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especial o general por la que se rija el respectivo acto administrativo ( como ocurre
con los actos administrativos de expropiación que, conforme al artículo 8 del DL
2186, ley especial por la que se rigen, se comunican siempre mediante su
publicación en el Diario Oficial).
A falta de ley especial que regule al acto administrativo o en el silencio de esta
sobre la forma en que él debe ser comunicado, los actos administrativos se
comunicarán de la manera que lo dispone la ley general o de bases Nº 19.880.
Esta Ley, en efecto, en sus artículos 45 al 49, dispone que los actos de los órganos
de la Administración del Estado (actos administrativos) se comunicarán legalmente
mediante su publicación o notificación conforme las reglas que indica. Estas reglas
son:
La Publicación:
Los actos administrativos que deben ser publicados para su comunicación legal
son:
a) los que contengan normas de general aplicación
La Notificación:
Los actos administrativos que deben ser notificados para su comunicación legal
son: los actos de la Administración del Estado de efectos individuales.
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Estos actos administrativos se notifican a los interesados.
Formas de Notificación:
Los actos administrativos, por regla general, deben notificarse por escrito a los
interesados mediante carta certificada dirigida al domicilio del interesado conteniendo copia
íntegra del mismo. En este caso, el acto administrativo se entenderá notificado al
tercer día siguiente a la recepción de dicha carta en la oficina de Correos que
corresponda ( art. 46 ley 19.880).
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Asimismo, perderán su eficacia cuando son enteramente cumplidos o se produce
su extinción por revocación, invalidación, anulación, caducidad o decaimiento, que
son las causales legales que le ponen término.
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La eficacia de un acto administrativo puede ser suspendida cuando precisamente
mediare una orden de suspensión dispuesta por la autoridad administrativa dentro
del procedimiento impugnatorio o por el juez, conociendo por la vía jurisdiccional
de reclamación del acto administrativo ( art. 3 inciso final LBPA).
Ejecución o Cumplimiento de los Actos Administrativos en la Ley
Administrativa General o de Base
Una vez que se ha cumplido con todas las etapas de formación del acto
administrativo, constitutivas del procedimiento administrativo, donde se han
generado y concurrido todos y cada uno de los elementos que le son propios –
subjetivos, objetivos y formales –; y, una vez, por lo tanto, que ha sido publicado
o notificado, según el caso, el acto administrativo - ya sea decreto supremo,
resolución y/o acuerdo – se encuentra perfeccionado y, en consecuencia, en
condiciones de producir todos sus efectos y consecuencias jurídicas.
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Estos efectos o consecuencias jurídicas del acto administrativo son:
3.- La Irretroactividad
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No es la Administración la que debe probar, entonces, la conformidad de su acto
con el ordenamiento jurídico vigente.
Esta presunción se refiere a que los actos administrativos se tengan por dictados
conforme a derecho, en consecuencia, válidos y en condiciones de producir todos
sus efectos jurídicos, salvo que algún administrado o algún agente del propio
órgano alegue y acredite, ante autoridad competente, que dicho acto adolece de
algún vicio que lo deba dejar sin efecto.
Por lo tanto, esta presunción de legalidad admite prueba en contrario del interesado
en cualquier procedimiento – administrativo o judicial - a través del cual se persiga
privar de validez al acto administrativo.
En virtud de esta presunción se entiende al acto administrativo como ajustado al
bloque de legalidad por el que ha de regirse y, por tanto, acto válido. Esto es, el
acto administrativo se reputa dictado conforme a derecho, de tal manera entonces
que quién pretenda afirmar lo contrario deberá probarlo, sea que el
cuestionamiento provenga de parte del administrado, de la administración o de un
funcionario suyo.
Por estar amparado por esta presunción, la impugnación por sí sola de un
acto administrativo – a través de recursos administrativos y/o acciones judiciales -
no genera automáticamente la suspensión de sus efectos. Por lo tanto, para que tal
cosa ocurra, la revisión o impugnación del acto deberá ir acompañada con la
correspondiente medida precautoria innominada u orden de no innovar, o medida
de suspensión provisional de sus efectos, dependiendo de la sede ( judicial o
administrativa) en que se formule su impugnación.
Se trata de una presunción simplemente legal que admite, por tanto, prueba en
contrario.
Por lo mismo, hay que dejar en claro que esta presunción de legalidad- aún
tratándose de los actos administrativos tomados de razón por Contraloría – no
significa ni le otorga efecto o autoridad de cosa juzgada al acto administrativo.
Por lo que cualquier acto administrativo puede ser impugnado y cuestionado en
su conformidad a la Constitución y a la ley y llevado a Tribunales para su control,
en esa conformidad, aún si hubiere sido controlado en su legalidad por la
Contraloría General de la República a través del trámite de toma de razón.
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Por lo tanto, se trata -como decíamos- de una presunción de legalidad que admite
prueba en contrario, esto es, que puede ser desvirtuada, de oficio o a petición de
parte interesada.
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La presunción de legitimidad supone un efecto del acto administrativo que está
vinculada con la ejecutoriedad del mismo, y que significa que la Administración
está facultada para declarar e imponer su propia voluntad, decisión y derecho a
través del acto administrativo; gozando además el órgano de la atribución necesaria
para realizar por sí mismo su autotutela, esto es, la protección de su propi o acto -
voluntad, decisión o derechos contenidos en él - ante la resistencia u oposición
de quienes resultan alcanzados por ella, por la vía de disponer el mismo órgano
emisor su cumplimiento o ejecución de lo decretado o resuelto, con la intervención
de la fuerza pública, sin la necesidad de intervención de otra autoridad.
En este sentido lo que se quiere decir, en definitiva, es que, en virtud de la
ejecutividad, es la propia Administración la que por medio de la dictación del acto
administrativo (título) está facultada para establecer y declarar su propia voluntad
y derecho sin la voluntad del destinatario o administrado, e incluso la mayoría de
la veces contra ella y sin necesidad, además, de tener previamente el respaldo de
una resolución judicial.
La ejecutoriedad o ejecución forzosa (art. 51 LBPA) se refiere a la facultad de que
goza la Administración para obtener el cumplimiento forzado del acto, por la
fuerza, en el caso de resistencia de sus destinatarios.
Esta atribución, en definitiva, se refiere a la prerrogativa de la Administración para
adoptar medidas por sí misma con la finalidad de ejecutar lo dispuesto en el acto
en caso de oposición del particular.
Entre los instrumentos para la ejecución forzosa y que constituyen los apremios
que la Administración válidamente puede disponer para el cumplimiento de sus
actos se mencionan: las multas, las órdenes de reintegro, clausuras, uso de la fuerza pública,
la compensación administrativa, la no emisión de facturas o negativa al timbraje de documentos,
el embargo administrativo, etc.
Todo acto administrativo tiene, por lo tanto, un poder de decisión
ejecutoria. Es un título ejecutivo de la Administración ( art. 50 ley 19.880)
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Los actos administrativos solo producen efectos, por regla general, hacia el
futuro, desde que han sido totalmente tramitados en su procedimiento
administrativo de generación y, por lo tanto, debidamente comunicados a través
de su publicación o notificación, según corresponda y en conformidad a la ley; por
lo que no tienen efecto retroactivo.
Por excepción producirán efectos hacia el pasado o retroactivamente en los casos
en que produzcan consecuencias favorables para los interesados y no lesionen
derechos de terceros.
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b) El Decaimiento del acto
A. Por Acto:
a) En Sede Legislativa: por norma constitucional o legal contraria (ilegalidad o
inconstitucionalidad sobrevinientes).
c) En Sede Administrativa:
• Mero Retiro del acto
B. Por Hecho:
a) Previsto
. Caducidad
• Plazo Extintivo
• Condición Resolutiva
Cuando hablamos de los efectos del acto administrativo nos estamos refiriendo a
su eficacia o consecuencias jurídicas, de modo entonces que cuando se habla de
causales de extinción se hace referencia a la cesación de los efectos o consecuencias
del acto, que es claramente diferente del acto mismo, no obstante que en la práctica
constituyen una unidad.
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1. Causales Naturales
Características: (i) supone dejar sin efecto un acto administrativo lícito o regular;
(ii) produce su efecto extintivo sólo para el futuro.
2. Causales Provocadas
A. Por Acto
b) Acto Judicial
Se refiere a aquellos casos en que por una resolución judicial se declara la nulidad
de derecho público o anulación de un determinado acto administrativo y, en
consecuencia, cesan los efectos de éste. Esta nulidad fue estudiada al tratar el
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principio de juridicidad, como efecto negativo objetivo o derivado de su infracción,
por vicios de juridicidad.
c) Acto Administrativo
La autotutela de que goza la Administración, en lo que dice relación con sus actos
propios o administrativos, hace que no sólo pueda generarlos o dictarlos, en
ejercicio siempre de una competencia conferida al efecto, sino que también
extinguirlos, a través de actos que tienen ese preciso fin ( acto administrativo
revocatorio y acto administrativo invalidatorio) que dan origen a sendas causales
provocadas por acto de la propia Administración ( revocación e invalidación).
En efecto, todo acto administrativo, por la circunstancia de que no goza de fuerza
ni autoridad de cosa juzgada al no ser de naturaleza jurisdiccional, se encuentra
afecto a ser revisado de propia iniciativa por la Administración o a ser impugnado
por un interesado en sede administrativa o judicial. Esa actuación de oficio de la
Administración o impugnación administrativa del interesado podrá conducir a la
revocación o invalidación del acto. Su impugnación judicial exitosa por el
interesado o por la Administración, en cambio, llevará a su nulidad o anulación.
• El mero retiro del acto. Se refiere a aquellos casos en que se produce el retiro
material de un acto administrativo que ha cumplido con todas las etapas de
formulación pero que, sin embargo, no ha generado los efectos o consecuencias
jurídicas que de él pudieran emanar por carecer aun de una formalidad que le de
eficacia. Por ejemplo la falta de comunicación ( notificación o publicación).
Algunos autores no le reconocen el carácter de causal provocada al mero retiro
pues, en este caso, se está ante un proyecto de acto administrativo y no de uno que
esté produciendo todos sus efectos, que es sobre los cuales operan las causales de
extinción en estudio.
- Elementos de la revocación
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gravamen ya que modifica una situación jurídica; es además unilateral, discrecional,
constitutivo e irretroactivo.
Sin embargo, por excepción, la propia ley (Nº 19.880 LBPA) contempla algunos
casos de irrevocabilidad. Los casos son los siguientes:
c) Cuando, por su naturaleza, la regulación legal del acto impida que sean
dejados sin efecto.
Es una causal de extinción de los efectos del acto administrativo por haberse
dictado contraviniendo el ordenamiento jurídico vigente por el cual debía de
regirse.
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- Fundamentos de la invalidación
El fundamento de la invalidación está en que la Administración del Estado, no sólo
al elaborar, dictar o perfeccionar un acto administrativo tiene que observar el
principio o base de la juridicidad que se contiene en los artículos 6 y 7 de la Constitución
y 2 de la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del
Estado, sino que, también, si en la etapa de ejecución o cumplimiento del acto
administrativo se advierte que el acto es antijurídico, la Administración no sólo
tiene atribuciones para restablecer el orden jurídico quebrantado con el acto aquel,
sino que se halla obligada a ello; es decir, puede y debe invalidar sus actos contrarios
a derecho.
- Campo de aplicación
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de la ley 19.880 (LBPA) e incluso después de ella. En este sentido podemos decir
que la ley de procedimientos si bien es cierto no contempla la excepción en
comento, hay que señalar que tampoco se opone a ella.
- Elementos de la invalidación
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revisión de sus actos o a petición de interesado mediante la impugnación del acto
contrario a derecho que le causa agravio.
b) Plazo para disponerla: la ley de bases del procedimiento administrativo,
en el art. 53 inciso 1º, señala que la Administración dispone de un plazo para ejercer
su potestad invalidatoria mediante la dictación de un acto invalidatorio, que es de
dos años, contados desde que se hubiere comunicado el acto susceptible de
invalidación (contrario a derecho o ilegal) a través de notificación o publicación,
según el caso.
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acto, sin embargo la administración de manera uniforme, amparada en el principio
de reserva legal, señalaba no tener esta potestad.
e) Otro aspecto es la notificación a terceros. Se contempla que aquellos
terceros que hubieren participado en el acto que se invalida deberán ser notificados
de la existencia de un procedimiento administrativo que persigue precisamente
aquello: su invalidación.
Esta nulidad está consagrada por el inciso final del artículo 7° de la Constitución
Política, en los siguientes términos: “ … los órganos del Estado actúan válidamente previa
investidura regular de sus integrantes , dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley
… Todo acto en contravención a este artículo es nulo “.
Los que caracteriza a la nulidad derecho público, en general, y la referida a los actos
administrativos en particular, es la escaba densidad normativa de su estatuto
jurídico por falta de disposiciones o preceptos específicos de rango legal que la
regulen, lo que trae como consecuencia que la teoría general de la nulidad de
derecho público esté construida sobre la base de la doctrina y la jurisprudencia (
judicial y administrativa), con la variabilidad, mutabilidad y falta de fuerza
obligatoria general que caracterizan a estas fuentes del Derecho.
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Escasa densidad normativa por falta de disposiciones específicas de rango legal que
la regulen en materia de actos de los órganos de la Administración del Estado -
actos administrativos -, lo que trae como consecuencia que la teoría general de la
nulidad de derecho público tenga como importante fuente, en defecto de la ley, a
la doctrina y la jurisprudencia, con la variabilidad, mutabilidad y falta de fuerza
obligatoria general que las caracterizan.
Sobre este fundamental aspecto de la sanción anulatoria que dice relación con los
vicios presentes en el acto, al tiempo de su dictación, que ocasionan su invalidez,
existe una doctrina y jurisprudencia tradicional y una actual.
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El haber sido dictado o emitido el acto con defectos de forma o sin la forma
prescrita por la ley para él, en una forma distinta o contraria a la prevenida
por la ley.
El haber sido dictado con desviación de poder.
Ilegalidad en cuanto a los motivos del acto
Violación de la ley de fondo aplicable al acto
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• Esta causal se explica porque los órganos de la AE, son PJDP, vale decir,
entes ficticios, que sólo pueden actuar – vale decir emitir actos – a través de
órganos integrados por personas naturales que han sido habilitados como
tales ( órgano-individuo, representantes), mediante un nombramiento válido
o legal en un cargo o empleo público, seguido de su asunción o ejercicio,
que los transforma e inviste en funcionarios o empleados públicos dotados
de autoridad ( órgano individuo, -persona natural con investidura regular) a
través de los cuales las Personas Jurídicas de Derecho Público expresan su
voluntad, competencias, atribuciones y autoridad.
• La segunda de estas causales- el haber sido dictado el acto
administrativo fuera de la competencia del órgano emisor - tiene lugar
cuando un órgano de la AE decide, mediante un acto suyo ( decreto,
resolución o acuerdo administrativa), fuera del marco de sus atribuciones o
potestades, de su esfera de competencia, determinada por la Constitución o
la ley ( esto es, fuera del territorio de su competencia, fuera de la materia de
su competencia y fuera de su nivel jerárquico de competencia ). Ejemplo: la
Municipalidad de Concepción autoriza, mediante un permiso de edificación
de obra nueva (resolución municipal), la construcción de un edificio de
oficinas en la comuna de Talcahuano; el Servicio Nacional de Turismo
otorga un subsidio habitacional a uno de sus usuarios.
• La tercera de estas causales tiene lugar cuando un órgano de la AE dicta
un acto sin la forma prescrita por la ley o con defectos de forma, en
una manera distinta o contraria a la prevenida por la ley. En el concepto de
forma debe distinguirse “ la forma de elaboración de los actos
administrativos, esto es, el procedimiento administrativo de la forma externa
de manifestación de los actos administrativos, esto es, las solemnidades.
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• En efecto, la ley ha establecido que todos los actos administrativos, sea que
adopten la forma de decretos supremos, resoluciones o acuerdos sean
formales, o sea, en primer lugar, solemnes, esto es, sujetos a ritualidades de
expresión de la voluntad administrativa constituidas fundamentalmente por
la escrituración y firma a fin de asegurar su certeza de contenido, motivación
y de efectos y además, en segundo lugar, que deban someterse a un
procedimiento previo establecido por la ley para su elaboración,
dictación o emisión, denominado “procedimiento administrativo”.
• Es así como la ley ha creado múltiples procedimientos administrativos especiales
para la dictación de actos administrativos especiales o específicos ( ej:
permisos de construcción y para conducir vehículos motorizados por las
Municipalidades en la Ley General de Urbanismo y Construcciones y del
Tránsito; giro y liquidación de impuestos por el SII, en el Código Tributario;
resolución de calificación ambiental por los Servicio de Evaluación
Ambiental en la Ley de Bases del Medioambiente; expropiación por causa
de utilidad pública o interés nacional en la Ley Orgánica de Expropiaciones
) y un procedimiento administrativo general o básico, en la ley N° 19.880 de
29.05.2003, de bases de los procedimientos administrativos de los actos de
los órganos de la AE.
Cuando al acto administrativo falta uno o más de las solemnidades previstas por la ley
para su dictación válida ( falta de firma de la autoridad administrativa por cuyo
intermedio se emite el acto) o esta dictación o emisión tiene lugar sin sujeción al
debido procedimiento administrativo previsto por la ley para su generación o dictación o
con infracción a él, sea mediante la alteración de trámites, la omisión de éstos,
la exigencia de actuaciones no previstas legalmente, la desviación del
procedimiento entonces el acto jurídico del órgano de la Administración del
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Estado decreto supremo, resolución o acuerdo adolece de nulidad. Ejemplo:
un decreto supremo que carece de firma del Presidente de la República y del
Ministro de Estado correspondiente; una resolución de calificación
medioambiental de un proyecto empresarial industrial minero o forestal dictada
por el Servicio de Evaluación Ambiental, sin sujetarse al procedimiento
administrativo contemplado por la ley administrativa ambiental especial para
ella ( denominados procedimiento administrativo de estudio de impacto
ambiental o procedimientos administrativo de declaración de impacto
medioambiental ).
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demolición de un edificio, en ejercicio de la potestad legal que se lo autoriza
respecto de inmuebles urbanos ruinosos, en circunstancias que no existe tal
estado de ruino, sino que las grietas que presenta la construcción, que aparentan
ruina, son sólo producto de la falta de mantención exterior y de pintura de la
edificación, y no corresponden a un colapso de la estructura.
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ha sido la doctrina de los autores del Derecho Administrativo y la jurisprudencia
judicial la que ha formulado distintas teorías, en sus publicaciones y fallos, para
explicar el sentido, efecto o alcance y aplicación de esta nulidad llamada de
Derecho Público de los actos estatales.
La llamada teoría tradicional o clásica sostenida por los autores Eduardo Soto
Kloss y Gustavo Fiamma y acogida por la jurisprudencia judicial hasta el año 2000:
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Esta doctrina sostiene que se trata de a nulidad insanable; no susceptible
de convalidación, ratificación o subsanación alguna.
Esta doctrina sostiene, igualmente y por lo anterior, que se trata de una
nulidad perpetua e imprescriptible.
Esta doctrina equipara en sus efectos a esta nulidad con una verdadera
inexistencia del respectivo acto.
La teoría actual y mayoritaria sostenida por los autores Pedro Pierry, Jorge
Bermúdez, Jaime Jara, Luis Cordero, Eduardo Cordero, entre otros, y acogida
por la jurisprudencia de nuestros tribunales superiores a partir del año 2000
ya hasta la actualidad:
(2) Que esta nulidad tendría varias causales específicas que la harían
procedente - y no una genérica y única - que dicen relación con haberse
dictado el acto fuera de la competencia del sujeto emisor; sin cumplir con
la forma prescrita por la ley para él y sin la intervención de un agente
investido regularmente, con ilegalidad en sus motivos, con desviación de
poder o con infracción o violación, en sub contenido, a la ley de fondo .
Pero, además, otras faltas o vicios de fondo que generen ilegalidad
sustantiva en el acto administrativo harían a este merecedor de la sanción
que determine la ley, conforme al inciso final del artículo 6º de la
Constitución. Y como la ley administrativa no ha consagrado la sanción de
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nulidad para estos casos, esta laguna o vacío, determina que no existe
nulidad en tal caso o bien debe ser integrada ella con la ley no
administrativa, común o civil, esto es, el Código Civil; que, en su artículo
1462, señala que el acto que contraviene el Derecho Público Chileno es
nulo por objeto ilícito.
(3) Esta nulidad necesita de declaración judicial para operar como sanción
sobre el acto y extinguirlo por alguno de los vicios y causales señaladas; y
no de pleno derecho; de manera que se trataría, más bien, de una
anulabilidad del acto administrativo. Por lo que se distinguiría entre la
nulidad del acto ( producida una vez dictada sentencia que la declare ) y su
anulabilidad ( la existencia de un acto administrativo viciado de nulidad y
susceptible, por lo tanto, de ser anulado por sentencia judicial pero que
produce todos sus efectos propios hasta que no lo sea ). Esta necesidad,
según doctrina actual mayoritaria, que la nulidad de derecho público sea
judicialmente declarada para que opera como sanción de extinción del acto
administrativo, supone, entonces, la necesaria existencia de una acción de
nulidad de derecho público, con un sujeto titular habilitado para su
ejercicio y una oportunidad determinada para hacerlo; un Tribunal
habilitado para conocer y un debido proceso para ventilar la cuestión de
nulidad de los actos de la Administración del Estado.
(4) Esta doctrina sostiene, por lo mismo, que esta nulidad no priva de
efecto jurídico al acto viciado de nulidad, el que produce todos sus efectos,
como si fuera válido y estuviera exento de vicio ( dado sus efectos de
presunción de legalidad, obligatoriedad, imperatividad, exigibilidad,
ejecutoriedad), no obstante su contravención al principio de juridicidad,
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pues se reputa válido hasta que el tribunal no lo declare nulo, por sentencia
firme y ejecutoriada.
(5)No se trataría de una nulidad insanable, sino susceptible de
convalidación o subsanación;
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NO opera así entonces la nulidad de pleno derecho para este acto estatal contrario a
la CP. El art. 21 de la CP se pone en el caso de detenciones, arrestos y apresamientos
de personas dispuestos por órganos estatales administrativos o judiciales con
infracción a la CP o a la ley, consagrando una acción denominada "amparo" cuyo
efecto hará que se reparen los defectos legales en que pudo incurrirse con el acto de
detención, arresto o prisión. Es decir, esta norma constitucional se coloca en el
supuesto de que un acto estatal con la forma de orden de arresto ilegal, no acarree
necesariamente la nulidad de pleno derecho, ni siquiera la nulidad de este acto
contrario a la CP, sino que faculta para corregir este acto viciado. También señalan
como ejemplo de su planteamiento el caso del art. 35 de la CP que se pone en el
caso que un Decreto Supremo, esto es un acto estatal de naturaleza administrativa
del Presidente de la República, no lo sea en la forma que lo prescribe la ley, como
lo manda el art. 7 de la CP, y que sin perjuicio de ello, o a pesar de ello, el acto no
sea sancionado con su nulidad de derecho público, sino con una sanción especial
consistente en que ese decreto expedido no en la forma prescrito por la ley, no será
obedecido. Esta doctrina reconoce como único caso de nulidad de derecho
público, que opera de pleno derecho, esto es sin necesidad de declaración judicial,
el contemplado por el art. 94 inc. 3° de la CP, en relación al art. 93 N° 16, relativo a
los decretos reglamentarios en materias de ley y a los decretos inconstitucionales al
señalar "el decreto supremo impugnado quedará sin efecto de pleno derecho“. Y sostienen que
como es el único caso de nulidad constitucional de pleno derecho que acepta el
constituyente es el ya indicado contenido en el art. 94 inciso 3º, la nulidad a que se
refiere éste en el art. 7 inciso final, no es de pleno derecho, sino que requiere
declaración judicial y mientras ella no tiene lugar, el acto inconstitucional se aplica,
rige y produce todos sus efectos.
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a.) es de derecho público, porque se refiere a actos estatales únicamente y porque
procede en aquellos casos en que el constituyente o legislador, en su caso, la
hubieren contemplado; sin perjuicio de que el constituyente o legislador dispongan
otras sanciones distintas de la nulidad para el acto contrario a la CP y a las normas
dictadas en su conformidad, tales como su inaplicabilidad para un caso particular,
su falto de obligatoriedad u obediencia, etc.
b.) no opera de pleno derecho, sino que requiere de una declaración judicial que
establezca su existencia, salvo en el caso en que el constituyente o legislador le
hubiere dado, excepcionalmente, este efecto de operar directamente sin necesidad
de esta declaración de juez competente, como en el caso del art. 94 inc. 3° de la CP.
Esta posición doctrinaria sostiene, en síntesis, que conforme al inc. final del art. 6
de la CP corresponderá por norma general al legislador establecer un sistema de
sanciones para el acto estatal y responsabilidades para la autoridad pública emisora
del mismo, cuando uno y otra infrinjan el principio de juridicidad o de sujeción
integral a derecho que informa toda la actividad del Estado y de sus autoridades; no
siendo efectivo, según esta doctrina, que ante la infracción a este principio que rige
toda la organización estatal, tenga necesariamente que aplicarse siempre la nulidad
de derecho público ipso jure o de pleno derecho. Para esta doctrina, entonces, si
bien existe nulidad de derecho público de los actos estatales contrarios a la CP y a las
normas dictadas en su conformidad, esta nulidad sólo operará de pleno derecho,
excepcionalmente. Esto es, cuando el constituyente o el legislador la hayan establecido
con esa precisa característica como ocurre en la situación contemplada en el art. 94
inc. 3° de la CP de 1980.
Esta doctrina sostiene entonces que la nulidad de derecho público es solo una de
las posibles sanciones que pueda afectar al acto estatal contrario a la Constitución
y a la ley. De manera tal que un acto viciado puede y debe tener vigencia y
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aplicación obligatoria hasta que no medie su declaración judicial de nulidad. En
apoyo a esta doctrina y tratándose de los actos jurídicos estatales de naturaleza
administrativa, pueden citarse dos normas de la ley 19.880 publicada en el Diario
Oficial de 29 de mayo de 2003, artículos 3, 53 inciso 2° y 13 incisos 2° y 3 que
establecen que esta clase de actos gozan de una presunción de legalidad y además en
el evento de ser contrarios a derecho admiten invalidación parcial sólo en la parte
viciada.
En efecto, ambas doctrinas sostienen que por razones de certeza y seguridad jurídica
y para evitar que cada sujeto haga justicia por mano propia, debe existir una
declaración de nulidad de derecho público del acto contrario a derecho.
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Lo cierto es que atendida la naturaleza de la cuestión controvertida o controversia
jurídica que debe ser conocida y resuelta por los Tribunales, las causas pueden ser
civiles, laborales, de familia, mineras, de aguas, penales y contenciosa
administrativas. Estas últimas son las que se producen por una actuación de la
Administración del Estado contraria al ordenamiento jurídico, promovidas por una
particular o administrado afectada con ella, como ocurre con la nulidad de derecho
público de un acto administrativo, reclamada por un particular interesado.
Establecido, entonces, que deben ser los tribunales de justicia que conocen de las
causas civiles, los órganos estatales competentes para conocer del asunto en que se
discuta sobre la nulidad de derecho público de un acto jurídico estatal de
naturaleza administrativa o acto administrativo, es claro, entonces, que debe existir
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un Tribunal Civil absoluta y relativamente competente para ello y una acción que
permita activar la competencia de ese tribunal reclamando su intervención legal
en dicho asunto.
Con todo, el artículo 142 del Código Orgánico de Tribunales tiene regla especial
tratándose de un demandado persona jurídica con pluralidad de domicilios, en cuyo
caso será competente el tribunal del domicilio en hubiere tenido lugar la emisión del
acto administrativo cuya nulidad se pretende.
Tratándose de otras personas administrativas, distintas del Estado Fisco, que gozan
de una personalidad jurídica propias y distinta de aquel, como es el caso de las
municipalidades, de los gobiernos regionales, de los servicios públicos
descentralizados, como los servicios de salud, servicios de vivienda y urbanización,
la defensoría penal pública, etc. entonces será tribunal competente para conocer la
acción de nulidad de derecho público de sus actos el del territorio en que dichas
personas jurídicas de derecho público tienen domicilio.
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En cuanto al debido proceso o procedimiento judicial conforme al cual debe
sustanciarse o tramitarse esta acción de nulidad de derecho público de un acto
administrativo corresponde al juicio ordinario de mayor cuantía, en todos
aquellos casos en que la ley no haya establecido un procedimiento especial
distinto para sustanciar la acción de nulidad de derecho público de un
acto jurídico de un órgano de la Administración del Estado, pues rige el
art. 3 del Código de Procedimiento Civil, que reconoce al juicio ordinario
aplicación general y supletoria a toda causa civil que no tengan señalada en la ley un
procedimiento especial.
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contra un acto administrativo no suspenden los efectos del acto o decisión impugnada
de nulidad.
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Sobre la vigencia temporal o prescriptibilidad de la acción de nulidad de
derecho público se ha señalado que ante el silencio del legislador administrativo
sobe la materia no cabe aplicar las normas de la prescripción extintiva de las
acciones y derechos ajenos que se contienen en el Código Civil, sino estarse a la
naturaleza diversa de esta acción, que persigue controlar la legalidad de los actos
de la Administración del Estado y evitar actuaciones arbitrarias y contrarias a
derecho de sus autoridades, permitiendo al ciudadano agraviado con ellas, alzarse
en su contra para solicitar y obtener su extinción por anulación. La doctrina y
jurisprudencia judicial ( C. Suprema: sentencia 30 agosto 2007, causa civil rol 3689-
2006 y sentencia 10 marzo 2010, causa civil rol 2698-2008), ante lo anterior,
sostienen la imprescriptibilidad de la acción de nulidad de derecho público, con lo
que se posibilita su ejercicio en cualquier tiempo trascurrido desde la dictación y
entrada en vigencia del acto cuya nulidad de derecho público se pretende. Pero,
al mismo tiempo, la doctrina y la jurisprudencia ha sostenido, ante la ausencia de
norma expresa y explícita, que se trataría de un acción prescriptible conforme al
estatuto de la nulidad contenido en la ley civil, que junto con sancionar con nulidad
absoluta por objeto ilícito al acto contrario al Derecho Público, consagra la
prescripción extintiva de la acción para alegar esta nulidad, por su no ejercicio, en
el plazo de 10 años contados desde el acto de que se trata.
Lo que si está totalmente uniformado es que si, junto con la nulidad de derecho
público, la acción deducida por el interesado legitimado para hacerlo comprende o
pretende el pago de una indemnización de perjuicios o la declaración de cualquier
otro derecho o situación jurídica favorable de contenido patrimonial, entonces, la
acción se considera como declarativa de derechos o de plena jurisdicción para los
efectos de establecer que ella es prescriptible conforme a las reglas generales ( 5
años ).
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La nulidad de derecho público de un acto administrativo puede ser también alegada
no sólo acción, en la forma ya vista, sino como excepción, vale decir, como una
alegación o defensa que opone aquel a quien la autoridad administrativa pretende
hacer cumplir el acto administrativo que en particular sostiene o afirma contrario a
la CP.
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aquel. El Poder Judicial, en cambio, puede anular en cualquier tiempo actos
administrativos antijurídicos ( afectados por un vicio o causal de nulidad de
derecho público ).
B. Por Hecho
a) Previsto: la Caducidad
Concepto: es una causal de extinción de los efectos del acto que opera como
sanción para el destinatario o beneficiario del acto administrativo lícito o regular,
por el incumplimiento de los requisitos o exigencias formuladas a su destinatario.
En este caso de lo que se trata es que la extinción de los efectos de un acto se
produce como consecuencia de un incumplimiento en que ha incurrido el
administrado o particular, referido a algunas exigencias o conductas que el acto le
imponía.
Características: (i) opera como sanción; (ii) supone dejar sin efecto un acto lícito
o regular; (iii) es declarada de oficio por la Administración; (iv) produce efectos a
futuro; (v) opera respecto de actos administrados de contenido favorable para los
administrados;
Se plantea la duda de resolver el momento en que opera esta causal de
extinción: si desde que se produjo efectivamente el incumplimiento, o desde el
momento en que un acto administrativo posterior lo constata y declara. Existen
argumentos en ambos sentidos, pero en general se estima que la extinción de los
efectos del acto opera desde la segunda circunstancia, esto es, desde que el acto
administrativo posterior declara el incumplimiento. Ello por razones de certeza o
seguridad jurídica, como también por el carácter formalista de la voluntad
administrativa en cuanto la regla general es que se manifieste de forma expresa.
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a) En la revocación la regla es que opere por iniciativa de la administración y
por excepción a iniciativa particular. La caducidad opera exclusivamente por
incumplimiento de un administrado, la administración se limita a declarar la
extinción de los efectos del acto.
b) En la revocación cualquier administrado está expuesto a ser afectado con la
extinción del acto, mientras que en la caducidad el único afectado es el
administrado destinatario del acto incumplidor de él.
Esta causal presenta las características de una causal natural como también de una
provocada por hecho imprevisto.
El decaimiento es la extinción de los efectos de un acto administrativo provocado
por circunstancias sobrevinientes que afectan el contenido del acto. Lo
transforman en inútil o injustificado.
Para que opere esta causal no se requiere la dictación de un nuevo acto
administrativo. Aquí el supuesto es que existiendo un acto administrativo primitivo
se generan con posterioridad al mismo hechos sobrevinientes que transforman a
tal acto imposibilitándole producir sus efectos.
Respecto de esta causal de extinción, la doctrina se plantea la problemática de
determinar qué ocurre si habiéndose presentado estas circunstancias
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sobrevinientes que impedían los efectos del acto, luego ellos se retiran o
desaparecen. Aquí hay dos posturas:
a) Hay quienes señalan que en este supuesto en que son removidas las
circunstancias sobrevinientes los efectos del acto vuelven a resurgir, resucitan.
b) Otra parte de la doctrina sostiene que, no obstante haber desaparecido los
hechos sobrevinientes, los efectos del acto no reaparecen y en consecuencia se
mantienen o conservan extinguidos a partir de aparición de ellos.
FIN
Santiago, veinticinco de junio de dos mil quince.
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Explica que las referidas disposiciones han sido
acción de acrecimiento.
relación con los artículos 2518, 2503 y 2515 del Código Civil
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En primer lugar aborda la violación de las reglas sobre
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ello sería una consecuencia de lo dispuesto en el artículo 1687
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para su acogimiento una previa declaración de nulidad de
derecho público.
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correspondía tanto al tribunal de primera instancia como al
de alzada, fallarlas.
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último se solicita declarar que la decisión impugnada es nula
experimentados.
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esto es: 1) Cecilia del Carmen Pinto Villablanca a contar del
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el acto administrativo que contiene la decisión de que se trata
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hasta la notificación de la demanda transcurrieron más de cinco
público.
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montepío que no se solicitaren dentro del plazo de un año
correspondiente.
retiro o montepío.
anteriores.
años.
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desconocido su existencia, el reconocimiento posterior que se
las leyes.
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del principio de legalidad, con arreglo al cual los órganos
asentada por esta Corte Suprema –y que recoge una doctrina que
aplicable.
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Décimo cuarto: Que el recurrente asienta su arbitrio de
de una ley expresa que las consagre, como ocurre con el artículo
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la característica de ser declarativas de derechos (…)”.
incluso decretar la nulidad del acto con tal objeto, y que son
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constatar si se está frente a una genuina acción de nulidad de
sin que sea posible deducir del tenor del artículo 132 del
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Décimo octavo: Que para desestimar la segunda alegación
autos.
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conocimiento, en especial del Decreto con Fuerza de Ley N° 2,
desestimada.
de fundamento.
Rol Nº 2850-2015.
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Chevesich por estar ambos en comisión de servicios. Santiago,
25 de junio de 2015.
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