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COMPOSICIÓN 7 - LA RESTAURACIÓN

En el año 1874, con el período del Sexenio Democrático terminando, España vive una situación
complicada debido a diferentes factores: tensiones entre los republicanos (cantonalistas, federalistas y
unionistas), la tercera guerra carlista, la guerra de Cuba y el aumento de las protestas y
reivindicaciones obreras. Esto provocó caos y una notable inestabilidad política y un miedo creciente
tanto en el ejército como en las clases del proletariado.

Esta situación de inestabilidad fue aprovechada por Cánovas del Castillo para volver a la monarquía,
esta vez en manos de Alfonso XII. Para lograr la restauración de esta monarquía Cánovas del Castillo
redacta el Manifiesto de Sandhurst en diciembre de 1874 para que Alfonso XII lo firme como si lo
hubiera elaborado él y de esta forma mostrarse dispuesto a volver como figura de rey y elaborar una
constitución liberal y conservadora. Días más tarde el general Martínez Campos realiza un
levantamiento sin oposición alguna en el que proclama a Alfonso XII como rey de España,
terminando así el periodo de la I República e iniciando el periodo de la Restauración borbónica que
duraría del año 1875 hasta el 1902.

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885) y la regencia de su viuda María Cristina de Habsburgo
(1885-1902), este sistema funcionó bien, consiguiendo una gran estabilidad en la España del siglo
XIX: se consiguió acabar con las guerras civiles y se derrotó definitivamente a los carlistas, se puso
fin a la intervención continua del ejército en la política y no volvieron a producirse pronunciamientos.

Este sistema político se basó en la Constitución de 1876 (documento 1) y en un modelo político


fundamentado en el bipartidismo, turnismo y caciquismo (sistema canovista).

Con la llegada de Alfonso XII al poder se nombra presidente del gobierno a Cánovas. Este convoca
elecciones a las Cortes constituyentes, mediante sufragio universal masculino, que las gana su partido,
el Partido Conservador. Estas Cortes serán las que elaboren la Constitución de 1876.

El desarrollo de la constitución comenzó con la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes el


31 de diciembre de 1875, con el objetivo de asegurar la aprobación de la futura constitución a través
del sufragio universal y la aprobación de los progresistas a este documento. A pesar de una abstención
significativa, el gobierno obtuvo una mayoría del 81% en las elecciones de enero de 1876, allanando
el camino para la creación de la constitución.
Se encomendó a una comisión la tarea de redactar la constitución, que se basó en los principios de la
constitución moderada de 1845 e introdujo elementos más progresistas. El jurista Manuel Alonso
Martínez desempeñó un papel clave en la redacción de la Constitución, que fue posteriormente
aprobada por las Cortes en mayo de 1876.
El documento resultante refleja una perspectiva conservadora con elementos de tolerancia, mostrando
una conciencia de la proximidad del siglo XX y la necesidad de dar cabida a las facciones
liberales-progresistas dispuestas a colaborar dentro del nuevo sistema.

- Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.


- División de poderes matizada o atenuada, ya que el Rey acumulaba enormes poderes. La
figura del monarca se convierte en la principal institución del Estado: tenía el poder ejecutivo
que delegaba en el Presidente del gobierno y sus ministros, a los cuales nombraba. Además
gozaba de amplios poderes legislativos como el derecho a veto y capacidad de disolución de
las Cortes
- Bicameralismo: Senado y Congreso, estando la primera cámara bajo control real, mientras la
segunda era elegida por sufragio directo.
- Confesionalidad del Estado, que se reconocía católico y restablece la subvención a la Iglesia,
aunque se admitía la tolerancia religiosa hacia otras confesiones siempre que se mantuvieran
en la esfera privada.
- Amplia declaración de derechos y libertades, aunque su regulación se remitió a las leyes
ordinarias, que frecuentemente los restringen y limitan.
- Organización territorial muy centralista, que ponía a ayuntamientos y diputaciones bajo
estricto control gubernamental.
- Aunque la constitución no reconocía expresamente ningún tipo de sufragio, la ley electoral de
1878 volvió al sufragio censitario. En 1890 se instauró el sufragio universal, aunque matizado
por el caciquismo.

Canovas diseñó un sistema para que la Restauración durase tiempo entorno a 3 bases:

- Una monarquía constitucional y conservadora, volviendo al liberalismo doctrinario.


- Poder repartido entre la Corona, que se encarga de nombrar al Gobierno, y las Cortes, en las
que el partido del gobierno debía de tener la mayoría de los diputados.
- Bipartidismo: el sistema se basa en la existencia de dos grandes partidos políticos
monárquicos, el Conservador y el Liberal. No existían grandes diferencias ideológicas entre
ellos y ambos defendían el liberalismo conservador de la Restauración. Ambos partidos eran
minoritarios y burgueses, careciendo de una amplia base social, convirtiéndose en partidos de
una élite adinerada.

El Partido Conservador, liderado por Cánovas del Castillo, formado por liberales moderados y Unión
Liberal, adoptaba una postura más conservadora y católica. Representaba a la nobleza, terratenientes,
y la alta burguesía industrial y financiera.

Por otro lado, el Partido Liberal, liderado por Sagasta y formado por progresistas y demócratas,
defendía una postura más progresista y se basaba en la burguesía urbana y el apoyo de los sectores
más liberales de la sociedad.

En un intento de mantener la estabilidad, en este nuevo sistema fraudulento y oligárquico los dos
partidos se alternaban el poder político. El turno de partidos no era libre, se producía de acuerdo con
el Rey y los líderes de los grandes partidos, y después de la muerte de Alfonso XII en 1885 la
alternancia quedó institucionalizada en el Pacto del Pardo, firmado por Cánovas y Sagasta.

La alternancia permitió que ninguna fuerza quedara excluida del poder. Se evitaba así el error de
Isabel II, quien durante su reinado apoyó a los moderados, lo que condujo a los progresistas hacia
rebeliones y los golpes de Estado, provocando una continua inestabilidad. Pero este sistema dejaba
fuera a todos aquellos ciudadanos que no se sentían representados con estos dos partidos como los
votantes de partidos obreros, republicanos, nacionalistas, carlistas… lo que a la larga terminaría con
este sistema de gobierno fraudulento (documento 3).

Pero para la realización de este sistema de gobierno bipartidista se debía de ejercer el control al voto.
Esto se realizaba mediante el sufragio censitario, que dejaba a los sectores más humildes fuera del
juego electoral (documento 2). Más tarde se impuso el sufragio universal, pero manipulado y
deformado por:
- El pucherazo: consistía en una manipulación electoral mediante la retención de papeletas de
votación, que se guardaban en recipientes como pucheros, con el objetivo de alterar el
resultado deseado. Otros métodos utilizados incluían la falsificación de los censos
(incluyendo a personas muertas o impidiendo votar a las vivas), se manipulaban actas
electorales, se compraban votos, etc.
- El caciquismo: forma distorsionada de gobierno mediante la que un dirigente político
influyente y rico tiene un dominio total de una sociedad del ámbito rural. Los caciques pueden
controlar el voto de sus clientes por lo que pueden negociar con los políticos centrales y ser la
cara y base del partido. De esta forma se crean "democracias" que en el papel funcionan, pero
que no son el gobierno del pueblo. Podían influir en el sorteo de quintas, agilizar o retrasar
papeleos administrativos, dar o quitar puestos de trabajo. A cambio de votos ofrecía favores.

Este sistema fue criticado por la oposición política y por los llamados Regeneracionistas, movimiento
que pretendía la regeneración de España acabando con el caciquismo y la pobreza y fomentando la
educación.

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