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Tres preguntas significativas confrontan al intérprete de Marcos:
1. ¿Cuál es la relación de Marcos con Lucas y Mateo? (El problema
Sinóptico)
2. ¿Cómo debe uno interpretar los pasajes escatológicos?
3. Originalmente, los últimos doce versículos del capítulo 16 ¿fueron
parte del Evangelio de Marcos?
Marcos demostró la humanidad de Cristo con mayor claridad que
cualquiera de los otros evangelios, enfatizando las emociones humanas de
Cristo (1:41; 3:5; 6:34; 8:12; 9:36), sus limitaciones humanas (4:38; 11:12;
13:32) y otros pequeños detalles que subrayan el lado humano del Hijo de
Dios (7:33, 34; 8:12; 9:36; 10:13-16).
Conexiones
En razón de que el auditorio a quien Marcos se dirigía eran los gentiles, él no cita tan
frecuentemente el Antiguo Testamento como lo hace Mateo, quien escribió principalmente para
los judíos. Él no comienza con una genealogía que vincule a Jesús con los patriarcas judíos, sino
que en vez de ello comienza con Su bautismo, el principio de Su ministerio terrenal. Pero aún
allí, Marcos cita una profecía del Antiguo Testamento referente al mensajero –Juan el Bautista-
quien exhortaría a la gente a “preparar el camino del Señor” (Marcos 1:3; Isaías 40:3) mientras
esperaban la llegada de su Mesías.
Jesús se refiere al Antiguo Testamento en varios pasajes de este Evangelio. En Marcos 7:6, Jesús
reprende a los fariseos por su adoración superficial a Dios con sus labios, mientras sus corazones
estaban lejos de Él, y se refiere a su propio profeta, Isaías, para condenarlos por la dureza de su
corazón (Isaías 29:13). Jesús se refiere a otra profecía del Antiguo Testamento, la cual iba a ser
cumplida esa misma noche, mientras los discípulos serían dispersados como ovejas sin pastor,
cuando Jesús fue arrestado y condenado a muerte (Marcos 14:27; Zacarías 13:7). Él se refiere
nuevamente a Isaías, cuando limpia el Templo de los cambistas de monedas (Marcos 11:15-17;
Isaías 56:7; Jeremías 7:11) y a los Salmos cuando Él explicó que Él era la Piedra Angular de
nuestra fe y de la Iglesia (Marcos 12:10-11; Salmos 118:22-23).
Importancia en la Biblia
El Evangelio de Marcos es una obra literaria original y obedece a un propósito determinado.
Este propósito no es en primer término biográfico, aunque sí hubo curiosidad en la iglesia sobre
la vida de Jesús, sino teológico. Se ha llegado a llamar el Evangelio de Marcos un tratado de
capacitación para equipos misioneros. Marcos quiere edificar a la comunidad cristiana
ofreciéndole una serie de enseñanzas puestas en el molde de un relato de la vida terrenal de
Jesús. No siendo un historiador moderno, le interesa menos la precisión cronológica y
geográfica de su relato que la significación que tiene. Para él, el pasado y el presente se
confunden; el Jesús que predicaba y curaba a los enfermos en Palestina se identifica totalmente
con el Señor resucitado que habla y actúa en la iglesia contemporánea de Marcos.
Un rasgo muy original del retrato de Jesús en Marcos es el llamado «secreto mesiánico».
Jesús rehuye la publicidad y procura ocultar su identidad de Mesías o de Hijo de Dios (1.24s; 34,
44; 5.43; 7.36, etc.); prefiere enseñar privadamente a sus discípulos (4.10–12; 7.17–30, etc.),
quienes, sin embargo, no entienden el verdadero sentido de sus dichos y milagros (6.52; 8.17ss).
Algunos autores ven en el secreto mesiánico una invención de Marcos o de su comunidad, pero
este aspecto del Evangelio tiene bases históricas. Jesús impulsó el silencio para evitar un
entusiasmo popular de tipo revolucionario, o porque la naturaleza misma de su misión se lo
exigía. No quería discípulos que le siguieran únicamente por los milagros que Él hacía. Se puede
aceptar perfectamente que el secreto mesiánico sea una formulación teológica de la comunidad
primitiva y afirmar a la vez que se apoya en una realidad histórica. Jesús, al vincular la
predicación de la inminencia del reino de Dios con su propia persona, dio a su vida un
significado implícitamente mesiánico.
Con la sistematización del secreto, Marcos quiso destacar el carácter misterioso de Jesús, y
especialmente de la necesidad de su pasión y muerte (cf. 10.45). Para él, ningún título ni
ninguna confesión de fe abarcaba totalmente la significación de la vida, cruz y resurrección del
Señor. Más importante aún que la creencia recta es la acción recta, el seguimiento de Jesús: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz, y sígame» (8.34).
Esta tendencia antidogmática y activista de Marcos se expresa también en su concepción de la
iglesia y en el entusiasmo misionero que llena su obra. Su Evangelio es la historia del
compañerismo de Jesús con los suyos (cf. 3.14) que perdura en la iglesia contemporánea del
evangelista. El Resucitado es el único jefe de la Iglesia, y nadie puede arrogarse una autoridad
universal en la comunidad. De ahí la marcada reserva de Marcos hacia los discípulos, cuya
incomprensión, ambición y exclusivismo señala varias veces (8.33; 9.38–41, etc.), y sobre todo
hacia la familia de Jesús. Algunos han concluido que los pasajes 3.20s, 31–35 constituyen una
censura indirecta de la hegemonía de → JACOBO, hermano de Jesús, sobre la iglesia de
Jerusalén.
El evangelista enfatiza a lo menos cinco «contradicciones» en la vida y misión de Jesucristo:
(1) entre su divinidad y humanidad, (2) entre el Jesús victorioso y el Cristo de la cruz, (3) entre
la levadura de muerte y el pan de vida, (4) entre la docencia ortodoxa y el discipulado vivencial
y (5) entre la religiosidad eclesiocéntrica y una visión hacia el mundo. A partir de estos rasgos
polémicos, se puede vislumbrar el tipo de iglesia que Marcos encomia: abierta, sin límites
rígidos, popular, sin preocupación intelectual y apologética exagerada, y movida totalmente por
la exigencia dinámica de la conquista misionera.
La división del Evangelio en dos períodos y en dos zonas geográficas no obedece tanto a un
desarrollo sicológico en la personalidad de Jesús, ni a una sucesión cronológica de
acontecimientos, como a la expresión de una verdad teológica: el misterio de la salvación en
Jesús no se entiende sino después de la resurrección.¿Quién es Jesús para Marcos? ¿Cómo ve su
persona y su obra? Comparado con los otros Evangelios, Marcos es moderado en el uso de los
títulos relativos a Jesús. En ochenta y un casos lo llama sencillamente «Jesús». El término
«Cristo» aparece solo siete veces, y nunca dicho por Jesús. En Marcos, Jesús suele designarse
«Hijo del hombre», mientras que Marcos prefiere el título de «Hijo de Dios» que aparece en
momentos clave del relato: al principio, en el relato del bautismo de Jesús (1.11), en el centro,
dicho por la voz divina que se escucha en la transfiguración (9.7) y al final, en la confesión del
centurión gentil al pie de la cruz (15.39). Según algunos más antiguos, Marcos lo incluyó
también en el título de su libro (1.1).