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Los trabajadores presenciales se están rebelando y dejando sus empleos en grandes números debido a la falta de flexibilidad, oportunidades de ascenso y reconocimiento por parte de sus empresas. Un estudio encontró que el 37% de los trabajadores presenciales planea renunciar en los próximos 6 meses, principalmente porque se sienten peor tratados que los trabajadores de oficina. Las empresas deben revisar sus políticas de incentivos y desarrollar más flexibilidad para retener a estos empleados esenciales.
Los trabajadores presenciales se están rebelando y dejando sus empleos en grandes números debido a la falta de flexibilidad, oportunidades de ascenso y reconocimiento por parte de sus empresas. Un estudio encontró que el 37% de los trabajadores presenciales planea renunciar en los próximos 6 meses, principalmente porque se sienten peor tratados que los trabajadores de oficina. Las empresas deben revisar sus políticas de incentivos y desarrollar más flexibilidad para retener a estos empleados esenciales.
Los trabajadores presenciales se están rebelando y dejando sus empleos en grandes números debido a la falta de flexibilidad, oportunidades de ascenso y reconocimiento por parte de sus empresas. Un estudio encontró que el 37% de los trabajadores presenciales planea renunciar en los próximos 6 meses, principalmente porque se sienten peor tratados que los trabajadores de oficina. Las empresas deben revisar sus políticas de incentivos y desarrollar más flexibilidad para retener a estos empleados esenciales.
protagonizan su 'Gran Evasión' • El 37% de los trabajadores presenciales puede dejar su empresa en seis meses • Una de cada tres empresas españolas ya tiene problemas para contratar • Exigen flexibilidad y mejores perspectivas de ascenso antes que subidas de sueldo Si hacemos caso al número de titulares que se le han dedicado, se diría que el teletrabajo es la gran revolución en el mundo laboral nacido de la pandemia. Sin embargo, un cambio mucho más profundo se ha producido entre aquellos profesionales que nunca, ni antes ni después de 2020, han desarrollado su actividad en una oficina. Estos "empleados sin escritorio" suponen el 80% de la fuerza laboral en España y su rebelión ha pillado fuera de juego a las empresas en nuestro país y en el resto del mundo. La división entre trabajadores de cuello blanco (que trabajan en oficinas y despachos) y los de cuello azul (que realizan tareas físicas, como los obreros de las fábricas) del modelo socioeconómico clásico quedó desfasada hace mucho. Pero la pandemia la ha resucitado con una nueva dicotomía: la que existe entre los que han podido trabajar desde casa durante la pandemia y los que no porque su trabajo era forzosamente presencial. Estos últimos incluye camareros, albañiles, repartidores, dependientes de comercios y cuidadores, pero es un error asociarlo con profesiones de baja cualificación: también incluye a médicos, ingenieros, operarios de manufacturas, ingenieros e investigadores de alto nivel. Profesionales todos ellos que pasaron la pandemia inmersos en un ERTE o arriesgándose a ir a su puesto de trabajo de todos los días, bajo la incertidumbre de una enfermedad letal. Algunos de ellos, como los sanitarios, se jugaban literalmente la vida haciéndole frente. El hecho es que estos trabajadores presenciales son la gran mayoría. Según los datos de la Encuesta de Población Activa, ni en los momentos más intenso del confinamiento en España, cuando las actividades 'no esenciales' estaban limitadas para frenar los contagios, los no teletrabajadores llegaron a suponer 8 de cada diez trabajadores. Es decir, que en todos los sectores y en todas las empresas hay trabajadores esenciales que no pueden desarrollar su actividad en remoto. Claro que la mayoría de analistas y expertos laboralistas se vieron obligados a pasarse al teletrabajo con la pandemia. Por no hablar de los periodistas. Esto provocó un 'sesgo de ombligo' que convirtió al teletrabajo en el principal tema de la conversación sobre el el futuro del empleo. Pero también afectó a los profesionales de recursos humanos, los que más pendientes tenían que estar del día a día de la gestión del talento. Y esto ha pasado factura a las empresas. La Gran Dimisión Presencial El archiconocido fenómeno de la Gran Dimisión no ha tenido como protagonista a los trabajadores de oficina, sino a los que tenían que ser presenciales: profesionales sanitarios, de hostelería y de bares y restaurantes. ¿La razón? Pueden encontrar empleos mejores dentro y fuera de su sector. Lo mismo ocurre en el mercado laboral europeo. En cuatro países de la UE, como Alemania u Holanda, ya ha más vacantes que parados. En España estamos lejos de ello, pero según datos del Banco de España, la mitad de las empresas ligadas al turismo y la construcción tienen problemas para contratar. Las siguen otros como el TIC, con una rotación que supera el 35%. Aunque no son casos aislados: la carencia de personal afecta a un tercio del total de empresas. Esto en un país, que, a diferencia de Estos Unidos o Alemania, tiene una tasa de paro que ronda el 13% este dato es sorprendente. Quizá no se pueda hablar de Gran Dimisión, pero sí de Gran Evasión en sectores muy relevantes para el PIB nacional. Aunque los factores que explican este fenómeno varían por sectores y países, podemos dividirlas en dos líneas: exógenos y los endógenos a las empresas. Los primeros, son diferentes a cada país y cada sector, pero tienen que ver ante todo con el rebote de la actividad tras la pandemia. En el caso europeo y español, por ejemplo, influye el retroceso de la inmigración tras la pandemia que ha disparado la guerra por el talento en empresas que nunca se la habían planteado. Y a los que este cambio les ha pillado por sorpresa. Pero los segundos, los internos, se deben a la falta de adaptación de las empresas a un nuevo paradigma laboral. Según la especialista en gestión del talento, Isabel Iglesias, directora de la consultora Sirania, desde el inicio de la pandemia, el debate en las empresas se ha centrado en el teletrabajo, de sus ventajas y de "cómo puede utilizarse de una manera estratégica para atraer y fidelizar talento". "Sin embargo, en ese debate, las organizaciones se han olvidado de un colectivo muy relevante: los empleados sin escritorio", advierte. A su juicio, "ha llegado la hora en la que estos profesionales no están dispuestos a seguir aceptando la idea de sus condiciones, simplemente por el hecho de que no pueden trabajar en remoto, no van a ser mejoradas. En este sentido, afirma que ha llegado el momento de que "empresas y profesionales del área de la gestión del talento empecemos a buscar alternativas y opciones que no les hagan salir huyendo en masa de las organizaciones". Un problema internacional Según un estudio de Boston Consulting Group realizado a más de 7.000 empleados en empresas de Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, India, Japón y Reino Unido, se trata de un problema que afecta especialmente a ámbitos tan diversos como la construcción, la distribución, la industria manufacturera, la atención sanitaria, el comercio minorista y el transporte. El 37% de los trabajadores de estos sectores están en riesgo de "coger la puerta" en los próximos seis meses sin que las empresas sean capaces de retenerlos. Aunque la fuga atrae más a los más jóvenes: llegan a casi la mitad del total, un 47%. Además, la situación no se limita solo a los empleos peor pagados, como la hostelería. El 32% de los trabajadores presenciales del sector tecnológico están dispuestos a marcharse. ¿En qué se equivocan las empresas? ¿En qué se equivocan las empresas? Según los resultados de la encuesta, la razón principal, para el 50%, es la falta de flexibilidad y medidas de conciliación. Muchos de estos trabajadores presenciales se sienten peor tratados ante las minorías cuya actividad sí les permite teletrabajar. Otro 41% se ve lastrado en su progreso profesional. Curiosamente, solo un 30% considera su salario el factor decisivo, aunque un 46% echa en falta las primas salariales les ofrecen sus empresas. Muchos menos, un 15% están descontentos de su trabajo, Es decir, no piensan cambiar de profesión. Es decir, que el problema no es tener un trabajo que no permite teletrabajar, sino la compañía donde la desempeña. Por último, el "reconocimiento de sus contribuciones" solo es el factor decisivo para el 14% de ellos. Según la consultora, la clave es revisar las políticas de inventivos profesionales para estos trabajadores y desarrollar políticas de flexibilidad y conciliación, incluido el teletrabajo si es posible, aunque en estos puestos se trata de una posibilidad mucho más remota que para los trabajadores de escritorio.