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FACULTAD DE DERECHO
TEMA
“IMPUTACION OBJETIVA”
DOCENTE:
Dr. JOSE LUIS MELENDEZ MELENDEZ
INTEGRANTES:
JENNY GRECIA LOLI PASTRANA.
ROGER TRUJILLO
2023-II
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ÍNDICE DE CONTENIDO
Presentación
…...............................................................................................3
Introducción
…...............................................................................................4
CAPÍTULO 1:
1.1 Antecedentes históricos
………………………………………...................7
1.2 Concepto………………………………………………………… 8
CAPÍTULO 2:
2.1 Doctrina nacional
.................................................................................10
2.2 Doctrina internacional
……………………….…………………………..13
2.3 Jurisprudencia
nacional…………………….……………………………20
Conclusiones.....................................................................25
Referencias
bibliográficas............................................................................26
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PRESENTACIÓN
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INTRODUCCIÓN
5
CAPÍTULO
1.2 CONCEPTO:
El distinguido penalista Peña Cabrera-Freyre (2011) aprecia que “El programa
de imputación jurídico-penal se orienta a atribuir responsabilidad de resultados o
puestas en peligro, cuando éstos constituyan verdaderamente su obra y no
aquellos que sean producto del destino o de las fuerzas naturales (…) De forma
consecuencial, diremos que la imputación objetiva contiene dos elementos a
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saber: la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado y la realización de
dicho riesgo en el resultado y éste debe ser aquel que la norma pretendía evitar
(Fin de protección de la norma)”.
Por otro lado, tenemos a Mir Puig (2011) quien afirma que “La teoría de la
imputación objetiva debe extender su alcance más allá del problema del nexo
que debe concurrir entre la conducta y el resultado en los delitos de resultado.
La imputación objetiva debe entenderse como el juicio que permite imputar
jurídicamente la realización de la parte objetiva del tipo a su ejecución material”.
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cualquier evento que pueda producirse casualmente, más allá de lo previsible y
evitable, y sin conexión directa con el peligro ilegítimamente creado”.
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porque es completamente posible y esto, por supuesto, es común ya que
existen diferentes situaciones al crear un resultado.
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Aquí intentamos comprobarlo.
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CAPÍTULO II
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regular las acciones que implican la creación o el aumento de riesgos
para bienes jurídicos ajenos, así como impedir la producción de
resultados que pueden ser evitados y que constituyen la realización del
aspecto peligroso del comportamiento”.
Así, una vez establecida la relación causal entre una acción y un resultado
típico, el segundo paso sería atribuir el resultado a la acción específica.
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Anteriormente, la causalidad se presentaba como una cuestión fuera
del alcance de la teoría de tipos. Los autores peruanos han
tratado sistemáticamente la causalidad como un elemento de acción,6
pero ahora prevalece la identificación primaria de la causalidad como un
supuesto de tipo objetivo: "Para llegar a este punto, se debe suponer que el
comportamiento humano tiene valor".
Sin embargo, estas fórmulas sólo permiten verificar la existencia de una relación
de causa y efecto si la investigación científica puede encontrar la ley de causa y
efecto correspondiente.
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Por tanto, esta teoría tiene una característica especial: no permite establecer
relaciones de causa y efecto desconocidas.
Aunque podemos sacar de esta teoría la ventaja de que no deja ninguna laguna
"o laguna en la identificación de las causas con las condiciones", la crítica a la
teoría de la equivalencia se dirige a su extensión y a su amplitud poco clara,
porque cuando se toman todas las condiciones como condiciones
equivalentes, una cadena infinita de causas y efectos.
CASUISTICA.-
En todo caso deberán operarse con las reglas de imputación objetiva antes
desarrolladas. La jurisprudencia peruana se refiere a estos supuestos:
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Estando demostrado que el acusado se limitó a desempeñar su rol de taxista, tal
comportamiento debe ser calificado de inocuo, ya que no es equivalente, ni
siquiera en el plano valorativo, al delito de robo agravado, aun cuando en algún
momento del desarrollo de la acción haya tenido conocimiento de la ilicitud de
los hechos desplegados por sus contratantes; pues ello no es sustento
suficiente para dar lugar a alguna forma de ampliación del tipo. 2
Caso de la Arrendadora:
En autos no se encuentra acreditado que la encausada absuelta hubiera
incurrido en el ilícito penal de tráfico ilícito de drogas, puesto que al ser
propietaria del inmueble donde se arrendaban cuartos no supone participación
en la conducta de sus inquilinos, lo que está corroborado por el sentenciado,
quien manifestó igualmente que las especies con adherencias de droga, las
utilizó para transportar la pasta básica de cocaína húmeda que se encontró en
su poder; actuando está dentro de una conducta adecuada y dentro de un
ámbito de confianza; no siendo así atendible otorgar, en este caso con tales
elementos, reprochabilidad penal a la propietaria.3
Imputación a la víctima
Si es la misma victima quien con su comportamiento contribuye de manera
decisiva a la realización del riesgo no permitido, pensamos que existirá
imputación al ámbito de su competencia. La jurisprudencia peruana, excluye
de la imputación objetiva los supuestos en los que la creación del riesgo no
recae en manos del sujeto activo sino de los mismos sujetos pasivos:
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experiencia enseña que un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y
no una plataforma bailable como imprudentemente le dieron uso los agraviados
creando así sus propios riesgos de lesión; que, en consecuencia, en el caso de
autos la conducta del agente de organizar un festival de rock no creó ningún
riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado en el resultado, existiendo
por el contrario una auto puesta en peligro de la propia víctima, la que debe
asumir las consecuencias de la asunción de su propio riesgo.
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Relación de riesgo.-
La condición para la atribución objetiva de un resultado es la atribución
conductual, porque una simple cadena de estos dos criterios no es
suficiente, sino que también debe haber una relación objetiva entre ellos.
Por ejemplo: Una persona hace que otra caiga al mar y se ahogue, y al caer, se
golpea la cabeza contra una roca y muere. En este caso se producirá la cesión.
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Para fines de atribución objetiva, las modificaciones de las causas naturales son
relevantes en la medida en que aumentan o predicen los resultados a lo largo
del tiempo al aumentar el grado de peligro.
Por ejemplo: una víctima gravemente herida recibió un disparo de una tercera
persona y murió.
En estos casos, hay una desviación de un proceso causal que no
puede cuantificarse de antemano y no puede atribuirse al comportamiento
original, incluso si es potencialmente fatal por otros medios.
Los primeros son los casos de “daño permanente, en los que la lesión inicial
provoca un daño irreparable, provocando consecuencias desastrosas después
(causando graves daños al cambista, dejándolo incapaz de caminar y sufriendo
durante muchos años), atacada en vía pública y a riesgo de no poder escapar,
los agresores la ejecutaron).
(un paciente fue hospitalizado por intoxicación por vitaminas debido a un error
de un farmacéutico y murió a causa de una infección de influenza en este
hospital).
En tercer lugar, los casos de “resultado tardío, en los que la víctima sufre un
daño que acorta su esperanza de vida (aquellos que son víctimas
de la transmisión del virus del SIDA, casos en los que se discute quién causó la
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infección de transmisión, se podría culpar a no sólo por la enfermedad sino
también por las consecuencias de muerte posterior que desarrolló el sacrificio).
Sin embargo, con el tiempo esta solución puede resultar poco práctica (cosa
juzgada, mandamiento judicial, etc.).
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notable del riesgo normal de que el resultado se produjera. Aquí el incremento
del riesgo equivale a su creación, y ello es lo que, junto a la causalidad,
determina la imputación del resultado. Sólo si es seguro que la conducta
correctamente realizada hubiera producido también el resultado puede excluirse
la imputación.
b) El resultado se ha causado por causas ajenas a la acción imprudente misma:
el herido fallece en otro accidente al ser transportado al hospital, o a
consecuencia de un mal tratamiento médico (procesos causales irregulares). En
este caso se niega la imputación objetiva si el resultado no es consecuencia
directa de la realización del riesgo implícito en la acción imprudente.
Igualmente deben ser tratados los casos en los que un tercero se aprovecha de
la actuación imprudente de otro para producir dolosamente el resultado: la
víctima aumenta la gravedad de la herida para cobrar una mayor indemnización;
el que ha obtenido de su amigo farmacéutico un tóxico sin receta lo utiliza para
matarse o matar a otro, etc. (prohibición de regreso).
c) El resultado producido por la acción imprudente cae fuera del ámbito o fin de
protección de la norma lesionada. En este caso se niega la imputación objetiva
porque el resultado producido no tiene nada que ver con el fin de la norma
infringida. Así, las normas que disciplinan la circulación de automóviles están
para prevenir resultados lesivos de los participantes en el tráfico, no para
prevenir, por ejemplo, la muerte de la madre de un conductor que muere de
infarto al conocer la muerte de éste en un accidente”.
Mientras tanto, Zaffaroni 4 (2002) aduce que “En su tiempo, Von Liszt resolvía
todos los problemas de imputación objetiva mediante la causalidad, es decir que
la primera teoría de la imputación objetiva en este sentido fue la teoría de la
causalidad. La disyuntiva dogmática contemporánea consiste en averiguar si los
criterios de imputación objetiva varían según los tipos penales, es decir, si hay
estructuras típicas diferenciadas (dolosas y culposas, activas y omisivas) que
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requieren diferentes criterios de imputación objetiva, o bien, si hay un criterio
único -equivalente al de Liszt en su tiempo- que permita proporcionar una única
base teórica imputativa válida para todos los tipos penales. La referencia que
sigue tiene por objeto poner de manifiesto la imposibilidad de estas tentativas
generalizantes que, por otra parte, parecen seguir dos cursos distintos: en tanto
que una tiende a generalizar criterios imputativos que de preferencia se adaptan
a los tipos culposos, la otra lo hace procurando generalizar los de los tipos
omisivos, sea como creación o como no evitación (tentativas) de peligros
prohibidos”.
Por su parte Jakobs (1996) señala que “La teoría de la imputación objetiva del
comportamiento aporta el material con cuya ayuda puede interpretarse el
suceso puesto en marcha por una persona como un acontecer socialmente
relevante o irrelevante, como socialmente extraño o adaptado, como que
socialmente ha de considerarse un mérito o, especialmente, como que destaca
de modo negativo. Sin este material interpretativo, lo sucedido no es más que
un conglomerado naturalista, en el mejor de los casos, algo que el individuo
perseguía, un curso causal, o un curso causal psíquicamente sobredeterminado:
en todo caso, no es más que una amalgama heterogénea de datos que no han
adquirido significado social. Sólo la imputación objetiva convierte dicha
amalgama en algo comunicativamente relevante, en algo comprensible. Con
otras palabras: sólo aquello que es objetivamente imputable puede denominarse
en un sentido general "acción". Por consiguiente, desde el punto de vista del
Derecho penal, no se plantea la cuestión acerca de si una acción se ha
producido de manera objetivamente imputable, sino si un suceso, por ser
objetivamente imputable, constituye una acción jurídico-penalmente relevante.
Sin el esquema objetivo de interpretación no se alcanza el ámbito de lo social”.
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En este sentido, la causalidad entre una acción y su resultado solo puede
constituir una parte del elemento «imputación objetiva». La causalidad va
implícita en ese juicio de imputación. Un primer límite mínimo para la
realización típica es la causalidad natural. Luego, seguirá la realización de los
restantes presupuestos de la imputación objetiva. La jurisprudencia peruana
considera también que no basta con el nexo causal, sino que se requiere además
de la imputación objetiva:
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que su conducta puede producir un resultado típico debido al comportamiento
jurídico de otro. Este filtro permite que en la sociedad se confíe en que los
terceros actuaran correctamente, por tanto, no estamos obligados a revisar
minuciosamente la actuación de aquellos, pues, ello generaría la disminución de
las transacciones económicas y del desarrollo de la sociedad. El encausado se
ha limitado a desarrollar su conducta conforme a los parámetros de su rol de
transportista de carga chofer, existía en él la expectativa normativa de que su
empleador había tramitado correctamente las tarjetas de propiedad falsas; en
consecuencia, no se puede imputar objetivamente el delito de falsedad
documental impropia al encausado, más aún, si no se ha acreditado que el
encausado haya tenido conocimiento de la falsedad de las tarjetas de propiedad,
lo que conllevaría a la inaplicación del filtro referido”.
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buena fe en los negocios y que los demás realizan una conducta lícita; no
habiéndose acreditado con prueba un concierto de voluntades con los comitentes
y estando limitado su deber de control sobre los demás en tanto no era el
transportista, dueño del camión sino solo el chofer asalariado del mismo, estando
además los paquetes de hojas de coca camuflados dentro de bultos cerrados;
aclarando que el conocimiento exigido no es el del experto sino por el contrario de
un conocimiento estandarizado socialmente y dentro de un contexto que no implique
un riesgo no permitido o altamente criminógeno”.
Imputación a la víctima
Si es la misma victima quien con su comportamiento contribuye de manera decisiva
a la realización del riesgo no permitido, pensamos que existirá imputación al
ámbito de su competencia. La jurisprudencia peruana, excluye de la imputación objetiva
los supuestos en los que la creación del riesgo no recae en manos del sujeto
activo sino de los mismos sujetos pasivos:
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contra el patrimonio) la conducta del procesado deviene en atípica, pues ya
realizado y consumado el delito de estafa pasaron cuatro días para que el técnico
que debiera instalar el BOTITO– HOT BOX, así fue sin embargo la creación del
riesgo de daños no fue derivado del actuar del procesado ni muchos menos del
técnico porque el que asumió el riesgo fue el agraviado en el instante en el que el
técnico le advirtió del bajo amperaje que tenía su medidor de luz: De esta manera
se configura lo que se denomina la COMPETENCIA DE LA VICTIMA pues es el
quién es responsable de su deber de autoprotección, deber que no ha
desempeñado al asumir el su propia creación de riesgo no permitido”.
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CONCLUSIONES:
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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