La evaluación del nivel de competencia curricular significa determinar lo
que el alumno es capaz de hacer en relación con los propósitos y contenidos de las diferentes áreas del currículo, es verificar en qué medida desarrolla las capacidades que se consideran básicas para el grado en que se encuentra inscrito; por lo tanto, es necesario tomar como referencia su nivel real de competencia en relación con los propósitos y contenidos establecidos en el grado anterior y, si es necesario, los de los grados anteriores. Se sugiere considerar las siguientes cuestiones:
La evaluación deberá ser diferente si el alumno se escolariza por primera
vez, si estaba inscrito en una escuela de educación especial o si ha cursado algunos grados en una escuela regular. El momento en que se realiza la evaluación. Antes se comentó que esta evaluación tendría que basarse en los propósitos y contenidos de grados anteriores pero, si se realiza a mitad del ciclo escolar, además tendrán que tomarse en cuenta los del grado que el alumno está cursando.
De esta forma, la evaluación de la competencia curricular la hace el
propio profesor d e G r u p o y d e t e c t a donde el alumno tiene problemas, aunque también puede recibir asesoramiento para hacerlo e incluso colaboración de los maestros de apoyo, y su característica fundamental sería que el propio profesorado tratara de analizar qué ocurre y de buscar soluciones. La primera medida sería la de profundizar en los procesos de evaluación ordinarios para hacer una valoración informal; a continuación, el profesor introduciría algunas adaptaciones en su metodología, es decir, modificaría sus estrategias de enseñanza para tratar de solucionar el problema detectado; finalmente, evaluaría los resultados obtenidos y decidiría si debe proceder a una nueva adaptación de la enseñanza o, por el contrario, debe proceder a "derivar" el alumno hacia los servicios extraordinarios más en profundidad. Y, aunque aparte del alumno, es a la vez una evaluación del contexto escolar del aula, ya que para valorar la competencia potencial debemos revisar las condiciones en que estamos enseñando y modificarlas, de modo que si algunas de estas modificaciones "funciona bien" habrá que incluirlas definitivamente en la estrategia docente.
Especificar el Nivel de Competencia Curricular, conlleva señalar como superados o
no superados los objetivos de los ciclos anteriores al que el alumno cursa. Es una tarea necesaria a realizar si queremos saber de dónde parten nuestros alumnos, para programar sus adaptaciones curriculares correspondientes.
2.1.2. EL ESTILO DE APRENDIZAJE Y MOTIVACIÓN PARA APRENDER.
Con la evaluación del nivel de competencia curricular sabemos lo que el
alumno es capaz de hacer, pero esto no es suficiente. También es importante conocer cómo lo hace, cómo enfrenta y responde a las tareas escolares, ya que esta información ayuda al maestro a mantener, modificar o incorporar las condiciones educativas más favorables para el alumno; cuanto mejor conozcamos cómo aprende el alumno, más fácil será adaptar el cómo se puede enseñar con efectividad.
El concepto de estilo de aprendizaje es una variable esencial al
valorar necesidades educativas especiales. Como afirman Glez. Mangón y otros (1993, citado por López María, n.d.a), "los estilos de aprendizaje implican variables que van más allá de lo cognitivo, variables de tipo afectivo y emocional, y son un condicionante esencial del grado de aprendizaje de los sujetos, en cuanto que condicionan la medida en que cada cual puede aprovecharse de unos u otros modos de enseñanza, de acuerdo con todas las evidencias y modelos de aprendizaje aportados por la psicología cognitiva más reciente". La evaluación de los estilos cognitivos debería tener en cuenta como aspectos esenciales, al menos, los siguientes:
Las condiciones físico-ambientales en las que el alumno trabaja con
mayor comodidad: nivel de ruido, luz, temperatura y ubicación del alumno en el aula. Estilos de enseñanza y enfoques didácticos con los que mejor interactúa y que, en consecuencia, le resultan más provechosos desde el punto de vista de su aprendizaje. Modalidades de presentación de las tareas (visual, oral, escrita...), y modalidades de respuesta (oral, escrita, motriz...), con las que mejor se maneja. La respuesta y preferencias del alumno ante diferentes agrupamientos para realizar las tareas escolares (¿cómo trabaja mejor?, ¿de manera individual, en parejas, en pequeños equipos, con todo el grupo?) Dependencia y autonomía en el desarrollo de las actividades de enseñanza y aprendizaje. Los intereses del alumno: en qué tareas, con qué contenidos y en qué tipo de actividades se muestra más interesado, en cuales se sientes más cómodo y con más seguridad. El nivel de atención del alumno. Esto tiene que ver con los momentos del día en que está más atento, de qué manera se puede captar mejor su atención, cuánto tiempo puede centrarse en una misma actividad, etc. Las estrategias que emplea para la resolución de tareas: si es reflexivo o impulsivo, qué recursos utiliza, qué tipo de errores comente con más frecuencia, si es capaz de utilizar distintas estrategias de resolución o si, por el contrario, siempre son del mismo tipo. Los estímulos que le resultan más positivos, la valoración que realiza de su propio esfuerzo, la satisfacción por su trabajo. (SEP, 2000)
La observación triádica abarca, en una unidad, las diversas formas de
observación existentes como componentes de un todo, permitiendo el análisis sistémico, por partes y en su conjunto, del objeto de estudio.
Los tres componentes fundamentales de la observación triádica son:
1.- La observación objetiva 2.- La observación subjetiva 3.- La observación mediatizada.
La observación objetiva es aquella en la que se dirige nuestra atención a
un objeto o proceso que de modo directo percibimos en un momento determinado y recogemos de él datos mediante instrumentos previamente seleccionados o confeccionados. La observación subjetiva es la que recoge estados de ánimo, vivencias, emociones relacionadas con el objeto de estudio. Es decir, como percibimos en el plano emocional lo que observamos. Si bien es importante registrar los elementos objetivos de la observación externa, también lo es (aunque más difícil sin duda), precisar y justificar los resultados de apreciaciones que se derivan de nuestra capacidad de intuir. La intuición es la sistematización de nuestras experiencias anteriores. Antes, para la ciencia no tenían valor las intuiciones, e incluso existía prejuicio en relación con ellas. Ahora, por el contrario, se considera un elemento que aporta sin duda a la construcción del conocimiento. Sin embargo, esta experiencia del sujeto que observa es necesario registrarla y contrastarla con los resultados de la observación externa y, más aun, con evidencias que se obtengan por otra vía. La observación mediatizada tiene que ver con la recolección y valoración de elementos que se relacionan directa e indirectamente con el objeto observado, aunque no sean producto de la observación. Son evidencias sobre la existencia y desarrollo del objeto y/o proceso en observación. La observación triádica es la forma de organizar el proceso de aprendizaje- enseñanza de determinado tema propiciando la observación, no tan solo externa, testigo o participativa, sino previéndose como parte de un plan que integra ésta a las observaciones subjetiva y la de los productos de la actividad.
La Función y La Importancia de La Planeación y Evaluación en El Desarrollo de Procesos de Enseñanza y Aprendizaje en Un Grupo de Diversidad Lingüística Cultural