Está en la página 1de 4

Universidad Pedagógica Nacional

FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA

Nombre: Deici Viviana Reina Zuluaga


Código: 2022290023

LA EDUCACIÓN Y LA ÉPOCA DE LA EVALUACIÓN: ENTRE NECESIDAD Y


CONTINGENCIA

El autor del artículo expresa que actualmente la educación pasa por el cálculo y la
evaluación externa, mediante pruebas “objetivadas” en procesos matemáticos y
políticos, desconociendo la educación en términos pedagógicos y epistemológicos,
lo que conlleva a: generar expectativas en términos de resultados, restando
significancia a la mejora en la calidad de la educación, y a que se presente un
choque entre necesidad y contingencia, las cuales son planteadas a través del
sentido de la lógica modal de Aristóteles, el cual establece un sistema de cuatro
valores que se oponen entre sí: necesario, contingente, posible e imposible
(Bustamante, 2009).
Desde esta perspectiva, anteriormente se establecía la idea de que el no tener
vínculos con las escuelas y colegios era una desventaja para quien pretendía
emitir juicios sobre la educación (a los jóvenes investigadores se les exigía hacer
“trabajo de campo” y empaparse de su “realidad”), en contraste, hoy en día en la
inspección y vigilancia de la calidad educativa, los procesos de evaluación son
realizados por personas sin vínculos con los establecimientos educativos o con las
instituciones de educación superior, es por ello que se habla del deber de
inspeccionar y vigilar a través de evaluaciones externas (Bustamante, 2009).
Una de las justificaciones para hacer evaluaciones masivas es que se obtendrá
información “fidedigna” para proponer correctivos y planes de mejoramiento, por lo
que se presuponen dos cosas: que quienes están en el ámbito educativo
desconocen los resultados de su propia acción y que las instituciones no estarán a
la altura de los resultados esperados. En este sentido, el saber pedagógico del
maestro ya no se considera una fuente que contribuya a dilucidar la medida en
que la institución educativa realiza los fines que se propone, en consonancia con
los fines de la educación, por tanto no se promueve ni su formación ni su
desarrollo, ya que la época no exige un pedagogo (Bustamante, 2009).
Frente a lo mencionado, el autor asume una postura crítica señalando que la
comunidad educativa tolera a los expertos, en la medida en que se siente
convocada al festín de “competencias”, es decir aquellos impulsos de la
comunidad educativa menos relacionados con los propósitos formativos de la
educación, lo cual es empleado por el Estado para arraigar los procedimientos
evaluativos (Bustamante, 2009). En Colombia a través de los años las
evaluaciones masivas han sido hechas por instancias del gobierno como el
Universidad Pedagógica Nacional
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA
ICFES, MEN y las Secretarías de Educación, los cuales han manejado una no
historicidad, propia de una supuesta cientificidad (una “objetividad” absoluta). Para
que los procedimientos sean objetivos, la educación no requiere simplemente
tener instrumentos “estandarizados”, sino más bien poner en consideración las
decisiones requeridas para su elaboración y los juicios requeridos para su
aplicación (Bustamante, 2009).
En contraposición, la comunidad demanda una política educativa acorde con la
realidad del país, duradera y que no responda al vaivén de la política internacional,
una política en donde se tenga en cuenta los contrastes sociales, culturales y
económicos a los que se enfrentan los estudiantes y maestros en los diferentes
sectores. Así mismo, los equipos que forman los maestros para escribir, innovar,
investigar y estudiar exigen condiciones favorables (tiempo, bibliografía,
intercambio, difusión), que es una realidad invisibilizada. No obstante, prima la
necesidad a nivel nacional y en los países de la región de generar espacios de
evaluación por parte de un consultor externo (Bustamante, 2009).
Los resultados de las evaluaciones masivas, se clasifican en dos: los que dicen
cosas obvias y los que están mal hechos. El MEN (1993) dice: “Los niños de los
sectores más pobres de la población urbano, marginales y rurales tienden a repetir
más y a tener menores logros”, frente a esto ¿no basta con conocer las
condiciones en que se da la educación, para prever que los peores resultados
estarán en los sectores deprimidos y en las zonas de menor desarrollo?; también
registra: “En casi todos los departamentos, el rendimiento promedio de los
alumnos es mucho mejor en las escuelas privadas que en la públicas” (MEN,
1993). Como se había expuesto anteriormente, la educación en Colombia es
atravesada por muchos contextos entre estos, los que más se destacan son los
factores económicos, culturales y sociales. Los cuales, indicen de manera directa
con la “calidad” educativa. No obstante, no se realiza una investigación rigurosa
acerca de las condiciones en que se da la educación del país, o de una discusión
sobre la naturaleza de la formación que se espera impartir. Adicionalmente, los
expertos tienen poca idea de lo que está en juego, es por ello que orientan hoy la
educación a partir de las evaluaciones masivas, pero no hablan de pedagogía,
epistemología o de procesos cognitivos (Bustamante, 2009).
Desde esta línea, mientras la instancia gubernamental se sitúa en un lugar
especial para decir cuál es el estado de la educación, muchos investigadores en el
mundo plantean que la elaboración de una prueba compromete muchas
elecciones (contenidos o procesos, con arreglo a la norma o con arreglo a criterio,
cuál tendencia teórica de la disciplina, según cuál ordenanza curricular, con qué
tipo de metodología, cuáles modelos estadísticos, cómo garantizar la confiabilidad
de la calificación, cuántas interpretaciones autorizan los mismos datos), por tanto
los resultados dependen en gran medida de las innumerables decisiones que se
van tomando en el transcurso del proceso, razón por la que si se procediera con
Universidad Pedagógica Nacional
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA
rigor, no se pretendería que se va a hablar objetivamente acerca de la educación a
partir de las pruebas externas (Bustamante, 2009).
Por su especificidad, a la escuela le sirve mucho más que se hable de los
contrastes pedagógicos, metodológicos, epistemológicos, temáticos y evaluativos,
de esta manera los maestros podrían entender que la información arrojada por la
evaluación externa depende de la posición que se tenga frente a los asuntos sobre
los que los equipos evaluadores tuvieron que optar, dicho escenario implicaría
tratar a los docentes como profesionales e invitarlos a sostenerse como pares de
aquellos que tienen algo que decir sobre la educación (Bustamante, 2009).
Aunque, la comunidad educativa no necesariamente se da cuenta de que el
consultor no sabe del negocio, ya que parece que los maestros van perdiendo de
manera paulatina un lenguaje propio para representarse en los procesos
educativos, esto se evidencia a través de la eficacia de las décadas de
pauperización económica, del empobrecimiento cultural y de persecución política a
la que han sido sometidos los maestros; en consecuencia, en el campo educativo
la mayoría le cree a los “técnicos” o se supeditan a las implicaciones de tener que
aceptar en la comunidad educativa al consultor (Bustamante, 2009).
Para Bustamante (2009) el propósito educativo más allá de la adquisición de un
saber, pretende transformar el ser, por tanto se intenta anticipar un resultado
educativo feliz, es decir una educación higiénica, apropiada y de calidad, de ahí,
que se busca saber quién es el otro (capacidades, contexto, familia), con el fin de
determinar la intervención ideal, lo que implica transformar la primacía de la oferta
que tradicionalmente ha hecho la escuela, en una primacía de la demanda del
usuario. Además, la educación sin propositores, se limitaría a “gestores” o
“facilitadores” que no asumen el riesgo inherente al encuentro formativo, debido a
que la educación no funciona cuando el cliente sabe lo que necesita, sino cuando
alguien podría llegar a desear algo que todavía no conoce.
Para concluir, el autor del texto plantea que la educación está caracterizada por el
encuentro desigual entre seres hablantes, lo que la hace más próxima a la
contingencia, aunque esto no justifica abandonar su búsqueda; es por ello, que en
la época actual, se busca transformar esta especificidad en otra más próxima a la
necesidad, es decir una escuela predecible por el cálculo y por la evaluación
estadística, con el propósito de acercarla a una práctica en la cual existe la certeza
de que al introducir unos insumos se producirán indefectiblemente ciertos
productos. De esta manera, en lugar de afirmar que la actual falta de interés de los
estudiantes y la poca efectividad de las intervenciones del maestro, son
consecuencia de la pérdida paulatina de la especificidad del dispositivo educativo,
se consideraría que es necesario hacer más concesiones y abandonar del todo la
posición propositiva, atendiendo a la demanda (Bustamante, 2009).
Universidad Pedagógica Nacional
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN PEDAGOGÍA

Por último, en relación con el texto desde mi experiencia, considero que es


necesario que se tenga en cuenta varios criterios como son los niveles de
desigualdad por los cuales la educación está atravesada. Ya que muchas
instituciones de carácter oficial se enfrentan al desinterés de los estudiantes, a la
apatía que genera los procesos evaluativos. Sin embargo, desde mi experiencia
es necesario incluir en los procesos de evaluación personas que estén inmersas
en la educación y en las problemáticas o obstáculos que a diario se presentan. Lo
anterior, con el fin de generar evaluaciones que sean integrales y que abarquen la
educación como un proceso formativo, reflexivo y socio-cultural y no como una
mercancía.
Destaco la idea de Tuttman (2013), en donde se destaca que el acto de evaluar
implica percibir su significado, que va más allá de la presentación de números,
indicadores o resultados. Evaluar significa aprender una determinada realidad e
indicar caminos que permitan rever o definir políticas, programas y acciones para
el enfrentamiento de situaciones diagnosticadas. Evaluar, es más que dar cifras,
valores o estadísticas es un acto educativo y requiere una responsabilidad
sociales de los actores implicados (docentes, estudiantes, y Estado).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Tuttman, M. T. (2013). Avaliação educacional. Retratos da Escola, 7(12), 101-108.
Zamudio, G. B. (2009). La educación y la época de la evaluación: entre necesidad
y contingencia. Pedagogía y saberes, (30), 55-64.

También podría gustarte