Está en la página 1de 10

1

Mª Ángeles Torres Alfosea


Psicóloga Clínica, col CV-1635

PRÁCTICAS GUIADAS
(Adaptadas de Germer)

PRÁCTICA DE APERTURA

Empieza a asentarte en el momento presente a través de los sonidos de la sala.


Visualiza tu cuerpo en esta sala, rodeado de otras personas. Ofrécete a ti mismo
un momento de acogida. Date la bienvenida, quizás diciéndote a ti mismo:
¡Bienvenido/a!
Pregúntate: ¿Cómo está mi corazón hoy? ¿Cómo está mi corazón en este preciso
momento? Mi corazón emocional, el centro de mi ser, ¿Cómo está ahora mismo?
Quizás encuentras alegría, paz... si es así, ¡disfrútalo! O quizás encuentres
preocupación, tristeza, ansiedad, como ocurre en cualquier corazón humano, de
vez en cuando
Si encuentras alguna dificultad en ese corazón, deja que se ablande, que se
derrita, trátalo como si fuera un niño pequeño, un ser querido. Trata a tu cuerpo
como lo que es, un ser inocente, como un niño, una niña pequeña.
Dale a tu corazón permiso para ser tierno, para ablandarse. Date permiso para
sentir lo que sea que estás sintiendo en este momento. Date preciso para en este
preciso momento ser tal y como eres, ahora. De la misma manera que les damos
a los demás de esta sala el permiso para ser tal y como son, ahora. Por lo menos
ahora, de momento, solamente en este preciso momento nos lo permitimos.
Y cuando estés preparado/a para ir saliendo de este ejercicio, cuando así lo
consideres, con suavidad, ve abriendo los ojos.

PRÁCTICA DE LA VERGÜENZA

Te invito a ir poniendo la atención en el cuerpo, repasando brevemente tu


postura. Céntrate en las sensaciones del cuerpo que te proporcionan estabilidad,
enraizamiento… sintiéndote profundamente enraizado/a en esta realidad. Y si
notas sensaciones de incomodidad, puedes hacer los ajustes con el cuerpo que
necesites con la intención de cuidarte. Tomando conciencia de que estas aquí
presente, sin huir a ninguna otra parte, como testigo de tu paisaje interior, bien
anclado/a en el centro de tu mundo, de tu mundo interno, para poderlo observar
y conocer (espacio).

Y quizá para soltar tensión residual que pueda haber del día de hoy, puedes
percibir y acompañar con tu atención unos cuantos ciclos de respiración tal y
cómo son en este momento (espacio).

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
2
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Y ahora, entrando todavía más profundamente en tu interior, te invito a traer a


tu mente, a pensar en algo que te ha hecho sentir que no eres digno/a de amor
si otros supieran eso… algo que te avergüence de Ti misma/o y algo que, quizá,
pueda empezar por el verbo “Soy”… “Soy un desastre…”, “Soy un dejado…”, “Soy
cobarde…”, “¡Ay, si ellos supieran esto de mí...!”, “Soy una farsa…”, “No soy
digna de amor…”, “Soy un…”, “Soy una…”, quizá algo que te han dicho muchas
veces, que te lo han dicho o te lo has dicho Tú a ti mismo/a: “Eres una egoísta”…
Y cuando hayas identificado y puesto palabras a esa expresión de vergüenza,
repítela pero nombrándola varias veces con un tono amable, con una atención
afectuosa, etiquetándola a la vergüenza, nombrándola, reconociendo aquello de
lo que te avergüenzas pero envuelto de amabilidad; porque estas conectando
con algún área de ti mismo muy dolorosa, probablemente muy profunda, y por
eso la nombras dándole la bienvenida con un tono afectuoso, con un tono de
amabilidad: “¡Ahhh, ya sé, me siento egoísta”, “Soy poco interesante…
Ummm…”, “Soy un fracaso”. Si no te viene nada claro, acude a lo que,
clásicamente llamamos “defectos”, “manchas” que arrastramos en nuestra
personalidad, que si las pudiéramos cortar de cuajo lo haríamos, pero esta vez
no queremos eso sino nombrarlas, reconocerlas, acercarnos a esas manchas,
esos defectos, de otra manera…de otra manera y con otro tono.
Y, quizá, mientras estas nombrando tu vergüenza se esté manifestando en tu
cuerpo alguna tensión, resistencia, un nudo, llanto… alguna parte que está como
dura, retenida, apretada. Y, yendo al cuerpo, observa dónde se manifiesta más
tensión, más resistencia. Nota tu cuerpo cómo refleja la vergüenza y cómo sufre,
cómo la soporta. Puedes pensar, una y otra vez, en aquello de lo que te
avergüenzas y observar lo que está pasando en tu cuerpo en este momento. Si
no notas nada en concreto, simplemente, nota cualquier tensión y pon toda la
atención ahí.

Y hazle saber a tu cuerpo inocente, que soporta todo esto, que se puede
ablandar, que puede aflojarse, que puede soltar… dejando que los músculos se
aflojen sin exigir que lo hagan, como si aplicases una almohadilla calentita en esa
parte diciendo: “Ablanda… suavízate… aflójate…” Ayúdale a ablandarse con
quietud y con tranquilidad. Háblale así a tu cuerpo, aflojando, abriendo el cuerpo.
En vez de contraerse más, le pedimos que el nudo se abra, que la tensión vaya
circulando, que encuentre su camino en el cuerpo para salir de forma natural. Y
recuerda que no estás intentando que la sensación se vaya, sino que estás con
ella, dándote cuenta, de una forma amorosa, acompañando a tu cuerpo con
compasión: “Ablanda…afloja…estoy contigo”. Y, de esta manera, facilita a tu
cuerpo que encuentre el camino, para que toda esta experiencia de vergüenza
en el cuerpo vaya transitando.

Y pon ahora muy, muy despacio, pero muy despacio, la mano sobre tu corazón
y siente cómo respira tu cuerpo haciendo, tal vez, tres respiraciones profundas

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
3
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

(espacio);ofreciéndote bondad a Ti mismo/a… Llevas tanto tiempo quizá luchando


contra esta mancha, tanto tiempo empleando energía para esconderla, tanto
huyendo o quizás maltratándote por ello… La vergüenza duele en el corazón,
entonces, puedes permitir que emerjan amables palabras en tu corazón, amables
palabras (énfasis): “Ésta es una experiencia dolorosa”, “Que yo me pueda aceptar
tal y como soy”, “Ésta es una experiencia que duele”, “Que Yo pueda alcanzar la
paz, la paz en mi corazón”, eligiendo la frase que más necesites en este momento
o, simplemente, una palabra para dar cariño a tu herida, dar cariño a aquello de
lo que precisamente te avergüenzas, porque esa es la parte de Ti que,
probablemente, más atención y afecto necesita… compasión para la herida. Y
desde ahí, saludando, inclinándote suavemente hacia ese defecto, hacia esa
“mancha”, hacia tu vergüenza…
Y piensa en tu vergüenza como si fuera un niño/a muy querido, inocente,
maravilloso, que nació con su corazón intacto. Y dile palabras cariñosas:
“Tranquilízate”, “Estoy contigo…”, simplemente acogiendo completamente este
aspecto de Ti mismo/a (suspiro, soplo).

Y si la mente está luchando contra esto todavía, pídele que permita, que permita
que la vergüenza este ahí y que el malestar este ahí… Tal vez, incluso pudiendo
abandonar el deseo de que la vergüenza desaparezca… Tal vez entonces, dando
espacio y dejando que el malestar vaya y venga como quiera… déjale espacio.
Abre espacio en tu mente, en tu corazón, en tu cuerpo, para que el malestar de
esa vergüenza vaya y venga… como quiera (énfasis), como un invitado en tu
propia casa. Y te puedes repetir: “Permito, permito, permito que estés ahí”
(suspiro, soplo) … dando espacio, respirando hondo, creando espacio en tu mente,
en tu corazón a esta olvidada, a esta parte de Ti olvidada, escondida, largo
tiempo oculta o suprimida, “permito que estés aquí…”. Cada vez más espacio…
todo lo grande que es tu conciencia y tu corazón, todo ese espacio. Permítete ser
como eres, de verdad, permítete ser ahora como eres, tal y como eres, aunque
sólo sea durante este minuto, durante este instante, con todas tus debilidades,
con tus defectos, también con tus virtudes, con toda tu humanidad,
perfectamente imperfecta. Todos juntos aquí, todos con nuestras debilidades,
con nuestros defectos, todos con nuestra vergüenza y con el eterno deseo, el
deseo inocente de ser amados, siempre.

Volviendo a poner la mano en tu corazón, si no está ahí; sintiendo esta conexión


todos juntos y también sintiendo el calor de tu mano sobre el pecho y el suave
ascenso y descenso de tu pecho bajo esa mano cálida; quizá percibiendo cómo
late el corazón, a pesar de todo, a pesar de toda nuestra vergüenza; dándote
cuenta, aunque sólo sea un segundo, de que eres más grande que cualquier cosa
que percibas que eres… conciencia compasiva y amorosa, esa que es capaz de
contemplar y sostener todas tus experiencias, por vergonzosas que sean, en un
abrazo amoroso.

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
4
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Puedes decirte, para ir cerrando la práctica: “Tal vez soy más grande que
cualquier cosa que perciba que soy… Conciencia amorosa y compasiva y, desde
ahí puedo sostener cualquier experiencia que ocurra en mi vida”. Y siempre que
te sientes a practicar, a partir de ahora, permítete ser simplemente como eres,
simplemente como eres…eso es todo, caminando hacia una verdadera aceptación
de la experiencia de la vergüenza y de su origen inocente.
Puedes soltar ahora todo esfuerzo, todo esfuerzo, dejándote en paz, totalmente
en calma durante unos instantes, disfrutando en silencio de la experiencia, con
las manos en tu corazón.

Y sea lo que sea lo que haya pasado, está bien, está bien. Agradece la
experiencia, agradece la vergüenza, el haber podido trabajar con ella y el hacerte
consciente. Y cuando estés preparado/a, sólo cuando estés preparado/a vas a ir
abriendo tuso ojos despacio, suavemente, estirándote, tomándote un par de
minutos para asentar la experiencia.

PRÁCTICA DEL AMIGO COMPASIVO

Comenzamos sintiendo cómo es esto de tener este cuerpo humano que


tenemos… Puedes ponerte la mano, o las manos, en el corazón o en otro lugar
para recordarte que Tú también eres un ser que necesita, que merece la
compasión. Pon la atención en esas sensaciones, en ese tacto…
Y ahora, imagínate en un lugar que es muy cómodo, confortable y a la vez es un
lugar muy seguro. Puede ser una estancia de tu casa, un lugar en la playa, bajo
un cálido sol, con una brisa fresca... puede ser un lugar imaginario, una nube en
la que estás flotando… Encuentra ese lugar, imagínalo, donde te sientes muy
relajado/a y extremadamente seguro/a. Date permiso para disfrutar de ese lugar
y de la seguridad de la calma (suspiro).
Pronto vas a recibir la visita de un ser, lleno de calidez y compasión, un amigo
compasivo, una amiga compasiva. Este ser es cálido, es sabio… y te conoce
perfectamente… y te ama. Puede tratarse de una figura espiritual o un maestro/a
compasivo, sabio, un ser de tu pasado, abuelo/a, o puede tratarse incluso
simplemente de una presencia, una luz, un color… Esta presencia, este amigo/a
compasivo te ama incondicionalmente y quiere lo mejor para Ti, quiere que no
sufras lo más mínimo. Deja que esa imagen vaya llegando a tu mente, ve
sintiéndola…
Y ahora tienes la elección que es salir de tu lugar seguro e ir al encuentro de este
ser, o puedes invitarle a entrar a ese lugar donde te sientes seguro/a, a salvo.
Aprovecha esta oportunidad ahora. Y a su vez te permites colocarte en una
posición correcta en relación a este ser. Busca aquello que sientes que necesitas
en este momento: puedes situarte muy cerca de este ser o puedes mantener la

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
5
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

distancia que sea adecuada para Ti en este momento.


Visualiza este ser lo más claramente posible, pero, sobre todo, siente, busca esas
sensaciones de cómo es estar cerca de este ser. No necesitas hacer nada más
que disfrutar, entregarte a este momento.
Este ser, este amigo compasivo está lleno de sabiduría, ¡tiene tanto
conocimiento!... Y sabe exactamente en qué punto te encuentras del viaje de tu
vida…
Es posible que a tu amigo le gustaría ahora decirte algo, algo, un mensaje, que
es justo lo que necesitas escuchar en este momento de tu vida. Por favor, date
un momento para escucharle. Quizás tiene ese mensaje para Ti, algo para Ti,
algo que necesitas oír, en este preciso instante de tu vida… (espacio)
A veces no hay palabras, no llegan, no tiene nada que decir, simplemente ofrecer
esa compañía, esa presencia. Quizá seas Tú el que quiere decirle algo al amigo
compasivo. Este es el momento, permítete decirle algo, que surjan las palabras…
Puede ser que tu amigo también quiera dejarte un regalo, un objeto material. El
objeto puede aparecer de manera instantánea en tus manos o puedes ir a
recibirlo. Este objeto es algo que tiene algo especial para Ti. ¿Hay algo ahí? ¿Ha
aparecido algo? Si ha sido así, ¿qué es? ¿cuál es el objeto? ¿qué significa?. Quizás
no aparezca ningún objeto y la presencia del ser compasivo es suficiente… no
hace falta nada más.
Quédate unos instantes más disfrutando de la presencia de tu amigo compasivo.
Siente su presencia. Mientras disfrutas de la compañía, de la presencia de ese
ser, te vas dando cuenta de que ese ser es parte de Ti mismo, que las emociones
que sientes en la presencia de ese ser, que la imagen de ese amigo/a y las
palabras… todo lo que sientes a través de ese ser en realidad surge a través de
tus fuentes internas de calidez y de compasión. Este ser es parte de Ti y puedes
acudir a él/ella, a ese ser, siempre que lo necesites.
Y ahora, permite que esas imágenes se vayan desvaneciendo suavemente;
quedándote con la certeza de que puedes recurrir a esa fuente de compasión, de
sabiduría, siempre que Tú quieras. Y vamos posando suavemente la atención
ahora en nuestro cuerpo, conectando con esas sensaciones de nuestro cuerpo
físico, biológico; dándote permiso un momentito para reflexionar, para sentir lo
que ha ocurrido: ¿cómo te sientes? ¿qué has escuchado? ¿qué has notado? ¿qué
has aprendido?. Dejando la experiencia tal y como haya sido, permitiéndote a Ti
mismo/a ser quien ahora eres ahora mismo, en este momento.

EL LADO BUENO

Comenzamos simplemente, en principio, por ir llevando la atención a tu interior…

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
6
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Sentir tu cuerpo en la silla ¿cómo se siente este cuerpo aquí, ahora, sentado?
Desde ahí comenzamos la práctica del lado Bueno.
Y te invito a que en este momento traigas a tu mente esa situación que te he
propuesto para la práctica Esa situación compleja, difícil (o una situación vital de tu
vida, familiar, si no trabajas con pacientes) y te invito a que pienses: cómo fue esa
situación, ¿qué ocurrió? ¿Cómo te sentiste? ¿Cuál fue el desafío?
Incluso puede ser que venga alguna memoria emocional o corporal del dolor o
del sufrimiento que pudiste sentir… o el juicio, o tal vez la autocrítica, o quizá
recibiste la crítica de alguien…
Te invito a que te lleves suavemente una mano a la zona del pecho,
especialmente si estás sintiendo algo de tensión o malestar al traer esta situación
aquí, invitándote a dirigirte y dedicarte algunas palabras amables que validen eso
que soportaste, como p.e. “¡Ah!, esto sí que fue una situación dura para mí” o
“Bueno, simplemente creo que quizá entonces no sabía lo suficiente como para
evitar la situación…”! Confórtate con eso que soportaste en este momento a tu
forma, con algo sencillo, una palabra, con una simple frase de compasión…
compasión Yin.
Y ahora, puedes poner las dos manos sobre tus muslos, erguirte, notar la espalda
fuerte, fuerte tu presencia… sentir como todo eso pasó, pero Tú estás aquí…
Y conectando con la lección que obtuviste de esa situación, ¡qué profunda lección
aprendiste!, y al recordar lo que aprendiste, el lado luminoso de toda esa
experiencia difícil, lo que te ha servido después; siente la fuerza, la fuerza de
haber superado la situación, de haber llegado hasta aquí, la fuerza y la sabiduría
de haber sacado una enseñanza, un aprendizaje, en vez de simplemente
quedarte hundido/a… compasión Yang.
Nota la fuerza de tu aprendizaje, del tesoro que es tener una experiencia cuajada
de momentos en nuestro trabajo, de fracaso, de error, de sentirnos perdidos/as,
de no poder ayudar… y a pesar de todo, estar aquí y haber aprendido de ello,
Y ahora simplemente, poquito a poco, cada uno a su ritmo, tomándote tu tiempo,
podemos ir lentamente abriendo los ojos y escribiendo durante un par de
minutitos: ¿Cuál es la joya?, ¿cuál es la lección que aprendiste de esa situación?

CÓMO TRATO A UN AMIGO


(Adaptada de Luis Gregoris)

Dedica estos instantes a recoger tu atención, puedes llevarla a cualquier parte


de tu cuerpo que sientas con más claridad o simplemente al vaivén de tu
respiración, notando cómo se mueve tu pecho…

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
7
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Permite que esa sensación corporal te acompañe en esta práctica, como un


recordatorio de que estamos aquí y ahora, dedicándonos un tiempo para nosotros
mismos cuidándonos, a no hacer nada… soltando, soltando…
En este espacio tranquilo, puedes traer la imagen de un amigo que haya sufrido
algún percance… un ser querido que ha pasado una situación en la que ha estado
sufriendo… observa cómo te hace sentir en el cuerpo esta situación, simplemente
evocando esas imágenes, esa experiencia… y trata de recordarte de cómo te
dirigías a ese buen amigo/a en ese momento de dificultad… cuál era tu intención,
qué le estás diciendo… tal vez recuerdes el tono de tu voz, el ritmo de tus frases,
incluso los gestos la proximidad… (tiempo)
Y ahora, vamos a despedir esa escena volviendo amablemente a este momento…
llevamos la atención a nuestro cuerpo, procurando soltar contenidos,
abriéndonos a las sensaciones del ambiente de nuestro cuerpo, a la postura…
Cuando esté más serena tu actitud…trae a tu mente la última vez en la que tú
mismo te viste sufriendo, tal vez por accidente, tal vez porque cometiste un
error… observa esa sensación de frustración, de malestar… y date cuenta de
cómo ese dolor impacta en tu cuerpo ahora… qué te dijiste en ese momento,
cómo te trataste a ti mismo… quizás puedes recordar las palabras que te decías,
cómo era el tono de tu voz… trata de observar sin juzgar, simplemente dándote
cuenta (tiempo)
Y ahora, lentamente, trae de nuevo tu atención a este momento… soltando las
imágenes, los sentimientos, emociones y pensamientos contenidos y volviendo
al momento actual de calma, aquí y ahora no pasa nada, puedes descansar en
calma y dejarte en paz…
Al terminar la práctica te voy a pedir que, por favor, escribas las diferencias entre
las dos situaciones… cómo tratas a un amigo y cómo te tratas a ti mismo en una
situación de sufrimiento

PRÁCTICA DE LAS CARTAS NO LEÍDAS


(Adaptada de Gonzalo Brito)

En esta práctica usamos la metáfora de las cartas no leídas para conectar con las
necesidades insatisfechas de nuestro cuerpo físico, del mundo emocional y de
nuestra mente. Podemos usarla como un chequeo con nosotros mismos para ver
que como estamos y que necesitamos. Cuando nos detenemos a preguntarnos
por nuestras necesidades es más probable que podamos satisfacerlas y menos
probable que proyectemos estas necesidades en otros, consciente o
inconscientemente. Recuerda traer una actitud amable, curiosa, en esta práctica.
Comienza por tomar una postura cómoda en la que puedas relajarte y, al mismo
tiempo, permanecer despierta/o, atento.

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
8
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Tomamos unas 5 respiraciones profundas de limpieza, inhalando por la nariz


(inhala), exhalando por la boca (exhala) refrescando el aire del cuerpo al inhalar,
soltando tensiones al exhalar (respiraciones)
Bien, y ahora dejamos que la respiración tome su ritmo natural y descansa tu
conciencia en el flujo del aire que entra y sale rítmica y pacíficamente del cuerpo.
Si quieres, puedes focalizar tu atención en el abdomen, notando cómo se infla al
inhalar, como se desinfla al exhalar; pero también puedes fijarte en cualquier
otra parte del cuerpo donde notes tu respiración de forma clara. Y, a medida que
conectamos la atención con la respiración podemos poco a poco soltar lo que ha
ocurrido durante el día y lo que aún no ha sucedido, conectando con la
experiencia del momento presente (espacio)
Y desde esta estabilidad en la postura y espaciosidad en la respiración, vamos a
dirigir la atención específicamente al dominio del cuerpo, el cuerpo físico;
observando las sensaciones corporales que están presentes, están vivas en este
momento. Y puedes hacer esto, simplemente notando que sensaciones hay, qué
sensaciones aparecen en el espacio de tu conciencia, o bien puedes hacer un
barrido corporal desde los pies a la cabeza notando cómo están las distintas
partes de tu cuerpo, sin juzgar las sensaciones desagradables, sin aferrarnos a
las sensaciones placenteras, sino simplemente observando con curiosidad
(espacio)

Y en esta práctica no observamos el cuerpo como un objeto desde afuera, sino


que nuestra conciencia es como una luz que ilumina el cuerpo desde dentro. Y
esta luz de la conciencia va simplemente notando cual es la verdad del cuerpo,
momento a momento, ahora mismo. Y quizás notes que haya partes del cuerpo
donde haya relajación, tensión, calor, frío… quizá una sensación de apertura en
ciertas zonas o de cierre en otras, quizás también algunas sensaciones de
neutralidad o algunos espacios en blanco en algunas partes del cuerpo (espacio)
Y, especialmente si hay sensaciones de tensión, de dolor, de cierre, de
incomodidad, puedes llevar tu atención ahí y observar si hay, quizás, alguna
necesidad insatisfecha en tu cuerpo (espacio); ver si hay alguna carta no leída que
te esté enviando tu cuerpo y que quizá sea buen momento de leer ahora, esta
práctica.
El cuerpo utiliza las sensaciones como señales que envía a nuestra conciencia
que nos pueden estar expresando alguna necesidad y cuando esas necesidades
no son vistas, no son escuchadas, con el paso del tiempo pueden devenir en
malestar más pronunciado, incluso enfermedad, por eso puede ser sabio, puede
ser sano, tener un espacio regular, cotidiano, de observar este cuerpo,
detenernos este tiempo, a ver las cartas que quizá se nos han acumulado durante
este tiempo y con paciencia y cariño leerlas y ver qué nos dice el cuerpo. Y
pueden ser cosas muy simples: quizás el cuerpo te pida hacer alguna caminata
por el campo, quizás poner más cariño, más cuidado en la alimentación… quizá

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
9
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

dormir un poco más, algo que puede resonar con la humanidad compartida entre
nosotros… Simplemente escucha, escucha con cariño, con paciencia, con
atención este cuerpo (espacio).
Quizá surja desde esta escucha, desde esta lectura de cartas pendientes, la
motivación de cuidar un poquito más este cuerpo, este noble hogar que nos
cobija y nos sostiene y que muchas veces no escuchamos, y que muchas veces,
fácilmente, juzgamos. Conecta con esa apreciación de tu cuerpo, esa necesidad
y con la motivación de cuidarlo.
Y ahora podemos llevar la atención hacia el área del pecho, hacia el corazón, a
esta zona que tantas culturas relacionan con nuestra vida emocional. Nota tu
respiración en esta parte del cuerpo, y nota si hay alguna sensación de cierre o
de apertura, de conexión o desconexión… Quizá haya alguna tensión en el
corazón, quizá notes cierta alegría, calma… (espacio)
Cualquiera sea el tono emocional que encuentres en espacio del corazón,
nuevamente llevamos la perspectiva cálida de la conciencia a generar el espacio
donde poder observar sin juzgar; al contrario, conectar con una cierta dosis de
empatía, de calidez, de amabilidad, a la experiencia presente en tu mundo
emocional ahora (espacio).
Y, sobre todo, si hay emociones o trazas de emociones def ensivas como el
enfado, la irritabilidad, la rabia, el miedo o la preocupación procura traer una
dosis extra de calidez para encontrarte con esa emoción. También mira a ver si
hay alguna necesidad insatisfecha en este nivel, ver si hay alguna “cartita” no
leída de tu corazón que está esperando ser abierta, ser reconocida… ve a ver si
hay algún mensaje que necesites escuchar de tu centro emocional (espacio)
Nuevamente, pueda surgir de aquí, quizá, la motivación de cuidar este corazón,
de escuchar más regularmente las necesidades que a menudo se expresan como
emociones. Las emociones son, de alguna manera, nuestra brújula para caminar
en el camino de la vida y el corazón tiene la sabiduría de generar emociones que
nos pueden estar diciendo hacia dónde ir, adónde no ir o como enfrentarse a
estas situaciones desde la sabiduría compasiva te puede ayudar a aliviar y
prevenir el sufrimiento en nosotros mismos y en los demás. Por tanto, puede ser
una buena idea ver, con cierta regularidad, sí hay “cartitas” no leídas que se
vayan acumulando desde el corazón (espacio)
Finamente, llevamos la atención al dominio de la Mente, llamamos a la mente
esta área de la experiencia donde habitan los pensamientos, las imágenes, las
palabras, las ideas, los planes, los recuerdos, las historias que nos contamos… Y
lleva tu atención a este dominio de la experiencia, notando qué hay ahí (espacio).
Nota si hay algún pensamiento recurrente, alguna idea fija, quizá de algo que
quieres conseguir donde has puesto tus esperanzas o algo que temes y que esté
adherido con el “velcro” de esta mente que tiende a fijarse o a obsesionarse con
ciertas esperanzas y con ciertos miedos.

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica
10
Mª Ángeles Torres Alfosea
Psicóloga Clínica, col CV-1635

Y nuevamente, sin juzgarte y sin juzgar esta mente, porque esto es lo que hace
y no es tu diseño, tú no la elegiste, simplemente te encontraste con esta mente
humana que funciona así y recordando que eres parte de la humanidad, es decir,
¡Bienvenido al club! de esta mente que genera pensamientos muchas veces
sufrientes, muchas veces obsesivos, muchas veces nostálgicos…
Recuerda que estás en buena compañía, en este dominio también. Por tanto, sin
juzgar este fenómeno natural mira a ver si hay alguna carta no leída desde tu
mente, alguna necesidad insatisfecha que se esté manifestando como un
pensamiento recurrente: quizá alguna tarea pospuesta, quizá alguna
conversación pendiente… y ve, de esta manera, si puedes destilar la sabiduría
del pensamiento que nos pueda ayudar, acompañar u orientar hacia lo que quizá
necesitemos tomar en cuenta en este día o en estos días o en esta semana
(espacio)
Y finalmente, ampliamos el campo de conciencia para abrazar este organismo en
su totalidad: el Cuerpo, el Corazón, la Mente como aspectos integrados de una
totalidad que respira, que está viva y que tiene la motivación natural compartida
de ser feliz y de aliviar su sufrimiento. Y toma algunas respiraciones profundas
más apreciando este mundo, apreciando este organismo, apreciando esta vida
que te ha sido dada… quizás, conectando finalmente con la motivación de cuidar
a este organismo, este cuerpo-mente, este sistema rico y complejo que te
permite experimentar la vida en todos sus matices, en toda su riqueza (espacio)
Y volviendo a sentir el cuerpo, volviendo a sentir poco a poco el contexto donde
te encuentras, toma la disposición a conectar constructivamente contigo y con
los demás en este día (espacio)
Y, estés donde estés, permítete también recibir y absorber la intención cálida que
está puesta en esta práctica. Que tengas un hermoso día si el día comienza para
ti, que tengas una buena noche de descanso si estás cerrando tu jornada

Compasión-Autocompasión en COP Alicante


la Práctica Clínica

También podría gustarte