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La legendaria Chiyome Mochizuki y sus Kunoichi:

Mochizuki Chiyome (¿? - 1590) fue una noble que vivió durante
el Período Sengoku en Japón. Ella fue la artifíce de la creación de un
grupo de Ninjas exclusivamente de mujeres llamado kunoichi por su
tio Takeda Shingen. Mochizuki reclutó a un centenar de mujeres que
se infiltraron como espias y asesinos, haciendose pasar por
mensajeras creando la leyenda de que estaban en todas partes. A
pesar de la reputación de su organización, esta no pudo impedir que
el Asesino Hattori Hanzo y Honda Tadakatsu se infiltrasen en el
campamento de Takeda Shingen y lo asesinaran en 1573.
Posteriormente Mochizuki fue reclutada a la Orden
Templaria quienes buscaban influencia en el Japón Feudal, pero se
vieron impedidos por constantes guerras de clanes así como la
hostilidad de los extranjeros. Asi fue como a travez de Mochizuko la
influencia Templaria se expandio por Japón lo que la convirtió en el
objetivo del Asesino Hattori Hanzo quien la asesino en la decada de
1590.

Lady Chiyome es uno de los personajes mas inspiradores para las


mujeres actuales, inspirando empoderamiento femenino y
autoconfianza.
En Bujinkan se estudia su historia y precedente histórico para
comprender mas profundamente la importancia de las mujeres en el
mundo del ninjutsu y en la época actual.
Chiyome Mochizuki (望月 千代女) a la muerte de su marido, el 10
de septiembre de 1561, y tras la muerte de los dos siguientes señores
de Mochizuki.
Es Cuando Takeda Shingen recurrió a los servicios de Lady
Chiyome para una importante misión: la de reclutar mujeres como
asesinas o espías.
Ello se debía a que Chiyome Mochizuki tenía contactos con los
clanes ninja de la zona de Koga e Iga, como Maeda Ryu, Kurokawa
Ryu, Akutagawa Ryu, Ban Ryu, Taira Ryu, Negoro Ryu.
Este nuevo cuerpo de mujeres guerreras recibió el nombre de
Kunoichi, Suke Ban, Onashinobi entre otros.
La operación diagramada por Chiyome Mochizuki fue establecida
en el pueblo de Nazu, en la provincia de Shinano, donde Lady
Chiyome empezó a reclutar mujeres con una mala vida (sukeban):
fugadas de sus casas, prostitutas, y fuera de la Ley (yakuza), las
pobres y huérfanas eran sus principales elecciones.
La gente consideraba que ella estaba haciendo un trabajo caritativo
dando a estas mujeres una oportunidad de una nueva vida. Desde
luego, no tenían conocimiento de que en realidad estaban siendo
entrenadas como asesinas. Cuando una de sus chicas entraba en un
estado de rebeldía, Lady Chiyome le recordaba su antigua vida.
Las chicas que terminaban su entrenamiento se hacían pasar por
monjas de altares.
Con este disfraz, eran libres de viajar sin levantar sospechas, así que
recibían una educación religiosa apropiada como parte de su
entrenamiento para poder hacer su disfraz totalmente creíble.
Los ninjas varones, en cambio, tenían que aprender técnicas para
ocultarse.
Es evidente que enmascarando su identidad, las Kunoichi obtenían
libertad de desplazamiento casi ilimitada, lo cual era una gran
ventaja frente a los ninjas.
Lady Chiyome entrenaba a sus kunoichis de manera diferente de la
que eran entrenados los ninjas sus puntos fuertes residía en el uso de
su aparente debilidad como su mayor fuerza, ello hacía que sus
objetivos se confiaran y cayeran en sus trampas.
Otro aspecto del entrenamiento que recibían las ninjas de Lady
Chiyome consistía en aprender a usar armas que aparentaban ser
objetos comunes, por lo que podían ser ocultadas fácilmente. Las
Kunoichi dieron a Takeda una gran ventaja sobre sus enemigos.
Lady Chiyome se desvaneció en la historia, pero se dice que pasó su
puesto como dirigente de las Kunoichi a Kosukei Ayame, quien hizo
una alianza con los clanes Kurokawa y Sugitani. Kosukei Ayame
pasó su puesto a su hija Anayama
Las kunoichi, la contraparte femenina del ninja. Detrás de la imagen
mitificada de los ninja de tiempos contemporáneos, los shinobi
históricos tuvieron una actuación primordial como servicio de
inteligencia en el Japón Ashikaga. Las mujeres también tuvieron un
papel muy importante en esta red. Su finalidad era el espionaje, la
obtención de información y en algunos casos, el asesinato. Si bien
mantenían características comunes con los ninjas masculinos, difería
en el uso de las artes de la seducción y el uso del género como
ventaja. Las kunoichi podían llegar hasta el matrimonio con tal de
cumplir su misión. Utilizaban disfraces, venenos, dardos, y otras
armas como el famoso abanico Tessen. Chiyome Mochizuki, del
clan Koga (siglo XVI), fue la más famosa de ellas. Dicen que acogió
a decenas de mujeres desamparadas para entrenarlas en el arte de la
infiltración.

ORÍGENES

Lady Chiyome fue una mujer de la nobleza japonesa de Shinano,


culta y distinguida, (incluso se la ha señalado como poeta),
perteneciente al poderoso clan samurái de los Mochizuki. En este
linaje ancestral se encontraban ninjas del clan Koga, como su
ancestro Mochizuki Izumo-no-Kami. Desde 1545, los Mochizuki
pasan a servir vasallaje al poderoso Clan Takeda, cada vez más
fuerte en las provincias centrales de Japón. Su marido, el samurái
Mochizuki Moritoki, señor del castillo de Mochizuki, fallecía en la
cuarta batalla de Kawanakajima (1561), durante las inacabables
guerras de Takeda Shingen, conocido como el “El tigre de Kai”,
contra su archienemigo, Uesugi Kenshin.

LAS ARUKI MIKO, EL ORÍGEN DE LAS KUNOICHI? LAS


PISTAS TRAZAN UNA VINCULACIÓN ENTRE LAS
INFORMANTES FEMENINAS KUNOICHI Y LAS CHAMANES
ERRANTES DEL JAPÓN DEL SIGLO XVI. Las raíces de estas
mujeres espía podrían encontrarse en el sintoísmo, una religión
animista basada en el culto a los Kami, espíritus sobrenaturales de la
naturaleza y sus representantes, las sacerdotisas Miko. Estas mujeres
eran videntes que se comunicaban con el mundo de los muertos. La
adivinación era una de sus principales actividades, pero no la única:
acompañaban a los familiares en las celebraciones religiosas,
realizaban distintos rituales sagrados y practicaban danzas
ceremoniales. Las miko eran siempre mujeres jóvenes y solteras
dedicadas a una vida espiritual. En los tiempos del Japón Nara (710-
794) y Heian (794-1185) gozaban de una gran autoridad y prestigio;
a partir de la era Kamakura (1185-1333), un periodo militarista y
donde se iba imponiendo cada vez más una sociedad patriarcal,
empezaron a ser controladas y aisladas. Muchos de sus templos
fueron cerrados y cayeron en la mendicidad, vagando de un lado a
otro, naciendo la figura de la doncella del santuario andante o aruki
miko, a menudo ejerciendo actividades como la prostitución. Sin
embargo, estas miko errantes aún gozaban de cierto prestigio y
tenían la capacidad singular de poder viajar por todo el país sin
restricción alguna; su posición era única para recopilar información,
tal y como apunta recientemente el investigador japonés Yoshimi
Ishikawa (La imagen real de Netsu no Sato Nono, la sacerdotisa
andante de Shinano, Green Art Publishing). En este contexto, su
autonomía pudo ser captada por los señores de la guerra, como
Takeda Shingen, para involucrarlas en su red de espionaje.
Tumbas de las doncellas errantes o aruki-miko, en Netsu, Nagano
“Las chamanes no tienen fronteras, pueden entrar y salir libremente
de cualquier parte del país, cantan y bailan de una región a otra”

LA SELECCIÓN Y ENTRENAMIENTO

Realizar una función secreta y subterránea en una sociedad donde la


mujer estaba completamente supeditada al hombre en todos los
sentidos son aspectos que dificultan aún más esclarecer la realidad
de las kunoichi.

En el propio Bansenshukai se advierte sobre la dificultad de


seleccionar a una “hembra” como pieza clave de la estrategia de
infiltración, describiéndolas peyorativamente como:

“En general las kunoichi tienen una mente retorcida e inferior, una
inteligencia superficial y una habla pobre.”
“Sólo se seleccionará a una mujer como último recurso. Será
necesario una minuciosa observación previa, que asegure que esta
pueda ser debidamente instruida y comprometida mediante
juramento estricto”

Como se escogió para una misión secreta a unas mujeres de las que
se denigraba y desconfiaba desde un principio? En una tierra
devastada por las guerras y la pobreza, pocas salidas habían para
la gente más humilde.

Bailarina de Kagura. Suzuki Harunobu, 1766.


Yoshimi Ishikawa indica que hay un crecimiento inusual de mujeres
en el santuario de Netsu revisando el registro familiar del ritual
sintoísta local. Durante el período de los Reinos Combatientes, se
produjo una gran cantidad de huérfanos. Niños y niñas abandonados
o perdidos que vagaban por los caminos. Así, se les ofrecía la
oportunidad, a niñas de entre 6 y 10 años, de familia muy pobre, de
convertirse en doncellas del santuario y recibir la formación
religiosa propia de las miko. Estas jóvenes, vestidas como doncellas
errantes, podían visitar libremente las aldeas, practicaban sus rituales
chamánicos y adivinatorios y recopilaban información. Regresando
a Mochizuki; que características debían tener estas jóvenes para ser
reclutadas? Se da por entendido que era esencial que sus alumnas
fueran mujeres de gran belleza y delicadeza, con capacidad para
desprender empatía y confianza. La psicología era fundamental en
su misión: por esta razón se las preparaba para la actuación, la
seducción y el engaño. Aprendían las artes femeninas ninja, muy
diferentes a los ninjas masculinos. Las kunoichi eran maestras del
disfraz, pues tomaban un rol con el que acercarse a su objetivo,:
entre sus papeles principales se encontraban los de sacerdotisa,
sirvienta o cortesana. La música, la danza (kagura) o el canto, eran
también imprescindibles ya que habitualmente tomaban el papel de
geishas o concubinas. Habilidades que muy probablemente
dominaba una mujer culta y de alta cuna como Chiyome., Las
mujeres ninja también estaban entrenadas en farmacología y el uso
de venenos (yagen). Debían tener amplios conocimientos sobre el
empleo de minerales, plantas o vísceras de animales para sus
propósitos. En menor medida y de un modo mucho más básico que
su contraparte masculina, las kunoichi podían tener instrucción
en ninjutsu, el arte marcial de los ninjas, incluyendo taijutsu
(defensa personal) y el uso de algunas armas (bojutsu, tantojutsu),
pero esto no era obligatorio.

Yoshimi Ishikawa concluye que más allá del imaginario ficticio


moderno que muestra todo tipos de técnicas de dominio de las
kunoichi, encuentra que todas estas habilidades podrían tener sus
raíces en el hecho de que en el santuario de Netsu también se
practicaba el Yamabushi, el arte de los ascetas místicos y guerreros
que conocían las técnicas del ninjutsu. Un conocimiento en artes
marciales que por necesidad tendrían que haber aprendido las
doncellas, que se verían obligadas a defender el santuario (por
ejemplo para resistir el ataque de los bandidos), en un momento
donde reinaba el peligro, la inseguridad y la miseria.

En definitiva, hay paralelismos entre los conocimientos espirituales,


mágicos y de adivinación de los monjes yamabushi con el de las
chamanes sintoístas miko; lo mismo sucede con las habilidades
marciales y de autoprotección. Ambas figuras, mantenían un estilo
de vida similar; habían perdido su prestigio social pero mantenían el
poder espiritual: su presencia despertaba en los lugareños
expectativa y temor a partes iguales, y no solían quedarse durante
mucho tiempo en un mismo sitio: deambulando por los caminos de
Japón central, en el área controlada por el Clan Takeda, en especial
la región de Shinano y la mencionada aldea de Netsu.

Por otra parte, es bastante probable la posibilidad de que existiera un


código secreto dentro del ninjutsu tal y como se desprende de los
manuales ninja Bansenshukai y Shoninki, un lenguaje que permitía
a las kunoichi comunicarse con sus superiores o vigilantes externos.
Un ejemplo de ello, podría ser dejar algún tipo de señal en la
ventana de la habitación del señor para que este fuera fácilmente
localizado por sus enemigos. Las kunoichi trabajaban solas, pero
como hemos visto en el Bansenshukai, siempre estaban en
colaboración con otro ninja masculino. Su rol estaba subordinado a
él y se tarea esencial era facilitarle al máximo el cumplimiento de la
misión. Este mismo hombre u otro espías podían vigilar la actuación
de la kunoichi tal vez para evitar que esta perdiera la noción de la
misión y acabara acomodándose en la nueva casa. La desconfianza
siempre era existente tal y como se desprende
del Bansenshukai, Recordando que por muy bien seleccionadas que
estuvieran, por juramentos que juraran, no dejaban de ser sólo
“hembras”.

FUNCIONES Y DESEMPEÑO

La principal función de estas mujeres era la obtención de


información de los enemigos de su amo, con una paciente y
silenciosa labor de espionaje.

¿Donde eran destinadas las kunoichi? Principalmente en las villas y


hogares de los señores enemigos a los que debían espiar: casas
feudales y castillos. También recorrían casas de té, ferias ambulantes
o reuniones militares, lugares idóneos para la obtención de noticias
relevantes. En el Bansenshukai se señala la Kunoichi como un
elemento muy útil en los casos más complicados: para conocer
exactamente donde duerme el enemigo o en grandes castillos o
mansiones muy bien defendidas

“La técnica de enviar agentes femeninas kunoichi de antemano es


útil cuando el enemigo es de alto rango y se desconoce su cuartel o
si tiene varios guardias de seguridad y parece difícil matarlo solo
con in-nin (ninja masculino).

El primer paso para infiltrarse era ejercer un rol con autonomía y


atracción suficiente como para ser aceptada en el hogar del objetivo
sin levantar sospechas, ya que un error podía ser fatal. Por este
motivo muchas kunoichi se hacían pasar por cortesanas o sirvientas
porque sabían de las posibilidades que podían tener. Era esencial
ganarse la confianza de los habitantes de la casa, criados y señores.
Conocer sus secretos y costumbres, mostrar sus habilidades
artísticas, escuchar conversaciones y memorizar los espacios del
hogar, siempre con una actitud de discreción. Con el tiempo esto
permitía obtener información que podía ser de interés. Disponer de
una kunoichi en la residencia del enemigo representaba una ventaja
y oportunidad de dar un paso más.

Es poco probable que el asesinato fuera asignado a estas mujeres


espías. Sin embargo, tampoco es descartable, pudiendo utilizar estas
sus pequeñas armas ocultas cuando la víctima, quizás seducida en
sus aposentos, se encontraba vulnerable. En ningún caso las
kunoichi lucharon en batallas del Japón feudal, tal y como se
representan en la actualidad. Esta imagen ha sido recreada e
imaginada de forma posterior.

Abanico Tessen
LAS ARMAS DE LAS KUNOICHI: OCULTAS Y LETALES. Las
pequeñas armas de las kunoichi tenían que quedar perfectamente
escondidas bajo sus atuendos. Entre las más habituales se
encontraban las nekote o garras de gato, un arma que consistía en
fuertes uñas de hierro que estaban sujetas a bandas de cuero
colocadas en los dedos y que parecían garras. Las puntas de estas
garras podían contener veneno. Otro elemento característico es
el kakute o anillo, hecho de metal o madera templada, que disponía
de una púa sumergida en veneno con la que clavarse al cuello del
enemigo. Era un arma muy eficaz y que dejaba pocas evidencias.
También era conocido el uso del abanico Tessen, un abanico de
guerra con afiladas cuchillas de metal. Las ninja también podían
esconder pequeñas cerbatanas, dardos, agujas, dagas o shuriken, las
famosas estrellas de metal con púas, en los abalorios de su pelo, o en
los interiores de su kimono. Complementos habituales podían
convertirse en armas impensables. Los zapatos de madera podían
servir para fracturar huesos o el cinturón del kimono para
estrangular sus víctimas. Era básico el manejo de venenos y
pociones, que podían llevar escondidos o incrustados en sus garras o
anillos, así como de polvos cegadores en caso de peligro. Un
momento de distracción era la ocasión perfecta para envenenar el
vaso de alcohol del enemigo.

La misión de las kunoichi, incluía estar dispuestas a todo para


ganarse la confianza necesaria. Seducción, sensualidad y entrega,
unos elementos ya presentes en la vida errante de la chamanes y
prostitutas aruki-miko y por el que habían sido entrenadas por la
viuda Chiyome: el rendimiento sexual podía ser necesario para
cumplir la misión o por simplemente precisar donde dormía el
objetivo.

“Si toma medidas como colocar una kunoichi o algo así en posición
de antemano, entonces es improbable que no sepa donde esta
durmiendo el enemigo (Bansenshukai) : En el Bansenshukai se
remarca “La gente común se entrega fácilmente a la lujuria o la
codicia”. De todas las personas, los hombres de alto rango tienden
a revolcarse en el deseo sexual, por lo que este arte de la agente
femenina kunoichi es una de las tácticas más efectivas de todas las
artes del yo-jutsu”

Partiendo de la obra de Inagaki y otros autores posteriores, se


especula que la cosa podía incluso llegar al matrimonio y a tener
hijos con el enemigo para conseguir sus objetivos. Su código de
honor era tan extremo que podían asesinar a los hijos de su
matrimonio si el peligro de captura o derrota era latente. Estas
mujeres sin lugar en la sociedad, sabían que la muerte estaba cerca
tarde o temprano y estaban mentalizadas de ello, por lo que
aceptaban este tipo de misiones de alto riesgo. Por otro lado, parece
más plausible una vida seminómada similar a la de las aruki-miko,
por lo que las kunoichi, tras completar sus misiones podían regresar
al santuario para informar a su mentora Chiyome Mochizuki y sus
superiores.

LA MISIÓN. Una preciosa niña huérfana de no más de 10 años se


encuentra en los caminos de Netsu con un séquito de mujeres
encabezados por una dama y sacerdotisa de alta cuna, la cual le
propone unirse a ella y a su grupo. Abandona a sus hermanos y la
miseria del campo, lo único que conoce. Se le ofrece comida, hogar
y una amplia educación en distintos ámbitos. A cambio se le pide
que jure completa lealtad a su nueva comunidad, y cumplir unos
objetivos por los que tiene que estar dispuesta a morir. Aprende a
ser la perfecta sirvienta de la alta sociedad, a como seducir y tratar
al señor del Castillo, a dominar las artes, el servicio, el sexo, y las
artes del asesinato. Aprende a establecer relaciones con todos los
miembros del Castillo, a ser lo suficientemente invisible para no ser
motivo de preocupación y convertirse en confidente y persona de
total confianza. La grácil y hermosa sirvienta agrada a la señora de
la casa. Después de ser invitada a desayunar por esta, consigue
averiguar información valiosa: intimidades y costumbres sobre su
esposo; el noble samurái a eliminar. Una noche, el señor del
Castillo hace llamar a su nueva sirvienta favorita para que le
acompañe durante la noche. La joven empieza a desatar sus artes
de seducción. Para suavizar el ambiente, toca el arpa. Durante el
clímax del coito se agarra fuerte a la espalda de su amante, y le
desgarra la piel con el nekote, unas pequeñas garras casi
imperceptibles que lleva incrustadas en las uñas y que contienen un
veneno. El señor ha quedado exhausto y no se encuentra demasiado
bien, su cuerpo está paralizado. En este momento la mujer hace
señales al exterior con la luz de una vela. Es el momento. Abre la
ventana, cosa que permite el acceso a dos hombres que terminan
rápidamente con la vida del señor con su ninjato (espada ninja).
Los tres huyen sigilosamente por la ventana. La misión ha sido un
éxito.

Esta escena ficticia podría resumir la misión por la que se ha


preparado la kunoichi durante toda su vida. A los elementos propios
de las agentes femeninas mencionadas en
el Bansenshukai (infiltración, seducción, espionaje y apoyo en el
asesinato) se han añadido las interpretaciones contemporáneas de las
kunoichi (peligrosas asesinas que emplean venenos y armas
especiales..) así como los indicios históricos que las vinculan con las
comunidades religiosas sintoístas.

Chiyome, con un rango de ninja superior (Jonin), consiguió reclutar


unas 200-300 mujeres, formadas y enviadas por todo el país. Esto
dio una gran ventaja al clan Takeda. Chiyome Mochizuki, al igual
que su amo Takeda Shingen, parece desaparecer de la historia hacia
1573, mientras se estaba preparando la lucha contra Oda Nobunaga.
Inagaki y otros autores contemporáneos autores han señalado que el
grupo de las kunoichi siguió vigente con nuevas líderes.

EL DEBATE ENTORNO A CHIYOME


El primer libro donde aparece Chiyome es el “Nihon Miko Shi”
(1930), Historia de los chamanes japoneses, donde se la señala
como una sacerdotisa miko en los dominios de Kai y Shimano del
Clan Takeda. Esta mismo título es descrito de forma más amplia por
Akira Fukuda en 1984. En 1971 se hizo la primera mención a su
disposición como kunoichi a través del escritor e investigador Shisei
Inagaki, aunque poco tiempo después esta teoría fue rebatida por el
profesor universitario especialista en el periodo Edo Katsuya
Yoshimaru. Mochizuki y sus pupilas aparecen de nuevo en 1991 en
la publicación History Reader, dentro de los miembros de los clanes
ninja históricos. En definitiva, la posibilidad de que Chiyome
Mochizuki se desempeñara como líder ninja se basa en
interpretaciones y especulaciones que aún permanecen frágiles. Por
otro lado, el hallazgo de un pergamino sobre una misteriosa mujer a
la que se designa líder de un clan ninja, podría estar detrás de la
historia de Chiyome. Y es que Umemura Sawano, miembro del clan
Takeda, se dice que fue fundadora de una escuela de ninjas. Sirvió al
daimio del Clan Matsushiro. El historiador y autor de Ninjutsu,
Nakajima Atsumi, afirma en su libro «Ninja no Heiho, Sandai
Hidensho o yomu» que una mujer llamada Umemura Sawano es
mencionada como la fundadora de una escuela de Koga ninjutsu en
el manuscrito secreto del ninjutsu de 1827 titulado » 窃奸秘伝 書»
(El libro secreto sobre el sigilo y la astucia), un libro de ninjutsu
entregado en el clan Matsushiro en el linaje de Takeda Shingen.

Izumo No Okuni
No hay ninguna otra mujer conocida que ejerciera como kunoichi,
sin embargo se especula que otras mujeres famosas del periodo
podrían haber formado parte de esta red de espionaje femenino. Una
candidata es la singular Izumo No Okuni (1578-1613), una miko del
Gran Santuario de Izumo que viajó por todo el país, realizando
rituales animistas y danzas ceremoniales. Mujer de gran belleza
dotada de habilidades para la actuación, se rodeó de un séquito de
damas de compañía, ofreciendo bailes y actuaciones teatrales
ambulantes por muchas regiones. Okuni fue la fundadora del
popular teatro japonés kabuki (1603), convirtiéndose en una figura
muy conocida. Con unos orígenes inciertos que la relacionan con la
prostitución, viajó por lugares y escenas vinculadas a los clanes
ninja: hasta que Izumo no Okuni se hizo famosa por su estilo Kabuki
de baile y canto, algunos historiadores creen que es posible que
viviera como uno de estos tipos de doncellas espías itinerantes del
santuario, reuniendo información valiosa para poderosos señores.

CONTINUARÁ..

La imagen moderna de las kunoichi

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