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2º BACHILLERATO
CURSO 23-24
OPCIÓN A
histórico conocido como la Restauración, que fue la etapa política más estable del libera-
lismo español del siglo XIX, y cuyo artífice fue el conservador Cánovas del Castillo.
El objetivo de Cánovas fue construir un sistema político estable y sólido, que permitiera
La Constitución de 1876 fijó las bases del nuevo régimen. Fue una constitución de gran elasti-
cidad, con un articulado poco preciso, para que fuera compatible con gobiernos de diferente
signo político. De este modo se podrían cambiar las leyes ordinarias sin tener que cambiar la Constitu -
que estaba al margen de cualquier decisión política. El Rey tenía amplias competencias, se le
otorgaba el derecho de veto, la potestad legislativa compartida con las Cortes y el nombramiento de
ministros. Las Cortes se organizaron en dos cámaras: el Congreso y el Senado. Se proclamó la confe-
sionalidad católica del Estado. El tipo de sufragio quedaba a decisión del Gobierno. Asimis-
mo, contaba con una importante declaración de derechos, pero se limitaba a reconocerlos
con carácter general. Esto permitía al gobernante de turno limitar o anular cualquier derecho con
una nueva ley. “ Nadie podrá entrar en el domicilio de un español, sin su consentimiento, excepto en los casos y la forma expresa -
mente prevista en las leyes”.
era partidario de libertades restringidas, sufragio censitario y confesionalidad católica del Esta-
do. Era apoyado por los grupos conservadores: la aristocracia y alta burguesía.
-El Partido Liberal, liderado por Sagasta, era más progresista y laico. Defendía el sufragio uni-
misma moneda, solo representaban los intereses de la burguesía y las élites sociales.
ban. El papel del rey era ejercer como árbitro en la vida política y garantizar la alternancia en el poder
de los partidos políticos. Desde Madrid se transmitían instrucciones a los gobernadores civiles de cada
provincia, y se les proporcionaba la lista de los candidatos que debían salir elegidos en cada
pulación de los resultados electorales mediante diversos procedimientos que iban desde las ame-
nazas, a la falsificación del censo o el “pucherazo” (cambio de urnas, añadido de votos fal-
sos, etc).
La capacidad de manipulación era mucho menor en las ciudades que en el medio rural, donde los caci-
ques controlaban a los campesinos.
La alta burguesía y la aristocracia monopolizaban los cargos políticos y controlaban todos
los resortes del poder para ejercerlo en beneficio propio. La mayoría de la población no se sin-
tió representada por el sistema, de modo que se distanciaron de los asuntos políticos con una
no se cometan irregularidades; son los resultados electorales los que determinan qué partido debe gobernar (y no al revés) . Ade-
más, la Constitución establecía la soberanía compartida, no fijaba el tipo de sufragio y marginaba siem-
pre a las mujeres. En realidad, era una fachada para ocultar el verdadero control del poder por parte de