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Índice

Lesión en la médula espinal

Resumen…………………………………………………………….2

Introducción………………………………………………………....3

Marco teórico……………………………………………………...…4

Lesión medular

Conceptos y variedades……………………………………………5

Categorías del síndrome medular…………………………………6

Etiología………………………………………………………….…...7

Valoración clínica y discapacidad………………………………….8

Escalas………………………………………………………………..8

Aspectos epidemiológicos……………………………………….....9

Complicaciones y consecuencias………………………………….9

Lesiones agudas “Shock medular”……………………….………..10

Lesiones subagudas o crónicas…………………………………….11

Comprensión de las lesiones medulares……………………….....11

Tendencias demográficas……………………………………………12

Mortalidad………………………………………………………………12

Consecuencias sanitarias, económicas y sociales………………...12

Tratamiento fisioterapéutico……………………………………..…...13

Metodología……………………………………………………………15

Conclusión……………………………………………………...............17

Bibliografía y nexos……………………………………………....……..19 y 20
Lesión de la médula espinal

Gallegos Balseca Axel Manuel

Mexicano Villegas Rodolfo Jesús

Psaltidis Romero Alexandros

Rasgado Ramos Santiago Uriel

Valenzuela Herrera Rogelio

Resumen

En este trabajo se presenta una investigación acerca de las lesiones medulares en


donde, se describe acerca sobre que son las lesiones medulares, que estas eran
afectaciones en la medula espinal que se llegaban a originar debido a una
alteración de una función neurológica, y las alteraciones que llegan a ser motoras,
sensitivas y autonómicas, y se investigó que existen diferentes variedades de
lesiones medulares. Se investigo acerca de la historia de las lesiones medulares
que estas que son las de origen traumático, que estas se conocen desde las
épocas más antiguas, desde el antiguo Egipto, manuscritos griegos y romanos,
también que después de la segunda guerra mundial se llegó a producir un avance
en el tratamiento de las lesiones. También se investigó sobre cómo es la la
valoración clínica y de discapacidad de las lesiones medulares, donde se describe
las escalas de la valoración, y también la cuantificación de la discapacidad. Se
llegó a incluir las aspectos epidemiológicos que hay sobre las lesiones medulares,
y también se mencionan las complicaciones y consecuencias que son causadas
por las lesiones medulares. Se describe también sobre la comprensión de las
lesiones medulares y también sobre cuál es el tratamiento fisioterapéutico actual.

Palabras claves

Medula espinal; Función neurológica; Tratamiento; Discapacidad; Valoración


clínica
Introducción

La médula espinal es la vía principal de comunicación entre el cerebro y el resto del


organismo. Es una estructura tubular, frágil y larga que parte de la base del encéfalo
hacia abajo. La médula está protegida por los huesos de la espalda (vértebras) que
forman la columna vertebral. Las vértebras están separadas y almohadilladas por discos
de cartílago. En cada una de las secciones de la columna, las vértebras se numeran
comenzando desde arriba. Estas marcas (una letra más un número) se utilizan para
indicar las localizaciones (niveles) en la médula espinal. A lo largo de la médula espinal
emergen 31 pares de nervios espinales a través de los espacios intervertebrales. Cada
nervio espinal se dirige desde una vértebra específica de la médula espinal hasta un
área determinada del cuerpo. Basándose en ello, la superficie de la piel se ha dividido
en áreas denominadas dermatomos. Un dermatomo es un área de piel cuyos nervios
sensitivos provienen, todos, de una única raíz nerviosa espinal. La pérdida de
sensibilidad en un determinado dermatomo permite a los médicos localizar el lugar
donde la médula espinal está dañada. Un nervio espinal tiene dos raíces nerviosas (una
raíz motora y una raíz sensorial). La única excepción es el primer nervio espinal, el cual
no tiene raíz sensorial. La médula espinal termina en la parte inferior de la espalda (en
torno a L1 o L2), pero las raíces nerviosas raquídeas más inferiores continúan y forman
un haz que se asemeja a una cola de caballo (denominada tradicionalmente cauda
equina, ver ¿En qué consiste el síndrome de la cola de caballo?). La parte exterior de la
médula espinal está constituida por una sustancia blanca que contiene vías de fibras
nerviosas (llamadas también tractos o columnas). Cada vía lleva un tipo específico de
señal nerviosa, tanto hacia el cerebro (vías ascendentes) como desde el cerebro (vías
descendentes). En su porción inferior adelgaza rápidamente para luego terminar en punta
de cono conocido como cono terminal. En las partes laterales tiene como medio de
fijación a los ligamentos dentados y en la parte inferior se continua con el filum
terminal que se prolonga hasta el fondo de saco dural a nivel de la segunda vértebra
sacra; y que además se relaciona con el filamento coccígeo que se inserta en el hueso
cóccix. Tres membranas envuelven concéntricamente a la médula espinal: la piamadre,
la aracnoides y la duramadre. La piamadre es la que la rodea directamente y se introduce
en los surcos. Sobre ella y relacionada con una parte laxa de la aracnoides encontramos
un espacio lleno de líquido cefalorraquídeo llamado espacio subaracnoideo, encima de
este espacio se encuentra la parte más homogénea y distinguible de la aracnoides. Es
como una red fina, transparente y laxa que no se llega a introducir en los surcos de la
médula. En algunas partes resulta difícil diferenciar la piamadre de la aracnoides. Por eso,
a veces usamos el término pía-aracnoides. Finalmente, tenemos la duramadre que es la
capa meníngea más externa, fibrosa y fuerte.

Algunos trastornos de la médula espinal pueden originarse fuera de la médula o, con


menor frecuencia, en el interior de ésta. La médula espinal puede comprimirse por la
acción de un hueso (debido a espondilosis cervical o a una fractura, por ejemplo), una
acumulación de sangre (hematoma), un tumor, una bolsa de pus (absceso) o una hernia
de disco intervertebral o un disco roto. Estos trastornos incluyen cavidades llenas de
líquido (cavidades siringomielias), bloqueo del suministro de sangre, inflamación (como
ocurre en la mielitis transversa aguda), tumores, abscesos, pérdida de sangre
(hemorragia), déficit de vitamina B 12 o de cobre, infección por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), esclerosis múltiple y sífilis. Debido a la manera en que
funciona y está organizada la médula espinal, con frecuencia la lesión medular produce
patrones específicos de síntomas según el lugar donde se produjo el daño. Mediante la
identificación de las funciones perdidas se determina qué parte de la médula espinal
está dañada (la frontal, la posterior, la lateral, la central o la médula entera).
Identificando la localización específica de los síntomas (por ejemplo, qué músculos
están paralizados o qué partes del cuerpo han perdido sensibilidad) puede determinarse
con exactitud el punto de la lesión medular (es decir, el nivel específico de la médula
espinal). La resonancia magnética nuclear (RMN) es la prueba de imagen más precisa
para los trastornos de la médula espinal. La RMN muestra la médula espinal, las
anomalías que hay en los tejidos blandos que la rodean (como abscesos, hematomas,
tumores y fracturas de discos intervertebrales) y en el hueso (como tumores, fracturas y
espondilosis cervical). Si no se dispone de RMN, se utiliza la mielografía con tomografía
computarizada (TC). Para la mielografía por TC, la TC se realiza después de haber
inyectado un medio de contraste radiopaco en el espacio que rodea la médula espinal.
Se pueden hacer radiografías para detectar problemas en la columna vertebral, como
fracturas o tumores.
Marco teórico

La médula espinal ocupa los dos tercios superiores del canal vertebral hasta la
primera vértebra lumbar. Anatómicamente establece un puente entre los nervios
periféricos y el encéfalo. De esta manera, la información recogida por las vías
sensitivas en su vía hacia el encéfalo cursa por ella. Del mismo modo, la
información motora procedente del encéfalo, desciende por la médula espinal para
alcanzar las neuronas motoras bajas somáticas o viscerales. Estas por medio de
sus axones inervan en el primer caso directamente los efectores, el músculo
esquelético, y en el segundo, por medio de un relevo en un ganglio autonómico,
inervan las vísceras. De acuerdo con lo anterior, por la medula espinal cursan
fibras descendentes, de origen encefálico, y un voluminoso contingente de fibras
ascendentes que parten de los ganglios sensitivos, o de la sustancia gris medular,
que relevan información al encéfalo .

Anatómica y funcionalmente la medula se divide en segmentos, aunque los límites


entre ellos no se evidencian a simple vista. Cada segmento recibe raíces dorsales,
y sensitivas, que recogen información de una porción de la piel, y emite raíces
motoras, que se encargan de la inervación de un conjunto de músculos. En el
primer caso hablamos de los dermatomas y en el segundo de los miotomas. En la
médula se identifican 31 segmentos: 8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5
sacros y 1 coxígeo.
Concepto y variedades

La lesión medular puede definirse, siguiendo a Montoto y cols., como todo proceso
patológico, de cualquier etiología, que afecta a la medula espinal y puede originar
alteraciones de la función neurológica por debajo de la lesión. Estas alteraciones
pueden ser motoras, sensitivas y autonómicas. Lógicamente, tratándose de una
estructura anatómica (médula espinal) de tanta longitud y con tantas vías que la
atraviesan, caben multitud de formas clínicas de presentación del daño medular. A
primera vista, cabría pensar que lo primero que ha de considerarse es la “altura” o
nivel metameral en el que se asienta la lesión; ya que lo que se sitúe por encima
de ella no estará afectado. En este sentido, las lesiones medulares se pueden
clasificar según el nivel de la columna vertebral donde asienta, hablándose de: •
cervicales (C1 a C8) • torácicas altas (T1 a T6), • torácicas bajas (T7 a T12), •
lumbosacras (L1 a S1) • sacro coccígeas (en el cono medular). Lesión medular -
Tratamiento Iñigo Murua Arabaolaza 7 Desde el punto de vista funcional, cuanto
más alto sea el nivel de lesión mayor será el compromiso de la funcionalidad. Sin
embargo, también influye de manera muy determinante en el cuadro clínico la
extensión transversal de la lesión, en el sentido que es muy diferente una lesión
completa (de toda la sección de la médula) o incompleta (algunas o muchas de las
vías nerviosas están preservadas). En las secciones medulares completas están
afectadas la sensibilidad, las funciones motoras, reflejas y de los esfínteres en su
totalidad. Por su parte, las lesiones medulares incompletas admiten una gran
variedad de formas clínicas10, y su clasificación resulta de mucho mayor interés
para nuestro trabajo.

Categorías del síndrome medular

Síndrome medular central (SMC): Es el más frecuente (en la serie publicada por
McKinley y cols. llega a representar un 9% de las lesiones medulares
traumáticas12). Cursa con destrucción de la materia gris central preservando los
haces espino-talámicos y cortico espinales sacros. Origina cuadriplejia (miembros
superiores más afectados que los inferiores), disfunción de vejiga (con retención
urinaria) y distintos grados de pérdida de sensibilidad bajo el nivel de lesión12. La
recuperación funcional es favorable, siempre que estén presentes en el paciente
factores como: buena funcionalidad de la mano, recuperación temprana motora,
edad joven, ausencia de espasticidad, mayor puntuación en “Barthel Modificado”
en la admisión, ausencia de disfunción en las extremidades inferiores tanto motora
y ganancia de fuerza tanto de las extremidades superiores como inferiores durante
la rehabilitación. Síndrome medular anterior (SMA): Es una variante que suele
referirse en los manuales como “frecuente”. Si bien en la serie de McKinley y cols.
12 representó tan sólo un 2.7% del total de lesiones medulares traumáticas. Los
2/3 anteriores de la columna se encuentran afectados, mientras que los cordones
posteriores no están afectados. Presenta un déficit motor completo, conservando
solo la sensibilidad profunda en las extremidades inferiores. Completa parálisis,
con hiperestesia e hipoalgesia por debajo del nivel de lesión. El pronóstico es
pobre; tan solo de entre un 10% al 20% tienen posibilidad de recuperar,
presentando poca fuerza muscular y coordinación. Síndrome medular posterior
(SMP): Raro, representando menos de un 1% del total de lesiones medulares
traumáticas. Únicamente tiene afectados los cordones posteriores. Déficit de
sensibilidad profunda. No compromete la funcionalidad, por lo que es posible la
marcha independiente. Síndrome de Brown-Sequard (SBS): Es también de muy
baja frecuecncia (raro). En la ya referida serie de McKinley y cols. Representa
entre un 1-4% de todas las lesiones medulares de origen traumático. Se debe a
una hemisección medular. Cursa con un déficit propioceptivo y motor ipsilateral y
sensitivo al dolor y temperatura contralateral debajo del nivel de lesión. También
puede presentar relativa hemiplegia ipsilateral y relativa hemianalgesia
contralateral, que es conocido como Brown Sequard síndrome plus12. Entre un
75% y 90% de pacientes son capaces de deambular independientemente tras ser
dados de alta. En la capacidad de deambular influyen distintos factores, entre ellos
se encuentra en qué extremidad (inferior o superior) se encuentra la debilidad12.
Síndrome radicular (SR). Es frecuente. Se debe a una lesión aislada o de la cola
de caballo. Presenta déficit motor y sensitivo según distribución de dermatomas. A
esto se le suma: Lesión medular - Tratamiento Iñigo Murua Arabaolaza 8
anestesia en silla de montar, vejiga e intestino arrefléxico, variable grado de
debilidad de las extremidades inferiores12. Entre el 30 al 100% de pacientes se
recuperan.

Etiología

Las lesiones medulares de origen traumático varían su incidencia según sexo y


edad. La incidencia de lesión medular en hombres respecto a las mujeres es
mayor en todos los estudios recogidos por Global Incidence & Prevalece13; siendo
el ratio hombre/mujer favorable para la mujer por su baja incidencia. Según el
Centro de Estadísticas Nacionales de Lesiones de Médula Espinal, en el 80,7% de
los casos la lesión de medula espinal ocurrió en hombres14. En cuanto a la edad,
el pico de incidencia se sitúa entre los 15 y 30 años13, 14; sin embargo, la media
de edad ha pasado de ser 28,7 años a 42,6 años entre 1979 y 201014. En
general, en cuanto a las lesiones medulares traumáticas, tanto en países
desarrollados como en desarrollo, las causas principales son los accidentes de
vehículo y las caídas. Con todo, en algunos países en desarrollo la violencia es
una de las causas principales13, 15. Sin embargo, existen causas de origen no
traumático que producen una lesión medular. Dentro de estas causas, la principal
son los tumores, tanto primarios como metastásicos (incidencia, 34,8%).
Las enfermedades mecánicas (estenosis espinal y patologías discales),
vasculares (aneurisma, malformaciones arteriovenosas e infarto del cordón),
infecciones y esclerosis múltiple son también origen de lesiones medulares, pero
con una incidencia menor. La incidencia de cada una de estas etiologías varía
dependiendo del rango de edad y periodo de tiempo en el que se realiza el
estudio. Por otra parte, los niveles más frecuentemente afectados son T6-T8, T12
y L416. Por su interés, recogemos a continuación los resultados publicados por el
CENLM de Alabama sobre una serie de 4.528 pacientes, recogida entre 2005 y
2012.

Valoración clínica y de discapacidad

A la hora de valorar a los pacientes de lesión medular hay dos aspectos diferentes
que nos interesa valorar, y que son objeto de técnicas de valoración y/o escalas
diferentes. En primer lugar, está el conjunto de manifestaciones clínicas que
presenta y su severidad. El otro aspecto es su repercusión sobre la actividad diaria
del paciente, valorado en forma de capacidades perdidas y/o limitadas.

-Escalas de valoración clínica Aunque existen diversas escalas para la valoración


clínica de estos pacientes, la más utilizada con diferencia en nuestro entorno es la
ASIA (la escala propuesta por la American Spinal Injury Association) 17. Sirve
para clasificar la lesión, teniendo en cuenta los puntos clave motores y sensitivos.
De ahí se puede sacar: nivel neurológico de lesión, nivel sensitivo, nivel motor y si
la lesión es completa o incompleta.

-Cuantificación de la discapacidad La discapacidad, según el modelo


biopsicosocial planteado por la Organización Mundial de la Salud, es un proceso
continuo de ajuste entre las capacidades del individuo con una condición de salud
específica y los factores externos que representan las circunstancias en las que
vive esa persona, y las expectativas y exigencias de su entorno. Esta definición
deja de tener un Lesión medular - Tratamiento Iñigo Murua Arabaolaza 10 carácter
individual, puesto que pasa a tener en cuenta también la afectación del entorno del
paciente (sociedad y familia).
Aspectos epidemiológicos

En este apartado incluimos los resultados de nuestra revisión referidos tanto a los
aspectos de incidencia y prevalencia de la lesión medular, como los aspectos
relativos a la distribución entre las diferentes formas clínicas de la misma. Por
último, en el tercer subapartado incluimos algunas consideraciones relativas a la
valoración económica de esta patología. Incidencia y prevalencia Cuando se
manejan estadísticas referidas a enfermedades, hay dos aspectos diferentes que
resultan muy relevantes: el número de nuevos casos surgidos (normalmente
referidos al periodo de un año, y que denominamos incidencia) y el número de
casos existentes entre la población (normalmente referidos como casos/millón de
habitantes, que denominamos prevalencia). En cuanto a la incidencia de la lesión
medular, los datos varían mucho aún dentro del llamado mundo occidental. Así, en
Europa la incidencia anual se sitúa por debajo de los 20 casos por millón, mientras
que en Norte América y Asia supera los 50 casos por millón13. En cuanto a la
prevalencia, Estados Unidos presenta las cifras mayores (906 casos por millón),
mientras que países como Francia y Finlandia se sitúan en niveles muy inferiores
(250 y 280 casos por millón, respectivamente) 13. Por su parte España ha
experimentado un notable incremento de casos en los últimos treinta años,
pasando de 8 casos por millón en 1980 a 23,5 en 200913. De manera que
actualmente la incidencia de este tipo de lesiones en nuestro país se sitúa en el
rango normal de los países europeos. Con respecto a prevalencia, no existen
datos oficiales. Lo más aproximado es la cifra que aporta la publicación de
ASPAYM19, que estima en 30.000 el número de lesionados medulares en España
en 2009; esta cifra supondría unos 642 casos por millón de habitantes, a mitad de
camino entre lo publicado para Europa en general (280-316 casos por millón)20 y
las cifras de EEUU.

Complicaciones y consecuencias

Complicaciones y consecuencias En la evolución clínica de un lesionado medular,


el capítulo de complicaciones es enormemente extenso, y condiciona en gran
medida su calidad y expectativa de vida. Por organizarlo de una manera didáctica,
comenzaremos comentando aquellas complicaciones que amenazan a cualquier
lesionado medular, con independencia del tipo y altura de la lesión.
Lesiones agudas

Producen lo que se conoce como “Shock medular”, en el cual ocurre la pérdida no


solo de las funciones motoras y sensitivas, sino también la abolición de todos los
reflejos por debajo de la lesión (reflejos de estiramiento muscular o miotáticos, y
reflejos cutáneos).

Existiría también disfunción autonómica con alteración de esfínteres: en un inicio


se produce una vejiga fláccida y arrefléxica con retención urinaria e incontinencia
por rebosamiento, desarrollándose posteriormente la vejiga refleja o neurógena
que condiciona una urgencia miccional e incontinencia de orina. El shock medular
puede ocasionar además ileo paralítico y pérdida del reflejo anal. (Byrne et al;
2010). Además existe disfunción en el control vasomotor y en la termorregulación
(Conde et al; 2006), ocasionando defecto en la sudoración y/o piloerección, por
debajo del nivel lesional.

La lesión aguda de la médula espinal (SCI por sus siglas en inglés) se debe a una
lesión traumática que tiene como resultado una magulladura (también llamada
contusión), un desgarro parcial o un desgarro total (llamado sección transversal)
en la médula espinal. La SCI es una causa común de incapacidad permanente y
muerte en niños y adultos. Cerca de 11 000 personas al año tienen una lesión de
la médula espinal. De acuerdo con la Red de Información sobre Lesiones de la
Médula Espinal (Spinal Cord Injury Information Network), alrededor de 200 000
personas en los EE. UU. Tienen una lesión de la médula espinal. Más de la mitad
de todas las SCI le suceden a jóvenes que tienen entre 16 y 30 años. La mayoría
de las víctimas de SCI son hombres.
Existen muchas causas de SCI. Las lesiones más comunes ocurren cuando se
dobla o se comprime la zona de la columna vertebral o del cuello, como en los
ejemplos siguientes:

 Lesiones durante el parto, que típicamente afecta la zona de la médula


espinal y del cuello

 Caídas

 Accidentes de tránsito (automóviles, motocicletas o el choque a un peatón)

 Lesiones deportivas

 Accidentes de buceo

 Accidentes en trampolín

 Violencia (heridas de disparo o puñalada)

 Infecciones que forman un absceso en la médula espinal

Lesiones subagudas o crónicas

Se realizó el estudio de 6 pacientes con lesiones medulares de entre 2 y 10 años


de evolución con compresión de la región anterior de la médula determinada
mediante resonancia magnética nuclear. A estos pacientes se les efectuó la
descompresión medular mediante la corpectomía transpedicular con fijación
sublaminar de columna por la técnica de Luque. Se evalúan clínicamente
diferentes aspectos de la función medular, antes y 6 meses después de la
intervención. Los pacientes no presentaron mejorías significativas a los 6 meses
de intervenidos, a excepción de uno que recuperó parte importante de las
funciones vesicales. Se puntualiza la necesidad de realizar estudios con una
mayor cantidad de pacientes y la inclusión de un grupo control.

Comprensión de las lesiones medulares

El término «lesión medular» hace referencia a los daños sufridos en la médula


espinal a consecuencia de un traumatismo (por ejemplo, un accidente de coche) o
de una enfermedad o degeneración (por ejemplo, el cáncer). No existen
estimaciones fiables de su prevalencia mundial, pero se calcula que su incidencia
mundial anual oscila entre 40 y 80 casos por millón de habitantes. Hasta un 90%
de esos casos se deben a causas traumáticas, aunque la proporción de lesiones
medulares de origen no traumático parece ir en aumento.
Los síntomas, que dependen de la gravedad de la lesión y su localización
en la médula espinal, pueden incluir la pérdida parcial o completa de la
sensibilidad o del control motor en brazos o piernas e incluso en todo el
cuerpo. Las lesiones medulares más graves afectan a los sistemas de
regulación del intestino, la vejiga, la respiración, el ritmo cardíaco y la
tensión arterial. La mayoría de las personas con lesiones medulares sufren
dolor crónico.

Tendencias demográficas

En los hombres el riesgo es mayor en adultos jóvenes (20 a 29 años) y


ancianos (70 años o más). En las mujeres, en cambio, el mayor riesgo se
registra en la adolescencia (15 a 19) y a partir de los sesenta años. La
razón hombres:mujeres es, como mínimo, de 2:1, aunque en algunos
casos, puede llegar a ser mucho más elevada.

Mortalidad

El riesgo de mortalidad alcanza su nivel máximo en el primer año después


de sufrir la lesión y se mantiene elevado en comparación con la población
general. Las personas con lesiones medulares tienen entre 2 y 5 veces más
probabilidades de morir prematuramente que las demás.

El riesgo de mortalidad aumenta en función de la localización y la gravedad


de la lesión y varía sobremanera según se dispense o no oportunamente
una atención médica de calidad. El método utilizado para trasladar al
hospital a la persona que acaba de sufrir una lesión de este tipo y el tiempo
que tarda en ingresar son también factores importantes.

Las afecciones secundarias prevenibles (por ejemplo, infecciones causadas


por úlceras de decúbito no tratadas) han dejado de figurar entre las
principales causas de defunción de las personas con lesiones medulares en
los países de ingresos altos, aunque no así para las personas que padecen
este tipo de lesiones en los países de ingresos bajos.

Consecuencias sanitarias, económicas y sociales

Las lesiones medulares se asocian al riesgo de padecer diversas


enfermedades secundarias que pueden resultar debilitantes e incluso ser
potencialmente mortales, como por ejemplo, trombosis venosas profundas,
infecciones urinarias, espasmos musculares, osteoporosis, úlceras de
decúbito, dolores crónicos y complicaciones respiratorias. Los servicios de
atención a pacientes agudos, de rehabilitación y de mantenimiento de la
salud son esenciales para la prevención y el tratamiento de estas
afecciones.

Las lesiones medulares pueden obligar a una persona a depender de sus


cuidadores. A menudo hacen falta diversas tecnologías asistenciales para
facilitar la movilidad, la comunicación, la autoasistencia o las actividades
domésticas. Se estima que entre un 20% y un 30% de las personas con
lesiones medulares presentan signos clínicamente significativos de
depresión; esta, a su vez, puede repercutir negativamente en el
funcionamiento personal y en el estado general de salud de los afectados.

Las falsas creencias, las actitudes negativas y las barreras físicas que
obstaculizan la movilidad básica provocan la exclusión de muchas
personas, que dejan de poder participar plenamente en la sociedad. Los
niños con lesiones medulares tardan más en ser escolarizados que los
demás y, una vez incorporados al sistema educativo, tienen más
dificultades para progresar en él. Los adultos con lesiones medulares se
enfrentan a obstáculos similares para participar en la vida económica; de
hecho, acusan una tasa global de desempleo superior al 60%.

Tratamientos Fisioterapéuticos

Son muy variadas las actuaciones que desde la fisioterapia pueden aportar
mejoría a la espasticidad y sus complicaciones en los enfermos con lesión
medular. Tratamiento postural. Tiene como objetivo tratar de evitar o reducir al
máximo posible las complicaciones por posturas poco ergonómicas. Esto requiere
de atención por parte de los sanitarios-clínicos que formen parte de su tratamiento,
y de educar tanto a los familiares como al propio paciente, dependiendo el nivel de
independencia. Cinesiterapia. Consiste en realizar movilizaciones pasivas, activo-
asistidas de las articulaciones afectas, con el objetivo de prevenir contracturas,
conservar recorridos articulares y aumentar la extensibilidad articular55. Un
estudio de Chang y cols.56 muestra como la movilización pasiva de rodilla
disminuye la espasticidad, objetivando la mejoría mediante la escala de Asworth
modificada. Esta técnica es muy utilizada en pacientes con tetraplejia alta y
paraplejia. Estiramientos de la musculatura. Esta técnica es las más utilizada de
entre las técnicas de terapia manual. Para realizar esta técnica hay que tener en
cuenta distintos parámetros, como la velocidad de ejecución, la intensidad del
estiramiento, tiempo de aplicación de tensión…. La problemática de esta técnica,
reside en sus efectos a largo plazo, ya que se ha visto que aunque existen
mejoras tras una sesión, no existe evidencia sobre su efecto a largo plazo.
Electroestimulación. No fue hasta 1855 cuando Dúchenne consiguió cambios en la
espasticidad tras el empleo de estimulación neuromuscular. Por lo que estamos
ante una terapia reciente. A pesar de ello, es una técnica utilizada en la clínica y
que, en la literatura, tiene cierto grado de evidencia. Aunque la aplicación de este
tratamiento puede variar, la finalidad es única en todos los casos: disminuir la
espasticidad. Ahora describiremos algunas formas de aplicación y que efectos
fisiológicos presentan. Estimulación del músculo agonista. El objetivo que tiene,
desde un punto de vista fisiológico, es estimular los músculos que son espásticos
y consecuentemente reducir los espasmos al agotamiento producido55. Esta
técnica es poco usada, debido a su escasa evidencia científica. Estimulación de la
musculatura antagonista. Esta técnica se utiliza bastante, ya que sí que existen
distintos artículos que soportan la teoría de aplicación. Esta consiste en estimular
un Lesión medular - Tratamiento Iñigo Murua Arabaolaza músculo que actúa en
oposición a la fuerza y movimiento (musculo antagonista) generada por otro
músculo, en este caso los antagonistas de los músculos espásticos55.
Estimulación eléctrica transcutánea (TENS). La evidencia de este tratamiento
también es limitada. Sin embargo, se han logrado buenos/óptimos resultados tras
aplicación de este tipo de corriente en los dermatomas de los músculos afectados
o sobre los nervios que inervan la musculatura afecta. La decisión terapéutica para
utilizar uno u otro, dependerá de la situación del paciente, severidad de la
espasticidad y eficacia del tratamiento aplicado. Finalmente, mencionar que como
tratamiento único no se han visto mejoras. Sin embargo, un estudio realizado por
Win Min Oo59 ha demostrado que la combinación de terapia física junto con
electroestimulación (TENS), ha producido mejoras en cuanto a la espasticidad.
Hidroterapia. La inmersión en el agua reduce el tono de los músculos
antigravitatorios debido a la activación de los receptores propioceptivos
musculares y a la reducción de la actividad del sistema vestibuloespinal. Además
de ello, la flotación y la presión hidrostática hacen que puedan realizarse ejercicios
con mayor facilidad, así como que mejore la circulación sanguínea. Por ejemplo,
en un trabajo de Kesiktas, tras diez semanas de hidroterapia (3 sesiones por
semana) más ejercicios de cinesiterapia, las puntuaciones obtenidas en las
escalas Answorth y Pen disminuyeron significativamente60. Crioterapia. Consiste
en la utilización del frío como medio terapéutico.

Las formas de aplicación pueden ser diversas, pero en este tipo de pacientes
(dependiendo de la clínica) se pueden utilizar sprays, inmersión en agua fría,
aplicación del hielo o bolsas de frío. La forma de actuación del hielo sobre las
espasticidad no está clara; aunque se han postulado ciertas teorías acerca de ello:
efecto sobre el sistema nervioso central, efecto sobre los termoreceptores, sobre
los usos neuromusculares entre otras55. Sin embargo, la decisión terapéutica para
utilizar la crioterapia, dependerá de la situación clínica del paciente, porque
algunos de ellos tendrán afectada la sensibilidad y por tanto los efectos que
consigamos pueden que no sean los deseados.

Metodología

Al menos 500 000 personas sufren lesiones medulares cada año. Esas personas
tienen una probabilidad entre dos y cinco veces mayor de morir prematuramente,
siendo los países de ingresos bajos y medios los que registran las peores tasas de
supervivencia. En el nuevo informe de la OMS titulado International perspectives
on spinal cord injuries, se presenta una síntesis de los datos disponibles más
recientes sobre las causas y la prevención de las lesiones medulares, así como
sobre la asistencia que necesitan estos pacientes y su experiencia.

Los hombres corren mayor riesgo de sufrir lesiones medulares entre los 20 y los
29 años de edad, y a partir de los 70 años, mientras que las mujeres corren un
mayor riesgo entre los15 y los 19 años de edad, y a partir de los 60 años. Según
estudios publicados, la razón hombres:mujeres es al menos de 2:1 en la población
adulta.

El 90% de las lesiones medulares se debe a causas traumáticas

El 90% de las lesiones medulares se debe a causas traumáticas como los


accidentes de tránsito, las caídas o la violencia. Existen variaciones entre las
distintas regiones. Así por ejemplo, los accidentes de tránsito son la principal
causa de lesiones medulares en la Región de África (casi el 70% de los casos) y la
Región del Pacífico Occidental (55% de los casos), mientras que las caídas son la
causa principal en la Región de Asia Sudoriental y la Región del Mediterráneo
Oriental (40% de los casos). Las lesiones medulares no traumáticas están
ocasionadas por enfermedades como los tumores, la espina bífida o la
tuberculosis. En el África subsahariana, un tercio de las lesiones medulares no
traumáticas están relacionadas con la tuberculosis.

La información más general sobre el tema la he obtenido mediante la lectura de


los manuales recomendados por el Director del trabajo, que incluyen un libro de
historia de la medicina (López-Piñeiro), uno de traumatología (Munuera) y otro de
anatomía (Prometheus). Lesión medular - Tratamiento Iñigo Murua Arabaolaza 6
La búsqueda bibliográfica se ha realizado utilizando PubMed, mediante el acceso
de la UPV/EHU. Para cada uno de los apartados, se ha utilizado como criterio de
búsqueda el término “Spinal Cord Injury” asociado mediante “and” al término
correspondiente al apartado (Incidence, etiology, clinical outcome, treatment, etc.).
Además se ha accedido en busca de información relevante (especialmente en
aspectos epidemiológicos) a los principales sitios web relacionados con la lesión
medular:

• Asociaciones/Organizaciones de ámbito estatal:

o Hospital Nacional de Parapléjicos

o Fundación Lesión Medular

o Asociación para el Estudio de la Lesión Medular – AESLEME

o Federación Nacional de Asociaciones de Lesión Medular – ASPAYM)

• Asociaciones de países avanzados (se han seleccionado tres):

o American Spinal Cord Association – USA

o United Spinal Cord Association – Canadá

o Spinal Injuries Association – UK

• Centro Nacional de Estadística

Resultados

Conclusiones
Como conclusión podemos decir que la medula espinal es la encargada de la
condición nerviosa, la estructura de la médula espinal está conformada por 31
segmentos: 7 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacros y un coccígeo cada
segmento se conecta a través de las fibras nerviosas.

La médula es una importante vía de transmisión de los impulsos nerviosos.


Conecta el encéfalo con todo el cuerpo, recibiendo señales sensitivas y
produciendo actos motores. El daño o la alteración de la médula espinal tiene
efectos muy graves que se podrán clasificar según la zona de la médula afectada.

En los últimos años, desde el ámbito de la atención sociosanitaria (Administración,


entidades del Tercer Sector y profesionales) ha surgido una especial preocupación
por las lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos causados
principalmente por accidentes de tráfico y accidentes laborales, lo que ha
conllevado paralelamente una mejora sustancial de los servicios y actuaciones
sanitarias dirigidas a los mismos. Aunque existe un acuerdo sobre la calidad del
sistema sanitario español en el tratamiento de la Lesión Medular y, principalmente,
sobre la competencia y eficacia de sus profesionales y la idoneidad del protocolo
de atención que se lleva a cabo (sobre todo para casos de Lesión Medular
traumática y de urgencia), los expertos consultados señalan aún importantes
carencias que tienen que ver sobre todo con la falta de infraestructuras y recursos
de carácter social.

Por otro lado, más allá de la atención hospitalaria inicial, las dificultades surgen en
la atención de la Lesión Medular tras el paso por un centro médico. La
incorporación de la persona con Lesión Medular a la vida cotidiana sigue
planteando grandes dificultades, habiendo un importante déficit de recursos
destinados a la atención sociosanitaria continua, como rehabilitación, servicios de
ayuda a domicilio, etc., existiendo un importante grupo de población afectada que
no recibe estos recursos aunque los necesite.

Otro problema añadido es la falta de accesibilidad de las infraestructuras y de los


productos sanitarios (radiografías, etc.) y la falta de conocimiento de algunos
profesionales de la especificidad de la Lesión Medular en los recursos existentes.
Debido al carácter privado o semipúblico de muchos de estos recursos, que
requieren un sistema de copago o, incluso, que han de adquirirse en el mercado,
el nivel socioeconómico va a ser fundamental en la consecución de una calidad de
vida mínima, por el alto coste que lleva mantener estos servicios al afectado y a
sus familias. Es por esta razón que las necesidades sociales y sanitarias del
lesionado medular dependen en gran medida de otras variables y características
sociodemográficas del afectado: su edad, el sexo, el entorno geográfico en el que
vive, el nivel socioeconómico, sus estilos de vida, etc. Por ello, más que asignarse
automáticamente recursos a las personas con Lesión Medular solamente en
función de su lesión, deberían evaluarse de manera individualizadas las
necesidades de cada afectado, analizándose otras variables y características
sociodemográficas que influyen en el mismo. La implantación del Sistema de
Autonomía y Atención a la Dependencia puede ser clave para mejorar la cobertura
de la población en estos recursos.
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Anexos

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