Está en la página 1de 4

Clase de filosofía, Tema: “La nada”.

La clase de hoy la voy a empezar con un tema el cual ya, desde este mismo instante aparece como
una contradicción desde este punto de vista, a saber, del de la regla fundamental del decir, el de la
lógica, para la cual es fundamental la referencia existencial, y sabiendo que la filosofía es la casa de
la misma.
Voy a plantear un tema ilógico, del cual no tiene sentido hablar a primera vista. Y más aún sabiendo
que me persiguen, cual “santa” inquisición, las palabras condenatorias que el mismo Heidegger
pronunciara acerca del tratar sobre la nada:

“El que habla de la nada, no sabe lo que hace. El que habla de la nada, la convierte en
algo con su hablar. De ese modo, al hablar, habla contra aquello que quiere decir. Se
contra-dice a sí mismo. Pero un hablar que se contradice viola la regla fundamental del
decir (λογος), la «lógica». Hablar de la nada es ilógico. Aquel que habla y piensa de
manera ilógica es una persona sin conocimiento científico. Y aquel que, para colmo,
habla de la nada dentro la filosofía, donde la lógica está en su casa, debe enfrentarse a
un reproche aun más duro por no haber respetado la regla fundamental de todo
pensamiento. Este hablar sobre la nada sólo consiste en frases sin sentido. Además:
aquel que toma en serio la nada, se ubica del lado de lo negativo.”1

Después de leer este fragmento introductorio al tema: ¿Qué pueden decir al respecto? ¿Realmente
se puede pensar la nada, es decir hablar sobre ella?

Un profesor alguna vez nos dijo a los alumnos que hagamos el siguiente ejercicio, ...”traten de
pensar e imaginar la nada, van a ver como necesariamente, intentando hacer esto, se van a imaginar
algo, y por lo tanto no sería nada sino mas bien algo”...
Ahora les propongo hacer lo mismo a ustedes.

*Los alumnos comparten en lluvia de ideas el resultado del ejercicio de imaginar.

Afortunadamente podemos encontrar a otro autor, Sartre, el cual se ha pronunciado también sobre el
problema de la nada.
Parece muy claro, aunque implícitamente, que las anteriores palabras de Heidegger son dirigidas
hacia el trabajo que Sartre realizara en su libro El Ser y la Nada2

Tomemos ahora un fragmento de esta obra para analizar:

“En primer término, no es verdad que la negación sea solamente una cualidad del
juicio. La interrogación se formula con un juicio interrogativo, pero no es juicio: es una
conducta prejudicativa; puedo interrogar con la mirada, con el gesto; por medio de la
interrogación, me mantengo de cierta manera frente al ser, y esta relación con el ser es
una relación de ser, de la cual el juicio no es sino una expresión facultativa. De igual
manera, el que interroga por el ser no interroga necesariamente a un hombre: esta
concepción de la interrogación, al hacer de ella un fenómeno intersubjetivo, la despega
del ser al cual ella se adhiere y la deja en el aire, como una pura modalidad de diálogo.
Hay que comprender que, al contrario, la interrogación dialogada es una especie
particular del género «interrogación» y que el ser interrogado no es en primer
término un ser pensante: si mi auto sufre una avería, interrogaré al carburador, o a las
bujías, etcétera; si mi reloj se para, puedo interrogar al relojero sobre las causas de esa
detención, pero el relojero, a su vez, formulará interrogaciones a los diferentes
mecanismos del aparato. Lo que espero del carburador, lo que el relojero espera de los
engranajes del reloj, no es un juicio, sino un develamiento de ser sobre el fundamento

1
Heidegger, Martín, Introducción a la Metafísica, P 30.
2
Sartre, Jean-Paul, El Ser y la Nada, Bueno Aires, Losada, 1998.

Cristian Ariel Giambrone Natali.


del cual pueda emitirse un juicio. Y si espero un develamiento de ser, quiere decir que
estoy a la vez preparado para la eventualidad del develamiento de un no-ser. Si
interrogo al carburador, quiere decir que considero posible que en el carburador no
haya nada. Así, mi interrogación involucra, por naturaleza, cierta comprensión
prejudicativa del no-ser; ella es, en sí misma, una relación de ser con el no-ser, sobre el
fondo de la trascendencia original, es decir, una relación de ser con el ser. ”3

El texto citado inicia la problemática desde el punto de vista de la interrogación prejudicativa,


trayendo a colación unos ejemplos. Uno de ellos es el del carburador del auto. Es decir, que si el
coche dejó de funcionar y comienzo a preguntarme por qué es que no anda, algo de lo que podría
sospechar puede ser del carburador. Para iniciar la búsqueda de la causa de la falla en el carburador
comienzo por interrogar al ser-carburador; este interrogar se encuentra necesariamente abierto a la
posibilidad de que sea el carburador el motivo de la falla o bien este no sea. El que interroga se
encuentra expuesto ante la posibilidad del no-ser, o sea, la nada puesto que no es.

El mismo Sartre va a seguir desarrollando el tema más adelante hasta afirmar que el ser es y la nada
no es; lógicamente se entiende que hay cosas que tienen posibilidad de no ser, es decir, si algo -sea
lo que fuere- en un tiempo es, también en otro momento bien puede devenir en no-ser. Con esto
entramos en la noción de lo que Sartre explica al decir que, necesariamente la nada toma prestada su
existencia del ser. O sea que, antes que la nada existe el ser; y que justamente el ser no necesita de
la nada para ser concebido.
“Esto significa que el ser no tiene necesidad alguna de la nada para ser concebido, y que se puede
examinar exhaustivamente su noción sin hallar en ella el menor rastro de la nada. Pero, en cambio,
la nada, que no es, no puede tener sino una existencia prestada: toma su ser del ser.” (Cf.: Sartre,
Jean-Paul, El Ser y la Nada, Bueno Aires, Losada, p 25)

Ahora bien, si decimos que la nada toma prestada su “existencia” del ser, al decir “existencia”
refiriéndonos a una cualidad de existir de la nada, podemos decir que la nada, al igual que el ser,
también es, en cuanto que existe. Considerando esto último llegamos a la conclusión de que “es la
nada”, y ya no se puede decir que la nada no es, puesto que dijimos que es algo. Esta es la
contradicción de la que habla Heidegger.

Reflexionando rápidamente, entiendo a la nada como la ausencia de todo. Si bien a simple vista se
puede decir con seguridad, que bajo ese concepto, la nada como la ausencia de todo no existe ya
que es evidente de manera empírica que constantemente hay cosas que son -por lo tanto tienen ser-,
también se puede decir que constantemente hay cosas que no están siendo otra cosa, o que
simplemente en determinadas circunstancia hay ausencia de “ser” en un lugar y en el tiempo.
Por ejemplo: El caso de la oscuridad. La misma es la ausencia de luz. La oscuridad en cuanto
realidad material no existe -no es-. Otra manera de expresarlo sería decir que la oscuridad es “no
luz”; y al decir esto podemos afirmar que en ese momento la luz no es, al igual que decimos que la
nada no es. Por lo tanto la “no luz” -que es luz no siendo- es la nada misma en ese caso. Esa nada es
la ausencia de algo y no la ausencia de todo, por lo que ya expresamos al respecto. Esta es una nada
parcial y no total y siempre depende de la pre-existencia del ser, puesto que toma su ser del ser
según Sartre.

Sartre aborda este tema desde distintos ángulos, lo que hasta ahora vimos en los fragmentos de
Sartre está abordado partiendo de un planteo desde el punto de vista de la interrogación y la
posibilidad de la negación como respuesta a ese ser, cualquiera sea, es decir, pensante o no.

Ahora vamos a tomar otro fragmento del mismo trabajo donde el autor examina la cuestión de la
nada desde el punto de vista de la concepción fenomenológica.
Veamos:

“No lleva mucho tiempo advertir el progreso que su teoría de la nada representa con
3
Sartre, Jean-Paul, El Ser y la Nada, Bueno Aires, Losada, 1998. P 19

Cristian Ariel Giambrone Natali.


respecto a la de Hegel. En primer lugar, el ser y el no-ser no son ya abstracciones
vacías. Heidegger, en su obra principal, ha mostrado la legitimidad de la interrogación
sobre el ser: éste no tiene ya ese carácter de universal escolástico que conservaba aún
en Hegel; hay un sentido del ser que es necesario elucidar; hay una «compensación
preontológica» del ser, que está involucrada en cada una de las conductas de la
«realidad humana», es decir, en cada uno de sus proyectos. De la misma manera, las
aporías que es costumbre plantear desde que un filósofo toca el problema de la Nada,
se revelan carentes de todo alcance: no tienen valor sino en cuanto que limitan el uso
del entendimiento y muestran simplemente que ese problema no es de la competencia
del entendimiento. Existen, al contrario, numerosas actitudes de la «realidad humana»
que Implican una «comprensión» de la nada: el odio, la prohibición, el pesar, etcétera.
Hasta hay para el Dasein una posibilidad permanente de encontrarse «frente a» la
nada y descubrirla como fenómeno de la angustia. Empero, Heidegger, aun
estableciendo las posibilidades de una captación concreta de la Nada, no cae en el
error de Hegel y no conserva al No-ser un ser, así fuera abstracto: la Nada no es, se
nihiliza. Está sostenida y condicionada por la trascendencia. Sabido es que, para
Heidegger, el ser de la realidad humana se define como «ser-en-el- mundo». Y el mundo
es el complejo sintético de las realidades manuales en tanto que mutuamente
indicativas según círculos cada vez más amplios, y en tanto que el hombre, a partir de
este complejo, se hace anunciar lo que él mismo es. Esto significa a la vez que la
«realidad humana» surge en tanto que está investida por el ser, en tanto que «se
encuentra» (sich befinden) en el ser; y, a la vez, que ella hace disponerse en torno suyo,
en forma de mundo, a ese ser que la asedia. Pero la realidad humana no puede hacer
aparecer al ser como totalidad organizada como mundo sino trascendiéndolo. Toda
determinación, para Heidegger, es un trascender, ya que supone retroceso, toma de
perspectiva. Este trascender el mundo, condición del surgimiento mismo del mundo
como tal, es operado por el Dasein hacia sí mismo. La característica de la ipseidad
(Selbstheit), en efecto, es que el hombre está siempre separado de lo que él es por
toda la amplitud del ser que él no es. El hombre se anuncia a sí mismo del otro lado del
mundo, y retorna a interiorizarse hacia sí mismo, a partir del horizonte: el hombre es
«un ser de lejanías».”4

Básicamente, este fragmento es la introducción al punto IV que como ya dijimos trata sobre la
concepción fenomenológica de la nada.
Lo que intenta hacer el autor es introducirnos en el pensamiento de que el concepto de la nada no es
solo una mera elaboración abstracta de la razón. Es más, antes se pronuncia contra los que intentan
limitar el uso del entendimiento planteando que el problema de la nada contiene una inviabilidad de
orden racional. Contra los que piensan de tal manera Sartre expone algunos ejemplos propios de la
realidad humana -y acá es donde se pone en juego el concepto de la nada como fenomenológico-
que necesariamente implican cierta comprensión de la nada.
Luego prosigue pronunciándose sobre el Dasien (término que en alemán combina las palabras «ser»
(sein) y «ahí» (da), significando «existencia») y cómo este se encuentra con su ser-ahí y que su
realidad está impregnada por el ser que le da su ser. Entre tanto también deja ver cómo la angustia
en el hombre es un fenómeno que se presenta en él cuando está la posibilidad de encontrarse frente
a la nada.

Con esto presentamos la problemática de la nada.

Dediquensé un momento a reflexionar en grupos sobre el pequeño camino iniciado con el


fragmento de Heidegger y que luego profundizamos un poco más trabajando fragmentos del
Trabajo realizado por Sartre sobre El ser y la nada.

Luego realicen una síntesis para exponer brevemente lo meditado.

4
Sartre, Jean-Paul, El Ser y la Nada, Bueno Aires, Losada, 1998. P 25

Cristian Ariel Giambrone Natali.


Toda la exposición y desarrollo del tema se realizará aproximadamente en 30 minutos.

Luego se dará un espacio de 30 minutos para la reflexión en grupos y posteriormente se tomará 20


minutos para que se cada grupo exponga brevemente la síntesis.

Está pensado para un curso como el nuestro en el cual es muy reducido, en el que pueden hacerse,
eventualmente 2 grupos.

Cristian Ariel Giambrone Natali.

También podría gustarte