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ADULTO MAYOR 1
El resultado fue que se notó un declive gradual en la actividad sexual, en parte debido a la viudez aunque también se
observó en parejas casadas.
+ De los mitos a los goces. El pluralismo sexual. ((Falta))
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+ la enfermedad y el erotismo: por ejemplo en el Alzheimer, en el momento de la discapacidad sexual, es recién cuando se
pierde la identidad, la capacidad de vinculación y por esto mismo se pierde la sexualidad. Ya que es probable que en esta
etapa la persona enferma no reconozca a su pareja.
+ El enamoramiento: es una forma del amor donde las imágenes ideales de perfección, de belleza, le otorgan al elegido el
máximo de las valoraciones y atributos, sin preocuparnos demasiado por la realidad; esperamos recibir la máxima de las
satisfacciones en La búsqueda del objeto de gratificación, del encuentro con otro, y a través de esas imágenes procuramos
una coincidencia con el otro, ser todo para el otro.
En la vejez, la fuerza de los ideales puede ser máxima a través de patrones rígidos de conducta cimentados y confirmados
al largo de la vida.
La autoestima en la vejez se encuentra afectada en tres aspectos (los restos del narcisismo infantil, la confirmación por las
experiencias, la gratificación de los vínculos amorosos). El yo en el enamoramiento, entrega parte del amor así mismo en
pos el amor de objeto. Sí el yo es correspondido se recupera por medio del amor que recibe, pero si al amor lo gobierna la
libido reprimida, El yo está condenado al fracaso y al sentimiento de inferioridad. Entonces cuáles serían las
consecuencias de este proceso en la vejez? Y mediante el tratamiento psicológico se puede restablecer la autoestima y la
capacidad de amar? Sin dudas, el camino del levantamiento de las represiones ofrece una salida del narcisismo y del
enamoramiento hacia la gratificación de la libido con un objeto nuevo.
Aunque la cultura contemporánea y algunas concepciones científicas de la sexualidad pretenden reprimir la vida sexual
del adulto mayor convirtiéndolos en masa desexualizada.
+ La expulsión de la pulsión de muerte: la pulsión de muerte se opone a la fusión con el otro que posibilita Eros. Esta
retracción narcisista no es vinculante, se agota en sí misma, se satisface de modo masoquista al descargar la agresividad
en el yo. La depresión de deinvestidura se traduciría como un incremento de la pulsión de muerte de modo
autodestructivo.
Si el sujeto, como en el envejecimiento, se retrae al modo narcisista ante las pérdidas afectivas o se muestra imposibilitado
de mantener ligaduras libidinales con objetos externos, de alguna manera parte de la energía pulsional cargará
autodestructivamente al yo. Lo que puede provocar cuadros de desorganización de la personalidad o enfermedades
psicosomáticas y también depresiones desinvestidura.
Entonces en el envejecimiento se evita la caída de estas depresiones por medio de la recuperación o el sostenimiento de
relaciones amorosas y la sexualidad activa, las cuales favorecen la función instintiva entre Eros y Tánatos, y al mismo
tiempo evitan la regresión hacia el narcisismo autodestructivo.
Por otro lado, Rousseau, plantea que en la vejez hay un aumento de reminiscencia y una disminución de la creatividad, de
la imaginación y de la ensoñación. (En correspondencia con lo que denominamos desinvestidura).
Es por eso que plantea que si el sujeto pierde esta capacidad de sostener y alimentar el mundo de las fantasías, puede caer
en la imposibilidad de expulsar hacia el exterior la pulsión de muerte.
+ Aportes de la clínica: necesito análisis se debería contribuir al levantamiento de las represiones e inhibiciones. Ya que la
recuperación y la reanimación de las pasiones en la vejez, permite que la vida sexual del adulto mayor se recupere en
cuanto a su vitalidad y se produzca un nuevo reordenamiento pulsional, nuevas elecciones de objeto, nuevos
enamoramientos y nuevas pasiones. Evitando La angustia y el desmoronamiento ante la proximidad de la muerte.
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+ Objetivos de la intervención terapéutica: acompañar al paciente en sus emociones, apoyarlo en su cotidianidad,
establecer un contacto humano permanente, disponible y gratificante; asistirlo en el duelo por sus múltiples y sucesivas
perdidas, fomentar y facilitar la comunicación con la familia y el equipo tratante, por último, velar para que el paciente
mantenga el autorespeto, la intimidad y la autoestima.
Funciones cognitivas:
Nuestra cognición es un conjunto de habilidades psicológicas que nos permiten llevar adelante nuestra vida mental
mediante el procesamiento de la información. A estas habilidades podemos procesar diferentes estímulos que provienen
tanto del mundo exterior, como del mundo interior. Pero una cuestión que debemos resaltar es que la cognición no puede
pensarse separada de las emociones. Nuestro funcionamiento cognitivo se relaciona con diferentes estados de ánimo.
Los conceptos de independencia y de autonomía nos servirán para pensar y diferenciar el declive del deterioro, que más
adelante abordaremos.
Cuando hablamos de autonomía, nos referimos a la capacidad que tenemos las personas de poder tomar nuestras propias
decisiones (OMS, 2002).
La independencia hace referencia a la capacidad de realizar nuestras actividades de la vida diaria (AVD) recibiendo poca
o nula ayuda de los demás (OMS, 2002).
Declive cognitivo:
El declive cognitivo se caracteriza por una disminución en el rendimiento cognitivo de una persona, en comparación con
ella misma anteriormente. Esto se relaciona con cambios de origen fisiológico, pero no son cambios patológicos. No hay
una enfermedad.
El declive también puede estar asociado a la polifarmacia (consumo de varias medicaciones -por ejemplo, para dormir- lo
que genera que la persona se encuentre más lenta para procesar los estímulos en la mañana cuando se levanta), los
tranquilizantes, baja estimulación social, afectiva y cultural, el estado general de salud en que se encuentre el individuo,
entre otros factores.
Declive Deterioro
No se afectan las actividades de la vida diaria. No hay Se ven afectadas las actividades de la vida diaria (en
impacto funcional. distinto nivel según la patología y el grado). Hay
impacto funcional.
La persona llega al objetivo aunque puede tardar más La persona puede no llegar al objetivo
tiempo o necesitar más esfuerzo.
Es normal. Es patológico.
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1. Es un proceso universal; que ha ocurrido y ocurre en cualquier cultura y tiempo histórico.
2. Es un proceso inevitable; porque está apoyado en procesos psicobiológicos.
3. Es intrínseco; es decir que no está condicionado ni determinado por variable social alguna.
De esta premisa se desprende que la conducta qué es aconsejable seguir frente a los viejos, debe ser inducir y favorecer un
apartamiento progresivo de sus actividades como un paso de preparación necesaria para la muerte.
Teoría del apego: incluye; dedicación e individuos, colectividades, causas, trabajo social o político, intelectual, creador.
Contrariamente a lo que aconsejan los moralistas, lo deseable es conservar a una edad avanzada pasiones lo bastante
fuerte como para que nos eviten volvernos sobre nosotros mismos.
El secreto del buen envejecer estará dado por la capacidad que tenga el sujeto de aceptar y acompañar estás inevitables
declinaciones.
Es por eso que nuestra conducta hacia los viejos será la de tratar de que esto se mantengan apegados a sus objetos y
actividades la mayor cantidad del tiempo posible, y cuando no, tratar de encontrar sustitutos derivativos.
+ Prejuicios contra la vejez: viejismo (conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminación es que se aplican a los viejos
simplemente en función de su edad).
Gerontofobia (temor u odio irracional hacia los viejos).
En 1971 se enumeran algunas de las actitudes negativas de los psiquiatras para tratar a las personas; como por ejemplo,
que los viejos estimulan a los terapeutas temores sobre su propia vejez, o que las terapeutas piensan que no tienen nada
que ofrecer a los viejos, entre otras.
+ La mediana edad: estudiada por Jacques, quién sitúa cronológicamente a los 35 años en adelante, periodo entre los 45 y
65 años. Las personas que han adquirido un nivel socioeconómico que les brinda seguridad y que mantienen un buen
estado de salud, puedes sentir esta época como la flor de la vida. Mientras que para otras personas la mediana edad
constituye un nicho ecológico, acompañado de rutinas regulares y sentimiento de seguridad.
La medianera es la época de la autorrealización y la gratificación que marca el paso hacia la vejez.
Características de la mediana edad; formas de expresión intrapsíquicas:
1. Incremento de la interioridad, ya que la preocupación para el mundo interno se intensifica.
2. Cambio de la percepción del tiempo, ya que éste se percibe más en función de lo que falta por vivir qué de lo que ha
pasado desde el nacimiento.
3. Personalización de la muerte, ya que la muerte de pares y amigos hace que está se convierta en una posibilidad real para
uno mismo y que deje de ser la mágica o extraordinario ocurrencia, que parecía cuando éramos jóvenes.
+ Tipos de envejecimiento: ya que el temor a los cambios relacionado con el funcionamiento sexual puede producir dos
tipos de reacciones. Por un lado promiscuidad sexual al tratar de probar que aún se es joven y atractivo. Y por otro lado a
convertir la relación de pareja en una torturante situación de aburrimiento insoportable rutina.
+ Factores psicológicos en el envejecimiento:
1. Generatividad y estancamiento.
2. Integridad y desesperación.
+ Factores biológicos en el envejecimiento: pérdida de hidratación y elasticidad en la piel (se arruga), alteraciones auto
perceptibles de las funciones oculares y auditivas, fatigabilidad muscular, cambio en la velocidad de respuesta adaptativa
a ciertos estímulos.
+ Factores sociales en el envejecimiento: el llamado viejismo definido como prejuicio y discriminación contra los viejos.
Además estos son vistos como; enfermos, seniles, deprimidos, asexuados, pasados de moda.
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TEXTO 7: ENVEJECIMIENTO Y VEJEZ. GLORIA ADRIANA FERRERO.
La vejez como un proceso ligado a cambio desde el embrión. Camino signado por una ley de vida que sitúa como
condición de lo vivo a lo perecedero. Travesías para cada individuo representa un destino particular y singular que le es
propio. E implica variables biológicas, psicológicas, sociológicas, antropológicas y filosóficas.
+ Culturas primitivas: temían desgaste, la esterilidad y la vejez. Algunas agrupaciones nómades llevaban a sus viejos y
enfermos mientras se camina lo permitía, Y a medida que alguno de estos factores se presentará más difícil y van dejando
a aquellos que tenían menos posibilidades de sobrevivir (selección natural de la especie).
Mientras que en otras comunidades la acumulación de conocimiento fue una especie de carta de garantía para los viejos.
Además presidía los ritos de iniciación, pasaje y cultura.
Cuando la vida conomica le queríamos saber y la magia y la religión se desarrollaron, la función del anciano se hizo más
compleja llegó a detentar grandes poderes.
+ Pueblo de la antigüedad: hacia fines de la era antigua aparecieron dos fenómenos; desheredar y desterrar. La disputa con
el padre implica para el hijo parecer alguno de los dos castigos. Cuando el padre se debilita a los hijos arrestaban los
bienes y prácticamente lo dejaban morir.
Daban al viejo un papel preponderante en la vida pública, donde continuaba teniendo trascendencia política, aun cuando
en la vida privada delegaban en el hijo primogénito el poder patriarcal que habían detentado.
Según platón, el hombre luego de los 50 años podrá ingresar al reino de las competencias, de las ideas.
Sin embargo para Aristóteles, el alma no es puro intelecto y está en estrecha relación con el cuerpo, como consecuencia es
preciso que el cuerpo permanezca intacto para que la vejez sea feliz.
+ Edad medieval y Renacimiento: los comienzos del siglo IV la limosna era considerada como un deber y aseguraba así
que los viejos se beneficiarán con tal caridad. Durante la alta edad media, la vida del hombre se ordenó alrededor de las
cuestiones religiosas y los viejos estuvieron excluidos de la vida pública.
A partir del siglo XI rige la supremacía del hijo sobre el padre.
La clase de los viejos no existen, no son considerados hasta que aparece la burguesía.
El renacimiento prolongó las tradiciones de la edad media y al mismo tiempo sostuvo un combate encarnizado contra la
vejez.
Tanto la antigüedad como la edad media y el renacimiento le conferían a los locos un cierto carácter sagrado y una especie
de videncia. Como la vejez confina a menudo con la locura, en ellas suelen conciliarse las dos imágenes contradictorias
que desde entonces no han logrado; el sabio venerable y el viejo loco.
Luego del renacimiento y el ingreso era modernidad lo que había para decir de la gente vieja parecía agotado.
+ Modernidad: la medicina fue una de las ciencias más convocadas desde la antigüedad, para dar respuestas respecto de
las causas del envejecimiento. Se aman son de conocimiento y se llegó al punto en que se ha logrado prolongar la vida
humana pero no por ello se detuvo el proceso de envejecimiento. Se desarrollaron diversas teorías, en su mayoría desde la
genética para intentar explicar el proceso de generación de las células, el proceso de debilitamiento de las funciones de los
órganos, el decaimiento de la imposibilidad de regeneración de ciertos tejidos y ciertas células.
La modernidad puso de manifiesto dos cuestiones en relación a la población anciana del mundo, qué am provocado
cambios de posición y de Concepción respecto de la vejez. Actualmente dos ejes definen Qué es un viejo: la vejez se ha
convertido en un asunto público (la jubilación) , y, hay muchos intereses en este grupo poblacional (vinculada cuestiones
ligadas con el devenir de las ciencias, la tecnología y la especificidad en la asistencia de personas con determinadas
características).
Posteriormente se adoptan nuevas tecnologías "tercera edad".
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TEXTO 8: EL MERCADO DE LOS RESTOS. ALICIA INÉS TERÁN.
Ir a la pesquisa de la vejez desde la mirada que recae sobre el anciano en diferentes tiempos culturales y de la suya propia
y su eventual modificaciones o ruptura.
Vejez= pérdidas, encuentros, reencuentros, rechazo, reivindicaciones, viejo terminado, mercado de retos. (Estas son
algunas de las connotaciones que provoca la palabra).
+ Vejez y muerte hacia el fin de la edad media: el pecado se castigaba con la vejez.
Cuál es el lugar que ocupan estos viejos en la cultura? Aquello que pertenecían a la nobleza hallaban amparo en las
abadías y por lo tanto tenían asegurado un retiro no devalúado. Los imperativos cristianos no les exigían conservarse ni
muy coherente, ni muy lozados, sino generosamente purificados. Los viejos pobres en cambio, eran la viva imagen de la
potencial vigencia del milagro, presente en cada repliegue de piel, en cada dentadura, en cada artritis deformante.
A fines de la edad media se registra una intensa sensibilidad hacia el tema de la muerte y surgen representaciones tales
como: cráneos, tibias, reloj de arena, reloj de pared, guadaña y la azada del enterrador.
Fin de la época que había amparado los viejos pudientes en el cobijo de las amarillas con la atemporal promesa del más
allá y condenado al viejo pobre a los leprosarios y al eterno pecado.
La muerte se repliega, se vuelve cuerpo propio, subjetividad comprometida con lo desechable y el rostro de esa muerte se
anuncia con el lento pero inexorable proceso de envejecimiento, enlazado a la abrumadora carga del desvarío y la locura
plena
Vejez, locura Y muerte enhebrados en cinco estrofas estás una síntesis en el imaginario del Renacimiento.
En el vemos que se exalta la clarividencia del loco y se teme la locura. La racionalización destaca virtudes, donde la
política y el consenso social levanta asilos y loqueros.
El siglo de las luces: tendrá su centro de gravitación en la razón, como instrumento privilegiado de secularización del
saber. Con ella combatirá el ocultismo, los prejuicios, la magia, la hechicería y las construcciones ilusorias, por las que
había transitado El hombre del medioevo. Tarea que sin duda había nacido en el renacimiento pero que en el siglo XVIII
se coronan en los restos y las representaciones que estructuran el mundo moderno. La ilustración busca, investiga y
convulsiona toda una cultura occidental y europea que recién heredará América latina en el siglo XIX.
Animarse a pensar sin muletas, fue el imperativo kantiano, levanta la idea de libertad individual y social, indisolublemente
unida a la del progreso científico y técnico, ambas al servicio de un mayor bienestar para el hombre.
La pregunta que surge es, cómo influyó sobre el mercado de los restos esta nueva concepción de la libertad unida la razón
ilustrada? La ilustración colocó a todos los hombres en la misma categoría y subestimó las diferencias. Promoción
concepto unilateral de las emociones como alteraciones de la mente racional sin reconocerla en sí mismas.
El sistema disciplinario que se acentúa a partir de la ruptura con la disciplina moral- religiosa, dará un giro en sí mismo,
será una rotación en donde la vejez no será tenida y castigada como la locura sino directamente olvidada.
Será Freud quien se anime a encontrar en ese mercado de los restos, de las emociones desprolijas y las razones ridículas,
una verdad universalmente válida; con un método que reconcilia el intelecto con la naturaleza de las cosas, los pulsando
con lo propio y lo propio con la locura, la sexualidad, la muerte y el deterioro. Se abre paso el saber del inconsciente y una
ética inédita en la práctica asistencial.
+ La muerte y la vejez le ocurren a otro: la muerte de la segunda mitad del siglo 20 será una muerte expulsada, la muerte
sucia, hedionda, qué afecta los valores burgueses de la limpieza ante todo.
+ La clínica del viejo hoy: clínica del desamparo. Es una clínica de pérdidas. En la clínica con personas mayores son
recurrentes las pérdidas tanto intra como intersubjetivas y por lo tanto los estados depresivos, las descompensaciones
neuróticas y las configuraciones sintomáticas que semejan las neurosis actuales. Sabemos que la elaboración psíquica de
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cualquier pérdida requiere del trabajo del duelo, trabajo que lentamente desmantelar a las representaciones ligadas al
objeto perdido, a fin de liberar la energía libidinal, que se conducirá a vestir nuevos objetos. En realidad cualquier sujeto
que se encuentra en la interperie afectiva sucumbe a distintas afecciones. Sólo que en la vejez el monto de las pérdidas
vienen desde todos los frentes: en el yo, bueno procesos fisiológicos y en el mundo de las relaciones afectivas.
El sujeto de edad mayor termina siendo obediente de una cultura que lo imagina como un resto más y pone en el mercado
lo único que le consideran rentable: su cuerpo.
+ Narciso no se jubila: con el nombre de el reciclaje del cuerpo, Lipovesky describe el fenómeno narcisista que acontece
con el cuerpo de los jóvenes de hoy: hoy el cuerpo es promovido a rango de verdadero objeto de culto... Inversión
narcisista en el cuerpo, visible directamente a través de mis prácticas cotidianas: angustia por la edad y las arrugas,
obsesión por la salud, por la línea, por la higiene, rituales de control y de mantenimiento, etc.
+ Memorial; un cementerio para quedarse a vivir: La residencia de la muerte para El siglo 21 está en marcha, se ha
diseñado de acuerdo al ideal individual gente y ha entrado en el mercado y no hace mucho en la Argentina, con la garantía
de los buenos resultados en el norte América.
+ Conjetura finales: la valoración que hoy circula en las sociedades occidentales a través del cuerpo tiene múltiples
resonancias. Así vemos por ejemplo algunos viejos que se acomodan a los tiempos, en donde el deber ser moderno le cede
pasó a modo de vida hasta ahora inéditos. No es raro entonces verlos participar en desafío de caminata atónicas o vestidos
con indumentaria deportiva.
Cómo conjetuar a la futura vejez? Podría ser entonces no dejes menos atrincherada por la mirada del otro, qué transgreda
la sentencia hoy aún vigente de " será lo que deba ser o sino serás un resto" y si no necesidad de ser aeróbico, pelea de su
lugar en una cultura que le reconozca su deseo de vivir hasta el fin de sus días.
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Quien atiende y cuida los ancianos que necesitan ayuda y no están institucionalizados es la familia, quién ha sido la
principal responsable del cuidado de sus miembros ancianos.
El bajo índice de institucionalización en nuestro país desmitifica la afirmación " la familia deposita los viejos en un
geriátrico". La temática de la institucionalización, como recurso terapéutico cuando se agotan el sistema de cuidado
formal o informal.
Cuando las personas de edad avanzada pierden autonomía.
El compromiso y la responsabilidad que antes tenían las instituciones sociales ahora recaen sobre las personas o la familia.
+ La difícil tarea de cuidar. Cuidadores y cuidados.
El envejecimiento de los padres enfrenta al sujeto con un doble trabajo de duelo: El duelo por la caída de la imagen
idealizada de los padres de la infancia y el duelo por el propio envejecimiento, a partir del momento en que el cuerpo
envía señales qué anotician El paso del tiempo.
El sujeto que envejece tránsito una oposición especialmente compleja y conflictiva. Lo coloca en un lugar difícil de
sostener, que obliga a un arduo trabajo elaborativo. El padre viejo es aquel al que en época lejana se ha fantaseado matar y
el hijo propio, aquel que fantasea la muerte de uno.
Hacer el duelo por la existencia de un buen padre eterno que nos permitiría sostenernos también en el lugar de niño
eterno. Ahora ese duelo se torna inminente.
En este tramo de recorrido vital, la madurez de la vida sitúa la generación de 50 años y más entre dos instancias con
fuertes demandas, padres que requieren apoyo, cuidado y sostén e hijos que no logran acceder a una posición adulta y se
apoltronan en adolescencia eternas y tardías.
En la tarea clínica con el adulto mayor y su familia, podemos observar el envejecimiento de los padres puede ser un
proceso paulatino que se registra con el transcurrir del paso del tiempo, o puede representar un hecho potencialmente
traumático difícil de procesar cuando la vejez de los progenitores irrumpe y adhiere significado como tal a partir de la
presencia de la enfermedad. En este caso estar enfermo se transforma en el único adjetivo que acompaña a la vejez,
impidiendo que está sea considerada parte del proceso natural del curso de la vida.
La mayor actividad que actualmente describan los adultos mayores, la autonomía de decisión y la ausencia de
enfermedad.
La aparición de la enfermedad y la necesidad de cuidado modifican el equilibrio familiar preexistente.
La pérdida autonomía del anciano instala una doble crisis; incrementa la dependencia y para las familias porque sienten
temor a perder su propia autonomía. Al transformarse el hijo en cuidador, genera también sentimientos ambivalentes en
los padres como en los hijos, el amor y el odio aparecen en escena.
La difícil tarea de cuidar es la inversión de lugares que requiere poder cuidar y poder ser cuidado.
La capacidad de adaptación es el proceso central de la tarea de cuidar y depende de la plasticidad o rigidez frente a los
cambios que cada uno de los miembros de la familia pudo desarrollar a lo largo de la vida.
Existen numerosas investigaciones sobre el elevado costo emocional que la tarea de cuidar acarrea para que ellos cuidan.
Para ambos la situación de cuidado demanda una reorganización interna y externa con el correspondiente gasto de energía
libidinal.
Con el objetivo de minimizar Los costos del cuidado y prevenir posibles situaciones de violencia o maltrato, fueron
identificados factores de riesgo específicos en el anciano y en el cuidador. Como por ejemplo: cambio de estilo de vida,
falta de espacio y tiempo personal, sentimiento de pérdida por la persona que fue, conducta demandante, etc.
La situación de cuidado, todos sus integrantes se verán afectados por la pérdida Qué significa aparición de las limitaciones
y la dependencia en la generación de los mayores "ya nada volverá a ser como antes".
El contexto del cuidado demanda un trabajo equivalente al trabajo de duelo.
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En muchas familias instala el modelo de la incompetencia: que pone el énfasis en lo que a los adultos mayores les falta y
no, en lo que todavía poseen.
Frente de esta nueva y desconocida situación de cuidar a los padres envejecidos en la mayoría de los casos el pedido de la
familia está referido a la necesidad de saber: qué hacer, cómo hacer, cuando hacer, cuánto hacer, qué decisiones tomar.
El terapeuta funcionará como un consultor-orientador que posibiliten el reordenamiento frente a la vivencia de caos
familiar.
En este caso cumple una función psicoeducativa.
Importante que la familia también reciba ayuda ya que puede ocasionar en ellas una crisis que amenaza el equilibrio
logrado a lo largo de la historia familiar. Y por eso qué se debe trabajar la posibilidad de mantener el sentimiento de
cohesión familiar.
- MORAL SEXUAL NATURAL: “aquella bajo cuyo régimen puede una raza conservarse duraderamente en plena
salud y capacidad vital.”
- MORAL SEXUAL CULTURAL: “aquella cuyos dictados impulsan al hombre a una obra de cultura más
productiva e intensa.”
Aclara que esta antítesis se potencia si se contrastan el acervo constitutivo de un pueblo y su acervo cultural.
Ehrenfels señala que aunque la moral sexual cultural dominante es muy apropiada para el progreso de la
cultura, es necesario reformarla; puesto que “bajo el imperio de una moral sexual cultural pueden quedar expuestas a
ciertos daños la salud y la energía vital individuales”, constituyendo este daño, por último, “también un peligro para el fin
social”.
Según dicho autor, las características de la moral sexual cultural dominante en la actualidad son:
De todas formas, supone que las diferencias naturales entre los sexos habrían impuesto una mayor tolerancia para las
trasgresiones sexuales del hombre, instaurándose así una doble moral a favor de este último.
Deduce que en una sociedad en la cual se tolera esta doble moral, sus miembros se verán impulsados a “ocultar la verdad,
a pintar las cosas con falsos colores, a engañarse a sí mismos y a engañar a los demás.”
Otra acusación que recae sobre la moral sexual cultural es la de paralizar, mediante la exaltación de la monogamia, la
selección viril.
Entre estos daños que se le imputan a la moral sexual cultural, se remarca la difusión de la nerviosidad en nuestra
sociedad moderna. Esto se observa muchas veces en declaraciones de los enfermos nerviosos a sus médicos, sobre la
antítesis existente entre la causa de su enfermedad, la constitución y las exigencias culturales.
Distintos observadores en neurología se han manifestado sobre donde podría estar el fundamento de dicha relación entre
el incremento de la nerviosidad con la vida cultural moderna.
W.Erb: A partir de una observación sobre la vida moderna y su estructura, afirma que las causas de la nerviosidad están
presentes en la vida moderna en tal elevada medida, que bien podrían explicar el “extraordinario incremento” de dicha
enfermedad. Como elementos a destacar en su análisis, encontramos…
Enorme labor intelectual para alcanzar y mantener los logros, descubrimientos y conquistas de la Edad Moderna
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Mayores exigencias a nuestra capacidad funcional, que solo pueden ser satisfechas con el empeño de la totalidad
de nuestras energías anímicas.
Crecimiento, en todos los sectores, de las necesidades individuales y el ansia de goce. Aumento del lujo en todas
las capas sociales.
Incremento de la irreligiosidad, el descontento y la ambición en amplios sectores populares.
Extraordinario crecimiento del comercio y de las comunicaciones; todo lo cual trae aparejado una modificación
total del ritmo de vida, donde ahora todo es prisa y agitación., exigiendo mayores esfuerzos al sistema nervioso.
Generalización de la vida política, lo cual termina por “ acalorar los cerebros e imponer a los espíritus un nuevo
esfuerzo cada día, robando el tiempo al descanso, al sueño y a la recuperación de energías”.
Mayor refinamiento e intranquilidad en la vida en las grandes ciudades; donde los nervios, agotados, buscan
fuerzan en excitantes y placeres más intensos, fatigándose aún más en ellos.
Dicho cuadro se ve potenciado por la influencias de la literatura y de las artes, entre otro detalles.
Esta teoría, junto con otras de contenido análogo, resultan insuficientes para explicar las peculiaridades de las
perturbaciones nerviosas, y sobretodo desatienden precisamente el factor etiológico más importante. Este último factor
tiene que ver con la causa de la enfermedad. De esta forma, podemos observar una coerción nociva de la vida sexual de
los estratos sociales cultos, por la moral sexual cultural que en ellos impera.
NEUROSIS PROPIAMENTE DICHAS: Aquí los síntomas somáticos o psíquicos parecen ser de naturaleza
toxica; por lo cual dichas neurosis pueden ser originadas sin que sea indispensable la participación de una
degeneración hereditaria. Entonces, la causa se produce por ciertas anormalidades nocivas de la vida sexual,
existiendo una relación entre la forma en la cual se presenta la enfermedad, y la naturaleza especial de dichas
anormalidades. Por tanto, el factor sexual debe considerarse “como el más esencial en la causación de las neurosis
propiamente dichas.”
PSICONEUROSIS : Es más importante la influencia hereditaria, y menos trasparente la causa. Mediante el
psicoanálisis es posible descubrir que los síntomas de estos padecimientos son de carácter psicógeno, por tanto
dependen de la acción de complejos inconscientes (reprimidos) de representaciones. Dichos complejos, a la vez,
nacen de las necesidades sexuales de individuos insatisfechos y representan para ellos una especie de satisfacción
sustitutiva. Por tanto es posible observar en todos aquellos factores que dañan la vida sexual, cohíben su actividad
o desplazan sus fines, factores patógenos también de las psiconeurosis.
Freud afirma que nuestra cultura descansa totalmente en la coerción de los instintos, renunciando todos a una parte de las
tendencias agresivas y vengativas de nuestra personalidad; surgiendo de estos aportes la propiedad cultural común de
bienes materiales e individuales. El hombre, motivado por factores como la propia vida, y principalmente por los
sentimientos familiares derivados del erotismo, realiza esta renuncia, la cual ha ido haciéndose cada vez más amplia en el
curso del desarrollo de la cultura.
Cabe destacar el rol de la religión, que inmediatamente ha sancionado tales limitaciones de manera progresiva, ofreciendo
la divinidad a cambio de cada nueva renuncia a la satisfacción de los instintos.
Aquellos individuos que no se incorporen a esta represión general de los instintos, pasaran a ser considerados por la
sociedad como “delincuentes”, a menos que su posición social o sus cualidades sobresalientes les permitan imponerse
como “héroes”.
Los instintos sexuales se hallan más desarrollados en el hombre que en los demás animales superiores, que de manera
mucho más constante. Por otro lado, estos instintos poseen la peculiaridad de poder desplazar su fin sin perder intensidad,
cambiando el fin sexual primitivo por otro psíquicamente afín al primero. Este fenómeno se designa con el nombre de
capacidad de sublimación.
A la vez, los instintos sexuales son susceptibles de fijaciones, que lo degeneran e inutilizan para todo fin cultural,
produciéndose entonces las llamadas anormalidades sexuales.
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Es la organización congénita la que primero decide qué parte del instinto podrá ser susceptible de sublimación en cada
individuo; pero, además, las influencias de la vida y la acción del intelecto sobre el aparato anímico consiguen sublimar
otra nueva parte.
De todas formas, este proceso no puede ser continuado hasta el infinito, por lo cual parece imprescindible cierta medida
de satisfacción sexual directa. Su privación se paga con fenómenos que, por su daño funcional, hemos de considerar
patológicos.
Otras perspectivas sobre el tema tienen que ver con que el instinto sexual del hombre no tiene originariamente como fin la
reproducción, sino determinadas formas de la consecución del placer. Efectivamente, se manifiesta así en la niñez
individual, en la que alcanza tal obtención de placer no sólo en los órganos genitales, sino también en otros lugares del
cuerpo (zonas erógenas). Esta fase se denomina con el nombre de autoerotismo. La educación tiene el rol de limitar tal
fase, puesto que su permanencia configuraría un hombre incoercible e inaprovechable posteriormente.
El desarrollo del instinto sexual pasa luego del autoerotismo al amor a un objeto, y de la autonomía de las zonas erógenas
a la subordinación de las mismas, a la primacía de los genitales, puestos al servicio de la reproducción.
En el curso de esta evolución, una parte de la excitación sexual, emanada del propio cuerpo, es inhibida como
inaprovechable para la reproducción, y en el caso más favorable, conducida a la sublimación. Resulta así que mucha parte
de las energías utilizables para la labor cultural tiene su origen en la represión de los elementos perversos de la excitación
sexual.
En base a estas fases evolutivas de los instintos sexuales, es posible distinguir tres grados de cultura:
Ya en el segundo estadio nos encontramos con personas que no se pliegan a las normas imperantes. Se trata de individuos
en los cuales la evolución del instinto sexual no ha tenido efecto de un modo correcto y completo, y de estas
perturbaciones del desarrollo resultan dos distintas desviaciones nocivas de la sexualidad normal.
Diversas especies de perversos, en los que una fijación infantil a un fin sexual provisional ha detenido la primacía
de la función reproductora.
Homosexuales o invertidos, en los cuales, y de un modo aún no explicado por completo, el instinto sexual ha
quedado desviado del sexo contrario.
Puede ocurrir que el daño de estas dos clases de perturbaciones del desarrollo sea en realidad menor de lo que podría
esperarse; gracias a la compleja composición del instinto sexual, que permite una estructuración final aprovechable a la
vida sexual, aun cuando uno o varios componentes del instinto hayan quedado excluidos del desarrollo. Así, la
constitución de los invertidos u homosexuales se caracteriza frecuentemente por una especial aptitud del instinto sexual
para la sublimación cultural.
De todos modos, un desarrollo intenso o hasta exclusivo de las perversiones o de la homosexualidad hace desgraciado al
sujeto correspondiente y le inutiliza socialmente. Los destinos de estas personas son muy diversos según la menor o
mayor energía de su instinto sexual. Dado un instinto sexual débil, quedan reducidos a su propia lucha interior y
paralizados para toda acción exterior.
El sujeto permanecerá perverso y condenado a soportar las consecuencias de su divergencia del nivel cultural.
Bajo la influencia de la educación y de las exigencias sociales, se alcanzara, sí, una cierta inhibición de los
instintos perversos, pero una inhibición que en realidad no logra por completo su fin, pudiendo calificarse de
inhibición frustrada.
ADULTO MAYOR 15
En el segundo caso, los instintos sexuales, coartados, ya no se exteriorizan como tales, pero sí en otra forma igualmente
nociva para el individuo y que le inutiliza para toda labor social, tanto como le hubiera inutilizado la satisfacción de los
instintos que ahora inhibe.
Estos fenómenos sustitutivos, provocados en este caso por la inhibición de los instintos, constituyen aquello que
designamos con el nombre de nerviosidad y más especialmente con el de psiconeurosis. Los neuróticos son aquellos que,
poseyendo una organización desfavorable, llevan a cabo, bajo el influjo de las exigencias culturales, una inhibición
aparente, y en el fondo fracasada de sus instintos; que sólo pueden sostener con un enorme gasto de energías y sufriendo
un continuo empobrecimiento interior.
Freud califica entonces a las neurosis como lo negativo de las perversiones, porque contienen en estado de represión las
mismas tendencias, las cuales, después del proceso represor, continúan actuando desde lo inconsciente.
La experiencia nos enseña que para la mayoría de los hombres existe una frontera, más allá de la cual no puede seguir su
constitución las exigencias culturales. Todos aquellos que quieren ser más nobles de lo que su constitución les permite
sucumben a la neurosis, encontrándose mejor si les hubiera sido posible ser peores.
Es que una de las más evidentes injusticias sociales es la de que el estándar cultural exija de todas las personas la misma
conducta sexual, quedando eludida en la mayor parte de los casos por la trasgresión de los preceptos morales.
Como conclusión podemos deducir que solo sólo quedan prohibidas las actividades sexuales llamadas perversas,
concediéndose, en cambio, amplia libertad al comercio sexual considerado como normal. Con esta distribución de las
libertades y las restricciones sexuales queda situado al margen, como perverso, todo un grupo de individuos; y sacrificado
a la nerviosidad otro, formado por aquellos sujetos que se esfuerzan en no ser perversos, debiéndolo ser por su
constitución.
No es ya difícil prever el resultado que habrá de obtenerse al restringir aún más la libertad sexual, prohibiendo toda
actividad de este orden fuera del matrimonio legítimo, como sucede en el tercero de los grados de cultura. Se observaran
muchos más individuos fuertes, rebeldes contra las exigencias culturales; de igual manera que aumentará la cantidad de
débiles que en su conflicto entre la presión de las influencias culturales y la resistencia de la constitución se refugiarán en
la enfermedad neurótica.
1. ¿“CUÁL ES LA LABOR QUE LAS EXIGENCIAS DEL TERCER GRADO DE CULTURA PLANTEAN
AL INDIVIDUO”?
“La respuesta a la primera cuestión roza (…) el problema de la abstinencia sexual.” Por el contrario de lo entendido por
las autoridades, Freud entiende que la tarea de dominar la satisfacción un impulso tan poderoso, como lo es el instinto
sexual, es tan ardua que puede terminar acaparando todas las energías de la persona.
En este sentido surge la sublimación, entendida como un medio por el cual se desvían las fuerzas instintivas sexuales
hacia fines culturales elevados. Por su dificultad, es un estado solo alcanzable temporalmente por una minoría, por tanto la
inmensa mayoría termina sucumbiendo a la neurosis u otros daños. El valor psíquico de la satisfacción sexual crece
gracias a la prohibición de la misma, y la libido estancada se conforma en una satisfacción sustitutiva neurótica en forma
de síntomas patológicos.
Por tanto, Freud termina comprendiendo que incremento de la nerviosidad “en nuestra sociedad moderna procede del
aumento de las restricciones sexuales.”
ADULTO MAYOR 16
¿Por qué? Ante todo, Freud entiende que nuestra moral sexual cultural restringe la actividad sexual aún dentro del
matrimonio mismo, por lo cual la satisfacción de los cónyuges se ve muy limitada. Por tanto, el placer solo dura muy
pocos años, para luego ir progresivamente desapareciendo, por temor a las consecuencias. Es así que el destino de la
mayoría de los matrimonios es nuevamente trasladar a los cónyuges a un estado de represión y desviación de su instinto
sexual, esta vez mas desilusionados.
En este sentido, la propia doble moral masculina es una clara demostración de que la propia sociedad que transmite
modelos restrictivos, no cree que los mismos sean posibles de cumplir.
El caso de las mujeres es aún más agravado, contrayendo graves neurosis que llegaran a perturbar toda su vida. Entiende
Freud que el matrimonio ya no es un remedio para la mujer, sino todo lo contrario, deben soportarlo, pudiendo resolver
esta neurosis a través de la infidelidad. El problema es que mientras más severa la educación de la mujer, y más
seriamente sometida este ésta a las exigencias culturales, mas temor le dará utilizar este recurso.
Es así que la neurosis surge como un refugio al conflicto entre el deber y el deseo, puesto que “nada protege tan
seguramente su virtud como la enfermedad.”
La coerción que la educación cultural impone a la sexualidad va con frecuencia demasiado lejos, por lo cual al momento
en el que ésta debería liberarse, lo hace con “daños duraderos”. Por tanto, Freud concluye que la abstinencia total durante
la juventud no es la mejor preparación para el matrimonio.
Una vez más, los perjuicios son mayores para las mujeres jóvenes, cuya sensualidad se ve coartada hasta su matrimonio a
través de los medios más poderosos. Como resultado, éstas mujeres llegan a la vida conyugal inseguras, “sin poder
realizar la función psíquica correspondiente”, lo cual a la vez genera frustraciones a un hombre que “ha ahorrado para
ellas todos sus deseos.”
El cuadro muestra a una mujer anímicamente aun unida a sus padres, generadores de la coerción sexual; y con una
conducta sexual frígida, lo cual priva al hombre de todo placer intenso. Cuando finalmente la mujer logra vencer sus
restricciones, el matrimonio ya se ha enfriado, por lo cual se ve obligada a elegir entre “el deseo insatisfecho, la
infidelidad o la neurosis.” Por tanto, la preparación para el matrimonio termina consiguiendo el fracaso de los fines del
mismo.
La conducta sexual del individuo “constituye el prototipo de todas sus demás reacciones”, por tanto aquellos hombres que
conquisten su objeto sexual serán enérgicos en la obtención de otros fines, y aquellos que no lo consigan serán más
conciliadores y resignados. En la mujer se da un caso especial, ya que la elaboración intelectual de los problemas sexuales
les está prohibida por la educación, coartándose por esta así su actividad intelectual, ya que los efectos de esta
intimidación van mas allá de la esfera sexual. Entonces Freud afirmará que “la indudable inferioridad intelectual de tantas
mujeres ha de atribuirse a la coerción mental necesaria para la coerción sexual.”
Otro tema que analiza es la masturbación, como forma de abstinencia del comercio sexual con el sexo opuesto. La
considera perjudicial, por ser incompatible con las exigencias de la moral sexual moderna; creando una disposición a las
neurosis y psicosis relacionadas con la regresión de la sexualidad a sus formas infantiles. Además, la considera
corrompedora del carácter, pues el individuo adquiere hábitos como alcanzar fines importantes “por caminos fáciles”, y
termina elevando al objeto sexual al nivel de la fantasía.
ADULTO MAYOR 17
Otras prácticas sexuales que se han favorecido con la abstinencia del comercio sexual con el sexo opuesto son las
entendidas como perversas. Freud las supone condenables desde el punto de vista ético, porque en ellas dos personas de
sexos opuestos no participan anímicamente de la relación sexual, tomándola como “un cómodo juego.”
A la vez, otra consecuencia de la restricción de la vida sexual normal es para Freud el aumento de la homosexualidad,
puesto que se suman a aquellos que ya eran homosexuales individuos adultos “cuya libido, viendo obstruido su curso
principal, deriva por el canal secundario homosexual.”
Todas estas secuelas tienen la misma consecuencia, perturbar la preparación al matrimonio, que según la moral sexual
cultural debe ser “el único heredero de las tendencias sexuales”. De esta forma, aquellos individuos que sucumben a
prácticas onanistas y/o perversas desarrollan en el matrimonio impotencia, si son hombres, y consecuentemente frigidez,
si son mujeres. Estos enlaces son los que más fácilmente se disuelven.
¿Qué sucede con los pocos hijos de este tipo de matrimonios? Para estos, la nerviosidad será transferida hereditariamente,
a causa del efecto de traumas infantiles; ya que serán objeto de una exagerada ternura por parte de la madre neurótica, que
concentra en ellos su necesidad de afecto, despertando así sobre sus hijos una prematura madurez sexual. A la vez, la
educación tratará de coartar esta situación, reprimiendo la tan temprana sexualidad, generando desde aquí una neurosis
que acompañara al individuo toda la vida.
Es así que Freud finaliza su análisis afirmando que debe concedérseles a las neurosis la real importancia que tienen en la
sociedad. Ésta termina pagando con un incremento de la nerviosidad la obediencia a sus dogmas represivos, no existiendo
entonces “una ventaja social obtenida mediante sacrificios individuales, sino un sacrificio totalmente inútil.”
CONCLUSIÓN: Nuestra moral sexual vale la pena del sacrificio que nos impone?
Al respecto, un último aporte de Freud: “al limitar la actividad sexual de un pueblo se incrementa en general la angustia
vital y el miedo a la muerte, factores que perturban la capacidad individual de goce; suprimen la disposición individual a
(sobrellevar) la muerte por la consecuencia de un fin; disminuyen el deseo de engendrar descendencia; y excluyen, en fin,
al pueblo o al grupo de que se trata de toda participación en el porvenir”.
Freud recurre a un cuento de Hoffman para elucidar lo siniestro. (El cuento habla del hombre de arena, un ser maléfico
que buscaba a los niños cuando no quieren irse a la cama y les arroja puñados de arena a los ojos hasta que estos, bañados
en sangre, saltan de la cabeza; después metía los ojos en una bolsa y se los llevaba). Freud reemplaza la figura del hombre
de arena por la figura del padre temido, del cual se espera la castración. Es evidente que existen similitudes con el
complejo de Edipo, puesto que el hombre de arena aparece como perturbador del amor impidiendo que se pueda consumar
la unión del joven protagonista con su amada, que en sentido alegórico representa la figura materna que vemos en el
complejo de Edipo. Lo siniestro en la figura del hombre de arena se debe a la angustia del complejo de castración, que se
transfiere en la lectura y se conecta con la propia angustia del lector.
Freud aclara que lo siniestro hay que entenderlo como el despertar de una angustia infantil que por medio de la
compulsión de repetición se nos presenta nuevamente en la actualidad. En realidad, la sensación de lo siniestro (miedo)
estriba no en lo nuevo o ajeno, sino más bien, en lo familiar de la vida anímica del sujeto, que fue enajenado por el
proceso de la represión.
Un aspecto interesante del cual Hoffman saca provecho del efecto siniestro que producía, es la presencia y aparición de
dobles. Personas con idénticas características físicas y co-poseedoras del sentir y vivenciar de la otra, hasta el punto de
ADULTO MAYOR 18
que el YO perdía su propia identidad. El psicoanálisis ve en el doble un origen preventivo contra el sepultamiento del YO,
un intento de desmentir el poder y la llegada de la muerte, es decir, al duplicar mi YO prolongo mi existencia; es probable
que el alma, con la inmortalidad como su principal cualidad, fuera el primer doble que creó la representación psíquica de
los primitivos.
Sin embargo, el doble existió siempre y primero formó parte de una estructura psíquica. En el momento de la formación
del aparato psíquico, el YO sufre una escisión, desprendiéndose así el SÚPER-YO, que se configura como conciencia
moral, es decir, el YO crea un doble de él mismo, pero un doble ideal (ideal del YO), que rige y evalúa la moral del YO.
En algunos casos donde las restricciones del SÚPER-YO son demasiado imperantes y no permiten satisfacer las
demandas del YO, se proyecta la imagen del SUPER-YO, formándose así un alma perturbadora, es decir el SÚPER-YO
es ahora externalizado, formando un ser ajeno a nosotros que perturba nuestra vida, lo que comúnmente se conoce como
almas penando.
Lo reprimido se vuelve siniestro, en tanto es una moción de sentimiento que a través de la compulsión de repetición,
regresa a la conciencia como angustia.
Encontramos también en el deja vu propiedades de lo siniestro, en la cual una circunstancia nueva es sentida como
familiar y nos causa extrañeza total. Para discernir mejor Freud decía en Tótem y Tabú (1913): “no existe nada en el
mundo exterior que no haya estado antes en el mundo interior del sujeto”. En el deja vu, los deseos no satisfechos en la
realidad son desplazados inconscientemente a las fantasías donde encuentran sustitutivamente su satisfacción, puesto que
la consciencia no llega a diferenciarlos de la realidad. La sensación de haber vivido esa circunstancia, ha sido entonces
experimentada desde una fantasía que fue reprimida, o la sensación ya haber vivido antes esa experiencia sirve como
anulación de un deseo. Freud menciona que cuando soñamos con lugares que siendo nuevos, sentimos como familiares,
son representación del deseo inconsciente de regresar al vientre materno.
Las decapitaciones, los cortes, amputaciones, la sangre, etcétera; tienen un enorme efecto siniestro debido al complejo de
castración, que por medio de un desplazamiento, la angustia de castración se desplaza hasta otras partes del cuerpo. En
películas donde se presentan este tipo de escenas, se ve en la imagen del asesino al padre temido, la angustia viene por la
identificación con los personajes, entendiendo que se ha estado en una circunstancia muy similar en la infancia (complejo
de castración), además también por esa primera falta de organización y madurez del cuerpo a la que se refería lacan en el
estadio del espejo, ese miedo a regresar al periodo refractario, donde no poseíamos el control de nuestro propio cuerpo. En
el mismo sentido, este tipo de imágenes pueden servir a otros sujetos como sublimación de su deseo sádico. Encontramos
un claro ejemplo en la prensa actual, donde cada vez más, se goza, cuando se muestran imágenes de muertos y accidentes
sin censura, donde yo no soy el que comete el crimen o delito, pero soy yo quien gozo al verlo. Es así como encontramos
lo siniestro en muchas situaciones cotidianas posicionándose ahora como un referente del miedo en la cultura.
ADULTO MAYOR 20
Tal como nos dice Beatriz Markis operar con el cuerpo que escuchamos, el cuerpo que se nos cuenta con palabras y hasta
con un cuerpo que puede enfrentar porque faltan las palabras... Podremos lograr muchas veces que no se derrumbe el
cuerpo, sostén material del ser.
Por economía expositiva podemos llamar inicial y la que vivimos en las sociedades contemporáneas, la cual se adjetiva de
diversos modos: tardía, líquida, liviana, de riesgo, globalizada, múltiple.
Nuestro propósito es plantear al miedo como un objeto de análisis sociológico pertinente a nivel disciplinar, tomando
como punto de partida el supuesto de que, aunque como emoción nace de una percepción derivada de una experiencia
personal determinada, sociológicamente se arraiga en un tipo específico de estructuras sociales, modos de vida y marcos
de significación.
Lo que podríamos llamar miedos contemporáneos típicos están íntimamente vinculados con una realidad societal: en la
modernidad contemporánea se ha hecho evidente que ni el Estado, ni el mercado, ni los referentes adscriptivos pueden
satisfacer las demandas de reconocimiento e integración social, económica, cultural y psicológica de los individuos y
grupos, como prometió la modernidad inicial.
Pero además de estos elementos fisiológicos y somáticos existe “un componente de los sentimientos usualmente descrito
como miedo o ira”.
Este último está atravesado por la sociedad.
Sin duda, el miedo es una emoción que aparece asociada con una percepción de peligro inmediato, o bien, con la
anticipación de algún mal posible; en ambos casos la amenaza excede la posibilidad de control de las personas implicadas.
La manera en que experimentamos el miedo varía según el tipo de sociedad y de acuerdo con los marcos de significado
mediante los cuales adquieren sentido.
“Los miedos constituyen una de las vías de unión –y de las más importantes– a través de las cuales fluye la estructura de
la sociedad sobre las funciones psíquicas individuales”.
Con Elias la sociología encuentra un sólido punto de partida para el examen de las emociones, cómo han llegado a ser lo
que son, es decir, cuál es la especificidad del modo cómo se experimentan en las sociedades altamente diferenciadas.
¿Cómo distinguir el miedo de otras emociones? El miedo supone una sensación que responde a una amenaza concreta y,
por eso, tiene un objeto definido; por ejemplo, el miedo a las epidemias o el miedo a los extraños. En cambio, la angustia
ADULTO MAYOR 21
no tiene un objeto definido, y puede llegar a adherirse a cosas o situaciones que son más bien respuestas indirectas a tal
estado.
Por otra parte, existe una vinculación entre angustia y miedo. Frente a la inseguridad angustiosa “existe la poderosa
tentación de crear y designar culpables putativos aunque plausibles”. Por ello, “Occidente ha vencido la angustia
‘nombrando’, es decir, ‘fabricando’ miedos particulares”
Lo que sí podemos afirmar, junto con Bauman, es que nuestra época está asociada con una experiencia que implica
inseguridad (de nuestra posición, nuestros derechos y nuestros medios de subsistencia), incertidumbre (de nuestra
continuidad y futura estabilidad), y desprotección (del propio cuerpo, del propio ser y de sus extensiones: posesiones,
vecindario, comunidad).
Temores; los vinculados a la individualidad, el cuerpo y los marcos de significación. Quisiéramos centrar nuestra atención
en estos. = miedos psicológicos.
Los miedos psicológicos más recurrentes en las sociedades modernas tienen que ver con la resistencia al envejecimiento,
el temor a la obsolescencia, al dolor físico, a vivir o no vivir la propia vida, a ser o no ser autónomo y al futuro material13
y afectivo, todos ellos poco frecuentes en las sociedades tradicionales, puesto que en ellas no existían individuos en el
sentido moderno del término. Los miedos mencionados son temores que tienen como eje la experiencia del “yo”, mismo
que es fenomenológicamente vivenciado como una entidad singular, propia, irreductible (distinta a la colectividad), que se
enfrenta al ideal regulativo que se consolida en el siglo XIX: el individuo autónomo, libre y responsable.
En las modernas sociedades globalizadas lo que tenemos es una proliferación de diversos patrones de interpretación que
son insuficientes para sofocar los temores. Entre ellos, siguen figurando los discursos de la tradición y de la religión, pero
en competencia con otros como pueden ser los de la ciencia, o en algunos casos de la política, pero más frecuentemente
múltiples y variadas formas de pensamiento mágico que prometen grandes bienes sin esfuerzo y sin consecuencias, así
como sentido, dirección o vínculos comunitarios de diverso signo.
La reconfiguración de procesos que en otras condiciones epocales eran significados de modo distinto: nos referimos a la
precariedad del propio cuerpo ante la vejez, el dolor físico, la fragilidad de éste ante las enfermedades en el marco de
ciertas condiciones estructurales, así como el camino hacia la extinción radical del yo: la muerte.
Un proceso de esta índole, aunque desde luego tiene una base física, es fundamentalmente social, cultural y psíquico.
Pensar la vida en términos de una lógica precisa dentro de la cual surgen etapas como infancia, juventud, madurez, edad
adulta tardía, vejez; o primera, segunda y tercera edades es una práctica en la historia.
En las sociedades modernas condicionan que el individuo que envejece vaya perdiendo valor y reconocimiento social.
Lo interesante es que esta pérdida ocurre mucho antes de lo que podría indicar el criterio cronológico señalado al inicio de
este apartado y puede comenzar a edades tan tempranas como 25 o treinta años, todo lo contrario de cuando los treinta
eran considerados como la “edad perfecta”.20 Se teme no sólo a ser viejo, sino a estar envejeciendo, al paso del tiempo, a
la pérdida de la juventus, a la obsolescencia, a la devaluación de la propia experiencia y a sus implicaciones en la relación
con los otros: “El sentimiento abstracto de envejecer nace, por lo tanto, de la mirada del otro [...], el sentimiento de
envejecer viene siempre de otro lado, es la marca en uno de la interiorización de la mirada del otro”. En suma, se teme a
algo que es imposible que no suceda y que según el caso traerá: fragilidad en la salud, riesgo de incapacidad, pérdida de
roles y retiro del trabajo. A nivel del conocimiento de sentido común, frecuentemente se dice que esta etapa comienza
cuando “uno se siente Viejo”.
Biográficamente el viejo siente temor y vulnerabilidad por la declinación de su productividad, porque el ciclo de la
crianza (en caso de haber tenido hijos) está cerrado, por la creciente precariedad de un cuerpo que ya no responde como
antes, así como por la incertidumbre frente a un futuro en el que están en duda los recursos materiales, simbólicos,
culturales y psicológicos para afrontar la etapa final de la vida.
ADULTO MAYOR 22
La sociedad se encuentra frente a un envejecimiento masivo a nivel mundial que está provocando fricciones cada vez
mayores entre los planos sistémico, cultural y biográfico.
Pensamos que desde un punto de vista sociológico la devaluación social de la gente que alcanza la madurez y la vejez se
origina no sólo en la velocidad de los cambios científicos y tecnológicos cada vez más acelerados y con mayores
requerimientos de re-calificaciones constantes, si se aspira a ingresar y mantenerse en el mercado laboral, sino también en
la ruptura del sentido de continuidad
histórico-social que acompaña a las sociedades modernas, dada la orientación temporal hacia el futuro (y la consecuente
devaluación del pasado), así como sus acusados procesos de individualización.
EL MIEDO A ENFERMARSE: En la modernidad inicial el discurso médico, tal y como lo conocemos, no es el que
monopoliza la interpretación de la enfermedad y su curación.
En las sociedades modernas occidentales el cuidado del cuerpo, la observación y la curación del mismo atraviesan por un
proceso lento de individuación que va acompañado de una mutación de discursos y prácticas. Ciertamente, el acervo de
conocimiento en la medicina ha tenido grandes logros que han sido fundamentales en el combate contra las epidemias,
pero las soluciones nunca han sido seguras, sino provisorias. Así, en la modernidad contemporánea “se descubre que las
terapias y los regímenes preventivos de ciertos riesgos resultan patógenos en otros sentidos; cada vez se requiere más
intervención médica a causa de enfermedades ‘iatrogénicas.
Nuestra época parece caracterizarse por el temor al dolor y la agonía. En este sentido, no es casual que: “Los
fallecimientos provocados por el cáncer siguen anunciándose como consecuencias de una ‘dolorosa enfermedad”. La
experiencia del dolor no es sólo corporal, sino también social.
Tendemos a pensar que cualquier dolor, independientemente de su origen, podrá aminorarse o evitarse gracias a la
ciencia.
MIEDO A LA MUERTE: la medida en que con el avance de la modernidad. La muerte se ha vuelto algo que
“típicamente” les ocurre a los viejos o a los enfermos graves es que va ocupando un lugar periférico en la conciencia de la
sociedad en general, convirtiéndose en un fenómeno que va perdiendo visibilidad pública. Lo anterior puede verse en
nuestras prácticas y discursos acerca de la muerte: las personas van o las llevan a los hospitales a morir a solas.
Después de la muerte, personal especializado se ocupa de preparar sus cuerpos para el funeral, e incluso éste ya tiende a
ser suprimido como ritual colectivo, especialmente con la práctica de la incineración.
Por otra parte, rara vez se habla directamente de la muerte individual y, en su lugar, se usan términos como “pasar a mejor
vida”, “fallecimiento”, “encuentro con el señor”, negando simbólicamente en el lenguaje lo que es imposible de suprimir
en lo real. Lo anterior ocurre, incluso, en sociedades que, como la nuestra, dan un lugar importante a la muerte dentro de
sus tradiciones y costumbres, las cuales en realidad la tratan en abstracto, nunca de manera individualizada.
Cuando, como en la modernidad inicial, no se duda del “más allá”, la muerte es un paso que se celebra ceremonialmente
en la colectividad.
No significa la desaparición total, sino una pausa en espera de la resurrección, pues nada se detiene y todo continúa en la
eternidad.
En cambio, en las sociedades modernas contemporáneas la muerte es una especie de caída en las tinieblas, un precipicio
que nos lanza a lo desconocido, a la extinción personal.
El hombre en la modernidad inicial no le temía tanto a la muerte como al juicio final, al castigo, al más allá, a los
tormentos del infierno y a la expiación de las culpas.
En cambio, en las sociedades contemporáneas ha desaparecido la representación pública de la muerte individual.
Estas sociedades reprimen simbólicamente a la muerte justamente por la magnitud del miedo que produce.
La observación de las prácticas y discursos que median en la relación entre enfermos, familiares y el personal
especializado en los hospitales es un indicador de esta resignificación de la muerte en el sentido de su negación. Un claro
ejemplo de ello lo constituye la muerte social que antecede a la muerte física en estas condiciones. Cuando se está frente a
un moribundo los médicos, las enfermeras y el personal especializado tienden a establecer una distancia física y simbólica
creciente con el enfermo grave representada por el aislamiento físico.
ADULTO MAYOR 23
Por ejemplo, se van espaciando las revisiones, se evita nombrar y enfrentar a la muerte misma, justificando dicha práctica
en una presunta necesidad del enfermo de descansar, guardar reposo y mantener la tranquilidad.
Por su parte, los familiares y amigos tampoco están equipados para enfrentar estos procesos. Su familiar (tipificado como
paciente) queda aislado por la institución en la que se le recluye; su acompañamiento es difícil también por razones
asociadas al mercado, al trabajo, al transporte y a todo lo que representa la dislocación de las rutinas que puede producir la
atención de los familiares y allegados a un enfermo que se convierte, en el hospital, en una enfermedad, en el objeto de
determinadas especialidades médicas, desdibujándose como persona, como individuo.
También es pertinente subrayar que en las sociedades contemporáneas no todo es “miedo” a la muerte como extinción
absoluta del yo. El desarrollo de disciplinas específicas como la tanatología, y algunas tendencias locales como la
adoración a la muerte, forman parte de la complejidad de un fenómeno que adquiere, según la singularidad de los marcos
culturales, configuraciones particulares.
En ocasiones los rituales asociados con la muerte se convierten en exorcismos del miedo al dolor.
En la modernidad morir se ha convertido en un acontecimiento aislado, privatizado, lento e, incluso, adjetivado (muerte
cerebral, muerte clínica, muerte asistida, etc.). Antes, morir era un problema del hogar y del grupo; hoy es un problema-
proceso de las clínicas y los hospitales en el que, no obstante, se entretejen grandes tensiones entre las instituciones, por
una parte, y los mundos de vida y las biografías, por otra. De ahí el miedo que despierta.
ADULTO MAYOR 24
Para el psicólogo, en cambio, esta aflicción representa un gran problema, uno de aquellos fenómenos que, si bien
incógnitos ellos mismos, sirven para reducir a ellos otras incertidumbres. Así, imaginamos poseer cierta cuantía de
capacidad amorosa —llamada «libido»— que al comienzo de la evolución se orientó hacia el propio yo, para más tarde —
aunque en realidad muy precozmente— dirigirse a los objetos, que de tal suerte quedan en cierto modo incluidos en
nuestro yo. Si los objetos son destruidos o si los perdemos, nuestra capacidad amorosa (libido) vuelve a quedar en
libertad, y puede tomar otros objetos como sustitutos, o bien retornar transitoriamente al yo.
Sólo comprobamos que la libido se aferra a sus objetos y que ni siquiera cuando ya dispone de nuevos sucedáneos se
resigna a desprenderse de los objetos que ha perdido. He aquí, pues, el duelo.
La plática con el poeta tuvo lugar durante el verano que precedió a la guerra.
La guerra enlodó nuestra excelsa ecuanimidad científica, mostró en cruda desnudez nuestra vida instintiva, desencadenó
los espíritus maLignos que moran en nosotros y que suponíamos domeñados definitivamente por nuestros impulsos más
nobles, gracias a una educación multisecular.
Nos quitó tanto de lo que amábamos y nos mostró la caducidad de mucho que creíamos estable.
Sabemos que el duelo, por más doloroso que sea, se consume espontáneamente. Una vez que haya renunciado a todo lo
perdido se habrá agotado por sí mismo y nuestra libido quedará nuevamente en libertad de sustituir los objetos perdidos
por otros nuevos, posiblemente tanto o más valiosos que aquéllos, siempre que aún seamos lo suficientemente jóvenes y
que conservemos nuestra vitalidad. Cabe esperar que sucederá otro tanto con las pérdidas de esta guerra. Una vez
superado el duelo, se advertirá que nuestra elevada estima de los bienes culturales no ha sufrido menos ‐cabo por la
experiencia de su fragilidad. Volveremos a construir todo lo que la guerra ha destruido, quizá en terreno más firme y con
mayor perennidad.
Ámbito de aplicación y objeto: El objeto de la Convención es promover, proteger y asegurar el reconocimiento y el pleno
goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de la persona
mayor, a fin de contribuir a su plena inclusión, integración y participación en la sociedad.
Definiciones:
A los efectos de la presente Convención se entiende por:
-“Abandono”: La falta de acción deliberada o no para atender de manera integral las necesidades de una persona mayor
que ponga en peligro su vida o su integridad física, psíquica o moral.
-“Cuidados paliativos”: La atención y cuidado activo, integral e interdisciplinario de pacientes cuya enfermedad no
responde a un tratamiento curativo o sufren dolores evitables, a fin de mejorar su calidad de vida hasta el fin de sus días.
-“Discriminación”: Cualquier distinción, exclusión, restricción que tenga como objetivo o efecto anular o restringir el
reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la
esfera política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública y privada.
ADULTO MAYOR 25
-“Discriminación múltiple”: Cualquier distinción, exclusión o restricción hacia la persona mayor fundada en dos o más
factores de discriminación.
-“Discriminación por edad en la vejez”: Cualquier distinción, exclusión o restricción basada en la edad que tenga como
objetivo o efecto anular o restringir el reconocimiento, goce o ejercicio en igualdad de condiciones de los derechos
humanos y libertades fundamentales en la esfera política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida
pública y privada.
-“Envejecimiento”: Proceso gradual que se desarrolla durante el curso de vida y que conlleva cambios biológicos,
fisiológicos, psico-sociales y funcionales.
-“Envejecimiento activo y saludable”: Proceso por el cual se optimizan las oportunidades de bienestar físico, mental y
social, de participar en actividades sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas, y de contar con protección,
seguridad y atención.
-“Maltrato”: Acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño a su integridad física,
psíquica y moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales,
independientemente de que ocurra en una relación de confianza.
-“Negligencia”: Error involuntario o falta no deliberada, que le causa un daño o sufrimiento a una persona mayor
- “Persona mayor”: Aquella de 60 años o más, salvo que la ley interna determine una edad base menor o mayor, siempre
que esta no sea superior a los 65 años. Este concepto incluye, entre otros, el de persona adulta mayor.
-“Persona mayor que recibe servicios de cuidado a largo plazo”: Aquella que reside temporal o permanentemente en un
establecimiento regulado sea público, privado o mixto, en el que recibe servicios socio-sanitarios integrales de calidad,
incluidas las residencias de larga estadía, que brindan estos servicios de atención por tiempo prolongado a la persona
mayor, con dependencia moderada o severa que no pueda recibir cuidados en su domicilio.
-“Servicios socio-sanitarios integrados”: Beneficios y prestaciones institucionales para responder a las necesidades de tipo
sanitario y social de la persona mayor, con el objetivo de garantizar su dignidad y bienestar y promover su independencia
y autonomía.
-“Unidad doméstica u hogar”: El grupo de personas que viven en una misma vivienda, comparten las comidas principales
y atienden en común las necesidades básicas, sin que sea necesario que existan lazos de parentesco entre ellos.
ADULTO MAYOR 26
DEBERES GENERALES DE LOS ESTADOS PARTE
a) Adoptarán medidas para prevenir, sancionar y erradicar aquellas prácticas contrarias a la presente Convención, tales
como aislamiento, abandono, sujeciones físicas prolongadas, hacinamiento, expulsiones de la comunidad, la negación de
nutrición, infantilización, tratamientos médicos inadecuados o desproporcionados, entre otras, y todas aquellas que
constituyan malos tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes que atenten contra la seguridad e integridad de la
persona mayor.
b) Adoptarán las medidas afirmativas y realizarán los ajustes razonables que sean necesarios para el ejercicio de los
derechos establecidos en la presente Convención y se abstendrán de adoptar cualquier medida legislativa que sea
incompatible con la misma.
c) Adoptarán y fortalecerán todas las medidas legislativas, administrativas, judiciales, presupuestarias y de cualquier otra
índole.
e) Promoverán instituciones públicas especializadas en la protección y promoción de los derechos de la persona mayor y
su desarrollo integral.
DERECHOS PROTEGIDOS
Igualdad y no discriminación por razones de edad: Queda prohibida por la presente Convención la discriminación por
edad en la vejez.
Derecho: la vida. Dignidad en la vejez. Independencia y a la autonomía. La participación e integración comunitaria.
Seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia. No ser sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Brindar consentimiento libre e informado en el ámbito de la salud. La persona mayor que recibe servicios de
cuidado a largo plazo. La libertad personal. Libertad de expresión y de opinión y al acceso a la información. Nacionalidad
y a la libertad de circulación. Privacidad y a la intimidad. Seguridad social. Trabajo. Salud. Educación. Cultura.
Recreación, al esparcimiento y al deporte. Propiedad. Vivienda. Medio ambiente sano. Accesibilidad y a la movilidad
personal. Políticos. Reunión y de asociación.
TOMA DE CONCIENCIA
Los Estados Parte acuerdan:
a) Adoptar medidas para lograr la divulgación y capacitación progresiva de toda la sociedad sobre la presente
Convención.
b) Fomentar una actitud positiva hacia la vejez y un trato digno, respetuoso y considerado.
c) Desarrollar programas para sensibilizar a la población sobre el proceso de envejecimiento y sobre la persona mayor.
d) Promover la inclusión de contenidos que propicien la compresión y aceptación de la etapa del envejecimiento en los
planes y programas de estudios.
Comité de Expertos: El Comité estará integrado por expertos designados por cada uno de los Estados Parte en la
Convención. El quórum para sesionar será establecido en su reglamento.
El Comité de Expertos tiene las siguientes funciones:
a) Colaborar en el seguimiento al avance de los Estados Parte en la implementación de la presente Convención,
b) Presentar recomendaciones para el cumplimiento progresivo de la Convención sobre la base de los informes
presentados por los Estados Parte de conformidad con el tema objeto de análisis.
c) Elaborar y aprobar su propio reglamento en el marco de las funciones establecidas en el presente artículo.
Sistema de peticiones individuales: Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente
reconocida en uno o más Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos, puede presentar a la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de alguno de
los artículos de la presente Convención por un Estado Parte.
DISPOSICIONES GENERALES
Firma, ratificación, adhesión y entrada en vigor: La presente Convención está abierta a la firma, ratificación y adhesión
por parte de todos los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos. Después de que entre en vigor,
todos los Estados Miembros de la Organización que no la hayan firmado estarán en posibilidad de adherirse a la
Convención.
Reservas: Los Estados Parte podrán formular reservas a la Convención en el momento de su firma, ratificación o
adhesión, siempre que no sean incompatibles con el objeto y fin de la Convención y versen sobre una o más de sus
disposiciones específicas.
Denuncia: La Convención permanecerá en vigor indefinidamente, pero cualquiera de los Estados Parte podrá denunciarla
mediante notificación escrita dirigida al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos.
Depósito: El instrumento original de la Convención, cuyos textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente
auténticos, será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, la que enviará copia
certificada de su texto para su registro y publicación a la Secretaría de las Naciones Unidas, de conformidad con el
artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas.
Enmiendas: Cualquier Estado Parte puede someter a la Conferencia de Estados Parte propuestas de enmiendas a esta
Convención.
Lineamientos básicos de la Gerontología Comunitaria e Institucional que sirven de marco conceptual e ideológico de la
Especialización.
La Gerontología se ha desarrollado fundamentalmente en la segunda mitad de siglo XX.
Mientras que la Geriatría es la rama de la ciencia médica que se ocupa de los aspectos clínicos, terapéuticos y
preventivos relacionados con el proceso salud-enfermedad de las personas mayores, la Gerontología estudia la vejez y el
proceso de envejecimiento desde el punto de vista biológico, psicológico y social.
Campo de la gerontología: biológico, psicológico (psicología del desarrollo, psicología social), social.
ADULTO MAYOR 28
La Gerontología reconoce la vejez y el envejecimiento como un fenómeno en el que confluyen condiciones biológicas,
culturales, sociales y psicológicas, por lo que es necesario un abordaje interdisciplinario para dar cuenta de los desafíos
que se presentan. La geriatría es la especialidad médica que aborda el proceso salud-enfermedad de las personas mayores.
Es una de las disciplinas que aporta a la gerontología, enfatizando los aspectos biológicos de la salud y la enfermedad.
No existe un único concepto de vejez; es una etapa del ciclo vital que es construida socialmente, ya que la edad es sólo
una de las variables a tener en cuenta para describirla y delimitarla.
Podemos decir entonces que existen varias edades:
- La Edad Cronológica: es la edad en años de vida.
- Edad social: Establece y designa el rol individual que se debe desempeñar en la sociedad en que cada individuo se
desenvuelve (padre, hijo, abuelo), al igual que el género se construye.
- Edad fisiológica: Es el Estado de funcionamiento orgánico.
- Edad psíquica: definida por los efectos psicológicos que el paso de los años represente para cada individuo.
¿Qué entendemos por Gerontología Comunitaria?: La Gerontología Comunitaria pretende ser transformadora de la
realidad. Promueve espacios genuinos de participación de las personas, las familias, la comunidad, las organizaciones
políticas y no gubernamentales en un trabajo colectivo donde el protagonista principal es el adulto mayor.
No todos envejecemos de igual modo. El concepto de envejecimiento diferencial y los modelos de envejecimiento: Desde
el enfoque psicosocial utilizamos la teoría del desarrollo de Erikson, ya que contribuyó a romper con el paradigma del
deterioro en la vejez, en tanto pudo encontrar que en cada una de las etapas de las crisis vitales se daban resoluciones
positivas o negativas.
Cada etapa se organiza en torno a un nuevo conflicto nuclear que agrega un nuevo criterio de fortaleza humana
acumulada. En la vejez, Erikson (psicólogo estadounidense de origen alemán) muestra un conflicto entre la integridad y la
desesperación.
Por un lado, esta teoría sostiene que los eventos que ocurren en la vida de las personas y los roles que las personas asumen
a lo largo de sus vidas, son parte del autoconcepto y de la propia identidad. Por otro lado, los presupuestos de este enfoque
demuestran que, a lo largo de la vida, existe un balance entre crecimiento y declive (pérdidas y ganancias), se puede
envejecer de forma diversa (normal, patológica y con éxito) y para ello las personas pueden entrenarse.
La teoría de la actividad o de la interacción social formulada por Havinghurst a fines de los años sesenta plantea que la
actividad es la base de un envejecimiento positivo.
La mayor interacción social implica la mayor satisfacción de vida, que proviene más de la calidad de los contactos
sociales que de la cantidad.
Derechos: Civiles (Libertad de pensamiento, igualdad ante la ley y la propiedad), políticos (Derecho de sufragio y libertad
de expresión), sociales (Trabajo, sindicalización, huelga, sanidad, enseñanza y protección familiar. (Siglo XX a través del
Estado de Bienestar)
En la última década del siglo pasado se incorporaron los derechos de cuarta Generación: Demandas de derechos
particulares, la ecología, la biotecnología y el derecho a la información
ADULTO MAYOR 29
- Participación: ej; Permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación y la aplicación
de las políticas que afecten directamente a su bienestar y poder compartir sus conocimientos y pericias con las
generaciones más jóvenes.
- Dignidad: ej; Vivir con dignidad y seguridad y verse libres de explotación y de malos tratos físicos o mentales.
- Cuidados: ej; Disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la comunidad de conformidad con el
sistema de valores culturales de cada sociedad.
- Autorrealización: ej; Aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial.
Metas y Objetivos de la Estrategia Regional: metas (Personas de edad y su rol en el desarrollo, Fomento de la salud y el
bienestar en la vejez, Creación de un entorno propicio y favorable).
En el año 2007 la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) conjuntamente con el Gobierno de
Brasil, llevaron adelante la Segunda Conferencia Regional Intergubernamental sobre Envejecimiento en América Latina y
el Caribe entre el 4 y el 6 de diciembre en Brasilia, cuyo objetivo estuvo dirigido a dar seguimiento y evaluar los avances
en la aplicación de la Estrategia regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción
Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, luego de 5 años de su implementación.
Con la Declaración de Brasilia se instala la idea de la importancia de tener una “Convención de Derechos Humanos
para las Personas de Mayores”.
Derechos y Envejecimiento en Argentina: Debemos recordar que Argentina en el año 1948 fue el primer país en el mundo
en declarar los “Derechos y el Decálogo de la Ancianidad”. La señora Eva
Duarte de Perón viajó a la reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada en París y allí propuso a los
países miembros adoptar el Decálogo de los Derechos de la Ancianidad, incorporados en la Constitución de 1949. Estos
son: DERECHO A vivienda, alimentación, asistencia, vestido, cuidado de la salud física, cuidado de la salud moral, al
esparcimiento, al trabajo, tranquilidad y respeto.
Derechos de las personas mayores, calidad de vida y envejecimiento activo: Los agentes de apoyo sociales para
promocionar el envejecimiento activo son: personas mayores, familia, amigos, comunidad y estado.
Un sistema integral de fomento al envejecimiento activo está basado en los principios de a) seguridad y apoyo social;
b) justicia, equidad y solidaridad; c) dignidad; e) independencia y f) participación. Estos principios deberían estar
garantizados para los ciudadanos mayores.
En síntesis, desde el punto de vista de la demografía la principal causa de envejecimiento de las poblaciones se relaciona
con el descenso de la fecundidad, en segundo lugar, por la mortalidad y por último, con las migraciones (en los países
con poca migración internacional, los cambios en su estructura poblacional se producirán por el efecto conjunto de la
fecundidad y la mortalidad).
América Latina y la transición demográfica: En América Latina, en los últimos 50 años, la esperanza de vida ha
aumentado casi 20 años. La República Argentina se encuentra entre los países más envejecidos de América Latina, junto a
Uruguay, Cuba y Chile. En el 2007, el 10,7% de la población mundial tenía sesenta años o más y se proyecta para el 2025
el 15% y para el 2050 el 21%,7. Es decir que en el 2050 habrá 2.400 millones de personas que tendrán más de 60 años en
el mundo.
ADULTO MAYOR 30
¿Cuándo decimos que una población está envejecida? Por convención se considera que un país tiene una estructura
poblacional envejecida cuando el porcentaje de personas de 60 años y más es del 7% o lo supera. La Argentina es uno de
los países más envejecidos de Latinoamérica y muestra signos de su envejecimiento desde 1970.
Argentina cuenta con un sistema de salud público y universal, al que todos los habitantes del país tienen derecho a
acceder.
El 95% de la población de 65 y más años percibe una jubilación o pensión (88,3% de las mujeres mayores de 60 años y el
89,7% de los hombres mayores de 65 años) accede actualmente a la jubilación del régimen contributivo, dada la
flexibilización en el acceso al régimen previsional a partir de haber alcanzado la edad jubilatoria, de acuerdo con las
moratorias implementadas a partir de 2005.
El 23% de los varones de 65 años y más (edad jubilatoria) se encuentra en actividad laboral. A medida que la edad avanza
aumenta la proporción de inactivos: así a los 65 años el 61% es inactivo y a los 80 el 94%% lo es. En tanto que entre las
mujeres de 60 y más años (edad jubilatoria) sólo el 16% permanece activa. Al igual que entre los varones a medida que la
edad avanza disminuye la actividad: son activas el 35% de las que tienen entre 60 y 64 años versus el 3% de las que tiene
80 y más años.
Según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda, 2001, el 85% de los adultos mayores argentinos reside en
viviendas propias, y el número de personas mayores en condiciones de hacinamiento es bajo: un 1,2%.
Es por eso que el gobierno de la República Argentina entiende como prioritario combatir la pobreza y asumir que las
personas mayores son sujetos de derechos que merecen el bienestar que les brinda la seguridad económica a través de la
seguridad social. Los adultos mayores han trabajado a lo largo de su vida y el Estado debe garantizar, en esta etapa, un
haber previsional que les permita vivir con dignidad.
Existen tres grandes periodos con enfoques distintos para estudiar las políticas de la vejez:
a) La Vejez como Asunto de Pobreza: siglo XIX y XX.
b) La Vejez como un Asunto de Integración Social: años 60.
c) La Vejez como un Asunto de Derechos de las Personas de Edad: El tema se trata por primera vez en el Plan de
Acción Internacional sobre Envejecimiento, aprobado por las Naciones Unidas en 1982.
El cambio de paradigma implica la aplicación del enfoque de derecho a las políticas públicas.
Dicho enfoque promueve el empoderamiento de las personas mayores y una sociedad integrada desde el punto de vista de
las edades, lo que implica que las personas mayores son sujetos de derecho y no, solamente objetos de protección, por lo
tanto, disfrutan de garantías; pero también tienen responsabilidades respecto de sí mismos, su familia y su sociedad.
Modelo de atención sociosanitario: Este enfoque propone: la participación activa del usuario y su familia en su propio
proceso de atención; medidas de rehabilitación y confort, ya que su objetivo está orientado a obtener o mantener el
máximo grado posible de autonomía por parte del usuario; el trabajo con la familia y el entorno, a fin de ayudar a la
familia en el proceso de adaptación a nuevas situaciones y la importancia de la relación que afecta tanto a los actores
involucrados directamente en la terapéutica como a los elementos exteriores y a la sociedad toda. La propuesta es la de
provisión de tratamientos de rehabilitación, mantenimiento y recuperación de las personas mayores de carácter
multidisciplinar, puesto que la dependencia no es un estado definitivo, sino evolutivo y puede presentar distintos grados.
Objetivos generales del Plan Nacional de las personas mayores: Analizar los procesos de envejecimiento, desde el punto
de vista social, epidemiológico y demográfico. Ordenar los recursos y programas existentes. Identificar y hacer frente a
ADULTO MAYOR 31
las nuevas situaciones que se les plantean a las personas mayores y a sus familias. Favorecer la protección de los derechos
de las personas mayores y procurar que la prestación de los servicios se ajuste a los criterios de calidad exigidos en las
normas y programas vigentes. Proporcionar herramientas que posibiliten el conocimiento actualizado y permanente de las
demandas de las personas mayores y de los recursos existentes.
Residencia para adulto mayor: Las residencias son tanto para personas dependientes como para autoválidas, mayores de
60 años que carezcan de cobertura social, aunque se prioriza el ingreso de los mayores dependientes que no sufran
deterioro severo de su salud mental.
Movimiento asociativo de los A.M: son indirectamente políticas por lo reivindicativas, pero sobre todo son asociaciones
cívicas. Por lo cual, entendemos aquellas entidades de carácter voluntario que pretenden altruísticamente desarrollar un
servicio que no sólo contribuya al bienestar individual de sus miembros, sino también al bienestar general de la sociedad.”
El caso argentino. El Consejo Federal de los Mayores: La Constitución Nacional, luego de la reforma del año 1994, en su
artículo 75, inciso 23 introduce en su texto la necesidad de que se “[...] garanticen la igualdad real de oportunidades y de
trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales
vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con
discapacidad.”
Por su parte, las leyes fundamentales de las provincias contemplan los derechos que asisten a los adultos mayores en las
disposiciones sobre la tercera edad.
Fue reglamentado luego de cinco años en el 2002 por Resolución Ministerial Nº 113. Su conformación fue modificada a
partir de la reunión del Plenario realizada en mayo de 2006 (Resolución 1216/06) e institucionalizada a partir de la
realización de la elección de los miembros en diciembre de 2006.
De este modo, corresponde al Ministerio de Desarrollo Social, ejercer la presidencia del mismo y llevar adelante sus
acciones a través de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia y su Dirección Nacional de Políticas para
Adultos Mayores.
Es el espacio de promoción de la inserción plena de los adultos mayores en la vida de la comunidad; de generación de las
condiciones para el desarrollo de su organización y de la defensa de sus derechos, en consonancia con lo dispuesto en el
Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, aprobado en Madrid, en abril de 2002, a través de la conformación
del Consejo Federal y la promoción de los consejos provinciales. A través del Consejo Federal.
Para participar del Consejo Federal las OAM deben inscribirse en el Registro Nacional de Organizaciones de Adultos
Mayores (RENOAM) del Ministerio de Desarrollo Social, siendo requisito básico para la incorporación al mismo la
constitución formal de la entidad y la constancia de su personería jurídica (para las organizaciones de 2º y 3º grado).
La provincia de Mendoza constituyó el Consejo Provincial de Mayores por Resolución Nº 1796 de 1997 en el ámbito del
Ministerio de Desarrollo Social y Salud. El Plenario está conformado por un máximo de treinta miembros de los cuales el
50% deben ser adultos mayores. Participan en él representantes de los organismos nacionales y provinciales relacionados
con la temática, representantes de culto, de la universidad local, de las sociedades científicas y hasta dieciocho
representantes de organizaciones de adultos mayores (centros de jubilados y pensionados, clubes de abuelos), de cada uno
de los municipios de la provincia, elegidos mediante asambleas departamentales. El Comité Ejecutivo está constituido por
cinco miembros: el
Presidente es un representante de las organizaciones de mayores, un Secretario: representante del Ministerio de Desarrollo
Social y Salud y tres vocales representantes de las organizaciones que conforman el plenario. En la actualidad el
funcionamiento del Consejo es discontinuo. Se conformó un consejo local en la ciudad de Godoy Cruz en el año 2000.
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