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Área: Desarrollo personal, Ciudadanía y Cívica. 5° A-B-C-D-E-F.

Prof: Manuel Castillo Cabrejos

“CULTURA DE LA LEGALIDAD EN LA DEMOCRACIA”


COMPETENCIA: convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común
CAPACIDADES: - Interactúa con todas las personas – Delibera sobre asuntos públicos
PROPÓSITO: Analizar la importancia de la institucionalidad en los regímenes
democráticos y, deliberamos sobre cómo afecta la corrupción y las
implicancias que traen para el interés nacional y el ejercicio ciudadano
EVIDENCIA: Elabora un texto argumentativo sobre los desafíos que tiene nuestro país para
fortalecer las instituciones públicas..

1. ¿Consideras que la alternativa planteada por el padre es conveniente?


¿Por qué? ¿Qué otras alternativas tienen?
2. ¿Qué responsabilidad tiene el municipio frente a los reclamos? ¿Qué
derechos podemos exigir que se cumpla?
3. ¿Qué opinión tienes acerca de la atención que brinda a la ciudadanía la
municipalidad de tu localidad?
Aprendemos algo nuevo.
LA CULTURA DE LA LEGALIDAD
Las normas de convivencia son muy importantes para cualquier sociedad; y en una democracia, las normas
legales le brindan garantías a toda la ciudadanía por igual. Al hacerlo, estas normas establecen obligaciones o
responsabilidades que debemos cumplir como individuos o integrantes de una organización, como autoridades
estatales o en cualquier ubicación que nos toque.
Una norma clave, en toda democracia, es que ninguna persona u organización debe vulnerar los derechos de
otra en aras de sus intereses. En coherencia con esto, las normas legales son necesarias para nuestro
desempeño como miembros de una comunidad democrática. Es necesario subrayar, eso sí, que una cosa es
que una sociedad tenga normas legales y otra cosa es que en esa sociedad exista una cultura de la legalidad.
¿Qué entendemos por cultura de la legalidad? Es aquella forma de vida (conocimientos, costumbres,
creencias, etc.) según la cual las personas y organizaciones valoran el cumplimiento de las normas y respetan a
las instituciones que lo garantizan. Esto, porque reconocen en ellas un pilar fundamental para su existencia.
Para instaurar una cultura de la legalidad es necesario conocer las normas y las instituciones democráticas, así
como entender las razones de su importancia, además de estar dispuestos a respetarlas. Esto implica, por
supuesto, conocer y respetar los derechos de las personas, norma fundamental de toda sociedad democrática.
Nada de lo dicho supone una obediencia ciega ni una renuncia a nuestras libertades fundamentales. Esto,
porque en un Estado democrático las normas legales y las instituciones deben expresar la voluntad ciudadana.
La ciudadanía reconoce en ellas fines e intereses compartidos.
Sin democracia no podemos tratar de realizarnos individualmente ni lograremos dejar atrás la
desigualdad y los privilegios. Tampoco podemos ser agentes activos de la promoción y el
resguardo de la legalidad y los procedimientos que garantizan que las instituciones cumplan
su labor con transparencia y corrección.
¿POR QUÉ EN UN RÉGIMEN DEMOCRÁTICO SON NECESARIAS LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS?
Instituciones públicas. Estas instituciones conforman el Estado y se constituyen para representar el interés
general. Las instituciones públicas se encargan de arbitrar y regular el comportamiento de los individuos y de
las organizaciones privadas, de modo tal que quede garantizado el respeto de las normas sociales de
convivencia.
El Estado no es una institución, sino una red de instituciones u organismos que representan el interés general
en una sociedad democrática. En conjunto, estas instituciones procuran crear las condiciones para que los
individuos se realicen de acuerdo con sus intereses y sus capacidades. A la vez, las instituciones públicas buscan
garantizar que la sociedad sea un espacio de convivencia, basado en el respeto de la dignidad de las personas
y de sus diferencias.
En un régimen democrático, las instituciones públicas —conformantes de un Estado autónomo y soberano—
se constituyen en un sistema que garantiza el reconocimiento de los derechos ciudadanos. El fin de las
instituciones públicas, y del Estado en su conjunto, no es beneficiar a un actor privado en particular. Sus
acciones deben tener como objetivo el bien de la comunidad de ciudadanas y ciudadanos.

¿PODEMOS HABLAR DE INSTITUCIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL?


Las instituciones, de la sociedad civil, canalizan intereses o cubren necesidades de individuos o de grupos de
personas. Estas instituciones son de distinto tipo; por ejemplo, las que tienen como finalidad generar ganancias
o beneficios económicos para sus dueños o accionistas, mediante la venta de bienes o servicios, a las que
conocemos como empresas privadas. Igualmente, están las organizaciones sociales sin fines de lucro,
organizadas para colaborar con el bien grupal o social, tales como las organizaciones vecinales, los clubes
departamentales, las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONG) o las fundaciones. Debemos
incluir también a las organizaciones políticas, como los partidos, los movimientos políticos y los frentes de
defensa, que son instituciones que se organizan para representar la voz de uno o varios grupos sociales en el
debate y la escena política de un país.
La sociedad civil está regida por las normas del Estado que los ciudadanos deben cumplir; pero como espacio
plural y de ejercicio de la libertad, cuenta con organizaciones e instituciones propias que tienen normas y
prácticas internas. Dichas organizaciones e instituciones son resultado de la libre asociación de los ciudadanos
entre sí, en busca de lograr determinados intereses individuales o colectivos. Algunas organizaciones de la
sociedad civil son, por ejemplo, las Iglesias, las juntas vecinales, los partidos políticos, las ONG y las asociaciones
de padres de familia.
A diferencia de las instituciones del Estado, que por mandato constitucional tienen como fin el interés general,
las organizaciones e instituciones de la sociedad civil establecen sus fines, siempre en el marco de la ley, de
acuerdo con aquello que sus integrantes definan como más conveniente para el grupo.
Distintos Estados pueden trabajar en conjunto para lograr determinados fines. Mediante la firma de acuerdos
y tratados, establecen normativas y fundan instituciones que cumplen una función de arbitraje entre Estados,
muy parecida a la que se espera que estos cumplan frente a sus respectivas sociedades.
Si la jurisdicción de un grupo de normas o instituciones (es decir, el espacio territorial en el que es válida su
autoridad) abarca una única sociedad, se dice que estas son “nacionales”. En cambio, si la jurisdicción de
aquellas abarca los territorios de dos o más Estados, se dice que son “internacionales”. Este último es el caso
de instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), con sus respectivos tratados y disposiciones
¿CÓMO AFECTA LA CORRUPCIÓN A LAS INSTITUCIONES?
La corrupción es el uso del poder —conferido por la función
pública a una persona o grupo de personas— para perpetrar
acciones en favor de intereses particulares. Este uso
distorsionado de la función pública puede ser resultado de la
influencia de terceros sobre los funcionarios involucrados, o
derivar de la propia iniciativa de servidores públicos que usan
su cargo para beneficiar intereses particulares.
La corrupción atenta contra el principio constitucional de igualdad ante la ley, ya que se utiliza al Estado —
mediante sus poderes Ejecutivo, Legislativo o Judicial— para beneficiar intereses particulares. Por ello, la
corrupción es un ataque a la convivencia democrática y a las instituciones que la sustentan.
Si dejamos que la corrupción pase de ser una práctica esporádica y aislada a una práctica endémica, es decir,
inherente a un Estado y una sociedad, estaremos dejando que los funcionarios deshonestos conviertan a las
instituciones públicas en organismos que actuarán sistemáticamente contra el sentido que la Constitución y
la soberanía popular les otorgan. Además, estaremos permitiendo que la sociedad también se corrompa,
pues los ciudadanos entenderán que para obtener algo del Estado deben aceptar que es “normal” participar
en actos de corrupción. Así, la corrupción se volverá una práctica socialmente aceptada, sin medir sus
consecuencias para la colectividad.
La corrupción atenta contra nuestra confianza en las instituciones del Estado.
Cuando, como hemos visto en el Perú, hay autoridades, funcionarios y servidores
que atentan contra el interés general —es decir, contra el carácter universal del
Estado y contra su rol de garante de los derechos—, los ciudadanos, más tarde o
más temprano, dejan de creer que el Estado los representa. Finalmente, podrían
recelar de la propia democracia y hasta dudar del sentido que tiene elegir a
quienes nos gobiernan.

ACTIVIDAD

1. Identifica las principales normas de convivencia que existen en tu casa y en el colegio. Evalúa si se
cumplen y si se está logrando una convivencia democrática.
2. ¿Cómo defines la cultura de la legalidad?
3. ¿Cómo podemos instaurar y defender la cultura de la legalidad en nuestro país país?
4. ¿Por qué son necesarias las instituciones públicas en un régimen democrático?
5. ¿Qué tipos de instituciones civiles tenemos? ¿Cuál es la importancia de estas en un régimen
democrático?
6. ¿cómo afecta la corrupción a la institucionalidad de un país. En este ámbito, ¿cuáles piensan que son
las principales consecuencias de la corrupción?

EVIDENCIA

Elabora un texto argumentativo sobre los desafíos que tiene nuestro país para
fortalecer las instituciones públicas..

COMPETENCIA: Convive y participa democráticamente en la búsqueda del bien común


Evidencia: Texto argumentativo
Criterios de evaluación Pm SI No
Escribe su posición frente al desempeño de las instituciones civiles
Determina los desafíos que tiene nuestro país para fortalecer las instituciones
públicas.

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