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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Iztacala

Propuesta de intervención en un usuario con


diagnóstico de TDAH.

García Sánchez Viridiana

Navarrete Mendoza Isabel

Trejo Huitrón Alicia

Grupo 1609

Índice

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1. Introducción………………………………………………………….. 3
2. Objetivos……………………………………………………………... 5
3. Justificación………………………………………..………………….5
4. Fundamentación Teórica………………………....................................6
4.1 Concepto actual, etiología e intervención.
……………………………………………..................................6
4.1.1 Concepto actual ……………………………………………....7
4.1.2 Características……………..………………………………….8
4.1.3 Etiología………………….………...………………………....9
4.1.4 Diagnóstico…………………………………………………..11
4.1.5 Intervención………………………………………………….11
5. Propuesta de intervención en un caso diagnosticado con TDAH…...14
5.1 Descripción de caso.…………………………………………..14
5.2 Instrumentos de evaluación…………………………...………14
5.3 Objetivos ……………………………………………………....15
5.4 Actividades………………………………………………..…..15
6. Conclusiones…………………………………………………...…..19
7. Anexos……………………………………………………………..20
8. Referencias………………………………………………………...22

1. Introducción.

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Para comenzar, es importante tener conocimiento de lo que significa el trastorno por
déficit de atención e hiperactividad (TDAH), por lo que en primera instancia hay que
conocer que su concepto clásico ha variado mucho desde sus primeras
descripciones originales y en la actualidad se refiere a un trastorno polimorfo más
frecuente en la edad escolar, entre 6 y 12 años, cuyos síntomas consisten en un
patrón de dificultades en la atención, hiperactividad e impulsividad que interfieren en
el desarrollo y funcionamiento del paciente (Galicia, 2015).

Anteriormente se le conocía al TDAH con diferentes términos tales como


“Reacción Hiperkinética de la infancia” o “Síndrome Hipercinético”, era clasificado
como una hiperactividad que podría tener complicaciones no solamente en la
infancia sino que también en la adultez de la persona que padeciera dicho
problema. Por lo que diferentes investigadores llegaron a la conclusión de que los
niños que mostraban signos de dificultad para enfocar la atención, conducta
hiperactiva y bajo rendimiento escolar serían aquellos que tendrían que comenzar
un tratamiento con base en medicamentos ya que se le veía como un problema de
origen neuronal y de esa forma se tendría más controlado (Matusevich, 2010).

Por otra parte, el TDAH también es reconocido como un trastorno que genera
un fuerte impacto en el desarrollo personal del niño, su vida familiar, escolar y sus
relaciones con los demás. Además, se conoce por las investigaciones de autores
como Martínez (2013) que existe una gran afectación debido a las características de
este problema que ocasiona frustración y desacuerdos en la escuela con los
docentes y los padres de familia, por lo que también surge un interés debido a la
misma preocupación educativa y social por los problemas y trastornos del
comportamiento.

Sin embargo, conforme fueron avanzando las investigaciones también se


descubrió que con algunas modificaciones en las aulas escolares para niños con
dificultades especiales, el apoyo de la familia y de los educadores fueron factores
muy importantes para los avances de los niños con TDAH (Guerrero, 2016).

Es así como podemos asumir el hecho de que dentro de esta problemática


existen problemas de aprendizaje, de conducta y emocionales que se manifiestan
especialmente en el ecosistema escolar alterando la calidad de vida del niño y que

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se deben abordar mediante programas de intervención multimodal. Dichos
programas han sido avalados en su mayoría desde un punto de vista conductual y
poseen características o elementos que ayudarán al paciente de manera
satisfactoria. Al momento de percibir ciertas señales relacionadas con el TDAH es
importante tener en cuenta que puede parecer que los niños con un desarrollo
intelectual menor prestan poca atención, debido a la falta de comprensión de las
materias; además, estos niños tienen mayor incidencia de TDAH que los niños de
inteligencia normal (Rodríguez, et al., 2006).

Además, un factor notorio es que los niños con TDAH tienen dificultades
especiales para el aprendizaje de los contenidos curriculares, pero también para
lograr esta integración en el grupo. Los problemas de atención y el escaso
acoplamiento en las tareas escolares forman parte de los diversos signos de alerta y
es necesario un diagnóstico para llegar a una conclusión concreta, así dar paso a un
tratamiento. Asimismo, los niños con TDAH requieren un programa de intervención
escolar que incluya actuaciones académicas y conductuales que les permitan
manejar diferentes situaciones dentro del salón de clases.

Generalmente se busca que el niño se adapte al ambiente escolar y se


puedan reducir las conductas problema para que de esta manera se tenga un mejor
comportamiento en el aula, sin embargo también es necesario desarrollar
alternativas para que el alumno pueda ser más independiente y tenga la oportunidad
de acceder a herramientas que le ayuden en su vida fuera de la escuela, esto
tomando el hecho de que el TDAH afecta en diferentes aspectos que afectan su
calidad de vida.

Es importante tener un panorama sobre el trastorno por déficit de atención e


hiperactividad (TDAH) ya que actualmente es una problemática que se ha visto
regularmente en las escuelas y que puede llegar a ser confundida como un
comportamiento normal en los niños o una cuestión que no necesite mayor atención
que la de los docentes (Téllez, Valencia y Beauroyre, 2011).Es normal que los niños
con este trastorno lleguen a estar dentro de problemas con los padres de familia y
profesores, así que es esencial que se tenga mayor información para que los
alumnos diagnosticados y que tengan necesidades académicas especiales puedan
tener una estabilidad más óptima para iniciar la intervención y al mismo tiempo que

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las familias y docentes estén al tanto de lo que está sucediendo para ofrecer un
apoyo.

Para ello, en este trabajo daremos una pequeña revisión a los elementos que
engloban el TDAH y brindaremos una propuesta de intervención desde la teoría
conductual para un usuario diagnosticado con dicho trastorno, en el que nos
guiaremos con base en distintos objetivos a cumplir y criterios de evaluación.

2. Objetivos

Objetivo general:

● Elaborar una propuesta de intervención basada en los estudios de la


Educación Especial para niños diagnosticados con TDAH que cursan el
preescolar.

Objetivos específicos:

● Realizar una revisión bibliográfica del TDAH infantil y su tratamiento en la


Educación Especial.
● Conocer e investigar los elementos que engloban este trastorno.
● Analizar los aspectos que caracterizan a un niño con TDAH.

3. Justificación

En la actualidad se admite que el TDAH es la patología neurocomportamental


infantil y juvenil más frecuente y presenta una alta prevalencia a nivel mundial
(Rodríguez, González, Arroba y Cabello, 2017). Se realizó un metaanálisis sobre
estudios realizados utilizando los criterios diagnósticos del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición (DSM-IV), y evidenció que el
TDAH afecta a alrededor del 5% de los escolares.

Datos derivados del INEGI informan que en México existen aproximadamente


42.5 millones de niños y adolescentes (individuos de 0 a 19 años de edad), por lo

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cual con una visión conservadora 1.5 millones podrían presentar TDAH. Y Sauceda
(2014) menciona que 30% de quienes acuden a servicios de psiquiatría infantil lo
hacen por sufrir este trastorno.

Asimismo, cabe recalcar que las cifras hablan de un notorio aumento de


casos de TDAH registrados y una mayor presencia en las escuelas, por lo que es
importante tener herramientas para que los niños con este trastorno logren una
mejor calidad de vida y tengan la opción de un buen desempeño académico, para lo
cual una intervención temprana será de mucha utilidad.

En diversos estudios también se han descrito altas tasas de prevalencia, con


cifras tan elevadas como del 17%. Este aumento de casos origina la duda de si es
posible que se esté produciendo un sobrediagnóstico de este trastorno. Utilizando
los criterios diagnósticos del DSM-IV, encuentran prevalencias entre el 4,7% y el
6,6%. Asimismo, a través de una revisión sistemática y metaanálisis de 14 estudios,
que incluían un total de 13 023 niños y adolescentes, se ha estimado una
prevalencia global del 6,8% (Rodríguez, González, Arroba y Cabello, 2017).

Por eso son recomendables las intervenciones tempranas en términos de


costo-efectividad. Los menores con TDAH tienen muchas más posibilidades de
cometer actividades criminales. También hay datos de Sauceda (2014) sobre el
mercado laboral para los adultos con TDAH que sugieren que el empleo se reduce
de 10 a 14%, los ingresos bajan en un tercio y la asistencia social aumenta en 15%
en adultos diagnosticados con TDAH cuando eran niños.

4. Fundamentación teórica.

4.1 Concepto actual, etiología, diagnóstico y tratamiento.

4.1.1 Concepto actual.

Se reconoce que en la Educación Especial se presenta a los deficientes como


sujetos distintos; alguien que por su propia peculiaridad demanda una clase
particular y específica de leyes, escuelas, talleres, residencias, empleos, etc. Por lo
cual Vergara (2002) explica que con la Educación Especial se crea un intento por

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superar el modelo dual de sujetos normales y anormales para reivindicar un
contexto social y escolar para lograr extraer el máximo de las potencialidades. Y en
este trabajo nos enfocaremos en uno de los principales problemas que atiende la
Educación Especial, el TDAH.

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es considerado un


trastorno del neurodesarrollo, con base genética y elevada heredabilidad, en el que
se hallan implicados diversos factores neuropsicológicos, que provocan en el niño
alteraciones de la atención, impulsividad y sobreactividad motora. Los síntomas,
normalmente surgen ya en la primera infancia, son de naturaleza relativamente
crónica y no pueden explicarse por ningún déficit neurológico importante ni por otros
de tipo sensorial, motor o del habla, retraso mental o trastornos emocionales graves
(Fernandes, Blanco y Vázquez, 2017).

El TDAH nació prácticamente al mismo tiempo que lo hacía la Pediatría, y


dentro de este ámbito profesional. De acuerdo con los estudios de Quintero y
Castaño (2014) es que con un estilo de corte conductista, empezaron a surgir
descripciones de niños inquietos y disruptivos con arreglo a unos cánones
prioritariamente moralistas y pedagógicos, ajenos en ese momento a
planteamientos científicos o clínicos, y explicando la clínica desde una perspectiva
basada exclusivamente en la importancia del ambiente.

La primera mención del problema con el nombre de TDAH fue hasta 1968,
cuando se obtuvieron mayores avances y finalmente ya no se le conocía solamente
como un síntoma sino como un trastorno que se desarrollaba por lo general en la
etapa de la infancia. Esto dio paso a nuevas metodologías y aplicaciones de la
educación especial.

El concepto de TDAH ha evolucionado de acuerdo con las investigaciones


que se han llevado a cabo sobre las causas o manifestaciones más relevantes y de
esta manera es como ha cambiado su denominación en distintos momentos o
etapas históricas (Martínez, 2013). Se trata de una problemática conocida respecto
a la cual existe un flujo existente y extenso de información entre profesionales,
padres y sociedad en general.

4.1.2 Características.

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El reciente DSM-5 ha actualizado algunos de los concretos, con respecto a
ediciones anteriores: la edad de inicio de los primeros síntomas asociados al
trastorno, que se aumenta hasta los 12 años. Además, ha modificado los antiguos
subtipos de TDAH (combinado, con predominio de inatención o predominio
hiperactivo/impulsivo) y ahora los denomina “presentaciones clínicas”, las cuales
incluso pueden variar en el transcurso de la vida; por lo que, esta modificación
describe de mejor manera el efecto del trastorno en el individuo durante las
diferentes etapas del ciclo vital (Quintero y Castaño, 2014).

Por otra parte, los síntomas de TDAH son comunes a la población general y
se representan como un continuo (en el cual los límites de la normalidad se
establecen de una forma relativamente arbitraria), de modo que se trata de los
extremos de un comportamiento normal. Por tanto, no es la presencia del síntoma
en sí (inatención, hiperactividad, impulsividad) lo que determina la disfuncionalidad,
sino la intensidad y la frecuencia con la que se presenta respecto a la edad de
desarrollo del niño y a su contexto y, sobre todo, la repercusión que tiene en el
funcionamiento diario del individuo (Rodríguez, González, Arroba y Cabello, 2017).

Es así como Rivera (2013) apunta algunas características que pueden visualizarse
en los niños que padecen TDAH:

● Actividad motora excesiva.


● Presentan gran movimiento físico durante el sueño.
● Dificultades para conciliar el sueño o sufren de insomnia.
● Características de temperamento difícil; llorar excesivamente,
mostrarse difíciles para consolar y experimentar angustia cuando son
separados de la madre o cuidador.
● En los años preescolares presentan mayores problemas en la
autorregulación de la conducta y la habilidad metacognitiva en
comparación a preescolares sin el trastorno.
● Son menos habilidosos socialmente, tiene dificultad para cumplir las
normas especialmente durante las tareas, en el colegio tienen una
conducta social negativa y puntúan menos en habilidades pre-
académicas en comparación a preescolares de su misma edad sin el
trastorno.

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● La conducta está pobremente regulada por reglas, les resulta difícil
cumplir las órdenes, a tal punto que en muchos casos parecen estar
afectados de lesiones auditivas, ya que aparentan no escuchar.

4.1.3 Etiología.

Se ha postulado que el origen del TDAH se sitúa en una disfunción de un área


específica del cerebro: el córtex prefrontal, aunque los estudios actuales sitúan la
disfunción en las redes de conexiones frontales con las áreas corticales y
subcorticales relacionadas con la memoria, la emoción y lo sensoriomotriz. Sin
embargo, existen diversos factores que pueden ser causantes de este trastorno.

Factores genéticos.

La heredabilidad del TDAH es definida como la proporción de la enfermedad que


corresponde a causas genéticas, la cual se mantiene en 77% hasta ahora.
Asimismo, Gastaminza (2012) indica los elementos más importantes de estos
factores:

● Se encuentran índices mayores de TDAH en padres y hermanos de los


afectados (con incrementos de riesgo del doble a óctuplo) comparado con los
correspondientes de controles sin TDAH.
● Los gemelos monocigotos muestran unos índices de correlación para el
TDAH mucho mayores que los pares de gemelos dicigotos.
● Los estudios de adopción han encontrado también índices aumentados de
TDAH en los padres biológicos de los adoptados con TDAH, comparados
tanto con los padres adoptivos como con los controles de padres de niños sin
TDAH.

Factores ambientales.

● Factores de riesgo prenatal vinculados con la maternidad:


Complicaciones del embarazo y parto; estrés maternal durante el
embarazo, salud de la madre durante el embarazo (obesidad), retardo
en el crecimiento intrauterino/prematuridad/o bajo peso al nacer.

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● Factores externos: Alcohol en el embarazo, tabaco en el embarazo,
uso de tóxicos en el embarazo, hemorragias durante el embarazo,
parto complicado o prolongado, Infecciones, exposición a
contaminantes orgánicos como plomo, pesticidas (órgano fosfatos) o
bifenilos policlorados.
● Factores nutricionales: Dieta, con diferentes estudios de diferentes
compuestos, incluyendo, azúcar, aditivos (colorantes alimentarios
artificiales), zinc, hierro, magnesio y ácidos grasos omega.

Factores neuroquímicos.

La evidencia disponible señala que las alteraciones cognitivas y conductuales


observadas en el TDAH son causadas por una disfunción en la neurotransmisión
y el metabolismo catecolaminérgico en áreas del córtex prefrontal y otras
estructuras corticales y subcorticales asociadas. Las neuronas en las regiones
del cerebro implicadas en el control ejecutivo son ricas en catecolaminas
(dopamina, noradrenalina y adrenalina), estos neurotransmisores están
implicados en los mecanismos de atención, motivación y planificación y
ejecución de la acción o funciones ejecutivas (Martínez, 2013).

Tipos de TDAH.

Se clasifica de acuerdo al predominio durante seis meses:

● Predominio de déficit de atención: Resaltan más síntomas de desatención.


● Predominio hiperactivo-impulsivo: Destacan conductas hiperactivas
impulsivas.
● Con hiperactividad tipo combinado: Síntomas de tipo atencionales,
hiperactivos-impulsivos.
● Con hiperactividad no especificado: Si se presentan síntomas de
desatención o de hiperactividad-impulsividad pero no cumple con dificultades
atencionales, impulsividad y excesiva actividad motora.

4.1.4 Diagnóstico.

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En los últimos años se han realizado diversas investigaciones interesadas en
determinar la utilidad del encefalograma (EEG) en la detección y diagnóstico de
niños con este trastorno. La detección correcta de los niños es una cuestión de
especial significado en la práctica clínica, ámbito en el que, con frecuencia, sin
contar con un diagnóstico confirmado se procede a la prescripción de medidas
terapéuticas. Distintas investigaciones ponen de manifiesto que el registro
encefalográfico es una herramienta útil para complementar la evolución de este
trastorno, así como obtener una línea base previa a la administración de cualquier
tratamiento aplicado. (Martínez, 2013).

A la hora de diagnosticar TDAH puede haber errores debido a que gran


cantidad de trastornos presentan una sintomatología similar o aparecen de forma
conjunta. El diagnóstico del TDAH es fundamentalmente clínico, es decir, a partir de
entrevistar al paciente, sus padres o cuidadores y mediante informaciones de
terceros como es el caso de los maestros (un requisito para hacer el diagnóstico es
que los síntomas estén presentes en más de un contexto y que su duración sea por
lo menos de 6 meses) (Sauceda, 2014). Cabe mencionar que no es indispensable
practicar un electroencefalograma en todos los casos donde se sospecha el
trastorno, entre otras razones porque este estudio no revela el diagnóstico.

Un enfoque de salud pública aboga por mejorar el reconocimiento (si más


temprano, mejor) y aumentar la frecuencia del tratamiento de los trastornos
psiquiátricos. De esta manera se podría disminuir el impacto adverso del TDAH en
el funcionamiento psicosocial de quienes lo padecen.

Desde un punto de vista terapéutico, las dificultades diagnósticas


reconocidas y las evidencias científicas y clínicas relacionadas con los tratamientos
habituales, se ha realizado en los últimos años un notable esfuerzo para precisar y
consensuar aspectos fundamentales que ayuden en la toma de decisión, y así es
que varios autores como Martínez (2013) mencionan que investigadores y clínicos
pueden analizar sobre qué tratamiento o intervención recomendada ha de aplicarse
en los diversos pacientes analizados.

4.1.5 Intervención

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Las intervenciones terapéuticas se clasifican, según el ámbito de acción, en
tratamientos psicoterapéuticos, tratamiento psicosocial, tratamientos farmacológicos
y otras intervenciones.

Tratamientos psicoterapéuticos.

Las dificultades de un niño con TDAH impactan en su contexto inmediato, creando


desequilibrios y desajustes en sus relaciones interpersonales. Ocurre que las pautas
educativas tradicionales son inefectivas para dirigir el comportamiento de estos
niños. En este sentido, padres y docentes deberán aprender nuevas estrategias y
modos de abordaje (Korzeniowsk y Mirta, 2008). En sus comienzos, el tratamiento
interdisciplinario tuvo una estructuración orientada al individuo, pero en la actualidad
se implementa un formato más amplio incluyendo el contexto del niño, en especial
su familia y la escuela.

Actualmente, el trastorno se comprende de manera multicausal, en el cual


intervienen variables en constante interacción y reciprocidad, por lo cual se requiere
que el tratamiento trascienda el enfoque individual, incorporando tanto a los padres
como al contexto escolar del niño en la estrategia de intervención (Oróstica,
González y Halpern, 2015). El objetivo principal es mejorar el funcionamiento diario
del niño, logrando mayor satisfacción en su comportamiento, las relaciones
familiares y personales, además permite manejar la comorbilidad, reducir la dosis de
medicamentos estimulantes y desarrollar en los padres estrategias para enfrentar
conductas secundarias difíciles.

Las intervenciones terapéuticas con mayor impacto positivo son:

a) Terapia cognitiva conductual, la cual se subdivide en tres: terapia conductual,


terapia cognitiva y entrenamiento para padres, b) Entrenamiento en habilidades
sociales y c) Terapia familiar.

Respecto de la efectividad de las intervenciones psicológicas se concluyó que


tienen un efecto moderado en el TDAH y los problemas de conducta, según reporte
de los padres de niños diagnosticados en tratamiento.

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Tratamientos farmacológicos.

El uso de fármacos en el tratamiento del TDAH presenta amplia investigación


respecto a su eficacia, así como también un reconocimiento como tratamiento de
primera elección. Se expondrán dos estudios que avalan el uso de fármacos en el
TDAH. La mayoría de los estudios considera como tratamiento farmacológico el uso
de metilfenidato, sin embargo, existen otros fármacos aprobados por la Food and
Drug Administration (FDA) cuyos componentes son anfetamina, anfetamina de
liberación prolongada, metilfenidato de acción prolongada, parche de metilfenidato,
clorhidrato de metanfetamina, dextroanfetamina, dextroanfetamina de liberación
prolongada, atomoxetina, entre otros.

Otras intervenciones.

Existen diversos tipos de intervenciones complementarias para el tratamiento del


TDAH, las cuales no han encontrado un asidero en la evidencia respecto de la
disminución de síntomas centrales, sin embargo, se sugiere tenerlas presente
puesto que muchas veces presentan mayor adherencia en las familias.

Manipulación del entorno e intervenciones recreativas: Tiene el objetivo de


realizar cambios en el medio ambiente para enfrentar los síntomas centrales del
TDAH, justificado por las dificultades en la función ejecutiva en los niños
diagnosticados. Se recomienda la realización de actividades de ocio y recreativas, lo
cual promovería el desarrollo de habilidades sociales y autocontrol.

Técnicas de relajación: El entrenamiento en relajación resultaría beneficioso para


situaciones en las cuales los niños se sienten ansiosos o tensos y permitiría
alcanzar estados de auto-control, pero no tendría impacto en los síntomas centrales
del trastorno.

Dietas: Existe un gran uso de intervenciones centradas en cambios en la dieta, sin


embargo no contarían con la evidencia necesaria que avale su eficacia. Se destacan
las dietas de eliminación y las dietas con suplementos.

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5. Propuesta de intervención en un caso diagnosticado con
TDAH.

5.1 Descripción de caso.

Sebastián tiene 5 años y presenta TDAH la madre reporta haber observado algunas
conductas que le parecen extrañas, su hijo siempre está en movimiento, no termina
de hacer las actividades, se despierta en la noche, y tiene problemas de conducta
en la escuela, lo cual tiene como consecuencia que no puede realizar las
actividades del kinder satisfactoriamente.

5.2 Instrumentos de evaluación.

● Escala para familiares y maestros de Conners (Conners´ Parent and Teacher


Rating Scales). Patino (s/a) explica que estas escalas miden la presencia y
severidad de las conductas relacionadas con el TDAH. Los familiares y
maestros realizan un cuestionario de opción múltiple sobre cómo se comporta
un niño. Las áreas que se exploran son la inatención, la hiperactividad, las
dificultades de aprendizaje y las habilidades sociales. Esta escala indica
dónde puede ser necesario hacer más evaluaciones. Puede ayudar a los
profesionales que trabajan con el usuario a supervisar como va la
intervención.

La escala para padres contiene 93 preguntas que se enfocan en los


siguientes aspectos: Alteraciones de conducta, miedo, ansiedad, inquietud-
impulsividad, inmadurez-problemas de aprendizaje, problemas
psicosomáticos, obsesión y conductas antisociales e hiperactividad. Se
contesta en 15-20 minutos aproximadamente (Amador et al, 2002). Mientras
que la escala para profesores está compuesta de 39 preguntas enfocadas en
los siguientes aspectos: hiperactividad, problemas de conducta, labilidad
emocional, ansiedad-pasividad, conducta antisocial y dificultades en el sueño.
Se realiza en 15-20 minutos (Amador et al, 2003).

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● Escalas de evaluación de Vanderbilt (Vanderbilt Assessment Scales). Mide la
existencia y severidad de los síntomas del TDAH así como otros
comportamientos preocupantes y cómo estos podrían afectar la conducta y el
trabajo escolar. Esta prueba puede ser administrada después de una
evaluación más general que sugiera que un niño muestra signos de TDAH.
Se le cuestiona a los padres y maestros con qué frecuencia ven esos
síntomas y otras conductas preocupantes. Las opciones para responder son
“nunca”, “ocasionalmente”, “a menudo” y “con mucha frecuencia” (Patiño,
s/a). Herrán et al (2014) explica que la escala para padres cuenta con 55
preguntas, mientras que la versión para maestros cuenta con 43 preguntas.
Esta escala incluye la evaluación del trastorno de oposición desafiante, el
trastorno disocial, la ansiedad y la depresión.

5.3 Objetivos.

● Objetivo general:

Sebastián aprenderá y pondrá en práctica estrategias para disminuir sus


conductas disruptivas.

● Objetivos específicos:
1. Sebastián podrá tener una conducta adaptativa en el salón de clases y
finalizar sus actividades satisfactoriamente.
2. Sebastián podrá dormir las horas necesarias sin interrupciones.

5.4 Actividades

Objetivo específico 1. Sebastián podrá tener una conducta adaptativa en el salón


de clases y finalizar sus actividades satisfactoriamente.

Actividad 1. En mi sitio seguro

Materiales: Dos sillas, una para la terapeuta y otra para el niño.

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Procedimiento: Se le dirá a Sebastián que se ponga cómodo en la silla,
posteriormente se le dirá que cierre sus ojos y se imagine estando en un lugar que
le guste mucho y le haga sentirse cómodo, ya sea su cama, la playa, el bosque o un
parque; después se le instruirá a inspirar profundamente y espirar por la boca todo
el aire. Se repetirá el ejercicio tres veces.

Duración: 15 minutos.

Técnicas: Instigación por instrucciones.

Criterio de ejecución: Sebastián deberá de realizar correctamente el ejercicio de


respiración en las tres ocasiones.

Tipo de reforzador: Social. “Excelente, Sebastián”.

Actividad 2. El semáforo

Materiales: Una imagen impresa de un semáforo (anexo 1) y 3 de los juguetes


preferidos de Sebastián.

Procedimiento: Se iniciará colocando los juguetes de Sebastián en distintas partes


del lugar de trabajo. Posteriormente se le dará la siguiente indicación a Sebastián:
“Bien, Sebastián ahora vamos a jugar al semáforo, tienes que recolectar todos los
juguetes pero hay una regla, cuando yo diga “luz verde” debes avanzar, cuando yo
diga “luz amarilla” deberás avanzar más despacio y cuando diga “luz roja” te
detendrás. Ganarás el juego cuando tengas tus tres juguetes contigo.”

Duración: 25 minutos.

Técnicas: Instigación por instrucciones.

Criterio de ejecución: Sebastián deberá seguir las reglas y recolectar los 3


juguetes.

Tipo de reforzador: Social. “Lo haces muy bien, Sebastián”.

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Actividad 3. Simón dice…

Material: Imágenes impresas de niños animados realizando distintos ejercicios de


estiramiento como: tocar la punta de los pies, trotar en el mismo lugar, alzar el pie
izquierdo, alzar el pie derecho, alzar la mano izquierda y alzar la mano derecha.
(anexo 2)

Procedimiento: Se le dirá a Sebastián la siguiente instrucción: “muy bien


Sebastián, haremos un juego muy famoso llamado “Simón dice” en donde vamos a
tener distintos ejercicios boca abajo y el que se muestre boca arriba es el que
tendremos que hacer”. Posteriormente, la terapeuta procederá a decir la frase
“Simón dice que...” voltear una imagen y describir el ejercicio de estiramiento para
que Sebastián pueda imitarlo.

Duración: 20 minutos.

Técnicas: Modelamiento e instigación por instrucciones.

Criterio de ejecución: Sebastián deberá de seguir las instrucciones y realizar 4 de


6 estiramientos correctamente.

Tipo de reforzador: Social. “Bien realizados los ejercicios, Sebastián”.

Objetivo específico 2. Sebastián podrá dormir las horas necesarias sin


interrupciones.

Actividad 1: El muñeco de nieve.

Materiales: Dos tapetes individuales.

Procedimiento: La terapeuta y el niño procederán a sentarse frente a frente en los


tapetes, posteriormente se le dará la siguiente instrucción al niño: “De acuerdo
Sebastián, vas a cerrar los ojos e imaginar que es invierno y que eres un muñeco
de nieve y estás totalmente congelado.” Sebastián deberá tensar todos sus
músculos y encoger su cuerpo, posteriormente se dará la siguiente instrucción:

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“Muy bien, ahora imagina que está llegando el verano y el sol te va derritiendo poco
a poco.” Sebastián irá relajando los músculos y estirándose progresivamente.

Duración: 10 minutos.

Técnicas: Instigación por instrucciones.

Criterio de ejecución: Sebastián deberá de tensar y relajar los músculos


correctamente.

Tipo de reforzador: Social. “Muy bien hecho, Sebastián”.

Actividad 2: El juego del sueño.

Materiales: Un tablero de cartulina o cartón y un muñeco de peluche.

Procedimiento: En la puerta de la habitación (o donde sea más cómodo), la


terapeuta colocará un tablero con la imagen de una pista de carreras (*anexo 3) y
un muñeco que represente a Sebastián. Se le explicará la dinámica en la que cada
noche que se queda en su cama, podrá avanzar un espacio y al llegar a la meta
podrá elegir un premio.

Duración: 10 minutos.

Técnicas: Instigación por instrucciones.

Criterio de ejecución: Sebastián dormirá las horas necesarias y no se levantará de


la cama una vez apagadas las luces.

Tipo de reforzador: Material/ comestible; Un premio que puede ser un juguete


pequeño o unos caramelos.

Actividad 3: Hora del cuento.

Materiales: Un cuento corto impreso.

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Procedimiento: A la hora de dormir, se recostará a Sebastián en su cama y se
asegurará que esté cómodo. Se le leerá un cuento a media luz con un tono de voz
suave. Mientras se lee, se le acariciará la cabeza con suavidad a Sebastián. Al
terminar de leer se asegurará de que Sebastián se muestre relajado y listo para
dormir. Se recomienda que la historia sea corta, tranquila y de personajes pasivos,
además de hacer la actividad en un ambiente tranquilo y sin mucho ruido.

Duración: Aproximadamente 20 minutos o el tiempo que sea necesario.

Técnicas: Lectura.

Criterio de ejecución: Se dará por terminada la actividad cuando Sebastián pueda


dormir tranquilamente.

Tipo de reforzador: Social.

6. Conclusiones

Retomando la información anterior, se puede resumir que el trastorno por


déficit de atención e hiperactividad es considerado un trastorno del neurodesarrollo,
este trastorno es de base genética y se hereda, además de que se encuentran
diferentes factores neuropsicológicos. Los niños con TDAH tienen dificultades para
prestar atención, presentan un comportamiento impulsivo y, a veces son
hiperactivos (Fernandes, Piñón y Vázquez, 2017).

Vásquez et al. (2010) agregan que el TDAH es un trastorno que se controla,


pero no se cura. Su intervención es farmacológica y psicosocial donde se espera
que haya una mejoría funcional y se controlen los síntomas. Por lo que dependiendo
de cada caso, trabajarán de la mano diferentes profesionales como los psiquiatras,
neurólogos, psicólogos, pedagogos o médicos para lograr una intervención de mejor
calidad. De manera similar, Quintero (2019) afirma que el abordaje multimodal ha
demostrado ser la pauta más efectiva, conformada por la combinación del
tratamiento farmacológico y psicológico en función de las necesidades y del
momento evolutivo.

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Para finalizar, el objetivo general que fue elaborar una propuesta de
intervención basada en los estudios de la Educación Especial para niños
diagnosticados con TDAH que cursan el preescolar se cumplió de manera adecuada
realizando un programa de intervención con sus respectivos objetivos y actividades.
Así como los objetivos específicos que fueron realizar una revisión bibliográfica del
TDAH infantil y su tratamiento en la Educación Especial, conocer e investigar los
elementos que engloban este trastorno y analizar los aspectos que caracterizan a
un niño con TDAH se cumplieron satisfactoriamente realizando el aspecto teórico de
este trabajo.

7. Anexos

Anexo 1. Semáforo

Anexo 2. Estiramientos

20
Anexo 3. La hora del sueño.

21
8. Referencias

Amador, J., Idiázabal, M., Sangorrín, J., Espadaler, J. y Forns, M. (2002). Utilidad de
las escalas de Conners para discriminar entre sujetos con y sin trastorno por déficit
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