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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

FACULTAD DE DERECHO

“INFORME SOBRE EXPEDIENTE DE RELEVANCIA JURÍDICA N°1149, DEMANDA CONTRA EL


BANCOSUR POR DENUNCIA CALUMNIOSA”

Trabajo de suficiencia profesional para obtener el título profesional de ABOGADO

Autor
Martín Santiago de la Jara Plaza

Revisor

Doctor. Gilberto Mendoza del Maestro

Lima, 2022

1
Resumen

El presente informe tiene como punto de partida el caso de un banco (Banco Sur del
Perú) que denuncia, a través de su representante, a sus extrabajadores por los
delitos de hurto, estafa, apropiación ilícita y peculado; todo ello por haber
participado en dos operaciones irregulares que terminaron con la sustracción de más
de un millón de soles de la bóveda bancaria.

Luego de cinco años de proceso penal, la Quinta Sala Penal de la Corte Superior de
Lima absolvió a los imputados de todos los delitos denunciados. Su decisión estuvo
fundamentada en la supuesta inexistencia de elementos probatorios objetivos
suficientes para establecer la comisión de los delitos.

Al año siguiente de culminado el proceso penal, uno de los imputados absueltos, el


señor Miguel Óscar Saavedra Díaz, quien se desempeñaba como Jefe de Bóveda del
banco, decidió demandar a su antiguo centro de labores invocando la figura de
indemnización por denuncia calumniosa, contemplada en el artículo 1982° del
Código Civil, y exigió una indemnización civil de $ 3’000,000.00 (tres millones de
dólares), alegando que lo denunciaron de manera maliciosa, a sabiendas de la
falsedad de sus imputaciones, ocasionándole daños y perjuicios a él y a su familia.

La Tercera Sala Civil de Lima, en la sentencia de diciembre del año 2001, decidió
declarar fundada la demanda fijando una reparación civil de $ 35,000.00 (treinta y
cinco mil dólares) a favor del señor Saavedra Díaz.

El presente informe tiene como objetivo realizar un análisis de los equívocos y


aciertos que realizan las salas penales al momento de absolver a los imputados,
particularmente al señor Miguel Óscar Saavedra Díaz y a su jefe directo, el señor
Leonidas Yabar Bedregal. Además, se estudiarán los equívocos de la Tercera Sala
Civil de Lima, al pronunciarse a favor del señor Saavedra Díaz y otorgarle un monto
indemnizatorio.

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………Pág. 4

2. ANTECEDENTES…………………………………………………………………………………...Pág. 5

3. HECHOS RELEVANTES: PROCESO PENAL...................................................Pág. 9

4. HECHOS RELEVANTES: PROCESO CIVIL…………………………………………..…….Pág. 16

5. PROBLEMAS JURÍDICOS DEL EXPEDIENTE................................................Pág. 28

6. ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS JURÍDICOS................................................Pág. 29

7. POSICIÓN SOBRE EL MODO EN QUE FUE RESUELTO EL CASO....................Pág. 89

8. CONCLUSIONES GENERALES....................................................................Pág. 91

9. BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................Pág. 93

10. ANEXOS……………………………………………………………………………………………….Pág. 96

3
1. INTRODUCCIÓN

El derecho de acción, de denunciar y activar los órganos jurisdiccionales, es parte


consustancial de la vida de cualquier individuo en una sociedad. Es difícil imaginarse
una sociedad moderna sin un ordenamiento que permita a cada individuo ejercer el
derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, es decir, el derecho de acceso a un juez
imparcial que resuelva una controversia o que acceda a calificar la imputación de
una denuncia en salvaguarda de bienes jurídicos.

El respeto a los derechos fundamentales y concretamente a la tutela jurisdiccional


efectiva son posibles gracias a una estructura normativa y un funcionamiento
institucional donde participan diversas entidades del Estado que canalizan, sostienen
y hacen posible el proceso.

En nuestro ordenamiento se reconoce el derecho de toda persona a formular


peticiones por escrito ante la autoridad competente en el inciso 2 del artículo 2° de
nuestra Carta Magna. Por otro lado, en el inciso 3 del artículo 139° del mismo
cuerpo jurídico constitucional se reconoce el derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva.

¿Qué sucede cuando una persona decide ejercer estos derechos constitucionales y
acude a la administración de justicia para denunciar una serie de delitos, empleando
hechos falsos con una intención maliciosa o sin motivos razonables? Para
comprender las consecuencias es importante ser conscientes de cuáles serían los
daños que se ocasionarían en ese escenario. En primer lugar, estaríamos frente a
una vulneración al derecho al honor o buena reputación de la persona denunciada,
pero también se encontrarían presentes otro tipo de daños extrapatrimoniales como
patrimoniales, lo que hace que el tema sea mucho más complejo, ya que el hecho
de que la administración de justicia haga andar su maquinaria y conlleve a las partes
a invertir tiempo, dinero y, en muchos casos, haga que incluso las personas sean
privadas temporalmente de su libertad, podría generar muchas más consecuencias
lesivas. Es precisamente por ello que desde hace muchos años nuestro
ordenamiento contempla supuestos y estructura figuras jurídicas, tanto en la
legislación penal como en la civil, para evitar y sancionar la realización de este tipo
de daños.

El artículo 402° del Código Penal reconoce a la denuncia calumniosa como un delito
contra la administración de justicia. Por su parte, el artículo 1982° del Código Civil
reconoce la indemnización para quien ha sido denunciado por alguien a sabiendas
de la falsedad de sus afirmaciones o sin motivo suficiente para realizar la denuncia.
Como ya se mencionó, el objetivo de crear figuras como estas es regular a su vez el
gran poder y facultad que representa el derecho de acción o de denuncia que tiene
cada ciudadano.

El análisis realizado al expediente del caso Bancosur busca determinar si es que el


banco ejercitó regularmente su derecho a interponer una acción o si, por el
contrario, abusó del mismo y, con ello, le generó al señor Miguel Óscar Saavedra
Díaz una serie de daños injustificados. La discusión central consiste en establecer si
la denuncia penal hecha por el banco hacia el señor Saavedra Díaz se hizo a
sabiendas de la falsedad de las afirmaciones o no. Para ello se analizaron los medios

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probatorios y los fundamentos que presentó la demanda a fin de determinar si
existieron los elementos mínimos para justificar una denuncia en este caso. De igual
manera, también se estudiaron los aspectos jurídicos relacionados a la
indemnización por denuncia calumniosa, la antijuridicidad como elemento
conformante de la responsabilidad civil extracontractual y al daño moral como
consecuencia de la denuncia calumniosa.

La primera parte del presente informe detalla de manera cronológica los hechos y
las resoluciones presentadas por los jueces en el proceso penal y en el proceso civil;
la segunda parte analiza los principales problemas jurídicos que se presentaron en
ambos procesos y, la última parte presenta las conclusiones del caso.

Cabe mencionar que si bien la normativa empleada en el caso pertenece a un


ámbito temporal lejano —pues los hechos tuvieron lugar hace más de dos décadas
—, este análisis no solo contempla los criterios legales, doctrinarios y
jurisprudenciales que estuvieron vigentes en ese momento, sino que se incorporan
también normativa, jurisprudencia y doctrina contemporánea, en aras de generar un
análisis con una visión actualizada que aporte al debate sobre los problemas
jurídicos presentes en este voluminoso expediente.

Por último, debo mencionar que los motivos que llevan a uno a escoger un expediente
con estas características es la de adquirir múltiples aprendizajes y reflexiones acerca
del funcionamiento de la jurisdicción penal y civil. La demanda civil por denuncia
calumniosa nos lleva a retrotraernos al proceso penal y sus fundamentos; no hay
duda que todo lo que se determinó en el proceso penal influyó de manera sustancial
en el análisis del proceso civil, tal vez esta particularidad es el reto que presenta la
reflexión acerca de una figura tan especial.

2. ANTECEDENTES

Al inicio de la década de los años noventa, el Gobierno peruano llevó a cabo una
reforma del sistema financiero que buscó disminuir la presencia y participación del
Estado en el sector. Se apostó, entonces, por la banca privada. No es coincidencia
que precisamente en esta época quebrara la Banca de Fomento y con ella
numerosas cooperativas.1

En ese marco normativo Bancosur realizaba sus actividades económicas. Se había


constituido como sociedad anónima y funcionaba al amparo de la Ley General de
Instituciones Bancarias, Financieras y de Seguros” (Decreto Legislativo N°637) que
reguló toda la actividad bancaria durante los años noventa.

En 1992 la gerencia del banco fue informada, mediante dos reportes de inspección,
de la falta de dinero en las bóvedas del banco. El primer informe tuvo lugar el día 29
de enero: se trató de una auditoría interna que señaló el faltante de S/. 301,500.00
(trecientos unos mil quinientos soles) en efectivo; el segundo vio la luz el 5 de junio.
En esa ocasión fue un reporte de inspección realizado por funcionarios del Banco
Central de Reserva que determinó la existencia de un faltante de S/. 1’058,700.00

1
BUSTAMANTE ROMANÍ, Rafael. El problema del crédito en el sistema bancario peruano: Como factor
explicativo fundamental en el costo del crédito. año 2005 Pag 173. Consulta online: 05 de mayo del año
2021. file:///C:/Users/mdela/Downloads/cap5.pdf

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(un millón cincuenta y ocho mil setecientos soles) en los fondos de depósitos en
custodia del banco, perteneciente al encaje adicional.

Luego de las respectivas indagaciones, ambos faltantes de dinero fueron vinculados


a dos operaciones bancarias que se habían realizado por esas mismas fechas y con
montos similares. Los involucrados habían sido algunos empleados del Bancosur con
representantes del Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú y dos de sus
subsidiarias.

En ambas operaciones participaron como empleados del Bancosur los señores Luis
Enrique Ríos Sarmiento, como Jefe de Valores del banco; Leonidas Yabar Bedregal,
como Subgerente de Operaciones; Miguel Óscar Saavedra Díaz, como Jefe de
Bóveda o Cajero general, y Florencio Gustavo Duran Hurtado, como asistente del
anterior.

A continuación, detallaré las operaciones que luego fueron materia de denuncia


penal:

a) Primera operación bancaria

A inicios del año 1992, el Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú (en
adelante CCCP) se encontraba con una evidente falta de liquidez financiera por lo
que, con el fin de reflotar y obtener más capital, decidió buscar la captación de
dinero a través de algunas de sus subsidiarias (empresas vinculadas), entre la que
se encontraba la empresa “Servicio de Mantenimiento y Afines Sociedad Anónima”
(SEMA S.A.) y otra empresa subsidiaria de nombre L y V International Trading S.A.

El 7 de enero de 1992, el Bancosur le otorgó un préstamo en forma de mutuo por


un monto de S/. 1’059,300.00 (un millón cincuenta y nueve mil trecientos soles) a la
empresa SEMA S.A., dicho monto fue trasladado ese mismo día en un camión de
seguridad de la bóveda del Bancosur hacia la bóveda del banco CCCP.

Con el objeto de garantizar dicho préstamo, la empresa L y V International Trading


S.A giró una letra de cambio el 7 de enero de 1992 por el monto de S/. 1’234,189.00
(un millón doscientos treinta y cuatro mil ciento ochenta y nueve soles), con fecha
de vencimiento al 9 de marzo de ese mismo año. El documento de cobro tuvo como
aceptante a la empresa SEMA S.A. y como beneficiario a Bancosur.

Adicionalmente, con la finalidad de garantizar las obligaciones contraídas por SEMA


S.A., el banco CCCP emitió la Carta Fianza N°5864 ante el Bancosur. Esta tenía
como fecha de vencimiento el 17 de marzo de 1992 y su monto era de S/.
1’276,580.00 (un millón doscientos setenta y seis mil quinientos ochenta soles).

Cabe señalar que, para la realización de dicha operación, los representantes del
banco CCCP y sus subsidiarias debieron presentarse a la sede del Bancosur, ubicada
en Miraflores. Ese encuentro fue coordinado por el jefe de Valores del Bancosur, Luis
Enrique Sarmiento Díaz; quien hizo que los reciba el Subgerente de Operaciones,
Leónidas Yabar Bedregal. Después del recibimiento, Yabar Bedregal se encontró en
la antesala de la bóveda con el señor Miguel Óscar Saavedra Díaz, a quien le
informó sobre la operación pactada con las otras entidades. Ambos, con la ayuda del
asistente de Saavedra Díaz, Florencio Durán Hurtado, sustrajeron el dinero de la
bóveda, que después fue trasladado a la bóveda del banco CCCP.

6
b) Segunda operación bancaria

La segunda operación tuvo lugar el día 23 de enero de 1992 y fue casi idéntica a la
primera. Bancosur le otorgó un préstamo de S/. 301,500.00 (trecientos unos mil
quinientos soles) a la empresa SEMA S.A. A fin de garantizar dicho préstamo, la
empresa L y V International Trading International S.A. giró una letra de cambio el 23
de enero de 1992 por el monto ascendente de S/. 324,059.00 (trecientos
veinticuatro mil cincuenta y nueve soles), con fecha de vencimiento del 24 de
febrero de ese mismo año, la cual tuvo como aceptante a la empresa SEMA S.A. y
como beneficiario al Bancosur.

Asimismo, nuevamente con la finalidad de garantizar las obligaciones contraídas por


SEMA S.A., el banco CCCP emite ante Bancosur una Carta Fianza N°5900 con fecha
de vencimiento del 3 de marzo de ese mismo año.

A modo gráfico, se presentan ambas operaciones bancarias, así como las garantías y
montos que conformaron las mismas:

c) Hechos posteriores vinculados a las operaciones bancarias

- El 29 de enero de 1992, personal de auditoría interna del Bancosur, tras un


arqueo general, descubrió el faltante de S/.301,500.00 (trecientos unos mil
quinientos soles) en la sección de moneda nacional de la bóveda del banco.
Ante el descubrimiento, el acusado Miguel Óscar Saavedra Díaz pretendió
respaldar el déficit de dicha operación mostrando el cheque N°B 03116079, a
cargo de la empresa Sumerban y girado por la empresa Covise, que tuvo como
principales accionistas a uno de sus hermanos. Al final, el cheque presentado
por el señor Miguel Óscar Saavedra Díaz resultó no tener fondos.

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- El 5 de junio de 1992, personal de auditoría del Banco Central de Reserva
descubrió el faltante de S/1’058,700.00 (un millón cincuenta y ocho mil
setecientos soles) en los fondos de custodia del Banco Central de Reserva,
perteneciente al encaje adicional que custodiaba el personal del Bancosur en
bóveda.

- Ambas operaciones bancarias fueron contabilizadas días después. La primera,


en la cuenta N°831101, denominada Valores Recibidos en Custodia y la
segunda, en la cuenta N°1311090901 denominada Letras de Cambio – Extra
Bolsa.

- Los días 25 de febrero y 7 de marzo de 1992 el banco agraviado, a través de


una carta notarial, requirió al Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú
que honre la carta fianza N°5900.

- El Bancosur tenía vigente hasta el 1 de marzo de 1992 la póliza N°1706, que


aseguraba a la empresa por la infidelidad de empleados con un monto
ascendente a $ 300,000.00 (trecientos mil dólares). Días antes de su
vencimiento, Bancosur adquirió la póliza N°1762, en la que se ampliaba el
monto asegurable por $ 1’000,000.00 (un millón de dólares). Su vigencia era
del 28 de febrero de 1992 al 28 de febrero de 1993. Gracias a dicha
modificación, Bancosur pudo cobrar el monto de $ 400,000.00 (cuatrocientos
mil dólares), bajo el concepto de infidelidad de sus trabajadores, y recuperar el
dinero perdido en ambas operaciones infructuosas.

- El 13 de marzo de 1992, los acusados Luis Ríos Sarmiento y Miguel Óscar


Saavedra Díaz, en representación de Bancosur, presentan una carta notarial al
señor Marín Bautista Quispe, gerente general del banco CCCP, con la finalidad
de exigir que dicho banco honre la Carta Fianza N°5864, con fecha de
vencimiento del 17 de marzo de 1992, la cual garantizaba la letra de cambio
mencionada que había vencido el 9 de marzo de 1992.

- El 18 de marzo de 1992, mediante Resolución de la SBS N°300-92, el banco


CCCP fue declarado en estado de disolución.

- El banco agraviado, mediante una carta notarial de fecha 25 de mayo de 1992,


se apersonó como acreedor ante la Comisión Liquidadora del Banco Central de
Crédito Cooperativo del Perú, por tener un crédito a su favor representados por
la Cartas Fianza N°5864 por S/.1’276,580.00 (un millón doscientos setenta y
seis mil quinientos ochenta soles) y la N°5900 por S/.330,370.00 (trecientos
treinta mil trecientos setenta soles).

- El Bancosur realiza el protesto de las letras de cambio a su vencimiento. La


primera por S/. 324,059.00 (trecientos veinticuatro mil cincuenta y nueve
soles), vencida el 24 de febrero del año 1992, y la segunda de S/. 1’234,189.14
(un millón doscientos treinta y cuatro ciento ochenta y nueve con soles con 14
céntimos), vencida el 9 de marzo del año 1992. Posteriormente, el 17 de agosto
de 1992 realiza una demanda en vía ejecutiva a la empresa L y V International
Trading S.A. y SEMA S.A. por la suma total de S/. 1’558,248.14 (un millón

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quinientos cincuenta y ocho mil doscientos cuarenta y ocho soles con 14
céntimos).

A continuación, se detallan los antecedentes en la siguiente línea de tiempo:

Antecedentes:

07.01.92 23.01.92 29.01.92 30.01.92 13.03.92 18.03.82 05.05.92

Primera Segunda Faltante Recién se Funcionarios La SBS declara Faltante


Operación: Operación: reportado por del Bancosur al banco CCCP reportado por
contabiliza la
remiten carta auditoría del BCR:
auditoría segunda en estado de
Sustracción: Sustracción: al banco
general: operación. disolución.
S/.1’059,300.00 S/. 301,500.00 CCCP S/. 1’058,700.00
S/. 301,500.00 requiriendo el
pago de la
29.01.92 primera
operación.
El señor
Saavedra Díaz
presenta cheque
sin fondos
justificando el
faltante de
. dinero.

3. HECHOS RELEVANTES: PROCESO PENAL

3.1 Primera denuncia presentada por Bancosur y el auto de apertura de


instrucción emitido por el 2° Juzgado Penal de Lima (primera operación
bancaria)

El 5 de junio de 1992, el señor Juan Guillermo Ballón García, jefe de Operaciones del
Banco del Sur del Perú, presentó una denuncia ante la División de Estafas de la Policía
Nacional del Perú, por los supuestos delitos de hurto agravado (artículo 186° del
Código Penal peruano) y peculado (artículo 397 del Código Penal peruano) en contra
de Miguel Óscar Saavedra Díaz, ex jefe de Bóveda y cajero general del banco;
Leónidas Yabar Bedregal, Subgerente de Operaciones; Florencio Gustavo Durán
Hurtado, jefe de sección y asistente de la Bóveda, y Luis Enrique Ríos Sarmiento, jefe
del Departamento de Valores. Se les imputó el haberse apropiado ilícitamente de la
suma de S/. 1’059,300.00 (un millón cincuenta y nueve mil trecientos soles) del
banco, que habrían sustraído irregularmente de las bóvedas, mediante operaciones
bancarias coordinadas con el Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú, sus
subsidiarias SEMA S.A., L y V International Trading S.A.

Adicionalmente se denunció como perpetradores del delito de receptación (artículo


194° del Código Penal peruano) a los señores Óscar Guillermo Vera Atayupanqui, Luis
Felipe Lavanda Espinoza, Celso Vega Beraún, Florentino Saravia Burgos, Carlos
Ernesto Valdivia Pérez, Esther Tello Tarazona, Juan Pablo Reyes Saviela, Miguel Ortiz
Mondragón, Yamal Ahomed Berrio, Marín Bautista Quispe, Augusto Hermoza Alarcón,
Domingo Potesta Reyes, Alfonso Vásquez Campos, Arnaldo Ghersi Vidalón y Orlando
Muñoz Román, quienes habrían participado en las operaciones bancarias denunciadas,

9
siendo algunos de ellos representantes del banco CCCP y de sus subsidiarias, SEMA
S.A y L y V International Trading S.A.

La denuncia dio mérito al atestado N°189-IC-DIR, de fecha 30 de junio de 1992, en el


que se dispuso la detención de los señores Miguel Óscar Saavedra Díaz, Florencio
Gustavo Durán Hurtado y Luis Enrique Ríos Sarmiento, lo cuales fueron puestos a
disposición de la autoridad competente. Leonidas Yabar Bedregal se encontraba en
calidad de no habido. Así también se adjuntaron, entre otras pruebas, veinticinco
manifestaciones de los implicados realizadas en sede policial, con excepción de la
manifestación del señor Yabar Bedregal.

El 1 de julio del año 1992, el Ministerio Público formuló la denuncia contra estos
extrabajadores del Banco del Sur del Perú por el delito de hurto agravado y contra los
trabajadores del Banco Central de Crédito Cooperativo, la empresa SEMA S.A. y L y V
International Trading S.A. por el delito de receptación.

Ese mismo 1 de julio de 1992, el Segundo Juzgado Penal Provisional de Lima emitió el
auto de apertura de instrucción en la vía sumarísima contra estos extrabajadores por
los delitos mencionados, sin emitir pronunciamiento alguno acerca del delito de
peculado contenido en la denuncia.

Asimismo, se decretó la orden de comparecencia restringida —regulada en el inciso 3)


del artículo 143° del Código Procesal Penal— contra dichos inculpados, y se ordenó las
declaraciones instructivas del imputado Leonidas Yabar Bedregal, la del representante
legal del Bancosur y la de los inculpados investigados por el delito de receptación.

El mismo día, el Juzgado resolvió trabar embargo preventivo hasta por la suma de
S/.1’000,000.00 (un millón de soles) sobre los bienes muebles, inmuebles, valores y
vehículos de propiedad del imputado Miguel Óscar Saavedra Díaz, a solicitud del
Banco del Sur del Perú, que mediante un escrito presentado 1 de septiembre de 1992,
dio a conocer las cuentas de ahorros en moneda nacional N°200-108836 y la cuenta
corriente en moneda nacional N°200-43302 del mencionado imputado. Estas fueron
finalmente embargadas en forma de retención, como lo ordenó la resolución judicial
del 3 de septiembre de ese mismo año.

La Quinta Sala Penal de Lima resolvió, el 11 de septiembre de 1992, el recurso de


apelación planteado por los imputados Saavedra Díaz y Ríos Sarmiento contra el auto
de apertura del 1 de julio de 1992, que ordenaba ampliar el auto de apertura de
instrucción a fin de que la investigación discurra también sobre el delito de peculado.
La resolución señalaba que, a partir de los hechos, se podría presumir la existencia del
referido delito y, por tanto, se desestimaba el recurso de impugnación sobre el
mandato de comparecencia restringida, al señalar que el mismo no fue materia de
impugnación por el recurrente.

Ante dicha situación, los señores Miguel Saavedra Díaz y Luis Enrique Ríos Sarmiento
presentaron una queja de derecho, en atención al artículo 297° del Código de
Procedimientos Penales, que tuvo como objetivo desvirtuar la inclusión del delito de
peculado en el auto de apertura de investigación.

El 18 de enero de 1993, la Sala Penal de la Corte Suprema declaró fundada la queja


de derecho y ordenó a la Quinta Sala Penal de Lima que conceda el recurso de
nulidad y eleve los autos.

10
Finalmente, respecto a dicho cuaderno incidental, el 24 de mayo de 1993 la Sala
Penal declaró insubsistente el extremo que ordena que el juez penal amplíe el auto de
apertura a fin de que se investigue también por el delito de peculado debido a que, en
sintonía con lo expresado por los recurrentes, no se encontraban fundamentados los
elementos constitutivos del delito de peculado, ya que los investigados no revestían el
carácter de funcionarios públicos al momento de realizar las supuestas conductas
delictivas.

3.2 Segunda denuncia presentada por el Bancosur y el auto de apertura de


instrucción emitido por el 5° Juzgado Penal de Lima (segunda operación
bancaria)

El 22 de junio de 1992 el señor Ramiro Giovani de la Cuba, representante legal del


Banco del Sur del Perú, presentó una denuncia en la División de Estafas de la Policía
Nacional del Perú en contra de los mismos extrabajadores del banco. El motivo era
bastante similar a la anterior denuncia, y se les imputaba dos delitos contra el
patrimonio: apropiación ilícita y estafa. Según la denuncia, dichas personas obtuvieron
ilícitamente la suma de S/. 301,500.00 (trecientos unos mil quinientos soles) de la
bóveda mediante operaciones comerciales realizadas con el personal del Banco
Central de Crédito Cooperativo del Perú, la empresa SEMA S.A y L y V International
Trading S.A, dando mérito al atestado N°1573-IC-DIEF del 11 de junio de 1993.

El 21 de octubre de 1993 el fiscal provincial de la Quinta Fiscalía Provincial Penal de


Lima formuló la denuncia penal contra los mencionados extrabajadores del banco por
los delitos mencionados.

Posteriormente, el 22 de noviembre de 1993 el Quinto Juzgado Penal de Lima emitió


el auto de apertura de instrucción en vía sumaria contra los inculpados, y dictó
adicionalmente mandato de comparecencia restringida y embargo preventivo contra
sus bienes. De igual manera, ordenó la declaración instructiva de las demás personas
que trabajaron en el Banco de Crédito Comercial del Perú y el resto de empresas
financieras participantes de la operación bancaria.

El 23 de mayo de 1994, mediante el auto emitido por el Vigésimo Quinto Juzgado


Penal de Lima, en aplicación al artículo 21° del Código de Procedimientos Penales,
ambos procesos que contenían las denuncias por los supuestos faltantes de S/.
1’059,300.00 (un millón cincuenta y nueve mil trecientos soles) (Instrucción N°340-
93) y S/. 301,500.00 (trecientos unos mil quinientos soles) (Instrucción N°827-93)
fueron acumulados, pues existían delitos conexos entre ambas instrucciones, según
fundamentó el Juzgado en su resolución.

3.3 Primera sentencia penal de primera instancia emitida por el 25° Juzgado
Penal de Lima de fecha 13 de octubre del año 1994 y su posterior nulidad

El 13 de octubre de 1994, tras el análisis del contenido en los atestados policiales y


los actos de investigación instruidos, el Vigésimo Quinto Juzgado Penal de Lima
absolvió de la acusación fiscal a los extrabajadores del Banco del Sur del Perú por el
delito de hurto agravado y a los demás imputados por el delito de receptación. El Juez
basó su decisión en los siguientes fundamentos:

11
a) Las operaciones que celebró el banco CCCP, sus subsidiarias y el Bancosur el día 7
de enero y 23 de enero del año 1992, no fueron regulares, pues no se realizaron por
los canales correspondientes. Sin embargo, el dinero retirado de las bóvedas del
banco agraviado fue depositado en las bóvedas del Banco CCCP, lo cual demostraba
que el motivo de las operaciones fue conseguir liquidez para este último.

b) El informe de Auditoría Interna determinó que ambas operaciones se habrían


contabilizado: la primera en la cuenta N°1311.08 “Letras de Cambio - Extra-Bolsa”,
con autorización de la gerencia financiera, y la segunda en la cuenta N°8311.01
“Valores Recibidos en Custodia”. El hecho que no se haya contabilizado de inmediato
no le resta validez legal a las mismas.

c) El peritaje contable indicó que el 25 de febrero de 1992 el Bancosur ejecutó las


cartas fianzas emitidas por el banco CCCP.

d) El Bancosur, con fecha 17 de agosto del año 1992, demandó en vía ejecutiva al
Banco Central de Crédito Cooperativo para el cobro de ambas letras de cambio.

e) En la entidad agraviada se realizaron arqueos sorpresivos internos en la bóveda del


dinero depositado por el Banco Central de Reserva del Perú. Estos fueron llevados a
cabo tanto por el banco agraviado como por el Banco Central de Reserva, no
habiéndose detectado ninguna falta de dinero hasta el 5 de junio del mismo año.

f) No se llegó a acreditar concretamente la comisión de los delitos y la responsabilidad


penal de los imputados. De hecho, los empleados del banco cumplieron
rigurosamente los señalamientos del “Manual de Organización y Funciones del Banco
del Sur del Perú”.

g) No se tiene certeza de que los funcionarios del Bancosur se hayan beneficiado


económicamente con ambas operaciones o que hayan beneficiado a terceros —
habiéndose realizado para ello arqueos y auditorías—, por lo que no se encuentra
acreditado el delito de hurto agravado que se le imputa y, por ende, tampoco se
puede acreditar el delito de receptación imputado a las demás personas externas al
banco, por lo que cabe aplicar el principio constitucional de In dubio Pro-Reo para
resolver el caso.

El 10 de enero de 1992, la Sala Penal de la Corte Suprema —de conformidad con lo


dictaminado por la Fiscalía Superior— declaró nula la sentencia absolutoria del 13
de octubre de 1994.

La precipitada resolución tomó en cuenta el hecho de que no fueran materia de


pronunciamiento en la acusación fiscal las imputaciones de los delitos de apropiación
ilícita y estafa; de la misma manera, como señaló expresamente, se incurrió en el
mismo error en la referida sentencia de primera instancia el 13 de octubre de 1994.

3.4 Segunda sentencia primera instancia de fecha 12 de junio del año 1995
emitida por el 25° Juzgado Penal de Lima y su posterior nulidad

12
Luego de haberse declarado nula la sentencia de vista, el Vigésimo Quinto Juzgado
Penal de Lima nuevamente emitió sentencia declarando sobreseída la causa y
absolvió a los extrabajadores del Banco del Sur del delito de hurto agravado y,
ahora sí, expresamente también respecto del delito de estafa y apropiación ilícita.
Por otro lado, absolvió del delito de receptación a los funcionarios del banco CCCP
y de las otras empresas financieras participantes.

El Vigésimo Quinto Juzgado Penal de Lima presentó los siguientes fundamentos:

a) Las operaciones que celebró el banco CCCP, sus subsidiarias y Bancosur los días 7 y
23 de enero de 1992 no fueron irregulares, esto es evidente porque los directivos
conocían de su existencia, como lo demuestran los siguientes hechos:

- El Bancosur tuvo ambas letras de cambio en cartera, incluso realizó el protesto a


la fecha de su vencimiento para cobrar los montos correspondientes.

- Con fecha 17 de agosto de 1992, el Bancosur demandó en vía ejecutiva al Banco


Central de Crédito Cooperativo para el cobro de ambas letras de cambio.

- El Informe de Auditoría Interna determinó que ambas operaciones se habían


contabilizado: la primera en la cuenta N°1311.08 “Letras de Cambio - Extra
Bolsa”, con autorización de la gerencia financiera, y la segunda en la cuenta
N°8311.01, “Valores Recibidos en Custodia”. El hecho que no se haya
contabilizado de inmediato no le resta validez legal a las mismas.

- El peritaje contable indicó que, con fecha 21 de febrero de 1992, el Bancosur


ejecutó las cartas fianzas emitidas por el Banco Central de Crédito Cooperativo.

- El banco agraviado se constituyó como parte acreedora en el proceso de


liquidación del Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú, con el fin de
cobrar sus acreencias.

b) Las actuaciones de los funcionarios del Banco del Sur, y los demás implicados en la
presente investigación, estuvieron acorde a la disposición contenida en el artículo
96° de la Ley General de Instituciones Bancarias y Financieras 2.

c) El acto de camuflaje que señalan las denuncias y la acusación fiscal, pierden


relevancia como hecho, puesto que los intereses del Banco Central de Reserva no
podrían lesionarse, ya que, ante cualquier suma faltante, el Banco del Sur habría
tenido que cubrirlos, como finalmente ocurrió.

d) Que por todo lo actuado, y la documentación presentada, no hubo prueba que


acredite que los procesados se hayan beneficiado económicamente con el dinero.

El 23 de octubre de 1995 la Sala Penal de al Corte Suprema de Lima, luego de


escuchar los informes de los abogados defensores de las partes y de acuerdo a lo

2
Decreto Legislativo N°637 “Ley General de Instituciones Bancarias, Financieras y de Seguros”.
Artículo 96°: Los bancos están facultados para realizar las siguientes operaciones:
(…) i) Realizar operaciones de crédito con bancos y financieras del país, así como efectuar depósitos en unos
y otras.

13
opinado por el fiscal superior, resolvió declarar nula la sentencia del 12 de mayo de
1995.

La presente resolución adujo los siguientes fundamentos:

a) La propiedad de los fondos estuvo acreditada con las testimoniales de las


inspectoras del Banco Central de Reserva del Perú, que descubrieron el faltante de
S/. 1’059,300 (un millón cincuenta y nueve mil trecientos soles), como consta en el
“Acta de Inspección de Depósito”.

b) No hay ninguna explicación para justificar la extracción del dinero sin autorización
del propietario. Los acusados no contabilizaron esta operación, según puede
apreciarse en el balance de comprobación.

c) La operación fue totalmente sospechosa, pues la empresa aceptante de la letra de


cambio era subsidiaria del Banco Central de Crédito Cooperativo, al igual que sus
directivos.

d) El modus operandi al sustraer estos fondos de la bóveda del Banco Central de


Reserva fue camuflar el faltante con madera y tecnopor, para dar la apariencia de
normalidad, logrando así que posteriores arqueos no detectaran el hecho.

e) Respecto a la operación financiera del 23 de enero de 1992, también intervino L y V


International Trading S.A. y la empresa SEMA A.A., como aceptante de la otra letra
por 324,059 S/. (trecientos veinticuatro mil cincuenta y nueve soles). A su vez, el
Banco Central de Crédito Cooperativo volvió a emitir la Carta Fianza N°5900 en
garantía de dicha letra, sin embargo, esta operación no le fue autorizada por la
dirección del banco agraviado. Se trató de un exceso por parte del acusado
Saavedra Díaz y tampoco fue contabilizada, por lo que el acusado, al tratar de
justificar dicha operación, presentó el cheque número B 0369 a cargo de Sumerban
y girado por la empresa Covise, entre cuyos directivos estaba el hermano del
procesado Saavedra Díaz. Este cheque no tenía fondos.

f) El a quo ha partido de una premisa falsa al sostener que los fondos de la bóveda del
Banco Central de Reserva son de libre disponibilidad.

3.5 Tercera sentencia de primera instancia de fecha 13 de agosto de 1996


emitida por el 43°Juzgado Penal de Lima

Luego de que la Corte Suprema haya declarado nula la sentencia del 12 de junio del
año 1995, el 43° Juzgado Penal de Lima en concordancia con las anteriores
judicaturas, emite sentencia declarando sobreseída la acusación y absolviendo a los
imputados.

El Cuadragésimo Tercer Juzgado Penal de Lima adujo lo siguiente al momento de


fundamentar su decisión:

14
a) El banco agraviado requirió reiteradas veces sus acreencias frente al banco “CCCP”
mediante cartas notariales, lo que evidencia que varios meses antes de denunciar
los delitos conocía con bastante antelación sus acreencias ante dicho banco.

b) El Bancosur contabilizó ambas operaciones bancarias, por lo que las mismas


siguieron un trámite regular, de la misma forma su contabilización inoportuna no
implica que estemos ante operaciones ilícitas.

c) Los acusados no se beneficiaron económicamente con el dinero empleado en ambas


operaciones, pues de los hechos no se evidencia algún provecho económico
particular de ningún tipo.

3.6 Sentencia definitiva de fecha 31 de marzo del año 1997 emitida por la 5°
Sala Penal de Lima

Finalmente, el proceso penal culminó con la sentencia del 31 de marzo de 1997. La


Quinta Sala Penal de Lima, en sintonía con lo opinado por la Quinta Fiscalía Superior
de Lima, resolvió confirmar la sentencia del 13 de agosto de 1996, que declaró
sobreseída la acusación fiscal y absolvió a todos los acusados de los delitos
imputados.

La Sala fundamentó lo siguiente:

a) La entidad agraviada presentó el 26 agosto del año 1992 una acción civil ejecutiva a
L y V Internacional Trading S.A. y SEMA S.A. por incumplimiento de operación
crediticia por S/. 1’558,248.14 (un millón quinientos cincuenta y ocho mil doscientos
cuarenta y ocho soles con 14 céntimos) ante el Vigésimo Cuarto Juzgado Civil de
Lima.

b) No existió ningún elemento de juicio para considerar al Banco Sur del Perú como
parte agraviada, más aún porque este se inscribió ante una comisión liquidadora.

c) No existieron elementos probatorios objetivos para establecer la comisión del delito


y la responsabilidad penal de los procesados.

d) No existieron elementos para considerar al Banco Central de Reserva del Perú como
ente agraviado, ya que la misma entidad manifestó que no lo era.

En síntesis, la Quinta Sala Penal de Lima, en su sentencia definitiva, demostró


inclinarse completamente por el razonamiento absolutorio que se adujo
anteriormente por otras judicatura y salas, y que consistió en señalar que ambas
operaciones fueron regulares debido a que el propio banco interpuso acciones civiles
para recuperar sus acreencias. De la misma manera, también optó por el argumento
absolutorio que afirma que, con los elementos probatorios existentes, no se puede
llegar a obtener la certeza necesaria como para determinar la comisión de los delitos
de hurto, estafa, apropiación ilícita y receptación.

15
Mapa procesal de los hechos relevantes en el PROCESO PENAL

4. HECHOS RELEVANTES: PROCESO CIVIL

4.1 Demanda presentada por Miguel Óscar Saavedra Díaz

Aproximadamente dos años después de la sentencia definitiva de la Quinta Sala


Penal de Lima, el señor Miguel Óscar Saavedra Díaz —absuelto en dicho proceso—
interpuso en la vía civil una demanda de indemnización por daños y perjuicios en
contra de su exempleador, el Banco del Sur del Perú.

El demandante alegó que merecía una indemnización civil de $/.3’000,000 (tres


millones de dólares), más intereses legales, costas y costos del proceso, por
supuestamente haber sido víctima de una denuncia calumniosa que tuvo como
consecuencia el daño emergente, lucro cesante y moral.

El demandante fundamentó su petitorio con lo siguiente:

a) El Banco del Sur del Perú, a fin de no asumir su responsabilidad ante el Banco
Central de Reserva del Perú por haber realizado dos operaciones financieras
deficientes y, además, con el objeto de cobrar la póliza de seguro bajo el concepto
de siniestro, denunció injustificadamente y a sabiendas de la falsedad de sus
imputaciones al demandante por el delito de peculado, hurto agravado, apropiación
ilícita y estafa.

16
b) El proceso penal, activado por ambas denuncias, le causó un grave perjuicio no sólo
económico sino moral, ya que gracias a las investigaciones preliminares que impulsó
el banco fue puesto a disposición del Departamento de Personal, en el cual fue
hostigado y obligado a renunciar sin que se le paguen sus beneficios sociales y sin
que se le extienda el certificado de trabajo respectivo, por lo que le fue imposible
conseguir trabajo posteriormente.

c) El banco denunciante le ocasionó un grave daño al propagar la noticia sobre las


denuncias a los altos funcionarios del sistema bancario y al proporcionar la
información acerca de la denuncia a los diarios de mayor circulación nacional, en
donde se le presentó como un delincuente.

d) No se trató de ninguna apropiación ilícita efectuada por su persona, sino de


operaciones financieras promovidas por el mismo banco, respaldadas por cartas
fianzas que constituyeron obligaciones a favor del propio Banco del Sur, y no ante
personas naturales, quedando acreditado que el demandante no se benefició
económicamente con el dinero empleado en tales operaciones financieras.

e) El demandante señaló que fue encarcelado injustamente y que se ordenó, además,


embargar sus propiedades y cuentas bancarias. Así también, se le impidió salir del
país, estuvo requisitoriado y con antecedentes, todo ello desde junio de 1992 hasta
diciembre del año 1997.

f) Las acciones del demandado encajan en el supuesto de denuncia calumniosa del


artículo 1982°3 del Código Civil peruano y, por tanto, merecería una indemnización
civil por responsabilidad civil extracontractual.

g) Fundamenta su pretensión al amparo del artículo 1969° 4, 1982°, 1984°5 y 1985°6 del
Código Civil.

4.2 Contestación de Bancosur a la demanda

Luego de que el Décimo Séptimo Juzgado Civil, mediante la Resolución N°01 del 24
de julio de 1998, admitió a trámite la demanda en vía del proceso de conocimiento,
y tras correrle traslado al Bancosur, como parte demandada, los representantes de
dicha empresa en su escrito de contestación adujeron lo siguiente:

a) Las denuncias penales que formuló el Banco del Sur en contra del demandante no
pueden ser consideradas como sustento de una indemnización por daños y
3
Artículo 1982° del Código Civil: Corresponde exigir indemnización de daños y perjuicios contra quien, a
sabiendas de la falsedad de la imputación o de la ausencia de motivo razonable, denuncia ante autoridad
competente a alguna persona, atribuyéndole la comisión de un hecho punible.
4
Artículo 1969° del Código Civil: Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a
indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa corresponde a su autor.
5
Artículo 1984° del Código Civil: El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo
producido a la víctima o a su familia.
6
Artículo 1985° del Código Civil: La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la acción u
omisión generadora del daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo
existir una relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización
devenga intereses legales desde la fecha en que se produjo el daño.

17
perjuicios, pues éstas se hicieron en el ejercicio regular de un derecho, supuesto de
irresponsabilidad civil reconocido en el inciso 1 del artículo 1971° 7 del Código Civil.

b) El banco, como entidad financiera, está obligado a salvaguardar los depósitos de sus
ahorristas y clientes, es por ese motivo que la entidad denuncia al demandante,
quien se organizó con otros funcionarios del banco para facilitar de manera irregular
y sin autorización el retiro de la bóveda del banco de S/. 1’360,800.00 (un millón
trecientos sesenta mil ochocientos soles). Debido a que el demandante ocupaba el
puesto de cajero general, el banco tuvo que denunciar a Miguel Saavedra Díaz por
los siguientes hechos:

- El 29 de enero de 1992, personal de la Auditoría Interna del banco encontró un


faltante de S/. 301,500.00 (trecientos unos mil quinientos soles) en la sección de
moneda nacional. Frente a ese hecho, el demandante en su condición de cajero
general y como responsable de la bóveda del banco, indicó que el dinero había
sido trasladado el día anterior, es decir el 28 de enero de ese mismo año, por la
Compañía de Vigilancia y Seguridad (Covise), y que dicho traslado tuvo como
fundamento un cheque girado por dicha compañía que llegaría ese mismo día
cubriendo el importe. Aquello no ocurrió. El cheque N°B03116079, girado por la
empresa Sumerban a nombre del Banco del Sur, enviado para el canje, carecía
de fondos. Con ello, se demostró la falsedad de la información proporcionada por
el demandante en el proceso penal y el ánimo de encubrir las operaciones
irregulares.

- La conducta irregular desplegada por el demandante se evidenció también en el


hecho de que su hermano era, en ese momento, accionista y director de la
empresa Covise, la misma que giró el cheque encubridor.

- La participación del demandado en los hechos denunciados por el banco quedó


corroborada en la carta notarial que él mismo envío a CCCP, conjuntamente con
el exjefe de Valores Luis Enrique Ríos Sarmiento, a la empresa CCCP con el fin de
exigir el pago de las letras de cambio.

c) La responsabilidad funcional de las operaciones irregulares le correspondió al señor


Leonidas Yabar Bedregal y al demandante, pues el primero no contó con la
autorización ni con los poderes especiales para realizar dichas operaciones, y el
segundo permitió indebidamente el retiro de S/. 301,500. 00 (trecientos unos mil
quinientos soles).

d) El demandado renunció el 14 de mayo de 1992, en el momento en que tenían lugar


las investigaciones internas en torno a la operación de la letra de cambio girada por
L y V International Trading S.A. por S/. 301,500.00 (trecientos unos mil quinientos
soles).

e) No es cierto lo que alegó el demandante respecto a que el banco agraviado realizó


la denuncia a sabiendas de la falsedad de la imputación, pues, como se aprecia,

7
Artículo 1971° del Código Civil: No hay responsabilidad en los siguientes casos: 1.- En el ejercicio regular de
un derecho. (…).

18
existieron indicios suficientes para considerar que se habían realizado conductas
irregulares.

f) El hecho de que haya sido absuelto de los delitos imputados no implica que no haya
participado en las irregulares transacciones y que luego las intentara regularizar con
cheques, letras de cambio y fianzas bancarias, las que finalmente ocasionaron un
perjuicio económico a la entidad bancaria.

g) Las noticias propaladas por diversos medios de comunicación, y que ocasionaron


daños y perjuicios al demandante, no fueron difundidas por el banco. Por el
contrario, también perjudicaron su imagen. El 6 de julio de 1992, el banco le remitió
una comunicación al superintendente general de la Superintendencia de Banca y
Seguros informando que desconocía la fuente de dichas publicaciones.

h) El demandante no acreditó los daños que sostiene que se le habrían causado, ni


justificó el monto indemnizatorio. En ese sentido, los conceptos de daño emergente,
lucro cesante y daño moral poseen sentidos jurídicos distintos, por lo que debió
desglosarlos y señalar que monto indemnizatorio ameritaría cada uno de ellos.

i) Fundamenta su contestación de demanda, invocando el inciso 1) del artículo 1971° 8y


1982° del Código Civil, el artículo 84° 9 del Decreto Ley N°647 “Ley General de
Instituciones Bancarias, Financieras y de Seguros” y el artículo 196° 10 del Código
Procesal Civil.

4.3 Tachas formuladas por el demandante

El 8 de octubre de 1998 el demandante, por intermedio de su representante legal,


interpuso una tacha, al amparo del artículo 300° 11 del Código Procesal Civil, contra
los documentos siguientes:

a) El acta de arqueo de la bóveda de moneda nacional del Bancosur, realizado el 29 de


enero de 1992, donde se deja constancia del retiro ascendente a S/. 301,500.00
(trecientos un mil quinientos soles). (Anexo 1-F).

b) Copia de la manifestación dada por el señor Miguel Óscar Saavedra Díaz el día 29 de
enero del año 1992. (Anexo 1-G).

Como señaló la defensa del señor Saavedra Díaz en su escrito de tacha, los
documentos no habrían sido escritos por su patrocinado, pues supuestamente no
pertenecían a su puño gráfico.

8
Artículo 1971° del Código Civil: No hay responsabilidad en los siguientes casos: 1.- En el ejercicio regular de un derecho.
9
Artículo 84° de la Ley General de Sociedades: Los directores, con la solidaridad que señala el artículo 172° de la Ley
General de Sociedades, son especialmente responsables por: b) Omitir la adoptación de medidas necesarias para corregir
las irregularidades en la gestión (…).
10
Artículo 196° del Código Procesal Civil : Salvo disposición legal diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma
hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos.
11
Artículo 300° del Código Procesal Civil: Se puede interponer tacha contra los testigos y documentos. Asimismo, se
puede formular oposición a la actuación de una declaración de parte, a una exhibición, a una pericia o a una inspección
judicial.

19
4.4 Audiencia de saneamiento procesal, conciliación, fijación de puntos
controvertidos, saneamiento probatorio y audiencia de pruebas

Por medio de la resolución N°06 del 10 de noviembre del año 1998 se declaró
saneado el proceso y en consecuencia la existencia de una relación jurídica procesal
válida, por consiguiente, se citó a las partes a una audiencia conciliatoria.

El 13 de enero de 1999 se llevó a cabo la audiencia de conciliación en la cual se


estableció como punto controvertido lo siguiente:

Determinar si el banco demandado debe de pagar la suma de $/.3’000,000.00 (tres


millones de dólares americanos), por concepto de indemnización por daños y
perjuicios. Se admitieron, para ello, los siguientes medios probatorios:

Del demandante se admitieron todos los medios probatorios ofrecidos en su


demanda:

1. El mérito del atestado N°189-IC-DIR, que contiene la denuncia de fecha 5 de


junio de 1992.
2. Notificación de detención del señor Saavedra Díaz de fecha 30 de junio de
1992.
3. El mérito de la denuncia N°510-92 de fecha 30 de junio de 1992 formulada por
la Segunda Fiscalía Penal de Lima y el auto de apertura de instrucción de fecha
1 de junio de 1992 emitido por el Segundo Juzgado Penal de Lima.
4. Declaración preventiva del representante legal del Bancosur de fecha 20 de
julio de 1992.
5. El mérito del atestado N°1573-IC-DIEF, que contiene la denuncia de fecha 22
de junio de 1992.
6. El mérito de la denuncia formulada por la Quinta Fiscalía Penal y el auto de
apertura de instrucción de fecha 22 de noviembre de 1993 emitido por el
Quinto Juzgado Penal de Lima.
7. Resolución de fecha 23 de mayo de 1994 que resuelve acumular la instrucción
seguida ante el Quinto Juzgado Penal.
8. El mérito del cuaderno de embargo, que describe el embargo preventivo sobre
los bienes del señor Saavedra Díaz hasta por la suma de S/.1’000,000.00 (un
millón de soles).
9. El mérito de la Carta de Fianza N°5864 por 1’276,580.00 (un millón doscientos
setenta y seis mil quinientos ochenta soles) y la Carta Fianza N°5900 por
S/.330,370.00 (trecientos treinta mil trecientos setenta soles).
10. El mérito de la letra de cambio girada el 7 de enero de 1992 por
S/.1’234,189.14 (un millón doscientos treinta y cuatro mil ciento ochenta y
nueve soles con 14 céntimos) y la letra de cambio girada el 23 de enero de
1992 por S/.324,059.00 (trecientos veinticuatro mil cincuenta y nueve soles).
11. El mérito del Informe de la Oficina de Auditoría Interna del Banco del Sur de
fecha 3 de setiembre de 1992 dirigido a los Señores Fry y Behr Ajustadores

20
S.A, en cuyo punto 3 precisa que, por carta notarial del 25 de mayo de 1992,
el Bancosur se presentó en calidad de acreedor del Banco CCC.
12. El mérito de la demanda interpuesta en Vía Ejecutiva por el Bancosur con L y V
International Trading S.A y SEMA S.A.
13. El oficio N°0336-92-WDG del 19 de noviembre de 1992 dirigido al director de
la Policía Judicial, que contiene la orden de requisitoria a nivel nacional e
impedimento de salida del país.
14. La primera sentencia de fecha 13 de octubre de 1994 y la segunda sentencia
de fecha 12 de junio de 1995 donde se declaraba sobreseída la causa en el
proceso penal.
15. La sentencia definitiva de fecha 13 de agosto de 1996 en la cual el
demandante fue absuelto.
16. La sentencia de la Quinta Sala Penal de Lina en la cual confirma la sentencia
absolutoria de fecha 31 de marzo de 1997.
17. El mérito de la resolución de fecha 6 y 20 de junio de 1997 que declara
improcedente el recurso de nulidad y queja, interpuestos por el Bancosur
contra la sentencia de fecha 13 de agosto del año 1997.
18. El mérito de la demanda interpuesta contra el Bancosur sobre el pago de los
beneficios sociales y otros.
19. El mérito de la ficha N°57175 expedida por el Registro de Propiedad Inmueble
de Lima, con la cual el demandante intenta acreditar que su propiedad ubicada
en la Calle México Mza R Lote 37 distrito de Chorrillos fue embargada a
solicitud del Bancosur hasta por la suma de S/.1’000,000.00 (un millón de
soles).
20. El mérito de la carta del Bancosur con fecha de 25 de mayo de 1992 dirigida al
Banco CCC donde les comunican que se encuentra pendiente el pago de la
Carta Fianza 5884 por S/.1’276,580.00 (un millón doscientos setenta y seis
quinientos ochenta soles) con lo que el demandante intenta acreditar que el
banco estuvo efectuando gestiones para recuperar el dinero antes de
denunciarlo.

Del demandante se admitieron todos medios probatorios ofrecidos en su


contestación de demanda:

1. Declaración de parte que deberá realizar el demandante, el señor Miguel Oscar


Saavedra Díaz.
2. Copia del cheque N°B03116079 girado por la Compañía Vigilancia y Seguridad
S.A (Covise), a cargo del Sumerban, por un importe de S/.301’500.00
(trecientos unos mil quinientos soles), a la orden del Bancosur.
3. Copia del acta de arqueo de la Bóveda General Moneda Nacional del Bancosur,
realizada el día 29 de enero de 1992, en el cual se deja constancia del faltante
ascendente a S/.301’500,00 (trecientos unos mil quinientos soles).
4. Copia de las manifestaciones del señor Miguel Oscar Saavedra Díaz, dadas
respecto al faltante del dinero en la bóveda del banco.
5. Copia de la letra girada por L y V International Trading S.A. por S/.324,059.00
(trecientos veinticuatro mil cincuenta y nueve soles) con fecha de vencimiento
del 24 de febrero de 1992.
6. Copia de la Carta Fianza N°5900 emitida por el Banco Central de Crédito
Cooperativo del Perú a solicitud de la empresa SEMA S.A, con vencimiento del
3 de marzo de 1992, que garantizaba el pago de la letra referido en el numeral
anterior.

21
7. Copia de las actas de fecha 5 y 8 de junio de 1992, levantada por los
inspectores del Banco Central de Reserva del Perú, respecto de la verificación
de los fondos del BCR en la bóveda del Bancosur, en los cuales se deja
constancia del faltante de dinero.
8. Copia de la letra girada por L y V International Trading S.A por S/.1’234,189.14
(un millón doscientos treinta y cuatro mil ciento ochenta y nueve soles con
catorce céntimos), con fecha de vencimiento del 9 de marzo de 1992.
9. Copia de la Carta Fianza N°5864 emitida por el Banco Central de Crédito
Cooperativo del Perú, a solicitud de SEMA S.A, con fecha de vencimiento el 17
de marzo de 1992, por un importe de S/.1’276,580.00 (un millón doscientos
setenta y seis mil quinientos ochenta soles) que garantizaba el pago de la letra
referida en el numeral anterior.
10. Copia de la carta notarial de fecha 12 de marzo de 1992 que cursaran el señor
Luis Ríos Sarmiento y el señor Miguel Oscar Saavedra Díaz al Banco Central de
Crédito Cooperativo del Perú, requiriendo el pago de la Carta Fianza N°5864
por S/.1’276,580.00 (un millón doscientos setenta y seis mil quinientos ochenta
soles).
11. Copia de la carta del 6 de julio de 1992 al superintendente general de la
Superintendencia de Banca y Seguros, señor Luis Cortavarria Checkley,
informando sobre los hechos sucedidos en nuestra institución y las
publicaciones aparecidas en los diversos medios periodísticos.
12. El mérito del expediente penal concluido N°340-93, tramitado ante el
43°Juzgado Penal de Lima, en la instrucción seguida contra el señor Miguel
Oscar Saavedra Díaz, en agravio del Bancosur, por los delitos contra el
patrimonio.
13. El mérito de las publicaciones periodísticas ofrecidas como prueba por el
demandante en su escrito de demanda, signadas como anexo 1-V.

Posteriormente, con fecha 14 de abril de 1999, se llevó a cabo la audiencia de


pruebas en donde de conformidad del artículo 208° del Código Procesal Civil se
actuaron los siguientes medios probatorios:

1. Se ordenó a la Compañía Aseguradora Fry y Behr Ajustadores S.A que


realizará la exhibición de los montos desembolsados a favor del Bancosur por
los supuestos siniestros faltantes de dinero de la bóveda por 1’059,300.00 (un
millón cincuenta y nueve mil trecientos soles) y S/.301,500.00 (trecientos
unos mil quinientos soles).
2. Se ordenó al representante del Bancosur que realizara la exhibición de los
asientos y libros contables, en donde se encuentran contabilizadas las
operaciones comerciales efectuadas por dicho Banco: Cuenta N° 831101
Valores recibidos en custodia respecto de la Carta Fianza N°5864 por S/.
1’276,580,00 (un millón doscientos setenta y seis mil quinientos ochenta
soles) y la Cuenta N°1311.08.09.01 “Letras de Cambio Extra-Bolsa” por la
contabilización de la Carta Fianza N°5900 por S/. 330,370 00 (trecientos
treinta mil trecientos setenta soles).
3. Se tomó la declaración del representante del Bancosur, el señor José Luis
Alberto Pinto Rocha.
4. Se tomó la declaración de la apoderada del demandante, la doctora Patricia
Bernal Valdivia.

22
Culminada la actuación de los medios probatorios, los abogados de las partes
solicitaron el uso de la palabra. El juez les concedió cinco minutos a cada uno.

4.5 Sentencia de primera instancia de fecha 18 de agosto del año 1999


emitida por el 17° Juzgado Civil de Lima

El 18 de agosto de 1999, por medio de la Resolución N°19, el Decimoséptimo


Juzgado Civil de Lima declaró infundada la demanda y las tachas presentadas por
el demandante.

Al respecto, el Juzgado fundamentó lo siguiente:

a) Las denuncias formuladas por el banco demandado no eran carentes de sustento


alguno, y menos que se denunció con conocimiento de la falsedad de la imputación.

b) En todas las sentencias de primera y segunda instancia del proceso penal no han
existido el mismo criterio jurisdiccional. Incluso en la última sentencia del 31 de
marzo de 1997 se señala que, en efecto, el demandante no cumplió cabalmente con
sus funciones como Jefe de Bóveda del banco.

c) Que las publicaciones periodísticas aparecidas en distintos diarios en relación a los


hechos denunciados no pueden ser consideradas dentro de este proceso, en tanto
no se ha acreditado que el banco conocía la fuente de dichas noticias.

d) Las tachas interpuestas por el demandado devienen en infundadas al no haberse


probado los fundamentos que la sustentan. Además, las pruebas cuestionadas no
resultan de relevancia para esta litis.

4.6 Primera sentencia de segunda instancia de fecha 10 de enero del año


2000 emitida por la Sala de Procesos Abreviado y de Conocimiento de la
Corte Superior de Lima

El 10 de enero de 2000, luego de que el demandado presentó un recurso de


apelación en contra de la resolución del 18 de agosto de 1999, la Sala de Procesos
Abreviados y de Conocimiento de la Corte Superior de Lima resolvió confirmar la
sentencia apelada únicamente en el extremo que declara infundadas las tachas
presentadas por las partes. Por otro lado, resolvió revocar el extremo de la sentencia
que declaró infundada la demandada y la declaró fundada en parte, disponiendo
que el demandado abone al demandante la suma S/. 50,000.00 (cincuenta mil
soles).

Al fundamentar esta decisión, la Sala de Procesos Abreviado y Conocimiento de Lima


se centró en lo siguiente:

a) Las cartas fianzas que garantizaban las supuestas sustracciones constituían


obligaciones a favor del Banco y no a favor de personas naturales, de lo que se
colige que nunca se constató el beneficio económico de los imputados.

23
b) El cobro por parte del Bancosur de las sumas de dinero correspondientes a la póliza
de seguros, que convenientemente había elevado antes de denunciar, acreditan
plenamente el dolo con el que actuó el banco demandado al denunciar.

c) Que, respecto de las tachas contra los documentos ofrecidos por el demandado
como medios probatorios, subsiste el fundamento del A quo respecto a que el
demandante nunca acreditó la falsedad de los mismos y por lo tanto deberán
declararse infundadas.

4.7 Recurso de casación interpuesto por los representantes de Bancosur


contra la sentencia de fecha 10 de enero del año 2000 emitida por la Sala
de Procesos Abreviados de Lima

Frente a la sentencia del 10 de enero de 2001, cada una de las partes presentó un
recurso de casación en mérito al artículo 385° 12 y 38613° del Código Procesal Civil.
Los argumentos que esgrimió la parte demandada para demostrar las supuestas
infracciones normativas que incidieron en la resolución impugnada fueron los
siguientes:

a) El recurso se sustenta en la causal del inciso 1 del artículo 385° y el inciso 3) del
artículo 386° del Código Procesal Civil, ya que existe una errónea interpretación del
artículo 122°14 del Código Procesal Civil y el artículo 1982° del Código Civil.

b) La primera infracción que señala es la de omitir la forma esencial para la validez y


eficacia que debe tener toda sentencia, como se establece en el artículo 122° del
Código Procesal Civil, pues la Sala no señaló cómo se llega a cuantificar el daño
indemnizable y tampoco cuáles son los daños que se han de resarcir con el importe
que ordena pagar.

c) Los medios probatorios referidos a las comunicaciones e información entregada por


la empresa “La Positiva Seguros y Reaseguros S.A” no tienen la calidad de medios
probatorios, por no haber sido ofrecidos, admitidos, ni actuados conforme a ley. Es
decir, se habrían presentado ya habiendo precluido la etapa probatoria.

d) Señala, además, que al denunciar solo estaba cumpliendo con el contrato de la


propia póliza de seguros que señala expresamente en su artículo 19° del Capítulo
IV-Obligaciones del asegurado en caso de siniestro:

Artículo 19°: “Cada vez que se produzca un siniestro, el


asegurado deberá denunciar a las autoridades judiciales el
hecho para la persecución del culpable, asimismo deberá
justificar la pérdida sufrida…”.

12
Artículo 385° del Código Procesal Civil: Sólo procede el recurso de casación contra: 1. Las sentencias
expedidas en revisión por las Cortes Superiores (…).
13
Artículo 386° del Código Procesal Civil: 3) La contravención de las normas que garantizan el derecho a un
debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales (…)
14
Artículo 122° del Código Procesal Civil: Las resoluciones contienen: la relación correlativamente
enumerada de los fundamentos de hecho y los respectivos de derecho que sustentan la decisión, la que se
sujeta al mérito de lo actuado y al derecho.

24
e) No se sujeta a derecho el haber resumido el dolo invirtiendo la carga de la prueba
ya que, en atención al artículo 1982 del Código Civil, se aplicó un criterio jurídico
equivocado, pues se trasladó la obligación de probar la inexistencia de dolo o culpa
al demandado y no se dio la tarea de probar la imputación al demandante.

4.8 Recurso de casación interpuesto por el señor Miguel Oscar Saavedra Díaz
contra la sentencia de fecha 10 de enero del año 2000 emitida por la Sala
de Procesos Abreviados de Lima

Mediante el escrito de fecha 15 de marzo de 2001, el demandante interpone recurso


de casación contra la sentencia emitida por la Sala Civil de Procesos Abreviados y de
Conocimiento de Lima, en base a los siguientes argumentos:

a) El recurso se sustenta en la causal del inciso 1 del artículo 384° y 385°, el inciso 1),
2) y 3) del artículo 387° del Código Procesal Civil, ya que según fundamenta existe
una errónea aplicación del artículo 1984° y el 1985° del Código Civil.

b) La Sala, al haber dispuesto el pago de la suma de S/.50,000.00 (cincuenta mil soles)


como indemnización civil, no evaluó correctamente la relación entre el monto
demandado y la magnitud del daño moral generado también hacia su familia.

c) No ha habido pronunciamiento alguno sobre el pago de los intereses legales,


inaplicándose de esa manera el artículo 1985° del Código Civil que señala
expresamente: “La indemnización comprende las consecuencias que deriven de la
acción u omisión generadora del daño, incluyendo el lucro cesante, el daño a la
persona y el daño moral, debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre
el hecho y el daño producido. El monto de la indemnización devenga intereses
legales desde la fecha en que se produjo el daño”.

El 11 de julio de 2000, la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la


República coincidió con lo que expusieron las partes en sus recursos, por lo que
declaró fundados los recursos interpuestos y, en ese sentido, nula la sentencia del
18 de agosto de 2000.

4.9 Segunda sentencia de segunda instancia de fecha 6 de abril del año 2001
emitida por la Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento de Lima

Luego de declararse nula la sentencia de fecha 10 de enero del año 2000, la Sala de
Procesos Abreviados y de Conocimiento del Poder Judicial, el día 6 de abril del año
2001, emitió una nueva sentencia en donde declaró fundada la demanda y ordenó
que el banco demandado abone la suma de S/ 20,000.00 (veinte mil soles) al
demandante en base a los siguientes fundamentos:

a) Las operaciones bancarias realizadas por los imputados en el proceso penal fueron
de carácter regular, lo que muestra el hecho de que los directivos del banco se
dieran cuenta de las operaciones recién cuando estas no estaban siendo honradas
por el banco CCCP.

25
b) El demandante sufrió daños económicos y morales puesto que fue encarcelado, sus
bienes fueron embargados y estuvo impedido de conseguir otro trabajo por culpa
del proceso penal.

c) El Bancosur no ha desvirtuado el hecho de que la denuncia interpuesta perjudicó el


buen nombre y buena reputación del demandado por todo lo que implicó el proceso
penal en su contra.

d) Si bien el demandante no logró acreditar de manera precisa cómo se le habría


generado un daño moral en su contra, el juez debía realizar un análisis equitativo del
monto indemnizatorio para resarcir dicho daño, de acuerdo al artículo 1332° del
Código Civil. Por ello, se ordenó el pago de S/ 20,000.00 (veinte mil soles) a favor
del demandante.

El 8 de mayo de 2001, el demandante impugnó dicha sentencia por medio de un


recurso de casación, arguyendo que la Sala no se había pronunciado concretamente
sobre las tachas formuladas contraviniendo notoriamente el artículo 122° 15 inciso 4)
del Código Procesal Civil, razón por la cual nuevamente la Sala Penal de la Corte
Suprema, el 3 de octubre de ese mismo año, mediante sentencia casatoria, declaró
fundado dicho recurso y nula la sentencia del 6 de abril de 2001 y ordenó al órgano
jurisdiccional inferior expedir nuevo fallo.

4.10 Tercera sentencia de segunda instancia y definitiva de fecha 21 de


diciembre del año 2001 emitida por la 3° Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima

El 21 de diciembre de 2001, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de


Lima confirmó la sentencia del 18 de agosto de 1999, que declaró infundada la
tacha presentada por el demandante, revocó el extremo en el cual se declaró
infundada la demanda y, adicionalmente, ordenó el pago de $ 35,000.00 (treinta
y cinco mil dólares) (cifra definitiva) en favor del demandante por concepto de
indemnización por daños y perjuicios.

La sentencia devenida tuvo las siguientes consideraciones:

a) La denuncia formulada por el banco que originó el proceso penal se encontró dentro
de los supuestos del artículo 1982° del Código Civil, puesto que se demostró que el
banco tuvo conocimiento de las operaciones materia de la denuncia penal.

b) Si bien el accionante no ha establecido el monto preciso de los daños sufridos, éste


corresponde ser fijado prudencialmente con valorización equitativa, conforme lo
señala el artículo 1332 ° del Código Civil, aplicado al presente caso por analogía.

c) Los daños acreditados son los siguientes:

15
Artículo 122° del Código Procesal Civil: (…) 4. La expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena,
respecto de todos los puntos controvertidos. Si el Juez denegase una petición por falta de algún requisito o
por una cita errónea de la norma aplicable a su criterio, deberá en forma expresa indicar el requisito faltante
y la norma correspondiente.

26
- El daño ocasionado por el embargo trabado contra la propiedad del
demandante.

- El evidente daño moral que sufrió el demandante al verse sometido a un


proceso penal todos esos años.

- El daño lucro cesante consecuencia del impedimento que tuvo al no poder


continuar laborando en el sector bancario.

d) Que el actor haya reconocido que las operaciones realizadas en enero de 1992, a
favor del banco CCCP, fueron irregulares —como consta en el acta de declaración
instructiva, así como su confrontación con el procesado Yabar Bedregal—, no exime
de responsabilidad al banco demandado, quien antes de realizar la denuncia asumió
las acreencias respectivas.

e) Constituye un elemento referencial de la fijación del monto indemnizatorio el


hecho de que el banco demandado haya recibido de empresas aseguradoras la
suma de $ 470,514.93 (cuatrocientos setenta mil quinientos catorce soles con 93
céntimos) bajo el concepto de siniestro por infidelidad de empleados.

f) El accionante no demostró que los documentos contenidos en el anexo 1-F y 1-G,


sobre los cuales formula las tachas, sean falsos en su contenido.

Como último acontecimiento en la etapa de juzgamiento, el 30 de enero de 2002 el


representante del Bancosur, ahora llamado Banco Santander Central Hispano,
presentó ante la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Lima un recurso de
casación contra la sentencia del 21 de diciembre de 2001.

La Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia declaró infundado el recurso


interpuesto por el representante legal del Bancosur el 24 de julio de 2002 y condenó
al recurrente al pago de costas y costos originados por la tramitación de dicho
recurso.

La resolución expedida por la Corte Suprema tuvo como principal fundamento lo


siguiente:

a) No es cierto que se haya hecho una interpretación errónea del artículo 1332°, acerca
de la facultad de la cuantificación equitativa del juez respecto al daño, puesto que el
artículo IV del Título Preliminar del Código Civil permite interpretar por analogía la
normativa siempre y cuando la misma no establezcan excepciones o restricciones.

Finalmente, en la Resolución N°21 del 9 de septiembre de 2002 se ordena devolver


el expediente N°248-96 al Vigésimo Quinto Juzgado Penal de Lima. El presente
proceso se encontraría en etapa de ejecución, quedando pendiente la liquidación de
intereses desde la fecha en que se produjo el daño en agravio del demandante.

27
Mapa procesal de los hechos relevantes en el PROCESO CIVIL

5 PROBLEMAS JURÍDICOS DEL EXPEDIENTE

Los problemas jurídicos del expediente son:

5.1 Determinar si al momento de realizar las operaciones bancarias, los


exfuncionarios del Bancosur: los señores Leonidas Yabar Bedregal
(Subgerente de Operaciones) y Miguel Oscar Saavedra Díaz (Jefe de
Bóveda) cometieron los delitos de hurto agravado, estafa y
apropiación ilícita.

5.1.2-Cuestiones previas:
a) Aspectos bancarios relevantes.
b) Entrevista a dos profesionales del ámbito bancario acerca de las
operaciones realizadas por los funcionarios del Bancosur.
5.1.3-Delito de hurto agravado.

28
5.1.4-Delito de estafa.
5.1.5-Delito de apropiación ilícita.

5.2 Analizar si las denuncias interpuestas por los representantes del


Bancosur constituyeron conductas antijurídicas en el marco de la
responsabilidad civil por denuncia calumniosa del artículo 1982º.
5.2.1-Cuestiones Previas:
a) Los elementos de la responsabilidad civil.
b) La denuncia calumniosa en el ordenamiento jurídico peruano.

5.2.2- La existencia del elemento de antijuridicidad en la conducta


sssssssssssssssssssssssssssssss del demandado.

5.3 Analizar si las denuncias interpuestas por los representantes del


Bancosur produjeron daño moral contra el demandante.
5.3.1- El daño como elemento conformante de la responsabilidad civil.
5.3.2- El daño moral.
5.3.3- La probanza del daño moral y su aplicación en el caso.

6.- ANÁLISIS DE LOS PROBLEMAS JURÍDICOS

6.1 Determinar si al momento de realizar las operaciones bancarias, los


exfuncionarios del Bancosur: los señores Leonidas Yabar Bedregal
(Subgerente de Operaciones) y Miguel Oscar Saavedra Díaz (Jefe de
Bóveda) cometieron los delitos de hurto agravado, estafa y apropiación
ilícita.

6.1.2 Cuestiones previas:

a) Aspectos bancarios relevantes:

El hecho de que el caso suceda en torno a una entidad bancaria de


derecho privado, como el Bancosur, exige que para llegar a un correcto
entendimiento uno debe comprender ciertos aspectos de los bancos y,
concretamente, del derecho bancario que norma y estructura su
funcionamiento. En el siguiente acápite se relatarán cuáles son las
principales fuentes del derecho bancario, cuál es la estructura interna de
un banco y, finalmente, se expondrán las posturas de dos profesionales
en el sistema bancario de nuestro país, quienes fueron entrevistados por
mi persona a fin de que analicen el caso y brinden su opinión sobre los
aspectos más relevantes. Cabe señalar que los bancos funcionan de
manera muy particular, ya que, si bien poseen un marco normativo
delimitado, su funcionamiento es sumamente versátil. Son entidades
vivas que realizan operaciones complejas, y para poder entenderlas a
cabalidad es necesario practicarlas. Ahí reside, precisamente, la
importancia de la opinión de dos profesionales que, de manera empírica,
ejercen esta rama del derecho.

29
No puedo dejar de hacer una especial mención del aporte que ha
significado para esta investigación la doctrina desarrollada por el doctor
Juan José Blossiers Massini, quien es, sin ninguna duda, una de las
personas más entendidas en el sistema bancario de nuestro país.

La regulación del sistema bancario en el Perú nace en el año 1931 con el


Decreto Ley N°7159 que aprueba la “Ley de Bancos”. Dicha norma reguló
la actividad bancaria hasta 1991, cuando se aprueba el Decreto
Legislativo N°637 que dictó la “Ley General de Instituciones Bancarias,
Financieras y de Seguros”, que no solo regularía aspectos bancarios a
detalle, sino que también los asuntos relativos a las empresas financieras
y de aseguradoras.

Es así que a principios de los años noventa, con los cuerpos normativos
mencionados, se sentaron las bases de un nuevo marco legal para el
funcionamiento del sistema financiero peruano. 16 Considero importante
recalcar que la línea normativa que empezó con el Decreto Legislativo
N°637 continuó siendo la misma, es decir, se mantuvieron las
disposiciones legales orientadas a impulsar un sistema privado y con
fines lucrativos, tomando distancia del sistema cooperativista y público.
Asimismo, se dejaron muy claros los roles de la Superintendencia de
Banca y Seguros y del Banco Central de Reserva, este último ya no
pondría topes a las tasas de interés, pero seguiría exigiendo y
controlando cuestiones como los encajes bancarios.

Posteriormente, el 30 de octubre de 1993 se sustituyó el Decreto


Legislativo N°637 por el Decreto Legislativo N°770 que presentó el Nuevo
Texto de la “Ley General de Instituciones Bancarias, Financieras y de
Seguros”. Tres años después, en diciembre del año 1996, dicha norma
también se sustituyó por la Ley N°26702 denominada “Ley General del
Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros” que sigue vigente hasta el día de
hoy.

Las entidades que operaron con dichos dispositivos normativos en


nuestro país fueron todas las empresas que se encargaron de realizar,
con la debida autorización, lo que se denomina como actividad
económica de “intermediación financiera”, dicha función es entendida
como la de captar recursos del público, aportar su propio capital y luego
prestarlo para de esa manera obtener ganancias. 17

Las operaciones presentadas en el caso se pueden calificar, sin duda,


como operaciones “activas”18 en forma de otorgamiento de crédito, es
decir, operaciones en las cuales el banco coloca parte de su patrimonio

16
MORRIS, Felipe. La Reforma del Sistema Financiero de 1990. Consulta web: 10 de enero del año 2021.
http://www.ipe.org.pe/portal/wp-content/uploads/2018/01/1999-La-Reforma-del-Sistema-Financiero.pdf.
17
BLOSSIERS MAZZINI, Manuel. “Manual de Derecho Bancario. Legales Ediciones”. Año 2013. Lima. Pág. 127.
18
Dentro de las operaciones que realizan los bancos se encuentran las operaciones “activas” y las operaciones pasivas”,
las primeras están referidas a las operaciones en las cuales los bancos adquieren una posición acreedora frente a los
clientes, como en el otorgamiento de crédito, préstamo hipotecario, crédito de firma entre otras; por el contrario, en las
operaciones bancarias “pasivas” los bancos captan fondos de los clientes, dentro de esas operaciones tenemos a las
cuentas de ahorro, depósito a plazo, cuentas corrientes etc.

30
para obtener una retribución significativa a futuro en la posición de
acreedor.

Las empresas que conforman hasta el día de hoy el sistema financiero de


intermediación son las siguientes:

a) Empresas de operaciones múltiples:

 Empresa Financiera.
 Caja Municipal de Ahorro y Crédito.
 Caja Municipal de Crédito Popular.
 Entidad de Desarrollo a la Pequeña Microempresa (EDYMPE).
 Empresa Bancaria.
 Caja Rural de Ahorro y Crédito.
 Cooperativas de Ahorro y Crédito autorizadas para captar
recursos del público.

b) Empresas especializadas:

 Empresas de capitalización inmobiliaria.


 Empresas de arrendamiento financiero.
 Empresas de factoring.
 Empresas afianzadoras y de garantías.
 Empresas de servicios fiduciarios.
 Empresas administradoras hipotecarias.

c) Bancos de inversión

Aunque el expediente no contenga el estatuto del Bancosur ni el manual


de organización y funciones, así como tampoco un organigrama de las
funciones de sus órganos, sabemos que al constituirse como un banco de
derecho privado tuvo necesariamente que estructurarse de acuerdo a la
“Ley General de Instituciones Bancarias y de Seguros” de 1990, por lo
que contó definitivamente con una junta de accionistas, un directorio y
una gerencia.

Así también, tenemos con que en la sentencia de primera instancia de


fecha 13 de octubre del año 1994, emitida por el Segundo Juzgado
Penal, se describen las funciones de cada trabajador involucrado en las
operaciones investigadas, tomando como referencia el manual de
organización y funciones del propio banco:

- Luis Enrique Ríos Sarmiento (Jefe del Departamento de Valores).

Su función fue la de abrir, controlar y cancelar depósitos a plazos en sus


diversas modalidades, custodiada por los valores libres, así como ser el
intermediario entre la entidad y la Bolsa de Valores.

31
- Leonidas Yabar Bedregal (Subgerente de Operaciones):

Su función consistía en ejercer el control y la supervisión de las agencias


de Lima, impulsando su desarrollo e informando de sus operaciones al
gerente del Área de Operaciones, manteniendo relaciones periódicas con
los administradores.

- Miguel Óscar Saavedra Díaz (Jefe de Bóveda):

Se encargaba de controlar las operaciones de bóveda, las remesas a


sucursales y las agencias, y el control del cajero automático. Además,
registraba y acompañaba a las personas a que ingresaban a la bóveda
del banco, llevaba la contabilidad del dinero existente en la misma,
anotando los ingresos y salidas. Emitía sus informes al Departamento de
Contabilidad.

- Florencio Durán Hurtado (asistente del Jefe de Bóveda):

Su función principal fue la de asistir al cajero general, velando porque


cumpla con sus funciones y reemplazarlo en caso no las pudiera cumplir.

Estructura de cadena de mando entre los exfuncionarios del Bancosur


imputados:

Organigrama según las funciones de los imputados descritas en


la sentencia de fecha 14 de octubre de 1994 por el Segundo
Juzgado Penal de Lima

Subgerente de
Jefe de Valores
Operaciones

Leonidas Yabar Bedregal Luis Ríos Sarmiento

Jefe de Bóveda

Miguel Oscar Saavedra Diaz

Asistente del jefe de


Bóveda

Florencio Duran Hurtado

32
El organigrama que se muestra a continuación pertenece al Banco
Azteca19 (entidad de derecho privado) que funcionó en el Perú a
principios del año 2000. En este se puede apreciar cómo se estructuran
generalmente los bancos. Los puestos de “Jefe de Operaciones” y
“Cajero universal” son similares a los de Subgerente de Operaciones y
cajero general del Bancosur.

Considero relevante también contrastar y revisar las funciones descritas


del Jefe de Operaciones del Banco Azteca en el siguiente extracto del
manual de organización y funciones de dicha entidad:

19
MORE YOVERA Celso, “Gestión Económica y Manejo del Área de Operaciones en el Banco Azteca – Sucursal
Piura: 2007-2010: Experiencia, Aportes y Lecciones”. Año 2014, Pag 39. Fecha de Consulta: 10 de enero del
año 2021.

33
Como puede observarse, los encargados del área de Operaciones
ejercen, sobre todo, una labor de control y supervisión de las
operaciones, en tanto realizan un control de ingresos y egresos del
dinero administrado en las operaciones bancarias, así como también
realizan funciones como validar las firmas en los arqueos y otras labores
de control.

Asimismo, me gustaría culminar este acápite mostrando imágenes de la


supervisión in situ que realicé el día 10 de septiembre del año 2021 a las
17:00 horas, del lugar en donde hace aproximadamente 28 años
ocurrieron los hechos del expediente, concretamente en la Avenida Larco
N°878 Miraflores ciudad de Lima.

Como se podrá apreciar en las siguientes imágenes, el local que hace


varios años servía como sede del Bancosur, hoy en día lo ocupa una
tienda de tecnología de nombre “Ishop”. En dicha tienda, se puede
apreciar en la parte posterior, una salida tipo cochera por donde entran y
salen camiones de tamaño intermedio, y en donde presumiblemente
hace varios años pudo servir como salida de los camiones de seguridad
que trasladaban las sumas de dinero del banco, de la misma forma que
los camiones de seguridad trasladaron las sumas de dinero del Bancosur
al Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú.

34
(Avenida Larco N°878 Miraflores ciudad de Lima- Parte frontal).

(Avenida Larco N°878 Miraflores ciudad de Lima- Parte posterior).

b) Entrevistas a dos expertos en el tema bancario acerca de las


operaciones del caso

Presentaré, a continuación, las respuestas más importantes de las


entrevistas que les realicé a dos expertos en temas bancarios, el doctor
Fernando Merino Núñez, quien actualmente se desempeña como gerente
de Asuntos Regulatorios en la Asociación de Bancos del Perú,
denominada como ASBANC, y el doctor Carlos Cotera Solano, quien
actualmente se desempeña como ejecutivo de Recuperaciones en la
Banca Empresa en el Banco Interamericano de Finanzas, denominado
BanBif.

El objetivo de ambas entrevistas fue esclarecer conceptos y asuntos


bancarios presentes en las dos operaciones que presenta el caso.

35
Entrevista al doctor Carlos Cotera (2 de febrero del año 2021)

1) M: ¿El Subgerente de Operaciones usualmente gestiona operaciones


bancarias como las que presenta el Caso Bancosur? (minuto 14:10).

C: El de Operaciones no se encarga de otorgar préstamos, el de


Operaciones se encarga de supervisar que todas las cajas estén
cuadradas, que lo que entra de Hermes este ahí, que cada ventanilla
este atendiendo, se encarga de ponerle conformes a las transferencias, a
los pagos, de eso se encarga el subgerente, pero de ahí que tenga
contacto con el cliente no es usual.

2) M: ¿Es usual que se firmen cartas fianzas para respaldar este tipo de
operaciones sin ningún poder de por medio? (minuto 16:02).

C: En principio, el que haga este tipo de operaciones debería tener poderes,


se parte de esa premisa. Ahora, hay un tema sumamente importante
sobre la gente que firma documentos en los bancos, porque te puede
pasar que te pasen una carta fianza que lo firman dos funcionarios que
no tienen la autonomía para firmar por el monto que están firmando, por
lo que tu carta fianza no vale. El tema de los poderes es bien importante
en los documentos que salen de los bancos. Tú presumes de que tiene la
facultad, no cuestionas al banco, pero no es para nada usual porque
estás dando un préstamo en garantía de una letra y en garantía de la
letra una carta fianza. Es poco usual que los bancos emitan cartas
fianzas para garantizar el colateral del crédito, tú sacas una carta fianza
para garantizar el crédito principal, no el crédito accesorio. Hoy en día
normalmente las cartas fianzas se utilizan para garantizar obligaciones de
hacer y no de dar.

3) M: ¿Qué tan efectiva es la carta fianza para garantizar una operación de


este tipo? (minuto 20:00).

No es que no sea efectiva, pero mira, imagínate que eres una


cooperativa y tú me prestas plata a mí y yo, en garantía, te doy la carta
fianza del Banco X. ¿Qué hago yo? No pago, pues. Tú que vas a hacer
como cooperativa, volteas al Banco X y yo estoy en el mejor de los
mundos. Total, se encarga el Banco X.

4) M: ¿El Jefe del Departamento de Valores estaría facultado de realizar


este tipo de operaciones? (minuto 27:10).

C: El Jefe de Valores se dedica a ver las operaciones que desembolsa el


banco con el número de documentos que tiene, no puedes tener 10
desembolsos y 18 pagares, tienen que cuadrar los montos con el
documento.

36
5) M: En las operaciones del caso sustraen “10” y trasladan a las bóvedas
del banco “8” y lo que se desprende de los atestados policiales y de las
pruebas es que se repartieron el “2” faltante en comisiones entre los
presentes y los que estructuraron la operación. ¿Eso es algo común en
ese tipo de operaciones? (minuto 28:20).

C: No es normal, parecería que los funcionarios del banco habrían


cobrado por fuera. Si te das cuenta, es una forma de corrupción. Es
totalmente diferente a lo que vendrían a ser las comisiones de éxito que
reciben los funcionarios del banco por operaciones exitosas; eso obedece
a un tema de “política remunerativa” de recursos humanos, en una
relación empleador y empleado, es un tema totalmente diferente. Las
comisiones que uno puede cobrar por operaciones crediticias están en el
tarifario, si no están en el tarifario del banco, no existen esas comisiones.
Tiene que haber una contrapartida siempre.

6) M: ¿Consideras que fue beneficiosa las operaciones realizadas por los


funcionarios de Bancosur con los representantes del banco CCCP? (minuto
29).

C: Es que puede que Sema S.A te pague como que no te pague. Es un


poco el riesgo que tu asumes, ese riesgo depende de la tasa de interés
que le des a ese crédito. Han tenido que revisar los números de Sema S.A.
para ver si calza con los montos que tú le estas dando. Si tú no has tenido
acceso a esa información y has prestado por prestar, el funcionario de
riesgos es quien está incumpliendo las normativas internas. Lo importante,
por último, es que debe haber una sanción al banco por los créditos que
otorga, eso es que lo pongan en su provisión.

7) M: ¿Qué problema le ves a estas operaciones? (minuto 30:04).

C: No hay un problema más allá del crediticio con que des mal los
créditos, hay malos análisis pero el costo que asume el banco es la
provisión que asume por esas obligaciones, el banco deja de ser rentable
por provisionar. Pienso que lo malo empieza por la metodología en que se
ha entregado la plata. Si la modalidad hubiera sido desembolso en cuenta
con pagaré, no creo que habría habido algún problema. El problema es
que en este caso se ha abierto la puerta de la bóveda, encima se ha
sustraído dinero perteneciente a la custodia del banco central y ese
préstamo no figura en el balance, y sin figurar en los libros de caja…

Acá lo que ha pasado es que han dejado al margen la regulación y han


sacado plata de la bóveda sin respetar nada, sin provisionar, ignorando
procedimientos internos y las autonomías. Y ni siquiera hay una revisión
del crédito ni pagares, no hay una validación de firmas y, al parecer, no
existe una propuesta de crédito.

8) M: ¿Qué responsabilidad tendría el Jefe de Bóveda en este caso? (minuto


31:02)

C: Claro, su conducta es omisiva o comisiva, un elefante se le ha pasado


por la cabeza. Tendría bastante responsabilidad de todas maneras.

37
Entrevista al doctor Fernando Merino Núñez de fecha 31 de
diciembre del año 2020

1) Acerca de la supervisión en el sistema financiero sobre el otorgamiento


de créditos (minuto 17:12).

F: El sistema financiero, cualquier empresa del sistema financiero está


sujeta a una supervisión que es, en cierta manera, doble. Una cosa es la
labor que hace la Superintendencia para medir el respaldo, por ejemplo,
cuando da créditos, la Superintendencia pide que se evalúen los créditos
y que se constituyan las provisiones, que es medir la capacidad de
respuesta del banco frente a obligaciones de terceros. Pero el sistema
financiero también tiene un impacto en política monetaria, creación
secundaria del dinero, este extremo de política monetaria es lo que le
interesa al banco central.

2) M: ¿Me parece curioso porque el abogado del Bancosur no cita tanta


normativa bancaria para sustentar la denuncia contra los imputados?
(Minuto 32:01).

F: Desde el punto de vista penal tu punto central va a ser “oye, estos


funcionarios denunciados... ¿actuaron solos?, ¿se excedieron sus
competencias?”, y ahí vas a tener que mirar cuales eran sus
competencias para decir que se han extralimitado. Porque ahí, por
ejemplo, cuando tu trabajas en un banco, si tú eres gerente, si tú eres
Jefe de Sección, si tú eres Jefe de Bóveda puedes hacer operaciones
hasta determinado monto y normalmente con doble firma, esas son
normas de control interno. Puedes utilizar normas de control interno y
ellas recogen costumbre. Siempre tiene que haber doble firma, cuando
hay una sola firma es que hay estafas.

La carta fianza es un documento extremadamente formal que debe


contener la obligación irrevocable, incondicional, de ejecución automática
desde el día que la emiten, y las entidades actúan representadas por
personas que tienen competencias. El ventanillero del banco no puede
firmar una carta fianza y probablemente el jefe de la oficina puede firmar
una carta fianza, firmando con otro, pero hasta un monto determinado y
si quieres otorgar un monto mayor tienes que subir a un gerente y si es
un monto aún mayor tiene que firmar el gerente general, eso está
contenido en el “Reglamento de poderes”.

3) M: Entiendo que los bancos al momento de otorgar un crédito grande


constituyen un comité de crédito, ¿siempre es así? (Minuto 35:20).

F: Cualquier entidad del sistema financiero se maneja con poderes que


facultan a sus funcionarios para otorgar créditos. La regla de control
interno es muy simple, evita que las personas cometan fraude, por eso

38
se establece que en toda comunicación del sistema financiero existan dos
firmas para que se controlen mutuamente. Segundo, la persona que
otorga el crédito no es la misma que lo desembolsa, no es la misma que
lo evalúa, no es la misma que lo aprueba porque si no va a pasar lo
siguiente: “A ver, Martín, te tomo examen, tú eres mi alumno y te digo
corrígete, ¿te vas a jalar?”. Tercero, los controles cruzados, vas a un
supermercado y vas a ver como hacen arqueos cruzados a los cajeros
sorpresivos, es para controlar la cantidad de la plata a cada hora. Estas
son reglas de control interno, forman parte de la política de control de
riesgo operativo.

Conclusiones del contenido de las entrevistas:

- El Subgerente de Operaciones normalmente no se encarga de otorgar o


aprobar créditos, sino que su labor es principalmente la de supervisar y
controlar que el dinero cuadre en todas las cajas.

- La operación no era beneficiosa para el banco, ya que Sema S.A. podía


decidir simplemente no pagar y, en ese posible escenario, toda la
responsabilidad iba a recaer sobre el Banco Central de Crédito
Cooperativo del Perú.

- La operación fue irregular debido a que ignoró procedimientos internos.


No se respetaron autonomías, no hubo una revisión del crédito, no se
reflejaron las operaciones en el balance el mismo día que tuvieron lugar y
no existió una validación de firmas.

- La persona que otorga el crédito no debe de ser la misma que lo evalúa


ni la que lo aprueba, por eso es que antes del otorgamiento de un
crédito, él mismo debe pasar por un órgano de control de riesgos o
comité evaluador.

6.1.3 Delito de hurto agravado

De acuerdo al anuario estadístico publicado por el Instituto Nacional de


Estadística e Informática (INEI), en el año 2017 más del 60% de los
delitos denunciados a nivel nacional fueron delitos patrimoniales. Dentro
de ellos, más del 50% de denuncias fueron por el delito de hurto,
seguido por el delito de robo en casi 20%, quedando de esa manera
aproximadamente un 30% de denuncias divididas entre delitos de daños,
usurpación, estafa y otras defraudaciones.20

No sorprenden estas cifras si tomamos en consideración la complejidad


de los delitos que conforman este reducido 30% (delitos de usurpación,
estafa y otras defraudaciones), además del ámbito privado y societario
20
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI: “Perú: Anuario estadístico de la criminalidad y seguridad ciudadana
(2011-2017). Consulta: 10 de junio del año 2021. Versión Online:
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1534/libro.pdf.

39
en el que normalmente tienen lugar y que termina siendo escenario de la
impunidad.

Este caso presenta, precisamente, las denuncias de tres delitos


patrimoniales, de los cuales en este informe se analizarán los tres —el
delito de hurto, estafa y de apropiación ilícita y el análisis de su
configuración en las conductas realizadas por los señores Leonidas Yabar
Bedregal (Sub gerente de operaciones) y Miguel Oscar Saavedra Díaz
(Jefe de Bóveda del banco).

Los hechos que fundamentaron las denuncias pertenecen a dos


operaciones bancarias realizadas el 7 y el 23 de enero de 1992. Las
operaciones tuvieron como participantes a las empresas Bancosur y el
Banco CCCP, y se llevaron a cabo mediante dos subsidiarias de esta
última empresa. Como se detalló anteriormente, dichas operaciones
dieron como resultado dos sustracciones en la bóveda de Bancosur, por
montos ascendentes a S/. 1´059,300.00 (un millón cincuenta y nueve mil
trecientos soles) y S/.301,500.00 (trecientos unos mil quinientos soles).

Por la primera operación, el 5 de junio de 1992 Bancosur denunció a los


señores Yabar Bedregal, Saavedra Díaz y otros, por el delito de hurto
agravado y peculado.

Por la segunda operación, Bancosur denunció a los mismos señores, pero


esta vez por los delitos de estafa y apropiación ilícita. No obstante,
debido a que los procesos que surgieron de ambas denuncias se
acumularon, el análisis de los delitos se hizo de manera integral.

Cabe señalar que los elementos del delito que se verificarán, estarán
ordenados de manera secuencial (Tipicidad -objetiva y subjetiva-
Antijuridicidad y Culpabilidad); de modo que, si solo concurre el
antecedente, no tendrá sentido analizar el consecuente. De esa manera,
si se muestra que en uno de los delitos no se cumple los presupuestos de
la tipicidad objetiva o subjetiva, no tendría sentido seguir analizando el
resto de elementos.21

En la primera denuncia se señala que los señores Yabar Bedregal,


Saavedra Díaz, Ríos Sarmiento y Durand Hurtado habrían sido coautores
del delito de hurto agravado, debido a la sustracción de dinero de las
bóvedas del banco.

El señor Yabar Bedregal, como Subgerente de Operaciones, recibió a los


representantes del Banco CCCP y sus subsidiarias y, sin ninguna
autorización- extralimitándose en sus funciones-, le ordenó directamente
al señor Saavedra Díaz, que sustrajera las sumas de dinero, a fin de que
sean trasladadas a las bóvedas del banco CCCP.

Saavedra Díaz, por su parte, como Jefe de Bóveda del banco; permitió el
retiro de los montos pactados de las operaciones inconsultas y el traslado
de los mismos a las bóvedas del Banco CCCP. Todo ello ocurrió sin que
21
MEINI, Iván. Lecciones de Derecho Penal Parte General. Teoría Jurídica del Delito. Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. Año 2014. Pag 28.

40
se registrasen las operaciones en los libros de caja ni en los balances del
banco ese mismo día.

a) Tipo penal del delito de hurto

El delito de hurto, como señala el Código Penal, se configura de la


siguiente manera:

Artículo 185°- Hurto simple:

El que, para obtener provecho, se apodera ilegítimamente


de un bien mueble, total o parcialmente ajeno,
sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
tres años.

Se equiparan a bien mueble la energía eléctrica, el gas, los


hidrocarburos o sus productos derivados, el agua y
cualquier otra energía o elemento que tenga valor
económico, así como el espectro electromagnético y
también los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de
asignación de Límites Máximos de Captura por Embarcación.

Los agravantes del delito se encuentran en el artículo 186°


del Código Penal y son los siguientes:

El agente será reprimido con pena privativa de libertad no


menor de tres ni mayor de seis años si el hurto es
cometido:

1. Durante la noche.
2. Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura
de obstáculos.
3. Con ocasión de incendio, inundación, naufragio,
calamidad pública o desgracia particular del agraviado.
4. Sobre los bienes muebles que forman el equipaje del
viajero.
5. Mediante el concurso de dos o más personas.

b) Bien jurídico protegido por el delito de hurto

Existe una discusión acerca del bien jurídico que protege el delito de
hurto. Por un lado, parte de la doctrina señala que lo que se busca es
amparar el derecho de propiedad y, por otro lado, cierto sector de la
doctrina considera que lo que se protege es el derecho de posesión. 22 Por
mi parte, considero que la primera postura es la adecuada debido a que,
como señala el doctor SALINAS SICCHA, en la realidad judicial peruana
se exige que el sujeto pasivo de hurto acredite que es propietario del
bien hurtado.

En esa línea, el bien jurídico que se afecta con este delito sería el del
derecho a la propiedad bajo el significado que le otorga el artículo 923°

22
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Grijley. Año 2012. Pag 927.

41
del Código Civil. Es decir, como el poder jurídico de usar, disfrutar,
disponer y reivindicar un bien.

En consecuencia, el bien jurídico que se habría vulnerado en el caso que


abordamos es el derecho de propiedad de Bancosur sobre sus bienes,
pues la denuncia señala que se sustrajo sumas de dinero de su bóveda
durante las operaciones bancarias realizadas por quienes, en ese
momento, eran sus trabajadores.

c) Sujeto activo y pasivo del delito de hurto

El delito de hurto es de carácter simple, por lo que no se exige que el


agente tenga determinadas condiciones para realizarlo, salvo que la
persona sea ajena al propietario del bien. En ese sentido, los sujetos
activos del delito fueron los señores Saavedra Díaz, Yabar Bedregal y los
demás imputados que ayudaron a las sustracciones de los montos
dinerarios. Por otro lado, el sujeto pasivo puede ser cualquier persona
que tenga derecho de propiedad o posesión, como en efecto lo fueron
los socios accionistas del Bancosur, y el mismo banco como persona
jurídica pasible del delito.23

d) Objeto material del delito de hurto

El objeto material de este ilícito recae sobre el bien mueble, que son los
objetos y valores materiales e inmateriales que sirven de fundamento a
las relaciones jurídicas. En este caso específico, el objeto material del
delito fue el patrimonio constituido por los bienes muebles (dinero) del
banco perjudicado.

Sobre el concepto de bien mueble, el doctor REATEGUI SANCHEZ señala


que el concepto de bien mueble en este delito es uno funcional y
autónomo propio del Derecho Penal que no coincide plenamente con el
concepto establecido en el Derecho Civil 24 , pues como señala la
Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelación de la Corte Superior de
Lima del 5 de septiembre del año 2000 “(…)por bien mueble hay que
entender todo objeto exterior con valor económico que sea susceptible
de apoderamiento material y de desplazamiento”25

Asimismo, cabe recalcar que se comprenden a los objetos con existencia


corporal y los elementos no corpóreos, como la energía eléctrica, el agua,
el gas entre otros.

e) Conducta típica del delito de hurto

23
REATEGUI SANCHEZ, James. “Delitos contra el Patrimonio”. Legales Ediciones. Año 2018. Pag 49.
24
REATEGUI SANCHEZ, James. “Delitos contra el Patrimonio”. Op. Cit. Pag 60.
25
Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos Sumarios con Reos Libres de la Corte
Superior de Justicia de Lima, del 5/09/2000.

42
La conducta típica, descrita en el tipo, se basa en la concurrencia de tres
verbos rectores: “apoderar”, “sustraer” y “aprovechar”. Si alguno de
estos verbos faltase en una determinada conducta que lesione el
patrimonio de la víctima, no estaríamos frente a un delito de hurto.

El bien objeto materia del delito debe ser desplazado a un lugar diferente
del cual se encontraba inicialmente, generándose una nueva esfera de
custodia perteneciente al sujeto activo.

Como señala el doctor SEBASTIAN SOLER, “la acción típica de


apoderarse para el hurto debe consistir en la acción de poner bajo su
dominio y acción inmediata, una cosa que antes de ello se encontraba en
poder de otro”.26

La perfección delictiva identifica cuatro momentos:

1) La contrectatio: la acción de tener contacto fáctico de la cosa, poner la mano


sobre el objeto,
2) La amotio: supone la acción de remover el objeto.
3) La ablatio: implica sustraer el objeto de la esfera de custodia de su
anterior tenedor.
4) La illatio: importa la acción de colocar el objeto en lugar seguro, fuera del
alcance de su tenedor precedente.27

El señor Yabar Bedregal, en ambas operaciones, recibió a los


representantes del Banco CCCP y sus subsidiarias en el banco y, acto
seguido, autorizó y sustrajo de manera irregular las sumas de dinero de
la bóveda, junto con los demás imputados. Por otro lado, el señor
Saavedra Díaz, como Jefe de Bóveda, permitió que el señor Yabar
Bedregal ingrese a la bóveda y, además, ayudó a sustraer los montos
que fueron trasladados al Banco CCCP.

Sin duda alguna, ambos sujetos participaron en la sustracción y el


apoderamiento ilegítimo sin violencia de las sumas de dinero. Sin
embargo, como se mostró en líneas anteriores, la perfección del delito de
hurto exige que se cumpla con la etapa denominada “ablatio”, es decir, la
sustracción de la esfera de dominio de su anterior tenedor.

De lo dilucidado en este caso, los señores Yabar Bedregal y Saavedra


Díaz ya eran tenedores legítimos de los bienes sustraídos, por lo que no
podemos hablar de la sustracción de bienes enteramente ajenos. Ambos
funcionarios tenían un margen de discrecionalidad y actuación sobre
dichos bienes, no eran agentes ajenos al banco ni tampoco tenían una
función muy limitada dentro del mismo. En ese sentido, considero que la
conducta de los señores no se subsume al tipo objetivo del delito de
hurto.

f) Tipo subjetivo del delito de hurto

El delito de hurto es de realización eminentemente dolosa, por lo que no


admite alguna modalidad culposa ni siquiera en las agravantes.
26
SOLER, Sebastián, “Derecho Penal argentino”, Editor S.A, 1992, Tomo IV, Pag 189.
27
PEÑA CABRERA, Alonso. “Delitos contra el patrimonio”. Op Cit. Pag 57.

43
Asimismo, se requiere la constatación del dolo, es decir, el conocimiento
y la voluntad del sujeto activo para la realización del delito, pero además,
el tipo penal exige un elemento subjetivo denominado “ánimo de
aprovechamiento” por parte del sujeto. Como precisa PEÑA CABRERA 28,
de la propia descripción del tipo se colige que no basta con acreditar el
dolo para acreditar el tipo subjetivo, sino que además se requiere sumar
un elemento ajeno que es el ánimo que tiene que tener el sujeto para
obtener un provecho del bien que se apodera de manera ilegítima.

Al respecto resulta esclarecedor lo determinado por la Sala Penal de la


Corte Suprema en la Sentencia Plenaria N°01-200529 cuando indica que
el denominado “ánimo de aprovechamiento”, como elemento subjetivo
necesario para la consumación del delito de hurto, se verifica con la
mínima disponibilidad de la cosa mueble por parte del sujeto activo, por
lo que deberíamos concluir que no es necesario que el sujeto activo “se
beneficie”, basta que el sujeto tenga el bien mueble, aunque sea por
unos minutos, para decir que el delito está consumado.

Por otro lado, desde mi punto de vista, de manera acertada PEÑA


CABRERA30 señala que, si bien el tipo no lo detalla, no quiere decir que la
intención de un provecho económico sea única y exclusivamente para sí
mismo, sino que la finalidad también puede ser la de hurtar el bien para
beneficiar a un tercero, como es el caso del amante que hurta un collar
de joyas con la intencionalidad de regalárselo a su amada.

Lo anterior es un razonamiento con el que concuerdo, puesto que,


lógicamente, así sea por unos minutos el sujeto activo está teniendo un
provecho o utilidad para sí mismo que posteriormente puede traducirse
en el provecho económico de un tercero; en ese sentido, considero que
el tiempo de disposición del bien no puede ser determinante para negar
la existencia de un aprovechamiento o no por parte del sujeto. 31

A lo largo del proceso penal no se llegó a comprobar un “ánimo de


aprovechamiento” personal por parte de los funcionarios del Bancosur
que sustrajeron los montos dinerarios. Sin embargo, sí se pudo constatar
un ánimo de beneficiar al Banco CCCP, a través de dichas operaciones
irregulares.

Finalmente, si bien es cierto que se afecta el bien jurídico protegido por


el delito de hurto, es decir el derecho de propiedad del Bancosur, las
conductas realizadas por el señor Yabar Bedregal, como Subgerente de
Operaciones y Saavedra Díaz, como Jefe de Bóveda del banco, no se
pueden subsumir al tipo objetivo que exige el tipo del delito analizado.
Esto me llevó a detener el análisis de los demás elementos del delito.

28
PEÑA CABRERA, Alonso. “Delitos contra el patrimonio”. Op Cit. Pag 167.
29
Sentencia Plenaria N°01-2005/DJ-301-A – Pleno Jurisdiccional de los vocales de lo penal de la Corte Suprema de Justicia
de la República.
30
PEÑA CABRERA, Alonso. “Delitos contra el patrimonio”. Op Cit. Pag 168.
31
REATEGUI SANCHEZ, James. “Delitos contra el patrimonio”. Op Cit. Pag 75.

44
6.1.4 Delito de estafa

En la segunda denuncia se señaló que los señores Yabar Bedregal,


Saavedra Díaz, Ríos Sarmiento y Durand Hurtado habrían sido coautores
del delito de estafa, debido a la sustracción de dinero de las bóvedas del
banco producto de la segunda operación.

Como se relató en líneas anteriores, en ambas operaciones el señor


Yabar Bedregal recibió a los representantes del banco CCCP y de sus
subsidiarias, luego autorizó la operación y también junto con el Jefe de
Bóveda, el señor Saavedra Díaz, sustrajo las sumas de dinero de la
bóveda, a fin de que sean trasladadas al banco CCCP.

En la denuncia interpuesta por el Bancosur, de fecha 22 de junio del año


1992, se señala expresamente lo siguiente respecto a la comisión del
delito de estafa por parte del señor Yabar Bedregal: “En este caso, el
denunciado Leonidas Yabar Bedregal ejecutó actos fraudulentos en dos
circunstancias: a) al concertar las operaciones financieras con el banco
CCC del Perú, excediéndose ampliamente en sus funciones y sin
consultar para esto a los funcionarios competentes de nuestra institución.
Demás está decir que los términos de estas operaciones eran
perjudiciales para mi representada, tal como ha quedado comprobado
con la inejecución de las citadas letras de cambio y carta fianza, b) al
mantener en situación de engaño a los funcionarios del Banco del Sur del
Perú, quienes recién conocieron de estas operaciones al realizarse el
arqueo sorpresivo el 29 de enero de 1992. Esta intención engañosa del
denunciado está acreditada inclusive con el intento de éste de distraer
nuestra atención, inventando la presunta operación que tenía como
instrumento el referido cheque N°B03116079 emitido por Covise, cheque
que nunca fue cobrado debido a su rechazo”.

En el caso de Saavedra Díaz, por su parte, como Jefe de Bóveda del


banco permitió el retiro de los montos pactados de las operaciones
inconsultas y además ayudó a que se realicen los mismos; siendo el
mismo, acorde a los atestados policiales y sentencias judiciales quien le
entregó el cheque N°B031116079 al señor Yabar Bedregal y a la gerencia
del banco, a fin de justificar el primer faltante descubierto en la bóveda.

a) Tipo penal del delito de estafa

El delito de estafa se configura de acuerdo al Código Penal de la siguiente


manera:

Artículo 196°- Estafa

45
El que procura para sí o para otro un provecho ilícito en
perjuicio de tercero, induciendo o manteniendo en error al
agraviado mediante engaño, astucia, ardid u otra forma
fraudulenta, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de uno ni mayor de seis años.

b) Bien jurídico protegido por el delito de estafa

El bien jurídico que protege el presente delito es el “patrimonio” de la


persona, de forma específica protege la situación de disponibilidad que
tienen las personas sobre sus bienes, siempre que tal situación tenga una
protección de carácter económico32.

Asimismo, según señala PEÑA CABRERA: “(…) el ataque a un elemento


específico del patrimonio será constitutivo de estafa en la medida en que
de él derive una disminución del valor económico del patrimonio, pero no
si se produce una compensación económica o un beneficio económico”.
Lo que quiere decir es que habrá estafa siempre y cuando se afecte el
patrimonio del sujeto pasivo, en el supuesto de que exista un engaño
contra el mismo, pero no se perjudique el patrimonio del sujeto, la
conducta entonces no sería constitutiva del delito de estafa.

En el caso en concreto, el bien jurídico que se habría afectado, fue el del


patrimonio del banco y sus socios. Cierto sector de la doctrina señala
que de ninguna manera debe considerarse a la buena fe de los agentes
del mercado, como parte del bien jurídico tutelado33.

Resulta interesante también el planteamiento que realiza la Segunda Sala


Transitoria de la Corte Suprema de la República en el Recurso de Nulidad
N°2504-2015-Lima, cuando señala lo siguiente respecto bien jurídico
protegido por el delito de estafa:

“Décimo cuarto: el delito de estafa protege el patrimonio,


como poder jurídicamente reconocido de interacción en el
mercado. De acuerdo con la configuración normativa de
este mercado en el contexto de nuestra sociedad actual,
el sujeto que realiza un acto de disposición, muchas veces
no accede personalmente a toda la información que
necesita para tomar sus decisiones económicas. En ese
sentido, aquél que interactúa económicamente se ve en la
necesidad de confiar en otros que sí tienen acceso a esa
información”.34

De esa manera se demuestra cómo algunos operadores jurídicos no se


limitan a la definición tradicional patrimonial de bien jurídico, sino que
dotan al concepto de patrimonio de ciertas características relacionadas al
contexto en el que tiene lugar el delito.
32
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Lima: Grijley. Año 2012. Pag 1145.

33
PEÑA CABRERA, Alonso. “Delitos contra patrimonio”. Op Cit. Pag 342.
34
Véase Recurso de Nulidad N°2504-2015- Lima de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de Lima de fecha 07
de abril del año 2015. Consulta online: 5 de agosto del año 2021.
https://img.lpderecho.pe/wp-content/uploads/2018/03/Recurso-de-nulidad-2504-2015-Lima_lp.pdf

46
c) Sujeto activo y pasivo del delito de estafa

El delito de estafa es de carácter simple, por lo tanto, no exige una


cualidad especial al sujeto activo. No obstante, dada la complejidad del
delito, solo puede realizarlo una persona considerada psicofísicamente
capaz de realizar una actividad engañosa.

Respecto al sujeto pasivo, tampoco se le exige una cualidad específica,


pero debe ser titular del patrimonio sobre el cual recae la conducta ilícita.
De la misma manera, se exige que la persona que sea víctima del engaño
debe ser una persona con capacidad de discernimiento, por tanto, un
inimputable no podría ser sujeto pasivo del delito.

Asimismo, es importante señalar que se puede hacer la distinción entre


sujeto pasivo del engaño y sujeto pasivo del delito. En el primer caso, se
trata de aquella persona a la cual el agente induce por medio de ardid,
engaño y otras maquinaciones, para que realice el acto de disposición
patrimonial. En el segundo caso se trata de la persona que se ha visto
perjudicada patrimonialmente con el delito. El típico ejemplo del
vendedor de la tienda (sujeto pasivo de la acción) que es engañado por
un cliente (sujeto activo) quien con su accionar perjudica el patrimonio
de la tienda (sujeto pasivo del delito).

d) Objeto material del delito de apropiación estafa

El objeto material de este ilícito recae sobre los bienes muebles o


inmuebles del sujeto pasivo o cualquier otro objeto siempre que sea
valorizable económicamente, a diferencia del delito de hurto que
únicamente recae sobre los bienes susceptibles de desplazamiento
(muebles) de la víctima.

En el caso concreto de estudio, el objeto material estuvo representado


por los bienes muebles (dinero) que fueron sustraídos de la bóveda del
banco por sus funcionarios y trasladado hacia la bóveda de otro banco.
Los funcionarios supuestamente habrían engañado a los gerentes
haciendo pasar estas operaciones como lícitas y presentando un cheque
para justificar el primer faltante detectado.

e) Conducta típica del delito de estafa

La conducta típica del delito exige la existencia de elementos que deben


darse de manera secuencial: (i) engaño, astucia, ardid u otra forma
fraudulenta, (ii) inducción a error o mantener en él al sujeto pasivo, (iii)

47
acto de disposición y (iv) perjuicio patrimonial en provecho del sujeto
activo o de un tercero. Es importante resaltar que la ausencia de alguno
de los elementos, o del orden en que deben presentarse, descartan la
configuración del delito de estafa.35

De manera gráfica se presentan los elementos secuenciales que exigen el


tipo objetivo de estafa:

Engaño (suficiente)

Error en la víctima

Acto de disposición patrimonial


alipatrimonial

Perjuicio económico

I) Engaño

El engaño consiste en la desfiguración de lo verdadero capaz de inducir a


error a una persona o varias. El engaño recae necesariamente sobre el
hecho y debe ser anterior al error, y a la disposición patrimonial por parte
del agente.

Asimismo, el engaño debe de ser suficiente para inducir a error en la


psique del sujeto víctima y de esa manera provocar el desplazamiento del
objeto material del delito hacia la esfera de dominio del sujeto activo.

Cuando se señala que el engaño debe ser “suficiente” nos referimos a que
este debe ser capaz de superar las normales previsiones del sujeto pasivo.
En ese contexto, le corresponde al juzgador determinar si el engaño fue
suficiente, en base a la realidad concreta, circunstancias especiales, modo,
ambiente social y lugar en que ocurren los hechos y las aptitudes
intelectuales de la víctima.36

Dentro de este análisis, no podemos prescindir de los criterios objetivos


que ofrece la imputación objetiva, los cuales nos permitirán constatar si
estamos frente a una lesión al patrimonio que fue producto de un riesgo
no permitido. Por esta razón, el análisis de la existencia del “engaño
bastante” no se limita simplemente a los fundamentos de la causalidad.

II) Error en la víctima

El error es entendido como la falsa percepción de un hecho o el vicio del


consentimiento que se genera en la víctima producto del engaño. Debe
tenerse en cuenta que el error debe ser posterior al engaño. Asimismo, la
conducta será atípica cuando el error sea producido por una equivocación
atribuible al sujeto pasivo.

35
REATEGUI SANCHEZ, James. “Delitos contra el Patrimonio”. Op. Cit. Pag 357.
36
REATEGUI SANCHEZ, James. “Delitos contra el Patrimonio” Op. Cit. Pag 335.

48
III) Acto de disposición patrimonial

El presente elemento es entendido como el acto producido por el error,


por medio del cual el sujeto pasivo traslada voluntariamente de su esfera
de dominio, una parte o la totalidad de su patrimonio y se lo entrega al
agente.

IV) Perjuicio económico por desprendimiento patrimonial

Una vez verificado el error producido por el engaño, deberá constatarse si


tal error originó que la víctima haya sufrido una pérdida patrimonial
producto del desprendimiento realizado en favor del sujeto activo o de un
tercero.

Por otro lado, cabe mencionar que debe tratarse de un perjuicio efectivo,
pues si se genera un peligro de perjuicio en el patrimonio de la víctima,
nos encontraríamos en el ámbito de la tentativa. De esa manera, la
disposición patrimonial tiene que generar naturalmente un perjuicio
estimable económicamente ya que estamos frente a un delito patrimonial.

Si bien en el análisis del delito hurto no se presentó una verificación ni


reflexión acerca de la imputación objetiva de la conducta como elemento
estructural del delito, en este caso lo considero fundamental, debido a que
como vimos el “engaño suficiente” como elemento objetivo del delito de
estafa amerita dicho análisis.

Lo primero que tenemos que cuestionarnos es si las conductas de los


exfuncionarios del Bancosur, Leonidas Yabar Bedregal y Miguel Oscar
Saavedra Díaz afectaron o pusieron en peligro el bien jurídico tutelado por
el delito de estafa, es decir, el patrimonio del banco.

Para verificar si se ha creado o no un riesgo jurídicamente desaprobado


contra el bien jurídico, lo primero es constatar la relación causal, y lo
segundo es verificar el aumento de un riesgo permitido que se materialice
en la creación de un resultado. Si ese incremento no se materializa en un
resultado, no podríamos decir que en ese caso existe imputación objetiva.

El mejor ejemplo de la aplicación de este criterio es el del conductor que


va en exceso de velocidad y que atropella en una carretera a un peatón,
debajo de un puente peatonal. Evidentemente, en este caso, el aumento
del riesgo permitido (exceder el límite de velocidad) no fue lo que produjo
el resultado.

Si bien estas dos fungen como reglas generales, la doctrina también


establece supuestos que excluyen la imputación objetiva como el riesgo
insignificante, el principio de confianza, la disminución del riesgo, el ámbito
de competencia de la víctima y la prohibición de regreso.

49
Lo primero que hay que señalar es que en efecto sí se identifica una relación
causal entre las conductas desplegadas por los imputados y la sustracción
de las sumas de dinero de la bóveda que constituyeron los faltantes
reportados por las auditorías.

Recordemos que el señor Yabar Bedregal, como Subgerente de Operaciones


del banco, al momento de justificar 301,500.00 (trecientos unos mil
quinientos soles) descubierto el 29 de enero del año 1992, perteneciente a
la segunda operación, le presentó a la gerencia del banco un cheque N°B
03116079, a cargo de la empresa Sumerban y girado por la empresa Covise
que resultaría no tener fondos.

En ese contexto, de acuerdo a los hechos del caso, la presente conducta,


¿es suficiente para afectar o poner en riesgo el bien jurídico tutelado? Otra
pregunta en ese sentido sería: ¿el engaño es suficiente como para poder
afirmar que estamos frente a un delito de estafa?

La respuesta sería un rotundo no, justamente a partir del análisis de la


imputación objetiva de la conducta, podemos inferir que estamos ante un
supuesto de “imputación a la víctima” 37, pues precisamente el sujeto pasivo
contaba con toda la información disponible como para no ser víctima de este
tipo de engaño; generándose de esa manera una situación de autolesión por
parte de la víctima de la acción típica y que se concretaría con la disposición
material de los bienes. En ese sentido, si bien el cheque pudo distraer la
atención de los gerentes del banco, los mismos no pudieron fundamentar
dada su experiencia en el sector bancario y cargos que ocupaban, que
fueron simplemente engañados por un cheque sin fondos girado por una
empresa desconocida para el banco en ese entonces.

El mismo criterio de imputación objetiva es aplicable para la conducta del


señor Saavedra Díaz, quien, como Jefe de Bóveda, el día en que se
descubrió el primer faltante le entregó el mismo cheque al señor Yabar
Bedregal y posteriormente también a la gerencia para justificar el faltante en
la bóveda del banco.

Por otro lado, entrando más a analizar y determinar si efectivamente se


cumplieron de manera secuencial los elementos del tipo objetivo de estafa
en las conductas de los exfuncionarios del Bancosur, lo más importante a
tomar en cuenta es que las disposiciones patrimoniales representadas por
los traslados inconsultos del dinero de la bóveda del Bancosur a la bóveda
del banco CCCP tuvieron lugar cuatro días antes del supuesto intento de
engaño por parte de los imputados hacia los gerentes del banco. Por ello,
los hechos no cumplirían la secuencia causal, ya que en este caso la
disposición patrimonial no fue producto del engaño. Nos encontramos,
entonces, frente a unas conductas atípicas en el marco del delito de
estafa.

f) Tipo subjetivo del delito de estafa

37
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Año 2019.Pag 330.

50
El delito de estafa es necesariamente doloso, no existe una modalidad
imprudente del mismo. Asimismo, adicionalmente al dolo se exige un
elemento subjetivo distinto denominado ánimo de lucro, es decir, que el
agente debe ser plenamente consciente de que al realizar todos los
elementos objetivos obtendría un provecho ilícito.

En este caso, claramente no existió en los imputados una intencionalidad


de obtener un provecho ilícito. Ello resultó imposible puesto que en el
momento que realizaron los supuestos actos de engaño los bienes ya se
encontraban en la bóveda del banco CCCP.

Por último, si bien es cierto, por lo que se describe en los hechos, que el
patrimonio resultó afectado; las conductas realizadas por el señor Yabar
Bedregal, como Subgerente de Operaciones y la del señor Saavedra Díaz,
como Jefe de Bóveda del banco, no cumplen con los elementos objetivos y
subjetivos del tipo de estafa. Esto me llevó a detenerme en el análisis de
los demás elementos del delito de estafa.

6.1.5-Delito de apropiación ilícita

En la segunda denuncia se señaló que los señores Yabar Bedregal,


Saavedra Díaz, Ríos Sarmiento y Durand Hurtado habrían sido coautores
del delito de apropiación ilícita, debido a la sustracción de dinero de las
bóvedas del banco producto de la segunda operación.

Como se relató en líneas anteriores, en ambas operaciones el señor


Yabar Bedregal recibió a los representantes del banco CCCP y de sus
subsidiarias, luego autorizó la operación y también junto con el Jefe de
Bóveda, el señor Saavedra Díaz, sustrajo las sumas de dinero de la
bóveda, a fin de que sean trasladadas a las bóvedas del Banco CCCP.

En el caso de Saavedra Díaz, por su parte, como Jefe de Bóveda del


banco permitió el retiro de los montos pactados de las operaciones
inconsultas y el traslado de los mismos a las bóvedas del banco CCCP.

a) Tipo penal del delito de apropiación ilícita

El delito de apropiación ilícita se configura de acuerdo al Código Penal de


la siguiente manera:

Artículo 190°- Apropiación ilícita

El que, en su provecho o de un tercero, se apropia


indebidamente de un bien mueble, una suma de dinero o un
valor que ha recibido en depósito, comisión, administración
u otro título semejante que produzca obligación de
entregar, devolver, o hacer un uso determinado, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni
mayor de cuatro años.

51
Si el agente obra en calidad de curador, tutor, albacea,
síndico, depositario judicial o en el ejercicio de una
profesión o industria para la cual tenga título o autorización
oficial, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años. Cuando el agente se apropia de bienes
destinados al auxilio de poblaciones que sufren las
consecuencias de desastres naturales u otros similares la
pena será privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor
de diez años.

b) Bien jurídico protegido por el delito de apropiación ilícita

El bien jurídico que protege el delito de apropiación ilícita, es la


propiedad regulada en el artículo 923° del Código Civil y todos los
derechos inherentes a la misma. Resulta interesante la anotación que
realiza PEÑA CABRERA sobre que en este delito existe además un claro
menoscabo de una relación personal sustentada en una relación jurídica
entre el obligado y el propietario del bien.38

En esa línea, el sujeto activo le otorga un título legítimo al sujeto pasivo


para ser poseedor de sus bienes, y el segundo quebranta esta confianza
depositada.

Asimismo, debe reconocerse también como bien jurídico al derecho de


crédito del sujeto pasivo frente a los bienes que confirió al sujeto activo.
La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia en la Casación
N°301-2011-Lambayeque se pronunció al respecto de la siguiente
manera:

“(…) que el bien jurídico protegido por este delito también


incluye determinadas secciones del patrimonio, de modo
que no solamente es la propiedad lo que se le protege,
sino también el derecho de los acreedores a haber
satisfecho su crédito (…).”39

En el caso en concreto, el bien jurídico que se habría afectado, al igual


que en el caso del delito de hurto, es el de la propiedad del banco y sus
socios, pero además está claro que los señores Yabar Bedregal y
Saavedra Díaz quebrantaron la relación jurídica y de confianza que les
había otorgado el banco mediante un título legítimo para administrar sus
bienes.

c) Sujeto activo y pasivo del delito de apropiación ilícita

En cuanto a los sujetos como elementos del delito, el señor Yabar


Bedregal fue el sujeto activo del delito de apropiación ilícita, ya que,
como fundamentaré más adelante, el señor Saavedra Díaz solo cumpliría
un rol participativo.

38
PEÑA CABRERA, Alonso “Derecho Penal: Parte Especial – Tomo II” año 2008. Pág 264.
39
Sentencia de Casación N°301-2011 de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Lambayeque de fecha 04 de
octubre del año 2011.

52
La particularidad de este delito patrimonial es que exige que el agente
tenga un título legítimo al momento de realizar el delito; este puede ser
de depósito, comisión, administración u otro título semejante que
produzca la obligación de entregar, devolver, o hacer un uso
determinado (título no traslativo de dominio) y que haya sido otorgado
expresamente por el sujeto pasivo.

En el presente caso, el título que le confiere la facultad al señor Yabar


Bedregal está contenido en el contrato que indica el puesto bajo el cual
fue contratado, y que permitió que dispusiera como administrador y
custodio de los bienes muebles del banco. En efecto, tendrá lugar el
delito cuando el administrador se apropie de los bienes muebles que ha
recibido en administración.40

Por último, el sujeto pasivo sería cualquier persona natural o jurídica, con
la única condición de ser la propietaria del bien mueble entregado por
título legítimo al sujeto activo.41 El sujeto pasivo, en el caso en concreto,
estuvo representado por el banco y sus socios, quienes a través de sus
dependientes contrataron a los señores Yabar Bedregal y Saavedra Díaz.

d) Objeto material del delito de apropiación ilícita

El objeto material de este ilícito recae sobre el bien mueble, entendido


este como una suma de dinero o un valor que son los objetos y valores
materiales e inmateriales que sirven de fundamento a las relaciones
jurídicas o como lo define claramente SALINAS SICCHA: “Toda cosa con
existencia real y con valor patrimonial para la persona, susceptibles de
ser transportadas de un lugar a otro ya sea por sí misma o por voluntad
del hombre”.42

En el caso en concreto, el objeto material estuvo representado por los


bienes muebles (dinero) que fue sustraído de la bóveda del banco por
sus funcionarios detentadores de un título legítimo, y trasladado hacia la
bóveda de otro banco en beneficio de terceros.

e) Conducta típica del delito de apropiación ilícita

La conducta que describe el tipo de apropiación ilícita, como lo evidencia


el verbo rector, se basa en la acción del sujeto que “se apropia en
provecho propio o de un tercero indebidamente de un bien recibido en
administración”. Claramente concurren dos momentos para el
perfeccionamiento, primero que el sujeto pasivo le haya entregado el
bien mueble al sujeto activo por medio de un título legítimo y un segundo
momento, en donde esta persona teniendo la obligación de entregar o
hacer un uso determinado con el bien recibido, finalmente no lo
entregue.43
40
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Op Cit. Pág. 927.
41
PEÑA CABRERA, Alonso, “Delitos contra el Patrimonio”. Op Cit. Pág. 227.
42
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Op Cit Pag 1071.
43
Véase Casación N°301-2011 – Lambayeque emitida por la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema.

53
A diferencia del delito de hurto, el bien no entra a la esfera de custodia
del sujeto activo de una forma ilícita, sino que, al momento de la
realización del delito, el sujeto activo ya es poseedor o tenedor de los
bienes que posteriormente se va a apropiar en su beneficio o de un
tercero, como lo expresa claramente el tipo penal.

La conducta medular, que se distingue en la conducta típica, es la de la


“apropiación indebida”, es decir, la conducta por medio de la cual el
agente infringe el deber especial conferido por el sujeto pasivo y coloca
de manera ilícita un bien mueble en su esfera patrimonial o en la de un
tercero, teniendo pleno conocimiento de que le pertenece a otro, quien a
través de un título le confió el bien por un plazo determinado. 44

Como se detalló en líneas anteriores, tanto Yabar Bedregal como


Saavedra Díaz detentaron un título legítimo conferido por Bancosur para
realizar funciones específicas y delimitadas con sus bienes muebles
(dinero).

Al observar la conducta de los funcionarios del banco en las operaciones,


queda claro que su conducta sí se subsume a lo exigido en el tipo de este
delito. El señor Yabar Bedregal, detentando el título de Subgerente de
operaciones y teniendo a disposición los bienes de la bóveda del banco,
infringe los deberes especiales45 sobre los bienes del banco y recibe a los
funcionarios de las otras empresas financieras y acto seguido, tras
conversar con el Jefe de Bóveda, el señor Saavedra Díaz, sustrajo con
ayuda del mencionado las sumas de dinero de la bóveda. Luego de la
sustracción, el dinero fue trasladado a las bóvedas del Banco CCCP en su
beneficio y el de su subsidiaria Sema S.A., que era la titular de la cuenta
de depósito a plazo fijo en la que fueron depositados los montos
dinerarios.

En ese contexto, de acuerdo a los hechos del caso, el comportamiento del


señor Yabar Bedregal se extralimita del margen de discrecionalidad
permitida por sus funciones, principalmente por los datos fácticos que
detallo a continuación:

a) El señor Yabar Bedregal no estuvo facultado ni presentó algún tipo de


poder de representación para realizar las operaciones bancarias a nombre
del Bancosur.

b) Los préstamos otorgados hacia Sema S.A no pasaron previamente por


ningún comité de crédito o evaluación de riesgo, siendo más razonable aún
este tipo de evaluación como cuando ocurrió que el banco que respaldaba
dichas operaciones fue una cooperativa. Recordemos que a inicios de los
años noventa las cooperativas pasaban por una severa crisis económica.

44
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Op Cit Pag 1072.
45
El Manual de Organización y Funciones descrito por la sentencia de primera instancia emitida por la Segunda Sala Penal
de Lima describe como las funciones del señor Yabar Bedregal la siguientes:
“Su función consistía en ejercer el control y la supervisión de las agencias de Lima, impulsando su desarrollo e
informando de sus operaciones al gerente del Área de Operaciones, manteniendo relaciones periódicas con los
administradores”. De la misma manera describe las funciones del Jefe de Bóveda el señor Saavedra Díaz: “Se encargaba
de controlar las operaciones de bóveda, las remesas a sucursales y las agencias, y el control del cajero automático.
Además, registraba y acompañaba a las personas a que ingresaban a la bóveda del banco , llevaba la contabilidad del
dinero existente en la misma, anotando los ingresos y salidas. Emitía sus informes al Departamento de Contabilidad”.

54
c) En la primera operación, el señor Yabar Bedregal con ayuda de los demás
imputados sustrae sumas dinerarias de la bóveda del banco que
pertenecieron al encaje adicional46, y sobre las cuales los inspectores del
Banco Central de Reserva realizaban una inspección periódica.

Este hecho resulta trascendental, ya que el Banco Central de Reserva de


acuerdo al artículo 168°47 de la Ley General de Instituciones Bancarias,
Financieras y de Seguros está expresamente facultado para imponer
multas a los bancos que presenten déficit en su reporte de encaje. Por lo
tanto, el Sub Gerente debió informar al Gerente Administrativo y al
Directorio del Bancosur acerca de la realización de dicha operación. Esto es
una muestra más de que no estamos ante una operación regular.

d) Las operaciones bancarias no fueron contabilizadas el mismo día en que se


realizaron, sino que, por el contrario, fueron contabilizadas en cuentas
separadas de manera posterior como se afirma en el expediente. Este
hecho es importante porque demuestra la poca transparencia y notoriedad
que pudieron tener dichas operaciones para los gerentes, directivos y
socios del banco.

e) En la declaración del señor Saavedra Díaz, prestada en la División de


Estafas de la Policía Nacional del Perú, se revela lo irregular que fue la
contabilización de estas operaciones: “(…) Al respecto debo indicar que
después que se realizó el arqueo, el Sr Leonidas Yabar Bedregal les solicitó
a todos los empleados que de una u otra forma habíamos intervenido en la
entrega de la suma indicada en la pregunta, que sí en caso Auditoría
preguntara cuando habían retirado los S/. 301,500.00 se les
informara que estas se habían realizado el día 28 de enero del año
1992, debido a que no había podido coordinar con el Sr Viale para
la contabilización de este importe, por lo que, recargado de sus
funciones, pero que de todos modos él se encargaría de resolver el
problema con los Gerentes del Banco ese mismo día; habiéndolo hecho
recién al día siguiente según nos comunicó posteriormente (…)”.

En cuanto a la conducta del señor Saavedra Díaz, en efecto, no realiza la


acción típica, pero favorece sustancialmente su realización, pues al tener
el título de Jefe de Bóveda y, por tanto, teniendo el deber de custodiar
las sumas de dinero, permitió el ingreso de su jefe inmediato, el señor
Yabar Bedregal, que sustrajo el dinero sin autorización, y además lo
ayudó a realizar esa acción en beneficio de los terceros mencionados.

De manera notoria, ambas conductas no solo perjudicaron el bien jurídico


—patrimonio consistente en los bienes muebles del banco y sus socios—,
sino que también quebrantaron la relación jurídica y de confianza que les
había otorgado el banco a través de un título legítimo.

f) Tipo subjetivo del delito de apropiación ilícita

46
La Ley General de Instituciones Bancarias, Financieras y de Seguros de ese año explica detalladamente en que consistió
este “encaje adicional”:
Artículo 163°: Cuando, por razón de política monetaria, el Banco Central establezca encajes adicionales o marginales, los
fondos con que éstos se constituyan generarán intereses de cargo de dicho Banco Central, a tasas no menores a las del
promedio ponderado de las pagadas sobre todos los depósitos, incluidos aquéllos a la vista, por los bancos y financieras.
47
Artículo 168°: Los bancos que incurran en déficit de encaje serán sancionados con una multa de monto progresivo,
según determinación del Banco Central.

55
El delito de apropiación ilícita es necesariamente doloso, no existe una
modalidad imprudente del mismo. Asimismo, adicionalmente al dolo se
exige un elemento subjetivo distinto denominado ánimo de lucro, es
decir, la intención del agente de obtener un provecho patrimonial para sí
o para un tercero. Si no existe la intención de obtener un provecho
patrimonial, así se cumplan todos los elementos objetivos del tipo penal,
el delito de apropiación ilícita no se configura48.

No basta con la retención del bien, sino que debe de existir un ánimo
subjetivo de querer comportarse como dueño del mismo, ejecutando
actos de tal, por ejemplo, la disposición o el uso para fines distintos. 49

El doctor REATEGUI SANCHEZ50 afirma que el ánimo de apropiación debe


ser probado de manera objetiva a través de una acción externa. El
comportamiento del autor debe exteriorizar tres cosas:

1) “La voluntad de ocupar la posición del propietario”


2) “La acción reconocible exteriormente”
3) “La incorporación o disposición patrimonial.”51

En este caso sí se cumple el tipo subjetivo, al evidenciarse en el


comportamiento de Yabar Bedregal un ánimo de apropiación en beneficio
del Banco CCCP y sus subsidiarias. Como muestran los hechos, el señor
Yabar Bedregal actuó como propietario de los bienes muebles (dinero) y
sin ninguna facultad o poder expreso sustrajo dichos bienes para luego
trasladarlos a la esfera patrimonial de las otras entidades bancarias.

La conducta del señor Saavedra Díaz también reflejó un ánimus de


favorecer a la apropiación ejecutada por el señor Yabar Bedregal en
beneficio de un tercero, debido a que como Jefe de Bóveda no solo
ayudó a sustraer las sumas de dinero, sino que incluso no registró ese
mismo día las operaciones en los libros de caja y en los balances
contables, ni tampoco informó inmediatamente lo ocurrido al
departamento contable.

g) Antijuricidad y culpabilidad en el delito de apropiación ilícita

Respecto al análisis de antijuridicidad, no encontramos que las conductas


desplegadas por Yabar Bedregal y Saavedra Díaz presenten algún
supuesto de causa de justificación de las que se establecen en el artículo
20° del Código Penal, tales como la legítima defensa, estado de
necesidad justificante ni ejercicio legítimo de un derecho.

Este último podría haberse argumentado en defensa de los imputados,


sobre todo en un contexto como el bancario en donde son frecuentes las
operaciones de otorgamiento de dinero. No obstante, como se pudo
evidenciar la conducta de los trabajadores, estos superaron sus funciones
y facultades otorgadas por el banco.
48
SALINAS SICCHA, Ramiro. “Derecho Penal Parte Especial”. Op Cit Pag 1080.
49
PEÑA CABRERA, Alonso. “Delitos Contra el Patrimonio”. Op Cit. Pag 272.
50
REATEGUI SANCHEZ. Jaime. “Delitos Contra el Patrimonio”. Op Cit. Pag 250.
51
REATEGUI SANCHEZ. Jaime. “Delitos Contra el Patrimonio”. Op Cit. Pag 251.

56
Continuando con el último componente del delito a analizar: la
culpabilidad. De la misma manera en que los hechos descritos en el
expediente no evidencian que estemos ante alguna causal de
inimputabilidad, presente en el artículo 20° del Código Penal, está claro
que ambos trabajadores no poseyeron ninguna anomalía psíquica, grave
alteración de la conciencia o alteración de la percepción al momento de
perpetrar el delito.

En ese sentido, podemos afirmar que ambos tuvieron plena conciencia de


que su conducta contravino el ordenamiento jurídico, por lo que no
habría asidero fáctico y jurídico para concluir que estaríamos frente a un
error de prohibición que tenga como sustento alguna exclusión de la
conducta, como miedo insuperable, estado de necesidad exculpante u
obediencia jerárquica.

Finalmente, tomando en consideración lo desarrollado podemos concluir


que las conductas del señor Yabar Bedregal y Saavedra Díaz fueron
típicas, antijurídicas y culpables, pues se pudieron dilucidar los elementos
propios del delito de apropiación ilícita en beneficio de un tercero.
Entonces, en contravención a lo establecido por la sentencia absolutoria
del 31 de marzo de 1997, ambos trabajadores sí tuvieron una
responsabilidad penal por los hechos ocurridos los días 7 y 23 de enero
del año 1992.

h) Autoría y participación del delito de apropiación ilícita

Una vez constatado que la conducta del señor Yabar Bedregal se adecua
al tipo objetivo y subjetivo del delito de apropiación ilícita, que además es
una conducta antijurídica y culpable, considero idóneo establecer y
aclarar la autoría o participación que habrían tenido ambos funcionarios
del banco, uno como perpetrador del delito y el otro como partícipe,
puesto que se viene evidenciando que cada una de las conductas
presentadas tuvo características distintas.

El señor Yabar Bedregal fue claramente el autor del hecho punible, ya


que recibió a los representantes del banco CCCP con los documentos en
la sede, autorizó irregularmente el préstamo y sustrajo, junto con ayuda
del Jefe de Bóveda, las sumas de dinero; así como también entregó las
mismas. En ese contexto tuvo el dominio de la realización típica en
perjuicio del banco y en beneficio del banco CCCP, teniendo una
participación medular en el curso delictivo. Si suprimimos mentalmente
su conducta, no habrían existido estas dos operaciones bancarias
irregulares.

Respecto al señor Saavedra Díaz, considero que su conducta sería


omisiva (omisión impropia) y de complicidad necesaria: no registró la
operación en los libros de caja ni tampoco informó sobre estas
operaciones irregulares al Departamento de Contabilidad, teniendo
específicamente el deber de hacerlo como un auténtico garante de la
bóveda del banco.

57
Finalmente, sobre este aspecto podemos concluir que estamos frente a
un autor (Yabar Bedregal) y a un cómplice necesario (Saavedra Díaz) que
tuvo una conducta trascendental para que el señor Yabar Bedregal pueda
perpetrar la apropiación en favor del banco CCCP. Su complicidad
también se reflejaría meses después, cuando presentó ante el gerente
administrativo del banco un cheque sin fondos, justificando el faltante de
dinero y tratando de encubrir el delito perpetrado.

6.2 Analizar si las denuncias interpuestas por los representantes del


Bancosur constituyeron conductas antijurídicas en el marco de la
responsabilidad civil por denuncia calumniosa del artículo 1982º

6.2.1 Cuestiones previas:

a) Los elementos de la responsabilidad civil

La responsabilidad civil como concepto del Derecho Civil Patrimonial tiene


un desarrollo constante a lo largo de los siglos hasta la actualidad. La
doctrina francesa, alemana, italiana e inglesa generan las corrientes más
influyentes, las mismas que fueron acogidas en nuestra legislación para
su desarrollo y aplicación. Las ideas de las corrientes filosóficas conocidas
como “iusnaturalistas” nutren las ideas de la responsabilidad civil con
acepciones, terminologías y valores importantes. Dichas corrientes
refuerzan ideas como las de la dimensión individualista en la cual el
particular, considerado como sujeto de derecho en tanto propietario,
podía disponer de sí mismo y de su patrimonio con un acto de voluntad,
y que además respondía por sus actos en la medida que fuesen
imputables, en tanto fueran realizados con consciencia e intención 52.

Una de las definiciones que más llaman la atención acerca del tema de
responsabilidad civil, por su solvencia y contenido, fue la acuñada por el
profesor ESPINOZA ESPINOZA quien se refiere a la responsabilidad civil
como una “técnica de tutela (civil) de los derechos (u otras situaciones
jurídicas) que tiene por finalidad imponer al responsable (no
necesariamente autor) la obligación de reparar los daños que este ha
ocasionado”.53

Otra definición ilustrativa es la que entiende a la responsabilidad civil


como una disciplina referida al aspecto fundamental de indemnizar los
daños ocasionados en la vida de relación entre los particulares. 54

Asimismo, considero propicio para una institución con tanto contenido


señalar sus múltiples definiciones. En ese sentido, el profesor LEÓN
HILARIO55 establece que hay que reconocer a la responsabilidad civil en

52
ALPA, Guido, “La Responsabilidad Civil: Parte General”. Lima: Legales Instituto. 2021. Pág 49.
53
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. Lima: Instituto Pacífico.2019. Pág. 63.
54
TABOADA CÓRDOVA Lizardo. “Elementos de la Responsabilidad Civil”. GRIJLEY. 2018. Pág 33.
55
LEÓN HILARIO, Leysser. “Responsabilidad Civil contractual y extracontractual”. Biblioteca Digital de la Academia de la
Magistratura .2016. Pág. 33. Consulta Online: 22 de febrero del año
2021.http://repositorio.amag.edu.pe/bitstream/handle/123456789/714/Manual%20Responsabilidad%20Civil.pdf?

58
primer lugar que como “institución del derecho privado es un sistema de
reglas orientadas hacia el restablecimiento de un statu quo prexistente
alterado en sentido negativo por un evento dañoso”, en segundo lugar
indica que como “obligación es el compromiso de resarcimiento de daños
que impone a aquel que resulte considerado civilmente responsable” y en
tercer lugar “como rama del derecho privado en la que se comprende el
análisis conceptual y pragmático, de los preceptos del ordenamiento que
apuntan al resarcimiento de los daños por parte del responsable”.56

Si bien podríamos afirmar que la responsabilidad civil es una reacción del


ordenamiento frente al daño, esta definición no es conceptualmente
exacta, pues la misma no solo tiene lugar desde la aparición del daño
como fenómeno exógeno en una relación obligacional o no obligacional,
sino que incluso se encuentra presente antes de que se materialice el
daño en una etapa fisiológica como “garantía patrimonial”.

Personalmente, me inclino por la definición que considera a la


responsabilidad civil como una tutela dentro del ordenamiento que obliga
a todo sujeto responsable a hacerse cargo del daño que ocasionó de
manera directa o indirecta mediante una indemnización hacia la víctima
del daño.

En cuanto a las funciones de la responsabilidad civil, como indica el


profesor FERNANDEZ CRUZ57, podemos distinguir además de la función
resarcitoria, la función distributiva, de equivalencia y desincentivadora,
de acuerdo a si nos encontramos frente a funciones diádicas o sistémicas
y en qué etapa, si fisiológica o patológica.58

Por otro lado, el profesor LEÓN HILARIO de la misma manera describe


notablemente las funciones de la responsabilidad civil señalando lo
siguiente en su conocida obra “La responsabilidad civil: líneas
fundamentales y nuevas perspectivas”:

“(…) Es pacíficamente admitido que la responsabilidad civil


cumple funciones de reparación (o de reintegración),
porque aspira a “reconstruir para el damnificado la situación
preexistente a la producción del efecto dañoso, mediante la
asignación de un conjunto de utilidades de naturaleza
económica que lo compensen por la pérdida sufrida, y que
eliminen la situación desfavorable creada por el ilícito
(daño)”; de prevención, “en el sentido de que la previsión
del deber de resarcir el daño ocasionado induce a la
persona a desarrollar su propia actividad con la adopción,
cuando menos, de las medidas que normalmente son
idóneas para impedir la producción de eventos dañosos
para otros”; de punición, en los ordenamientos jurídicos,
como el italiano, donde se reconoce la reintegración en
forma específica a pedido del damnificado (con el solo límite
del caso en que dicha reintegración resulta excesivamente
onerosa para el dañador); y de distribución, porque “la

sequence=1&isAllowed=y.
56

57
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la Responsabilidad Civil”. Fondo Editorial PUCP. 2019. Pág. 21.
58
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la Responsabilidad Civil”. Op.Cit. Pág. 22.

59
regulación hace que el daño recaiga en algunas personas
que son capaces de soportarlo en virtud de la actividad
desarrollada (empresarial), y de la consiguiente posibilidad
de que tienen para redistribuir entre otros (consumidores) el
daño resarcido”. Para el caso del daño moral, se ha
sostenido que la función de la responsabilidad civil es más
bien aflictivo-consolatoria” (…).59

En nuestro ordenamiento la principal función que cumple la


responsabilidad civil es la reparadora o resarcitoria. Se la asigna a la
responsabilidad civil el objetivo de lograr que frente a un daño la víctima
retorne al status quo previo que existía antes de la comisión del mismo.
En caso que estemos frente a un daño no patrimonial, en donde
evidentemente resulta improbable lograr de que la víctima retorne a la
situación existente previa al daño, la función resarcitoria cumplirá más
bien una función consolatoria y la cuantificación del daño se determinará
por criterios de valoración equitativos.

Desde mi punto de vista, la función resarcitoria debe privilegiarse al


momento de resolverse un caso de responsabilidad civil, debido a que
dicha función busca en la medida de lo posible una reparación justa (ni
más ni menos) del daño sufrido por la víctima. Además, se aleja de otras
consideraciones como las punitivas o sancionadoras, que se encuentran
próximas a la función que cumplen otro tipo de tutelas como la penal en
nuestro ordenamiento.

Si bien podemos hablar de diversos sistemas de responsabilidad civil,


como por ejemplo el existente por el incumplimiento de negocios
jurídicos unilaterales o el sistema de responsabilidad precontractual o
post contractual, nuestro ordenamiento adopta un sistema binario, es
decir, solo reconoce expresamente a dos sistemas: el sistema de
responsabilidad civil por inejecución de obligaciones en el Libro VI, las
obligaciones, sección segunda, efectos de las obligaciones, título IX,
inejecución de las obligaciones; y el sistema de responsabilidad civil
extracontractual en el Libro VII, fuentes de las obligaciones, sección
sexta.

Entre ambos sistemas existen algunas diferenciaciones que tienen lugar


principalmente en las disposiciones legales contenidas en los artículos
que regulan cada sistema. Por ejemplo, el artículo 1328° regula la
graduación de la culpa en caso de inejecución de obligaciones, mientras
que, por el contrario, en el artículo 1969° que pertenece a la
responsabilidad extracontractual no se regula concretamente la
graduación de la culpa.

Así también, en la responsabilidad contractual, el artículo 1330° traslada


la carga de la prueba de dolo o culpa al dañado, mientras que por el
contrario el artículo 1969° traslada la carga de la prueba de la culpa y el
dolo al dañante.

59
LEÓN HILARIO, Leysser, “La Responsabilidad Civil: “Líneas fundamentales y nuevas perspectivas”. 2017.Pag 348.

60
La diferenciación tradicional señala que en la responsabilidad civil por
inejecución de obligaciones preexiste una obligación que es incumplida y
que trae como consecuencia el daño, mientras que en la responsabilidad
civil extracontractual lo que se incumple no es la obligación convenida,
sino el deber general de no hacer daño mediante la realización de un
acto ilícito.

Para cierto sector de la doctrina dicha diferenciación no es suficiente, por


eso es que conviven diversos planteamientos. Algunos juristas, como
TABOADA CÓRDOVA, sustentan que la diferencia esencial entre los
sistemas radica en que el daño a la responsabilidad civil tiene lugar,
necesariamente, luego del incumplimiento de una obligación prevista
entre las partes, mientras que, por el contrario, en el caso de la
responsabilidad civil extracontractual el daño tiene lugar luego del
incumplimiento del deber jurídico genérico de no causar daño a los
demás. Así también se encuentran los juristas como FERNÁNDEZ CRUZ,
quien sostiene que el criterio diferenciador fundamental para distinguir
ambos sistemas es el de la previsibilidad del daño. En ese sentido señala:

“Si los sujetos vinculados por una relación de obligación son


los que estén en mejor posición de prever todo aquello que
pueda impedir el cumplimiento de esta, entonces cualquier
daño debe limitarse a aquel que pudo preverse al tiempo de
concertarse la obligación y la responsabilidad no debe
extenderse por los daños que el acreedor pudo evitar
usando la diligencia debida. En cambio, en la
responsabilidad extracontractual, al no estar presente al
momento del daño evento ninguna relación intersubjetiva
en particular, no puede predicarse la posibilidad de prever
eventos y consecuencias futuras, lo cual sería imposible en
términos fácticos y económicos, predicándose entonces la
imprevisibilidad como característica esencial de este tipo de
responsabilidad civil”.60

El 21 de julio del año 1998 el señor Saavedra Díaz demandó al Bancosur


en la vía civil por una indemnización de daños y perjuicios por
responsabilidad civil extracontractual. Si bien el tipo de responsabilidad
en la que se enmarca la controversia se encuentra presente en el
petitorio de la demanda, el artículo VII del Título Preliminar del Código
Civil regula la reconocida figura denominada “ Iura Novit Curia” que versa
sobre la facultad del juez de aplicar la norma jurídica pertinente, aunque
esta no haya sido invocada en la demanda. En pocas palabras, los jueces
poseen la determinación final acerca de qué sistema aplicar para el caso
determinado.

En este caso concreto, los jueces, sin señalarlo de manera expresa ni


pronunciarse al respecto, se decantaron por adoptar el sistema de
responsabilidad extracontractual. En las líneas siguientes desarrollaré
brevemente mi opinión acerca de a cuál sistema de responsabilidad
pertenece la controversia.

60
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la responsabilidad civil: Lecciones universitarias”. Op.Cit. Pág. 48.

61
Al momento de analizar los elementos fácticos del caso nos encontramos
con que la conducta ilícita que generó el daño fue la denuncia
supuestamente calumniosa presentada por el banco, la misma que se
presentó en julio de 1992, cuando el demandante ya había renunciado al
banco el 14 de mayo de ese mismo año, por lo que en ese momento ya
no tenía ningún tipo de relación contractual o intersubjetiva con dicha
empresa.

De esa manera, el daño no es producido por la inejecución de alguna


obligación prexistente entre el Bancosur y el demandante, ni en el marco
de algún tipo de relación obligacional, sino que más bien es producido
por una denuncia interpuesta a sabiendas de su falsedad o sin motivo en
el momento que él ya no labora para el banco. En ese sentido, nos
encontramos frente a un acto ilícito que habría ido en contra del “deber
genérico” de no hacer daño; y en consecuencia nos encontraríamos
frente a un caso de responsabilidad extracontractual.

El señor Saavedra Díaz no desarrolla ni detalla los elementos de la


responsabilidad civil en su demanda. Como demandante exige
únicamente una indemnización por daños y perjuicios en mérito a los
supuestos daños lucro cesante, moral y económico, sufridos por
consecuencia de la denuncia calumniosa. No obstante, considero
importante tener presente los elementos de la responsabilidad civil, ya
que, tan solo reconociéndolos plenamente, podremos determinar si nos
encontramos ante un daño legítimamente resarcible.

La jurisprudencia en nuestro país a través de la Corte Suprema en


sentencias como la contenida en la Casación N°3470-2015 61 identifica
tradicionalmente cuatro elementos como los conformantes de la
responsabilidad civil: La antijuridicidad, el factor de atribución, la relación
de causalidad o nexo causal y el daño.

Que, por ello al ser la materia que nos ocupa una de


Indemnización por Daños y Perjuicios -los cuales se habrían
ocasionado a raíz del incumplimiento de las obligaciones
asumidas en la obra “Ampliación de Almacén – Filial
Huachipa” de Ambev Perú - desarrollado como pretensión
subordinada a la primera pretensión principal (extremo
único recurrido), es necesario señalar por tanto que en la
doctrina se han establecido cuatro elementos conformantes
de la responsabilidad civil y estos son: 1) La
antijuridicidad; entendida como la conducta contraria a
ley o al ordenamiento jurídico; 2) El factor de atribución;
que es el título por el cual se asume responsabilidad,
pudiendo ser este subjetivo (por dolo o culpa) u objetivo
(por realizar actividades o, ser titular de determinadas
situaciones jurídicas previstas en el ordenamiento jurídico),
considerándose inclusive dentro de esta subclasificación al
abuso del derecho y la equidad (Cfr. ESPINOZA ESPINOZA,
Juan. Derecho de la Responsabilidad Civil. Primera Edición,
Gaceta Jurídica Sociedad Anónima, Lima, 2002; página 80);
3) El nexo causal o relación de causalidad adecuada
entre el hecho y el daño producido; y 4) El daño, que es
61
Véase en Casación N°3470-2015 de la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República.

62
consecuencia de la lesión al interés protegido y puede ser
patrimonial (daño emergente o lucro cesante) o
extrapatrimonial (daño moral y daño a la persona).

En la doctrina existe controversia. El doctor LEÓN HILARIO considera que


existen solo tres elementos de la responsabilidad civil: el daño, la relación
causal y los criterios de imputación. Por otro lado, el profesor
FERNÁNDEZ CRUZ considera que se debe desarrollar un método de
análisis por etapas, la primera constituida por el análisis material y la
segunda por el análisis de imputabilidad. En el análisis material deberá de
constatarse el daño, el hecho generador y finalmente la relación de
causalidad entre el hecho generador y el daño, mientras que en el
análisis de imputabilidad se deberá determinar al sujeto responsable del
daño a través de los criterios de imputación.

Otra postura es la de ESPINOZA ESPINOZA 62 que reconoce cinco


elementos conformantes de la responsabilidad civil: la imputabilidad, la
ilicitud o antijuridicidad, el factor de atribución, el nexo causal y el daño.

Por último, también se encuentran las posturas doctrinarias con más


apego a la jurisprudencia nacional, como la del doctor TABOADA
CÓRDOVA que reconoce como elementos de la responsabilidad civil a la
antijuridicidad, el daño, el nexo de causalidad entre la conducta
antijurídica y el daño y a los factores de atribución subjetivos y objetivos.

Si bien considero importantes y coherentes muchas de las posturas


presentadas, aplicaré el método tradicional aplicado por gran parte de la
jurisprudencia nacional y por autores como el doctor Lizardo Taboada
Córdova que reconoce como elementos conformantes de la
responsabilidad civil a la antijuridicidad, al daño, la relación de causalidad
entre la conducta antijurídica y el daño, y por último al factor de
atribución.

Es importante considerar a la antijuridicidad como un elemento


conformante de la responsabilidad civil en el supuesto de “denuncia
calumniosa”, debido a que el artículo 1982° Código Civil nos conmina de
manera particular a hacer un análisis de la conducta del dañador y si la
misma estuvo amparada por el derecho. La denuncia penal, como
conducta, representa usualmente un daño, por ello es que en el marco
del artículo citado se debe de hacer el análisis de si es que dicha
conducta se realizó en ejercicio regular del derecho o no.

En ese sentido, quien vulnera un derecho ajeno en el ejercicio de su


propio derecho no actúa antijurídicamente y por ello no respondería por
el daño63. Por consiguiente, el elemento de antijuridicidad resulta
importante porque exige la verificación acerca de si la conducta se
ejerció regularmente dentro de las pautas que señala la ley, las buenas
costumbres o el orden público.

Resulta interesante como incluso dentro de los delitos tipificados en el


Código Penal se encuentran tipos regulados de manera similar al

62
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil” Op. Cit Pag 63.
63
BUSTAMANTE ALSINA, Jorge. Teoría General de la Responsabilidad Civil: Abeledo- Perrot. Buenos Aires 1986. Pag 140.

63
supuesto de denuncia calumniosa del artículo 1982° del Código Civil,
muestra irrefutable de que el legislador en el Código Civil se encontró con
la necesidad de establecer supuestos concretos meritorios de
resarcimiento casi como si fueran tipos penales; no siéndole suficientes
las cláusulas generales de responsabilidad civil de los artículos 1969° y
1970° del Código Civil para establecer y consolidar la tutela resarcitoria
en el Código.

A modo de ejemplo de lo afirmado cito al artículo 140° de nuestro Código


Penal que señala lo siguiente:

Matrimonio con persona casada Artículo 140°.- El no


casado que, a sabiendas, contrae matrimonio con persona
casada será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de uno ni mayor de tres años.

En el citado artículo se encuentra, al igual que en el artículo 1982° del


Código Civil, la locución adverbial “a sabiendas” proveniente de la palabra
latina sapiendus que significa con conocimiento y deliberación 64, y que es
notoriamente empleada para establecer la exigencia del dolo en el
supuesto de hecho que regula la norma tanto penal como civil.

b) La denuncia calumniosa en el ordenamiento jurídico peruano

La indemnización por denuncia calumniosa tiene larga data, actualmente


su regulación en el Código Civil obliga a pagar una indemnización a todo
sujeto que realice una denuncia ante una autoridad, conociendo la
falsedad de sus imputaciones o sin motivo razonable alguno para hacerla.

El daño que se tutela es diverso, podemos hablar de un daño al honor,


buena reputación e incluso otros daños regulados en el mismo plexo
normativo como daño emergente, lucro-cesante, daño moral y a la
persona, particularidades que se analizarán más adelante.

El primer antecedente sobre la denuncia calumniosa lo encontramos en el


Código Civil Peruano del año 1852, concretamente en el Título IV
denominado “Obligaciones que nacen de delitos o cuasi delitos”, ubicada
entre los supuestos de responsabilidad civil, concretamente en el artículo
2203°:

Artículo 2203°: El que origina una prisión ilegal, y el juez


que la ordena, son mancomunadamente responsables, por
los daños que cause la prisión.

El presente artículo presenta dos particularidades: la primera es que


alude a una “prisión ilegal”, es decir, supone que la víctima del daño
haya estado en prisión efectiva; la segunda es que extiende la
responsabilidad al juez, quien, en su calidad de funcionario público, debe
pagar la reparación civil junto con el denunciante. De ahí que se pueda
inferir que, en ese momento, no se tenía tan clara la división entre

64
Diccionario de la Real Academia Española. Consulta Web: 28 de agosto del año 2021:
https://dle.rae.es/sabiendas#Dhwe014.

64
responsabilidad funcional y la común, que sí se encuentra presente en la
actualidad.

Posteriormente, en el Código Civil Peruano del año 1936 se puede


apreciar cómo se omite la regulación específica acerca de la reparación
por denuncia calumniosa; solo se regula en la cláusula general del Título
IX, en donde se determina la regulación de los actos ilícitos:

Artículo 1136°del Código Civil Peruano del año


1936°:

Cualquiera que, por sus hechos, descuido o imprudencia,


cause un daño a otro, está obligado a indemnizarlo”.

Artículo 1148° del Código Civil Peruano del año


1936:

Al fijar el juez la indemnización, puede tomar en


consideración el daño moral irrogado a la víctima.

Es evidente que hubo un cambio en la definición y esclarecimiento del


supuesto de indemnización por denuncia calumniosa en la legislación
civil. Lo más cercano al concepto se reguló en el artículo 1136°, al cual
debieron acogerse los que sufrían algún tipo de denuncia calumniosa y
exigían la reparación por sus daños en la vía civil.

Por otro lado, como se puede observar en el artículo 1148°, la


indemnización reconoce el daño moral causado hacia la víctima, lo que
constituye un progreso en el reconocimiento de la existencia de daños
inmateriales. La normativa deja abierta la posibilidad de exigir una
indemnización por los mismos, en caso se diera el supuesto de una
denuncia calumniosa.

El vigente Código Civil Peruano de 1984 establece de manera más notoria


y clara la figura. En ese sentido, estructura una regulación sobre la
responsabilidad civil extracontractual en el Libro VII, Fuentes de las
Obligaciones, Sección Sexta, principalmente en los artículos 1969° y
1985°.

Dentro de este cuerpo normativo se regula en el artículo 1982° la figura


denominada como “denuncia calumniosa”, que reza de la siguiente
forma:

Responsabilidad por denuncia calumniosa

Artículo 1982º del Código Civil: Corresponde exigir


indemnización de daños y perjuicios contra quien, a
sabiendas de la falsedad de la imputación o de la ausencia
de motivo razonable, denuncia ante autoridad competente a
alguna persona, atribuyéndole la comisión de un hecho
punible.

El presente artículo establece dos alternativas para accionar una demanda


por este supuesto:

65
a) Cuando se haga a sabiendas de la
falsedad.

b) Cuando haya falta de motivo razonable.

El primero de los supuestos tiene lugar cuando una persona denuncia a


otro sujeto por un delito, sabiendo que las imputaciones presentes en su
denuncia son falsas. El segundo, en cambio, es más complejo de
comprender, pues tiene lugar cuando el denunciante no tuvo motivo
razonable para presentar una denuncia ante las autoridades y aun así la
presenta de manera negligente. En ese contexto, queda claro que estamos
frente a una responsabilidad de carácter subjetiva.

Asimismo, debe entenderse que no toda denuncia archivada o sentencia


absolutoria debe dar lugar al nacimiento de una obligación de
indemnización por parte del denunciante. La Sala Penal Permanente de la
Corte Suprema de Arequipa en la sentencia de casación N°1867-2018
emite un pronunciamiento muy importante en aras de aclarar dicha
situación:

“Es obvio que no toda absolución de quien fue denunciado y


procesado genera automáticamente la condena por delito de
denuncia calumniosa al denunciante. Lo esencial es la
falsedad –objetiva y subjetiva– de la denuncia”65

De la misma manera, la Sala Permanente de la Corte Suprema de Ica


señala en el fundamento décimo tercero de la sentencia de casación
N°4236-2015 lo siguiente:

“DÉCIMO TERCERO. En el caso de autos, el demandante


alega que la denuncia instaurada en su contra fue realizada a
sabiendas de su falsedad; sin embargo, ello ha sido
desestimado por las instancias de mérito, al determinar que la
denuncia formulada por la municipalidad demandada
obedeció a la falta de entrega de libros municipales por parte
del demandante, y la sugerencia de la Contraloría General de
la República quien comunicó a la demandada, la existencia
de indicios razonables de la comisión de delitos; de lo que
se colige que el artículo 1982 del Código Civil deviene en
inaplicable al caso de autos, en tanto las instancias han
determinado la inconcurrencia de los dos supuestos
contemplados en dicha norma. Debiéndose precisar
además que, tal como lo ha precisado la instancia de mérito,
la absolución de un proceso penal, no implica necesariamente
la existencia de una denuncia a sabiendas de su falsedad,
más aún teniendo en cuenta que el hecho atribuido en la
denuncia, esto es la no devolución de libros municipales, fue
acreditado en el proceso penal, habiendo sido absuelto de los
cargos por la devolución de los mismos. De lo que se colige
65
Véase en Casación N°1867-2018 Arequipa de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la República 07 de junio del
año 2019.

66
que el recurso de casación debe ser declarado infundado en
todos sus extremos”.66

En esta última sentencia, se deja como criterio jurisprudencial que ante el


supuesto de una sentencia absolutoria seguida por una demanda por
denuncia calumniosa, los jueces no deberán considerar a la denuncia de
plano como calumniosa o meritoria de resarcimiento, sino que basta con
que existan elementos o indicios razonables de la comisión de un delito
para que la denuncia haya sido legítima, sin que el denunciante
posteriormente tenga que indemnizar al denunciado.

Sin duda, el juez al analizar los supuestos del artículo 1982° se encuentra
en el dilema de si es que el denunciante ha hecho la acusación en franco
ejercicio regular de acción del inciso 1) del artículo 1971° o si en realidad
abusó de ese derecho, y con ello le generó daños ilícitos al denunciante67.

Al respecto, las apreciaciones del profesor DE TRAZEGNIES GRANDA, como


miembro de la Comisión Reformadora del Código Civil del año 1984,
resultan sumamente relevantes:

“(…) El artículo del Código que comentamos rige los casos en


que pudiera hablarse (metafóricamente) de un abuso de
derecho de denunciar los delitos a la autoridad.

Existe inmunidad frente a los daños autorizados por la ley,


una de cuyas hipótesis es el ejercicio legítimo del derecho de
dañar. El derecho de denunciar a quien creemos que ha
causado un delito en nuestro perjuicio es sin duda un derecho
de dañar (…)”.

(…) La regla del artículo 1982° señala dos criterios: (1)


cuando la denuncia se hace a sabiendas de su falsedad; (2)
cuando no existía motivo razonable para denunciar. El
primero de estos criterios no presenta dificultad, salvo los
inherentes a la probanza del dolo. En cambio, el segundo
criterio introduce una idea de razonabilidad que puede ser
material controvertible (...).68

Cabe recordar que — de acuerdo a lo que fundamenta el señor Saavedra


Díaz — en su escrito de demanda, los representantes del Bancosur lo
denunciaron con pleno conocimiento de la falsedad de sus
imputaciones (el primer supuesto del artículo 1982°) y como él mismo
reitera en su escrito “(…) con el fin de salvar su responsabilidad con el
Banco Central de Reserva del Perú y cobrar la Póliza de Seguro para estos
casos de supuesta pérdida de dinero, fui denunciado injustamente (…)”.

66
Véase en Casación N°4236-2015 Ica de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la República 19 de abril del año
2016.
67
CIEZA MORA, Jairo, “La responsabilidad civil por denuncia calumniosa y el abuso del denominado “ejercicio regular de
un derecho”, Diálogo con la Jurisprudencia. Año 2010. Pag 57.
68
DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. “La difamación y la calumnia en el Código Civil del año 1984”. Año 1987. En :
Revista Themis. Número 08. Lima. Pag 50. Consulta online: 02 de julio del año 2021.
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/themis/article/view/10691/11174.

67
De la misma manera, la Tercera Sala Civil de Lima en la sentencia
definitiva de fecha 21 de diciembre del año 2001 señaló expresamente que
la denuncia formulada por el banco, que origina el proceso penal, se
encuentra dentro del primer supuesto del artículo 1982° del Código Civil,
puesto que como afirma “(…) habría quedado demostrado que el banco
tuvo conocimiento de la regularidad de las operaciones materia de
la denuncia penal (…)” y que a pesar de ello denunció al demandante por
la comisión de los delitos de hurto, apropiación ilícita, estafa y peculado.

Antes de verificar la existencia de algunos de los elementos de la


responsabilidad civil y de sentar posición sobre los fundamentos que
presentó la Tercera Sala Civil de Lima en la sentencia definitiva, se dejará
clara la diferencia del delito de denuncia calumniosa del artículo 402° del
Código Penal y la indemnización por denuncia calumniosa del artículo
1982° del Código Civil.

Cabe recordar que, según fundamenta el señor Saavedra Díaz en su


demanda, los representantes de Bancosur lo denunciaron con pleno
conocimiento de la falsedad de sus imputaciones (el primer supuesto
del artículo 1982°). Respecto a ello, la Tercera Sala Civil de Lima fue clara
en la sentencia definitiva de fecha 21 de diciembre del año 2001, al
señalar expresamente que la denuncia formulada por el banco, la cual
origina el proceso penal, se encuentra dentro de los supuestos del artículo
1982° del Código Civil, puesto que se habría demostrado que la empresa
tuvo conocimiento de la regularidad de las operaciones materia de
la denuncia penal que formularon, y que a pesar de ello denunciaron al
demandante por la comisión de los delitos de hurto, apropiación Ilícita,
estafa y peculado.

Es importante no confundir la responsabilidad civil derivada de la denuncia


calumniosa, con el delito de denuncia calumniosa regulado en el artículo
402° de nuestro Código Penal, pues aparte de pertenecer a plexos
normativos y ámbitos del derecho distintos, se encuentran algunas
diferencias y similitudes que son importantes resaltar.

Naturalmente se suscitan interrogantes sobre la relación que existe entre


el delito de denuncia calumniosa regulado en el artículo 402° del Código
Penal, y la indemnización civil por denuncia calumniosa del artículo 1982°
del Código Civil. En las siguientes líneas se aclararán las diferencias.

Antes que nada, quiero señalar lo que reza el artículo 402° del Código
Penal:

Artículo 402° del Código Penal: -Denuncia Calumniosa

El que denuncia a la autoridad un hecho punible, a


sabiendas de que no se ha cometido o que ha sido
cometido por persona distinta a la denunciada, o el que
simula o adultera pruebas o indicios de su comisión que
puedan servir de motivo para un proceso penal o el que
falsamente se atribuye delito no cometido o que ha sido
cometido por otro, será reprimido con pena privativa de

68
libertad no mayor de tres años y con ciento ochenta a
trescientos sesenta y cinco días-multa. Cuando la
simulación o adulteración directa o indirecta de
pruebas o indicios sea efectuada por miembros de la Policía
Nacional u otro funcionario o servidor público encargado de la
prevención del delito, y que puedan servir de sustento para
un proceso penal por tráfico ilícito de drogas, la pena será
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años y
trescientos sesenta y cinco a setecientos treinta días multa.

De lo que observamos, el presente artículo —a diferencia del artículo


1982° del Código Civil— nos presenta varios supuestos de hecho que
tendrían como consecuencia la configuración del delito de denuncia
calumniosa y, por ende, la responsabilidad penal del denunciante.

Al revisar cada una de las conductas o supuestos de hecho contenidos en


el presente artículo, podemos darnos cuenta que el único supuesto que
comparte el presente artículo con el artículo 1982° del Código Civil es el
primero que versa de la siguiente manera: “el que denuncia a la autoridad
un hecho punible, a sabiendas de que no se ha cometido” . El resto de
supuestos no se encuentran regulados en el artículo 1982°, dejando claro,
de esta manera, una de las diferencias entre ambos.

Asimismo, resulta trascendental entender otra de las diferencias, que a mi


modo de ver resulta ser la principal, y es que como señala ESPINOZA
ESPINOZA, en el delito de denuncia calumniosa se atenta directamente
contra el bien jurídico “Administración de Justicia” y el sujeto pasivo es el
Estado69, el mismo que tiene que asumir los costos de la activación del
proceso penal basado en engaños, mientras que en la indemnización por
denuncia calumniosa lo que se cautela es al sujeto de derecho merecedor
del resarcimiento producto del daño sufrido, quien fue víctima de daños
patrimoniales o extrapatrimoniales de la activación ilícita de un proceso
penal.

De lo que lógicamente podemos inferir que, ante la comisión del delito de


denuncia calumniosa, no necesariamente se tiene que acreditar la
existencia de un daño sufrido por el denunciado, sino que basta con que la
administración de justicia haya sido engañada para que tenga lugar la
configuración y posterior sanción del delito.

Recordemos que a través del proceso penal lo que se busca determinar es


si el sujeto merece sanción penal por infringir la Ley penal por haber
cometido un hecho punible, mientras que en el proceso civil activado por la
exigencia de indemnización por daños responde a una lógica distinta, pues
lo que se pretende es determinar quién asume el daño ocasionado.

Además, si bien en las líneas posteriores no se realiza un análisis de la


relación causal en el marco del supuesto de denuncia calumniosa, es
importante señalar que la teoría de la causalidad empleada en estos casos
es la de la “teoría de la causalidad adecuada”, teoría que busca entre todas
las condiciones aquella que haya influido de manera determinante en la
69
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil” Op. Cit. Pag 973.

69
producción del daño70, en este caso dicha condición sería claramente la
denuncia presentada por el sujeto.

Considero sumamente relevantes las conclusiones sobre la teoría de


causalidad empleada en dicho supuesto, a las cuales llega la Sala Civil
Corporativa de Procesos Abreviados y de Conocimiento de la Corte
Superior de Lima en la resolución del 5 de octubre del año 2000 y que cita
el jurista ESPINOZA ESPINOZA en su obra:

“El nexo de causalidad se da entre la denuncia calumniosa y


el daño sufrido: las medidas que tomen el fiscal o el juez solo
pueden ser entendidas como meras condiciones con respecto
al daño. Así el demandado no puede escudarse en ella,
tratando de calificarlas como concausas (…)” 71

Finalmente, cabría cuestionarse porqué es que el señor Saavedra Díaz no


denunció a los representantes de Bancosur por el delito de denuncia
calumniosa. En mi opinión, no lo hizo debido a que su interés no era lograr
la sanción de los representantes del banco, sino más bien obtener una
indemnización y frente a ello pensó seguramente que, situando el conflicto
únicamente en el ámbito resarcitorio, sus intereses se iban a ver mejor
satisfechos.

6.2.2 La existencia del elemento de antijuridicidad en las conductas


del demandado

La antijuridicidad como elemento conformante de la responsabilidad civil,


implica que la obligación legal de indemnizar nace cuando se causa un
daño a otro mediante una conducta que no es amparada por la ley, por
contravenir una norma prohibitiva, el orden público o las buenas
costumbres o las buenas reglas de convivencia social. 72

De manera esclarecedora TABOADA CÓRDOVA señala que


“modernamente existe acuerdo en que la antijuridicidad, consiste en que
una conducta es antijurídica no solo cuando contraviene una
norma prohibitiva, sino también cuando la conducta viola el
sistema jurídico en su totalidad, en el sentido de afectar los valores
o principios sobre los cuales ha sido construido”.73

En ese sentido, como señala el doctor TABOADA CÓRDOVA, la conducta


generadora del daño se considerará como antijurídica no solo cuando
transgreda una norma prohibitiva expresa, sino también cuando se
contravengan los principios del orden público, o las reglas de convivencia
social, como las buenas costumbres; y en el ámbito contractual cuando
se transgreda una conducta pactada de forma previa74.

70
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil” Op. Cit. Pag 362.
71
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil” Op. Cit. Pag 985.
72
Véase en Casación N°3168-2015 de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la República.
73
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “Elementos de la responsabilidad civil”. Op Cit. Pag 36.
74
Véase en Casación N°3168-2015 Pag 08.

70
De esa manera, el mismo autor distingue entre “antijuridicidad típica” y
“antijuridicidad atípica”, la primera referida al supuesto de una conducta
que vaya en contra de una norma prevista en el ordenamiento y la
segunda cuando la contravención es a los valores que el ordenamiento
jurídico establece, independientemente de si está regulado en una norma
jurídica positiva.

En nuestro ordenamiento, en el artículo 1971°, citado en líneas


anteriores, cuando establece que no hay responsabilidad por daño
causado en el ejercicio regular de un derecho; hace referencia implícita al
elemento de antijuridicidad por el simple hecho de que cuando se actúa
al amparo de un ejercicio regular de un derecho, a pesar de que se
pueda causar daño, el mismo será resultado de una actividad lícita,
ajustada al ordenamiento.75

Al respecto, considero sumamente importante lo señalado por el profesor


TABOADA CÓRDOVA quien indica que “(…) Obviamente, el artículo 1971°
al señalar en su primer inciso que no hay responsabilidad por daño
causado en el ejercicio regular de un derecho, está haciendo referencia
implícita al concepto de antijuridicidad, por la simple y evidente razón de
que cuando se actúa en el ámbito del ejercicio regular de un derecho a
pesar de que se pueda causar daño, el mismo será resultado de una
actividad lícita, ajustada a Derecho y por ende, permitida y plenamente
justificada por el ordenamiento(…)”.76

De esa manera, el supuesto de antijuridicidad en el caso de denuncia


calumniosa77 se encuentra presente de manera implícita en el inciso 1)
del artículo 1971°, pues la conducta del denunciante será antijurídica si
es que no ejerce regularmente su derecho de acción dentro de las pautas
que señala la ley; y si contrariase los fines y límites señalados, el daño
derivado de la denuncia estaría justificado y no correspondería
responsabilidad para quien lo causó.78

En ese sentido, la pregunta que cabría hacernos es si los representantes


del banco al momento de denunciar al demandado habrían ejercido
legítimamente su derecho de acción 79 y, de esa manera, su conducta
habría estado al amparo del inciso 1) del artículo 1971° del Código Civil.

75
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “Elementos de la responsabilidad civil”. Op Cit. Pag 49.
76
TABOADA CÓRDOVA, Lizardo, “Elementos de la responsabilidad civil”, Op Cit. Pág. 48.
77
La denuncia calumniosa constituye un claro ejemplo de “antijuridicidad típica” como concepto expuesto por el doctor
Lizardo Taboada Córdova en la obra citada.
78
BUSTAMANTE ALSINA, Jorge, “Teoría General de la Responsabilidad Civil. Abeledo-Perrot, Buenos Aires. 1986, p.140.
79
El derecho de acción está reconocido en el artículo 2° del Título Preliminar del Código de Procedimientos penales:
Artículo 2°. -FORMAS DE LA ACCIÓN PENAL del Código Penal:
La acción penal se pública o privada. La primera se ejercita por el Ministerio Público de oficio o a instancia de la parte
agraviada, o por acción popular en los casos autorizados por la ley. La segunda directamente por el ofendido, conforme al
procedimiento especial por querella, que este Código establece. Asimismo, es importante señalar que el “derecho de
acción” encuentra amparo constitucional en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución Política del Perú referido a la
tutela jurisdiccional efectiva.

71
Para responder dicha pregunta es clave identificar primero si los
representantes del banco se acogieron de alguna norma específica para
ejercer su derecho; y segundo, verificar el estándar sobre los
requerimientos mínimos que exige el ordenamiento para el inicio de una
investigación preliminar.
Sobre el primer punto, el escrito de contestación de demanda presentado
por el representante del Bancosur el día 21 de septiembre del año 1998
señala acertadamente lo siguiente:

“(…) El artículo 84 del Decreto Legislativo N°637, que


aprobó la Ley General de Instituciones Bancarias,
Financieras y de Seguros, entonces vigente, establece la
responsabilidad del Directorio en caso se omita la adopción
de medidas necesarias para corregir las irregularidades
en la gestión. En este caso, es evidente que era necesario la
adopción de medidas al haberse descubierto transacciones
financieras, realizadas por funcionarios que no contaban con
la debida autorización, siendo una de esas medidas la
denuncia penal formulada contra dichas personas por
considerarse que había un ilícito penal (…)”.

Al respecto, el artículo 84° de la Ley General de Instituciones Bancarias


de la época señala lo siguiente:

Artículo 84° de la LGS: Los directores, con la solidaridad


que señala el artículo 172° de la Ley General de Sociedades,
son especialmente responsables por:

b) Omitir la adopción de medidas necesarias para corregir


las irregularidades en la gestión (…).

Frente a ello, queda determinar si en los hechos del caso existen


irregularidades en la gestión de la persona jurídica que dieron motivos
suficientes y legítimos para denunciar al señor Saavedra Díaz y a los
demás imputados, y así se habría evitado la responsabilidad del directorio
frente al propio banco por omisión de denuncia.

Para dichos efectos, considero importante tener presente cinco hechos


claves corroborados en el proceso penal:

1. La existencia de dos faltantes de dinero en la bóveda del


banco de más de un millón de soles conjuntamente. Estos
hechos se corroboraron con las actas de inspección de
bóveda adjuntas en los atestados policiales.

2. Las dos operaciones bancarias que dieron como resultado


ambos faltantes no fueron contabilizadas el mismo día en
que se sustrajeron los montos de dinero.

3. Las operaciones realizadas no fueron sustentadas con algún


tipo de poder de representación o autorización expresa de
los gerentes del banco.

72
4. El demandante, al momento de justificar el segundo faltante
de dinero, presentó ante la gerencia administrativa un
cheque de la empresa Covise S.A. que resultó no tener
fondos.

5. El demandante, en el momento de los hechos, era el Jefe de


Bóveda del Bancosur, por tanto, tenía a cargo el control de
los flujos de dinero que entraban y salían de la bóveda.

Estos cinco hechos no solo demuestran las gestiones irregulares dentro


del banco que dieron mérito a las denuncias, sino también demuestra
como los hechos vinculan directamente al demandante con la comisión
de los delitos. Por tanto, frente a dichos hechos los directores del banco
se vieron en la obligación de tomar las medidas correspondientes para
corregir las irregularidades en la gestión del banco, ergo tuvieron el
deber de denunciar las operaciones bancarias efectuadas por los
funcionarios bancarios.

Sobre el segundo punto, debemos tener claro cuáles son los elementos
necesarios y suficientes que requiere un sujeto para denunciar a otro de
manera legítima. Actualmente el tema es más sencillo pues existen
sentencias como la Sentencia Plenaria Casatoria N°01-2017 que
establece un estándar sumamente ilustrativo de los elementos que
requiere cada etapa de la investigación penal:

Primera, para la emisión de la disposición de diligencias


preliminares sólo se requiere sospecha inicial simple,
para “...determinar si han tenido lugar los hechos objeto de
conocimiento y su delictuosas, así como asegurar los
elementos materiales de su comisión, individualizar a las
personas involucradas en su comisión[...], y, dentro de los
límites de la Ley, asegurarlas debidamente” (artículo 330,
apartado 2, del CPP). Segunda, para la expedición de la
disposición de formalización de la investigación preparatoria
se necesita sospecha reveladora, esto es, “...indicios
reveladores de la existencia de un delito, que la acción no
ha prescrito, que se ha individualizado al imputado y que, si
fuera el caso, se han satisfecho los requisitos de
procedibilidad...” (artículo 336, apartado 1, del CPP).
Tercera, para la formulación de la acusación y la expedición
del auto de enjuiciamiento se precisa sospecha suficiente,
vale decir, “...base suficiente para ello...” o “...elementos de
convicción suficientes para solicitar fundadamente el
enjuiciamiento del imputado” (artículo 344°, apartado 1 y
apartado 2, literal d a contrario sensu, del CPP).

La Sentencia Plenaria establece entonces que para iniciar un proceso


penal solo se requiere una “sospecha inicial simple”, es decir, únicamente
la existencia de elementos materiales que indiquen la posibilidad de la
comisión de algún delito.

En el momento que tuvieron lugar los hechos del caso, lamentablemente


no existió un estándar tan claro como el que establece la sentencia

73
plenaria, sin embargo, el Código de Procedimientos Penales ofrece dos
filtros procesales importantes por el cual pasaron los hechos
denunciados: la “formalización fiscal de la denuncia” regulada en el
artículo 94° inciso 2) de la Ley Orgánica del Ministerio Público aprobada
por el Decreto Legislativo N°052; y el “auto de apertura de instrucción”
emitido por el juez instructor del artículo 77° del Código de
Procedimiento Penales.

La formalización fiscal estuvo regulada de la siguiente manera:

Artículo 94° de la LOMP- Obligaciones del Fiscal


Provincial.

Son obligaciones del Fiscal Provincial en lo Penal:

(…) 2) Denunciado un hecho que se considere delictuoso


por el agraviado o cualquiera del pueblo, en los casos de
acción popular, se extenderá acta, que suscribirá el
denunciante, si no lo hubiese hecho por escrito, para los
efectos a que se refiere el artículo 11 de la presente Ley. Si
el Fiscal estima procedente la denuncia, puede,
alternativamente, abrir investigación policial para reunir la
prueba indispensable o formalizarla ante el Juez
Instructor. En este último caso, expondrá los hechos de que
tiene conocimiento, el delito que tipifican y la pena con que
se sanciona, según ley; la prueba con que cuenta y la que
ofrece actuar o que espera conseguir y ofrecer
oportunamente. Al finalizar el atestado policial sin prueba
suficiente para denunciar, el Fiscal lo declarará así; o
cuando se hubiese reunido la prueba que estimase
suficiente procederá a formalizar la denuncia ante el
Juez Instructor como se deja establecido en el presente
artículo. (…)

El doctor SAN MARTÍN CASTRO describe de manera esclarecedora lo


dispuesto por el artículo 94° de la Ley Orgánica del Ministerio Público
citado:

1. (…) Como ya se ha precisado, si el Fiscal Provincial


considera que el hecho denunciado constituye, que la acción
penal no ha prescrito, que se ha cumplido con la
condiciones de procedibilidad previstas por ley, que se han
cumplido con las condiciones procedibilidad previstas por
ley, que se ha individualizado al imputado y que existe
causa razonable (el hecho es efectivo, existen pruebas
suficientes o, mejor dicho, suficientes indicios delictivos
o de criminalidad), interpondrá ante el Juez penal una
“denuncia formalizada” (vid.art.94°2.LOMP).80

80
SAN MARTÍN CASTRO, Cesar. “Derecho Procesal Penal”. Lima: Editorial Jurídica Griley. Año 2010. Pag.495.

74
Por otro lado, el segundo filtro se encontró en el artículo 77° del Código
de Procedimientos Penales, aplicado al caso penal en el que fue absuelto
el señor Saavedra Díaz:

Artículo 77° del Código de Procedimiento Penales: -Recibida


la denuncia, el Juez Instructor sólo abrirá la instrucción
si considera que el hecho denunciado constituye
delito, que se ha individualizado a su presunto autor y que
la acción penal no ha prescrito. El auto contendrá en forma
precisa, la motivación y fundamentos, y expresará la
calificación de modo específico del delito o los delitos que se
imputan al denunciado y la orden de que debe concurrir a
que preste su instructiva. (…)

En síntesis, la formalización exige que el fiscal tenga prueba suficiente


para poder presentarla y el auto de apertura de instrucción solo podrá
tener lugar si es que el Juez considera que el hecho constituye
delito, constituyendo ambos auténticos filtros que podrán descartar o
cuando menos cuestionar la afirmación acerca de la existencia de una
denuncia calumniosa.

A modo de sustento de lo desarrollado, la Casación N°284-2014 Callao de


fecha 13 de abril de 2015 señaló lo siguiente:

Décimo Quinto- (…) Ocurrido es, la denuncia mereció una


nueva calificación, la que correspondió hacer al juez penal
de la causa. Este, conforme lo indica el artículo 77° 81 del
Código de Procedimientos Penales, es quien abre instrucción
solo si considera que de los recaudos adjuntados existen
“indicios suficientes o elementos de juicio
reveladores de la existencia de un delito”. Esta nueva
evaluación legal para la existencia de un proceso penal
supone la existencia de un filtro que cierne las denuncias
calumniosas o inmotivadas de las que reúnen las
condiciones necesarias para la investigación penal (…).82

Por lo expuesto, queda claro que — en el presente caso — al momento


de formalizar las denuncias, los fiscales sí identificaron en los hechos
indicios claros de la comisión de los delitos imputados. De la misma
manera, los jueces instructores también encontraron los elementos
delictivos suficientes como para emitir los respectivos autos de apertura
de instrucción, siendo este último un filtro naturalmente más riguroso
que el primero.

Para entender el razonamiento que tuvieron los jueces para emitir los
respectivos autos, considero ilustrativo lo señalado por el Quinto Juzgado
Penal de Lima en el auto de apertura de instrucción de fecha 22 de
noviembre del año 1993 contenido en el expediente:

(…) Por otro lado, las instrucciones antes indicadas no


incluían a la facultad de convenir operaciones comerciales y

81
El Decreto Legislativo N°1206 del 23 de septiembre del año 2015 modificó el artículo 77° del Código de
Procedimientos Penales estableciendo para el auto de apertura los “indicios suficientes o elementos de juicio
reveladores de la existencia de un delito”.
82
Véase en Casación N°284-2014 de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia.

75
menos aún de modo unilateral, arbitraria, oculta,
fraudulenta, más cuando se trataba de una operación
extremadamente riesgosa, sabiendo que en el Sistema
Financiero el Banco Central de Crédito Cooperativo del Perú,
atravesaba una mala situación económica (…).

(…) Asimismo por otro lado debe precisarse, según el


Atestado Policial, que el denunciado (cajero) Oscar
Saavedra Diaz, facilitó a su Jefe Inmediato el denunciado
Leonidas Yabar Bedregal el cheque de la Firma Covise (…).

En ese contexto, podemos afirmar que los hechos suscitados aportaron


los elementos suficientes para presentar ambas denuncias por delitos
patrimoniales contra el banco y, por tanto, dar inicio a las investigaciones
penales contra el demandante. También debe tomarse en consideración
el cargo y las funciones que desempeñaba el propio demandante en el
banco. De igual manera, que estaba vigente en ese momento la
normativa perteneciente al ámbito bancario que obligaba al directorio a
denunciar las gestiones irregulares dentro de la entidad.

En efecto, estamos frente a un caso en donde, como señala DE


TRAZEGNIES GRANDA, “la responsabilidad del denunciante queda
exonerada también si varias autoridades creyeron en la procedencia de la
denuncia, aunque finalmente se haya absuelto al denunciado”83.

En conclusión, no estaríamos frente a una conducta antijurídica, sino


que, por el contrario, nos encontramos frente a una conducta que habría
generado daños permitidos en ejercicio legítimo de un derecho,
amparados en la causal de justificación del inciso 1) del artículo 1971°
del Código Civil.

6.3 Analizar si las denuncias interpuestas por los representantes del


Bancosur produjeron un daño moral en el demandante

6.3.1 El daño como elemento conformante de la responsabilidad civil

Se entiende por daño a todo menoscabo que conforma un perjuicio para


quien lo sufre y que cuando ocurre surge una reacción jurídica
denominada “resarcimiento”84. Definitivamente, estamos frente a uno de
los elementos más relevantes de la responsabilidad civil, tanto así que
parte de la doctrina reconoce a la responsabilidad civil como el “derecho
de daños”.

El doctor FERNÁNDEZ SESSAREGO presenta dos clasificaciones del daño


muy reconocidas: la primera clasifica los daños de acuerdo a la calidad
ontológica del ente que sufre las consecuencias del mismo. Allí se
diferencian los daños subjetivos (daño a la persona) y los daños objetivos
(daño a las cosas). La segunda ya no es una clasificación que se realiza

83
DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. La Responsabilidad Extracontractual. Lima: Pontificia
Universidad Católica del Perú Fondo Editorial. Año 1995. Pag 53.
84
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. Op Cit. Pág. 429.

76
de acuerdo a la naturaleza mismas del ente dañado, sino en relación a
las consecuencias derivadas del evento que causó el daño.

Por tanto, cuando nos encontramos ante daños que generen


consecuencias que puedan ser cuantificadas y fácilmente resarcidas con
dinero nos encontramos ante daños “patrimoniales” (daño emergente y
lucro cesante), por el contrario, cuando nos encontramos frente a
consecuencias que no puedan ser fácilmente cuantificables y resarcidas
con dinero nos encontramos frente a daños “extrapatrimoniales” (daño
moral y daño a la persona).85

En esa línea, el jurista MEDINA CRESPO en el marco del principio de


reparación integral del daño, explica que en el caso de los daños
materiales o patrimoniales la reparación civil efectiva es casi “perfecta” o
“simétrica”86, ya que el dañado consigue una indemnización de tal modo
que es colocado en una situación existente antes de sufrir el daño.
Mientras que, en el caso de los daños extrapatrimoniales, la reparación
cobra un sentido compensador, mitigador o satisfactorio 87.

En el caso particular de la denuncia calumniosa, muchos autores


coinciden en que el derecho que se lesiona es el derecho al honor,
entendido este como el juicio de valor que se hace de una persona de sí
mismo, el cual puede ser objetivo denominado “reputación” (cuando los
demás lo hacen) o subjetivo (cuando lo hace el mismo sujeto)
denominado “honra”88.

Sin embargo, no comparto la anterior postura que pareciera identificar


únicamente al daño al honor como el único daño sufrido por la víctima en
este supuesto, pues omite otro tipo de daños que puede sufrir la víctima
a través de la denuncia calumniosa y que no son necesariamente daños
contra derechos de la personalidad como el honor, sino que también
pueden ser daños de carácter patrimonial como el daño emergente y el
daño lucro cesante.

Para poder ser considerado como resarcible, el daño debe cumplir con
cuatro requisitos: certeza, subsistencia, especialidad e injusticia. 89

a) Certeza

La certeza del daño debe ser fáctica y lógica, debe constatarse que el
daño se debe haber producido en el plano fáctico. Mientras que, por otro
lado, también debe existir una certeza lógica del daño. Es decir, el daño

85
FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos. “Apuntes sobre el daño a la persona”. 2011. Pag 02. Consulta Online: el 10 de febrero
del año 2021. http://dike.pucp.edu.pe/bibliotecadeautor_carlos_fernandez_cesareo/articulos/ba_fs_4.PDF
86
ALBORNOZ RAMÍREZ, Irina Betsy, “Trabajo de Suficiencia Profesional para optar por el Título de Abogado: Informe
sobre Expediente N°37862-2009-0-1801-JR-CI-32”. Año 2021. Pag 42. Consulta Online: 03 de julio del año 2021.
https://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/20.500.12404/17700
87
MEDINA CRESPO, Mariano. La ambigüedad de la jurisprudencia civil sobre la reparación íntegra y vertebrada. En:
Revista de la Asociación Española de Abogados Especializados en Responsabilidad Civil y Seguro. N.º 40. Pp. 25-42.
Consulta Online: 02 de julio del año 2021. http://www.asociacionabogadosrcs.org/revistas/rc40.pdf
88
CIEZA MORA, Jairo, Op. Cit. Pag 66.
89
BUENDÍA DE LOS SANTOS, Eduardo “La responsabilidad civil de la Policía Nacional del Perú”. 2014. En: Revista
Actualidad Civil Registral N°242. Lima. Pag.47. Consulta Online: https://works.bepress.com/eduardo-buenda/4/

77
debe haber sido una consecuencia lógica del hecho que lo produjo. 90 La
certeza lógica del daño se comprueba al momento de la verificación de la
relación causal entre el hecho generador y el daño, y no propiamente en
el análisis de la existencia del mismo. Por último, se debe tomar en
consideración que la certeza exigible del daño varía en función al tipo de
daño de que se trate.

b) Subsistencia

La subsistencia exige que el daño debe ser considerado como resarcible


solo si no ha sido reparado con anterioridad. El ejemplo clásico es el de
la persona que habría sufrido un daño, pero que fue cubierto por el
seguro del dañante. No obstante, la víctima del daño podrá demandar
por la diferencia entre lo recibido y el daño sufrido.

c) Especialidad

La especialidad es el requisito que exige que el perjuicio debe ser


personal, es decir, que solo pueden reclamar por el daño aquel que lo
haya sufrido. No obstante, se debe tomar en cuenta que en algunos
casos puede haber muchas víctimas distintas de un hecho generador, y
que no tienen que ser necesariamente las demandantes.

d) Injusticia

Como señala FERNÁNDEZ CRUZ, la injusticia del daño debe ser entendida
como la afectación a cualquier tipo de intereses que merezca protección
por el ordenamiento, aun cuando responda a situaciones de hecho que
en otro ámbito del derecho pueda haber sido calificado como ilegítimo.

El daño se considera injusto cuando se encuentra en contraposición a los


supuestos de irresponsabilidad contenidos en el artículo 1971° del Código
Civil. Por tanto, todos los daños que no se encuadren dentro de estos
supuestos de irresponsabilidad son daños injustos y por ende merecen
resarcimiento91.

Resulta sumamente importante mencionar que este requisito del daño es


empleado por un importante y respetado sector de la doctrina que realiza
el juicio de responsabilidad sin tomar en cuenta a la antijuridicidad como
elemento conformante de la responsabilidad civil, dentro de los que se
encuentran profesores de destacada trayectoria como el doctor
FERNÁNDEZ CRUZ, BUENDÍA DE LOS SANTOS, LEYSSER LEÓN, CAMPOS
GARCÍA entre otros, y que centran parte de su análisis en verificar si es
que el daño realizado generó algún tipo de afectación a cualquier tipo de
interés protegido por el ordenamiento. Como dejo notar en líneas
anteriores, personalmente adopto la postura que más bien busca
determinar si es que el daño realizado fue resultado de una conducta
antijurídica, por tanto, no cabría dentro de mi análisis el “daño injusto”,
pues el mismo, como vimos, se centra en la víctima que sufrió el daño y
no en la acción del dañante.
90
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la responsabilidad civil”. Op Cit. Pag 64.
91
FERNANDEZ CRUZ. “Introducción a la responsabilidad civil”. Op Cit. Pág. 21.

78
Por otro lado, considero relevante la diferenciación de ambos conceptos
que realiza el profesor LEÓN HILARIO cuando señala que la
“Antijuridicidad”, en efecto, no significa solamente ausencia de
justificación del daño ocasionado (daño non iure), sino también oposición
de una conducta al dictado preciso de las normas jurídicas y, más aun, al
ordenamiento jurídico en su conjunto (daño contra ius)” 92.

El señor Saavedra Díaz en su escrito de demanda alegó haber sufrido


daños patrimoniales y daños extrapatrimoniales. En las siguientes líneas
nos pondremos en el supuesto de que la conducta de los representantes
del banco hubiera sido efectivamente una conducta antijurídica no
legitimada por el ordenamiento, y en ese tenor determinaremos si el
demandante sufrió realmente el daño moral sobre el cual exige un
resarcimiento.

6.3.2 El daño moral

Por daño moral debe entenderse a toda aflicción, pena, y tristeza


producida hacia la víctima o su familia. 93 Otra definición la presenta
ESPINOZA ESPINOZA cuando señala que “el daño moral es el daño no
patrimonial, es el inferido en derecho de la personalidad o en valores que
pertenecen más al campo de la afectividad que al de la realidad
económica”. 94

Por otro lado, hay que tener en cuenta que este concepto tiene dos
dimensiones. La primera, denominada daño moral en sentido estricto,
referida al menoscabo sentimental y sufrimiento interior consecuencia de
un hecho generador de responsabilidad. La segunda, involucra la primera
dimensión, pero incluye también la afectación a los derechos de la
personalidad como el honor y la buena reputación, para poner un
ejemplo95.

El jurista FERNÁNDEZ CRUZ señala tres características del daño moral


sumamente relevantes y que deben tenerse en cuenta para su
comprensión y diferenciación frente a otro tipo de daños 96 : la primera es
que hay que entender que se trata de un daño que al ser psíquico afecta
la fase interna del individuo, y es eminente subjetivo. Al no trascender la
faz de la productividad, y ser imposible de ser valuado, va a tener que
ser necesariamente estimado97. La segunda es que el daño moral carece

92
LEÓN HILARIO, Leysser “La responsabilidad civil: Líneas Fundamentales. Op Cit. Pág 44.
93
VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique. Creaciones e innovaciones jurídicas de validez universal por Carlos Fernández Sessarego. En:
Revista Athina N°14. 2018. Pág 26. Consulta Online: 10 de febrero del año
2021.https://repositorio.ulima.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12724/7372/Varsi_Fernandez_Sesarego.pdf?
sequence=1&isAllowed=y
94
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Op. Cit. Pág. 438.
95
LEÓN HILARIO, Leysser. Funcionabilidad del “daño moral” e inutilidad del “daño a la persona” en el derecho civil
peruano. En: http://dike.pucp.edu.pe/doctrina/civ_art57.pdf Fecha de consulta: 10 de agosto de 2021.
96
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la responsabilidad civil: Lecciones universitarias”. Op Cit. Pág. 102.
97
Los daños estimados como el daño moral solo es posible estimarlos mediante la valoración equitativa, ello se realiza en
función del artículo 1332° del código civil que señala lo siguiente:
Artículo 1332°- Código Civil:

79
de causalidad en términos económicos, lo que implica que, para que sea
resarcible, una legislación concreta tiene que acogerlo y señalarlo como
resarcible. La tercera y última característica que señala el doctor
Fernández Cruz, es que el daño moral es por esencia temporal, ya que el
individuo tiene por definición de la naturaleza humana el dominio del
dolor hacia el instinto de supervivencia, lo que hace que este no sea
permanente.

Sumado a estas características expuestas por el profesor FERNÁNDEZ


CRUZ, quisiera mencionar otra destacada por el doctor TABOADA
CÓRDOVA en su obra, referida a que de acuerdo al artículo 1984° 98 de
nuestro Código Civil, el daño moral es indemnizado considerando su
magnitud y el menoscabo producido a la víctima, pero también a su
familia. De ello se desprende que el juez al momento de cuantificar el
debe considerar a la familia como un factor importante como para elevar
la suma de la indemnización.

Adicionalmente, resulta necesario, a fin de entender a cabalidad el daño


moral, poder ubicarlo conceptualmente frente al daño a la persona.
Sobre ese aspecto, la doctrina se divide claramente por aquellos juristas
como el doctor LEÓN HILARIO que consideran que el daño moral es el
género y el daño a la persona la especie, en consecuencia de lo cual
reconoce al daño moral en sentido estricto como un “(…) daño que no
recae sobre ninguna cosa material perteneciente al perjudicado, que no
se advierte con los sentidos externos (…)” y el daño moral en sentido
lato el daño que “(…) recae en cosas materiales pertenecientes al
individuo, fuera de los bienes patrimoniales, como son la integridad
corporal y salud física (…)”.

Por otro lado, se encuentran los juristas como FERNÁNDEZ CRUZ que
indican que “(…) Si el daño a la persona comprende a la parte psíquica
del sujeto, se entiende entonces que un subtipo de este daño, y es, el
llamado “daño moral”, también codificado como tal en nuestra
legislación civil (arts. 1322° y 1985° del Código Civil peruano) que pese a
devenir en un subtipo de aquel tiene la necesidad de diferenciarse a la
luz de la codificación peruana (…)99. Y que, por tanto, consideran al daño
a la persona como el género y al daño moral como la especie.

Respecto a este tema se pronunció el día 15 de diciembre del año 2010,


la Corte Suprema en el Tercer Pleno Casatorio Civil, en donde de forma

Si el resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto preciso, deberá fijarlo el juez con valoración equitativa.
El doctor Gastón Fernández Cruz en su libro “Introducción a la responsabilidad civil” en la página 106 señala como
criterios a tomar en cuenta por la judicatura al momento de realizar la valoración equitativa los siguientes:
La gravedad del daño, las peculiaridades del caso sometido a análisis en función a las condiciones de tiempo, lugar y
propias de la víctima y el victimario, las reparaciones dadas en casos semejantes, la reiteración de la conducta dañosa, la
gravedad de la conducta dañosa del agente, el contexto socioeconómico del país entre otros criterios.
98
Artículo 1984°-Código Civil:
El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y menoscabo producido a la víctima y a su familia.
99
FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, “Introducción a la responsabilidad civil” Op. Cit. Pag 104.

80
vinculante estableció que el daño moral se encuentra contenido dentro
del daño a la persona.100

Por mi parte, me inclino más por la segunda postura presentada, la


misma que considera al daño a la persona como el género y al daño
moral como la especie, pues considero que como señala el doctor
FERNADEZ CRUZ “el daño moral debe ser entendido como un subtipo
especial del daño a la persona y que debe tener contornos especialmente
definidos para diferenciarse del daño a la persona como voz
omnicomprensiva101. A diferencia de lo postulado por otro gran jurista
el profesor OSTERLING PARODI que indica que “(…) la definición del
daño moral debe ser lo más amplia posible, incluyendo todo daño o
perjuicio a la persona en sí misma -física o psíquica-(…)” 102.

No obstante, para métodos prácticos considero que lo más relevante


consiste en saber distinguir al daño moral y daño a la persona como
voces independientes de daño comprendidas en el genérico daño no
patrimonial.

Por último, y complementando este último punto pienso que hay que ser
plenamente conscientes que el artículo 1985° de nuestro Código Civil
distingue al daño a la persona como un tipo de daño independiente y que
independientemente de la inclinación que tengamos en la referida
discusión debemos tomar en cuenta la diferenciación conceptual entre
ambos tipos de daño al momento de resolver un caso.

Queda claro entonces, que el daño moral por su propia naturaleza


extrapatrimonial descrita líneas arriba, en cuanto al grado de certeza
necesario para acreditarlo será menor que en el caso de los daños
patrimoniales, aun así, cabe preguntarse, ¿cuál es el grado de certeza
que se exige en el ordenamiento sobre el daño moral? Solo respondiendo
dicha interrogante podremos estar seguros de su existencia en los
hechos del presente caso.

Antes que nada, presentaré de manera esquemática cuales fueron los


hechos que según la Tercera Sala Civil en la sentencia definitiva de fecha
21 de diciembre del año 2001 justifican el resarcimiento por daño moral
hacia el demandante:

1.- El sentimiento aflicción y dolor que le produjo el


hecho de haber estado detenido en la carceleta del
Poder Judicial por 24 horas por un crimen que
100
Tercer Pleno Casatorio Civil de la Corte Suprema de fecha 15 de diciembre del año 2010. Consulta online:
15 de agosto del año 2021.
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/4d1c4700407243988574c599ab657107/
TERCER+PLENO+CASATORIO+CIVIL.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=4d1c4700407243988574c599ab657107
101
FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón, “Introducción a la responsabilidad civil” Op. Cit. Pag 105.
102
OSTERLING PARODI, Felipe, “Indemnización por daño moral”. Año 2015. Consulta online: 20 de agosto de
2021.http://www.osterlingfirm.com/Documentos/articulos/Indemnizaci%C3%B3n%20por%20Da%C3%B1o
%20Moral.pdf

81
supuestamente no cometió.
2.- El sentimiento que le causó el hecho de haber
tenido que cumplir injustamente con las medidas de
comparecencia restringida que trajo como
DAÑO consecuencia el hecho de no haber podido salir del
MORAL país
3.-El daño psicológico que le produjo a él y a su familia
el haber estado inmerso en un proceso penal durante
años.
4.-El perjuicio a su imagen personal y buen nombre
producto de los medios de comunicación que lo
presentaron como un delincuente.

6.3.3- La probanza del daño moral y la aplicación en el caso

Resulta imprescindible destacar que tanto el demandante como la


Tercera Sala Civil consideraron claramente que era mínimo el grado de
certeza que habría que probar frente a tales hechos constitutivos del
daño moral. Muestra de ello es que, en la demanda declarada fundada
por la Tercera Sala, no se señaló ningún medio probatorio vinculado
directamente a la afectación emocional sufrida por el demandante. En las
siguientes líneas estableceré el grado de certeza que exige el
ordenamiento para probar la existencia del daño moral y determinaré si
con los elementos presentados en la demanda se pudo justificar la
existencia del mismo.

Como señala el doctor BUENDÍA DE LOS SANTOS, en el ordenamiento


existe el viejo adagio que indica que, en materia procesal, “quien alega
un hecho tiene que probarlo”. Este principio se encuentra regulado en el
artículo 196º que indica lo siguiente103:

Artículo 196º del Código Procesal Civil: Salvo


disposición legal diferente, la carga de probar
corresponde a quien afirma hechos que configuran
su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos
hechos.

En mérito a este principio podemos afirmar que, en efecto, cualquier


persona que afirma un hecho contenido en una pretensión tiene que
demostrar su existencia. Sin embargo, debemos decir que en general la
doctrina y la jurisprudencia tienen posiciones contradictorias respecto al
grado de certeza que debe probarse para acreditar la existencia de un
daño extrapatrimonial. Por el contrario, existe un sector de la doctrina
que considera que en algunos casos el daño moral se desprende de los

103
BUENDIA DE LOS SANTOS, Eduardo. “Un alegato a favor del daño in re ipsa. A propósito de los daños a los derechos de la
personalidad de la persona jurídica en el sistema jurídico peruano”. En: Ius360.com Consulta virtual: 04 de julio del año 2020.

82
hechos mismos, lo que se denomina como daño moral in re ipsa. En este
sentido se expresa el doctor BOLLINI:

“…La idea, en efecto, que el perjuicio no patrimonial no


necesitaría de una prueba particular resultando suficiente
demostrar el hecho generador del perjuicio; la idea,
esencialmente, es que estamos ante la presencia
del damnun in re ipsa de modo que el simple hecho
constituiría la prueba luminosa del daño no patrimonial…” 104

En línea opuesta, el IV Pleno Jurisdiccional Nacional Civil y Procesal Civil


del 3 de noviembre del año 2017 105 concluyó por mayoría lo siguiente,
respecto al nivel de certeza que debe probarse en el daño moral:

Debe someterse a las reglas de la carga de la prueba del


demandante y evaluarse los elementos de la
responsabilidad mediante medios probatorios directos e
indirectos no siendo suficiente presumir; y los criterios
de cuantificación deben ser objetivos.

De esa manera, el IV Pleno Casatorio fija un estándar probatorio


interesante, cerrándole el paso a la argumentación que defiende a la sola
presunción como suficiente para acreditar el daño moral, exigiendo que
por lo menos presente indicios.

Estos auxilios probatorios mencionados están reconocidos en el Capítulo


VIII de nuestro Código Procesal Civil como sucedáneos de los medios
probatorios106. Para el análisis de una controversia como la suscitada,
resulta pertinente centrarse en las presunciones judiciales como
sucedáneo probatorio, pues solo a través de los mismos, en base a los
elementos aportados por el demandante, podrá determinarse la
existencia del daño moral.

Según el artículo 281° del Código Procesal se entiende como presunción


judicial a “el razonamiento lógico-crítico del Juez, basado en reglas de
experiencia o en sus conocimientos y a partir del presupuesto
debidamente acreditado en el proceso, contribuye a formar convicción
respecto al hecho o hechos investigados”.

Son tres los elementos que confluyen en la presunción judicial: 1) el


hecho conocido, 2) el hecho desconocido y 3) el enlace constituido por
reglas o criterios de carácter general.107

104
BOLLINI, Giovani citado por el doctor Eduardo Buendía de los Santos. Op Cit. Consulta virtual:03 de julio del año 2020.
105
Pleno jurisdiccional Nacional Civil del 03 y 04 de noviembre del año 2017. Consulta virtual: 10 de febrero del año 2021:
https://laley.pe/art/4336/ya-es-oficial-estos-son-los-acuerdos-del-pleno-jurisdiccional-nacional-civil-2017.
106
Artículo 275°-Finalidad de los sucedáneos- Código Procesal Civil:
Los sucedáneos son auxilios establecidos por ley o asumidos por el Juez para lograr la finalidad de los medios probatorios,
corroborando, completando o sustituyendo el valor o alcance de estos.
107
ALBORNOZ RAMÍREZ, Irina. “Trabajo de Suficiencia Profesional para optar por el Título de Abogado: Informe sobre
Expediente N°37862-2009-0-1801-JR-CI-32”. Año 2021. Pag 42. Consulta Online: 03 de julio del año 2021.
https://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle/20.500.12404/17700.

83
Sobre el primer elemento, el “hecho conocido”, es importante que el
mismo sea probado mediante prueba directa o indirecta. Respecto al
segundo, el “hecho desconocido”, es el hecho presumido a partir de la
afirmación de la existencia del primero.

Por último, el “enlace constituido por reglas o criterios de carácter


general” sirve como nexo inferencial conformado por una generalización
que puede tener una validez absoluta. Es decir, si A entonces se concluye
necesariamente B, o puede tratarse de generalizaciones que incluyen
excepciones, por ejemplo, si A entonces es probable que B, denominadas
usualmente como máximas de la experiencia.

Es importante que el juez motive la operación descrita, para ello es


necesario que el hecho conocido se encuentre debidamente probado. De
esta manera, mediante la presunción pasar del hecho conocido al hecho
que se busca conocer; y que solo en conjunto con otros hechos se
pueden establecer los hechos probados, para finalmente subsumirlo en el
supuesto de hecho que permitirá aplicar la norma jurídica.

Al respecto, el profesor CAMPOS GARCÍA acertadamente señala lo


siguiente:

“(…) No hay que perder de vista que en el derecho procesal


no solo existen los medios probatorios típicos, sino que
existen los llamados “sucedáneos de medios probatorios”,
en donde junto a los indicios tenemos a las presunciones, y
dentro de las presunciones tenemos a las presunciones
legales y judiciales. Las presunciones judiciales son
esenciales para probar este tipo de daño, porque permiten
que mediante un razonamiento el juez pueda llegar a una
conclusión sobre la base de ciertos hechos, entonces la
presunción judicial es precisamente el medio de prueba que
complementa perfectamente la argumentación del daño in
re ip sa. No es cierto que el daño in rep ip sa no deba
ser probado, si debe ser probado y el medio de prueba es
la presunción judicial. Ello es importante porque la
presunción judicial va a exigir como elemento necesario y
fundamental a la motivación que debe realizar el
magistrado” (…).108

En el presente caso, como indiqué en líneas anteriores, el demandante


no presentó ningún tipo de prueba sobre el daño moral sufrido. Incluso,
a través de sus escritos, manifestó la convicción de no verse obligado a
probarlo.

El señor Saavedra Díaz indicó en el escrito de fecha 15 de marzo del año


2000 — por medio del cual interpuso recurso de casación contra la
108
CAMPOS GARCÍA, Héctor. “El daño moral. Parte 01. Daniel Linares, Héctor Campos y José Rodríguez”.
(videograbación). Lima: Estudio Linares Abogados. Consulta Online: 10 de julio de 2021.
https://www.youtube.com/watch?v=6rajPGzBQug&t=724s.

84
sentencia de segunda instancia de fecha del 10 de enero del año 2000 —
que “los daños causados a mi persona se encuentran debidamente
acreditados en autos siendo entre ellos: el habérseme denunciado a
sabiendas de la falsedad de la imputación, lo que me causó privación de
mi libertad personal, la pérdida de mi trabajo, el embargo de todos mis
bienes hasta por la suma de S/.1’000,000.00 (un millón de soles), el
haber estado con una orden de impedimento de salida del país, el haber
estado sometido a reglas de conducta por más de 6 años, cargando un
proceso penal sobre mi persona, las publicaciones de mi nombre en
todos los medios periodísticos escrita, televisiva, en donde se me hizo
aparecer como un delincuente, el resquebrajamiento de un hogar
conyugal y la imposibilidad de poder acceder a un puesto de trabajo ante
las entidades financieras y bancarias por haberme especializado en banca
empresarial, no sirviendo de nada los 10 años en que trabajé para el
banco demandado” (…).

De la misma manera, en el escrito de fecha 8 de mayo del año 2001 —


por medio del cual interpuso recurso de casación contra la sentencia de
segunda instancia de fecha 8 de mayo del año 2001 — indicó que “la
Sala señala en su décimo tercero considerando que no he acreditado de
manera cierta como se ha afectado mi honor por las citadas
publicaciones. Es decir, según la Sala, tengo que probar como las
publicaciones afectan mi honor (como elemento del daño moral), o sea,
poner de manifiesto al Juzgador mis desequilibrios emocionales que
atentan la incolumidad de mi espíritu; sin embargo, tal interpretación
transgrede la regla formulada por la doctrina acerca de la determinación
y valuación del perjuicio extrapatrimonial” (…)

En clara adhesión a esta postura, la Tercera Sala Civil de la Corte


Suprema en la sentencia definitiva de fecha 21 de diciembre del año
2001 señaló “Que integra el referido quantum los siguientes daños
acreditados en autos: a) el ocasionado por el embargo trabado en la
propiedad del demandante (…) b) el evidente daño moral que sufrió el
actor al verse sometido a un proceso penal en el que se le imputaba un
delito (hurto agravio de la entidad demandada) que no cometió, hecho
que, como se ha indicado, el banco agraviado conocía; debe entenderse
que constituyen características del padecimiento de este daño, la
incertidumbre y la angustia sobre la situación jurídica personal del actor;
el sufrimiento y afectación emocional, en el ámbito personal como el
familiar, que conlleva enfrentar un proceso penal (…) el consecuente
perjuicio de su imagen personal y su buen nombre (…) c) el daño lucro
cesante consecuencia de su impedimento para continuar laborando en la
misma actividad” (…)

Por lo que se puede observar, la Sala no solo se acogió a la postura que


indica que solo basta presumir el daño moral para acreditarse en el caso
de los daños extrapatrimoniales, sino que incluso no exigió la
acreditación de los mismos ni siquiera en el caso de los daños
patrimoniales.

En cuanto a mi postura sobre los hechos que se reputaron por la Sala


como constitutivos del daño moral, pienso que lo único que realmente se

85
pudo llegar a acreditar como daño moral — tomando en cuenta a los
elementos presentados en la demanda — son las afectaciones
sentimentales que pudo tener el señor Saavedra Díaz a consecuencia de
las medidas judiciales como la detención preliminar (por el lapso de 24
horas), el embargo y las medidas de comparecencia restringida. Estas
afectaciones pudieron ser acreditadas con la notificación de detención del
señor Saavedra Díaz de fecha 30 de junio de 1992, el auto de apertura
de instrucción de fecha 1 de julio del año 1992, emitido por el Segundo
Juzgado Penal de Lima que ordenó la medida de comparecencia
restringida y el mérito del Cuaderno de Embargo, que describe el
embargo preventivo sobre los bienes del señor Saavedra Díaz hasta por
la suma de S/.1’000,000.00 (un millón de soles). Todos estos
documentos probarían la existencia del “hecho conocido” a partir del cual
la presunción judicial determinaría la existencia de los daños.

Respecto a los daños sufridos al honor del demandante, el problema


radica en que no se comprueba la certeza lógica entre el daño y el hecho
que lo ha producido. Recordemos que no fue el denunciante el que
propaló las publicaciones periodísticas, sino que estas fueron causadas
por las conductas de los periodistas encargados de realizar dichas
publicaciones, las mismas que incluso perjudicaron al banco. En ese
contexto, podemos afirmar que hay una clara “ruptura” del nexo causal
entre el daño y la conducta antijurídica, bajo el supuesto de un hecho
determinante de un tercero.

Asimismo, respecto a los daños sentimentales producidos por la familia


del demandante, considero que reconocerlos como parte del daño moral
sufrido por la víctima, sería un error en tanto debemos reconocer al daño
moral como de “iure propio” y de naturaleza personal. 109

Ante la pregunta de si los daños morales presentados cumplen con el


requisito de subsistencia del daño, la respuesta sería que sí. En efecto, el
señor Saavedra Díaz antes de la demanda no recibió ningún monto por
los supuestos daños morales sufridos.

Por último, ¿los daños morales demandados cumplen con el requisito de


especialidad? Sí, puesto que se puede identificar claramente al señor
Saavedra Díaz como quien sufre las medidas judiciales que produjeron
los supuestos daños morales.

CONCLUSIÓN DEL PRIMER PROBLEMA JURÍDICO

El Cuadragésimo Juzgado Penal de Lima en la sentencia de fecha 13 de agosto de 1996,


la Quinta Fiscalía Superior Penal de Lima en el dictamen de fecha 16 de diciembre de
1996 y por último la Quinta Sala Penal de Lima que pone término al proceso en la
sentencia de fecha 31 de marzo de 1997; compartieron de manera casi simétrica cuatro
argumentos absolutorios y de sobreseimiento.

109
FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción a la responsabilidad civil”: Lecciones universitarias. Op Cit. Pág.
113.

86
El primero es que la omisión de la contabilización oportuna por parte de los funcionarios
del banco no significó de ninguna manera que estemos ante operaciones irregulares, y
menos frente a la comisión de un delito, por parte de los ejecutores de ambas
operaciones. Por el contrario, la contabilización de ambas operaciones las revistió de
legalidad.

El segundo es que la validez y regularidad de ambas operaciones se vieron reflejadas en


el hecho mismo que los representantes del banco emprendieran acciones civiles para
querer cobrar las acreencias que tenían con el banco CCC, y que además se
constituyeran como acreedores en el proceso de liquidación de este último.

El tercero es que no se encontraron elementos de juicio suficientes como para imputarle


alguna responsabilidad penal a los funcionarios involucrados por los delitos imputados.
Por tanto, es perfectamente aplicable el principio in dubia pro reo para absolver a los
acusados.

Cuarto, y relacionado al tercero, no se demostró el beneficio económico que hayan tenido


los imputados con ambas operaciones.

El camino que opté para llegar a establecer una postura respecto a si dichos argumentos
carecieron de fundamento o no, fue el de analizar y determinar si las conductas de dos
de los principales actores en ambas operaciones, el señor Yabar Bedregal (Subgerente de
Operaciones) y el señor Saavedra Díaz (Jefe de Bóveda), podían subsumirse o no a los
tipos penales de hurto agravado, estafa y apropiación ilícita presentes en las denuncias
formuladas. Para dicha tarea tuve que verificar, haciendo uso de los elementos aportados
en los atestados policiales y descritos en las sentencias, si estuvieron presentes los
elementos objetivos y subjetivos de dichos delitos.

En primer lugar, respecto al delito de hurto agravado, si bien estuvo claro que estuvimos
frente a dos sustracciones, no estuvo presente el elemento objetivo trascendental del
presente delito que exige la ajenidad entre el bien sustraído y el sujeto activo. Ambos
funcionarios tuvieron deberes específicos frente a las sumas de dinero sustraídas y ya
estaban en su esfera de dominio al momento que los trasladaron en beneficio del
Bancosur.

Por parte del delito de estafa, si bien a modo de justificar el primer faltante el día 28 de
enero del año 1992 ambos funcionarios presentaron un cheque que resultó no tener
fondos y que todo indicaba ser un intento de engaño; el presente delito exige una
estructura en donde los elementos objetivos del tipo se susciten de manera secuencial.
De tal forma, tenemos que considerar que este intento de engaño se hizo siete días
después del traslado de los bienes a la esfera de dominio del tercero beneficiado; por
tanto, no se cumplirían de manera ordenada y secuencial los elementos del tipo objetivo,
sino que tendríamos un intento de engaño post acto de disposición.

Por otro lado, en el supuesto de que los hechos se hubieran dado en el orden secuencial
exigido por el tipo; el engaño materializado en la presentación de este cheque no podría
calificar como un “engaño suficiente”, puesto que los gerentes administrativos del banco,
con tantos años de experiencia en el sector, no podrían aducir que fueron engañados con
un cheque sin fondos girado por una empresa desconocida y que justificaba la
sustracción de más de S/.300,000.00 (trecientos mil soles). Por ello, considero que en
este supuesto podríamos aplicar el criterio de imputación objetiva de la conducta referido
a la “imputación de la propia víctima o auto lesión”.

87
Por último, sí se cumplen los elementos objetivos y subjetivos del delito de apropiación
ilícita, ya que el señor Yabar Bedregal — como autor del presente delito — infringió los
deberes específicos de supervisión y custodia de los bienes del banco, extralimitándose
en sus funciones y actuando como dueño de los mismos para realizar una operación
comercial en favor del banco CCCP, sin previa autorización o poder que lo faculte. Por su
parte, respecto al señor Saavedra Díaz como Jefe de Bóveda determinamos que el mismo
debió ser calificado como partícipe necesario del delito, ya que permitió la sustracción de
los bienes sin ningún tipo de autorización o documento formal que justifique ambas
operaciones, favoreciendo de esta manera la realización de la conducta típica.

Al respecto, hay tres datos fácticos que deben tomarse en cuenta. El primero es que las
operaciones no fueron contabilizadas el mismo día en que se realizaron, como queda
corroborado no solo en el testimonio del señor Saavedra Díaz, sino en una de las actas
de los libros contables que presenta el expediente, lo que además demuestra — según
los expertos en el ámbito bancario entrevistados — que estamos ante operaciones
irregulares y de carácter subrepticio. El segundo es la presentación del cheque sin fondos
por parte de ambos funcionarios, lo que representó en palabras del propio Saavedra Díaz
“una forma de apoyar a su jefe” frente a operaciones que, según él, no sabía en ese
momento que eran “irregulares”. Por lo que, desde mi punto de vista el juez debió
aplicar la pena privativa de libertad de 4 años contra los imputados por el delito de
apropiación ilícita del artículo 190° del Código Penal.

Por último, el hecho que en el arqueo general de bóveda de fecha 28 de enero de 1992
— realizado por el propio Saavedra Díaz como Jefe de Bóveda — no se reflejó la
sustracción de más de S/.1’000,000.00 (un millón de soles) perteneciente a la operación
de fecha 7 de enero del año 1992, sino que recién se tomó conocimiento de la misma el
5 de junio por medio del arqueo realizado por funcionarios del Banco Central de Reserva.

CONCLUSIÓN DEL SEGUNDO PROBLEMA JURÍDICO

La Tercera Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de Lima — por medio de la


sentencia definitiva de fecha 28 de diciembre del año 2001 — declaró fundada la
demanda, coincidiendo plenamente con los demás juzgados y salas que se pronunciaron
en el mismo sentido respecto a que las operaciones bancarias en las que participó el
demandante fueron plenamente regulares, debido principalmente a la existencia de
títulos valores que las respaldaron y que fueron contabilizados. Así como también que el
mismo Bancosur presentó acciones civiles para cobrar las acreencias, ratificando la
validez de las mismas. Y que, por tanto, los representantes del banco denunciaron
irregularmente al señor Saavedra Díaz a sabiendas de la falsedad de sus imputaciones.

Es en ese contexto, ante este tipo de explicaciones que pretendieron resolver una
controversia situada en el marco de la responsabilidad civil derivada de una denuncia
calumniosa, fue sumamente importante determinar antes que nada si las denuncias
pudieron calificarse como conductas antijurídicas o si por el contrario se hicieron en el
ejercicio regular del derecho de acción.

En ese sentido, llegamos a la conclusión de que el propio proceso penal dio muestras de
la existencia de elementos materiales suficientes para que el Bancosur denuncie al señor
Saavedra Díaz y a los demás exfuncionarios bancarios, lo que además fue corroborado

88
por los filtros que pasaron ambas denuncias, tanto en la formalización fiscal como en el
auto de apertura de instrucción.

CONCLUSIÓN DEL TERCER PROBLEMA JURÍDICO

El demandante señaló haber sido víctima de daños sentimentales por habérsele


denunciado a sabiendas de la falsedad de la imputación. Esta situación produjo el
embargo de todos sus bienes hasta por la suma de S/.1’000,000.00 (un millón de soles);
el haber estado con una orden de impedimento de salida del país, el haber estado
sometido a reglas de conducta por más de 6 años, cargando un proceso penal sobre su
persona; las publicaciones de su nombre en todos los medios periodísticos escritos y
televisivos, en donde supuestamente se le hizo aparecer como un delincuente; el
resquebrajamiento de su hogar conyugal, y la imposibilidad de poder acceder a un
puesto de trabajo en entidades financieras y bancarias, por haberse especializado en
banca empresarial.

En esa misma línea, la Tercera Sala Civil de la Corte Suprema en la sentencia definitiva
señaló que se hizo evidente el daño moral, ya que el demandante sufrió por habérsele
sometido a un proceso penal en el que se le imputaba un delito que no cometió (hurto
agravado de la entidad demandada), hecho que supuestamente el banco agraviado
conocía.

Del análisis realizado y aplicando los parámetros indicados para establecer la certeza de
los daños, lo único que realmente se pudo llegar a acreditar como daño moral fueron las
afectaciones sentimentales que tuvo el señor Saavedra Díaz como consecuencia de las
medidas judiciales como la detención preliminar (por el lapso de 24 horas), el embargo y
las medidas de comparecencia restringida; los demás hechos demandados no
presentaron ninguna prueba que si quiera demuestre el “hecho conocido”.

Por otro lado, respecto a los supuestos daños morales generados por la información
difundida por diversos medios de comunicación, pudimos afirmar que hay una clara
ruptura del nexo causal entre el daño y la conducta antijurídica bajo el supuesto de un
hecho propio o determinante de un tercero.

7.-POSICIÓN SOBRE EL MODO EN QUE FUE RESUELTO EL CASO

7.1 Proceso Penal

No estoy de acuerdo con la sentencia emitida por la Sala Penal de la Corte Superior de
Lima de fecha 21 de marzo del año 1997, en tanto resuelve absolver de la acusación fiscal
a los señores Yabar Bedregal y Saavedra Díaz. Ello debido a que considero que las
acciones civiles y administrativas emprendidas por los representantes del Bancosur para
recuperar sus acreencias no eximen de responsabilidad penal a los ex funcionarios del
banco, ya que los mismos realizaron dichas operaciones de forma inconsulta y en perjuicio
del propio banco y sus accionistas, quienes fueron los verdaderamente agraviados con
ambas operaciones irregulares.

Además, recordemos que la acción civil ejecutiva interpuesta por el Bancosur contra L y V
Trading S.A y SEMA S.A se presentó incluso con posterioridad a que se descubrieran
ambos faltantes de dinero en la bóveda del banco.

89
Asimismo, el hecho de que el 25 de mayo del año 1992 el Bancosur se haya incorporado
como acreedor en el proceso de liquidación del Banco CCCP no exime de ningún modo la
responsabilidad penal del señor Saavedra Diaz y Yabar Bedregal; debemos tener en cuenta
que la primera denuncia del banco contra el señor Saavedra Díaz y los demás ex
funcionarios se presentó tan solo 10 (diez) días después de presentar la solicitud de
incorporación al proceso de liquidación, no siendo penalmente relevante el momento en
que las mismas fueron interpuestas, por estar, además, las mismas dentro del plazo de
prescripción110 de los delitos denunciados.

Por otro lado, considero que tanto el fiscal en su formalización y acusación, así como el
juez instructor en su auto de apertura de instrucción cometieron el error de imputar los
delitos de hurto agravado y estafa a los señores Yabar Bedregal y Saavedra Diaz, ya que
las conductas de los señores, de manera notoria, no cumplían con los elementos del tipo
objetivo y subjetivo exigidos por dichos delitos, lo que distrajo innecesariamente el objetivo
de la instrucción.

En cambio, sí me pareció adecuado por parte del Ministerio Público y el Poder Judicial,
imputar el delito de Apropiación ilícita. Sin embargo, pienso que debió ponerse énfasis en
el hecho que, la conducta típica analizada se subsumía en el tipo de apropiación ilícita en
provecho de un tercero y no en provecho propio, lo que habría desvirtuado
enteramente el argumento absolutorio que indica que “nunca se comprobó el beneficio
económico que tuvieron los ex funcionarios del banco con ambas operaciones irregulares”.

Actualmente, este caso hubiera podido ser resuelto con la aplicación del artículo 198° 111 del
Código Penal referido al conocido delito de Fraude en la Administración de Personas
Jurídicas, concretamente con el inciso 8) del mencionado artículo que sanciona a los
integrantes de la persona jurídica por el uso en provecho propio de la misma. Cabe
señalar, que lamentablemente en el momento que tuvieron lugar los hechos del caso, el
citado artículo no contemplaba a las posiciones “intermedias” como pasibles de ser
imputados con dicho tipo penal, es recién en el año 2008 con la Ley N°29307 de fecha 31
de diciembre del año 2008, en donde se aprobó la modificatoria que amplió la imputación
de dicho delito no únicamente para administradores, socios, accionistas o miembros del
directorio de la persona jurídica, sino también a empleados de posiciones intermedias
como el mismo señor Yabar Bedregal.

7.2 Proceso Civil

No comparto la decisión de la sentencia final emitida por la Tercera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima el día 21 de diciembre del 2001, que ordenó el pago de $
35,000.00 (treinta y cinco mil dólares) en favor del señor Saavedra Díaz, por concepto de
indemnización por daños y perjuicios. En tanto que, debido a la cantidad de hechos y
pruebas que presentó el proceso penal no podríamos calificar a las denuncias realizadas
como conductas antijurídicas, sino como conductas generadoras de daños permitidos por
el ordenamiento; por lo que, no se cumpliría el elemento de antijuridicidad de la conducta
generadora del daño, como uno de los elementos necesarios y conformantes de la
responsabilidad civil, sino que más bien estaríamos frente a una conducta realizada en el

110
Artículo 80°- Plazos de prescripción de la acción penal del Código Penal: La acción penal prescribe en un
tiempo igual al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si es privativa de libertad. (…).
111
Artículo 198.- Fraude en la Administración de las Personas Jurídicas del Código Penal: Será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años el que ejerciendo funciones de
administración o representación de una persona jurídica, realiza, en perjuicio de ella o de terceros, cualquiera
de los actos siguientes:
(…) 8. Usar en provecho propio, o de otro, el patrimonio de la persona jurídica. (…)

90
ejercicio regular de un derecho y amparada en el inciso 1) del artículo 1971° del Código
Civil.

Asimismo, en el supuesto hipotético que las conductas sí habrían sido antijurídicas, sí estoy
de acuerdo con la postura de la Tercera Sala respecto a que la detención por 24 horas en
la carceleta y las medidas de comparecencia restringida habrían significados daños morales
para el demandado. No obstante, no estoy de acuerdo con incluir a las noticias propaladas
por diversos medios de comunicación bajo el concepto de daño moral, debido
principalmente a que el banco demandado no tuvo nada que ver con la publicación y
difusión de las mismas, de esa manera habría una “ruptura” del nexo causal por hecho
determinante de un tercero.

Por otro lado, debo mencionar que no estoy de acuerdo con la mínima rigurosidad
probatoria de los daños exigida por la Tercera Sala, ya que el demandante a lo largo del
proceso no acreditó de ninguna forma el daño emergente y lucro cesante por el cual fue
indemnizado, así como tampoco estableció de manera clara cuales fueron las pruebas que
acreditaron el daño moral supuestamente sufrido.

Es por ello, que respecto a los daños patrimoniales lo correcto hubiera sido que, mediante
una pericia, el juez cuantifique los gastos irrogados por el demandante a lo largo del
proceso penal y las supuestas ganancias dejadas de percibir por el demandante, pues al no
señalar los argumentos de hecho y de derecho para cuantificar dichos daños, estuvo en
clara contravención del inciso 3) del artículo 122° del Código Procesal Civil, norma que le
exige al juez fundamentar adecuadamente su decisión sobre los daños.

De igual forma, considero errado por parte de la Sala tomar como elemento referencial
para la fijación del monto indemnizatorio, el hecho que el Bancosur recibiera la suma de
$470,514.93 (cuatrocientos quinientos catorce mil dólares con noventa y tres céntimos)
por parte de la compañía aseguradora “La Positiva, Seguros y Reaseguros S.A” bajo el
concepto de “siniestros de infidelidad”. En tanto que, el Bancosur se encontraba
totalmente legitimado para cobrarlas, sin que ello significase tampoco algún tipo de
intencionalidad de hacer daño (dolo) por parte del banco o sin que ello desvirtúe la
cantidad de elementos que tuvo el banco para realizar las denuncias contra el señor
Saavedra Díaz y los demás imputados.

Respecto a la actuación de ambas partes en el proceso, considero que la defensa de la


demandada no fue lo suficientemente sólida, ya que se concentró en temas como el traslado
de la carga de la prueba o en señalar que el banco estaba ejerciendo legítimamente su
derecho de acción, pero sin exponer detalladamente la cantidad de elementos que llevaron
al fiscal a formalizar la investigación y al juez a emitir el auto de apertura de instrucción
correspondiente y que precisamente demostraban que las denuncias no se basaron en
falsedades. De la misma manera, tampoco se ocupó en tratar de desbaratar correctamente
la hipótesis en contra del demandado que había sembrado la defensa del demandante
respecto a los cobros legítimos de las pólizas de seguro que supuestamente probaban el
“dolo” en la conducta del demandante.

Finalmente, por parte de la defensa del señor Saavedra Díaz, considero que fue muy audaz
al momento de concentrar su pretensión en tratar de convencer a los magistrados que el
Bancosur tuvo la intencionalidad de cobrar los montos establecidos en las pólizas de seguros
a costa de denunciar sin pruebas a su cliente y a los demás imputados.

8. CONCLUSIONES GENERALES

91
Los días 7 y 23 de enero del año 1992 el señor Leonidas Yabar Bedregal, subgerente de
Operaciones del Bancosur, con ayuda del señor Miguel Óscar Saavedra Díaz, Jefe de
Bóveda del banco, realizó dos operaciones bancarias. Ambas operaciones se dieron a
través de dos sustracciones de dinero por un monto total de S/.1’360,800.00 (un millón
trecientos sesenta mil ochocientos soles) a favor de la empresa Sema S.A. y del Banco
Central de Crédito Cooperativo del Perú que recibió dichos montos en su bóveda.

En base a los hechos y pruebas del caso, podemos concluir que ambas operaciones fueron
irregulares. Muestra de ello son las actas de inspección de arqueo de bóveda, las actas del
libro de contabilidad, el intento de encubrimiento por medio de un cheque sin fondos por
parte del señor Saavedra Díaz y el testimonio del señor Saavedra Díaz que las describe
como tales. Asimismo, pudimos apreciar a través de los testimonios de los dos
profesionales del ámbito bancario entrevistados, una serie de cuestionamientos acerca de
la irregularidad de las mismas.

Tras una investigación del ámbito bancario en el que se desarrollaron los hechos, el
presente informe consiguió rebatir los fundamentos absolutorios de los juzgados y las
salas. En primer lugar, se demostró la tipicidad del delito de apropiación ilícita, el mismo
que no solo exige que el sujeto activo obtenga un provecho económico personal con la
apropiación, sino que puede realizarse en beneficio de terceros, como efectivamente se
corroboró en el presente caso. Ello desvirtuó claramente el argumento absolutorio
empleado en la sentencia definitiva por la Sala que indicó que nunca se demostró el
provecho económico que tuvieron directamente los imputados.

Respecto a la configuración del delito hurto en las conductas de los imputados Yabar
Bedregal y Saavedra Díaz, coincidí con los juzgados y las salas en que no se configuró el
delito de hurto, pero no coincidí con el mismo argumento absolutorio empleado por los
mismos. En efecto, no coincidí en que el delito exige plenamente como elemento subjetivo
del dolo un animus de provecho personal y que al no poder comprobarse el provecho
económico personal la conducta no podría calificarse como hurto, pues como sustenté
líneas arriba este puede darse también en beneficio de un tercero. Sin embargo, en este
caso, ambos sujetos no fueron de ninguna manera ajenos a los bienes sustraídos, sino
que, más bien, tuvieron deberes especiales de administración y custodia sobre los mismos,
por lo que determiné que no estaríamos frente al delito de hurto.

Asimismo, respecto al delito de estafa, no se cumplió con el orden de los elementos


objetivos secuenciales que exige este tipo. Tal es así que la disposición patrimonial tuvo
lugar luego del supuesto engaño realizado por los exfuncionarios y denunciado por el
Bancosur.

En cuanto a la controversia suscitada en el ámbito civil — la demanda por denuncia


calumniosa presentada por el señor Miguel Oscar Saavedra Díaz — a diferencia de lo
expresado por la Tercera Sala Civil de la Corte Suprema en la sentencia definitiva del 21 de
diciembre del año 2001, llegué a la conclusión de que esta demanda debió calificarse como
infundada, principalmente porque no se cumplieron los elementos conformantes que
exigen la existencia de la obligación de resarcimiento por parte del demandado.

Se comprobó que la conducta demandada no fue antijurídica, sino que más bien se trató
de una denuncia amparada en el derecho de acción. Por ello, los daños generados por el
proceso penal fueron justificados por el inciso 1) del artículo 1971° del Código Civil; en

92
razón de la cantidad de indicios y elementos materiales que tuvieron los representantes del
banco para realizar las denuncias contra el señor Saavedra Díaz y los demás exempleados
del Bancosur.

Por otro lado, se analizaron los daños morales demandados, llegándose a la conclusión que
respecto afectaciones sentimentales que tuvo el señor Saavedra Díaz como consecuencia
de las medidas judiciales como la detención preliminar (por el lapso de 24 horas) y las
medidas de comparecencia restringida sí representaron daños morales, cumpliendo con el
estándar probatorio exigido.

Finalmente, los legisladores deberían pensar en la necesidad de eliminar el artículo 1982°


por la poca practicidad que supone que los mismos supuestos exigidos por la
indemnización de denuncia calumniosa en nuestro Código Civil, se encuentren también
regulados en el delito de denuncia calumniosa de nuestro Código Penal. Toda esta
situación genera un claro incentivo perverso para que las personas que han sido absueltas
en un proceso penal, en donde no se terminaron de esclarecer los hechos, utilicen la vía
civil para obtener un beneficio económico injustificado.

9. BIBLIOGRAFÍA

Doctrina

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 Ley que fue derogada posteriormente por la “Ley de Títulos Valores” 27287 del 19 de junio del año
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 Sentencia Casatoria N°704-2016- Callao de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de fecha 30 de
enero del año 2018. Consulta online: 03 de julio del año 2021.

 Véase Recurso de Nulidad N°2504-2015- Lima de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema
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 Sentencia Casatoria N°301-2011 – Lambayeque Corte Suprema de Justicia de la Libertad 04 de octubre
del año 2012.

 Sentencia Casatoria N°1867-2018 Arequipa de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la


República del 07 de junio del año 2019.

 Sentencia Casatoria N°4236-2015 Ica de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia de la República 19
de abril del año 2016.

 Sentencia Casatoria N°1594-Lambayeque. Corte Suprema de Justicia de la República 15 octubre del año
2014.

 Sentencia Casatoria N°301-2011 Lambayeque. Corte Suprema de Justicia de la República 04 de octubre


del año 2012.

 Sala Civil Transitoria Fecha: 15 de octubre del año 2014.

 Sentencia Casatoria N°CAS-2466-06 ANCASH. Corte Suprema de Justicia de la

República Sala Civil Transitoria. Fecha: 21 de marzo del año 2007.

10. ANEXOS

Anexo 1 Atestado N°189-IC-DIR de fecha 07 de enero del año 1992.

Anexo 2 Atestado N°1573-IC-DIEF de fecha 23 de enero del año 1992.

Anexo 3 Resolución de Acumulación del 13 de mayo del año 1994

Anexo 4 Cartas Fianzas y Letras de cambios.

Anexo 5 La Sentencia de instancia del 13 de octubre de 1994.

Anexo 7 La sentencia de fecha 12 junio del año 1995 y su nulidad

Anexo 8 La sentencia de fecha 23 de octubre del año 1995.

Anexo 9 La sentencia definitiva de fecha 31 de marzo del año 1996

Anexo 10 Demanda presentada por Miguel Saavedra Díaz de julio del año 1998.

Anexo 11 Contestación de Bancosur a la demanda de fecha 21 de septiembre.

Anexo 12 Tachas formuladas por el demandante del 08 de octubre del año 1998.

Anexo 13 Resolución de fecha 18 de agosto del año 1999 y el recurso de apelación.

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Anexo 14 Los recursos de casación presentados por las partes de enero del año 2000.

Anexo 15 Resolución de fecha 19 de abril del año 2001.

Anexo 16 La sentencia definitiva del 21 de diciembre del año 2001.

Anexo 17 Declaración del señor Miguel Oscar Saavedra Díaz.

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