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LA RESTAURACIÓN Y SU CRISIS
(1874-1931)
INTRODUCCIÓN
Nacionalismo Catalán
Su origen se remonta al fuerte desarrollo industrial experimentado
durante el siglo XIX que dio lugar a la aparición de una importante burguesía
industrial y de negocios. Este desarrollo socioeconómico coincidió con el
renacimiento de la cultura catalana y la expansión del uso del catalán hacia
1830 conocido como la Reinaixença.
Será en la década de 1880, cuando el catalanismo cultural dio paso a la
actividad política, reivindicando la existencia de una nacionalidad catalana y un
mayor autogobierno (apoyado por la burguesía). Una de las primeras
corrientes del catalanismo político estuvo basado en el tradicionalismo
católico del obispo Torràs i Bagès. Otra corriente de carácter progresista y de
base popular estuvo formada por Valentí Almirall quien fundó en 1882 el
Centre Català, que propuso la autonomía de Cataluña en el Memorial de
Agravios (1885) al rey Alfonso XII en el que denunciaba la opresión de
Cataluña y reclamaba la armonía entre los intereses y las aspiraciones de las
diferentes regiones españolas.
El paso importante para la consolidación del catalanismo político fue la
creación en 1891 de la Unió Catalanista, cuya asamblea celebrada en 1892
aprobó las bases para una constitución catalana (Bases de Manresa) en las
que se reclamaba la restauración de las instituciones históricas y el traspaso a
Cataluña de amplias competencias.
El impacto de la crisis de 1898 acrecentó el interés de defender el
nacionalismo catalán en las instituciones. El desencanto con el sistema de la
Restauración alejó a la burguesía industrial y comercial catalana, acercándose
a los grupos catalanistas para optar a las elecciones. Así se creó en 1901 la
Lliga Regionalista fundada por Prat de la Riba y Francesc Cambó. Presentaba
un programa político conservador, a favor de un reformismo institucional que
otorgase la autonomía a Cataluña. Sus éxitos electorales la convirtieron en la
fuerza hegemónica del nacionalismo catalán.
La victoria en las elecciones municipales de 1905 de la Lliga
Regionalista alarmó al ejército que vio peligrar la unidad del país; y más aún
cuando una serie de comentarios satíricos de la revista “Cu-Cut” contra el
ejército provocó una oleada de reacción militar que se tradujo en la
promulgación de la “Ley de Jurisdicciones” (1906). Cataluña reaccionó con una
coalición de partidos nacionalistas en la llamada Solidaritat Catalana, que
consiguió una clara victoria en las elecciones para la diputación en 1907. Con
la presidencia de Prat de la Riba en la Diputación de Barcelona y la posterior
creación en 1914 de la Mancomunitat de Cataluña, se desarrolló un programa
de modernización de servicios públicos y administrativos y la creación de
programas culturales y educativos en lengua catalana.
Con la declaración de los 19 puntos de Wilson tras la I Guerra Mundial
donde se reconocía el derecho de autodeterminación y el surgimiento de
nuevos estados europeos, como Irlanda en 1921, estimularon la radicalización
de algunos grupos catalanistas, creando así nuevas formaciones, como Acció
Catalana y Estat Català. Sin embargo, con la llegada de la Dictadura de Primo
de Rivera en 1923, todos los movimientos nacionalistas catalanes quedaron
ilegales. Habrá que esperar al advenimiento de la II República en 1931 para un
nuevo resurgir del movimiento nacionalista catalán.
El Nacionalismo Vasco
A diferencia del nacionalismo catalán, el vasco tuvo doble origen; por un
lado, la reivindicación de la reintegración de los derechos forales históricos y
los insuficientes conciertos económicos otorgados en 1878 y, por otro lado, el
rechazo hacia las costumbres llegadas de fuera como consecuencia de una
fuerte inmigración procedente de otras zonas de España para trabajar en las
industrias vascas (maketos).
Como reacción a esto, se fortaleció una corriente defensora de la raza,
de la lengua y de la cultura vasca, naciendo de esta forma el Partido
Nacionalista Vasco (PNV) en 1895. Este partido, creado por Sabino Arana,
estaba impregnado de un gran sentimiento católico y de defensa de la tradición
vasca, pretendiendo impulsar la lengua y las costumbres vascas, así como
defender la pureza racial del pueblo vasco frente a los emigrantes castellanos.
Sin embargo, a partir de 1901, Arana fue moderándose en sus discursos
y tuvo que aceptar que la autonomía vasca debía alcanzarse desde la legalidad
y dentro de la unidad del estado español. Este viraje facilitó su acercamiento a
la burguesía industrial vasca, que veían en el nacionalismo vasco un aliado del
obrerismo. Así, el PNV tuvo sus primereo éxitos electorales a principios del
siglo XX, sobre todo en Guipuzcoa y Vizcaya.
El nacionalismo vasco, durante el 1/3 de siglo XX estuvo marcado por
disputas internas, que provocaron las escisiones dentro del PNV; destacando el
grupo radical Aberri en 1921, reunificado de nuevo con el PNV en 1930, y
Acción Nacionalista Vasca, nacido en 1930. A pesar de las fragmentaciones, el
auge económico del País Vasco favoreció el crecimiento del nacionalismo
hasta la llegada de las dictaduras.
El Nacionalismo Gallego
Su origen se remonta a mediados del siglo XIX, cuando se inicia la
defensa de la legua gallega como lengua literaria (O Rexurdimento), donde
destaca la influencia de la figura literaria más importante gallega de Rosalía de
Castro.
Tan solo unas minorías cultas, que empezaron a responsabilizar del
atraso económico que forzaba a muchos gallegos a emigrar de Galicia al
Estado Español, empezaron a plantearse crear organizaciones políticas
nacionalistas gallegas.
Habría que esperar a la última etapa de la Restauración, cuando el
galleguismo adquirió un carácter más político, aunque minoritario, a pesar de
destacadas personalidades como Alfredo Brañas y Manuel Murguía que
reclamaban una descentralización administrativa. En este ambiente se creó
una Asamblea Federal de la Región Gallega (1887) donde se aprobó en
proyecto de constitución para el estado galaico.
Hasta 1930, el nacionalismo galego transitó del nacionalismo cultural al
político a través de organizaciones políticas y culturales como As Irmandades
da Fala (1916) y del periódico A Nosa Terra (1916), que fue el portavoz del
nacionalismo gallego. A destacar la figura de Vicente Risco que en 1920
publicó el texto teórico fundacional del nacionalismo gallego, “Teoría do
nacionalismo galego”, que sentó las bases para fundar el primer partido
nacionalista gallego en 1929, la ORGA (Organización Republicana Gallega
Autónoma).
La Intervención de EE.UU:
La prolongación de las operaciones militares y la dureza de las mismas
ocasionaron las protestas de los Estados Unidos, ya que estos tenían intereses
económicos en las islas de Cuba y Puerto Rico y empezaban a reivindicar su
influencia por el Caribe. El presidente norteamericano, McKinley, se presentó
como defensor del pueblo cubano y llegó a proponer a la reina María Cristina la
compra de la isla por 300 millones de dólares, pero los españoles se negaron.
Estados Unidos no cejaron en sus objetivos y, aprovechando la voladura
accidental del acorazado Maine (buque de guerra americano anclado en el
puerto de La Habana), el 25 de abril de 1898 declararon la guerra a España y;
como extensión, ese mismo año estalló una insurrección en Filipinas.