Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Se llega aquí al tema final del ciclo vital siempre que el individuo haya vivido plenamente y
asegurado la sobrevida de la generación que le sigue. Este cierre se logra al aceptar la finitud
de la vida biológica y la sucesión de las generaciones. Según Erikson el desenlace negativo se
da con la sensación de fracaso o de no completar el propio proyecto vital, en este caso surge la
“desesperanza”; frecuente en los cuadros depresivos
La etapa comienza durante la pubertad y dura para el resto de la vida de una persona. La gente
empieza a desarrollar un fuerte interés sexual para el sexo opuesto. Si se han completado las
fases anteriores, el individuo ahora debe estar bien equilibrado.
Sigmund Freud
Propuso cinco fases interesantes con el fin de explicar el desarrollo psicosexual de los seres
humanos. Su teoría fue criticada sobre todo porque es demasiado vaga y se basa sólo en
estudios de casos y no en la investigación empírica.
Erikson disiente con Freud en la relevancia que este último otorgó al desarrollo sexual para
explicar el desarrollo evolutivo del individuo.
Erikson entiende que el individuo, a medida que va transcurriendo por las diferentes etapas, va
desarrollando su consciencia gracias a la interacción social.
Características de la teoría de Erikson
Erikson también propone una teoría de la competencia. Cada una de las etapas vitales da pie al
desarrollo de una serie de competencias.
Otro de los rasgos fundamentales de la teoría de Erikson es que cada una de las etapas se ven
determinadas por un conflicto que permite el desarrollo individual. Cuando la persona logra
resolver cada uno de los conflictos, crece psicológicamente.
En la resolución de estos conflictos la persona halla un gran potencial para el crecimiento, pero
por otra parte también podemos encontrar un gran potencial para el fracaso si no se logra
superar el conflicto propio de esa etapa vital.
Ambos sexos están sometidos a la impotencia que nuestra sociedad da al hecho de ser joven,
aunque las mujeres están especialmente oprimidas por la doble norma existente acerca del
envejecimiento: canas, piel seca, arrugas y patas de gallos, que son pruebas de experiencias y
de madurez en los varones, constituyen signos indicativos que las mujeres están en declive. El
a tractivo femenino radica en la suavidad, en las formas redondeadas, el poco vello, la
ausencia de arrugas, la dulzura y la falta de musculatura, o sea, el atractivo los muy jóvenes.
Las impotencias
Los hombres son capaces de sentir la emoción erótica, de tener erecciones, eyaculaciones y
orgasmos durante la masturbación, sueños o deseos propios de cada uno. Con una mujer en
particular, o con las mujeres en general, es cuando se manifiesta la perturbación. Los aspectos
clínicos de la impotencia son numerosos. En cada caso de impotencia puede faltar totalmente
la erección.
Puede ser el empuje bascular no alcanza para nada más que una semi elevación del pene y el
orgasmo continua flácido en parte, las erecciones pueden desaparecer durante la relación sin
llegar a su forma normal, la eyaculación. Tales fallos no son nunca debido a una impotencia
sino a un bloqueo por la angustia o por motivaciones inconscientes.
En esquema dos mecanismos pueden ser la causa: o bien el objeto no es emisor de estímulos
eróticos que provoquen la erección, lo que se observa en todos aquellos que cuyo objeto
sexual no es la mujer, o bien el objeto es en realidad excitante, pero por miedo, el sentimiento
de culpabilidad o la agresividad prohíben disfrutar con él.
Existen dificultades de erección que son de dos tipos, estas pueden aparecer después de un
periodo de actividad sexual normal y se las conoce como secundarias o reacciónales. Pueden,
por el contrario, existir desde siempre y entones son primarias.
Algunos hombres no han tenido nunca una vida sexual normal. Podemos, de forma muy
esquemática, repartidos en tres categorías. Unos tienen respecto a las mujeres una actitud
normal pero, en el momento del coito, falla la erección: son los neuróticos. Otros no se excitan
con las mujeres; son los perversos. Los últimos son indiferentes frente a toda sexualidad.
Algunos hombres tienen durante años una vida sexual normal. Un día bajo la influencia de un
acontecimiento o de un conjunto de circunstancias, se vuelven impotentes. Estas inhibiciones
tienen un buen pronóstico.
Una vida sexual puede ser totalmente normal, teniendo, sin embargo, una base frágil. La
calidad de las relaciones que un niño mantiene con su madre prefiguran siempre la cualidad de
las relaciones que tendrá con las mujeres en general y con la suya en particular, si estas
relaciones iniciales han sido, francamente malas, angustiosas, culpabilizadoras, existe toda la
posibilidad para en el momento de la pubertad, la atracción hacia las mujeres, se frene por la
pasada experiencia la vida sexual comenzara tardíamente y contaminada de temores.
Entre otros casos las impotencias aparecen cuando la mujer comienza a tomar medidas
anticonceptivas efectivas. Tanto hombre como mujer tenían relaciones de mediana
satisfacción puesto que antes estaba la preocupación de un embarazo. Pero sin este factor la
mujer proezas que su compañero no se siente capaz de hacer. Lo que deriva a una impotencia
real.
También hay parejas en donde los apetitos sexuales son distintos. Por ejemplo, un hombre de
un apito sexual modesto unido a una mujer de un apetito sexual exigente, conlleva a una
impotencia, porque la mujer no tardara en clasificarlo como semi-impotente. El sentimiento de
semi-imponte, y el deseo de superar sus capacidades, trae una impotencia
En estos casos el problema sexual no está nunca aislado; la personalidad está en su conjunto
perturbada.
Las impotencias de los primeros contactos. Se produce cada vez que un hombre
afronta una nueva compañera. Si a pesar de su decepción se muestra tierna y
consoladora, a la inhibición desaparece. Si, por lo contraria, se nuestra agresiva, la
inhibición persiste hasta la ruptura.
Las impotencias electivas (potencias con condiciones). El acto no puede realizarse si no
es con la presencia de ciertas cualidades ambientales o ciertas cualidades de la
compañera.
Una vida heterosexual pobre sin gran interés, permite un matrimonio y una vida
aparentemente normal.
Algunos hombres no tienen actividad sexual o muy poca, esta carencia está condicionada por
una falta de interés erótico. La pubertad de estos hombres a menudo ha sido tardía y no le ha
ocasionado nada más que necesidades limitadas. No tienes necesidad de masturbarse; no se
detecta en ellos ninguna actividad sexual que les proporcione satisfacción de manera desviada;
no tienes poluciones nocturnas. Muy a menudo son asténicos, apáticos en su comportamiento
general. Las dosis de hormonas están siempre en los límites de lo normal. Para estos no hay
ninguna posibilidad de curarle su enfermedad.
La eyaculación es la pare final del acto sexual, esta va acompañada de una culminación de
sensaciones voluptuosas; el orgasmo.
Los problemas de la eyaculación son de dos tipos; un frecuente, es la eyaculación precoz; otro
menos frecuente es la no eyaculación espermática. A la no-eyaculación hay que añadir la
ausencia de orgasmo.
Eyaculación precoz
Se considera precoz toda eyaculación que se produce antes de los treinta segundos o menos, a
partir de la penetración; algunas veces no se produce la penetración ala eyacular. Estas
eyaculaciones precoces tienen las mismas significaciones, la misma causa y los mismos
pronósticos que los problemas de erección.
Otra cosa es el síndrome del eyaculador precoz; los sujetos que sufren de este problema, no se
sienten, en general, impotentes. Estos han llegado a la pubertad muy pronto y se han
masturbado mucho, a no ser que las circunstancias les hayan permitido tener relaciones
sexuales de la edad de doce o trece años.
Las relaciones de la compañera ante una eyaculación precoz tienen un papel esencial en su
evolución. El hombre en efecto, consigue siempre el orgasmo, incluso si eyacula rápida y
espontáneamente, y tiene tendencia a considerar la brevedad de su acto como una simple
particularidad por lo que no sufre. Si su compañera no reclama para ella misma ningún placer,
la situación no cambia.
Cuando una mujer reclama su satisfacción y no consigue el orgasmo por la excesiva brevedad
del acto, su decepción obliga a su compañero a verse como “un hombre que no es capaz de
dar placer a una mujer”, es decir, como un deficiente. Si quiere luchar contra este estado de
cosas, intentara prolongar el acto voluntariamente, para escapar a la extrema excitación
nacida de situación erótica vivida.
La impotencia eyaculatoria lleva consigo la ausencia de orgasmo y, a menudo, ocasiona que los
hombres con este problema se desinteresen de un acto que nos les produce ninguna
satisfacción.
El orgasmo es la parte final del acto sexual. Consiste en una serie de contracciones
involuntarias de los músculos de la región pelviana que sobreviene por olas de creciente
intensidad y que terminan en un paroxismo que coincide con la primera contracción eyacular.
Estos fenómenos físicos van acompañados de sensaciones voluptuosas, que comienzan en los
primeros estados de excitación y que entonces llegan a su máxima intensidad.
Las contracciones eyaculatorias llevan a una caída repentina de la tensión genital y también de
la tensión de todo el cuerpo, que finaliza en una relajación corporal y física agradable, seguida
en general de una necesidad de dormir. Esta última fase del acto sexual, en su carácter
subjetivo, es quizás en la que las alteraciones son más frecuentes. El acto mismo se desarrolla
de manera normal, pero las sensaciones voluptuosas son mediocres, falta a la pérdida de
conciencia de supremo grado de la excitación y de la relación psicofisiologica es reemplazada
por una sensación de fatiga o de malestar. Sin embargo, es raro que un hombre consulte por
una insuficiencia orgásmica, puesto que la mediocre calidad del placer sentido no llama la
atención cuando el desarrollo fisiológico del acto es normal.
Trastornos de la sexualidad
Un hombre normal pierde el deseo cuando está satisfecho, pero un neurótico siempre
frustrado, busca sin casar satisfacer lo que Reich llamo el éxtasis sexual sin embargo sus
esfuerzos son vanos. la incapacidad de alcanzar el placer está en él y en ninguna mujer pueden
aportarle el desahogo deseado, así pues , la rechaza cada vez más , mientras que renace la
esperanza ante una nueva compañera, repetidas conquistas y posesiones son el origen de un
comportamiento de glotonería sexual.
La mujer y su sexualidad
Esta vida sexual concluye, en el momento del encuentro del hombre amado y deseado, en el
orgasmo. Esto supone, en tal contexto, una focalización progresiva del placer , tras los
preliminares , en la región genital, acompañada de erección clitoridiana , de turgencia de los
orgasmos genitales externos , de secreciones ligadas a la intromisión y al movimiento rítmico
del pene y a las presiones del pared vaginal con ,además , la excitación mecánica del conducto
posterior de la vagina y del cuello , hasta la inundación espermática y el acmé de
voluptuosidad más o menos espasmódico , continuo hasta la detumescencia y la tranquilidad
física y psíquica que a veces no sobreviene hasta después de varios orgasmos sucesivos .
La mujer y la pareja
Actualmente la pareja se funda en otras exigencias. El estilo mismo de las relaciones entre
hombre y mujeres es, a la vez más libre y más exigente. Están deben, en lo mejor de los casos,
reunir en una sola persona a la amante, la mujer en el hogar, a la madre de la familia y a la
productora en un marco de una actividad Profesional de necesidades cada vez más idénticas a
las del hombre .todos estos elementos dan a la pareja una dimensión de mayor libertad y
abertura, al mismo tiempo que exigencia que, cuando no son más o menos realizadas
desembocan frecuentemente en su destrucción.
La frigidez
La frigidez podría definirse de manera más amplia y menos dramática , como trastorno del
orgasmo , en la medida en que las mujeres totalmente frías e insensibles no son las más
numerosas , pero donde muy a menudo se trata de perturbaciones más o menos importantes
del placer , estas van desde la impotencia vaginal , con excitación sexual en el momento de los
preliminares , especialmente durante la manipulación clitoridiana , pero sin secreción ni deseo
y todavía menos placer , en el momento en el momento de la intromisión del pene en la vagina
hasta la posibilidades de secreciones , , con deseo de un coito completo , pero sin la
satisfacción , o incluso la existencia de una sensibilidad vaginal intensa con secreciones y con
brusco descenso de la excitación en el momento en que el orgasmo se aproxima .
La falsa frigidez
Este término insatisfactorio recubre en realidad lo que sería más adecuado llamarlo frigidez
relativa. Se observa en mujeres virtual o anteriormente capaces de satisfacciones completas,
pero que permanecen sin emoción o más o menos insensible con un compañero torpe, brutal,
ignorante o incapaz de identificarse con sus deseos o con su ritmo. La falta de atractivo del
compañero, su propia patología sexual, como la existencia de una eyaculación precoz o de
exigencias perversas por su parte, sin consideraciones hacia el placer del otro, la intensidad de
los conflictos dentro de la pareja, un concepto perturbador como el cansancio, preocupaciones
diversas, miedo a un nuevo embarazo, deben ser cuidadosamente calibrados y tomados en
consideración antes de pensar en una incapacidad fundamental por parte de la mujer.
Vaginismo y Dispareunia
El vaginismo aparece muy a menudo desde las primeras relaciones, por contracciones
involuntarias de los músculos del ano y de los constrictores de la vulva, a veces incluso de los
abductores de las nalgas, haciendo imposible toda penetración. El compañero es a menudo un
hombre suave y tímido de una potencia sexual dudosa.
La madurez sexual
La sexualidad humana es parte esencial de los individuos y las sociedades que constituimos la
especie humana; abarca y antecede todas las esferas de nuestro quehacer, tanto los aspectos
culturales como los individuales. Cuando decimos "sexo", nos referimos quizás a una relación
erótica, coital, a una experiencia en efecto relacionada con lo sexual, pero también involucra
nuestras emociones, gustos, comportamientos e identidades. La sexualidad no se limita al
ámbito reproductivo; por el contrario, lo rebasa pues es una experiencia tanto individual como
social, cultural y humana. Por ello, podemos afirmar que existen muchas sexualidades, no
solamente una forma de ejercerla y vivirla, sino quizá tantas como grupos sociales existen y
han existido. La sexualidad se vive diferentemente si es hombre o si se es mujer, si se
pertenece a un grupo social o a otro y también está moldeada por nuestras creencias, pues
éstas han construido una imagen o relación acerca de lo sexual.
La sexualidad está conformada por múltiples dimensiones y por ello existen muy diversas
aproximaciones para explicar qué es la sexualidad humana. No obstante, el hecho de hacer
divisiones y categorizaciones para intentar su cabal comprensión; en realidad en nosotros y
nosotras estos aspectos confluyen y se viven de manera conjunta. Es decir, tener una vulva o
un pene no es lo que me hace ser mujer u hombre, sino el conjunto articulado y construido a
partir de ese hecho biológico y del proceso social en el que el individuo se encuentra inmerso.
Podemos distinguir con claridad hechos o comportamientos relacionados con el sexo (la
masturbación, una erección, una relación coital, etc.); también comprenden conductas más
elaboradas o que son el reflejo de dichos actos, tales como el coqueteo, el proceso de
enamoramiento o la conceptualización que hemos construido como mujeres y hombres. Por
ello, es complejo e incluso aventurado dar una categórica y definitiva definición de lo que es la
sexualidad; en cambio, podemos hacer algunas aproximaciones que dependerán desde qué
perspectiva el individuo o la sociedad intenta dicha definición. En términos generales,
podemos decir que la sexualidad es el conjunto de experiencias, sociales e individuales, de
comportamientos e identidades resultado de la construcción social a partir del hecho biológico
de ser seres sexuados. La sexualidad se refiere a una dimensión fundamental de las personas
basada en el sexo, el género, las identidades de sexo y género, la orientación sexual, el
erotismo, la vinculación afectiva y la reproductividad. La misma se expresa a través de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y
relaciones.
Los medios masivos de comunicación son uno de los ámbitos más importantes en los que se
desarrollan mayores roles o papeles sociales. Existen, desde hace mucho tiempo, roles que
afectan al género en la publicidad, al vender un status.
En el caso de la mujer:
El hombre ausente: consiste en esconder la figura del hombre y sólo mostrar el objeto
que utilizará el hombre. Dígase un reloj, una pluma, algo de ropa... Destacan por ser
anuncios que utilizan un fondo neutro.
El hombre fragmentado: consiste en fraccionar el cuerpo de un hombre porque se
considera que ciertas partes tienen un determinado valor. Por ejemplo, un pecho
musculoso o una espalda robusta son rasgos propios de la fuerza.
El otro: lo que entendemos por este modelo es aquel sujeto publicitario que no
responde a las características del hombre occidental. Por tanto, cabe hablar de cómo
es la fachada exterior del hombre que aparece en el anuncio publicitario: destaca, en
muchas ocasiones por el color de la piel o el cabello y, en otras, por la indumentaria
(quimonos, chalecos, albornoces...). Un ejemplo claro son los anuncios del whisky
Cutty Sark en los que, a veces, un joven occidental practica surf o toca el tam-tam en
un poblado africano, siempre acompañado por alguien de raza negra.
El hombre disfórico: este modelo es muy parecido al anterior, ya que ambos suponen
una negación del sujeto publicitario. Sin embargo, este sujeto choca con el mundo que
caracteriza la publicidad, donde la principal característica es la felicidad perenne y si,
por alguna de aquellas, hace acto de presencia la enfermedad, el cansancio o algunos
problemas como la caspa, calvicie o exceso de pelo, su aparición es momentánea
porque el producto actúa como una pócima mágica que elimina cualquier tipo de
problema.
El hombre trabajador: la figura del hombre ha desplazado al sujeto publicitario del
ámbito público y laboral, al privado y familiar. Así aparece un nuevo sujeto que es más
lúdico que trabajador, más gozoso que productor. Ese predominio de lo festivo sobre
lo laboral se debe al carácter persuasivo del mensaje publicitario. Por eso, podremos
afirmar que en el hombre publicitario se está produciendo una feminización. Y puesto
que el cansancio nunca puede salir en publicidad, este puede desglosarse en dos
modelos:
El hombre trabajador que figura en el anuncio como representante del consumidor
El hombre trabajador que redunda en el beneficio del consumidor.
El testimonial, el objetivo de este rol es doble:
Avalar las bondades de la mercancía con la presencia del experto y propiciar la identificación
entre este y el consumidor.
Propiciar la identificación entre éste y el consumidor (lo cual se consigue por medio de una
serie de procesos mentales y sociales).
Este estadio comprende desde los 20 años hasta los 40, aproximadamente.
Si se evade este tipo de intimidad, uno puede estar rozando la soledad o el aislamiento,
situación que puede acabar en depresión.
El estancamiento es esa pregunta que se hace el individuo: ¿qué es lo que hago aquí si no sirve
para nada?; se siente estancado y no logra canalizar su esfuerzo para poder ofrecer algo a los
suyos o al mundo.
Bibliografías
http://www.monografias.com/trabajos65/desarrollo-psicosexual/desarrollo-
psicosexual2.shtml#ixzz4J9NDL3Eg