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Autor y fecha

A diferencia de las epístolas, los Evangelios no nombran a sus autores. No obstante, los padres de
la iglesia afirmaron de manera unánime que Marcos escribió este segundo Evangelio. Papías,
obispo de Hierápolis, escribiendo alrededor del 140 d.C., afirmó:
Y el presbítero (el apóstol Juan) dijo esto: Marcos, habiéndose convertido en el intérprete de
Pedro, escribió con precisión lo que recordó. No obstante, no fue en orden exacto que él relató
los dichos u obras de Cristo. Ya que él ni oyó al Señor ni lo acompañó. Pero después, como dije,
acompañó a Pedro, quien acomodó sus instrucciones a las necesidades (de sus oyentes), pero sin
intención alguna de dar una narración regular de los dichos del Señor. Por lo tanto, Marcos no
cometió error alguno al escribir algunas cosas como él las recordó. Ya que de una cosa tomó
cuidado especial, no omitir nada que había oído, y no colocar nada ficticio en las afirmaciones
(Exposición de los oráculos del Señor) (6)
Justino Mártir, escribiendo alrededor del 150 d.C., se refirió al Evangelio de Marcos como "las
memorias de Pedro" y sugirió que Marcos escribió su Evangelio mientras está en Italia. Esto está de
acuerdo con las voz uniforme de la tradición temprana, la cual consideró este Evangelio como
escrito en Roma, para el beneficio de los cristianos romanos. Ireneo, escribe alrededor del 185 d.C.,
llamó a Marcos "el discípulo e intérprete de Pedro" y registró que el segundo Evangelio consistió de
lo que Pedro predicó acerca de Cristo. El testimonio de los padres de la iglesia difiere en cuanto a
que este Evangelio fue escrito antes o después de la muerte de Pedro (67-68 d.C.).
Los eruditos evangélicos han sugerido fechas para la escritura del Evangelio de Marcos que van
del 50 al 70 d.C. Una fecha antes de la destrucción de Jerusalén y el templo en el 70 d.C. se requiere
por el comentario de Jesús en el 13:2. El Evangelio de Lucas fue claramente escrito antes de Hechos
1:1-3). La fecha de la escritura de Hechos probablemente puede ser fijada alrededor del 63 d.C.,
porque eso es poco tiempo después de que la narración terminará. Por lo tanto es probable, aunque
no seguro, que Marcos fuera escrito en una fecha temprana, probablemente entre el 50 y 60 a.C.

Contexto Histórico de Marcos


Mientras que Mateo fue escrito a una audiencia judía, Marcos parece haberse enfocado en
creyentes romanos, particularmente gentiles. Cuando emplea términos arameos, Marcos los tradujo
para sus lectores (3:17; 5:41; 7:11, 34; 10:46; 14:36; 15:22, 34). Por otro lado, en algunos lugares
usó expresiones en latín en lugar de sus equivalentes en griego (5:9; 6:27; 12:15, 42; 15:16, 39). Él
también contó el tiempo de acuerdo al sistema romano (6:48; 13:35) y explicó cuidadosamente
costumbres judías (7:3, 4; 14:12; 15:42). Marcos omitió elementos judíos tales como las
genealogías que se encuentran en Mateo y Lucas. Este Evangelio también hace menos referencia al
AT e incluye menos material que sería de interés particular para los lectores judíos, tal como
aquello que era crítico de los fariseos y saduceos (los saduceos son mencionados solo una vez, en
12:18). Cuando menciona a Simón de Cirene (15:21), Marcos lo identifica como el padre de Rufo,
un miembro prominente de la iglesia en Roma (Ro 16:13). Todo esto apoya la posición tradicional
de que Marcos fue escrito para una audiencia gentil que inicialmente estaba en Roma.
Juan Marcos en el N.T
La primera mención de Juan Marcos en NT se encuentra en Hechos 12:12; allí se le identifica
como el hijo de una mujer llamada María, en cuya casa se reunían los creyentes que vivían en
Jerusalén. Marcos acompañó a su primo Bernabé y a Pablo, cuando estos, después de un viaje a
Jerusalén, regresaron a Antioquía (Hch12:25). Más tarde les sirvió de "ayudante" en su primer viaje
misionero (Hch 13:5), pero lo abandonó en Perge de Panfilia para regresar a Jerusalén (Hch 13:13).
Pablo debe de haberse sentido muy decepcionado en esta ocasión, porque algún tiempo después,
cuando Bernabé propuso llevar a Marcos en el segundo viaje, Pablo se negó rotundamente, lo que
produjo un conflicto serio serio entre los dos misioneros (Hch 15:36-39).
Como resultados, Bernabé tomó a Marcos y partió rumbo a Chipre. El libro de Hechos no hace
más mención de ellos. Pero en la carta que Pablo escribió a los Colosenses unos diez años después,
Pablo envía saludos a Marcos y añade: "En cuanto a Marcos, ustedes ya han recibido instrucciones;
si va a visitaros, recíbanlo bien" (Col 4:10; véase también Film 24, una carta escrita por ese mismo
tiempo).
Es evidente que Marcos estaba ganando de nuevo l confianza del apóstol. Y cuando Pablo
estaba cerca de su muerte y se sentía solo, le hizo esta petición a Timoteo: "Recoge a Marcos y
tráelo contigo, porque me es de ayuda en mi ministerio" (2Ti 4:11)

El Evangelio de Pedro
La traducción afirma que Marcos escribió lo que Pedro predicó. Y hay inconfundibles indicios
en el evangelio mismo de que hubo una tal conexión entre Marcos y Pedro. El Evangelio de Marcos
comienza con el llamado de Pedro (1:16); al final aparece el Cristo resucitado enviando un mensaje
a sus discípulos y a Pedro (16:7). La confesión de Pedro es uno de los momentos cumbres del
documento (8:29). La casa de Pedro es el centro del ministerio de Jesús en Capernaum (1:29). Al
mencionar a los primeros seguidores de Jesús, Marcos habla de "Simón y sus compañeros" (1:36).
En una y otra ocasión, Marcos registra incidentes que muestran las serias fallas de Pedro (por
ejemplo la reprensión por parte de Pedro, 8:31-33), pero también anota puntos a su favor (por
ejemplo la promesa de las "llaves"), todo lo cual es comprensible si se lo considera como
información precedente del propio Pedro.
A la misma conclusión apunta la estructura paralela que observamos al comparar el Evangelio de
Marcos con el sermón que Pedro dio en la casa de Cornelio, Hch 10:36-43. Estos ocho versículos de
Hechos corren a la par de la geografía y teología del Evangelio de Marcos. En ambos, la geografía
parte del bautismo de Jesús por Juan al ministerio de Jesús en Galilea, y concluye con su muerte y
resurrección en Jerusalén. En ambos, la teología se centra básicamente en el perdón de pecados y en
Jesús como juez de vivos y muertos.

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