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CAPÍTULO I

LAS NUEVAS CIENCIAS DE LA CONDUCTA

¿Qué son las Nuevas Ciencias de la Conducta?

· Son corrientes psicológicas surgidas en los últimos 50 años. Si bien muchas


de ellas han aparecido a lo largo de los ’70, existen tecnologías actualizadas en
los últimos 10 años.
· Combinan el rigor científico, en sus postulados apoyados principalmente en
la psicoterapia basada en la evidencia, con una dosis de creatividad, especial-
mente en las técnicas que han desarrollado.
· Apuntan a resultados observables y medibles en la conducta humana, en
plazos relativamente breves, no sólo en relación con la remisión permanente de
los síntomas sino también a la mejora de la calidad de vida de los seres humanos.

¿Cuáles son las principales Escuelas?

· La Terapia Multimodal de Arnold Lazarus.


· El Neoconductismo de Skinner, Bandura, Wolpe y otros.
· La Terapia Cognitiva Racionalista, Posracionalista y Constructivista (Ellis,
Beck, Güidano, Kelly, Mahoney) y la Tercera generación de la Terapia Cogniti-
va. Comportamental (Atención Plena, Terapia de Aceptación y Compromiso,
Terapia Dialéctico Conductual de Marsha Linehan).
· Las terapias de orientación humanista: Psicología humanística de Maslow.
Logoterapia de Victor Frankl. La terapia centrada en el cliente de Carl Rogers.
Los aportes de la Psicología Positiva de Seligman y Csikszentmihalyi.
· El Análisis Transaccional de Eric Berne.
· La integración de las Neurociencias.
· Abordajes innovadores en el tratamiento del trauma psicológico. EMDR de
Francine Shapiro. TIR de Frank Gerbode y Gerald French. Terapias basadas
en la energía de Roger Callahan.
· La Terapia Gestalt de Fritz Perls.
· El Psicodrama de Jacob Moreno.
· La Imaginería y terapias para el hemisferio cerebral derecho.
· La Programación Neuro Lingüística de Bandler y Grinder.

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· La Terapia Ericksoniana de Milton Erickson.
· La Terapia Sistémica de Bateson, Ackerman, Watzlawick, Fisch, Minuchin,
Haley, Satir, Selvini Palazzoli, Andolfi y otros.

¿Cuáles son los fundamentos filosóficos de las NCC?

Si bien tiene bases teóricas diversas, son de base humanístico existencial. Así,
algunos de los postulados filosóficos del Análisis Transaccional los podemos
ampliar a las Nuevas Ciencias de la Conducta:

1) Todos nacemos bien, potencialmente felices: salvo mínimas excepcio-


nes los seres humanos llegamos a este mundo potencialmente sanos de mente
y de cuerpo. El entorno es el que influye para que lo seamos o no.
2) Todos valemos como seres humanos (Posición Existencial Realista):
podemos diferir en nuestras capacidades, pero como personas todos tenemos
el mismo valor.
3) Los problemas psicológicos son producto de fallas educativas: la
psicoterapia es una capacitación para estar bien, por ende es posible re educar
para la salud.
4) Uso de lenguaje simple: en la mayoría de las corrientes se aplica un len-
guaje al que pueda acceder todo ser humano. Las Nuevas Ciencias de la Con-
ducta no son elitistas con lenguajes sofisticados que establezcan diferencias.
5) Responsabilidad por el propio cambio: hablando de diferencias, hasta
no hace muchos años se la estableció en forma muy marcada entre el profesio-
nal, el que sabe, activo y el paciente, que no sabe y debe ser pasivo. La palabra
clínica deriva del vocablo clinos, que en griego significa cama. Esto establece
un tipo de actitud muy distinta en el proceso terapéutico.
Desde Rogers las Nuevas Ciencias de la Conducta ya no se refieren al pacien-
te, si no al “cliente” (Psicoterapia centrada en el Cliente), hoy mejor “consultante”,
o en todo caso “persona” (El proceso de convertirse en persona) asignándole un rol
fundamental en su propio cambio.
En la misma medicina existe un cambio hacia la Medicina Conductual, donde
la persona se hace responsable de su propia salud, tendiendo hacia un estilo de
vida en la que se evite la aparición de las enfermedades.
6) Metodología adaptada a la consulta: lo importante es adaptar la es-
trategia a la necesidad del “consultante” la persona que consulta. Por ende
tampoco existen etiquetas rígidas, como en algunos manuales diagnósticos,
para clasificar la patología. Si bien se puede de hablar de ciertos diagnósticos
nosográficos dimensionales que nos pueden orientar cada persona es un ser
humano único con características propias y debe ajustarse el tratamiento a su

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necesidad. El tipo de tratamiento, como diría Milton Erickson, debe variar
con la naturaleza de los problemas. Se debe trabajar de diferentes maneras con
diferentes tipos de personas.
7) Enfoque de aprendizaje y desarrollo: hasta no hace muchos años atrás
se trabajaba con el modelo médico de enfermedad. No olvidemos que la psi-
cología deriva de tres ramas: la filosofía, la religión y la medicina organicista.
Por ende se han centrado los tratamientos en el problema: por qué un paciente
está mal, buscando habitualmente las causa en el pasado como si fuera una
“bacteria” (modelo de enfermedad).
La gran masa de las dificultades psicológicas se debe a lo que se aprendió en
la infancia. Pero se puede re- aprender a estar bien, sin necesidad de conocer
la causa última (modelo de aprendizaje).
Entre las Nuevas Ciencias de la Conducta existen escuelas cuyas estrategias
se basan en un modelo psicoeducativo (Lazarus) buscando lograr cómo estar
bien. Se centran en las soluciones y se dirigen hacia el futuro. Actualmente, por
ejemplo, la Psicología positiva (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) apunta al
desarrollo de recursos y talentos que apuntan a mejorar la calidad de vida de
las personas. Además a investigar acerca de las fortalezas y virtudes humanas y
los efectos que éstas tienen en las vidas de las personas y en las sociedades en
que viven (Cuadra & Florenzano, 2003).
Desde esta perspectiva en muchas ocasiones las personas generan síntomas
al no desarrollar sus roles (en vez de que los síntomas impiden desarrollar
los roles).
8) El Norte está en la prevención: al descubrir nuestro “sentido de la vida”
(Frankl), cubrir nuestras necesidades y metanecesidades (Básicas, Seguridad,
Pertenencia, Reconocimiento y Autorrealización, - Maslow -) y desarrollar-
nos en nuestras áreas (Mente, Cuerpo e Interpersonal) y roles (Ocupacio-
nal –trabajo y/o estudio -, Pareja, Familia y Tiempo Libre), trabajamos en
prevención primaria y no en secundaria o terciaria, que es cuando ya ese ha
instalado la patología.
9) Importancia de la efectividad: así como decimos que la “comunicación
entre las personas se mide por los resultados”, el modelo de las Nuevas Cien-
cias de la Conducta también busca indicadores para hacerlo. El tiempo de las
personas es uno de los bienes más importantes. Por ende, por más enriquece-
dora que sea una psicoterapia si no logra resultados verificables, hace perder el
tiempo a quien consulta. Y su tiempo es vida.
¿Y qué son resultados?
Lograr que la persona cumpla con los objetivos que juntamente con el te-
rapeuta se propuso. Creemos que la persona no sólo debe estar capacitada
para resolver los problemas que trajo a la consulta, sino también obtener la
metodología para resolver problemas potenciales y mejorar día a día su calidad

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de vida (se comienza con psicoterapia y se continua con asesoría para lograr
metas positivas).

¿Qué es la Teoría General de los Sistemas?

En los años 40 Ludwig Von Bertalánffy creó un modelo práctico para con-
ceptualizar los fenómenos, diferenciándose de la concepción mecanicista de la
ciencia clásica que gobernaba en aquella época.
Se produjo un cambio de la causalidad mecánica y lineal hacia la informática
y la cibernética ya tendiente a lo circular donde se tiene en cuenta la mutua
influencia de los fenómenos entre sí.

Y luego donde 2 fenómenos no interactúan entre sí aislados, sino modulados


por un tercero o terceros.

En la Psicología, se emplea la mutua influencia de las personas entre sí, de los


sistemas o grupos sociales entre sí y de los grupos que incluyen grupos entre
sí: padres sobre hijos, e hijos sobre padres; abuelos sobre padres, padres so-
bre abuelos; hijos sobre abuelos; abuelos e hijos sobre padres; padre y abuela
sobre madre, abuelo e hija sobre padre y abuela. También el vecindario sobre
ellos y ellos sobre el vecindario; la escuela, el resto de la red social, el sistema
de gobierno, etc. No podemos trabajar sobre la persona sin tener en cuenta las
mutuas influencias con el entorno.
Por eso entre las Nuevas Ciencias de la Conducta se incluyen aquellas para
las que el uso del “modal” Social es imprescindible como ser el Análisis Tran-
saccional y la Terapia Familiar y Sistémica.

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¿Existe un enfoque científico?

Así debe serlo. Las ciencias sociales no tienen instrumentos de medición


tan exactos como las ciencias “duras”, pero debemos tener todo el rigor para
que se ajusten todo lo posible a los criterios de objetividad consensuados
en la disciplina aunque cuestionados por los conceptos de la física cuántica
(Capra, 1991).
Si bien en muchas de las psicoterapias actuales el espacio para la creatividad
del terapeuta es sumamente importante (“artístico”), también es fundamental
la metodología “científica”.
Hoy en día la psicoterapia debe estar basada en la evidencia. En otras palabras
la que está fundada en tratamientos y conocimientos validados científicamente,
a partir de métodos estadísticos utilizados en el proceso de revisión sistemáti-
ca, denominado meta análisis que ha resultado en sí misma una ciencia en la
última década.
La Psicología basada en la evidencia, se presenta en la literatura especializada con
diversos términos, tales como Práctica Clínica Basada en la Evidencia (Evi-
dence Based Clinical Practice), salud mental basada en la evidencia (Evidence
Based Mental Health), atención sanitaria basada en la evidencia (Evidence
Based Healthcare).
Las recomendaciones sobre los tratamientos de los diversos trastornos están
asentadas en la evidencia surgida de estudios de investigación realizados sobre
niños y adultos, en comunicaciones de casos publicados en revistas científicas y

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en el consenso de grupos de expertos en lo referente a la práctica médica
actual. Así los lineamientos tienen como objetivo guiar a médicos psiquiatras,
psicólogos y profesionales afines y a las familias en tratamiento.

Si bien hay modelos terapéuticos que se han verificado como útiles para resol-
ver algunas patologías, en muchos casos hay que generar estrategias específicas
y novedosas que no están en los manuales, por lo cual hay que chequear los
resultados de nuestras acciones terapéuticas.

Un modelo sencillo para verificar la utilidad de las intervenciones es el TOTE:

Test Operate Test Exit


(Salida)

Evaluación del Intervención. Comparación del Logro del Estado


Estado actual Estado logrado deseado (E.D.)
(E.A.) (Estado actual 2)
con el Estado
deseado (E.D.)

Objetiva, con Probada en su No basta con ser Obtenido el


elementos de efectividad. más experto en efecto, se cierra el
medición conocer el Estado ciclo, pudiéndose
estandarizados actual, el objetivo empezar con un
Comparación del es el Estado nuevo objetivo.
E.A. con el deseado. También
Estado Deseado aquí se pueden
(E.D.) evaluar las
consecuencias
posibles en el
sistema social.

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Veamos un ejemplo simple:

Test Operate Test Exit


(Salida)

Peso corporal Intervención tipo Peso corporal


actual (E.A.): 1 (con dieta y actual Estado
85 kg. técnicas de logrado (Estado
Peso deseado imaginería) actual 2): 83 kg.
(E.D.): 78 kg.

Nueva Peso corporal


intervención actual Estado
tipo 1 logrado (Estado
actual 2): 80 kg.

Nueva Peso corporal Objetivo logrado


intervención actual Estado
tipo 1 logrado (Estado
actual 2): 78 kg.

Si las intervenciones tipo 1 no funcionan (por ejemplo, aumenta el peso


corporal) se cambia por otro tipo de intervención repitiendo el ciclo hasta
lograr el resultado buscado. Desde ya es importante agregar que el tipo de
intervención está basado en las hipótesis que se tiene desde determinado
marco teórico, las intervenciones derivadas de éstas y en técnicas basadas en
la evidencia.
Esto permite medir los resultados por el “output” asociadas a las intervencio-
nes del terapeuta. Por más novedosa o espectacular que sea una intervención
terapéutica (por ejemplo una interpretación o un ejercicio vivencial) no es
válida si a larga no genera cambios medibles.

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¿Cómo definimos la psicoterapia?

La psicoterapia es un proceso de comunicación entre un psicoterapeuta (per-


sona entrenada para evaluar y generar cambios) y un “consultante” (persona
que acude a consultarlo) que se da con el propósito de una mejora en la calidad
de vida en este último, a través de un cambio en sus conductas, actitudes, pen-
samientos o afectos. El término psicoterapia no presupone una orientación o
enfoque científico definido, siendo considerado denominativo de un amplio
dominio científico- profesional especializado, que se especifica en diversas
orientaciones teórico-prácticas.

A continuación presentamos algunas definiciones:


De acuerdo a la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia
(FEAP),
(...) se entiende por psicoterapia todo tratamiento de naturaleza psicológica que, a
partir de manifestaciones psíquicas o físicas del sufrimiento humano, promueve el
logro de cambios o modificaciones del comportamiento, la adaptación al entorno,
la salud psíquica y física, la integración de la identidad psicológica y el bienestar bio-
psico-social de las personas y grupos tales como la pareja o la familia. Por lo tanto,
el término psicoterapia no presupone una orientación o enfoque científico definido,
siendo considerado denominativo de un amplio dominio científico-especializado,
que se especifica en diversos y peculiares orientaciones teóricas, prácticas y aplica-
das. Las intervenciones terapéuticas son de naturaleza fundamentalmente verbal y
persiguen la reducción o eliminación de los síntomas, a través de la modificación de
patrones emocionales, cognitivos, conductuales, interpersonales o de los sistemas en
los cuales vive inmerso el individuo. (FEAP, 1992).

Por su parte, Meltzoff et. al la definen como:


La aplicación planificada de técnicas derivadas de principios psicológicos estable-
cidos, por personas calificadas, a través del entrenamiento y la experiencia, para
entender estos principios y aplicar estas técnicas con la intención de asistir personas
para modificar características personales como sentimientos, valores, actitudes, y
comportamientos juzgados por el terapeuta como maladaptativos (Meltzoff, 1970).
La definición de Wolberg es:
El tratamiento, por medios psicológicos, de problemas de naturaleza emocional, en
el cual una persona entrenada establece deliberadamente una relación profesional
con el paciente con el objeto a) de eliminar, modificar o retardar síntomas preexis-
tentes, b) mediatizar patrones de conducta perturbados y c) promover el crecimiento
positivo de la personalidad y el desarrollo” (Wolberg, 1977)

Según Strupp, “Proceso interpersonal diseñado para generar modificaciones de

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sentimientos, cogniciones, actitudes y comportamientos que se han demostrado
como problemáticos para la persona que busca la ayuda de un profesional en-
trenado” (Strupp, 1978).
Desde una perspectiva cibernética se podría definir como la reprogramación
de la biocomputadora humana (Kertész. & Kerman, 1987), empleando una
metáfora de los avances en informática. Lo que el terapeuta modifica - o ayu-
da a modificar- son los programas o “software” mental. El “hardware” sería
el cerebro en sí. Aunque en la concepción holística actual ya no se diferencia
como en la cartesiana la mente del cuerpo. Cuando hablamos de programas
también son holísticos y el hardware también se incluye. Por ende la psicote-
rapia debe integrar la mente y el cuerpo como un todo.

Más ampliamente y en síntesis: Una serie de procedimientos basados en la comuni-


cación, a través de medios verbales y/o no verbales, a fin de modificar los pensamientos,
imágenes, emociones, sensaciones (conducta subjetiva), comportamientos, interacciones socia-
les (conducta objetiva) y hasta indirectamente parámetros biológicos de un individuo o un
sistema (familia, pareja, social) para mejorar su calidad de vida.
Otros medios como los psicofármacos, no se incluyen en la psicoterapia,
pero potencian sus efectos y hasta la hacen posible en pacientes de otro modo
inaccesibles (trastornos graves de ansiedad, obsesivo compulsivos, por stress
postraumático, depresiones, bipolaridad, psicosis u otros).

¿Se pueden emplear integradas o son escuelas “estancas”, cada cual


con su bagaje técnico independiente?

La tendencia actual es a la integración. Hoy existen más de 500 escuelas de psi-


coterapia. Es muy limitante trabajar en forma aislada, como si todas las demás
no existieran. Existen propuestas tanto de integración teórica como técnica.
En un artículo aparecido en una de las revistas de la Sociedad para la explo-
ración de la integración de las psicoterapias, SEPI, Enfoques de Integración en
Psicoterapia (Robert A. Neymeyer) el autor las clasifica en:

1) Eclecticismo técnico:
a) Eclecticismo intuitivo (Whitaker y Keith)
b) Eclecticismo sistemático (Lazarus)
2) Factores comunes (Goldfried)
3) Integración teórica (P. Wachtel)
4) Integración metadisciplinaria (Horowitz)
5) Lenguaje común (Driscoll y Strong)
6) Integración teórica progresiva (Neymeyer y Feixas)

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En los modelos psicoterapéuticos se pueden diferenciar 3 niveles posibles:
1. El nivel de los fundamentos, o cosmovisión: concepción de hombre,
de la sociedad y del universo con que se manejan las teorías. Serían los princi-
pios y valores en los que se apoya el modelo de psicoterapia.
2. El nivel de las teorías: desde ellas se generan las hipótesis acerca del
estado actual del consultante. Los marcos teóricos de las escuelas terapéuticas
poseen diferentes explicaciones acerca de la aparición de la patología, acerca
de la salud y de la enfermedad. También en lo referente a la producción del
cambio psicológico. Se considera importante la coherencia entre este nivel y el
anterior, sino la incoherencia es transmitida al consultante. A su vez, las teorías
se dividen en un nivel básico o formal y otro clínico o aplicado.
3. El nivel de las técnicas: constituyen los instrumentos para producir el
cambio. Desde nuestra perspectiva se las utiliza en forma ecléctica, eclecticismo
técnico (Lazarus, 1980), manteniendo por supuesto una articulación lógica con
los niveles previos.

Lo más práctico y posible en la actualidad es integrar técnicas. Un poco más


difícil la integración en Teoría clínica, más aún en Teoría Formal y muchísimo
más en Metateoría, que depende en gran parte de la discusión de las bases
filosóficas y la concepción de hombre de cada teoría.

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¿Y cómo definimos el eclecticismo?

“La selección de lo que se presente como lo mejor en las varias doctrinas,


métodos y estilos” (Lazarus, 1992). En “El futuro del Eclecticismo técnico”,
Arnold Lazarus proponía que el eclecticismo técnico representará la concep-
ción de avance en la psicoterapia del siglo XXI.

¿Es actual la aparición del eclecticismo?

No. Como orientación, se empleó ampliamente en la filosofía y el arte. Ya


en el siglo III D.C., el filósofo Laercio se refiere a una escuela ecléctica, que
floreció en Alejandría un siglo antes. El mismo Freud quiso integrar varios
métodos, y en 1933 French en los EEUU buscó hallar puntos comunes entre
las concepciones freudianas y pavlovianas.
Tal vez el pionero fue Thorne, en 1957 y 1967, al sugerir que los procedi-
mientos terapéuticos, no emanaban directamente de sus teorías subyacentes. Y
que era posible construir un “menú” de técnicas para un sistema completo de
psicoterapia, sin tener que depender de sus respectivas teorías.
Lazarus fue el primero en hablar de eclecticismo técnico en 1967. En vez de inte-
grar teorías muy divergentes y conflictivas entre sí (hasta con bases filosóficas
muy distintas) se podían emplear sus técnicas útiles, dejando la integración
teórica para una etapa muy posterior. En este momento la investigación se
centra en cuáles procedimientos son los más útiles, en cuáles combinaciones,
para cuáles tipos de problemas y pacientes.
Muy pocos profesionales se atuvieron en los años 60 a estas consideraciones.
Pero en los 80’ se notó un dramático cambio de actitud (Beitman, Goldfried y
Norcross, 1989), apareciendo numerosas publicaciones sobre combinaciones
de métodos, principalmente del psicoanálisis con la terapia de conducta ini-
cialmente, y luego de diversos y variados orígenes.
Hoy en día existen diversas sociedades científicas nacionales e internacionales
que apoyan esta postura. La Asociación Iberoamericana de Análisis Transac-
cional y Ciencias del Comportamiento, ANTAL es una de ellas una de ellas. Ya
en los años 70 realizamos la primera integración entre AT y Gestalt. Interna-
cionalmente existe la “SEPI” (Society for the Exploration of Psychotherapy
Integration) a la cual hemos pertenecido y fuimos coordinadores regionales
(Kertész, R y Kerman, B.)
Ratificando los conceptos de Lazarus podríamos graficar la diferencia entre
Eclecticismo técnico y teórico de la siguiente forma:

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Teoría 1 Teoría 2 Teoría 3

1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4

Este nivel permite combinaciones basadas en investigaciones, sobre


resultados observables, aunque no sean explicables mediante los supuestos
teóricos de los cuales proviene cada técnica.

Perry London señala que “Por más interesante y llamativa que sea una teoría,
realmente son las técnicas, no teorías lo que se aplica a la gente” (London,
1964). El estudio de los efectos de la Psicoterapia, por ende, es el estudio de la
efectividad de las técnicas.
El eclecticismo técnico extrae lo mejor de cada técnica, para adecuarlo a las nece-
sidades de cada paciente, en cada situación en particular.
Además, estamos tratando a personas y no a “etiquetas” como “neurosis his-
térica” o “depresión reactiva”. Estas categorías surgen del modelo “médico”
de enfermedad que no es apropiado para el modelo actual de las psicoterapias
modernas.
El eclecticismo técnico abarca por lo tanto también la flexibilidad del terapeuta
para ajustarse a las características y marco de referencia de cada paciente.
El profesional se va adaptando creativamente a las distintas personalidades
y culturas de las personas.
Por último se debe dar énfasis a la trilogía:
Paciente (más su sistema) - Terapeuta - Técnica y a las interacciones
entre éstas.

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La integración multidimensional (Kerman, B., 2008, 2014)

Las distintas escuelas, de acuerdo con sus bases epistemológicas, enfocan


el síntoma, problema o demanda de la persona desde diversos “mapas” con
concepciones teóricas disímiles. Así apuntan, tanto en el diagnóstico, como en
las intervenciones de cambio, a operar en diferentes dimensiones, como se irá
observando a lo largo del texto. No es que se trabaja en una sola de ellas sino
que simultáneamente en varias, a veces instalándose en un polo de cada una,
a veces a lo largo de un continuo entre un extremo y el otro. En realidad cada
terapeuta tiene su propio estilo y lo hace en forma diferente.
Pasaremos a describir las mismas a través de un esquema integrador, las di-
ferentes dimensiones.

1. Consciente / Inconsciente: desde los modelos racionalistas y conduc-


tuales que le asignan mayor valor a los procesos concientes y conductuales en
uno de los extremos a los psicodinámicos y de la hipnoterapia Ericksoniana
(inconciente como fuente de recursos) en el otro.
2. Temporal: pasado/ presente/ aquí y ahora/ futuro: desde los abordajes
de lo ya sucedido, de lo que está sucediendo en este mismo momento, lo que
abarca toda la situación actual en las diferentes áreas y roles de la persona y lo
que se refiere al devenir
3. Proceso/ Contenido: desde los enfoques se centran en el “qué” dicen las
personas (contenido), a los que lo hacen otros en el “cómo” se comunican en
general (proceso).
4. Intrapersonal/ Interpersonal: desde los que trabajan dentro de la perso-
na hasta los que lo hacen entre las mismas, y las dinámicas familiares y sociales.
5. Unimodal/ Multimodal: desde una de las modalidades o desde varias

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(Biológico, Afectivo, Sensaciones, Imágenes, Cognitivo, Conductas y Socia)
(Lazarus, 1980).
6. Limitaciones/ Recursos: se trabaja sobre la resolución de la patología
o sobre el desarrollo de capacidades, talentos, fortalezas, logro del bienestar.
7. Vínculo terapéutico/ problemas, síntomas u objetivos: desde el mode-
lo psicodinámico basado en la transferencia, o las de orientación humanística
donde, por los postulados del marco teórico, el trabajo con el vínculo terapéu-
tico es primordial a las que se centralizan específicamente en la resolución de
un problema como la terapia del comportamiento.
8. Objetivismo/ Subjetivismo: desde los modelos que parten de la idea de
una realidad objetiva, medible, observable, hasta los que lo hacen de marcos
teóricos subjetivistas, como por ejemplo el constructivismo, para los que no
existe una realidad objetiva.
9. Determinismo/ Constructivismo: desde los modelos que califican el
comportamiento del ser humano como un producto de fuerzas internas (psíqui-
cas) o externas (ambientales), afirmando que las personas no tienen demasiada
incidencia en la conformación de su ser y son instrumentos pasivos en el juego
de la vida, hasta los que, como el constructivista, sostienen que somos partici-
pantes activos de nuestras propias vidas, responsables de nuestras elecciones y
agentes que actúan en y sobre el mundo.
10. Diferentes niveles lógicos de modificación: se analiza la problemática
del consultante a través de 6 posibles niveles lógicos (Entorno, Conducta,
Capacidades, Sistemas de Creencias y Valores, Identidad y Misión).
Las escuelas psicológicas operan en general, desde alguna de las dimensiones,
en forma uni o bidimensional.
Mientras que en los modelos tradicionales de las escuelas se ha dogmatizado
gran parte de la clínica para ajustar los datos a los constructos teóricos, hoy en
día se viene produciendo una transformación que ha flexibilizado las hipótesis
de los mismos. Lo que manda es la experiencia, la investigación, la psicoterapia
basada en la evidencia.

Señala Ceberio:
(...) en relación a los modelos terapéuticos, la evolución entre práctica clínica, mitos,
contextos, patologías, entre otros, han dogmatizado en gran parte la teoría y la prác-
tica, acomodando los hechos a las teorías… En este tiempo, la evolución del modelo
ha destruido viejas disputas anti-nómicas, también con ánimo de desestructurar el
pensamiento binario del que la lógica racionalista hizo gala. Por ejemplo, la polaridad
epistemológica lineal/circular (Ceberio, 2014)

La propuesta integradora consiste, como mencionamos, en generar una inte-


gración teórico conceptual en el diagnóstico, en las 10 dimensiones. Se opera

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luego desde un enfoque multidimensional que facilite el diagnóstico, ya sea
en un continuo entre polaridades, o más aún, en una integración en un nivel
de abstracción superior complementaria, lo que implicaría hipótesis, que ar-
ticulen polivariables y que combinen marcos teóricos con bases epistemoló-
gicas coherentes: (…) “Las premisas modernas y postmodernas señalan que
todas las relaciones con las cosas (incluidas los seres humanos) son subjetivas
y pueden establecerse diferentes niveles de objetividad relacional dentro de
tal subjetividad” (Ceberio, 2014). Por ello no es un polo o el otro dentro de
la dimensión. Son visiones circulares que entrelazan uno y otro extremo, que
salen de los mecanismos dicotómicos.
Asimismo, en la estrategia terapéutica, el trabajo desde las diferentes dimen-
siones, facilita la utilización de múltiples recursos terapéuticos (eclecticismo
técnico) en los focos de intervención.

¿Qué características debe tener un terapeuta ecléctico e integrativo?

1) Flexibilidad
Ser “rígidamente flexible”. Saber que lo importante es ajustar la técnica a la
necesidad. Poder pensar en distintos marcos de referencia. Adaptarse creativa-
mente a las distintas personalidades y culturas de las personas. Aceptar que no
necesariamente una técnica debe responder a la teoría de la cual deriva.
2) Capacidad de observación
Como diría Perls “lo importante es lo obvio”. La congruencia e incongruencia
de los signos de conducta (mirada, gestos, ademanes, tonos de voz, respiración,
signos vegetativos, postura, etc.) dicen más que mil palabras. Y teniendo en
cuenta el modelo TOTE, el terapeuta ecléctico debe monitorear segundo a
segundo sus intervenciones para observar el resultado.
3) Amplitud en la orientación en el tiempo
En la terapia hablamos de 4 tiempos mencionados en el enfoque multidi-
mensional: pasado / presente / aquí y ahora / futuro
El terapeuta tiene que tener la capacidad para:
· Utilizar el pasado como experiencia. Con las técnicas necesarias para rescatar
los recursos útiles, “Cambiar la Historia”, o hacer una “Regresión y Redeci-
sión” si es necesario.
· Trabajar concretamente en el Presente sobre el Estado Actual.
· Permitir vivir el “Aquí y Ahora” (por supuesto en forma natural y realista)
· Orientarse hacia el futuro
4) Operar desde una concepción teórica que permita la integración de
múltiples recursos terapéuticos
Uno de los más geniales terapeutas de la historia, Milton Erickson, nunca

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operaba desde una teoría estable. Para él no existía una teoría que abarque to-
dos los casos requiriendo cada uno una nueva hipótesis. De todas maneras el
tipo de integración teórica del terapeuta debe tener coherencia epistemológica.
5) Usar diferentes modalidades o “modales” (Biológico, Afectivo, Sensa-
ciones, Imágenes, Cognitivo, Conductas y Social)
Ya nos referiremos a ellos cuando describamos la Terapia Multimodal de
Arnold Lazarus. Lo consideramos útil tanto en el diagnóstico como en el
tratamiento. Cuantos más modales se utilice mayor probabilidad de éxito y
menor probabilidad de “sustitución” de síntomas.
6) Tener un rol activo
Puede llegar a dar consejos, directivas, indicaciones, tareas, visitar al paciente
en su hogar o empresa, arreglar encuentros, plantear estrategias, hasta si es
necesario expresar cómo se siente.
7) Confiar en la capacidad de “Cambio” de las personas
Las personas no “son así”. Con la estrategia adecuada podemos cambiar lo
que pensamos, imaginamos, sentimos, decimos y hacemos. Si no obtenemos
el resultado deseado cambiaremos la estrategia.
8) Actualizar la información
Ya Toffler decía en la “Tercera Ola” que la información se duplicaba cada 5
años. Actualmente ese tiempo es mucho menor. En un mundo informatiza-
do, con tanto acceso a los medios de información, el marco de referencia de
las personas también cambió. Hasta existen psicoterapias vía Internet, cuyos
resultados seguramente podremos medir en los próximos años.
Eso no significa que lo antiguo ya no sirva. Un buen vino es mejor cuando es
añejo. Recordemos: Eclecticismo es usar lo mejor de cada escuela.
9) Estar capacitado no sólo para “Curar” sino para “Capacitar”
Concordamos con Gazda (1992) sobre la importancia del desarrollo de “ha-
bilidades para la vida” (life skills) y “habilidades sociales” (social skills) ya que
no todas las personas tienen estos recursos “naturales”.
10) Modestia
No somos omnipotentes. Es poco posible conocer todas las técnicas que se
adecuen a todas las personas. Lázarus decía que a veces la mejor estrategia es
una buena derivación.

Para finalizar Kertész y Kerman describen en su libro “¿Quiere hacer te-


rapia?” 13 mitos acerca de la psicoterapia. Describiremos algunos de ellos
(con algunas modificaciones) que nos parecen importantes tener en cuenta si
queremos conocer y trabajar con las nuevas ciencias de la conducta (Kertész
& Kerman, 1987).
1. La psicoterapia debe limitarse a las personas con problemas
Creemos que la psicoterapia es un proceso de crecimiento orientado a generar

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recursos para cumplir metas. Perls decía: “la psicoterapia es demasiado be-
neficiosa como para limitarla a los pacientes”. Ya hicimos referencia a los
conceptos de la Psicología positiva.
2. Si los síntomas se superan rápidamente, serán reemplazados por
otros peores
Éste es un prejuicio basado en el modelo médico de enfermedad. Eysenck
describió como un gran porcentaje de las patologías se resolvía en la sala de
espera (sin tratamiento).
Todo síntoma tiene una intención positiva, buscando generar un equilibrio
en nuestra personalidad, con fines específicos. Si logramos cumplir con la
misma de una forma útil, no se produce la substitución del mismo. Milton
Erickson, el gran hipnólogo, no se atenía a los criterios diagnósticos tradicio-
nales; cada consultante era distinto. Él pensaba que muchas veces la intención
positiva del síntoma existió en el pasado, pero ahora ya no tenía utilidad. El
síntoma es sólo un hábito que debe modificarse y punto.
Por otra parte todo síntoma puede tener su utilidad en cierto contexto, con
una red social que lo refuerza (la familia “necesita” que un chico tenga dificul-
tades; es, como decía Pichón Riviére, el “chivo emisario” de la misma).
3. La psicoterapia siempre debe ser profunda
Depende a qué nos referimos con profunda. Según ciertos círculos, sólo el
enfoque psicodinámico lo es. Vale acotar que las técnicas actuales, al trabajar
sobre el hemisferio derecho cerebral, pueden llegar a actuar sobre conflictos
generados en etapas pre- verbales. De igual manera algunas técnicas corpora-
les. En cambio la interpretación psicoanalítica es siempre verbal.
4. La psicoterapia es siempre larga
El tiempo es quizás uno de los bienes más preciados. Por lo menos el único
que no se puede recuperar. Por ende la tendencia es a resolver y generar recur-
sos para solucionar problemas en plazos breves. Decir que debe ser extenso es
aceptar la falta de recursos.
Las Nuevas Ciencias de la Conducta aportan estrategias y técnicas que en
forma integrada consiguen resultados duraderos en pocos meses. Luego puede
continuarse con asesoría, lo cual requiere capacitación adicional del terapeuta
(Por ejemplo nociones de administración para el rol laboral).
5. La psicoterapia debe ser siempre individual
Como veremos en el capítulo de Análisis Transaccional, existen múltiples
ventajas en las terapias grupales. Por otra parte, con niños, es prácticamente
imposible trabajar sin sus parientes: La terapia familiar es la indicación precisa.
Ergo, no hay dos consultantes iguales. A cada cual la estrategia que necesita.
6. Sabiendo el por qué, se cambia automáticamente
A nuestras consultas han acudido muchísimas personas que conocen detalles
sutilísimos del porqué de sus problemas. Pero no saben cómo cambiar. Es el

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conocido “chiste”: “Sigo impotente, pero lo tengo asumido”. Lo importante
son los resultados: Que los objetivos se cumplan, sabiendo o no la causa íntima.
7. El consultante es el responsable de sus cambios
Ésta es una verdad a medias. Si bien es cierto, también lo es que el terapeuta
debe buscar los medios necesarios para producir el cambio. Es muy fácil decir:
“no quiere cambiar, son sus resistencias”. No queremos decir que no exis-
tan. Pero muchas de las resistencias son las respuestas a la falta de capacidad
técnica del terapeuta. Cuantas más opciones (herramientas) tengamos, más
resultados obtendremos.
8. La psicoterapia induce a la dependencia
Esto es común que suceda dentro del marco de la transferencia que se da en
el psicoanálisis. O cuando los cambios se basan en la medicación. Las Nuevas
Ciencias de la Conducta fomentan la autonomía. El énfasis está puesto en
crear “recursos” de cambio para que, una vez adquiridos, ya no se necesite
del terapeuta.
9. Para que sirva, se debe sufrir. Si es divertida no sirve
Muy por el contrario. El buen humor es sumamente importante para la
salud mental. Muchas experiencias psicodramáticas han sido muy poco
“dramáticas” y han obtenido cambios fundamentales en la vida de nuestros
consultantes. Una terapia puede tener rigor científico y ser divertida a la vez
(aunque siempre se siente algo de rabia y tristeza - ver emociones del cambio,
Análisis Transaccional -).
10. Un método (escuela) sirve para todo tipo de personas y problemas
No hay terapias únicas. Como señalamos antes: “Debemos ser rígida-
mente flexibles”.

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