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Identidad de ciertas frutas

Amanda Berenguer
Berenguer, Amanda
Identidad de ciertas frutas / Amanda Berenguer con prólogo de Álvaro Díaz Berenguer.
Delta de San Fernando : La Ballesta Magnífica, 2021.
88 p., 13 x 21 cm. (Mutaciones de la realidad / poesía; 1)
ISBN: 978-987-86-6682-2
1. Narrativa Argentina
CDD: U861
I.Poesía Uruguaya.

Comité editorial: Gabriel Martino, Marisa Negri y Daniela Rodi

Imagen de tapa: Naturaleza muerta, Abraham Mignon (1640-1679)


Diseño de cubierta e interiores: Laura Gaglioni
©2021. Alvaro Díaz Berenguer.
©2021, La Ballesta Magnífica.
Arroyo Estudiante 131
(1647) Delta de San Fernando. Buenos Aires
laballestamagnifica@gmail.com
www.laballestamagnifica.com.ar
fb: https://www.facebook.com/laballestamagnifica
ig: @laballestamagnifica

ISBN: 978-987-86-6682-2
Hecho el depósito que indica la Ley 11.723.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o
procedimiento, sin permiso previo del editor y/o autor.
Amanda Berenguer
Identidad de ciertas frutas

mutaciones de la realidad / poesía


Búsqueda y celebración de Amanda Berenguer

Amanda Berenguer nació en Montevideo el 24 de junio de


1921, en el día de San Juan. Junto con su esposo José Pedro Díaz
fueron parte de la generación del 45 e hicieron de su casa en la
calle Mangaripé, el epicentro de un gran movimiento cultural del
que participaron entre muchos otros Mario Arregui, Ida Vitale,
Ángel Rama y también visitas ilustres como Juan Ramón Jiménez,
Jorge Luis Borges o José Bergamín con quien los unió una pro-
funda amistad. Recién casados, Amanda y José Pedro, compraron
una prensa tipográfica Minerva y fundaron el sello La Galatea en
donde se publicó la primera obra de Amanda; Elegía por la muerte
de Paul Válery en 1945. Luego coordinarían junto a los hermanos
Rama el mítico sello Arca1 en donde se publicaría la mayor parte
de su obra.Tomando como lema el ostinato rigore de Leonardo Da
Vinci, Amanda exploró los límites del lenguaje poético. Experi-
mentó con las formas clásicas, con la poesía visual y con las mo-
dulaciones de su voz en Dicciones (1973).También escribió sobre
su propia poética y se han reunido muchas de sus entrevistas en El
monstruo incesante .
Llegamos a la poesía de Amanda hace casi veinte años, fuimos consi-
guiendo sus libros en pacientes búsquedas a una y otra orilla del Río de la
Plata. Cumplimos con esta edición un deseo largamente acariciado.Nues-
tra inmensa gratitud con la poeta María Laura Blanco que nos posibilitó
el encuentro con Álvaro Díaz Berenguer, quien se sumó a este proyecto
con generosidad y entusiasmo.
Esta es la primera vez que la obra de Amanda Berenguer se edita en
Argentina; celebramos entonces el centenario de su nacimiento con estas
páginas que abren la colección de poesía de La Ballesta Magnífica.

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Arca, 1990

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Esto no es un prólogo

En este libro, Amanda abandona la estación la angustia, para


viajar hacia la frescura de las frutas y la alegría de vivir y sentir. Los
poemas aquí son como mariposas de papel que se llevan la tristeza.
La identidad de ciertas frutas pone sobre la mesa las raíces simbóli-
cas de la realidad de Amanda Berenguer, que comparte con la de
muchos otros poetas, que revelan lo que está más allá y más acá
de las cosas. Ya la carátula expresa un contraste propio de nuestra
época que está subyacente en todo el libro: por un lado, la descrip-
ción aséptica y racional de una manzana, y por otro, el arte, como
la pintura de Magritte, Esta no es una manzana, que despierta a
través de la intuición, la realidad sensible del ser humano cons-
truida en base a símbolos, impregnados en la profundidad de la
conciencia en placeres y pecados. Las palabras tienen un encuen-
tro con las frutas en sus nombres y Amanda pone de manifiesto
cuando se pregunta a propósito del Maní: ¿Hasta dónde llegan jun-
tos el nombre y el fruto?. La preocupación de Amanda a lo largo de
su vida por el tigre alfabetario es una constante, lo que de alguna
manera se expresa en el poema dedicado al limón, el más corto del
libro: Una docena de tigres caben en un limón./ Se pueden domar los
tigres:/ en el limón sólo cabe/ recordar el azahar. Si bien el lenguaje
puede nombrar, y aparentemente con ello, dominar al objeto, en
la intimidad de las cosas hay una entidad que se nos escapa, y es la
que Amanda quiere atrapar.
Hay implícito en muchos de los poemas una contienda entre
la descripción racional de la realidad de las frutas y aquella in-
tuitiva, metafórica, donde anidan secretas alegorías, muchas veces
sorprendentemente originales. Este juego entre ciencia, filosofía y
poesía es algo frecuente en Amanda; así el pomelo soporta sueños
más amargos más filosóficos que sensuales.

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El ejemplo tal vez más elocuente de esta conjunción, es el
antecedente del libro Composición de lugar, donde los poe-
mas son transformados en gráficas.
Admiradora de la Ciencia y el Arte, de Leonardo Da Vinci
y de su obstinado rigor, cada poema es trabajado con minu-
ciosidad. El animismo primitivo aflora en dosis intermiten-
tes, como nos ocurre cotidianamente, haciéndonos dudar a
veces de la realidad: Una manzana color manzana// otra man-
zana sin cáscara/ color de otra manzana// otra manzana desa-
parecida/ saboreada:// de las tres ¿cuál la manzana verdadera?
A igual que Rainer María Rilke, que con frecuencia in-
vierte el sentido de la observación, advierte Amanda que los
gajos y mi lengua saben más que yo. Ella misma se introduce
en la ecuación poética, ofreciendo para ello, sus sentimien-
tos, recuerdos y paisajes, entremezclados con las apariencias
y los sabores de las frutas, mientras está latiendo en las cer-
canías, un abismo y un sacrificio. El riesgo de la tragedia no
deja de estar presente.
Los 31 de diciembre, los fines de año, sobre el mantel
blanco de su casa, necesariamente había un ananá dispersan-
do su olor tan particular: el ananá de la fiesta, que la acompa-
ñó año tras año desde su niñez hasta su vejez, en la traslúcida
extensión de la dulzura. Su poesía por momentos muestra la
cotidianeidad de las tareas domésticas de una madre dedi-
cada a su casa, en las tardes y en el silencio en Montevideo,
en esta 35 latitud sur. Afloran con frecuencia la mesa del
comedor y un mantel blanco, como centros indudables en
torno a los cuales se desarrolla el espectáculo imaginario de
las frutas y su identidad, en el transcurrir de las estaciones.
Hay un reparto de las frutas casi como César Vallejo lo hace
con el pan.

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Es tal vez una obra que pareciera en una prime-
ra aproximación, sencilla, pero que poema a poema se
convierte en una entrañable cosmogonía inserta en un tratado
de botánica, donde la personalidad de Amanda deja a la vista los
rastros de su exquisita sensibilidad.

Álvaro Díaz Berenguer

Alvaro Díaz Berenguer (1954)


Médico internista. Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad
de la República (UDELAR). Impulsor de las Humanidades médicas en
la UDELAR. Coautor: Medicina y literatura. Autor: La medicina
desalmada, El narcisismo en la medicina contemporánea. Medicina y
sufrimiento. Artículos periodísticos y colaborador del Semanario Brecha.
Integrante de la Comisión de bioética de la Academia Nacional
de Medicina.

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Tapa original, 1983

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Erizo es, el zurrón, de la castaña;
Y –entre el membrillo o verde o datilado
de la manzana hipócrita, que engaña
a lo pálido no, a lo arrebolado;
Luis de Góngora
None but the Nut – October fit-
Because, through dropping it,
The Seasons flit- I’m taught- 1
Emily Dickinson
Considérez la fauve orange 2
Stéphane Mallarmé
Y aún siente nuestra lengua el gusto
de la manzana.
Rubén Darío
Prismáticas transparencias de uvas rutilan
Julio Herrera y Reissig
en el fecundo ofertorio
de los choclos
César Vallejo
The pears are not viols
nudes or bottles 3
Wallace Stevens
Fruits confidents de la chaieur 4
Paul Eluard
I have eaten
the plums
that were in
theice box 5
William Carlos William
La sandía, tronando de alegría,
se abrió en múltiples cráteres
y abotonado hielo ensangrentado.
Miguel Hernández
salió
del limonero el amarillo,
desde su planetario
bajaron a la tierra los limones.
Pablo Neruda

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Las Frutas:
I

( la manzana 1 )

Por las manzanas


-deliciosamente-
conozco el deseo
descubro la salud
y esa larva de muerte
que se lleva en medio del esplendor.

Ser como la manzana


implica
todas las culpas
pero es excitante la propuesta.
La manzana es brillante
y peligrosa:
una sola puede incendiar un huerto.

Ser como la manzana


es estar- en la alta fiesta del día-
toda de raso rojo y diamantes
y llevar en el índice enguantado
un anillo de sombra.

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I

( la manzana 2 )

Una manzana color manzana


otra manzana sin cáscara
color de otra manzana
otra manzana desaparecida
saboreada:
de las tres ¿cuál la manzana verdadera?

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II

( el durazno )

Me gusta el durazno maduro:


me gusta el área de perfumes
el ruboroso terciopelo
que rodea
su jardín particular.
No veo el carozo escondido
ese crustáceo amargo
en la cueva de pulpa
rosamarilla.
Sé que tropezaré con él
y quizá me salte un viejo diente de leche.

En el plato (asustadas como rocío)


han quedado unas gotas:
¿almíbar?
¿sangre?

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