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UNIVERSIDAD CESAR VALLEJO

FACULTAD DE DERECHO
TEMA
“IMPUTACION OBJETIVA”

DOCENTE:
Dr. JOSE LUIS MELENDEZ MELENDEZ

INTEGRANTES:
JENNY GRECIA LOLI PASTRANA.
ROGER TRUJILLO

2023-II
2
ÍNDICE DE CONTENIDO

Presentación
…...............................................................................................3
Introducción
…...............................................................................................4

CAPÍTULO 1:
1.1 Antecedentes históricos
………………………………………...................7
1.2 Concepto………………………………………………………… 8
CAPÍTULO 2:
2.1 Doctrina nacional
.................................................................................10
2.2 Doctrina internacional
……………………….…………………………..13
2.3 Jurisprudencia
nacional…………………….……………………………20
Conclusiones.....................................................................25
Referencias
bibliográficas............................................................................26

3
PRESENTACIÓN

El tema de la imputación objetiva de delitos en las últimas décadas ha sufrido un


tratamiento profundo puesto que surgen de razones externas que a la hora de la
atribución de riesgos puede ser necesaria para su aplicación una cultura
organizada tradicional, las mismas que en el derecho penal no están dirigidas a
los sujetos si no a aquellos que cumplen un rol especifico.
En ese sentido podemos mencionar que la teoría de
la imputación objetiva también puede denominarse atribución personal, es decir,
imputación a una persona como portadora de un rol, en primer lugar, en lo
que respecta al marco de riesgo tolerable actualmente se acepta ampliamente,
puesto que es casi indiscutible y, en segundo lugar, a otra visión a largo plazo el
tiempo es el más controvertido.
Por ello de acuerdo con su dimensión al bien jurídico, según el distinguido
doctor Villavicencio Terreros (2014: 302) comprende “una coincidencia entre lo
que el sujeto realiza y lo que quería. En la actualidad, existe una tendencia a no
diferenciar entre comportamientos activos y omisivos e incluso afirmando a los
delitos de omisión imprudentes como el nuevo paradigma del concepto del
delito”. Se parte de un considerable material bibliográfico y de consulta
específica sobre el tema a investigar”.

Se visualiza además que según el reconocido doctor sanmarquino Peña


Cabrera Freyre (2011: 414) señala "un aspecto central importante de
la dogmática" presente Como resultado del incansable desarrollo y trabajos
científicos de esta teoría se examina sistemáticamente y puede
proporcionar soluciones concretas a los casos de manera integral y razonable,
además de convertirse en una herramienta indispensable para decidir casos en
los tribunales para identificar las causas de manera consistente y predecible;
si las decisiones judiciales son predecibles, no habrá seguridad jurídica, por ello,
es importante contrastar lo aquí expresado con la realidad social.

4
INTRODUCCIÓN

La atribución objetiva es una teoría derivada de la causalidad, entendida


como un elemento de conexión entre la acción humana y las consecuencias
de esa acción, que, según Bramon-Arias, incluye la dimensión del riesgo.

Además, data de la época de Lorenz, "que desarrolló a partir de un análisis


metodológico del derecho civil la teoría de la imputación objetiva, llamada
así para subrayar que la cuestión de la imputación la cual no depende de la
valoración moral de la conducta".

Por otro lado, en este trabajo consideramos las perspectivas


conceptuales de Klaus Roxin y Günter Jakob, sumando teorías internacionales
españolas, alemanas y chilenas.

Además de las explicaciones pasadas la imputación también es una explicación


del sí un lugar sin acusaciones ni explicaciones puramente educativo: ninguno
de los participantes puede cometer un error - se respeta el diseño y estándares,
así como operaciones y el trabajador curioso entra en acción, motivado por los
elogios e Instinto para adquirir más conocimientos.

Tanto el autor como el perjudicado tienen capacidad civil, lo que equivale a


la coincidencia del delito conocido en el presente caso.
Finalmente, evaluaremos la jurisprudencia nacional que da forma al marco
para la atribución objetiva.

5
CAPÍTULO

1.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS:


Los antecedentes históricos, según Bramont-Arias Torres (2005) se remontan a
“los trabajos de K. Larenz y ONG, retomados y continuados por Roxin. Esta
teoría se basa en el criterio del riesgo; existe imputación objetiva cuando la
conducta realizada por el sujeto crea un riesgo no permitido o aumenta uno ya
existente”.

Por su parte, el doctor Villa Stein 1


(2014: 298) acota que “es a partir del
pensamiento de Hegel que Karl Larenz, desde su análisis metodológico del
derecho civil, desarrolla la teoría de la imputación objetiva, llamándola de este
modo para poner énfasis en que el tema de la imputación es independiente de
la valoración moral del acto (…) Más adelante, 1930, Richard Höing reformula
para el derecho penal las anotaciones civilistas de Larenz, en materia de
imputación objetiva y cuestiona el naturalismo a ultranza, planteando que en el
derecho penal la relación de causalidad solo tiene sentido cuando media la
voluntad humana”.

Además, Villavicencio Terreros (2014: 322) expone que “Larenz acogió el


principio del promedio del hombre prudente de la teoría de la adecuación,
remitiendo las características concretas del autor a la culpabilidad. Richard
Hönig (1930), siguiendo los postulados de Larenz pero libre de marcos
filosóficos, establece una imputación más identificada como una obra humana,
siendo este lo que realmente le importa al derecho y a los tipos penales”.

1.2 CONCEPTO:
El distinguido penalista Peña Cabrera-Freyre (2011) aprecia que “El programa
de imputación jurídico-penal se orienta a atribuir responsabilidad de resultados o
puestas en peligro, cuando éstos constituyan verdaderamente su obra y no
aquellos que sean producto del destino o de las fuerzas naturales (…) De forma
consecuencial, diremos que la imputación objetiva contiene dos elementos a

6
saber: la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado y la realización de
dicho riesgo en el resultado y éste debe ser aquel que la norma pretendía evitar
(Fin de protección de la norma)”.

Por otro lado, tenemos a Mir Puig (2011) quien afirma que “La teoría de la
imputación objetiva debe extender su alcance más allá del problema del nexo
que debe concurrir entre la conducta y el resultado en los delitos de resultado.
La imputación objetiva debe entenderse como el juicio que permite imputar
jurídicamente la realización de la parte objetiva del tipo a su ejecución material”.

Un interesante aporte es el que realiza Hurtado Pozo (2011) donde se explaya


diciendo: “Hoy en día, la idea, de la imputación objetiva es explicada y empleada
en dos direcciones diferentes. Una de carácter restringido que limita su objeto
de análisis a la relación objetiva particular entre el comportamiento y el
resultado, considerando el conjunto de condiciones normativas orientadas a
constatar cuando el resultado típico puede ser imputado al autor del
comportamiento sin recurrir a las nociones correctivas del dolo o de la
negligencia (…) La segunda tendencia se caracteriza por su mayor amplitud, ya
que no concibe a la imputación objetiva como un simple correctivo de la teoría
de la equivalencia de las condiciones. Por el contrario, la considera como un
nuevo proceder para determinar de manera general la existencia de una
infracción penal en tanto que problema de imputación”.

También cabe acotar la doctrina de Muñoz Conde (2010) en donde propugna


que “La teoría de la imputación objetiva también puede ser fundamentada desde
el punto de vista de la función de motivación de la norma penal (véase supra
capítulo III), pues sólo lo que las personas pueden prever racionalmente como
consecuencia de una conducta que crea o incrementa el peligro más allá de lo
permitido puede ser imputado objetivamente y puede ser objeto de una
prohibición y de una amenaza penal. Es decir, no sólo se trata de motivar la
evitación de este tipo de conductas, sino también de imputar sólo a la misma, y
ya en el plano objetivo, el resultado que racionalmente puede ser imputado, y no

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cualquier evento que pueda producirse casualmente, más allá de lo previsible y
evitable, y sin conexión directa con el peligro ilegítimamente creado”.

2.- Nivel de Imputación Objetiva

Desde la perspectiva del esquema regulatorio aquí descrito, la imputación


objetiva se divide en dos niveles: por un lado, la clasificación del
comportamiento como típico (imputación objetivos conductuales); por otro lado,
ubicados en zonas criminales como resultado, se explican las
validaciones que producen resultados perjudiciales.

Comportamiento objetivamente atribuible (atribuir resultados objetivamente).

El primero de ellos fue la institución doctrinal que se desarrolló con especial


énfasis -aunque en algunos aspectos se da una visión más profunda-
Otros: las enseñanzas funcionalistas del profesor Jacob; es a través de estos
haga predicciones de calificaciones típicas porque en realidad forman filtros.

Reglas para analizar el comportamiento anterior.

Una prueba típica entonces tiene como objetivo probar el comportamiento y


parámetro de la especificación general de tipos de objetivos.

Interpolación de segundo nivel, también conocida como interpolación.

Riesgo, la presencia de riesgos inaceptables está preestablecida, así que la


clave aquí es determinar si los resultados dañinos son precisos, entonces
sobre el resultado puede considerarse típico, debe formar un resultado, por lo
tanto, los resultados anteriores deberían explicarse por el
riesgo de recibir una prohibición sólo en este sentido, si surgen varios
riesgos alternativos puede considerarse como una explicación de los resultados,
es decir riesgo de omisión. Por ello se ha evitado deliberadamente el resultado

8
porque es completamente posible y esto, por supuesto, es común ya que
existen diferentes situaciones al crear un resultado.

En ese sentido se puede señalar que los riesgos se atribuyen a diferentes


personas, por ejemplo:

Lesión o muerte de un pasajero.

Accidentalmente chocó contra la calle y fue aplastado, lo que también puede


interpretarse como conductor imprudente.

En resumen, sólo se comporta como los factores causales que determinan el


resultado serán factores que se pueden explicar de la siguiente manera:

Atribución objetiva y por tanto trascendencia jurídica y penal.

Esta dicotomía de niveles objetivos de atribución es una solución típica y la


adopción tiene dos raíces diferentes. Por un lado, su objetivo es determinar si la
conducta del presunto autor cumple con los siguientes supuestos: un
delito penal, que es el objeto específico del derecho penal

Expectativas sociales que regulan el comportamiento de los ciudadanos.

Es por lo tanto, dado que se encuentra en el primer nivel de imputación, el nivel


conductual, donde en primer lugar, determinar si el hecho que se persigue
producirá resultados perjudiciales, e interfiere con otras áreas del derecho, es
decir, si no justifica ninguna expectativa o garantías jurídicas
penales por intrusión en el ámbito de organizaciones extranjeras.

Por otra parte, en el ámbito de los delitos:

¿Existe un comportamiento típico?

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Aquí intentamos comprobarlo.

Pueden ocurrir resultados dañinos que estén causalmente relacionados con el


comportamiento típico, de esa manera podemos ser confirmados al mismo
tiempo con resultados típicos.

10
CAPÍTULO II

2.1 DOCTRINA NACIONAL:


I. Sistema Jakobs:
“El punto de partida de Jakobs es socio-normativo y enuncia su
principio fundamental funcional, diciendo que <<el mundo social no
está ordenado de manera cognitiva, con base en relaciones de
causalidad, sino de manera normativa, con base en competencias, y el
significado de cada comportamiento se rige por su contexto>> Añade
que la imputación no puede basarse en la causalidad natural al
margen del factor normativo pues una causalidad de este orden carece
de relevancia jurídica.
Presupuestos:
Son tres a grandes rasgos los presupuestos sobre los cuales
construye Jakobs su sistema de imputación.
1.a Los seres humanos en sociedad se contactan e interactúan
funcionalmente, conforme roles estandarizados.
1.b Cualquier criterio de imputación debe diferenciar entre: autor,
víctima y terceros, determinando según sus roles quien lo quebrantó
administrándolo deficientemente, y, en consecuencia, quién debe
asumir el costo de ese quebranto.
1.c Quienes se mantienen dentro de los límites de su rol, no responde
de un curso lesivo, aún en el caso en que pudiese evitarlo
perfectamente”.
También, desde otro enfoque, Hurtado Pozo (2011) aprecia que “el
punto de partida del proceso de imputación objetiva es la confirmación,
según el criterio de la equivalencia de las condiciones, del nexo de
causalidad entre la acción y el resultado (…)
Es necesario además verificar que dicho resultado sea imputable al
agente, precisamente, dentro del marco del tipo legal. Esta exigencia
se comprende cuando se tiene en cuenta que no es objetivo del
derecho castigar a las personas por el simple hecho de haber causado
un daño a terceros. Mediante sus disposiciones se busca más bien

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regular las acciones que implican la creación o el aumento de riesgos
para bienes jurídicos ajenos, así como impedir la producción de
resultados que pueden ser evitados y que constituyen la realización del
aspecto peligroso del comportamiento”.

La imputación objetiva en la jurisprudencia peruana


El derecho penal peruano está atravesando una interesante evolución en cuanto
a los criterios de atribución de delitos, por lo que en este trabajo
comenzaremos a observar algunas tendencias relacionadas con la imputacion
objetiva, comienza con la causalidad conocida que subyace a
esta atribución para luego introducirnos en la especificidad de las
líneas adoptadas por la doctrina y el derecho nacionales.

En general, la definición de causalidad se guía por la noción de que el


comportamiento humano causa un resultado y que ese resultado
tendrá implicaciones legales penales. Para clasificar una conducta como
legítima, se debe examinar la relación entre esa conducta y el resultado típico,
confirmando así que una conducta encarna la otra, es decir, que hay
suficiente relación entre ellas.

Este problema sólo ocurre en determinadas


infracciones, principalmente asesinatos, lesiones e incendios.

Por lo tanto, no se debe sobreestimar el papel de la causalidad.

Así, una vez establecida la relación causal entre una acción y un resultado
típico, el segundo paso sería atribuir el resultado a la acción específica.

Como vemos, el primer paso es un experimento en el que se comprobará la


relación causa-efecto desde un punto de vista naturalista; el segundo paso sería
examinar la relación jurídica entre la acción y el resultado. Este segundo
aspecto no es más que el “juicio normativo de atribución objetiva” respecto del
delito.

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Anteriormente, la causalidad se presentaba como una cuestión fuera
del alcance de la teoría de tipos. Los autores peruanos han
tratado sistemáticamente la causalidad como un elemento de acción,6
pero ahora prevalece la identificación primaria de la causalidad como un
supuesto de tipo objetivo: "Para llegar a este punto, se debe suponer que el
comportamiento humano tiene valor".

tipos de delitos en general, lo que significa que también se tiene en


cuenta la causalidad de las acciones humanas, y por lo tanto no todas las
"causas" de las consecuencias son típicas, sino que sólo aquellas "causas" son
una parte "inherente" de la "conducta no saludable".

Aunque se han puesto a prueba muchas opiniones sobre la naturaleza de la


causalidad, de hecho la más conocida es la teoría de la equivalencia de
condiciones, la teoría de la causalidad plena y la teoría de la relevancia típica.

Sin embargo, en nuestra opinión, el método más adecuado es el proporcionado


por la teoría de equivalencia de condiciones propuesta por el procesalista Julius
Glaser y posteriormente desarrollada por el juez alemán M.

Un estado es causa de un efecto, si se inhibe mentalmente entonces


ese resultado no se producirá (conditio sine qua non).

Sin embargo, estas fórmulas sólo permiten verificar la existencia de una relación
de causa y efecto si la investigación científica puede encontrar la ley de causa y
efecto correspondiente.

De lo contrario, no se puede verificar la relación causa-efecto.

El estudio de las relaciones de causa y efecto desde la perspectiva de las


ciencias naturales es muy importante para fines criminales.

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Por tanto, esta teoría tiene una característica especial: no permite establecer
relaciones de causa y efecto desconocidas.

Aunque podemos sacar de esta teoría la ventaja de que no deja ninguna laguna
"o laguna en la identificación de las causas con las condiciones", la crítica a la
teoría de la equivalencia se dirige a su extensión y a su amplitud poco clara,
porque cuando se toman todas las condiciones como condiciones
equivalentes, una cadena infinita de causas y efectos.

La conducta de los empleados de las fábricas de explosivos quedará


causalmente ligada a todas las consecuencias penales que se deriven del uso
de sus productos.

La teoría de la atribución objetiva se está acercando ahora a una teoría


general del comportamiento típico, es decir, en la que la atribución de
resultados ya no es la cuestión dominante, sino que la atribución objetiva debe ir
más allá de la atribución de resultados.

Por tanto, se propone una ecuación entre la distribución objetiva y cualquier


distribución objetiva del tipo.

Además, la atribución objetiva se considera un requisito del principio del delito, y


no es una simple teoría de la causalidad o su corrección,
sino un requisito general de implementación típica. En este sentido, la
causalidad entre una acción y sus resultados sólo puede ser parte de la
"atribución objetiva".

CASUISTICA.-

En todo caso deberán operarse con las reglas de imputación objetiva antes
desarrolladas. La jurisprudencia peruana se refiere a estos supuestos:

Caso del Taxista:

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Estando demostrado que el acusado se limitó a desempeñar su rol de taxista, tal
comportamiento debe ser calificado de inocuo, ya que no es equivalente, ni
siquiera en el plano valorativo, al delito de robo agravado, aun cuando en algún
momento del desarrollo de la acción haya tenido conocimiento de la ilicitud de
los hechos desplegados por sus contratantes; pues ello no es sustento
suficiente para dar lugar a alguna forma de ampliación del tipo. 2

Caso de la Arrendadora:
En autos no se encuentra acreditado que la encausada absuelta hubiera
incurrido en el ilícito penal de tráfico ilícito de drogas, puesto que al ser
propietaria del inmueble donde se arrendaban cuartos no supone participación
en la conducta de sus inquilinos, lo que está corroborado por el sentenciado,
quien manifestó igualmente que las especies con adherencias de droga, las
utilizó para transportar la pasta básica de cocaína húmeda que se encontró en
su poder; actuando está dentro de una conducta adecuada y dentro de un
ámbito de confianza; no siendo así atendible otorgar, en este caso con tales
elementos, reprochabilidad penal a la propietaria.3

Imputación a la víctima
Si es la misma victima quien con su comportamiento contribuye de manera
decisiva a la realización del riesgo no permitido, pensamos que existirá
imputación al ámbito de su competencia. La jurisprudencia peruana, excluye
de la imputación objetiva los supuestos en los que la creación del riesgo no
recae en manos del sujeto activo sino de los mismos sujetos pasivos:

Caso del Festival de Rock:


Quien organiza un festival de rock con la autorización de la autoridad
competente, asumiendo al mismo tiempo las precauciones y seguridad a fin de
evitar riesgos que posiblemente pueden derivar de la realización de dicho
evento, porque de ese modo el autor se está comportando con diligencia y de
acuerdo al deber de evitar la creación de riesgos; que, de otra parte, la

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experiencia enseña que un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y
no una plataforma bailable como imprudentemente le dieron uso los agraviados
creando así sus propios riesgos de lesión; que, en consecuencia, en el caso de
autos la conducta del agente de organizar un festival de rock no creó ningún
riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado en el resultado, existiendo
por el contrario una auto puesta en peligro de la propia víctima, la que debe
asumir las consecuencias de la asunción de su propio riesgo.

Caso del Calentador de Agua:


Los daños sucedidos en la casa de agraviado configurarían faltas contra el
patrimonio, sin embargo, en cualquiera de los dos casos (delitos de daños o
faltas contra el patrimonio) la conducta del procesado deviene en atípica, pues
ya realizado y consumado el delito de estafa pasaron cuatro días para que el
técnico que debiera instalar el BOTITO– HOT BOX, así fue sin embargo la
creación del riesgo de daños no fue derivado del actuar del procesado ni
muchos menos del técnico porque el que asumió el riesgo fue el agraviado en el
instante en el que el técnico le advirtió del bajo amperaje que tenía su medidor
de luz: De esta manera se configura lo que se denomina la COMPETENCIA DE
LA VICTIMA pues es el quién es responsable de su deber de autoprotección,
deber que no ha desempeñado al asumir el su propia creación de riesgo no
permitido.

Los criterios normativos señalados por la teoría de la imputación objetiva no solo


están referidos a la determinación de la tipicidad de la conducta, sino que
también ofrece reglas para precisar que, luego que se haya afirmado que la
conducta es típica, en qué supuestos el resultado producido puede ser imputado
a la conducta (imputación objetiva del resultado o imputación objetiva en sentido
estricto). De lo que se trata es de explicar el resultado que se ha producido y
solo podrá relacionarse el resultado con la conducta cuando esta sea su factor
causal determinante, de manera que adquiere importancia el análisis cuando, a
lado de la conducta típica, concurre otra explicación alterna como podría ser un
accidente o la conducta de un tercero.

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Relación de riesgo.-
La condición para la atribución objetiva de un resultado es la atribución
conductual, porque una simple cadena de estos dos criterios no es
suficiente, sino que también debe haber una relación objetiva entre ellos.

Por lo tanto, el resultado debe verse como la realización de los riesgos


inherentes al comportamiento, además de causa y efecto, debería existir una
relación de riesgo entre el comportamiento y el resultado.

La atribución objetiva podrá rechazarse en los casos en que, si bien el


resultado se debe a una conducta que crea un riesgo prohibido, el resultado
final sea el resultado de otro riesgo ajeno al sujeto (riesgo
paralelo), por ejemplo, cuando alguien dispara a un blanco para matar a otra
persona, sólo para herirla y luego morir en un incendio que luego
ocurre en un hospital.

Relación inusual de causa y efecto

En relaciones inusuales de causa y efecto, es importante comprobar que la


suposición se desarrolló dentro de los límites del riesgo
que existía objetivamente cuando finalmente se realizó el riesgo, en lugar de
dentro de los límites de lo que imagina las consecuencias de
su comportamiento.

Por ejemplo: Una persona hace que otra caiga al mar y se ahogue, y al caer, se
golpea la cabeza contra una roca y muere. En este caso se producirá la cesión.

Se puede aplicar un criterio similar en el caso de acontecimientos


extremadamente raros.

Interrupción de causa y efecto.

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Para fines de atribución objetiva, las modificaciones de las causas naturales son
relevantes en la medida en que aumentan o predicen los resultados a lo largo
del tiempo al aumentar el grado de peligro.

Se trata de casos de interrupción de la relación causa-efecto debido a la acción


humana autónoma.

Por ejemplo: una víctima gravemente herida recibió un disparo de una tercera
persona y murió.
En estos casos, hay una desviación de un proceso causal que no
puede cuantificarse de antemano y no puede atribuirse al comportamiento
original, incluso si es potencialmente fatal por otros medios.

Resultados que se van a producir a largo plazo


Varios supuestos ilustran problemas en los resultados a largo plazo.

Los primeros son los casos de “daño permanente, en los que la lesión inicial
provoca un daño irreparable, provocando consecuencias desastrosas después
(causando graves daños al cambista, dejándolo incapaz de caminar y sufriendo
durante muchos años), atacada en vía pública y a riesgo de no poder escapar,
los agresores la ejecutaron).

En segundo lugar, los llamados “daños emergentes, en los que el resultado


está determinado por la persistencia de la herida original
que no cicatriza y el factor causal externo.

(un paciente fue hospitalizado por intoxicación por vitaminas debido a un error
de un farmacéutico y murió a causa de una infección de influenza en este
hospital).

En tercer lugar, los casos de “resultado tardío, en los que la víctima sufre un
daño que acorta su esperanza de vida (aquellos que son víctimas
de la transmisión del virus del SIDA, casos en los que se discute quién causó la

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infección de transmisión, se podría culpar a no sólo por la enfermedad sino
también por las consecuencias de muerte posterior que desarrolló el sacrificio).

Creemos que en los dos primeros casos, la atribución de resultados es


innecesaria porque lo contrario implicaría extender demasiado el alcance del
castigo para lograr sólo resultados sustanciales, con la solución La preferencia
universal claramente responsabilizaría al primer infractor de todas las
consecuencias causales respecto a su conducta.

En los casos en que las consecuencias posteriores sean más complejas, se


confirma la atribución de la primera acción (por esfuerzo o imprudencia).

Sin embargo, todavía se debate ampliamente si los efectos tardíos pueden


considerarse una causa, ya que esto dependerá de si la víctima estaba en
peligro de muerte o si no tenía medidas de protección (en cuyo caso correrá el
riesgo de sufrir más daños).

Sin embargo, con el tiempo esta solución puede resultar poco práctica (cosa
juzgada, mandamiento judicial, etc.).

1.2 DOCTRINA INTERNACIONAL:


Aquí podemos encontrar la distinción que realiza Muñoz Conde (2011) en
donde se contempla que “la teoría de la imputación objetiva utiliza varios
criterios complementarios a los de la causalidad adecuada para resolver los
casos más complejos y difíciles que suelen presentarse en el delito
imprudente. Veamos ahora dichos casos con más detenimiento.
a) El resultado se ha causado por la realización de la acción imprudente, pero
también se hubiese producido si el autor hubiera actuado correctamente (por
ejemplo, el ciclista embriagado cae ante las ruedas del camión al ser adelantado
por éste a más velocidad de la permitida; más el resultado igual se hubiera
producido, aunque el camionero hubiese conducido correctamente). En este
caso, la teoría de la imputación objetiva considera que el resultado puede ser
imputado si se demuestra que la acción imprudente supuso un incremento

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notable del riesgo normal de que el resultado se produjera. Aquí el incremento
del riesgo equivale a su creación, y ello es lo que, junto a la causalidad,
determina la imputación del resultado. Sólo si es seguro que la conducta
correctamente realizada hubiera producido también el resultado puede excluirse
la imputación.
b) El resultado se ha causado por causas ajenas a la acción imprudente misma:
el herido fallece en otro accidente al ser transportado al hospital, o a
consecuencia de un mal tratamiento médico (procesos causales irregulares). En
este caso se niega la imputación objetiva si el resultado no es consecuencia
directa de la realización del riesgo implícito en la acción imprudente.

Igualmente deben ser tratados los casos en los que un tercero se aprovecha de
la actuación imprudente de otro para producir dolosamente el resultado: la
víctima aumenta la gravedad de la herida para cobrar una mayor indemnización;
el que ha obtenido de su amigo farmacéutico un tóxico sin receta lo utiliza para
matarse o matar a otro, etc. (prohibición de regreso).

c) El resultado producido por la acción imprudente cae fuera del ámbito o fin de
protección de la norma lesionada. En este caso se niega la imputación objetiva
porque el resultado producido no tiene nada que ver con el fin de la norma
infringida. Así, las normas que disciplinan la circulación de automóviles están
para prevenir resultados lesivos de los participantes en el tráfico, no para
prevenir, por ejemplo, la muerte de la madre de un conductor que muere de
infarto al conocer la muerte de éste en un accidente”.

Mientras tanto, Zaffaroni 4 (2002) aduce que “En su tiempo, Von Liszt resolvía
todos los problemas de imputación objetiva mediante la causalidad, es decir que
la primera teoría de la imputación objetiva en este sentido fue la teoría de la
causalidad. La disyuntiva dogmática contemporánea consiste en averiguar si los
criterios de imputación objetiva varían según los tipos penales, es decir, si hay
estructuras típicas diferenciadas (dolosas y culposas, activas y omisivas) que

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requieren diferentes criterios de imputación objetiva, o bien, si hay un criterio
único -equivalente al de Liszt en su tiempo- que permita proporcionar una única
base teórica imputativa válida para todos los tipos penales. La referencia que
sigue tiene por objeto poner de manifiesto la imposibilidad de estas tentativas
generalizantes que, por otra parte, parecen seguir dos cursos distintos: en tanto
que una tiende a generalizar criterios imputativos que de preferencia se adaptan
a los tipos culposos, la otra lo hace procurando generalizar los de los tipos
omisivos, sea como creación o como no evitación (tentativas) de peligros
prohibidos”.

Por su parte Jakobs (1996) señala que “La teoría de la imputación objetiva del
comportamiento aporta el material con cuya ayuda puede interpretarse el
suceso puesto en marcha por una persona como un acontecer socialmente
relevante o irrelevante, como socialmente extraño o adaptado, como que
socialmente ha de considerarse un mérito o, especialmente, como que destaca
de modo negativo. Sin este material interpretativo, lo sucedido no es más que
un conglomerado naturalista, en el mejor de los casos, algo que el individuo
perseguía, un curso causal, o un curso causal psíquicamente sobredeterminado:
en todo caso, no es más que una amalgama heterogénea de datos que no han
adquirido significado social. Sólo la imputación objetiva convierte dicha
amalgama en algo comunicativamente relevante, en algo comprensible. Con
otras palabras: sólo aquello que es objetivamente imputable puede denominarse
en un sentido general "acción". Por consiguiente, desde el punto de vista del
Derecho penal, no se plantea la cuestión acerca de si una acción se ha
producido de manera objetivamente imputable, sino si un suceso, por ser
objetivamente imputable, constituye una acción jurídico-penalmente relevante.
Sin el esquema objetivo de interpretación no se alcanza el ámbito de lo social”.

1.3 JURISPRUDENCIA NACIONAL:


Al respecto se destaca lo esgrimido por Villavicencio Terreros (2014) quien a
través de las siguientes sentencias materializa la temática en cuestión:
“La imputación objetiva (Haftung) no es una simple teoría de la causalidad o un
correctivo de la misma, sino que es una exigencia general de la realización típica.

21
En este sentido, la causalidad entre una acción y su resultado solo puede
constituir una parte del elemento «imputación objetiva». La causalidad va
implícita en ese juicio de imputación. Un primer límite mínimo para la
realización típica es la causalidad natural. Luego, seguirá la realización de los
restantes presupuestos de la imputación objetiva. La jurisprudencia peruana
considera también que no basta con el nexo causal, sino que se requiere además
de la imputación objetiva:

El recurrente niega erróneamente la afirmación de un nexo causal entre su


conducta y el resultado dañoso producido, cuando señala que la muerte de las
víctimas no se produjo por quemaduras, sino por asfixia de gases tóxicos. Se
queda con ello en el plano de la causalidad natural. Lo relevante no es la
comprobación de la conexión directa de la conducta del agente con el resultado
lesivo, sino si a esta puede objetivamente imputársele la producción del resultado”.

“Sobre el principio de confianza, Este principio es muy interesante de aplicación


en nuestras actuales sociedades, pues supone que cuando el sujeto obra
confiado en que los demás actuarán dentro de los límites del riesgo permitido no
cabe imputarle penalmente la conducta. Así, si, por ejemplo, el conductor que
respeta las señales del tráfico automotor espera que los demás también lo hagan
y si alguien cruza la calzada en «luz roja» y se produce un accidente con lesiones en
las personas, estas no les serán imputables. Se requiere de este principio solo si el
sujeto «que confía ha de responder por el curso causal en sí, aunque otro lo conduzca
a dañar mediante un comportamiento defectuoso». Creemos que este principio de
confianza no está solo limitado al deber de cuidado propio de los delitos
imprudentes, pues también es posible en los delitos dolosos. En la jurisprudencia
peruana se aplica este principio en el Caso del transportista usando una tarjeta de
propiedad falsa:

El encausado actuó de acuerdo al principio de confianza, filtro de la imputación


objetiva que excluye cualquier responsabilidad o atribución típica del algún
delito, pues implica una limitación a la previsibilidad, exigiendo, como
presupuesto, una conducta adecuada a derecho y que no tenga que contar con

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que su conducta puede producir un resultado típico debido al comportamiento
jurídico de otro. Este filtro permite que en la sociedad se confíe en que los
terceros actuaran correctamente, por tanto, no estamos obligados a revisar
minuciosamente la actuación de aquellos, pues, ello generaría la disminución de
las transacciones económicas y del desarrollo de la sociedad. El encausado se
ha limitado a desarrollar su conducta conforme a los parámetros de su rol de
transportista de carga chofer, existía en él la expectativa normativa de que su
empleador había tramitado correctamente las tarjetas de propiedad falsas; en
consecuencia, no se puede imputar objetivamente el delito de falsedad
documental impropia al encausado, más aún, si no se ha acreditado que el
encausado haya tenido conocimiento de la falsedad de las tarjetas de propiedad,
lo que conllevaría a la inaplicación del filtro referido”.

En cuanto a la prohibición de regreso: “En el derecho penal se ha experimentado


una evolución de esta teoría desde su antigua formulación entendida como una
«condición previa» para limitar a la causalidad, hasta la actual en el marco de la
imputación objetiva. En su formulación original se trataba de casos en los que
con posterioridad a una conducta imprudente se producía un comportamiento
doloso. En la actualidad, la prohibición de regreso se constituye como un
criterio delimitador de la imputación de la conducta que de modo estereotipado
es inocua, cotidiana, neutral o banal y no constituye participación en el delito
cometido por un tercero. Así, el comerciante que le vende a otro un cuchillo de
cocina no quebranta su rol, aunque el comprador le exprese que lo usara para
cometer un homicidio. La jurisprudencia peruana viene aceptando estas
formulaciones de la doctrina penal como por ejemplo en el Caso del
Transportista de Carga:

Que es pertinente aplicar al caso de autos los principios normativos de imputación


objetiva que se refieren al riesgo permitido y al principio de confianza, ya que el
acusado dentro de su rol de chofer realizó un comportamiento que genera un
riesgo permitido dentro de los estándares objetivos predeterminados por la
sociedad, y por tanto, no le es imputable el resultado (prohibición de regreso) al
aceptar transportar la carga de sus coprocesados y al hacerlo en la confianza de la

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buena fe en los negocios y que los demás realizan una conducta lícita; no
habiéndose acreditado con prueba un concierto de voluntades con los comitentes
y estando limitado su deber de control sobre los demás en tanto no era el
transportista, dueño del camión sino solo el chofer asalariado del mismo, estando
además los paquetes de hojas de coca camuflados dentro de bultos cerrados;
aclarando que el conocimiento exigido no es el del experto sino por el contrario de
un conocimiento estandarizado socialmente y dentro de un contexto que no implique
un riesgo no permitido o altamente criminógeno”.

Imputación a la víctima
Si es la misma victima quien con su comportamiento contribuye de manera decisiva
a la realización del riesgo no permitido, pensamos que existirá imputación al
ámbito de su competencia. La jurisprudencia peruana, excluye de la imputación objetiva
los supuestos en los que la creación del riesgo no recae en manos del sujeto
activo sino de los mismos sujetos pasivos:

Caso del Festival de Rock:


Quien organiza un festival de rock con la autorización de la autoridad
competente, asumiendo al mismo tiempo las precauciones y seguridad a fin de
evitar riesgos que posiblemente pueden derivar de la realización de dicho
evento, porque de ese modo el autor se está comportando con diligencia y de
acuerdo al deber de evitar la creación de riesgos; que, de otra parte, la
experiencia enseña que un puente colgante es una vía de acceso al tránsito y no
una plataforma bailable como imprudentemente le dieron uso los agraviados
creando así sus propios riesgos de lesión; que, en consecuencia, en el caso de
autos la conducta del agente de organizar un festival de rock no creó ningún
riesgo jurídicamente relevante que se haya realizado en el resultado, existiendo
por el contrario una autopuesta en peligro de la propia víctima, la que debe asumir
las consecuencias de la asunción de su propio riesgo.

Caso del Calentador de Agua:


Los daños sucedidos en la casa de agraviado configurarían faltas contra el
patrimonio, sin embargo en cualquiera de los dos casos (delitos de daños o faltas

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contra el patrimonio) la conducta del procesado deviene en atípica, pues ya
realizado y consumado el delito de estafa pasaron cuatro días para que el técnico
que debiera instalar el BOTITO– HOT BOX, así fue sin embargo la creación del
riesgo de daños no fue derivado del actuar del procesado ni muchos menos del
técnico porque el que asumió el riesgo fue el agraviado en el instante en el que el
técnico le advirtió del bajo amperaje que tenía su medidor de luz: De esta manera
se configura lo que se denomina la COMPETENCIA DE LA VICTIMA pues es el
quién es responsable de su deber de autoprotección, deber que no ha
desempeñado al asumir el su propia creación de riesgo no permitido”.

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CONCLUSIONES:

• Las relaciones de causa y efecto que involucran resultados, tanto


planificados como no planificados simplemente cambiando el riesgo
general de vida y la conducta prohibida constituye sólo la explicación
planificada de resultados evitables y la sustitución no está permitida por
ley por ello los daños causados deberán ser reparados cuando la
segunda persona interviene causando daño por error, no cuando esa
persona actúa ciego a la verdad, incluso de forma dolosa.

• La Imputación Objetiva es un mecanismo normativo que sirve a los fines


del derecho penal del estado libre, como una garantía social
de comportamiento; es decir, garantizar que los ciudadanos cumplan con
las regulaciones plenamente con sus obligaciones legales, pero sólo en
la medida en que lo haga asuma la responsabilidad dentro de su
organización, entonces todo este riesgo el hecho de que esto
suceda fuera de un campo particular es irrelevante para la gente; Por lo
tanto, no tiene capacidad jurídica ni penal para ello.

• En ese sentido la asignación objetiva, a su vez, protege la


libertad humana y constituye una garantía normativa de respeto a su
esfera privada organizándose algo que ni el Estado ni los
ciudadanos pueden hacer intervención.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Penal. Parte General. 3° edición. Lima: EDDILI.
• BUSTOS RAMÍREZ, Juan. HORMAZÁBAL MALARÉE, Hernán. (1999)
Lecciones de derecho penal. Volumen II. Teoría del delito, teoría del sujeto
responsable y circunstancias del delito. Valladolid: Trotta.
• GARRIDO MONTT, Mario. (2003). Derecho general. Parte general. Tomo II.
Nociones fundamentales de la teoría del delito. 3° edición. Santiago de
Chile: Editorial Jurídica de Chile. Pág. 61-62
• HURTADO POZO, José. (2005). Manual de Derecho Penal. Parte general I.
3° edición. Lima: Grijley.
• JAKOBS, Günther. (1996) La imputación objetiva en el derecho penal.
Buenos Aires: Ad Hoc.
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general. Tomo I. 3° edición. Lima: IDEMSA.
• ROXIN Claus (1997) Derecho penal. Parte general. Tomo I. Fundamentos.
La estructura de la teoría del delito. Traducción y notas de Diego-Manuel
Luzón Peña; Miguel Diaz y García Conlledo; Javier de Vicente Remesal. 2°
edición. Madrid: Civitas.
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Editores.
• VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. (2014). Derecho Penal. Parte
General. Lima: Grijley.

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