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Ensayo: 

“Análisis de la lectura: ACTO ADMINISTRATIVO”

Distingue y reconoce el acto administrativo y sus requisitos de validez

Los actos administrativos incluyen actos simples, reglamentos y contratos, es


decir, solo existen dos formas jurídicas: los actos administrativos y los hechos
administrativos. El acto administrativo es un enunciado entendido como un
proceso inmaterial de exteriorización intelectual expresado y entendido en los
datos simbólicos del lenguaje hablado o escrito y de los símbolos tradicionales.
Se enfoca principalmente en los resultados jurídicos objetivos de los actos
administrativos, que son jurídicamente vinculantes y tienen un régimen jurídico
específico, la declaración debe ser unilateral, rechazamos la idea de actos
administrativos bilaterales, por lo tanto, los contratos administrativos no son
actos administrativos.
Los actos administrativos son manifestaciones jurídicas unilaterales y
específicas de la administración pública cuando ejercen facultades legales,
tienden a ejecutar o producir actos jurídicos, creadores de situaciones jurídicas
subjetivas, y al mismo tiempo aplican leyes a hechos controvertidos, son uno o
más sujetos jurídicos voluntades consistentes con la Ley, cuyos efectos (si
confieren derechos y obligaciones a una o más partes) pueden ser unilaterales
o bilaterales. En este sentido, entendemos que el establecimiento y eficacia de
los contratos administrativos son actos bilaterales. La formación y las
consecuencias de la naturaleza bilateral del contrato deben ocurrir
simultáneamente, de lo contrario, el acto tendrá siempre un carácter unilateral
y se convertirá así en un acto administrativo.
El acto administrativo se realiza cuando se ejercen funciones administrativas,
independientemente del órgano que las realice. El acto puede provenir de
cualquier organismo estatal que ejerza funciones ejecutivas (ejecutivas,
legislativas y judiciales), o incluso de entidades públicas no estatales. El
concepto de acto administrativo comprende tanto los actos de esta naturaleza
emitidos por el ejecutivo como los de la misma naturaleza emitidos por los
órganos legislativo y judicial, ya que generalmente se rigen por los mismos
principios jurídicos, comprende, por tanto, actos de toda naturaleza: decretos,
reglamentos, órdenes, resoluciones, decisiones, autorizaciones, permisos, etc.,
siempre expedidos por organismos públicos estatales o no estatales. La
existencia de la acción administrativa depende de la concreción de ciertos
elementos básicos: competencia, objeto, voluntad y forma, los cuales deben
concurrir simultáneamente en la forma exigida por el ordenamiento jurídico.
Los actos administrativos deben ser ejercitadas por las autoridades
competentes de conformidad con el ordenamiento jurídico, ejerciendo las
facultades que les confiere el lugar, tiempo, materia y grado. Para ello, se debe
designar periódicamente un agente emisor y estar en funciones al momento de
la emisión. Esto nos lleva a distinguir entre funcionarios de jure o de jure,
funcionarios de facto y usurpadores. El objeto de un acto administrativo es la
materia o contenido de tomar una decisión, probar, evaluar o expresar una
opinión. Los objetos deben ser definidos, claros, precisos y física y
jurídicamente posibles. La Ley debe determinar, certificar o atender todas las
cuestiones planteadas durante el proceso de registro. La finalidad de la
conducta administrativa debe conjugarse con la finalidad última que propone la
ley cuando ejerce el poder, en este sentido debe quedar claro que la finalidad
de la conducta es la premisa de la legitimidad. Es por esto que el abuso de
poder se despliega siempre que el ejecutivo, con sus acciones dirigidas,
persiga fines distintos a los dirigidos por el legislador.
El acto administrativo es irrazonable y por lo tanto arbitrario cuando el objeto es
absurdo, contradictorio o desproporcionado, contradictorio cuando la
interpretación de la acción y la solución fundada en la declaración toman la
acción opuesta en la parte ejecutiva, o cuando sus propios términos
Propuestas o decisiones que declaran la hostilidad carece de proporcionalidad,
por ejemplo, si para mantener el orden en una ciudad, en estado de ley
marcial, se ordenará el arresto de todos los residentes; a diferencia del caso de
abuso de poder, los funcionarios actúan con el mismo fin que prescribe la ley,
pero más allá de los medios empleados.
La acción administrativa, ya sea que su emisión corresponda a la actividad
normativa o discrecional, debe basarse siempre en hechos establecidos,
verdaderos y disponibles al tiempo de su emisión, o será viciada por falta de
razón o justificación. La razón o justificación es el elemento básico del acto
administrativo, y toda actuación administrativa debe tener motivación. La falta
de motivación implica no sólo un defecto formal, sino sobre todo arbitrariedad;
sólo se puede prescindir de la motivación en las acciones por defecto, ya que
en éstas no hay ni siquiera expresión de voluntad. Los actos administrativos
son nulos hasta que se notifica a los interesados. La comunicación de la
conducta afecta la relación o la obediencia del supervisado. Las notificaciones
deben ser precisas o ambiguas para no violar las garantías expresamente
establecidas en el art. Artículo 18 de la Constitución. La integración de los
actos administrativos se logra, se concreta y se produce cuando las partes a
quienes se dirige son conscientes de ello (que es el objeto de la notificación).
Luego está el momento en que surte efecto el acto administrativo, no antes ni
después, ni a partir de la fecha de su publicación. Sería invalido ejecutar una
acción ejecutiva que no fue objeto de propaganda o comunicación, porque
implicaría una violación a la constitución del país.
Los actos administrativos que sean impulsivos y no notificados por los órganos
administrativos podrán ser invocados por los interesados para que surtan
efecto. No sucederá lo mismo con el estatuto; si no se publica, quienes lo
conocen no pueden invocarlo, pues ello sería una violación de la igualdad ante
la ley; es necesario que el estatuto se aplique a los particulares en general
amparados por sus disposiciones, y no hacer cosa alguna no establecida en
ella distinguida. Señalamos que la notificación de un acto administrativo
supone necesariamente el allanamiento del acto tácito, que, según lo anterior,
le deriva de las diligencias que ha generado el acto y de los dictámenes,
informes, etc. dado, ya sea que estén de acuerdo con la decisión, o viceversa,
en contra de ella.

Los actos administrativos, por ser actos administrativos, constituyen


favorablemente una presunción de ejercicio lícito de los poderes ejecutivos, y
por tanto toda invocación inválida de los mismos debe ser planteada y probada
judicialmente; cuando se desconozcan o vulneren principios de derecho público
o salvaguardias personales, esta circunstancia ocurre. El principio de
presunción de legalidad de los actos administrativos no implica un valor
absoluto, y mucho menos indiscutible, pues por ello tiene la calificación de
presunción. La presunción de legalidad es relativa y formalmente obvia. La
presunción de legalidad de que gozan los actos administrativos conforme a la
ley no es absoluta, sino simple, y puede ser refutada por los interesados por el
hecho de que el acto se oponga al ordenamiento jurídico o infrinja las normas
estatales. Autoridad y jurisdicción; eta acción ejecutiva es vinculante. Dicho
esto, la Ley debe ser respetada por todos mientras esté en vigor; la exigibilidad
indica la fuerza coercitiva, la obligación de cumplir una obligación y su posible
exigibilidad como rasgos comunes y ordinarios.
El acto debe ser ejecutorio y debe ser regular y notificado. Los actos
administrativos ordinarios son exigibles y su cumplimiento se exige a partir de
la notificación. De acuerdo con la clasificación utilizada por el ordenamiento
jurídico, se excluyen los actos irregulares, es decir, absolutamente nulos o
inexistentes. En principio, los actos administrativos son irrevocables en razón
de la seguridad jurídica y la protección de la buena fe de las circunstancias que
crean. La imposibilidad del ejecutivo de alterar el acto administrativo de
declaración de derechos subjetivos se sustenta en el art. Artículos 17 a 19, 28,
43 y 86 de la Constitución. Esto no significa, sin embargo, que el ejecutivo esté
obligado a la irrevocabilidad, sino que el judicial puede ser invocado para
deshacer el acto lesivo cuando el interés público exija reparación.
El requisito de validez es una precaución esencial respecto de la existencia de
un acto administrativo estable que: a) declara un derecho subjetivo; b) es
notificado; c) es normal, y d) no tiene autoridad legal para revocarlo.

a) Declaración de derechos subjetivos. Debe tratarse de un acto


administrativo que declare un derecho subjetivo, es decir, una situación
jurídica específica, individualizada, de plena titularidad del poder ejecutivo
antes de que las reglas predeterminen claramente ese acto.

b) Notificar. También se requiere que el acto haya sido notificado a las partes
intervinientes, culminando su proceso de formación. Un acto solo está
completo cuando el administrador lo conoce. Sólo es técnicamente
perfecto, no anterior, por lo tanto, no tiene efectos jurídicos. Solo un aviso.
No se exige que la acción sea final, firme, consensuada o ejecutiva.

c) Es regular. La conducta debe reunir las condiciones mínimas necesarias


para su existencia y validez. El procedimiento para la formación del acto
debe ser regular, al menos en cuanto a forma y capacidad, para ajustarse a
las reglas del proceso.

d) No hay autorización legal para retirarse. A falta de tal norma, sigue


prevaleciendo el principio de estabilidad. Las leyes pueden efectivamente
producir cambios de estatus creados por la acción administrativa. Debe ser
una ley de orden público, no sólo un reglamento administrativo.

Bibliografía:
Lectura n° 6, Acto administrativo, Roberto Dromi.

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