motivarse, pero sí un acto es
totalmente reglado no sería necesaria la motivación.

Objeto: consiste en el efecto jurídico inmediato del acto. Este, debe ser cierto física y
jurídicamente posible; por lo que debe decidir sobre todas las peticiones formuladas, pero
puede involucrar otras no propuestas con previa audiencia del interesado y siempre que ello
no afecte a los derechos adquiridos.

Finalidad : Consiste en obtener una meta de satisfacer un interés público, el bien común. Si
la autoridad hace uso de sus facultades con una finalidad distinta de la perseguida por la ley
al concederlas se configura lo que se denomina una “desviación de poder”, por lo que el
acto se encuentra viciado, sin perjuicio de la eventual responsabilidad administrativa por
falta de probidad. Se le ha considerado como un elemento del acto administrativo,
entendido como la adecuación necesaria de medios para lograr los fines públicos
específicos que el acto administrativo de que se trate tiende a llegar.

También se habla de otros elementos como el sujeto, La forma y proyecciones de los actos
administrativos:

Sujeto: Es el órgano que, en representación del Estado formula la declaración de la


voluntad, por lo que dicho órgano cuenta con una competencia, la cual constituye el
conjunto de facultades que tiene el mismo.

La forma y proyecciones de los actos administrativos:


Es la materialización del acto administrativo en sí, además es el modo de expresión de la
declaración ya formada. Por la forma del acto administrativo se convierte en físico y
objetivo. En resumen, la forma equivale a la formación externa del acto.

Los actos de igual forma se clasifican y se puede expresar que el código reitera las
clasificaciones en uso por la doctrina:

★ El ámbito de aplicación del acto, permite distinguir actos nacionales y actos locales;
según el ámbito de competencia de la autoridad que expide el acto: autoridades
nacionales, regionales o locales.
★ En cuanto a los sujetos participantes en el acto, se distinguen los actos unilaterales
de los bilaterales.
★ Según la impugnabilidad se distinguen actos definitivos y actos en trámite.
★ También se distinguen actos expresos y actos tácitos.
★ También se desarrolla la clasificación que permite distinguir los actos de contenido
reglado y de contenido discrecional, con efecto sobre todo en cuanto a la motivación,
más amplia en uno que otro caso.
★ Según sus efectos, se distinguen actos administrativos de carácter general y actos
administrativos de carácter particular o concreto.

Estos actos gozan de cualidades o atributos que les permiten cumplir sus funciones. Los
atributos que se estudiarán en este documento son la ejecutividad y la ejecutoriedad.
También la presunción de legalidad, la validez y eficacia de los actos administrativos:
Inicialmente hablaremos respecto de la ejecutoriedad y ejecutividad para ello nos
remitiremos a la sentencia T- 355 de 1995:

EJECUTORIEDAD

La ejecutoriedad del acto administrativo está directamente relacionado con el principio de


legalidad. Al estar el acto administrativo expedido de conformidad con el ordenamiento
jurídico, faculta a la administración para exigir su cumplimiento sin necesidad de acudir a
otra autoridad,permitiendo ejercer medidas coercitivas que aseguren el cumplimiento de su
decisión.

En el artículo 64 del código contencioso administrativo se dice que los actos que queden en
firme al concluir el procedimiento administrativo serán suficientes por sí mismo, para que la
administración puede ejecutar de inmediato los actos necesarios para su cumplimiento.
la ejecutoriedad alude más bien a una característica que únicamente es predicable de
aquellos actos administrativos que impongan una obligación (de dar, hacer o no hacer) a un
administrado y que, en función de su contenido obligacional, puede permitir,llegado el caso,
su ejecución forzosa en caso de negativa del sujeto administrado.
De esta manera, si bien todos los actos administrativos son ejecutivos, solo algunos
(aquellos que contengan una obligación) podrán ser ejecutorios y, justamente por
esta característica, aquellos actos administrativos ejecutorios que no sean cumplidos
voluntariamente por el obligado podrán ser objeto de ejecución forzosa en la medida en que
esta última característica nos remite a la potestad administrativa de realización material para
plasmar en la realidad aquello que la Administración ha decidido aún en contra de la
voluntad del obligado.

La sentencia de la Corte constitucional antes nombrada T- 355 de 1995 se expresa así


respecto al tema, basándose en los planteamientos de Cassagne:
"Como un principio consustancial al ejercicio de la función administrativa se halla la
ejecutoriedad del acto administrativo, que consiste en la facultad de los órganos estatales
que ejercen dicha función administrativa para disponer la realización o cumplimiento del
acto sin intervención judicial, dentro de los límites impuestos por el ordenamiento jurídico"

Marienhoff por otra parte expresa que la ejecutoriedad del acto administrativo significa que,
por principio, la Administración misma y con sus propios medios lo hace efectivo, poniendo
en práctica.
Por otra parte la corte explica que la ejecutoriedad hace referencia a que determinado acto
administrativo, cuya finalidad es producir determinados efectos jurídicos, se presume
expedido con base en los elementos legales para su producción y en consecuencia es
obligatorio para el administrado y la administración, razón por la cual puede ser ejecutado
directamente por la administración, sin necesidad de la intervención de otra autoridad del
Estado. En la doctrina moderna, la ejecutoriedad de manera alguna puede confundirse con
la ejecutividad. La ejecutoriedad es propia de cualquier acto administrativo, en cuanto
significa la condición del acto para que pueda ser efectuado.

La facultad de ejecución oficiosa de los actos administrativos como también es llamada la


ejecutoriedad, se lleva a cabo como consecuencia de la potestad de que se ha investido a
la Administración para poder hacerlo y de la actividad material de la misma para hacerlos
cumplir; en el primer evento se habla de ejecutoriedad (PENAGOS, 1992) y en el segundo
de ejecutividad (SáNCHEZ 2004), pero en todo caso se está frente a la ejecución oficiosa
por parte de la administración para el cumplimiento de las decisiones que profiere.
En lo que refiere a los contratos administrativos, este atributo de ejecución oficiosa se ve
reflejado en la facultad que tiene la entidad pública de hacer cumplir el contrato sin
necesidad de acudir al juez natural del mismo, como sí le corresponde al particular. En
efecto, existen prerrogativas de los entes públicos que los colocan en situación de exigir el
cumplimiento del contrato, de manera unilateral y oficiosa, como en el caso de las mal
llamadas cláusulas excepcionales o exorbitantes, que con la reforma de la Ley 1150 de
2007 incluye la cláusula de multas.

EJECUTIVIDAD

Según Carlos Ariel Sánchez, la ejecutividad es sinónimo de eficacia del acto. Es la regla
general de los actos administrativos y consiste en el principio de que todo acto una vez
perfeccionado debe producir todos sus efectos y sin que pueda diferir su cumplimiento.
En derecho administrativo la ejecutividad se refiere genéricamente a cualquier acto
administrativo y es sinónimo de eficiencia del acto, mientras que la ejecutoriedad implica
llevar la ejecución adelante hasta sus últimas consecuencias, aun contra la voluntad del
administrado.
Por ejecutividad se debe entender a aquella característica que doctrinariamente se ha
considerado como propia de todo acto administrativo, en tanto manifestación de una
potestad o atribución pública, como es la de ser plenamente eficaz y constitutivo de las
situaciones jurídicas por él definidos desde el momento mismo de su emisión sin que la
oposición del particular (a través de los medios impugnatorios que la ley pudiera habilitar)
pueda impedirlo.

En el mismo sentido, Zanobini considera que la "ejecutividad es propia de cualquier acto


administrativo en cuanto significa la condición del acto que puede ser efectuado.
Ejecutividad equivale por lo tanto a eficacia en general".

Según Marienhoff, la ejecutoriedad y la ejecutividad actúan en dos planos distintos: la


primera hace a la facultades que tiene la administración para el cumplimiento del acto
administrativo, sin intervención judicial, utilizando excepcionalmente la coacción; la
ejecutividad en cambio se refiere al título del acto en el plano procesal, siendo ejecutivo
-conforme al ordenamiento argentino jurídico procesal- aquel acto que, dictado con todos
los recaudos que prescriben las normas legales, otorgue el derecho procesal de utilizar el
proceso de ejecución. El título ejecutivo del acto administrativo no es en la Argentina la
regla o el principio, sino la excepción y debe hallarse fundado en norma legal. Por otra
parte, a diferencia del derecho privado, donde la creación del título ejecutivo proviene del
obligado, la Administración pública (cuando la norma legal la autoriza) es quien crea
unilateralmente el título ejecutivo, siendo éste rasgo fundamental que caracteriza la
ejecutividad del acto administrativo.
Los actos y acuerdos de las autoridades y organismos de la Administración Pública son
inmediatamente ejecutivos, como regla general. Sin embargo, hay excepciones: que una
disposición legal establezca lo contrario; que sea necesaria la autorización o aprobación
superior; que la interposición del oportuno recurso contra el acto administrativo conlleve, por
expresa disposición legal, la suspensión del acto impugnado. En este sentido, se dice que el
acto administrativo es ejecutivo. Y si su ejecutividad no ha sido suspendida, o el acto
administrativo ha sido consentido, o éste llega a ser firme tras los correspondientes
recursos, la ejecución del acto se produce como si se tratara de una ejecutoria judicial. En
todos estos casos, se habla de ejecutoriedad del acto administrativo, privilegio de decisión
ejecutoria y autotutela ejecutiva.

La sentencia antes nombrada se expresa respecto a la ejecutividad así, tomando como


fundamento lo siguiente :

“La ejecutividad equivale, a la eficacia que tal acto comporta, principio que no se constituye
en una excepción, sino por el contrario es la regla general de todo acto administrativo,
según García Trevijano. Constituyéndose entonces en real y efectiva aplicación del
contenido del mismo sin que se difiera su cumplimiento.
Este carácter de exigibilidad proviene del cumplimiento de todos los requisitos que hacen a
la existencia del acto. Es distinto a la ejecutoriedad del acto, la cual determina que la
administración, aplique el orden jurídico y ejecute por sí misma el acto, con la posibilidad de
acudir a diversas medidas de coerción para asegurar su cumplimiento”.

La corte expresa diferencia entre ambos, expresando lo siguiente:

"En nuestra opinión la ejecutoriedad y la ejecutividad actúan en dos planos distintos: la


primera hace a las facultades que tiene la Administración para el cumplimiento del acto
administrativo, sin intervención judicial, utilizando excepcionalmente la coacción; la
ejecutividad en cambio se refiere al título del acto en el plano procesal, siendo ejecutivo
-conforme a todo nuestro ordenamiento jurídico procesal- aquel acto que, dictado con todos
los recaudos que prescriben las normas legales, otorguen el derecho procesal de utilizar el
proceso de ejecución. El título ejecutivo del acto administrativo, no es pues en nuestro país
la regla o el principio, sino la excepción y debe hallarse fundado en norma legal. Por otra
parte, a diferencia del derecho privado, donde la creación del título ejecutivo proviene del
obligado, la Administración Pública (cuando la norma legal la autoriza) es quien crea
unilateralmente el título ejecutivo, siendo éste el rasgo fundamental que caracteriza la
ejecutividad del acto administrativo."

La ejecutividad del acto administrativo está referida al atributo de eficacia, obligatoriedad,


exigibilidad, así como al deber de cumplimiento que todo acto regularmente emitido conlleva
a partir de su notificación; está vinculada a la validez del acto administrativo.

La ejecutoriedad del acto administrativo, en cambio, es una facultad inherente al ejercicio de


la función de la Administración Pública y tiene relación directa con la eficacia de dicho acto;
en tal sentido, habilita a la Administración a hacer cumplir por sí misma un acto
administrativo dictado por ella, sin la intervención del órgano judicial, respetando los límites
impuestos por mandato legal, así como a utilizar medios de coerción para hacer cumplir un
acto administrativo y a contar con el apoyo de la fuerza pública
para la ejecución de sus actos cuando el administrado no cumpla con su obligación
y oponga resistencia de hecho ”.

Continuando con los temas explicaremos los conceptos de presunción de legalidad, validez
y eficacia de los actos administrativos :

PRESUNCIÓN DE LEGALIDAD:

La presunción de legalidad de los actos administrativos es un tema ya legislado en el


Código Del Procedimiento Administrativo y De Lo Contencioso Administrativo en el artículo
88: “Los actos administrativos se presumen legales mientras no hayan sido anulados por la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. Cuando fueren suspendidos, no podrán
ejecutarse hasta tanto se resuelva definitivamente sobre su legalidad o se levante dicha
medida cautelar.”

Si bien los actos administrativos, como decisiones unilaterales de la Administración


encaminadas a producir efectos jurídicos, son susceptibles de judicialización por parte de
esta jurisdicción. lo cierto es que se encuentran amparados por la presunción de legalidad
derivada del sometimiento coercitivo de la actividad administrativa al ordenamiento jurídico,
propio de los Estados Sociales de Derecho y, por lo mismo, su control judicial se encuentra
sujeto a una carga procesal de alegación por parte de quien pretenda desvirtuar la
presunción, marcando de esa forma tanto el terreno de defensa para el demandado como el
ámbito de análisis para el juez y el alcance de su decisión. Los actos administrativos, aún
siendo nulos, pasan por válidos mientras esa nulidad no ha sido declarada administrativa o
judicialmente.

De igual forma se entiende que un acto administrativo es legal o se presume legal cuando
cumple con los requisitos del artículo 87 del CPACA:
Los actos administrativos quedarán en firme cuando:

1. Cuando contra ellos no proceda ningún recurso, desde el día siguiente al de su


notificación, comunicación o publicación según el caso.
2. Desde el día siguiente a la publicación, comunicación o notificación de la decisión sobre
los recursos interpuestos.
3. Desde el día siguiente al del vencimiento del término para interponer los recursos, si
estos no fueron interpuestos, o se hubiere renunciado expresamente a ellos.
4. Desde el día siguiente al de la notificación de la aceptación del desistimiento de los
recursos.
5. Desde el día siguiente al de la protocolización a que alude el artículo 85 para el silencio
administrativo positivo.

Con relación a lo anterior se tiene entonces que una vez se emita el respectivo acto
administrativo por parte de la autoridad que por ley está facultada para hacerlo y éste sea
notificado en debida forma a los implicados y a terceros interesados, el acto nace a la vida
jurídica y por tanto tendrá que ser materializado y ejecutado por las autoridades
competentes en aras que la voluntad de la administración no sea letra muerta. No obstante,
el artículo 88 de la ley 1437 de 2011 la cual entrará en vigencia el 2 de julio del 2012, al
referirse a la presunción de legalidad que cobija todo acto administrativo luego de quedar en
firme, plantea dos situaciones posibles; la primera se refiere a cuando el acto ha sido
demandado y a través de la jurisdicción competente se declara la nulidad del mismo y por
tanto se desvirtúa la presunción de legalidad que lo cobijaba. Y por otro lado, la mencionada
norma contempla un escenario de transición en el sentido en que a pesar de haber sido
demandado el acto, no se ha resuelto aún sobre su validez, por lo que todavía se encuentra
inmerso dentro de la presunción de legalidad, suspendiendo sus efectos como medida
preventiva.

Por su parte, la ejecutoriedad del acto administrativo hace referencia a la fuerza jurídica con
la cual éstos están investidos, por tanto, al momento de nacer a la vida jurídica los actos
cobran validez y deberán ser acatados a cabalidad, a menos que en virtud de una decisión
judicial pierdan su fuerza vinculante.

EFICACIA DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

La eficacia del acto administrativo es la producción de los efectos que le son propios,
comenzando con su obligado cumplimiento por el destinatario. Y se distingue entre eficacia
inmediata, eficacia demorada y eficacia retroactiva. A la eficacia inmediata se refiere el art.
57.1 de la Ley 30/1992 cuando proclama que los actos de las Administraciones públicas
producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra
cosa.

Pero la preponderante, en realidad, es la eficacia demorada, porque la mayor parte de los


actos administrativos tienen supeditada su eficacia a su notificación o a su publicación,
según proceda. Como, igualmente, están sujetos a eficacia demorada aquellos que
necesitan una aprobación superior o así lo exija el contenido del acto.

La producción de los efectos propios del acto administrativo. los actos de la Administración
serán válidos y producirán efecto desde la fecha en que se dicten validez supone la
concurrencia en el acto de todos los elementos que lo integran y tiene lugar desde el
momento que se dictan o acuerdan la eficacia hace referencia a la producción temporal de
efectos y puede hallarse supeditada a la notificación, publicación o aprobación posterior del
acto válido.
Existen algunas excepciones:
● La DEMORA EN LA EFICACIA del acto administrativo, es decir, el retraso en la
producción de sus efectos propios, puede producirse porque así lo exija la
naturaleza del acto, porque incluya una condición suspensiva o término inicial o
porque la eficacia quede supeditada a su notificación, publicación o aprobación
superior

● IRRETROACTIVIDAD, principio sin excepción para los actos de gravamen o


limitativos de derechos. Para los actos favorables o ampliativos el principio general
es también la irretroactividad, salvo la posibilidad de darles eficacia retroactiva
cuando se dicten en sustitución de actos anulados, siempre que los supuestos de
hecho necesarios existieran ya en la fecha a que se retrotraiga la eficacia del acto y
éste no lesiones derechos o intereses legítimos de otras personas. La eficacia
retroactiva de los actos favorables estará siempre condicionada, en primer lugar, a
que los supuestos de hechos necesarios existieran ya en el momento en que se
retrotraiga la eficacia del acto y, en segundo término, a que no lesiones derechos e
intereses de otra persona,

Sin embargo este límite no puede jugar en vía de reclamación para los actos resolutorios de
recursos o las sentencias judiciales cuando un nuevo acto se dicta en sustitución de otro
anulado.

Sánchez Torres afirma que:


“En cuanto a la eficacia, consiste en la producción de efectos del acto
administrativo o en la aplicación del acto a sus destinatarios para que surta
efectos respecto de ellos. La eficacia del acto administrativo se debe pues
entender encaminada a producir efectos jurídicos…”

Quiere decir lo anterior que el acto administrativo como tal produce sus efectos jurídicos,
vale decir que la decisión que el mismo involucra representa el ejercicio del poder
administrativo en las personas naturales o jurídicas a quienes viene dirigido.

Luego entonces, el Acto Administrativo para que sea eficaz, debe haber sido aplicado a sus
destinatarios. El mismo comentarista nos trae como ejemplo que una decisión administrativa
que se tome a tono con el texto constitucional, presuntamente cobijada por el manto de la
carta superior y por tanto de legalidad, puede ser un perfecto acto administrativo pero
carente de eficacia, mientras no se aplique a sus receptores y que en similar analogía una
decisión viciada de nulidad y desprovista de requisitos de constitucionalidad y legalidad,
tiene la capacidad de producir efectos cuando no se impugna dentro de los términos
legales.

De igual forma la corte se pronunció al respecto así:


“Por eso la Doctrina suele distinguir el acto perfecto del acto eficaz, la perfección de la
eficacia. Aquella se refiere al cumplimiento de los trámites exigidos para la formación o la
producción del acto; ésta a sus efectos. En tales condiciones, el acto puede ser perfecto,
pero no eficaz; y, al contrario, para que el acto sea eficaz, requiere ser perfecto”

Cita a Derecho Administrativo‖ del


Doctor Gustavo Humberto Rodríguez.

Finalmente, en una reciente publicación de la Universidad Sergio Arboleda, se


refieren al tema de la eficacia así:
El artículo 3°, inciso 5°, del Código Contencioso Administrativo, reiterado en el artículo 209
de la Constitución Política, consagra el principio de eficacia el cual garantiza que el Acto
Administrativo produzca efectos jurídicos, logre su finalidad y de esa manera las
autoridades cumplan con su obligación de garantizar el debido proceso y realizar los fines
para los cuales fueron creadas. La eficacia es el resultado del privilegio de autotutela de la
Administración, es decir, de la capacidad o potestad que tiene la Administración para
ejecutar sus propios actos y eliminar de oficio todos los obstáculos formales (trámites
innecesarios), para así adoptar decisiones de fondo, que no sean inhibitorias sino acordes
con el texto constitucional.

VALIDEZ DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

Los actos administrativos son válidos y producen efectos desde la fecha en que se dicten,
salvo que en ellos se establezca otra cosa. La validez hace referencia al contenido del acto,
si se ha dictado siguiendo el procedimiento legalmente establecido: órgano competente,
objeto lícito y demás requisitos que exige el ordenamiento.
El incumplimiento de los requisitos de validez de los actos administrativos, determinará que
estos devengan en nulos, o en su caso, anulables. Todo acto administrativo es válido
mientras no se demuestre su invalidez.

La validez de un Acto Administrativo consiste en su conformidad con el


ordenamiento jurídico, consecuencia del respeto a la legalidad o del sometimiento a las
exigencias del derecho vigente. Es el valor que tiene el acto administrativo frente a la
legalidad.Según la Corte Constitucional el acto administrativo, una vez sea
dictado es válido, y por ende, genera efectos jurídicos. Dicha validez, que se presume
según el principio de presunción de legalidad que acompaña a todo acto
administrativo,perdurará hasta tanto el acto no se extinguido; extinción que puede darse por
vía de la revocatoria o de la declaración judicial de nulidad del acto. El acto administrativo
existe, tal como lo señala la doctrina, desde el momento en que es producido por la
Administración, y en sí mismo lleva envuelta la prerrogativa de producir efectos jurídicos, es
decir,de ser eficaz. De igual manera, la existencia del acto administrativo está ligada a su
vigencia, la cual se da por regla general desde el momento mismo de su
expedición, condicionada, claro está, a la publicación o notificación del acto, según sea de
carácter general o individual.

Dado que en nuestro Ordenamiento jurídico se contemplan infracciones del mismo


consideradas meras "irregularidades no invalidantes", debemos entender por validez de los
actos administrativos la no incursión de éstos en infracciones del Ordenamiento jurídico de
carácter invalidante, las que pueden dar lugar a su anulación, que son las determinantes de
"nulidad de pleno derecho" y las generadoras de "anulabilidad". E invalidez es lo contrario,
la incursión en dicho tipo de infracciones.

El consejo de estado se pronunció sobre este tema en la Sentencia 2016-01071 de mayo


17 de 2018 del CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO,
SECCIÓN SEGUNDA, SUBSECCIÓN A. Teniendo como Consejero Ponente a Rafael
Francisco Suárez Vargas en Bogotá, D.C. (17) de mayo de dos mil dieciocho (2018),
Expresandose asi:

“El presupuesto de validez por su parte, se refiere a la adecuación del acto administrativo
al ordenamiento jurídico. Es decir, esta se determina porque la manifestación de la voluntad
de la administración tendiente a producir efectos jurídicos (acto administrativo) fue expedida
conforme con ciertos elementos, que de no concurrir, lo vician de nulidad. En efecto, así lo
ha indicado la jurisprudencia al decir que:
«…cuando se establezca la ausencia de uno de tales elementos, el acto administrativo
así expedido no cumple con las exigencias legales y por ello se reputa viciado de
nulidad.

Lo dicho permite afirmar sin asomo de duda, que los vicios invalidantes del acto
administrativo tienen una relación directa con sus elementos. En otras palabras, la ausencia
o la insuficiencia de alguno de tales elementos, comprometen la validez de la decisión
administrativa y están llamados a determinar su expulsión del ordenamiento jurídico
mediante la declaratoria de su nulidad en sede judicial».

Los elementos de validez a los que hace alusión la jurisprudencia cuyo desconocimiento
acarrea la nulidad del acto administrativo son: 1) los sujetos, diferenciados entre activo o
quien expide el acto y quien debe gozar de competencia y voluntad para emitirlo, y el
pasivo, esto es, sobre quien recaen sus efectos, 2) el objeto o contenido del acto que
determina la situación jurídica que se va a afectar con este, que en todo caso debe ser
lícito, posible y existente, 3) los motivos o razón de hecho o de derecho determinantes que
impulsaron la emisión del acto,

4) los fines o lo que la administración pretende alcanzar con la expedición del acto
administrativo, que debe ser el interés general, y 5) la formalidad, concepto que encierra
indistintamente los de procedimiento, forma y formalidad. Así, el primero indica que para
expedir el acto debe seguirse un trámite determinado, el segundo señala que debe ser
expedido de acuerdo con su contenido y alcance ya sea mediante leyes, resoluciones,
acuerdos, etc., y el tercero advierte los requisitos que debe acatarse para la expedición .

Frente al último mencionado, el artículo 137 del Código de Procedimiento Administrativo y


de lo Contencioso Administrativo lo encasilla dentro de la causal de nulidad de expedición
del acto «en forma irregular», vicio que se materializa si en la formación y expedición de
este se quebrantó el procedimiento que legalmente se fijó para ello, al ser este una garantía
tanto para la administración como para los asociados al evitar la existencia de
arbitrariedades en el trámite y permitir la materialización del debido proceso.

Debe precisarse que no siempre que al proferirse los actos administrativos se desatienden
los requisitos formales se puede predicar la existencia de la nulidad de estos. Para dichos
efectos la formalidad inobservada debe ser sustancial, esto es, aquella que de omitirse tiene
la capacidad de alterar la transparencia del trámite, es determinante para la existencia del
acto o para el resultado de la decisión definitiva. En esa medida, si la formalidad
desatendida presenta dichas características la nulidad del acto es insaneable, de lo
contrario «en virtud del principio de eficacia y de economía, las irregularidades que no
tengan dicho alcance pueden ser pasadas por alto o subsanarse en cualquier tiempo». Ello
puesto que serían simples omisiones que no constituyen una garantía y por ende no afectan
un derecho para los asociados, es decir una formalidad no sustancial.

En resumen, el desconocimiento de cualquiera de los elementos de validez del acto


administrativo enunciados trae como consecuencia la nulidad de este y en por ende la
cesación de sus efectos.

También podría gustarte