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RESUMEN PROTOCOLO DE TDAH

El grupo de trabajo, integrado por profesionales que intervienen en la atención a las personas afectadas por TDAH,
tenía el objetivo de avanzar en la gestión que se realiza, a través de una perspectiva multimodal y multidisciplinar,
contemplando desde el primer momento la intervención en el ámbito de la salud y el educativo, impulsando la
coordinación entre los ámbitos sanitario y educativo. Como resultado de todo el trabajo desarrollado se ha
elaborado el Protocolo de Atención a Personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, que aborda
las diferentes intervenciones terapéuticas. Como contenido relevante del Protocolo se puede destacar los
siguientes apartados:

a) Detección en el centro educativo y desde los servicios sanitarios.

b) Proceso de identificación, evaluación y diagnóstico en ambos ámbitos, así como los espacios de coordinación
intersectorial y dentro del ámbito sanitario, entre Atención Primaria y las Unidades de Salud Mental Comunitaria,
con la intervención de neuropediatría cuando sea preciso.

c) Proceso de intervención y tratamiento, también desde los dos ámbitos.

d) Procedimiento de intercambio de información entre los servicios sanitarios y educativos

1. ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ UN PROTOCOLO?

En el TDAH es una realidad la gran variabilidad y diversos modelos comprensivos, de evaluación y orientación, de
criterios de actuación, que a menudo genera confusión entre los profesionales, familiares y personas afectadas. Se
hace necesaria, pues, la creación de una herramienta que corrija esta variabilidad, que marque una secuencia de
acciones definidas y coordinadas por todos los profesionales que van a atender a las personas con sospecha o
identificadas como TDAH. Este protocolo va a ayudar a una mayor fluidez y rapidez en la toma de decisiones, así
como, facilitar a la familia una mayor comprensión y ayuda.

Este protocolo da respuesta a:

¿Qué es el TDAH?

¿Cómo se diagnóstica en el sistema sanitario y educativo?

¿Qué tipo de ayudas se pueden prestar?

2. ¿QUÉ ES EL TDAH?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que comprende un patrón persistente de conductas de desatención,
hiperactividad e impulsividad. Pueden estar todos presentes o sólo alguno de ellos. Pueden existir otros síntomas
comórbidos como: trastornos del aprendizaje, baja tolerancia a la frustración, inestabilidad emocional, etc. Se
considera que el trastorno está presente cuando la intensidad y frecuencia de los síntomas es mayor que la
asociada a la edad o nivel de desarrollo de la persona e interfieren de manera significativa en el rendimiento
escolar y laboral, y en sus actividades cotidianas.
El TDAH NO tiene una etiología clara, con presencia de múltiples factores (neurológico, psicológicos, genéticos y
sociales) que suponen un factor de riesgo para el desarrollo y ajuste psicosocial. Parece por tanto que la respuesta
de la intervención o ayuda debe ser, igualmente, multidimensional y coordinada. Evitando el etiquetado rápido y
respuestas reduccionistas. Cuando se estudia a una persona con sospecha de TDAH es imprescindible la
realización de un diagnóstico diferencial y la identificación de posibles comorbilidades.

Los síntomas de hiperactividad, impulsividad y déficit de atención pueden aparecer en una amplia variedad de
trastornos:

• retraso mental

• trastornos de aprendizaje

• trastornos generalizados del desarrollo

• trastornos del comportamiento

• trastornos de ansiedad

• trastornos del estado de ánimo

• abuso de sustancias.

• Factores ambientales:

• estrés,

• negligencia/abuso infantil,

• malnutrición,

• inconsistencia en pautas educativas.

• Trastornos médicos:

• encefalopatías postraumáticas o una persona,

• epilepsia,

• trastornos del sueño (apneas del sueño, síndrome de piernas inquietas, síndrome de movimientos
periódicos de las extremidades),

• trastornos sensoriales (déficits visuales y auditivos significativos),

• efecto secundario de fármacos (broncodilatadores, antiepilépticos…),

• disfunción tiroidea,

• intoxicación por plomo,

• anemia ferropénica.

La mayoría de estos trastornos pueden detectarse con una valoración clínica completa.
COMORBILIDADES:

2.1 CRITERIOS DE GRAVEDAD Y ÁMBITOS DE ACTUACIÓN

Leves: Cuando las únicas repercusiones son en el rendimiento escolar, sin observarse deterioro ni en la relación los
iguales, ni en la dinámica familiar (serán abordados en los centros educativos y atención primaria de forma
preferente)

Moderados: Incidencia en la esfera escolar, social o laboral, relación con iguales, dinámica familiar y actitudes
oposicionistas (abordados en Centros educativos y USMC). Algunos casos específicos y concretos podrían ser
atendidos o con apoyos específicos en atención primaria, según la capacitación de los profesionales.

Graves: Deterioro en todas las áreas de relación y fragilidad en las medidas de apoyo, acompañamiento y soporte
(abordados en centros educativos y USMC)

En esta clasificación se establece de manera preferente la actuación en el ámbito sanitario, siempre teniendo en
cuenta las intervenciones interdisciplinares y la coordinación entre profesionales y con el ámbito educativo.

3. PROCEDIMIENTO DE DETECCIÓN

Cuando se detecta en el ámbito educativo:

Lo primero que deberán hacer es una reunión con el equipo docente del alumno. En esta reunión se debe
abordar:

- Análisis de los indicios de TDAH. El equipo docente y EOE valorarán y analizarán conjuntamente los
indicios e intervendrán en la elaboración de los siguientes puntos:
o Valoración de la eficacia de las medidas que se vienen aplicando: Comprobación de la eficacia
de las medidas que se viene aplicando en el grupo de clase con el alumno y en caso, de que no
se haya aplicado ninguna medida se decidirán las estrategias de intervención de medidas
educativas.
o Toma de decisiones sobre la continuación de las medidas aplicadas o medidas y estrategias o
aplicar o si su aplicación resulta insuficiente.
o Se establecerá un cronograma de seguimiento de las medidas aplicadas. Deberán contar con
una serie de indicadores que permitirán determinar la eficacia de las mismas.

Una vez mantenida esta reunión del equipo docente y decididas las medidas se realizará una reunión con las
familias para informarles de las medidas y acuerdos adoptados.

Si tras la aplicación de las medidas generales durante un periodo no inferior a 3 meses, y según el cronograma se
determina que estas medidas no han resultado eficaces o no se detectase una mejoría, se realizará el
procedimiento para una EVALUACIÓN PSICOPEDAGÓGICA (El informe del colegio). Este procedimiento se podrá
realizar antes de los 3 meses si existen un agravamiento.

El procedimiento de evaluación psicopedagógica constará de los siguientes pasos:

- Reunión del equipo docente


- El profesional de la orientación (EOE) establecerá los criterios de priorización pertinente. Y realizará
una valoración del caso donde finalmente determinará si es necesaria o no la evaluación
psicopedagógica.
- Valoración propiamente dicha
- Informe de evaluación psicopedagógica.

Por tanto, si se detectan indicios, se reúne el equipo docente, establecen medidas y se valora durante 3 meses la
eficacia de las mismas. Si son eficaces no se continua con la evaluación psicopedagógica. Si no lo son: Se vuelven a
reunir y el EOE valora si procede iniciar evaluación psicopedagógica y establecerá criterios de priorización.

Cuando se detecta indicios de TDAH desde atención primaria:

Se requiere explorar tanto la naturaleza del problema como su gravedad mediante la presencia del algún grado de
disfunción en el ámbito familiar, social o escolar. Si tras la valoración clínica realizada por el facultativo de AP se
sigue manteniendo la sospecha SE SOLICITARÁ informe escolar inicial (anexo IV) al centro educativo, adjuntando
copia de autorización de traspaso de información (anexo v). La petición del informe escolar la podemos
complementar con el anexo III que es un informe inicial de salud donde informamos de nuestra valoración. El
anexo IV debe ser rellenado por el tutor en colaboración con el resto de equipo docente y orientador.
4- PROCESO DE IDENTIFICACIÓN, EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO.

El objetivo de esta fase es realizar el diagnóstico, descartar otras patologías y comorbilidades e iniciar la
intervención cuando sea necesario.

Desde el centro educativo: Evaluación Psicopedagógica.

Esta fase consistirá en la realización de la evaluación psicopedagógica (EVP) y el dictamen de escolarización. La


EVP se concibe como una parte del proceso de la intervención educativa y ha de poner el énfasis en lograr el
ajuste adecuado entre las necesidades del alumno y la respuesta educativa. Esta EVP concluirá o bien, con que el
menor presenta necesidades compatibles con TDAH, con otras necesidades o que finalmente no presenta NEAE.
(Necesidades educativas de apoyo específico). Esta valoración, es paralela a la evaluación clínica de atención
primaria.

Desde el centro sanitario: Diagnóstico Clínico.

La evaluación por parte de atención primaria se realizará de manera paralela a la intervención o evaluación por
parte del centro educativo. La valoración desde AP incluye: entrevista con la familia, examen general de la
persona y pruebas complementarias si procede. De ello va a depender la elección de las medidas terapéuticas.

Se debe ser exigentes en la evaluación, con especial minuciosidad a personas en situaciones especiales (divorcios
conflictivos, adopciones, ambientes desfavorecidos, etc).

Importante valorar signos o síntomas en la exploración que cumplan criterios de derivación a neuropediatría (ver
en protocolo)

Espacio de colaboración entre atención primaria y salud mental:

Coordinación telefónica y presencial, clarificación de dudas, formación, posibles derivaciones, etc.


5- PROCESO DE INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO

Desde educación:

La respuesta educativa para atender las necesidades a la diversidad del alumnado se compone de dos
tipos de medidas y recursos. Los generales o específicos. La combinación de las diferentes medidas y
recursos dará lugar a distintos tipos de atención educativa.

El EOE, si lo estima oportuno, facilitará a la familia un informe para pediatría (Anexo IV).

Desde Salud:

Se asumirá desde atención primaria en los casos leves, acordado de manera conjunta con salud
mental. Las actuaciones por realizar consistirán en realizar un seguimiento de las medidas educativas y
aplicación de medidas ambiental en el contexto familiar (anexo VI). Si tras estas medidas no se obtiene
el resultado esperado y se mantiene la sintomatología, se valorará la opción de tratamiento
farmacológico (anexo VII) o derivación a UMSC. Nunca en primera instancia se optará por tto
farmacológico.
Se derivará a la USMC en casos moderados o graves para evaluación más específica o cuando las
actuaciones en atención primaria no haya resultados eficaces, siempre y cuando no se haya derivado a
neuropediatría.

Por tanto, el flujo de derivaciones se hará por criterios de gravedad, cuando hay una evolución
complicada, por la coexistencia de comorbilidades, en caso de dudas diagnósticas y ante los casos que
no responden a las propuestas iniciales y necesitan oferta de tratamiento intensivas y especializadas

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