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TEMA 9: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN: CARACTERÍSTICAS Y

FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA (1874 – 1902)

ÍNDICE:

1. Introducción.
2. La Restauración Borbónica y la Constitución de 1876
3. El sistema canovista: bipartidismo, turnismo y fraude electoral
4. Evolución política del régimen de la Restauración
5. Conclusiones

1. INTRODUCCIÓN

Tras el tumultuoso Sexenio Revolucionario, en el que enmarcamos una primera y fugaz experiencia
republicana, así como el no menos efímero reinado de Amadeo de Saboya, toca ocuparnos de la época
de la Restauración, período histórico comprendido entre 1875 y 1923 indisolublemente asociada a las
figuras de Alfonso XII y, sobre todo, Cánovas del Castillo, el hombre que hizo posible la vuelta de la
Casa de Borbón al trono español, y que enunció las principales líneas que iban a sustentar a un régimen
que sobrevivió durante más de 50 años: la alternancia bipartidista entre los partidos liberal y
conservador.
La muerte de los principales protagonistas del nuevo sistema y su escaso espíritu democrático
acabaron desgastándolo, hasta que finalmente, en 1923, el general Miguel Primo de Rivera estableciese
una dictadura personal.

2. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1876

2.1. Restauración Borbónica

Los constantes conflictos militares, políticos y sociales ocurridos a lo largo del Sexenio Democrático
permitieron a Cánovas del Castillo organizar poco a poco el regreso al trono español de la vieja dinastía,
representada por el príncipe Alfonso. El fin de la I República tras el golpe del general Manuel Pavía, el
3 de enero de 1874, condujo al gobierno provisional del general Serrano. El 1 de diciembre de ese
mismo año, Don Alfonso firmaba el Manifiesto de Sandhurst (redactado por Cánovas), en el que se
comprometía a establecer una monarquía parlamentaria basada en el orden social y la estabilidad
política.
Aunque Cánovas pretendía que el regreso de la monarquía se produjese por cauces legales, el 29 de
diciembre el general Arsenio Martínez Campos dirige un pronunciamiento en Sagunto, en el que
se nombra rey a Alfonso XII, acabando con la aventura democrática del sexenio e iniciando la
Restauración. Cánovas asumirá plenos poderes hasta la llegada del nuevo monarca en enero de
1875, así como la responsabilidad de diseñar el nuevo sistema político.

Cánovas supo ver con claridad que la supervivencia del nuevo sistema pasaba por un cambio radical
de la vida política española, para evitar los continuos enfrentamientos, cambios de gobierno y de
Constitución. Para ello, defendió un conjunto de elementos esenciales como la Monarquía o la defensa
del orden social y territorial, que se combinaban con las tesis más liberales del sexenio para configurar
un liberalismo moderado que se apartaba del autoritarismo.
El nuevo régimen contó con el apoyo del mundo de los negocios y la alta burguesía peninsular,
así como del ejército y la Iglesia. Además, para favorecer el cambio de sistema político, se decretó una
amplia amnistía y se llevó a cabo una política destinada a prestigiar la figura del rey como pieza clave
del mismo.

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Los dos primeros objetivos del gobierno de Cánovas fueron la pacificación del país (poniendo fin
a la guerra carlista, y el conflicto cubano, que acabó con la Paz de Zanjón) y la elaboración de un texto
constitucional que vertebrase el nuevo sistema político.

Entre las primeras medidas de Cánovas se produjeron nuevos nombramientos de gobernadores


civiles, de presidentes de las diputaciones provinciales y de alcaldes. Se restituyó en sus empleos y en
sus grados a empleados y militares que habían sido separados en el Sexenio. Se dieron instrucciones
para el mantenimiento del orden público y el control de los elementos demócratas y republicanos. Se
restableció el Concordato con la Santa Sede que aseguraba las aportaciones del Estado a la Iglesia
Católica. Todo esto supuso una vuelta al pasado anterior al 68, las clases conservadoras recuperan de
nuevo el control del poder, y se logró que los sectores menos radicales de la Revolución del 68 (Unión
Liberal y Partido Progresista) aceptasen la monarquía y se integrasen en el nuevo régimen.

2.2. Constitución de 1876

A pesar de no ser partidario del sufragio universal, Cánovas accedió a que las primeras elecciones
del nuevo régimen se realizasen mediante este sistema, respetando la legalidad del sexenio. Los
resultados, ostensiblemente manipulados, dieron como resultado una mayoría conservadora (333 de los
391 escaños totales).
La Constitución será la más duradera de la España liberal. Es una síntesis entre la moderada de 1845
y la democrática de 1869. La estructura básica la toma de la conservadora de 1845 (defensa de un
liberalismo restringido), unido a una declaración de derechos semejante a la del 69 que, sin embargo,
fueron regulados posteriormente para rebajarlos (ley de imprenta, que limitaba la libertad de expresión),
pese a que incorporó el derecho de asociación y la tolerancia de cultos distintos al católico.
Sus rasgos esenciales son:

- La soberanía se encuentra compartida entre el Rey y las Cortes.


- Se establece un poder legislativo bicameral: Congreso y Senado. El rey estaba facultado para
disolver las cámaras y contaba con derecho a veto.
- El poder ejecutivo residía en el rey y sus ministros, a los que podría nombrar libremente. El rey
es inviolable e irresponsable. Aprueba y veta leyes, puede disolver las Cortes y decide cuándo
debe ser sustituido un gobierno (se vulnera claramente la separación de poderes).
- Se reconoce la confesionalidad católica española. Hubo una tímida libertad de creencias que
permitía otros cultos a nivel privado, pero prohibía sus manifestaciones públicas.
- Se unifican los códigos de leyes y se refuerza el papel de jueces y magistrados.
- La administración local y provincial queda en manos de ayuntamientos y diputaciones, pero
leyes posteriores los dejaron bajo el control del gobierno.
- El sufragio no queda establecido, legislándose posteriormente por decreto y dejando la puerta
abierta al cambio sin necesidad de modificar la Constitución. La ley electoral de 1878
establecerá el sufragio censitario.
- Se aprobaba una amplia declaración de derechos, aunque su concreción se remitía a leyes
posteriores que, por lo general, tendieron a restringirlos.

3. EL SISTEMA CANOVISTA: BIPARTIDISMO, TURNISMO Y FRAUDE ELECTORAL

3.1. Bipartidismo

Para combatir la inestabilidad política, los pronunciamientos y los constantes cambios de gobierno,
Cánovas idea un sistema basado en la alternancia pacífica en el poder de dos grandes partidos: los
llamados partidos dinásticos. Eran partidos de minorías, o "de notables", en torno a la figura de un líder,
sin diferencias políticas de relevancia. Estos partidos era:
- El Partido Conservador: su líder era Cánovas del Castillo. Estaba integrado por antiguos
conservadores o moderados, de la Unión Liberal y otros. Predominaban elementos de la
aristocracia, grandes propietarios de tierras e industriales catalanes y vascos. Recibió el apoyo

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del episcopado y se atrajo buena parte de los sectores católicos. Defienden la propiedad privada,
la fortaleza de la corona, el sufragio censitario y la confesionalidad del estado. Limitan los
derechos y las libertades civiles y políticas.
- El Partido Liberal: sectores unionistas (Serrano) y liberales progresistas de Práxedes Mateo
Sagasta, su líder. Tuvo gran influencia entre profesionales liberales, comerciantes, banqueros,
mandos militares intermedios y funcionarios (pequeña y mediana burguesía, sectores
ciudadanos). Defienden una mayor fortaleza de las Cortes frente al rey, el sufragio universal
(limitación de edad y sexo), una mayor libertad religiosa (más partidarios de las
desamortizaciones) y de los derechos y libertades en general.

Estos partidos se alternaban en el poder. Así, cuando el partido del gobierno sufría un proceso de
desgaste político, dejaba paso al jefe del partido de la oposición, con lo que se pretendía garantizar el
orden social y económico, así como la estabilidad de las instituciones. Esta alternancia fue siempre
producto de la manipulación y el fraude electoral gracias al caciquismo1. El turno de partidos se
realizaba una vez transcurrido un plazo razonable, o cuando los problemas de un gobierno así lo
requiriesen. En esa situación el rey disuelve las cortas y llama al líder del otro partido para que forme
gobierno. Las elecciones son supervisadas por el Ministro de la Gobernación, quien da instrucciones al
Gobernador Civil de cada Provincia, que a su vez las transmite la información a los caciques locales,
individuos que manejaban la vida en los municipios debido a su alta posición social y económica, y que
con su influencia orientaban el voto en uno u otro sentido, discriminando a aquellos que no respetaban
sus intereses.
De este modo, las elecciones se adulteraban a través de diferentes mecanismos como el encasillado
(el ministro de la Gobernación elaboraba la lista de diputados que habían de ser elegidos en cada distrito
electoral), la compra de votos, la falsificación del censo electoral (incluyendo a personas fallecidas o
impidiendo votar a las vivas), manipulación de las actas electorales, coacciones y amenazas, etc. A
todo este conjunto de trampas electorales se le conoció con el nombre de pucherazo. Los caciques,
gracias al control de los ayuntamientos hacían informes, controlaban el sorteo de quintas, repartían las
contribuciones, hacían ofertas de trabajo y concedían el arrendamiento de tierras comunales,
condicionando así el voto de las zonas rurales.
El resto de partidos quedarán excluidos del poder, y tendrán una representación parlamentaria
muy marginal, aunque conseguirán cosechar pequeños éxitos tras la aprobación del sufragio universal.
Así, el nuevo sistema político configurado por Cánovas se fundamentaba en la alianza entre los
grandes poderes del Estado: la corona (una monarquía fuerte, como supuesta garantía de la unidad y la
estabilidad), el ejército (protector de la corona y garante del orden social y político) y el turnismo.

3.2. Oposición al sistema canovista

Este sistema electoral y parlamentario no careció de una firme oposición política y social, que
denunciaba su falsedad, su carácter antidemocrático y la marginación a que se veían sometidas las
demás opciones políticas:

- Republicanos: no aceptaron el golpe de estado que impuso la monarquía en España, y supuso


a lo largo de todos esos años una amenaza seria contra la Restauración. Los republicanos,
divididos en sus opciones federalista y unitaria, defendían los avances democráticos y la
reinstauración del régimen republicano, además de una legislación social y laboral más próxima
a los partidos demócratas y al movimiento obrero. Había partidarios de la vía insurreccional
(revolucionaria) para la toma del poder, y de la vía “posibilista” (más moderada, participan en
el juego político).
- El carlismo: sin posibilidades de éxito, participan en las elecciones o evolucionan hacia el ultra-
catolicismo y el foralismo.

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Forma distorsionada de gobierno local mediante la que un dirigente político tiene un dominio total de una
sociedad del ámbito rural expresada como un clientelismo político. Sistema de relaciones de coacción, organizado
por las clases dominantes para dejar fuera del sistema a las clases populares y evitar los peligros revolucionarios
que se habían producido en el Sexenio.

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- Los nacionalismos: uno de los hechos más importantes de la época fue el surgimiento de
movimientos de carácter nacionalista en Cataluña, País Vasco y Galicia, frente a la idea de
estado unitario y centralista que se ha ido imponiendo con el liberalismo. La preocupación
cultural (recuperación lingüística, cultural e histórica) iniciada a mediados del s.XIX logró
articularse a través de manifestaciones que culminaron como movimientos políticos en lucha
por la autonomía e incluso la independencia de ciertas regiones. Otros nacionalismos como el
caso andaluz tardarán más años en articularse como movimiento político.
- El movimiento obrero: nuevo protagonista en la historia española, la clase obrera industrial se
fue organizando poco a poco en torno a una serie de reivindicaciones laborales y sociales a las
que se unieron otros grupos y sectores sociales. El movimiento obrero, agrupado en la AIT
(Asociación Internacional de Trabajadores) estaba escindido en dos opciones políticas, la
anarquista (partidaria de la emancipación de los trabajadores sin partidos políticos ni estado,
con métodos revolucionarios y de autogestión) y la socialista-marxista (la toma del poder
estatal para desarrollar una sociedad igualitaria desde el gobierno de la clase trabajadora,
socializando los medios de producción creadores de riqueza). Geográficamente el anarquismo
se extendió coincidiendo con la revolución cantonal del 73, esto es, por la costa este (Murcia-
Valencia-Cataluña), Andalucía, Zaragoza y Madrid, ampliándose luego a otros núcleos
industriales. El líder socialista más destacado fue Pablo Iglesias, que en 1879 fundó el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) con un programa inspirado en la AIT. En 1888 se creaba la
UGT (Unión General de Trabajadores), un sindicato socialista destinado a mejorar las
condiciones de vida y de trabajo de los obreros por medio de la negociación, las demandas al
poder político y la huelga. Así, mientras el partido socialista sería el instrumento del poder
político, el sindicato trataría directamente con las exigencias laborales cotidianas. Al principio
el PSOE no confiaba en alianzas con otros partidos, pero tras los escasos resultados (fruto de la
ley electoral), se consideraron las ventajas de una alianza con los republicanos, que culminaron
en 1910 con la formación de la conjunción republicano-socialista.

4. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN

4.1. El reinado de Alfonso XII (1875 – 1885)

Entre 1876 y 1881 se sucedieron 3 gobiernos presididos por Cánovas, que van a conseguir acabar
con los conflictos bélicos que venían azotando al país desde antes de la Restauración:
- En 1876 se producía la derrota de los carlistas, el exilio del candidato Carlos VII, y la
abolición definitiva del régimen foral del que todavía disfrutaban algunas regiones.
- En 1878 se firmó la Paz de Zanjón con los rebeldes cubanos, a los que se prometió el indulto,
la incorporación de la oficialidad cubana al ejército español o la ansiada autonomía. El
incumplimiento de los acuerdos de Zanjón, (debido sobre todo a la negativa de los militares a
compartir cargos con los antiguos rebeldes y a los intereses económicos de la alta burguesía en
la isla) ocasionaron un nuevo alzamiento, la Guerra Chiquita, en 1879, que tuvo escasas
repercusiones y concluyó en septiembre de 1880.

Debido a lo prolongado de su gobierno, en el país comenzó a hablarse de “la dictadura de Cánovas”,


presentando una ocasión ideal para ensayar el turno de partidos: en 1881 Sagasta formó su primer
gobierno, que actuó de manera continuista, destacando únicamente la Ley de Imprenta de 1883, que
favoreció considerablemente la libertad de expresión. En 1883 Cánovas volvía al poder, consolidando
con ello el turnismo, pero la repentina muerte de Alfonso XII en 1885 amenazará la definitiva
consolidación del sistema, al no tener aún descendencia, hecho que podía suscitar una nueva rebelión
republicana o carlista.

4.2. La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885 – 1902)

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El 17 de mayo de 1886 nacía el hijo póstumo del monarca, que fue coronado de forma inmediata
con el nombre de Alfonso XIII. Para evitar cualquier atisbo de ruptura, los partidos dinásticos firmaron
el Pacto del Pardo, en el que ambos reconocían a María Cristina de Habsburgo como Regente y se
comprometían a continuar con el turno de partidos de forma pacífica. Para ello, Cánovas cede el poder
a los liberales, asegurando así la continuidad del sistema de la Restauración y de la monarquía
borbónica.
Con estos hechos se iniciaba el llamado “gobierno largo” de Sagasta, que se extendió hasta 1890, y
en los que se llevaron a cabo medidas aperturistas acordes a la línea ideológica del partido liberal:
- Ley de Libertad de Asociación: legalizó los sindicatos obreros y permitió la celebración de los
congresos fundacionales de la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888.
- La Ley Electoral de 1890: aprobaba definitivamente el Sufragio Universal masculino, que
permitía votar a todos los varones mayores de 25 años.
- Se abolió la esclavitud en las colonias.
- Se aprobó un nuevo Código Civil, que reconocía el matrimonio civil y restaba influencia a la
Iglesia católica.

A partir de 1890, año en el que los conservadores vuelven al poder, se producirán una serie de hechos
que poco a poco desgastarán el sistema de la Restauración y el turno de partidos:
- En primer lugar, comenzaron a surgir voces disidentes dentro de los partidos dinásticos,
como la de Francisco Silvela dentro del Partido Conservador. Será precisamente Silvela quién
asuma el liderazgo de dicho partido cuando en 1897 Cánovas sea asesinado por un
anarquista. Con la muerte de Sagasta en 1903 el sistema se vio privado de las dos piezas
clave del turno, lo que complicó la alternancia pacífica en el poder.
- Socialmente, la industrialización había supuesto la creación de barrios obreros periféricos, con
unas pésimas condiciones higiénico-sanitarias que, junto con la precariedad laboral, acabaron
articulando numerosas protestas obreras. Los anarquistas optaron por acciones violentas como
forma de reivindicación, especialmente en el campo. En este sentido debemos destacar los
hechos de “La Mano Negra”, una presunta organización anarquista secreta muy activa en el
campo andaluz, aunque su existencia hoy día sigue sin ser 100% corroborable.
- En 1895, el Grito de Baire inicia una nueva insurrección en Cuba, alentada y apoyada por
Estados Unidos, que tras terminar su proceso de expansión hacia el oeste, se interesaba ahora
por el Caribe. De poco sirvieron los intentos de sofocar la rebelión de los generales Martínez
Campos y Valeriano Weyler; al contrario, los violentos métodos de este último provocaron una
oleada de críticas internacionales en contra de España.
- Van a surgir numerosos movimientos regionalistas y nacionalistas, que reivindican la cultura
y tradiciones autóctonas de los diferentes territorios del país, reclamando la autonomía de los
mismos.
o En Cataluña, el regionalismo se canalizará a través de la Renaixença, un movimiento
cultural que resaltaba la cultura y lengua catalanas y que culminó con la fundación de
un partido político en 1901, la Lliga Regionalista.
o En Galicia se produjo un movimiento de características similares aunque con menor
repercusión, el Rexurdimiento, encabezado por Rosalía de Castro.
o El nacionalismo vasco se organizó en torno a la figura de Sabino Arana (fundador del
PNV) como una reacción frente a los muchos inmigrantes llegados durante el proceso
de industrialización, y con un carácter marcadamente conservador.
o También se desarrollaron movimientos regionalistas en Valencia, Aragón y Andalucía,
destacando en este último caso la figura de Blas Infante, autor de la bandera y el himno
de nuestra comunidad.
- En febrero de 1898 comenzaría el desastre con la explosión del acorazado estadounidense
Maine en La Habana, del que se acusó a los españoles, y que supuso la entrada en guerra con
la potencia norteamericana. La armada española fue aniquilada en las batallas de Cavité
(Filipinas) y Santiago de Cuba, obligando al gobierno a la firma de la Paz de París en diciembre
de 1898, por la cual España cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EE.UU., a cambio
de una indemnización de 20 millones de dólares. Cuba se independizaba, aunque quedó bajo
la influencia económica estadounidense. El desastre del 98 provocó una grave crisis moral en

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la sociedad española del momento, que tomó conciencia de que España ya no era el gran
imperio de antaño, si no una pequeña potencia de segundo orden mundial.

Esta situación dio lugar a la aparición del Regeneracionismo, un movimiento intelectual liderado
por Joaquín Costa que criticaba la corrupción y el caciquismo al tiempo que defendía una modernización
social y económica del país. Esta crisis moral también quedó reflejada en las obras de los autores de la
Generación del 98 (Azorín, Valle Inclán, Unamuno, Pío Baroja…), que hablaron con gran preocupación
de España y su atraso.
Sea como fuere, los gobiernos liberales o conservadores de estos años siguieron reprimiendo con
dureza todo tipo de protestas sociales o movimientos revolucionarios de anarquistas o republicanos.

5. CONCLUSIONES

Con la Restauración se pone punto final al siglo XIX español, que se había inaugurado aún con las
estructuras del Antiguo Régimen vigentes. Durante toda la centuria asistimos a una compleja lucha por
la implantación del liberalismo, que provocó una gran inestabilidad política y conflictividad social, con
gran protagonismo de los militares. El régimen establecido por Cánovas vino a devolver al país la
estabilidad y las garantías constitucionales, aunque las prácticas caciquiles desvirtuaron en la práctica
los derechos democráticos del pueblo.
Con la muerte de los dos principales actores de la obra entre 1897 y 1903 y la entrada en escena del
Regeneracionismo, el sistema canovista irá perdiendo fuerza y apoyos, especialmente entre las clases
populares, hastiadas del poder caciquil y el fraude electoral. Los políticos de comienzos del siglo XX
como Antonio Maura o José Canalejas no conseguirán corregir el rumbo de la nave española, que
acabará encallando en 1923 con el golpe de Estado de Primo de Rivera, que supuso la suspensión de la
Constitución y el establecimiento de una dictadura personal.

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