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MONJA BLANCA DE GUATEMALA

Bella Monja Blanca de Guatemala

Tu hermosura cautiva a propios y extraños Tu rareza te viste con traje de gala

Para ser admirada por adultos y niños. Oh Monja Blanca, encanto de diamante Flor nacional de mi
patria amada

Musa del poeta, poesía del estudiante Tu escasez y lindura te hace delicada. Excelsa Monja Blanca
de mi país Reina de las verdes montañas Te aprecio desde que existís

Como símbolo de grandes hazañas Monja Blanca, símbolo patrimonial En una moneda fuiste
acuñada Para conservar tu belleza natural De las orquídeas la más soñada.
Poema al Quetzal

Quetzal, emblema de la libertad


canto y verso de solidaridad
yo te bendigo en mi numen
porque para Guatemala eres lumen.
Tu bello plumaje verde y rojo
es un pentagrama que Deshojo
en mis inspiraciones sencillas.
Quetzal, insignia de las albas semillas.
Ceiba legendaria
Grandiosa Ceiba legendaria
Cuyas ramas alcanzan el cielo
Cuna de Xibalbá milenaria
Enraizada por siempre en nuestro suelo

Te yergues luciendo en la copa


Una enorme corona frondosa
Y presumes desde lejos sin ropa
Tu esbelta figura majestuosa

Bajo tu sombra nuestros ancestros


Practicaron ceremonias rituales
Y buscaron en el firmamento
Impresionantes señales astrales

Fuiste árbol de vida sagrado


Fuente de sabiduría maya
Hoy vengo a rendirte tributo
Árbol nacional de Guatemala
FABULAS
1. «La liebre y la tortuga»
Érase una vez una liebre muy veloz que presumía de ello ante todos los animales
del bosque. Un día, se encontró con una tortuga que caminaba muy despacio. La
liebre se burló de su lentitud.

—Hagamos una carrera y veamos quién gana —propuso la tortuga.

Al empezar la carrera, la liebre salió disparada, mientras que la tortuga avanzó


lentamente. Al ver que sacaba una gran ventaja a la tortuga, la liebre se paró en
un árbol a descansar. La tortuga siguió avanzando, poco a poco y sin detenerse.

Cuando la liebre despertó, vio angustiada que la tortuga estaba a punto de llegar a
la meta. La liebre corrió y corrió, pero fue demasiado tarde. La tortuga cruzó la
meta, agotada pero feliz.

Moraleja: De poco vale el talento sin esfuerzo. Esta fábula de Esopo nos enseña que, con
perseverancia y con esfuerzo, podemos lograr nuestras metas.
2. «El pastor y el lobo»
Había una vez un joven pastor que todos los días llevaba a su rebaño a pastar.
Como se aburría muchísimo, decidió gastar una broma a los campesinos del lugar.
—¡Que viene el lobo! ¡Auxilio! ¡Mis ovejas!
Los campesinos corrieron a ayudarle, pero no vieron ni rastro del lobo. El joven
pastor rio a carcajadas, mientras los campesinos se alejaban muy enfadados. Una
semana después, el pastor volvió a gastarles la misma broma.

Hasta que un día, el pastor vio acercarse a un lobo. Aterrorizado, gritó pidiendo
auxilio. Pero esta vez, los campesinos no le creyeron y el pastor se quedó sin su
rebaño.

Moraleja: Nadie cree al mentiroso cuando dice la verdad. Esta es otra de las mejores
fábulas de Esopo y nos enseña que si mentimos, nadie confiará en nosotros cuando
digamos la verdad.
3. «El avaro»
Érase una vez un hombre muy rico que vendió todo lo que tenía a cambio de
varios lingotes de oro. Y para que nadie le robara, enterró el oro en un bosque.
Todos los días acudía al lugar para comprobar que su oro seguía allí, sin saber
que un ladrón lo vigilaba escondido.

Una noche, el ladrón desenterró el oro y se lo llevó. Cuando el rico descubrió el


robo, dio tal grito que un vecino se acercó a ver qué pasaba. El hombre rico
lloraba, desesperado. Entonces el vecino tomó unas piedras, las enterró en el
mismo lugar y dijo:

—Aquí tiene su tesoro. Sabe que nunca habría gastado sus lingotes. ¿Qué más le
da, entonces, que sean piedras? Así por lo menos dejará de sufrir.

Moraleja: Corazón codicioso no tiene reposo. Esta fábula de Esopo nos enseña que la riqueza, si
no se comparte, no vale nada y solo trae pobreza.
CUENTOS

El niño y los clavos


Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa
con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, clavase un clavo en la
cerca del patio de la casa. El primer día, el niño clavó 37 clavos. Al día
siguiente, menos, y así el resto de los días. Él pequeño se iba dando cuenta que
era más fácil controlar su genio y su mal carácter que tener que clavar los
clavos en la cerca. Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni
una sola vez y fue alegre a contárselo a su padre. ¡Había conseguido,
finalmente, controlar su mal temperamento! Su padre, muy contento y
satisfecho, le sugirió entonces que por cada día que controlase su carácter,
sacase un clavo de la cerca. Los días pasaron y cuando el niño terminó de
sacar todos los clavos fue a decírselo a su padre.

Entonces el padre llevó a su hijo de la mano hasta la cerca y le dijo:

– “Has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en
todos los agujeros que quedaron. Jamás será la misma. Lo que quiero decir es
que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter dejas
una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa que pidas perdón.
La herida siempre estará allí. Y una herida física es igual que una herida
verbal. Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas
joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te
escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón
abierto para recibirte”.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos,
hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y
colorín colorado, este cuento se ha acabado.
2. El papel y la tinta
Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella,
cuando una pluma, bañada en negrísima tinta, la manchó completa y la llenó
de palabras.

– “¿No podrías haberme ahorrado esta humillación?”, dijo enojada la hoja de


papel a la tinta. “Tu negro infernal me ha arruinado para siempre”.

– “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te he vestido de palabras. Desde


ahora ya no eres una hoja de papel sino un mensaje. Custodias el pensamiento
del hombre. Te has convertido en algo precioso”.

En ese momento, alguien que estaba ordenando el despacho, vio aquellas


hojas esparcidas y las juntó para arrojarlas al fuego. Sin embargo, reparó en la
hoja “sucia” de tinta y la devolvió a su lugar porque llevaba, bien visible, el
mensaje de la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.
3. Uga, la tortuga
¡Caramba, todo me sale mal!, se lamentaba constantemente Uga, la tortuga. Y
no era para menos: siempre llegaba tarde, era la última en terminar sus tareas,
casi nunca ganaba premios por su rapidez y, para colmo era una dormilona.
¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus compañeros
del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo. Y optó por no hacer nada, ni
siquiera tareas tan sencillas como amontonar las hojitas secas caídas de los
árboles en otoño o quitar las piedrecitas del camino a la charca.

– “¿Para qué preocuparme en hacerlo si luego mis compañeros lo terminarán


más rápido? Mejor me dedico a jugar y a descansar”.

– “No es una gran idea”, dijo una hormiguita. “Lo que verdaderamente cuenta
no es hacer el trabajo en tiempo récord, lo importante es hacerlo lo mejor que
sepas, pues siempre te quedarás con la satisfacción de haberlo conseguido. No
todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren más
tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas, nunca sabrás lo que eres capaz de hacer y
siempre te quedarás con la duda de qué hubiera sucedido si lo hubieras
intentado alguna vez. Es mejor intentarlo y no conseguirlo, que no hacerlo y
vivir siempre con la espina clavada. La constancia y la perseverancia son
buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos, por eso te aconsejo que
lo intentes. Podrías sorprenderte de lo que eres capaz”.

– “¡Hormiguita, tienes razón! Esas palabras son lo que necesitaba: alguien que
me ayudara a comprender el valor del esfuerzo, prometo que lo intentaré.»

Así, Uga, la tortuga, empezó a esforzarse en sus quehaceres. Se sentía feliz


consigo misma pues cada día lograba lo que se proponía, aunque fuera poco,
ya que era consciente de que había hecho todo lo posible por conseguirlo.

– “He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse metas grandes e


imposibles, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a objetivos
mayores”.
LEYENDAS

1. Nessie
Mejor conocida como “El monstruo de Lago Ness”, esta
leyenda forma parte del folclore escocés y cuenta la
historia de una criatura gigante con apariencia
prehistórica, que apareció por primera vez en el siglo XVI
en el Lago Ness, pero que ha sido vista incluso en épocas
recientes. La leyenda retomó fuerza cuando aseguraron
verlo en el año de 1933, lo que ha inspirado distintas
películas y mantiene en suspenso a quienes visitan el lago.
2. El molino de sal
Está leyenda nórdica cuenta que hace muchos
años existía un gigante que tenía un molino mágico. El
molino era pequeño y podía producir sal. Un día, el gigante
se lo regala a una mujer viuda y a su pequeña hija. Ambas
trabajan con el molino y obtienen tanta sal que pueden
venderla al pueblo. Desafortunadamente un duende, celoso
del molino, lo roba y lo arroja al mar. Y por está razón el
agua del mar es tan salada.
3. Robin Hood
También conocido como el “príncipe de los ladrones”,
Robin Hood es de los personajes ingleses más conocidos
en las leyendas de la cultura occidental. Su historia se ha
inspirado en distintos personajes, aunque uno de los más
mencionados es Ghino di Tacco, héroe italiano de siglo
XIII. Los registros escritos sobre Robin Hood se han
ubicado desde el siglo XIII, aunque ganó popularidad a
partir del siglo XV.

Se trata de un hombre que se enfrentaba con los ricos para


defender a los pobres. Sin que se dieran cuenta, le quitaba
pertenencias a los primeros para dárselas a quienes las
necesitaban más; siempre en compañía de su traje verde,
su arco y sus flechas.
CHISTE
ADIVINANZAS
TRABALENGUAS
REFRANES
Piropos de Amor cortos
 Sé que no soy ni el más bonito ni el más deseado pero si sé que puedo pasar el resto
de mi vida a tu lado porque te amo
 Si amarte es pecado, el infierno es todo mío."
 No eres perfecto. Pero eso da igual, porque yo me enamoré de tus defectos.
 Dicen que robar es malo, yo nunca lo haría; pero un beso tuyo, con gusto lo robaría!
 Si algún día me has querido, vuelve por favor a mi lado, porque sin tenerte cerca de
aquí, siento que mi vida ya ha acabado.

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