Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
#30586149#374502126#20230629101945098
replicados por la Sra. Defensora Pública Oficial mediante su
presentación de fecha 20 de abril de 2023.
II. Aclaro, en forma previa a ingresar en el análisis
de los agravios presentados, que los jueces no tienen el deber de
analizar todas y cada una de las argumentaciones de las partes, así
como tampoco la totalidad de las pruebas producidas en los asuntos
sometidos a su decisión, sino tan solo aquellas que sean conducentes
y relevantes para poder brindar una solución a la cuestión planteada
(art. 386 in fine Código Procesal Civil y Comercial de la Nación),
criterio que también ha venido siendo sostenido por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en forma sistemática y reiterada desde hace
ya varios años (véanse, entre otros: CSJN, 27/05/64; “Dermidio
Benítez c. S.A. Compañía Sansinena”, Fallos 258:304; íd, 28/07/65,
“S.R.L. Fernández González y Tacconi c. S.R.L. Madinco”, Fallos
262:222; íd, 06/12/68, “Prudencia Cía. Argentina de Seguros Grales.
S.A. c/ Capitán y/o Propietario y/o Armador del Buque Rhone. Giralt,
Agustín y otros”, Fallos 272:225). Asimismo, tampoco están
obligados los magistrados a brindar tratamiento a todas las cuestiones
expuestas que no resulten ser decisivas para la resolución de la causa.
Por otra parte, considero que -al igual que lo ha
estimado la colega de la instancia anterior- los hechos de esta causa
han de ser subsumidos en las disposiciones del anterior Código Civil
de la Nación, aprobado por ley 340, y no en las del Código Civil y
Comercial, aprobado por ley 26.994. Ello así, puesto que los hechos
se sucedieron en una fecha anterior a la entrada en vigencia del nuevo
código, que ha comenzado a regir a partir del 1 de agosto de 2015.
Por ende, de acuerdo al sistema de derecho transitorio contenido en el
art. 7 del Código Civil y Comercial, la cuestión debatida en las
presentes actuaciones debe juzgarse a la luz de la legislación
derogada, que mantiene ultraactividad en este supuesto (Roubier,
Paul, Le droit transitoire. Conflit des lois dans le temps, Dalloz,
Paris, 2008, p. 188/190; Kemelmajer de Carlucci, Aída, La
aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y
situaciones jurídicas existentes, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, p.
158). Ello, claro está, siempre bajo la imperiosa hermenéutica de lo
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
Finalmente, con fecha 26 de octubre de 2020 se
presentó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a los fines de
tomar intervención en los términos del art. 24 inc. e) de la ley 14.159
(modif. por decreto 5758/58).
Producida la totalidad de la prueba ofrecida por las
partes, el magistrado de la instancia anterior dictó sentencia
rechazando la acción instaurada.
IV.- No está discutido en esta instancia que el Sr.
Walter Mektoubdjian habita en el inmueble del cual es condómino y
cuya porción indivisa restante pretende usucapir, desde hace más de
veinte años. Ello lo considero acreditado con las declaraciones
testimoniales brindadas en autos, fundamentalmente por las de
Gerardo Ohannes Panosyan a fs. 752, la de Marcelo Panosyan a fs.
861y por la de Juan Martín Trigub Clober a fs. 863, a las que me
referiré posteriormente con mayor detalle.
Antes de analizar las quejas de la parte actora con
relación al rechazo de la demanda decidido por el magistrado de la
instancia anterior, estimo conveniente hacer mención a las
consideraciones jurídicas aplicables al caso, que posee una
particularidad especial dado que quien pretende usucapir es un
condómino respecto de la porción indivisa del otro copropietario.
a) A priori, cabe destacar que el art. 2524, inc. 7, del
Código Civil dispone que una de las formas originarias de adquirir el
dominio es la prescripción, que se logra a través de la posesión de
una cosa durante el tiempo fijado por la ley. De tal modo, “la función
normal de la prescripción es transformar un estado de hecho en un
estado de derecho, y de convertir al que posee en titular del derecho
que ejerce” (Ripert, Georges - Boulanger, Jean, Tratado de derecho
civil, supervisado por Jorge J. Llambías y traducido por Delia García
Daireaux, La Ley, Buenos Aires, 1987, Tº VI, ps. 479 y 480).
Ahora bien, dos son los requisitos que deben ser
acreditados por quien invoca este derecho: 1) la posesión en los
términos del art. 2351 del Código Civil (corpus y animus domini),
que se refiere a la intención de someter la cosa al ejercicio del
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
perteneciente a otro condómino no es un poseedor a título precario
–como suele serlo es un tercero usucapiente–, sino que –por el
contrario– posee como propietario (art. 2676, Cód. Civil) y puede
gozar de la cosa común conforme al destino de ella (art. 2684, Cód.
Civil).
La cuestión ha sido motivo de tratamiento por una
calificada doctrina que sostiene que “La dificultad reside en que
frecuentemente el condominio es administrado por uno de los
condóminos, quien se comporta exteriormente como dueño exclusivo
de la cosa, aun cuando reconozca en los restantes el derecho que les
corresponde. El problema se presenta generalmente en relación a
pequeñas propiedades, en las que no es infrecuente que los
condóminos toleren su uso por uno solo de ellos. Se ha declarado,
con razón, que los actos de posesión exclusiva que ejerce el
copropietario sobre el inmueble común han de ser inequívocos de
modo que deba descartarse la hipótesis de un mero reparto de uso.
Sin embargo, no debe exagerarse el rigor de estos requisitos y
siempre que la exclusividad de la posesión sea clara, debe admitirse
la usucapión en perjuicio de los condóminos” (Borda, Guillermo A.,
Tratado de Derecho Civil. Derechos Reales, 6ª ed., La Ley, Buenos
Aires, 2012, t. I, ps. 315 y 316, n.° 386).
En tal sentido, es importante evidenciar que en casos
como el que nos ocupa, los actos que habitualmente habilitan la
prueba de la posesión para el usucapiente no son suficientes en el
caso del condominio, si no se prueba que el condómino que pretende
usucapir ha excluido cualquier acto de posesión de los otros
condóminos (esta cámara, Sala K, 30/4/2015, “B. C., J. P. y otros c/
S., J. L. s/ prescripción adquisitiva”, expte. n.º 65091/2012; esta sala,
19/10/2021, “Bianchini, María c/ Grieco, Domingo s/ prescripción
adquisitiva”, LL online: AR/JUR/162183/2021; STJ de La Pampa,
Sala A, 30/11/2022, “Tobio, Ricardo Anselmo c/ Pereyra Iraola y
Lamarca, Carlos y otros s/ posesión veinteañal”, LL online:
AR/JUR/187356/2022).
Al respecto, coincido con la doctrina y la
jurisprudencia en cuanto afirman que “no puede hablarse de una
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
tolerancia de su condómino, sin que ello sea relevante para lograr la
usucapión del bien inmueble.
Por ende, antes de ingresar en el análisis de las
pruebas producidas en autos, queda claro que a los fines perseguidos
en la presente litis, el actor debía demostrar que su posesión fue
exclusiva y excluyente del demandado. Ello así, puesto que la causa
de la posesión no cambia, como lo refiere el mencionado art. 2353
del Cód. Civil hasta tanto no se realicen actos -y sean exteriorizados-
que denoten la intención de excluir al condómino de su derecho de
propiedad, y que además sean susceptibles -por sí solos- para
provocar dicha exclusión. Respecto a ello, cabe destacar también que
la exteriorización de dichos actos, es lo que le brinda al emplazado la
posibilidad de tener conocimiento de ello y de oponerse para impedir
la usucapión pretendida.
No se debe soslayar que en el caso del condominio
coexisten dos o más posesiones sobre diversas partes de la cosa, ya
que cada poseedor limita su posesión a la parte indivisa que le
corresponde, reconociendo y respetando la que corresponde a otros
poseedores; de tal modo, el coposeedor que detenta la cosa tiene
respecto de su parte indivisa el animus domini y, con relación a sus
coposeedores el animus alieno nomine possidendi, es decir, la
intención de poseer a nombre de otro (véase: Martínez, Zenón, La
posesión, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1939, n.° 171 y
172).
En definitiva, insisto en que la exteriorización de la
posesión animus domini resultaba esencial en el caso de autos para
que el copropietario del bien inmueble (condómino del actor) hubiera
podido advertir que se estaba ejerciendo sobre su parte indivisa actos
de propiedad para privarlo de ella, de modo tal que pudiera resistir tal
pretensión.
En este sentido, este mismo tribunal ha sostenido que
“el carácter público de la posesión animus domini, y su
exteriorización unívoca, es imprescindible para que el verdadero
propietario de la cosa pueda darse cuenta de que un tercero está
ejercitando sobre ella actos de propiedad, a fin de poder repelerlos
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
conforme al criterio restrictivo que rige en esta materia (Gozaíni,
Osvaldo A., Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
Comentado y Anotado, La Ley, Buenos Aires, 2006, t. II, p. 101/102;
Kielmanovich, Jorge L., Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación. Comentado y Anotado, Lexis Nexis, Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 2003, t. I, p. 426), no haré lugar a la sanción de deserción del
recurso que peticiona la Sra. Defensora Oficial en el punto V de su
contestación de los agravios.
De la lectura de las quejas esgrimidas por la parte
actora, se desprende que la crítica central hacia la sentencia recurrida,
consiste en haberse indicado en la sentencia recurrida que el actor
intenta usucapir la parte indivisa de una propiedad ajena a la litis y,
finalmente, que no se haya considerado probada la interversión del
título ni el animus domini durante el período de veinte años que
determina la ley para que proceda la prescripción adquisitiva.
Con relación a la primera de las quejas advierto que
la transcripción equivocada de la dirección del inmueble en el punto
III de los considerandos del decisorio recurrido, se debe a un error
involuntario de escritura en que ha incurrido el magistrado de grado,
máxime cuando en punto I del inicio de la sentencia (“Resulta”) se ha
expuesto con claridad que con la demanda interpuesta se intenta
lograr la prescripción adquisitiva de la 1/2 ava parte indivisa de la
Unidad Funcional nro. 75, del inmueble de la calle San Martín
551/555/559/561/565, de esta Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y
lo mismo ha efectuado al momento de dictar el fallo de rechazo de la
pretensión de la parte actora. En virtud de ello, nada cabe resolver al
respecto.
En cuanto a la segunda de las quejas, resulta
imperativo remitirse al análisis de las pruebas producidas en autos a
fin de poder determinar si se han cumplido los requisitos exigidos
para que opere la prescripción adquisitiva pretendida en autos.
Estimo, pues, que la prueba de la interversión o no
del título resulta ser el primer elemento fundamental para decidir la
presente causa, debiendo destacarse que su acreditación corre por
cuenta de quien la puede invocar (Mariani de Vidal, Marina –
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
Barrido y Limpieza” del G.C.B.A. cuya autenticidad ha sido
corroborada a través de la contestación del oficio de la Dirección
General de Rentas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a fs.
664, informándose también el acogimiento a la “Regularización de
Obligaciones Exteriorizadas Impagas”, correspondiente a los años
1988 a 2004, como bien lo pone de resalto la sentencia de primera
instancia recurrida.
También acompañó el actor comprobantes de pago de
servicio de agua, cuya autenticidad ha sido corroborada a fs. 530/531
a través de la contestación del oficio efectuada por “Aguas
Argentinas S.A.”, entidad que ha informado además la existencia de
una deuda del inmueble sito en la calle San Martín 551, piso 7°
depto.“75” por $ 86.318,19, correspondiente a los períodos
1998/2004.
A fs. 538/543 obra la contestación del oficio de la
Administración Ruiz S.R.L., donde consta el pago de las expensas
correspondiente a los períodos febrero 2012 a octubre 2019, con un
saldo de $ 1.477,75, informando que desde marzo 2012 a julio 2013
ha sido el Sr. Walter Mektoubdjian quien abonó las expensas.
También a fs. 753/843 obra una nueva contestación de la misma
empresa corroborando la autenticidad de las liquidaciones y de los
recibos de pago acompañados por la parte actora correspondientes al
período 2014 a 2016.
A fs. 674/747 obra la contestación de oficio remitida
por AySA, que expresó que las facturas acompañadas agregadas a fs.
89/149 corespondiente a los períodos 2010 a 2017 son similares a las
emitidas por la empresa con posterioridad al 21/03/2006.
Por otra parte, han brindado declaración en estos
obrados cuatro testigos oportunamente ofrecidos por la parte actora.
- Del testimonio prestado por la Sra. Luna Francine Piren a fs. 751,
surge que: “conoce a la parte actora por ser el padre de mi esposo,
lo conozco desde hace cuatro a cinco años”, agregando que conoce el
inmueble sito en San Martín 551, Piso 7, “D” de CABA, “porque
estuve, es donde vivía Juan Cruz que es mi esposo, con su familia, su
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
arreglos. Mi hermano le presentó hace no tanto un plomero que
trabaja para él, para que haga unos arreglos” (respuesta a pregunta
5).
- Finalmente, a fs. 863 prestó declaración testimonial el Sr. Juan
Martín Trigub Clover, quien manifestó que “Conoce a Walter
Mektoubdjian, porque es su suegro”, agregando que quien detenta la
posesión es “Walter Mektoubdjian. Vive con su mujer Adriana y con
sus hijos Pampa y Bautista. Me consta a mí hace ocho años que estoy
con Azul, desde ahí. Ellos están hace más de treinta años, desde que
se casó” (respuesta a pregunta 4). Por último, interrogado sobre si
conoce quién abona los impuestos y servicios, respondió “Walter”
(respuesta a pregunta 6).
Por ello, con la prueba documental, informativa y
testimonial hasta aquí reseñada, tengo por acreditado que el Sr.
Walter Mektoubdjian detenta la posesión del departamento de la calle
San Martín 551/555/559/561/565, unidad funcional 75, de esta
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sin embargo, más allá de haberse acreditado la
realización actos posesorios solamente con declaraciones
testimoniales (sobre todo la realización de refacciones en el
inmueble) y con el pago de impuestos y expensas, estimo que las
pruebas rendidas no son demostrativas de la interversión del título de
la posesión del actor con ánimo de exclusión del otro condómino (Sr.
Eduardo Bakirgian y Boubli), ya que solo denotan su carácter de
único coposeedor y que ha detentado el uso y goce exclusivo del
común inmueble familiar desde años atrás. Por el contrario, estimo
que -coincidiendo con lo resuelto por el magistrado de grado- la
prueba rendida no resulta ser suficiente para concluir que el actor,
durante el plazo de la usucapión, ha logrado excluir al demandado
desconociéndole su carácter de copropietario.
En definitiva, no se advierte en estos obrados en qué
momento el actor ha comenzado a poseer la totalidad del bien
inmueble en cuestión excluyendo al copropietario demandado, lo que
debió realizar de manera fehaciente, clara e inequívoca, lo que no se
aprecia con las pruebas producidas.
#30586149#374502126#20230629101945098
Poder Judicial de la Nación
#30586149#374502126#20230629101945098
El Dr. Li Rosi no intervino por hallarse en uso de
licencia (art. 109 RJN).
Con lo que terminó el acto.
SEBASTIÁN PICASSO
3
#30586149#374502126#20230629101945098