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huevos; y dietas pescetarianas o pesco-vegetarianas que incluyen una dieta vegetariana combinada
con la ingesta ocasional de algunos o todos los tipos de mariscos, principalmente pescado.
Además ciertos datos experimentales sugieren que las dietas con predominio vegetal pueden reducir
la generación de toxinas urémicas y ejercer efectos favorables sobre la salud cardiovascular en
personas con insuficiencia renal; estos efectos aún no se han demostrado definitivamente en ensayos
controlados aleatorios. Existe un interés creciente en el papel del microbioma intestinal en la
enfermedad renal crónica, aunque aún no se ha probado el papel de ninguna intervención relacionada
con el microbioma. El microbioma intestinal en la enfermedad renal crónica puede verse alterado por
la uremia, la ingesta natural de probióticos y el tipo de dieta (incluidos los alimentos de origen vegetal
frente a los de origen animal). Una dieta con predominio de plantas, rica en fibra y baja en proteínas
puede conducir a alteraciones favorables en el microbioma intestinal, lo que podría modular la
generación de toxinas urémicas. Varias toxinas urémicas derivadas del intestino, incluido el sulfato de
indoxilo, el ácido indol-3 acético, el sulfato de p-cresilo, el N-óxido de trimetilamina y la
fenilacetilglutamina, se asocian con enfermedades cardiovasculares y mortalidad en la enfermedad
renal crónica.
Figura 1: Efectos de la ingesta de proteínas y sodio en la dieta y las terapias farmacológicas sobre
el tono arteriolar aferente y eferente, la presión intraglomerular y las estructuras y funciones
glomerulares. GFR = tasa de filtración glomerular. M = células mesangiales. RAAS = sistema renina-
angiotensina-aldosterona.
Bibliografía:
Kalantar-Zadeh K, Jafar TH, Nitsch D, Neuen BL, Perkovic V. Chronic kidney disease. Lancet. 2021
Aug 28;398(10302):786-802. doi: 10.1016/S0140-6736(21)00519-5.